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La felicidad es una manera de viajar por la vida
Antonio, Sofía y el amor
Antonio y Sofía iban por el bosque en busca de aventuras y estaban
llenos de deseos de aprender. De pronto vieron una florcita que les
sonreía. “¿Cómo te llamas?”, le preguntaron. Ella, sonriendo, les
dijo: “Mi nombre es amor”.
La flor les dijo que los estaba esperando para compartir valiosas
enseñanzas. Sólo era necesario que estuvieran dispuestos y
desearan aprender. La flor les dijo que a ella sólo le quedaba esa
semana de vida porque las flores viven corto tiempo, se marchitan y
mueren. Vuelven a la tierra de donde brotan una y otra vez más y
más flores.
Ellos la escuchaban con atención, deseosos de aprender. Entonces
ella los animó a vivir cada momento, lo que ella llamó “el aquí y el
ahora”. Para explicárselos mejor llamó a varias florcitas que estaban
cerca, se las presentó a los niños y las invitó a cantar.
Ella dijo: “Díganme ¿qué hora es?”. Y las flores respondieron en
coro: “La hora de ser feliz”, y empezaron a cantar: “La hora de ser
feliz es ahora, el lugar para ser feliz es aquí. Y la forma de ser feliz
es hacer feliz a alguien y tendremos un cielito aquí”.
Lucy Betancourt
Reflexionemos y compartamos
¿Cual es el recuerdo más feliz que tiene de su niñez?
¿Qué hemos hecho para ser felices?
¿En qué momentos hemos sido felices como pareja y como
familia?
¿Cómo podemos aportar para nuestros hijos/hijas un ambiente
de afecto y felicidad en el hogar?
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Consultemos y debatamos
Todos queremos ser felices y que nuestros hijos e hijas lo sean
desde el comienzo hasta el final de su vida. Ello es posible en gran
medida si nuestra familia nos ha ayudado a serlo; si nos ha acompañado en
el desarrollo de nuestra personalidad, a responder a nuestras búsquedas y a
cumplir nuestros sueños, desde el comienzo de la vida y luego durante la
niñez y la adolescencia.
Para ser feliz no se necesitan grandes cosas, es posible serlo con las
pequeñas que la vida nos proporciona. A veces los adultos vamos
aplazando ser felices: cuando compre una casa, cuando vaya de
vacaciones. Pero la felicidad no debe aplazarse. Es posible ser
felices aquí y ahora
En el adulto feliz hay siempre un niño feliz o, por lo menos, un niño con
quien hubo un empeño sostenido para que tuviera todo y fuera todo lo que
humanamente podía ser.
La felicidad se prepara tempranamente en la pareja y la familia,
mucho antes del nacimiento del niño. En esta preparación están
implicados directamente la madre y el padre, no sólo por los genes que han
aportado, sino también, y sobre todo, por el amor que han manifestado
desde el principio, por el apoyo que le hayan dado a su pareja.
También están los hermanos que acogen y cuidan al niño, junto con otros
adultos (abuelos, tíos, familiares) que lo van a rodear de afecto. En su propio
hogar, el niño ha comenzado a ser y a percibir lo que significa ser feliz. Toda
la familia debe estar comprometida en esa empresa común de ser
felices. Luego, el niño seguirá descubriéndolo en el jardín, la escuela, el
hogar comunitario y el vecindario.
La felicidad del niño radica en la creación y el mantenimiento de un ambiente
familiar rico en seguridad y confianza, construidos sobre la base de buena
alimentación, buenas relaciones afectivas y la fortaleza de los valores e
ideales de la pareja y de los demás miembros de la familia.
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Comprometámonos y evaluemos
Expresemos, como pareja, el amor y la alegría de tener en el hogar un
nuevo ser.
Acompañemos y elogiemos los logros de nuestros hijos.
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