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MODELO DEL CUENTO DE HADAS

PARA EL TRATAMIENTO DEL TRAUMA INFANTIL

Había una vez un hermoso reino, pequeño pero hermoso. Tal vez del tamaño
de una ciudad pequeña. Era un reino como muchos otros. La gente iba a sus
trabajos; los niños iban a la escuela. Algunas personas asistían a la iglesia o
templo, y otras no. Algunas personas visitaban a sus amigos los fines de
semana, hacían sus comidas favoritas, jugaban juntos e incluso tenían fiestas
de cumpleaños muy divertidas. La mayoría de las personas eran buenos
amigos, pero no todos. Y así es como todas las cosas y todas las personas en
este pueblo eran bastante comunes y corrientes.
Hasta que un día…
El dragón apareció. Todo el pueblo supo que el dragón se había comido una
vaca del granjero que estaba pastando a las afueras del reino. Otro día, el
mismo dragón se comió al perro del zapatero, justo frente a su casa. La gente
comenzó a espantarse, y ¡con toda razón!
Todos los papás y las mamás les dijeron a sus hijos e hijas que ya no podían
jugar en los parques, ni en las calles. Así, los niños se quedaron encerrados en
sus casas y no podían salir. Los padres de familia ya no iban a trabajar porque
tenían que quedarse a cuidar a sus hijos, a mantenerlos a salvo del dragón

Muy pronto, las calles del reino comenzaron a quedarse vacías. Nadie salía de
sus casas. Todos le tenían terror al dragón y preferían quedarse en casa sin
salir. Algunos comenzaron a platicar entre ellos sobre su miedo al dragón y
sobre cómo sus vidas habían cambiado desde que el dragón apareció. Todos
estaban muy tristes porque sus vidas habían cambiado.

Una persona comenzó a preguntarse: “¿Cómo es que nuestro reino ha tenido


que dejar de ser lo que era solo por un dragón?” “¿Por qué nuestro reino
tiene un dragón al cuál temerle y los otros reinos no lo tienen?” Nadie sabía
las respuestas, pero todos querían saber por qué ellos sí tenían un dragón, así
que comenzaron a sugerir varias posibilidades.

Unas personas comenzaron a culpar a otros por la aparición del dragón, y así
de pronto todo el reino comenzó a dividirse, culpándose de la existencia del
dragón en el reino. Así, todas las amistades se terminaron y la gente regresó
a sus casas, solos, encerrados y enojados.

No pasó mucho tiempo para que este reino comenzara a tener una muy mala
reputación entre sus reinos vecinos. Los otros reinos no sabían de la
existencia del dragón, pero sí sabían sobre la muy mala relación entre sus
habitantes y también sabían de que sus habitantes no salían a las calles. Sus
vecinos pensaban que eran un reino amargado, triste y solitario.

Y así pasaron los días, hasta que un día…


Un caballero en su armadura brillante llegó a este pueblo. Bueno, él
realmente no era un verdadero caballero, ni tampoco tenía una armadura
brillante, era más bien un tipo común y corriente que pasaba ocasionalmente
por ese reino. La gente del pueblo vio algo especial en él, ya que podría
recorrer las calles del reino sin ningún temor.

“¡Tú!” Le gritaron. “Tú puedes matar al dragón; tú el elegido para hacerlo.”


Este joven les contestó: “No, lo siento, yo no sé matar dragones. Se han
equivocado; he caminado por muchos kilómetros y vengo desde muy lejos.
Estoy buscando a una princesa de la que estoy enamorado, pero no sé en qué
reino vive.” En ese momento sacó una fotografía de la princesa y les
preguntó: “¿La conocen? ¿la han visto? ¿saben dónde vive?” La gente
sorprendida le contestó: “¡Sí, ella es nuestra princesa! Ella vive en nuestro
reino, y también ha dicho que se casará con quien pueda matar al dragón que
está acatando a nuestro pueblo.”

Cuando este joven escuchó esto, dijo: “Bueno, entonces en ese caso, ¡yo
mataré al dragón! “¡Llévenme a donde se encuentra!” Y así, los habitantes
del pueblo lo llevaron hasta una enorme cueva que se encontraba en la cima
de una montaña, y ahí adentro, se encontraba el dragón durmiendo
plácidamente.

Cuando el valiente y enamorado joven entró a la cueva y logró ver de frente


al enorme y temible ladrón dijo, “Ay, esta es una muy mala idea,” “no puedo
matar a este enorme y feo dragón.” “Es enorme y muy fuerte; y además está
cubierto con escalas que ni pueden ser penetradas ni por la espada más
afilada del mundo. Y creo que también vienta fuego por su nariz.” “Mejor me
olvido de todo este asunto y me regreso a casa en donde no hay ningún
peligro.”

La gente del pueblo le rogó que no se fuera, que lo pensara de nuevo.


“Nuestra princesa es muy hermosa,” le dijeron. También le prometieron que
todos ayudarían a que él se pusiera en forma y aprendiera a manejar todas
las armas, desde un cuchillo hasta las armas más poderosas del mundo.

El valiente joven finalmente aceptó al menos intentarlo, a pesar de que


seguía teniendo mucho miedo de enfrentar al terrible dragón.
Así, el pueblo le consiguió al mejor entrenador de artes marciales y también
del uso de las armas. Al principio, el joven estaba tan nervioso que no podía
concentrarse en sus ejercicios y cada vez que quería practicar, él recordaba lo
fuerte y terrible que tendría que enfrentar. Él tenía tanto miedo que era muy
claro que su entrenamiento no estaba funcionando.
Fue entonces que al panadero del pueblo se le ocurrió una brillante idea:
“Llevémoslo al lado despejado del bosque, el cual se encuentra rodeado por
árboles muy altos, y construyamos una fuerte cerca alrededor de su lugar de
entrenamiento para que se pueda sentir seguro.” A todo el pueblo le pareció
una excelente idea, y entre todos comenzaron a trabajar para preparar este
lugar seguro, en donde el valiente joven podría prepararse para enfrentar al
temible dragón. Todos cooperaron, desde el más pequeño, hasta los
ancianitos ayudaron con algo.
Cuando este lugar seguro estuvo listo, el valiente joven comenzó a entrenar y
a prepararse para la batalla más importante de su vida. Hizo muchas
abdominales, lagartijas, levantó pesas y aprendió a utilizar la espada y el
arco. Día tras día, el valiente joven se volvía más fuerte, ágil y diestro.

Al costurero del pueblo se le ocurrió otra brillante idea: “¿Por qué no


hacemos un disfraz de dragón y que alguien se lo ponga para ayudar a
entrenar al joven como si estuviera enfrentando al dragón?” Y así fue, el
disfraz era tan parecido al dragón real que tuvieron que usarlo entre dos
jóvenes fuertes del pueblo. Y de esta manera el entrenamiento fue mucho
más real.

Finalmente, el entrenamiento terminó y el momento de enfrentar al temible


dragón había llegado. Él estaba listo, y al llegar a la cueva del dragón
acompañado del resto del pueblo, utilizó todo los que había aprendido al
enfrentar al temible dragón…y lo derrotó.
Todo el pueblo se alegró porque finalmente ya no tendrían más temor de
salir a las calles. El dragón ha muerto. ¡El dragón ha muerto!
El valiente joven se casó con la princesa, pero el pueblo ya no volvió a ser el
mismo de antes…porque hoy el pueblo ya contaba con un héroe propio que
nunca los abandonaría. Los otros reinos decían: “Nos gustaría tener nuestro
propio asesino de dragones.”
Todos en el pueblo se sentían muy orgullosos de haber colaborado, aunque
sea con algo en esta gran hazaña. Pero de todas maneras se seguían
preguntando: “¿Cómo es que llegamos a tener un dragón en el reino?”
“¿Será posible que llegue otro nuevo dragón?” Estas preguntas los hacían
sentirse todavía un poquito preocupados. Así que decidieron contratar a un
Sabio para que les pudiera explicar el porqué de la existencia del dragón. El
sabio, llegó al pueblo y comenzó a explorar el reino tratando de encontrar
una explicación lógica y después de varios días citó a todo el pueblo para
darles a conocer sus hallazgos.
El sabio les explicó que en resumen había dos principales factores por los
cuales había llegado al pueblo un dragón.
El primer problema es que a unos cuantos kilómetros del pueblo se
encuentra el tiradero de basura y el mal olor atrae a los dragones, así que de
manera inmediata, todo el pueblo se puso a trabajar para levantar toda la
basura y dejar muy limpio ese lugar para que ningún dragón se acerque
nunca más.
El segundo problema, dijo el sabio, es que alrededor del reino, todo es plano,
plano, plano. Kilómetros y kilómetros a la redonda de verdes praderas en
donde sus animales pastan y no tienen donde esconderse. Los dragones
suelen ser monstruos sumamente flojos y no les gusta perseguir a sus
potenciales víctimas, por esa razón, cuando ven a tantos animales solos y
expuestos, se les hace muy fácil venir por ellos. Todo el pueblo comprendió
las palabras del sabio y se pusieron a trabajar nuevamente en conjunto para
plantar grandes árboles de manzanas que permitieran a los animales
protegerse de un posible ataque de dragones. A todo el pueblo le gustaba las
manzanas, así que mataron dos pájaros de un tiro: se protegían de los
dragones y gozaban de las deliciosas manzanas de sus campos. Hubo tanta
cosecha de manzanas el siguiente año que hasta hicieron un festival de
pasteles de manzana en el reino.
Ese mismo año se instaló el festival anual de la manzana, en donde había
muchos juegos y concursos. No solo la gente del reino se gozaba, sino que
también invitaban a gente de los reinos vecinos. En ese festival, se hacía una
obra de teatro en donde se mataba a un dragón cada año, claro, no era un
dragón verdadero, un chico del pueblo se ponía el disfraz del dragón para
representar ante todos los invitados el famoso logro de su héroe.
A partir de ese año, ese festival fue la celebración más grande del reino, y
todos los jóvenes del reino anhelaban participar en la obra de teatro que
representaba la historia que los hizo famosos a lo largo de todos los demás
reinos.
Y así, este hermoso reino vivió feliz para siempre.

FIN

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