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11 Abr 2012 - 9:41 PM


Por: Uriel Ortiz Soto

TLC nos están asfixiando


Es incomprensible la racha de TLC que están invadiendo a pasos agigantados
nuestro país.

Unos que ya se firmaron, pero, aún no han entrado en pleno desarrollo, como el
caso de Canadá, Chile, Suiza, y los Países del Triangulo Sur: Salvador,
Guatemala y Honduras; sin embargo, nuestro Gobierno continúa promoviendo
nuevos tratados muy a la ligera, sin percatarse si realmente estamos en capacidad
de competir con Países que en su mayor parte tienen una producción subsidiada y
disponen de una infraestructura de trasporte multimodal de buena calidad.

El sistema de transporte terrestre nuestro, deja mucho que desear, son miles los
productos del sector agropecuario que no pueden salir a los mercados por falta de
vías de comunicación. Infinidad de veces nuestros campesinos, se ven obligados
a venderlos a menor precio, regalarlos o abandonarlos en las plazas de mercado.

De otro lado, no disponemos de un aparato productivo con estándares de calidad


y competitividad, no obstante, que sobre estos temas, son constantes los
seminarios que se han desarrollado en diferentes ciudades del País, los logros
obtenidos son mínimos, pareciera que se realizaran más por suplir un
compromiso, que por inducir a los gremios de la producción a buscar caminos
que les permita salir a competir con sus similares negociados en los Tratados de
Libre Comercio, TLC. Acuerdos Comerciales que ya no tienen reversa.

Hay un factor muy decisivo en materia de Productividad y Competitividad, y es


el manejo del Recurso Humano frente a los Procesos de Desarrollo.
Lamentablemente nuestros conferencistas sobre Tratados de Libre Comercio,
desconocen esta cruda realidad. No se dan cuenta que el Recurso Humano, por
persona, grupo o agremiación, debe tener una valoración frente a los factores de
producción, los cuales deben evaluarse constantemente de acuerdo a su
experiencia y rendimiento empresarial.

Los coeficientes sociales de desarrollo en cada uno de nuestros departamentos y


municipios, están a la espera que las autoridades, regionales y locales, levanten el
potencial exportador, esto nos daría la oportunidad de encadenar productos con
otros departamentos y municipios y así mismo acudir a las Alianzas Estratégicas.
Logrado este objetivo sería más fácil identificar los potenciales compradores en
el exterior. Ninguna comercializadora internacional se aventura a importar
determinado producto si no se le garantiza continuidad en sus despachos.

Lamentablemente ninguna de esta metas se han cumplido, cada que se aprueba


un Tratado de Libre Comercio, TLC, su anuncio se hace con derroches de
elegancia sin prever, que si no nos ponemos las pilas, como lo dijimos en
columna de hace unos meses, los damnificados aparecerán por miles y muy
seguramente irán generando otra franja de desplazados especialmente de
pequeños y medianos empresarios, con mayor incidencia del sector
agropecuario, que fortalecerán los cinturones de miseria de las grande ciudades.

Pareciera que esto de firmar TLC, es al que más corra, sin haberse hecho los
estudios de mercadeo correspondiente y mirar la capacidad de respuesta que debe
dársele a cada producto en particular, que llegarán a inundar nuestros mercados a
precios más competitivos. Cuando todos los convenios comerciales entren en
vigencia jalonados por la primera economía mundial de los Estados Unidos, - que
muy posiblemente quede legalizado antes de mediados del presente año,- si no es
que ocurre en la cumbre las Américas-, nos daremos cuenta que olímpicamente
hemos caído en la boca del lobo y será muy difícil implementar un plan de
contingencia para hacer frente a los mercados de importación que están
sustentados en parámetros de tipo legal, de los cuales no nos podremos zafar
fácilmente.

Soy de los que cree que aún es tiempo de tomar algunas medidas preventivas que
nos permita paliar en parte las dificultades que se presentarán a la entrada en
vigencia de los Tratados de Libre Comercio, que si bien, son convenientes para el
País en algunos aspectos, serán millones los pequeños y medianos productores
los perjudicados.

Es indudable que existe enorme preocupación entre los pequeños y medianos


empresarios de los diferentes sectores de la producción, puesto que, el Gobierno
no les ha dado una respuesta concreta respeto a la retribución que vayan a recibir
como subsidio, mientras cogen el rol del País con el cual entrarán a competir.

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