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APUNTES DE APRENDIZAJE Nº1:

“La alfabetización emergente: Conceptos


generales e ideas para su estimulación”

Educación digital de calidad y a


tu alcance
Autor: Flga. Soledad Parada
Validador: Flgo. Marcelo Saldías
La alfabetización emergente: Conceptos generales e

ideas para su estimulación

El término alfabetización emergente ha sido usado en las últimas décadas para

designar un nuevo enfoque de la evolución de la lectura y la escritura en los niños

pequeños. Este enfoque considera todas las manifestaciones de las conductas

relacionadas con la lectura y la escritura previas al logro de la alfabetización

convencional. Según esta perspectiva, los niños saben bastante acerca de la lectura

y la escritura mucho antes de manejar convencionalmente dichos procesos. La

lectura y la escritura, entonces desde esta mirada, emerge desde el interior del niño,

desarrollándose en mayor o menor grado según sus experiencias con el lenguaje

escrito. Es decir, la mayoría de los procesos necesarios (o prerrequisitos) para que

los niños aprendan a leer y escribir, ocurren antes de que estos entren al sistema

escolar. En otras palabras, la tarea empieza en la casa, en la sala cuna y/o el jardín

infantil.

La alfabetización se desarrolla en la vida real, donde la experiencia de los pequeños

se incorpora a actividades que tienen algún propósito más allá del aprendizaje de la

lectura y la escritura como tales: ver a los adultos leer el diario, usar guías, anotar

llamados telefónicos, escribir listas de compras, participar en juegos con

instrucciones escritas, hacer una comida con una receta de cocina, entre otras cosas.

Más que aprender la lectura y la escritura como una habilidad abstracta, de esta

manera la aprenden en los aspectos funcionales de su uso. Si los niños desde los

primeros meses han tomado contacto con materiales escritos, juegos de letras, les

han leído libros, a la edad de dos o tres años pueden identificar signos, rótulos, logos

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y les gusta acercarse a los libros y experimentar con la escritura. Prontamente,

entonces, se interesarán por la lectura y la escritura al mismo tiempo que están

aprendiendo a hablar. Cuando se les lea un cuento y se les pida que lo relaten, no lo

repetirán de memoria, sino que reconstruirán su significado con palabras que

difieren del texto. Cuando se encuentren con materiales escritos diferenciarán

dibujos de escrituras, desarrollando hipótesis con la intención de comprender

significados, estructuras, aprender símbolos y relacionar el lenguaje oral con el

escrito.

Se puede inferir entonces que, en una sociedad letrada, “casi todos los niños” inician

el aprendizaje conceptual de la lectura mediante:

• el uso de la lectura y la escritura con propósitos reales

• las demostraciones espontáneas de los adultos que leen y escriben en su

entorno

• su interacción con los padres y/u otras personas letradas

• sus propias exploraciones del material escrito

La descripción de los niños pequeños como aprendices activos, como constructores

de la significación del lenguaje escrito, es central en el concepto de alfabetización

emergente. Para que el niño adquiera este conocimiento necesita un nutrido

ambiente letrado que brinde variedad de oportunidades de interacción con la

lectura y la escritura. Este ambiente involucra a las personas importantes para el

niño y sus conductas con la lectoescritura. La nueva perspectiva en el desarrollo de

la lectura y la escritura durante la primera infancia ha demostrado el papel clave que

juegan los padres y otras personas letradas como facilitadores del aprendizaje

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temprano de la alfabetización. Hay estudios que demuestran que un padre lector va

a incentivar la curiosidad de los niños por relacionarse con un libro, ojear sus

páginas y tratar de entender lo que dice. La mayoría de los recuerdos de la

infancia se relacionan con el afecto y la diversión, por tanto, para que la

lectura sea un hábito que provoque sensaciones placenteras de la infancia a la

edad adulta, es necesario formar lectores desde el afecto.

Una conducta fundamental que podemos modelar con los padres, para lograr este

ambiente letrado nutrido es aumentar la frecuencia de las actividades de lectura

compartida entre padres e hijos, pero sentarse junto al niño y leerle un cuento sin

interrupciones antes de dormir, aunque importante, no es el modo más efectivo para

ayudarlo a convertirse en buen lector. La lectura interactiva de los cuentos tiene un

poderoso efecto en el desarrollo de la alfabetización y para promover la actividad

independiente con los libros. Es un proceso real de andamiaje. Es por esto que, la

lectura dialógica o compartida, se describe como la estrategia que ha mostrado ser

más eficaz a la hora de desarrollar la alfabetización temprana. Esta actividad

involucra un cambio en los roles del adulto y del niño al leer el libro. En este método

el adulto incentiva al niño a convertirse en el relator de la historia, asumiendo una

postura de escucha activa, en lugar de simplemente leer la historia y, por su

carácter dialógico, el adulto utiliza un lenguaje más complejo que en otro tipo de

conversaciones, definiendo, explicando y haciendo preguntas para facilitar la

comprensión.

Las estrategias que ocupa el adulto durante estas actividades de lectura compartida

no siempre son evidentes para ellos, es por esto que es importante entregar

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lineamientos claros, acorde a la edad del niño. A continuación, se entrega un listado

de sugerencias para conversar y explicar a los padres, descritas por Muñoz y

Anwandter, 2011.

Con niños de 0 a 2 años:

• Encuentre un momento de calma, cuando el niño esté despierto y listo para

jugar o comunicarse.

• Escoja un lugar calmado, con la televisión o la radio apagada, y evite otras

fuentes de distracción, como instrumentos musicales o juguetes sonoros, ya

que este será un tiempo especial entre ud. y el niño.

• Si está a cargo de más de un niño, intente leerle ojalá a cada uno por

separado, o en pequeños grupos de 2 ó 3.

• Mantenga el tiempo de lectura muy corto, y vaya aumentándolo en la medida

en que cuente con la atención del niño.

• Incluya canciones, saltos, cosquillas o bailes a partir del libro.

• Explore lugares para leer al interior o en el exterior de la vivienda, sobre una

frazada, a la sombra de un árbol, en un auto, en el bus, etc.

• Sujete el libro cerca del foco del niño, lo suficientemente cerca como

para ser visto, olido y tocado por él o ella ¡Recuerde que los libros también

son para ser tocados, olidos y hasta probados!

• Dé vuelta las páginas con calma, mientras va hablando sobre lo que pasa en

la historia y en las imágenes.

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• Cambie pedazos de la historia (por ejemplo, los nombres de los personajes)

para hacer como si el libro se tratara sobre su niño, o sobre algo del mundo

su en particular.

• Hágale al niño algunas preguntas y apunte a algún detalle interesante en las

ilustraciones.

• No olvide divertirse, poniendo voces y haciendo ruidos de animales, ya que

esto ayudará a traer el libro a la vida.

• Lea pocos libros muchas veces, ya que los niños necesitan de muchas

repeticiones para familiarizarse con los libros.

• Escoja libros que a ud. también le gusten, para que también se motive al

leerlos una y otra vez, y donde pueda expandirse mirando a las ilustraciones,

cambiando el texto, etc.

• Guarde los libros en un lugar en que los niños puedan alcanzarlos. Así,

cuando empiecen a gatear, podrán mirarlos por sí solas a cualquier hora del

día.

• Si niño pide que le lea una y otra vez los mismos libros, ¡la lectura en

esta etapa ha sido un éxito! porque el niño habrá comprendido que la lectura

consiste sobre todo en comunicarse, y que es una experiencia placentera que

asociará a sentirse segura, querida y cercana a un adulto.

Al final de los dos años, los niños pueden seguir una historia sencilla, y comienzan a

entender la relación entre las acciones y los sentimientos. Disfrutan historias cortas,

simples, con repeticiones, con imágenes que están directamente relacionadas con la

historia. Los libros con oraciones o estructuras repetitivas permiten que los niños

anticipen y se atrevan a participar.

Con niños de 3 a 4 años:

En esta etapa podemos agregar experiencias conscientes con el mundo letrado

aparte de la lectura compartida. Algunas sugerencias para conversar con los padres

pueden ser:

• Tome ventaja de las oportunidades cotidianas de interacción, por ejemplo,

conversando con los niños a la hora de comer, en vez de simplemente

monitorear que coman, mirando juntos las imágenes impresas a su

alrededor.

• Lea todos los días de manera individual o en pequeños grupos de 2 o 3 niños.

Los niños expanden su vocabulario a través de la lectura, pero aprenden

mucho más si está se realiza de manera interactiva, con oportunidades para

hacer y responder preguntas, mirar las imágenes, decidir cuándo dar vuelta

las páginas y cuándo cambiar de actividad.

• Cuéntele historias al niño acerca de su propia vida, por ejemplo "Había una

vez una niña llamada María que vivía con su mamá y su perro en un pequeño

departamento con una gran ventana. Un día, después de desayunar, la mamá

llevó a María en micro al jardín infantil. Cuando llegaron, la profesora de

María, la tía Patricia, se puso feliz de verla le dijo 'Hola María, hoy vamos a

jugar a un juego nuevo', etc." Aunque esta historia carezca de interés para el

resto de los adultos, cautivará el interés de la niña, ya que la sitúa como la

principal protagonista.

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• Fabrique sus propios libros con fotos a partir de una experiencia que el niño

haya tenido, como salir de paseo, cocinar, o algún evento cotidiano, como

lavarse el pelo y peinarse.

• Fomente que el niño actúe escenarios imaginados. Esta es la edad en que la

imaginación ocupa un fuerte rol en el juego de los niños. Las marionetas,

peluches, muñecas, etc. pueden ocupar diferentes roles en el juego. A través

de sus juegos, los niños comienzan a comprender cómo opera el mundo y

cómo actúa la gente que los rodea.

• Camine por el vecindario, fijándose en las señales, en los números y nombres

de las calles, en los letreros, etc., aprovechando estas oportunidades para

adquirir nociones sobre el mundo de lo impreso y la manera en que

funcionan los símbolos. Por ejemplo, si va por la calle puede señalarle "ahí

hay una gran E, porque es un lugar donde los autos pueden estacionarse" o

"ese hombrecito verde en el semáforo significa que podemos cruzar la calle".

Tomar fotos en estas caminatas puede servir para hacer libros o conversar

acerca de lo que significan.

• Cante canciones con los niños. Cantar tiene muchos beneficios en general, y

les ayuda a aumentar su conciencia fonológica en específico. Los niños

disfrutan especialmente las rimas y las repeticiones. Incluso a esta edad

algunos niños pueden inventar sus propias canciones.

• Comience a apuntar a letras y números. Utilice abecedarios, números

simples, ponga imanes con letras y números en el refrigerador. Escriba el

nombre del niño en lugares visibles como su ropa y sus pertenencias, para

que tenga la oportunidad de familiarizarse con él. Alrededor de los 3 años los

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niños identifican la inicial de su nombre y alegremente expresarán que es

"su" letra al verla escrita en diferentes contextos.

• Converse sobre emociones y sentimientos. Los niños suelen frustrarse a esta

edad al constatar la diferencia entre lo que pueden y lo que quieren hacer.

Esta dificultad puede ser disminuida si conocen las palabras que ayudan a

describir sus estados de ánimo y logran así identificarlos y comunicarlos, no

en medio de una rabieta o pataleta, pero sí en un momento posterior de

calma. En este sentido, los libros pueden ayudar enormemente expandiendo

las experiencias emocionales de los niños.

• Lea de manera interactiva, por ejemplo, relacionando lo leído con lo que

el niño ya sabe o ha hecho. Converse sobre las imágenes y el texto, discuta lo

que creen que va a pasar después, cómo se sienten los personajes, lo que

hicieron y lo que podrían haber hecho, lo que ellos harían en la situación de

los personajes.

• Practique la coordinación mano-ojo. El control de la motricidad fina es

central en esta etapa, al igual que poner atención a los detalles, todo lo cual

será posteriormente clave, en la etapa escolar, para leer y escribir. Para

lograr esto, los niños necesitan acceder, en los posible, a diferentes tipos de

lápices, plumones, pinturas, tizas y diferentes superficies, como cartones,

papel, pizarras, vidrios empañados, etc. Para ejercitar estas destrezas

también son esenciales juegos como armar puzzles, construir con bloques,

jugar con plasticina, jugar con barro, arena o agua. Además, necesitan que

reforcemos su trabajo. Los primeros rayones o palotes son sus primeros

pasos en la escritura. Muestre interés en su trabajo, péguelo en la pared y

muéstrelo a otras personas, como si se tratara de una obra de arte.

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• Hacerse conscientes de las diversas formas en que la alfabetización juega un

rol en sus comunidades también es esencial. Esto se logra conversando

acerca de los programas de televisión o películas vistas, conversando acerca

de las noticias en la radio y permitiendo que ayuden en actividades tan

cotidianas como cocinar siguiendo una receta, limpiar, jardinear, ordenar la

casa, etc.

• Finalmente, cultive la paciencia en estas actividades. Algunos niños van más

rápido que otros en el desarrollo del lenguaje. Evite comparar lo que puede

hacer su niño con lo que hacen otros, concentrándose en el desarrollo

particular y las necesidades de él. Para mantener el interés del niño, la lectura

temprana compartida no debe transformarse en una actividad forzada y

sobre exigente, distinta a otros momentos de juego.

En niños preescolares más grandes es muy importante, además, desarrollar el

conocimiento metacognitivo sobre el proceso de la lectoescritura, esto implica ir

ayudando a los niños en el reconocimiento de 3 aspectos claves: el conocimiento

acerca de si mismos como seres cognoscentes (sujeto), el conocimiento acerca de la

tarea a la que se enfrenta (tarea) y el conocimiento acerca de las estrategias que

utiliza para el logro de dicha tarea (estrategias). Para colaborar en el desarrollo de

la alfabetización emergente y el conocimiento metacognitivo de la misma, se pueden

considerar tres aspectos importantes: a) un ambiente estimulante que rodee al niño

brindando oportunidad de experiencias de interacción con la lectura y los textos

escritos; b) la participación del adulto en este proceso. Ambas ya han sido descritas

en términos de su importancia en este documento. Ahora agregaremos el tercer

aspecto: c) la utilización de estrategias por parte del adulto para desarrollar en el

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niño el conocimiento metacognitivo de la lectura emergente, es decir, que el niño

vaya reconociendo lo que aprende de este ambiente letrado.

Con respecto al ambiente propicio para el desarrollo de la alfabetización emergente

y el conocimiento metacognitivo, éste debe caracterizarse por ser atractivo y

tranquilo, de modo tal que invite a la lectura. Por ejemplo, disponer de un lugar

(biblioteca, mueble) donde se encuentren libros de cuentos y revistas al alcance de

los niños, y un espacio cómodo destinado para la lectura (con alfombra,

almohadones, etc.). Además, debería existir un tiempo dedicado a la lectura fijado

de forma mutua y previamente con el niño.

La participación del adulto, por su parte, es de suma importancia dado que puede

deliberadamente elegir estrategias de intervención adecuadas y proporcionar el

ambiente que faciliten las experiencias propicias por parte de los niños. Las

experiencias ricas y variadas de interacción con la lectura son la base sólida sobre la

cual se construyen los conocimientos que facilitan la lectura emergente. La

adquisición de estos conocimientos se realiza de manera interactiva, en la cual el

adulto juega un rol relevante cuando además de motivar y brindar experiencias,

promueve actividades metacognitivas. Por ejemplo, al invitar a los niños a realizar

una tarea determinada podría guiarlos, mediante preguntas, a describir la tarea a

realizar, a explicar de qué manera se realiza esa tarea, podría pedirles que

elaboraran un plan de acción anticipado de lo que van a hacer y de cómo lo van a

hacer para que posteriormente describan los logros obtenidos y los procesos

utilizados. Se trata de orientar las tareas en fases claramente diferenciadas y que

desde una perspectiva metacognitiva corresponden a los procesos cognitivos de

planificación, control y evaluación. La idea es involucrar al niño en el proceso lector,

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comprometiéndolo a realizar actos comunicativos a través de la lectura y la

escritura. Para esto, es necesario primero permitir y aceptar su forma de leer, es

decir, que el niño extraiga sus propias interpretaciones de un texto escrito,

apoyándose en las señales visuales que lo acompañan. En segundo lugar, admitir su

forma de escribir, es decir, consentir que el niño escriba garabatos, dibujos, letras y

palabras con ortografía inventada en sus producciones para la lectura. Por ejemplo,

se sugiere incentivar a los pequeños a realizar las siguientes actividades: enviar

cartas a sus padres y amigos, escribir recetas de alimentos que ellos mismos

preparan, escribir notas de recordatorio, escribir recados, dictar al adulto una

historia inventada o su fin inconcluso. En todas estas actividades, lo importante es

que el adulto estimule a los pequeños a darse cuenta de lo que saben hacer y lo que

les gusta hacer (conocimiento metacognitivo acerca del sujeto), a darse cuenta de lo

saben acerca de estas actividades de lectura y escritura (conocimiento

metacognitivo acerca de la tarea), y por último, a darse cuenta de lo que les resulta

difícil de hacer y de cómo solucionan ese problema (conocimiento metacognitivo

acerca de las estrategias).

Del mismo modo, es importante invitar al niño a planificar las acciones que va a

realizar para lograr el propósito fijado por el mismo niño. Una vez finalizada la

actividad es conveniente ayudarlo a darse cuenta de la relación que existe entre lo

que él planificó y lo que logró hacer. Finalmente sería adecuado invitarlo a

detenerse, por momentos a reflexionar acerca de lo que está haciendo y cómo lo está

haciendo para juzgar por sí mismo sus producciones y sus productos (conocimiento

metacognitivo acerca de la regulación de los procesos

cognitivos: monitoreo y evaluación). Esto último, por supuesto, dependiendo de la

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edad del niño y el nivel de desarrollo intelectual alcanzado, dado la evidente mayor

dificultad de la capacidad reflexiva de los procesos. Con respecto a la producción de

textos escritos, es importante invitarlos a realizarla como parte de una situación

comunicativa real. No hay que olvidar que a los niños les gusta compartir sus

producciones, ya sea exhibiéndolas a la vista de todos o mostrándolas

individualmente a ciertas personas.

Cuando saben que sus trabajos serán mostrados a otros, ellos dedican más tiempo

en sus producciones, vuelven a releerlas, se detienen a observarlas, borran, tachan,

lo arreglan.

Para finalizar, es interesante retomar la idea de que en las investigaciones sobre la

alfabetización emergente se ha enfatizado la importancia del proceso constructivo

del niño, pero también se ha reconocido el papel de los padres a través de sus

demostraciones sobre los propósitos y placeres de la lectura y de la práctica de la

escritura, pero los terapeutas y docentes también tienen un rol fundamental en esta

etapa y es así que es conveniente recordar que debemos estimular de forma

temprana la aparición de estas habilidades prelectoras y también del procesamiento

del niño sobre la misma, pues el conocimiento metacognitivo se inicia más temprano

de lo que comúnmente se cree y los educadores pueden y deben favorecer su

desarrollo al nivel de las tareas que el niño realiza de acuerdo a su edad, en este caso

directamente relacionadas con sus experiencias con la lectura y escritura, la

habilidad predictora de éxito o fracaso escolar futuro.

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Referencias bibliográficas

1. Braslavsky, B. (2000). Las nuevas perspectivas de la alfabetización temprana.

Lectura y vida, 21(4), 32-43

2. Muñoz, B. y Anwandter, A. (2011). Manual de lectura temprana compartida

¿Por qué es importante y cómo leer con niños y niñas de 0 a 7 años? Consejo

nacional de la cultura y las artes, gobierno de Chile.

3. Navarro, E. (2000). Alfabetización Emergente y Metacognición. Revista

Signos, 33(47), 111-121. Disponible en https://dx.doi.org/10.4067/S0718-

09342000000100010

4. Paul, R., & Norbury, C. (2012). Language disorders from infancy through

adolescence: Listening, speaking, reading, writing, and communicating. United

State: Elsevier Health Sciences

5. Villalón, M., Bedregal, D., & Figueroa, V. (2008). Alfabetización inicial: Claves

de acceso a la lectura y escritura desde los primeros meses de vida. Ediciones

UC: Santiago.

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