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El emplazamiento o notificación indebida afecta al derecho de

defensa y al debido proceso

Para introducirnos en el tema es necesario esclarecer qué es el debido proceso y en


qué versará el siguiente trabajo de investigación. El debido proceso, si bien es un
principio procesal, también tiene calidad de derecho. Asimismo, es un derecho
humano abierto que tiene naturaleza procesal y variados alcances, para que se pueda
resolver adecuada y justamente las controversias que se presentan con las
autoridades judiciales. Su finalidad básica es proteger a las personas y garantizar la
justicia.

Para tener una idea cabal de lo que es el debido proceso en nuestro país. Tomaremos
en cuenta la jurisprudencia peruana y de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos.

La Convención Americana sobre Derechos establece como un derecho humano el


que toda persona cuente con garantías judiciales al momento de ser procesada
(artículo 8) y, para tal efecto, el Estado debe asegurar su protección judicial (artículo
25).

En efecto, el artículo 8 de la Convención consagra los lineamientos del llamado debido


proceso legal o derecho de defensa procesal, que consiste en el derecho de toda
persona a ser oída con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable por un
juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad
por la ley.

Si bien la Convención utiliza el concepto de garantías judiciales, el desarrollo


dogmático y jurisprudencial en materia procesal ha conllevado a la Corte IDH a
interpretarlo como garantías procesales o derecho al debido proceso legal, concepto
que tiene un claro origen anglosajón –due process of law- y que ha sido incorporado
en las Constituciones, legislación y doctrina jurídica interamericana como un
principio/derecho, el cual contiene una serie de atributos que es importante identificar
a partir de la jurisprudencia de la Corte IDH.
Como bien es sabido, frente al derecho de Acción del demandante existe el derecho
de contradicción del demandado, en esencia ambos derechos tienen las mismas
características procesales, ya que ambos son la petición concreta de tutela
jurisdiccional efectiva para el ejercicio o defensa de los derechos en juicio. El actuar
ejercido por el demandante a que se ampare su pretensión como consecuencia de
haberse vulnerado un derecho material y la defensa del demandado a ejercer
contradicción a dicha pretensión con la finalidad de que ésta sea desestimada.

Es necesario que, dentro del proceso judicial, el Juez medie como parte de su labor
exhaustiva de llegar a la verdad de los hechos, este hecho es el que manifiesta su
voluntad frente a los pedidos concretos de las partes a través de la expedición de
resoluciones como son los decretos, autos y sentencias, siendo ellos sus principales
actos procesales conforme lo regula el artículo 121 del CPC.

Estas resoluciones deben ser debidamente notificadas a ambas partes o probables


terceros con legítimo interés, de esta forma se asegura el derecho a contradictorio
entre los destinatarios del proceso y de esta manera la garantía de enterarse y
conocer oportunamente de todas las decisiones del juez.

En este sentido, se puede asegurar que el principal acto procesal que garantiza el
derecho a un debido proceso y consolida el contradictorio entre las partes es el acto
de notificación.

El emplazamiento es un acto procesal, este mismo garantiza que se comunique a una


parte o un tercero entro de un plazo en el cual pueda ejercitar su derecho ante un
titular del órgano jurisdiccional. Asimismo, es entendido como un tiempo establecido
para comparecer y contarlo desde la propia notificación debidamente sustentada con
cargo. Para un mayor alcance citaré a Manresa quien afirma que “por emplazamiento
se entiende el llamamiento que se hace a los litigantes para que comparezcan en
juicio a defenderse o a hacer uso de sus derechos”.

Pues bien, ahora entendido el concepto central, entendemos que el emplazamiento


es un acto procesal que contiene el auto admisorio, que dentro del mismo contiene
también variados requisitos de emplazamiento y notificación: Emplazar al
demandado, a conocimiento del demandado o traslado de la demanda por el plazo
de treinta días; para ello también hay que conocer que el Juez tiene otras acciones
que tomar: Admitir la demanda, la adecuación de la vía procedimental: Tramitase en
la vía de proceso de conocimiento, abreviado, etc. Así también como el pedido de
ofrecimiento de los medios probatorios y el apercibimiento de rebeldía.

Refiriéndonos nuevamente al auto admisorio, es necesario que este emplazamiento


debido al demandado tenga un plazo para contestarse la demanda y por ende este
llamamiento haga que este demandado comparezca al proceso, y esto solo es posible
cuando se notifique adecuadamente. De esa forma el plazo va dándose para una
respuesta y la comparecencia de darse el caso.

En ese sentido, es totalmente nula aquella decisión judicial, mientras que la parte
demandada no halla sido adecuadamente notificada y que tengan conocimiento el o
los interesados. A través de este acto en concreto, el auto admisorio hace que el juez
concrete su poder de llamamiento o emplazamiento, de esta forma se da esto que
llamamos publicidad, necesario para un debido proceso adecuado.

Cuando ya es notificada la parte demandada, hay dos formas de actuar, que ejerza
su derecho a contradicción o que opte por la rebeldía, en darse este segundo caso
no tiene la obligación de responder la demanda, esto no es motivo de que el proceso
se paralice.

De este modo, es necesario que para que un Juez determine como rebeldía este acto,
debe existir una notificación válida de domicilio del demandado, de darse este caso y
la parte no se acerque a la autoridad judicial a responder o a ejercer la contradicción,
esto sí significará que esta de acuerdo y en conformidad con la pretensión establecida
en la demanda y calificará como rebeldía, esto sumada a consecuencias que no
favorecen al demandado.

La inactividad de no comparecer al proceso puede haber sido porque la demanda no


haya llegado a su destino o, que habiendo llegado no haya querido o no haya podido
apersonarse. Otro es el caso en la que desconociéndose el domicilio del demandado
o ser una persona incierta, y los demás presupuestos que la ley señala como es el
caso del artículo 165 del CPC la ley a dispuesto la notificación por edicto, de esta
forma, no se desprotegerá jurídicamente a aquellas personas que se sujeten a los
dispuesto.

En efecto, no se puede afirmar como un proceso justo sin haberle dado la oportunidad
al demandado para ser oído, probar y alegar todo cuanto esté a su alcance, en
consecuencia, el derecho a un Debido Proceso tiene por función asegurar los
derechos fundamentales consagrados en la Constitución Política del Perú, dando a
toda persona la posibilidad de acudir a la justicia para obtener la tutela jurisdiccional
de los derechos individuales, a través de un proceso justo

De esta manera, se da una oportunidad razonable y suficiente de ser oído, ejercer el


derecho de defensa, de producir prueba y de obtener una sentencia que decida la
causa dentro de un plazo prudente y preestablecido en la ley procesal, por lo tanto, la
contravención del derecho al debido proceso será sancionada la nulidad procesal.

Refiriéndonos ahora al Debido Proceso, hay garantías de este reconocidas por la


CIDH:

1. Toda persona tiene derecho a un recurso adecuado y efectivo para la protección


de sus derechos fundamentales. Reúne la institución procesal del amparo,
entendido como el procedimiento judicial sencillo y breve que tiene por objeto la
tutela de todos los derechos reconocidos por las constituciones y leyes de los
Estados Partes y por la Convención Interamericana de Derechos Humanos. Si
bien esta disposición se refiere, de modo general, al amparo latinoamericano,
encontramos en el artículo 7.6 de la Convención una referencia particular al
habeas corpus, recurso destinado principalmente a la protección del derecho a la
libertad personal. De este modo, se presenta entre ambas disposiciones una
estrecha vinculación, pues como ha señalado la Corte, el amparo del artículo 25
es el género, mientras que el habeas corpus del artículo 7.6 es uno de sus
aspectos específicos.

2. El derecho a ser oído por un juez o tribunal. Definido como aquel derecho que
exige que toda persona pueda tener acceso al tribunal u órgano estatal encargado
de determinar sus derechos y obligaciones. El derecho a ser oído debe ejercerse
necesariamente de manera oral en todo procedimiento.

3. El derecho a un juez competente, independiente e imparcial, establecido


previamente por ley. La Corte ha establecido que estos requerimientos deberán
ser cumplidos por cualquier órgano del Estado que ejerza funciones de carácter
materialmente jurisdiccional, es decir, cualquier autoridad, sea administrativa,
legislativa o judicial, que decida sobre los derechos y obligaciones de las personas
a través de sus resoluciones. La competencia del juez o tribunal debe estar
garantizada durante todo el proceso, ya que esta determina el juez o tribunal
llamado a conocer y resolver una controversia. Los criterios para determinar la
competencia deben encontrarse establecidos en el ordenamiento interno, a través
de normas que se refieran a esta en razón de la materia, territorio, entre otros.

4. El derecho a un plazo razonable. Como ha señalado la Corte reiteradamente, este


derecho está estrechamente vinculado con el acceso a la justicia, puesto que parte
de su contenido «implica que la solución de la controversia se produzca en un
tiempo razonable». Más aún, una demora prolongada del proceso constituye por
sí misma una violación de las garantías judiciales. Partiendo de reconocer que el
concepto del «plazo razonable» no es de sencilla definición, la Corte decidió
adoptar los tres criterios establecidos por el Tribunal Europeo para evaluar la
razonabilidad de un plazo. Estos criterios son: 1) la complejidad del asunto; 2) la
actividad procesal del interesado; y 3) la conducta de las autoridades judiciales.

5. Deber de motivación. La Corte Interamericana ha señalado que en toda decisión


que afecte derechos humanos es fundamental la motivación de estas decisiones

En este sentido, no debe entenderse a la notificación y emplazamiento como un


simple acto procesal, sino como algo de mayor magnitud que confiera una potestad
de relevancia al proceso, configura como un Derecho de Corte Interamericana, no
solo de carácter constitucional, sino confiere al debido proceso que este acto sea de
una gran importancia.

Por ello, el concepto de notificación es válidamente discutible, ¿hasta que punto se


entiende que una persona ha sido debidamente notificada y que es imposible de
refutar su desconocimiento dentro del proceso. Para ello citaré a tratadistas que
definirán el concepto de notificación.

Luis A. Rodríguez concibe que el notificar es el simple hecho de hacer saber una
resolución judicial. Así también para Guillermo Cabanillas, es un acto que hace dar a
conocer a los interesados la resolución recaída y un trámite o asunto judicial. También
lo entiende como la comunicación de los resuelto por una autoridad de cualquier
índole. Para él este es un documento que constan firmas de las partes y/o de sus
representantes. Asimismo, para Enrique Véscovi, la notificación es un acto
comunicativo, el cual indica que su finalidad única es la de transmitir un determinado
mensaje con carácter judicial. Mario Alzamora afirma que las notificaciones son los
actos del juez o del Tribunal que hacen saber de forma legal a las partes o terceros
acerca de una resolución. En nuestro código procesal civil, en el artículo 155° revela
que la notificación tiene por objeto poner en conocimiento de los interesados el
contenido de las resoluciones judiciales.

De este modo, no solo hago referencia a que este acto procesal de notificación está
presente a partir de la admisión de la demanda, para que esta tenga una respuesta
judicial de la parte demandada, sino que, en variados actos procesales consiguientes,
es necesario que se les notifique a ambas partes que el juez a decidido o resuelto.

La notificación es un acto que tiene autonomía, es decir, es distinto a otro acto que
se comunica. Con este carácter de autonomía, su incumplimiento no afecta en el
contenido de la demanda. En caso darse una nulidad de la notificación, no se ve en
lo absoluto afectado en la sentencia final. A este acto se le confiere formalidad, ya
que se encuentra sujeto a formas relacionadas a la documentación. Todo ello
regulado por el Código Procesal Civil Peruano.

Para resaltar la gran importancia que tiene la notificación es necesario indicar que, al
ser un acto de comunicación, éste también es el más importante de todos los
existentes, por el simple hecho de su carácter judicial. De no darse esta notificación
debida se presumiría como secreta y fallaría el sistema de defensa. Por ende, el
debido proceso no existiría y se estaría afectando su derecho a contradicción y o
habría oportunidad de responderlas, afectándose un derecho Constitucional de
defensa.

De darse estas notificaciones, no solo se vulnerarían estos derechos ya mencionados,


sino que se causaría un perjuicio como en el ámbito económico y moral de la persona.
Pues como ya se ha mencionado anteriormente, los procesos judiciales tienen
carácter publicitario ya que este también es un derecho del sistema judicial para que
puedan impugnar o apersonarse todas las partes involucradas o que tengan interés
en el proceso. Esta afectación contiene dentro información personal, ya se nombre,
imagen, domicilio, intimidad, honor, etc. Estos derechos afectados también podrían
ser hasta propios derechos personales, como el de patria potestad, hijos, tutela,
alimentos, matrimonio, etc. En ese sentido, la esfera patrimonial también se ve
afectada, esto va desde las posesiones simples, hasta propiedades, bien, deudas,
acreencias, herencias, etc. Para ello, hay que garantizar que este acto sea el más
transparente, seguro y confiable, aun más que cualquier otro acto procesal, ya que
es uno de los que más perjuicio podría desatar.

En ese sentido, hay que entender que este acto tiene el interés central de garantizar
la defensa en juicio, para así hacer efectiva el ejercicio el principio de contradicción y
biteralidad, pues son sumamente importantes para garantizar el debido proceso. Así
como estar en condiciones equitativas frente a la parte demandante y así poder tener
conocimiento de los puntos controvertidos en cuestión, y así poder llevar un proceso
adecuado que dilucide cualquier interrogante al juez.
En el Código procesal civil peruano, las notificaciones se regulan en forma general en
el Título V, en los arts. 155º al 170º; estas son aplicables a todos los tipos de procesos
que indica el Código (de conocimiento, abreviados, sumarísimos, cautelares, de
ejecución y no contenciosos).

Para continuar especificando más precisamente en qué consisten las notificaciones


es necesario clasificarlas como lo indica el Código Procesal Civil Peruano que
legislatura actual. En este caso añadiré la clasificación que hace Devís Echandía:

a) Personales, que informan directa y personalmente al interesado la existencia de


la resolución;

b) Por conducta concluyente, se produce cuando la parte que debía recibirla presenta
un escrito en el cual se da expresamente por sabedor de la resolución o lo manifiesta
verbalmente en una audiencia o diligencia;

c) Por retiro del expediente, que rige sólo para los procesos civiles o laborales y no
penales, se produce cuando una parte retira el expediente de la Secretaría en los
casos autorizados por ley, y se entiende notificada con las resoluciones que
aparezcan en aquél;

d) Por aviso, se autoriza únicamente en ciertos casos especiales y para determinadas


resoluciones en los procesos civiles, la que admite una reforma de la demanda o la
que cita a un reconocimiento de documentos;

e) Por emplazamiento y con curador ad litem, procede cuando se ignora el domicilio


del demandado y se jura esta circunstancia por el actor;

f) Por acto secretarial, se efectúa mediante un aviso que el secretario fija en lugar
visible de la Secretaría; y
g) En Estrados, opera en procesos civiles y laborales, en los que se entiende que las
resoluciones dictadas durante una audiencia quedan notificadas allí y ese día
a todas las partes, hayan o no concurrido; salvo la excepción de resoluciones
que tienen que notificarse a los rebeldes.

Consecuentemente, y para dar un mayor alcance, Monroy Cabra, también hace una
clasificación de las notificaciones similar a la anterior:
a) personales,

b) por estrado,

c) por edicto,

d) cuando surten en diligencias o audiencias, y

e) por conducta concluyente.

Parra Quijano, clasifica las notificaciones en:

a) personal,

b) por estado,

c) por edicto,

d) por conducta concluyente,

e) por estrados,

f) por aviso.

Luis A. Rodríguez, clasifica las notificaciones en expresas y tácitas. Las primeras se


dan cuando por exigencia de la ley se requiere un acto formal de transmisión. Las
segundas, también llamadas implícitas, son aquellas que no requieren de un acto
formal de transmisión y la notificación se infiere de la actitud asumida por la parte.
Dentro de estas últimas también se ubican las notificaciones fictas.

En la legislación vigente, dentro del Código procesal civil peruano, las notificaciones
se regulan en forma general en el Título V, en los arts. 155º al 170º; estas son
aplicables a todos los tipos de procesos que
indica el Código (de conocimiento, abreviados, sumarísimos, cautelares, de ejecución
y no contenciosos); sin embargo, existen ciertas reglas especiales para determinados
actos de notificación que se regulan en cada tipo de proceso. Primero se hondarán
con las reglas generales.

a) La Notificación por Cédula. (art. 157º). Esta es la forma de notificación común


o
general, que consiste en la entrega de una documentación llamada cédula, que
contiene información esencial sobre el expediente, las partes, el juzgado, el
destinatario y su domicilio, trascripción de la resolución, fecha y firma del
secretario, así como mención de copias que se adjuntan. Las notificaciones
por cédulas se efectúan sólo de las resoluciones que enumera en numerus
apertus, el art. 157º del CPC., esto es, que no son las únicas, sino que el juez,
además de las enumeradas, puede ordenar que se notifique por cédula otra
resolución siempre que la motive (inciso 11). En la actualidad, el sistema aún
mantiene su vigencia.
a.1) Persona y lugar de entrega de las cédulas (último párrafo art. 158º). Se
entregan
por el órgano de auxilio judicial o por el encargado de la oficina respectiva
(Central de
Notificaciones), en el domicilio real o legal, o en el procesal señalado en el
expediente.
a.2) Constancia de entrega (arts. 158º in fine, y 160º). Del acto de la entrega
de la copia de la cédula al interesado, se deja constancia del lugar, día y hora
del acto, así como el nombre, firma e identificación del receptor; el original se
agrega al expediente, con nota de lo actuado, suscrita por el notificador y el
interesado, salvo que se haya negado o no pueda firmar, de lo cual también se
dejará constancia.
a.3) Caso de entrega de cédulas a personas distintas (art. 161º). Cuando el
notificador
no encontrara a la persona a quien va a notificar la resolución que admite la
demanda, le dejará aviso para que espere el día indicado, con el objeto de
notificarlo. Si en la nueva fecha tampoco se le encontrara, se entregará la
cédula a la persona capaz que se encuentre en la casa, departamento u
oficina, o al encargado del edificio, procediendo conforme al art. 160º. Si no
pudiera entregarla, la adherirá en la puerta de acceso correspondiente a los
lugares citados o la dejará debajo de la puerta, según sea el caso.
b) Notificación por Nota (art. 156º). Esta es una forma de notificación en la que
no se utiliza cédulas, y sólo es permitido respecto de resoluciones no
señaladas o no enumeradas en el art. 157° del CPC., (que detalla las
resoluciones que deben notificarse por cédulas
obligatoriamente). Las notificaciones por nota, por ficción de ley, quedan
notificadas en la Secretaría del Juzgado o Sala, los días martes o jueves, o el
día siguiente hábil; para lo cual debe publicarse en parte visible del Juzgado y
en la Secretaría, una relación firmada y sellada por el secretario en la que se
hará constar un listado numérico de los expedientes con resoluciones a
notificarse en la fecha. Esta forma de notificación, también denominada
notificación automática, constituye una excepción al principio del conocimiento
real, adoptado por el codificador con el fin de dar agilidad al trámite del proceso,
erradicar la morosidad, y descargar la labor de los secretarios. Sin embargo,
tan rígido sistema en la doctrina es criticado, argumentado que puede conspirar
contra los propios intereses de las partes, además de las numerosas
secretarías que existen en una Sede de Corte Distrital, y la ubicación de
diversos órganos jurisdiccionales llamados de periferie; empero, dependerá de
cada juez disponer, en aplicación del inc. 11º del art. 157º del CPC., que
determinadas resoluciones trascendentes en el proceso no sean notificadas
por nota, sino mediante cédula.
c) Notificación por Comisión (art. 162º). Aquella se practica cuando la persona a
notificarse domicilia en lugar distinto a la sede del juzgado, dentro del territorio
nacional, o en el extranjero, para lo cual se libra un documento denominado
exhorto. Este documento es redactado por el secretario y contiene copia de los
principales actuados para la notificación, bajo firma del juez y secretario.
d) Notificación por Telegrama o Facsímil u otro medio (art. 163º). Se permite esta
forma de notificación para determinados casos en los que debe notificarse
resoluciones por cédulas. No se puede, verbi gracia, el traslado de la demanda,
la sentencia, y otros que enumera el artículo. Esta forma de notificación la
efectúa el secretario.
e) Notificación por Edictos (arts. 165º a 168º). Procede en los casos en que se
trate de notificar a personas inciertas (cuya existencia está en duda), o
personas desconocidas (se sabe su existencia, pero su domicilio se ignora).
Requiere el juramento del interesado o su promesa de haber agotado las
gestiones para ubicar el domicilio de la persona a notificar.
También procede cuando deba notificarse a más de diez personas que tienen
un derecho común; a pedido de parte, puede ordenarse que sean notificadas
por edictos. Los edictos se publican en el Diario Oficial “El Peruano” y en otro
de mayor circulación del lugar del último domicilio del citado, si fuera conocido
o, en su defecto, en el lugar del proceso.
f) Notificación por Radiodifusión (art. 169º). En los casos en que procede la
notificación por edictos, a pedido de parte o de oficio, puede ordenarse además
que la notificación se haga por radiodifusión.

En ese sentido, tras haber explicado la conceptualización de lo que sería una


adecuada notificación para el emplazamiento debido, es necesario centrarnos en que
es un grave error de en caso darse una sentencia final de un juez. No se estarían
cumpliendo los requisitos para definirse el mismo, por lo que definitivamente se
consideraría sumamente nulo. Tras haberse planteado este tema, es vital la búsqueda
inminente de nuevas alternativas de notificación, ya que es claramente notable que
gracias a la tecnología hay mecanismos cada vez más innovadores que posibilitan
que la información sea más rápida. Por lo que, deben integrarse a nuestra legislación
peruana mayores formas y más fáciles de recibir información judicial. Asimismo, es
necesario que los jueces y secretarios se encuentren más alertados para evitar tomar
decisiones judiciales, sin haberse cumplido requisitos previstos, ya que no solo
afectarían los derechos de la parte demanda, sino que afectaría su propio honor como
agentes de justicia. Refiriéndonos más específicamente a los jueces, quienes quedan
como incompetentes y afectan también el principio de Juez y Derecho también
suscrito al Título Preliminar del Código Procesal Peruano.

Finalmente, es necesario aportar probables mecanismos de resolución de este


problema. Es difícil concluir uno, ya que como un ciudadano excluido de este proceso
son casi nulas las probabilidades de aportar algo en procesos donde no somos partes.
Pero como formas de solución, sería simple tener más cuidado con las decisiones
que toman los jueces, ya que podrían como ya antes se ha mencionado,
repercusiones en las partes procesales en variados ámbitos. Para ello, un juez tiene
que tener decisión de poder enfrentar a la parte demanda si así fuera el caso en que
reclamase una decisión judicial a pesar de que aún no tienen conocimiento las partes
involucradas. Por lo que un juez, tiene que ejercer su autoridad, en búsqueda de
estrategias que provean que las partes involucradas sean rápidamente notificadas.
Ya sea que se encuentren en un destino no conocido, o que se encuentren fuera del
país. Es importante reconocer que nuestro sistema de justicia no es perfecto, pero
también es claro que es posible dar un mejor servicio judicial si nos esforzamos en
cumplir los requisitos previstos, no saltándolos ni vulnerándolos, ya que como se ha
mencionado antes tiene variadas consecuencias.

Bibliografía
FENECH, Derecho procesal Penal, 2 vols. Ed. Labor, S.A Madrid, 1960. T II p.798.
GOMEZ ORBANEJA y CORTES, Valencia, 1986 T.I. vol. I, P. 342.
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DEVIS ECHANDIA, Teoría General Del Proceso, Editorial Universidad de Buenos
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MONROY CABRA, GERARDO: Principios Del Derecho Procesal Civil, Editorial
Temis S.A.,Santa Fe de Bogotá, 1988, p. 275.
PARRA QUIJANO, JAIRO: Derecho Procesal Civil, Tomo I, Parte General, Editorial
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RODRÍGUEZ, LUIS: Op. Cit., p. 223.

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