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Se trata de un estudio sobre los diferentes géneros del folklore oral andaluz (cuentos, leyendas,

romances, refranes, etc.), con abundantes muestras recopiladas de cada uno de ellos y un amplio
repertorio bibliográfico. Muy contextualizado, en el sentido de relacionar las expresiones orales
con la vida de los encuestados, la historia y las manifestaciones etnográficas de las respectivas
localidades de la Baja Andalucía, se dedica también a la importante influencia que ha ejercido y
mantiene Gibraltar en las provincias cercanas y a la importante figura de fray Leopoldo de
Alpandeire.
Éste es uno de los muy escasos trabajos que se han realizado sobre la temática y el primero,
que sepamos, fuera del ámbito estadounidense.
SINOPSIS DE TEXTO Y CONTEXTO. LOS GÉNEROS DEL FOLKLORE ORAL EN
OLVERA Y ALPANDEIRE

Aunque se encuentran referencias sobre la definición y delimitación de los géneros desde el


nacimiento de las investigaciones folklóricas, como en los hermanos Grimm, solo en las últimas
décadas han ido tomando conciencia los estudiosos de su centralidad como eje de cualquier
indagación seria sobre el folklore, debido a su relevancia e implicaciones de todo orden. Buena
parte de esta reacción tardía se debe al lastre de su identificación con los géneros literarios,
todavía en parte vigente a pesar de la conexión cada vez mayor del folklore con la Antropología.
Así, parte de la terminología acuñada en la Literatura se aplica aún en las ciencias humanas, con
efectos a veces tan cruciales como tergiversadores, como usar literatura oral para referirse al
folklore oral y textos para nombrar a las manifestaciones transmitidos oralmente.
Tales usos son incoherentes desde su etimología y apuntalan el supuesto isomorfismo, más
que discutible, existente entre las tradiciones orales y las literarias, como ya hemos señalado por
escrito. Paradójicamente, esta terminología ha calado tan hondo que la usan con frecuencia
también los investigadores más empeñados, precisamente, en estudiar a los géneros folklóricos
sin derivarlos de los literarios.
Consecuentemente con ésta y otras dependencias, la mayoría de las escuelas que se han
ocupado de los géneros folklóricos los han definido y delimitado a partir de aspectos
normativos, sin tener en cuenta las conceptualizaciones nativas o, cuando no seguían ese
camino, se desentendían del problema y otorgaban a la noción de género, bajo su supuesta
neutralidad teórica, un papel secundario y clasificatorio, dándola por sentada como criterio para
la subdivisión de la narrativa folklórica y desdeñando en la práctica su relevancia cultural.
En los años cincuenta surgen dos vías opuestas que se consolidan en la siguiente década, con
la nueva folklorística, y continúan en la actualidad. Mientras que el enfoque etic es externo a la
cultura estudiada y sus unidades y clasificaciones han sido creadas por el estudioso, el enfoque
emic es interno y se centra en las unidades y clasificaciones nativas.
A pesar de ello las dificultades teóricas y pácticas del empeño han seguido llevando a
callejones sin salida, porque las teorías de este último tipo siguen lastradas por ciertos supuestos
etíc y por la escasez de investigaciones que se han atrevido a abordar con cierta completitud el
folklore de una cultura, dado lo descomunal de la tarea. Se pueden contar con los dedos de una
mano las que se han publicado en el mundo entero, durante estas décadas, que sigan
estrictamente ese supuesto multigenérico. Todas ellas proceden, además, del ámbito anglosajón
a pesar de que en su mayor parte se dediquen a otras culturas.
Se lleva precisamente la palma, con tres publicaciones, el ámbito hispano, pero solo una de
ellas se dedica a una comunidad que tiene como primera lengua el español, mientras que las dos
restantes se dedican a pueblos con idiomas prehispánicos.
La Tesis que presentamos tiene por primera vez como punto de partida teórico la
complementariedad etic/emic, completamente opuesta a la polaridad que se le atribuye. La
disyuntiva etic/emic es falsa porque ciega que ambas perspectivas no tienen más que constituir
distintas fases que se complementan y apoyan en un mismo proceso teórico. Intentar construir
una teoría sin usar las herramientas investigadoras que sucesivas generaciones han ido forjando
es una ingenuidad, mientras que negar a priori la capacidad de los nativos de distinguir y
elaborar los elementos de su propia cultura constituye un grave error. Otra cosa es que las
herramientas metodológicas no puedan refinarse aún más, o incluso sustituirse, o que todos los
nativos tengan siempre que ser plenamente conscientes de sus producciones conceptuales.
Nos hemos basado en investigaciones realizadas sobre todo en Andalucía y, especialmente,
en dos pueblos de la comarca rondeña, Alpandeire y Olvera, para desentrañar los contrastes y
las similitudes en una misma zona a partir de localidades con características bastante distintas.
Hemos tenido también en cuenta otros municipios, con especial incidencia en los aledaños, las
ciudades más cercanas y la colonia británica de Gibraltar, con una gran influencia en la Baja
Andalucía desde hace siglos, para que nuestro trabajo no cayera en una visión demasiado
localista.
A la observación participante y las entrevistas, necesarias sobre todo para dilucidar las
diversas situaciones y ocasiones en las que se enmarcan las manifestaciones orales, hemos
añadido muchas visitas a los archivos para contextualizar sus continuidades y transformaciones.
En la búsqueda del sistema genérico nativo hemos partido de cinco temas muy relevantes
que son la historia, las perspectivas de sexo o género, la estratificación social, los estereotipos
sobre las minorías y las identidades locales, para una contextualización detallada de las
expresiones folklóricas en el seno de la sociedad que las usa.
ÍNDICE GENERAL

.-LISTA DE SÍMBOLOS, ABREVIATURAS Y SIGLAS………….…......................................8

1.INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………….10

1.1.-LOS GÉNEROS DEL FOLKLORE ORAL……………………………..……...…………12

1.1.1.-DISCIPLINAS Y ALTERNATIVAS QUE CONFLUYEN EN EL


FOLKLORE ORAL…………………………………………………………………………….12

1.1.2.-DE LOS GÉNEROS LITERARIOS A LOS GÉNEROS FOLKLÓRICOS………...…...20

1.1.3.-PRINCIPALES TEORÍAS SOBRE LOS GÉNEROS FOLKLÓRICOS…………..........22

1.1.3.1.- LOS GÉNEROS COMO CATEGORÍAS CLASIFICATORIAS………...….…...…..24

1.1.3.2.-LOS GÉNEROS COMO FORMAS PERMANENTES………………………..……...33

1.1.3.3.-LOS GÉNEROS COMO FORMAS HISTÓRICAS EVOLUTIVAS Y COMO


FORMAS DEL DISCURSO……………………………………………………………………38

1.1.4.-LOS ÚLTIMOS DESARROLLOS. LA NUEVA FOLKLORÍSTICA Y SU


REVOLUCIÓN PENDIENTE…………………………...……………………………...……...41

1.2.-AMBIGÜEDADES EN LAS CLASIFICACIONES GENÉRICAS…………......………..56

1.2.1.-AMBIGÜEDADES ERUDITAS…………………………………...…………...…….....57

1.2.2.-AMBIGÜEDADES NATIVAS……………………………………………...………......60

1.3.-TEORÍAS SOBRE LOS CONTEXTOS……………………………………...…...…….…65

2.-OLVERA……………………………………………………………………………………..73

2.1.-LA ZONA INVESTIGADA………………………...……………..………………………73

2.2.-EL PUEBLO…………………...…………………………………………………………..77

2.3.-EL CAMPO……………………………………………………………………………….101

2.4.-ARQUITECTURA POPULAR Y TIPOLOGÍA DE LAS VIVIENDAS


URBANAS………………………………………………………………………………..…...151

2.5.-ARQUITECTURA POPULAR Y TIPOLOGÍA DE LAS VIVIENDAS


RURALES..…………………………………………………………………………………....154

2.6.-EL PUEBLO Y EL CAMPO…………………………………….…..…...………………156

3.-ALPANDEIRE…………………………………………………………………………...…163

3.1.-EL PUEBLO………………………………...…………….…………………………...…163

3.2.-EL CAMPO……………………………………………………………………………….201
3.3.-ARQUITECTURA POPULAR Y TIPOLOGÍA DE LAS VIVIENDAS URBANAS…..211

3.4.-ARQUITECTURA POPULAR Y TIPOLOGÍA DE LAS VIVIENDAS RURALES..….214

3.5.-EL PUEBLO Y EL CAMPO……………………...……………………………………...215

4.METODOLOGÍA……………………………………………………………...……………217

4.1.-LOS ESTUDIOS MULTIGENÉRICOS………………...…………………..……………217

4.2.-LOS ASPECTOS METODOLÓGICOS…………...……………………………………..231

4.3.- RECOPILACIONES SOBRE EL FOLKLORE ORAL…………...…………………….244

4.3.1.-COLECCIONES DEDICADAS A DISTINTOS GÉNEROS………………………….244

4.3.2.-COMPILACIONES DE UN SOLO GÉNERO…………………………………………253

4.3.3.-RECOPILACIONES DE OLVERA Y SU COMARCA………………………...……..261

4.3.4.-COLECCIONES DE ALPANDEIRE Y SU COMARCA………………………..…….274

5.-LOS CONTEXTOS INFORMALES…………………..………………………………..….281

5.1.- CONTEXTOS FORMALES E INFORMALES……………………………….……..….281

5.2.- EN UN TIEMPO DE CAMBIOS…………………………………...…………………...282

5.3.- LA MAÑANA…………………………………...………………………………………288

5.4.- LA TARDE………………………………...…………………………………………….335

5.5.- LA NOCHE………………………………………………………………………………374

6.-LOS CONTEXTOS FORMALES……………..…………..……………………………….376

6.1.-LAS FIESTAS……………………..……...……………..……………………………….376

6.2.-LAS FIESTAS EN OLVERA…………………………...……….……………………….376

6.2.1.-FIESTAS DE INVIERNO………………………...…………………...……………….377

6.2.2.-FIESTAS DE PRIMAVERA………………………...…………………………………406

6.2.3.-FIESTAS DE VERANO……………………………...………………………………...433

6.2.4.-FIESTAS DE OTOÑO………………………………………………………………….437

6.3.-LAS FIESTAS EN ALPANDEIRE…………………………………………….…...……439

6.3.1.-FIESTAS DE INVIERNO…………………………………………...…………………439

6.3.2.-FIESTAS DE PRIMAVERA……………………………...……………….……..…….447
6.3.3.-FIESTAS DE VERANO………………………………………………...….…………..457
6.3.4.-FIESTAS DE OTOÑO………………………………………………………………….459

7.-LOS TEMAS……………………………………………………...………………………...461

7.1.-HISTÓRICO………………………………………………………...……………………462

7.2.-DE GÉNERO………………………………………………...…………………………...495

7.3.-ESTRATIFICACIÓN SOCIAL………………………………………………….……….556

7.4.-MINORÍAS: INGLESES, MARROQUÍES Y GITANOS………………...…….……….577

7.5.-IDENTIDADES LOCALES…………………………………………...…………………615

8.-CONCLUSIONES Y POSIBLES DESARROLLOS FUTUROS: ORALIDAD, GÉNEROS Y


PERFORMANCES…………….…………………………….……..………………………….661

8.1.-ANIVERSARIOS MARIANOS EN OLVERA.……………………….…………..……..661

8.2.- APERTURA DE LA CASA NATAL DE FRAY LEOPOLDO EN ALPANDEIRE…...666

8.3.-CONTINUIDADES Y RUPTURAS EN LAS DOS LOCALIDADES……………….....672

8.4.- LA PERFORMANCE…………………………………...………………………………..676

8.5.- LOS CONTEXTOS Y LAS CONNOTACIONES…………………………………..…..678

8.6.-LAS MANIFESTACIONES DEL FOLKLORE ORAL…………………………..……..681

8.6.1.-LOS TEMAS……………………………………………………..……………………..681

8.6.2.-LOS PARTICIPANTES……………………………………………………………..….683

8.6.3.-LOS CICLOS Y EL CANAL………………………………………...…………...……686

8.6.4.-LAS SITUACIONES……………………………………...…………………..………..687

8.6.5.-LOS MÉTODOS DE RECOGIDA……………………………………………….…….691

8.6.6.-LA CONTEXTUALIZACIÓN DE LOS GÉNEROS…………………………..………694

8.6.7.-LAS SITUACIONES Y LOS GÉNEROS………………………………………...……699

8.6.8.-LAS OCASIONES………………………………………………………….…………..702

8.7.-EL SISTEMA GENÉRICO……………………………………………….………………707

8.8.-EL HABLA Y EL FOLKLORE ORAL…………………………………………..………716

8.9.-ASPECTOS LINGÜÍSTICOS Y ANTROPOLÓGICOS DE LOS GÉNEROS………….725

8.10.-LAS COLECCIONES Y LOS HIPERMEDIOS………………………………....……..733

8.11.-EXTENSIÓN E HISTORICIDAD DEL SISTEMA GENÉRICO…………...…………736


FUENTES……………………………………………………………………………………...742

ARCHIVOS………………………………………………………………………….………...742

BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………………...….744

a) Instituciones, archivos y bibliotecas………………………………………………………...746

b) Cartografía…………………………………………………………………………………..753

c) Materiales audiovisuales………………………………………………...………………….754

d) Programas informáticos y páginas web de estadísticas……………………………….…….755

e) Discografía………………………………………………...………………………………..756

f) Bibliografía……………………………………………………………………………...…..757

APÉNDICE DOCUMENTAL…………………………………………..…………………….827

I.-PLANOS…………………………………...………………………………………………..828

II.-FOTOGRAFÍAS DE OLVERA…………………………………………………...……….834

III.-FOTOGRAFÍAS DE ALPANDEIRE…………………………………………...………...849

IV.-FOTOGRAFÍAS DE OTROS LUGARES…………………………………………...…...861


La extensión aproximada del original es de 827 folios de texto y de 878 si incluimos los planos
y las fotografías.
El nombre y la imagen del Beato son constantes en el núcleo de Alpandeire, de forma aún
más omnipresente que la Virgen de los Remedios en Olvera. Es un fenómeno que comienza a
producirse en los años ochenta, coincidiendo con la última parte del proceso informativo
diocesiano, aunque fray Leopoldo muere el 9 de febrero de 1.956, y se extiende fuera del casco
urbano, como seguiremos observando a continuación.
No queremos, sin embargo, dejar de apuntar una notable diferencia. Mientras que el nombre
de Reme es uno de los más usados por las mujeres de Olvera de cualquier edad, con tendencia
actual a la baja a medida que se amplía el abanico de opciones, no se ha bautizado a nadie en
Alpandeire con el nombre de Leopoldo, aunque sí a un joven de la cercana Faraján. Puede
deberse, más que al respeto que concita su figura, cada vez más unánime a medida que sigue su
carrera ascendente y se convierte en la imagen del pueblo en el exterior, a una tradición que se
está comenzando a crear en la actualidad.
Fray Leopoldo, Francisco Tomás de San Juan Bautista Márquez Sánchez, nació en
Alpandeire el 24 de junio de 1.864. Era hijo de Diego y de Jerónima, pequeños propietarios y
arrendatarios agrícolas. Lo que en la comarca olvereña se llama pelentrines y en la de
Villamartín rancheros, aunque los panditos no suelen usar para ellos una denominación
concreta. No era, por lo tanto de los más “humildes” de Alpandeire, a pesar de las biografías
oficiales, como la de la página de los Capuchinos http://www.frayleopoldo.org/biografia.htm.
Así lo atestigua su casa natal, modesta si se la compara con otras residencias de El Llanete, pero
situada también en la zona privilegiada del pueblo.
Esta visión de falsa pobreza se ha ido extendiendo desde las hagiografías y se difunde
también en obras que nada tienen que ver aparentemente con ellas. De esta forma, Castillo, un
Doctor en Geografía de la muy cercana Benalauría, lo describe como “un humilde cabrero de
estas sierras que fue a parar a un convento de Granada” (2008: 122), haciéndose eco de esta
asunción mistificadora.
El matrimonio tuvo después tres hijos más, dos varones, uno de los cuales murió en la guerra
de Cuba, y una mujer. Francisco Tomás era el hijo primogénito.
La vida, de todas formas, no era especialmente muelle entre los de su clase, con poca
liquidez y, con frecuencia, menor holgura diaria que los jornaleros para mantener sus pequeñas
propiedades, como también puede aún observarse en Olvera. Además de estudiar las primeras
letras, pronto tuvo que trabajar junto a su padre y, más tarde, junto a sus hermanos,
desplazándose a Jerez de la Frontera para faenas agrícolas como la siega, un complemento
importante de los ingresos familiares. Siguió siendo un fenómeno habitual entre los serranos,
incluso los relativamente acomodados, hasta la mitad del siglo XX, aunque la tendencia cambió
debido a la emigración a lugares mucho más alejados y a la falta de jornales en la propia Jerez
de la Frontera, que tuvo mucho que ver con la mecanización temprana de las llanuras.
Aunque parece ser que Francisco Tomás fue católico practicante desde pequeño, influido por
su madre y por el coadjutor de Alpandeire, su vida no difería demasiado salvo en este punto de
los jóvenes de su generación y status. Hizo el servicio militar en Málaga y llegó a tener una
novia, Antonia Medinilla Lobato, a la que dejó cuando se hizo monje y que no se quedó para
vestir santos.
Según la biografía de fray Ángel de León, “Antonia casó luego con otro joven apellidado
Lobo, del que tuvo varios hijos” (1974: 41, nota 2). En la biografía de Laborde, en cambio, este
noviazgo es una imposición de Jerónima, que Francisco se quita de encima como puede (1990:
54). El último vicepostulador, fray Alfonso Ramírez Peralbo, resuelve más rápidamente la
cuestión con la siguiente frase:
“Como los jóvenes de su tiempo, tuvo una novia, que se llamaba Antonia Medinilla, de la
que se despidió manifestándole que “Dios lo llamaba por otro camino”” (2010).
Si nos referimos, claro está, a la versión de Internet, porque en el folleto publicado a partir de
ella ni siquiera se refiere a este asunto (Ramírez, 2008).
Si atendemos además a la versión de una mujer cercana a los setenta años, que Antonia
Medinilla solamente había tenido una hija y ésta se quedó soltera, y la confrontamos con las
declaraciones del albañil que reformó la casa de Antonia tras su muerte sobre “la nuera de la
novia de fray Leopoldo” (Barragán, 2008: 230), que implica además al menos la existencia de
un hijo varón, conseguimos clarificar un poco el camino que va convirtiendo poco a poco la
historia en leyenda.
En las versiones granadinas, el noviazgo de la “buena cristiana, [que] aceptó resignadamente
aquella prueba” (fray Ángel de León, 1974: 41) desdibuja y olvida tanto el noviazgo como su
posterior matrimonio. Y en las malagueñas, mucho más apegadas al terruño y que no pueden
olvidar con facilidad a la persona con la que convivieron durante largos años, se suaviza su
maternidad, en el comentario citado, o se soslaya por escrito (Barragán, 2008: 233 y ss.). Pero,
sobre todo, se acentúan sus rasgos cristianos, tanto por parte del albañil señalado (Barragán,
2008: 230 y ss.), que se solaza en cómo salvó al cuadro de la Virgen del Carmen que había
bordado Antonia de la casa en ruinas y se sumerge en elucubraciones posteriores sobre su
hipotética condición de regalo de fray Leopoldo, como en la descripción de la actual propietaria
de la casa, que se recrea en el rezo del rosario dirigido por Antonia en su floreado patio
(Barragán, 2008: 234).
Frasquito, el nombre con el que se conocía en Alpandeire a Francisco Tomás, fue
confirmado el 11 de septiembre de 1.881 por el obispo de Málaga Marcelo Spínola y Maestre,
también beatificado en 1.987.
Para sacar adelante a la familia su padre alquiló unos terrenos en la cercana Ronda, a la vez
que arrendaba algunas tierras propias, y llegó a residir en ella. Fue en esta ciudad, tras haber
oído la predicación con la que los capuchinos, en 1.894, celebraban la beatificación de Diego
José de Cádiz, importante figura religiosa muy unida a esta comarca, cuando el joven Francisco
Tomás decidió hacerse religioso y se lo comunicó a los predicadores.
Pero las cosas no le salieron bien, debido a ciertas negligencias y olvidos en los trámites de
admisión, según las versiones oficiales, que le llevaron a tener que recurrir a un sacerdote que
era pariente lejano suyo. Una explicación más congruente puede ser que el clero no tenía, por
entonces, demasiadas dificultades con las vocaciones, a lo que se unía la relativa insignificancia
social y de méritos personales aparentes del aspirante a fraile.
Pero Francisco Tomás era evidentemente muy constante en sus pretensiones y, ya con 35
años, en 1.899, consigue ingresar como postulante en el convento de Sevilla, donde pasa a ser
novicio ese mismo año. Era, como es obvio, un hermano lego, un extremo que suelen
amortiguar las biografías oficiales, ocupado en la huerta y otros menesteres físicos y al que le
siguió costando mucho esfuerzo tomar los hábitos. Lo hizo de manos del padre Diego de
Valencina, Superior y Maestro de Novicios y le pusieron el nombre de Leopoldo de Alpandeire,
que al principio no pareció hacerle ninguna gracia.
Siguió trabajando como agricultor en el huerto del convento hasta que, hecha la primera
profesión, lo envían al convento capuchino de Granada en el otoño de 1.903 y en él emite sus
votos solemnes.
Pasa otra vez a Sevilla y Antequera y, el 21 de febrero de 1914 vuelve a Granada
definitivamente. Será hortelano, sacristán y, sobre todo, un activísimo limosnero muy alejado de
la vida contemplativa y en contacto continuo con todo tipo de gente. Ésta va a ser la baza más
importante del notable incremento de su popularidad, y de la beatificación posterior, que
encumbra a la figura rural de fray Leopoldo de Alpandeire, paradójicamente, como un
fenómeno completamente urbano y granadino.
El pequeño y robusto Fray Nipordo, vital, conversador, y dotado de un gran sentido común,
con un cierto parecido a Jorge, el científico de la idílica Calabuch de Berlanga, estrenada por
cierto meses después de la muerte de Francisco Tomás, se irá haciendo una figura muy popular
entre los granadinos más pobres, no sin los sufrimientos inherentes a su condición durante los
años de la Segunda República y, sobre todo, de la Guerra Civil.

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