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El Presente de la Música

Pablo Roufogalis

Se vive en un mundo bombardeado de estímulos. Si se considera a la mente como un sentido


más, podemos decir que es un bombardeo de los 6 sentidos. Comerciales, vallas, música en
todo momento para todo momento, música para alejarse, para maximizar una experiencia, para
complementar una experiencia, enfocados en vestirse bien, vestirme como soy, oler bien y
como me identifico, comer lo que me gusta o lo que me conviene; sumado a todo esto una
mente intranquila que no deja de pensar en el “¿Qué debería estar haciendo?”, “¿Estoy
haciendo lo que debo?”, creyendo que parar por un momento de pensar es contraproducente o
de plano imposible.

La música ha absorbido, algunos reacios a hacerlo, estas cualidades del mundo de hoy. Hoy un
performance musical no tiene cabida cuando es sólo musical en su naturaleza. Ahora es una
muestra de la personalidad o carisma del intérprete(o falta del mismo), el show viene con
coreografías ensayadas, con interacciones que parecen espontáneas cuando fueron
ensayadas hasta verse espontáneas, entre otras cosas. Anteriormente se mostraban obras
producto de acciones menos asociadas al arte en cuestión, tómese a Jackson Pollock y su
denominado Action Painting. Ahora parece más interesante ver el Action Painting en acción
que el resultado en sí. Ya el juicio de un estilo de música conlleva el qué tan conectado o
separado me hace sentir o me quiere hacer sentir. No mucha gente va a un concierto de
música denominada clásica por la separación de intérprete y espectador, pero ir a un concierto
en donde puedo aplaudir, gritar, moverme y expresarme como quiero es bienvenido el mundo
de hoy. El mundo de hoy en día tiene una idea muy distinta de jerarquía y ahora atrae más que
todos nos veamos iguales, desde varios sentidos; sea desde que nos guste lo mismo o
extendiéndose a ver al intérprete como una persona más, como yo. En esto concuerdo con
Cage en su ensayo El Futuro de la Música cuando dice “las cuestiones estrictamente musicales
han perdido toda su seriedad.”

Me voy a dar la libertad de escoger ciertas frases de este ensayo para dar mi punto de vista
ante lo que creo que se dijo y si estoy de acuerdo o no.

“Casi cualquier persona que escucha sonidos percibe fácilmente cualquier sonido sin que
importe su estructura armónica. Ya no hay discriminación en contra de los ruidos.” Hoy en día
procesas un timbre cualquiera suficientemente y le das una cualidad melódica y se acepta. De
hecho a veces es considerado más “raro” no procesarlo del todo. Se puede en la medida que
dé la imagen de un entorno. Una canción popular hoy en día puede tener un sonido no intrusivo
pero presente de un público alegre para dar la imagen de una fiesta y la canción es una de esa
temática, puede procesarse la voz para acelerarla o desacelerarla en velocidad y parece ser
algo aceptable en la música pop de hoy en día; Grabar un sonido y modificar digitalmente la
altura para que quede dentro de un sistema tonal o modal es también una práctica.
“Además, podemos escuchar cualquier altura, sea o no parte de una escala en particular, de un
temperamento occidental u oriental.” Esto va de la mano con la globalización y la facilidad de
acceder a información. Sólo se ha vuelto más fácil con los años desde 1958. Si sólo desde
1965 ya Los Beatles empezaron a usar instrumentos oriundos de Asia en canciones
consideradas pop, esto ha disminuido en medida y se ha estandarizado más lo anterior
mencionado de sonidos modificados alrededor del mundo. Ahora varias canciones adoptan un
estilo más homogéneo. Las canciones populares de India, Corea, Japón, etc. tienen una
estructura muy similar e incluso se nombran o se cantan primordialmente en inglés, adoptando
un sistema de 12 notas aún cuando estas zonas contienen otros temperamentos usados
tradicionalmente. Vease el K-pop entero como referencia.

“Hay quienes todavía objetan los sonidos fuertes. Estas personas temen lastimar sus oídos”.
En esto concuerdo en la medida que a mi parecer la fuente de ingreso principal del músico sale
en últimas de escuchar. Beethoven y Evelyn Glennie pueden o podrán haber hecho actividades
musicales sin acudir enteramente a la escucha, pero no por esto hay que buscar la pérdida
intencional de la escucha, el buscar perder el oído más rápido de lo que ya lo perdemos
naturalmente. Ignorancia de perderla no es excusa. Ya del lado del espectador la pérdida de la
escucha se ha ido acelerando por lo mismo que menciono de estar rodeados siempre de
sonidos, sumando los sonidos ya fuertes de hoy en día con unos audífonos que entran directo
al oído con música a todo volumen para tapar estos sonidos exteriores. Eso o las fiestas donde
el volumen es desmedido, no es una preocupación de quien pone la música o es dueño del
lugar.

“En general, el silencio no esa tan irritante como antes lo fue.” En esto difiero completamente
de Cage. Ahora varias personas sienten la necesidad de rodearse de sonido completamente.
Música para el viaje en el autobús, para dormir, para pasar el rato, para ambientar una tienda.
Nunca en un centro urbano parece haber una búsqueda intencional del silencio, las situaciones
de silencio parece sólo haberlas en apagones. Hay personas incluso que el silencio de un área
rural les incomoda. El hacer una actividad sin rodearse de otros estímulos visuales o auditivos
parece inconcebible para algunos.

“La amplitud de criterio musical se ha dado en este siglo en Europa Occidental(y en muchos
países de Europa Oriental), en las Américas, en Japón, en Australia y, tal vez, en Nueva
Zelandia. Pero, hasta donde sé, no existe, o tal vez sólo excepcionalmente, en India, Indonesia
y África, y está políticamente excluida tanto en la URSS como en China.” Creo que en esto
Cage falla en contemplar que la amplitud de criterio se puede dar de varias formas y es relativa
al contexto en sí. Amplitud no es sólo que contemplen lo que yo contemplé.

“La vida se vive más plenamente cuando estamos abierto a lo que se venga, y se minimiza
cuando nos protegemos de ella.” Concuerdo plenamente. El exponerse a nuevas experiencias,
sonidos e interacciones sólo puede llevar a la formación de una opinión, sea esa en contra de
lo que viví o no. Identificar también que esa fue una experiencia individual, sujeta a cambios
permite también separarla de la experiencia de otro y respetarla, aunque ahora varias personas
aprovechan estas separaciones que se dan para crear un círculo al cual apuntar y vender.

La música se ha vuelto una comodidad más. Como el gusto por ella se puede usar para
identificarse dentro de un círculo social, entonces suele vender más cuando se le pega un sello,
un género. No por nada los llamados hipsters son una marca más y denominar la música como
“indie” es lo que más les atrae. Creen no pertenecer a un círculo particular, pero pertenecen al
círculo de no pertenecer, y las compañías de hoy en día se aprovechan de esto. Entonces los
compositores de hoy en día de música popular prefieren el determinar su sonido como una
combinación de influencias y géneros en vez de contemplar el no definirse del todo. Llegamos
a extremos de la ridiculez como un “Punk psychorockabilly” en vez de decir simplemente que
“hago música.”

¿Cuál es el presente de la música? Una música donde la gente anda distintamente separada
en sus escenarios de acción, sin conocimiento de dónde provino la chispa de porqué hago lo
que hago hoy. Artistas pop que no saben que sus sonidos provienen de la experimentación de
músicos contemporáneos de antes, intérpretes de música clásica que no reconocen que la
gente va a ver las obras que ya conocen; componer obras del estilo clásico hoy en día debe
conllevar más que una actividad netamente musical. Músicos contemporáneos que prefieren no
influenciarse de la música popular o absorben elementos de ella excepto el de causar alguna
emoción. Fusiones literales de géneros en donde nuevamente lo que no se fusionó fueron las
experiencias emocionales, sólo elementos técnicos sin ningún provisto de una expresión propia
dentro de esa fusión. Creería que conviene más volver a contemplar espacios donde no se
bombardeen los 6 sentidos. Espacios para no-pensar, de meditación y ponderación de qué
hace que yo sea yo. Si lo define la música que escucho, la ropa que visto o no está definida por
eso y hay una unión más profunda entre el universo que habito y yo, si es que hay un yo.

“El cambio no es disruptivo, es gozoso.”

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