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1.

INTRODUCCIÓN

El feminicidio es un crimen que afecta únicamente la vida de las mujeres de todo el

mundo; término que ya tiene un lugar en el discurso criminalístico y busca a su vez

visualizar una situación de violencia sistemática y silenciada por muchos siglos por la

indiferencia y tolerancia social. El feminicidio, es una categoría que debe abordarse como

una modalidad de violencia directa hacia las mujeres, como una alternativa a la neutralidad

del término homicidio visibilizando un trasfondo no reconocido: la misoginia en la muerte

diaria de mujeres. Es un problema social, político, cultural y es un problema de Estado.

El feminicidio es el genocidio contra mujeres y sucede cuando las condiciones históricas

generan prácticas sociales que permiten atentados contra la integridad, la salud, las

libertades y la vida de las mujeres.

No todos los crímenes son concertados o realizados por asesinos seriales: los hay

seriales e individuales, algunos son cometidos por conocidos: parejas, parientes, novios,

esposos, acompañantes, familiares, visitas, colegas y compañeros de trabajo; también son

perpetrados por desconocidos y anónimos, y por grupos mafiosos de delincuentes ligados a

modos de vida violentos y criminales. Sin embargo, todos tienen en común que las mujeres

son usables, prescindibles, maltratables y deshechables. Y, desde luego, todos coinciden en

su infinita crueldad y son, de hecho, crímenes de odio contra las mujeres.

El feminicidio muestra el real contexto de violencia y discriminación hacia la mujer; de

este modo se convierte en uno de los principales problemas sociales que tenemos que

enfrentar, pues es evidente que las construcciones sociales de nuestra sociedad toleran la

violencia basada en la discriminación de género.


2. DESARROLLO

Antiguamente se usó el término “uxoricidio” para identificar las muertes de mujeres

provocadas por sus esposos, las cuales en la mayoría de los casos tenían como determinante

los celos. En muchas sociedades este hecho ha sido visto como un asesinato de menor

calado, al considerar que es lo que tiene que hacer el esposo en caso de adulterio

(Wikipedia, 2009), justificando así la impunidad del crimen como parte de una ideología

conservadora y patriarcal. Si bien existía una clasificación para estos casos, con el tiempo

ésta se fue neutralizando sin identificar la direccionalidad de la violencia (víctima y

victimario); así primero se sustituyó con el nombre “conyugicidio” (crimen de cónyuge,

hombre o mujer), y después se diluyó como homicidio o muerte no natural de un hombre

(término que “incluye” a las mujeres). De manera que el asesinato de mujeres se fue

invisibilizando.

Ante esta realidad, la necesidad de evidenciar la muerte de mujeres por razones de

género, ha conducido a autoras feministas a crear una categoría específica para este hecho;

Jill Radford y Diana Russell (1992) desarrollan por primera vez el término femicide para

nombrar el asesinato de mujeres por razones asociadas con su género, y lo definen como

“… la forma más extrema de violencia de género, entendida ésta como la violencia ejercida

por los hombres contra las mujeres en su deseo de obtener poder, dominación o control.

Incluye los asesinatos producidos por la violencia intrafamiliar y la violencia sexual”

(Russell y Radford, 1992).

De esta forma el término femicidio, efectúa una conexión entre crímenes de violencia

que sufren las mujeres en diferentes aspectos de su vida social, más que con la impunidad

que los rodea. Además, el concepto de femicidio ayuda a desarticular los argumentos de

que la violencia de género es un asunto personal o privado y nos muestra su carácter social
y político, resultado a vinculantes de poder, dominación y privilegio entre los hombres y las

mujeres en la sociedad (Ana Carcedo y Montserrat Sagot, 2000).

2.1.Tipos de feminicidio

Las autoras Radford y Russell han clasificado el femicidio en tres categorías muy útiles

para comprender y estudiar estos crímenes:

I. Íntimo: son asesinatos cometidos por hombres con quien la víctima tenía o tuvo

una relación íntima, familiar, de convivencia o afines.

II. no íntimo: son los asesinatos cometidos por hombres con quienes la víctima no

tenía relaciones íntimas, familiares, de convivencia o afines (por lo general, éste

involucra un ataque sexual previo),

III. por conexión: se refiere a mujeres que fueron asesinadas “en línea de fuego” de un

hombre tratando de matar a una mujer. Son casos de parientas, niñas y otras

mujeres, que intervinieron para evitar el hecho, que fueron atrapadas en la acción

del femicida.

Estos crímenes implican que las mujeres son utilizables, prescindibles, maltratables y

desechables, ya que todos tienen en común una infinita crueldad y un odio desmedido hacia

ellas.

Se determina que esta reacción de odio se desata cuando la mujer ejerce autonomía en

el uso de su cuerpo desacatando reglas de fidelidad o de celibato, o cuando accede a

posiciones de autoridad o poder económico o político tradicionalmente ocupadas por

hombres. En este sentido, son crímenes de poder, donde la intencionalidad de matar o

simplemente herir o hacer sufrir no define diferencias, por lo que a veces es un resultado no

buscado deliberadamente por el agresor (Rita Segato, 2006).


2.2. El feminicidio en América Latina

Desde hace más de una década, la mayoría de los países de América Latina han

procedido a la tipificación autónoma de la muerte de las mujeres en ciertos contextos en los

que se entiende que existe violencia de género. En América Latina ha sido la inclusión del

feminicidio en los códigos penales, estas tipificaciones no responden a un modelo unitario,

sino que obedecen a opciones político-criminales diversas y al intento de abarcar las

singularidades con las que se manifiesta esta tipología delictiva en cada país.

Según Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (Mimp) al menos 282 mujeres

fueron asesinadas en los primeros 27 días del año en América Latina y el Caribe, según

datos recogidos por observatorios sobre género y movimientos feministas de 15 países de la

región. Estas cifras confirman que los casos de feminicidios y violencia no dejan de

aumentar.

En lo que va del 2019, de acuerdo con datos ofrecidos por los medios, México (con 104

feminicidios) y Brasil (con 69) tienen las cifras más altas. Siguen Argentina con 20

feminicidios —contabilizando las muertes de mujeres transgénero (cuatro)—, Honduras

con 16, Colombia con 11, República Dominicana con 10 y Venezuela con 8. Se dieron

menos casos en Costa Rica y Paraguay (ambos con 6), Chile (5), Bolivia y Ecuador (4),

Uruguay (3) y Nicaragua (2).

Por otro lado, en mayo del 2018, en Perú, el feminicidio simple pasó a ser reprimido con

20 y 30 años. Con la modificatoria, en el caso de feminicidio agravado (por ejemplo, matar

a una embarazada), la sanción mínima es de 30 años, y el feminicida puede recibir cadena

perpetua cuando en el crimen concurran dos o más agravantes.


“la violencia machista, como crimen de género, no es instrumental, sino expresiva, pues

manifiesta la capacidad de dominio y control de la posición masculina. Es por eso mismo

un crimen territorial, que dirige ese enunciado a sus pares varones” (Segato, Rita, 2018).

2.3.El sometimiento otorga poder

La violencia del hombre sobre la pareja o expareja se sustenta en el machismo y no en la

misoginia, siendo la misoginia lo que puede servir para identificar un delito de odio contra

las mujeres. Según el Diccionario de la Real Academia la misoginia implica la aversión a

las mujeres y el machismo la actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres.

La muerte de la mujer pareja o expareja no parece que se caracterice por la misoginia,

esto es, por el odio al colectivo de mujeres, sino por el machismo, es decir, por la propia

creencia en la superioridad del hombre sobre la mujer y por la creencia en la preeminencia

de los roles sociales asignados al varón, que, en el caso concreto, se plasman en las

relaciones de pareja.

Con respecto a la violencia que ejerce el hombre sobre la pareja o expareja mujer que es

constitutiva de violencia de género, en este caso el objetivo es mantener vivo el modelo de

sumisión de la mujer y recordar quien tiene el poder en la familia caso extremo, la violencia

es expresión simbólica de la reducción de la víctima a mero cuerpo, a mera entidad

biológica, propiedad del hombre. El hombre puede usar y dañar a la mujer —reducida a

mero ente físico— como puede usar y dañar, en principio, cualquier objeto de su propiedad.
2.4.Objetivos de los comentarios

En mi opinión, se debe incorporar a la definición de la violencia sobre las mujeres

ejercida por razones de género su condición de instrumento de dominación discriminatoria,

de instrumento para el mantenimiento de la mujer en una posición social de subordinación

y para exteriorizar, paralelamente, la posición de preeminencia del hombre en las relaciones

individuales. Esto puede parecer una obviedad: sin embargo, no lo es tanto si advertimos

que no aparece en todas las tipificaciones penales del feminicidio.


3. CONCLUSIÓN

La discriminación de género, el sexismo y la misoginia son problemas arraigados en el

en todas partes del mundo, lo cual en nuestro país se evidencia altos índices de violencia

contra las mujeres, aun cuando esta situación no siempre se denuncia. Es lógico que, si

existe este tipo de violencia, muchos de los crímenes que se cometen contra las mujeres se

deba a la exacerbación de esa violencia que culmina con el femi-cidio.

El feminicidio muestra el real contexto de violencia y discriminación hacia la mujer; de

este modo se convierte en uno de los principales problemas sociales que tenemos que

enfrentar, pues es evidente que las construcciones sociales de nuestra sociedad toleran la

violencia basada en la discriminación de género.

Por todo lo mencionado anteriormente es necesario que las instituciones encargadas de

investigar y condenar (Policía Judicial y Fiscalía) estos crímenes establezcan mecanismos

para medir este problema a nivel de todo el mundo y en nuestro país. Esto no solo permitirá

un conocimiento real de la situación y una adecuada sanción del mismo, sino también la

creación de políticas públicas que permitan combatir tanto la esfera privada como la

pública, considerando que el tema va más allá de la administración de justicia. En el ámbito

de la prevención es fundamental romper con estigmas culturales y sociales que normalizan

el maltrato cotidiano hacia las mujeres a través de la sensibilización a la ciudadanía sobre

esta realidad y la atención a aspectos como la violencia en la familia, el acoso sexual y el

maltrato en centros de estudio, lugares de trabajo y espacios públicos, así como la

erradicación de contenidos sexistas en los medios de comunicación, entre otros aspectos;

pues todos estos son hechos de perpetuán la violencia contra las mujeres que desencadena

al femicidio.
REFERENCIAS

Ana Carcedo y Montserrat Sagot. (2000). Feminicidio en costa rica. Obtenido de

http://genero.bvsalud.org/lildbi/docsonline/get.php?id=445

Arcas, J. V. (2009). Revista de Estudios de Juventud. Nº 86. Juventud y violencia de

género. Obtenido de https://issuu.com/injuve/docs/revista_86_completa

Bilsky, P. (2019). Articulo de opinión Los femicidios continúan aumentando en la región.

Obtenido de https://redaccionrosario.com/2019/03/08/los-femicidios-continuan-

aumentando-en-la-region/

Rita Segato. (2006). Feminicidio y patriarcado. Obtenido de

https://www.nodo50.org/codoacodo/enero2010/segato.pdf

Russell y Radford. (1992). Feminicidio un paradigma para el analisis. Obtenido de

https://feminicidio.net/sites/default/files/seccion_feminicidio_paper_02.pdf

Feminicidio

Wikipedia. (2009). Termino Feminicidio.

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