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¿Qué es la psicolingüística?

La psicolingüística se ocupa de estudiar y analizar los procesos y estados mentales


involucrados en la comprensión, producción y adquisición del lenguaje.
Todo enunciado utilizado dentro de un evento comunicativo particular contiene
presupuestos: elementos no mencionados de modo explícito que el enunciador supone presentes en
las mentes de los destinatarios.
La psicolingüística estudia qué sucede en cada uno de los hablantes, como seres biológicos
poseedores de una mente, cuando usan el lenguaje. De esta manera, constituye un aporte específico
al conjunto de los fenómenos del lenguaje, investiga los aspectos biológicos que constituyen la base
mental para que el lenguaje exista, pueda ser usado, sea sensible a lo social, cambie, pueda ser
adquirido, etcétera. El "lugar" del cuerpo humano donde reside el lenguaje, el soporte biológico del
lenguaje es la mente. La psicolingüística se ocupa de estudiar y analizar qué mecanismos funcionan
- y cómo funcionan - a partir de qué informaciones previas en el órgano biológico llamado mente -
que tiene su base en el cerebro - cuando los seres humanos adquieren, producen y comprenden
lenguaje.
Por mente entendemos una modelización del cerebro, es decir, una hipótesis o
conjunto de hipótesis acerca de cómo funciona el cerebro.
La mente se compone de varios órganos, uno de ellos es el del lenguaje. Este órgano y otros
también relativamente independientes, como los de la percepción, el gusto, algunos tipos de
memoria, la formación de imágenes, etcétera, tomados en conjunto, conforman la mente humana.
La mente, como modelo, no es un invento ni una idealización: es una hipótesis de
funcionamiento de - al menos - una parte del cerebro. Entendida como una realidad biológica,
compuesta por un conjunto de mecanismos hábiles para realizar funciones específicas, cuyo soporte
material es el cerebro. en la mente tenemos algunos mecanismos con información específica que
existen de modo previos a la aparición del lenguaje articulado y que algunos mecanismos entran en
funcionamiento cuando procesamos lenguaje. Esto significa que la mente de los seres humanos no
está en blanco o vacía antes de adquirir, procesar o comprender lenguaje; la mente contiene
almacenada algún tipo de información lingüística desde antes del nacimiento del sujeto. Sin
embargo, esta información es necesaria pero no suficiente: la misma mente deberá procesarla junto
con información que extraerá del medio social en que el sujeto vive, por medio de mecanismos
mentales también configurados en el momento del nacimiento.
Podemos producir emisiones lingüísticas y podemos comprender emisiones lingüísticas
porque hemos adquirido el lenguaje. Adquirir, comprender y producir son las tres operaciones
estrictamente lingüísticas que realizamos.

¿Qué fenómenos estudia la psicolingüística?

Los estados y procesos mentales no pueden estudiarse ni observarse directamente; Para


estudiar los procesos y estados mentales debemos recurrir a información indirecta; esto es,
deberemos recurrir a algún tipo de información disponible que nos permita inferir el
funcionamiento mental. Tenemos diversos tipos de evidencia a la que podemos recurrir y a la que,
de hecho, recurre la psicolingüística:
1) Observación de la conducta lingüística espontánea y forzada mediante experimentos.
2) Análisis gramatical de los enunciados.
3) Observación de la adquisición del lenguaje.
4) Estudio de alteraciones de la conducta lingüística asociada con lesiones cerebrales.
5) Análisis de la transmisión electroquímica en la corteza cerebral.
6) Análisis de imágenes cerebrales obtenidas mediante instrumentos.

La más utilizada y conocida es la observación de la conducta lingüística en adultos. La


psicolingüística no niega el valor de la descripción de las conductas, pero esta descripción debe
servir para inferir qué es lo que sucede en la mente de los hablantes: los estados y procesos mentales
que son la causa de la conducta observada. La descripción no constituye nunca una explicación;
recordemos la diferenciación que establece Chomsky entre adecuación descriptiva y adecuación
explicativa de una teoría.

La Psicolingüística describe las conductas pero también debe inferir qué sucede en la mente
de los hablantes, los estados mentales que son la causa de la conducta observada.
La Psicolingüística es una disciplina experimental. Uno de sus objetivos es la validación
mental de los modelos gramaticales, por ejemplo, que Sujeto y Predicado son categorías mentales y
no sólo gramaticales.
La Psicolingüística describe las conductas pero también debe inferir qué sucede en la mente
de los hablantes, los estados mentales que son la causa de la conducta observada. Para esto plantea
modelos de funcionamiento.
La mente es el resultado de la organización peculiar del cerebro, que le confiere determinadas
propiedades funcionales. Entiende que la mente no es una sustancia distinta del cerebro.

¿Cómo aborda la psicolingüística su objeto de estudio?

La psicolingüística es una disciplina experimental. Para que tengamos claro los alcances de
esta afirmación digamos que uno de sus objetivos es la validación mental de modelos gramaticales.
Si una teoría gramatical afirmara que las oraciones tienen sujeto y predicado, que el sujeto es
aquello de lo que se habla y el predicado es lo que se dice del sujeto, la psicolingüística debería
poder mostrar que, efectivamente, sujeto y predicado son entidades mentales, no solo oracionales.
La psicolingüística no puede limitarse a observar; quien observa no puede ver más que
aquello que se le aparece ante sus ojos, por lo que se le ocultan los verdaderos fenómenos.
Para entender el funcionamiento de la mente, necesitamos contar con un modelo de
funcionamiento. Si disponemos de un modelo, armado de modo hipotético a partir de los datos
disponibles, tendremos la posibilidad de buscar en la realidad de las conductas lingüísticas
observables los datos que necesitamos en lugar de recibir de un modo pasivo los que se nos ofrecen
de manera espontánea.
Por ejemplo, algunas palabras han sido clasificadas históricamente como ambiguas, algunas
como polisémicas, algunas como homónimas, muchas veces superponiendo las clasificaciones.
Si queremos indagar si esta noción tiene entidad mental, además de ser una distinción útil en
una teoría gramatical, debemos poder demostrar que sucede algo diferente cuando se utiliza este
tipo de palabra que cuando se utiliza una palabra de las llamadas no ambiguas. Por ejemplo, si se
tarda más tiempo en reconocer una palabra ambigua que una no ambigua, si se tarda más tiempo en
leerla, en escribirla, etcétera. Si no encontramos ninguna diferencia, nos deberemos preguntar
seriamente si la ambigüedad es una realidad del lenguaje o simplemente una necesidad de la teoría
lingüística. ¿Cómo podemos hacerlo? Una buena posibilidad es diseñar un experimento.
En psicolingüística podremos medir el tiempo que demora un sujeto en responder a un
estímulo lingüístico al margen de sus motivaciones, intenciones, buen o mal humor, cultura, grado
de escolarización, etcétera. Los experimentos son importantes porque para entender las causas del
lenguaje no tenemos otro camino que inferir de las conductas observables lo que sucede en el
cerebro: como dijimos, no podemos abrir la cabeza de una persona como si fuese un melón para ver
si encontramos allí la ambigüedad o la polisemia.
Para comprobar, entonces, la ambigüedad o la polisemia de una palabra deberemos recurrir
a una situación artificial, experimental, en la que las palabras aparezcan sin la intención
comunicativa del hablante y del oyente; aparecerán aisladas, en soporte sonoro o escrito. En esta
situación experimental podremos ver qué validez mental tiene hablar de ambigüedad de las
palabras; en el habla cotidiana esto es muy difícil porque el contexto puede seleccionar uno de los
significados posibles con lo que la supuesta ambigüedad desaparecería.
Innatismo

Piaget supone que nacemos con lo que él llama Núcleo Innato Básico (NIB) general para
todos los dominios cognitivos. Este NIB es un conjunto (reducido) de información genética, es
decir, lo tenemos todos al nacer como miembros de la especie. Cuando decimos que la inteligencia
y el mecanismo general de aprendizaje operan en todos los dominios queremos decir que tanto una
como el otro se aplican tanto para aprender (luego dominar, controlar y producir) el lenguaje, los
ejercicios o problemas matemáticos, lograr caminar y correr, andar en bicicleta, cocinar, tocar un
instrumento, dibujar, etcétera. Cuando nace, un bebé no sabe hablar, ni caminar, ni dibujar, ni
manejar bicicletas o tocar un instrumento, por lo que deberá aprender a hacerlo; aplicará la
inteligencia en todos los dominios. Si decimos que uno de los mecanismos de aprendizaje es, por
ejemplo, la prueba y el error, esto será válido siempre. Para Piaget la especie humana “aprendió” a
hablar en algún momento de la evolución, en el origen de los tiempos; logró hacerlo por poseer una
inteligencia superior a las otras especies. Una vez conquistado este instrumento, se transmitió y se
transmite de generación en generación: es un tesoro que transmitimos y cuidamos porque es
imprescindible para el correcto funcionamiento social. Este proceso evolutivo no tiene, es claro,
vuelta hacia atrás: hoy, a esta altura de la evolución como especie y a esta altura de la evolución
social, necesitamos del lenguaje y por eso lo enseñamos a nuestros hijos e hijas. El medio en que se
desenvolverá la cría humana obliga al aprendizaje del lenguaje
Para Chomsky, por el contrario, dentro de la información genética que tenemos como
miembros de la especie humana, está la capacidad lingüística, el lenguaje. Los seres humanos,
también como consecuencia de esa herencia genética, tenemos un cerebro configurado en distintos
módulos, dentro de esos módulos está el módulo del lenguaje. Los módulos son relativamente
autónomos, es decir, no se conectan entre sí. Cada módulo se ocupa de un dominio específico, es
decir, el módulo lingüístico se ocupa del lenguaje, no de resolver dibujos, tocar un instrumento,
resolver ejercicios matemáticos ni caminar. Para decirlo en términos sencillos y para contraponerlo
con Piaget, los seres humanos estamos condenados a hablar, a producir y comprender oraciones; los
bebés no eligen hablar, no tienen más remedio que hablar. Por este motivo, según Chomsky y sus
seguidores, no podemos hablar de aprendizaje del lenguaje. Aprendemos a andar en bicicleta, a
tocar la flauta, a resolver ejercicios de tres simple o de raíz cuadrada porque no estamos
genéticamente dotados de un modo específico para ello, pero no aprendemos a hablar ni a caminar,
porque estamos genéticamente obligados a hacerlo. Hablar y caminar es como que nos crezcan los
brazos, digerir los alimentos o llegar a la pubertad: ninguno deja de hacerlo y lo hacemos desde que
existimos como especie. En cambio, no todos aprenderemos a tocar la flauta, a andar en bicicleta o
a hacer huevos fritos.
Para Vygotski el lenguaje humano es también el resultado de un proceso evolutivo pero, a
diferencia de Piaget, no es un producto de la inteligencia sino del trabajo. Para este autor, el pasaje
del antecesor homínido al ser humano se da cuando deja de ser un recolector o cazador que vive en
manada pero realiza las tareas en forma individual guiado sólo por sus instintos y reflejos para
proceder al trabajo y a la división social del trabajo. El lenguaje es un instrumento imprescindible
para garantizar el éxito de esta división. El trabajo es una tarea que sólo realiza la especie humana,
implica la transformación de la naturaleza, una modificación del hábitat y no un mero apropiarse de
los frutos que la naturaleza ofrece. Implica, por ejemplo, que la manada no se limita a satisfacer sus
necesidades: realiza tareas porque no quiere sufrir necesidades; no cuida a sus hijas o hijos y
ancianos por instinto sino porque prepara a unas para que los reemplacen y a otras para aprovechar
su experiencia y sabiduría. El lenguaje surgió para facilitar el trabajo, pero no nació de un modo
súbito. El lenguaje debió haber tenido un desarrollo propio. En efecto, de cubrir una necesidad
inmediata para que los miembros de un pequeño grupo se pudieran comunicar para coordinar sus
tareas pasó a ser instrumento de expresión, de formación de conceptos completos, de soporte
material de la conciencia. Ya conocemos, en general, las tendencias contrapuestas que intentan
explicar la naturaleza del lenguaje, en los capítulos siguientes veremos cómo funciona.
Presupuestos básicos de la psicología cognitiva

El presupuesto mentalista supone que a la actividad humana no puede ser entendida ni explicada
cientificamente sin apelar a constructos internos (mentales), como antecedentes causales del
comportamiento.
El presupuesto funcionalista, en cambio supone que la mente es una sustancia distinta del cerebro
y el resultado de la organización peculiar de éste que le confiere determinadas propiedades
funcionales.
El presupuesto computacional supone una forma válida de describir los fenomenos mentales con
fines explicativos como procesos de cómputo.

LA EXPERIENCIA SOCIAL Y EL LENGUAJE EN EL DESARROLLO HUMANO

La experiencia social desempeña un papel importante en el desarrollo humano; ejerce


su efecto a través de la imitación.
La experiencia social no sólo sirve para proporcionar al niño esquemas motores, sino
que también introduce cambios en la estructura interna de las operaciones intelectuales del
niño.
El lenguaje desempeña un papel esencial en la asimilación de las formas humanas típicas de
la conducta y en la organización de las funciones psicológicas superiores.
La importancia de comprender la actividad práctica de los niños cuando éstos empiezan a
hablar:
El origen y desarrollo del lenguaje, así como de todas las otras actividades que utilizan
signos han sido tratados al margen de la organización de la actividad práctica en el niño.
Los psicólogos prefirieron estudiar el desarrollo del empleo de signos como un ejemplo de
intelecto puro y no como producto de la historia evolutiva del niño
No sólo se pensaba que el lenguaje y la inteligencia práctica tenían distinto origen, sino que
se consideraba que su participación en operaciones comunes no poseía ninguna importancia
psicológica básica (como en el trabajo de Shapiro y Gerke).
Aquellos que se dedican al estudio de la inteligencia práctica, así como los que estudian el
desarrollo del lenguaje, a menudo no logran vislumbrar la interrelación de estas dos funciones.
Aunque la inteligencia práctica y el uso de los signos puedan operar independientemente la
una del otro en los niños pequeños, la unidad dialéctica de estos dos sistemas en el ser humano
adulto es la esencia de la conducta humana compleja.
Antes de llegar a dominar su propia conducta, el niño comienza a dominar su entorno con la
ayuda del lenguaje.
Los niños pequeños no sólo actúan tratando de alcanzar una meta, sino que también hablan.
A medida que el pequeño se va enfrascando más y más en la tarea de alcanzar el objetivo, el
lenguaje «egocéntrico» empieza a manifestarse como parte integrante de sus activos esfuerzos.
Es natural y necesario para los niños hablar mientras actúan. Para el niño el hablar es tan
importante como el actuar para alcanzar una meta. Cuanto más compleja resulta la acción exigida
por la situación y menos directa sea su solución, tanto mayor es la importancia del papel
desempeñado por el lenguaje en la operación como un todo.
Los niños resuelven tareas prácticas con la ayuda del lenguaje, así como con la de sus ojos y
de sus manos
La cantidad relativa de lenguaje egocéntrico, medida con los métodos de Piajet, aumenta en
relación con la dificultad de la tarea exigida.
Para aumentar la producción de lenguaje egocéntrico no hay más que complicar la tarea, de
modo que el niño no pueda utilizar directamente los instrumentos para solucionar el problema.
Si bien la interrelación de estas dos funciones del lenguaje resulta evidente en la mencionada
situación, es importante recordar que el lenguaje egocéntrico está vinculado al lenguaje social de los
niños por muchas formas transicionales.
La relación entre lenguaje y acción es una relación dinámica en el transcurso del desarrollo
del niño. La relación estructural puede cambiar incluso durante un experimento. • El cambio crucial
se produce del siguiente modo: En un primer estadio el lenguaje acompaña a las acciones del
pequeño y refleja las vicisitudes de la resolución de problemas de forma caótica y desorganizada .
En un estadio superior, el lenguaje se acerca cada vez más al punto de partida del proceso, de modo
que acaba por preceder a la acción. Funciona como una ayuda a un plan que ha sido concebido pero
no realizado en la conducta
Al igual que un molde da forma a una substancia, las palabras pueden transformar una
actividad en una estructura.
A diferencia del mono, del que Köhler nos dice que es «el esclavo de su propio campo
visual», los niños adquieren una independencia respecto a su entorno concreto; dejan de actuar en el
espacio inmediato y evidente.
La capacidad específicamente humana de desarrollar el lenguaje ayuda al niño a proveerse
de instrumentos auxiliares para la resolución de tareas difíciles, a vencer la acción impulsiva, a
planear una solución del problema antes de su ejecución y a dominar la propia conducta.
La desigualdad de la que estoy hablando puede observarse claramente en una situación en la
que los niños pequeños, cuando no logran resolver la tarea impuesta, combinan intentos directos
destinados a obtener el resultado deseado con una cierta confianza en el lenguaje emocional.
La capacidad que tiene el niño de controlar la conducta de otra persona se convierte en una
parte necesaria de la actividad práctica del niño.
En pocas palabras, los niños enfrentados a un problema ligeramente complicado para ellos
hacen gala de una compleja variedad de respuestas, incluyendo los intentos directos para alcanzar el
objetivo, el uso de instrumentos, el lenguaje dirigido hacia la persona que realiza el experimento o
el lenguaje que simplemente acompaña a la acción, y las llamadas verbales y directas al objeto de su
atención.

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