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Es importante tener en cuenta que ante una investigación criminal, existen ciertos
aspectos de la víctima y de la escena del crimen, que sólo pueden ser percibidas o
determinadas mediante inferencias descriptivas, lineales nunca circulares, propias de
psicólogo forense experto en la identificación y clasificación de evidencias psicológicas
o conductuales asociadas a patrones delictuales o criminales pasados. Ninguna persona,
ni ninguna conducta, es original, ante los ojos expertos de un psicólogo forense o perito
bien preparado.
Cuando hablo de Indicios psicológicos, me refiero a un medio de prueba
resultante de una operación lógica mediante la cual, a partir de una circunstancia fáctica
plenamente demostrada en el proceso o en la escena criminal, se infiere, la existencia de
otro hecho llamado “indicador conductual”. Todo indicio psicológico ha de basarse en la
experiencia y supone de un hecho indicador, del cual el investigador infiere lógicamente
la existencia de otro, dilucidando así ciertos patrones de conducta en el comportamiento
delictivo.
Son la autopsia psicológica y la técnica de perfilación criminal, dos potentes
herramientas complementarias destinadas a suplir en buena forma ciertos vacíos
existentes en cientos de casos sin resolver o “mal resueltos”, donde la escasez de
evidencia material y el sesgo proveniente de “tincadas policiales” o por “hipótesis duras”,
terminaron por sepultar la esperanza de afectados o ciudadanos anónimos, incapaces de
refutar, demostrar o proyectar su verdad, por desconocimiento o por falta de
“credibilidad” ante una contraparte magnánima, provista de investidura y que en
comparación goza prácticamente de recursos ilimitados a la hora de tener que demostrar
lo indemostrable.
LA AUTOPSIA PSICOLÓGICA.
Como se observa, los autores Neill, Benensohn, Farber y Resnik, dan un gran
avance para el procedimiento de autopsia psicológica (PAP), al considerar como
importante tener el estudio del entorno del occiso, teniendo en cuenta las circunstancias
y personas que lo rodearon hasta su muerte.
El término offender profiling (“perfil del delincuente”) fue creado por los agentes
del FBI en el centro de entrenamiento de Quantico (Virginia Oeste) en los años ’70, para
describir la técnica de describir el comportamiento y características probables del autor
desconocido de un asesinato. Similarmente y de acuerdo con Ressler y colaboradores,
(1986), citados por Homant y Kennedy (1998) y Ailt y Reese en 1980, citados por Knight
(1998), el uso de perfiles psicológicos en los crímenes puede ayudar a determinar el tipo
de personalidad del criminal y sus características conductuales desde un análisis de los
crímenes que él o ella hayan cometido; la técnica permite realizar un perfil del agresor
tenga o no tenga antecedentes judiciales, si los tiene seria un criterio facilitador para la
elaboración del perfil (Homant,1998); esta definición está relacionada a la del FBI
(Federal Boureau of Investigation), la cual determina que el perfil criminal es una
herramienta que ayuda a obtener información específica del delincuente agilizando la
investigación, además brinda información a la policía sobre la manera más adecuada de
interrogar sospechosos.
El uso de la psicología para capturar criminales tuvo inicios literarios que datan
de 1841 con los “asesinatos de la calle morgue” de Edgar Allan Poe; sin embargo, en la
vida real esta aplicación tuvo principio en Gran Bretaña en el año de 1888 cuando el Dr.
George B. Philips patólogo forense, diseñó el método “modelo – herida”; este modelo se
basaba en la comprensión de la naturaleza de las lesiones de la víctima como base para la
elaboración estadística del perfil del delincuente.(Turvey 1.999). Por tanto, a
continuación se presenta un modelo o protocolo estandarizado en el que se la integra
la autopsia psicológica y laperfilación criminal, la puede denominarse la MAPI-
CRIMINAL o el modelo de autopsia psicológica para la investigación criminal.