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La obra pública

y los contratos
de obra pública

Instituciones
Políticas y
Gubernamentales

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La obra pública y los contratos
de obra pública
Introducción
El Estado ha nacido para satisfacer necesidades de la población que habita
en su territorio, dentro de las que se cuentan la seguridad, la convivencia
armónica, y luego de ello el bienestar general.

Claro está, la mayor cantidad de habitantes y la creciente complejidad en las


relaciones de convivencia, han impuesto progresivamente al ente público la
necesidad de realizar construcciones y desarrollar actividades que sirvan de
modo razonable a tales fines generales.

Ello nos introduce al tema de la obra pública, que analizaremos a


continuación.

La obra pública
La obra es el resultado de la acción humana, una construcción artificial; que
se caracteriza como pública cuando tiende a satisfacer el bien general.

De tal modo, son obras públicas todas las construcciones que realiza el
Estado en cumplimiento de sus fines de bien común.

Si bien la mayoría de las obras públicas son aprovechadas por la comunidad,


como por ejemplo la construcción de una carretera, de una plaza, o de una
represa hidroeléctrica; algunas de ellas pueden no ser propiamente de uso
común, como por ejemplo la refacción del despacho de un funcionario
público.

La obra pública es el resultado de la acción humana ―una construcción


artificial―, que tiende a satisfacer el bien general.

En una organización primaria del Estado, las obras públicas no requerían de


recursos y maquinarias especializados, de modo que la gran mayoría de ellas
podían ser ejecutadas por la propia administración pública.

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El contrato de obra pública
A medida que fue evolucionando la tecnología aplicada a la vida social, los
recursos utilizados por las personas se fueron haciendo cada vez más
complejos, y por ende más dependientes de grandes obras públicas de
infraestructuras, tales como autopistas, túneles, generadores de
electricidad, y antenas de telecomunicaciones.

En este segundo estadio en la evolución de la obra pública, el Estado no


cuenta con el conocimiento técnico, las maquinarias y el personal necesario
para la realización de las grandes construcciones, y por ello solicita la
participación de las empresas particulares, quienes por estar especializadas
en dichas áreas, pueden hacerlo de modo eficiente.

Nace así el contrato de obra pública, que es el acuerdo mediante el cual el


Estado encarga a una empresa la construcción y entrega de una obra pública
determinada, a cambio del pago de un precio cierto en dinero.

Figura 1: Obra pública vial

Fuente: [Imagen sin título sobre Obra pública vial]. Recuperado de: http://cdn-
sp.radionacional.com.ar/wp-content/uploads/2016/10/28002307/obra-publica.jpg

El contrato de obra pública es el acuerdo mediante el cual el Estado encarga a


una empresa la construcción y entrega de una obra pública determinada, a
cambio del pago de un precio cierto en dinero.

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En este contrato, el precio que cobra el contratista es determinado
inicialmente, de acuerdo a tres sistemas:

 De ajuste alzado: conforme al cual se establece al momento de la


contratación un precio único, global y definitivo para toda la obra.
 De precio unitario: según el cual se fija el precio por cada unidad de
medida de la obra ―por ejemplo, por metro cuadrado de pavimento―,
y el precio final se determina de acuerdo a la cantidad de unidades de
medida definitivamente construidas.
 De coste y costas: conforme al cual se establece por una parte el valor de
los materiales, recursos y gastos de la obra ―coste―, y por otro la
utilidad o ganancia del contratista ―costas―.

De tal manera, decimos que el contrato de obra pública es conmutativo,


pues el valor de las prestaciones de ambas partes ―construcción y entrega
de la obra pública, y pago de su precio― se encuentran claramente
determinadas desde el momento de la celebración.

La concesión de obra pública


El gran costo de construcción de ciertas obras públicas de gran magnitud,
sumado a que su utilización por la comunidad pueda ser directa e
individualmente determinada en cada ocasión, ha llevado a que el Estado
adopte una nueva forma de contratación.

La conveniencia de este tipo de contrato surge de la utilización puntual de la


obra pública por determinadas personas en una región, de modo que
pareciera ser injusto que el Estado afronte el pago de su construcción con
las rentas que recaude de toda la comunidad, y se tornaría más equitativo
que la obra sea pagada por las personas que puntualmente la utilicen, y en
la medida en que lo hagan.

Nace así un nuevo estadio en la evolución del modo de realización de las


construcciones para la comunidad, que es la celebración del contrato de
concesión de obra pública, mediante el cual el Estado encomienda a una
empresa la construcción y entrega de una obra pública, a cambio del
otorgamiento de un período de administración de la misma, durante el cual
la empresa recibe el pago de parte de los usuarios de la obra.

De tal modo, en este contrato determinados terceros que no han


intervenido en el acuerdo de voluntades, pero que utilizan directamente los
beneficios de la obra pública ―los usuarios―, son puntualmente obligados

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al pago del precio de su construcción, mediante un peaje que se abona en
oportunidad de cada uso.

Figura 2: El peaje

Fuente: [Imagen sin título sobre el peaje]. Recuperado de


http://www.eldiariodecarlospaz.com/u/fotografias/fotosnoticias/2016/5/11/30680.jpg

Como vemos, el contrato de concesión de obra pública tiene dos etapas bien
diferenciadas: una primera de realización de la obra pública, en la cual el
contratista ejecuta la construcción y entrega de dicho resultado artificial; y
con posterioridad otra de concesión de la obra pública, en la cual el
contratista permanece administrando la utilización de dicha construcción, y
percibe la tarifa o peaje de cada usuario durante el plazo estipulado.

Mediante el contrato de concesión de obra pública, el Estado encomienda a


una empresa la construcción y entrega de una obra pública, a cambio del
otorgamiento de un período de administración durante el cual aquélla recibe el
pago de parte de los usuarios de la obra.

Por las características propias del modo de percepción del precio del
contrato, que requiere la individualización concreta del usuario en cada
oportunidad de utilización de la construcción, la concesión de obra pública
se aplica fundamentalmente a las obras viales, por ejemplo carreteras y
autopistas.

Dado que la empresa no puede conocer de antemano el valor de la


contraprestación que percibirá por la construcción y entrega de la obra

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pública, pues ello depende de circunstancias fortuitas relativas a cuántos
usuarios la utilizarán durante el período total de la concesión, este contrato
posee la característica propia y diferencial de ser aleatorio.

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Referencias
[Imagen sin título sobre Obra pública vial]. (s.f). Recuperado de: http://cdn-
sp.radionacional.com.ar/wp-content/uploads/2016/10/28002307/obra-
publica.jpg

[Imagen sin título sobre el peaje]. (s.f). Recuperado de


http://www.eldiariodecarlospaz.com/u/fotografias/fotosnoticias/2016/5/11/3068
0.jpg

García Pulles, F. (2015). Lecciones de Derecho Administrativo. Ciudad Autónoma de


Buenos Aires: Editorial Abeledo Perrot, capítulo IV punto I.

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