- Encienda el incienso. - Encienda la vela Astral de la persona en la que se desean provocar celos. Piense intensamente en ella. - Encienda las velas marrón 1 y 2, piense en la inseguridad, en la duda. - Encienda las velas amarillo/verdosa 1 y 2, piense en la enfermedad, los celos y la discordia. Luego diga:
(Salmo 63)
“Señor, mi Dios, al que sigo desde siempre:
mi alma tiene sed de ti; mi carne yace en una tierra seca, en la que no hay agua: tengo que contemplar tu poder y el brillo de tu cara, como hasta ahora los había visto en el interior de tu santo templo. Tu amor es mejor que la vida, mis labios te ofrecerán tus rezos. En tu nombre levantaré las manos y te bendeciré mientras viva. Aunque mi alma esté llena de grasas, mi boca y sus alegres labios cantarán plegarias para ti. Cuando estoy sobre mi lecho te recuerdo con agrado, también cuando medito sobre ti en la ronda de la noche. La sombra de tus alas me alegra; porque tu eres mi ayuda. Mi alma te sigue intensamente y tu me sostienes en tu mano derecha. Quien busque derrumbar mi alma caerá en el rincón más recóndito de la tierra. Caerán bajo la espada, y serán presa del zorro. Y se regocijará el rey en Dios, y la gloria de cada uno hará que confíen en él: pero detendrá la boca de todos los embusteros”. Apague las velas. Repita el ritual cada lunes y cada sábado, durante tres semanas consecutivas.