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2. Dolor
Es muy frecuente que el paciente acredite una cefalea a una supuesta
disfunción visual, especialmente cuando el dolor se propaga hacia la frente, la región
superciliar o a los mismos ojos. Sin embargo, aunque habitualmente no obedece a una
condición ocular, a veces la hipermetropía y el astigmatismo causan cefaleas por
espasmos de convergencia, mientras que la miopía lo hace por insuficiencia de la
convergencia.
La fatiga ocular (astenopía), puede manifestarse como dolor sordo o malestar
en las cuencas, después de una sesión de lectura prolongada, o de trabajo visual fino
con luz inadecuada. Habitualmente se refiere como sensación de presión sobre los
ojos,- o como si éstos estuviesen siendo tironeados desde adentro,- o como ardor o
prurito, y no es poco frecuente encontrar en ellos falta de balance muscular
(insuficiencia de la convergencia).
La fotofobia o molesta hipersensibilidad a la luz, puede verse en la afaquia*, en el
albinismo y en la ingestión de ciertas drogas (cloroquina: Aralén ®, o acetazolamida:
Diamox ®). Puede hacerse dolorosa en casos de inflamaciones oculares como la iritis
o la iridociclitis.
El dolor agudo, localizado y agravado con los movimientos del ojo, puede ser
la indicación de que hay un cuerpo extraño o una abrasión corneal. Por su parte, las
blefaritis crónicas y las conjuntivitis se manifiestan con sensación de prurito, de
quemadura o de "arenilla" ocular.
Las neuritis ópticas pueden exhibir, hasta en un 50 por ciento de los casos,
un dolor más sordo y más localizado, que se exacerba con la movilización del globo
ocular. De la misma forma, en el caso de un severo aumento de la presión intraocular,
como ocurre en el glaucoma congestivo agudo, el dolor puede alcanzar una intensidad
inusitada, irradiándose hacia el cráneo y acompañándose de náuseas y vómitos, y a
veces hasta confundiéndose con patología intracerebral o abdominal aguda.
1. Instrumental necesario
Linterna de bolsillo de luz brillante.
Regla de bolsillo graduada en milímetros.
Aplicadores.
Cartilla de agudeza visual.
Oftalmoscopio directo.
Tonómetro de Schiótz.
Colirio midriático (Mydriacyl 1%).
Láminas de Ishihara para explorar la visión de colores o, en su defecto,
fichas de colores, o las tapas rojas de colirios midriáticos.
2. Examen externo del ojo
Examen de la conjuntiva
Es la membrana mucosa transparente que se extiende desde el margen palpebral
hasta el limbo esclero-corneal*,(Limbo esclero-corneal: Zona de transición, de 1 ó 2
mm de amplitud, donde la córnea se une a la esclerótica, y donde la conjuntiva bulbar
se adhiere al ojo) envolviendo el ojo. Consta de un epitelio no queratinizado y de un
estroma laxo. Ordinariamente suele dividirse en dos porciones: la conjuntiva
palpebral, que tapiza la porción interna o posterior de los párpados superior e inferior,
y la conjuntiva bulbar, que cubre la superficie más anterior o externa del globo ocular,
extendiéndose hasta el limbo y excluyendo la córnea. Al pliegue que las une se le
llama fondo de saco conjuntival o fórnix.
El aspecto de la conjuntiva varía considerablemente dependiendo de la edad, por
lo que sus características peculiares en cuanto a color, vascularización o laxitud,
compatibles con su normalidad, deben aprenderse a través de repetidas
observaciones.
Examen externo
Para la inspección de la conjuntiva bulbar basta con retraer alternativamente el
párpado, superior e inferior, al tiempo que se indica al paciente mirar hacia abajo,
hacia los Jados o hacia arriba. Es igualmente conveniente que el médico aprenda
cómo evertir el párpado superior. En su porción interna, puede haber cuerpos
extraños, petequias (endocarditis infecciosa), o litiasis. Para lograrlo, el médico debe
llevar a cabo los siguientes pasos:
a) Ponerse de pie frente al paciente,
b) Para evertir, por ejemplo, el párpado izquierdo, debe colocar su pulgar
derecho, con la yema nacía arriba, sobre el párpado inferior y en su margen, mientras
que el paciente mira hacia arriba,
c) En ese momento, debe indicarle que mire hacia abajo, hacia sus pies, con lo
que el párpado superior y sus pestañas descansarán sobre el dedo del médico,
d) Ahora tomará las pestañas entre sus dedos índice y pulgar, y traerá el
párpado suavemente hacia abajo y hacia delante,
e) En ese punto, debe colocar un aplicador o un bolígrafo encima del borde
superior del tarso* ejerciendo una ligera presión hacia abajo,
f) Con el paciente aun mirando hacia abajo, el médico rotará el párpado
alrededor del aplicador y en dirección vertical,
g) Ahora debe retirar el aplicador.
h) Finalmente, debe sostener el párpado, fijando las pestañas con su dedo
pulgar contra el reborde orbitario
Examen de la esclerótica
La falta de presencia vascular en esta membrana, y la casi ausente capacidad
de reacción de su tejido fibroconjuntivo, hace que los procesos patológicos que la
afectan, sean más bien raros. Pueden reconocerse dos alteraciones patológicas de
importancia: la epiescleritis y la escleritis.
La epiescleritis es un proceso inflamatorio tórpido que afecta al tejido
conectivo subconjuntival profundo y a las lemelas superficiales de la esclerótica. Con
frecuencia compromete a ambos ojos. Se presenta como un nodulo del tamaño de una
lenteja, de color purpúreo, inmóvil, de consistencia dura, y sensible a la presión. Puede
persistir durante días o semanas, y tiene gran tendencia a recurrir. Se asocia a
múltiples enfermedades sistémicas, entre las cuales están las siguientes: artritis
reumatoide, lupus eritematoso diseminado, poliarteritis nudosa, síndrome de Reiter,
enfermedad inflamatoria del colon, sarcoidosis y granulomatosis de Wegener. En el
pasado se le asociaba más con gota y tuberculosis que en nuestros días.
La escleritis es una condición más rara que la anterior. Es generalmente
bilateral, y puede o no ser dolorosa. A menudo participan del proceso a córnea y el
tracto uveal*. Inicialmente se aprecian uno o más nódulos circunscritos, rojo oscuro o
azulados, y más tarde se tornan de color púrpura. No llevan a la ulceración, pero el
adelgazamiento de la esclerótica y la frecuente presencia de un glaucoma secundario,
conducen a una ectasia uveal. El sustrato histológico es de una densa infiltración
linfocítica. Sus formas necrotizantes y de escleromalacia perforante, casi siempre
aparecen en mujeres de edad avanzada con artritis reumatoide de larga evolución.
Examen de la córnea
La córnea es la porción más anterior de la cubierta fibrosa del ojo. Para servir a
sus funciones, debe ser transparente, lo que resulta de su estructura lamelar regular,
su constitución fisicoquímica, y su estado de relativa deshidratación. Su superficie
refractiva proporciona la mayor parte del poder dióptrico del ojo (40D), de un total de
60D con que éste cuenta. La córnea carece de vasos sanguíneos y posee abun¬
dante inervación, producto de terminaciones nerviosas des nudas dependientes de los
nervios ciliares (rama nasociliar del nervio trigémino). El epitelio corneal es una
delicada capa de tan sólo 5 células de espesor, - se comprende, pues, que puede ser
injuriada con gran facilidad: contusiones, cuerpos extraños, mala higiene en el uso de
lentes de con¬ tacto o defecto de los mismos, tonometría por ¡ndentación, y hasta la
misma búsqueda del reflejo corneal. El epitelio corneal crece con extraordinaria
rapidez, renovándose por completo cada semana
Método para su examen
La información que suministra el examen clínico rutinario con una linterna de
bolsillo de luz brillante y foco nítido, nunca debe ser despreciada. El secreto para tener
éxito al examinar esta estructura transparente, es la iluminación oblicua en
movimiento. Las dos anormalidades corneales más frecuentes, las opacidades y las
abrasiones pueden identificarse de esta forma. Los defectos en la superficie pulida de
la córnea se muestran como reflexiones groseramente irregulares que aparecen a
medida que se desplaza la luz, siempre que ésta sea dirigida en el ángulo adecuado.
Debe observarse, al mismo tiempo, la superficie anterior del iris, donde las lesiones
corneales casi invisibles pueden proyectar su sombra. De paso, la iluminación oblicua
permite diferenciar fácilmente entre opacidades del cristalino y de la córnea
Las opacidades pueden obedecer a inflamaciones
(queratitis superficiales o profundas o úlceras de diversos tipos), a estafiloma
corneal (cicatriz abultada, consecuencia de una perforación corneal y tapizada por el
iris prolapsado), o a traumatismos. Según su densidad, se le denomina nébula, cuando
es tenue y nebulosa (ésta suele pasar inadvertida, a menos que se emplee la
iluminación oblicua,-mácula, cuando es más pronunciada, (ésta aparece a la luz
ambiental como una mancha grisácea), y leucoma, cuando es densa y blanca
El edema corneal puede interferir con la observación del fondo del ojo. Con la
oftalmoscopia de distancia, se observa como un punteado oscuro (sucio) en el área
pupilar iluminada. La instilación de una gota de glicerina estéril en el saco conjuntival,
gracias a su efecto osmótico, es capaz de deshidratar la córnea, permitiendo ver
detalles del fondo después de algunos minutos de espera.
El arco corneal (gerontoxón) es una infiltración anular de material lípido
(grasas neutras, fosfolípidos y colesterol) depositado en la periferia del estroma
corneal. El anillo, macroscópicamente visible, es de color blanquecino, y está
separado del limbo por una zona clara no afectada, de 1 mm de ancho (espacio
lúcido). La significación de esta condición degenerativa varía de acuerdo con la edad.
Se observa aproximadamente en el 15 por ciento de los hombres cuya edad está entre
los 40 y los 44 años,- a partir de esa edad su incidencia se eleva considerablemente, y
llega a ser típica en sujetos mayores de 60 años: arcus senilis (o arco senil). Su
presencia no afecta en absoluto a la visión, pero puede ser la pista que sugiera una
posible hiperlipoproteinemia, especialmente cuando se le halla en individuos menores
de 40 años: arcus juvenilis (o arco juvenil). En dichos casos debe investigarse una
hiperlipoproteinemia de tipo ll-a, ll-b o III, condiciones todas asociadas a
arteriesclerosis precoz y riesgo de enfermedad isquémica del corazón, o a accidente
cerebrovascular
El anillo de Kayser-Fleischer consiste en el depósito periférico de cobre, y se
observa en la degeneración hepatolenticular o enfermedad de Wilson, y sólo es visible
con ayuda de la lámpara de hendidura.
La ocronosis es la descomposición del ácido homogentísico en los tejidos
oculares tales como los párpados, la conjuntiva y la esclerótica. En la córnea se
aprecia la deposición de melanina en su estroma superficial periférico y se aprecia
mejor con la lámpara de hendidura
El reflejo corneal
La córnea es un indicador neurológico muy importante, que recibe su
sensibilidad de la rama oftálmica del nervio trigémino. En algunas personas, la porción
inferior de la córnea recibe inervación de la rama maxilar superior. La porción aferente
del arco reflejo es mediada por el trigémino, en tanto que la porción eferente o motora
es función del nervio facial (orbicular de los párpados). El centro está radicado en la
protuberancia. La estimulación de la córnea induce, por tanto, al cierre palpebral, que
es un reflejo protector. En la clínica se explora mediante el toque de la/córnea, cada
lado por separado (un lado es el "testigo" del otro), prestando atención a la vivacidad
del cierre palpebral, y a la intensidad de su percepción. Debe preguntársele al paciente
si lo sintió por igual en ambos lados, o si hubo diferencias.
Método para examinar el reflejo corneal
Para estimular la córnea se puede utilizar un mechón de algodón, o la esquina
antorchada de una hoja simple de un pañuelo facial doble, de papel muy suave. A
continuación, se le indica al paciente que mire hacia el lado opuesto del ojo que vaya a
ser estimulado, o hacia arriba. La aproximación del estimulador debe hacerse
lateralmente para que no sea visto por la persona, y debe evitarse tocar las pestañas,
pues ello también inducirá al parpadeo. Hay que recordar que la disminución de la
sensibilidad corneal es un signo precoz de compromiso del trigémino, pero que ésta
puede verse afectada por causas locales
Examen del iris
El iris es la porción más anterior del tracto uveal. Es un diafragma discoidal
adherido en su periferia al cuerpo ciliar, del cual no es más que su extensión anterior,
en cuyo centro se abre el orificio pupilar. Su estroma contiene músculos que regulan la
cantidad de luz que debe entrar al ojo. El esfínter del iris es un músculo circular
ubicado en la superficie posterior del iris, cerca del margen pupilar. Depende del
control parasimpático que le es suplido a través del nervio motor ocular común (tercer
nervio craneal). Su función es la de contraer la pupila en condiciones de iluminación.
Por su parte, el músculo dilatador de la pupila es una capa muscular uniforme que
recorre su cara posterior, entre el estroma y el epitelio pigmentario, y se fusiona con el
esfínter en el borde pupilar. Recibe inervación simpática y su función es replegar el iris
y dilatar la pupila en condiciones de penumbra u oscuridad
Su color azul señala total privación de pigmento. La desigualdad cromática
en el iris de ambos ojos, es conocida como heterocromía del iris. Puede ser "simple",
en casos de injuria a la vía simpática en el momento del nacimiento o en la temprana
infancia, como sucede con el síndrome de Horner* congénito. En tales casos, el iris
más claro, es ipsilateral a la lesión simpática, e indicativo de su temprana adquisición.
La neovascularización o vascularización anormal del iris es conocida como
rubeosis del iris. En sus comienzos, aparece como una malla de finos capilares
desarrollada en el margen pupilar y el iris periférico. Más tarde, nuevos vasos, más
gruesos y rojos, toman su lugar, y se desarrollan sinequias —a nivel del ángulo de la
cámara— que van a dificultar la salida del humor acuoso; además, se presenta como
complicación una elevación intratable de la presión intraocular (glaucoma neovascular
o hemorrágico). Múltiples enfermedades locales y sistémicas pueden producir la
rubeosis del iris, entre las cuales están: la diabetes mellitus (que está presente en el
60 por ciento de los pacientes con retinopatía proliferativa), la obstrucción de la arteria
central de la retina, la obstrucción de la vena central de la retina, las oclusiones de la
rama venosa o de la arterial, la anemia de células falciformes, las macroglobulinemias
y la enfermedad arteriosclerótica de la carótida
En casos de inflamación del iris (iritis o iridociclitis), puede presentarse la
llamada oclusión pupilar por exudado denso, que llena y oblitera el área pupilar;
también puede
producirse la seclusión pupilar, en la que se establece una sinequia del borde pupilar
en toda su circunferencia. La dilatación de la pupila, en estos casos, tiene por objetivo
evitar esta enojosa complicación.
Examen semiológico de las pupilas
La función primaria de la pupila es la de regular la cantidad de luz que entra al
ojo. Mientras mayor es la penumbra ambiental, mayor será el diámetro pupilar, por lo
que será más fácil apreciar sutiles diferencias en la capacidad reactiva pupilar. Debe
emplearse una linterna de luz muy brillante y de foco nítidoLa inspección de la pupila
debe hacerse dirigiendo la luz oblicuamente desde abajo, pues la luz frontal, que
estimula la retina central (muy rica en conos), inducirá gran respuesta constrictora, y
esto entrabará la evaluación de su diámetro. El paciente debe ser instruido para mirar
a la distancia (al fondo de la habitación donde se le examina, o hacia el techo, si se
encontrara acostado)
Examen de la pupila propiamente dicha
Características generales
El diámetro de la pupila normal es bastante variable, considerándosele entre 2
y 6 mm, con un diámetro medio de 3 ó 4 mm en condiciones de luz ambiental. Se
habla de miosis, cuando la pupila está contraída, y de midriasis, cuando está dilatada.
A continuación, debe apreciarse si ambas pupilas tienen el mismo diámetro
(¡socoria), o si —por el contrario— son diferentes (anisocoria*). La anisocoria, que se
hace más evidente en penumbra, sugiere compromiso del sistema simpático,- y
cuando se aprecia mejor en condiciones de iluminación, suele indicar compromiso del
parasimpático debe tomarse nota de su forma (redondeada, oval, etc.), de la
regularidad de su margen (regular o irregular —discoria—), y de la posición (central o
excéntrica)
• Cámara anterior
La cámara anterior (CA) es la parte del globo ocu lar que está llena de humor
acuoso ( H A ) , y que está li mitada, por delante, por la córnea,- y por detrás, por la
cara anterior del iris y aquella porción de la superficie anterior del cristalino expuesta a
través de la pupila. El humor acuoso es secretado activamente por los procesos
ciliares y vertido hacia la cámara posterior, que es un pequeño espacio limitado por la
cara posterior del iris, la porción ecuatorial del cristalino y la cara interna de los
procesos. Se considera que la presión ¡ntraocular normal promedio en Venezuela es
de 1 5,5 mmHg (milímetros de mercurio), siendo algo más baja en sujetos menores de
30 años (1 4,8 mmHg), y algo más elevada en personas mayores de 60 años (16,5
mmHg)
El aumento de la presión intraocular que surge como consecuencia de la
resistencia o dificultad en la salida del humor acuoso a nivel de la trabécula, es
conocido como glaucoma crónico simple o glaucoma de ángulo abierto. Esta elevación
de la presión suele ser lenta, progresiva y crónica (variando entre 25 y 45, o más,
mmHg), y —lo que es más importante aún— es de curso totalmente asintomático.
Existen dos métodos al alcance del médico general para evaluar la tensión
¡ntraocular:
1.Tonometría digital: Al paciente, sentado o acostado, se le indica cerrar sus ojos y
mirar hacia sus pies sin inclinar la cabeza. El médico debe aplicar los dedos índices de
ambas manos, uno al lado del otro, sobre el párpado superior y por encima del tarso
del ojo que va a examinar. Los dedos medio, anular y meñique, se apoyan
suavemente en la frente y en la fosa temporal del examinado, para ayudar a estabilizar
los dedos exploradores. Un dedo se deja inmóvil y presionando suavemente, mientras
el otro deprime el ojo hacia abajo ejerciendo mayor presión en un rápido movimiento.
La operación se repite alternativamente con ambos dedos varias veces, y en ambos
ojos, utilizando a cada uno como "testigo" del opuesto. Cuando la presión está muy
elevada, el ojo pierde su capacidad de fluctuar (por ejemplo, en casos de crisis
glaucomatosa aguda por cierre angular); a la inversa, en pacientes con deshidratación
provocada por cualquier causa (diarreas, vómitos, shock, o acidosis diabética), el
descenso de la presión intraocular es otro signo clínico más de orientación. En tal
situación, el ojo —bajo los dedos— es percibido como "una bolsa de agua que
estuviese medio llena"
2. Tonometría por depresión con el tonómetro de Schiótz
El tonómetro de Schiótz es un instrumento que mide la presión intraocular
mediante la depresión impuesta sobre la córnea, por un peso conocido.
Método:
El paciente debe ser informado previamente del objeto y las características del
procedimiento que va a efectuarse. Su falta de cooperación puede conducir a la
contractura del músculo orbicular de los párpados y al cierre palpebral, así como a
contracción de los músculos extraoculares, lo que elevaría falsamente la presión
intraocular
Luego de instilar una gota de un colirio anestésico (proparcaína al 0,5%:
Nestilán ®; o tetracaína al 0,5%) en el saco conjuntival, debe esperarse
aproximadamente un minuto para que ejerza su efecto. Se coloca al paciente
acostado, en posición de decúbito dorsal, y se le pide que mantenga ambos ojos
abiertos y la cara relajada, y que con uno de sus ojos mire la punta del dedo pulgar de
una de sus manos, que —para tal efecto— debe haber sido elevada, con objeto de
que sirva de punto de fijación. Empleando los dedos índice y pulgar de una de sus
manos, el examinador separará los párpados del paciente, mientras la otra sostiene el
tonómetro. Inmediatamente, hará descansar el tonómetro perpendicularmente sobre el
ojo, de tal manera que su pie cóncavo haga contacto con la convexidad de la córnea.
El vastago desplazado hacia abajo por su peso, deprimirá la córnea, tanto más, cuanto
más baja esté la presión en el ojo. Simultáneamente, su extremidad superior
movilizará la aguja sobre la escala señalando un valor dado. Si —por ejemplo— la
aguja registra una cifra de 6 en la escala, al llevar este valor a la tabla de conversión
con la pesa de 5,5 gramos, (que el tonómetro ya tiene incorporada), se apreciará una
cifra de 1 4,6 mmHg. Si al colocar el tonómetro sobre la córnea, la aguja no se
desplaza del cero, ello indica que debe agregarse una pesa de mayor valor.ular, y
puede llegar a ser causa de trauma corneal
El aumento brusco de la presión infraocular se manifiesta con intenso dolor y
congestión ocular, que obligan al paciente a buscar ayuda médica de inmediato (cierre
angular o bloqueo pupilar).
Cristalino
El cristalino es una estructura avascular, incolora y casi completamente
transparente, gracias a su elevado contenido de agua Es una lente biconvexa de 9 mm
de diámetro por 4 mm de espesor. Se encuentra ubicado detrás del iris, donde se halla
sujeto al cuerpo ciliar a través de un ligamento suspensorio o zónula de Zinn, el cual
está compuesto de un sistema de fibras que se insertan en el ecuador del cristalino.
La única función del cristalino es la de enfocar los rayos luminosos en el plano de
la retina. Para enfocar un objeto cercano, el músculo ciliar se contrae, desplazando la
coroides hacia adelante, y disminuyendo así la tensión en las fibras zonulares. Por
este efecto, la cápsula del cristalino se distiende y se transforma en una estructura
redondeada
Para enfocar los objetos que están distantes, el cristalino debe reducir su poder
refractivo, lo cual se logra por la relajación del músculo ciliar, que tensa las fibras
zonulares y reduce el diámetro anteroposterior del cristalino a su mínimo espesor
La opacidad del cristalino se denomina catarata, y el grado de progresión de la
misma suele ser proporcional a la disminución de la agudeza visual, aunque no
siempre es así. La catarata no es más que un edema del cristalino de grado variable,
con modificación concomitante de sus proteínas, discontinuidad de sus fibras y
necrosis. A medida que este edema progresa, da origen a diversos tipos evolutivos de
la
enfermedad:
a) Incipiente: Cristalino ligeramente opaco,
b) Madura: Cristalino totalmente opacado,
c) Intumescente:El contenido de agua alcanza su máxima concentración y la
cápsula se encuentra tensa;
d) Hipermadura: Catarata muy avanzada, en la que el agua se ha
reabsorbido, y queda un cristalino muy opaco y de cápsula rugosa
Hemianopsia homónima:
Es el defecto de la mitad derecha o izquierda del campo visual, que no afecta la
mitad contralateral (hemianopsia homónima derecha o izquierda).
Hemianopsia heterónima:
Se refiere al defecto que compromete dos mitades asimétricas del campo
visual: bitemporal o binasal. La primera es siempre expresión de compresión
quiasmática (por ejemplo, tumores hipofisarios, craneofaringiomas, etc.).
Congruentes:
Son aquellos defectos del campo visual que son simétricos o similares en
ambos ojos.
Incongruentes:
Son los defectos del campo visual que son disímiles o asimétricos en ambos
ojos.
Mancha ciega:
Se refiere a una zona ovalada, fisiológicamente "ciega" (escotoma absoluto),
ubicada 15o temporal al punto de fijación. Es la contrapartida campimétrica del disco
óptico, que carece de función por no poseer fotorreceptores
Cuadrantanopsia o cuadrantopsia:
Es la ausencia o disminución de la visión en un cuadrante del campo visual, de
uno o ambos ojos.
Método de examen
1. Posición
Debe anotarse la posición y la simetría de los pár¬ pados, y medirse la
distancia interpalpebral. Normalmente, el párpado superior cubre 1 mm de la córnea
superior y no deja ver la esclerótica; el párpado inferior "besa" el limbo inferior sin
cubrirlo
a) Ptosis:
Es el descenso, total o parcial, del párpado superior. Cuando es unilateral, su
importancia puede ser cuantificada midiendo y comparando las diferencias de tamaño
de las hendiduras ¡nterpalpebrales de la siguiente forma: en mirada extrema hacia
arriba se practica la primera medición entre los bordes ciliares de ambos párpados,- se
hace mirar al paciente hacia abajo y se repite la medición. La diferencia entre ambas,
es una medida de la función del elevador del párpado superior (valor normal: alrededor
de 1 5 mm). Otras anormalidades asociadas, encontradas durante el examen ocular,
pueden sugerir parálisis oculomotora, miastenia gravis, oftalmoplejía progresiva
externa, o síndrome de Horner.
b) Retracción palpebral:
En pacientes con tirotoxicosis, es muy llamativa la presencia de retracción
palpebral (unilateral o bilateral), que afecta al párpado superior y, con menos
frecuencia, al inferior, por lo cual el limbo superior y la esclerótica quedan expuestos,
dando el paciente una impresión de "fijeza en su mirada" (signo de Dalrymple). Se
origina por estimulación de los receptores de catecolaminas por parte de la hormona
tiroidea, lo que lleva a un aumento del tono simpático y a espasmo del músculo de
Müller. En los casos unilaterales, puede obedecer a una verdadera miopatía infiltrativa
del elevador, con aumento de volumen del mismo y trastorno de su función. Su
presencia es igualmente parte del síndrome de Parinaud.
c) "Rezago" palpebral (signo de Graefe):
Normalmente, cuando se hace seguir al paciente un objeto desplazado hacia
abajo, desde la posición primariade la mirada, los párpados superiores acompañan en
su descenso a los globos oculares. En pacientes con tirotoxicosis o miopatía ¡nfiltrativa
orbitaria, el párpado superior se queda "rezagado", no avanza más y deja al
descubierto la esclerótica.
d) Ectropión:
Es la eversión espontánea del párpado inferior condicionada por laxitud de los
tejidos. Es producido por envejecimiento, trauma y —ocasionalmente— por parálisis
severas del nervio facial
e) Entropión:
Es la situación opuesta. Es una inversión ¡nvolucional, espástica o cicatrizal del
párpado inferior. Las pestañas, al entrar en contacto con la córnea, pueden producir
erosiones en la misma, con sensación de cuerpo extraño o de dolor.
1. Configuración:
Diversos pliegues pueden alterar el aspecto de los párpados.
a) Epicanto:
Es una condición bilateral, que suele estar presente en recién nacidos y que tiende a
desaparecer con la edad. Consiste en un pliegue falciforme extendido desde la raíz
dela nariz y el extremo interno de la ceja, que oculta la carúncula y el ángulo interno
del ojo. Es una característica racial de los mongoles, y está presente en el síndrome
de Down (mongolismo, trisomía 21).
b) Blefarofimosis:
Es una anomalía congénita, en la cual la hendidura interpalpebral es anormalmente
estrecha e impide la amplia apertura palpebral. Se asocia comúnmente a ptosis
palpebral y a telecanto (distancia excesiva entre los cantos internos de los párpados).
c) Dermatochalazión o cutis laxa:
Es la redundancia de la piel de los párpados, causada por la atrofia del tejido elástico.
Se manifiesta por un pliegue de la piel del párpado superior que cuelga y oculta el
margen palpebral. A menudo se asocia con hernia de la grasa orbitaria a través del
septo orbitario (bolsa palpebral).
d) Blefarochalasis:
Es un linfedema crónico de los párpados que resulta de crisis repetidas de inflamación
idiopática.
1. Función:
a) Parálisis o paresia del nervio facial:
La hendidura palpebral se hace más amplia, y el parpadeo, ligeramente
asincrónico entre ambos ojos. El paciente es incapaz de cerrar sus párpados por
completo y muestra parte de la esclerótica cuando lo intenta. Es una exteriorización
del fenómeno de Bell, (rotación superior de los ojos durante el cierre palpebral).
b) Blefaroespasmo:
Consiste en el hiperfuncionamiento del orbicular con espasmos bilaterales del mismo,
que obligan al paciente a mantener sus ojos cerrados sin poder abrirlos
voluntariamente.
c) Disminución de la frecuencia (o ausencia) del parpadeo:
El movimiento palpebral normal es necesario para el buen funcionamiento de la
"bomba lagrimal", que lleva las lágrimas hacia el punto lagrimal y el saco lagrimal. En
la tirotoxicosis (signo de Stellwag) y en la enfermedad de Parkinson, hay una notable
reducción de la frecuencia del parpadeo.
1. Aspecto:
Se refiere a la existencia de nodulos o tumores, a la presencia de edemas o
procesos inflamatorios, a la posición de las pestañas y al estado del margen palpebral.
a) Orzuelo (hordeolum):
Es un absceso de origen estafilocócico, y —por tanto— se acompaña de signos
de inflamación aguda. Cuando afecta a las glándulas de Meibomio, es relativamente
más grande y su orificio apunta hacia el lado conjuntival. Pero, con mayor regularidad,
compromete a las glándulas de Zeiss y de Molí, siendo entonces más superficial, y
apuntando hacia el lado cutáneo del margen palpebral
b) Chalazión:
Es una inflamación granulomatosa estéril de una glándula de Meibomio. Por lo
general, cursa sin signos inflamatorios evidentes, en forma de un nodulo en la
sustancia del párpado. Normalmente apunta hacia el lado conjuntival del párpado, de
forma tal que al evertirlo, la conjuntiva se aprecia elevada y enrojecida.
c) Xantelasma:
Se identifica fácilmente como una placa plana, redondeada u oval, de color
amarillento. Por lo general está ubicada en el canto interno del párpado superior, y al
progresar se extiende lentamente hacia el párpado inferior. Su presencia es muy
común, ocurrencia, especialmente en mujeres. Su significación puede ser tan sólo
cosmética; sin embargo, aproximadamente en 50 por ciento de las personas que lo
padecen, es la expresión dermatológica de una hipercolesterolemia, y se presenta —
principalmente— en las hiperlipoproteinemias familiares de tipo ll-a, ll-b y III de
Fredrickson, por lo que —si se detecta— debe ser una indicación para el despistaje de
una dislipoproteinemia mediante los exámenes de laboratorio apropiados.
d) Las inflamaciones palpebrales:
Pueden ser secundarias a infecciones (celulitis orbitarias, abscesos), a alergias
(edema angioneurótico, dermatitis de contacto), o a procesos inflamatorios
autoinmunes (pseudotumor inflamatorio idiopático de la órbita o enfermedades difusas
del tejido conectivo).
En la dermatomiositis, como un signo de considerable valor diagnóstico, se
presenta la coloración palpebral rojo-púrpura, o en "heliotropo", del párpado superior
(más raramente del inferior), y habitualmente está asociada a edema palpebral.
También en la esclerodermia (esclerosis sistémica progresiva), puede verse afectada
la piel de los párpados. Aunque por la simple inspección es muy difícil de apreciar, al
emplear la técnica de la palpación, se produce una sensación impresionante, pues el
tejido laxo está sustituido por un tejido firme e inmóvil, como "plastificado". En el
lupus eritematoso difuso, cuando existe un eritema en "alas de mariposa", los
párpados pueden comprometerse por contigüidad. No es poco frecuente cierto grado
de edema palpebral. Si se realiza una cuidadosa inspección, pueden apreciarse finas
telangiectasias superficiales en la arcada marginal del párpado superior, que forman
una línea eritematosa inmediatamente por encima de las pestañas
e) Tumores de tipos muy diversos pueden tener asiento en ellos:
Epiteliomas basocelulares y espinocelulares, nevus, melanomas,
queratoacantomas, hemangiomas, papilomas, neurofibromas plexiformes, etc.
f) Las pestañas deben examinarse en busca de alopecia:
De éstas (a veces asociada a alopecia de la cola de las cejas en el
hipotiroidismo y en el secundarismo sifilítico), triquiasis (anormal dirección de las
pestañas), poliosis (decoloración focal de las pestañas y las cejas, como sucede en el
síndrome de Waardenburg y en el de Vogt- Koyanagi-Harada), o distiquiasis
(existencia de una segunda fila de pestañas).
g) El margen palpebral puede ser asiento de una blefaritis
estafilocócica.
Su diagnóstico es sugerido por el hallazgo de fina descamación, costras,
eritema del margen, hipersecreción de las glándulas de Meibomio y pequeñas
ulceraciones.
1. Aparato lagrimal
Este aparato está constituido por la glándula lagrimal, la cual está dispuesta en
la porción temporal superior y anterior de la órbita, y descarga su secreción a nivel del
fórnix superior, a través de varios conductos excretores. Las lágrimas se deslizan por
la córnea y la conjuntiva bulbar hacia el saco lagrimal, humedeciendo de paso esas
estructuras.
En problemas del aparato lagrimal, el motivo de la consulta es usualmente la
epífora (lagrimeo excesivo) por bloqueo mecánico de la circulación lagrimal, o por
efecto de hipersecreción refleja de origen ¡rritativo (cuerpo extraño, inflamación, etc.),
y —paradójicamente— en el síndrome de "ojo seco", por hipersecreción lagrimal. En
este último caso, la queja puede ser lagrimeo, ardor ocular o sensación de cuerpo
extraño. Si se bloquea la respuesta refleja con un anestésico de superficie, puede
entonces demostrarse la reducción del flujo lagrimal.
Muchas enfermedades sistémicas pueden manifestarse con un síntoma de "ojo
seco", que a su vez forma parte del síndrome de Sjógren, clásicamente definido por la
presencia de dos de los siguientes signos o síntomas, por lo menos:
queratoconjuntivitis seca, xerostomía (sequedad de la boca por disfunción de la
glándula salivar), artritis reumatoide u otra enfermedad difusa del tejido conectivo o
enfermedad maligna del sistema linfático (lupus eritematoso sistémico, polimiositis,
poliarteritis nudosa, cirrosis biliar primaria, seudolinfoma o reticulosarcoma).
Método de examen
En los párpados debe observarse la posición (parálisis facial, ectropión, etc.),
así como la función (frecuencia del parpadeo). El punto lagrimal debe ser visible y
debe descansar opuesto a la conjuntiva (en casos de parálisis facial, el lagrimeo se
debe —en parte— a la separación del párpado inferior y a la consecuente pérdida de
la oposición del punto lagrimal). El área del saco lagrimal, por su parte, es accesible a
la inspección (presencia de tumefacción con o sin signos de flogosis), y a la palpación
(existencia de masa, presencia de dolor). La presencia de tumefacción justifica el
masaje deslizando el dedo desde abajo hacia arriba, y observando si hay salida de
material purulento por el
punto lagrimal. Ello sugiere dacriocistitis
• Órbita
La cavidad orbitaria es una pirámide ósea de 4 cm de ancho, 4,5 cm de
profundidad y 3,5 cm de altura. Su posición más amplia se encuentra un centímetro
por detrás del margen orbitario, el cual le proporciona una "ceja" ósea que le protege.
El volumen orbitario es de unos 29 centímetros cúbicos.
Métodos de examen
En la definición de la etiología de los problemas orbitarios, debe enfatizarse el valor de
una escrupulosa anamnesis en relación con: edad, modo de inicio, progresión y
duración del síntoma o signo, presencia de dolor (por ejemplo, curso indolente de la
orbitopatía de la enfermedad de Graves o presencia de dolor en el pseudotumor
inflamatorio ¡diopático); signos inflamatorios presentes o pasados (dolor, congestión);
exoftalmos o proptosis* y su variación con la maniobra de Valsalva o la inclinación del
cuerpo (fístulas arteriovenosas, várices orbitarias), o al soplarse la nariz (usualmente
fractura con comunicación de los senos paranasales y la órbita); presencia de
pulsación espontánea (fístula carotidocavernosa, fístula arteriovenosa orbitaria,
comunicación anormal de la fosa media craneal con la órbita, tanto de origen
congénito (neurofibromatosis) o adquirida (destrucción tumoral); pseudoexoftalmos
(miopía alta, retracción palpebral),-presencia de enoftalmos**, antecedentes de
trauma, cirugía, enfermedad tiroidea (personal o familiar) o cáncer (seno, pulmón,
próstata, etc.)-un examen sistemático de la misma.
• Párpados y conjuntiva
Deberá investigarse la presencia de ptosis, retracción, "rezago" palpebral, función del
elevador, edema, estado de los vasos sanguíneos conjuntivales, quemosis conjuntival,
congestión de las inserciones musculares extraoculares.
• Globo ocular
1. En este caso, debe averiguarse si existe proptosis o
enoftalmos.
En el primero, hay que determinar si el desplazamiento del ojo es axial (masa
de ubicación central, dentrodel cono muscular) o lateral (la ocupación de espacio
tenderá a desplazar el globo en el sentido opuesto, sugiriendo, por ejemplo, un tumor
de la glándula lagrimal, o alguna condición emparentada con el seno etmoidal o con
elfrontal). En ocasiones la proptosis puede ser muy discreta, debiendo determinarse si
existe o no y valorarse su cuantía. Para ello, se recurre a la simple inspección o a la
medición instrumental. En la inspección directa, quizá la forma más sensible de
apreciar la existencia de proptosis sea observando, desde arriba, al paciente sentado.
El médico deberá ponerse de pie detrás del paciente, y hacerle extender la cabeza
hasta que los ojos comiencen a aparecer bajo el reborde superciliar, para comparar la
altura de uno con respecto al otro. Otras formas incluyen el apoyo del índice o del
pulgar en el reborde infraorbitario a ambos lados, estimando el grado de prolapso
anterior del ojo, o pidiéndole al enfermo cerrar suavemente sus ojos, al tiempo que se
apoyan las yemas de los pujgares sobre el vértice corneal
Pulsación
La presencia de pulsación, como ya se vio, limita el diagnóstico diferencial de la
proptosis a un exiguo número de causas. No siempre resulta fácil observar la
pulsación por inspección lateral, a menos que sea muy obvia. En ocasiones es
sugerida por la fonometría ocular, al apreciarse la amplia oscilación de la aguja del
tonómetro de Schiótz. Una sencilla prueba clínica, sin embargo, permite descartarla.
Consiste en hacer descansar sobre el ojo o los ojos cerrados un aplicador de
madera suavemente apoyado en el reborde superciliar del paciente acostado. De
existir pulsación, la oscilación del extremo del aplicador amplificará el movimiento.
Palpación
En este caso, el médico debe tratar de introducir su dedo índice entre el
reborde óseo de la órbita, y el globo ocular, para buscar alguna masa palpable (por
ejemplo, la glándula lagrimal).
Auscultación
Esta debe practicarse con la campana del estetoscopio aplicada sobre el ojo
cerrado, la apófisis mastoides, la región cigomática y la fosa temporal. Es conveniente
que cuando se aplique sobre el ojo, se le pida al paciente que detenga la respiración y
que abra la boca. Esta última maniobra reduce los ruidos de vecindad inducidos por la
contracción del músculo orbicular de los párpados.
Presión intraocular
La presión intraocular suele estar elevada cuando el desplazamiento del globo
en la órbita está mecánicamente restringido.
Otros
Como complemento del examen de la órbita, debe examinarse la agudeza
visual, el estado de las pupilas, la motilidad extraocular, el campo visual, los reflejos
corneales y el fondo del ojo.