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Pascal Quignard

El odio a la música

Traducción de Margarita Martínez

Revisión de Edgardo Russo y Javier Otero

teori'a y ensayo
Quignard, Pascal
E/ odí.o cz /cz 77zz¿sz.ccz. - 1a ed. - Buenos Aires : EI Cuenco de Plata, 2012.
192 pgs.; 21xl4 cm. - (teoría y ensayo)

Título or±gínaLl.. La Haine de la musique


Traducido por: Margarita Martínez

ISBN: 978-987-1228-30-8

1. Ensayo. 1. Martínez, Margarita, trad. 11. Título


CDD 864

El odio a la música

el cuenco de plata / teoría y ensayo

Director editorial: Edgardo Russo

Diseño y producción: Pablo Hernández

© Éditions Calmann-Lévy, 1996


© El cuenco de plata SRL, 2012
Av. Rivadavia 1559, 3° "A" (1033) Buenos Aires, Argentina
www.elcuencodeplata.com.ar

Cet ouvrage, publié dans le cadre du Programme d'Aide á la Publication


Victoria Ocampo, bénéficie du soutien de l'Institut Fran€ais et du Service de
Coopération et d'Action Culturelle de l'Ambassade de France en Argentine.

Esta obra, publicada en el marco del programa de Ayuda a la Publicación


Victoria Ocampo, cuenta con el apoyo del lnstitut Fran€ais y del Servicio de
Cooperación y de Acción Cultural de la Eribajada de Francia en Argentina.

Hecho el depósito que indica la ley 11.723.


Impreso en abril de 2015.

Prohibida la reproducción parcial o total de este libro sin la autorización previa del editor.
SEGUNDO TRATADO

Sucede que las orejas no tienen Párpados


Todo sonido es lo invisible bajo la forma de un abridor
de envoltorios. Se trate de cuerpos, de habitaciones, de de-
partamentos, de castillos, de ciudades amuralladas. Inma-
terial, franquea todas las barreras. El sonido ignora la piel,
no sabe de límites: no es ni interno ni externo. Ilimitante, es
ilocalizable. No puede ser tocado: es lo inasible. La audi-
ción no es como la visión. Lo contemplado puede ser aboli-
do por los párpados, puede ser detenido por el tabique o la
tapicería, puede ser vuelto inaccesible de inmediato por la
muralla. Lo que es oído no conoce párpados ni tabiques, ni
tapicerías ni murallas. Indelimitable, nadie puede proteger-
se de ello. No hay punto de vista sonoro. No hay terraza,
ventana, torre o ciudadela que ofrezcan un punto de vista
panorámico para el sonido. No hay ni sujeto ni objeto de la
audición. El sonido se precipita. Es el violador. El oído es la
percepción más arcaica de la historia personal, incluso an-
tes que el olor, mucho antes que la visión, y es aliado de la
noche.

***

Ocure que el infinito de la pasividad (la recepción res-


tricción invisible) se funda en la audición humana. Es lo que
resumo en la fórmula: las orejas no tienen párpados.

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EL ODIO A LA MÚSIGA SUCEDE QUE LAS ORE]AS NO TIENEN PÁRPADOS

* * 'i. ?**

Escuchar es ser tocado a distancia. No hay impermeabilidad de uno mismo ante lo sonoro. EI
El ritmo está vinculado con la vibración, y por eso la sonido toca -Í.//z.co- el cuerpo, como si el cuerpo se presenta-
música convierte en involuntariamente íntimos unos cuer- ra ante el sonido más que desnudo desprovisto de piel. Ore-
pos yuxtapuestos. jas: ¿dónde está vuestro prepucio.? Orejas: ¢.dónde están vues-
tros párpados? Orejas: ¿dónde están las puertas,1as persia-
*** nas, la membrana o el techo?
Antes del nacimiento y hasta el último instante de la muer-
Escuchar es obedecer. Escuchar se dice en latín obcz#dz.re. te, hombres y mujeres oyen sin un instante de reposo.
OG4Í#dz.re derivó en francés a la forma obe'¢.r [obedecer]. La No hay sueño para la audición. Por eso los instrumentos
audición, la czz4d¢.e7zfí.#, es una oGcz#d¢.e7z£z.cz, por lo tanto una para despertar recurren al oído. Es imposible para el oído
obediencia. ausentarse del entorno. No hay paisáje sonoro porque ese
Los sonidos que escucha el niño no nacen en el momento paisaje supone distancia ante lo visible. No hay apartamien-
de su nacimiento. Mucho antes de que pueda ser emisor, co- to frente a lo sonoro.
mienza a obedecer la sonata materna al móenos incognosci- Lo sonoro es la tierra natal. La tierra natal que no se
ble, preexistente, soprano, ensordecida, cálida, envolvente. contempla. La tierra natal sin paisaje.
Genealógicamente -en el límite de la genealogía de cada
hombre- la obediencia prolonga el ¢#czcccz se##¢/ del abra- ***
zo que lo procreó.
La polirritmia corporal, cardíaca, luego aullante y res- El oído, cuando nos dormimos, es el último sentido que
piratoria, luego hambrienta y gritona, luego motora y capitula ante la pasividad sin conciencia.
balbuceante, 1uego lingüística, es tanto más adquirida
cuanto parece espontánea: sus ritmos son más miméticos ***

y sus aprendizajes más contagiosos que voluntariamente


desencadenados. El sonido nunca se emancipa del todo de La música no Íse encara ni se desenmascaraí2.
un movimiento del cuerpo que lo provoca y que él ampli- La música transporta de inmediato en el transporte físico
fica. La música no se disociará nunca íntegramente de la de su cadencia tanto al que la ejecuta como al que la padece.
danza cuyos ritmos anima. De la misma manera, la audi-
ción de lo sonoro no se separa nunca del coito sexual, ni
de la formación fetal "obediente'', ni del lazo filial lin-
güístico.
0
L2 N. de la T.: L¢ 77z#s¢.g#e 7% s'e7z#z.sczge 7¢¢. se de'cJ¢.s¢ge, en el original. El
empleo de ambos verbos remite en francés a la palabra rostro, c#.s¢ge,
juego intraducible en español al cual intentamos acercarnos eligiendo
dos términos que incluyen la partícula c¢rcz.

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EL ODIO A LA MÚSICA SUCEDE QUE LAS ORE]AS NO TIENEN PÁRPADOS

*** ***

El oyente, en el lenguaje, es un interlocutor: la egopborz.cz No hay\nada en lo sonoro que nos remita a una imagen
pone a su disposición el yo y la posibilidad abierta de respon- localizable de nosotros mismos, simétrica, invertida, como
der en todo instante. El oyente, en la música, no es un inter- lo hace el espejo. En latín, reflejo se dice reperc%ssz.o. La ima-
locutor. gen es una muñeca localiz.able. Un maniquí o una £errí.fz.ccz£z.o.
Es una presa que se abandona a la trampa. El eco no es una muñeca sonora, no es una efigie. El eco no
es exactamente un ob/.ecfz#, no es un reflejo arrojado ante el
ó
*** hombre: es una reflexión sonora y quien la escucha no se
acerca sin destruir su efecto.
La experiencia sonora siempre es otra cosa que la perso- No hay espejo sonoro donde el emisor se con'temple. El
nal: a la vez pre-interna y pre-externa, en trance, arrebata- animal, el ancestro, Dios, lo invisible sonoro, la voz de la
dora, es decir a la vez tomada por el pánico y cinestésica, madre preparturienta hablan allí de inmediato. Grutas, lue-
acapara todos los miembros, el pulso cardíaco y el ritmo go ciudades de muertos megalíticos, y después templos: to-
respiratorio, ni pasiva ni activa; altera; es siempre imitativa. dos se despliegan a partir del fenómeno del eco. Allí donde la
Sólo hay una única, extraña y específica metamorfosis hu- fuente sonora es inatribuible. A11í donde lo visiblé y lo audi-
mana: 1a adquisición de la lengua "materna''. ble no concuerdan, como ocurre con el rayo y el trueno. Los
Es la o6ed¢.e7Gcz.¢ humana. primeros profesionales del desacuerdo entre el oído y la vis-
La prueba de la música es profundamente involuntaria. ta forman la pareja chamánica.
La voz se produce y se escucha en simultáneo. El lingüista y el porta-pájaros.

*** ***

El objeto intangible, inodoro, inalcanzable, invisible, Narciso, al morir, se hunde en el interior de su reflejo que
asemántico, inexistente de la música. contempla. Rompe la distancia que permite la visión y que
La música es incluso más una nada que la muerte que separa lo visible de la visión. Se hunde en la imagen localizable,
convoca en la invocacióri' pánica de las sirenas. al punto de convertirla en su tumba. El río es su madre que
se adelanta.
*** Eco moribundo se desintegra; se esparce sobre las rocas
donde su cuerpo rebota de pared en pared. Eco no se con-
El oído es el único sentido donde el ojo no ve. centra en la muerte: se convierte en toda la montaña y no
está en ninguna parte de la montaña.

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EL ODIO A LA MÚSICA SUCEDE QUE LAS ORE]AS NO TIENEN PÁRPADOS

primera especialización del cazador fue el chamán: el caza-


*** dor cuya especialidad es la caza de hálitos, de voces, de vi-
siones, de espíritus. Esta especialización fue infinitamente
La inconsistencia y la no-delimitación son atributos divi- lenta y progresiva: el poder sobre el lenguaje de los anima-
nos. La naturaleza de los sonidos es ser invisible, sin líriites 1es, después el poder sobre la iniciación de los jóvenes caza-
precisos, con el poder de interpelar lo invisible, o de hacerse dores en el lenguaje de los animales, después el poder sobre
mensajera de lo indelimitable. la muerte y el renacimiento,' luego el poder sobre la enferme-
La audición es la única experiencia sensible de la ubicui- dad y ¡<la curación. El chamán puede ir a buscar no importa
dad. qué hálito en sus viajes para hacerlo retornar y caer en me-
Es la razón por la cual los dioses terminan como verbos. dio del grupo al término del trance musical.
***
***

El chamanismo es la caza de _|q.§ a|.rpa§.`_que saltan de ani- Ocurre que la ventriloquia, 1a glosolalia, el hecho de ha-
mal en animal en la doble inmensidad de los mundos Visible blar las lenguas de los animales,.el simple hecho de hablar
y nocturno, es decir real y onírico. Esa caza es un viaje del "en lenguas'', sólo caracterizan a uno de los miembros de la
que se debe volver. Es la culpabilidad paleolítica: ser capaz
de traer de vuelta la Éresa que devino predadora del predador. pareja chamánica. Georges Charachidzé cuenta que los
Un buen chamán es ventrílocuo. El animal penetra en georgianos del Cáucaso nombran a quien habla en trance
como el "1ingüista'', mientras aquel cuya posesión es visual
quien lo convoca con su grito. El dios entra en el sacerdote. es denominado "porta-estandarte''.
Es el animal que cabalga, el espíritu que pone en trance a
El lingüista en trance enuncia sin comprender ni traducir
quien posee. El chamán lucha con él. Se convierte en la presa
del chamán. El chamán se convierte en un cofre-de-dioses. aquello que los espíritus de los animales, los hombres, los
No imita al jabalí: el jabalí gruñe en él; la cabra montesa elementos y las plantas pronuncian por medio de su boca. EI
brinca en él; el bisonte taconea las pisadas de su danza. El porta-estandarte ve esos espíritus bajo la forma de pájaros o
buen brujo es el vientre que ha comido y desde el cual habla apariciones, pero no los escucha. Permanece sentado al mar-
el animal que el brujo es culpable de haber matado y devora- gen. Parece conversar en silencio con los pájaros que se en-
do. La gruta también está marcada por la ventriloquia: es el caraman en su porta-estandarte -sin que nadie los vea posar
eco de la boca que ha tragado al iniciado-en-las-fieras en el allí sus patas- y describen con imágenes lo que han visto en
vientre de la tierra. sus viajes.
En Jonás. La pareja chamánica opone al lingüista y al porta-estan-
darte. Es una caza cruzada, un cazado-cruzado más que una
*** pareja. Es el cuento ruso OÍ'do /z.7m y c#.s£# de /¢.7gce. Es el
cantante y el vidente. Es el oráculo opuesto al adivino.
Ventriloquia animal y mimos danzados preceden a la do- Es el trueno y el rayo.
mesticación: el amo de los animales es pre-domesticador. La Es el oído y el ojo.

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®

EL ODIO A LA MÚSICA SUCEDE QUE LAS ORE]AS NO TIENEN PÁRPADOS

El oído poseído que transmite a la boca que repite es un Nicolás de Cusa decía algo semejante: "La Pczssz.o prece-
cuerpo a cuerpo verbal con el más allá de la lengua, o con lo de al conocimiento. Las lágrimas preceden a la ontología:
otro de la lengua o con la totalidad de los lenguajes que han los llantos lloran lo ignorado''.
precedido a la lengua: "De cuando los animales hablaban''. ¿De qué es instrumento la música?
El ojo fulminado es un viaje al mundo nocturno de las ¿Cuál es la entonación originaria de la música? ¿Por qué
apariciones de los sueños, de las imágenes pintadas en las hay instrumentos de música? ¿Por qué los mitos prestan aten-
cavernas, de los muertos que reaparecen. ción a su nacimiento?
¿Por qué hubo allí escuchas humanas 1) colectivas 2) cir-
*** culares o casi circulares? En lengua griega, el círculo mági-
co se denomina orcbes£7.4. El círculo auditivo o la ronda
La experiencia de la tempestad es siempre abisal. Cada bailada configuran en el espacio lo que -z.7z z.//o £e77¢Pore-
vez que sucede, en el intervalo entre el rayo y el trueno el inscribe en el orden del tiempo.
cuerpo se estremece, el corazón palpita.
***
La desincronización del ojo y el oído.
Lo que atrae la lluvia es doble.
En la noche del nubarrón cargado de lluvia, la percep- Un cálculo curioso presente en los textos védicos estima
ción del rayo y la audición aterradora del trueno son inde- que la palabra de los hombres sumada a la palabra de los
dioses no representa sino un cuarto de la palabra total.
pendientes una de otra, provocan la espera, la aprensión, el
conteo del tiempo del intervalo. Del mismo modo los Veczczs afirman que el chirrido de
Y finalmente cae la lluvia sobre la tierra como un chamán. una rueda del carro que transporta al so77¢cz en el instante en
que penetra en el terreno sacrificial, es una palabra más im-
*** portante que la sentencia más profunda del sabio más clari-
vidente.
La palabra no verbal es mayor en extensión y en verdad
El grito desgarrador es el 1lamado abisal.
El llamado abisal tiene dos órganos sonoros y visibles, a que la palabra articulada.
Salvo en el caso en que esta última se espese en grado
los que hay que agregar el nacimiento, el acoplamiento y la
sumo y se retraiga finalmente bajo la forma de una exhala-
muerte. ción, porque en este caso el sacrificio alcanzó lo verbal mis-
Vivimos en la patética urgencia temporal. Temporal quiere mo y lo desarticuló como a una víctima.
decir continuamente originaria.
Continuamente obediente. ***
Los antiguos griegos pretendían que los dioses daban ór-
ganos a los hombres para responder al llamado del abismo La música tiene una función precisa en el chamanismo y
del promontorio o de la gruta-manantial. Píndaro dice en la sólo concierne al lingüista: es el grito que desencadena el
Pítica XII: Atenea ofreció el 4!%/os a los hombres. para espar- trance, como la respiración se desencadena en el nacimiento
cir su lamento. dentro del grito. En Celebes, al chamán se lo llama Gong o

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Tambor, porque el gong o el tambor hacen eclosionar las


**,?
palabras heladas (1a ronquera animal de las voces de los es-
píritus que penetran de pronto en el cuerpo de su profeta).
Este cuento figua en el L¢ sb¢. Cbz#gz#.z¢: el 1etrado Yu
Boya era un prodigioso intérprete de gz.7¢, pero sólo un pobre
*** leñador, Zhong Ziqi, era capaz de comprender los sentimien-
tos que expresaban sus composiciones y su interpretación.
Ni interno ni externo, nadie puede distinguir con clari- Se reunía con él en el bosque. El leñador se orientaba
dad, en lo que despliega la música, lo que es subjetivo y lo entre las ramas y las sombras siguiendo el sonido de la cíta-
que es objetivo, 1o que pertenece a la audición y lo que perte- ra de su amigo.
nece a la producción del sonido. Una inquietud propia de Cuando Zhong Ziqi murió, Yu Boya partió al medio su
toda infancia consiste en detectar en los ruidos apasionantes g¢.7c porque ya no había oídos para su canto.
(aunque rápidamente vergonzosos) del cuerpo lo que nace
de uno mismo y lo que pertenece a otro. ***
Al no delimitar nada, lo sonoro individualizó menos a los
oídos y los consagró al agrupamiento. Esto se denomina: En el S#e#o e7¢ e/ PczGe#ó7z ro/.o de Cao Xueqin, 1a herma-
"seducir por el oído". Himnos nacionales, fanfarrias muni-
na Lin confiesa al hermano Jade que aprendió en otros tiem-
cipales, cánticos religiosos, cantos familiares identifican a pos a tocar la cítara horizontal. Pero lamentablemente dejó
los grupos, asocian a los nativos, sojuzgan a los sujetos. de hacerlo. El refrán dice: "Después de tres días sin tocar las
Los obedientes. cuerdas, comienzan a crecer zarzas en la punta de los de-
Indelimitable e invisible, la música parece ser la voz de dos''. E11a explica entonces al hermano Jade cuál es la natu-
todos. Quizás no haya música que no sea aglutinante, ya raleza profunda de la música. El maestro de música Kuang,
que no hay música que no movilice en el acto hálito y sangre. cuando tocaba la cítara horizontal de siete cuerdas, provo-
Alma (animación pulmonar) y corazón. ¿Por qué los moder- caba los vientos y los truenos y conjuraba los dragones y las
nos escuchan cada vez más música en conciertos, en salas dieciséis grullas negras que tenían, cada una de ellas, dos mil
cada vez más vastas, a pesar de las posibilidades recientes años. Pero la finalidad de la música se reduce a una sola:
de difusión y recepción privadas? atraer al otro. Es Yu Boya atrayendo a Zhong Ziqi en el
bosque. Para convocar al otro, 1a música se vale de tabúes:
*** "El nombre de la cítara horizontal de siete cuerdas (¢z.7G) se

pronuncia como una de las palabras que designan genérica-


Incluso la música más refinada, china, resueltamente so- mente los tabúes. Según las instituciones de los Antiguos,
litaria, presenta en sus leyendas las más radicales ideas de era originariamente el instrumento que había que utilizar
grupo: como mínimo el encuentro de dos indefectibles ami- para mantener la esencia energética de la vida''. Para tocar
gos. este instrumento, era importante elegir ya fuera un gabinete
Una pareja. aislado en una terraza elevada o en lo alto de un pabellón de
varios pisos, o bien un lugar retirado en un bosque, en la

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cumbre de una montaña o en el borde de una vasta exten-


sión de agua. Toda música debía ser interpretada de noche. ***
Había que saber aprovechar una hora nocturna en que cielo
y tierra estuvieran en perfecta armonía, el viento puro, la La música es el salario que el hombre adeuda al tiempo.
luna límpida, sentarse, mantener las piernas cruzadas, el Más precisamente: al intervalo muerto que hace los ritmos.
corazón libre de toda opresión, el pulso calmo y lento. Por Las salas de concierto son grutas inveteradas cuyo dios
esa razón los antiguos chinos reconocían que era muy raro es el tiempo.
encontrar un ser que verdaderamente supiera comprender
los acentos de la música. A falta de oyentes iniciados en es-
tos conocimientos, decían que era mejor ofrecerse el placer ***
de la música en presencia de simios de los bosques y de las
viejas cigüeñas. Había que peinarse según la manera secre- ¿Por qué el oído es la puerta de aquello que no es de este
ta y vestirse de acuerdo con la norma, a fin de no desmere- mundo? ¿Por qué el univer,so acústico consistió desde el ori-
cer el antiguo instrumento. gen en el acceso privilegiado al otro mundo? ¿Está el ser
Había que esperar que el deseo de tocar se volviera irre- más ligado al tiempo que al espacio? ¿Está más ligado a la
primible. lengua, a la música, a la noche que a las cosas visibles y
En ese momento, el músico puificaba sus manos, encen- coloreadas que el sol ofrece a la vista cada día? ¿Es el tiem-
día las varillas perfumadas, tomaba la cítara, 1a colocaba po el florecimiento propio del ser, y obedecerlo su flor oscu-
sobre la mesa rectangular, y el corazón enfrentaba la quinta ra? ¿Es el tiempo el disparo del ser? ¿La música, el lenguaje,
marca de la caja de resonancia. la noche y el silencio sus flechas? ¿La muerte su blanco?
En primer lugar, con deferencia, el intérprete recordaba
la melodía en silencio. Contemplaba la luna. Luego volvía la ***
mirada hacia la noche.
Entonces la música podía elevarse desde el corazón del Para los oídos, lo que retorna al alma es la significación
instrumento mientras los dedos del músico corrían y danza- del lenguaje (1os 7£oe77%£#, los pensamientos, los fantasmas
ban con soltura. que excita la voz) y no la sustancia de la palabra. Ese retor-
no, entonces, es un silencio al que abandona la palabra que
* 'i. 'i. se desprende de su carne. La escucha lingüística es un silen-
cio donde se destruye la palabra que se consume bajo la for-
El g#czfor de cuerdas europeo. ma de pensamiento.
Cuatro hombres de negro, con corbata moñito alrededor A través de la cocción de la audición, el lenguaje, que es
del cuello, y arcos de madera con crines de caballo, se la voz de la cosa ausente, se transforma él mismo en cosa
encorvan sobre tripas de cordero. ausente -n fantasma inasible que surge a partir de la pala-
bra desde el momento en que su misma envoltura material
desaparece. Ya no es un signo del lenguaje sino una sensa-
ción cognitiva. Ése es el sacrificio propio de la #oés¢.s, que

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deriva del sacrificio (en el curso del cual el animal es muerto No hay escucha profunda sin destrucción del que habla:
y despedazado para entregar su potencia, al mismo tiempo éste zozobra ante lo comunicado, que se desplaza smgiendo
que su despedazamiento y su distribución organizan el he- de él por medio de la palabra y finalmente regresa al oyente,
cho social). Al menos en la audición lingüística, el lenguaje por un lado en razón de la difuminación de la fuente sonora
se estira y se deshace de su banda sonora física, cuyo campo en el aire, y por otro gracias a ese silenciar-recapturar de lo
de aplicación es íntegramente social, para convertirse en dicho que se consume al interior de uno mismo.
banda sonora silenciosa e interior a cada alma que anima. Entonces quien escucha deja de ser el mismo hombre y se
Porque el lenguaje significa. desordena verdaderamente en pensamiento.
La significación que porta el lenguaje asemántico (la Hablo de una escucha verdadera. Es decir de la
música) no es más que su hecho mismo, es decir su convoca- obaudientia de urLa verdaderaL audientia.
ción inmediata, a sí mismo, de la sangre y el hálito. Creo que sólo hay dos verdaderas escuchas conocidas
En este sentido, la obediencia lingüística puede convertir- por los hombres: 1) la lectura de novelas, ya que la lectura
se en individual y el pensamiento que surge de ella es un de un ensayo no suspende ni la identidad ni el recelo; 2) 1a
arrebato a lo sonoro. música culta, es decir los 77%/os compuestos por aquellos que
El pensamiento se puede convertir en una reflexión muda. pasaron por la iniciación del lenguaje. individual silencioso.
Son dos formas de audición cuya disponibilidad silenciosa
i. * * puede ser total pero también individualmente afectada. La
enunciación desaparece, la recepción vacila y se funde en su
origen, nace la turbación. La pérdida de identidad da fe de
Callar es en primer lugar arrancarse a la sordera en la
ello.
que estamos con respecto al lenguaje en nosotros, y en la
cual el locutor está sumergido por completo en el c¢.rcz4/#s *>?*
social, rítmico, ritual. El lenguaje nunca se escucha al ha-
blar: se produce adelantando su escucha. El locutor se queda Cuando se leen los fragmentos del monje Kenko, cuando
con la boca abierta, en la apertura de su pérdida exhalada y se lee el Chateaubriand de la VÍ.cJ¢ de R4!#ce', ya no hay polé-
en la huida hacia adelante sonora de la muñeca o el fetiche mica; el alma queda seducida, una pasividad nace en el si-
de sus palabras. lencio; lo que se dice sobre la figura o el tema o la época son ¢
El oyente se queda con la boca cerrada: abre los oídos. como atributos de mito o de novela; se lee la belleza; se olvi-
En la palabra del locutor, el lenguaje se fascina, habla da el argumento y sólo se busca la perturbación física, la
casi completamente solo, en cualquier caso se escucha poco. cz¢.s£besí.s noética y ya no el conocimiento semántico, temáti-
Es la meditación de Kleist titulada Mo7zoJog. Es el relato de co, noemático, visual, contemplativo.
Des Foréts titula.do Le Bauard [El charlatán]. En LaL locu-
ción, es su propio espejismo. Hablar es una irrecuperable ***
confusión exteriorizada. E1 1enguaje piensa al 1ocutor y su
pensamiento. Heródoto escribió que las mujeres abandonaban su ver-
El oyente escucha. güenza al mismo tiempo que se liberaban de su vestido. Eros

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SUCEDE QUE LAS ORE]AS NO TIENEN PÁRPADOS

se apoderaba de ellas antes de que sus esposos hubieran dado


el primer paso que conduciría al abrazo. Los oyentes aban- ***
donan la identidad al mismo tiempo que la oralidad: hacen
silencio. Para quien lee una novela, como para quien escu- Plutarco cuenta que Dionisio, estando en el teatro, quedó
cha música, la tierra qüe pisa es un hacer-silencio. La inmer- encantado por la interpretación virtuosa de un citarista.
sión de quien se hunde con la boca cerrada en el mar del Cuando éste terminó de interpretar su fragmento,Íel tirano
silencio. de Siracusa se acerco a él y le prometió oro, vestidos, cerá-
micas suntuosas.
Al día siguiente, el citarista visitó a Dionisio en su pala-
*** cio. Fue recibido en la sala de audiencias. El citarista saludó
y esperó que el tirano le hiciera una señal para acercarse.
Y sin embargo los pabellones de las orejas no giran sobre Pero Dionisio aguardó, y cuando el citarista se decidió a
sí mismos para interrumpir la audición, a diferencia de los hablar, reclamó con modestia al príncipe los regalos que este
párpados que bajan para suspender la visión, y que es posi- último le había prometido la víspera después de la audición.
ble levantar para restablecerla.
El tirano se levantó de su trono de oro y contempló al
Plutarco escribe: "Se dice que la PÁ7ys¢.s, al dotarnos de
músico, sonriendo. Murmuó que ya había pagado con cre-
dos orejas y de una lengua, tuvo el designio de obligarnos a
ces. Luego Dionisio desvió su mirada de los ojos del citarista.
hablar menos y escuchar más''. o
Se detuvo en el adoquinado. Agregó, sin darse vuelta:
La Pbysz.s "escuchó" el silencio antes de hacer algunos "Porque así como me diste felicidad con tus cantos, yo te
hombres de los animales.
la di con esperanzas".
Tenemos una oreja más que lengua tiene la boca.
Plutarco escribió por fin, de manera misteriosa, que las
* ,i. *
orejas son comparables a vasijas descascaradas.

*** Vico dice que el hombre fue un animal sacado de su estu-


por por el rayo. El primer signo visual es el relámpago. EI
Quien escribe es el siguiente misterio: un locutor que es- primer signo sonoro es el trueno. Tal es según Vico el origen
cucha. del lenguaje. Fuego de rayo y gruñido son las primeras
£beo/ogz.4!e. Los bosques ocultan los signos y disimulan las
*** fiientes sonoras. El claro en Roma se dice /%c#s: ojo. La gru-
ta se dice oreja. La Sc¢.e7ezcz Nz¢otJcz evoca las ciudades huma-
Escritua que obedece. nas que vuelven a convertirse en bosques: los párpados del
Obediente: porque se somete a un cuerpo imprevisible e /z4c#s se vuelven a cerrar.
inexorable.
El poseído por el lenguaje define exactamente al chamán
hecho presa de la presa.

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EL ODIO A LA MÚSICA

***

Cuando cae la noche hay un momento de silencio. Ese


momento adviene luego de que los pájaros se han callado y
se extiende hasta que las ranas comienzan a emitir su canto.
A las ranas les gusta la medianoche, del mismo modo que a TERCER TRATADO
los gallos y a la mayor parte de los pájaros les gusta edificar
su territorio sonoro en la luz que se alza. Pese a que la luz no
"se" alce: la luz "alza" lo visible en la tierra y lo rodea de
cielo. Sobre mi muerte
El instante de mayor disminución sonora no es nocturno
sino crepuscular. Es el mínimo auditivo.
Pan es el extraño estruendo del silencio meridiano. El dios
de las flautas hace silencio en el centro del día, es decir en el
máximo óptico.
Ésos son los datos de este mundo.
El crepúsculo es el "punto cero sonoro" en el orden de la
natualeza. A decir verdad, no es para nada un punto cero,
no es para nada el silencio, sino el mínimo sonoro propio de
la naturaleza. La humanidad no deja de obedecer. Para la.
ontología, el mínimo de sonido se define por la frontera en-
tre el piar de los pájaros y el croar de las ranas. Es la hora del
silencio. El silencio no define en nada la carencia sonora:
define el estado en el que el oído está más alerta. La humani-
dad no está para nada en la fuente del despliegue de lo sono-
ro y de lo taciturno, así como tampoco está en el origen de lo
luminoso y lo sombrío. El estado en que el oído está más
alerta es el umbral de la noche. Es la hora que prefiero. Entre
todas las horas en las que me gusta estar solo, es la hora en
que prefiero estar solo. Es la hora en que quisiera morir.

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