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I. ¿Qué sentidos crees que tienen estas intertextualidades?

¿Cómo crees que se amplia el campo


semántico de estas obras?

1.
“Los recuerdos/mementos del Hospital del Tórax con un lente muy especial. Esas fotos fueron
captadas con un filtro dorado verdoso.
Somos los comedores de papas de Van Gogh/ somos los parientes pulmonares/ de una sala de
espera que une/ la jaula de toses de una sala de espera” (Millán 2007: 15). “

2.
Bienaventurados (Felices) los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.
Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.

“En una estación del metro”


Oscar Hahn
Desventurados los que divisaron
a una muchacha en el Metro
y se enamoraron de golpe
y la siguieron enloquecidos
y la perdieron para siempre entre la multitud
Porque ellos serán condenados
a vagar sin rumbo por las estaciones
y a llorar con las canciones de amor
que los músicos ambulantes entonan en los túneles
Y quizás el amor no es más que eso:
una mujer o un hombre que desciende de un carro
en cualquier estación del Metro
3.
Aquella noche, mientras Liz Norton dormía, Pelletier recordó una tarde ya lejana en la que
Espinoza y él vieron una película de terror en una habitación de un hotel alemán.
La película era japonesa y en una de las primeras escenas aparecían dos adolescentes. Una de ellas
contaba una historia... trataba de un niño que estaba pasando sus vacaciones en Kobe y que
quería salir a la calle a jugar con sus amigos, justo a la hora en que daban por la tele su programa
favorito. Así que el niño ponía una cinta de vídeo y lo dejaba listo para grabar el programa y luego
salía a la calle. El problema entonces consistía en que el niño era de Tokio y en Tokio su programa
se emitía en el canal 34, mientras que en Kobe el canal 34 estaba vacío, es decir era un canal en
donde no se veía nada, sólo niebla televisiva.
Y cuando el niño, al volver de la calle, se sentaba delante del televisor y ponía el vídeo, en vez de
su programa favorito veía a una mujer con la cara blanca que le decía que iba a morir.
Y nada más.
Y entonces llamaban por teléfono y el niño contestaba y oía la voz de la misma mujer que le
preguntaba si acaso creía que aquello era una broma. Una semana después encontraban el cuerpo
del niño en el jardín, muerto.
2666, pp. 48-49

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