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Dentro de los propósitos de las políticas educaciones que promueve el Ministerio de

Educación en Chile es la mejora de la calidad en la educación, incorporando


oportunidades a los niños y niñas de la educación especial.

Estableciendo normas legales para determinar necesidades educativas especiales con la


finalidad de entregar los beneficios de la subvención para educación especial. Quedando
esto establecido en la ley 20.201 que profeso una nueva subvención para niños y niñas
con necesidades educativas especiales e incluye nuevas necesidades para el beneficio
de la subvención establecido en el art. 9 bis del DFL N° 2, de 1998, del Ministerio de
Educación.

“Lo dispuesto en la Ley Nº 18.956, que reestructura el Ministerio de Educación y la


Ley Nº 19.284, que establece norma para la integración social de personas con
discapacidad; decreto con Fuerza de ley Nº 2, de 1998, del Ministerio de Educación;
Ley Nº 20.201, Decreto Supremo Nº 1, de 1998, del Ministerio de Educación, que
reglamenta el Capítulo II Título IV de la Ley Nº 19.284, que establece normas para
la integración social de personas con discapacidad, Decreto Exento Nº 1300, de
2000, del Ministerio de Educación, sobre Planes y Programas para Escuelas de
Lenguaje; Resolución Nº 1600, de 2008, y sus modificaciones, de la Contraloría
General de la República y lo dispuesto en los artículos 32 Nº 6 y 35 de la
Constitución Política de la República de Chile”. (Ministerio de Educación, Decreto
170)

Enmarcados en esta ley se encuentra los criterios establecidos en el diagnóstico de los


niños y niñas beneficiarias de la subvención de necesidades educativas especiales de
carácter transitorio, dentro del articulo n° 20 menciona los criterios de quienes recibirán el
beneficio de necesidades educativas especiales de carácter transitorio.

“Párrafo 2º Del Trastorno Específico del Lenguaje. Artículo 30.- Para efectos de este
reglamento, se entenderá por Trastorno Específico del Lenguaje a una limitación
significativa en el nivel de desarrollo del lenguaje oral, que se manifiesta por un
inicio tardío y un desarrollo lento y/o desviado del lenguaje. Esta dificultad, no se
explica por un déficit sensorial, auditivo o motor, por discapacidad intelectual, por
trastornos psicopatológicos como trastornos masivos del desarrollo, por deprivación
socio-afectiva, ni por lesiones o disfunciones cerebrales evidentes, como tampoco,
por características lingüísticas propias de un determinado entorno social, cultural,
económico, geográfico y/o étnico. Tampoco deben considerarse como indicador de
Trastorno Específico del Lenguaje, las dislalias ni el Trastorno Fonológico. Artículo
32.- El Trastorno Específico del Lenguaje puede ser clasificado en expresivo o
mixto. Para su diagnóstico, se hará referencia a la Clasificación CIE 10 de la
Organización Mundial de la Salud, a la Clasificación DSM IV-R de la Asociación
Norteamericana de Psiquiatría y a las orientaciones del Ministerio de Salud y del
Ministerio de Educación. En caso de publicarse nuevas revisiones de estos sistemas
de Clasificación Internacional, se utilizarán los criterios de la versión disponible más
reciente de cada una de ellas, de acuerdo a orientaciones del Ministerio de Salud”

Otro punto de la normativa vigente que hace alusión a la Ley General de Educación
20.370 establece que la participación activa de la comunidad educativa y la comunidad
en general, es fundamental para poder trabajar y consolidar un mejoramiento en la calidad
de la educación, puesto que la interacción significativa de los padres, madres y
apoderados con respecto a los principios pedagógicos de los establecimientos
educacionales, permitiría exponer las necesidades y poder participar de propuestas para
posibles soluciones que repercuten en la educación de niños y niñas.

“Todo el sistema educativo tiene responsabilidad pública en la tarea formativa de


sus estudiantes. La escuela, a través de los equipos directivos, docentes y
educadores de párvulos, cuenta con actores educativos estratégicos para que
familias y escuelas trabajen juntas, se potencien y logren de mejor manera su tarea.
Asimismo, para que esta alianza estratégica de escuelas y familias complete su
potencial, también se hace necesario incluir el aporte de la comunidad local, la
participación de las instituciones, la red de agentes sociales y comunitarios
presentes en el contexto de la escuela. La familia, como medio natural de desarrollo
de las personas; la escuela, como institución social encargada específicamente de
educar; y la comunidad, como lugar de referencia que aporta identidad a niños,
niñas, jóvenes y sus familias. La acción de las instituciones educativas afecta la vida
de las familias, así como las condiciones del hogar se reflejan en la vida escolar. Lo
deseable es que esta interacción tenga lugar en un clima de armonía que asegure la
unidad del proceso educativo. No puede existir una educación de la escuela y otra
educación del hogar como dos campos separados que se ignoran mutuamente o
que se miran con recíprocas reservas. Si así ocurre, niños y niñas recibirán una
educación desarticulada que no favorecerá ni sus aprendizajes ni su propia
integración”.[CITATION Div17 \l 13322 ]

“La participación de las familias y la comunidad en las instituciones educativas está


sustentada en convenciones internacionales, así como en el reconocimiento al
derecho de participar en las políticas, planes y servicios que implemente el Estado
(Ley de Participación Ciudadana Nº 20.500/2011); además, en las garantías que
debe brindar el sistema escolar para resguardar los principios de no discriminación y
el interés superior de niños, niñas y jóvenes, teniendo presente que su cuidado y
crianza es responsabilidad principal de la familia, y, reconociendo que las familias y
la comunidad son fundamentales para el crecimiento y bienestar de las
personas”[ CITATION VIV17 \l 13322 ].

“La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), suscrita en 1990 por nuestro
país, “La familia tiene la responsabilidad principal de cuidado y crianza y el Estado,
el rol de apoyar a las familias y velar por el cumplimiento de los derechos”. Se
reconoce que la familia es el grupo fundamental de la sociedad y el medio natural
para el crecimiento y bienestar de sus miembros, en especial de los niños y niñas, y
que el Estado se compromete a dar la asistencia necesaria para que la familia
pueda asumir plenamente sus responsabilidades y derechos respecto a la crianza y
desarrollo de niños y niñas. De los 54 artículos de la CDN, el artículo N°29 hace una
definición cualitativa sobre el propósito fundamental de la educación ligado a
promover, apoyar y proteger la dignidad humana innata de cada niño y niña y sus
derechos iguales e inalienables. Lograr esta tarea como sociedad solo es posible si
se realiza una comprensión amplia de la relación formativa de niños y jóvenes con
sus contextos: familiar, escolar, comunitario, etc.”

En este mismo sentido, el artículo 1º de la Constitución del Estado establece que:

“Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos. La familia es el núcleo


fundamental de la sociedad. El Estado reconoce y ampara a los grupos intermedios a
través de los cuales se organiza y estructura la sociedad y les garantiza la adecuada
autonomía para cumplir sus propios fines específicos. El Estado está al servicio de la
persona humana y su finalidad es promover el bien común, para lo cual debe contribuir a
crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la
comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible, con pleno respeto a
los derechos y garantías que esta Constitución establece”

TRASTONO ESPECÍFICO DEL LENGUAJE.

Definiciones.

El término trastorno específico del lenguaje (TEL) es una traducción al español del
inglés specific language impairment (SLI), popularizado, entre otros autores, por Bishop y
Leornard, aunque existen precedentes en la década de los ochenta. El término TEL nació
unido a una derivación de los trastornos afásicos de adultos. Paulatinamente ha ido
desplazando a otros más clásicos, como alalia, audiomudez, sordera verbal congénita,
afasia evolutiva, disfasia, etc.

Benton consideró la afasia infantil como un trastorno evolutivo caracterizado por


presentar problemas graves de comprensión y/o expresión del lenguaje hablado, en
ausencia de pérdida auditiva, retraso mental o trastorno emocional. En la misma
dirección, Eisenson se refirió a la afasia evolutiva como a una disfunción del sistema
nervioso central, presumiblemente producida por un fracaso o retraso en la maduración
cerebral o porque el daño cerebral generara trastornos perceptivos, que se podrían
asociar con una dificultad grave para la normal adquisición del lenguaje.
Enmarcados en esta ley se encuentra los criterios establecidos en el diagnóstico de los
niños y niñas beneficiarias de la subvención de necesidades educativas especiales de
carácter transitorio, dentro del articulo n° 20 menciona los criterios de quienes recibirán el
beneficio de necesidades educativas especiales de carácter transitorio.

“Párrafo 2º Del Trastorno Específico del Lenguaje. Artículo 30.- Para efectos de este
reglamento, se entenderá por Trastorno Específico del Lenguaje a una limitación
significativa en el nivel de desarrollo del lenguaje oral, que se manifiesta por un
inicio tardío y un desarrollo lento y/o desviado del lenguaje. Esta dificultad, no se
explica por un déficit sensorial, auditivo o motor, por discapacidad intelectual, por
trastornos psicopatológicos como trastornos masivos del desarrollo, por deprivación
socio-afectiva, ni por lesiones o disfunciones cerebrales evidentes, como tampoco,
por características lingüísticas propias de un determinado entorno social, cultural,
económico, geográfico y/o étnico. Tampoco deben considerarse como indicador de
Trastorno Específico del Lenguaje, las dislalias ni el Trastorno Fonológico. Artículo
32.- El Trastorno Específico del Lenguaje puede ser clasificado en expresivo o
mixto. Para su diagnóstico, se hará referencia a la Clasificación CIE 10 de la
Organización Mundial de la Salud, a la Clasificación DSM IV-R de la Asociación
Norteamericana de Psiquiatría y a las orientaciones del Ministerio de Salud y del
Ministerio de Educación. En caso de publicarse nuevas revisiones de estos sistemas
de Clasificación Internacional, se utilizarán los criterios de la versión disponible más
reciente de cada una de ellas, de acuerdo con orientaciones del Ministerio de Salud”

En ambas definiciones, debido a la derivación de la afasia en adultos, se alude al carácter


lesional o disfuncional del trastorno. En la misma dirección se pronunció Ajuriaguerra al
referirse a los niños oyentes-mudos: niños que no adquirían el habla, sin poderse justificar
ni por falta de inteligencia ni de oído.

La definición más integradora del TEL procede de la ASHA (American Speech-Language


Hearing Association) “un trastorno de lenguaje es la anormal adquisición, comprensión o
expresión del lenguaje hablado o escrito”. El problema puede implicar a todos, uno o
algunos de los componentes fonológico, morfológico, semántico, sintáctico, o pragmático
del sistema lingüístico. Los individuos con trastornos del lenguaje tienen frecuentemente
problemas de procesamiento del lenguaje o de abstracción de la información significativa
para almacenamiento y recuperación por la memoria a corto o a largo plazo.

Johnston consideró que la importancia de esta definición no estriba en las respuestas


que proporciona, sino en las cuestiones que plantea. Alude explícitamente a los procesos
psicológicos de comprensión y expresión (que ya se asumía en las consideraciones de
sordera verbal y audiomudez, a las modalidades de lenguaje oral y escrito, y a los
componentes lingüísticos de fonología, morfología, semántica, sintaxis y pragmática, así
como a algunas deficiencias de procesamiento.

El avance que se puede considerar más esclarecedor en la conceptualización y,


principalmente, en la delimitación operacional del TEL se debió a la obra de Stark . Los
autores marcaron una serie de criterios mínimos para el diagnóstico de los niños con
TEL, y de exclusión de niños cuyos problemas con el lenguaje obedecen a una causa
diferente.

Estos criterios son:

 Nivel auditivo de 25 dB en la banda de frecuencias de 250 a 6.000 Hz, y de 25 dB


en el reconocimiento de palabras fa- miliar.
 Estatus emocional y conductual normal, por lo que se excluyen los casos que
presenten problemas conductuales graves o problemas especiales de ajuste
familiar o escolar.
 Nivel intelectual mínimo, por lo que se considera que no presentan este trastorno
los niños cuyo CI de ejecución sea inferior a 85.
 Estatus neurológico sin signos de alteración, por lo que no alcanzarían el criterio
de TEL los niños con claros signos neurológicos o con historia de traumatismo
cerebral, epilepsia u otros indicadores de trastorno neurológico.
 Destrezas motoras del habla normales, con exclusión de los niños con problemas
orales motores periféricos, deficiencias en la sensibilidad oral o anormalidades
orofaciales.
 Nivel lector normal, en caso de que el niño haya iniciado el aprendizaje formal de
la lectura

Estos criterios supusieron un avance muy importante, sobre todo en el ámbito de la


investigación, porque posibilitaron que en trabajos posteriores se siguieran unas normas
de selección de la población lo más similares posibles.

Posteriormente, continúa el estudio y la caracterización del TEL, y en 1991, donde


aparece un artículo de Leonard en el que se plantea si el TEL debe constituir una
categoría clínica. Considera que la causa de un trastorno de lenguaje es el producto de la
variación en los factores genéticos y ambientales, que hacen que algunos niños sean
torpes, otros sean a musicales y otros tengan dificultades espaciales y de su propio
esquema corporal. El TEL es producto de la desviación normal de la inteligencia. Los
niños con trastornos en el lenguaje serían, simplemente, niños en los que sus habilidades
lingüísticas se sitúan en el extremo inferior del continuo de la dimensión lingüística.
Tomblin replicó a Leonard diciendo que, aunque fuera así, la relevancia de las destrezas
lingüísticas en nuestra sociedad y, por tanto, el impacto de un desarrollo lento o desviado
de las mismas es muy superior al que puede tener un bajo nivel de desarrollo de aptitudes
musicales, espaciales o propioceptivas.

Actualmente, está conceptualización ha involucrado nuevos antecedentes a raíz de


investigaciones y a la nueva versión del DSM-5 en el cual menciona este trastorno. En
esta versión el TEL pierde el calificativo de específico, debido a que según los expertos
este diagnóstico no solo tiene una afectación en la adquisición y desarrollo del lenguaje
oral, sino que pueden ser secundarios a su afectación principal en el lenguaje o pueden
deberse a la presencia de trastornos comórbidos, como pueden ser los del aprendizaje
(dislexia, disgrafía, disortografía y discalculia) o el TDA/TDAH.

5.2 TRASTORNO ESPECÍFICO DEL LENGUAJE MIXTO.

Como un diagnóstico del DSM-IV, la característica fundamental del trastorno mixto


del lenguaje receptivo-expresivo es la alteración tanto del desarrollo del lenguaje
receptivo como del expresivo. Así, a las dificultades de tipo expresivo (vocabulario
limitado, errores en tiempos verbales, dificultades en el recuerdo de palabras, etc.),
se le unen las de tipo receptivo (comprensión de palabras o frases, términos
espaciales o de cierta complejidad). No se observa un trastorno puro de lenguaje
receptivo ya que si se diese, no habría lenguaje expresivo.

El trastorno mixto puede ser adquirido o evolutivo, siendo difícil su distinción en no


pocas ocasiones, estando asociado a lesión cerebral o a la maduración del sistema
nervioso central (Gaddes, 1980; Reitan, 1984). En el caso del supuesto de retraso
madurativo, los niños con disfasia evolutiva seguirían un patrón esencialmente
normal del desarrollo del lenguaje; sufrirían un retraso en la tasa de adquisición que
podría compensarse con el tiempo, siendo su pronóstico mucho mejor que el de
quienes no siguen un patrón de desarrollo normal, como es el caso de los niños con
daño cerebral lesional (Manga y Ramos, 1991).
La característica primaria es el déficit de comprensión. Puede aparecer confusión o no
prestar atención cuando se le habla; puede seguir instrucciones de manera incorrecta o
no seguirlas, dando respuestas inadecuadas. Puede estar silencioso o locuaz, teniendo
deficientes habilidades en la conversación. Por otro lado, se aprecian déficits en el
procesamiento sensorial-auditivo, atención y discriminación, así como dificultad en la
producción de secuencias motoras y menor destreza motora.[CITATION Luq \p 5-6 \l
13322 ]

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