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Pedro Abraham Valdelomar nació en Ica el 16 de abril de 1888.

Hijo de Anfiloquio Valdelomar y de Carolina Pinto, vivió su niñez en

el puerto de Pisco que tanto influiría en sus cuentos y en sus

poemas. A los cinco años de edad viajó a Lima, donde culminó su

instrucción secundaria en el colegio nacional Nuestra Señora de

Guadalupe. Siendo aún colegial fundó con su condiscípulo Manuel

3Bedoya la revista La Idea Guadalupana, iniciándose en el cultivo de

las letras. Al término de sus estudios secundarios ingresó a la

Escuela de Ingenieros, que luego abandonó para matricularse en la

facultad de Letras de la Universidad de San Marcos, en 1911. Aquí

fundó el “Club Universitario Billinghurst”, que propició la candidatura

de Guillermo Billinghurst a la presidencia de la República.

En el periodismo se inició con una caricatura publicada el 1º de

setiembre de 1906 en la revista Aplausos y Silbidos, para seguir en

Actualidades en 1907. Alcanzó luego notoriedad también como

dibujante en Monos y Monadas y en Gil Blas. Su primer poema de

corte modernista, “Ha vivido mi alma”, fue publicado el 15 de julio

de 1909 en la revista Contemporáneos. Su primer cuento, “El

suicidio de Richard Tennyson” apareció en enero y febrero de

1910 en la revista Variedades. Otro cuento “El beso de Evans”,

apareció en agosto de 1910 en Balnearios.

Incorporado al ejército ante el peligro de una conflagración con el

Ecuador, se dio a conocer como prosista con la publicación de las

crónicas que desde la Escuela Militar de Chorrillos envió a El Diario

bajo el título “Con la argelina al viento”; crónicas que se iniciaron el


12 de abril de 1910. Su éxito se consolidó con dos novelas: La

ciudad muerta y La ciudad de los tísicos, publicadas por entregas

en 1911 en Ilustración Peruana y en Variedades, respectivamente.

En 1912 disputó la presidencia del centro universitario de la

Universidad de San Marcos con Alberto Ulloa Sotomayor,

representante de los estudiantes capitalinos. Valdelomar, quien

representaba al grupo provinciano, perdió las elecciones. Sin

4embargo, al llegar Billinghurst a la presidencia de la República, lo

nombró director del diario oficial El Peruano; y más tarde, en 1913, lo

envió a Roma como miembro de la legación del Perú. En mayo de

dicho año salió del puerto del Callao con dirección a Panamá, viajó

luego a Estados Unidos, para llegar finalmente a Europa, desde

donde escribe para La Nación de Lima sus “Crónicas de Roma”.

En Italia escribió también “El caballero Carmelo”, cuento con el

que ganó el premio del diario La Nación, en el mismo año de 1913,

tan significativo para su vida. Proyectó publicar un libro de Cuentos

criollos con el título de “La aldea encantada” pero no se concretó.

Se matriculó en la Universidad de Roma, pero ante el golpe de

estado del coronel Óscar R. Benavides (que depuso a Billinghurst el

4 de febrero de 1914), Valdelomar optó por renunciar a su cargo

diplomático. No obstante, antes de volver a Lima, recorrió Florencia,

Milán, Marsella y París.

Una vez en el Perú, La Prensa de Lima lo acogió como redactor

(1915). En este diario tuvo, hasta 1918, una sección de crónicas

parlamentarias llamada “Palabras”, además de otras llamadas:


Diálogos máximos, La ciudad sentimental, Impresiones y

Fuegos fatuos. Firmaba sus publicaciones, por lo general, con el

seudónimo “Conde de Lemos”, entre otros.

El mismo año de su llegada al Perú (1914) escribió la biografía

novelada de doña Francisca Zubiaga Bernales de Gamarra, “La

Mariscala”, que luego convirtió en obra teatral en colaboración con

José Carlos Mariátegui (1916, en un prólogo y seis jornadas). Por

entonces compuso además sus Cuentos chinos y sus Cuentos

5yanquis, y otro grupo de relatos que proyectaba publicar con el título

de “Los hijos del Sol” (que cambiaría luego al de “El caballero

Carmelo”)

En 1916 fundó y dirigió la revista Colónida, que reunió a lo más

representativo de la intelectualidad peruana de la época. Sólo

llegaron a salir cuatro números con los retratos en la portada de

José Santos Chocano, José María Eguren, Javier Prado y Percy

Gibson, respectivamente, hechos por el propio Valdelomar, quien

además colaboró con las notas líricas tituladas “Falsa Carátula”,

así como con otros artículos. Los “colónidas” publicaron

mancomunadamente el poemario “Las voces múltiples” (1916),

donde figuraba 10 poemas de Valdelomar,

En 1917 empezó a publicar en la revista Mundo Limeño la serie

de artículos “Decoraciones de ánfora”. Obtuvo el premio del

concurso de Círculo de Periodistas con su ensayo “La psicología

de gallinazo”. Por esa época aparecieron textos suyos en

Variedades, Sudamericana, Almanaque de la Prensa. En Mundo


Limeño apareció en dos entregas su novela corta Yerba santa, y el

cuento “Evaristo, el sauce que murió de amor”. Escribe también

su tragedia “Verdolaga”.

En 1918 renunció a La Prensa seguido de un conato de duelo con

su director, Glicerio Tassara. Ese año salieron a la luz su colección

de cuentos “El caballero Carmelo” (encabezada por el cuento del

mismo nombre) y su ensayo “Belmonte el trágico” (1918).

6Nuevamente, siguiendo motivaciones políticas, realizó giras y dio

conferencias. Viajó a las provincias del norte del país (Trujillo,

Cajamarca, Chiclayo, Piura y otras ciudades) y se dirigió luego al

sur, recorriendo los departamentos de Arequipa, Puno, Cuzco y

Moquegua.

De regreso a su tierra natal fue aclamado unánimemente por la

población iqueña. De ahí que el 24 de setiembre de 1919,

Valdelomar Pinto resultó electo diputado por Ica ante el Congreso

Regional del Centro, con sede en la ciudad de Ayacucho, donde a

causa de un trágico accidente (rotura de la columna vertebral, tras

caerse del segundo piso del hotel donde se alojaba), muere el 3 de

noviembre de 1919, a los 31 años de edad. Póstumamente se

publicaron “Los hijos del Sol”, cuentos y leyendas incaicas que

dejara listos para la prensa (1921).

En un ensayo sugestivo, “El vuelo del poeta”, Julio Ramón

Ribeyro anotó que: “A no ser por este accidente, por simple

deducción, hubiera cambiado la fisonomía de nuestra literatura.

Había escrito los cuentos más hermosos del Perú, algunos versos
inmortales, novelas audacísimas para su tiempo, piezas de teatro,

ensayos y crónicas de una gracia inimitable. Con él desapareció una

probabilidad, un derrotero, un mapa inacabado de nuestro espacio

espiritual”.

78PRÓLOGO

Con Abraham Valdelomar, poeta, narrador, dramaturgo,

cronista y ensayista peruano (Ica, 1888 – Ayacucho, 1919), se

inicia la renovación de las letras peruanas en el siglo XX. Es, qué

duda cabe, el punto de partida de la narrativa moderna en el Perú.

En el campo de la prosística, Valdelomar abarcó numerosos

géneros, pero ha sido en el Cuento donde realizó su mejor obra.

Su prematura muerte, a los 31 años de edad, truncó una obra

sumamente valiosa y aún así su legado abrió una luminosa senda

para sus continuadores.

Dentro del cuento (que es el asunto de la presente antología),

Valdelomar tentó distintas formas que, siguiendo las

denominaciones usadas por el mismo autor, podrían clasificarse

en cuentos criollos, cuentos exóticos, cuentos incaicos, cuentos

yanquis, cuentos chinos, cuentos cinematográficos, cuentos

fantásticos y cuentos humorísticos, siendo los cuentos criollos

los que marcaron con mayor intensidad y duración el proceso de

la narrativa peruana. Los otros, aunque valiosos, no lograron

independizarse sustancialmente del canon modernista (la

corriente literaria vigente entonces), aunque algunos de ellos

constituyen unos tímidos intentos vanguardistas.


9Valdelomar publicó la mayoría de sus cuentos en revistas y

diarios de la época. El primero de ellos fue “El suicidio de

Richard Tennyson” (1910), “cuento yanqui”, que después

volvería a publicarse con el título de “El círculo de la muerte”.

En vida Valdelomar publicó solo un libro de cuentos: “El

Caballero Carmelo” (Lima, 1918), que reúne 16 relatos; se trata

de una especie de miscelánea cuentística, que abarca desde el

costumbrismo hasta lo fantástico y donde destacan los llamados

“cuentos criollos”, el primero de los cuales da el título a la obra y

que es con toda seguridad uno de los cuentos más perfectos de

toda la literatura peruana. Con un lenguaje sencillo, libre del

artificio y cultismo extremo de la prosa modernista, nos remiten a

la infancia del autor transcurrida en la aldea de San Andrés (cerca

del puerto de Pisco) y nos muestra a un niño descubriendo entre

asombrado y asustado los misterios de la vida y la muerte, del

amor y la venganza, la realidad y la fantasía. Fue en su momento

la propuesta de una narrativa localista, provinciana, autóctona, en

una literatura peruana que hasta entonces había sido muy elitista

y limeña; además, detalle importante que resaltar, aparece por

primera vez el niño como protagonista de una narración peruana,

que había sido hasta entonces muy adulta, así como la evocación

de la vida del hogar, llena de un encanto y ternura como solo la

fina sensibilidad de un escritor como Valdelomar lo podía hacer.

Con esta obra la literatura peruana ingresa de hecho a la

modernidad.
Valdelomar no pudo concluir sus grandes proyectos narrativos

pues le sorprendió la muerte a temprana edad. Después de su

fallecimiento se publicó otro libro de relatos que dejó listo para la

prensa: “Los hijos del sol” (Lima, 1921), colección de “cuentos

incaicos”, donde, bajo una dirección modernista de cepa

romántica, reconstruye con un lenguaje lujoso y melódico, la

idealización de un pasado incaico.

10Todos los cuentos reunidos en sus dos libros, sumados a otros

más que han sido recopilados por los editores, han sido

organizados, según las denominaciones dadas por el mismo

autor, de la siguiente manera:

* Cuentos criollos:

“El Caballero Carmelo”

“Los ojos de Judas”

“El vuelo de los cóndores”

“El buque negro”

“Yerba Santa”

“La paraca”

“Hebaristo, el sauce que murió de amor”.

* Cuentos exóticos:

“El palacio de hielo”

“La virgen de cera”

* Cuento cinematográfico:

“El beso de Evans”

* Cuentos yanquis:
“El círculo de la muerte”o“El suicidio de Richard Tennyson”

“Tres senas, dos ases”

* Cuentos chinos:

“Las vísceras del superior”

“El hediondo pozo siniestro”

“El peligro sentimental”

“Los Chin-Fu-Ton”

“Whong-Fau-Sang”

11* Cuentos humorísticos:

“La tragedia en una redoma”,

“La historia de una vida documentada y trunca”

“Mi amigo tenía frío y yo tenía un abrigo cáscara de nuez”

“La ciudad sentimental. Un cuento, un perro y un salto.”

“Breve historia veraz de un pericote”

“Almas prestadas. Heliodoro, el reloj, mi nuevo amigo”.

* Cuentos incaicos:

-"Los hermanos Ayar"

-"El alma de la quena"

-"El alfarero (Sañu-Camayok)"

-"El pastor y el rebaño de nieve"

-“Los ojos de los reyes” o “Chaymanta Huayñuy (Más allá de la

muerte)”.

-"El camino hacia el Sol"

-“Chaymanta Huayñuy” o "El hombre maldito"

-"El cantor errante"


* Cuentos fantásticos

“El hipocampo de oro”

“Finis desolatrix veritae”

Se ha resaltado en negrita los cuentos seleccionados para la

presente antología.

(S.C.G.)

Lima, abril del 2009

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