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Conferencia en Antigua Guatemala -18 de Marzo del 2004-

- La Turbococina –
Por Ing. René Núñez Suárez

Durante la última década del siglo pasado, las organizaciones ambientalistas,


las organizaciones internacionales y los gobiernos, distribuyeron una variedad
de nuevas cocinas, para sustituir a las cocinas tradicionales y reducir el uso de
la leña, en los hogares que cocinan con leña.

Las cocinas tradicionales, de acuerdo al grado de protección del fuego, se


agrupan en tres clases diferentes; las de fuego abierto, las de las tres piedras y
las del tipo de fuego abierto protegido. Las de fuego abierto son las que tienen
el mayor consumo de leña, las de las tres piedras, que son llamadas así por
tener tres o más piedras alrededor del fuego, tienen un consumo un poco
menor que las anteriores y las del tipo de fuego abierto protegido, son las que
de todas las cocinas tradicionales, tienen el menor consumo de leña.

Ya que fácilmente se determinó, que el consumo de leña era menor en cuanto


mayor fuera el grado de encierro del fuego, se construyeron diversos tipos de
cocinas de “fuego cerrado”. Las de una sola hornilla, como las Jiko, las
Kunimbili y las Maendeleo, se popularizaron en el continente Africano y las
de varias hornillas con chimenea, que se conocen con el nombre de “cocinas
mejoradas”, se distribuyeron en diversos países alrededor del mundo. Como
ejemplos de estas, podemos citar las Chulha, que se construyeron en la India y
las cocinas Lorena y Chefina, que se introdujeron en los países
Centroamericanos.

De las cocinas tradicionales, la más difundida en nuestros países, es la del tipo


de fuego abierto protegido, la cual tiene una pared de protección en forma de
U, alrededor del fuego. Por esta forma característica, es que es conocida con el
nombre de fogón en U y en El Salvador, se le da el nombre de cocina de
Poyetón. Las cocinas del tipo de las tres piedras y las de fuego abierto, por la
simpleza y lo barato de su construcción, se encuentran principalmente en los
hogares de las familias más pobres y en las de menor nivel educativo.

Las características negativas más importantes de las cocinas tradicionales son:


el excesivo consumo de leña, la gran cantidad de humo que producen y la
necesidad de usar la leña gruesa, que se obtiene de la práctica destructiva de la
tala de los árboles.

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Como consecuencia, los problemas derivados del uso de las cocinas
tradicionales son: la destrucción de los bosques, la contaminación del aire y la
proliferación de enfermedades respiratorias, entre los miembros de las familias
que utilizan estas cocinas.

Con la sustitución de las cocinas tradicionales por las nuevas cocinas de


“fuego cerrado”, se redujo el consumo de la leña, tal como se había esperado.
Esto se debe, a que las paredes que encierran al fuego, evitan que el calor
producido por la combustión del combustible, se pierda en el aire que lo
rodea.

Pero con el mayor grado de encierro del fuego y con las chimeneas que se le
añadieron a las “cocinas mejoradas”, se aumentó la temperatura al interior de
las cocinas. Este aumento de temperatura al interior de las cocinas, tiene como
consecuencia el aumentar la velocidad con que se quema la leña, por lo que
los resultados obtenidos de la sustitución de las cocinas tradicionales por las
nuevas “cocinas mejoradas”... no siempre fueron satisfactorios.

La mayor temperatura en la cámara de combustión de las “cocinas


mejoradas”, además de generar el inconveniente de que la leña se gasta con
mayor rapidez, también tiene como consecuencia, el reducir la vida útil de las
cocinas, ya que los materiales con que se construyen, se deterioran en un
tiempo menor. Por lo tanto, para hacer más lenta la combustión de la leña, se
deben utilizar trozos de leña de mayor grosor y de mejor calidad y para
solventar el problema de la duración de las cocinas, se debe tener mucho
cuidado, en la selección de los materiales de construcción.

Teniendo muy en cuenta las deficiencias de las “cocinas mejoradas”, se puede


comprender el porqué de las diferencias, en cuanto a la reducción en el
consumo de la leña, cuando se han sustituido a las cocinas tradicionales, por
las nuevas “cocinas mejoradas”. Los resultados en el consumo de la leña, en
estos proyectos de sustitución de cocinas, van desde un aumento en el
consumo, hasta una reducción del 25%.

¡En este escenario de las cocinas tradicionales y de las cocinas mejoradas, es


que aparece la Turbococina! Y aunque pudiera parecer que la Turbococina es
otra cocina dentro de esta ensalada de cocinas, que buscan de ofrecer una
solución al viejo problema de la leña, las ventajas que tiene la “Turbococina”
sobre cualquier otra cocina son tan considerables, que para conocerlas, es
necesario relatar la historia de esta innovación tecnológica.

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En el año 1997, con el apoyo del Fondo de la Iniciativa de las Americas para
El Salvador (FIAES) y con la participación de una organización ambientalista,
constituida por mujeres (OEF), se distribuyó una cantidad de cien
Turbococinas, entre un número igual de familias, en una zona rural del norte
de El Salvador. Con el objetivo principal de determinar la reducción en el
consumo de la leña, al sustituir a las cocinas tradicionales del tipo de fuego
abierto protegido y a las cocinas mejoradas, por las Turbococinas.

Después de un año de monitoreo y control sobre el uso de la leña, se


determinó, que el valor medio de reducción en el consumo de la leña, fue del
67%, aunque el máximo ahorro registrado fue del 87%.

La pregunta que se nos viene a la mente, al ver la diferencia entre el valor


medio del 67% y el máximo del 87%, es ¿ a qué se debió esta diferencia?.
La respuesta está, en que aquellas familias que tuvieron el valor medio del
67%, fueron las que hicieron su comida en las Turbococinas, pero continuaron
haciendo las tortillas, en sus cocinas tradicionales o en sus cocinas mejoradas
y las que lograron el máximo ahorro del 87%, fueron las que hicieron, tanto la
comida como las tortillas, en las nuevas Turbococinas.

Posteriormente, a un número reducido de familias, se les entregaron dos


turbococinas de un modelo más avanzado y una plancha para hacer las
tortillas, de un diseño más eficiente y de mayor tamaño. Los resultados
obtenidos fueron más que alentadores, pues la reducción en el consumo de la
leña, fue del 90%. La reducción del 90% en el uso de la leña, significa que la
cantidad de leña que antes se gastaba en un solo día, con la Turbococina, les
duraba diez días.

Ya para el año 1999, con los modelos de Turbococinas construidos en acero


inoxidable y con las nuevas planchas de diseño avanzado, se logró una
reducción sin precedentes... del 95%.

Adicionalmente, a la reducción tan considerable en el uso de la leña, se debe


mencionar, que debido a la baja temperatura del proceso de combustión, en
estas cocinas, es necesario utilizar trozos pequeños de leña delgada, que se
obtienen de la poda de las ramas de los árboles. Pero la otra característica, que
es tan importante, como lo es el consumo, de 420 gramos de leña por hora de
la Turbococina, es el hecho de no producir humo, cuando se usa de la manera
correcta y por consiguiente, se disminuye de manera drástica, la proliferación
de las enfermedades respiratorias entre los usuarios de las cocinas.

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Ya que he mencionado la baja temperatura de combustión al interior de la
Turbococina, es de importancia señalar que este proceso de combustión es el
resultado de la investigación, que sobre tecnologías avanzadas de combustión,
he realizado durante los últimos ocho años. Y por el descubrimiento del
“Método de Combustión a Baja Temperatura”, recibí el premio de “ Liderazgo
en Tecnología del Clima 2002”, otorgado por la “Iniciativa Tecnológica del
Clima”, durante la celebración de la Octava Convención Mundial de Cambio
Climático, celebrada en la ciudad de Nueva Delhi, en Octubre del 2002.

El método de Combustión a Baja Temperatura, se distingue de otros métodos


avanzados de combustión, en que este hace un uso mínimo del combustible,
produce un máximo de calor y no produce las emisiones de Óxidos de
Nitrógeno ni las de Monóxido de Carbono. Es lo que podríamos llamar, el
“método de combustión perfecta”.

¡Por consiguiente, sí implementáramos la difusión masiva de las


Turbococinas, podríamos reducir el uso de la leña, en todos los hogares que
cocinan con leña, a tan solo el 5% de lo que hoy se consume y con la práctica
de la poda y la cantidad mínima de leña, que se necesita para cocinar con las
Turbococinas, es posible detener la depredación de los bosques y conservarlos
para las futuras generaciones!

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