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Los campesinos trabajan la tierra y daban todo a sus señores feudales a cambio de dejarlos vivir y
trabajar para ellos
En los primeros tiempos de la Edad Media la economía tuvo un carácter casi exclusivamente
agrícola. Recién a partir del siglo XI empezaron a renacer los mercados, los centros urbanos y el
comercio internacional.
A raíz de las Cruzadas aumentó el intercambio comercial entre las ciudades italianas y el
Cercano Oriente. Con el tiempo, la cantidad de bienes traídos de Oriente llegó a ser tan grande que
ya no pudieron ser consumidos por los mismos italianos. Los mercaderes empezaron a cruzar los
Alpes y a vender sus mercaderías en los países del norte.
Un segundo sistema de comercio internacional se desarrolló en los mares del norte. Lana
inglesa y paños flamencos eran llevados en barco por el Mar del Norte y el Mar Báltico a los
puertos escandinavos y bálticos donde eran intercambiados por cueros, pieles, granos y madera.
Para la economía cerrada de las aldeas, sólo habían existido mercados locales, donde los
siervos de la villa podían vender semanalmente los pocos excedentes de su producción agrícola y
los productos de su industria doméstica. A raíz del crecimiento del comercio internacional los
señores feudales establecieron ferias, que se celebraban una vez al año y donde se juntaban los
comerciantes provenientes de todas partes de Europa. Particularmente famosas eran las ferias de la
Campaña de Francia. El señor concedía su protección armada a la feria a cambio de lo cual se le
pagaba un tributo.
El aumento del comercio se relacionó con un aumento del uso de la moneda y del dinero
circulante. En las ferias algunos comerciantes se dedicaron a los negocios de dinero: establecieron
su banco para cambiar monedas; recibían dinero en depósito y giraban letras de cambio para poder
efectuar pagos en otras plazas. También prestaban dinero cobrando intereses. Esta práctica fue
prohibida en un comienzo por la Iglesia como usura. Mas con el tiempo se establecieron leyes para
impedir la usura y establecer una tasa justa de intereses.
Al mismo tiempo renació la vida urbana. Muchas ciudades se formaron al pie de los muros
de un castillo o al lado de un palacio episcopal o de un convento. Otras se establecieron a orillas de
los ríos, las vías naturales del comercio.
En aquellos tiempos belicosos, las ciudades, al igual que los castillos, tuvieron que rodearse
de poderosos muros y fortificaciones. En el centro de la ciudad había una plaza en que se celebraba
el mercado semanal. A su costado se elevaban la Iglesia, el palacio del ayuntamiento y las casas de
los principales gremios y de los patricios. Como el recinto urbano era reducido, las calles eran
estrechas y las casas angostas de varios pisos.
La vida urbana era muy distinta de la vida del campo y, por lo tanto, las ciudades tuvieron
que darse sus propias leyes y su propia organización.
El gobierno de la ciudad era ejercido por un Concejo Municipal, cuyos miembros eran
elegidos por las corporaciones. Solían pertenecer a las familias patricias, esto es, las familias más
antiguas y ricas. El Concejo estaba presidido por un alcalde. El gobierno municipal cuidaba de la
defensa de la ciudad y de la seguridad pública, percibía los impuestos, administraba el dinero
municipal, nombraba a los jueces y jurados, administraba las escuelas y los hospitales y fijaba la
política económica.
En un comienzo las ciudades dependieron del señor en cuyo territorio habían sido fundadas.
A partir del siglo XI las ciudades se levantaron y, mediante negociaciones y violentas luchas,
obtuvieron gradualmente su independencia, quedando sujetas directamente al rey. Los impuestos
que las ciudades pagaban al rey aumentaban su riqueza y, por lo tanto, también su poder sobre los
nobles. Las ciudades se convirtieron en aliados importantes de los reyes en su lucha por consolidar
el poder central y quebrar la resistencia de la nobleza feudal.
Para poder ejercer algún oficio, era indispensable pertenecer a un gremio. Este fijaba los
precios y reglamentaba la cantidad y la calidad de la producción. Se debía realizar el trabajo por el
honor del oficio y no por afán de lucro.
Vueltos a la ciudad natal, presentaban su obra maestra y rendían un examen para ascender a
maestros. Las ciudades y los gremios muchas veces establecieron tratados y alianzas con otras
ciudades y otros gremios para concederse mutuos privilegios y unir sus fuerzas en la lucha contra
los piratas, los salteadores de caminos y las ciudades rivales. La más importante de estas
asociaciones fue la Liga Hanseática que, hacia fines del siglo XIV, incluyó a cientos de ciudades y
puertos del norte de Alemania, de los Países Bajos, Inglaterra, Escandinavia y Rusia y que logró
establecer su monopolio sobre el comercio marítimo de todo el norte de Europa.
Sociedad medieval La sociedad estaba jerarquizada y estática, es decir, la condición social era fijada
por nacimiento. La nobleza feudal (señores feudales, caballeros, condes, duques, vizcondes) era
detentora de las tierras y recaudaba impuestos de los campesinos trabajadores. El clero (miembros
de la Iglesia Católica) tenía un gran poder, pues era responsable por la protección espiritual de la
sociedad. Era exento de impuestos y recaudaba el diezmo. La tercera capa de la sociedad era
formada por los siervos (campesinos) y pequeños artesanos. Los siervos debían pagar varias tasas y
tributos a los señores feudales, tales como: corvea (trabajo gratuito de 3-4 días en las tierras del
señor feudal), talla (mitad de la producción), banalidades (tasas pagadas por el uso del molino y el
horno del señor feudal). Economía medieval La economía feudal se basaba principalmente en la
agricultura. Había monedas en la Edad Media, pero fueron poco utilizadas. El intercambio de
productos y bienes eran comunes en la economía feudal. El feudo fue la base económica de este
periodo, ya que la tierra tuvo más poder que cualquier otra posesión. La artesanía también era
practicada en la Edad Media. La producción era baja, pues las técnicas de trabajo agrícola eran
extremadamente rudimentarias. El arado empujado por bueyes era muy extendido en la agricultura.
Religión en la Edad Media En la Edad Media, la iglesia católica dominó al escenario religioso.
Dueño del poder espiritual, la Iglesia influyó la manera de pensar, la psicología y las formas de
comportamiento en la Edad Media. La iglesia también tenía gran poder económico, porque poseía
tierras en grandes cantidades y siervos incluso trabajando en ellas. Los monjes vivían en
monasterios y fueron los encargados de la protección espiritual de la sociedad. Dedicaron mucho
tiempo a la oración y copia de obras de texto y la Biblia. Educación, cultura y arte medieval La
educación era para unos pocos, pues sólo los hijos de los nobles tenían acceso a ella. Esto estuvo
marcado por la influencia de la iglesia, con enseñanzas del latín, religiones, doctrinas y tácticas e
guerra. Gran parte de la población medieval era analfabeta y no tenía acceso alguno a libros. El arte
medieval fue también fuertemente marcada por la religiosidad de la época. Las pinturas representan
pasajes de la Biblia y las enseñanzas religiosas como una forma de educar a las personas
desprovistas de toda educación. Por tanto, las pinturas medievales y las vidrieras de las iglesias
sirvieron como instrumento de enseñanza espiritual. Podemos decir que, en general, la cultura
medieval fue fuertemente influenciada por la religión. En la arquitectura destaca la construcción de
castillos, iglesias y catedrales. Las cruzadas En el siglo XI, dentro del contexto histórico de la
expansión de los árabes, los musulmanes conquistaron la ciudad sagrada de Jerusalén. Ante esta
situación, el Papa Urbano II convocó la primera cruzada (1096), con el objetivo de expulsar a los
señalados como infieles (árabes) de Tierra Santa. Estas batallas, entre católicos y musulmanes,
duraron cerca de dos siglos, dejando miles de muertos y una estela de destrucción. Al mismo tiempo
cuando las guerras fueron marcadas por las diferencias religiosas, también tuvo un marcado carácter
económico. Muchos caballeros cruzados, para volver a Europa, saquearon pueblos árabes y
vendieron productos en los caminos, las denominadas ferias y rutas comerciales. De alguna manera,
las cruzadas contribuyeron al renacimiento urbano y comercial desde el siglo XIII. Después de las
Cruzadas, el mar Mediterráneo abrió sus puertas a los contactos comerciales. Las guerras
medievales La guerra en la Edad Media fue una de las principales formas de detentar el poder. Los
señores feudales se involucraron en guerras por el afán de obtener mayores riquezas. Los caballeros
formaron la base de los ejércitos medievales. Valientes, leales y dotados con escudos, cascos y
espadas, representaron lo que había más de noble en la época medieval. Peste negra o peste
bubónica A mediados del siglo XIV, una enfermedad mermó a la población europea. Los
historiadores estiman que cerca de un tercio de la población murió por esta enfermedad. La peste
negra era transmitida a través de la picadura de pulgas de ratas enfermas. Estas ratas llegaron a
Europa en las bodegas de los buques mercantes llegados de Oriente. Como las ciudades medievales
no disponían de la higienización apropiada, los ratones se distribuyeron rápidamente. Después del
contacto con la enfermedad, la persona tenía pocos días de vida. Fiebre, malestar, burbujas de
sangre y pus eran los síntomas extendidos por el cuerpo de los enfermos, sobre todo en la ingle y las
axilas. Dado el escaso conocimiento médico de entonces y el escepticismo religioso a experimentar,
la muerte era ineludible. Para complicar todavía más la situación, muchos atribuían a la enfermedad
a factores comportamentales, ambientales o religiosos. Las revueltas campesinas: las jacqueries
Después de la devastación de la peste negra, la población europea ha disminuido mucho. Muchos
señores feudales decidieron aumentar los impuestos, honorarios y deberes de los sirvientes. Muchos
tuvieron que trabajar horas extras para compensar el trabajo de aquellos que murieron en la
epidemia. En muchas partes de Inglaterra y Francia fueron alzadas revueltas campesinas contra la
explotación extenuante de los señores feudales. Contrarrestada con violencia por los nobles, muchas
revueltas (conocidas como jacqueries) fueron mitigadas y otras lograron sus propósitos, reduciendo
la explotación y trayendo nuevos derechos a los campesinos.