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UNIDAD II

2.1 Relación entre el derecho internacional público y el derecho interno.

El Derecho Internacional público y el Derecho Interno, no tiene por qué


contradecirse mutuamente, debido a que parte de una unidad indivisible, no
obstante de este criterio, existe una serie de conocidos juristas internacionalistas
que difieren de esta apreciación o criterio.

El planteamiento doctrinal de las relaciones entre el ordenamiento jurídico


internacional y el interno ha tenido cierta importancia en la ordenación positiva
de dichas relaciones. Podemos observar dos grandes teorías a las que, con
algunas variantes, se alinean las Constituciones: la teoría dualista y la teoría
monista.

Doctrina dualista: Derecho Internacional y Derecho interno, órdenes


jurídicos diferentes. Por un lado, para la doctrina dualista, cuyos autores más
representativos son el alemán Triepel y el italiano Anzilotti (Italia tiene dualismo
radical), el Derecho Internacional y el Derecho interno son dos órdenes jurídicos
diferentes y separados en cuanto al proceso de formación, al contenido material
y a la fuente de creación. Las consecuencias prácticas de esta posición son dos:

Una norma internacional no puede ser directamente obligatoria en el orden


jurídico interno, aunque los destinatarios son los Estados que han prestado su
consentimiento. Como los órganos internos sólo aplican las normas internas,
para que un Tratado Internacional sea aplicable en el orden interno deberá ser
transformado en una norma interna mediante un acto del legislador.

Como el Tratado Internacional se transforma en una norma interna, la norma


posterior puede derogar o modificar la norma anterior.

Doctrina monista: Derecho Internacional y Derecho interno, un sólo


sistema. Por otro lado, para la doctrina monista, cuyas escuelas más
representativas son la escuela normativista de Kelsen y la escuela sociológica
de Scelle, el Derecho Internacional y el Derecho interno son un solo sistema: hay
una unidad en el ordenamiento jurídico.

Para Kelsen, las normas jurídicas encuentran su fundamento en una norma


superior. Las normas se escalonan y la validez de cada norma depende de su
conformidad con la norma de rango superior. En la cúspide de la pirámide
kelsiana se encuentra la “norma fundamental” o Grundnorm que asegura la
unidad y coherencia del ordenamiento jurídico.

El problema reside en saber si la norma fundamental es la norma internacional


o la interna. En un primer momento, Kelsen la situaba en el orden interno, pero
a partir de 1934 defendió que residía en el Derecho Internacional. Sostiene que
el Derecho interno es un orden derivado del internacional y que es éste el que
reconoce poder a los sujetos estatales para crear normas jurídicas, por lo que la
juridicidad y obligatoriedad del Derecho interno depende de su conformidad con
la norma fundamental.

Por tanto, la competencia doméstica o interna está formada por los asuntos que
el Derecho Internacional deje a la competencia exclusiva del Estado. El monismo
es una posición coherente y tiene mejor técnica jurídica: el Estado no puede
desconocer internamente las normas que ha generado externamente.

La consecuencia jurídica que se deriva de esta teoría es la aplicación voluntaria


del Derecho Internacional. En ocasiones se da la autoaplicación, pues el Estado
actúa externamente para crear la norma e internamente para aplicarla. El
principio que rige es el de la coherencia entre lo externo y lo interno. En caso de
contradicción, se resuelve por la primacía del Derecho Internacional.

2.2 Influencia reciproca del derecho internacional público y el derecho


interno.

Determinar las influencia reciprocas entre el Derecho Internacional y el Derecho


Interno de los Estados es de gran interés. Es conveniente mencionar que las
posibles soluciones al problema de las relaciones entre estos Derechos, se
hallan condicionadas por la posición que se adopte sobre el fundamento del
Derecho de Gentes. La concepción voluntaria, es decir la que hace referencia a
que el Derecho Internacional es responsable sobre el consentimiento de los
Estados, conduce al dualismo mientras que la concepción objetivista, se inclina
a buscar el origen del ordenamiento jurídico más allá de la voluntad humana, es
decir que implica adhesión al monismo. De modo que existen dos posibles
soluciones para el antes mencionado problema: o bien los dos órdenes jurídicos
son independientes, distintos, separados o impenetrables (dualismo) o bien
derivan el uno de otro, lo cual implica una concepción unitaria del Derecho
(monismo).

2.3 Teoría monista y teoría dualista.

El Dualismo: La teoría dualista fue formulada por el profesor alemán Carl


Heinrich Triepel y establece que: "el Derecho Interno y el Derecho Internacional
son dos ordenamientos jurídicos absolutamente distintos, por que proceden de
fuentes diferentes y tienen distintos destinatarios, pues en el derecho interno
procede de la voluntad unilateral del estado, rigiendo las relaciones entre los
individuos o entre estos y el Estado, mientras que el Derecho Internacional nace
de la voluntad común de varios Estados, regulando por lo tanto las relaciones
entre los estados". Ahora bien, para que una norma de Derecho Internacional
obligue a los individuos esta tiene que transformarse en Derecho Interno, y como
consecuencia, por originarse sus normas y por depender su validez de la
voluntad de los Estados, prácticamente el Derecho Interno debía primar sobre el
Derecho Internacional. Por ejemplo un tratado es obligatorio solamente cuando
los Estados signatarios lo ratifican.

El Monismo: La posición monista admite que el Derecho Internacional y el


Derecho Interno constituyen un conjunto único e independiente en virtud del
carácter unitario del Derecho. Es decir que ambos ordenamientos son ramas de
un mismo sistema jurídico al cual todos los otros están ligados en una relación
derivada de legitimación. La teoría monista está dividida en dos tendencias
antagónicas. La primera formula el principio de que al Derecho Interno
corresponde la primacía sobre el Derecho Internacional Público. Este principio
ha sido generalmente abandonado por considerarlo idóneo para desplegar el
asunto del monismo, es decir de la unidad del ordenamiento jurídico y por ser
sustancialmente negador de la comunidad internacional y por lo tanto del
Derecho Internacional. La segunda afirma que el Derecho Internacional Público
por tener más jerarquía jurídica tiene prioridad sobre el Derecho Interno. Se ha
manifestado que la primacía del Derecho Internacional Público se sustenta en
que no sólo por el hecho de que los Estados como entidades originarias o
soberanas por sus respectivos ordenamientos impongan la propia legitimación
de la norma del Derecho Internacional, sino por el poder normativo de cada
Estado en el ámbito de la respectiva esfera de competencia.

Existen dos visiones extremas que se pueden adoptar respecto del impacto que
el derecho internacional puede y debe tener sobre los sistemas jurídicos
nacionales. Primero, está la entusiasmada perspectiva de algunos que anuncian
que el futuro del derecho internacional es doméstico. Su agenda plantea diluir la
tradicional división entre el espacio de acción del derecho internacional y el
espacio del derecho interno, a fin de que el derecho internacional logre influir con
eficacia los resultados de la política interna, obteniéndose así resultados acordes
con los objetivos de las normas internacionales. El derecho internacional que
siempre ha estado incómodo con su falta de eficacia podría conseguir por esta
vía una solución a través de los derechos internos. En el otro extremo se ubican
los que objetan que, en vista de que el derecho internacional adolece de un
insalvable déficit democrático, no es correcto permitir que su influencia se
traduzca, sin un proceso deliberativo interno, en normas jurídicas aplicables en
el derecho nacional.

2.4 Relación de la teoría monista con la ideología hitleriana.

Al final del siglo XIX y comienzo del siglo XX existió la teoría monista del "primado
del derecho interno sobre el derecho internacional". Esta teoría obtuvo cierta
divulgación en la literatura alemana concerniente al derecho internacional. Sus
partidarios consideraban al derecho internacional como una especie de "derecho
estatal exterior" de determinado Estado; es decir negaban la existencia del
derecho internacional y afirmaban la desvinculación del Estado respecto a
cualquier tipo de limitación. Esta teoría, en verdad, no recibió ningún apoyo
amplio en la literatura concerniente al derecho internacional. En los años 30 de
este siglo juristas de la Alemania hitleriana se aferraron a esta teoría. Esta sirvió
de argumento a la arbitrariedad del fascismo alemán en la arena internacional,
caracterizado por sus violaciones a las más elementales normas y principios de
las relaciones internacionales. Esta teoría hoy por lo menos en su forma pura
casi no tiene partidarios. La modalidad sostenible en nuestros días por los
partidarios de la teoría monista es la del "primado" del derecho inter- nacional
sobre el derecho interno. Su representante más típico es Hans Kelseri.

El "monismo moderado" de~erdross no se diferencia esencialmente ni por sus


premisas teóricas, ni por sus aspectos principales, de otras teorías monistas del
"primado" del derecho internacional sobre el derecho interno. La única diferencia
consiste en que la conclusión de los "monistas" partidarios de la subordinación
directa del derecho nacional al derecho intemacional Verdross la suaviza en el
sentido de que admite la posibilidad de conflictos entre las normas de uno y otro
sistema. Sin embargo, subraya a su vez que dichos conflictos se solucionan
únicamente en base al reconocimiento de 6' un sistema jurídico unitario", es
decir, en base a la unidad de todo el derecho y la supremacía en ésta del derecho
internacional sobre el derecho interno.

2.5 Relación de los tratados internacionales y las leyes internas.

Las leyes vigentes son modificadas por un T.I. posterior en las materias a que
se refiera este último. Ello es consecuencia de la decisión de los órganos que,
en virtud de la Constitución, determinan la sucesión de las normas internas
válidas por normas internacionales incorporadas al ordenamiento jurídico
interno.

Este criterio es generalmente aplicado por la jurisprudencia de los tribunales de


justicia. Sin embargo, existe un punto que genera discusión: ¿Qué pasa con las
leyes vigentes que requieren para su modificación de un quorum especial (L.O.C.
y leyes de quorum calificado) en la medida que el T.I. requeriría mayoría simple
para su aprobación por el Congreso (art. 50 N° 1 C .P.R)? ¿Sería necesario que
se utilizaran los quorums especiales de las leyes que se modifican?

En este punto existen dos posiciones: la 1 a sostiene que la Constitución no hizo


distinción alguna y, por tanto, donde la Constitución no distingue no es válido al
intérprete de ella distinguir. Se concluye entonces que para la incorporación de
un tratado al ordenamiento jurídico interno, que modifique o derogue cualquier
tipo de ley anterior, basta la mayoría simple dispuesta por el art. 50 N° 1 C .P.R.
La segunda posición, es aquella que sostiene que cuando un T.I. verse sobre
materias propias de L.O.C. o de leyes de quorum calificado, para entenderse
aprobado debe cumplir con los quorums de los tipos de leyes ya señalados. Cabe
destacar que la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del
Senado ratificó esta doctrina, en un informe evacuado (1993) a proposito de una
consulta de sala acerca de si existe en nuestro ordenamiento proyectos de
acuerdo de aprobación de tratados, de quorum calificado, orgánico constitucional
y modificatorios de la Constitución Política.

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