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CASACION SOBRE LOS HECHOS

CASACION SOBRE LOS HECHOS


SCC 26-5-2010
Cambio de criterio sobre suposición falsa por desviación ideológica:
puede referirse a una conclusión del juez
SCC 25-2-04
Regla de valoración de los documentos emanados de tercero y
ratificados por testimonio
Caso de un peritaje extrajudicial
SCC 16-9-03
Comunidad de la prueba
SCC 24-9-03
Cómo debe proceder el Juez al examinar la prueba de testigos
SCC 12-6-03
Documento no registrado
SCC 13-3-03
Regla de valoración de la prueba de testigos
SCC 24-1-02
Influencia en el dispositivo del silencio de prueba
SCC 5-4-01
Silencio de prueba
SCC 5-4-01
Error de juzgamiento. Cuándo se comete.
Pruebas. Silencio de Pruebas. Infracción de Ley. Técnica para su
denuncia. AMPLIACIÓN DE DOCTRINA. VOTO SALVADO
Silencio de pruebas. Cuándo se produce
SCC 5-2-02
Confesión judicial y extrajudicial
Control de casación sobre los indicios
SCC 3-4-03
Indicios y presunciones, su valoración
SCC 29-01-02
Error en la interpretación del contrato
SCC 11-10-01
Suposición falsa. Las falsas apreciaciones del juez atribuidas al
libelo de la demanda no configuran suposición falsa.
SCC 2-8-01
Confesión. La confesión espontánea practicada en cualquier estado
y grado de la causa. (RATIFICA JURISPRUDENCIA)
SCC 29-1-02
Error en la interpretación del contrato
SCC 27-4-01
Pruebas. El vicio de silencio de pruebas puede ser denunciado por
cualquiera de las partes. Ratifica doctrina
SCC 15-11-00
Pruebas. No existe prueba sin importancia. Todas ante el juzgador
merecen ser tenidas en cuenta. RATIFICA DOCTRINA DEL 24-02-00
Pruebas. Silencio de Pruebas. Se ratifica el cambio de doctrina del
silencio de pruebas.
SCC 10-8-00
Alcance del contenido del art. 12 CPC
Las normas de derecho probatorio guían al juez en su trabajo lógico
de sentenciar.
SCC 19-7-00
Silencio de Prueba. Cuándo se configura. Se ratifica doctrina
SCC 19-7-00
Suposición falsa. Segundo caso, Cuándo se verifica.
SCC 19-7-00
Testigos. Requisitos del acto de examen del testigo. Se ratifica
doctrina.
Testigos. Control de la prueba testimonial. Se ratifica doctrina.
SCS-SENTENCIA 22-2-01.

SCC 26-5-2010
Ponencia del Magistrado Luís Antonio Ortiz Hernández. Exp. 09-
532, dec. 187:
Cambio de criterio sobre suposición falsa por desviación ideológica:
puede referirse a una conclusión del juez
En el presente caso, el formalizante señala como hecho positivo y
concreto que la recurrida, derivado de un erróneo análisis del acta de
asamblea de accionistas de fecha 29 de octubre de 1999, de la sociedad
mercantil denominada Desarrollos Valle Arriba Athletic Club C.A.,
distorsionó el vocablo acreencia y a fuerza de interpretación se
estableció que equivale a aporte.
Al respecto esta Sala, con ponencia del mismo Magistrado que con tal
carácter suscribe la presente decisión, en su fallo Nº RC-174, de fecha
27 de marzo de 2007, Exp. Nº 2006-588, ratificado mediante
sentencia N° RC-307 del 3 de junio de 2009, Exp. N° 2008-487, en torno
al vicio de suposición falsa reiteró que: “...Para que exista el vicio, éste
tiene que consistir en una afirmación del hecho positivo y concreto. Así
ha dicho la Sala. “El falso supuesto se caracteriza por el error
material. Pero nunca el de raciocinio o apreciación de la
prueba”. (Sentencia del 17-5-60, G.F. Nº 28, Seg. Etapa Pág. 139); “No
es falso supuesto el eventual desacierto de los jueces en
apreciaciones que corresponden a su soberanía”. (Sentencia del 1-2-
62. G.F. Nº 35, Seg. Etapa. Pág. 32).
La Sala también ha señalado al respecto lo siguiente: “Está exponiendo
no un hecho concreto, sino una conclusión a la cual llegó luego de
examinar las pruebas; por lo tanto, tratándose no de un hecho sino
de una conclusión del Juez, la misma no es atacable como
suposición falsa”. (Sentencia de esta Sala del 22 de marzo de 2002,
Fallo N° RC-188, Exp. N° 2000-461-2000-300, caso: firma Mercantil
FERLUI C.A. contra la Sociedad Mercantil INVERSIONES TEKA 2850 C.
A.).
También se ha pronunciado al respecto expresando lo siguiente: “En
otras palabras, como lo señala la doctrina de la Sala, en la sentencia
dictada el 5 de mayo de 2009, caso: Zoila Mercedes Acosta (...) si del
contenido de las actas que cursan en autos se evidencia que el
establecimiento de ese hecho tiene soporte probatorio como
acontece en el sub iudice (...) tal hecho no puede resultar falso
como lo afirma el recurrente, sino que constituye una conclusión
del juez luego de analizar las pruebas (...) en consecuencia no
habría suposición falsa (...) lo que se hace en la denuncia es señalar
el hecho positivo y concreto como la conclusión del juez respecto
de una mención que se encuentra en la prueba analizada. (...) “El
vicio de suposición falsa no puede recaer sobre apreciaciones o
conclusiones respecto a las consecuencias jurídicas de los hechos,
que aunque sean erradas, las mismas no constituyen el
establecimiento de un hecho sino la consecuencia de la actividad
intelectual que hace el juez, luego de establecer los hechos, que, en
su criterio, se producen desde la perspectiva de la cuestión que se
debate. En consecuencia, no es cierto, como sostiene la denuncia,
que haya incurrido el sentenciador de alzada, en una suposición
falsa. (Sentencia de esta Sala del 22 de octubre de 2009, Fallo N° RC-
558, Exp. N° 2009-304, caso: sociedad mercantil PANTA
CINEMATOGRÁFICA C.A., contra la Sociedad Mercantil BANCO
CONSOLIDADO, C.A., S.A.C.A., y otra).
Ahora bien, sería muy fácil para esta Sala decir que tal afirmación
corresponde a las conclusiones jurídicas a las que arribó la juez
luego de analizar y valorar los medios probatorios aportados por las
partes. Pero la verdad no es así.
En el presente caso, quedó probado y reconocido en la sentencia
recurrida, que el ciudadano Vicente Emilio Capriles, parte demandante,
en su calidad de socio, entregó a la sociedad mercantil Desarrollos Valle
Arriba Athletic Club C.A., parte demandada, la cantidad de doscientos
cuarenta y tres mil quinientos quince dólares de los Estados Unidos de
Norte América ($ 243.515,00).
El juez de alzada luego de dar por probada tal situación, concluyó que
tal suma de dinero lo recibió la sociedad mercantil demandada como un
“aporte” singular del socio y no como un préstamo. Para ello, el juez le
dio un giro interpretativo al acta de asamblea de accionistas de fecha 29
de octubre de 1999, de la sociedad mercantil denominada Desarrollos
Valle Arriba Athletic Club C.A., donde se menciona la palabra acreencia
del socio Capriles, y concluyó que acreencia no siempre es obligación o
préstamo a interés, “...sino que la misma constituye un genérico que
debe entenderse como todo derecho que tiene una persona para pedir o
exigir el cumplimiento de una obligación de dar, hacer o no hacer...”.
Entiende esta Sala, que independientemente del esfuerzo del juez
superior en disminuir el peso específico de la palabra acreencia, tratando
de diluirlo e interpretarlo como “cualquier cosa”, concluyendo que el
ciudadano Vicente Emilio Capriles, parte demandante, en su calidad de
socio, entregó a la sociedad mercantil Desarrollos Valle
Arriba Athletic Club C.A., parte demandada, la cantidad de doscientos
cuarenta y tres mil quinientos quince dólares de los Estados Unidos de
Norte América ($ 243.515,00), como un simple aporte a cambio de nada,
que dicha afirmación es inaceptable y es una cuestión que no puede
pasar por alto este máximo Tribunal del país, dado que es insostenible
que el juez le conceda dicho monto como un aporte del socio sin
obligación de nada ni contraprestación alguna, sin restituirlo, sin
reconocerlo al menos como acciones de la sociedad a favor del
demandante.
A este respecto cabría preguntarse, ¿entonces dicho aporte a capital de
la compañía que finalidad tenía?, es incomprensible para esta Sala, que
simplemente, el juez lo haya convertido en una donación del demandante
y que este entregó dicha suma de dinero y la perdió, así de simple, tesis
jurídica que es inaceptable para esta Sala.
Ahora bien, en diversas oportunidades ha señalado esta Sala que los
jueces son soberanos en la interpretación de los contratos, salvo que se
equivoque en su calificación o incurra en la desnaturalización o
desviación intelectual de su contenido.
Asimismo, la Sala ha establecido que ‘...el límite entre la soberana
interpretación del contrato y la tergiversación o desnaturalización
de la voluntad contractual está constituido por la compatibilidad de
la conclusión del Juez con el texto de la mención que se interpreta.
Si el establecimiento de los hechos por el Juez es compatible con la
expresión de la voluntad de las partes, estamos en la esfera de la
interpretación; si, por el contrario, la conclusión del sentenciador
no es compatible con el texto, estaríamos en presencia de una
desnaturalización del contrato...”
En este sentido, el fallo N° 241 del 30 de abril de 2002, caso: Arturo
Pacheco Iglesia y otros c/ Inversiones Pancho Villas, C.A.,
expediente N°: 00-376, estableció lo siguiente:
“La Sala considera que los jueces de instancia están facultados para
establecer la calificación jurídica que consideren apropiada a las
relaciones contractuales existentes en los juicios en los que están
llamados a conocer, con independencia de la calificación que al respecto
hubieren hecho las partes, siempre y cuando no distorsionen los hechos
que hubieren sido alegados por ellas. Así, la calificación jurídica de una
determinada relación contractual constituye un pronunciamiento de
derecho, sólo cuestionable a través de la correspondiente denuncia de
fondo, que le es dable al juez como consecuencia del
principio iuranovit curia”
De igual forma se sentenció en fallo N° 57 del fecha 27 de febrero de
2003, caso: Manuel Rocha Pita c/ Quirino José Montaggioni Ortiz,
Expediente N°: 02-072, en el que se estableció:
“El artículo 12 del Código de Procedimiento Civil, establece:
‘...En la interpretación de contratos o actos que presenten oscuridad,
ambigüedad o deficiencia, los jueces se atendrán al propósito y a la
intención de las partes o de los otorgantes, teniendo en mira las
exigencias de la ley, de la verdad y de la buena fe...’
El anterior precepto normativo le atribuye a los jueces de instancia la
interpretación de los contratos, quienes realizan la labor de indagar la
voluntad e intención de las partes contratantes al establecer
determinadas obligaciones y derechos. Los Tribunales del fondo son los
únicos que pueden establecer lo que cada una de las partes ha dado o
prometido, el alcance y extensión de las respectivas prestaciones y hasta
las consecuencias que pudieron ser previstas al tiempo de celebrar el
convenio. En consecuencia, la interpretación de los contratos es materia
reservada a los jueces de instancia, de la cual, sólo puede conocer esta
Sala, cuando se denuncie la comisión por el Juez de una suposición falsa
o un error en la calificación del contrato; motivo por el cual las
conclusiones que aquéllos sostengan en ese campo, escapan a la
censura de casación, salvo que se alegue alguna de las situaciones
excepcionales en que esta Suprema Instancia, pueda extenderse al
establecimiento y apreciación de los hechos o al fondo de la
controversia”.
De los anteriores criterios jurisprudenciales se desprende que si bien los
jueces de instancia son los facultados para interpretar y calificar los
contratos, tal actividad no puede, de ninguna manera, distorsionar los
hechos que hubieren sido alegados por ellas, pues su labor es la de
indagar la voluntad e intención de las partes contratantes al establecer
determinadas obligaciones y derechos, y en caso de incurrir en tal
infracción, esta Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia,
estará facultada –previo cumplimiento de los requisitos necesarios del
escrito de formalización-, para descender a las actas del expediente y
conocer los errores de hecho al juzgar los hechos en que hubiese
incurrido el juez de alzada.
En este caso, el formalizante enfocó su denuncia a través de la figura de
la tergiversación intelectual, que sería la única forma posible de hacerlo.
Pues no hay otra, dado que lo que se combate es precisamente la
delicada tarea del juez superior que “hilando fino” descontextualizó la
palabra acreencia, le suprimió el peso específico y la transformó en una
frase hueca, sin fuerza jurídica.
Se está aseverando, como lo constató la Sala de la lectura del acta de
asamblea que contiene el contrato y del fallo recurrido antes transcrito, la
desviación intelectual, no una suposición falsa en sentido estricto. Sólo
que la doctrina de la Sala exige “pedir prestado” en sentido analógico el
primer caso de suposición falsa, pero no para combatir un hecho sino
realmente un ejercicio intelectual producto de múltiples razonamientos
del juez. Lógicamente no se combate un hecho puro y simple, sino el
razonamiento final de la recurrida producto del “travisamento” italiano, o
la desnaturalización por desviación intelectual o ideológica y
el “mal juge” de la doctrina francesa, como ya se explicó en este fallo.
Y esto no es otra cosa, que atacar la conclusión del juez. El criterio de
combatir el hecho y no la conclusión jurídica está bien para la denuncia
de suposición falsa “estrictu sensu”, pero no para la denuncia por
desviación intelectual, pues, allí nunca se controlarían hechos sino
conclusiones jurídicas inexactas. No se puede exigir en la denuncia de
desviación intelectual que sólo se combata un hecho puro y simple, por
cuanto ello es imposible.
En este caso, como ya se explicó el juez de la recurrida con su forma de
proceder y en un esfuerzo por disminuir el peso específico de la palabra
acreencia, tratando de diluirlo e interpretarlo como “cualquier cosa”,
concluyó que el ciudadano Vicente Emilio Capriles, parte demandante,
en su calidad de socio, entregó a la sociedad mercantil Desarrollos Valle
Arriba Athletic Club C.A., parte demandada, la cantidad de doscientos
cuarenta y tres mil quinientos quince dólares de los Estados Unidos de
Norte América ($ 243.515,00), como un simple aporte a cambio de nada,
lo cual constituye un clásico caso de tergiversación intelectual o
desnaturalización conceptual por desviación ideológica de los términos
del contrato, y apartándose de esta manera de la intención de los
contratantes, derivado de un erróneo análisis del acta de asamblea de
accionistas de fecha 29 de octubre de 1999, de la sociedad mercantil
denominada Desarrollos Valle Arriba Athletic Club C.A., distorsionando el
vocablo acreencia y estableció que era un aporte. Así se declara.
Por las anteriores consideraciones, esta Sala de Casación Civil, declara
con lugar la presente denuncia de suposición falsa del primer tipo por
desviación ideológica o intelectual en la interpretación del contrato. Así se
establece.
SCC 25-2-04
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº 01-464, dec. Nº 88:
Regla de valoración de los documentos emanados de tercero y ratificados
por testimonio
Caso de un peritaje extrajudicial
En interpretación y aplicación de esta norma, la Sala ratificó el precedente
jurisprudencial y dejó sentado que “...La inclusión del artículo 431 en la reforma
del Código de Procedimiento Civil vigente desde 1987 tuvo por objeto aclarar
que los documentos privados emanados de terceros que no son parte en el
respectivo juicio ni causantes de las partes que contienden en él no se rigen
por los principios de la prueba documental, por lo que no le son aplicables a
tales documentos las reglas de los artículos 1.363 y 1.364 del Código Civil,
sino que para ser admitidos y valorados como un medio de prueba idóneo en
un juicio en el cual no sean partes los otorgantes de tales documentos, ellos
deben ser traídos al juicio como una mera prueba testimonial, no siéndoles
atribuibles más valor que el que pueda resultar de su ratificación por el tercero
al cual se le presenten como un simple auxilio de precisión, para que entiendan
mejor lo que se le pregunta...”. (Sentencia de fecha 15 de julio de 1993,
Corporación Garroz C.A. c/ Urbanizadora Colorado C.A., ratificada el 28 de
abril de 1994, Hernán Valecillos c/ Nelson Troconis).
En correspondencia con ese criterio, el autor Román José Duque Corredor ha
expresado que no se trata de una prueba documental, sino un testimonio, que
debe ser apreciado por las reglas de valoración de la prueba de testigo prevista
en el artículo 508 del Código de Procedimiento Civil, y no de acuerdo con las
de los documentos privados a que se contrae el artículo 1.363 del Código Civil.
(Apuntaciones Sobre el Procedimiento Civil Ordinario, pág.
216. Edt. Alva S.R.L. Caracas).
En igual sentido, Arístides Rengel Romberg ha indicado que “...no se aplican
aquí las reglas relativas al reconocimiento de instrumentos producidos por una
parte en juicio... porque el documento no emana de la otra parte, sino de un
tercero (testigo), razón por la cual el tratamiento procesal establecido en la ley
es el de la prueba de testigos, dada la naturaleza de la declaración contenida
en el documento, asegurándose así el contradictorio en esta etapa de la
instrucción del proceso, mediante las repreguntas que puede formular la parte
contraria al testigo, quedando así la valoración de la prueba sometida a la regla
general de apreciación de la prueba de testigos...”. (Tratado de Derecho
Procesal Civil Venezolano, Vol. IV, Pág. 353).
Acorde con esas opiniones doctrinarias, el autor Jesús Eduardo Cabrera ha
señalado que “...No es esta la situación con los documentos que conforme al
artículo 431 del Código de Procedimiento Civil (207), el testigo puede ratificar
dentro del proceso. Ellos no van a obrar como prueba documental y su
cuestionamiento sólo podrá hacerse como parte del control de la prueba
testimonial, de ser ello posible. (Las menciones del testigo sobre dichos
documentos, se ratificarán o aclararán con las repreguntas)...”.(Contradicción y
Control de la Prueba Legal y Libre, Tomo II. Pág. 225).
No obstante, la Sala recientemente modificó su criterio y estableció que de
conformidad con lo previsto en el referido artículo 431 del Código de
Procedimiento Civil, la ratificación mediante testimonio es un presupuesto de
eficacia del documento emanado de tercero, razón por la cual constituye una
norma jurídica expresa para el establecimiento de la prueba documental.
(Sentencias de fecha 20 de diciembre de 2001,
Vicente Geovanny Salas Uzcategui c/ Luis Alfonso Urdaneta Goyo, y 30 de
abril de 2002, Fundación Poliedro de Caracas c/ Water Brother Producciones
de Venezuela, C.A.).
Y con mayor precisión en el examen y decisión de las denuncias de silencio de
prueba del testimonio del tercero que ratifica el documento emanado de él, ha
indicado que dicha ratificación sólo persigue otorgar eficacia a dichos
documentos, por lo que de ser éstos examinados, en definitiva no se produce el
vicio denunciado. (Fallo de fecha 15 de noviembre de 2000, American Sur, S.A.
c/ Pedro Añez Sánchez).
Ahora bien, los anteriores criterios de la Sala se apartan de los antecedentes
jurisprudenciales que motivaron la incorporación del artículo 431 del Código de
Procedimiento Civil, así como de las opiniones doctrinarias sostenidas por
reconocidos juristas patrios, y favorece la formación de documentos y pruebas
en componenda de alguna parte con terceros, los cuales carecen de fecha
cierta y, por ende, permiten la posibilidad de crear obligaciones anteriores a la
relación jurídica discutida, pruebas éstas que a pesar de ser anticipadas,
adquieren la eficacia probatoria del documento privado reconocido u auténtico,
la cual es mayor que otras pruebas simples, creadas en el proceso, con
participación del juez y mediante el efectivo control y contradicción por las
partes.
El mecanismo previsto para el reconocimiento de documentos privados, sólo
rige para aquellos emanados de la parte a quien se opone, lo que encuentra
justificación en su desinterés de que se fabriquen pruebas que podrían
desfavorecerle, lo que no se cumple respecto del tercero, quien podría
pretender beneficiar a alguna parte, aún a sabiendas de que se está
desfigurando la verdad de los hechos ocurridos en el caso concreto y que
conforman el tema a decidir.
Por esa razón, la Sala expresamente abandona los expresados criterios y
retoma el anterior, de conformidad con el cual el documento emanado de
tercero, formado fuera del juicio y sin participación del juez ni de las
partes procesales, no es capaz de producir efectos probatorios. Estas
declaraciones hechas por el tercero que constan en dicho documento,
sólo pueden ser trasladadas al expediente mediante la promoción y
evacuación de la prueba testimonial, que es la única formada en el
proceso, con inmediación del juez y con la posibilidad efectiva de control
y contradicción, en cuyo caso, por referirse el testimonio a su contenido,
de ser ratificado, las declaraciones pasan a formar parte de la prueba
testimonial, las cuales deben ser apreciadas por el juez de conformidad
con la regla de valoración prevista en el artículo 508 del Código de
Procedimiento Civil.
Ahora bien, cabe advertir que en el caso concreto no se trata de un
documento negocial emanado de tercero, sino de un informe técnico o
pericial extraprocesal.
En efecto, el ajuste de pérdidas contiene las declaraciones de conocimiento
emitidas por expertos sobre hechos percibidos por ellos y su valoración técnica,
la cual consta por escrito en respuesta al requerimiento de una o ambas partes,
de forma anticipada al juicio. El fin perseguido es la comprobación del siniestro,
las posibles causas, los daños sufridos y su valoración en dinero.
El ajuste de pérdidas sólo puede ser practicado por personas previamente
autorizadas por el Ministerio de Hacienda, a través de la Superintendencia de
Seguros, de conformidad con lo previsto en los artículos 2 de la Ley de
Empresas de Seguros y Reaseguros y 1º de su Reglamento.
La concesión de la referida autorización requiere la previa demostración de que
el solicitante tiene una experiencia mínima de tres años como ajustador de
pérdidas auxiliar, o de que ha efectuado estudios sobre la materia o tiene los
conocimientos prácticos que, a juicio de la Superintendencia de Seguros, sea
suficiente para considerar que está calificado o capacitado profesionalmente en
determinados ramos de seguros, de conformidad con lo previsto en el artículo
177 del Reglamento General de la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros.
Cabe advertir que si bien la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros fue
modificada mediante Decreto Presidencial N° 1.545, reimpreso por error
material en Gaceta Oficial N° 5.561, extraordinaria, de fecha 28 de noviembre
de 2001, sus efectos fueron suspendidos en sentencia dictada por la Sala
Constitucional en fecha 18 de septiembre de 2002, lo cual determinada la
aplicación y vigencia de las normas referidas precedentemente.
Ahora bien, este informe técnico extraprocesal, por el hecho de estar
documentado, no trasmuta su esencia para adquirir la del medio que es capaz
de representarlo históricamente, pues su naturaleza está determinada por las
declaraciones de conocimiento que dicho instrumento contiene.
Sin embargo, no existe norma especial que regule la eficacia jurídica del ajuste
de pérdidas. En relación con ello, la Superintendencia de Seguros en dictamen
Nº 14, proferido en el año 1999, estableció que “...no existen garantías del
mérito probatorio que se le pueda asignar al mencionado ajuste... ya que tales
aspectos quedan sujetos a la valoración del juez que conozca del asunto...”.
Resulta de importante consideración, la opinión sostenida en la doctrina
respecto de este tipo de dictámenes periciales, rendidos sin intervención de un
funcionario judicial, fuera del proceso, y sin diligencia previa, mediante encargo
privado de la persona interesada y por experto escogido por ésta.
En este orden de ideas, es oportuno considerar el criterio sostenido
por Devis Echandía, de acuerdo con el cual “...Este dictamen vale como
testimonio, en cuanto a la relación de hechos verificados por expertos en el
desempeño del encargo privado, siempre que se entienda que debe ser
ratificado, con las formalidades legales del testimonio judicial, en el curso del
proceso, en cuyo caso tiene valor de testimonio técnico, y en modo alguno le
otorga valor probatorio al dictamen extraprocesal...”. (Teoría General de la
Prueba Judicial, Tomo 2, 356 a 358).
En igual sentido, Jesús Eduardo Cabrera Romero sostiene que “...El
dictamen extraprocesal escrito es un documento en sentido genérico, pero en
particular, es una pericia, la cual para que tenga fuerza de tal, según el CPC,
debe ser ordenada y evacuada en juicio, y sólo así el juez podrá valorarla por
la sana crítica. Si estos dictámenes extraprocesales se pretenden hacer valer
en una causa, a quienes los hicieron habrá que promoverlos como testigos, a
fin de que los ratifiquen o no como parte de su testimonio...”. (Contradicción y
Control de la Prueba Legal y Libre. Tomo I. Pág. 321).
La Sala comparte los anteriores criterios doctrinales, y en consecuencia,
deja sentado que el informe técnico o pericial es documento en sentido
amplio, y por esa razón debe ser ratificado en el juicio de conformidad
con lo previsto en el artículo 431 del Código de Procedimiento Civil, en
cuyo caso la prueba que se forma en el proceso es la testimonial. Por
cuanto el informe técnico queda comprendido en el testimonio, respecto
del que las partes pueden interrogar y repreguntar, el contenido de éste
pasa a integrar la prueba testimonial formada en el proceso, por lo que
ambos –informe e interrogatorio- deben ser apreciados de acuerdo con lo
previsto en el artículo 508 del Código de Procedimiento Civil.
SCC 16-9-03
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº 02-530, dec. Nº 508:
Comunidad de la prueba
De una lectura exhaustiva relacionada con el contexto generalizado del escrito
de formalización presentado por el recurrente de cuyo contenido se ha
transcrito una parte, la Sala constata que, salvo las documentales que expresa
acompañó con el libelo de demanda, el resto del material probatorio que acusa
como silenciado, está circunscrito a las pruebas que promovió su contraria (el
demandado), toda vez que él, no promovió prueba alguna en el lapso
correspondiente. Respecto a estos supuestos y en relación al principio de la
comunidad de la prueba la Sala en sentencia N°.194 de fecha 28 de abril de
2003 Exp.01-102 del juicio de Andrés Borbollo contra auto Escuela Chacaito,
señaló:
“...Ahora bien, del texto de la decisión recurrida se constata que, la testimonial
del ciudadano Eduardo Luis Pachano Calderón, fue promovida por el
demandado no recurrente, la Sociedad Mercantil Microsoft Corporation. Sin
embargo, en fundamento a la doctrina anteriormente transcrita, las pruebas
legalmente incorporadas al proceso pertenecen a las partes que lo
protagonizan, independientemente de quien las haya promovido. Asimismo, la
Sala pudo comprobar que el recurrente no promovente en ningún momento en
la instancia señaló el objeto de lo que pretendía probar con la testimonial
promovida por su contraparte, de manera que al no señalar el objeto del medio
probatorio del cual quiere valerse –de conformidad con lo sostenido por la
Sala en las dos primeras denuncias- no puede traducirse cuál es el interés del
recurrente en la testimonial del ciudadano Eduardo Luis Pachano Calderón.
Por lo tanto, por razones de economía procesal y en fundamento a la
necesidad de la estabilidad de los procesos, la Sala considera que, la nulidad
de la decisión recurrida no puede tener su causa en los errores de las partes,
sino exclusivamente en aquellas faltas del tribunal que sean contrarias al orden
público o perjudiquen los intereses de las partes litigantes, lo cual lleva a
concluir a esta Sala, que la falta de indicación en la instancia por parte del
recurrente no promovente del objeto perseguido con la prueba testimonial del
ciudadano Eduardo Luis Pachano Calderón, ya sea en el acto de evacuación
del testigo o en informes -que constituye la última actuación de las partes
donde se resumen sus pretensiones y contradicciones y señalan sucintamente
al sentenciador la finalidad del acervo probatorio en que fundamentan sus
intereses-, lleva a concluir a esta Sala que la parte recurrente
no promovente carece de interés procesal para denunciar el silencio de
pruebas en la declaración de la testimonial objeto de la denuncia.
Por consiguiente, al no señalar el recurrente en la instancia el objeto del medio
probatorio que denuncia, la Sala no puede verificar el interés procesal del
recurrente en su condición de parte agraviada por el acto para invalidar la
decisión recurrida,...” (El resaltado es de lo transcrito)
En el caso particular se verifica que el hoy recurrente no indicó en la instancia
el objeto perseguido con la prueba que dice fue silenciada, razón por la cual en
atención a la doctrina transcrita la denuncia sobre este punto debe
desestimarse por improcedente. En cuanto a la documentación que dice
acompañó al libelo, especialmente las copias del juicio penal es evidente que al
no haber promovido pruebas en el lapso correspondiente, en principio pudieran
considerarse igualmente sin motivaciones u objetivos probatorios para también
desestimarlas, no obstante sobre estos supuestos pudieran tenerse como tales
los alegatos esgrimidos en
SCC 24-9-03
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº 00-039, dec. Nº 553:
Cómo debe proceder el Juez al examinar la prueba de testigos
En ocasión al punto que ha sustentado el recurrente en su denuncia,
esta Sala encuentra la oportunidad para abordar con profundidad
pedagógica el tema relacionado con la estructuración y valoración de
la prueba testimonial, por parte del juez. Al respecto, a nivel de este
Máximo Tribunal se han tejido innumerables considerandos, que lejos
de establecer una determinación constante y definitiva, sin lugar a
duda sólo han generado incertidumbre tanto en los jueces como en
los justiciables y sus abogados. Esta situación en la actualidad viene a
ser atemperada por los principios y garantías previstas en los artículos
26 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
con lo cual es necesario que la justicia, sin apartarse de las reglas
mínimas de la “contienda”, logre alcanzar los efectos inmediatos y
obligantes, como lo es declarar definitivamente el fin del conflicto o la
controversia.
Para una mejor inteligencia de este análisis la Sala estima pertinente
transcribir extractos relevantes sobre algunas de las decisiones
dictadas en relación con la valoración de la prueba de testigo.
Veámoslos:
La Sala en sentencia del 7 de agosto de 1991 reiterada el 2 de marzo
de 1995, ya se había inclinado en señalar:
“...La prueba testimonial exige que los jueces expresen los elementos
intelectuales mínimos que le han servido para valorar esta prueba.
Y en este sentido, es imprescindible que se indique, así sea en
forma resumida, los particulares acerca de los cuales fueron
repreguntados los testigos, las respuestas que dieron, así como
también los hechos pertinentes que el sentenciador da por
demostrados con la evacuación de dicha prueba, todo ello a los fines
de declarar si la acción a la excepción ha sido bien fundada en los
hechos...” (Lo resaltado es de la Sala)
En sentencia N° 49, de fecha 27 de marzo de 1996, Exp. N° 95-834 en
el juicio intentado por Catalino de Jesús Aldasoro, expresó:
“...El acto de examen del testigo, entre otros requisitos, debe contener.
A) las contestaciones que el testigo haya dado al interrogatorio; y b)
las preguntas que le haya dirigido la parte contraria, su representante
o el juez y las respectivas contestaciones. (...) debe ser sumamente
cuidadoso en trasladar a la sentencia la parte más importante de la
misma (...) Si no diere cumplimiento a estos requisitos, resultará
sumamente difícil para el juzgador, analizar la prueba y estimarla
(...Omissis...)
es indispensable que el juez traslade a la sentencia la motivación
suficiente que le permita a la Sala controlar la prueba testimonial. De
lo contrario, como ha acontecido en el caso de autos, el fallo carece
de fundamentación, debido al traslado incompleto y parcial del
interrogatorio y de las repreguntas (...)
La Sala debe reiterar su criterio, que el juez no está obligado a
exponer sus razones por las cuales aprecia y valora la declaración del
testigo, pues como antes se indicó, sólo cuando desecha el testigo,
debe fundamentar su determinación...”
El contexto jurisprudencial trascrito, fue ratificado en sentencia N° 381
de fecha 30 de junio de 1999 Exp.99-182 en el juicio de María
Auxiliadora Cols Matheus contra Centro Clínico Panamericano C.A.,
en la cual la Sala, concluyó:
“...Al no haberse mencionado en la recurrida las preguntas y
repreguntas formuladas por ambas partes a los testigos
señalados, ciertamente se quebrantó el ordinal 4° del artículo 243
del Código de Procedimiento Civil, siendo inmotivado el fallo, y
en consecuencia, deberá declararse procedente esta delación...”
(Negritas de la Sala)
Dentro de ese mismo estilo en sentencia N°RC-0133, de fecha 22 de
mayo de 2001, Exp. 00002 del juicio de Ferrum C.A.
contra Sidero Galvánica C.A., con ponencia del Magistrado que con
tal carácter suscribe ésta, se resolvió:
“’...la recurrida no indica, ni siquiera en forma resumida, las
preguntas formuladas y respuestas dadas por los testigos (...) en
la evacuación de la prueba testimonial, así como tampoco indica
si fueron o no repreguntados.
Se limita a indicar los hechos que quedaron demostrados a
través de la referida prueba, obviando tales conclusiones, lo que
hace prácticamente imposible el control de la prueba testimonial
al no trasladar a la sentencia la motivación suficiente por falta de
indicación del interrogatorio, así como sus respuestas....’
Aplicada la doctrina transcrita, al caso de las testimoniales
delatadas como silenciadas, se colige que efectivamente, como
se denuncia, la recurrida deja de analizarlas ya que, en éllas (sic)
no se redacta, ni de manera resumida, las preguntas formuladas y
respuestas dadas por los testigos....” (Negritas de la Sala)
La doctrina imperante en esta Sala Civil, como puede observarse
instituye un híbrido que lleva a considerar que el juez debe transcribir
a la saciedad y trasladar toda el acta de evacuación del testigo, y a la
vez habla de resumen de los particulares de las preguntas y
repreguntas que se le formulen y las respuestas dadas, de este modo
existe una dicotomía que a juicio de la Sala debe ser claramente
establecida dentro de los preceptos actuales de nuestra constitución.
En ese estilo se concentra la doctrina de la Sala de Casación Social
de este Tribunal Supremo de Justicia, que sobre ese mismo tema,
ratificando el criterio establecido el 22 de marzo de 2000 en el Exp.
99-235, en fecha 24 de octubre de 2001, sentencia N° 264 Exp.
01390, caso de Ricardo Minakowski contra Canteras de Oriente C.A.,
estableció:
“...considera que al pronunciarse con respecto a la declaración de un
testigo, el juez no está obligado a transcribir integra ni resumidamente
el contenido de las preguntas y repreguntas con sus respuestas, pues
su deber es indicar las razones por las cuales estima o desestima,
según el caso, lo dicho por el testigo, es decir, debe señalar
expresamente lo que lo lleva a la convicción de que éste le merece fe
o por el contrario considera que incurrió en reticencia o falsedad...”
En ese orden de ideas, esta Magistratura de un detenido y
profundo estudio, en relación a la carga impuesta
al jurisdicente de instancia, por vía de la doctrina comentada, en
cuanto a la valoración testimonial, estima que es inadecuado y
contrario a la celeridad y simplicidad de la administración de
justicia exigirle, que el mismo consigne tediosamente en su
sentencia el cúmulo de preguntas y repreguntas que se le
formulen al testigo, así como cada una de las respuestas a la cual
se contrae la evacuación de dicha probanza, tales requerimientos
atentan contra los mentados principios, palpables cuando se
trata de casos del foro judicial en los cuales hay un sinnúmero
exagerado de testigos promovidos y evacuados, siendo
contraproducentes al sentido y alcance de lo previsto en el
ordinal 3° del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil.
Sobre estos considerandos, la Sala, en esta oportunidad,
puntualiza su doctrina en el sentido de interpretar como alcance
adecuado a los nuevos postulados constitucionales, que en
principio la obligación del Juez o Jueza es realizar un análisis
sobre bases claras y determinantes de su apreciación del
testimonio en relación a los hechos que resumen la procedencia
o no de las pretensiones de los litigantes, atendiendo la
normativa del artículo 508 eiusdem, traduciendo con su
exposición, el propio interés de la sentencia en bastarse a sí
misma; no siendo en todo caso, obligante ni limitativo que
considere, en el colorido de su argumento valorativo, consignar
las deposiciones del testigo; esta última exigencia tiene mayor
relevancia y es obligatoria cuando el testimonio es desestimado,
en cuyo caso debe expresarse la fuerza legal, procesal y
valorativa por la cual lo hace; no así, se repite, para los casos en
los cuales lo aprecie como un testigo hábil y conteste, para lo
cual bastará que enmarque dicha valoración sobre la base de los
señalamientos expresados anteriormente, que de no ser ciertos
pueden ser cuestionados en esta jurisdicción, por el mecanismo
de la valoración de los hechos o de las pruebas, y contra esto
puede emerger el argumento relativo al control de la prueba
testimonial, que en principio sería sólo posible realizarla,
trascribiendo a la sentencia las preguntas y repreguntas
contenidas en la evacuación del testigo, lo cual como se indicó
atenta contra la simplicidad referida. Esta dificultad de control
pierde vigencia con la nueva doctrina sobre la técnica para
denunciar el vicio por silencio de prueba, que permite considerar
la importancia de la misma en el resultado del dispositivo de la
sentencia, aunando a ello la determinación del objetivo
probatorio perseguido por su promovente lo cual determina la
obligación del jurisdicente en su valoración, pudiendo la Sala de
una u otra forma revisar el testimonio, siendo en todo caso de
relevancia y obligación, que el juez exprese los elementos
intelectuales mínimos que le han servido para valorar la prueba,
indicando en forma resumida los particulares acerca de los
cuales fueron repreguntados los testigos las respuestas que
dieron, así como los hechos pertinentes que el sentenciador da
por demostrados con la evacuación de dicha prueba.
EN ESTE SENTIDO LA SALA, CON LOS ARGUMENTOS
EXPRESADOS PRECISA LA DOCTRINA ECLÉCTICA IMPERANTE
Y QUE HASTA AHORA VENÍA ACATÁNDOSE, RESPECTO A LA
FORMA DE ESTRUCTURAR Y CONSIGNAR EN LA SENTENCIA
EL ANÁLISIS Y LA VALORACIÓN DE LA PRUEBA DE TESTIGO
POR PARTE DEL JURISDICENTE, SIENDO QUE SU APLICACIÓN
LO SERÁ A PARTIR DE LA PUBLICACIÓN DE ÉSTA. ASÍ SE
ESTABLECE.
SCC 12-6-03
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. N° 02451, dec. N° 283:
Documento no registrado
Señaló el formalizante que conforme a la sentencia, el documento autenticado
que contiene la partición de los bienes de la comunidad de la unión no
matrimonial permanente "...constituye prueba suficiente de la propiedad por un
acto jurídico válido;..." para suspender el embargo; que, la recurrida al darle
valor "erga omnes" al referido documento y declarar con lugar la oposición,
infringió por errónea interpretación en cuanto a su alcance y contenido los
artículos 546 del Código de Procedimiento Civil y el 1.924 del Código Civil, ya
que desconoció que tal instrumento no puede ser oponible a terceros y
solamente tiene valor entre las partes.
Ahora bien, la Sala, en su fallo de 5 de abril de 2001,
caso: Doris Elena Lozada Pérez contra Marbella Rosa Pérez de González,
expediente N° 99-836, sentencia N° 64, con ponencia del Magistrado que
con tal carácter suscribe la presente, señaló:
"... En el caso de autos, la opositora hizo oposición al embargo del bien
inmueble, involucrado en el presente asunto, con la copia certificada de una
sentencia que no ha sido registrada, ignorando el juzgador que las decisiones
judiciales tienen efectos "RES INTER ALIOS IUDICATA" es decir que
solamente tiene efectos entre las partes, y no daña ni aprovecha a terceros.
EL artículo 1.924 del Código Civil, es muy claro al respecto cuando expresa:
`Los documentos, actos y sentencias que la Ley sujeta a las formalidades del
registro y que no hayan sido anteriormente registrados, no tienen ningún efecto
contra terceros, que por cualquier título, hayan adquirido y conservado
legalmente derechos sobre el inmueble.
Cuando la Ley exige un título registrado para hacer valer un derecho, no puede
suplirse aquél con otra clase de prueba, salvo disposiciones especiales.'
Por tanto, no es válida jurídicamente la sentencia que acuerde el derecho de
propiedad sobre un inmueble, si ésta no ha sido autorizada con la solemnidad
del registro para que pueda ser oponible a terceros.
En consecuencia, estima la Sala, en la recurrida se infringe el artículo 1.924 del
Código Civil, en su interpretación y alcance, al declarar con lugar la oposición al
embargo de un bien inmueble con la presentación únicamente de la sentencia
que acuerda el derecho, sin que previamente se hubiere protocolizado en la
oficina de Registro Público correspondiente.
En relación con la denuncia del artículo 546 del Código de Procedimiento Civil,
por errónea interpretación, la Sala la considera procedente por cuanto, al
declarar el juez de la recurrida con lugar la oposición al embargo del bien
inmueble dándole valor "erga omnes" a la copia de la sentencia sin protocolizar,
desconoció, que dicho título no puede ser oponible a terceros y solamente tiene
valor entre las partes... ".
Tal como se señala en la jurisprudencia anteriormente citada, cuando el registro
es ad probationem, el acto no registrado no surte efectos contra terceros que
por cualquier título, hayan adquirido y conservado legalmente derechos sobre
el inmueble.
En este sentido, cuando el artículo 546 de la Ley Adjetiva Civil, señala que el
opositor debe presentar "pruebas fehaciente de la propiedad (...) por un acto
jurídico válido", hace referencia a un documento que cumpla con la formalidad
del registro, con lo cual podrá ser opuesto a terceros y tener
efectos erga omnes.
Sin embargo, en el sub-iudice, la recurrida aceptó como documento fehaciente
para demostrar la propiedad del inmueble a embargar una documental
autenticada de una partición de comunidad de unión no matrimonial
permanente, con lo cual infringió los artículos 1.924 del Código Civil y 546 del
Código de Procedimiento Civil, al darlo como prueba suficiente para suspender
el embargo y declarar con lugar la oposición, sin que conste la solemnidad del
registro, requisito impretermitible para que la propiedad tenga
efectos erga omnes.
SCC 13-3-03
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº 93-176, dec. Nº 90:
Regla de valoración de la prueba de testigos
Esta doctrina fue abandonada por Sentencia Nº 160 de fecha 25-6-97, Exp. Nº
93-176. Caso Juan José Martínez y otra contra Gilberto de Jesús Roa Vivas, en
el cual se expresó:
“...La Sala, atemperando su doctrina existente sobre el alcance del artículo 508
del Código de Procedimiento Civil, reitera una jurisprudencia de vieja data del
autor patrio Dr. Luis Loreto, del 30 de junio de 1977, en la cual se expresó; ‘el
artículo 367 (hoy 508), sí es una disposición en la cual el legislador ha
establecido el modo como los jueces deben apreciar la prueba de testigos, y es
por consiguiente, una norma de valoración de su mérito sobre cuya aplicación
por los jueces puede ejercer la Sala su control de legalidad.’
En este orden de ideas, la Sala aprecia que la frase ‘regla legal expresa para
valorar el mérito de la prueba’, tiene relación con el tradicional sistema de tarifa
legal, que ha venido siendo desplazado con la incorporación a los textos
legales de las reglas de la sana crítica y de la libre convicción. Por tanto, la
inclusión en las normas jurídica de las reglas de la sana crítica, transforma a
éstas en un método de valoración impuesto al juez por disposición de la ley, en
el que el mérito de la prueba lo obtiene el juzgador después de utilizar en su
análisis las reglas del correcto entendimiento humano, como también lo
expresa Rengel Romberg, citado en el texto de la obra de Márquez Áñez, ‘El
Recurso de Casación, la cuestión de hecho y el artículo 320 del Código de
Procedimiento Civil’.
Por todos los argumentos expuestos, la Sala abandona la doctrina imperante
desde el 23 de mayo de 1990, estableciendo que a partir del presente fallo el
artículo 508 del Código de Procedimiento Civil, debe ser considerado como
regla de valoración de la prueba testimonial.
En consecuencia, es obligatorio para el Juez:
1) 1) Hacer la concordancia de la prueba testimonial entre sí y con las demás
pruebas, cuando esa concordancia sea posible pero el resultado de esa labor
corresponde a la soberanía del juez, quien no podrá ser censurado en casación
sino sólo cuando haya incurrido en suposición falsa o haya violado una máxima
de experiencia.
2) 2) EL Juez deberá desechar la declaración del testigo inhábil o del que
apareciere no haber dicho la verdad. Con respecto a este punto, el juez tiene el
deber legal de desechar el testigo mendaz, o el que incurre en contradicciones,
y el resultado de esta labor corresponde a su libertad de apreciación de la
prueba, por lo que ésta sólo podría ser censurada en casación cuando el
juzgador incurra en suposición falsa o haya violado un máxima de experiencia.
3) 3) En el proceso mental que siga el juez al analizar y apreciar una prueba
de testigos deberá aplicar las reglas de la sana crítica (artículo 507), debiendo
estimar cuidadosamente los motivos de las declaraciones y la confianza que
merezcan los testigos por su edad, vida y costumbres, por la profesión que
ejerzan y demás circunstancias.

En consecuencia, de lo procedentemente establecido, la denuncia del artículo


508 del Código de Procedimiento Civil, deberá encuadrarse con fundamento en
el artículo 313 ordinal 2º, en concordancia con el 320 eiusdem, determinado
claramente, en cuál de los tres supuestos del mencionado, debe especificar la
influencia en el dispositivo del fallo, como consecuencia de una suposición
falsa del Juez, lo que permitirá a la Sala descender a examinar las actas y
censurar la apreciación y valoración que de la prueba de testigos realice el
Juez....”
Esta sentencia fue ratificada por fallo de la Sala Social de fecha 24-5-2000,
Exp. Nº 99-735. Sentencia Nº 121, y 5-4-2001, juicio Ernesto Barrow contra
Antonio Santa María Exp. Nº 00-492, sentencia Nº 0060).
SCC 24-1-02
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº 00-926, dec. Nº 19:
Influencia en el dispositivo del silencio de prueba
La denuncia por infracción de ley, debe ser trascendente en la suerte de la
controversia. El formalizante no explica cómo los documentos públicos
contentivos de la tradición del inmueble, pueden rebatir o desvirtuar el
pronunciamiento de la recurrida, referido a que “...concurren sobre la porción
ocupada por el demandado dos propietarios sin que se precisen sus
participaciones o proporciones de dominio, por lo cual no puede este Tribunal
declarar haber lugar a la acción ejercida porque los actores intentaron una
acción por la totalidad del inmueble que ocupa Teodulo Díaz y ese inmueble no
aparece definido como si fuera en su totalidad de los actores...” Es decir, no se
argumenta en la denuncia cómo las pruebas que se alegan silenciadas podrían
demostrar la ubicación de la construcción del demandado en terrenos de la
actora, lo que ameritaría, de acuerdo a la sentencia, un cotejo pericial, entre los
linderos de cada uno de los inmuebles para así determinar si uno se encuentra
dentro del otro, y si en realidad la referida construcción no está ubicada en
terrenos de la Municipalidad.
La recurrida no duda del carácter de propietarios que los actores se atribuyen,
pero ello no aclara el problema de la afirmada ilegal ubicación de la
construcción del demandado. En terrenos de los demandantes. Al no
existir fundamentación en la denuncia que explique cómo las referidas pruebas
pueden cambiar la suerte de la controversia, la presente denuncia por
infracción de los artículos 1.360 del Código Civil y 12 del Código de
Procedimiento Civil, debe declararse improcedente. Así se decide.
SCC 5-4-01
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº 99-889, dec. Nº 62:
Silencio de prueba
El alegado vicio de silencio de pruebas se produce cuando el sentenciador
ignora completamente el medio probatorio, pues ni siquiera lo menciona, o
cuando refiere su existencia, pero no expresa su mérito probatorio. Este vicio
puede ser denunciado por cualquiera de las partes, por cuanto u vez que la
prueba es incorporada al expediente, escapa de la esfera dispositiva y
pertenece al proceso, lo que autoriza al juez para valorarla con independencia
de quien la promovió, con fundamento en el principio de adquisición procesal.
Respecto de su denuncia, la Sala de Casación Civil ha observado una
interesante evolución jurisprudencial.
Asi, en sentencia Nº 74, de fecha 10 de marzo de 1988, expediente Nº 87-632,
en el juicio de Michelle Paladino contra Antonio Cantelvi de Paola, la Sala de
Casación Civil, expresó:
“...Considera oportuno la Sala, con ocasión de esta denuncia, y la aplicación de
la nueva normativa procesal, puntualizar su doctrina sobre el llamado silencio
de prueba, y su correcta manera de alegarlo como vicio susceptible de hacer
casar el fallo. Y a tal efecto se señala:
1.- Con fundamento en el artículo 12 del Código de Procedimiento Civil
derogado, y con base al dispositivo de que el Juez debe atenerse a lo alegado
y probado en autos, la Sala permitió, como caso excepcional, la denuncia
aislada del mencionado artículo, únicamente cuando se tratara del alegato del
vicio de silencio de prueba.
2.- Con la reforma legislativa que pone en vigencia un nuevo Código de
Procedimiento Civil, dicho texto recoge en el artículo 509 la doctrina aplicada
por la Sala, por lo cual, a partir de su vigencia, se estima improcedente la
denuncia aislada del artículo 12 del Código de Procedimiento Civil.
3.- Consagrada en una norma de derecho positivo la doctrina del silencio de
prueba, concretamente en el artículo 509 del Código de procedimiento Civil, su
denuncia debe hacerse con fundamento en el ordinal 2º del artículo 313
ejusdem por infracción de Ley, únicamente, o coloreada con el basamento del
artículo 12 del vigente Código de Procedimiento Civil.
4.- Puede ocurrir, sin embargo, que la denuncia del silencio de prueba sea a su
vez, fundamento básico para alegar la falta de motivos de hecho y de derecho
de la decisión, en cuyo caso, la infracción encaja perfectamente en una
infracción de forma, pudiendo entonces basarse en el ordinal 1º del artículo 313
del Código de Procedimiento Civil. Y con base a la violación de los artículos 12,
243, ordinal 4, 244 y 254 del Código de Procedimiento Civil. Incluso,
podría incluírse (Sic) o no el referido artículo 12. Y nada obsta, que la misma
denuncia de silencio de prueba, según el enfoque o secuencia que se le
atribuya se haga simultáneamente como recurso de forma o como recurso de
fondo....” (El resaltado es de la Sala)
Por sentencia Nº 159 de fecha 18-5-88, expediente Nº 87-762, en el juicio
de Jordache Enterprises Inc. contra Edmundo Jorge Gugliotta, la Sala expresó:
“...4.- Puede ocurrir, sin embargo, que la denuncia del silencio de prueba sea a
su vez, fundamento básico para alegar la falta de motivos de hecho y de
derecho de la decisión, en cuyo caso, la infracción encaja perfectamente en
una denuncia de infracción de forma, pudiendo entonces basarse en el ordinal
1º del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil y con base a la violación
de los artículos 12, 243, ordinal 4º, 244 y 254 del Código de Procedimiento
Civil. Incluso, podría incluirse o no el referido artículo 12. Y nada obsta, que la
misma denuncia de silencio de prueba, según el enfoque o consecuencia que
se le atribuya se haga simultáneamente como recurso de forma o como recurso
de fondo....”
Posteriormente, la doctrina fue atemperada, en lo que respecta a la
alegación como defecto de actividad, determinándose que no era
necesario la denuncia de los artículos 244 y 254 del Código de
Procedimiento Civil, y a tal efecto en la sentencia Nº 246, expediente Nº
90-028 de fecha 1-8-90, en el juicio de Bulmaro EliasRodríguez Sosa
contra Banco de Maracaibo, se expresó:
“...Tal como se indica en el escrito de impugnación y conforme a la doctrina que
sobre el silencio de prueba dejó establecida esta Sala en sentencia
pronunciada el 18 de mayo de 1988, para que la denuncia del silencio de
prueba sirva a su vez de fundamento para la denuncia de inmotivación, es
necesario que el denunciante, con apoyo en el ordinal 1º del artículo 313 del
Código de Procedimiento Civil, denuncie la infracción de los artículos 243,
ordinal 4º, 244, 254, y oportunamente el 12 del Código de Procedimiento Civil.
Parcialmente es cierta la afirmación hecha por el impugnante, en el sentido de
que el formalizante no hizo denuncia expresa del artículo 254 del Código de
Procedimiento Civil, no así con respecto al artículo 244 eiusdem, que
ciertamente señala como razón o consecuencia para que el fallo se anule.
Ahora bien, con respecto a la indicación y denuncia del referido artículo 254, la
Sala ha atenuado esta exigencia en sentencias posteriores al establecimiento
de su doctrina, ello en razón de que el mencionado precepto legal está un tanto
apartado de la denominada doctrina del silencio de prueba, por cuya razón, se
aprovecha esta oportunidad para atenuar su doctrina, en el sentido de no hacer
obligatoria la denuncia del artículo 254 del Código de Procedimiento Civil, para
que prospere el examen de la denuncia en razón de no considerarlo como un
mecanismo técnico indispensable para tal fin, así se declara.
En igual sentido se pronuncia la Sala en lo que respecta a la, hasta ahora,
obligatoria denuncia del artículo 244 del Código de Procedimiento Civil, para
apoyar la correspondiente denuncia del llamado vicio del silencio de prueba
dentro del contexto de un recurso de forma. La Sala llega a tal conclusión
después de analizar detenidamente el contenido de la citada disposición
procesal y llegar al convencimiento de que su violación sólo puede alegarse
cuando el Juez incurre en alguno de los vicios autónomos que la misma
disposición consagra en su segunda parte....”
En decisión de fecha 3 de marzo de 1993, expediente Nº 92-533, sentencia
Nº 46, en el juicio de Luis Beltrán Vásquez G. contra Víctor Lozada,
nuevamente el criterio se modificó y para esa oportunidad, estableció:
“...Continúa vigente la doctrina de la Sala, en cuanto a la posibilidad de alegar
el referido vicio, tanto en el recurso de casación por defecto de actividad, como
en el correspondiente a errores de juzgamiento, con las siguientes variantes:
1º) Recurso por defecto de actividad En este tipo de recursos, sólo será
técnicamente procedente su alegación, cuando existan en autos pruebas
promovidas y evacuadas completamente, sobre las cuales el sentenciador
haya realizado una apreciación parcial e incompleta, porque, en estos casos,
se deja sin cabal fundamentación el fallo en uno de sus aspectos esenciales,
como es la muy importante labor crítica de valoración de los elementos de
convicción que obran en autos.
En estos casos, se debe alegar la denuncia de infracción del ordinal 4º del
artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, por inmotivación del fallo y la
del artículo 12 eiusdem, por cuanto el juzgador no se atuvo a lo alegado y
probado en los autos.
2º) Recurso por infracción de ley.
En este tipo de recurso la Sala introduce una variante, de singular importancia,
dada la necesidad de revisar las actas procesales, en los supuestos en los
cuales se alegue que el sentenciador ha silenciado totalmente una prueba que
consta en las actas procesales, lo que, lógicamente, tendría que ser constatado
por la Sala con la revisión del expediente.
Es por ello que, en el recurso por errores de juicio, se podrá alegar el vicio de
‘silencio de prueba’, de dos maneras:
1º) En los supuestos de que la prueba sea mencionada en el fallo, pero no sea
analizada por el sentenciador, deberá apoyarse el recurso en el ordinal 2º del
artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, denunciándose la violación, por
falta de aplicación de los artículos 509 y 12 eiusdem.
2º) En los casos en los cuales se alegue que el juez silenció totalmente una
prueba existente en el expediente, será necesario apoyar el recurso en el
ordinal 2º del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, en concordancia
con el artículo 320 eiusdem, norma que permite a la Sala constatar, de la
revisión de las actas procesales, la existencia o no de la prueba en cuestión....”
(El resaltado es de la Sala).
El 28 de abril del precitado año, sentencia Nº 144, expediente Nº 92-155, en el
juicio Inversiones Sinamaica, C.A. contra Parcelamiento Chacao, C.A.,
nuevamente la Sala, modificó su doctrina y, estableció: “...penetrada la Sala de
serias dudas, en torno a la calificación del silencio de prueba como error de
juzgamiento, y sólo denunciable, en consecuencia, en la forma antes explicada,
lo que se corrobora más con la manifestación del legislador, categórica y
precisa del ordinal 4º del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil actual,
cuando requiere que el fallo contenga los fundamentos de hecho y de derecho,
mucho más precisa que la carencia de fundamentos que establecía el artículo
162 del Código derogado, se observa que cuando un Juez silencia una prueba,
en todas sus manifestaciones indicadas en la sentencia del 03-03-93, mas que
errores de juicio, incurre en falta de motivación de la decisión, como modalidad
propia de defecto de actividad en la formación del fallo, y en consecuencia, tal
silencio de prueba, en todas sus manifestaciones, como defecto de actividad
sólo es denunciables por recurso de casación por defecto de actividad con
base en el ordinal 1º del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, con
alegato de violación del ordinal 4º del artículo 243 eiusdem, que puede
colorearse con la denuncia de los artículos 509 y 12 del citado Código.-
Las razones que fundamentan la simplificación de la técnica de denuncia en
estos casos, son las siguientes:
1º) Como antes se ha afirmado, el llamado silencio de prueba, en todas sus
manifestaciones indicadas en la sentencia del 03-03-93, no constituye en
ningún caso error de juzgamiento, sino vicio de actividad en que incurren los
sentenciadores en la formación de sus fallos, porque lo que es error de
juzgamiento, es la errada valoración de las pruebas en su texto, ello
ciertamente constituye falta de motivación, y por tanto, vicio de actividad, y así
fue considerado siempre en la doctrina de antigua data de este Alto Tribunal.
(Ver Leopoldo Márquez Añez. Motivos y Efectos del Recurso de Forma en la
Casación Civil Venezolana. Colección Estudios Jurídicos Nº 25. Editorial
Jurídica Venezolana. Págs. 38, 39 y 73).-
2º) En innumerables fallos de esta Corte, tanto bajo la vigencia del Código
derogado, como del vigente, ha sido constante doctrina que la mera invocación
por el recurrente del artículo 435 del Código Procesal anterior, o del artículo
320 del actual, sin el cumplimiento de los supuestos específicos que él
contempla, no autoriza a la Sala, como tribunal de Derecho, a hurgar el
contenido de las actas del expediente y a la censura de la apreciación d el os
hechos y de la pruebas pro parte de los jueces sentenciadores, ni extenderse al
fondo de la controversia, y el caso de silencio de prueba no aparece en los
supuestos excepcionales del encabezamiento del artículo 320 del Código de
Procedimiento Civil.-
3º) Como colorario del numeral precedente, al establecerse en esta decisión la
doctrina de que el silencio de prueba –en todas sus manifestaciones indicadas
en la sentencia del 03-03-93-, es inmotivación del fallo, y por tanto, defecto de
actividad en que incurren los jueces sentenciadores, ello, obviamente, como ha
sido siempre en la historia de la Casación, permite a la Corte esculcar, se
repite, a los solos fines de detectar los defectos de actividad, el contenido de
las actas del expediente. En efecto, cuando la Salahurga en las actas del
proceso para detectar, de oficio o a petición de parte, defectos de actividad, en
ningún caso incurre en la prohibición del artículo 320 del Código de
Procedimiento Civil, porque como se sabe, en estos casos no se extiende la
Sala al fondo de la controversia ni la censura de la apreciación de las pruebas
por parte del Juez sentenciador, porque solamente tal actividad tiene por objeto
constatar si la prueba ha sido silenciada o no, sin extenderse a censurar el
mérito que le corresponde. (...).
4º) Razón concluyente demostrativa que el silencio de prueba es defecto de
actividad y no error de juzgamiento, es que el mérito de una prueba o no,
influye en el dispositivo de una sentencia, sólo en cuanto a dicha prueba es
objeto de valoración, pues será la conclusión que arroje esta actividad, lo
determinante en el dispositivo mismo.
En consecuencia, la doctrina del 03 de Marzo (Sic) de 1993 que se modifica en
esta decisión, solamente se refiere al modo de denunciar las infracciones en
caso del llamado silencio de prueba, de ahora en adelante calificado como
defecto de actividad, y no como error de juzgamiento. De la parte, en precisión
de la doctrina contenida en la decisión del 3 de Marzo (Sic) de 1993 en
referencia, la sala cumple con declarar lo siguiente:
La denuncia de infracción en la cual se alega silencio de prueba, no puede
prosperar en aquellos casos de pruebas promovidas y no evacuadas, ni
aquellos casos de pruebas promovidas y parcialmente evacuadas, toda vez
que en estos supuestos no hay medio de prueba alguno válidamente
incorporados a los autos.-
En cuanto a las confesiones espontáneas, se ratifica lo declarado en la doctrina
contenida en el fallo del 03 de Marzo (Sic) de 1993, sólo que, se aclara, que en
este supuesto tampoco entra dentro de los casos detectados de oficio por los
jueces del mérito, a petición de parte, pues cuando estos eventos ocurren, sí
son denunciables con la modalidad del silencio de prueba en la forma
explicada.-
De esta manera, quedan aclaradas las declaraciones contenidas en la
sentencia del 3 de Marzo (Sic) de 1993, únicamente en lo que se refiere a los
literales a, b y del numeral primero del Capítulo I en lo referente al resumen de
la materia comunidad de la prueba, quedando solamente modificada la doctrina
contenida en el Punto 2 del mismo Capítulo, por la consideración de que el
silencio de prueba constituye defecto de actividad y no error de juzgamiento....”
(Negritas y cursivas de la Sala)
Luego, la Sala, en decisión del 21 de junio de 2000, en el juicio
de Farvenca Acarigua C.A., contra Farmacia Cleary C.A., expediente Nº 99-
597, sentencia Nº 204, cambió su criterio, con un voto salvado, para establecer
la doctrina que hoy reafirma, y por vía de la cual, asentó:
“...La Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de justicia estableció en
sentencia de fecha 28 de abril de 1993 la doctrina según la cual el vicio de
silencio de pruebas como una de las variantes de la falta (Sic) motivación,
debía ser intentada al amparo del ordinal 1º del artículo 313 del Código de
procedimiento Civil, es decir, como un vicio de procedimiento.
En tal sentido, bastaba que se observare el silencio total o parcial con relación
a determinada prueba para que se produjera la demolición del fallo recurrido
con la consecuente reposición al estado de dictar nueva sentencia,
independientemente de la importancia o banalidad de la prueba silenciada en el
dispositivo del fallo fulminado de nulidad.
Lógicamente, es fácil comprender que, en esas condiciones, se podía producir
una nulidad innecesaria, desde luego que, era posible que la prueba silenciada
en nada pudiera influir para sentenciar de otra manera, como sucedería si se
dejaba de analizar el dicho de un testigo que declaraba en contra de lo
contenido en un instrumento público.
Ahora, una vez vigente la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, cuyos artículos 257 y 26 consagran el proceso como un
instrumento fundamental para la realización de la justicia, en el que debe privar
la simplificación y eficacia de los trámites, donde no haya dilaciones indebidas
ni reposiciones inútiles, la Sala considera conveniente fijar un nuevo criterio
sobre la denuncia en casación del vicio por silencio de pruebas, de forma y
manera que permita establecer si las pruebas aportadas al juicio y silenciadas
por el juzgador, tienen el sentido y alcance que en realidad le corresponden par
la fijación del hecho controvertido. La importancia o trascendencia de las
pruebas sólo puede ser determinada, si se tiene el conocimiento de los
aspectos formales y de fondo que las acompañan al momento de producirlas.
En este orden de ideas, en aras de dar cumplimiento a lo establecido en las
disposiciones constitucionales indicadas, y conforme con la ley procesal civil, la
Sala sólo podrá tener conocimiento de estos extremos si la denuncia se
encuadra en un recurso por infracción de ley; recurso en el cual el formalizante
satisfaga las exigencias del artículo 313 ordinal 2º, único aparte del Código de
Procedimiento Civil, dentro de los términos y condiciones previstos en la ley,
donde la denuncia de violación de las respectivas normas relativas a la
apreciación y carga de la prueba, así como las referidas al establecimiento o
valoración de las pruebas, adquiera suma importancia, ya que permita precisar
el servicio, la necesidad o la conveniencia de la prueba en la resolución de la
pretensión contenciosa, y de allí dependerá la calificación jurídica de la utilidad
o no de la casación.
En consecuencia de lo anterior, es que desaparece el silencio de prueba como
especie de la falta de motivación. Por tanto, la sala abandona el criterio
sostenido en fecha 28 de abril de 1993, caso:
Inversiones Sinamaica contra Parcelamiento Chacao y, aclara que, para evitar
perjuicios a aquéllos que adecuaron su conducta a la doctrina que hoy se
abandona o aquéllos cuyos lapsos de formalización están por concluir, el
criterio aquí establecido se aplicará a todos los recursos que se admitan a partir
del día siguiente, inclusive, a la publicación de este fallo. Por consiguiente, en
lo sucesivo se establecerá como exigencia para la elaboración de la denuncia
del vicio por silencio de pruebas, que se fundamente en un recurso por
infracción de ley, es decir en el artículo 313, ordinal 2º del Código de
Procedimiento Civil....” (Negritas y cursivas de la Sala).
Este último criterio casacionista obedece a la necesidad de adecuar las normas
a la realidad social a la cual es aplicada, y tomando en cuenta al mismo tiempo
que el derecho es dinámico no estático, pues, se trata de un producto social y
debe irse amoldando a las nuevas exigencias, éllo mediante una correcta y
adecuada interpretación.
Las corrientes modernas reconocen que el juez no se limita a aplicar la norma.
Para éllo, debe cumplir un paso previo que consiste en la determinación del
contenido y alcance del precepto jurídico a aplicar. En ningún caso, le es
permisible la interpretación en contra del espíritu y propósito de la norma, pues
en la labor de creación judicial el sentenciador debe sujetarse a los límites que
le son impuestos por el contenido y alcance de la regla de derecho objeto de
interpretación.
En el caso preciso del vicio de silencio de pruebas, el criterio abandonado
por la Sala de Casación Civil, establecía que la falta de análisis de alguna
prueba constituía el vicio de inmotivación, previsto en el ordinal 4º del artículo
243 del Código de Procedimiento Civil, cuya denuncia podía ser coloreada con
el alegato de infracción de los artículos 12 y 509 eiusdem. El efecto derivado de
la procedencia de este tipo de denuncias por defecto de actividad, establecidas
en el ordinal 1º del artículo 313 del Código de Procedimiento, es la reposición
del proceso al estado en el cual se dicte nueva sentencia y sea corregido el
vicio declarado por la Sala en conocimiento del recurso de casación. En este
sentido, el artículo, 320 del Código de Procedimiento Civil, dispone lo siguiente:
“Si al decidir el recurso la Corte Suprema de Justicia encontrara una infracción
de las descritas en el ordinal 1º del artículo 313, se abstendrá de conocer las
otras denuncias de infracción formuladas, y decretará la nulidad y reposición
de la causa al estado que considere necesario para restablecer el orden
jurídico infringido...”. (Resaltado de la Sala)
Este vicio de silencio de pruebas es cometido frecuentemente por los jueces de
instancia, y la parte perdidosa hábilmente recurre a su denuncia en casación
para obtener la reposición del proceso al estado de que se pronuncie una
nueva decisión, con la expectativa de que ésta resulte favorable a sus
intereses. En aplicación del criterio abandonado por la Sala, la reposición podía
ser ordenada con motivo de una prueba que no tenía eficacia probatoria o no
era relevante en la suerte del proceso, todo lo cual favorecía el decreto de
reposiciones inútiles y, en consecuencia, mayores retardos procesales,
en contravención de los principios de economía y celeridad procesal que
deben caracterizar todo proceso. La casación múltiple agravaba aun mas el
problema, pues de ordinario el nuevo juez al dictar sentencia ignoraba
cualquier otra prueba, y era posible obtener otra reposición en el proceso
y asi sucesivamente.
Esta situación resultaba insostenible y la Sala no podía ignorar dicha
circunstancia. Por tal razón, estimó necesario reexaminar su posición para
establecer una interpretación acorde con los principios constitucionales y
legales que ordena al juez garantizar un debido proceso y evitar mayores
dilaciones procesales.
En este sentido, el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, aprobada por referendo del 15 de diciembre de 1999 y publicada
en la Gaceta Oficial de fecha 30 del mismo mes y año, dispone que:
“Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de administración de
justicia para hacer valer sus derechos e intereses, incluso los colectivos o
difusos, a la tutela efectiva de los mismo y a obtener con prontitud la decisión
correspondiente.
El Estado garantizará una justicia gratuita, imparcial, idónea, transparente,
autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin dilaciones
indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles”. (Resaltado de la Sala).
Igual mandato está contenido en el artículo 257 del mismo texto, el cual
establece lo siguiente:
“El proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la
justicia. Las leyes procesales establecerán la simplificación, uniformidad y
eficacia de los trámites y adoptaran un procedimiento breve, oral y público. No
se sacrificará la justicia por la omisión de formalidades no esenciales”.
(Resaltado de la Sala).
Y en su artículo 335, la Constitución le ordena al Tribunal Supremo de Justicia,
garantizar la supremacía y efectividad de las normas y principios
constitucionales. Asimismo, preceptúa que el Tribunal Supremo de
Justicia es el máximo y único interprete de la Constitución y debe velar
por su informe, interpretación y aplicación.
En cumplimiento de estos mandatos constitucionales y con el ánimo de
remediar las reposiciones inútiles, evitar mayores retardos procesales y
garantizar un debido proceso en el que las partes no frustren su derecho a
obtener una pronta y expedita justicia, la Sala de Casación Civil modificó su
doctrina respecto del vicio de silencio de pruebas y estableció que su denuncia
corresponde al motivo del recurso de casación por infracción de ley, previsto en
el ordinal 2º del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil.
Este criterio encuentra sustento en las siguientes razones:
El artículo 509 del Código de Procedimiento Civil, dispone que:
“Los jueces deben analizar y juzgar todas y cuantas pruebas se hayan
producido, aun aquéllas que a su juicio no fueren idóneas para ofrecer algún
elemento de convicción, expresándose siempre cuál sea el criterio del Juez
respecto de ellas”.
Esta norma prevé que el juez para establecer los hechos debe examinar toda
cuanta prueba se haya incorporado en el proceso. Por consiguiente, constituye
una regla de establecimiento de los hechos.
En efecto, el examen de las pruebas constituye el soporte o presupuesto
necesario para fijar los hechos ocurridos en el caso concreto, y el mentado
artículo 509, impone al jurisdicente el deber de analizar el mérito probatorio de
toda prueba incorporada en el proceso. Esto es, le indica que para fijar los
hechos debe dar cumplimiento al mandato contenido en esa norma.
Por consiguiente, si el juez omite valorar alguna prueba, infringe por falta de
aplicación el artículo 509 del Código de Procedimiento civil, y comete un error
de juicio, previsto en el ordinal 2º del artículo 313 del Código de Procedimiento
Civil. Este tipo de motivo del recurso de casación sólo procede, cuando la
infracción es determinante en el dispositivo del fallo.
No escapa a la consideración de la Sala que toda sentencia constituye un
silogismo judicial, en que la premisa mayor es la regla de carácter general,
constituida por el Juez al seleccionar, integrar e interpretar las normas,
preceptos o principios jurídicos que en abstracto prevén los hechos ocurridos
en el asunto a resolver, y la premisa menor de ese silogismo, constituida por la
determinación de la controversia, el examen de las pruebas, la posterior fijación
de los hechos demostrados y su calificación jurídica, es decir la aplicación del
derecho al caso concreto.
Igualmente, cabe señalar que este silogismo final está precedido por una serie
de silogismos instrumentales, entre los cuales se encuentran las conclusiones
jurídicas del juez respecto del mérito de las pruebas consignadas en el juicio.
Este razonamiento permite determinar que la labor de examen de las pruebas y
de establecimiento de los hechos, forma parte de la premisa menor del
silogismo judicial en el cual se sustenta el dispositivo de la decisión.
SCC 5-4-01
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº 99-889, dec. Nº 62:
Error de juzgamiento. Cuándo se comete.
el error de juzgamiento puede ser cometido: a) en la interpretación o aplicación
de las normas sustantivas o adjetivas para resolver la controversia; b) en la
interpretación y aplicación de las normas que regulan el establecimiento y
apreciación de los hechos y de las pruebas; c) en la aplicación de las normas
en que fue subsumido el hecho expreso, positivo y preciso, el cual resulta falso,
por tener soporte probatorio y d) en la pertinencia y eficacia de la Prueba
Libre. La primera hipótesis conforma la premisa mayor del silogismo y los
motivos de derecho de la decisión, en cuyo caso la Sala se limita a examinar si
el derecho fue correctamente aplicado, por lo que no puede extenderse al
establecimiento o apreciación de los hechos que hayan efectuado los jueces de
instancia, ni pronunciarse sobre el fondo de la controversia, salvo que se trate
de una casación sin reenvío, en cuyo caso esta jurisdicción por disposición de
la normativa contenida en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil,
puede considerar ponerle fin al conflicto. El error de derecho cometido por el
juez, debe constatarse del pronunciamiento contenido en la sentencia
recurrida, sin que resulte necesario examinar las otras actas que integran el
expediente. Por otra parte, las tres últimas hipótesis, constituyen la premisa
menor del silogismo y los motivos de hecho de la decisión. En el examen de
estas denuncias, la Sala puede excepcionalmente extenderse al
establecimiento o apreciación de los hechos que hayan hecho los jueces de
instancia, y para cumplir esta actividad tiene la facultad de examinar otras actas
del expediente, distintas de la sentencia impugnada en casación
Pruebas. Silencio de Pruebas. Infracción de Ley. Técnica para su
denuncia. AMPLIACIÓN DE DOCTRINA. VOTO SALVADO
Las precedentes consideraciones permiten concluir que el artículo 509 del
Código de Procedimiento Civil, constituye una obligación para el jurisdicente
necesaria para establecer su criterio valorativo de las pruebas incorporadas en
el expediente con relación a los hechos. Esta es una de las modalidades
previstas en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, que permite a la
Sala examinar las actas procesales y extenderse al establecimiento y
apreciación de los hechos y de las pruebas. En consecuencia, la falta de
valoración de algún medio probatorio comporta la infracción por falta de
aplicación del artículo 509 del Código de Procedimiento Civil, el cual contiene la
obligación reseñada anteriormente, constituyendo su conducta uno de los
motivos de excepción previstos en el artículo 320 eiusdem, estableciéndose
una de las modalidades del error de juzgamiento contempladas en el ordinal 2º
del artículo 313 del mismo Código.Con este pronunciamiento la Sala no
pretende una técnica rigurosa cuyo incumplimiento determine la desestimación
de la denuncia. Por el contrario, el propósito es ampliar las razones que
soportan el cambio de doctrina respecto del vicio de silencio de prueba, y las
que han permitido, al Ponente de este fallo compartir la responsabilidad de la
publicación del fallo que la contiene, y explicar de esta manera con mayor
detenimiento cómo el referido vicio constituye una infracción de ley.Ahora bien,
para la procedencia de este tipo de denuncias, el artículo 312 del Código de
Procedimiento Civil, exige que la infracción de derecho sea determinante en el
dispositivo de la sentencia, pues de lo contrario la casación sería inútil.
Silencio de pruebas. Cuándo se produce
Por último, es oportuno señalar que si el juez valora la prueba y le otorga un
valor probatorio que no le corresponde por ley, no existe silencio de prueba,
pues el juez si se pronuncia sobre el medio incorporado al proceso, lo que
existe es un error de juzgamiento, por haber infringido el juez una regla de
valoración de la prueba, que es otra de las modalidades previstas en el artículo
320 del Código de Procedimiento Civil
SCC 5-2-02
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº 99-973, dec. Nº 72:
Confesión judicial y extrajudicial
La confesión puede ser judicial, que es aquella hecha por la parte o por su
apoderado dentro de los límites del mandato, ante un juez, aunque éste sea
incompetente (Art. 1.401 del CC); y la extrajudicial, que es aquella que se hace
fuera del proceso, a la parte misma o a quien la representa, o también a un
tercero ( Art. 1.402 del CC). Si bien por su naturaleza presentan las distintas
confesiones algunas semejanzas; en cambio, se diferencian en que no son
iguales en relación con su eficacia probatoria: la judicial hace plena prueba del
hecho confesado; la extrajudicial produce el mismo efecto si se hace a la parte
misma o a quien la representa, pero si se hace a un tercero produce sólo un
indicio. Por consiguiente, sería de esta última naturaleza probatoria la rendida
por el ciudadano Carlos Romero, en representación de la empresa mercantil
actora, al Fondo Nacional de Desarrollo Urbano que, como es obvio, es
ciertamente un tercero en relación con la presente acción
Control de casación sobre los indicios
Así, Casación ha establecido que en la formación de la prueba circunstancial
-como también se le llama a la de indicios - el juzgador debe guiarse por ciertos
principios jurídicos, para que su apreciación no sea censurable en Casación
por contraria a derecho o violatoria de ley expresa. Estos principios son tres: a)
que el hecho considerado como indicio esté comprobado; b) que esa
comprobación conste de autos; y, c) que no debe atribuirse valor probatorio a
un solo indicio (CFC. Memoria 1946. Tomo II. Pág. 285). En un fallo
relativamente reciente, Casación ha expresado lo siguiente: "...en la aritmética
procesal, los indicios son quebrados: aislados, poco o nada valen; pero
sumados, forman, y en ocasiones exceden, la unidad probatoria plena, pues la
característica de los indicios es que ninguno por sí solo ofrece plena prueba;
ellos deben apreciarse en conjunto; su eficacia probatoria debe contemplarse
con la suma de todos los que den por probados los jueces y no con algunos
aisladamente. (CFC. Memoria 1945. Tomo II. Pág. 107).
SCC 3-4-03
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº 01-532, dec. Nº 108:
Indicios y presunciones, su valoración
A los efectos de la decisión de la presente denuncia, estima la Sala oportuno
hacer referencia al contenido de lo preceptuado por las normas señaladas
como infringidas, a saber el artículo 1.394 del Código Civil establece: “Las
presunciones son las consecuencias que la ley o el Juez sacan de un
hecho conocido para establecer uno desconocido”, el artículo 1.399
ejusdem reza: “...Las presunciones que no estén establecidas por la ley
quedarán a la prudencia del Juez, quien no debe admitir sino las que sean
graves, precisas y concordantes, y solamente en que la ley admita la
prueba testimonial....” El artículo 510 del Código de Procedimiento Civil,
prevé: “Los Jueces apreciarán los indicios que resulten de autos en su
conjunto, teniendo en consideración su gravedad, concordancia y
convergencia entre sí, y en relación con las demás pruebas de autos”
De la interpretación sistemática de las normas legales transcritas, se colige que
las presunciones son conclusiones; y concluir, según el Diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española, en una de sus tantas acepciones,
significa:“...3. Inferir, deducir una verdad de otras que se admiten,
demuestran o presuponen...” (Diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española. Vigésima Segunda Edición. Tomo 3. Pp. 415). Asi mismo, la palabra
INDICIO significa y de esta forma lo identifica el Diccionario Jurídico Espasa,
“...Hecho que permite deducir o inferir la existencia de otro no percibido o
conocido que es el jurídicamente relevante...” Por su parte el mismo texto
citado define el término PRESUNCIONES, como: “...Operaciones
intelectuales y volitivas, imperadas o permitidas por el Derecho positivo o
consentidas por el buen sentido de un hombre experimentado, que
consisten en tener como cierto un hecho (el hecho presunto) a partir de la
fijación como cierto de otro hecho (el hecho indicio o base)....”(Diccionario
Jurídico Espasa. Editorial Espasa. Madrid. 2001. pp.821, 1.157)
El ad-quem al efectuar el estudio del caso y valorar el título supletorio
acompañado por el demandante, consideró que éste no podía ser apreciado
como prueba sino como indicio -hecho base- vale decir a la luz de la definición
transcrita supra, éste representó el hecho que le permitió inferir la existencia de
la posesión –el otro hecho no percibido, hecho presunto- éste elemento lo
concatenó con otras pruebas de autos, o sea realizó una operación intelectual,
(actividad no censurable en casación) que lo llevó a concluir –deducir una
verdad de otra que se presupone- que no habiendo demostrado el demandado
durante el desarrollo del proceso, la condición de arrendatario que le endilgó al
demandante y con ello que la naturaleza de la posesión fuese precaria y no de
forma pacífica y con ánimo de dueño, como lo alegara el demandante, llegó a
la conclusión de que estaban llenos los extremos para declarar con lugar la
pretendida prescripción adquisitiva peticionada en el libelo.
Sobre el asunto de la valoración de los indicios, en reciente sentencia Nº. 0072,
de fecha 5 de febrero de 2002, en el juicio de la empresa Oficina Técnica de
Construcciones C.A. contra Banco Unión S.A.C.A y otra, expediente Nº. 99-
973, la Sala estableció:
“...Una norma sobre la apreciación, de los indicios ha sido introducida por
primera vez en el nuevo Código de Procedimiento Civil. En efecto, el artículo
510 expresa: “los jueces apreciarán los indicios que resulten de autos en su
conjunto, teniendo en consideración su gravedad, concordancia y convergencia
entre sí, y en relación con las demás pruebas de autos.” La regla tradicional en
cuanto a la valoración de la prueba de indicios es que los jueces son soberanos
en la apreciación de esta prueba, puesto que la ley ha dejado a la prudencia
del juzgador ponderar la gravedad, precisión y concordancia de los indicios que
resulten de los autos, sin que pueda Casación censurar las razones de hecho
en que se funden los jueces de instancia para estimar o rechazar los indicios,
salvo infracción de regla legal expresa de valoración, que en el caso concreto
de esta denuncia no la ha formulado el recurrente.
Caben otras consideraciones adicionales. Así, Casación ha establecido que en
la formación de la prueba circunstancial –como también se le llama a la de
indicios – el juzgador debe guiarse por ciertos principios jurídicos, para que su
apreciación no sea censurable en Casación por contraria a derecho o violatoria
de ley expresa. Estos principios son tres: a) que el hecho considerado como
indicio esté comprobado; b) que esa comprobación conste de autos; y, c) que
no debe atribuirse valor probatorio a un solo indicio (CFC. Memoria 1946. Tomo
II. Pág. 285). En un fallo relativamente reciente, Casación ha expresado lo
siguiente: “...en la aritmética procesal, los indicios son quebrados: aislados,
poco o nada valen; pero sumados, forman, y en ocasiones exceden, la unidad
probatoria plena, pues la característica de los indicios es que ninguno por sí
solo ofrece plena prueba; ellos deben apreciarse en conjunto; su eficacia
probatoria debe contemplarse con la suma de todos los que den por probados
los jueces y no con algunos aisladamente”. (CFC. Memoria 1945. Tomo II. Pág.
107).
En el caso de autos, la recurrida dio valor probatorio al indicio relacionado con
el comienzo de la construcción de las obras de urbanismo por parte de la
empresa mercantil actora, porque lo relacionó con la confesión de los bancos
demandados contenida en la solicitud de ejecución de hipoteca....”
Con base a las consideraciones anteriores, la Sala necesariamente debe
concluir que no incurrió el ad quem en la infracción de los artículos 1.394 y
1.399 del Código Civil y 510 del Código de Procedimiento Civil, por falsa
aplicación, razón por la cual se declara improcedente la denuncia en estudio.
Así se decide.
SCC 29-01-02
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº 00-991, dec. Nº
65. Criterio ratificado en sentencia de 23-7-03, mismo ponente, exp. 01-
959, dec. 336:
Error en la interpretación del contrato
Además, la Sala observa que el fundamento de la denuncia se refiere al error
intelectual del juez en la interpretación del contrato. En relación con ello, este
Tribunal Supremo reitera que es de la soberanía de los jueces de instancia la
interpretación del contrato, a menos que el Juez incurra en desnaturalización o
desviación intelectual de su contenido, situación que puede denunciarse a
través del primer caso de suposición falsa o que se esté en presencia de la
excepción prevista en el artículo 12 del Código de Procedimiento Civil. En
efecto, al respecto ha señalado la Sala lo siguiente:
“...Constituye doctrina reiterada de esta Corte, que la interpretación de los
contratos es cuestión de hecho reservada a los jueces de instancia, controlable
por esta Sala sólo cuando el sentenciador hubiese incurrido en suposición
falsa, salvo que el Juez califique erróneamente el negocio jurídico, y lo
subsuma en una norma que no es aplicable, error éste de derecho.”
En sentencia de fecha 11 de marzo de 1992, expresó la Sala:
‘La interpretación de los contratos, de acuerdo a reiterada doctrina de esta
Sala, es de la soberanía de los jueces de instancia, y la decisión que al
respecto ellos produzcan, sólo será atacable en Casación por denuncia de
error en la calificación del contrato, error éste de derecho, o por suposición
falsa.’
“Ahora bien, ha admitido esta Corte la casación por desnaturalización de una
mención contenida en el contrato, que conduciría a que la cláusula establecida
en el mismo, produzca los efectos de una estipulación no celebrada.
El límite entre la soberana interpretación del contrato y la tergiversación o
desnaturalización de la voluntad contractual está constituido por la
compatibilidad de la conclusión del Juez con el texto de la mención que se
interpreta. Si el establecimiento de los hechos por el Juez es compatible con la
expresión de la voluntad de las partes, estamos en la esfera de la
interpretación; si, por el contrario, la conclusión del sentenciador no es
compatible con el texto, estaríamos en presencia de una desnaturalización del
contrato...” (Sentencia de la Sala de Casación Civil de fecha 29 de noviembre
de 1995, en el juicio de la Universidad Central del Venezuela contra Banco
Provincial de Venezuela, C.A., hoy Banco Provincial S.A.C.A., en el expediente
N° 94-703, N° 569). (Destacado de la Sala).
SCC 11-10-01
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº 00-867, dec. Nº 297:
Suposición falsa. Las falsas apreciaciones del juez atribuidas al libelo de
la demanda no configuran suposición falsa.
La Sala tradicionalmente ha establecido que si el Juez atribuye al libelo o a la
contestación de la demanda menciones que no contiene, tergiversando lo
alegado por las partes como fundamento de la pretensión o de la defensa,
incurre en el vicio de incongruencia positiva, y no en el primer supuesto de
suposición falsa.En el presente caso, el propio recurrente establece, al intentar
cumplir la técnica establecida para denuncias de esta índole, que el acta que
patentiza la falsa suposición es el libelo de demanda. Siendo así, la posible
tergiversación de los alegatos aducidos en el libelo de demanda sólo puede
controlarse a través del recurso por defecto de actividad, delatando el vicio de
incongruencia positiva con infracción del ordinal 5º del artículo 243 del Código
de Procedimiento Civil, como lo indicó la Sala al analizar la denuncia anterior, y
no por conducto del recurso por infracción de ley denunciando el vicio de
suposición falsa. ...Estima la Sala que el vicio denunciado no podría existir,
pues la calificación de la acción no es un problema de hecho, sino de derecho,
y además se trata de una conclusión del Juzgador, y no de un hecho que
pueda ser falsamente supuesto.
SCC 2-8-01
Ponencia del Magistrado Antonio Ramírez Jiménez. Exp. Nº 00-293, dec. Nº
249:
Confesión. La confesión espontánea practicada en cualquier estado y
grado de la causa. (RATIFICA JURISPRUDENCIA)
Por tales razones, la falta de examen del sentenciador, de las actuaciones
extrañas a los medios probatorios, en busca de confesiones de las partes, en
nada vicia el fallo y mal puede configurar esa ausencia de examen el vicio de
silencio de prueba, ya que esas confesiones espontáneas ocurridas en etapas
distintas a las probatorias, no nacieron como productos de medios propuestos
por los litigantes, sobre las cuales sí debe el juez ejercer el análisis y valoración
respectivo, por ser ellos invocados como pruebas e incorporados a los autos.
En este caso citado de confesiones espontáneas, que pueden tener lugar en
cualquier grado e instancia de la causa, sí debe mantenerse la doctrina de la
Sala, en cuento a la necesaria invocación de la contraparte del confesante, que
quiere aprovecharse de tal declaración, caso en el cual el Juez estaría
constreñido a efectuar el examen respectivo, ya que se trata de un medio de
prueba invocado por una de las partes, sobre el cual se está pidiendo el
análisis judicial.
SCC 29-1-02
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº 00-991, dec. Nº 65:
Error en la interpretación del contrato
Además, la Sala observa que el fundamento de la denuncia se refiere al error
intelectual del juez en la interpretación del contrato. En relación con ello, este
Tribunal Supremo reitera que es de la soberanía de los jueces de instancia la
interpretación del contrato, a menos que el Juez incurra en desnaturalización o
desviación intelectual de su contenido, situación que puede denunciarse a
través del primer caso de suposición falsa o que se esté en presencia de la
excepción prevista en el artículo 12 del Código de Procedimiento Civil. En
efecto, al respecto ha señalado la Sala lo siguiente:
“...Constituye doctrina reiterada de esta Corte, que la interpretación de los
contratos es cuestión de hecho reservada a los jueces de instancia, controlable
por esta Sala sólo cuando el sentenciador hubiese incurrido en suposición
falsa, salvo que el Juez califique erróneamente el negocio jurídico, y lo
subsuma en una norma que no es aplicable, error éste de derecho.”
En sentencia de fecha 11 de marzo de 1992, expresó la Sala:
‘La interpretación de los contratos, de acuerdo a reiterada doctrina de esta
Sala, es de la soberanía de los jueces de instancia, y la decisión que al
respecto ellos produzcan, sólo será atacable en Casación por denuncia de
error en la calificación del contrato, error éste de derecho, o por suposición
falsa.’
“Ahora bien, ha admitido esta Corte la casación por desnaturalización de una
mención contenida en el contrato, que conduciría a que la cláusula establecida
en el mismo, produzca los efectos de una estipulación no celebrada.
El límite entre la soberana interpretación del contrato y la tergiversación o
desnaturalización de la voluntad contractual está constituido por la
compatibilidad de la conclusión del Juez con el texto de la mención que se
interpreta. Si el establecimiento de los hechos por el Juez es compatible con la
expresión de la voluntad de las partes, estamos en la esfera de la
interpretación; si, por el contrario, la conclusión del sentenciador no es
compatible con el texto, estaríamos en presencia de una desnaturalización del
contrato...” (Sentencia de la Sala de Casación Civil de fecha 29 de noviembre
de 1995, en el juicio de la Universidad Central del Venezuela contra Banco
Provincial de Venezuela, C.A., hoy Banco Provincial S.A.C.A., en el expediente
N° 94-703, N° 569). (Destacado de la Sala).
SCC 27-4-01
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº 00-382, dec. Nº 102:
Pruebas. El vicio de silencio de pruebas puede ser denunciado por
cualquiera de las partes. Ratifica doctrina
Sobre esta materia esta Sala, en decisión de fecha 5 de abril del año que
discurre, sentencia Nº 62, expediente Nº 99-889, en el caso de Eudocia Rojas
contra PaccaCumanacoa, dejó establecido lo siguiente:"...El alegado vicio de
silencio de pruebas se produce cuando el sentenciador ignora completamente
el medio probatorio, pues ni siquiera lo menciona, o cuando refiere su
existencia, pero no expresa su mérito probatorio. Este vicio puede ser
denunciado por cualquiera de las partes, por cuanto una vez que la prueba es
incorporada al expediente, escapa de la esfera dispositiva y pertenece al
proceso, lo que autoriza al juez para valorarla con independencia de quien la
promovió, con fundamento en el principio de adquisición procesal.
SCC 15-11-00
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº 99-961, dec. Nº 356:
Pruebas. No existe prueba sin importancia. Todas ante el juzgador
merecen ser tenidas en cuenta. RATIFICA DOCTRINA DEL 24-02-00
Ha sido jurisprudencia constante de esta Sala, que a fin de que los
fundamentos de una sentencia sean demostración de lo dispositivo, no pueden
limitarse a simples afirmaciones sobre puntos de hecho sin que le preceda la
exposición de tales hechos y el análisis de todas las pruebas cursantes en
autos. Es decir que no existe prueba sin importancia, pues todas ante el
juzgador merecen ser tenidas en cuenta, y luego de ese examen, ser recogidas
o desechadas, pues en los fallos de instancia deben ser apreciadas todas las
pruebas aportadas sin que los jueces puedan descansar su dispositivo en unas
ignorando otras, pues ello equivale a falta de inquisición de la verdad procesal,
a que se desconozca a la parte proponente de la prueba silenciada el derecho
a su apreciación y que el dispositivo no aparezca cabalmente razonado."
(sentenciade fecha 24 de febrero de 2000.
Pruebas. Silencio de Pruebas. Se ratifica el cambio de doctrina del
silencio de pruebas.
[...] en fecha 21 de junio de 2000, dictó nueva doctrina respecto a la técnica
para denunciar el vicio de silencio de prueba, en la que se decidió lo siguiente:
"en cumplimiento a lo establecido en las disposiciones constitucionales
indicadas, y conforme con la ley Procesal Civil, la Sala sólo podrá tener
conocimiento de estos extremos si la denuncia se encuadra en un recurso por
infracción de ley; recurso en el cual el formalizante satisfaga las exigencias del
artículo 313 del ordinal 2º, único aparte del Código de Procedimiento Civil,
dentro de los términos y condiciones previstos en la ley, donde la denuncia de
violación de las respectivas normas relativas a la apreciación y carga de la
prueba, adquiere suma importancia, ya que permitirá precisar el servicio, la
necesidad o la conveniencia de la prueba en la resolución de la pretensión
contenciosa y de allí dependerá la calificación jurídica de la utilidad o no de la
casación.
SCC 10-8-00
Ponencia del Magistrado Antonio Ramírez Jiménez. Exp. Nº 99-239, dec. Nº
286:
Alcance del contenido del art. 12 CPC
[...] el artículo 12 del Código de Procedimiento Civil, constituye una norma de
carácter general, la cual tiene por objeto regular la conducta del juez al decidir,
pues le impone el deber de atenerse a lo alegado y probado en autos, sin
examinar elementos de convicción fuera de ellos, o suplir excepciones o
argumentos de hechos no alegados ni probados.
Las normas de derecho probatorio guían al juez en su trabajo lógico de
sentenciar.
Las normas de derecho probatorio, si bien son procesales y no sustanciales, no
están dirigidas a disciplinar la actividad externa del juez en el proceso, sino a
guiarlo en su trabajo lógico necesario para dirimir la controversia por medio de
la sentencia.
las infracciones de fondo o errores de juicio para que sean trascendentes en
Casación, tienen que reflejarse en la parte dispositiva o resolutoria del fallo,
pues es lo que vincula al juez y a las partes. Es así entonces, que el recurrente
en Casación tiene que establecer un nexo de causalidad trascendente entre la
infracción de Ley denunciada y el dispositivo de la sentencia recurrida,
presupuesto indispensable para la prosperidad de la Casación.
SCC 19-7-00
Ponencia del Magistrado Antonio Ramírez Jiménez. Exp. Nº 99-481, dec. Nº
241:
Silencio de Prueba. Cuándo se configura. Se ratifica doctrina
La doctrina de este Tribunal Supremo ha sido pacífica al señalar, que el referido
vicio de silencio de pruebas sólo tiene lugar cuando el sentenciador deja de
analizar una prueba producida en autos, conforme a los medios probatorios
consagrados en nuestra legislación claramente tipificados o por cualquier otro
medio de prueba atípico. También pueden constituir medios de prueba,
cualesquiera menciones o elementos probatorios que consten en acta o
instrumento del expediente que, por su propia naturaleza, no sea considerado
como medio de prueba; para ello, es necesario, que la parte interesada en
aprovecharse del mismo lo haga valer expresamente ante el sentenciador, a fin
de que éste quede advertido de su existencia y comprometido a analizarlo
como elemento probatorio particular.
SCC 19-7-00
Ponencia del Magistrado Antonio Ramírez Jiménez. Exp. Nº 99-927, dec. Nº
247:
Suposición falsa. Segundo caso, Cuándo se verifica.
Reiteradamente la Sala de Casación Civil ha señalado que el segundo caso de
suposición falsa previsto en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil,
esto es, dar por demostrado un hecho con pruebas que no aparecen en el
expediente, se verifica cuando el juez extrae un hecho de una prueba
inexistente en el mundo del proceso. Por tanto, si el juez afirma un hecho sin
acreditar el respaldo probatorio que lo soporta, se estará en presencia,
eventualmente, de un defecto en la motivación de la sentencia, mas no en una
suposición falsa, pues para que esta se verifique, se requiere que el juez afirme
la existencia de la prueba de que deriva el hecho y que esa prueba no conste
en el expediente.
SCC 19-7-00
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº 00-270, dec. Nº 236:
Testigos. Requisitos del acto de examen del testigo. Se ratifica doctrina.
El acto de examen del testigo, entre otros requisitos, debe contener: a) las
contestaciones que el testigo haya dado al interrogatorio; y b) las preguntas
que le haya dirigido la parte contraria, su representante o el Juez y las
respectivas contestaciones. En consecuencia, cuando el Juez efectúa la
síntesis de las declaraciones del testigo, debe ser sumamente cuidadoso en
trasladar a la sentencia la parte mas importante de la misma, bien sea porque
el testigo sólo respondió al interrogatorio formulado de viva voz por
el promovente o su apoderado, o porque asimismo le fueron formuladas
preguntas por la parte contraria, su representante, o el propio Juez. Si no diere
cumplimiento a estos requisitos, resultará
Testigos. Control de la prueba testimonial. Se ratifica doctrina.
[...] para desechar el testimonio porque incurrió en contradicción, es
indispensable que el Juez traslade a la sentencia la motivación suficiente que le
permita a la Sala controlar la prueba testimonial. De lo contrario, como ha
acontecido en el caso de autos, el fallo carece de fundamentación, debido al
traslado incompleto y parcial del interrogatorio y de las repreguntas.

SCS-SENTENCIA 22-2-01.
PONENCIA DEL MAGISTRADO DOCTOR OMAR ALFREDO MORA
DÍAZ. JUAN DE LA CRUZ RODRÍGUEZ contra CÁNDIDO RAMÓN
RODRÍGUEZ. Exp. Nº 00-391, sentencia Nº 26:
Al respecto esta Sala observa, que si bien las reglas de la sana crítica
deben regir al Juzgador a los fines conducentes de apreciar y valorar las
pruebas, y que en caso de su relajación está permitido a esta Sala
extender su examen al establecimiento y valoración de los hechos, tal y
como lo establece el segundo aparte del artículo 320 del Código de
Procedimiento Civil, es oportuno recordar al recurrente que dichas pautas
o reglas están delimitadas en función de la valoración de la prueba y del
convencimiento del juez acerca del mérito de ésta, por lo que y como lo
ha sostenido la jurisprudencia sentada por este Supremo Tribunal, la
sana crítica se infringe cuando la sentencia se limita a describir los
elementos de autos sin analizarlos en absoluto en su virtualidad
probatoria, o cuando su valoración de las pruebas esté en franca
contradicción con las pautas lógicas que rigen la investigación de la
verdad, o cuando se hacen aseveraciones apodícticas para el
establecimiento de los hechos, de forma que revele una prematura o
irreflexiva formación de la convicción del juez; de tal forma que ha debido
el formalizante especificar de qué manera el Sentenciador vulneró las
reglas de la sana crítica, para así estar facultado esta Sala a extenderse
al examen del establecimiento y apreciación de los hechos o de las
pruebas.

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