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Antonio Argandoña Rámiz*

ECONOMÍA,
TEORÍA DE LA ACCIÓN Y ÉTICA
La economía tiene como punto de partida una teoría de la acción humana. El paradigma
neoclásico, el más ampliamente desarrollado, pone énfasis en los aspectos de la acción
más acordes con la elección de fines alternativos para la consecución de fines dados,
según la definición tradicional de la ciencia económica, y con su objetivo, la eficiencia.
Esa concepción ha llevado a un desarrollo ajeno, en buena medida, al de la ética, la
ciencia normativa de la acción humana orientada a la consecución de los fines del
hombre. No hay acuerdo entre los expertos en ética sobre cuáles son esos fines —y es muy
dudoso que ese acuerdo se pueda conseguir—. Pero esos fines deben comprender los de la
acción económica, al menos como parte de la conducta humana más general. De modo
que la reflexión sobre la teoría de la acción, en la que ha destacado la economía, debería
ser capaz de iluminar la reflexión de la ética sobre la conducta humana. E, igualmente, las
aportaciones de la ética deberían orientar la reelaboración del paradigma económico de
la acción humana. El objeto de este artículo es, precisamente, desarrollar los distintos
aspectos de la teoría de la acción que pueden ayudar, desde la ética, a reescribir los
fundamentos de la ciencia económica, y desde la economía, a entender mejor los
caracteres de la ética, como ciencia normativa de la acción humana.

Palabras clave: ética, ciencia económica, código de conducta, toma de decisiones.


Clasificación JEL: A13.

1. Introducción entendimiento se interrumpieron, aunque no han faltado


intentos de reconstruir el puente entre ambas discipli-
En sus orígenes, la ciencia económica, al tiempo que nas, especialmente en los últimos años. Ahora bien, esa
buscaba su identidad y su metodología propias, mantu- tarea está resultando complicada, primero, por las con-
vo una buena relación con la ética1. Pero con el adveni- fusiones sobre lo que es la ética y, segundo, por los
miento del paradigma neoclásico, la colaboración y el cambios que está experimentando la ciencia económi-
ca, en un intento de ampliar y completar —y, para algu-
nos, superar y cambiar— su paradigma convencional2.
* Cátedra de Economía y Ética. IESE Business School, Universidad
de Navarra.
1
Esto se ve claramente cuando se ponen en relación las dos obras
principales de Adam Smith, La teoría de los sentimientos morales 2
En lo que sigue, centraré mi atención en la economía neoclásica,
(SMITH, 1759) y La riqueza de las naciones (SMITH, 1776). que sigue siendo la rama dominante, no sin reconocer el papel de otras

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Junio 2005. N.º 823 ICE 29
ANTONIO ARGANDOÑA RAMIZ

Este artículo pretende aportar algunas ideas a los es- convertirla en una situación más satisfactoria, y c) el re-
fuerzos para recuperar la relación entre economía y éti- conocimiento de la deseabilidad de esa transformación,
ca. Para ello, tomaré como punto de partida la teoría de lo que constituye el fin de la acción. Por tanto, los fines
la acción humana, y explicaré los puntos de enlace que no son dados, sino que proceden de la acción valorativa
esa teoría ofrece entre el enfoque de la economía y el del agente6. Y los fines definen el sentido o significado
de la ética. Discutiré sucesivamente la teoría de la ac- de una acción a través de la intención del agente7.
ción humana y su dimensión ética, para detallar algunos 2. La deliberación, en que el sujeto: a) identifica los
de los frentes en que se puede intentar tender puentes medios o recursos disponibles; b) formula las alternati-
entre ambas disciplinas, sobre todo en la elección de los vas abiertas para la consecución del fin8; c) analiza las
fines, los aprendizajes, las motivaciones y la ética de las consecuencias que cabe esperar de su aplicación —es
personas, para acabar con las conclusiones. decir, formula una representación de la situación espe-
rada a posteriori, una vez llevada a cabo la acción, y la
2. La acción humana3 compara con la situación de partida; d) establece los cri-
terios (económicos, pero también éticos, sociales, políti-
La acción humana es intencional: al actuar, el ser hu- cos, etcétera) de acuerdo con los cuales evaluará los
mano intenta la consecución de algún fin que se propone medios, y e) lleva a cabo dicha evaluación.
a sí mismo. Ese fin puede venir provocado por cambios 3. El motivo que impulsa a poner en marcha la ac-
en su entorno, pero no está causado totalmente por ellos: ción. En toda acción hay una motivación potencial, que
es decir, el ser humano puede reaccionar ante aconteci- es la satisfacción de necesidades, pero debe concretar-
mientos exteriores, pero lo hace con un propósito o una se en una motivación actual para realizar la acción con-
intención, que es lo que da sentido a la acción; por eso se creta de que se trate9.
afirma que los fines de la acción humana son subjetivos, 4. La decisión o elección de los medios para llevar a
en el sentido de que los propone el agente. cabo la acción. En acciones complejas, los medios pue-
El objetivo de toda acción es la solución de un proble- den ser fines de orden inferior, es decir, los resultados
ma, es decir, de una situación menos deseada, menos de otras acciones.
satisfactoria o menos agradable para el agente y que 5. La ejecución de la acción, un acto de voluntad por
puede dar lugar al logro de una satisfacción o a la desa- el que el agente pone en marcha los medios elegidos
parición de una insatisfacción4. En toda acción pode- —la «eficacia transformante de la acción»10.
mos encontrar una serie de elementos5: 6. Las consecuencias o resultados de la acción, es
1. Uno o varios fines, metas u objetivos, que mue- decir, cómo y en qué medida se alcanza el fin previsto o
ven a la acción. Habitualmente, todo empieza con: a) la
identificación de una situación menos satisfactoria, una
necesidad, que puede estar en el sujeto o fuera de él,
6
Cfr. PARSONS (1998).
pero que, en todo caso, le afecta, b) la posibilidad de 7
MELE (1997), página 19, resume el papel de la intención en cinco
puntos: 1) iniciar y sostener la acción, 2) guiar la conducta intencional
del agente, 3) coordinar dicha conducta en el tiempo, 4) coordinar las
relaciones con las acciones de otros agentes, y 5) instar (y poner fin) al
escuelas (sobre todo, la austriaca) y las numerosas ampliaciones que se razonamiento práctico en el proceso de decisión. A éstos cabría añadir
vienen intentando del paradigma neoclásico. al menos uno más: 6) ordenar y priorizar los fines o propósitos de la
3
Lo que sigue se basa en ARGANDOÑA (2003, 2005a). El papel acción, cuando son varios (cfr. PARSONS 1998).
8
central de la teoría de la acción ha sido ampliamente desarrollado por la Aunque la teoría neoclásica considera que los son dados, de hecho
escuela austriaca; la referencia obligada es MISES (1949). los descubre el agente. Cfr. HUERTA DE SOTO (1999).
9
4
Cfr. PÉREZ LÓPEZ (1991), página 25. Cfr. PÉREZ LÓPEZ (1991), páginas 80-81.
10
5
Esta lista está inspirada en YEPES (1996) cap. 5 y en POLO (1996). POLO (1996).

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se producen otros efectos, incluidos los no esperados o 3. La motivación de la acción es la satisfacción de


no deseados. la necesidad, y es suficiente para poner en marcha el
7. La evaluación de las consecuencias de la acción proceso. No se distingue entre motivación potencial y
a la vista de los resultados conseguidos, y el consi- actual.
guiente aprendizaje del agente. 4. La decisión consiste en la elección de los medios
8. La corrección de la decisión, si la acción se va a para la maximización de la utilidad esperada. Ésta es la
repetir en el futuro o forma parte de un plan de más lar- pieza central de la teoría de la acción.
go alcance. 5. El economista no suele detenerse en la fase de
En la economía neoclásica, la teoría de la acción res- ejecución: el hecho de que el agente se plantee la posi-
ponde a este modelo, con algunos matices: bilidad de actuar implica ya la voluntad de hacerlo —y la
1. El fin de la acción es también la satisfacción de capacidad de hacerlo, si dispone de los recursos nece-
una necesidad experimentada por el agente, de acuer- sarios—.
do con una función de preferencias que el agente toma 6. Las consecuencias de la acción son también
como dadas. poco relevantes para el economista, al menos en las ac-
2. La deliberación consiste en la búsqueda de al- ciones no repetitivas o que no forman parte de planes
ternativas (medios) y su evaluación. Esto suele hacer- complejos: el agente tomó la decisión a partir de la valo-
se en términos de las evaluaciones (valores subjetivos) ración (utilidad) atribuida a las consecuencias espera-
atribuidas por el agente a los resultados esperados o das de la acción, de acuerdo con una función de prefe-
anticipados (valores objetivos) de sus elecciones, en rencias dada e invariante; por tanto, el hecho de que las
una pluralidad de estados posibles. La introducción de consecuencias realizadas de la acción no coincidan con
todas las preferencias en una función única (función de las esperadas no puede influir en su decisión, que ya
utilidad u orden de preferencias), bajo el supuesto de fue tomada. Con otras palabras, o bien el agente no
conmensurabilidad de los valores, permite efectuar aprende de las consecuencias de su acción, o bien ese
comparaciones (mentales) entre los resultados subjeti- aprendizaje es irrelevante porque no tiene consecuen-
vos esperados con una unidad única de comparación cias para la decisión ya tomada.
(ordinal), que es la utilidad esperada en cada caso. De 7. Por tanto, tampoco es relevante la evaluación de
este modo, queda establecido el criterio de decisión las consecuencias de la acción.
que el agente utilizará, que es la maximización de su 8. Y tampoco lo es la corrección de las posibles
utilidad, de acuerdo con el «principio económico» o de decisiones futuras —al menos en las acciones no re-
eficiencia: el agente trata siempre de obtener el mejor petitivas—.
resultado compatible con los medios escasos disponi-
bles —o, alternativamente, el agente utiliza siempre la 3. La dimensión ética de la acción humana
menor cantidad posible de medios para obtener un re-
sultado dado11—. La economía es un marco excelente para entender el
papel de la ética, porque la economía es, sobre todo,
una teoría de la acción humana —de la acción humana
11
Se añaden ciertas hipótesis, como la de continuidad (para evitar las
preferencias lexicográficas), la de consistencia interna de las
preferencias (para asegurar la racionalidad de la decisión) y la de
cuasi-concavidad de las preferencias y la infinita divisibilidad de los
bienes (para garantizar la existencia de un único resultado óptimo, capaz de identificar estados posibles del entorno mutuamente exclusivos
cuando el conjunto de soluciones factibles es convexo). Las situaciones y exhaustivamente posibles, cada uno de los cuales se asocia con una
de incertidumbre se pueden manejar si se supone que el agente es probabilidad. Cfr. CASSON, 1988.

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eficiente—, y la ética es la vertiente normativa de la teo- unos resultados, de acuerdo con la reacción del entorno
ría de la acción humana12. La ética se construye sobre (habitualmente, otros agentes que interactúan con él), y de
una antropología, sobre una concepción integral del los que se derivan unas consecuencias15. Esto supone
hombre, y la economía se construye también sobre di- que hay varios lugares (no independientes entre sí) desde
cha antropología (o, al menos, sobre un aspecto de la donde intentar el enlace de ética y acción humana: en la
misma, el que hace referencia a la acción eficiente del elección de los fines, en las motivaciones del agente, en el
hombre en presencia de recursos escasos)13. acto de decidir (y en su puesta en práctica), en sus conse-
La teoría económica de la acción considera que las cuencias y en la misma persona del agente16.
decisiones se toman para la satisfacción eficiente de las
necesidades, definiendo la eficiencia como la obtención 4. Los fines17
de los mejores resultados posibles con los recursos da-
dos, o la utilización de los mínimos recursos posibles La economía normativa neoclásica se apoya en el
para conseguir un resultado, dentro de unas restriccio- concepto de bienestar (welfare, well-being); los resulta-
nes que incluyen los recursos y la información disponi- dos de la acción se evalúan en términos de bienestar,
bles y otros condicionantes, entre los cuales pueden in- no porque ese sea el único concepto moralmente rele-
cluirse la ley y la ética14. vante, sino porque la economía ofrece instrumentos es-
Pero esto supone que la ética es una restricción im- pecialmente útiles para hacer frente a las cuestiones de
puesta desde fuera a una conducta económica orienta- bienestar, y porque se considera que las cuestiones so-
da a la eficiencia. Esta manera de introducir la ética es bre el bienestar pueden separarse de otras cuestiones
habitual, sobre todo en la economía aplicada y en la di- éticas también relevantes, como las de igualdad, liber-
rección de las organizaciones. Y, sin embargo, no es la tad y justicia18.
forma más adecuada de tender el puente entre ciencia Las distintas posturas éticas atribuyen un papel im-
económica y ética. portante al bienestar del agente —y esto vale tanto para
La descripción de la teoría de la acción sugiere algunas los utilitaristas, que consideran que lo moralmente co-
vías naturales para llevar a cabo esa integración. De una rrecto es lo que maximiza el bienestar del agente, como
manera simplificada, podemos decir que la acción huma- para los no utilitaristas que, por ejemplo, atribuyen un
na implica que un agente se plantea un fin, lo que le moti- papel a la benevolencia, al altruismo o a la solidaridad,
va para la acción, de modo que la lleva a cabo y obtiene incluyendo no hacer daño a otros y tener en cuenta sus
intereses—. La posición de los economistas neoclási-
cos sobre este punto se ha desplazado del hedonismo
12
Entendemos que la descripción, explicación y predicción de las
acciones con contenido ético no pertenece a la ética, que es una ciencia
normativa.
15
13
De acuerdo con la definición tradicional de ROBBINS (1932), como Esta versión de la teoría de la acción está inspirada en PÉREZ
ciencia que trata de la asignación de recursos escasos (dados) entre LÓPEZ (1993), POLO (1996) y SOLOMON (1998).
16
fines alternativos (también dados). Esta definición es muy limitada, pero Otros planteamientos del tema en BROOME (1999), HAUSMAN
constituye un punto de partida adecuado para nuestra discusión. (1996), KOSLOWSKI (2001), KRELLE (2003).
17
14
Por ejemplo, FRIEDMAN (1970), página 138, afirma que la HAUSMAN (2003) desarrolla las tesis que aquí se presentan.
18
responsabilidad de la persona a la que se atribuye la gestión de la Esto viene justificado por el segundo teorema del bienestar: dada
empresa es «llevarla a cabo de acuerdo con sus deseos [de los cualquier distribución inicial de la renta, hay un equilibrio competitivo que
propietarios], que generalmente serán hacer tanto dinero como sea es Pareto-óptimo. O sea, se puede discutir sobre cuestiones de
posible, actuando de acuerdo con las reglas básicas de la sociedad, eficiencia (entendida ahora como satisfacción de las preferencias, no
tanto las incorporadas en la ley como las incluidas en las costumbres como minimización de los recursos empleados para conseguir un
éticas». Sobre el papel de la ética en este tipo de decisiones, cfr. determinado nivel de producción: cfr. LEGRAND, 1991), sin entrar en
ARGANDOÑA (2005b). cuestiones de justicia en la distribución.

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(que identifica el bien del agente con un estado mental ciencia económica ha prestado cierta atención a los
de placer o felicidad) a la identificación del bienestar con aprendizajes operacionales (por ejemplo, los que aumen-
la satisfacción de sus preferencias. Si el agente tiene un tan las destrezas sobre cómo actuar) y cognitivos (la ad-
orden de preferencias consistente, está bien informado quisición de conocimientos teóricos y tecnológicos), pero
y cuida de sus propios intereses, la satisfacción de sus no ha tenido suficientemente en cuenta el impacto que
preferencias implica la consecución del máximo bienes- esto puede tener sobre las preferencias de los agentes. Y
tar para el agente, que se considera como un requisito tampoco ha considerado los aprendizajes de actitudes
normativo. que, desde luego, modifican aquellas preferencias22.
Pero esto se presta a no pocas críticas: las preferen- Como hemos explicado antes, el agente emprende la
cias pueden basarse en creencias equivocadas; los acción para provocar una reacción en el entorno (habi-
agentes pueden preferir sacrificar su propio bienestar a tualmente, otro agente) de la que se seguirá la satisfac-
otros fines que consideran de mayor valor; las preferen- ción de una necesidad. Ésta es la consecuencia más re-
cias pueden ser consecuencia de manipulaciones pasa- levante, desde el punto de vista de la economía: lo que
das, o reflejar influencias psicológicas distorsionadoras, podemos llamar el resultado extrínseco de la acción.
etcétera19. También hay razones para oponerse a utili- Pero también se producen otros dos tipos de resultados:
zar ese criterio como base para las políticas públicas, unos sobre el propio agente (intrínsecos) y otros sobre
porque, por ejemplo, se prestan a la manipulación de las el entorno, que carece de relevancia cuando el entorno
preferencias individuales, o porque pueden conceder es inmaterial (sus cambios aparecerán como restriccio-
demasiada importancia a preferencias extravagantes, nes o como costes en la decisión del agente), pero que
etcétera. Es decir, necesitamos una teoría de la forma- es importante cuando se trata de otro agente racional
ción de preferencias, como resultado de influencias psi- (resultados trascendentes)23.
cológicas, sociológicas y éticas, primero en el plano po- Y esos resultados son relevantes, al menos por tres
sitivo (descriptivo), para poder basar en ella una teoría razones: 1) porque pueden cambiar la regla de decisión
normativa20. Y la ética debe tener mucho que decir so- del agente (su elección no tiene por qué ser la misma la
bre el tema de la elección de los fines21. próxima vez, aunque el resto de condiciones sean las
mismas)24, 2) porque el agente activo puede buscar los
5. Los aprendizajes resultados intrínsecos (esperados, aunque inciertos)
como parte de los fines de su acción (unas finalidades
Hablar de ética exige hablar de aprendizajes de los
agentes —al menos dentro de ciertas escuelas—. La
22
Por ejemplo, el altruismo se introduce como una preferencia del
agente, pero no se analiza su origen (más allá de referencias genéricas
a la cultura, educación, etcétera) ni su desarrollo (positivo o negativo) en
19 el agente, como fruto de su propia conducta altruista o egoísta. Cfr.
Cfr. ELSTER (1983).
20 STARK (1995).
La conexión de la economía con la psicología, la economía de la
23
conducta (behavioral economics), la sociología, la neuroeconomía y Tomo esta terminología y la explicación de los aprendizajes de
otras aportaciones interdisciplinares tratan de resolver este problema; PÉREZ LÓPEZ (1991, 1993). Que las acciones tienen no solamente un
cfr., por ejemplo, RABIN (1998), LOEWENSTEIN et al. (2003), efecto externo (producción, poiesis), lo que aquí hemos llamado
CAMERER et al. (2004, 2005). Pero no son suficientes, porque se resultado extrínseco, sino también un efecto interno (acción, praxis)
basan en teorías no suficientemente generales, deterministas y de base sobre el agente, es ampliamente conocido en la literatura filosófica.
24
puramente empírica. Aquí resulta relevante la teoría de la formación de los gustos (cfr.,
21 por ejemplo, STIGLER y BECKER, 1977; BECKER, 1996), aunque su
Véanse las aportaciones de SEN (1987, 1992), fuera de la línea de
identificar bienestar con la satisfacción de preferencias, y NUSSBAUM y alcance es limitado, como he explicado en ARGANDOÑA (2005a).
SEN (1993), sobre la definición de bienestar en términos de Sobre el papel de la educación en la formación de las preferencias, cfr.
capacidades. Para otras aportaciones de interés, cfr. HAUSMAN (2003). MORSE (1995).

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no conmensurables con las restantes preferencias del vos que son relevantes. Unos son los motivos «intrínse-
agente), y 3) porque puede buscar directamente los cos»: el agente se propone lograr los aprendizajes que
efectos de su acción sobre el otro agente (los resultados le permitirán obtener no sólo satisfacciones presentes,
trascendentes), lo que también vuelve a incidir sobre la sino también futuras —es decir, está dispuesto a acep-
elección de fines, más allá de lo que permite su función tar los costes de llevar a cabo una acción que no optimi-
de preferencias —y esto es particularmente importante ce sus preferencias actuales, a fin de optimizar las futu-
en las organizaciones—. ras28. Y otros son los motivos «trascendentes», cuando
El problema de la acción radica, pues, en la posibili- el agente trata de conseguir ciertos resultados en el otro
dad de que, buscando satisfacciones presentes, el agente con el que interactúa, o con los demás agentes
agente ponga en marcha procesos de aprendizaje ne- en la teoría de la organización29.
gativo, que le cierren la posibilidad de conseguir la satis- El interés en discutir la existencia de los diversos ti-
facción de sus preferencias futuras25. La teoría de la ac- pos de motivos radica en que pueden darse conflictos
ción necesita, pues, explicitar los mecanismos mediante dentro de cada tipo y entre ellos. Todos tenemos expe-
los cuales el agente puede internalizar esos aprendiza- riencia, por ejemplo, de que determinados alimentos
jes26. Y aquí la ética tendrá un papel importante. que nos gustan nos sientan mal, o que fumar puede
provocar enfermedades. La economía convencional
6. Las motivaciones reconoce la existencia de esos conflictos motivaciona-
les, pero, al limitarse a un sólo tipo de motivaciones
Ya hicimos notar que la estructura motivacional en la —las extrínsecas—, simplifica la solución de esos con-
economía neoclásica es muy sencilla: el agente actúa flictos planteando trade-offs entre ellos, que siempre
por motivos «extrínsecos», para lograr las satisfaccio- son posibles por la existencia de una única escala de
nes que producen los efectos extrínsecos de su ac- comparación de las satisfacciones derivadas de los re-
ción27. Pero, en la realidad, hay otros dos tipos de moti- sultados de la acción30.

25
Esto resulta patente en los casos de adicción: el consumo de carecen de interés; pero, como señala PARSONS (1998), en toda teoría
drogas hoy puede proporcionar elevadas satisfacciones presentes, pero de la elección debe haber una reflexión sobre los motivos.
28
grandes insatisfacciones futuras. Y, lo que es más importante en el Esto lo contempla la economía neoclásica, al suponer que el agente
contexto que aquí se discute, puede cambiar la naturaleza de las optimiza una función de preferencias a lo largo del tiempo. Pero no
preferencias que el agente puede tener en el futuro (y no sólo de sus puede introducir preferencias cambiantes en función de las decisiones
restricciones). anteriores y, sobre todo, preferencias cuyo cambio sea impredecible
26
Este problema no se da en la economía neoclásica, porque ésta (porque el aprendizaje puede ser positivo o negativo).
29
considera, como ya señalamos, que la acción se completa con la En la ciencia económica se ha discutido ampliamente sobre el
decisión y que los resultados de ésta, incluidos los aprendizajes, son egoísmo y el altruismo. La consideración de las diferentes motivaciones
irrelevantes —o, alternativamente, que las preferencias están dadas y puede ayudar a ordenar ese debate. Puede haber un egoísmo ciego,
son invariantes, de modo que los aprendizajes no existen—. Esto ocurre que sólo considera los efectos de las acciones sobre el agente, y
en los sistemas «estables», siempre en «equilibrio» (por ejemplo, en las también un altruismo ciego, que omite toda consideración sobre lo que
máquinas); en ellos, la ética es innecesaria. En los sistemas el agente necesita. Y hay también un «altruismo inteligente» que no sólo
«ultraestables» se introduce el aprendizaje, pero éste es siempre debe ser compatible con el «egoísmo inteligente», sino que lo exige. Cfr.
positivo (por ejemplo, en los animales): el agente puede separarse del PÉREZ LÓPEZ (1993), página 176.
30
equilibrio, pero vuelve siempre a él; aquí la ética es también innecesaria. Desde hace tiempo se ha venido desarrollando una amplia literatura
Pero en los sistemas «libres» (el ser humano) cabe el aprendizaje teórica y empírica acerca de la existencia de «motivaciones intrínsecas».
negativo (como en el ejemplo de la drogadicción mencionado antes), de Por ejemplo, se comprueba que cuando un agente deriva una
modo que es necesario determinar las reglas que permiten la vuelta al satisfacción directa de su trabajo, o de una actividad altruista
equilibrio —y ése es el papel de la ética—. Cfr. PÉREZ LÓPEZ (1991, («motivación intrínseca»), la introducción de una remuneración por esa
1993). actividad, o el cambio en su cuantía o en sus condiciones («motivación
27
La terminología es, de nuevo, de PÉREZ LÓPEZ (1991, 1993). En extrínseca»), pueden interferir en el signo o en la cuantía de aquella
la medida en que la economía se centra en la elección, las motivaciones satisfacción. Por ejemplo, son bien conocidos los casos de los donantes

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Si hay conflictos intermotivacionales, el agente tera34 —y también las reglas y principios éticos. La ética
debe estar dotado de un mecanismo que le permita ocupa aquí, pues, un lugar importante, porque las nor-
resolverlos, haciendo operativas las motivaciones in- mas morales son conocimientos relevantes acerca de lo
trínsecas y trascendentes. Esto implica que el agente que conviene o no hacer, en función de los resultados
debe ser capaz de evaluar a priori tanto los resultados que esas acciones pueden tener sobre el propio agente
extrínsecos (la satisfacción esperada de sus preferen- o sobre otros agentes y, por tanto, de los cambios que
cias) como los resultados intrínsecos (sus aprendiza- se producirán en la regla de decisión del propio agente,
jes personales) y trascendentes (los efectos de su ac- así como en las reacciones de los otros agentes, de las
ción sobre el otro agente), es decir, los resultados de que dependen los resultados de las acciones presentes
algo que no ha experimentado todavía31. Y cuando el y futuras, sobre todo en el ámbito de las organizaciones.
agente toma la decisión de actuar por motivación in- Pero la introducción del conocimiento abstracto en ge-
trínseca o trascendente, tanto si confirma como si neral, y del conocimiento ético en particular, presenta un
contraría a su motivación extrínseca, crece su capaci- problema adicional: el agente necesita un mecanismo ca-
dad para seguir aprendiendo, es decir, su capacidad paz de transformar ese conocimiento en motivación ac-
para evaluar los efectos intrínsecos y trascendentes tual. ¿Por qué, por ejemplo, diferentes agentes, o un mis-
de sus acciones32. mo agente en circunstancias distintas, reaccionan de ma-
¿Cómo adquiere el agente esa capacidad de evaluar nera diferente al conocimiento que tienen sobre, por
sus acciones? Cuenta no sólo con las experiencias de ejemplo, los efectos nocivos del tabaco, o sobre las re-
sus decisiones anteriores, sino también con lo que po- glas éticas que consideran adecuadas para guiar su con-
demos llamar conocimiento abstracto33: por ejemplo, la ducta? Esto nos lleva al desarrollo de capacidades35.
información que ha ido recibiendo de fuentes distintas
de su experiencia acerca de la idoneidad de los medios 7. La ética de la persona: las virtudes
para conseguir los fines, las normas sociales y religio-
sas, los conocimientos científicos y tecnológicos, etcé- Que el agente es capaz de aprender significa que es
capaz de desarrollar hábitos intelectuales y operativos
que le faciliten el aprendizaje futuro y el comportamiento
de acuerdo con él. Los hábitos o virtudes intelectuales
de sangre que reducen su generosidad cuando se les paga por ello
(TITMUSS, 1970); los de los vecinos de una localidad que se oponen a desarrollan la capacidad de usar correctamente la infor-
la instalación de un vertedero de residuos cuando se les ofrece una mación procedente de los aprendizajes o del conoci-
compensación económica (FREY, 1999), las experiencias de
colaboración y las exigencias de ciertas normas de justicia en juegos de miento abstracto, para juzgar adecuadamente las alter-
prisionero, de dictador o de ultimátum, aunque se jueguen una sola vez nativas entre las que el agente puede elegir. Los hábitos
(KAHNEMAN et al., 1986), etcétera. También el ejercicio de las
capacidades del agente, como fuente de satisfacción (RAWLS, 1972,
página 426, nota) o la autoestima por la consecución de fines arduos
(HIRSCHMAN, 1984, página 91) pertenecen a las «motivaciones
34
intrínsecas». No todo este conocimiento es científico, validado y fiable: puede ser
31 «crítico» (científico o contrastado), pero también conocimiento
Nótese que esto no equivale a introducir el bienestar de otros
agentes en la función de preferencias del primero, porque lo que se «paradigmático» (intuitivo, recibido por tradición o por confianza en otros:
persigue es el resultado en el segundo agente, no la satisfacción o MARCH, 1992); puede ser «sustantivo» (sobre lo que se conoce y sobre lo
utilidad que genera en el primero. que hay que hacer) o «procedimental» (sobre cómo observar y encontrar lo
32 que hay que hacer: ANDERSON, 1983), y puede ser «implícito» (que el
Véase PÉREZ LÓPEZ (1991), páginas 102-105.
33 agente conoce, aunque no sabe explicarlo) o «explícito». Sobre estas
PÉREZ LÓPEZ (1991), página 64, lo llama conocimiento racional.
Preferimos no utilizar este calificativo, porque una parte de ese variedades de conocimiento, cfr. GRANDORI (2001).
35
conocimiento puede ser emocional e incluso irracional, y porque puede La economía neoclásica no se plantea este problema, porque, como
desviar nuestra atención hacia la discusión de la racionalidad, que se ya señalamos, su mecanismo motivador es muy elemental: todo lo que
escapa de nuestro campo de interés. pueda satisfacer una necesidad es capaz de impulsar la acción.

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o virtudes morales desarrollan la capacidad del agente 8. Conclusiones


para actuar, capacitándole para querer efectivamente lo
que le parece deseable o conveniente, aunque no le re- Todas las ciencias sociales, también la economía, se
sulte atractivo desde el punto de vista de lo que siente basan en una antropología, explícita o implícita. La eco-
espontáneamente36. nomía es, en sus fundamentos, una ciencia de la acción
Las virtudes no son, pues, preferencias altruistas o humana, al menos desde el punto de vista de la raciona-
solidarias que se añaden a las que ya tiene el agente. lidad instrumental, en tanto que la ética es una ciencia
Las virtudes determinan aquello que es capaz de hacer normativa de la acción humana, desde el punto de vista
aunque no le reporte una satisfacción inmediata; crecen de la racionalidad especulativa38. Por tanto, la econo-
como consecuencia de los procesos de aprendizaje, y mía y la ética deberían compartir su paradigma del hom-
cambian con sus propias experiencias. Son instrumen- bre, aunque luego se separen en la metodología y en el
tos de autocontrol del agente, y modelan la gama de al- ámbito de sus proposiciones. Pero, como hemos visto,
ternativas disponibles pues, aunque en teoría el agente las concepciones de la acción humana en que se basan
sea capaz de llevar a cabo cualquier acción cuyo coste no son coincidentes. Y esto justifica el esfuerzo por in-
de oportunidad en términos físicos o monetarios quepa tentar el puente entre ellas.
dentro de sus recursos, en la práctica habrá acciones no Si la ética y la economía deben compartir su concep-
factibles para él, por falta de la potencialidad interna que ción de la acción humana, la economía debe tener mu-
le impida superar su motivación espontánea. cho que aportar a la revisión de los fundamentos antro-
Las virtudes se adquieren por repetición de actos, pológicos de la ética —no porque la economía sea una
bajo el impulso de la motivación superior: una persona base apropiada para la ética, sino porque es la ciencia
que se deja llevar por la satisfacción anticipada (motiva- que más ha estudiado y discutido la teoría de la acción
ción extrínseca) no adquirirá virtudes (hábitos morales), humana (aunque a menudo en un plano limitado, como
mientras que una persona que actúe por motivación in- hemos señalado antes)—.
trínseca (para desarrollar sus capacidades) o trascen- Las diversas teorías éticas suelen fijarse en alguno de
dente (por el bien de los demás) las adquirirá, en mayor los tres pilares de la teoría de la acción: el agente, la ac-
o menor medida, tanto si de este modo contraría a su ción misma y sus consecuencias39. Así surgen las teo-
motivación extrínseca como si actúa de acuerdo con rías basadas en la intención o la motivación y en las vir-
ella. De ahí que podamos concluir que la formación de tudes, en los deberes o normas (deontología) y en las
virtudes en el agente amplía la gama de aprendizajes consecuencias (consecuencialismo). Pero nuestras re-
posibles, generando lo que podríamos llamar unos ren- flexiones nos llevan a concluir que una teoría ética debe
dimientos no decrecientes en el aprendizaje, a diferen- incluir todos los elementos de la acción, es decir, una
cia de los aprendizajes que tienen lugar bajo la motiva- ética a la vez de bienes, de normas y de virtudes40, no
ción espontánea. De ahí que podamos considerar las por adición de recomendaciones, sino desarrollando
virtudes de un agente como un stock de capital moral, una explicación integral de lo que es la acción humana y
acumulado a lo largo del tiempo37. de sus consecuencias normativas. Tarea nada fácil,
dada la pluralidad de puntos de vista sobre la ética, pero

36
Cfr. PÉREZ LÓPEZ (1993), página 163. La referencia clásica en la
ética de virtudes es ARISTÓTELES (1984) y, en su aplicación a la
38
empresa, SOLOMON (1992). Cfr. MELÉ (2000).
37 39
La existencia de un capital moral, su formación y su importancia es Cfr. SOLOMON (1998).
40
el tema de SISON (2003). Ésta es la tesis de POLO (1996).

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Junio 2005. N.º 823
ECONOMÍA, TEORÍA DE LA ACCIÓN Y ÉTICA

que vendría facilitada, sin duda, por una profundización pero en una teoría incompleta, basada sólo en los me-
en la acción humana. dios, porque sobre los fines tiene poco que decir —más
La ética, en efecto, debe estudiar los bienes, y la ac- allá de aceptar, sin discutirlas, las preferencias del
ción humana busca lo que es bueno para el hombre, agente43—. La teoría de que disponemos ahora es,
que son los fines de su acción. La economía supone pues, útil, pero incompleta. Su revisión es posible y es
que el agente conoce suficientemente sus preferencias necesaria, y la ética puede aportar sugerencias intere-
y está en mejor condición que nadie para actuar de santes sobre cómo revisar aquella teoría de la acción,
acuerdo con su propio interés. Pero las reflexiones que de modo que incluya endógenamente aquella «condi-
hemos hecho antes sobre los aprendizajes y sobre el ción de equilibrio» a largo plazo del agente y de los sis-
cambio en las reglas de decisión sugieren que no siem- temas, que hemos identificado con la ética.
pre lo consigue. Y aquí surge el papel de la ética como
«condición de equilibrio» a largo plazo del agente y de Referencias bibliográficas
todos los sistemas humanos41. Esto no implica necesa-
riamente un papel para el Estado, sino para las institu- [1] ANDERSON, J. R. (1983): The Architecture of Cogni-
tion, Harvard University Press, Cambridge.
ciones y las normas éticas42. Éstas tienen un papel pri-
[2] ARGANDOÑA, A. (2003): «Preferencias y aprendiza-
mordialmente negativo: no tomes —nos dicen— deci- jes», en De computis et scripturis. Estudios en homenaje a
siones inmorales, porque te deterioras como persona, Mario Pifarré Riera, Real Academia de Ciencias Económicas y
perjudicas a los sistemas o sociedades en que te inte- Financieras, Barcelona.
[3] ARGANDOÑA, A. (2004): «Economic Ethics and Institu-
gras y limitas tus oportunidades de acción futura. Ése tional Change», Journal of Business Ethics, 53, 1-2.
es, pues, el primer papel de la ética de normas: poner lí- [4] ARGANDOÑA, A. (2005a): «La teoría de la acción y la
mites a la acción humana, en la medida en que ésta teoría económica», en RUBIO DE URQUÍA, R., ed., Antropolo-
gía y teoría económica, Unión Editorial (en prensa), Madrid.
pueda llevar a aprendizajes negativos —límites volunta-
[5] ARGANDOÑA, A. (2005b): «Economía de mercado y
rios, por supuesto: las normas morales pueden cumplir- responsabilidad social de la empresa», Papeles de Economía
se o no, pero esto no reduce su contenido normativo—. Española (en prensa).
Ahora bien, las normas éticas son, sobre todo, positivas: [6] ARISTÓTELES (1984): Moral, a Nicómaco, 4.ª ed.,
Espasa-Calpe, Madrid.
haz, haz el bien, procura hacer todo lo que puedas, pero
[7] BECKER, G. S. (1996): Accounting for Tastes, Harvard
hazlo bien —un mensaje coherente con el punto de vis- University Press, Cambridge.
ta económico sobre la acción humana—. Y para ello el [8] BROOME, J. (1999): Ethics out of Economics, Cambrid-
agente necesita desarrollar las capacidades humanas ge University Press, Cambridge.
[9] CAMERER, C.; LOEWENSTEIN, G. y PRELEC, D.
para la acción éticamente correcta, es decir, las virtudes (2004): «Neuronomics: Why Economics Needs Brains», Scan-
—y su componente racional: porque las virtudes llevan dinavian Journal of Economics, 106, 3.
a mejorar la capacidad de análisis, juicio y evaluación [10] CAMERER, C.; LOEWENSTEIN, G. y PRELEC, D.
(2005): «Neuronomics: How Neuroscience Can Inform Econo-
de los agentes—.
mics», Journal of Economic Literature, 43, 1.
Pero nuestras conclusiones apuntan no sólo hacia la [11] CASSON, M. C. (1988): «Economic Man», en D.
ética, sino también hacia la economía. Ésta se basa, McCLOSKEY, ed., Foundations of Economic Thought, Black-
como ya dijimos, en una teoría de la acción humana, well, Oxford.
[12] ELSTER, J. (1983): Sour Grapes: Studies in the Subver-
sion of Rationality, Cambridge University Press, Cambridge.

41
Cfr. ARGANDOÑA (1996).
42
Sobre el papel de la ética en las instituciones, cfr. ARGANDOÑA
43
(2004). Cfr. KOSLOWSKI (1990).

ÉTICA Y ECONOMÍA
Junio 2005. N.º 823 ICE 37
ANTONIO ARGANDOÑA RAMIZ

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