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Deglución Atípica:

Diagnóstico y Tratamiento

Módulo II.
Funciones Orofaciales.

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Deglución Atípica: Diagnóstico y Tratamiento

INDICE

Módulo II. Funciones Orofaciales.

Introducción.

Unidad Didáctica I. Funciones Orofaciales.

1. Respiración.
Sistema respiratorio. Respiración y ventilación.
Tipos de respiración.
Respiración nasal y bucal.
2. Succión.
3. Masticación.
Etapas de la masticación.
4. Deglución.
Fases de la deglución adulta.
Deglución infantil.
5. Fonación.
6. Articulación.

OBJETIVOS

Conocer el funcionamiento normal de los órganos del sistema orofacial al realizar


las funciones orofaciales de succión, deglución, masticación, respiración, fonación y
articulación.

Aprender las características de las funciones succión, deglución, masticación,


respiración, fonación y articulación normales.

Identificar las acciones de los órganos y músculos del sistema orofacial en cada una
de las fases de la deglución.

Relacionar las acciones realizadas por los órganos y músculos del sistema orofacial
en las distintas funciones orofaciales.

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Módulo II. Funciones Orofaciales
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MÓDULO II
FUNCIONES OROFACIALES

INTRODUCCIÓN

El sistema estomatognático o sistema orofacial es la unidad orgánico-funcional en la


que se integran los sistemas digestivo, respiratorio y fonoarticulatorio, así como los
principales sentidos relacionados con las funciones de respiración, succión,
masticación, deglución, fonación y articulación del habla.

Estas funciones se clasifican en:

Funciones primarias: Las relacionadas con la respiración y la alimentación.

Funciones secundarias: La articulación y la fonación.

Es importante conocer los patrones normales de desarrollo de estas funciones, para


poder diagnosticar las alteraciones que se producen en cada una de ellas.

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Unidad Didáctica I
FUNCIONES OROFACIALES

1. RESPIRACION

La función de respiración es primordial para la supervivencia del organismo. Consiste


en el intercambio de sustancias con el medio aéreo. La respiración nasal completa, es
decir, inspirar y espirar el aire por la nariz, es el modo correcto para el reposo y las
tareas cotidianas (leer, dormir, ver la televisión…), excepto cuando se realiza ejercicio
físico importante o durante el habla.

SISTEMA RESPIRATORIO. RESPIRACIÓN Y VENTILACIÓN

El sistema respiratorio está formado por el conjunto de estructuras anatómicas que


participan en la conducción e intercambio de gases. Las fosas nasales, en el tramo
superior del sistema respiratorio, también participan en la olfacción.

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Para entender el proceso de la respiración es necesario definir los conceptos de


respiración y ventilación.

RESPIRACIÓN
La respiración es el intercambio de gases que tiene lugar en los tejidos o en los
pulmones. En el primer intercambio, llamado respiración tisular o hística, la célula
obtiene energía captando oxígeno de la sangre, para luego desprender anhídrido
carbónico. Como consecuencia disminuye el oxígeno de la sangre y aumenta la
cantidad de anhídrido carbónico. Esto obliga a restablecer los niveles adecuados de
dichos gases, lo que sucede en los pulmones a través de la respiración pulmonar.

VENTILACIÓN
La ventilación es la renovación del aire contenido en los pulmones. Se produce en dos
fases:

Inspiración, mediante la cual se introduce aire en el interior del sistema


respiratorio.
Es un proceso activo que necesita la contracción de los músculos inspiratorios.

Espiración. Es la expulsión del aire contenido en el sistema respiratorio. La


espiración sosegada es un proceso pasivo, aunque durante la emisión de la voz
y en otras circunstancias, como la tos, el estornudo, el llanto o la risa, se
convierte en un proceso activo en el que se produce la contracción de los
músculos espiratorios.

En fisiología se llama ventilación pulmonar al conjunto de procesos que hacen fluir el


aire entre la atmósfera y los alvéolos pulmonares a través de los actos alternantes de
la inspiración y la espiración. Los factores que intervienen en esta mecánica son las
vías aéreas internas, el diafragma, la cavidad toráxica, formada por la columna
vertebral, el esternón y las costillas, así como la musculatura asociada. La ventilación
se lleva a cabo por los músculos que cambian el volumen de la cavidad torácica, y al
hacerlo crean presiones negativas y positivas que mueven el aire hacia dentro y hacia
fuera de los pulmones.

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Durante la respiración normal, en reposo, la inspiración es activa, mientras que la


espiración es pasiva. El diafragma, que provoca el movimiento de la caja torácica hacia
abajo y hacia afuera, cambiando el tamaño de la cavidad torácica en dirección
horizontal, es el principal músculo inspiratorio.

Otros músculos que participan en la ventilación son: los músculos intercostales, los
músculos abdominales y los músculos accesorios.

El músculo diafragma se desplaza hacia abajo cuando se contrae, agrandando la caja


torácica y empujando hacia abajo y hacia delante el contenido abdominal. Cuando el
diafragma se mueve hacia abajo, los músculos intercostales externos levantan la
parrilla costal y el esternón. Este levantamiento hace que el diámetro de la caja
torácica se incremente. Este incremento provoca una presión negativa en el tórax que
hace que el aire entre en los pulmones. Los alvéolos de los pulmones son pasivos por sí
mismos por lo que solamente se expanden por la diferencia de presión de aire en los
pulmones, que es menor que la presión que existe fuera de estos.

Hay otros músculos que intervienen en la inspiración, como el músculo escaleno, que
eleva las dos primeras costillas, y el esternocleidomastoideo, que eleva el esternón.
Durante la respiración en reposo, estos músculos presentan poca actividad, pero
pueden contraerse fuertemente mientras se realiza algún tipo de ejercicio físico, para
facilitar la ventilación. Otros músculos que intervienen en menor medida son los alae
nasi, que producen el aleteo de los orificios nasales, y algunos músculos pequeños de
la cabeza y el cuello.

La espiración es un proceso pasivo en reposo. Durante la espiración los músculos


inspiratorios se relajan, mientras que los pulmones y la caja torácica vuelven a su
posición de equilibrio tras la expansión producida durante la inspiración. La elasticidad
torácica, junto con la relajación del diafragma, reducen el volumen del tórax,
produciendo una presión positiva que saca el aire de los pulmones.

Cuando se produce una espiración forzada un grupo de músculos abdominales


empujan el diafragma hacia arriba con fuerza. Estos músculos también se contraen de
manera forzada durante la tos, el vómito y la defecación. Al mismo tiempo, los
músculos intercostales internos tiran de la parrilla costal hacia abajo y hacia adentro
(justo a la inversa que los intercostales externos), disminuyendo el volumen torácico y
endureciendo los espacios intercostales. De esta manera, estos músculos aplican
presión a los pulmones contribuyendo a la espiración forzada.

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Al final de la espiración, tanto si es pasiva como forzada, la presión intraalveolar se


iguala con la presión atmosférica.

TIPOS DE RESPIRACIÓN

Generalmente se describen tres tipos de respiración:

Respiración clavicular o torácica superior.

Respiración intercostal o pectoral.

Respiración costo-abdominal, costo-diafragmática o completa.

Respiración clavicular o torácica superior

Se efectúa aprovechando la parte superior de los pulmones, levantando los hombros y


las clavículas al respirar y provocando la contracción de los músculos suspensores de la
laringe, lo que dificulta su funcionamiento.

Esta respiración es muy superficial y la cantidad de aire inspirado es muy baja.

Si se coloca la palma de la mano en la parte superior del pecho se puede sentir el


movimiento clavicular al respirar. Es necesario realizar mucho esfuerzo para realizar
esta respiración y la cantidad de aire inspirada es mínima.

Durante la inspiración o inhalación los hombros y la clavícula se elevan, mientras que


el abdomen se contrae, de manera que el aire solamente entra en la parte superior
de los pulmones.

Este tipo de respiración es el menos eficiente de los tres, puesto que se producen
inspiraciones y espiraciones cortas, que no permiten que entre a los pulmones gran
cantidad de aire.

Es habitual en momentos de estrés y ansiedad y su uso no es recomendable en la


fonación y el canto.

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Respiración intercostal, pectoral o torácica intermedia

Se practica dilatando el tórax y ensanchando las costillas, con lo que se consigue un


descenso parcial del diafragma y un aumento de la cantidad de aire, respecto al tipo
anterior.

En la inspiración los músculos intercostales dilatan el tórax, los músculos se expanden


y se levanta el pecho. Existe mayor resistencia a la entrada de aire en comparación con
la respiración costo-diafragmática, en la que entra un volumen de aire mayor en los
pulmones con un esfuerzo menor.

Respiración costo-abdominal, costo-diafragmática o completa.

Este tipo de respiración moviliza el


epigastrio (la parte más baja del tórax y
más alta del abdomen), que es la zona
donde radica el mayor control voluntario
de la respiración. En este tipo de
respiración, el diafragma realiza su máximo
descenso empujando las vísceras
abdominales hacia abajo y hacia delante,
por lo que se aprecia un aumento de
volumen del abdomen y del diámetro
torácico que se completa con movimientos
costales.

Cuando el diafragma se contrae y se mueve hacia abajo, los músculos pectorales


menores y los intercostales presionan las costillas hacia fuera. La cavidad toráxica se
expande y el aire entra muy deprisa en los pulmones a través de la tráquea para llenar
el vacío resultante. Cuando el diafragma se relaja, adopta su posición normal, curvado
hacia arriba; entonces los pulmones se contraen y el aire se expulsa.

Este tipo de respiración se realiza sin levantar los hombros y llevando el aire a la parte
inferior de los pulmones. Ahí se encuentran las costillas flotantes, que se mueven y
permiten que entre mayor cantidad de aire en los pulmones.

Con esta respiración se consigue la máxima dilatación de los pulmones y la máxima


cantidad de aire inspirado.

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La respiración costo-diafragmática es la que se utiliza cuando dormimos, ya que al


estar estirados, la única parte que se puede desplazar fácilmente para ampliar la
respiración es el abdomen. Este tipo de respiración se aprende instintivamente y de
forma natural por parte del ser humano, es la respiración que realizan los bebés. Sin
embargo, el adulto deja de practicarla de manera natural, adoptando otro tipo de
respiración más superficial, con la que solo renueva una parte reducida del aire de los
pulmones, lo que provoca una menor oxigenación general del cuerpo.

Este último tipo de respiración es el más adecuado para realizar en reposo y para la
fonación, puesto que la respiración es completa y el aire inspirado mayor que en los
otros tipos.

Algunos autores describen solamente dos tipos de respiración: la respiración torácica


(torácica superior o clavicular y torácica entremedia o pectoral) y la costo-
diafragmática.

En los siguientes dibujos se muestra el movimiento del diafragma durante la


respiración torácica y abdominal.

RESPIRACIÓN NASAL Y BUCAL


El aire puede entrar a los pulmones a través de la nariz (respiración nasal) y a través de
la boca (respiración oral o bucal).

RESPIRACIÓN NASAL
La respiración nasal (inspirar y espirar aire por la nariz) es la adecuada para todas las
personas y en todas las situaciones, salvo en las que requieran participación de la

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cavidad oral, como la fonación, en la que el aire es inspirado por la nariz y espirado por
la boca para articular las palabras.

La respiración nasal es el elemento básico y primordial para la vida. La entrada del aire
hacia los pulmones debe hacerse a través de las fosas nasales.

La nariz es la parte anatómica que se encuentra en nuestra cara o facies. En su interior


presenta un tabique medio que la divide en dos fosas nasales.
Las fosas nasales tienen dos orificios anteriores llamados narinas, que son los orificios
de entrada del aire del exterior; y otros dos orificios posteriores, llamados coanas, que
comunican con la rinofaringe y constituyen el orificio de entrada del aire al organismo.

Para entender la necesidad de que la respiración debe ser nasal, debemos saber que
estas fosas nasales están recubiertas de una mucosa, que es como un tapiz o un velo
que se encuentra pegado al hueso, es decir, recubre todo el tabique, y todas las
cavidades y salientes de las fosas nasales, así como también recubre el interior de los
senos paranasales. Esta mucosa tiene una parte superficial en contacto con el aire,
llamada epitelio, y otra más profunda en contacto con el hueso, llamada conjuntivo. En
esta parte más profunda se encuentran las glándulas responsables de la secreción de
moco nasal.

El aire, al pasar por las fosas nasales y entrar en contacto con la mucosa y el moco
nasal, sufre unos cambios fundamentales.

Se humidifica. El aire llega correctamente humedecido a los pulmones, de


manera que no se resecan los órganos por los que pasa, como la laringe.

Se calienta. Cuando el aire entra por las fosas nasales lo hace a temperatura
ambiental, pero, al entrar en contacto con la mucosa de las fosas nasales,
adquiere la temperatura corporal, lo que evita que se dañen órganos como la
laringe, la tráquea y los pulmones y las consiguientes infecciones e
inflamaciones del aparato respiratorio.

Se filtra. Las partículas dañinas presentes en el aire inspirado se quedan en la


nariz o fosas nasales. Este filtro previene la aparición de alergias y procesos
asmáticos.

Al inspirar por la nariz el aire llega a la zona donde se encuentra el órgano de la


olfacción, por lo que así se favorece que tengamos un correcto olfato.

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Para favorecer el uso de una inspiración nasal es conveniente que las fosas nasales no
estén obstruidas. Para ello puede ser útil realizar vahos y lavados nasales o la toma de
medicamentos, sprays o gotas nasales prescritos siempre por el médico.

También es conveniente la revisión de un otorrinolaringólogo (ORL) para descartar la


presencia de vegetaciones adenoideas (adenoides hipertróficas) u otro tipo de
trastorno que dificulte la respiración nasal.

RESPIRACIÓN BUCAL
Cuando una persona respira por la boca no se beneficia de las acciones que realizan las
fosas nasales con el aire inspirado (calentar, filtrar y humidificar el aire), por lo que es
más propensa a sufrir procesos infecciosos o inflamatorios del aparato respiratorio.

Además, el hábito de respirar por la boca provoca otras alteraciones, como alergias,
adenoides y amígdalas hipertróficas, tabique nasal desviado, falta de desarrollo de
maxilares, alteraciones en la articulación del habla, deglución atípica, maloclusiones
dentales, e incluso disminución de la atención y concentración por falta de un
adecuado descanso nocturno.

Respiración Nasal Respiración Bucal

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2. SUCCIÓN

La succión es la función más potente e intensa del recién


nacido.

La función de succión trabaja en base a presiones


negativas de vacío que permiten el funcionamiento
armónico de la succión, deglución y respiración.

El reflejo de succión indica la maduración neurológica de


los bebés prematuros.

En el recién nacido, el contacto de los labios con la tetina del biberón o el pezón,
provoca los movimientos reflejos de succión.

El bebé aprende este proceso en el útero de la madre, cuando succiona y deglute el


líquido amniótico. Sobre las 16 semanas de gestación aparece el reflejo de deglución, y
a las 20 semanas el de succión, y, mas adelante, alrededor de las 32 semanas, ambos
reflejos se coordinan permitiendo el buen desarrollo de la lactancia

La anatomía oral del bebé está diseñada para permitir este proceso coordinado. La
laringe del bebé se sitúa en una posición más alta que la del adulto, por lo que sus
tractos respiratorio y digestivo están más separados, permitiendo además coordinar la
respiración con la succión y la deglución. El bebé, durante los primeros meses de vida,
puede respirar al mismo tiempo que succiona y deglute.

Los bebés tienen más desarrollado el músculo buccinador (en las mejillas), por lo que
la succión que realizan es más eficaz, esto les aporta estabilidad y favorece el sellado
labial en el pecho o tetina.

La cavidad oral es proporcionalmente menor a la del adulto y más hermética lo que


genera una presión mayor, que ayuda a sujetar bien el pezón o tetina y succionar
eficazmente.

La lengua ocupa la cavidad oral casi en su totalidad y se sitúa en una posición más
anterior (hacia adelante) respecto a la de los adultos.

Cada recién nacido tiene un ritmo de succión diferente

El lactante comprime el pezón o tetina para succionar, al tiempo que la lengua y la


mandíbula se elevan, se forma un surco en el dorso lingual y el alimento es dirigido
hasta la faringe.

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El bebé realiza la succión y deglución de la siguiente manera:

La lengua se sitúa encima de la encía inferior,


la lengua protuye o sale por encima de la encía,
la lengua se curva formando una U,
la mandíbula o maxilar inferior se eleva llevando la tetina o el pezón al punto
donde se unen el paladar duro y el paladar blando.

Al mismo tiempo, los labios sellan el pezón o tetina y lo afianzan dentro de la boca, la
lengua cubre y sobrepasa la encía inferior y se mantiene en esa posición, se ejerce una
presión negativa (como la que se realiza al beber en pajita), la lengua ayuda a extraer
la leche y realiza movimientos peristálticos de la parte anterior a la posterior, la leche
se dirige hacia el fondo de la cavidad oral y es deglutida.

Según algunas investigaciones el niño debe realizar al menos 60 minutos diarios de


ejercicio de succión-deglución durante 180 días para satisfacer la necesidad del
programa funcional y estimular el adecuado desarrollo de las funciones óseas y
dentarias.

La no satisfacción de la necesidad de succión por una lactancia breve, puede generar


hábitos inadecuados de succión que podrán provocar maloclusiones y otras patologías
funcionales.

Hay diversos signos que alertan de la extinción de la succión como función básica,
como son la aparición de los primeros dientes, llevar objetos a la boca para morderlos
y el aumento de la salivación.

La prolongación de la lactancia mas allá de los 6 meses, alternada con alimentación


con cuchara, no altera los patrones funcionales. Sin embargo, la prolongación de la
succión como única forma de alimento o como hábito de succión vacía (uso del
chupete), se considera disfunción e interfiere con el desarrollo normal de las
estructuras normo-funcionales del sistema estomatognático.

La succión nutritiva y no nutritiva.

Los bebés realizan dos tipos de succión, la nutritiva y la no nutritiva.

La succión nutritiva se utiliza para comer, es una succión profunda y rítmica que dura
unos minutos. Durante esta succión se puede observar como el bebé tiene las mejillas
redondeadas, mueve la mandíbula y traga.

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La succión nutritiva va seguida de la succión no nutritiva, realizada hacia el final de la


toma. Esta succión es más superficial y rápida, y mientras el bebé la realiza está
“practicando” para la succión nutritiva, además de alimentarse con las pequeñas
cantidades de leche que extrae del pecho de la madre.

Los hábitos de succión no nutritiva (HSNN) se consideran disfuncionales si se


mantienen demasiado tiempo, como el uso del chupete y el biberón. Entre estos
hábitos disfuncionales también se encuentran la succión de dedos, el mordisqueo o el
hábito de morderse las uñas (onicofagia), de los que hablaremos más adelante.

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3. MASTICACIÓN

La masticación es una parte de la función digestiva. Es el proceso mediante el cual se


tritura la comida que ha sido ingerida y se prepara para la deglución.

La masticación se realiza con los dientes, en colaboración con movimientos de la


lengua, los labios y las mejillas.

Es una función postnatal y, por lo tanto, adquirida que empieza a realizarse cuando
comienzan a salir los primeros dientes.

En la masticación actúan varios grupos de músculos coordinadamente para formar el


bolo alimenticio, moverlo y triturarlo.

La musculatura de la lengua, labios y mejillas desliza el alimento entre las filas de


dientes y lo fija fuertemente para que la presión de masticación que ejercen los
músculos de cierre de la mandíbula sea eficaz y pueda triturarse el alimento.

Hay cuatro músculos de la masticación a cada lado, nacen en la base y pared lateral
del cráneo y se insertan en la mandíbula.

En el acto de cierre maxilar intervienen los músculos maseteros, pterigoideos internos


y externos y el temporal.

Una masticación correcta es bilateral, con sellado labial anterior equilibrado con el
resto de presiones musculares.

Cuando el alimento entra en la boca los labios se cierran, las glándulas salivales
producen saliva, que lubrica la boca y humedece el alimento.
La producción de saliva se debe a una acción refleja congénita e incondicionada como
respuesta a la estimulación directa de las células del gusto o de la mucosa bucal. La
función principal de la saliva es la de humedecer el alimento y hacerlo pastoso para
que pueda tragarse más fácilmente.

Los dientes incisivos cortan el alimento y los molares lo trituran. Las mandíbulas se
cierran con fuerza y realizan movimientos laterales que ayudan a moler más finamente
el alimento.

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Los músculos de las mejillas, los labios y de la lengua llevan los trozos más grandes de
comida a los molares y recogen la saliva que brota de los conductos de las glándulas
salivales.

Con la acción combinada de estos movimientos el alimento se une a la saliva formando


el bolo alimenticio.

Etapas de la Masticación
El proceso de masticación consta de tres etapas: incisión, corte y trituración y
molimiento final.

Incisión
La incisión es el corte de los alimentos, realizado por los incisivos superiores e
inferiores.

Cuando las manos llevan el alimento a la boca se contraen los músculos pterigoideos
laterales, infrahioideos y digástricos. La mandíbula se eleva, los dientes incisivos cortan
el alimento y la lengua y los músculos buccinadores ayudan a posicionarlo en los
premolares y molares para ser masticado.

Los dientes caninos intervienen en la etapa de incisión cuando los alimentos son de
consistencia fibrosa.

Corte y trituración de las partículas grandes


Una vez que los labios, músculos buccinadores y lengua llevan el alimento a la zona de
los premolares, éstos se encargan de cortarlo para transformarlo en partículas más
pequeñas.

En esta fase se producen movimientos combinados de apertura y rotación lateral.

Molimiento final y preparación para la deglución


En esta etapa se producen varios ciclos masticatorios en la región premolar hasta que
el alimento es dirigido a la zona de los molares. Una vez allí se produce el movimiento
final que transforma el alimento en partículas diminutas preparadas para ser
deglutidas.

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Para masticar de manera adecuada es necesario que se haga de manera bilateral,


manteniendo el sellado labial anterior de manera equilibrada con el resto de presiones
musculares.

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4. DEGLUCIÓN

La deglución es el acto de tragar, tanto sólidos como líquidos, y es una función


necesaria para la alimentación del individuo.

Se trata de una acción motora automática, en la que actúan músculos respiratorios y


del aparato gastrointestinal.

Durante el proceso de deglución se cumple la función de trasportar el bolo alimenticio


y limpiar el tracto respiratorio.

Desde la octava semana de gestación los bebés realizan el acto de deglutir ya que es
una función vital, necesaria para garantizar su supervivencia.

En la deglución intervienen alrededor de 30 músculos y 6 pares craneales (V par o


trigémino, VII par o facial, IX par o glosofaríngeo, X par o vago, XI par o accesorio
espinal y XII par o hipogloso).

La deglución puede ser iniciada conscientemente. La fase oral tiene una duración de
un segundo y la de todo el proceso varía de 3 a 8 segundos.

La cantidad de veces que se deglute durante el día es una cuestión en la que no existe
acuerdo entre los autores. Generalmente se considera que los niños degluten entre
600 y 1000 veces al día, menos que los adultos, que lo hacen entre 2.400 y 2. 600
veces. Los ancianos, al poseer menos saliva, degluten menos veces. Durante el habla y
la masticación se deglute más, ya que estas funciones requieren mayor producción de
saliva, y por la noche menos.

FASES DE LA DEGLUCIÓN ADULTA

En el proceso de deglución pueden diferenciarse tres fases: la fase oral o bucal, fase
faríngea y fase esofágica.

Para algunos autores las fases de la deglución son cuatro ya que desglosan la primera
fase en dos: la fase preparatoria y la fase bucal.

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FASE ORAL O BUCAL


Es una fase voluntaria y refleja.

Esta fase se inicia con la preparación del bolo alimenticio. El alimento se muerde y se
mastica, transformándolo en un bolo homogéneo preparado para ser deglutido.

Durante esta fase los labios se mantienen unidos sin tensión, la lengua se mantiene en
reposo en la base de la boca y la mandíbula permanece relajada. La respiración ha de
ser nasal.

El movimiento de la lengua y los maxilares, con ayuda de los músculos buccinadores y


el orbicular de los labios, dirige el alimento hacia la parte anterior de la cavidad oral,
entre el paladar y el dorso anterior de la lengua, formándose un surco longitudinal en
ésta.

Una vez que el alimento está preparado y colocado sobre la lengua, el ápice lingual se
acopla al paladar duro, apoyándose en los pliegues palatinos (rugas palatinas). El dorso
de la lengua se eleva e inicia un movimiento ondulatorio de adelante hacia atrás para
dirigir el bolo al fondo de la cavidad oral, mientras el ápice lingual se mantiene
apoyado en el paladar sin desplazarse.

Al entrar en contacto con la lengua, el paladar blando, que se encontraba bajo, se


eleva y se desplaza hacia atrás.

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El hueso hioides se mueve hacia delante y arriba, alcanzando el borde de la mandíbula


y favoreciendo así el paso del alimento hacia la faringe.

Cuando el alimento, sólido o líquido, y el dorso de la lengua tocan los pilares


anteriores, se desencadena el reflejo de deglución, que es accionado por el nervio
glosofaríngeo.

La sensibilidad de la lengua permite saber cuando puede ser deglutido el bolo


alimenticio.

Este proceso es voluntario, por lo que se puede aumentar y disminuir la velocidad y el


ritmo.

FASE FARÍNGEA
Es una fase involuntaria que permite el paso del alimento a través de la faringe hacia el
esófago.

En esta fase se asocian contracciones de músculos suprahioideos, faríngeos, laríngeos


y linguales.

Cuando el bolo llega a la zona en la que se encuentran las vías respiratoria y digestiva
ocurren una serie de acciones reflejas, para impedir que el alimento retroceda,
regurgite por las fosas nasales o se introduzca en la vías respiratorias:

El paladar blando se eleva cerrando el paso hacia la nasofaringe e impidiendo


que el alimento salga por la nariz. La pared posterior de la faringe avanza,
comprimiendo el bolo contra el dorso de la lengua. El alimento no podrá subir,
pues el paladar blando está cerrado, ni podrá volver a la boca, porque el dorso
de la lengua impide su paso a la cavidad oral, por lo que, finalmente, bajará por
la faringe dirigiéndose hacia el esófago.

La epiglotis tapa la laringe actuando como una tapadera, y los pliegues vocales,
se cierran, protegiendo la vía respiratoria durante la deglución y evitando que
se introduzca alguna parte de alimento en la laringe.

La faringe se eleva y la respiración se bloquea mientras se produce la abertura


del músculo cricofaríngeo para facilitar la entrada del alimento en el esófago.

Esta fase finaliza con el paso del alimento hacia el esófago.

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FASE ESOFÁGICA
Esta fase es inconsciente e involuntaria y en ella se produce el paso del alimento desde
el esófago al estómago.

Los músculos constrictores faríngeos medio e inferior se relajan y contraen de manera


refleja impulsando el bolo alimenticio hacia el esófago. Para facilitar el pasaje del bolo
se produce un aumento de la presión aérea del espacio superior y una disminución de
la presión del espacio inferior, por debajo del bolo.

El reflejo de deglución se mantiene también durante el sueño.

Imágenes del proceso de Deglución

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DEGLUCIÓN INFANTIL

La deglución infantil es diferente de la deglución adulta. Como ya hemos visto antes en


la succión, el lactante debe crear un cierre anterior para conducir el alimento al
interior de la cavidad bucal, para ello la lengua se adelanta y se apoya en la superficie
de los labios.

La deglución en los neonatos tiene las siguientes características:

Los maxilares están separados y la lengua se sitúa en los rebordes de las encías.

La contracción de los músculos faciales y la interposición lingual estabilizan la


mandíbula.

La deglución se inicia por el intercambio sensitivo entre labios y lengua.

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5. FONACIÓN

La corriente de aire que procede de los pulmones hace vibrar las cuerdas vocales
produciendo sonido. Este se modificará en las cavidades de resonancia que forman los
órganos del sistema orofacial u órganos fonoarticulatorios (labios, lengua, paladar,
dientes, etc).

La laringe cumple varias funciones:

Produce sonido cuando el aire pasa por ella y hace vibrar las cuerdas vocales.
Protege la vía aérea cuando se desencadena el reflejo de deglución y el bolo
alimenticio pasa a la faringe.
Origina una fuerza que produce una presión subglótica que mantienen las
cuerdas vocales.

6. ARTICULACIÓN

Los músculos que realizan las funciones orofaciales de respiración, succión,


masticación y deglución son los mismos que se utilizan para articular los sonidos o
fonemas del habla, por lo que las disfunciones orofaciales que puedan aparecer en
estas funciones pueden afectar a la producción de los sonidos.

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Módulo II. Funciones Orofaciales
Deglución Atípica: Diagnóstico y Tratamiento

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