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Maribel Andeés Llamcxo Salamanca, 1984) realiza si tesis doc- oral en Filologia Hispanica on el Ambito del estudio del bilin- guismo literarig lnso-cspatiol eu In Universidad de Salamanca, doucle ademés fur enatro nios becania FPL Licenciada también on Filologia Pormuguesa yen Teorfa de la Literatura y Literatura Comparada, wabaja como profesora asociada de literatura: bra- Silefa y pormguesa en la Universidad de Salamana, alanismo Gempo que impante clases de lenanay cnltara espafiolas a extran- |jevos. La vida académica la ha Devado a vivinen Paris, Rio de Ja- neiro, Buenos Aires y Lishoa, Como ereadora ha representade piezas hooves de dramaturgka ¥ ha participade en recitales poetic cosy antologias, En 2018 publieé vu primer poemaria,Ufa lentidud -dél liberto "Ed, Mackein v Parker), Maribel Andrés Llamero Autobis Bide Fermoselle 1A, HIPERION al il Ediciones Hiperion a Hiperion [RESUMEN DEL ACTA DEL, JURADO Reunido en la villa de Madrid, Capital de la Gloria y Rompeolas de todas las Espaias el sibado 23 de marzo del iio 2019, en conmemora- cidn del 249 aniversario del nacimiento de Friedrich | ‘Holderlin, de la Ile~ taada de In Primavera y del Dia Muneial de Ia Poesia, el Jurado calfcador del XXXIV Premio de Poesia Hiperién, compuesto por los poctas Francisco Casta, Ben Clark, Ariana G. Garcia, Raquel Lan- eros, Jexis Munarsiz y Benjamin Prado, tras plaicar detenidamente sobre los diez libros preseleccionados de entre los 194 presentados.aesta convocatoria, decidié por unanimidad otorgar ex arquo dicho XXXIV Premio de Poesia Hiperion a los libros Autobsis de Fermoselle de Maninst, ANDRES LLAMERO y Los dias habiles de CARLOS CATENA Cozar. poesia Hiperién, 752 MARIBEL ANDRES LLAMERO AUTOBUS DE FERMOSELLE Maribel Andrés Llamero AUTOBUS DE FERMOSELLE XXXIV PREMIO DE POESiA HIPERION poesia Hipern Coles nga por Jes Muniz ise grife: Equipo 109 ‘strc de eubiertss Miguel Cuba Taboud {© Coprigt Maribel Andets Lamero 2019 Derechos de edi reservados: Ediciones Hipern, Se Calle de Sahaiano Olieng, 14 + 28001 Media Inip//snmhipeion.com + ena: inf@hiperon-com ISBN; 978-84-9002-142-2 + Depésto legal M-16145-2019 Gries 82, $e» Algete« Madi Calpe forma de rpc, icin, cman pie 0 srmacn dt ‘Slopes con laura dei lr, so excep pei por ey. Di TGEDRO (Conon de Deine Resin, wren ng since cop xe ‘er ops gl dealin res de obra IMPRESO EN ESPANA + UNION EUROPEA No amo mi patra. {[.-] Pero (aunque suene mal) daria la vida por diez lugares suyos, ceria gente, uertos, bosques de pinos, [-] -y tres 0 cuatro ros ‘José Emilio Pacheco Alguns anos vivi em Habra Principalmente nasci em Itabira. Por sou triste, orgulhoso: de ferro. Garlos Drummond de Andrade Miradas mas humildes no conozco ni penas mis alegres vi en la vida, Carmen Camacho El amado suelo de mi patria vuelve a proporcionarme alegria y dolor. Friedrich Haldertin, Con amor a mis abuelos, que nunca se me fueron. A mi abuela Isabel, para que estos versos la abracen con fuerza. Campos de tierra Esto es Castilla, ‘mi cuerpo tan seco, esta carne prieta y dura como alpaca, levantada por leves lomas, colinas modestas, algin apacible remanso. Esto es Castilla, los ojos oscuros color de barro, la piel y las trenzas recias, pardas, Vengo de la tierra del pan y del vino, donde otros antes que yo escondieron la cebada que no saciaria su hambre ni su sed. Soy nieta de emigrantes, carbén humano, las entrafias unidas con alambre, mujeres y hombres cefiidos de esparto yentregados al delito del trabajo manual. Ellos me levantaron el alma con golpes de azada que ain retumban en el amor dspero y tierno que me puebla los surcos de las severas costillas. En frégiles pasos de albarcas me han traido para que un dia yo soltara las hoces de la siega, la esteva del arado y cantara estos poemas; me han colmado la boca de trigales, me han confiado toda la luz, Ja digna primavera de la maleza. Soy de un hogar que se seca y se adhiere como costra en los codos de la tez morena. Soy de un hogar compacto hasta la grieta, donde el roble solo sangra silo partes. ‘Ay del agua oculta —dentro siempre dentro— en nuestro pecho, quién oird este canto de labranza que cargo en las espaldas, quién este ruido de savia entre los huesos. Esto es Castilla, y todos los Arboles que me brotan en hilera sefialan que debajo fluye un rio. Interpretacién del entorno Pienso en mil novecientos noventa y tres y revivo cémo se encendié la vida lejos de los padres, en refugio con botijo y chimenea, con cocina que en otro tiempo fue cuadra —extrafiard la abuela el calor del animal Atraviesa, pardal, el tranco de la puerta se arroja resuelta a los prados, son los granos de trigo del muclo amables para el tacto infantil. Entierra las manos primero, los brazos detras, los pies y las piernas los hunde, se tiende encima, levanta levemente la camisa yen aquel gesto descubre Ja suavidad. Regresa, como corzo, excitada y atin mas viva, con la aventura, semilla, prendida en los calcetines. Sobre el frio azulejo del bafio ‘comprende que alli sola a la simiente Ic ha arruinado su valor. La rifien —cuesta crecer, Castilla, aplastada por el cielo— sin advertir que no jugaba. No le digan nada a la nifia que acaba de ver germinar cl placer de los sentidos y no puede entender el valor de la cosecha —granza, ceranda, peje, parva y trilla— sino con el cuerpo. Bisabuela y vitrina A mi bisabuela Consolacién, a quien conoci tras los cristales del museo etnogritico de Zamora, La noche llega cuando frota sus dedos como raices. Tiene las uiias sucias de arafiar, con la espalda hincada, la tierra que quiere doblegar para moldear erguido el porvenix, La bisabuela, cuyos ojos solo vi brillar tras el cristal de un museo, lleva cacharros hasta Galicia, tin tin, las vasijas traquetean en el carro que soporta también los hijos y la viudez de los pafiuelos negros. En algin rincn ha de haber una cazuela, —tengo tanta fe en su sudor— y sien ella resistiese el aliento de antafio, Jaarcilla que amparé el latir de su piel. Qué ha de quedar sino de sus manos de mujer, tan cerca de la vida, que concibieron ladrillos y cacharros, que sembraron romero yayudaron a otras a alumbrar —sabjan sacar la placenta con un cojin- qué ha de quedar de todo eso en mi, en estos apéndices torpes, tristes, forjados para el sello del funcionario y la guitarra. La nieta del molinero muele la tierra muele muele muele el trigo molinero muele pan son sus manos morenas, pan pan pan muelen pan trigo pan guarda la maquila o el dinero de Jos que vienen de Gema Jambrina y Moraleja a Casaseca muele pan pan pan muele 1 hijo del molinero corre y juega yme suefia dormido centre sacos calientes muele ochava media ochava y fanega solo muele por el dia silo hiciera por la noche la Guardia Civil pam mucle muele muele muele pan pan pan y pan al trigo en la panera la cebada en el costal la piedra para el cuerpo muele salvado salvadilla, harina harinilla muele sonrie la tolva esta lista la piquera con grano ya muele muelen sus manos Castilla la tierra muele cl molino que no conoci la expalda clalma Castilla mucle muele la tierra muele ami abuelo, Delos yugos Esta vida se les va llenando de vacios. Se han limpiado tantas veces de sangre Jas almas y la boca, han resistido la cencellada y los sabaiiones, el peso de la pala enferrujada que cava para sus propios difuntos, saben bien que no hay lumbre para el nifio que agoniza. Esta vida se les va lenando de vacios. ‘Me dice mi padre que en estos campos ‘mudos aprenda a acallar las palabras porque todo lo que no es silencio, hija, acaba por ser aullido, Frente al minotauro Los amigos todos habian huido, sin embargo a mi, con férreo brazo y sin violencia me guiaron ante aquel taburete, signtate, me enfrentaron al animal que después me alimentari: era robusta y ardorosa. Sé valiente, nifia, agarra la ubre firme pero serena, se aprieta con humildad, —as tetas de esta vaca tienen pelos—, no hay triunfo nunea en lo que se roba, haz que se rinda ante ti. Auévete a saciar tu hambre, a aferrarte a la naturaleza con las manos. Esta planicie sigue siendo el oeste ‘yen mi siempre cupo el espanto de los grandes desiertos, de la soledad de la encina de Castilla. Jamis laberinto més terrible que aquel que no conoce muros. La noche se cierne aqui sobre nosotros de una sola vez y por entero y cuando el sol te inunda —qué hacer site calcina— nadie se puede guardar. Abandonados somos a la llanura. Enciclopedia Mi aldea en cambio solo existié una vez en la television pablica el dia en que la vuelta ciclista pas6 por ella y dejé —cometa Halley— una estela en nuestra imaginacién y tres botellines. Nunca me gustaron los peces de mi pueblo. Fueron los primeros peces que vi y se me hicieron toscos, contrahechos, bajo esa piel verdosa macilenta, bajo ese brillo gris terroso y sucio. Pescarlos con anzuelo era muy ficil y eso me ofendia, Nada habia en ellos de aquel dulzor de sus aguas, cuajado el cuerpo de espinas su gusto era denso, de interior, came cerrada y polvorienta. Eran carpas y lucios y a los black bass todos en la aldea los llamaban blasblas. Sus nombres familiares, eran también: ‘como de secano, Los otros, los de los documentales eran, con sus aires de ultramar, generosos en belleza —cl paladar se deshace a lo soberbio— con formas y colores cegadores. Su exotismo era viajar por colosales mares, colmados de otras vidas, en arménicos cardimenes de esmalte. Eran esos los peces que hipnotizaban nuestro imaginario de meseta. ‘Tiempo después, cuanto me he preguntado por qué no me gustaban los peces de mi pueblo, con la ternura de intuir que entonces era bonito lo que nos era ajeno. Haber querido ser otra y saberme al fin ahora como ellos: del lado de los que, lejos del mar abierto, hubieron de habitar un hogar tan duro y poco fértil al suefio. Por qué no me gustaban los peces de mi pucblo si esos peces eran hijos de mi mismo suelo. Como quien se encuentra perdida en la sabana, creci cercada de cafés, que lamaron Venecia San Francisco, cappuccinos en ta boca yel cabello rociado de un tinte azafrén, ‘iltima tendencia en el salén Iguazsi, De punta a punta cl autobtis que rasga este altiplano sabe que el barrio Manhattan nos conecta al exterior con un servicio estandar de internet por horas; que al ferretero no es verdad que le sirvan 26 Ios tornillos de Jamaica; que en Mar del plata te cogen muy bien el pantalén; y que nada nunca iguala a estos cruasdn recién traidos aun calientes de la Paris, Digan lo que digan los anuncios de cerveza, nada seré nunca més verano 1 oe = que el aroma de la jara en flor, Este alma de pizarra ha sofiado otra vez'con el mar, y con el trigal tan dulce que fue playa dorada en mi recuerdo. No traigan fotos, que nadie me hable de estampas de una cala mallorquina, Las cigarras aumentaban los grados del sol, ¢ indicaban que era hora del lodazal pedregoso de la orilla, de las cangrejeras, del terreno de jaras que retofian en la ladera que recoge al pantano, Los padres cerca, hermano, abuela, Mi pasado de amapolas y zarzales se rompe en cuatro sensaciones yun par de olores que hacen que me salten las entraifas. Llegaba a nosotros siempre demorado el buen tiempo que irrumpia como fiesta abrupta, con sus colores olvidados, su florecer, su redencién del mundo. 28 Nuestros eran los bosques Alatardecer ya éramos otros Jos que transitaban el sendero de antes. Fue aquel pueblo isla primera que abareamos con los pies y con las dudas, tras haberla sentido tanto territorio hosti. Extraviamos en el monte a las abuelas, porque la libertad era perder las horas vagando solos, mientras tardos y seguros como quejigo frente al aire, roble, nos enderezAbamos. Se burlaban de nosotros aquellos que amanecian entre osos pardos. Pero estabamos aprendiendo a enfrentar al animal que ladraba y respetaba el refugio donde morfa una nitia; en nosotros estaban creciendo también los bosques. Donde el ganado abreva hemos jugado, nos hemos regado con su saliva; hemos visto a los perros engancharse. En el verano del noventa y ocho empezamos a sofiar los besos que afin tardariamos en das, mientras entreteniamos la boca. estallando higos, ¥en ese gesto sensual estaban las primeras ascuas de las brasas. Los labios manchados de moras delataban al ladrén de zarzas, al que habia tenido que herirse para morder: ahora existia el cuerpo. No podria repetir ninguna de las frases de aquel estio, pero sé ‘que renunciamos entonces a las sefias del campamento, esperando descubrir las palabras que nos abrieran otras puertas. Noes este y sin embargo siempre sucfio. ‘con aquel otro rio de mi tierra, al que otras antes que yo bautizaron Cuerpo de hombre. La tarde es caliente Elembalse hoy parece el paraiso. De haber querido aqui seria asi, abandonados al bochorno de la tarde que se aviva, centre el espino albar y los endrinos, escondidos en el cereal, © bajo el rumor de la chopera. A estas horas nadie viene a cosechar, sta insistiendo en ello la cigarra. Recoge el fruto de mi carne oscura —humor de higuera— de esparto y de cafiamo, que se esculpe con las manos. ‘Técame, verds que soy del barro que arrullaron mis abuelos. Agitadas como el corazén de un ave, temblando sobre himeda pizarra, confiando como abejas en la boca, B asi amamos las de esta tierra, con el cuerpo franco y hondo, vencidas por la luz las espesuras. Abrazame y acepta este brotar firme de olmo castellano. Aperos de labranza Querria saber si entonces los hijos eran parte de la siembra del amor austero. Si fucra asi quizé en la helada ellos se amarrarfan a los pechos de ellas con el gesto frdgil y urgente de los que temen morit. Hay que alzar el pan, es el momento del deber. Acércate, con semillas conquistaré el surco que nos aleja, y que una tolvanera arrastre lo que vino a cubrir nuestros frutales. Majiana el amanecer negaré esta oscuridad, ya estardn brotando los brazos y las mieses. Era un poblado sumido en un valle enuna tibia noche de verbena. Eran ya noventa y dos los afios de baile sin cesar: su movimiento de caderas, desafinado y festivo, contenia la indémita alegria de quien va a morir de edad. 36 Castilla Road Hay péjaros danzando con precision para nosotros. He visto esta escena en las peliculas pero eran distintas las coordenadas, se gozaba en otras lenguas en las dreas de servicio. Vibra rotunda la claridad de este mar, son arena del océano las nubes, bailan las llamas. Tierra amarilla y cielo azul son tus Iineas geometria, —cuadro de Klee, campos sembrados, origen de la abstraccién— limites, como los de este amor, que no se cumplen. Castilla, nada en tise cierra, horizonte, ti abres el mundo a la trashumancia, epicentro de los puntos cardinales, faga de todas las rutas. Solo en Castilla se rozan los cielos. 37 Origen y linaje A mi abucla Isabel Aatobis de ermaselle ue vay que vine, para, cuando quiere, anes eves Agustin Garcia Calvo ‘Todavia las tardes de verano alegres en la resolana hablan las amigas de huertas que atienden ‘con manos arrugadas, de este suelo que aiin destroza sus espaldas, las encorva cada dia mas, sobre si mismas. Pero ya no sienten miedo de los lobos. Sus palabras se confunden centre el zumbar de las moscas, convocan por costumbre a los muertos de aquella region que siempre emigr6, a Alemania primero, al extrarradio después. 38 Se han ido quedando solas en aquel rincén que solo desentrafian ellas, Mi abuela puede descifrar el grito de éxido de la campana que llama a la comunidad, acudid vecinos que estas eras nuestras se nos mueren por el fuego. Sabe también si cuando tafien es un gemido de muerte yalanoche han de velar aun hombre o a una mujer, y cual era su cofradia, ‘Todo eso le susurra el aire a mi abuela. Gustan de agrietar pajares candados, despiertan gencalogias, reviven enemistades y también odios, rencillas, noviazgos contrariados; asistieron a disputas por tres piedras, una era, dos vacas —qué horror, dicen, en la ciudad, todo indiferenciado—., Pueden nombrar quién estreché a quién en cada baile, alos galanes todos de la comarca, porque ellos una vez fueron 39 cl futuro, y si creefan cra para abrigarse en sus brazos. Los desaparecidos marcaban el final, nada existia fuera de los margenes de la espadaiia del cementerio —tienen los sepulcros tanto de raiz—; salvo una guerra que una vez se les desliz6 dentro y dividié a un pueblo pequefio en dos ¢ infect6 los hitos de miseria. Como rio que se funde en mar mayor, caen los ladrillos de adobe sin estruendo. Nadie recordar cémo era todo alli cuando el tiempo iba despacio ¥ era pequefio: el mundo va fundando otras lindes. Habra un dia, y sera invierno, en que atraviese esta regién querida como se cruza el mas seco de los desiertos; bajo el fulgor de la tarde, ya no habré ninguna voz. Estas mujeres son la memoria de una vida que no existe en los mapas del gobierno. Nadie sino ellas, sonreird a los que no estén ni los llamaré a su costado salvo quizé este poema. Los brotes se han quemado, Las estaciones —dicen— no se han portado bie, quizd este ato habremos perdido a cosecha. Maftana un vendaval se lleoaré todo este polvo. Solo se yerguen en los campos de Castilla, apuntando al cielo, los cementerios, la verticalidad del ciprés y de la cruz. Cémo no se ha de morir un mundo ya todo horizontal. Habitar San Pedro de la Nave A mi abueta Ramona que nai n San Pero dea Nav Aga gu yce bj as aguas cde un embatse Claro que la abuela es triste. Sus padres eran molineros que no consiguieron con sus duras aspas veneer el affin del agua que todo arras6, con fiio fuego, sin posibilidad siquiera para el consuelo de la ceniza. La abuela no tiene més lo que era suyo, Jo que la definié a fuerza de ser visto y caminado; un torrente deshizo sus diminutos pasos primeros, los dias en que la mirada era nueva. Nilos ojos podran nunca regresar, ‘Trata en vano de evocar el color de aquellos muros, de qué tamaiio eran, de un palmo o dos, a qué distancia del nido la plaza, cudntos pies la alejaban de ella. Sabe que la puerta de la primera amiga era de la medida exacta de su presencia. Pero ha crecido. Al final de su calle estaba gqué encrucijada? gelcorral de quién? En su cabeza se obliga a componer las ruinas. Aquellos eran techos defendidos con el sudor de las estirpes; Ia arcilla de sus tapias se despereza en la tormenta, como voledn de grandes dientes, tumba de lava, Sin embargo no serdn siquiera Pompeya, porque el barro vuelve al barro. ‘También su recuerdo. Todo se apaga. Forzados a abandonar las fértiles vegas, un dia habré legado el iltimo. Ahora que ain paseas por estas calles, retenlo todo, miralo bien. Despidete. Caminamos al progreso. Ese progreso debia ser feliz. pero todos lloran, mamé también. Lloran tanto que se sienten disipar. Poco tiene la abuela de valor en el serillo que carga: chaqueta de lana, muiieca de apo, un par de botines. Lo importante han de dejarlo: el molino, el pajar, los abuelos que apenas conocié y el padre que descansa en camposanto. Su madre le aferra fuerte la mano ‘hija, la vista hacia adelante, pero ella, que pronto olvidaré el genesis, no puede no mirar atrds. Hay que acostumbrarse al paisaje nuevo. ‘Aunque le insistan la noche sembrada también de estrellas no es la misma que la del patio de ayer. Se han guardado semillas, vuelven a agarrar la esteva del arado, pero no son esos los frutos, su sabor ha cambiado, no desprende a higuera idéntico olor. ¢Puede ser la tierra semejante si regada por las mismas frentes? Las eras se reparten entre forasteros que no pelean por ellas, porque no hay sangre familiar fundida en la silleria; aqui todo es de uno como sin sero. Los vecinos también son de uno como sin serlo. La unién es bastarda, no tienen de qué hablar, estas son gentes muy silenciosas, todos querrian estar en otra parte junto a su igles: Qué lugar terrible es aquel que tiene un cementerio vacio. Quiero irme casa, mame. Las raices aéreas se acaban por quemat: Irreconocible eres para estas veredas como si en tu historia no hubiera continuidad. Exilio eterno a pocas jornadas, en prados que ya eran asi cuando el mundo era otro. Cada noche la abuela construye las calles de San Pedro, dibuja con el dedo el mapa en el aire, insiste en los recodos, tiene que aprenderlo, tiene que aprenderlo, tiene que aprenderlo. La abucla siempre odiaré el mar. Cruzard los dias temiendo las aguas, no aquellas tempestuosas, sino las de la calma, las que callan su fiereza, porque ella sabe que todas guardan un fondo negro al que no llega la luz. No quiere entender los rios, le gusta la Aspera meseta, cxistir tierra adentro. Le gusta permanecer en casa: teme que si marcha, el hogar desaparezca, —y dénde pariria entonces, cémo sabrian los vastagos a dénde tienen que llegar—. La abuela siempre odiara el mar. El primero de noviembre la abuela se acerca hasta el embalse a lanzar de lejos flores marchitas. No quiere sentir la orilla, le aterra su atraccién: 48 Ja sangre golpea en las pareces venosas, quiere discurtir libre como todo rio. * Dicen que la abuela es triste y cuando envejece su memoria también se anega y acaba por olvidar. Todo, Salvo la nitia que llama a sus padres y espera, a que acudan a buscarla, ‘Todo, salvo el primer mapa —y quien la escuché lo sabe— que repite y recorre incansable, alli donde solo se la pudo abrazar siempre, en esas calles en que se escondié y quedé poco antes del dia en que dijeron es hoy, camina, mira solo al frente, nos vamos. Sécate las lgrimas. Nos lo han quitado todo, Cada domingo salen todos a pasear vestidos con simétrica elegancia. Parecen ignorar que existe un tinel, Jos pozos, San Pedro, jirones de bandera antigua que hubo quien antes iz6 aqui, que la caridtide del museo no estuvo jams tan sola, que al Verraco fue preciso ponerlo en pie. Nadie recuerda que bajo la tierra calmada se estremecen las lumbres. En es0s dias pienso mucho en la arquedloga que contaba un invierno que las ciudades solo crecen hacia arriba, Este hogar que piso no quedara nunca atrds, porque el final ¢s siempre un hundimiento. 50, Esto es Castilla Estos paramos donde todo es alto sin altivez, protegidos por los surcos, por el trigo, esta lentitud, esta pausa, esto es Castilla, Hace falta haber vivido la estepa, haber visto venir desde lejos los amores, las angustias, las despedidas son para nosotros demoradas, cuesta aleanzar los confines. Llano cada dia mas llano, los elefantes han aplastado por segunda vez Ja morada triste del hijo que jamas fue discolo, ‘Tantas veces te han vaciado la despensa, hoy el fruto de tu vientre alimenta al monstruo de una sola cabeza, pronto tinico habitante de esta nunca mattia: en la offenda se inmola solo la sangre joven. Pero a nadie le aterra la sequia, se han saciado en Fuente la lagrima y no oculta temores este territorio, en el que tomillo y escobas se hicieron fuertes frente a la piedra. Esto es Castilla, Esto que veis, hijos delgados sin plumas, que en el aire han de volar, yenel suelo cribar la tierra para distinguir el centeno del guijarro. Yo también, vencejo, atravesé descalza esos cercados de ortigas, me fui para volver, mar invertido, a lavarme en ti los ojos de bruma. Y aqui estoy, Castilla, aguardando el sol en el cenit. Nuestra es la luz del mediodfa, solo ella espantara todas mis sombras. Defensa de la retama EL Tajo es mas hermoso que el ro que core por mi aden, pero el Tag woes més hermaso que el vio que core por mi aldea Porque el Tajo no ese io que corre por mi ade. Alberto Caciro ‘Vuelvo de mis anhelos trashumantes y se me hacen de plata todas las rutas, de azafran las carreteras, las retamas custodian mi camino a casa. Y qué importa que nadie a acompafiarnos baje, siendo th tan recia y sencilla. Yo puedo habitar tu soledad con las vacas de mi abuelo: Guinda y Viboreta; con las piernas delgadas de mamé con mi padre sacando al choto a los rios; Ia abuela cuidando la nogal. Las amapolas y las lilas pueblan estas paginas de primavera, Esto es Castilla, nunca fue la mejor, solo la nuestra. Esto es Castilla, lo que somos, mi cuerpo, preso como arbusto a este suelo, 1 espacio donde habitan los abrazos urdidos, mimbre, con empefio. Tengo estos prados metidos en los ojos y cuando brotan me salvan ‘como al paisaje. El horizonte se nos tall6 en el pecho siempre en pie para recomenzar. ‘Ya vamos, Castilla, ya vamos. Seguimos avanzando campo horizontal, campo tenaz, INDICE CAMPos DE TIERRA INTERPRETACION DEL ENTORNO BISABUELA Y VITRINA LA NIETA DEL MOLINERO DE Los YUGos FRENTE AL MINOTAURO Far West ENcICLOPEDIA DE AZUL ULTRAMAR Oasis aRTIHICIAL NO HABRA MAS VERANO NUESTROS ERAN LOS BOSQUES PRIMER BANO- LA TARDE ES CALIENTE APEROS DE LABRANZA, BRINDIS Castita ROAD ORIGEN ¥ LINE ina ML 13 15 7 20 21 22 23 oo 26 28 30 32 33 35 36 37 PUESTA DE SOL, HaBITaR SAN PEDRO DE LA NAVE. 43 ESTROMBOLI 50 Esto Es CasTILLA 51 ‘DEFENSA DE LA RETAMA, inpice a primera edicin de AUTORUS De FERMOSELLE, libro con el que MARIBEL ANDRES LLAMERO gand ol XXXIV Premio DE PoESIA HIPERION, fixe maquetada en los ordenadores de la editorial cimpresay encuadernada en Algete, en Grifcas 82, ence mes de mayo del ao 2019, fs. POETAS GANADORES DEL PREMIO DE POESIA HIPERION fis AGUADO. init HERNANDEZSEVILLANO Diego ALVAREZ MIGUEL Fermin HERRERO Matibel ANDRES LLAMERO ——_Garinen JODRA DAVO Francisco Jvier AVILA, CCarios MARTINEZ. AGUIRRE, Las BAGUE QUILEZ Francisco MARTINEZ MORAN Paula BOZALONGO Lis MELGAREJO Carlos BRIONES Antonio MENDEZ RUBIO Laura CAMPMANY TInmaculada MENGIBAR Javier CANAVES José Maria MICO. ‘Miguel CASADO Jesis MONTIEL Laisa CASTRO Las MUNOZ Carlos CATENA COZAR ‘Angelo NESTORE Agjandro GESPEDES [Andrés NEUMAN, Ben CLARK. Jorge ORTEGA ‘Ana label CONEJO Carlos PARDO Jost Manuel DIEZ Benjamin PRADO Rafael ESPEJO Miriam REYES. Jorge FERNANDEZ GONZALO Jorge RIECHMANN Atvaro GARCIA ‘Ada SALAS, Aiadna G. GARCIA Miguel SALAS DIAZ. David Leo GARCIA Alforso SANCHEZ FERRAJON Jost Daniel GARCIA Miguel SUAREZ. ater GIMENEZ. Alvaro TATO Almudena GUZMAN Jorge VILLALOBOS

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