Los excluidos históricamente han pasado por formas de segregación, fragmentación y
heterogenización: exclusión sociocultural y territorial se cruzan raza-territorio-cultura. La lucha de clases con base socioeconómica se reemplaza por la lucha interna de las naciones de base sociocultural. Para que la pobreza, la marginalidad y las diversas formas pudieran ser contempladas como objetos de estudio, primero debieron ser constituidas como objetos anormales de la sociedad (distantes de la razón, la ciencia, la objetividad, dirigidas por una reacción social de apartamiento). Se da un proceso, como históricamente, se daba de exclusión disciplinaria; de segregación; fragmentación social, para legitimizar un sistema que los deja afuera. Los sistemas de pensamiento se basan en una legitimación de la exclusión social en sus diversas formas: raza, mujeres, migrantes, indígenas, jóvenes, ancianos, etc. La exclusión creciente se revela como un objetivo latente del neoliberalismo. El Estado constituye el centro de la problemática, ya que desempeña un papel básico en la definición de las políticas sociales y en la regulación de las formas de redistribución social. Los objetivos básicos a cumplir parecen ser: generar empleo “asalariado”, generar micro emprendimientos y otras formas laborales, incluir a la población marginada en el trabajo, la salud, la educación, integrar a la totalidad de la ciudadanía argentina en una misma cultura y una participación política, impulsar políticas sociales promocionales, participativas, democráticas, reconstituir una democracia política plena y participativa, promover un modelo de desarrollo socialmente eficaz y económicamente influyente, estimular en forma activa la inclusión y la equidad. Varios autores tratan de explicar el tema de la integración y equidad (distributiva) tomando solo aspectos económicos, en lugar de relacionarlos con aspectos socioeconómicos: así se analiza la pobreza desde un camino activista propio del economicismo que desemboca en propuestas asistencial-distribucionistas. Es que la pobreza como tal requiere asistencia económica. La afirmación economicista- ocupacional dice que el estado del empleo en un país es la base de la cual se derivan las condiciones de vida de su población. Se muestra la diferenciación entre trabajadores estables e inestables (precarios) lo cual aproxima a situaciones de exclusión social en lo laboral como la desocupación, el subempleo y el cuentapropismo marginal. Con la noción de pobres estructurales se alude a una pobreza que podría ser más estamental, de largo plazo, alude a fundamentos cualitativos, con bases socioculturales y mecanismos profundos que desbordan las luchas de clases, la simple igualdad distributiva y una aparente superación de la pobreza que apenas roza la superficie socioeconómica un problema mas profundo de tipo antropológico, cultural y étnico. En la sociedad argentina, a partir de la dictadura, se da un proceso de heterogeneizacion, fragmentación y centrifugación de lo social: se cambia las condiciones de vida y las formas de representación. En las bases de la formación de movimientos o conflictos sociales hay elementos principalmente cualitativos: raza, etnia. Sexo, origen, etc. Son sistemas sociales que se han heterogenizado, han superado la homogeneidad relativa de la generalización de relaciones salariales y la integración comunitaria del capitalismo. Por eso hablar solo de los aspectos cuantitativos es abordar solo una parte del problema. Hay que partir de una visión que le de espacio privilegiado a lo cualitativo. Probablemente, la mejor perspectiva analítica para abordar el tema complejo de la pobreza, la exclusión y las políticas sociales, sea conjugar lo cultural, lo político y lo económico. En estas condiciones propias de un neoliberalismo excluyente los ricos se encuentran en clubes y los pobres territorialmente en villas. Las sociedades postindustriales presentan una “revolución de los ricos” excluyente sobre una base sociocultural en la que el conjunto de la sociedad tiende a heterogenizarse y fragmentarse bajo las condiciones del énfasis en las diferencias cualitativas. Se pasa de la lucha de clases a la lucha de estamentos; de los de abajo a la de los de afuera, del objetivo del ascenso (sociedad industrial) a la inclusión social. Los sectores sociales excluidos luchan con formas escasas de continuidad, buscan incluirse, pero al mismo tiempo se refugian en la exclusión, la trasgresión y el olvido. Se sitúan en un lugar marginal y desvinculados del estado, la fabrica o el sindicato. En las décadas de los 70 y 80 se generó un proceso de verdadera centrifugación social de la población popular. Se impulsó “productivamente” y se obligó “represivamente” a la desconcentración urbana de los sectores populares, marginales, migratorios, alejándolos de los centros de poder y las plazas de gobierno, desconcentrando grandes fábricas, sindicatos, instituciones colectivas de gran dimensión y con potencialidad política de masas. Paralelamente se fue planteando un proceso de descentralización de servicios fundamentalmente sociales y de privatización de actividades económicas diversas: medidas que permitieron realizar un reajuste económico y una centralización en las áreas ejecutivas del Estado: presidencia, economía, interior, seguridad, cancillería, etc.
La Agenda 2030 Al Descubierto 2021-2050: Crisis Económica e Hiperinflación, Escasez de Combustible y Alimentos, Guerras Mundiales y Ciberataques (El Gran Reset y el Futuro Tecno-Fascista Explicado)