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esencialmente, un sentimiento de melancolía; éste nace del recuerdo que aparece vivo y que
es personaje principal en toda la obra.
La noción de búsqueda representa uno de los elementos trascendentes en los que la poética
del chileno arraiga. La identidad mundo-mujer es Síntesis crítica de los veintiún poemas.
El infinito olvido en la poética nerudiana del amor, la primera constancia de esta misma
búsqueda. En fin, la mujer es entrega y el sujeto lírico es el encargado de rescatar de ella ese
“hijo” simbólico.
Los elementos opuestos se acercan en lugar de abismarse: sol, luz y calor aparentan oponerse
a la noche, lo oscuro, lo frío cuando en verdad son el complemento imprescindible de toda
relación.
Los sonidos repetidos son los de la “s” y la “r”, respectivamente. La “s” es un susurro que
acompaña al “silencio enamorado” y la “r” es ruptura, apropiación inmediata del amor que
resulta incapaz de realizarse.
Hay una razón de ser para cada cosa en este mundo y las palabras integrantes del núcleo
poético deben ser las apropiadas para transmitir el mensaje del amor. La realización plena de
éste sólo se alcanza en el momento en que perdemos la individualidad para integrarnos al ser
que nos pertenece.
El recuerdo imbuido de nostalgia invade el poema. En el ayer hay un otoño que se rememora,
y en ese otoño, una pasión. Pero en el presente en el que se reflexiona todo está muy lejos,
ella sólo es un recuerdo.
Una personificación y una enorme metáfora abren el poema en sus dos primeros versos. Las
redes y los ojos son los elementos reales de ambas imágenes y dan lugar a todo el devenir de
la composición en donde los contrarios se identifican y se reconocen.
Es necesario despojarse de la máscara racional que nos domina para poder ver a través de ese
bosque de símbolos en donde se esconde el auténtico sentimiento.
Los motivos dominantes siguen siendo el amor, la muerte, la búsqueda, el miedo a perder lo
que se posee, la naturaleza, la mujer. Mediante la acumulación de elementos conceptuales
centrados en la visión crepuscular, el poema ostenta una magia muy peculiar en donde la vida
es alejamiento y pérdida.
El paisaje nocturno, espejo del amor. Poema 11: “Casi fuera del cielo”
El centro del poema está dado por la evocación de la amada, quien por momentos recibe su
corazón y en otros instantes está allí para recordarle que su deber consistirá en partir a pesar
de todo lo que pueda provocar con ello. La imagen de los pájaros que emigran es más que
elocuente.
No hay duda alguna en cuanto a la formulación del deseo de amar, pero existe un doloroso
entorno que parece regodearse con la destrucción y el abandono.
A pesar de que ese silencio parece alejar a los amantes, en realidad los reúne al mismo tiempo
que los guía hacia el descubrimiento de la vida que es sinónimo de amor.
La posesión: atributo irrenunciable del amor. Poema 16: “En mi cielo al crepúsculo”
La recreación temática se centra casi exclusivamente en una sola obsesión, abandonando así el
haz de motivos que se despliega en las otras composiciones, esta posesión resulta expresada
mediante el uso del adjetivo posesivo de segunda persona singular.
El factor lúdico que arraiga en un movimiento rápido de acciones y recuerdos está presente en
el poema desde el inicio. Hay interrogantes, respuestas a medias, búsqueda. Y de hecho el
poema se cierra con una pregunta cuya respuesta sólo la tiene el microcosmos del creador.
En el terreno de la búsqueda amorosa nada puede ser definitivo, aunque el deseo apunte en
esa dirección. El poema constituye un verdadero canto a la belleza y a la juventud de la mujer
que ofrenda su cuerpo.
Conciencia e inspiración: la musa moderna dice su verdad. Poema 20: “Puedo escribir los
versos”
Los elementos conceptuales que conforman esta composición tienen su origen en la actitud
reflexiva inicial del sujeto lírico, la cual lo conduce por los senderos del recuerdo, en donde
halla la desesperada comprobación de que lo que fue ya no es. Este poema bien puede
funcionar como una manera de olvido y catarsis siniestra.
Los motivos poéticos se reúnen en torno a las nociones de alejamiento y angustia. El recuerdo
en medio de la noche, el abandono, lo que fue, el naufragio inevitable, la mujer amada, la
carne perdida, todos son formas de recreación dolorosa. La nostalgia ha triunfado y al
pescador de tantos mares sólo le queda la opción de huir; huir para que los recuerdos no lo
aten, escapar de sí mismo.