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Cuando el amor se agota

El amor y la ilusión no bastan para tener una relación estable, duradera y feliz. Recupera la
inocencia y entrega de un corazón puro.

Por: Pastor Rodolfo Mendoza

2do. libro de Samuel 13:1-5 cuenta: Aconteció después de esto, que teniendo Absalón hijo de
David una hermana hermosa que se llamaba Tamar, se enamoró de ella Amnón hijo de David. Y
estaba Amnón angustiado hasta enfermarse por Tamar su hermana, pues por ser ella virgen, le
parecía a Amnón que sería difícil hacerle cosa alguna. Y Amnón tenía un amigo que se llamaba
Jonadab, hijo de Simea, hermano de David; y Jonadab era hombre muy astuto. Y éste le dijo:
Hijo del rey, ¿por qué de día en día vas enflaqueciendo así? ¿No me lo descubrirás a mí? Y
Amnón le respondió: Yo amo a Tamar la hermana de Absalón mi hermano. Y Jonadab le dijo:
Acuéstate en tu cama, y finge que estás enfermo; y cuando tu padre viniere a visitarte, dile: Te
ruego que venga mi hermana Tamar, para que me dé de comer, y prepare delante de mí alguna
vianda, para que al verla yo la coma de su mano.

Amnón se enamoró de su media hermana. Las mujeres vírgenes eran cuidadas de tal forma que
era muy difícil acercárseles. Una doncella representaba gran honor y valor. Entonces él veía muy
difícil enamorar a Tamar. Ahora hay jóvenes con una actitud parecida. Son tímidos, se angustian y
creen que no podrán acercarse a la joven que les gusta.

También persisten hasta nuestros días hombres astutos como el primo que le aconsejó fingir
enfermedad. La táctica funcionó porque David hizo que la bella hermana llegara a la habitación y le
cocinara al supuesto enfermo. Ya en esa situación, Amnón pidió que los dejen solos y obviamente
sucedió lo inevitable.

2do. libro de Samuel 13: 10-13 continúa: Entonces Amnón dijo a Tamar: Trae la comida a la
alcoba, para que yo coma de tu mano. Y tomando Tamar las hojuelas que había preparado, las
llevó a su hermano Amnón a la alcoba. Y cuando ella se las puso delante para que comiese, asió
de ella, y le dijo: Ven, hermana mía, acuéstate conmigo. Ella entonces le respondió: No, hermano
mío, no me hagas violencia; porque no se debe hacer así en Israel. No hagas tal vileza. Porque
¿adónde iría yo con mi deshonra? Y aun tú serías estimado como uno de los perversos en Israel.
Te ruego pues, ahora, que hables al rey, que él no me negará a ti.
Nota que Tamar no se negó, solamente le dijo que para poder ser suya debía hablar con el rey. Ella
nunca lo rechazó. Muchas veces el miedo al rechazo nos lleva a tomar malas decisiones. Aunque es
difícil, supera tu temor, acércate a la joven que te atrae, háblale, invítala, llámala, escríbele un
poema, nada pierdes con intentarlo. Las mujeres también anímense, háganle ojitos al muchacho,
mándenle una notita, arréglense para él. Dios quiere verlos felizmente casados, pero la fe sin obras
está muerta. ¡Pilas! Hay un refrán que dice: el peor gorgojo se come la mejor mazorca. También
dicen: todo feo tiene su gracia. Aunque creas que no puedes hacer nada por tu apariencia, sí
puedes hacer mucho por tu actitud. Busquen acercarse a la persona que les atrae, no tengan
miedo al rechazo.

Además, asume la actitud correcta. No seas como Amnón que empezó a planear intrigas y
engaños. Es mejor ser sincero e ir de frente. Al toro por los cuernos. Dile abiertamente a la joven
que te agrada su compañía y quisieras conocerla. Si se niega, ella se lo pierde. Además, solamente
una de ellas debe acceder a tu petición, no importa cuántas se nieguen. Mientras pienses que te
dirán “no”, jamás te ilusionarás con el “sí” que puedan darte.

El pecado sexual

2do. libro Samuel 3: 14-15 sigue la historia: Mas él no la quiso oír, sino que pudiendo más que
ella, la forzó, y se acostó con ella. Luego la aborreció Amnón con tan gran aborrecimiento, que el
odio con que la aborreció fue mayor que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón:
Levántate, y vete.

El amor puede desaparecer fácilmente. Cuida tu corazón, no de enamorarte, sino de que el amor
se aleje. Para ser feliz en un noviazgo o matrimonio el amor no basta, necesitas más. Es un buen
primer paso pero no es suficiente. Cuando el pecado entra en el corazón, el amor se va. Como le
sucedió a Amnón, que pecó y no quiso escuchar a su amada y tuvo relaciones con ella antes de
tiempo. Si no la pudo oír para no cometer pecado, tampoco la escuchó para evitar deshonrarla
después. Escucha bien jovencita, hay hombres ansiosos de tener intimidad contigo, pero aunque tu
pareja te ame con todo el corazón, si no estás casada no es tiempo de entregarte en una relación
sexual porque corres el riesgo de que ese amor se convierta en aborrecimiento. Si ese hombre no
te escucha para respetar tu cuerpo tampoco lo hará para respetar tu corazón. Si buscas alguien
que respete tus sentimientos, pensamientos y tu vida, también debe respetar tu cuerpo.

Amnón cometió pecado sexual. Ahora es muy común y secreto, los jóvenes lo esconden pensando
que nadie se enterará y que no tendrá consecuencias. El pecado carnal es un gran estafador.
Cuando la tentación toca la puerta dice “todo va a estar bien, sólo acuéstate con ella”. Este pecado
provoca odio, aborrecimiento e ira. Muchas relaciones de pareja terminan cuando le abren la
puerta al pecado sexual. El noviazgo no es momento para la intimidad. Las caricias insinuantes no
son permitidas en un noviazgo cristiano. Si deseas tener una relación sexual con esa mujer que te
gusta y amas, paga el precio, primero pon el anillo en su mano, cásate y obtén el beneficio.
Hoy ya no llamamos pecado sexual a lo que realmente lo es. Para muchos jóvenes es normal
besarse y acariciarse, porque erróneamente piensan que no hay pecado siempre y cuando no
existe intimidad plena. Cometes pecado con sólo ver a una mujer para codiciarla en tu corazón. No
se necesita que el acto se consume en la carne, con el pensamiento basta. No le des cabida en tu
corazón o mente a la fornicación.

Consecuencias del pecado sexual

Santiago 4:1 nos dice: ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de
vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?

Cuando combates contra pasiones sexuales te enfrentas también al ahogo del amor y el
aborrecimiento hacia tu pareja. Si quieres tener un matrimonio feliz y vivir contento con tu pareja
cuídate del pecado sexual. Tal vez es el camino más placentero y corto pero también es el más
doloroso.

Este pecado trae muchas consecuencias negativas. Los noviazgos se terminan, las personas son
más celosas, llenas de ira y asperezas. No lo cometas, libérate de él, húyele. Cuídate de la
fornicación. El diablo huye de ti si eres firme en Dios, pero el pecado sexual no se aleja tan
fácilmente. Si la televisión, una revista, el internet o estar a solas con tu pareja te orillan al pecado,
huye de esas situaciones. No te dejes dominar. Sal corriendo y deja la batalla. Yo fui novio de mi
esposa por cinco años y ocho meses. Nuestra luna de miel fue la primera vez que estuvimos juntos.
Lo logramos porque nos reconocimos vulnerables frente a la tentación para poder evitarla. Aunque
somos pastores y predicadores con gran unción y gracia ante los ojos de Dios, lo único que nos
permitió guardarnos en santidad fue evitar los momentos de tentación. El pecado puede tocar la
puerta aún del más ungido. Si eres capaz de besar a tu pareja y no desear algo más, eres
privilegiado y te envidio, yo no puedo, así que lo mejor era evitar las situaciones delicadas.

Fui honesto conmigo, con mi novia y con Dios. Nos mantuvimos en santidad evitando momentos
que nos hicieran jugar con el pecado. Si quieres ser libre, comienza por ser honesto y el Señor te
ayudará. No trates de levantar una fachada o intentar ser lo que no eres, sé honesto. Todo joven
pasa por dichas tentaciones, es normal tener esos pensamientos y deseos. Lo que no es normal es
darle cabida a los pensamientos de pecado para tomar una acción equivocada. Dile al Padre que
es tu deseo guardarte hasta el día de tu matrimonio, ofrécele tu mejor esfuerzo por mantenerte
puro y santo porque Él te ama y tú le amas tanto a ÉL como a la persona con quien deseas estar.
Qué pasa cuando el amor se agota

Amnón estaba muy enamorado, sin embargo, pronto ese amor desapareció. Hay parejas con una
experiencia similar. Yo he escuchado a novios, incluso esposos que me dice: “pastor, ya no siento
nada”. Eso sucede cuando dejas que el mal entre en tu relación y ahogue el amor.

Mateo 24:12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.

El pecado enfría el amor, la santidad lo renueva. Este hermoso sentimiento es como una flor, si
quieres que no se marchite debes cuidarlo. Estar enamorado de alguien no es suficiente para ser
feliz, se necesita más que eso. Hay un momento en la vida que nuestras ilusiones corren el riesgo
de acabarse. Cuando era un niño de 4 ó 6 años, mis abuelos nos llevaron a todos los nietos a
disneylandia. Al entrar y ver al ratón Mickey la magia nos envolvió. Salí de allí creyendo que este
personaje y todo cuanto observé era verdadero. Luego, de adolescente de 12 ó 13 años regresé
con la ilusión de saludar a ese ratón que yo suponía real. Después de darle la mano y salir,
repentinamente volteé a ver y descubrí el zipper del disfraz. Fue una gran decepción, se me cayó la
ilusión. También me subí a los mismos juegos de años atrás, pero todo aquello que antes me
impresionaba, en ese momento se convirtió solamente en mecanismos que funcionaban de cierta
forma y eso también me decepcionó. La ilusión se derrumbó y empecé a buscar el truco de todo lo
que antes me asombraba. Ese día perdí el corazón de niño.

Lo mismo sucede con las parejas ilusionadas y enamoradas. Al inicio todo es novedad, uno ve a la
persona perfecta. Hasta el aliento siempre le huele bien, no hay nada que empañe esa percepción
de agrado. Los primeros tres meses crees que definitivamente encontraste al príncipe azul, hasta
que tú también descubres el zipper de su disfraz. Ves que comete errores y entonces inicia la
desilusión. En tu trabajo puede pasar lo mismo. Al inicio todo es ideal, hasta que poco a poco
descubres que allí también hay compañeros que hablan mal del jefe y te das cuenta que no todo es
tan perfecto como parecía.

Los recién casados pasan por una situación similar. Ves al novio tan guapo y a la novia con un
esmerado maquillaje y peinado que tomó tres horas de esfuerzo. Ya en la luna de miel, notas que
aquel hombre que sólo decía palabras dulces, ahora ronca toda la noche. Además, la mujer que
siempre estaba arreglada, se presente tal como es. Luego inician las ofensas o errores y la emoción
se acaba. Este proceso sucede más rápido donde hay pecado. No dejes que el error de otro agote
tu ilusión.

Con los padres sucede lo mismo. Muchos crecieron admirando a sus padres. Ellos eran los héroes
que lo podía y sabían todo. De pronto, los ven como viejos anticuados que no están a la moda,
que solamente regañan y castigan. Además de criticar la ropa que usas y lo que deseas hacer.
Entonces empiezas a admirar a jóvenes de tu edad, que tienen carro o son populares.
Otros llegan a la iglesia muy ilusionados por la idea de entregar su vida al Señor. Van a su célula y
ven a su líder con tal admiración que piensas que sólo le falta la aureola. Luego se dan cuenta que
entre cristianos también se comenten errores. Eso le pasó a Amnón, anhelaba a esa mujer para
luego decirle al ciervo: sácala de aquí y cierra la puerta. No quiso ni oírla. Este es el peligro, cuando
la ilusión se va: primero cierras tu oído a las razones, luego sacas de tu vida a la gente que algún
día amaste, también hablas mal de esas personas y por último le cierras la puerta a esa relación.
Imagina si Jesús hiciera lo mismo sería terrible.

No busques culpables y pide perdón

El amor de algunos hacia su pareja, padres o hijos se ha agotado. Así como la pasión por servir en
tu grupo o iglesia también puede haberse perdido. No cometas el error de Amnón, no culpes a
otro porque esa actitud te impedirá abrir de nuevo la puerta que estás cerrando.

Amnón nunca fue sincero, decidió engañar para lograr sus objetivos. Si hubiera reconocido su error
y pide perdón por engañar a esa mujer y forzarla todo hubiera sido diferente. Es muy fácil culpar a
otro. La esposa puede culpar a su marido por la ruptura, aunque sería más honesto decir que no
se sujetó al esposo. Los hijos pueden culpar a sus padres de incomprensión o falta de atención,
pero sería más honesto decir que ellos tampoco han honrado a sus progenitores.

Es fácil criticar a tu jefe por un regaño o despido, pero es más honesto reconocer que también
murmuraste de él. Cuando pecas, tu corazón se endurece. Es fácil cortar a tu novio o desistir de tu
célula porque te ofendieron, pero es más honesto reconocer el orgullo de tu corazón. Es mejor ser
honesto, ya no culpes a otros, mejor observa tu interior. Verás que tal vez iniciaste con un pecado a
escondidas, viste mal a otra mujer, la codiciaste en tu corazón y eso trajo problemas en tu
matrimonio. Quizá tu esposa no lo notó pero Dios sí y eso te trajo dificultades. Ahora dices que tu
esposa es mala y no te das cuenta que fue esa actitud tuya la que trajo algo desagradable a tu vida.
Algunos se apartan de Dios, dejan de orar y culpan a otro cristiano por su actitud.

En Eclesiastés 7:10 leemos: Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron
mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría.

Cuando en alguna relación de tu vida, novia, padres, en tu grupo, el pasado fue mejor que el
presente y no sabes la razón es porque allí hay falta de sabiduría y sensatez delante de Dios para
reconocer tu error. Ahora es un momento de honestidad contigo y con el Señor, deja de señalar a
otro.
Recupera tu primer amor

Apocalipsis 2: 1-5 advierte: Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas
en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus
obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los
que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido
paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo
contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y
arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de
su lugar, si no te hubieres arrepentido.

Si has perdido tu primer amor, arrepiéntete ahora y pídele a Dios que te ayude a recuperar ese
corazón fresco capaz de ilusionarse. Yo recuperé la ilusión de ver al ratón Mickey, cuando regresé a
Disneylandia con mis hijos y aprecié todo a través de sus ojos infantiles. No dejes que tu corazón
envejezca. Vuelve a ser aquel niño que no dudaba. La Biblia dice que el amor todo lo cree. Vuelve a
tus padres, a tu mujer, a tus hijos y al Señor, no pierdas la pasión por vivir, compartir y servir.

Recupera el amor por tu familia, la honra por tus líderes y la entrega por las ovejas. Hazlo por tu
propia salud emocional, por mantenerte como un niño, porque son ellos quienes entrarán en el
Reino de los Cielos. Pide perdón por tus actitudes, no cierres la puerta ni menosprecies a nadie.
Abre tu corazón y entrégaselo al Señor que es fuente de todo amor.

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