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Cómo Saber Si Alguien Miente Manual

Del Polígrafo Humano


Pau F. Navarro

¿Quieres aprender a detectar mentiras y convertirte en una


especie de polígrafo humano?

Si tu respuesta es sí, sigue leyendo. Porque una vez hayas


terminado de leer este artículo tendrás muchos más recursos
para descubrir cuándo te están mintiendo. De verdad �

Mentir es irracional. Aprendemos a hacerlo de pequeños para


evitar las consecuencias negativas de nuestros errores y
seguimos haciéndolo de adultos cuando consideramos que el
beneficio supera los riesgos. Por eso casi siempre usamos
mentiras que no hacen daño y tampoco nos hacen sentir mal (“te
queda bien ese peinado”, “recogí cuatro quilos de setas”, etc).
Todo el mundo miente de una forma u otra.

Existen multitud de estudios sobre por qué, cuándo y cómo


mentimos, la mayoría promovidos por organizaciones como el FBI
donde tienen que lidiar con engaños constantemente. Gracias a
eso sabemos cosas tan curiosas como:

 En una conversación de tan solo 10 minutos es probable


que te mientan hasta tres veces

 Los hombres suelen mentir más que las mujeres

 Los extrovertidos mienten más que los introvertidos

 Cuanto más creativa es una persona, más miente


 El medio favorito para hacerlo es el teléfono porque el
lenguaje corporal permanece oculto

 Donde menos mentimos es por e-mail porque nos asusta


que quede por escrito.

Sin embargo también se han creado muchos falsos mitos


alrededor de la mentira, y en este artículo lo primero que haré
será desenmascararlos.

Precaución: a menudo la ignorancia es la felicidad. ¡Una vez


aprendas a detectar mentiras quizás no te guste descubrir que
alguien que aprecias te está intentando engañar!

¿Las mentiras de descubrir mentiras


¿Crees que eres bueno detectando cuando alguien miente?

Quizás lo seas. O quizás creas que lo eres, porque en promedio


solo somos capaces de descubrir una mentira en el 54% de los
casos (fuente). Vamos, que tirando una moneda al aire tenemos
casi la misma probabilidad de acertar.

Y es que muchas de las conductas que se supone que


acompañan una mentira (evitar el contacto visual, ponerse
nervioso, dilatar las pupilas, rascarse la nariz, etc) también
pueden aparecer en personas honestas que simplemente son
tímidas o lo pasan mal en situaciones tensas.

A continuación encontrarás varios mitos sobre la ciencia de la


mentira que en realidad no han demostrado ninguna utilidad.

1. Mentir tiene su propio lenguaje corporal


Aunque la creencia popular es que el cuerpo envía señales
cuando mentimos, no hay ningún estudio que haya podido
relacionar un signo en concreto con el engaño.
¿Por qué? Porque todos nos comportamos de manera diferente al
mentir, así que no te creas eso de que si alguien no te mira
directamente a los ojos o se toca la cara es que te está
engañando.

Por cada estudio que dice que los mentirosos se rascan la nariz,
existe otro que dice lo contrario. En una investigación se buscaron
los gestos que aparecían o desaparecían cuando la gente mentía,
pero como verás a continuación no se encontraron diferencias
suficientes como para poder generalizar.

Por ejemplo, la gente que miente mira fijamente en el 67% de los


casos, pero la que dice la verdad también lo hace en el 58%. No
existe ningún gesto corporal que te sirva para detectar con
precisión cuándo te están mintiendo.

2. No te fíes de lo que te dicen


Aunque la idea extendida es que el lenguaje corporal es más
importante que el verbal, eso tampoco es cierto.

El lenguaje del cuerpo puede ofrecer pistas, pero lo que se dice


puede ser incluso más fiable. En un estudio de 2004 un grupo
de policías observó una serie de vídeos, y aquellos que buscaron
incongruencias en las señales verbales (contradicciones, dudas,
etc) fueron capaces de distinguir mejor las mentiras que aquellos
que solo se basaron en los signos del cuerpo (dirección de la
mirada, cambios de postura, etc).

Cuando dudes de si alguien te está diciendo o no la verdad, lo


más fiable es encontrar incongruencias en su historia. Más
adelante te enseñaré cómo.

3. La dirección de los ojos da pistas


Según la PNL (programación neurolingüística), cuando alguien
mueve los ojos hacia su derecha significa que está mintiendo,
mientras que si los mueve hacia la izquierda dice la verdad.

Si eso fuera cierto no haría falta investigar más y todos los


mentirosos irían con gafas de sol, pero es que es falso.

En este estudio de 2012 quedó demostrado que la dirección hacia


la que alguien mira es independiente de la veracidad de su
historia, así que cuidado con esos gurús de la PNL que te
prometen poderes mágicos.

De hecho, la gente que más miente no mira hacia los lados ni


desvía la mirada. Si acaso te miran más fijamente porque
quieren comprobar que te estás creyendo su mentira.

4. El polígrafo nunca falla


Otro mito. Por mucho que las películas y programas de televisión
basura se empeñen en vendernos la fiabilidad de estos aparatos,
en uno de los estudios más rigurosos se estableció su porcentaje
de acierto en solo el 65%. El principal problema es su cantidad de
falsos positivos: es habitual que identifique como mentirosas a
personas que están diciendo la verdad.

La realidad es que detectar mentiras es MUY dificil. El motivo


es que la mayoría mezclamos mentiras con historias verdaderas,
lo que nos permite añadir detalles reales que dan mayor
credibilidad .

Además, cada individuo es tan único que no existe ningún signo


universal de la mentira. No todos tenemos el mismo
comportamiento cuando mentimos: mientras yo puedo evitar el
contacto visual, quizás tú lo mantengas.

Es por este motivo que entrenándonos para detectar mentiras a


través del lenguaje corporal o verbal el porcentaje de éxito
alcanza como mucho el 60%, únicamente 6 puntos más que sin
ningún tipo de preparación (fuente).

¿Y entonces cómo hago para saber si una persona


miente?
Más abajo te explicaré las herramientas exactas para lograrlo,
pero para empezar debes tener muy claros tres conceptos
fundamentales:

1. Fíjate en los detalles y cambios de conducta


El simple hecho de prestar atención a los detalles te hará mejor
detectando mentiras. Así de simple.

Cuando alguien miente pueden aparecer pequeñas diferencias en


su conducta o en la historia que está contando, y varios
estudios han demostrado que centrando tu atención en los
detalles mejorarás tu capacidad de detectar engaños.

Es por eso que las mujeres suelen ser más hábiles que los
hombres: sencillamente se fijan más en aspectos concretos de las
historias y en los cambios de comportamiento.

2. Intenta aislarte de tus emociones


Ya sé que es complicado, pero si te enfureces, entristeces o
alegras demasiado dejarás de ver esos detalles.

Cuando estás en un estado muy emocional tu mente entra en


piloto automático. Desactiva parte de sus funciones racionales
y pasarás por alto pistas que podrían revelar que la otra
persona te está mintiendo.

Los embusteros más experimentados quieren conseguir


precisamente eso: situarte en un estado alterado para que dejes
de hacer preguntas y empieces a tomar decisiones incorrectas.
Así que mantén la cabeza fría y no te excites frente grandes
promesas ni te enfades ante enormes sospechas.

3. Al final solo te queda tu instinto


El paso final, una vez observados los detalles con la máxima
frialdad posible, es hacerle caso a tu instinto.

Fíate de tu intuición, porque tal y como ha


quedado demostrado científicamente, somos más eficaces
detectando mentiras cuando lo hacemos de forma inconsciente
que si intentamos atar todos los cabos racionalmente. El motivo
es que a nivel irracional eres capaz de ver señales que tu
mente consciente pasa por alto.

Así pues, presta atención, deja que pase algo de tiempo y guíate
por tu instinto. Aumentarás tus probabilidades de acertar.
Aunque estas 3 claves son imprescindibles, para tener mayor
certeza de que alguien te está mintiendo necesitas que sus
señales engaño, como cambios en la conducta o
contradicciones en su historia, se hagan evidentes.

¿Pero cómo puedes lograrlo?

Existe una forma, y es parecida a jugar a las 7 diferencias.

Identifica su estado natural y encuentra las diferencias


La única manera de poder sospechar con cierta seguridad que
alguien te está engañando es encontrando diferencias entre las
señales que emite cuando dice la verdad respecto las que
muestra cuando miente. Por eso lo primero que debes hacer es
entender cómo se comporta de forma habitual.

A esto se le llama establecer la línea base de conducta.

 Si se trata de un conocido ya deberías saberlo, aunque no


está de más que la próxima vez te fijes en su lenguaje
corporal o frases más comunes.

 Con un desconocido podrías hacerlo iniciando un tema de


conversación trivial donde no tenga ninguna necesidad de
mentir, como por ejemplo preguntándole de dónde es.

A partid de ahí, cada vez que saques un tema y observes alguna


señal que no encaje con su conducta habitual, considéralo una
alerta. Presta especial atención a las siguientes:

 ¿Se encoge de hombros más que antes? el Dr. Paul


Ekman descubrío que hay gente que tiene la tendencia a
levantar ligeramente un hombro cuando miente, como si
quisiera protegerse.

 ¿Se empieza a tocar los ojos? En un intento inconsciente


de apartar algo incómodo de su visión, hay gente que puede
empezar a rascarse los ojos de forma inconsciente.

 ¿Te mira fijamente y asiente? Algunas personas cuando


mienten (lo has visto en el gráfico anterior) pueden empezar
a mirarte fijamente y asentir con la cabeza.

 ¿Empieza a mover o juguetear más con las manos? Otra


señal que puede aparecer cuando alguien se pone nervioso.

Aviso: no suele ser suficiente con una alerta. Debes buscar


conjuntos de señales. Empieza a sospechar si de repente su
conducta cambia de relajada a inquieta, o de sociable a cerrada,
por ejemplo. Aunque estos cambios no indican al 100% que esté
mintiendo, sí que suelen revelar alguna alteración emocional.

Sobrecarga los circuitos: el estrés cognitivo


Bien, ahora ya sabes que no existen fórmulas mágicas y que la
clave para detectar si alguien te está mintiendo es encontrar
diferencias respecto su conducta habitual.

Sin embargo, cuando alguien realmente se ha preparado para


mentir con naturalidad, el tema puede ser más complicado. Pero
en esas situaciones todavía te queda un arma. Y se llama el
estrés cognitivo.

Contar mentiras es difícil. Es necesario construir una historia,


añadir elementos reales e intentar no dejar cabos sueltos. Y se ha
demostrado que todo este esfuerzo mental obliga al cerebro del
mentiroso a trabajar a fondo.
Pero si logras sobrecargar todavía más ese proceso mental, las
señales verbales (contradicciones, dudas) y corporales (cambios
en su conducta) se harán evidentes. El mentiroso dejará de poder
centrarse en ellas para mantenerlas ocultas y entonces saltarán a
la vista.

Vale, todo esto suena bien. ¿Pero cómo puedes hacer que
alguien tenga que pensar más?

No te preocupes que para eso estoy aquí;-)

1. Sorpréndele
Aproximadamente el 4% de las personas son auténticos maestros
del engaño. Tejen historias complejas y tramas dignas de el Oscar
de Hollywood al mejor guión, y parecen tener respuesta para
todo. ¿Cómo puedes pillarles?

La respuesta es observándoles atentamente y cuando menos se


lo esperen, sorprendiéndoles con un cambio de tema o una
pregunta para la que no estaban preparados. Aquí tienes algunas
maneras:

El cambio de tema instantáneo

Si crees que alguien puede estar mintiendo, cambia de forma


inesperada el tema de conversación y observa. Por ejemplo:

(Una chica le pregunta a su novio dónde estuvo ayer por la


noche)

Él: -…así que al final me levanté de la mesa del bar, nos dimos un
abrazo después de 20 años sin vernos desde el instituto y me
vine para casa.
Ella: -Ya… ¿Cuántas veces crees que ha ganado la Champions el
Barça en los últimos 20 años?

Si él estaba mintiendo probablemente se sienta mucho más


relajado con este nuevo tema de conversación. De hecho,
¡seguramente estaba ansioso por cambiar de tema! Pero si fuera
inocente seguramente se extrañaría y preguntaría por el motivo
de ese cambio tan drástico.

La pregunta inesperada

Inventarse una mentira sobre la marcha es difícil. Recordar algo


que realmente ocurrió no. Así que también puedes preguntarle a
tu sospechoso algo que no había previsto tener que
responder.

Imagínate que el novio de antes dice que estuvo en un bar con un


amigo. Si su pareja les preguntase a ambos por separado a qué
bar fueron, qué tomaron y hasta qué hora estuvieron, es probable
que las historias coincidan , tanto porque sea cierto como porque
lo hayan acordado.

Pero si de repente les preguntase a cada uno dónde estaba el


baño del bar, ahí es bastante probable que si estuvieran
mintiendo sus respuestas no fueran las mismas.

2. Recorre su historia en orden inverso


Esta estrategia suele usarla la policía obligando a los
sospechosos a recorrer su historia en orden cronológico inverso.

Contar la historia al revés es fácil si se trata de una experiencia


real que has vivido, pero cuando se trata de una mentira el estrés
cognitivo aumenta por la dificultad de encajar de nuevo las piezas
en sentido contrario. En ese momento pueden hacerse muy
evidentes las incongruencias o cambios en el lenguaje corporal.
Estudios como este ya han demostrado que es mucho más fácil
detectar mentiras cuando alguien cuenta su historia al revés.
Cuando le pidas que lo haga, fíjate en si ocurre algo de lo
siguiente:

 Su historia deja de estar bien organizada

 Se autocorrige varias veces (al tener que recorrer el camino


inverso es probable que tenga que rectificar varias veces su
contenido)

 Omite detalles sensoriales (colores, olores, etc)

 Responde de forma muy escueta

 Su historia se llena de contradicciones

 Se pone mucho más nervioso y agitado

 Habla más lento

Si encuentras varias de estas, ¡tienes permiso para empezar a


sospechar!

3. Ponle a prueba con tu interrogatorio


Antes de acusar debes recoger el mayor número de información.
Ahí es donde encontrarás las pruebas que te permitirán demostrar
que te están mintiendo. Cuantos más detalles tengas, mejor.

Para conseguirlo, haz preguntas lo más abiertas posible al


principio (“¿Qué hiciste ayer por la tarde?”) y luego empieza a
concretar (“¿Me puedes decir exactamente a qué hora te
fuiste?”)
Y cuando estés preguntando, observa si tu interlocutor comete
alguno de estos patrones:

Repite tu misma pregunta

Si cuando le haces una pregunta sencilla la repite antes de


responderte, probablemente esté intentando ganar algo de tiempo
para preparar su respuesta.

Tú: -¿Por cuánto dinero vendiste tu moto?

El sospechoso de estar mintiendo: -¿Que por cuanto dinero vendí


mi moto…? Pues unos 1.500 euros.

Te da demasiada información cuando no es necesaria

En caso de que te empiece a dar demasiados detalles cuando no


viene a cuento, como el nombre de todas sus exnovias cuando le
preguntas por cuántas relaciones ha tenido, las probabilidades de
que te esté mintiendo aumentan.

Se pone a la defensiva cuando le preguntas por qué deberías creerle

Cuando le preguntas a alguien honesto por qué deberías creerle


la respuesta más habitual suele ser “Por que te estoy contando la
verdad”. Y es que no tiene ningún motivo para contestar otra
cosa.

Sin embargo a los mentirosos les cuesta decir eso. En su lugar se


pueden poner a la defensiva con expresiones como “no hace falta
que me creas si no quieres” o “¿por qué debería mentirte?”

Evita responder “sí” o “no” a una pregunta directa

Cuando ya tengas muchos detalles de su historia, puedes


terminar de forzar la máquina con este último recurso.
Simplemente hazle una pregunta directa cuya respuesta tenga
que ser SÍ o NO. Si no es capaz de responderte con uno de estos
monosílabos y empieza a usar otros argumentos, señal de alerta.

Luego vuelve a intentarlo de nuevo. Si de nuevo evita contestar,


doble alerta.

Entonces tienes permiso para seguir insistiendo en ese punto


hasta que se venga abajo y reconozca su engaño.

4. Cuidado con las historias


Los mentirosos más hábiles elaboran historias complejas por una
razón de peso: se ha demostrado que son la forma más eficaz de
distraer tu mente.

Cuando te cuentan una historia, de forma inconsciente te relajas.


Dejas de prestar tanta atención a los detalles y disminuye tu
capacidad de detectar incongruencias. Cuanto más te sumerjas
en ella, más probable es que te la creas a pies juntillas.

Para evitarlo, y aunque te parezca de mala


educación, interrumpe. Corta su historia y pídele que vuelva
atrás a un punto que no te ha quedado claro. Así lograrás
incrementar su estrés cognitivo a la vez que eliminas el poder
persuasivo de su historia.

Conviértete en un polígrafo humano [resumen]


Detectar mentiras, por mucho que se empeñen hacerte creer en
señales corporales infalibles, es complicado. El único proceso que
ha demostrado su eficacia es el siguiente:

1. Conoce la conducta habitual de alguien y sospecha si


empieza a comportarse de forma distinta cuando sacas un
tema.
2. Para que esos cambios se hagan más evidentes sométele a
un estrés cognitivo. Si te está mintiendo aparecerán
incongruencias en su historia y cambios en su lenguaje
corporal.

3. Finalmente, y en caso de que sigas dudando, confía en tu


instinto. Es mucho más fiable que tu mente racional.

Próximamente te hablaré de las microexpresiones, otra


herramienta útil para detectar engaños. Pero por ahora te dejo
con la TED Talk de Pamela Meyer “Cómo descubrir a un
mentiroso”. Aunque generaliza demasiado en cuanto a los signos
de la mentira, su reflexión es bastante interesante.

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