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IV Capítulo

IV INTERROGANTE ANTROPOLÓGICO
Problemas de saber y poder en las políticas corporales y
deportivas
1. Introducción: El cuerpo entre el saber y el poder

”La verdad le habla al poder en muchos tonos de voz diferentes. El filósofo y el intelectual enclaustrado,
libres de ambiciones de servir directamente a un líder pueden hablar con una autoridad que no necesita
torcer la verdad para justificar la imposición de fines políticos o de ambiciones personales. Para el Filósofo o
científico, la búsqueda de la verdad es central; el poder político es meramente incidental. El experto y
político, en cambio, si aspiran a ser de utilidad deben dialogar con el poder en un contexto político y
burocrático y, deben enunciar una verdad útil” (James Smith en Intermediarios de Ideas, 1994,17)

L
as sociedades humanas, desde sus
inicios, se caracterizaron por
adoptar conductas o mejor dicho
formas de vida, que promovieran (y en la
mayoría de los casos, impusieran) un
cierto “poder o supremacía” sobre el
resto de las especies, e incluso en la
nuestra.
Esto es muy fácil de visualizar en
las sociedades occidentales, donde a
partir de los inicios de las civilizaciones organizadas y sistematizadas, con la distribución de las
riquezas y la consecuente división social y de clase, limitan a los “menos desarrollados”
dejándolos, indirectamente, a disposición de la clase “dominantes”; que ostentan siempre el
aparato eficaz de dominación. Estas formas de ejercer poder, se caracterizaron, casi siempre,
por tener influencia sobre una gran parte de la población (muchas veces la mayoría).
Este momento puede considerarse como el rompimiento de una política que gobernó
las sociedades durante siglos, para dar comienzo a una nueva era, una nueva política que
promocionaba los valores y los derechos humanos como esencia de los sujetos y las
sociedades. Analizado desde una mirada crítica, se puede conceptualizar la idea de que esos
valores humanos pregonados, estaban demandados desde un sector burgués que buscaba
mayores libertades económicas y políticas, y que con la caída de las grandes monarquías,
impusieron con esa lema de libertad, igualdad y fraternidad; las disposiciones sociales,
políticas y de producción económica que dieron forma filosófica al capitalismo.
El capitalismo (como otra manera de
impartir desigualdad, solo que cambian los actores
del poder) termino de gestarse en la modernidad,
donde se establecieron leyes que promovieran el
orden social y pautas cuyo objetivo era
homogeneizar las distintas sociedades del mundo.
El camino hacia la modernidad fue a través del
establecimiento de un modelo de súper-producción
y en la asignación de valores a los objetos de
riqueza; el mundo tuvo un importante crecimiento
económico y donde, además, la riqueza
(principalmente la acumulación de riquezas), paso a
ser una cuestión más que importante dentro de los sistemas políticos.

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Poco tardaron en darse cuenta que para poder multiplicar la producción económica se
necesitaba de mucha gente que proveyera la mano de obra, o sea, la materia prima
indispensable para la producción. Es aquí cuando las políticas comienzan a promover
biopoliticas, es decir, modelos de asignación y control sobre los cuerpos de las personas,
atacando directamente sobre sus ideales, imponiendo nuevas formas de interpretar la
realidad. Estas biopoliticas pasaron a constituir nuevas formas de biopoder, nuevas
imposiciones ideológico (cuyo medio es el cuerpo humano) a partir de nuevas formas de
interpretar lo somático; desde lo biológico, su importancia a nivel de la salud, la higiene, el
desarrollo físico y la estética.

1.1. Las biopolíticas del siglo XVIII: el modelo capitalista

En las cuestiones de la biopolítica, basándonos en Foucault,


subyacen dos tipos de poder. El primer poder es el poder
legalizado por las instituciones inherentes al poder estatal
(escuela, hospital, policía, etc.), y cuyo estamento está
consensuado por el contrato jurídico acordado por los
integrantes de un determinado estado nación. Así las
revoluciones industriales y francesas rompen con el estatus
establecido por el régimen feudal, dando lugar al estado
propiamente dicho y a las instituciones que amparan su poder.
Las escuelas, las prisiones, y toda institución, están supeditadas
a la mantención del sistema social, político y económico, creando redes de poder y cohesión
hacia el colectivo social, que moldea el accionar individual, individualizando la cultura, para
masificar su efecto homogeneizante. Este poder es el poder desde una visión jurídica, que
establece leyes y normas que hacen a la conducta del ser.
Si lo analizamos desde el punto de vista de la educación física, estas prescripciones se
visualizaron y se visualizan en los constructos curriculares; los mismos son capaces de
condicionar el accionar docente, recetando cuales son los modos corporales de asentar la
cultura. En épocas, de pura modernidad, la
reglamentación curricular prescribía un
adoctrinamiento de las generaciones,
mediante la cual la gimnasia, los ejercicios
higiénicos y los desfiles, jugaban un rol
dominante en las clases de educación física
en las escuelas normales.
Siguiendo la línea foucaultniana de los
poderes, entramos en el segundo poder que
es el poder disciplinario. Este poder, a
diferencia del primero, es un poder anti soberano antijurídico, donde todos los individuos
perpetúan y están inmersos en una amplia red de poderes sociales y culturales, donde las
acciones de los individuos hacen a una acción de poder, promoviendo el poder sobre otros o
siendo víctimas del mismo. Este poder surge con el desarrollo de las ciencias, que prestigian
determinadas prácticas y le dan aval a conductas sociales, a ciertos intereses de múltiples

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sectores. Así se internalizan pautas de convivencia o practicas que son propias a saberes
prestigiados, por ejemplo, los avances en las ciencias de la tecnología, informática, construyen
tendencias de los individuos hacia la tecnocratización de todas las esferas de la vida.
En la historia de la humanidad esto se vio reflejado a lo largo de los años, y más aún en
la educación, donde las improntas de la biografías escolares de un docente implican una
determinado condicionante que marca una pauta de como los alumnos deben comportarse.
Así las escuelas militaristas del siglo XX, se enraizaron de tal manera, que construyó de forma
casi instantánea, representaciones sociales que simbolizan una práctica arraigada en el mando
directo y la asignación de tareas físicas de índole deportiva.
Desde este punto de vista, el modelo militarista que impero durante la segunda mitad del siglo
XX, respaldado por las biopolíticas modernas que buscaban la estructuración y
homogeneización de la sociedad, encontró un
gran respaldo en las ciencias positivistas, sobre
todo la medicina y la biología, para comenzar
un proceso de estructuración de los sujetos,
utilizando como medio, el cuerpo.
Esto marca quizás, el comienzo de una
modernidad basada en el disciplinamiento del
cuerpo, en busca de un desarrollo armónico de
lo somático, e inculcando hábitos de vida
higiénicos y saludables. La modernidad,
sinónimo de tecnología, racionalización,
técnica, sustenta un modo y forma de relación
humana cada vez más marcado en la eficiencia. Esto, sustenta una relación humana donde el
justificativo de este adoctrinamiento está basado en la racionalización del cuerpo, es decir, el
cuerpo usado para las relaciones políticas, laborales, donde siempre hay que suplir una
función. En pocas palabras, el cuerpo solo es entendido y utilizado para una función laboral.
Tal es el caso de las clases obreras o marginales, donde su forma de subsanar las
necesidades y ganarse la vida es mediante la movilización de grandes masas musculares,
trabajando en industrias, fabricas, (o en la actualidad en
obras de construcción), haciendo natural el hecho del
cuerpo como instrumento.
La idea de cuerpo como simple instrumento racionalizado,
que sirve de herramienta a los grandes sistemas
económicos y políticos, se concibió con el concepto de
cuerpo máquina.
Así, sumado a los surgimientos de las prácticas
motrices institucionalizadas, los deportes, el cuerpo pasa
de ser algo inútil a una herramienta capaz de ser
transformada en un objeto de alto rendimiento. Estos
espacios de prestigio (las instituciones deportivas
principalmente), van conformando una representación
social de cuerpo sustentada en la eficiencia y la eficacia, ayudada además por los avances en
las ciencias médicas y positivistas.

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Retomando la idea de disciplinamiento, el cuerpo durante el siglo XIX y XX, supone una
manifestación de gran virtud, por la cual, se hace externa a los idearios cristianos, capitalistas y
liberales, donde es envase perpetuo de largas tradiciones supeditadas a lo conservador y lo
conocido. El cuerpo en el siglo XX es un cuerpo educado, cada vez más alienado a los
movimientos socialmente aceptados.
A medida que se acerca el final de siglo y el comienzo del siglo XXI, estos modelos socio
político que habían reinado indiscutiblemente durante años, comenzaron a derrumbarse. Los
factores que influyeron en esto, pueden referenciarse desde un marco multi-causal. Por un
lado, el quiebre de los modelos político-económicos que sucedió a fines de los años setenta,
donde los grandes conductores de la economía mundial, las clases dominantes, ‘desligan’ su
responsabilidad como actores de la economía, brindándosela a las leyes propias del mercado.
Esto supone un gran cambio en las perspectivas del mercado, creando un nuevo modelo de
intercambio de bienes y valores, el neoliberalismo.
Así, con la apertura de mercados a nivel mundial, se crea una macro economía a nivel
global, abriendo las barreras burocráticas de los estados nación y promoviendo una filosofía de
vida adecuada al consumo y a la mantención de este mercado. Por ende, se instauran
políticamente pautas de consumo deliberadas donde el estado ya no forja relaciones, sino
supervisa, y donde es el mercado de consumo quien modela las relaciones en todas las esferas.
La formación de ciudadanos se transforma en la adaptación de las personas a las
funciones que un consumidor tendría que tener. Los consumidores, son ahora los que moldean
y van dando forma a las maneras de vivir en el mundo. Los vestigios del individualismo
capitalista, se suman a los ideales consumistas para dar luz a lo
que nosotros llamaríamos la cosificación hedonista del ser. Por
otra parte, se puede ver una apertura de ideas, donde los
grandes discursos, de índole filosófica, política, religiosa,
pierden valor, y donde la persona empieza a revindicar su
personalidad, si bien siempre unido al consumo y al sistema, y
donde el cuerpo sufre modificaciones a un nivel considerable.
El cuerpo se abre a nuevos imaginarios sociales, pero el
ser no gana identidad consciente, sólo cambian las biopolíticas
que atacan al cuerpo. Ahora no son más la religión o la política, los principales artilugios de
dominación; ahora son los moldes sociales manipulados desde los conceptos estéticos,
quienes atacan utilizando los medios de comunicación al cuerpo, que solo busca placeres
inmediatos, el mayor tiempo posible. Esos placeres instaurados desde la masividad de la
comunicación, son impactos en la piel.
Es por eso que hablamos anteriormente de cosificación hedónica, ya que se magnifican
ciertos placeres corporales y se promulga la filosofía de vida ostentada en la ganancia de
placer a cualquier costo. La problemática subyace, si tomamos en cuenta que los placeres
posmodernos a los cuales hacemos referencia, en la glorificación de un modelo de cuerpo
estilizado, un cuerpo que se transforma en objeto de consumo, y pierde su humanidad (por
eso se cosifica), perdiendo sentido lo humano, a costas de sentir el placer de la aceptación de
la mirada del otro, lo que modifica su esencia más natural, en casos extremos. En realidad es
esa misma satisfacción momentánea, superflua e irrisoria a la misma persona en términos
temporales, lo que cosifica y homogeniza al ser hacia un consumo vicioso y un sentido de
individualismo cada día más marcado.

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Y aquí es donde se llega al final de la cuestión, donde nos exigimos a pensar, a poner
en evidencia la realidad, a invocar lo que parece una moda, un modelo que no deja de crecer
en cuanto a cantidad de seguidores. Momento de plantearse si es necesario adherir a los
modelos de cuerpo que la sociedad exige, cada vez con más fervor, o crear un cuerpo basado
en el rencuentro de lo que no se puede ver, en la reconceptualización del ser como unidad
psicosomática que se enriquece de lo espiritual del ser, en la búsqueda de una nueva filosofía,
una filosofía verdadera, sin intereses económicos, políticos o ideológicos de por medio.
Es momento de pensar un cuerpo desde lo intangible, desde la esencia misma de la
vida, desde la racionalización de lo afectivo. Hora de poner en evidencia lo que nos constituye
como seres capaces de amar al otro. Hora de abrir los ojos para destruir la virtualidad creada
por las biopolíticas actuales, y construir una realidad basada en la búsqueda de la felicidad.
Pero no una felicidad basada en riquezas o en la transformación de cuerpos en objetos de
placer, sino basada en la capacidad de rencontrarse con las raíces del ser humano, que nos
llevan siempre hacia un único fin, el amor por todo/s lo/s que nos rodea/n.

1.2. Educación Física y biopolíticas

La educación física siempre se vio influenciada por las políticas del biopoder, que tomaron
gran relevancia en la cultura occidental, principalmente, desde la mitad de siglo XX en
adelante.

Como asignatura escolar nace de las


entrañas de las políticas militaristas. Dado el
contexto y el momento histórico en el que se
dan (desde la de década del 30´), la educación
física tuvo como objetivo la construcción de
un cuerpo desarrollado físicamente y con
hábitos de higiene y de salud adecuados,
utilizando como medios, la gimnasia, la
estructuración del cuerpo a partir de los desfiles y la corrección de posturas. Es por ello que la
Educación Física de la modernidad se caracterizó por ser una disciplina escolar basada en
métodos conductistas dedicada a la estructuración del cuerpo, al adoctrinamiento y
disciplinamiento de lo somático.

Sin embargo, estas ideologías se pusieron en duda, sobre todo a finales del siglo XX (con la
caída de las dictaduras militares) y optó por buscar su medio de educar al cuerpo en otros
campos. Es en este momento donde la educación física encuentra un gran aliado: El deporte.
Es este medio por el cual la educación física encuentra una forma de llegar al grueso de la
población, y de esta forma, ampliar el campo de trabajo, que hasta entonces era solamente
escolar.

Este momento coincide con un momento histórico en donde los medios de comunicación
comienzan a ejercer un papel influyente en las costumbres culturales-sociales de las personas,
y además, con un momento en donde la concepción social de cuerpo empieza a tomar otras
significaciones. El cuerpo empieza a entenderse como un instrumento capaz de ser mejorado

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estéticamente. A partir de esta concepción, las ciencias y disciplinas dedicadas al
mejoramiento de la salud y de la estética comienzan a tomar gran relevancia.

Y la Educación Física no es ajena a esta transformación socio-cultural e ideológica que


aconteció en los 80´ y 90´, ya que su campo de estudio se ve influenciada, no solo por el
deporte, como mencionamos anteriormente, sino también por estas nuevas concepciones
acerca del cuerpo. Al trasladar esta cuestión a la escuela, la educación comienza a
desprenderse de los modelos originarios (los métodos militaristas) para incursionar en nuevos
modelos, con el deporte a la cabeza, que promovieran la construcción de un cuerpo saludable
física y estéticamente, basado en la actividad física y la promoción de modelos de cuerpo
esbeltos, armónicos y bellos, libre de imperfecciones posturales, y defectos a nivel físico.

Esto repercute principalmente en quienes reciben la educación, es decir, en los alumnos,


ya que aquellos que no cumplían o no podían cumplir con estos nuevos criterios que exigía la
educación física, quedaban excluidos no solo de la clase, sino también excluidos socialmente
por no ser propietarios del modelo de cuerpo implantado en la sociedad (estas cuestiones se
abordaran con profundidad en el capítulo
relacionado a género).

En pocas palabras, la Educación Física es


el resultado de imposiciones políticas que
siempre buscaron como objetivo (desde el
inicio de la modernidad en adelante) ejercer
el control sobre la capacidad de pensar de las
personas, estableciendo criterios, conductas,
hábitos y conocimientos que influenciaran de
manera tal que el sujeto los reciba como
saberes indiscutibles, como herramientas de progreso. Y esto es inevitablemente visible en la
clase de educación física, en donde el alumno debe responder a parámetros discriminatorios
en función de la condición física, y en casos más extremos, basados en criterios de “belleza”.

Es por esto que la Educación Física, como disciplina escolar se encuentra ante una gran
problemática. Por un lado continuar respondiendo a las necesidades políticas de controlar la
sociedad, donde se utiliza como reforzador eficiente a los medios de comunicación, que
muestran cuerpos perfectos exigiendo modelos estereotipados del soma; es decir, seguir
contribuyendo a la construcción del cuerpo-objeto-maquina o redireccionar la intención
pedagógica de la disciplina hacia una nueva mirada de cuerpo, que implique entenderlo desde
adentro (haciendo referencia a la capacidad psico-afectiva-emocional de la persona) hacia
afuera; de lo psíquico a lo somático.

Resulta casi indispensable la importancia de una nueva perspectiva de la Educación Física


en donde el compromiso por parte de sus protagonistas, los educadores físicos, cambien los
rumbos de la disciplina hacia un replanteamiento de su campo de estudio, pero
principalmente de su objeto de estudio. Esto implica analizar los criterios de configuración
pedagógica de los contenidos, los objetivos, los métodos y la propia filosofía de la educación
física escolar y tratar de modificar la idea de que tiene como finalidad reproducir una cultura
física domino-morfista, eventualmente injusta e incluso (en algunos casos) opresiva, donde el

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ideal de la “igualdad de oportunidades” enmascare una falta real de oportunidades para la
igualdad, para desarrollar una practica y una sensibilidad corporal sobre otros fundamentos
que en la historia de los poderes biopolíticos se instauraron y que el aparato institucional-
administrativo autentifica.

De lo que se trata es modificar el modelo de cuerpo y actividad física que difunde e


inculca, ya que constituye un mecanismo de reproducción cultural que sirve a la legitimación
de los modelos dominantes de la cultura física, en busca de una educación física, como
disciplina escolar, que promueva un contrapeso cultural, una contracultura física, que permita
un mayor grado de emancipación respecto de las concepciones imperantes del cuerpo,
remplazándolo por una reconceptualización y un mayor grado de respeto a la diversidad de
usos y sensibilidades corporales.

La Educación Física se enfrenta a una gran problemática: reformar la ideología y la cultura


de las sociedades posmodernas. Sin embargo, este no es un problema propio de la educación
física sino, propia de la educación en general, lo que
significa reconstruir su finalidad, ya que la escuela como
institución normalizadora transfiere normas que
proponen las políticas de estado, es por ende un producto
de las biopolíticas.

Desde esta perspectiva la función de la educación y


por ende de la educación física, ya no sería la de transferir
las ideologías políticas, sino la de inculcar el desarrollo del
pensamiento crítico, de la reflexión y de los valores esenciales que hacen a la humanidad. En lo
que refiere específicamente a la educación física, nos proponemos utilizar estas finalidades
para reconstruir la concepción de cuerpo en busca de una sociedad igualitaria.

2. El problema de género en las prácticas pedagógicas

Las diferencias de género han influenciado directamente en las distintas épocas, en las
distintas sociedades del mundo. Y en la actualidad, esto no es una excepción, sobre todo en los
sistemas políticos e ideológicos que influyen sobre los modelos educativos, y por ende, en la
construcción de conocimientos y el desarrollo de la personalidad en las distintas poblaciones
mundiales.
El género es un problema socio-cultural que se ve involucrado profundamente sobre el
desarrollo psicológico de las personas, ya que, casi exclusivamente tiende a jerarquizar uno de
los dos sexos implicados en la diferenciación, y a menospreciar, subordinar y desprestigiar al
otro1.

1
Desde la biología, el término género se usa para clasificar un grupo de individuos con determinadas características
morfológicas y/o fisiológicas, y de esta manera poder diferenciarlos de otros dentro de una misma especie. Desde
las ciencias sociales, el termino genero se ha utilizado desde hace siglos, como una construcción social que tiende a
jerarquizar y establecer diferencias entre el sexo masculino y el sexo femenino a favor o en beneficios del primero.
Esta cuestión ideológica y social, ha marginado, subordinado y despreciado al sexo femenino, (generalmente
también a las personas de un determinado sexo que poseen conductas u orientaciones hacia el sexo opuesto) en
diferentes actividades y situaciones de la vida, impidiendo su desarrollo intrapersonal y social a lo largo de la
historia.

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Esta situación no es ajena a la Educación Física, ya que desde sus inicios se implementó
como norma la separación no solo de las clases de educación física en donde se destinó un
horario para varones y otro para mujeres, sino también en el proceso de formación,
particularmente en la realización de las actividades y en la selección de contenidos, ya que los
objetivos que se trabajaban en ambos casos no serían los mismos.
Sin embargo, las pedagogías modernas y los nuevos paradigmas que han tomado gran
relevancia en el campo de la educación, han intentado invertir esta controversia en busca de
una educación física que promueva una formación igualitaria y además, una reconstrucción de
las ideologías referidas a la problemática del género, con el objeto de mejorar las condiciones
para la totalidad de los estudiantes y la participación activa de la mujer en todos los aspectos
de la vida.

2.1. Historia Del Género

El problema de género tiene sus raíces en los principios de la existencia humana como
civilización, ya que se entiende en sentido de superioridad o supremacía que ejerce la
masculinidad sobre la feminidad, dando lugar a las innumerables inmoralidades, infamias,
iniquidades, ilegalidades y desigualdades cometidas por los hombres
a lo largo de la historia. Todas estas atrocidades nunca tuvieron
relevancia (o al menos hasta ahora), porque es el hombre quien
escribe la historia, por ende, optó por excluir a la mujer de su
protagonismo “indiscutible” a lo largo de los años.
Históricamente se ha aceptado la idea de un eterno masculino,
considerándose a la masculinidad como un principio universal y
permanente, que está por encima del tiempo, el espacio y las ideas de
la vida. La misma naturaleza nos sugiere ese principio al exhibir la
diferencia entre los sexos, por ejemplo ya en la gestación se otorga un
sexo al bebé. Incluso el lenguaje cotidiano se refiere a la masculinidad como un objetivo, como
un deber ser que implica un esfuerzo; opuesto en su totalidad a la mujer. Witting plantea:
“género como las tareas del sexo, donde el sexo es un mandato obligatorio para el cuerpo de
devenir de un signo cultural, manifestándose en obediencia a limitaciones históricas”.
La feminidad se considera algo natural e ineluctable, en cambio la masculinidad debe
adquirirse y pagarse caro. Esto se manifiesta en deberes, demostraciones o pruebas que
muestran que para llegar a ser hombre es necesario emprender toda una tarea.
La construcción social de la masculinidad y de la feminidad solo tiene sentido con
referencia al otro; en cuanto cambia la feminidad, se desestabiliza la masculinidad.
Cabe mencionar entonces, el concepto de género y su contextualización en la sociedad
contemporánea.
El concepto género surge en los años setenta en el contexto de la crítica feminista
para explicar, desde una nueva perspectiva, las diferencias entre mujeres y hombres, sobre las
que se ha justificado a lo largo de la Historia la discriminación contra las mujeres. El género es
cómo la sociedad define lo que es un hombre y una mujer. En ese sentido, es distinto de sexo

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(hecho biológico), ya que el género se construye social y culturalmente. Por eso cambia a
lo largo del tiempo y de cultura a cultura.
En todas las sociedades existen desigualdades y situaciones injustas producidas por
esa atribución diferenciada de roles y oportunidades de género a hombres y mujeres
Así, desde la primera declaración universal de derechos humanos (1789), muchos filósofos y
pensadores se empecinaron por justificar la exclusión de las mujeres de los derechos y de la
ciudadanía. Para ello argumentaron una diferencia natural, biológica, que asignaba a las
mujeres una naturaleza distinta a la de los hombres que explicaba sus menores capacidades
para ser plenos sujetos de derechos y decidir sobre sus vidas, excluyéndolas del ámbito de lo
público y la política.
Además, las mujeres eran consideradas seres inferiores, de ahí que se constituyeran en
sujetos dependientes y subordinados, siempre sujetos a tutela y vigilancia y cuya principal
función quedaría relegada a la reproducción y al ámbito del hogar y la familia, mientras
que los hombres estaban destinados a regir la sociedad, participar en la política y el espacio
público, escribir la Historia y desarrollar la Cultura y la Ciencia.
Respecto de estas ideas, el movimiento feminista y su pensamiento fue construyendo
una alternativa: las discriminaciones contra las mujeres no pueden explicarse por diferencias
biológicas. Se trata de una construcción cultural, basada en el patriarcado que otorga
privilegios a los varones y subordina a las mujeres y que, como tal, produce injusticias que
pueden y deben revertirse.
Los llamados “estudios de género” supusieron una revolución para las ciencias
sociales: las grandes corrientes teóricas: marxismo, funcionalismo, estructuralismo, etc., no
habían dado cuenta de la opresión de las mujeres. La distinción entre lo biológico y lo cultural
tuvo la enorme trascendencia de trasladar el problema al terreno de la voluntad y la
responsabilidad humana desde una mirada social-política-ideológica y cultural.
El proceso socializador perdura toda la vida pero es especialmente influyente en la
etapa infantil y juvenil. A través de la psicología diferencial sabemos que los niños y las niñas, a
la edad de tres años, tienen ya adquirida la identidad sexual y también la identidad de género.
Pueden distinguir a qué sexo pertenecen ellos mismos y los otros, y tienen una clara
conciencia de las principales atribuciones de su género.
¿Cómo se aprende el género? A través de la imitación de las prohibiciones,
permisiones, sanciones o reforzamientos que se aplican para que nos adecuemos al modelo
femenino o masculino en los diferentes espacios de socialización (la escuela, los miembros de
la familia, el lenguaje, la Iglesia, los medios de comunicación, etc.):
 A las mujeres se les atribuye mayor capacidad para las relaciones afectivas y se las
socializa para que desarrollen con eficacia su rol reproductivo y se hagan cargo de las
tareas de cuidado y atención personal. Los roles femeninos son considerados
secundarios, promueven la dependencia y tienen poca visibilidad en el ámbito social y
mucha en el familiar.
 A los hombres se le presuponen unos valores y roles que los preparan para ser
exitosos en el mundo público y profesional; laboral, económico, científico-tecnológico.
Se le socializa para la producción y se le educa para que la fuente de su autoestima,
sobre todo, provenga del éxito en este ámbito. Los mensajes que reciben los niños son
de visibilidad, dominancia y superioridad.

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Como acabamos de ver, las relaciones de género son relaciones de poder y
desigualdad. Es decir, género ubica a las mujeres, por el hecho de serlo, en una posición de
subordinación respecto del conjunto de los varones, quienes se sitúan en una posición de
dominio, de acuerdo a su género.
Ello no significa que cada mujer esté sometida a cada varón, pues existen otras
circunstancias que influyen en las oportunidades de las personas: edad, nacionalidad, clase
social, etc. Sin embargo, género, dentro de cada categoría, seguirá siendo una especie de
“distribuidor desigual de oportunidades” ubicando a las mujeres en una posición de desventaja
para acceder a los recursos y oportunidades de todo tipo.

La problemática de género y la discriminación


sexista no fueron ajenas a las políticas educativas
desde sus inicios y continuaron jerarquizando las
intervenciones sociales de hombres y mujeres,
perjudicando principalmente a esta última.
Los sistemas políticos que se encargaban de
estructurar los modelos educativos implementaron
como medida, determinadas prácticas dependiendo
de ciertos rasgos anatómicos, a partir de la sanción de
ley 1420 en 1884, en donde se proponía lo siguiente:
 “Actividades rítmicas, gimnasia femenina, danzas, ejercicios decentes y no violentos,
prácticas dirigidas a las tareas domésticas, y todas aquellas prácticas dirigidas a la
construcción de cierta feminidad vinculada a la maternidad, la reproducción y el
ámbito doméstico, para las mujeres” ( Vásquez, 1990), y
 Desarrollo de la fuerza, ejercicios militares, nociones de agricultura, ganadería y todas
las prácticas que hagan a la construcción de futuros hombres (con las características
atribuidas por las ideologías sexistas) para los varones.
Una gran influencia para estas decisiones educativas fue el pedagogo suizo Rousseau,
quien adhería exclusivamente a la división de prácticas educativas y sociales en función del
sexo. Decía lo siguiente: “la prioridad del entrenamiento corporal es común para ambos sexos
aunque se dirige a objetivos diferentes. En el caso de los varones su meta consiste en
desarrollar la fuerza, en el caso de las chicas, suscitar encantos” (Rousseau, 1997, p 285).
En la actualidad podemos reflexionar y comprender cuan equivocadas son estas
afirmaciones, que durante mucho tiempo fueron ignoradas y ocultadas (o mejor dicho
dominantes) por las imposiciones políticas e ideológicas del hombre, ya que el hecho de haber
nacido hombre o mujer, no debe limitar a nivel educativo ni social una actividad, un rol o un
tipo de asignatura o contenido a aprender.
Sin embargo, es sabido que cualquier asignatura escolar, sea o no educación física,
presenta reglas invisibles y mecanismos ocultos que muy sutilmente van contribuyendo a
construir cierto orden corporal, en base al sexo de la persona.
En la Educación Física escolar esto se refleja a la hora de analizar los contenidos de la Ley
Nacional de Educación. Esto plantea una separación natural por sexo a medida que se avanza
en la edad, imperando aun en las decisiones curriculares la ideología sexista. Pero esta no es la
única prueba convincente de que estos mecanismos discriminatorios por género continúan
teniendo gran protagonismo en la formación de sujetos dentro de la escuela, ya que

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encontraremos indicios mucho más contrastados dentro del ámbito de la clase de educación
física, en el patio o en el gimnasio.
Para analizar esta cuestión, recurrimos a varias investigaciones que se hicieron dentro de
la clase de educación física, con opiniones de profesores y también del alumnado, donde
denotan las características discriminatorias a la cual los alumnos son sometidos, desde edades
tempranas, dentro de la clase de educación física, al identificarse ciertas irregularidades con
marcado tono sexista y una jerarquización de lo masculino frente a lo femenino, sobre todo en
los siguientes aspectos:
1. Código de género en el lenguaje.
2. Comportamientos, gestos y actitudes más frecuentes de niños, y de niñas en la clase
de educación física, como elemento diferenciador.
3. Las representaciones de los docentes, desprestigiando la participación femenina en las
clases de educación física.

2.2. Lo femenino como refuerzo de lo negativo

Distintos estudios en el ámbito de la educación han puesto de manifiesto que existe una
discriminación de la mujer en la utilización del lenguaje escolar. M. Subirats (1988) sostiene
que “el código de género femenino está afectado por una negación del mismo, perfectamente
identificable a través del lenguaje”. En este sentido, se ha identificado ciertas pautas y ciertos
mecanismos que muestran durante las prácticas físicas y deportivas que las mujeres son
objeto de discriminación, subordinación y desvalorización.
En los grados mixtos, ciertos términos utilizados muestran, no sólo que las mujeres son
ignoradas en ciertos momentos de la clase, sino que además, cuando se hacen visibles, suelen
utilizarse como refuerzo de lo negativo o lo ridículo. Por ejemplo, “se mueve como una nena”,
“si siguen pegando así, salen del juego y se van a jugar con las chicas”, “las mujeres son de
madera”. El lenguaje y los términos utilizados durante la clase suponen una jerarquía, donde lo
masculino se convierte en norma y modelo de qué es lo que hay que hacer y de cómo hay que
hacerlo.

2.3. Asimetría corporal como común denominador

Ciertos comportamientos corporales, ciertos gestos y actitudes, ciertos movimientos,


ciertos desplazamientos, y ciertos usos del cuerpo, en el ámbito de la educación física, están
inscriptos como un deber ser para cada género. Las regularidades corporales que deben
cumplir los y las estudiantes durante las clases de educación física hacen que éstos/as se vayan
configurando como femeninos y masculinos. De esta manera se conservan ciertas relaciones
de dominación, ciertos derechos y privilegios.
Por ejemplo, se han identificado las siguientes situaciones reiteradas en las clases mixtas. En
las mismas, predomino la práctica de futbol en los varones y el voleibol en las mujeres. Del
mismo modo, se han interpretados las observaciones que hacen los educadores físicos al
respecto:
 Los varones son, en todos los casos, los primeros en iniciar el juego y los últimos en
terminarlos.

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 Los varones son, en la mayoría de los casos, los que buscan el material, lo agarran, lo
manipulan, aún antes que el profesor tome lista, por el contrario, no se han observado
acciones similares en las mujeres.
 Los varones, en general, se gritan o insultan cuando se equivocan, las mujeres tienden
a taparse la boca y reírse.
 Los varones van a buscar la pelota trotando, cuando sale del juego. Las mujeres van
caminando a buscarla, inclusive a veces le piden al profesor que se las alcance.
 Las mujeres saben que entran al gimnasio o al campito de deportes, encuentran un
espacio y se sientan casi en silencio. Saben lo que se espera de ellas. En cambio, los
varones entran corriendo y empiezan a moverse. Quizás, como afirma Scraton (1995),
de las mujeres se espera comportamientos más suaves y no tan bruscos. La conducta
femenina aceptable supone autocontrol, silencio y orden. En el contexto deportivo,
perder delicadeza y desviarse del destino femenino es un costo cuya etiqueta tiene
nombre y apellido: ser machona. Lo mismo ocurre con aquellos varones que no
cumplen con el rol masculino, el estigma es ser débil o mariquita.

En casi todos los casos descriptos, los usos corporales de niños y niñas muestran no sólo
una arbitraria distribución de roles sino,
fundamentalmente, la existencia de ciertas relaciones de
poder marcadamente desiguales. Dichas relaciones de
poder, y al no permitir a la mayoría de las niñas
estrategias de modificación, se cristalizan y se fijan dando
por resultado lo que Foucault (1984) ha denominado
estado de dominación2.
En este sentido, la mayoría de las relaciones e
interacciones que se configuran durante las prácticas
físicas y deportivas, tienden a ser asimétricas, es decir,
desiguales.
La clase de educación física en relación al tiempo y el espacio:
La mayoría de los varones tienden a ocupar los espacios más amplios y centrales, la
mayoría de las mujeres –y también algunos varones- utilizan espacios reducidos y marginales.
La utilización, proporcionalmente menor del espacio por parte de las niñas durante la
actividad físico-deportiva contribuye a estimular entre ellas la idea de protección de sus
cuerpos y la idea de que deben permanecer encapsuladas en el espacio personal. Iris Young
(1980) señala que en el desarrollo físico, las niñas adquieren muchos hábitos sutiles de
comportamiento corporal femenino, como caminar como una niña, mover la cabeza como una
niña, reír como una niña.
En sentido opuesto, la utilización casi total del espacio por parte de los varones, reafirma y
reproduce los tradicionales estereotipos masculinos: ser fuerte, ser valientes, y sobre todo
estar en control de la situación lúdico-deportiva.
También el uso del tiempo, es desigual. Tiempo de realización de las prácticas motrices,
mayor en los varones que en las mujeres. Como afirma Pimentel (1986), en una investigación

2
Siguiendo a Foucault (1984) “la relaciones de poder impregnan todo comportamiento social, pero son móviles y
permiten a los individuos estrategias de modificación; cuando se obliteran estos mecanismos de reversibilidad y las
relaciones se tornan fijas nos hallamos ante estados de dominación”.

12
distinguiendo a los más dotados de los menos dotados, el tiempo de actividad motriz durante
la clase es significativamente mayor en los clasificados más dotados con respecto a los menos
dotados. Estos últimos son los que no logran una respuesta motriz eficiente y eficaz.

2.4. División de masculino y femenino

Todas estas prácticas de los alumnos y alumnas siguen estando avaladas, consciente o
inconscientemente, por las representaciones de los docentes. Sus perspectivas académicas
sobre la masculinidad y feminidad, continua participando en la institucionalización de ciertas
normas, ciertas prácticas y ciertas prioridades para cada género. Así mismo las expectativas de
los docentes son diferentes si se trata de un varón o de una mujer.
Las entrevistas realizadas a los profesores de educación física han puesto de manifiesto
que, a pesar de que explícitamente se menciona la coeducación y la igualdad de sexos, las
diferencias jerarquizadas continúan trasladadas en el ámbito escolar. Esto se remarca a la hora
de revisar las expectativas de logro, es decir, lo que los profesores esperan lograr de sus
estudiantes: en los varones se persiguen fines variados, mientras que en las mujeres alcanza
con que “puedan jugar a algo parecido, nunca igual, al vóley”, o a lo sumo “que se muevan”.
No solo la distinción de cualidades es imaginariamente ligada a cada sexo, sino que dichas
cualidades tienen un valor jerárquicamente diferencial, sobre todo si se trata de varones, pero
lo más grave aquí es que los alumnos que entran en la educación física llegan a nuestros
programas con muchos conocimientos acerca de las formas en que el género es construido. La
escuela es un lugar en que las ideologías de diferencia son presentadas a los alumnos como
“naturales e inmutables”; y esto se debe en gran medida, a que las diferencias son
representadas en una interminable serie de actividades en las que, por ejemplo, las
actuaciones de las chicas son comparadas y consideradas frente a la de los chicos, las
actividades se modifican o acortan porque se supone que las chicas no son capaces de
participar contra o con los chicos, etc.
Siguiendo esta misma línea es visible el papel de la educación física como reproductora de
las ideologías dominantes en nuestra cultura marcada por el hombre, en todas las
manifestaciones que conocemos (y que aún no), manipulando a través de un elemento
estereotipadamente visible y que no deja dudas al respecto de lo que se propone. Estamos
hablando del cuerpo, ya que representa no solo nuestras características a nivel corpóreo
consideradas “aceptables”, sino también, simboliza nuestro status social-cultural; es decir, el
cuerpo como un símbolo y significante de relaciones sociales y estructurales de poder y
privilegio (aspectos que no se desplazan solamente a cuestiones de sexo sino también de raza,
de clase, de etnias culturales y religiosas, etc.).
Estos dos últimos términos están estrechamente vinculados al modelo de sujeto que
propone la educación física. Un ejemplo claro de esto es la promoción de un cuerpo ideal a
partir de la realización de actividad física, una buena alimentación, el cuidado estético del
cuerpo con su respectivo mejoramiento, etc., que tienden a crear un pensamiento incorpóreo
en las personas. Esta incorporeidad promovida desde la educación física es reforzada por
todos los medios de comunicación que nos rodean (revistas, tv, publicidades, películas,
novelas, diarios, e incluso instituciones como la iglesia, la escuela, el campo de la medicina,
etc.).

13
Lo más penoso que cabe remarcar aquí es que se les enseña a los alumnos una
construcción de sí mismos a la que no todos podrán acceder en el futuro, (e incluso en el
presente, esto se ve en la clase de educación física cuando se lo discrimina al gordo/a, al
pasivo, al “mariquita”, etc.), ya que muchas personas son reprimidas y discriminadas tan solo
por pertenecer a una etnia o a determinadas culturas (negros, judíos, pobres, etc.). E incluso
aquellos que no pertenezcan a ninguna clase, religión o cultura particularmente discriminada,
no se insertaran en el sistema en la medida en que no posean cuerpos esbeltos, atractivos,
desarrollados físicamente, “estéticamente bellos”, ya que estos atributos son sinónimos de
buena salud, poder, prestigio y privilegio.
Para los educadores físicos esto ha supuesto que hemos tendido a creer y a enseñar a los
alumnos que la condición física y la salud son fundamentalmente responsabilidades
individuales, promoviendo que con un poco de determinación, fuerza de voluntad y disciplina,
y compromiso, todos los alumnos pueden llevar vidas saludables y cuerpos armoniosos que
les garanticen el éxito en la vida. Y es aquí donde es necesario hacer un análisis minucioso de
esta cuestión, ya que introduce a las personas, desde edades muy tempranas en un campo
muy peligroso: “la necesidad de obtener un cuerpo perfecto (o al menos como lo exige la
cultura del cuerpo actual), sea como sea”.

2.5. Feminidad y búsqueda del cuerpo perfecto

Siguiendo con la perspectiva occidental-


capitalista, podemos decir que todas las
personas, como productos de una sociedad
incorpórea sometida por el modelo de
consumo, están subordinadas a la idea de la
búsqueda del cuerpo perfecto, necesario
para formar parte de la “sociedad activa”3.
Sin embargo, esta idea recae
principalmente en la sociedad femenina, ya
que como mencionamos anteriormente, la
mujer se obligada a construir parámetros de
feminidad, postulados por las ideologías de
género y las influencias socio-culturales, desde hace siglos. Parámetros que imponían
conductas estereotipadas, cuyo objetivo era reducir el modelo de la mujer, a conductas que
tengan como prioridad la construcción de un cuerpo moldeado, que resalte encantos y belleza;
una mujer que sea la encargada de ser el sustento emocional del hombre; una mujer
encargada de la crianza de los niños y dedicada a las tareas domésticas. Es decir, una mujer
subordinada a las decisiones del hombre.
Estas cuestiones ideológicas, discriminatorias y jerarquizantes que le otorgan un papel
pasivo a la mujer y en donde pareciera que su único objetivo es ser bella, se ve muy reforzado
por la cultura occidental capitalista posmoderna, a través de los medios de comunicación, que
promocionan un modelo de mujer “absolutamente superficial”, por lo que si fusionamos estas
dos problemáticas que enfrenta la mujer en la actualidad, podemos deducir que se enfrenta a
3
Hace referencia a la sociedad que se sitúa como la predominante, la que posee de poder y privilegio en función de
características atribuidas en función de sus corporalidades o sentidos de pertenencia a una cultura aceptable.

14
una cuestión existencial que la lleva, en muchos de los casos, a tomar decisiones
extremadamente nocivas para su corporeidad en busca de ese cuerpo “perfecto, moldeado y
saludable”.
Para testificar lo mencionado anteriormente, sólo tenemos que pensar en cuántas mujeres
moldean, configuran y esculpen sus cuerpos mediante estrictos regímenes que con frecuencia
incluyen hacer dietas estrictas, ejercicio y cirugía en un intento de reformar sus rostros,
muslos, estómagos y senos, dedicando, en la mayoría de los casos, muchísimo tiempo y dinero,
sobretodo, a la hora de solucionar el problema del vello corporal.
Lo que resulta interesante de estas acciones es que las mujeres parecen hacerlas
voluntariamente y de buena gana. Pero esto no es tan simple como parece. Hay recompensas
para las mujeres que se someten a estos parámetros y sanciones para las que no lo hacen, y
esto es una cuestión que tienen muy claro y muy en cuenta, motivo que las lleva, no solo a
adherir a esta ideología impuesta por el hombre, sino también a mantenerlas y sostenerlas
incluso cuando no se considere lo correcto.
Esto se piensa así, ya que una mujer que no se adapta, que tiene vello en todos los
sitios “inadecuados”, cuyo olor, aspecto, tacto o forma de vestir no está dentro de los límites
“aceptables”, la vida puede resultarle muy difícil.
Lo irónico de todo esto es que pocas o ninguna mujer puede satisfacer o satisface las
imágenes dominantes de la mujer “ideal”. Sin embargo, muchas siguen intentándolo. No hay
que buscar mucho para ver los resultados de esto. Los datos son alarmantes. La incidencia de
alteraciones alimenticias y de la morfología entre las mujeres jóvenes, y ahora entre las chicas
de hasta 7 y 8 años, sugieren que muchas mujeres y chicas están sufriendo en sus intentos de
estar delgadas.
El hecho que exista algo como la industria de la dieta y de que sea uno de los
segmentos de la economía en más rápido crecimiento en estos tiempos de recesión, es una
indicación de hasta qué punto desean muchas mujeres estar delgadas o adaptar su cuerpo a
un estereotipo perfecto. Una vez más, se transmiten a las mujeres de que ser “femenina” y ser
“hermosa” son responsabilidades individuales de las mujeres. Lo que se oculta en estos
mensajes, son las relaciones sociales y las políticas ideológicas-culturales que hay detrás de
estas definiciones. En realidad, ser femenina y hermosa significa acercarse lo más posible (por
los medios que sean necesarios) a los estándares de deseabilidad definidos por los hombres de
clase media, blancos, jóvenes, físicamente capacitados, cristianos y heterosexuales.

2.6. Obesidad y Educación Física

Nos remitimos en este apartado a tratar éste


problema particular en las clases de Educación
Física (aunque no el único), con el objeto de
resaltar una cuestión que influye decisivamente
sobre la construcción de la corporeidad de los
alumnos, y que muchas veces es naturalizada y
reducida a aspectos culturales, por los propios
profesores de educación física e incluso por la
misma sociedad.

15
La Educación Física es una asignatura escolar en la que podemos ver como se utiliza el
cuerpo para la reproducción de relaciones de poder dominante. La raza, el género, la clase, la
edad, la sexualidad, y sobre todo las capacidades-incapacidades, son expresados en y a través
del cuerpo; y los educadores físicos participan de manera central en la producción y
generación de conocimientos y experiencias corporales.
Esta problemática necesita ser reconocida por los educadores físicos, como un lugar
donde las luchas acerca del cuerpo y las formas en que es representado e interpretado están
siendo contestadas, y en muchos casos mal interpretadas, continuamente. Éste es un desafío
real para la disciplina, puesto que hay evidencia de que los educadores físicos se han mostrado
y continúan mostrándose remisos a participar en el análisis, reconstrucción y reinterpretación
del objeto de estudio.
Hargreaves (1984) resulta útil para explicar cómo está situada la educación física en
estas luchas. Defiende que “la teoría de la educación física, sus objetivos y practicas
recomendadas, constituyen un programa de control mediante un trabajo sostenido sobre el
cuerpo (p. 163)”. Es mediante el trabajo sostenido sobre los cuerpos individuales, cómo resulta
posible la naturalización de construcciones particulares de raza, clase, género, sexo, edad,
capacidad e incapacidad. Continuando con lo que
sugiere Hargreaves: “la naturaleza individualista del
discurso de la educación física provoca la
desaparición virtual de la estructura social,
individualizando el proceso y los fenómenos sociales,
reduciéndolos a los atributos de las personas y sus
interacciones (p. 165)”. Lo que quiere decir el autor es
que la educación física estaría reduciendo todo su
campo de estudio a la construcción de un modelo de
“cuerpo incorpóreo”, a una corporalidad absoluta.
Este problema de “interpretación” del campo de estudio por los propios protagonistas
de la educación física, los educadores físicos, remite a una cuestión que excede a la
perspectiva sociológica y científica de la construcción de la corporalidad, para adentrar en un
problema más concreto, pero a la vez delicado.
Nos estamos refiriendo a como incide esta
construcción que propone la educación física en
los alumnos, principalmente en aquellos donde
se refleja mucho más sus “incapacidades” por
encima de sus cualidades. En este sentido el
principal perjudicado y atormentado es el/la
gordo/a.
Desde los comienzos de la Educación
Física este “personaje” (que nunca falta) a sido
objeto de discriminaciones, exclusiones, diferencias, maltratos e incluso agresiones, nos solo
de sus propios “compañeros”, sino también del mismo profesor, provocando desordenes
psicológicos y una incorrecta construcción de su corporeidad; por lo que es más que común,
“que el/la gordito/a” odie, decididamente, la clase de educación física; ser gordo significa no
adecuarse a los estereotipos que la sociedad impone y acepta como únicos; significa ser objeto
de burlas que terminan por autoexcluirlo de la sociedad.

16
Esto es claramente visible en las clases de Educación Física donde al gordito se lo
manda al arco por carecer de capacidades físicas o agilidad (aunque no necesariamente el
exceso de peso esté relacionado con falta de agilidad), o cuando el profesor le permite decidir
si desea realizar la actividad o no, por el simple hecho de ser gordo (esto se da en el mejor de
los casos, ya que muchas veces el profesor automáticamente lo excluye de la clase).
Sin embargo, desde la vereda opuesta, esta cuestión se transforma en algo mucho más
traumático, ya que la gordita, no solo debe cargar con el hecho de no cumplir con los atributos
que la sociedad exige como modelo de cuerpo “perfecto”, sino también, por el simple hecho
de ser mujer (caracterizada por ser pasiva, por carecer de fuerza, por ser inferior al hombre,
etc.) y no cumplir con los parámetros de femineidad impuestos ideológica-social y
culturalmente.
Lo absurdo (pero a la vez muy penoso) de todo este problema de discriminación, es
que gracias a la educación física y a muchos de sus educadores que imponen modelos falsos e
irracionales de cuerpo, entre otros factores, muchas mujeres se autodestruyen a sí mismas (en
el peor de los casos mueren), en una incansable búsqueda por el inalcanzable “cuerpo
soñado”.

3. Educación física, historia y representación

La historia reciente de la Educación Física tiene un lazo muy estrecho con el mundo
deportivo. Claro que si rastremos sus orígenes históricos más profundos, La larga historia de la
Educación Física, nos permite observar que esta ha utilizado diversos términos, vocablos para
identificarse, posiblemente es por eso que en la
actualidad el termino se circunscribe al contexto
educativo con tendencias que apuntan
hacia una denominación que sea
consecuente con las actividades que bajo
su significado se realizan.

Desde sus comienzos fue denominado


Ejercicio Físico, practicado por los persas,
griegos, los romanos y los caballeros con
fines militares, políticos, estéticos, religiosos
y competitivos. En esa época los persas
preparaban a sus niños desde los seis años en un programa riguroso
de adiestramiento dirigido a la preparación física y moral con el fin de ser una de las potencias
militares más importantes de la época, al igual que estos, los griegos le han dado mucha
importancia no solo al intelecto sino a la perfección y al triunfo físico, buscando ser superiores
a los demás. Esta búsqueda de perfección no era posible sin la belleza acabada del cuerpo,
desarrollando prácticas de gimnasia, juegos entre otras actividades que se relacionan con la
Educación física.

Con la explosión cultural y humanista del Renacimiento cambia la concepción del ser
humano, y comienza a construirse lo que más tarde se denominaría antropocentrismo, donde

17
el cuerpo y el ser pasan a convertirse en el centro de atención, en donde el cultivo y el
desarrollo de los valores individuales son su principal tarea.

Fue evidente para esta época que la Educación de lo Físico, era concebido como algo
relevante y de suma importancia, ya sea para poder mantener una apropiada salud, para
prepararse y entrenar físicamente en caso de surgir una guerra y como un medio para
desarrollar efectivamente el cuerpo humano. La educación del cuerpo se enfoca hacia el
mantenimiento de la salud, fundamentado en unos comportamientos simples, a saber, mucho
aire, ejercicio, dormir y un régimen sencillo, buscando un equilibrio en el hombre, situando al
cuerpo junto a otros valores humanos. Lo que explica que el cuerpo sea el objeto de atención
no sólo de los educadores sino también de los artistas, pintores y escultores ante todo,
dándole mucha atención al disfrute del presente y al desarrollo del cuerpo. Se popularizo la
idea que el cuerpo y el alma eran inseparables, indivisibles y que uno era necesario para el
funcionamiento óptimo del otro. Se creía que el aprendizaje se podía fomentar a través de una
buena salud, en donde se creía que una persona necesitaba descanso e involucrarse en
actividades recreativas para poder recuperarse de las actividades del trabajo y el estudio.
El período renacentista ayudó a interpretar el valor de la educación del cuerpo al público
en general, demostrando una sociedad que promociona la dignidad y libertad del individuo y
que reconoce el valor de la vida humana donde también habrá de poseer un alto respeto al
desarrollo y mantenimiento del cuerpo humano. Reviviéndose así el enfoque de reconocer la
importancia de la educación del cuerpo y el movimiento para desarrollar y mantener el
bienestar general, como medio recreativo o para fines militares, surge un espacio donde los
ejercicios físicos forman parte de la educación de los jóvenes, reconociendo la importancia de
la educación física dentro de la educación general del individuo.

En la modernidad la Educación Física reconfirma su importancia, donde la comienzan a


tomar como un medio para educar y gozar de una buena salud. Esta adquirió gran relevancia a
través de un método de aprendizaje inductivo “a mayor actividad física, mayor aprendizaje”,
también se prestó gran atención a la psicología evolutiva y a las leyes naturales de desarrollo
del niño. Este sistema natural fue presentado con el objetivo de lograr un desarrollo físico
integral mediante actividades naturales del ser humano: marcha, carrera, salto, lanzamiento,
cuadrupedia, danza, etc. Dichas actividades se realizaban al aire libre, procurando que
incidieran en el desarrollo cardiovascular y pulmonar.

En ese tiempo se produjo un gran “movimiento deportivo” que pronto se extendió por
todo el mundo, introduciendo al deporte en los centros educativos, en donde se buscaron los
valores positivos y formativos del deporte, estableciéndose una estrecha relación entre el
profesor y el alumno. La práctica deportiva en el marco escolar y su decisiva importancia en la
sociedad lo han consolidado como un bloque fundamental de los contenidos de la educación
física. A mediados del siglo XX el hilo conductor del concepto de Educación Física identificado
con la gimnasia parece perderse o confundirse entre las diferentes ciencias y actividades
deportivas, es decir la gimnasia siguió como gimnasia, los deporte se organizaron en
asociaciones o federaciones privadas y en las instituciones educativas se mantuvo el termino
Educación Física.

18
El dualismo mente cuerpo en el que centraron la expectativas los profesores de Educación
Física tomaron dimensiones y direcciones que ya no solamente eran aprendidas y enseñadas
en las instituciones educativas. Pareciese que el ideal de hombre ahora está en dependencia
de los gobiernos y sus políticas sociales como respuesta a la satisfacción de las necesidades
básicas de la población en busca de su bienestar. A pesar de estas nuevas miradas, el campo
educativo cobró importancia en la formación de los profesores de Educación Física,
proliferaron las facultades y los institutos de Educación Física, cada uno formando
profesionales según las exigencias propias de cada región y las contingencias sociales
relacionadas con el tiempo libre, el ocio, la salud, la recreación, la ecología, la investigación, el
deporte competitivo de alto nivel, el juego, el entrenamiento deportivo y la administración,
entre otros.

En la actualidad se ven nuevas corrientes de la Educación Física, donde se ponen en juego


las habilidades motrices, el deporte como medio educativo, recreativo institucional, la
expresión corporal con todos elementos constitutivos como son la danza el ritmo, las
representaciones, dramatizaciones, el lenguaje y los bailes populares, los juegos motores,
actividades para mejorar y convencer a la sociedad que la práctica de actividad física mejoran
la salud, complementando con actividades en la naturaleza, al aire libre, en donde se trata de
formar conciencias sobre la importancia del cuidado del medio ambiente.
No obstante esto, todavía existe un imaginario social donde se conceptualiza a la
educación física como una disciplina eminentemente práctica donde el desarrollo de la
eficiencia deportiva, juega un gran papel como peso ideológico, configurando espacios
económicos donde la preparación física de alto rendimiento, la instrucción corporal
(musculación, pilates, gimnasia aeróbica, etc.), reflejan una práctica donde los profesionales de
la educación física dirigen todos sus conocimientos.

Entre finales del siglo XIX y principios del


XX la Educación Física entró a la
escuela como asignatura escolar,
pero esta entrada, con sus contenidos
y métodos que no eran la decantación
natural del proceso de cientificación
y/o pedagogización en la educación
física, fueron el producto de una
decisión de política curricular, política
educativa. Puede decirse que este
modelo fue la síntesis de elementos como los
postulados de la pedagogía moderna en donde hablaban de un infante a
educar y un método único para todos cuyo dominio era exclusividad del maestro. Otro
elemento influyente fue la inflexión en la historia de las prácticas higiénicas, referidas a la
limpieza del cuerpo, y la mejora de la raza.

A comienzos del siglo XX el deporte en nuestro país comienza a conformarse como


fenómeno cultural aglutinante, donde el fútbol aparece como el mejor exponente de un hecho
social que convoca sujetos de distintas clases sociales; alcanzando a mitad de siglo el estatus
de deporte nacional.

19
Dentro de este contexto, la EF como asignatura formadora desde el cuerpo e incluida en el
proyecto de moldeado del hombre argentino, tenía un papel de perfeccionar a la población
argentina, bajo los preceptos de la eugenesia y de la ciencia de la higiene, tomando como dato
la base étnica variada de la población y su estado sanitario. El positivismo es la concepción de
ciencia con que adquiere legalidad y legitimación, de la mano de la biología, neurofisiología y
la psicología experimental, ganando prestigio social como disciplina pedagógica, legitimada
desde las ciencias.
Durante el primer periodo posterior a la sanción de la ley, la gimnástica es abordada por
maestros o por algunos profesores extranjeros tomando como objetivo principal el desarrollo
muscular. (Martin, 1986).
El programa contenía ejercicios gimnásticos que buscaban uniformidad con ejercitaciones
rígidas tomadas del orden militar. Esto puede entenderse teniendo en cuenta dos cuestiones:
Por un lado la ausencia en la formación docente en la educación física dado que los cursos
temporarios de ejercicio físico para maestros se inician recién en 1902. Otra de las cuestiones
fue la llegada de oficiales del ejército a las escuelas en 1895, una vez decretada la
obligatoriedad de la enseñanza militar en todos los institutos de educación secundaria y
normal dependiente del ministerio de instrucción pública. Se prescribe que en colegios y
escuelas de provincia den clase los respectivos profesores de gimnasia e instrucción militar.
En 1898 se decreta la reorganización de la educación física en los colegios nacionales.
Esta reforma reemplaza a los
ejercicios militares por un programa
científicamente orientado.
Inicialmente el nuevo sistema de
educación física, de base científica,
es propuesto para los colegios
nacionales, preparatorios y por lo
tanto limitado a una elite. En 1905
parece primar la necesidad de
ampliarlo a toda la sociedad.

El modelo fundacional, centrado en el sistema argentino, incluye gimnasia


metodizada, ejercicios militares, ejercicio de alineación, marcha, salto, circulaciones, carreras,
juegos no violentos y de carácter pedagógico, excluyendo el atletismo y los deportes
competitivos (Sistemas inducidos).

En la actualidad, en la Educación Física se


observa que existe un rechazo al modelo técnico
de enseñanza tradicional que se ha utilizado
desde sus comienzos, pero no hay una
formulación clara de una propuesta
metodológica alternativa; se trata de insistir en la
aplicación del método científico y el aprendizaje
por investigación y descubrimiento, pero las
alternativas metodológicas son diversas,
insuficientemente delimitadas y fuertemente marcadas por

20
secuencias inductivas que inician las tareas de aprendizaje a través de la observación y el
contacto con la realidad, basándose en la creencia de que los alumnos podrán llegar a abstraer
el conocimiento necesario; escasean las actividades de formulación y comprobación de
hipótesis que constituyen el núcleo esencial del proceso constructivo de descubrimiento.

Es decir, frente al rechazo de la enseñanza tradicional surge como alternativa una


propuesta pedagógica basada en la experiencia empírica. La epistemología que subyace a tal
planteamiento, así configura un modelo inductivo y actualmente insostenible en la ciencia,
según el cual la secuencia del método científico se estructura partiendo de la recogida,
clasificación y análisis de datos puros para concluir con la generalización inductiva; cuya validez
habrá que probar posteriormente de modo deductivo (Barrón, 1997)”.

3.1. La irrupción del Deporte

La disciplina corporal deportiva surge a mediados del siglo XIX luego de que se
produjera la revolución industrial, a raíz de que la Burguesía quería tener un control más
riguroso sobre la productividad de sus grandes industrias.

Los sectores altos consideraban que la salud de la población estaba en peligro,


refiriéndose a esto como una enfermedad de tipo económica, militar y social. No le temían a
la enfermedad en si (cantidad de enfermos) sino a las repercusiones que esta le podían
originar a la actividad industrial, viéndolos como una amenaza para su productividad. Los fines
que tenían estos sectores burgueses eran la búsqueda de un ideal de obrero – soldado –
deportista, ya que decían que los trabajadores con estas características favorecían a una
mayor producción, a la protección en el caso de enfrentamientos sociales, y eliminaban todo
tipo de vicio que conlleve a un cambio de pensamiento y de formación de clases opositoras.

Lo que tuvieron en cuenta para llevar a cabo ese ideal fue una serie de actividades y
prácticas sociales (hábitos higiénicos, campañas de difusión del positivismo del ejercicio físico,
implantaron la obligatoriedad del ejercicio gimnástico, impusieron una nueva forma de jugar al
modo deportivo) buscando una determinada forma de conducta y de disciplina corporal.

Las clases dominantes experimentaron los dispositivos deportivos con sus propios hijos
a través de los centros educativos al cual asistían. Esto llevo a una reforma de las instituciones
educativas donde el deporte empezó a ser parte de una estrategia del control de las horas
libres y acabo convirtiéndose en uno de los contenidos formativos más importantes de estas
instituciones, tomando los efectos positivos y eliminando los negativos. Así se fue
construyendo un mecanismo de control acorde a las necesidades y creándose disciplinas
deportivas concretas como rugby, fútbol, que fueron legitimadas a
través de asambleas por los integrantes de estos espacios
educativos.

En fin, los sectores poderosos utilizaron las instituciones


educativas y el deporte como herramientas para la reproducción
del modelo de sociedad que pretendían.

A mediados del siglo XVIII, algunos colegios empezaron a crear

21
vínculos deportivos a través de diferentes encuentros, algunos de ellos eran, por ejemplo, el
Cricket y el Remo. Poco a poco, esto se fue haciendo muy rutinario. Fue en estos años en
donde decimos que se empezó a construir un primer lenguaje deportivo que resultaba
indispensable para poder llevar una competencia sana. Esto se logró poniendo de manifiesto el
interés y el pensamiento colectivo de las nuevas generaciones de “viejos muchachos¹, que a
través de sus experiencias personales en la escuela, comenzaron a reunirse, a discutir y debatir
sobre distintas formas que se podían adoptar para poder llevar a cabo los juegos. De esta
manera algunos se aliaron, otros se separaron y es aquí donde empiezan a forjarse
asociaciones, federaciones, órganos de gobiernos, jerarquías deportivas que empezaron a
organizar competencias en los diferentes niveles (locales, regionales, nacionales, etc.).

Como toda iniciativa de cualquier índole, esta no fue la excepción y podemos afirmar
que el negocio se acercó para sacar su provecho, a medida que los grupos de las clases
dominantes vieron al deporte como una actividad con fin de lucro se multiplicaron las ramas
de profesionales que le intentaban dar un sentido lógico y una explicación sabia al nuevo
fenómeno tratando de “apropiarse de las definiciones apropiadas”, así como de asegurarse
áreas de influencia y de poder.

Todos los estamentos sociales tuvieron una gran influencia sobre la creación de los
deportes, por ejemplo la escuela, los grupos privilegiados de una sociedad capitalista, donde la
iglesia se destacó porque en ese momento poseía un gran poder y su palabra era muy
valorada y escuchada por toda la población. De esta forma los sacerdotes que tenían una gran
llegada a los diferentes grupos sociales de la época, descubrieron y pensaron que el balón de
fútbol podía ser un medio para llegar a la Palabra de Dios, entonces gracias a esto y teniendo
en cuenta que la iglesia poseía terrenos, poco a poco, se fueron convirtiendo en campos de
juegos en donde la gente comenzó a acercarse con interés y énfasis.

Atraídos por la propuesta de la iglesia, los fabriles comenzaron a armar sus equipos y
de a poco esta práctica se hizo muy común y de amplia aceptación para el proletariado, a tal
punto, que se empezó a estudiar y analizar la práctica llevando a modificar algunas situaciones
en cuanto al estilo de juego. Tal fue la aceptación y el gusto por el deporte que a mediados de
1880 se empezó a hablar sobre el profesionalismo que debía adoptar tal práctica. Esto se
fomentó aún más con la introducción del espectador sobre el terreno donde se desarrollaba el
deporte, a tal punto que el proletariado luego de cumplir con sus horas laborales, salía de los
mismos y se dirigían a observar de una manera muy afiebrada y con un fanatismo difícil de
parar.

El fútbol se había convertido en un elemento fundamental de la cultura popular, que


ocupaba la mente, el tiempo libre, desviaba preocupaciones y fundamentalmente entretenía.
Este proceso de aculturación trajo sus repercusiones, ya que pensaban que estos eventos
producían una desviación en las prioridades de las personas, dejando el trabajo de lado que
era la principal actividad y motor ideológico de esta época.

Diferentes fueron los puntos que se tuvieron en cuenta para poder explicar el
desarrollo deportivo a lo largo de este momento histórico, pero debemos tener en cuenta y
valorar más allá de esto, (aunque siempre se lo definió como una práctica para ayudar a

22
formar al obrero), el deporte creció a pasos agigantados y poco a poco fue abriéndose paso y
tomando una dimensión ideológica extraordinaria como práctica corporal individualizada.

Con el paso de los años, la sociedad fue evolucionando en todos sus ámbitos y el
deporte no fue la excepción. Tomo dimensión a lo largo del mundo, no solo como una forma
de entretener, sino como una formación social, cultural y educativa.

El individuo no realizaba ejercicios así porque si, sino que había toda una explicación
en torno a esto que nos permitían saber el porqué de la práctica. A nivel educativo se convirtió
en uno de los pilares fundamentales de la Educación Física, en donde, a través de él, se podía
inculcar al niño, valores, aptitudes y enseñanzas significativas, Educando a través del cuerpo.

3.2. Prensa y Deporte

Sin duda la aparición de la prensa fue un momento de gran envergadura para el


crecimiento de las prácticas deportivas, tenía como propósito dar a conocer un mensaje con
lenguaje, estilo y contenidos diferentes, y lo más importante, que fuera dirigido a diferentes
públicos, ya que se quería lograr una homogeneidad de los mismos.

Rápidamente el auge de los medios de comunicación logró un aumento y una


popularización aún mayor del deporte, sobre todo del fútbol. Esto obviamente conllevó a un
mayor poder de convocatoria y desplazó consecuentemente a otro tipo de prácticas que se
realizaban en la época. Esto posibilitó aún más la fuerte introducción de los empresarios
burgueses que vieron con buenos fines la inversión en el medio deportivo, buscando a través
del mismo poder establecer distintas formas de liderazgo político.

La importancia de los mercados destinados a materiales es tal que ha originado, casi


para todos los deportes, el nacimiento de empresas que evolucionan hoy en día según los
modos más ejemplares de las <estrategias avanzadas>. Dichas empresas deben lo esencial de
su éxito inicial a sus innovaciones industriales y especialmente al dominio de sus nuevos
materiales que permiten renovar por completo los útiles existentes (esquís, raquetas, pelotas).
Luego, han desarrollado sus mercados emprendiendo las acciones comerciales tradicionales
(publicidad, distribución) a las que han añadido las excepcionales posibilidades de los
espectáculos.

Todos los campeones se han convertido, así, en agentes publicitarios de las grandes
empresas que habían puesto cuidado en introducir una imagen suplementaria en la corriente
social, la de sus marcas. Aun mas, en todos los deportes en lo que los equipos nacionales
llevan el peso en los enfrentamientos más espectaculares, han unido sus esfuerzos para
financiar el considerable costo de la selección y del entrenamiento de las élites. Entonces, no
han podido evitar convertirse en empresas de escala mundial a medida que ciertas prácticas
también llagaban a serlo.

Hoy día, para casi todos los artículos de deporte la producción mundial es obra de un
reducido número de empresas multinacionales que dispersan sus fábricas o sus puntos de
venta por todos los países del mundo. Los medios financieros de los que disponen dichas
empresas, y más aun las que sepan realizar en su provecho las operaciones de concentración
futuras, están desde ahora en relación con la extensión mundial de estos mercados. Y no hay

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ninguna duda de que pueden ser utilizados para mejorar todavía las condiciones actuales de la
práctica pero también para acelerar su proceso de difusión social, hasta acrecentar los
aspectos más discutibles, como la diferenciación inútil o la competición exacerbada. El dinero
entra así en un juego que contiene demasiadas mercancías para sustraerse a las leyes de la
administración social.” (Alain Cotta, Grasset ,1980, pág. 41-42)

3.3. Educación física y deporte: en busca de una configuración

Es difícil considerar al deporte como una práctica perjudicial o contra los sentidos de la
Educación Física. Sabemos que el deporte tomo una dimensión extraordinaria, superando
limites que en sus principios eran impensados, como la inserción en el mercado mundial, hasta
la configuración de una cultura. Pero desde el punto de vista educativo es una disciplina en la
que se involucra naturalmente al movimiento, y por esta causa es imposible separarla de las
prácticas de Educación Física.

El sistema capitalista y los medios de comunicación han provocado una configuración


de las prácticas corporales vinculadas totalmente al deporte. La sociedad de a poco fue
tomando a las mismas como parte esencial de su cultura.

En la escuela, la Educación Física tiene como función principal educar a través del
movimiento y por lo tanto el deporte forma parte de esas
prácticas. Sabemos que el deporte de elite y de alto
rendimiento tiene ideologías totalmente opuestas a las
educativas. Por eso es que debemos armar un concepto
diferenciado, tratando de ver al deporte como un medio de
enseñanza. Un medio donde se fomente el trabajo en equipo, la
cooperación, la toma de conciencia con respecto a valores que
sirvan para desempeñarse armónicamente en la sociedad. Pero
también para el aprendizaje de reglas y normas que favorezca
en los alumnos el pensarse constantemente como sujetos de relación con otros, la valoración
de la naturaleza y el entorno mediante actividades ludomotrices y la construcción de sujetos
críticos con respecto a los modelos dominantes de cuerpo y de la cultura del movimiento. En
relación directa con la formación de las capacidades físicas, motrices, afectivas, psicológicas,
que hagan a la conformación de personas con una imagen del cuerpo propio y de los demás.

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