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Estudio bíblico de Cantares 1:4-8

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Programación diaria

Cantar de los Cantares 1:4-8


En nuestro programa anterior, estimado oyente, llegamos hasta
el versículo 4, del capítulo 1, de este Libro de Cantar de los
Cantares. Este versículo es la expresión de alguien que le ama
profundamente, y que desea tener una relación íntima de
comunión y compañerismo con El. Pero también dijimos que
somos conscientes de que no podemos alcanzar ese estado, no
podemos lograr esa posición porque es demasiado elevada para
nosotros. Y es desde esa posición que clamamos, como dice este
versículo, Llévame en pos de ti.
La idea no es que pedimos ser atraídos por El porque seamos
perezosos o indiferentes, sino que el pensamiento es que somos
impotentes. Tenemos el deseo, es decir, que el espíritu está
dispuesto, pero el problema es que el cuerpo es débil. Queremos
correr en pos de El, pero el tendrá que fortalecer nuestras piernas
para que podamos hacerlo así. El tendrá que darnos la capacidad,
la capacidad divina, es decir, el poder. El tiene que atraernos. De
esa manera podremos correr en pos de El.
El versículo 4 contiene otro elemento importante del esposo, que
son

Sus habitaciones
Así que cuando clamamos Llévame en pos de ti El responde. Y el
resultado es la siguiente experiencia, como expresa el resto de
este versículo 4: El rey me ha llevado a sus habitaciones. La
habitación es el secreto de Su presencia. Su pabellón, como el
Lugar Santísimo que se encontraba en el santuario del Antiguo
Testamento. Es el lugar secreto alejado de la multitud. Es el lugar
situado en la hendidura, en la grieta de la roca, que El ha
preparado para nosotros, en el cual puede cubrirnos, protegernos
con Su mano, y estar en contacto con nosotros. Esta actitud se
ve en la invitación de Cristo registrada en Apocalipsis 3:20, que
dice lo siguiente. Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi
voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo.
¡Qué gran privilegio es disfrutar de una relación de comunión y
compañerismo con El!
Y sin embargo, nosotros nos apartamos y tenemos que clamar
con Isaías en 6:5: ¡Ay de mí que soy muerto!, porque siendo
hombre inmundo de labios y habitando en medio de pueblo que
tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Señor de los
Ejércitos". Pero, aquí en el Cantar de los Cantares dice "el Rey
me ha llevado a sus habitaciones". Él es quien ha provisto esa
redención. Y como relata el pasaje que acabamos de citar de
Isaías 6, Él es quien tomó uno de esos carbones encendidos que
estaban en el altar, y tocó con él mis labios. Es Él quien realizó el
sacrificio supremo. Y por medio de la muerte en la cruz,
habiéndole aceptado como nuestro Salvador y Señor, somos hijos
de Dios y tenemos acceso a Su presencia, a sus habitaciones, a
su morada eterna, que es también la nuestra.
Y entonces, como dice el texto del versículo 4, bien pudo el coro
entonar estas palabras: Nos gozaremos y alegraremos contigo.
Creemos que los cristianos necesitamos experimentar más
alegría en nuestra vida. El Señor Jesús dijo en el Evangelio de
Juan 10:10, 10yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia. Y el mismo apóstol Juan escribió en su
primera carta 1:4, Estas cosas os escribimos para que vuestra
alegría sea completa. El Señor quiere que vivamos y disfrutemos
de la vida en toda su plenitud.
Permítanos hacerle una pregunta, estimado oyente: ¿Cómo lo
está pasando? ¿Está usted viviendo, disfrutando de la vida como
hijo de Dios? ¿Está usted sintiendo la alegría que corresponde a
su posición ante Dios, unido a Cristo? ¿Está usted cerca de Él en
este momento de su vida? A veces nos preocupamos de nuestras
relaciones con otras personas, o sobre la aceptación que podemos
tener ante los demás. Dejemos todas estas cosas superfluas a un
lado y preocupémonos de nuestra relación con el Señor.
Recordemos nuevamente las palabras que hemos leído en el
versículo 4: nos gozaremos y alegraremos contigo, nos
acordaremos de tus amores más que del vino. ¡Con razón te
aman!
Amigo oyente, me imagino que hoy en cualquier lugar donde
usted se encuentre, probablemente habrá, literalmente hablando,
millones de personas que sentirán la necesidad de recurrir a la
bebida o a las drogas. El auge del alcoholismo es innegable. ¿Por
qué? Bueno, si yo estuviera en la condición que ellos se
encuentran, quizás sentiría lo mismo. Necesitan algo estimulante
para enfrentarse a la vida. Otros lo necesitan para hacer frente a
las presiones de su trabajo o su vida profesional. Y muchas
personas lo hacen para enfrentarse a la soledad o al aburrimiento.
La vida es demasiado para ellos. La vida les parece demasiado
complicada. Estimado oyente, si usted es un hijo de Dios, usted
siempre puede recordar que Cristo le ama. Porque el amor de
Dios es derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo
que nos ha sido dado. Y Él quiere que ese amor sea algo real y
verdadero en nosotros. Él quiere manifestar Su amor en usted, y
es mucho mejor que dejarse esclavizar por la bebida u otros
estimulantes. Recordemos el pasaje que ya hemos citado, en el
que Pablo les dijo a los Efesios, en 5:18, que no se embriagaran,
sino que fueran llenos del Espíritu Santo.
Y si continuamos leyendo en Efesios 5, veremos que el versículo
siguiente, el 19, dice: hablando entre vosotros con salmos, con
himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en
vuestros corazones. Nos agrada comprobar que el apóstol Pablo
dijo "hablando" y no "cantando", porque muchos no pueden
cantar, pero sí pueden expresar la letra de salmos, canciones y
demás alabanzas al Señor. Así que hemos leído en este versículo
4 del capítulo 1 del Cantar de los Cantares una verdadera
expresión de alegría: Nos gozaremos y alegraremos contigo, nos
acordaremos de tus amores más que del vino.
Y el citado versículo 4 finaliza diciendo: ¡Con razón te aman! ¿A
quienes se estaba refiriendo aquí el poeta? A aquellos que le
pertenecen. Son los que le han dicho: "llévame contigo". Él los
levantó, los puso en pie y ellos han de correr la carrera de la vida
con la mirada puesta en Jesús, el autor y consumador de su fe.
La vida cristiana es un asunto de amor, una aventura de amor.
Nosotros le amamos a Él porque Él nos amó primero. Nos amó
hasta el punto de entregarse por nosotros. Ahora Él dice: "Yo
quiero vuestro amor". Y esto sella la relación. Si usted no le ama,
no finja ante los demás lo que no existe. Sea sincero, porque la
vida carece de significado si usted no le ama.
Ahora escuchemos la respuesta de amor del creyente, tal como
la encontramos en el Salmo 63:1, que dice: ¡Dios, Dios mío eres
tú! ¡De madrugada de buscaré! Mi alma tiene sed de ti, mi carne
te anhela en tierra seca y árida donde no hay aguas. Estimado
oyente, ¿tiene usted sed de Dios? Recuerde que en Juan 7:37 el
Señor dijo: "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba".
Ahora, el versículo 2 de este Salmo 63, dice: para ver tu poder y
tu gloria, así como te he mirado en el santuario. Este es el lugar
secreto donde la esposa disfruta de la comunión del esposo.
Y ya hemos entrado en esa habitación, de la cual se habla en
Cantar de los Cantares. Y el Salmo 63, en los versículos 3 al 5
dice entonces: Porque mejor es tu misericordia que la vida, mis
labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre
alzaré mis manos. Como de médula y de grosura será saciada mi
alma, y con labios de júbilo de alabará mi boca. Realmente, esta
es toda una invitación para que nuestra boca esté más ocupada
en alabar el nombre de Jesús.
Y después el Salmo 63:7 dice; porque has sido mi socorro y así
en la sombra de tus alas me regocijaré. Y estas alas nos
recuerdan las alas de los querubines que cubrían la tapa del arca
(o propiciatorio) en el tabernáculo o tienda de reunión en el
desierto. Recordemos también que el Señor Jesús, en Mateo
23:37, dijo que El quiso reunir al pueblo de Jerusalén bajo sus
alas, así como una gallina protege a sus polluelos. Esto nos
presenta una figura de Su amor y de Su gran deseo de proteger
a los indefensos de todo daño.
Y el Salmo 63:8-11 dice finalmente: Esta mi alma apegada a ti;
tu diestra me ha sostenido. Pero los que para destrucción
buscaron mi alma caerán en los sitios bajos de la tierra. Los
destruirán a filo de espada; serán presa de los chacales, Pero el
rey se alegrará en Dios; será alabado cualquiera que jura por él,
porque la boca de los que hablan mentira será cerrada. En todas
estas citas Bíblicas del Salmo 63 encontramos una hermosa figura
de la devoción del creyente hacia Cristo.
Bien, volvamos ahora a este hermoso pasaje que tenemos aquí
en el Cantar de los Cantares. Leamos los versículos 5 y 6, que
nos hablan de

La joven esclava bronceada por el sol


"Morena soy, hijas de Jerusalén, pero hermosa como las tiendas
de Cedar, como las cortinas de Salomón. No reparéis en que soy
morena, pues el sol me miró. Los hijos de mi madre se enojaron
contra mí; me pusieron a cuidar las viñas, mas mi viña, que era
mía, no guardé"
Aquí estaba hablando la esposa. Se nos dice que las tiendas de
Cedar se construían de la piel de ovejas negras y de cabras
negras. Aún en el día de hoy se puede observar en aquella zona
que los nómadas utilizan tiendas de color negro.
Cuando la esposa dijo que era morena, no se estaba refiriendo a
su raza. Ella era una joven judía de la zona de Sunem. Ella misma
explicó el motivo del color de su piel. Los miembros de su familia
eran agricultores arrendatarios de una de las viñas que
pertenecían al rey Salomón, y trabajaban a la intemperie. Vemos
que dijo soy morena porque el sol me miró. El sol había bronceado
su piel y era una mujer hermosa. El color de la piel es hermoso,
cualquiera que sea, cuando el corazón de la persona está en la
debida relación con Dios. El pigmento de la piel no tiene ninguna
importancia. Lo realmente importante es la condición del corazón.
Se nos dice que la piel nuestra puede absorber todos los rayos
del sol con la excepción de los rayos ultravioleta, y estos son los
rayos que queman nuestra piel. A veces esos rayos pueden pasar
a través de las nubes y nosotros nos quemamos aunque no
seamos conscientes de ello. Así que los rayos ultravioletas pueden
quemar y pueden causar el cáncer. Las personas que sufren de
cáncer tienen que tener mucho cuidado al exponerse al sol, y los
médicos tienen que advertirles a sus pacientes que no pasen
mucho tiempo debajo del sol y que se cubran la cabeza y la piel,
incluso en los días nublados.
Pues, bien, hay muchas personas que piensan que exponerse a
entrar a la luz de la santa presencia de Dios sin cubrirse, sin una
protección. Bueno, la verdad es que usted y yo no podemos entrar
a la presencia santa de Dios sin la cobertura o protección de la
justicia de Cristo. Esa es nuestra protección. La protección es otro
de los significados derivados de estar cubiertos por Sus alas,
como acabamos de leer en el Salmo 63. Usted y yo necesitamos
estar vestidos con la justicia de Cristo para entrar en la presencia
de Dios.
Regresemos a la joven de nuestra historia, cuya piel se había
oscurecido por los rayos del sol. Ella había estado trabajando a la
intemperie porque sus hermanos estaban enfadados con ella, y
en consecuencia la enviaron a trabajar a las viñas. Entonces ella
dijo: más mi viña, que era mía, no guardé. Este fue el retrato de
la esposa pintado por ella misma. Ella tenía una belleza natural,
no tenía nada elogiable, que se pudiera decir a su favor, porque
no había podido cuidarse a sí misma. No había podido ir a algún
salón de belleza. No había podido arreglar su cabello, ni hacerse
un tratamiento facial. No había podido hacer nada para resaltar
su belleza. Ese aspecto había sido descuidado porque había sido
obligada a trabajar tan duramente.
La humanidad no es hermosa ante la presencia de Dios. A veces
tenemos la tendencia a pensar Dios está interesado en nosotros
es porque somos personas buenas y atractivas. Y no es así.
Nosotros no somos nada agradable de contemplar. Estamos como
quemados por el sol. En la condición en que nos encontramos, no
resultamos atractivos para El. Pero El dijo que va a convertirnos
en su esposa, en una esposa atractiva. Esta es la hermosa imagen
que presenta Efesios 5, donde el ejemplo dado a los maridos es
el amor de Cristo por la iglesia. Allí, en los versículos 25-27 el
apóstol Pablo dijo: Maridos, amad a vuestras mujeres, así como
Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por
la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa,
que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que
fuera santa y sin mancha. Como podemos ver, Cristo nos está
llevando al salón de belleza. , ¿Por qué? Bueno, para poder
santificarla y limpiarla por medio del lavado de la Palabra de Dios.
Él va a llevarnos, por así decirlo, al salón de belleza. El va a
convertirnos en una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni
ninguna otra imperfección, santa e intachable.
Pero la historia continúa. La joven Sulamita habló del pastor que
acababa de conocer. Leamos el versículo 7, en el cual ella piensa
en

Los pastos del rebaño de su amado


"Dime tú, amado de mi alma, dónde apacientas tu rebaño, dónde
descansas al mediodía; pues ¿por qué he de andar como errante
junto a los rebaños de tus compañeros?"
El parecía ser un pastor peculiar, en el sentido en que no tenía
ovejas que ella pudiera ver. Así que ella le preguntó acerca de
sus ovejas. El pastor pareció mostrarse evasivo. Ahora miremos
debajo de la superficie y veamos algo hermoso.
El Señor dijo en Juan 10:14 y 16: 14»Yo soy el buen pastor y
conozco mis ovejas, y las mías me conocen, 16Tengo, además,
otras ovejas que no son de este redil; a esas también debo atraer
y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un pastor. Todos tenemos
cierta tendencia, como la joven Sulamita con el pastor, a
preguntar por "las otras ovejas", por los paganos. ¿Están
perdidos? Queremos entender la doctrina de la elección.
Queremos saber si cierta persona es salva y si otra no lo es.
Tendemos a juzgar a los que se encuentran a nuestro alrededor.
En vez de cuestionar la posición de otros en Cristo, necesitamos
asegurarnos que somos Sus ovejas. Esa debe ser nuestra
preocupación directa.
Continuando con el relato, el pastor le respondió. Leamos el
versículo 8 de este primer capítulo del Cantar de los Cantares:
"Si no lo sabes, hermosa entre las mujeres, sigue las huellas del
rebaño, y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los
pastores."
Y ante nuestras preguntas, ésta sería la respuesta del Señor para
nosotros. Apacienta tus cabritas. Las ovejas más jóvenes
necesitaban ser alimentadas. Y todos nosotros, estimado oyente,
entramos en esta categoría. Como dijo el apóstol Pedro en su
primera carta 2:2, desead, como niños recién nacidos, la leche
espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación.
El versículo 8 se completa diciendo: y apacienta tus cabritas junto
a las cabañas de los pastores. Los creyentes necesitan
alimentarse junto a las cabañas de los pastores, porque ese es el
lugar donde la hierba estaría más verde. Por supuesto que
nuestro alimento es la Palabra de Dios. No podemos alimentar a
otros y hablarles de la alegría que produce esa Palabra, a menos
que experimentemos esa alegría nosotros mismos. Pero una vez
que nos hemos alimentado de ella, necesitamos hacerla llegar a
otros. La esposa de Cristo, que ha de ser presentada al Señor en
el futuro, debe difundir hoy la Palabra de Dios. En conjunto, como
cuerpo de creyentes, estamos descuidando esa misión.
Destacamos la frase del versículo 8, aparentemente cantadas por
el coro: si no lo sabes, hermosa entre las mujeres. Y esto nos
recuerda que hay muchos asuntos para los cuales no tenemos
una respuesta. Un buen consejo es no permitir que lo que no
sabemos altere o sea un obstáculo para lo que sabemos. ¿Sabe
usted que Cristo murió por sus pecados? ¿Sabe usted si está
confiando en El? ¿Está usted descansando en El? Usted puede
decir, como el patriarca Job en 19:25, Yo se que mi Redentor
vive. Usted puede decir, Yo se a quien he creído. San Pablo pudo
decirlo en 2 Timoteo 1:12. El apóstol pudo expresar así su fe,
pero en ninguna parte encontramos que Pablo supo todo acerca
de la doctrina de la elección. Así que no permitamos que lo que
no sabemos constituya un obstáculo para aquellas grandes
verdades de la fe que sí sabemos. Eso es lo que el pastor de
nuestro relato en el Cantar de los Cantares le estaba diciendo a
la joven. Le dijo que no necesitaba saber acerca de todas las
demás ovejas. Ella solo tenía que alimentar a sus cabritos. Así
que no debemos preocuparnos por todo aquello que ignoramos.
Simplemente asegurémonos de difundir el alimento de la Palabra
de Dios a aquellos que la necesitan. Esa es nuestra
responsabilidad.

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