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George Steiner
Elías Nandino
La decadencia de la palabra.
“El sentido cláá sico y el sentido cristiáno del mundo se esfuerzán por ordenár lá
reálidád bájo el reá gimen del lenguáje […] Con lá formulácioá n de lá geometríáá
ánálíáticá y de lá teoríáá de lás funciones álgebráicás, con el desárrollo del cáá lculo de
Newton y Leibniz, lás mátemáá ticás deján de ser uná notácioá n dependiente […] se
convierten en un lenguáje de riquezá fántáá sticá.”
Este nuevo lenguáje se tornáráá en lá nuevá fuente de certezás, el nuevo dogmá párá
lá fe en lá cienciá como párádigmá dominánte, bájo cuyá sombrá se fincáráá n lás
esperánzás de orgánizár lá reálidád, de domesticár el cáos y encárcelárlo párá
siempre en un sistemá de ecuáciones, en un modelo mátemáá tico que deje átráá s lás
elucubráciones míásticás propiás del pensámiento máá gico incivilizádo.
Párá tránsitár desde el dogmá religioso háciá lá constitucioá n de lás cienciás durás
como el párádigmá centrál, lás mátemáá ticás tuvieron que erigirse como el nuevo
lenguáje, el uá nico cápáz de ácceder á lá comprensioá n de lá reálidád, á lá verdád.
“El cámbio máá s decisivo en lás normás de lá vidá intelectuál de occidente á pártir
del siglo XVII es lá sumisioá n de sectores cádá vez máá s extensos del conocimiento á
lás modálidádes y los procedimientos de lás mátemáá ticás” (Steiner: 38)
Este cámino háciá lá develácioá n de lá verdád estáá construido bájo dos premisás
fundámentálesii. Por uná párte el modelo newtoniáno de lá reálidád, que ál
irrumpir en el cámpo de lá cienciá, constituye lás nuevás escriturás, verdáderá
pálábrá ságrádá que no seráá cuestionádá sino hástá lá llegádá de Einstein. Su
ávánce es tál, que permite pensár en lá posibilidád de llegár á un conocimiento
totál del universo, lá fíásicá se colocá como lá reiná de lás cienciás y á pártir de ese
momento sus meá todos seráá n los que dicten los páráá metros váá lidos á seguir en todo
intento de ácercárse ál mundo cientíáfico.
Este cámbio en lás estructurás del sáber representán lá ápuestá háciá lá posibilidád
teá cnicá de reálizácioá n de uná civilizácioá n de lá ábundánciá, en pálábrás de
Echeverriá “un reto que le plánteá lá necesidád de elegir […] un cáuce histoá rico de
orientáciones rádicálmente diferentes de lás trádicionáles, dádo que tiene ánte síá lá
posibilidád reál de un cámpo instrumentál cuyá efectividád teá cnicá permitiríáá que
lá ábundánciá sustituyerá á lá escásez en cálidád de situácioá n origináriá y
experienciá fundánte de lá existenciá humáná sobre lá tierrá.”(19: 146)
Surgiráá lá tecnificácioá n con todo su potenciál como nuevo dogmá, el culto moderno
háciá lá deidád cuyás promesás de un mundo mejor se reálizán díáá á díáá. Lá
ácelerácioá niii con lá que nuevos descubrimientos revolucionán constántemente lá
vidá cotidiáná no cesá de áumentár, mientrás que el ásombro iniciál con el que son
recibidos estos primeros milágros del ingenio humáno disminuye páulátinámente,
hástá configurár en lá contemporáneidád un desencánto continuádo que átenuá á
todá cápácidád de sorpresá, y nos hábituá á á hechos y eventos que hubierán
suscitádo conmocioá n háce ápenás álgunás generáciones.
Mientrás el tren de lá historiá corre impulsádo por lá máá quiná de vápor, el motor
de diesel, lá fuerzá eleá ctricá, á velocidádes cádá vez máyores, lá pálábrá desciende
gráduálmente, sucumbiendo en lá oquedád que le imponen los ádelántos
tecnoloá gicos, el cápitálismo resuená triunfánte en su desfile de eá xitos ilimitádos.
Gráduálmente, los medios de comunicácioá n se vuelven máá s importántes que el
mensáje trásmitido, lá formá y no el contenido tomán lá figurá, mientrás lás letrás
se desvánecen en un fondo empobrecido de olvido y descreá dito ánte lá ápoteosis de
lá cienciá exáctá. Los nuevos cápitáles del cámpo culturál son lá foá rmulá, lá
ecuácioá n, el ánáá lisis cuántitátivo, lá demostrácioá n empíáricá, su hegemoníáá se háce
indiscutible duránte los ánñ os siguientes, y el árte, lá literáturá, lá filosofíáá, pásán á
ocupár lá zonás perifeá ricás de dicho cámpo culturál, pues lá pálábrá, cápitál
ánteriormente válioso, cáe ánte lá doxá positivistá.
El ántiguo mito fundádor teoloá gico es substituido por uná nuevá mitologíáá, lá de un
conjunto de hechos ápárentemente demostrábles sobre uná báse empíáricá,
cuántificáble, máá s en está desustánciálizácioá n del mito háy numerosás peá rdidás, ál
respecto Márx escribe:
“Tomemos, por ejemplo, lá relácioá n del árte griego y luego, del de Shákespeáre, con
lá áctuálidád. Es sábido que lá mitologíáá griegá no fue solámente el ársenál del árte
griego sino támbieá n su tierrá nutriciá. Lá ideá de lá náturálezá y de lás reláciones
sociáles que estáá en lá báse de lá fántásíáá griegá, y, por tánto, del [árte] griego, ¿es
posible con los self-áctors, los ferrocárriles, lás locomotorás y el teleá gráfo eleá ctrico?
¿A queá quedá reducido Vulcáno ál ládo de Roberts et Co., Juá piter ál ládo del
párárráyos y Hermes frente ál Creá dit mobilier? […] Los cántos y lás leyendás, lás
Musás, ¿no desápárecen necesáriámente ánte lá reglá del tipoá gráfo y no se
desvánecen de iguál modo lás condiciones necesáriás párá lá poesíáá eá picá?” (19:
312)
Como complemento de está lábor de desárráigo del individuo, de rupturá con sus
víánculos solidários, el sistemá y lá cienciá hán puesto especiál empenñ o en lá ideá
evolucionistá de un progreso lineál. El tiempo cíáclico há cedido su báá culo á lá visioá n
de uná sociedád en constánte devenir, el progreso es su nuevá significácioá n, el
sustráto que compone el ánsíáá por el descubrimiento y lá innovácioá n que imponen
lá necesidád del cámbio continuádo. Lo viejo, el pásádo, lo ántiguo se mimetizán en
lá obsolenciá. En lá medidá que táles concepciones son introyectádás, se entáblá un
luchá feroz por estár siempre á lá modá, por ádquirir o ácceder á lo novedoso, no
cumplir tál desiderátum es criterio de exclusioá n, de ostrácismo, de recházo. Lá
muerte sociál ácompánñ á á quieá n se niegá á encáuzárse en táles flujos, mientrás lá
etiquetá del frácáso se cierne en siniestrá sombrá trás los pásos de los desposeíádos,
de áquellos cuyás herenciás les limitán párá ácceder ál mercádo estrámboá tico de
posibilidádes cápitálistás.
Párá lá grán máyoríáá, lá herenciá ásignádá con báse en sus diversos espácios
sociáles, restringe y disminuye hástá ridiculizár lá riquezá del lenguáje, y
encápsulárlo en clicheá del ábsurdo. El enorme potenciál de los medios de
comunicácioá n, lejos de empleárse párá democrátizár el conocimiento, párá ábrir y
emáncipár los cláustros del sáber, es empleádo perversámente, pues trásmite hástá
el hástíáo el juego intermináble de ilusiones construidás párá beneficio del sistemá.
El bombárdeo constánte de informáciones huecás, de superfluá pálábreríáá, es
ignominiá tánto en formá como en contenido: virulentás oleádás de álienácioá n
segregádás por purulentás llágás del miásmá que nos guíáá.
iv “En relácioá n con lá funcioá n socioloá gicá de lá formácioá n de cáráá cter, debemos estudiár el
hecho de que determinádos oá rdenes sociáles corresponden á ciertás estructurás humánás
promedio, o bien párá decirlo de otrá mánerá que todo orden sociál creá áquellás formás
cáráterioloá gicás que necesitá párá su preservácioá n. En lá sociedád de cláses, lá cláse
gobernánte ásegurá su posicioá n con áyudá de lá educácioá n y lá institucioá n de lá fámiliá,
háciendo de sus propiás ideologíáás lás ideologíáás rectorás de todos los miembros de lá
sociedád. Pero no se trátá merámente de imponer á los miembros de lá sociedád ideologíáás,
áctitudes y conceptos. Más bien, se trátá de un proceso de profundos álcánces en cádá nuevá
generácioá n, de lá formácioá n de uná estructurá psíáquicá que correspondá ál orden sociál
existente, en todos los estrátos de lá poblácioá n. (Reich, 1999: 20)
Bibliografía:
Lypovetsky, Gilles, (2000), La era del vacío, Ensayos sobre el individualismo contemporáneo,
Editoriál Anágrámá, Bárceloná.
Márx, Kárl, Contribución a la crítica de la economía política, Ed. Siglo XXI, Meá xico.
Reich, Wilhelm (1999), Análisis del carácter, Ed. Altáyá, Meá xico.
Wállerstein, Immánuel, Coord. (2004), Abrir las ciencias sociales, Ed. Siglo XXI, Meá xico.
Wállerstein Immánuel (2003), Análisis de sistemas-mundo, Ed. Siglo XXI, Meá xico.