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Todo esto conforma un plano muy complejo, pero a la vez muy cotidiano, para el
latinoamericano común: economías en crecimiento con pobreza persistente y
democracias que aún viven con parte del pasado dictatorial a lo cual se suma una agenda
pendiente en materia de derechos humanos.
Para algunos autores, ciertos procesos políticos recientes pueden leerse como un
retroceso en algunas democracias de la región o en un retraso de la consolidación de la
democracia en tanto que han apuntalado lo que pudiéramos entender como la paradoja
de la democracia en América latina: los populismos caudillistas. Ello ha abierto espacio
para hablar de los autoritarismos electorales, un concepto relativamente nuevo para
identificar aquellos gobiernos donde el sistema electoral y su entorno a fin de evitar
resultados electorales adversos. La comprensión de estas “democracias” requiere una
lectura muy detallada de sus sistemas y procesos electorales.
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pareciera quedar atrás y, aun cuando es un actor clave, los estamentos militares deben
aprender cada vez más a compartir el poder con los actores políticos civiles. Esta
perspectiva histórica y partículas de la democracia en América latina es un ejercicio clave
para poder discernir la individualidad de los procesos políticos, de sus momentos y de sus
actores.
Sin embargo, los problemas estructurales de las sociedad latinoamericanas pueden hacer
que tengamos sistemas productivos eficientes y competitivos pero con poca capacidad
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para distribuir bienestar social. En este sentido, la pobreza como expresión social de los
sectores de la población que no han sido alcanzados totalmente por nuestros procesos
modernizadores o de crecimiento económico, se ha instalado en nuestras formas vidas
que, a su vez, se cruzan con las formas de vida tradicional de nuestros países. De esta
manera, la pobreza es más que un síntoma de la deuda social hacia amplios sectores de la
población, se asocia también a una forma de concebir la vida social y sus elementos. La
lucha contra la pobreza requiere una aproximación muy antropológica a las formas de
vida de la población: pobreza, tradición, pueblo son conceptos que pueden cruzarse en la
realidad y muchas veces se presta a entender que la lucha contra la pobreza es el
desarraigo de ciertas formas de vida tradicional de nuestro pueblo. Pero también en
ciertos discursos a favor de la tradición popular, se esconde una intención de no
superación de la pobreza, es decir, una intención ideológica de conservar las mismas
estructuras de poder. Y ello ocurre tanto en gobiernos de derecha como de izquierda.
Paralelo a la búsqueda de la democracia, y en camino que muchas veces se cruza con ella,
las sociedades latinoamericanas también han estado tras la reivindicación de los derechos
humanos. Bajo el signo de las dictaduras militares, en gran medida la reivindicación de
estos derechos tuvo su prioridad en la agenda política: derecho al voto, derecho a la
libertad de expresión, derecho a la opinión, derecho a la asociación, etc. Sin embargo, a
medida que la búsqueda de la democracia dio paso a la lucha contra la pobreza y otras
formas de exclusión, la construcción de la agenda por los derechos humanos se amplió a
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los temas sociales, económicos y culturales. Para algunos autores, de hecho, no son
derechos diferentes, aun cuando sus luchas se han manejado en otros planos y en otros
momentos, sino que existen simplemente “los derechos humanos” como una unidad y
dentro de ellos están tanto la lucha contra la pobreza como la consolidación de la
democracia.
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