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El odio a la música
teori'a y ensayo
Quignard, Pascal
E/ odí.o cz /cz 77zz¿sz.ccz. - 1a ed. - Buenos Aires : EI Cuenco de Plata, 2012.
192 pgs.; 21xl4 cm. - (teoría y ensayo)
ISBN: 978-987-1228-30-8
El odio a la música
Prohibida la reproducción parcial o total de este libro sin la autorización previa del editor.
SEGUNDO TRATADO
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EL ODIO A LA MÚSIGA SUCEDE QUE LAS ORE]AS NO TIENEN PÁRPADOS
* * 'i. ?**
Escuchar es ser tocado a distancia. No hay impermeabilidad de uno mismo ante lo sonoro. EI
El ritmo está vinculado con la vibración, y por eso la sonido toca -Í.//z.co- el cuerpo, como si el cuerpo se presenta-
música convierte en involuntariamente íntimos unos cuer- ra ante el sonido más que desnudo desprovisto de piel. Ore-
pos yuxtapuestos. jas: ¿dónde está vuestro prepucio.? Orejas: ¢.dónde están vues-
tros párpados? Orejas: ¿dónde están las puertas,1as persia-
*** nas, la membrana o el techo?
Antes del nacimiento y hasta el último instante de la muer-
Escuchar es obedecer. Escuchar se dice en latín obcz#dz.re. te, hombres y mujeres oyen sin un instante de reposo.
OG4Í#dz.re derivó en francés a la forma obe'¢.r [obedecer]. La No hay sueño para la audición. Por eso los instrumentos
audición, la czz4d¢.e7zfí.#, es una oGcz#d¢.e7z£z.cz, por lo tanto una para despertar recurren al oído. Es imposible para el oído
obediencia. ausentarse del entorno. No hay paisáje sonoro porque ese
Los sonidos que escucha el niño no nacen en el momento paisaje supone distancia ante lo visible. No hay apartamien-
de su nacimiento. Mucho antes de que pueda ser emisor, co- to frente a lo sonoro.
mienza a obedecer la sonata materna al móenos incognosci- Lo sonoro es la tierra natal. La tierra natal que no se
ble, preexistente, soprano, ensordecida, cálida, envolvente. contempla. La tierra natal sin paisaje.
Genealógicamente -en el límite de la genealogía de cada
hombre- la obediencia prolonga el ¢#czcccz se##¢/ del abra- ***
zo que lo procreó.
La polirritmia corporal, cardíaca, luego aullante y res- El oído, cuando nos dormimos, es el último sentido que
piratoria, luego hambrienta y gritona, luego motora y capitula ante la pasividad sin conciencia.
balbuceante, 1uego lingüística, es tanto más adquirida
cuanto parece espontánea: sus ritmos son más miméticos ***
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El oyente, en el lenguaje, es un interlocutor: la egopborz.cz No hay\nada en lo sonoro que nos remita a una imagen
pone a su disposición el yo y la posibilidad abierta de respon- localizable de nosotros mismos, simétrica, invertida, como
der en todo instante. El oyente, en la música, no es un inter- lo hace el espejo. En latín, reflejo se dice reperc%ssz.o. La ima-
locutor. gen es una muñeca localiz.able. Un maniquí o una £errí.fz.ccz£z.o.
Es una presa que se abandona a la trampa. El eco no es una muñeca sonora, no es una efigie. El eco no
es exactamente un ob/.ecfz#, no es un reflejo arrojado ante el
ó
*** hombre: es una reflexión sonora y quien la escucha no se
acerca sin destruir su efecto.
La experiencia sonora siempre es otra cosa que la perso- No hay espejo sonoro donde el emisor se con'temple. El
nal: a la vez pre-interna y pre-externa, en trance, arrebata- animal, el ancestro, Dios, lo invisible sonoro, la voz de la
dora, es decir a la vez tomada por el pánico y cinestésica, madre preparturienta hablan allí de inmediato. Grutas, lue-
acapara todos los miembros, el pulso cardíaco y el ritmo go ciudades de muertos megalíticos, y después templos: to-
respiratorio, ni pasiva ni activa; altera; es siempre imitativa. dos se despliegan a partir del fenómeno del eco. Allí donde la
Sólo hay una única, extraña y específica metamorfosis hu- fuente sonora es inatribuible. A11í donde lo visiblé y lo audi-
mana: 1a adquisición de la lengua "materna''. ble no concuerdan, como ocurre con el rayo y el trueno. Los
Es la o6ed¢.e7Gcz.¢ humana. primeros profesionales del desacuerdo entre el oído y la vis-
La prueba de la música es profundamente involuntaria. ta forman la pareja chamánica.
La voz se produce y se escucha en simultáneo. El lingüista y el porta-pájaros.
*** ***
El objeto intangible, inodoro, inalcanzable, invisible, Narciso, al morir, se hunde en el interior de su reflejo que
asemántico, inexistente de la música. contempla. Rompe la distancia que permite la visión y que
La música es incluso más una nada que la muerte que separa lo visible de la visión. Se hunde en la imagen localizable,
convoca en la invocacióri' pánica de las sirenas. al punto de convertirla en su tumba. El río es su madre que
se adelanta.
*** Eco moribundo se desintegra; se esparce sobre las rocas
donde su cuerpo rebota de pared en pared. Eco no se con-
El oído es el único sentido donde el ojo no ve. centra en la muerte: se convierte en toda la montaña y no
está en ninguna parte de la montaña.
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El chamanismo es la caza de _|q.§ a|.rpa§.`_que saltan de ani- Ocurre que la ventriloquia, 1a glosolalia, el hecho de ha-
mal en animal en la doble inmensidad de los mundos Visible blar las lenguas de los animales,.el simple hecho de hablar
y nocturno, es decir real y onírico. Esa caza es un viaje del "en lenguas'', sólo caracterizan a uno de los miembros de la
que se debe volver. Es la culpabilidad paleolítica: ser capaz
de traer de vuelta la Éresa que devino predadora del predador. pareja chamánica. Georges Charachidzé cuenta que los
Un buen chamán es ventrílocuo. El animal penetra en georgianos del Cáucaso nombran a quien habla en trance
como el "1ingüista'', mientras aquel cuya posesión es visual
quien lo convoca con su grito. El dios entra en el sacerdote. es denominado "porta-estandarte''.
Es el animal que cabalga, el espíritu que pone en trance a
El lingüista en trance enuncia sin comprender ni traducir
quien posee. El chamán lucha con él. Se convierte en la presa
del chamán. El chamán se convierte en un cofre-de-dioses. aquello que los espíritus de los animales, los hombres, los
No imita al jabalí: el jabalí gruñe en él; la cabra montesa elementos y las plantas pronuncian por medio de su boca. EI
brinca en él; el bisonte taconea las pisadas de su danza. El porta-estandarte ve esos espíritus bajo la forma de pájaros o
buen brujo es el vientre que ha comido y desde el cual habla apariciones, pero no los escucha. Permanece sentado al mar-
el animal que el brujo es culpable de haber matado y devora- gen. Parece conversar en silencio con los pájaros que se en-
do. La gruta también está marcada por la ventriloquia: es el caraman en su porta-estandarte -sin que nadie los vea posar
eco de la boca que ha tragado al iniciado-en-las-fieras en el allí sus patas- y describen con imágenes lo que han visto en
vientre de la tierra. sus viajes.
En Jonás. La pareja chamánica opone al lingüista y al porta-estan-
darte. Es una caza cruzada, un cazado-cruzado más que una
*** pareja. Es el cuento ruso OÍ'do /z.7m y c#.s£# de /¢.7gce. Es el
cantante y el vidente. Es el oráculo opuesto al adivino.
Ventriloquia animal y mimos danzados preceden a la do- Es el trueno y el rayo.
mesticación: el amo de los animales es pre-domesticador. La Es el oído y el ojo.
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El oído poseído que transmite a la boca que repite es un Nicolás de Cusa decía algo semejante: "La Pczssz.o prece-
cuerpo a cuerpo verbal con el más allá de la lengua, o con lo de al conocimiento. Las lágrimas preceden a la ontología:
otro de la lengua o con la totalidad de los lenguajes que han los llantos lloran lo ignorado''.
precedido a la lengua: "De cuando los animales hablaban''. ¿De qué es instrumento la música?
El ojo fulminado es un viaje al mundo nocturno de las ¿Cuál es la entonación originaria de la música? ¿Por qué
apariciones de los sueños, de las imágenes pintadas en las hay instrumentos de música? ¿Por qué los mitos prestan aten-
cavernas, de los muertos que reaparecen. ción a su nacimiento?
¿Por qué hubo allí escuchas humanas 1) colectivas 2) cir-
*** culares o casi circulares? En lengua griega, el círculo mági-
co se denomina orcbes£7.4. El círculo auditivo o la ronda
La experiencia de la tempestad es siempre abisal. Cada bailada configuran en el espacio lo que -z.7z z.//o £e77¢Pore-
vez que sucede, en el intervalo entre el rayo y el trueno el inscribe en el orden del tiempo.
cuerpo se estremece, el corazón palpita.
***
La desincronización del ojo y el oído.
Lo que atrae la lluvia es doble.
En la noche del nubarrón cargado de lluvia, la percep- Un cálculo curioso presente en los textos védicos estima
ción del rayo y la audición aterradora del trueno son inde- que la palabra de los hombres sumada a la palabra de los
dioses no representa sino un cuarto de la palabra total.
pendientes una de otra, provocan la espera, la aprensión, el
conteo del tiempo del intervalo. Del mismo modo los Veczczs afirman que el chirrido de
Y finalmente cae la lluvia sobre la tierra como un chamán. una rueda del carro que transporta al so77¢cz en el instante en
que penetra en el terreno sacrificial, es una palabra más im-
*** portante que la sentencia más profunda del sabio más clari-
vidente.
La palabra no verbal es mayor en extensión y en verdad
El grito desgarrador es el 1lamado abisal.
El llamado abisal tiene dos órganos sonoros y visibles, a que la palabra articulada.
Salvo en el caso en que esta última se espese en grado
los que hay que agregar el nacimiento, el acoplamiento y la
sumo y se retraiga finalmente bajo la forma de una exhala-
muerte. ción, porque en este caso el sacrificio alcanzó lo verbal mis-
Vivimos en la patética urgencia temporal. Temporal quiere mo y lo desarticuló como a una víctima.
decir continuamente originaria.
Continuamente obediente. ***
Los antiguos griegos pretendían que los dioses daban ór-
ganos a los hombres para responder al llamado del abismo La música tiene una función precisa en el chamanismo y
del promontorio o de la gruta-manantial. Píndaro dice en la sólo concierne al lingüista: es el grito que desencadena el
Pítica XII: Atenea ofreció el 4!%/os a los hombres. para espar- trance, como la respiración se desencadena en el nacimiento
cir su lamento. dentro del grito. En Celebes, al chamán se lo llama Gong o
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deriva del sacrificio (en el curso del cual el animal es muerto No hay escucha profunda sin destrucción del que habla:
y despedazado para entregar su potencia, al mismo tiempo éste zozobra ante lo comunicado, que se desplaza smgiendo
que su despedazamiento y su distribución organizan el he- de él por medio de la palabra y finalmente regresa al oyente,
cho social). Al menos en la audición lingüística, el lenguaje por un lado en razón de la difuminación de la fuente sonora
se estira y se deshace de su banda sonora física, cuyo campo en el aire, y por otro gracias a ese silenciar-recapturar de lo
de aplicación es íntegramente social, para convertirse en dicho que se consume al interior de uno mismo.
banda sonora silenciosa e interior a cada alma que anima. Entonces quien escucha deja de ser el mismo hombre y se
Porque el lenguaje significa. desordena verdaderamente en pensamiento.
La significación que porta el lenguaje asemántico (la Hablo de una escucha verdadera. Es decir de la
música) no es más que su hecho mismo, es decir su convoca- obaudientia de urLa verdaderaL audientia.
ción inmediata, a sí mismo, de la sangre y el hálito. Creo que sólo hay dos verdaderas escuchas conocidas
En este sentido, la obediencia lingüística puede convertir- por los hombres: 1) la lectura de novelas, ya que la lectura
se en individual y el pensamiento que surge de ella es un de un ensayo no suspende ni la identidad ni el recelo; 2) 1a
arrebato a lo sonoro. música culta, es decir los 77%/os compuestos por aquellos que
El pensamiento se puede convertir en una reflexión muda. pasaron por la iniciación del lenguaje. individual silencioso.
Son dos formas de audición cuya disponibilidad silenciosa
i. * * puede ser total pero también individualmente afectada. La
enunciación desaparece, la recepción vacila y se funde en su
origen, nace la turbación. La pérdida de identidad da fe de
Callar es en primer lugar arrancarse a la sordera en la
ello.
que estamos con respecto al lenguaje en nosotros, y en la
cual el locutor está sumergido por completo en el c¢.rcz4/#s *>?*
social, rítmico, ritual. El lenguaje nunca se escucha al ha-
blar: se produce adelantando su escucha. El locutor se queda Cuando se leen los fragmentos del monje Kenko, cuando
con la boca abierta, en la apertura de su pérdida exhalada y se lee el Chateaubriand de la VÍ.cJ¢ de R4!#ce', ya no hay polé-
en la huida hacia adelante sonora de la muñeca o el fetiche mica; el alma queda seducida, una pasividad nace en el si-
de sus palabras. lencio; lo que se dice sobre la figura o el tema o la época son ¢
El oyente se queda con la boca cerrada: abre los oídos. como atributos de mito o de novela; se lee la belleza; se olvi-
En la palabra del locutor, el lenguaje se fascina, habla da el argumento y sólo se busca la perturbación física, la
casi completamente solo, en cualquier caso se escucha poco. cz¢.s£besí.s noética y ya no el conocimiento semántico, temáti-
Es la meditación de Kleist titulada Mo7zoJog. Es el relato de co, noemático, visual, contemplativo.
Des Foréts titula.do Le Bauard [El charlatán]. En LaL locu-
ción, es su propio espejismo. Hablar es una irrecuperable ***
confusión exteriorizada. E1 1enguaje piensa al 1ocutor y su
pensamiento. Heródoto escribió que las mujeres abandonaban su ver-
El oyente escucha. güenza al mismo tiempo que se liberaban de su vestido. Eros
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