El análisis documental es una forma de investigación técnica, un conjunto de operaciones
mentales encaminadas a representar un documento primario u original, en forma y contenido, en un segundo documento cuya finalidad es posibilitar la recuperación e identificación de información. Como operación, esta técnica persigue la obtención de un subproducto que actúe como intermediario entre el documento original y el usuario de la información; dicha operación es catalogada de “intelectual” debido a que el documentalista (operador de la técnica) debe realizar un proceso de interpretación y análisis minucioso de la información para posteriormente sintetizarla. En ese proceso se producen específicamente tres subprocesos, a saber:
- Un proceso de comunicación en el que se posibilita receptar información para luego
transmitirla. - Un proceso analítico- sintético en el que la información es estudiada, interpretada y sintetizada. - Un proceso de transformación en el que el documento primario se somete a operaciones de análisis y se convierte en uno nuevo de más fácil acceso y por ende de más fácil difusión.
El análisis documental centra su atención en la producción documental diaria, se posesiona de
ella y la asimila a través del lenguaje construido artificialmente mediante claves y reglas útiles para organizar las fuentes de manera que facilite su posterior utilización. En definitiva, este tipo de análisis, primordialmente en lo tocante con el proceso analítico sintético del que no puede prescindir, deviene en un análisis de información que, por su parte, coloca su atención en la información como contenido de los documentos, en su significado, en sus fuentes, en su autoridad dentro del mundo científico.
El segundo documento que es producto de dicho proceso interpretativo representa sintéticamente
al original, contiene información concentrada pero que puede ser consultada con facilidad, motivo por el cual la finalidad última de esta técnica de investigación es la transformación de toda la información registrada (llámese revista científica, nota de prensa, obra musical, libros, imágenes de video, registros sonoros, fotografía, página web , entre otros) en estructuras secundarias que se convierten en instrumentos de trabajo, identificativas de su fuente y de fácil acceso, gracias a que reducen los datos descriptivos físicos en esquemas inequívocos. El producto secundario por excelencia son las bases de datos documentales, a partir de las cuales se pueden generar por ejemplo boletines de sumarios, de resúmenes, índices, etc.
La evolución de esta técnica investigativa ha dejado de lado la simple recopilación de
información, para convertirse en una actividad de interpretación proyectiva y prospectiva, que hace frente al crecimiento bibliográfico y satisface las exigencias de los investigadores inmersos en un ritmo acelerado de innovación tecnológica y científica. Es el resultado de la necesidad de proporcionar un camino a los usuarios para llegar al documento pertinente, por lo que su nivel de complejidad exige el conocimiento de normas específicas para su realización, como el empleo de tesauros, categorías, métodos para individualizar fuentes, entre otros. Referencias
MR, G. A. (2002). Origen del análisis documental. En D. Vizcaya Alonso, Fundamentos de la
organización de la información. La Habana. Peña Vera, T., & Pirela Morillo, J. (2007). La complejidad del análisis documental. Información, Cultura y Sociedad, 55-81. Rivera Sánchez, C. (27 de Enero de 2016). Infotecarios. Obtenido de https://www.infotecarios.com/analisis-documental-de-contenido-y- forma/#.XXaZUvZFzIU