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Saberes populares y ancestrales…

Saberes ancestrales. Son aquellos saberes que poseen los pueblos indígenas y comunidades,
transmitidos de generación en generación y que no forman parte de la educación formal.

En la Declaración Universal de la Unesco sobre la Diversidad Cultural de 2001 se


establece que los saberes tradicionales y ancestrales son un patrimonio cuyo valor no se
circunscribe únicamente a las comunidades originarias, sino que dichos saberes
constituyen un importante recurso para toda la humanidad, en tanto enriquecen el
conocimiento mutuo por medio del diálogo, y permiten conservar el amplio espectro de
la diversidad cultural existente en un territorio dado. Según se afirma en la declaración,
la diversidad cultural es una fuente de creatividad y de innovación y su reconocimiento
fomenta la inclusión social y la participación.

Históricamente los saberes y conocimientos ancestrales no han formado parte de los


currículums de la educación reglada; por el contrario, desde la academia se los ha
considerado como superstición o, en el mejor de los casos, como mero folklore,
reduciéndolos así a una caricatura, una imagen superflua, una cáscara de lo que
constituye en realidad un cúmulo de conocimientos, prácticas y tradiciones que son
expresión y vida de una profunda cosmovisión. De este modo, los saberes ancestrales
han sido víctimas del menoscabo cultural que se ha dado como parte de las estrategias
hegemónicas de las sociedades imperialistas, que desde la época de la conquista han
procurado apropiarse del territorio, tanto físico como simbólico.

Por tal motivo debe ser protegida y promovida, reconocida y consolidada en beneficio
de toda la humanidad, de las generaciones presentes y futuras. También se asegura que
la diversidad cultural amplía las posibilidades de elección que se brindan a todos, y que
es una fuente de desarrollo, entendido este no solamente en términos de crecimiento
económico, sino también como medio de acceso a una existencia intelectual, afectiva,
moral y espiritual satisfactoria. El organismo internacional entrega de esta manera un
necesario reconocimiento a todas las diversas expresiones culturales que existen y han
existido en el planeta. En este ámbito, resulta notable el esfuerzo que se ha hecho en el
Ecuador donde, en el marco del proyecto histórico del Sumak Kawsay o Buen Vivir, se
fomenta el rescate, la preservación y la divulgación de los conocimientos ancestrales.

Siempre se ha dicho que los saberes tradicionales y ancestrales son un patrimonio para
la humanidad, y constituyen un importante recurso. También se los vislumbra como una
fuente de creatividad e innovación. Y su reconocimiento fomenta la inclusión social y la
participación de las comunidades en la construcción del conocimiento, como se describe
en la Declaración Universal de la Unesco sobre la Diversidad Cultural (2001).

Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela reconocen los saberes ancestrales como
componentes importantes para el desarrollo, y proponen valorar e incluir la diversidad
cultural en este ámbito; a tiempo de resaltar la importancia de incorporar el patrimonio
de conocimientos tradicionales y ancestrales. Sin embargo, los saberes ancestrales o
locales son abordados de manera diferente en cada país.

El Estado Plurinacional de Bolivia incorpora esta visión en su Constitución Política, en


el capítulo 4, donde establece que los saberes tradicionales deben ser valorados,
respetados y promocionados. La Constitución habla de los idiomas, rituales, símbolos y
vestimentas. Otras normas como la Ley 300 incluyen la tecnología y sus formas de
interrelación con la Madre Tierra.

A su vez, los agricultores familiares y sus organizaciones han trabajado en la


recuperación de los saberes ancestrales y su aplicación en la gestión de riesgos. Por
ejemplo, el conocimiento sobre el comportamiento de algunos animales en señal de
alerta de lluvias o de sequía ha sido sistematizado en diferentes regiones; y es sabido
que las tecnologías andinas han permitido el desarrollo agrícola de muchas zonas.

Pero el potencial de este patrimonio aún está dormido, ya que en esencia la cosmovisión
de los pueblos implica una estrecha relación con la naturaleza; y por sus ojos y prácticas
pasan soluciones en salud, riesgos, alimentación, aplicaciones tecnológicas, recursos
naturales y valores éticos que de integrarse a las políticas públicas podrían significar
una gran posibilidad de desarrollo para el país.

El desafío que tenemos como sociedad es fomentar el trabajo de recuperación y la


aplicación de estos conocimientos, para fortalecer nuestros valores identitarios como
Estado. Desde la academia se debe identificar y aprovechar los recursos naturales en
aplicaciones de salud, agricultura, y desarrollo gastronómico, entre otras áreas. También
debemos impulsar la validación de tecnologías probadas para mitigar y adaptarse a los
efectos del cambio climático. De tener la voluntad como país de trabajar en ello,
nuestras culturas podrían ser ese capital moral, espiritual y económico que brinde un
horizonte civilizatorio distinto al que hasta ahora hemos transitado.

¿Qué es intercultualidad?

La Interculturalidad es la interacción entre culturas, es el proceso de comunicación entre


diferentes grupos humanos, con diferentes costumbres, siendo la característica
fundamental: “la Horizontalidad”, es decir que ningún grupo cultural está por encima
del otro, promoviendo la igualdad, integración y convivencia armónica entre ellas.

Si bien la interculturalidad está basada en el respeto a la diversidad, integración y


crecimiento por igual de las culturas, no está libre de generar posibles conflictos, tanto
por la adaptación o por el mismo proceso de aprender a respetar, pero con la diferencia,
de que estos conflictos se resolverán mediante el diálogo y escucha mutua, primando
siempre la Horizontalidad del proceso.

 Debemos tener en cuenta, que la interculturalidad se refiere tanto a la interacción


cultural a nivel geográfico y cultural, como en cualquier situación donde se
presenten diferencias de cualquier tipo.

Requisitos y etapas:

Para que se realice un verdadero proceso de interculturalidad debe cumplirse los


siguientes requisitos y etapas:

Requisitos:
 Visión dinámica de las culturas.
 Comunicación, como base principal para mantener y fortalecer las relaciones
cotidianas.
 Construcción de una ciudadanía, basada en la igualdad de derechos.

Etapas:

 Negociación; esta etapa está dirigida a evitar conflictos.


 Conversión; es decir, ponerse en el lugar o puno de vista del otro.
 Descentralización; perspectiva en la que nos alejamos de uno mismo, a través de
una reflexión de sí mismo.

Dificultades: “La Realidad”

La interculturalidad está sujeta a diferentes variables:

 Hegemonía cultural
 Política y economía de países y regiones.
 Definición del concepto de cultura.
 Obstáculos de comunicación: diversidad de Idiomas
 Carencia de Políticas de Estado.
 Sistema económico exclucionista
 Jerarquías sociales
 Ideologías discriminatorias.
 Desconocimiento de grupos culturales y sociales.
 Marcada exclusión en el ejercicio y respeto de los derechos humanos y de
genero

Si bien la Interculturalidad se basa en el respeto mutuo, igualdad y horizontalidad, son


estas variables las que entorpecen este proceso, cambiando el “se basa” por un “debe”
que casi nunca se cumple.

La interculturalidad es un término principalmente descriptivo. Básicamente se refiere a la


multiplicidad de culturas existentes dentro de un determinado espacio -local, regional,
nacional o internacional- sin que necesariamente tengan una relación entre ellas.

Qué es la interculturalidad en la educación?


Un método de enseñanza y aprendizaje que se basa en un conjunto de valores y
creencias democráticas y, que busca fomentar el pluralismo cultural dentro de las
sociedades culturalmente diversas en un mundo interdependiente. Bennett

¿Cómo se promueve la interculturalidad?


* Desde la ética y los valores sociales, la identidad e interculturalidad se las
promueve como el reconocimiento y respeto de la diversidad social, con acciones sobre
la dignidad y derechos de las personas y colectivos sociales, para que éstos se
constituyan en factores sustanciales de sociedades integradas,

Saberes ancestrales: lo que se sabe y se siente desde siempre

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