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Influencia del cuidador primario en el desarrollo psicosocial del niño con síndrome de

Down desde la perspectiva de la teoría del apego

Trabajo de grado para optar el título de Psicólogo

Manuela Acevedo Muñoz


Vivien Alyssa Barrios Martínez
María Fernanda Gaviria Agudelo
María victoria Murillo Pombo
Jineth Carolina Pemberty Hoyos
Daniela Toquica Arismendi

Asesora
Ana Lucia Ceballos Duque
Magister en Educación

Universidad Católica Luis Amigó

Facultad de Psicología y Ciencias Sociales


Programa de Psicología
Medellín
2018
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Antecedentes

Internacionalmente, existen varias investigaciones sobre el apego en la infancia y su relación

con el síndrome de Down, en el año 2013 Guatemala brinda una investigación que tuvo como fin

describir el reconocimiento del niño con síndrome de Down como sujeto de crianza y de

acompañamiento por parte de la madre. Dicha investigación etnográfica con participación arrojó

entre otros resultados, que, dadas las concepciones culturales y sociales, las madres

experimentan tristeza y ansiedad frente a conocer la condición del que está por nacer; sin

embargo, el vínculo madre-hijo genera un sujeto de posible crianza en condiciones normales

(Bastidas, Ariza, Zuliani, 2013).

Esta investigación, sirve para ejemplificar y dejar por sentado desde el inicio de este escrito,

que, pese a las situaciones emocionales de la madre desde el mero conocimiento de la condición

del nasciturus, no existe una limitación al vínculo afectivo natural que implica que, una vez

nacido el menor, su crianza se adelante como si se tratara de una persona sin la condición

especial.

Seguidamente, en Quito, Ecuador, se encontró una tesis que plasmó el Análisis de vínculos en

la relación padres– hijo a partir del nacimiento de un hijo con síndrome de Down, dicha

investigación determinó que el nacimiento de un bebé con síndrome de Down es un

acontecimiento de gran tensión para los padres que se enfrentan al diagnóstico, y con este, al

desconocimiento, el desencuentro del hijo idealizado, la falta de apoyo del personal médico y

familiar, son aspectos de aquellos que alteran el vínculo afectivo padres e hijo, y que suponen la

imposibilidad de lograr un pleno desarrollo integral de la familia y una mejor calidad de vida

para el niño (Viteri Llerena, 2013).


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En el ámbito nacional, es menester indicar que no son numerosas las investigaciones que

permitan abordar más a fondo la temática que se plantea en el problema, sin embargo, en Ibagué,

Colombia, se ubica un estudio análogo sobre el tema de la Influencia del vínculo afectivo

madre/hijo en el desarrollo de la autonomía de los niños en situación de discapacidad de la

fundación Ángeles de Amor de Ibagué, Tolima, este tuvo como objetivo analizar la influencia del

vínculo en el desarrollo de la autonomía en 23 niños en situación de discapacidad, al analizar los

resultados de la misma, se evidencia que el tipo de vínculo desarrollado entre una madre y un

hijo, incide directamente en el proceso de autonomía personal y social que se refleja en las

conductas, formas de relación, actitudes y comportamiento de los niños dentro de su contexto

social específico. (Ricardo Garzón, 2013), lo que tiene lugar en la presente investigación para

desarrollar los objetivos que se pretenden.

En el ámbito departamental, se encuentra muy poca información acerca de la temática

mencionada anteriormente, sin embargo, a partir de la investigación Incidencia del vínculo de

apego en el desarrollo de habilidades sociales en personas con síndrome de Down, esta tuvo

como objetivo describir la relevancia del vínculo de apego en el desarrollo de habilidades

sociales en personas con dicha condición, se evidenció que existe una relación directa entre el

desarrollo de habilidades sociales en estas personas y el vínculo de apego. Los resultados

mostraron que el desarrollo de las habilidades sociales es influenciado por factores, como tener

el apoyo de una familia sólida, que brinde amor, pertenencia y la posibilidad de crecer como

seres humanos autónomos. (Ortiz, Madrid, Mona, Arbeláez, 2012)

Seguidamente, se pudo evidenciar que las mayores preocupaciones resultan cuando algunos

niños con síndrome de Down presentan conflictos al desarrollar comportamientos problemáticos

como hiperactividad, trastorno obsesivo compulsivo, autismo, ansiedad o depresión, que les
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provocan dificultades sociales, peor comprensión y comportamiento social (Asnimo, 2016); en

tales circunstancias se debe establecer un diagnóstico temprano y tratar de forma adecuadamente

a través de una ayuda adicional. La comprensión social, empatía e interacción social son aspectos

que deben ser sólidos desde la infancia y afianzarse a lo largo de toda la vida hasta la adultez en

los individuos de síndrome de Down.

Finalmente, estos antecedentes promueven el interés por el estudio del apego en los niños con

síndrome de Down, ya que estos son infantes que padecen dificultades cognitivas y

comportamentales, que en algunos casos les impide adaptarse fácilmente a su entorno social, y,

por ende, es de suma importancia saber cómo se establece el apego desde su hogar.

Planteamiento del problema

El síndrome de Down es considerado un trastorno cromosómico asociado al retraso mental.

Esta discapacidad se presenta por defectos en el sistema nervioso, cuya causa se asocia a un error

en la división celular donde “una copia extra del cromosoma 21; en efecto esta genera

alteraciones a nivel estructural y funcional, llamándose también trisomía 21; así mismo esto se

refleja en la conducta y en el aprendizaje del infante” (Brotons Cabrera, 2015, p.).

En contra de lo que pudiera pensarse cuando se habla de un colectivo con una característica

genética común tan determinante, se dan significativas diferencias interindividuales entre los

niños con síndrome de Down. Aun habiendo el factor común de la presencia de tres copias de

los genes del cromosoma 21, la variabilidad con que aparecen los rasgos fenotípicos en los

distintos individuos es enorme (Ruiz Rodríguez, s.f, p. 1)


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Entre las características físicas más notorias de los niños que padecen síndrome de Down

están la estatura baja, ojos rasgados hacia arriba, cara aplanada, cuello corto, orejas pequeñas; y

aunque cada individuo es único y distinto en lo físico, existen igualmente deficiencias en sus

capacidades sociales, de comunicación y comprensión, lo que hace que se presenten mayores

dificultades tanto en el aprendizaje y al momento de establecer relaciones con el resto de los

individuos de su entorno.

Las conductas equivocadas que desarrollan los niños con síndrome de Down frente a su

contexto relacional y que incluyen el comportamiento impulsivo, la deficiencia en la capacidad

de discernimiento, periodo de atención corto y aprendizaje lento; podrían verse favorecidas

mediante la atención y la relación afectiva que desarrollen con sus cuidadores primarios, el

ambiente social y el entorno de salud mental, constituyéndose como factores protectores en la

formación de la conducta de los infantes con este síndrome, lo que permitiría contribuir al

manejo de impulsos, siendo determinantes en el cuidado de estos niños durante su ciclo de vida.

Se considera que el ser humano desarrolla sus bases afectivas a partir de las relaciones

iniciales de apego que se constituyen en su grupo primario desde los primeros años de vida, el

cual internaliza la contención afectiva y el cuidado que le brindan sus cuidadores, permitiéndole

al infante adquirir seguridad emocional, tener solidez en la expresión de sus ideas y capacidades

adecuadas de afrontamiento. Así mismo, como se plantea en el libro El apego: Cómo nuestros

vínculos nos hacen quienes somos, el término sobre el apego hace referencia a “un vínculo

particular, que los une solo a personas muy cercanas y muy especiales, como los padres en la

infancia” (Di Bártolo, 2016). Aspecto que permite identificar el enorme valor del apego para el

desarrollo personal con bases sólidas que define la conducta y las relaciones con los otros.
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Los estudios sobre el apego dan cuenta sobre las diversidad de conceptos sobre su desarrollo

en niños con síndrome de Down y han logrado definir su importancia desde el nacimiento de los

individuos, en especial por los vínculos que se establecen y es aquí donde su estudio, desde la

perspectiva psicológica y desde los primeros años de vida, adquiere relevancia para el

reconocimiento y estructuración del apego, cuyo análisis debe considerar un conjunto de rangos

fisiológicos, afectivos y cognitivos visto de manera holística, donde cada componente de su

individualidad adquiere importancia como un todo.

Las investigaciones desarrolladas sobre el apego en niños con síndrome de Down realizadas

por De Schipper & Schuengel (2010) llegaron a la conclusión de que este tipo de personas

desarrollan un tipo de apego inseguro con sus cuidadores, ya que sus comportamientos y

demandas son más difíciles de emitir, esto hace que el vínculo no se desarrolle de manera

adecuada.

Por el contrario, el psicólogo Emilio Rodríguez de la Rubia (2013), postula que los niños con

discapacidad pueden generar tipo de apego seguro aún con limitaciones que los afecte; lo

biológico o sus restricciones no influyen en el tipo de vínculo que se dé con sus cuidadores y con

los que lo rodea. Él plantea que las personas con síndrome de Down se relaciones con los demás

de la misma manera que han sido tratados en su vida.

El desarrollo del infante y, sobre todo, de los niños con síndrome de Down dependería

entonces en gran medida, de las experiencias en los contextos en los cuales se relaciona,

situación que puede generar efectos tanto positivos como negativos como resultado de los

ambientes en que ellos interactúan de forma directa e indirecta;


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La literatura planteada hasta ahora, sobre el tipo de apego que desarrollan los niños con

síndrome de Down que esta población puede tener “riesgos” en muchos ámbitos de su vida, por

las limitaciones que enfrentan, una de tantas es que “tienen una serie de alteraciones, sobre todo,

estructurales y funcionales, en el SNC propias de su trisomía, que se reflejan en la conducta y en

el aprendizaje” (Brotons Cabrera, 2015, p. 96), ya que estos niños podrían tener “alterada su

capacidad exploratoria bien a que el ritmo del desarrollo motor es más lento y/o a la aparición de

limitaciones de tipo sensorial.” (Brotons Cabrera, 2015, p. 101).

Con estos niños “el vínculo inicial es importante, porque de este dependerá no solo su

subsistencia física, sino también psicológica y emocional.” (Viteri Llerena, 2013, p. 8) y es aquí

donde aparece el cuidador, siendo una de las más importante para formar el vínculo, puesto que

es imprescindible para el desarrollo psicosocial de sus hijos, generando cuidado diario, dándole

afecto emocional y alimentación, “la madre al cuidado de este nuevo integrante familiar, puede

tener algunas reacciones que necesariamente no pueden ser afectivas, porque presenta cierto

grado de inconformidad debido a que no se ajusta el niño/a al conjunto de lo soñado.” (Viteri

Llerena, 2013, p. 9)

El infante que pertenece a una familia afectuosa, comprensiva, unida y estimuladoras tiene

más posibilidades de desarrollarse de manera sana y con una mejor calidad de vida; mientras que

un ambiente de violencia intrafamiliar es dañino para el desarrollo psicosocial del niño. Varios

programas de I.T en los primeros meses de vida del niño con Síndrome de Down deben centrarse

en mejorar los patrones de interacción padre-hijo, lo que podría desarrollar bases para una buena

estimulación lingüística, cognitiva y social. Sería útil, para formar una buena socialización en

niños con Síndrome de Down, instaurar normas claras y razonadas en los ámbitos en los que
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están sin necesidad de proporcionarles privilegios especiales a ellos con respecto a los demás.

(Ruiz Rodríguez, s.f, p. 11)

Por lo anterior, dada la importancia de contribuir con aportes sólidos que permitan definir y

fortalecer las relaciones psicosociales para este grupo poblacional, se ha considerado

cuestionarse en la presente propuesta lo siguientes, ¿Cómo es el desarrollo psicosocial del niño

con síndrome de Down a partir de la configuración del apego establecido con su cuidador

primario?

Justificación

Los niños atraviesan una época en la que las relaciones sociales son determinante en las

conductas al momento de vincularse con sus pares, sin embargo, cuando hacemos referencia a

niños con síndrome de Down, no solamente es importante la relación con su cuidador primario,

sino también el contexto en el que se desenvuelve en su diario vivir, ya sea social, familia, o

entre pares.

Ahora bien, estos espacios donde el infante permanece, pueden ayudar a evolucionar de

manera adecuada o inadecuada la conducta del niño ante situaciones en que se les exija ser

autónomos, resilientes y que manifieste sus necesidades y gustos; por ello, como se mencionó

anteriormente, cuando no se da un óptimo desarrollo relacional, afectivo y adaptativo, se guarda

una relación directa con los cuidados iniciales de su cuidador primario.

Es por esto que se pretende investigar sobre cómo el cuidador primario tiene influencia en el

desarrollo psicosocial del niño con síndrome de Down desde la perspectiva de la teoría de apego,

puesto que se puede contribuir a generar nuevos conocimientos que permitan ampliar el

panorama sobre esta temática. Se hace necesario conocer el acompañamiento de los cuidadores
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primarios en el proceso de socialización de su hijo con síndrome de Down, para evidenciar las

consecuencias que esto genera en la forma de vinculación del niño con los otros.

Teniendo en cuenta lo planteado anteriormente, se considera que los niños con Síndrome de

Down al igual que otros grupos con discapacidad cognitiva requieren de una atención prioritaria,

profesional y un acompañamiento constante de sus cuidadores para que se genere un adecuado

desarrollo de sus habilidades. Y por medio de este estudio se puede contribuir a brindar a las

familias pautas para el fortalecimiento del apego y la formas más adecuadas para potencializar el

desarrollo psicosocial de los niños con Síndrome de Down.

Se hace evidente que las instituciones educativas y la sociedad en general, deben seguir

evolucionando en la búsqueda de estrategias adecuadas para la inclusión de estos niños en la

sociedad, con el objetivo de convertirse en una respuesta a las necesidades de las personas que

las integran y que de esta manera se promueva la participación de estos niños en todos los

entornos en los que se desarrollen, por esa razón hoy se convierten en la temática central de esta

investigación.

Es fundamental que la sociedad reconozca la importancia de generar un apego seguro entre el

infante con Síndrome de Down y su cuidador, ya que este tiene inicio en los primeros años de

vida del niño, y el cuidador es imprescindible a la hora de contribuir en su desarrollo ya sea

físico, psicológico y social; es entonces donde esta investigación recobra importancia, puesto que

todos deben estar atentos a los factores que permitan el adecuado o inadecuado desarrollo del

apego seguro en los infantes.

Teniendo en cuenta el anterior planteamiento, este estudio intentará, desde un ejercicio

significativo, contribuir al progreso adecuado de los niños con Síndrome de Down abordando la
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teoría del apego, y con esto poder entender si los estilos de apego que se generan entre el

cuidador primario y su hijo se relacionan o no con un adecuado desarrollo psicosocial, para

lograr la independencia del niño cuando se encuentre ausente de sus cuidadores.

A continuación, se mencionara la problemática que se abordará en la investigación

comenzando por una breve definición de lo que es síndrome de Down, luego se estudiarán cuáles

son los factores que influyen en el debido desarrollo psicosocial de niños y, por último, se

presentará una descripción de los antecedentes teóricos que se encontraron sobre el apego en la

niñez y estudios que se han hecho con niños con síndrome de Down.

Objetivo General

Describir como es el desarrollo psicosocial de un niño con Síndrome de Down a partir de la

influencia del apego establecido por sus cuidadores primarios

Objetivos Específicos

Identificar cómo las prácticas de crianza del niño con Síndrome de Down influyen en el

desarrollo psicosocial.

Definir el estilo de apego que el niño establece con su cuidador primario.

. Analizar cómo es la relación de un niño con síndrome de downDown en el contexto social

en el que se desarrolla.
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Marco conceptual

La discapacidad es un concepto que ha evolucionado a través de los años y ha permitido dar

cuenta de los imaginarios y creencias que se tenían en las diferentes épocas históricas.

Actualmente se logra evidenciar la manera en que el concepto de discapacidad se ha

transformado, pasando de estar ligado a lo mágico- religioso, a un enfoque de derechos. En la

antigüedad, la persona con discapacidad era tratada como un animal salvaje, pero en la edad

media disminuyen las medidas más drásticas aumentando la exposición y el abandono de niños,

así como los asilos, reformatorios y manicomios. Esta primitiva institucionalización,

acompañada del auge de la medicalización, será característica de una segunda fase, que

comienza a finales del siglo XIX, y es la fase de reclusión, o de la persona con discapacidad

como animal doméstico; esta persona deja de ser excluida del mundo humano y adquiere la

categoría de ser humano, pero enfermo (Seoane, 2011, p. 145).

Según la OMS (2018), la discapacidad se entiende como un término genérico que abarca

deficiencias, limitaciones de la actividad y restricciones a la participación. Además, es

comprendida la discapacidad a manera de interacción entre las personas que padecen alguna

enfermedad, como el síndrome de Down, parálisis cerebral y depresión, también, factores

personales y ambientales, como lo son, actitudes negativas, transporte y edificios públicos.

Dentro de este orden de ideas, el síndrome de Down clasificado como una discapacidad

intelectual se genera cuando hay una trisomía en el cromosoma 21, este cromosoma extra hace

que en las células haya una producción excesiva de ciertas proteínas, lo que ocasiona el

crecimiento normal del feto, produciendo cambios de tipo morfológico, bioquímico y

funcionales en algunos órganos (Acosta Martín & Capote Morales, 2006, p. 200). Este abarca un
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conjunto de complejo de patologías que involucran prácticamente todos los órganos y sistemas;

las alteraciones más prevalentes y distintivas son la dificultad para el aprendizaje, dismorfias

craneofaciales, hipotiroidismo, cardiopatías congénitas, alteraciones gastrointestinales y

leucemia (Diaz-Cuellar, Yokoyama-Rebollar, & Del Castillo-Ruiz, 2016).

De esta manera, se debe facilitar en lo posible toda instancia de contacto físico inmediato

posterior al parto entre los padres y el bebé, especialmente en la madre, colocándolo al pecho

precozmente y dando así inicio al apego. El apego en situaciones de discapacidad del bebé, se

transforma en una emergencia afectiva, pues está en juego el futuro del infante. Es importante

también estar alerta de todas aquellas situaciones ambientales que contribuyan a deteriorar o

favorecer la vinculación afectiva, estas pueden entorpecer o estimular el normal desarrollo del

niño con síndrome de Down (Rossel C, 2004).

Se plantea entonces que el apego es un vínculo muy particular, que nos une solo a personas,

muy cercanas y muy especiales. Solo unas pocas personas, aquellas especiales como los padres

en la infancia, o la pareja o un amigo íntimo en la adultez, tienen la potencia única de una figura

de apego: dar seguridad, generar la calma, la regulación emocional en los momentos de mucha

intensidad, y habilitar nuestro mejor funcionamiento.[CITATION Ine17 \l 9226 ]

El sistema de apego opera en un equilibrio calibrado con el sistema de exploración. Frente a

situaciones estresantes se activa –en todas las edades– la necesidad de tomar contacto con la

figura de apego. En la infancia, cuando un niño se siente angustiado, en peligro o enfermo,

inmediatamente busca refugio y consuelo en el contacto físico con su figura de apego.

[CITATION Ine17 \l 9226 ]

En estos mismos razonamientos los patrones de apego se clasifican en cuatro categorías:


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Apego seguro: el niño explora libremente cuando la figura de apego está presente, mostrando

confianza en que ella va estar disponible si la necesitan. Frente a la separación, se angustian e

interrumpen o limita la exploración. Las conductas de apego se activan: los infantes van hacia la

puerta, buscan, lloran. Expresan sus necesidades en forma clara y directa, y muestran

abiertamente su angustia. [CITATION Ine17 \l 9226 ]

Apego inseguro: en este tipo de apego, los infantes se muestran menos interesado en la

presencia de su figura de apego. Exploran con mucha libertad en su presencia, y frente a la

separación a veces se alteran con menos intensidad que otros. Lo que los distingue especialmente

es que cuando la figura de apego vuelve, aun cuando hayan mostrado signos de angustia antes,

despliegan un comportamiento en el que se observa desinterés y mantienen su interés en algún

juguete. [CITATION Ine17 \l 9226 ]

Apego inseguro-Ambivalente: en este tipo de apego controlan de manera constante la

presencia y la disponibilidad de la madre, muestran dificultad para alejarse e interesarse en los

juguetes y el ambiente, permaneciendo más cerca o más pendiente de la madre. Parecen tener

dudas sobre si la madre seguirá estando disponible y accesible si ellos se alejan y dejan de

prestarle atención. No se alejan confiados a explorar. [CITATION Ine17 \l 9226 ]

Apego desorganizado: estos niños directamente son incapaces de organizar una estrategia para

afrontar el estrés. Es como si estuvieran desorientados y no supieran qué hacer. Tanto frente a la

separación como a la reunión reaccionan a menudo de forma extraña. Frente a su cuidador

presenta conductas caracterizadas por signos de temor, contradicción y conflicto.[CITATION

Ine17 \l 9226 ]
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Por esto, se ha comprobado que la autoconfianza, la autoestima, la seguridad, la capacidad de

compartir y amar, e incluso, las habilidades intelectuales y sociales, tienen sus raíces en las

experiencias vividas durante la primera infancia en el seno familiar. (Madariaga & Goñi, 2009).

Es fundamental que los niños o niñas, a través de la interacción con sus cuidadores primarios

lleguen a confiar en sí mismos, sentirse capaces, independientes y solidarios y que vayan

aprendiendo gradualmente a comunicarse por medio del lenguaje, a socializar, a aprender a

compartir e incorporar valores morales a su comportamiento cotidiano (Hauessler, 2014), Cabe

considerar que, durante sus relaciones primarias se busca lograr en el desarrollo del niño o niña

el despliegue máximo de sus capacidades y potencialidades, para que en el futuro pueda tener un

conocimiento crítico de la realidad y una participación activa en la sociedad.

Al igual que lo que ocurre con las habilidades emocionales, el desarrollo de las destrezas

sociales no es espontáneo y requiere ser aprendido. Este aprendizaje es lento y requiere ser

realizado en forma constante y desde distintos contextos (hogar, escuela, lugar de trabajo, etc.).

Existen dos características en las personas con Síndrome de Down que dificultan aún más el

desarrollo de sus habilidades sociales:

Visibilidad: la patología no pasa desapercibida por el entorno y su fenotipo es fácilmente

identificable por terceros, aun cuando éstos no sean profesionales de la salud. Esto implica que el

entorno "se adapta" a interactuar con una persona con Down.

Curiosa paradoja: a diferencia de un par sin Síndrome de Down, el entorno social espera de ellos

comportamientos inadecuados. De esta manera cuanto se comportan en forma "adecuada"

socialmente son vistos como una rareza, mientras que cuando su conducta es disruptiva no

genera mayores reacciones y se considera como "normal". Este fenómeno genera un refuerzo

positivo de conductas inadecuadas e impide una socialización eficiente.


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Finalmente dentro de este mismo marco es importante mencionar que los seres humanos son

ante todo, seres sociales y simbólicos, en tanto la configuración de su propia subjetividad se da

necesariamente desde el entramado de relaciones y significados que construye con los otros/as.

“Esa interacción está mediada por el lenguaje como el espacio donde se produce la construcción

de sentidos conectándolos con las prácticas y las formas en las que se establecen relaciones con

el mundo social y simbólico”. (Lozada, 2011)

Metodología

Para poder alcanzar los objetivos del presente estudio se deben considerar los parámetros

metodológicos desde un paradigma cualitativo, el cual se enfatiza en hacer una “aproximación

global de las situaciones sociales para explorarlas, describirlas y comprenderlas de manera

inductiva” (Rosa María, 2011, p. 17), en este se explora el contexto para lograr descripciones

detalladas y completas de la situación, haciendo una descripción holística del fenómeno social

específico.

Según Rodríguez y Bonilla (1995), la realidad social puede ser captada por medio de los ojos

de la gente que está bajo estudio, además, dicen que el conocimiento solo será accesible al

investigador siempre y cuando puede entender y comprender el marco de referencia particular

del grupo. Estos incluyen que, si se requiere profundizar en casos específicos, no se generalice,

lo más adecuado sería describir detalladamente y analizar el fenómeno social tal cual como es

percibido; estos procesos de indagación se van construyendo por medio de la interacción social y

estos pueden ser muy valiosos debido a que posibilitan producir conocimiento pertinente,

significativo, relevante y particular.


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Con ayuda del enfoque de investigación, que será el estudio de caso, se intentará ser más

puntual en el estudio, debido a que este aborda de forma intensiva una unidad (Stake, 1994),

además, siendo una investigación ideográfica, esta procurará buscar nociones, ideas compartidas

que dan sentido a los comportamientos sociales, para profundizar fenómenos, implica una

descripción amplia y profunda de un caso en sí mismo sin necesidad de una hipótesis inicial o

teoría (Muñiz, 2010).

Por esto, es indicado trabajar el fenómeno a estudiar con este enfoque, puesto que es

indispensable conseguir estrategias metodológicas que ayuden a una lectura interpretativa de la

realidad, ya que desde este ejercicio investigativo se pretenderá abordar situaciones que se darán

desde un contexto de realidades sociales en las que acontece el objeto de estudio o los ejes

problemáticos en los que está la vida relacional del sujeto desde la influencia del desarrollo

psicosocial del niño con síndrome de Down a partir de la estructura del apego establecido con su

cuidador primario.

Para este estudio se propone realizar el desarrollo psicosocial del niño con síndrome de Down

a partir de la estructura del apego establecido con su cuidador primario. Para ello, se decidió

hacer un estudio de casos con la aplicación de entrevistas semiestructuradas: Entrevista de Apego

Adulto (EAA), Entrevista de Apego Infantil (EAI); además de la aplicación del Cartes: Modeles

Individuels de relation (CaMir), La escala de desarrollo psicosocial (E.D.P.S.) de René Zazzo y

Marie-Claude Hurtig, AAMD-ABS. Escala de Conducta Adaptativa de la Asociación Americana

de Deficiencia Mental.

La entrevista de Apego Adulto (EAA), se realizará con el fin de identificar qué influencia

pueden tener los padres de acuerdo a su estructura de apego en el desarrollo psicosocial del
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infante con síndrome de Down, y en el mismo orden se hará Entrevista de Apego Infantil,

permitiendo abordar de manera más clara la estructura de apego, las cualidades particulares que

el niño desarrolla durante sus primeros años de vida, y sus relaciones iniciales.

La escala de desarrollo psicosocial (E.D.P.S) tiene como objetivo la evaluación de la

autonomía y adaptación social en niños desde los 5 a los 12 años, evaluando principalmente 3

escalas las cuales son: Adquisición de autodirección, a partir de esto se permite evaluar el grado

de autonomía en casa, como fuera de ella (lugares extraños a casa), otra de las escalas es,

Desarrollo de intereses, el cual evalúa los diferentes gustos (lecturas, películas, etc), así como

otros aspectos de la vida en sociedad (deporte, profesiones, entre otros) y finalmente la tercera

escala es: Desarrollo de las relaciones interindividuales, este evalúa la independencia del niño

con respecto a sus padres, nivel de adaptación social, y relaciones con sus compañeros.

Esta escala se aplicará con el fin de obtener resultados que nos brinde información necesaria

sobre el desarrollo psicosocial, la adaptación social, la autonomía y la relaciones sociales en un

niños con síndrome de Down, permitiendo así un análisis de caso acertado y exhaustivo sobre el

desarrollo psicosocial de los niños que padecen esta condición.

ABAS-II. Sistema de Evaluación de la Conducta Adaptativa, Su objetivo es proporcionar

una evaluación completa de las habilidades funcionales diarias de una persona en

distintas áreas o contextos con el fin de determinar si es capaz de desenvolverse en su

vida cotidiana sin precisar la ayuda de otras personas. Las áreas que evalúa son

Comunicación, Utilización de los recursos comunitarios, Habilidades académicas

funcionales, Vida en el hogar o Vida en la escuela, Salud y seguridad, Ocio, Autocuidado,

Autodirección, Social, Motora y Empleo. [ CITATION PLH18 \l 9226 ]


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por esto esta evaluación permitirá evaluar la adaptación del infante con síndrome de Down a

su cotidianidad, ya que la conducta adaptativa constituye, en muchos casos, un complemento

esencial de la evaluación de la inteligencia, autismo o trastornos del espectro autista, TDAH,

deterioro cognitivo, etc. permitiendo realizar un adecuado análisis del caso que se pretende

analizar.

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