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AD DEL ESTADO
-
IA7OLF £ /
de la gente hada su gobierno .
en la respuesta y actitur
El nuevo estado de ánimo es contagioso. La predicción de Willy Brandt de que la un 24% dijo que' el estado se inclinaba hacia la derecha, en contraste con un 3%
democracia en Europa occidental no durará m ás de veinte o treinta años, el sen ¬ que veía que se estaba inclinando hacia la izquierda; el 69% indicó que el estado
timiento que prevalece entre los "combatientes de la guerra ir ía” de que el comu ¬ pesaba seriamente en su vida cotidiana, en tanto que só lo el 27 % consideró que
nismo est á a punto de triunfar en todo el Mediterráneo, y ia actitud defensiva di no; y un 73% sentía que era impotente frente al estado, en comparaci ón con un
Kissinger se basan por igual en el supuesto de que la democracia liberal tal come 23% que sentía que podía influir en las decisiones del estado.’ Un estudio amplia¬
la conocemos ya ha visto pasar sus mejores d í as. 3 Robert Nisbct ha - proporcionado mente difundido de las actitudes pol í ticas norteamericanas entre 1964 y 1970 declaró
c! análisis más ferozmente pesimista según el cual e! surgimiento de la democracia sentimientos parecidos, demostrando que la tradicional hostilidad de los franceses
de masas es una erosión de la cultura polí tica tan extensa que e! militarismo, la hacia el estado no es exclusiva de ellos. Vale la pena reproducir algunos de Jas resul ¬
burocracia y el poder descontrolado se convierten en la desesperanzada condición tados para Estados Unidos :’
del hombre moderno. Las “ tendencias a la centralizaci ón pol í tica y a la desintegra ¬
ci ón social” que son características del estado moderno, hacen delTñtento de recu -
petación de un sentimiento de comunidad polí tica algo casi imposible.* En su visión
parecemos destinados a elegir entre alternativas igualmente nihilistas.
La evidente popularidad de este pesimismo no tendrí a que sorprendernos. Como
'
CUADRO 2 .
PROPORCIÓ N DEL P ÓELICO §C£ EXPRESA POCA CONFIANZA EN EL GOBIERNO
1964 1966
( porcentajes )
me ¡ 970
—
hemds visto, el surgimiento del capitalismo tardí o ha modificado seriamente la natu ¬
raleza del estado y del sistema polí tico dentro del cual éste opera. La incapacidad .
1 ¿ En qué medida puede usted confiar en que el
gobierno en Washington este haciendo lo co¬
de! gobierno para lograr sus fines declarados pese a su poder aparente, la separa¬ rrecto?
ci ó n entre los que tomar, las decisiones y el p úblico, el eclipse de la racionalidad Sólo en ocasiones: 22.0 31.0 37.0 44.2
y su sustituci ón por un mundo de ilusiones y falsedades, ia bancarrota del pensa¬ 2. ¿ Diría usted que el gobierno est á bastante ma ¬
miento politico - tradicional , la sustitución de ia pol í tica genuina por el fenómeno nipulado por unos cuantos intereses grandes que
opuesto y enajenado, ia naturaleza esquizofrénica de la ciudadaní a, el derrumbe de se preocupan sólo por si mismos?
En cierto sentido el secreto se ha desvanecido; la democracia liberal ya no fun¬ neja el gobierno no da la impresión de saber
ciona de la manera er. que se suponía lo hacía. En tanto algunos, particularmente
¡os pol í ticos, siguen proclamando que volverán 2 existir las sociedades felices, el
-cntimicnto popular, a! igual que la opini ón de los intelectuales ¡legan a otra conclu ¬
lo que hace ?
No saben lo que está n haciendo: 4
27.4
— 36.1 68.7
ir. La tendencia bada d agotamiento de las alternativas suscita la importante Más a ún, la enajenación con relación al gobierno fue un fenómeno que atravesó
cuestión de si el estado capitalista podrá subsistir con una mí nima legitimidad y, las lineas de dase y las regionales, afectando a todos los grupos de Ja poblaci ó n . 7
en ceso que no pueda, cuál será ¡a nueva forma que probablemente asuma. La Ese tipo de opinión parece haberse intensificado desde 1970. Una encuesta reali ¬
crisis de legitimidad dei capitalismo tardí o plantea preguntas demasiado impor¬ zada por la Cambridge Survey Research mostró que el 38% de los que fueron
tantes para el futuro de Jas naciones occidentales como para ser ignorada. entrevistados en 1972 pensaban que sus líderes les ment ían regularmente ; este por¬
centaje ascendió al 55% en 1974 y luego a un asombroso 68 % en la primavera
de 1975.' La severa conclusi ón de Arthur H. Miller, de Ja Universidad de Michi ¬
gan, de que "existe hoy en dia en los Estados Unidos una situación de descontento
EL ASALTO A LA DEMOCRACIA LIBERAL
*
básico y difundido, y uno de enajenaci ón polí tica” , resulta ahora demasiado tibia.
Es necesario preguntarse cuánto tiempo puede subsistir una sociedad en la cual
La pcrcepdón cotidiana de que algo anda mal en el mundo de la democracia libe¬
m ás de la mitad de sus miembros abrigan fuertes sentimientos negativos hacia c!
ra! es hoy en dia un lugar com ú n . Un ejemplo de ello es una encuesta llevada a
cabo por Le Monde a fines de 1970, que mostró que d 47 % de los franceses sentía
gobierno y hacia quienes ocupan las posiciones de poder dentro del mismo.
que d estado defendí a a los ricos, en comparació n con un 8% que afirm ó que de ¬
fend ía a los pobres. Además, un 42% sentía que el estado era injusto o intolerante; .
* Alais Duhamel, "Les français n'aiment pas l’é tat, mais ils en attendent tout" Le Monde,
10 de octubre de 1970.
¡Véase Williams Plaff , “ Some questions about a crisis", New Yorker , 5 de abril de de 1976,
'
p. 100. La posici ón de Pfafi de que d pesimismo coa relación a la democracia es mis que
8 Arthur H. Miller, Political issues and trust
“ -
in government : 1964 1970” , American Poli¬
.
tical Scient e Reoietc, 60, septiembre de 1974, p. 953
nada un fen ómeno norteamericano es levemente incorrecta; como veremos en este capí tulo, hay . . . -
' James S. House y William M Mason '"Political alienation in America 1952 1968” , Amer¬
europeos como Michel Creóer, Giovanni Sartcri, Samuel Brittan y Anthony King que está n . - .
ican Sociological Reviejo , 40, abril de 1975, pp 123 147 ’
todos de acuerdo con el sentimiento norteamericano. • . .
* The Cambridge Report , 3, primavera de 1975, p 118
J Robert Nisbct, TwSighú ef calhority, Nueva York, Oxford University Press, 1975, p. 237 .
* Miller, op. eit ., p. 951
352 -
I OLtTlCA Y ACOTAMIENTO DE AÍTWNAT7VA3
^ Dl U.GITliUDAD DEL ESTADO 353
- stos resultados de encuestas han ocasionado una rccvaJuat íón de Jas actitud» “ cuantas más decisiones tiene que tomar e ) estado moderno; más indefenso se
hacia Ja democracia 'bberal por parte de un buen n úmero de entre los principaies vuelve",1*
percadores politicos y sociales. Indicativo de esta nueva tendencia es un informe de Huntington lleva mis lejos el pesimismo de Crozier. Lo que él llama el “ auge
la Trilateral Commission llamado The governabihty of democracia, que puede ser democrá tico de la d écada de I 960" fue un desaf ío para todos los sistemas de auto
-
interpretado precisamente como una divisoria de aguas en la actitud de la ciencia ridad existentes. A medida que la gente se fue politizando, su desilusión se hizo inevi
'
.
socialI burguesa hacia la democracia liberal.10 La Trilateral Commission, una asocia- table pues las sociedades democrá ticas no pueden funcionar cuando el ciudadano
-
cion de ciudadanos “ privados" de los Estados Unidos, Europa occidental y Japón, se
no „pas;vo. El resultado de todo ello es un debilitamiento sustancial de la confian -
ha presentado recientemente ante la atención pública a través de su estrecha conexión en el gobierno, tal como lo muestra la encuesta ¿e la Universidad de Michigan
con ¡a presidencia de Cárter.» Bajo el liderazgo de hombres como Zbigniew Brzezinski que citamos antes, de la cual
Huntington hace uso intensivo. Una correlativa dismi -
y otros plamficacores de lo que he Hamaco el estado transnaciona!, la Comisión ha nuc¡ón de la fe en el sistema partidario , combinada con la incapacidad de los presi
adoptado la postura de que sólo por medio de la cooperación de los principales dentes para cumplir sus propósitos da origen a lo que Humí ngton de manera sugs - -
poderes capí .alistas trabajando en ’armon í a con los lideres de Jos pa í ses del Tercer rente llanta un “ malhumor pol í tico” oue impide que el sistema polí tico lleve a c 2bo
—
Mundo que controlan amplios recursos puede mantenerse la estabilidad del actual Jus tradicionales polí ticas, tanto en el ámbito interno como extemo. Si el sister a
sistema mundial. Puesto que esta perspectiva requiere algú n grado de sacrificio en ha de corregirse este "exceso de democracia” deberá reducirse. Debe acentuarse ti
,
la soberan ía y el interés de corto plazo a cambio de ia planificación global a largo hecho de que “ las arenas en las oue son apropiados ios procedimientos democratices
piazo, con frecuencia se considera que la Comisión es - "]iben¡r, en contraste con los 50n escasas” . Los individuos y los" grupos deber í an ser despolitizados, puesto oue un
objetivos del Partido Republicano de 3os Estados Unidos. La Trilateral Commission Eterna en funcionamiento requiere “ algún grado de añada y descompromiso". En
— que está financiada por numerosos banqueros estadunidenses y etropeos, incluido general, lo que se desea .es “ equilibrio";
—
David Rockefeller se ha pronunciado en favor de la planificación nacionalf en
agudo contraste con la retórica del iaissez - jaire de hombres como William Simon ün lis ,cma dc vak,’ ís 9“ normalmente es bueno en sí mismo no se vuelve necesariamente
=
antiguo secretario del Tesoro en los Estados Unidos. Este enfoque, además, está óPtimo al « maxi nimicfA “ do0’ Htrn0J 1 ) cSn>Hay
d ° * «conocer hay límites potencialmcntc dc
dispuesto a sacrificar ios objetivo! de corto plazo de cualquier corporación en pos de ’“ bla
* ?“ * *> también limites potenaalmente deseables par:
, .
a sus v'í nculos con la j -
, . r . ce. , la extensión de a ocmocracta pol í tica. La democracia tocara una vica más Jarp s: tiene
, las uM e,b(e,c¡a mii í 0ui!ibrad,i;
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354 «MÍTICA Y AOOTAMHKTO DE LA OUAIS DC LCCÏTIMIDAD DEL ESTADO
355
ALTERNATIVAS
aflicción k decisión del estado de financiar las elecciones, lo cual es una consecuen - fienden se vuelve insostenible, sugiere que los temas incluidos en el debate con reía*
da del derrumbe de ios mecanismos de mediadón que discutimos en el capí tulo 9. ción a la democracia liberal han llegado a la mayor profundidad que pueden aJcan -
En cuarto lugar, se insiste en restriedones que no se cspcdfican sobre la libertad de ' mr los temas de índole polí tica.
,
prensa. ( "Pero existe también la necesidad de asegurar al gobierno el derecho y ¿ Por qué razón tendr ía que convenirse la democrada, después de haber tenido
la capad dad de retener informadón en Jas fuentes.” ) En quinto lugar, la cducadón un prolongado per íodo de existencia, no en una presuposidón que lodo el mundo
tendr í a que ser redudda porque la democratización de la educación, no obstante comparte, sino en una hipótesis acerca de la cual discute la gente? En un nivel , la
lo m ínima que ha sido, ha elevado excesivamente las expectativas. Dando por su - respuesta yace en las encuestas antes diadas que muestran la falta de un afecto
la
puesto que la educadón se reladona con “ la descarga constructiva de rcsponsabili
- positivo hada el estado como una de las características de las poblaciones de
dades del dudadano” , entonces “ se necesita un programa que disminuya ías cxpec- d écada de 1970. Los autores del informe de la Trilateral están muy conmovidos por
tativas laborales de quienes han recibido educación universitaria” . Por el otro lado, esas diras. “ El liderazgo está desacreditado en las sociedades democráticas” ,1' comen-
si el objetivo de la educación no es la fonnadón de la ciudadan í a, entonces los tari, y « a fe en el liderazgo, kfcemocracia tal como la conocemos ya no puede existir ,
centros de enseñanza tendr ían que convertirse en vastos centros de entrenamiento para La sección de Huntington sobre los Estados Unidos desarrolla esta preocupación .
el trabaio. Sexto, . el informe demanda “ una intervención m ás activa en el área del Para él, la causa principa] del “ malhumor democrá tico" reside no tanto en lo que
trabajo’* puesto que la cnajenadón tiene que ser atacada en sus mismas ra í ces. Se 1 gobiernos hayan estado hadendo últimamente sino en las pautas cambiantes de
“
rechazan ias experiendas alemanas en la codetenûinaciôn y se propone en cambie participación polí tica; son los ciudadanos y no los l í deres Jos responsables de las ines-
la ayuda estatal en la experimentación de nuevas formas de organización del tra- labilidades de lo que Maurice Duverger ha denominado redcntcmcntt la "pluto-
bajo. Finalmente, se fomentan las agendas supranacionalcs de cooperación entre democrada” .” Huntington está particularmente preocupado por el incremento de la
los principales poderes capitalistas, incluyendo ' la movilización ce grupos privados partidpcción polí tica de los norteamericanos negros. Atribuyéndolo con toda razón
( precisamente como la Trilateral Commission ) para compartir “ mutuas experiencias a su mayor condencia de grupo, conduye que no es el mayor nivel educativo lo que
de aprendizaje” .14 ocasiona la mayor partidpadón, sino el nivel en el cual un individuo o un grupo
El singular grado de claridad de ThegoDcrnability of democracies vjola un tab ú desarrolla una preocupación por los problemas polí ticos. La retórica de los valores
de las sociedades democrá ticas, a saber: que independientemente de cuánto se de- democráticos comienza a ser tomada seriamente . Como Huntington señala ,
teste la democrada, no se debe jamás violar en público su retórica. En consecuencia.
este informe ha suscitado una amplia controversia dentro de* la misma Trilatéral U «W
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compromiso con eso, «loro nt> es n
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“ 1« penodo de rap do camb o social se reata
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Commission. Al ser formalmente presentado en una conferenda en Kyoto, Japón. Í D‘“ *\ Sin
Je ducmTdcsí ’ .
el 30 y 31 de mayo de 1975, muchos miembros de la comisión en Estados Unidos y
-- uropa Ja denunciaron como demasiado pesimista, y hubo quines insistieron en que importantJ
.a 1 nJateral Commission repudiara su propio estudio. En un discurso importante, concondandaberros
Ralph Dahrendorf, ahora a la ¡cabeza de la London School of Economics, se : up¡ó
a los cr í ticos diicendo: "A diferenda de muchos otros, hoy en ¿ia yo no soy pesimista £ n
^^
cr fio dc 1» utdrtdad establecida y i
para cambiar la estructura gubernamental de modo que tenga rnayor
coa esos valores.1*
oíales ocddentales están ahora discutiendo con toda calma una serie de hipó tesis porque asistencia estatal es casi por definidón una confesión de les fracasos del
que en otra ocasión hubieran asodado a las capridios de ur lunático. Esta tendencia
de los teóricos sociales a volverse milenaristas, a medida que el sistema que dr- 1« jnionnc dc k Trilateral , cap. 3, p. 7.
»« n>U „cap. 5. pp. 19, 22, 31. 34. 36. 40. 1T Maurice Durerger. /««o. Us deux feees dt rOetident , Paris. Fayard , 1972. p. 3.
. -
> * TrUltpu aura. 7, waoo de 1975. pp. 7 9. w IMoouc de b Trilateral, cap. 3. p. 59.
356 rOLÍTICA V ACOTAMIENTO OE ALTERNATIVAS LA CRISIS DE LECtTIMIDAD DEL ESTA!» 357
capitalismo.15 LE ayuda estala! al capital privado refuerza a su vez el De hecho, las fuerzas ya se está n alineando en un bando o en otro, y la decisión
cinismo pú blico
con relación ai gobierno, pues Jos que sienten que el estado sólo ayuda de la Trilateral Commission de hacer pú blicos unos sentimientos antidemocrá ticos que
tienen b á sicamente razón. En otras palabras, ¡os problemas de Ja legitimidad ricos
a los
y de la han estado ocultos durante mucho tiempo es sólo una indicación de! nuevo tono
acumulació n se refuerzan uno ai otro. En el mismo momento en que el caDÍ politico. Mientras las sociedades capitalistas son incapaces de desarrollar nuevos
parece ya no funcionar más, la democracia comienza apenas a hacerlo talismo
en que uno fracasa y el otro triunfa, se manifiestan ¡as
. En ¡a medida acuerdes ante las tensiones entre liberalismo y democracia , se est á n vienco tironeadas
diferencias inherentes a 1rs de un lado o del otro. Los defensores de los poderes existentes ya han comenzado c
mismos, de modo que quienes han apostado
fundamentalmente a la preservación enunciar sus prescripciones con claridad. Sus programas implican remedios ccmo
de un capitalismo que ya no es viable, se ven obligados a
convertirse en los critico: de la reducci ón de las expectativas democrá ticas, ataques al principio de participaci ó n y
una democracia que est á potencialmente mas activa que
nunca , en tanto que quienes en algunos casos, propuestas directas de soluciones autoritarias. Los defensores de ¡a
se consideran a sí mismos genuinamente democrá ticos sé vuelven cada democracia no han sido igualmente organizados y articulados, aunque existe entre
vez más and ¬
en pita lis tas. La crisis de legitimidad es producto de Ja los grupos disidentes un sentimiento creciente de que en efecto la democracia es e¡
incapacidad del estado
dcJ capitalismo tardío para mantener su ret ó rica democrá
tica si es que ha de pre¬ tema de! momento. En las secciones finales de este libro quiero revisar algunas
servar la función Ce acumulación , o de la incapacidad para de las propuestas autoritarias que se han promovido y comparablas cer. ¡a pouti ¬
estimular una mayor
acumulació n si es que ha ce ser fiel a su ideología democrá tica. La Trilateral Com ¬ lidad de una resurgencia de los sue ñ os democrá ticos. No es posible predecir quien
mission entirnce esta contradicci ón : ganará en una confrontaci ó n entre capitalismo y democracia, pero siempre se puede. , -
analizar las arma que hay en cada lado.
Jzi esencia del problema reside en las contradicciones inherentes que est
án involucradas
en !a misma frase “ la gobemabilidad de b democracia". Pues, en alguna
- . medida, gotei
nab ü .dad y democracia son conceptos enemigos Un exceso de democracia significa un -
d é ficit en la gobemabilidad ; una f á cil gobemabilidad sugiere una democracia
defectuosa. PROCUVIDADZS AUTORïTAJUAS
En algunas ocasiones en la historia del gobierno democrá tico el péndulo se ha inclinado en
.
exceso en ur a direcci ón: en otras ¿Cisiones io ha hecho en la dirección contraria.
La crisis de legitimidad del capitalismo tard í o ha colocado en una posici ó n inc ó ¬
Se ñ alando que en los países de capitalismo tard ío “ el equilibrio se ha inclinado en moda a los defensores del orden social existente, obligá ndoles a negar ¡o que er
^ 1 alguna ocasión fueran valores firmemente establecidos. A medica que tratan ce man ¬
demasía en contra de les gobiernos ’ ,10 les autores de! informe de la Trilateral expli
citan su preferencia : ¡a acumulació n es mucho m ás importante que la legitimación . - tener el control sobre un sistema que sienten que se les est á escapando, su libé ralisme
se convierte en control social, su preocupaci ón per el bienestar se vuelve ur. a benigna
,
—
la sociedad de - pi ” : ; smo tard í o ha encerrado a la acci ó n estatal en una serie de con ¬
tradicciones de la que ' , f á cil escapatoria . No resuita sorprendente que en esta
situaci ó n de estancamiento 1« .
ritmes propias de! liberalismo y de la democracia
pender esas mismas reglas cuando ya no operan en su beneficio. En esta sección
quiero detenerme en algunas ce Jas soluciones antidemocrá ticas que han sica propues
tas por los defensores del modo capitalista de producci ón. Mi argumentación no sera
-
comiencen a salir a la superficie. Las ; cioncs temporarias para esta tensi ón que
’ que la democracia liberal está a punto de convenirse en alguna forma de csiac:
describí en la primera parte de este libro ya se han agolado, y los problemas que no
fascista ; el fascismo requiere, entre otras cosas, un nivel ce movilizaci ó n temple::
mente ajeno a! cará cter despolarizado del capitalismo tard ío.n Más bien ¿ escribir ,
fueron resuelles en el siglo xrx han reaparecido con mayor intensidad en la d écada
las tres alternativas que parecen ser más probables: la restricción de ¡a activida:
de 1970. El capitalismo y la democracia sí se enfrentan el uno al otro como alter¬
gubernamental, el incremento de la polí tica enajenada y el desplazamiento haci.
do uno u otro llegará a ser dominante. Así pues, el m ás importante problema
—
nativas reales, y en alg ú n momento en e: futuro pró ximo no es posible decir cu á n ¬
— estructuras explícitamente autoritarias. Caca una de esos alternativas time sus ce
íensores aunque ninguna ha alcanzado todavía la hegemonía como la estrateg:
pol í tico a! que se enfrenta el capitalismo tard ío no se resolverá dentro de las reglas
preferida. \
del juego sino por encime de ellas.
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James O Cor rsr. The .
final c ñtis of the ¡lele Nueva Vori:', St. Martin’s Press, 1973.
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He ar.çnmrntxrio mis extensamente esle punto en " Waiting for riehtyi n crhi e ct o¡ tr
hipothrsis” , Revine o f Rcdicr.l FoUlica! Eeoncny , 5 , oioño ce J 273 , pp. -t r i é .
50
. -
informe de la Triíatcial, cap. 5 pp. 17 13. 'inciso'
AA't
356 rOÜTICA Y ACOTAMIENTO UE ALTERNATIVAS LA CRISIS DE LECITLSIOAD DEL ESTADO 357
capitalismo.19 La ayuda estatal al capital privado refuerza a su vez el cinismo público De hecho, las fuerzas ya se están alineando en un bando o en otro, y la decisi ó n
con relación al gobierno, pues los que sienten que t! estado sólo ayuda a los de la Trilateral Commission de hacer pú blicos unos sentimientos antidemocrá ticos que
ricos
tienen básicamente razón. £ n otras palabras, ¡os problemas de la legitimidad y de la han estado ocultos durante mucho tiempo es sólo una indicación de ) nuevo tono
acumulación se refuerzan uno al otro. En el mismo momento en que el capitalismo polí tico. Mientras las sociedades capitalistas son incapaces de desarrollar nuevos
parece ya no funcionar más, la democracia comienza apenas a hacerlo. En ¡a medida acuerdos ante las tensiones entre liberalismo y democracia, se está n viendo tironeadas
en que uno fracasa y el otro triunfa, se manifiestan ias diferencias de un lado o del otro. Los defensores de los poderes existentes ya han comenzado a
inherentes a 1rs
mismos, de modo que quienes han apostado fundamentalmente a la preservación enunciar sus prescripciones con claridad. Sus programas implican rcmrcios cerne
de un capitalismo que ya no es viable, se ven obligados a convertirse en ¡ la reducció n de las expectativas democrá ticas, ataques al principio de participaci ó n y
os critico: oc ¡
una democracia que está potencialmente más activa que nunca , en
tanto que quienes en algunos casos, propuestas directas de soluciones autoritarias. Los defensores de a
se consideran a sí mismos genuinamente democrá ticos sé vuelven cada vez más anti existe
--.
' pitalistas. La crisis de legitimidad es producto de Ja incapacidad del estado
- democracia no han sico igualmente organizados articulados
y , aunque entre
los grupos disidentes un sentimiento creciente de que en efecto la democracia es e í
del capitalismo tard ío para mantener su retórica democrá tica si es que ha de
servar ¡a función de acumulación, o de ia incapacidad para estimular una mayor
pre¬ -
lema del momento. En las secciones finales de este libro quiero revisar algunas
de ias propuestas autoritarias que se han promovido y comparadlas ccr. la posibi ¬
acumulación si es eut lia ce ser fiel a su ideolog ía democrá tica. La Trilateral Com ¬ lidad de una resurgencia de ios sue ñ os democrá ticos. No es posible predecir quien
mission entiende esta contradicción: ganará en una confrontaci ó n entre capitalismo y democracia, pero siempre se pueden,
analizar las arma que hay en cada lado. , >,
I.n esencia del problema resid í en las contradicciones inherentes que están involucradas
.
en la misma frase “ ¡a gobemabilidad de la democracia " Pues, en alguna medida, goter
Habilidad y democracia son conceptos enemigos. Un exceso de democracia significa un -
deficit en ¡a gobemabilidad; una f ácil gobemabilidad sugiere una democracia defectuosa.
PROCLIVIDADES AUTORITARIAS
En algunas ocasiones en ¡a historia del gobierno democrá tico el péndulo se ha inclinado en
exceso en ur.a dirección; en otras ¿rasiones lo ha hecho en ia dirección contraria.
,
La crisis de legitimidad del capitalismo tard í o ha colorado en una posición inc ó ¬
moda a los defensores del orden social existente, obligá ndolos a negar ¡o que en
.
Se ñ alando que en los países de capitalismo tard ío "el equilibrio se ha indinado en
alguna ocasió n futran valores firmemente establecidos. A medida que tratan d » man ¬
demas ía en contra de los gobiernos” , 90 les autores de! informe de la Trilateral exp i
c:tar, su preferencia : ia acumulación es mucho m ás importante que la legitimaci ó n .
’- tener el control sobre un sistema que sienten que se les está escapando, su lib é ralisme
se convierte en control social, su preocupació n por el bienestar se vuelve una benigna
S: la democracia ha ilegade a interferir con el capitalismo, no existen dudas sobre lo
que escogen.
negligencia, su fe en la democracia se transforma en una propensi ón hacia h jerar¬
quía, su internacionalismo se reduce a un etnocentrismo melindroso y sus sue ñ es ce
No es necesario estar de acuerdo con las conclusiones de la Trilateral Commission futuro se convierten sú bitamente en las pesadillas del presente. Retrocediendo sobe;
para identificarse ccr. el an á lisis. Su argumente se reduce a que unajerisis ce legi ¬ sus mismos pasos descubren que el mundo no es tan sencillo como pensaban y estar
gente hacia el gobierno
—
se est á volviendo objetiva
—
timidad que puede ser considerada subjetiva basada en la actitud negativa de la
— basada en contradicciones
dispuestos a proponer algú n tipo de soluciones extremas con objeto de volver a
acomodarlo dentro de sus prejuicios y preconceptos. Habiendo sermoneado severa ¬
estructurales dentro dt las mismas sociedades capitalistas. Cor. respecto a lo anterior mente a sus antagonistas para que jueguen ce acuerdo con las regias, intentan sus ¬
yo estar í a ce acuerdo con ellos. He estaco sosteniendo que las condiciones pol í ticas dt pender esas mismas reglas cuando ya no operan en su beneficio. En esta secció n
.
la sociedad de ^.pifohsmo tard í o ha encerrado a la acció n estatal en una serie de con - quiero detenerme en algunas de las soluciones antidemocrá ticas que bar. sido prepues -
..
tradiccicnes de la que . ' . f á cil escapatoria . No resulta sorprendente que en esta
situació n ce estancamiento ¡A» . piones propias de! liberalismo y de la democracia
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que la democracia liberal está a punto de convertirse en alguna forma ct esiac:
comiencen a salir a la superficie. Las : riones temporarias para est 3 tensió n que fascista ; el fascismo requiere, entre otras cosas, un nivel de movilización, ccnplet.-
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describ í en la prime/ a parte de este libro ya se han acotado y les problemas que no
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fueron resueltos en el siglo xtx han reaparecido con mayor intensidad en la d écada las tres alternativas que parecen ser m ás probables la : restricci ón de ia activida :
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O Coni or , 7 he fiscal crii. b o/ the siete, Nueva Vorr , St. Martin's Press, 1973.
Informe de ¡a Trilateral, cap. 5 , pp. 17-1S. . . -
'fascism’ hypothesis’* Reviese of Radient Political Economy , 5 otoño ce 1973, pp. ic - sc.
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356 POLÍTICA V ACOTAMIENTO 2 E ALT « NATI VAS LA CRISIS DE LEGITIMIDAD DEL ESTADO 357
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capitalismo . ” La ayuda estatal al capital privado refuerza a su vez el De hecho, las fuerzas ya se están alineando en un bando o en otro, y la decisi ón
cinismo público
con relación a! gobierno, pues los que sienten que ti estado só lo ayuda a ¡ de la Trilateral Commission de hacer pú blicos unos sentimientos antidemocrá ticos que
os ricos
tienen básicamente razón . £ n otras palabras, ¡os problemas de la legitimidad de han estado ocultos durante mucho tiempo es sólo una indicación de! nuevo tono
y la
acumulación se refuerzan uno al otro. En el mismo momento en que el capitalismo polí tico. Mientras las sociedades capitalistas sen incapaces de desarrollar nuevos
parece ya no funcionar más, la democracia comienza apenas a acuerdos ante las tensiones entre liberalismo y democracia, se están viendo tironeadas
hacerlo. En la medida
en que uno fracasa y el otro triunfa, se manifiestan ias diferencias de un lado o del otro. Los defensores ce ios poderes existentes ya han comenzado a
inherentes a 1rs
mismos, de modo que quienes han apostado fundamentalmente a enunciar sus prescripciones con claridad. Sus programas implican remedios como
de un capitalismo que ya no es viable, se ven obligados a
la preservation
convertirse en los critico: de ia reducción c: I 25 expectativas democrá ticas, ataques al principio ce participació n y
unr. democracia que est á potencialmente m ás activa que nunca, en tanto en algunos casos, propuestas directas de soluciones autoritarias. Los defensores de 1a
se consideran a sí mismos geruinamente democrá ticos s é
que quienes
vuelven cada vez más anti - democracia no han sido igualmente organizados y articulados, aunque existe entre
mpitalistas. La crisis de legitimidad es producto de ia incapacidad del estado ios grupos disidentes un sentimiento creciente de que er. efecto -ia democracia es el
del capitalismo tard í o para mantener su retórica democrá tica si tema de! momento. En ias secciones finales de este libro quiero revisar algunas
es que ha de pre¬
servar .’ a función ce acumulación, o ce la incapacidad para de las propuestas autoritarias que se han promovido y comparadlas cor la posibi ¬
estimular una mayor
acumulaci ó n si es que lia de ser fiel a su ideolog í a democrá tica. La Trilateral Com ¬ lidad de una resurgercia de los sue ñ os democrá ticos. No es posible predecir qui én
mission entii nce esta contradicción : ganará en una confrontación entre capitalismo y democracia, pero siempre se pueden, ,
_
yo estar í a de acuerdo ccn ellos . He estado sosteniendo que las condiciones pol í ticas de
1a sociedad dt ^ pit = ' ismo tard í o ha encerrado a la acción estatal en una serie de con-
pender esas mismas reglas cuando ya no operan en su beneficio. En esta sección
quiero detenerme en algunas ce las soluciones antidemocrá ticas que han sica propues -
iradiccicnss.de la que ttC Y0J f á cil escapatoria! No resulta sorprendente que en esta tas por los defensores del modo capitalista de producción . Mi argumentación nc ser;
situación de estancamiento la> t éngionej propias de! liberalismo y do la democracia
que la democracia libérai está a punto de convertirse in alguna forma ce csiacc
comiencen a saiir a la superficie . Las sdocicnes temporarias para esta tensión que fascista ; el fascismo requiere, entre otras cosas, un nivel de movilizaci ón temple:.-,
describ í en ia primera parte de este libro ya se han agotado , y los problemas que no ¿
mente ajeno a! cará cter despolitizado dei capitalismo tard í o. Más bien escribir
01
fueron resueltos en e! siglo xrx han reaparecido con mayor intensidad en la decaca las tres alternativas que parecen ser m á s probables: la restricci ón de ia activiez:
de 1970. El capitalismo y la democracia sí se enfrentan el uno al otro como alter ¬
gubernamental, el incremento dt ia polí tica enajenada y el desplazamiento liaci .
—
do une u otro llegará a ser dominante . As í pues el m ás importante problema
,
—
nativas reales, y en alg ú n momento en c! futuro pr óximo no es posible decir cu án ¬
estructuras expl ícitamente autoritarias . Cada una de esas alternativas tiene sus ce
fensores aunque ninguna ha alcanzado todaví a la hegemoní a como ia estrateg : .
politico al que se enfrenta el capitalismo tard í o no se resolverá dentro de las reglas preferida. 1
del juego sino por encima de ellas.
Jomes O’Connor , The ¡rical emit .
cj t¡: e Jtdr Nueva Yori:', St. Pro::, l ? ~ 3.
:: .
Ht srenm rnl.vio mis eximiamente cite pumo en "Waiting fer richly : n "ripee o:
e¡ R:¿itr.l F critica! Reoncrrry , 5, otoño ce 197 J , pp. tz z í .
-
-
L
‘íaicism’ hipo’.hfiis” ,
30
-
Informe de la Trilateral, cap. .5, pp. 3 7 12.
Refiere
AM
358 VOLTnCA Y ACOTAUIENTO DE ALTfcHSATlVAS LA exists t>c usmumtD DEL ESTADO 359
El interno de restringir actividad del gobierno es ciertamente la tendencia En . este pals bueno y democrá tico en el cual todos los hombtes tienen derecho a votar, la
más popular, probablemente porque parece superficialmente ¡a menos radical. Esto inteligencia y la propiedad del país están a merced de los ignorantes, ios haraganes y los
es un reflejo de lo que en el capítulo 9 llamé la teor ía política de la resignación ; ahí .
viciosos
sostenía que puesto que no existen soluciones para los problemas básicos, es inú til
intentar una acción política destinada a rectificarlos. Estr estado de desencanto con La primera afirmació n fue hecha por el inglés J. A. Fraude en 1837 y la ú ltima
la capacidad del gobierno para resolver las contradicciones sociales y económicas por un hombre de negocios norteamericano en 1868; las tres de en medio, aunque casi
flota en la historia del estado capitalista que se ha expandido cada vez que resultaba no se distinguen en tono de las otras dos, fueron formuladas por norteamericanos
imposible encontrar una solución fuera del mismo. £s por esta razón que la tendencia ejecutivos de corporaciones en ía mitad de la d écada de 1970. Hay un vinculo
antiestarista constituye una inversión seria de' la postura sostenida previamente. Sin directo entre la desconfianza que sienten los hombres de negocio hacia la democracia,
,
embargo, aquí hay en juego algo más que una simple inconsistencia. El hecho es tal tomo se expresa en afirmaciones de ese tipo, y su escasa inclinación por Jos progra ¬
que la mayor parte del gasto estatal es popular, no en un sentido abstracto ( la gente mas de bienestar social. Cuando el Wall Street Journal habla de “ poner un tope a
casi siempre denuncia a los gobiernos grandes en las encuestas ) , sino en cuanto los Diogramas sociales” ,24 lo que verdaderamente tiene en mente es la sensación de
afecta a ios individuos en particular ( seguridad social, hospitales, compensaciones que la gente quiere demasiado y que lamentablemente una polí tica democrá tica está
de desempleo, etc.) . El silogismo es inmodificable : el gasto en bienestar social es oe organizada de modo de hacerles creer que lo pueden obtener. La verdadera cura
nocrá tico ; algunos quieren eliminarlo o reducirlo susLancia ¿mente; quienes propo¬ - pan . el gasto excesivo es, en su perspectiva, la corrección de la democracia excesiva.
nen eso se vuelven antidemocrá ticos. En otras palabras, el ataque a la actividad En los últimos cinco añ os este prejuicio estilo Babbitt de los hombres de nego¬
gubernamental se ha convertido en ur. ataque, no demasiado bien disimulado, a la cios ha adquirido cierta elegancia gracias a algunos politólogos de Norteamé rica /
democracia misma. de Europa. Samuel Brittan, que trabaja tanto para el Finanací Times de Lcndre ,
Los hombres de negocios son les que m ás atacan a les- gobiernos grandes, y el cora:» para la Universidad de Oxford, ha señalado que “ la democracia represen tativa
motivo para hacer tai cosa es una clara desconfianza hacia la democracia. En con ¬ liberal sufre contradicciones internas” que se han hecho sentir recientemente. Un
traste con las afirmaciones que sostienen que los hombres de negocios problema end émico es que “ la democracia imparte a las expectativas un sesgo siste ¬
apoyaron el m á ticamente ascendente” .2* Esto produce lo que Daniel Bell ha llamado “ la revolu ¬
estado de bienestar con objeto de acallar el descontento, la mayoría de ¡os ejecutivos
de las corporaciones aceptaron el gasto gubernamental en bienestar social sólo ción de Jos derechos crecientes’’,2* la creencia cfue parecen tener los ciudadanos de
con que sus sueños pueden volverse realidad, que la inseguridad económica, por ejem ¬
una gran reticencia. Ahora que las economías capitalistas están en medio
de la plo, puede llegar a ser abolida. Pero ese tipo de demandas hacen que Ja. tarea de
“ estancfiarió r ” , esas actitudes an ridera ocrá ticas siempre latentes, salen a la super
¬
ficie. Un estudio de los ejecutivos de corporaciones en los Estados Unidos gobernar sea dif ícil para el estado capitalista) pues cuanto m ?s dinero recibe la ger. te
descubri ó com ú n, menos dinero hay para Ja acumulaci ón, y cuanto mis politizada es la po¬
que en privado ¡os hombres de negocios no llegaban a reconciliarse con el ideal
de un
hombre, un voto y todo lo que eiio implica; sus actitudes no eran demasiado; dife¬ blación, menos poder hay disponible para el estado, Corrfo lo comenta .Anthony -
-
rentes cel ciitismo del laissez jeire del estado de armonía.12 ¿ Cuáles de ics enunciados King para Inglaterra: .
*
;
LfJt siguen fueron producidos en el siglo xrt y cuáles en el año de 1975 ?
” La ra2¿a por la cual es cada vez más dif í cil gobernar es que la amplitud de los problemas
-
Se trata de un hombre un voto. Y come la mayoría son ¡os pobres y ¡os ignorantes,
es absolutamente - cieno que quienes tienen el poder lo usarán para
creo que
lograr lo que ellos con¬
que s: supone debe resolver el gobierno se ha incrementado enormemente, y al mismo
tiempo, su capacidad para manejar problemas, inclusive muchos de los que ya tenia antes,
sideran que es una distribución más equitativa de las cosas buenas de ha disminuido. Lo que importa no es solamente el aumento en el número de problemas, ni
es coherente ccn todo lo que uno ba leído u oído sobre la natural» humana . -
este mundo r-y esto tampoco la reducción de sus posibilidades, sino ¡a presentación de las dos cosas juntas.37
-
Un hcrr.bre uc voto producirá el fracaso final de la democracia tai como la conocemos. Segú n King, el desempeñ o del gobierno no puede modificarse sustancialmente ; por
.
consiguiente, la ú nica solución es reducir las expectativas pú blicas Comparado con
Somos dinosaurios 2! final de una era. Hay un desplazamiento de la base de poder desde un sistema el éctrico, el gobierno está, para usar una palabra predilecta del nuevo
la industria y el comercio hacia masas que no pueden manejar las complejidades del mundo
moderno. credo antidemocrá tico, “ sobrecargado”.24 Lo único sensato que puede hacerse, segú n
El fin norma! cel proceso democrá tico da a gente desigual derechos iguales para buscar la
felicidad en rus propios t érminos. Hay una diferencia entre un sistema de libre empresa
54
bre de 1975, p. 6 _ ..
Jonathan SpivaJc, “ Putting a lid on social programs’’, Walt Strut Journal, 31 de diciem ¬
.
Brittan, cp cil , pp. 129, 141.
y una democracia a la que tambi én apoyamos. ”
pp
14 Daniel Bell, The culturel
. 232King
-236,. .
contradictions 0/ capitalism, Nueva York Basic Books, 1976,
- ,
Leonard Silk y David Vogel, Ethics and prajiis Nueva York, Simon and Schuster, 1976.
J
11 La primera parte fue
!T ep. où., p. 294.
duda en Samuel Brittan, .TTbe economic contradiction of demo¬ u Vine ibid , y tambi én la secci ón de Crozier
.
. .
.
cracy", Dritiir Jeurr el oj Petit ice! 3tier.re, 5, abri! de 1975, p. 146. El rato es
de Silk y
en The gblemabiUljr 0/ democracies ; otro
uso cel t é rmino aparece en' Giovanni Sartori, Will democracy kill democracy
“ ?*’, Government
Vogel, op fit and Cppesiiien , 10, primavera de 1975, p 158. .
360 F0LÍ7ICA Y AOOTAJIIENTO DE ALTERNATIVAS LA CRISIS DÏ LICmWESAD ELL tSTADO 361
es:cs escritores, es reducir la corriente, aunque abrir nuevas tomas lograría también Tal como correctamente sostiene Brittan siguiendo a Schumpeter, las contradicciones
resolver d problema y al'mismo tiempo mantendria las tuces encendidas. de la democracia son de naturaleza intr írreczmente econ ómica.**
Despojada de su ret órica de ciencia social, la teoría de la sobrecarga o de ¡os Las recesiones de h d écada de 1970 bar fortalecido en ios circuios de las clases
derechos crecientes es poco m ás que el tradicional sesgo antidemocrá tico de los hom - dirigentes e! sentimiento de que si e! capitalismo está en dificultades, las ¿embridas
bres ce negocios. Más a ú n, las contradicciones entre ambas posturas hace sospechosa democrá ticas tendrá n que ser reducida- , Arthur Okuo ha proporcionado ur a i nan ¬ .
sú sinceridad. Les hombres de negocios quieren menos gobiernos, pero también apo- vertida justificación para este punto d é vista.** £.1 sostiene que una econom í a capi-
yan el plan de Aido Moro de 51 mil millones para “ modernizar” la. industria italiana, ta üsta que funcione bien produce una desigualdad sustancial, pero que una b úsqueda
o ¡a inyecci ón de 7 mi! millones de Giscard , en septiembre de 1S 75, o el presupuesto inflexible de ¡a igualdad seria ineficaz econ ó micamente. En unto Okur., a ;a buena
extraordinario pronegocios de! primer ministro ingl és, James Callaghan, ce abril de manera ecléctica, solicita equilibrio, er. ios periodos de dificultades económicas el
.
!S76.:5 La ú nica propuesta de dar dinero a los negocios a la que recientemente se argumento puede f á cilmente servir pera sesfner que c! crecimiento econó mico
har. opuesto los hombres de negocios fue eí paquete energé tico ce ICO mil millones se producirá cuando se ¡eduzcan las expectativas de igualdad. En marzo de 197G, el
del ex vicepresidente Rockefeller, y fue' más una simple esperanza ante sus ojos quie Business Week señalaba que el alto grado ce desempleo "ha creado una situación
-
ur.n opción pol í tica seria. Igualmente, les poiitólogos neo neohamiítonianos ( les
nechamiltonianos fueron los hombres que estuvieron alrededor de Theodore Roose¬
económica que es pavorosamente reminiscent: de las - predicciones éc Kar! Marx ” .
Cuando el Business Week y Karl Man está ce acuerde, la situación verdaderamente
velt ) ;is birr, de la necesidad de reducir el gobierno, pero ellos también desean una debe ser seria. El artículo también señalaba: ,
presidency fuerte, respaldada por una gran maquinaria militar y de pol í tica exte¬
rior y con mayores fondos para ¡a policía.*'’ En suma, ni ¡os hombres de negocios Aleo h2 cambiado radicalmente en la «corar ía polí tica de! mundo occidental . Los econo¬
nt les poiitólogos son anarquistas incipientes; es ¡a democracia y no ti gobierno lo mistas y los pol í ticos ahora están de acuereo tn que las lomas tradicionales de estimulo
que ha despenado su ira, y sus ataques a este ú ltimo son un preludio para las restric¬ a la economía por medio le í gasto gubernamental o por el incremento del cbariecintiente
ciones sobre la primera. En su perspectiva, la sociedad liberal sólo puede preservarse de dinero no podrán por sí mismas acabar con el alto desempleo.13
restringiendo la democracia .**
• Esta incomodidad cor. relaci ón á la democracia no puede separarse de la preocu ¬
Según esta aseveraci ón ni los dem ócratas a: les republicanos har. encontrado la res ¬
puesta. El equilibrio ce Okon, représentait) per ua pleno empico, entrenamiento
pación por el capitalismo mismo. Tal como Daniel Bell lo comenta :
laboral completo y ornas polí ticas gubernamentales, se considera, en el mejor de los
casos, una especie ce remiendo. Los ¡atestes republicanos de reducir tos gastes r, o
Aunque hist óricamente el capitalismo y la democracia har. surgido juntos y en común se
bar. justificado con ti liberalismo filos ófico, no hay nade qtic te órica o pr
cr áé dit
cticamente requiers está n a la medida de la dimensi ón ce la crisis. Sin llegar .a verse afirmado, pero
que les ¿os estén unidos ai mismo yugo.* 3 implícito por todas partes, está el seniimiittto de que condiciones econ ómicas drá s¬
ticas requieren cambios drásticos en el sistema polí tico , En otras palabras, la demo¬
En ciertos sectores hay un fuerte sentimiento de que sólo si se mantiene a la demo¬ cracia está bajo fuego porque el capitalismo no está funcionando, cuando presun ¬
cracia baio control podrá preservarse el capitalismo. Las demandas de! gobierno se tamente, tendr ía que ser el capitalismo el que estuviera bajo fuego porque ¡a
interpretan como una suerte de “ inflación polí tica” . Así como la inflación se origina democracia sí está funcionando.
De esta manera, pues, las reduccicr.es :t¡ la actividad de! gobierno se interpretan
en les grupos que persiguen su propio interés a expensas del bien com ú n, igualmente
como una forma de incrementar Jas codants de la clase demmente. Pero hay un
la cana tided democrá tica del estado se ve debilitada por la búsqueda excesivamente
ó » ia satisfacci ón de las demandas individuales y grupales.** El control de la precio que pagar. La cr í tica al gasto gubernamental propicia la desilusi ó n con. el
—
c „.
inflador, oes - - reauiere medidas tan no capitalistas como el control de precios
.-
y saiarios - y l&. plarauLF'- Á
- ni; el control de la democracia desatada requiere
-
tambi én un control sobre las e: . ‘itivas y, si fuera necesario, una represión estatal.
_
tema de la igualdad, que es uno de les puntos clave ce la teor ía democrá tica. Les
ciudadanos cuyas expectativas se har. rebutido, son ciudadanos que se han resignado
a $u si£tt£ en la parte m ás baja de la jerarqu ía. Sin e! mito visible de la oportu ¬
nidad, la consecuencia puede ser ei des:amento articulado. Discutiendo ios recortes
en los servicios sociales para los pobres. Business Week citaba al experto en fuerza de
Wall Street Journc¡, 26 de diciembre de Noe York Tirr.c: t 5 de $ ep :icnjbr* trabajo de la Universidad de California. Lloyd Ulman : “ Estoy preocupado por
de 1975, p. 35 ; Neto York Times , 7 de abril de 1976, p. ' los jóvenes, particularmente los negros. Cuanto menos se quejen ahora , más grave
33 Pera un ejemplo , v éase James Q. Wilson, Thinking ebou : crime , Nueva Yoib , Baste Books ,
problema estamos acumulando para el futuro.” La imagen de un surgimiento de
”
1 S75 .
*S Esta conclusion se sigue del análisis de Martin Diamond. “ The declaration and the . .
-
3i Brittan , op. elt , p 133. .
constitutiont iiberty , democracy and the lcundert à ne Public Interest , 41, otoño de 1975,
pp. 35 - 55.
33 Arthur Okun , Equality end efficiency : ike big trcdcefl , Washington , Brookings Issslttu -
tiors, 1975 .
33 Bell , ep . est ., p. !4. 33 “ Whv recove ri ñe economics dor.': crate 0.1011511 jobi” , Business Vr
\ 22 dc ntnze
33 Para un ejemplo de este razonamiento, véase el capitulo de Huntington en The
4 c Î 976 , pp. 114.115 .
ability e¡ ¿cmectecies, pp. i , 11 . > Citado cr. ibid .. ? . 115.
/ J / 13
r 362 POLITICA Y ACOTAMIENTO Dt ALTEXTIATIYAS
ser así la democracia liberal resultaría desgarrada. En 196S, cuando The Public
363
constituye el principal obstáculo para toda la estrategia ; las reducciones en el bie¬ Interest auspició un simposio sobre la ciudad de Nueva York, se produjo una defensa
nestar social son un arma de doble filo para las clases dominantes, arma que pro¬ .
a ún más apasionada de la misma postura Un resumen de la discusi ón, en la que
porciona una flexibilidad inmediata s costa de problemas de legitimació n a largo participaron muchos funcionarios, profesores y escritores prominentes, se preguntaba
plazo. No es sorprendente, pues, que como resultado de lo anterior se haya manifes¬ si es que acaso los Estados Unidos estaban presenciando "la producción más destruc¬
tado interés per otras posibles vías de salida de ese dilema. Un incremento en lo tiva y final del lelos del pensamiento liberal” . De acuerdo con este simposio, la
que en el capitulo 9 he llamado la "polí tica enajenada” constituye una segunda estra¬ ciudad de Nueva York había representado en algú n momento la esencia de la pol í¬
tegia posible para las clases dominantes en el período de capitalismo tard ío. tica madisoniana dt los intereses crecientes, en la cual los subsistemas organizados
La polí tica Jicga a verse enajenada hasta el punto de que la actividad pol í tica competían por ios beneficios pú blicos. Pero a causa de las contradicciones intemas,
cotidiana se usa en contra de la gente para reforzar su pasividad, en lugar de ser sin embargo , esos subsistemas tend ían a fracturarse. La conclusi ó n, expresada en un
usada para lograr sus propics fines colectivamente decididos. En m ás de un sentido, memo que fue ¡eído por el presidente electo Nixcn, era, por lo visto, autoevidente:
.
ia pol í tica enajenada es similar al valor excedente Con objeto de aumentar su valor
excedente, y per consiguiente su capital, un patrón que se enfrente a una jomada El hecha de cu: h sociedad se est é disolviendo significa que el estado liberal ya no sirve
de trabajo de duración acordada, puede intentar aumentar la "productividad ” de un m ás. Bajo pena de anarquía o guerra civil debe ser sustituido por un régimen que reconozca
obrero er. ese mismo período instituyendo formas de "incentivación ” , las cuales, si explícitamente la necesidad de los subsistemas y que est é preparado para crear sustitutos
ios costos de reproducción ce! obrero so mantienen constantes, le dar á n al patró n
para esos subsistemas en el caso de que se echen a perder. Nuestro problema es que la
opinión informada se está dirigiendo precisamente en !a dirección opuesta .40
una mayor proporció n de valor excedente. Lo mismo sucede con las clases domi ¬
nantes. Un incremento en la pol í tica enajenada requiere alguna forma de acrecen ¬
tamiento de la productividad ce ¡a acción pol í tica, ce modo que un porcentaje En esta verd ón, el liberalismo de grupos de intereses sólo puede preservarse si el
estaco Organiza y constituye a los grupos. La poca participación democrá tica' que
menor del poder social colectivo así producido cuedc en manos ce los ciudadanos. pudiera haber se reduce m ás a ún. La "opini ón informada" podría estar movié ndose
E! m é todo más obvio para lograr esta tarea, es promover ja pasividad, desalentando en la dirección opuesta porque no est á preparada para desprenderse de! m ás mínimo
la participación activa er. ¡a vida poli dea. y social. Si la estrategia de recortar h compromiso con la democracia libérai que existo ‘en la actualidad.
actividad gubernamental representaba un ataque a la igualdad, esta estrategia de
aumentar la alienación ce la polí tica se vuelve un ataque a ¡a participaci ón. Y puesto . .. .
No obstante, el simposio de The Public Ir ! eres! resultó1 profctico a! ¿entrarse
¿
un sistema de regateo aue Lc.vi ha llamado I "liberalismo ce los grupos de interés” .
05 cJ ponuca
*
olítica pub
pública la ciudad. En ese <
ira en ia , la determinación de crear agencias
contexto
Dentro de un sistema como ése, la participaci n ó directa fue sacrificada en aras de coaoi la C Caá;mara ,
de Control Financiero
T í!ra « Finar cu .
de Emergencia representa un intento de im ¬
poner à ia ciudad nuevas estructuras gubernamentales que remplazarí an el volumen
una negociado* cuidadosaff.ír.ií crqucstccc. cotre los ¿ í ceres de Jos civerso5 grupos mínimo de democracia impl ícito en el sistema de negociaciones que tomaba decisio¬
ce interés afectados en. cada caso. A partir de! estancamiento inherente al capita - nes de arriba hacia abajo. Casi todos ¡os que participaron en esos hechos concuerda", .
Üsmo tard í o, los escritores han comenzado a sostener que aun ese nivel mí nimo ce en que el presupuesto de Nueva York no es en sí mismo el problema sino los m é todos
participaci ó n es m áximo, y que si la democracia libera! ha de subsistir, ya no puede con que se manejan los asuntos pú blicos. Frente al aut é ntico golpe de estado que
darse el lujo ni siquiera ce un liberalismo de grupos de interés. Como hemos visto, se ha producido, los ciudadanos tendrá n no sólo que reducir sus expectativas, sino
Samuel Brittan descubre que una de las causas fundamentales de las contradicciones también abandonar la Idea de que su participación en los asuntos del gobierno será
inherentes a la democracia liberal es la esperanza de la gent: com ú n de gozar de bien vista. En el futuro inmediato, los lideres de ¡os grupos de inter és en Nueva York
bienestar social, pero incluye tambi én, como otro factor a ú n más importante, la ten5 ¬ dedicarán m ás tiempo a la imposició n de las demandas del estado sobre sus miembros
dencia de Jes grupos de interés a negociar diversas recompensas para sus miembros. * que a la comunicación al estado de ios deseos de sus miembros. El llamado de The
Concluye que ambas tendencias tienen que ser corregidas per igual, pues de no Public Interest a crear nuevos subsistemas resulta una pesadilla hecha realidad .
11 .
Theodore Lew, Thf er í o¡ Ubereliim, Nueva York, Norton, 196S, pessm . Citado en Daniel Patrick Moyrúhan, The potisier of a gxiaranteed interne, Nueva York,
40
^-
** Brillan, ep. eii., pp. 1 2 146. Vintage Book), 1S 73, pp. 76 78. -
364 POLÍTICA Y A OOTA MIENTO DE ALTERNATIVA * LA CRISIS DZ LZCmMtnAD DZL ESTADO 365 \
Lo mismo que sucede en Nueva York, ocurre en el resto del mundo. En lo que ¡ 1 que ¡os l í deres de ja Democracia Cristiana siguen siendo mucko m ás cautelosos.0
Parece claro que si esta última se niega a aceptar a los primeros dentro del gobierno,
concierne z las ciases dominantes, la participaci ón es con toda claridad una idea cuyo -
momento ya pasó, y es probable que veamos intentos de retroceder con relación a la democracia libérai en Italia será victima, no de] comunismo, sino de un partido _
¡as fioccs victorias para una mayor participación que se han logrado desde Jos años ,
' capitalista que no está preparado para aceptar su propia lógica polí tica. En este
'
de la posguerra. En Alemania Occidental , el intento de obtener igualdad para les . sentido, a corto plazo, “ ia ciase dirigente italiana se verá obligada a escoger entre
sindicatos en el sistema de codeterminación fus derrotado por una coalici ón que [ y su rostro progresista o su rostro autoritario” ,*’ para citar a P. A . Allura. Todo in ¬
en su Jugar quiere el crecimiento econ ómico. La derrota de Paril átische Alilbestim - tento de la Democracia Cristiana de gobernar sin ia izquierda será casi necesaria¬
rr.ung es una advertencia para los sindica os en ei sentido de que hay límites a lo que mente autoritario en vista de los sentimientos generalizados en ese pa ís.
la clase capitalista aceptará en nombre de la participación . Sin embargo, los ataques al Pero, parafraseando a Tolstoy, en tanto que todos los sistemas pol í ticos estables
principio de una pol í tica no enajenada crean sus propios problemas. Así como la gente se parecen entre sí , cada sistema inestable es diferente. Hay tantas versiones del
ha ¡legado a esperar un cierto nivel de : envicies sociales, también considera un de¬ autoritarismo como de la democracia, y sugerir que las soluciones expl í citamente auto ¬
recho la noción de participaci ón. Esto ro significa que quieran participar siempre ritarias son una posib üicad no responde a una serie de preguntas, sino que por el
— la mayor ía de ¡a gente , particularmente en los Estados Unidos, considera que la contrario , suscita varias. ¿ Qu é formas de gobierno autoritario llegaremos a ver s : ias
participación pol í tica es una carga aburrida —
pero sí significa que se reservan
e : derecho ce hacerlo cuando se sienten agraviados. En este sentido, la restricci ón
sociedades de capitalismo tardío comienzan a moverse en esa dirección ? Extrapo ¬
lando de todas las tendencias que he estado discutiendo, parecería que la forma
de la participaci ón no sólo entra en conflicto con la democracia ; viola también algu ¬ de autoriiarismo que más p -obabJemente adopten será un neccorporativjsmo pare ¬
nos de los principios básicos del liberalismo. Los defensores de la sociedad capita¬ cido en algunos de sus rasgos a! experimento que se intentó en la década de 1 S20.
lista se pueden encontrar que no só lo la democracia está en contradicción con la . Tal como señal é en el capí tulo 4, los primeros experimentos con el corporativisme
necesidad liberal de acumulación, sino también algunos aspectos del liberalismo se encontraron con dificultades porque ios hombres de negocios no estaban ideol ó¬
mismo. S Í tar. io el liberalismo como la democracia son cuestionados, es posible que gicamente preparados para aceptar las restricciones a su libertad que eran necesarias
•a capacidad de reproducción del capitalismo tard í o sea preservada, pero a un costo l para eyetento. Las experiencias con el estado de franquicia pueden haber cambiado
tan alto que convertiría a ia estructura polí tica en algo irreconocible. esto, y 5:* ,e que así fuera , el final de la d é cada de Ï 970 y la de 1980 pudieran
Puesto que las restricciones a la actividad gubernamental son antidemocrá ticas ser ur. .periodo mucha más fruct í fero para e! corporativism© que la de 1 S 20. No hay-
y ias ¡imitaciones a ia participación pueden ser anti überales, algunos han llegado a h naca m á s poderoso que una idea cuyo momento se presenta cincuenta a ños después.
conclusi ó n acerusca y bar. sugerido que las sociedades capitalistas requerirán cad 3 Dentro de este contexto, es importante hacer una distinción entre el ccrpcra -
vea má s estructuras polí ticas expl í citamente autoritarias . Como hemos visto, el in ¬ tivirruo, que caracterizó a la economía italiana en la d écada de 1920, y ei fascismo,
forme de ia Trilateral Commission sobre The governebüií y of democracies , liega que triunf ó allí y se extendi ó a Alemania. El fascismo conten ía impl í citamente ia
a sugerir tal cosa , y en una entrevista publicada después que el informe había sido dirccctun estatal de la economía y un sistema de vigilante represión , así corno una
completado, Samuel Huntington íue más explí cito a ún : movilizaci ó n de masas que los hombres de negocios consideraban intrí nsecamente
inestable, aun cuando muchos lo apoyaran. El corporativismo es mucho m á s compa ¬
Tiene que producirse una apreciació n realista de que no podemos regresar a un mundo tible con el modo capitalista de producci ón, y tambi én conserva un mayor parecido
—
m á s simple que estamos por vivir tr. un mundo de ¡pandes organizaciones, de especiad
r r t Tíaa
raciî óAAn vy ijerarqu
TT .
- -
r r h l ¿é n rime
. Tambi tiene que
en ¡as diversas instituciones ce ia sociedad.*1
aceptaci ón de ia necesidad de autoridad
ria rr una aeectaei
^
nv » haber
- con las formas de una pol í tica democr á tica liberal . Philippe Schmitter ha descri ¬
to c ómo podr ía emerger de las necesidades capitalistas una forma corporativa :
dia de ) estado por perte de bs grandes negocios, ha sido incapaz ce detener el poder Los aspectos siguientes pueden considerarse les más importantes ce una organizaci ón
de convocatoria ce los cá nidos de extrema izquierda . Tal como Jo ha mostrado corporativa de ¡a sociedad . En primer lugar, la econom ía quedar í a bajo el dominio
Giiccmo Sani, la opini ón p ú blica en genera! desea la inclusi ón de les que anterior ¬ de los munopolios que privadamente lomarí an las decisiones de inversi ón. En se-
mente se consideraban partidos "antisistema” , como e! Partido Comunista, en tanto * r Giacomo Sani, “ Mass constraints on political realignments: perceptions of anti system-
. -
. -
parties in Italy” , British Journal of Political Science, 6, enero de 1976, pp 1 3?.
¡
* 3 P. A. Alton lie¡/ republic without government } , Nueva York , Norton , 973, p. 350.
si
-
“ Ï S tlcir oerarv dying ?: verdict c í ’ racing world scholars” ,
S ce mamo de !S?6 , p 51. . ^
Ù .S. News end World Report , * ‘ Philippe Schtnittrr
T‘7 'î , p. t i l .
, “ Still the .
ccr turv of corporatism ?.' ' Review ef politic ;, 36. enero
/ /5
:J 6£ rouna y AaoTANttzsTO r> 2 ALTER re ATJVAS LA OUSTS PE 1JUHTBMIDAD DEL ESTADO 365 I
çuado lugar, <sx znoü opoiitx trabajar ían en est/echo contacto con un aparato plani ¬ Pero también en Ja derecha hay quienes miran con simpatía ia planificación estatal,
ficador estatal organizado de acoco di ayudarles a toaras sus decisiones de inversión como Huntington o la Trilateral Commission, ¡os que la ven como un medio pasa
con Ja. zaáxirsa prontitud. En tercer lugar , représentantes seiîctos ce les sindicatos asegurar la pase social, permitiendo al mismo tiempo la acumulación racional.** U »
.
‘responsables'’ colaborarían cor las agencias p-laruficadora î y tendr í an a su cargo intento de abrirse cánamo entre esos dos enfoques es la demanda que Max Ways
ia tarea Ce asegurar ¡a aceptaci ón de las decisiones concernientes a salarios. Cuarto, se formula en Fortune en favor de “ una nueva postura pol í tica” en los negocios. Ways,
instituiría un sistema tic control de salarios y precios de nsc-do tic impedir ¡a infla ¬ quien elogia a Rohatyn y sus planes, es , como todos los n cocorpora tivis tas, cr í tico
ci ó n, aunque ios controles seriar, mis sobre ios primeros que sobre los segundos.
Quinte, las restricciones sobre ia libertad de palabra y ce reuni ón estar ían destinadas
-
ante ei le í ssez fatre de tos negocios tradicionales y su oposici ón al gasto secta!, pero
ai mismo tiempo c! tambi én quiero encontrar la manera de mantener bajo control tas
. .
a impedir quiebres er la continuidad cei sistema. Sexto, se conservar ían los pro¬
gramas de bienestar soda.', er gran parte por el motivo antes señ alado. Séptimo, la
demandas democrá ticas:
corporativo , pero cada uno de titos est á experimentando con propuestas que tienen
un potencial corporative. Por construíante, mi descripci ó n c: esos experimentos rio
debe ser interpré té es er, ti sentido ¿e que supunem.es que ¡os autores de esos expe-
_
,
llegó al poder despu és de que ios conservadores fueran incapaces de solucionar una
huelga minera, los líccms que estaban a la htjuieyda del partido , como Anthony
. -
Wedg’vood Benn, apoyaron una Ley de Empresas Nacionales $LEN } que naoiona
:izaría a las industrias que tenían problemas.*’ Pero Ja LE.V resultó algo muy diferente,
-
.
n mentes ser au tor.ta rutas picr.amcr.te conscientes, sino simplemente eut sus ¡ceas
una forma incipientemente cooperativista qua ira muelle mi? corr.pz .¡ble con ia
pudieran ser íáciimer.t: acepte ¿ as para car.fcrtrta: las proclividades autoritarias. Ese
raci n Financiera
ó .
.-
;¡ raso, per e emp.o ¿; . prepuesta í
Retrr itrutet ó n,
r a Eeiix Fiona: c para reconstituir ¡a Cor
uro ;s ios esquemas sCmiearperativa: dc- ia
- trodtcicnai fascinació n Tory por jas salucicnes cooperativas.*’ Uni vea creado, la UIN
estuvo encabezada por Sir Dor. Ryder, industrial ocnoddo por ,su testarudez. - Aun ¬
-
arcada de 1920.'* Rciinr r. quien desempeñó un importante papel er. la Cá mara
de Centro! Financiero d: Emergencia Ce la ciudad de Nueva York, es tambi én cono¬
que es sur. muy pronto para prever qu é resultar;; de Ja LEN, !j decisi ó n dc¡ docu ¬
mento de posición ce: Partido Laborista en S ú / 5, de dar “ prioridad al dCSÁrrcii ó
industrial por encima del consume y aun por encima de nuestros objetivos sociales",1- '
cido como uno da Jos portavoces más articulados en favor ¿e ia .planificación estatal .
parecer ía indicar que Ir LEN se preocupará más por las decisiones de inversi ón pri
cr. los Estados Uricas, y su simpat ía par e¡ gasto en ics programas sociales ha
¬
.
¡ evado a más de uno a clasificarla cetro “ liberal” . Su plan ce ia Corporació n Finan ¬ -
vada que por cl control democrá tico de ia corporaciones. A menos cue ¡as agencies
-.-
de planificación estatal incluyan miembros activos de ¡as organizaciones ce cense
ciera de Reconstrucción, reme ¿1 lo dice bien ciara, no es simplemente una propo¬
sició n de dar dinero p ú blica ?. .as firmas privadas; Rohatyn quiere que la agencia -
asidores y de los sindicatos, con toda probabilidad allanarán el cam . no para un nec
propuesta. use su diriera como un arma para obligar a bs firmas a conformarse ?. -
ccrpc rativrimo que “ reformaría” !a pol í tica "simplificá ndola" y ‘'modzrnizá ntíolr "
sensatos procedimientos de planificaci ón. Ert suma , su pian constituye el n ú cleo
de acuerdo con la econom í a. .
¿ Cu áles peer ían serlos resultados probables de un desplazamiento hacia solucio¬
-
polí tico y econ ómica de una ergcaira aér. corporativa de ia economía. Es posible
extraer ia misma conclusió n cor. respecto a algunos de los partidarios de ¡a plani ¬ -
nes cuasi autoritarias para las contradicciones pol í ticas del capitalisme tard ío? Es
imposible negar que un desplazamiento en esa direcció n da ñaría severamente los valo ¬
ficaci ó n estatal en ios Estadas Ur.idcs. Los planificadores parecen estar divididos en res humanes y democrá ticos. No tendr íamos que subestimar nunca ei pc;er.ciai des -.
dos campos ideológicos. Los que está n a ¡a izquierda, ccmc por ejemplo John
Kenneth Galbraith, Leonard Wocdcod: y Warily Lecr.tief, apoyan la legislación del ** Víase rl capitulo .
n’ iaç:en en The ¡oicrnabiüly ef democracies , p. 39.
-
tipo ce la ley K ump¡:rey ja vi ts que conservar ía las estructuras democrá ticas en tanto *:
p. 95.
-
M.. x Ways, “ Business needs r. cilicrent political stance'.', Fortune, septiembre de 3975 ,
-
que intentaría introducir un elemento ce racionalidad - en ei proceso de acumulación .
** Véase Robbie Cuiunan , "Stale intervention and the economic crises : the labour govern ¬
.
. - . -
ment 's economic policy 1974 1975*' Krrpitalulate , 4 5, 1976, pp. 235 270.- . .
** Felix Rohatyr , ‘A new arc h proposed for business", Sere i'sr* Tones, 3, 7 de diciem ¬ * -V éase Nigel Harris; Corttpetiiron and the corporate society , Londres Methuen , i 9'2
’ '
nera cr. la que puede reducirse la actividad gubernamental es per medio del ataque
:J Antonie Crome: , Sr .ifiicn:
frene ¡sir firmer netr é oR Í J , Niscv» Vork , Interno nona ) Pu ¬ '
. ai punto más democrá tico, que es la pol í tica de bienestar social . Lo que está en juego
. -
blishers 1571 n ;i . "i Ü T á.
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r
•
~
370 COLíTICA r .
AOOTAallZXTO OS ALTSMXATIVAS
ao es una abstracción llamada “ gasto” o “ pol ítica” , sino las necesidades reales de la
gente reai. Por consiguiente, la estra tegia política más inmediata para ¡a gente com ú n
LA CRISIS DZ
aceptados podr
LEcrrrajniÁD DEL ESTADO
r. trcu aspectos de ios servicios poner a todo el mundo, metaf óricamente, en situació n
,
-
representa un primer paso en la retendón o atesoramiento de poder politico er.
contra del estado . La contradicd ón de la despolitización es qua: aunque sirve a Jas
.
d » emergencia Es par esta razón que les hechos de 1975 y 1976 en la ciudad; de
*
necesidades de reducir Jas demandas formuladas al estado, también contribuye; inad ¬
Nueva Ver!-:, cut constituyen un campo ce experimento para la estrategin de ias cUucs '
vertidamente ai sentimiento ce que e! sistema político existente no es sensible a las
— —
dominante: ce disminuir las expectativas y defcru¡alizar la participación, son tam¬ necesidades de la gente. Existen también formas más organizadas de atesoramiento.
bi é n un campo ce experimente para las demandas populares. En un periodo de Quienes se dedican a empresas de tipo cooperativo ccmo cooperativas de consumo
’
.
r ícesió n 'por ejemplo, existen todas las razones por las que seria razonable expandir ,
más que contraer la educación superior pública, ai ríenos pera absorber a los descra
,
-
vecina!, guarder ías y otras actividades sociales están en un cierto sentido reteniendo
alguna cantidad de su poder cor. relación al estaco, aun si su motivo expreso es
pieados y car ur. uso adecuado a su tiempo. Igualmente, "¡es tiempos dif íciles” en la apol ítico. Lo mismo es cierto en e! caso de quienes se retirar, a áreas rurales a pro¬
economía generalmente son tiempos en ios cuales ei gasto gubernamental asciende ducir en la mayor medica posible sus propios medios de subsistencia. Inclusive acti¬
y con él tambi én los sue ños d* ia gente de protección en contra de la depresión. El vidades del tipo de la “ contracultura", que en sí mismas no constituyen una amenaza
hecho de cus esto r. c esté sucediendo, que ia mayoría de la gente parezca haber acep¬ directa al orden existente, son también formas de atesoramiento en la medida en
tado¡a “ necesidad ” de reducciones cr. ios gastos de Nueva York, indica que las fuerzas que se retiran de la definición .que el sistema polí tico existente da de las “ obliga ¬
¿ominantes está n ganando esta fcataiia en particular. La mayoría de la gente parece ciones” productivas de ia ciudadanía. Cuando los obreros están en huelga retienen
haber olvidado que eí estado' les cebe una vida decente, con .todos los servicios su fuerza ce trabajo para sí mismos; una importante estrategia de cambio polí tico
sociales que tienen derecho a redamar, y puesto que lo han olvidado, el primer paso podr ía Incluir troa “ huelga de ciudadanos” en la cual la gente se negara a participar
en una estrategia tendiente a superar la desmoralización se ha perdido. En una situa - en los rituales organizados que en la sociedad de capitalismo tardío reciben el nom¬
d ón de este tipo, ¡a preservaci ón y extensión de los programas de bienestar social bre de pob'tica.
.
** France* Tox Piven y Richard A Cîoward , Jttguléling ikt poor , Nueva York, Vînt»** .
»* He tomado er pr éstamo el concepto de "atesoramiento", del trabajo en curso de James
-
Book*, 1972, pp. 345 348. O'Consor, provisionalmente llamado The fian struggle .
.-. .
ti
373
necesario para comprender la naturaleza de ia propia opresión , pero que necesita la gente
ser ilevado en otras direcciones o se vuelve algo autodestructí vo. ¿croo a menudo ios energía polí tica, con el despertar en es una
colectivo. Lo que debe evitarse
huelguistas han comprendido, las huelgas sen importantes no sólo por su objetivo y capaces de decidir qu é hacer con su poder dei capitalismo tardí o dentro de
estrategia que reproduzca el carácter despoiiticaco la lucha
inmediato y concreto, sino tambi én por Í2 so ü cartcad que generan, y de igual ma ¬
una vez Gramsci advirti ó: “ En
nera , ias huelgas de ciudadanos que condujeran a un atesoramiento dei poder poli ¬ los movimientos de oposición, pues comode las clases dominantes so pena de caer
polí tica no hay que imitar los m é todos
tice, serian importantes en ia medida en que liberaran una energía polí tica que
en f áciles emboscadas," *
5
movilice a ia gente para que comience a temar por s í misma las decisiones básicas. . llamado a ser politices , lo cual
La dil'crencii podr í a expresarse como el desplazamiento de una ciudadan ía impro¬ Lo que he estado sugiriendo no es m ás que . un No dice a la gente qu é hacer sino
no es tanto una estrategia cuanto un imperativo
ductiva hacia una repolitización. Desde hace mucho tiempo ios economistas han , no con relación a la t áctica sino con
hecho la distinci ó n entre el trabajo productivo y c¡ trabajo improductivo, en. ia cual cómo hacerlo. Su significado resulta aparente ían aclarar mejor lo que significa c!
es el primero el que contribuye con .valor excedente, en tanto que el segundo no lo relación a la concepción. Tres ejemplos podrsuscitara la cuestió n de si ia izquierda
hace.1' Le mismo es cierto para el caso ce la ciudadanía.'Un ciudadano “ productivo" llamado a ser polí ticos. En primer lugar, si serespuesta depender ía del reconocimiento
en una sociedad capitalista es el que contribuye a! poder politico del estado y por tendría que organizar un partido politico, ia , que ios partidos burgueses re
de que en este memento no existen partidos politices
consiguiente a la imposició n de un poder enajenado sobre ia vida de la gente ; El una polí tica enajenada que est á
atesoramiento ce poder politico implica una afirmación de : i ciudadan ía improduc¬ son politices en lo má s m ínimo porque expresanpoiitica en el Occidente. Este reco¬
de ia
tiva , y esta Es ia razón por la cual cada vez que ia gente se dedica a actividades en contradicción con el significado original) gente la que tendrá que hacerle) , pero
a
noli ticas que no se conforman a las “ reglas” , sus esfuerzos se ven desechados por nocimiento no responde a Ja prepmta (es mente poiiticc, su pape!seria único y en
“ contraproducentes ', ¡o cual en efecto son. Un paso significativo « ¡a transformaci ó n sí indica que si se creara un partido genuiná
de las actuales instituciones llama ¬
1
de ¡a ciudadan ía improductiva en una repolitizaci ón , el intento ds ia gente de .buscar consecuencia sus tareas r.o podrían desprenderse está preocupados respecto si
n a tienen "
por s í mismos una pol í tica genuina fuera de ia arena pol í tica forrea!. Cualquier tipo das partidos. Igualmente, si los intelectualestransición hacia una sociedad pcscapita -
de movilización, aun Jas “ rtocciqnarias" que se oponer, a! transporte escolar, cesen -
atienan una energí a polí tica que da a ia gente la sensaci ó n de lo que podr ía llega:
a ser su liberació n. Una poblaci ón repc ü ttzaca es ur.a poblaci ó n subversiva de las
_
a. capitalismo torete.
—
un papel importante que desempeñ ar en ia
lista, la respuesta es que sí en efecto,
su papej es muy importarte
son tan importante
luchas er. temo a ¡3 concepción de ia políticacomo de organizadores ; para citar a
hay tar.ta necesidad de conceptua üzacores
como
. Pues si ¡as
he sugerido,
Visir ¡bic . .
O’Connor “ Productive . .
sr c unproductive labor" Pvfíiui
Omaso, op. on, p. 232.
-James
v urisiif,
.
end. Sourly, 5 ¡« T é , pp . 297 236.
‘.
55 pora les irterprotnr íone de eso» movimientos, veose Manuel ÇastrUs "Wild city”
.riinott , é 5, ¡576, pp. 2 30-
- -*
, Kofi - 55
”
í es .
Bel!, of . til., p. 23!.
// 9
I
r
374
.
— —
de las sociedades existentes que se llaman socialistas lo hayan hecho el grado de
democratización introducido en la acumulación varía grandemente de una sociedad
a otra sino a afirmar que la democratización de la acumulación impedirá que
,
versity Press 1366 .
Adams, Henry, Democracy, Nueva York, New American Librar}' 1S6Í state’", Americaa
Adams, Walter, “ The military industrial complot and the new industrial
' , 53, mayo de 19C 9, pp. 652 665. f -
, .
a ígón grupo r.o representativo de poderosos peivicrtaa.cl proceso dsmceri 'ico des ¬ Economic Revit*
ideas in adolescence: tire
viándolo de medo que favorezca su propio engrandecimiento personal. La demo¬
' Addson, Joseph y Robert P. O’Neil, “ The growth of political Psychology , 5, septiembre dr
sense of community” , Journal Personality and Social
-
cracia puede llegar a ser una zealidad sólo cuando su lógica trascienda, les barreras
-
19S5^pp. 295 3C6.
of
modo que queda encontrar por sí misant la manera de resucitar los s te ñes demo ¬ Andersen, , absolutista, Mexico , Siglo XXI , ( 7a
.
, Cicvcisnd, World, 1936 *
,
Perry El Estado
crá ticos. En el largo plazo es ai visión hr qua determinará íi nuestra Arendt , Hannah, The origins of lotalUariarisn:, edición revised» press, 1359.*
tica ha de ser el autoritarismo c la democracia.
condición polí¬
—
• , The human condition, Chicago
Aristóteles, La politico , M éxico, U NAW ,
, University
1363 .
Arnold , Matthew, Culture and er.arcky, Cambridge, University
of Chicago
, Crises of the republic Nueva York, Harcourt, Brace, Jovanovich, !9
,
. .
Press, 1SGB
. ?i