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ALGUNAS REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA DE LA INTERPRETACIÓN Y DE

LA APLICACIÓN DEL DERECHO

ANA MARIA HURTADO MONTAÑO

DOCENTE

DR. CARLOS ALFREDO SÁNCHEZ MAFLA

UNIVERSIDAD LIBRE SECCIONAL CALI

QUINTO B – NOCTURNO

FILOSOFIA DEL DERECHO

SANTIAGO DE CALI

2017
1. RESUMEN – PLANTEAMIENTO

De acuerdo con el artículo –Algunas reflexiones en torno al problema de la


interpretación y de la aplicación del derecho- el autor plantea lo
concerniente a la labor de los operadores jurídicos –interpretación- y el problema
de la aplicación del derecho, pues se tratan de actividades estrechamente
relacionadas y que se conectan también con la creación normativa lo que conllevo
a que la filosofía del derecho se ocupara de esta disuasión, razón por la cual el
escritor partirá de las teorías acerca de la interpretación y la aplicación formulados
por Hans Kelsen, H.L.A Hart y Ronald Dworkin.

Como punto que antecede, manifiesta que de acuerdo a la teoría pura del derecho
formulada por H. Kelsen con respecto al problema de la interpretación y la
aplicación del derecho afirma que el derecho es un sistema jerarquizado de
normas y se debe interpretar como el tránsito de una norma jurídica de superior
jerarquía a una norma de menor jerarquía, lo que es denominado como silogismo
jurídico –razonamiento que se fundamenta en dos premisas de las cuales se
obtiene una determinada conclusión-.

Igualmente expresa el planteamiento que realizo Kelsen con respecto a los tipos
de interpretación jurídica, como lo son la interpretación auténtica y la científica.
Sobre la primera, afirma que el juez es ley para las partes pues es ante todo, una
interpretación volutiva ya que se encuentra respaldada por un acto de voluntad es
decir, una especie de marco abierto para todas las interpretaciones. Así pues,
considera que el Juez decide dentro del marco jurídico, ósea que el juez siempre
va a aplicar una norma jurídica en un caso concreto. De tal manera que una
conducta que no se encuentre plasmada en la norma, se entenderá que es
permitida; en consecuencia, toda norma es completa como claramente lo expresa
Kelsen.
Por otra parte, H.L.A Hart pretende plantear una nueva formulación del positivismo
posterior a Hans Kelsen, su intención es trazar algo más flexible y no igual de
rígido a lo esbozado por Kelsen.

Hart, define el derecho como como un sistema jerarquizado de reglas que se


componen de preposiciones del lenguaje, este concepto se fundamenta en la
lingüística que es imperativo en los mandatos o lo que es lo mismo, la norma
jurídica –proposiciones del lenguaje que propone una textura abierta ya que es
susceptible a múltiples interpretaciones- respaldada por el poder coercitivo del
Estado. Así mismo, afirma que en el proceso de interpretación del derecho hay
unos casos fáciles en los cuales existen normas jurídicas aplicables al derecho
donde es posible el silogismo jurídico, esos casos fáciles que están incluidos en la
teoría de Kelsen o también casos difíciles en los cuales no existe una norma
aplicable al caso concreto, el juez deberá recurrir por analogía y deberá gozar de
facultades discrecionales para decidir en un sentido o en otro y podrá fundamentar
su decisión en lo que denomina como pautas extrajudiciales; plantea otro caso en
la cual se presenta un conflicto de normas de diferente jerarquía situación que
resolverá aplicando la norma de mayor jerarquía –ponderación de norma jurídica-.

De otro lado, con respecto a la crítica a la reformulación del positivismo jurídico


planteado por Hart, que desarrollo Ronald M. Dworkin en donde señala que no es
posible ofrecer una teoría general del Derecho válido mediante una descripción
neutral de la práctica legal. El problema, dice Dworkin, es que tales criterios
compartidos no existen. Si existieran, no habría discusiones teóricas sobre el
Derecho. Si en una determinada sociedad hubiese, por ejemplo, una regla de
reconocimiento de sus normas jurídicas, la ley dependería únicamente de las
decisiones legales pasadas; el Derecho sería únicamente aquél que hubiesen
decidido en el pasado las instituciones legales (legisladores, tribunales y órganos
administrativos).
El único desacuerdo sobre el Derecho sería entonces de carácter empírico, es
decir, sólo podría versar sobre cuáles fueron de hecho las decisiones de las
instituciones legales en el pasado. La práctica legal, sin embargo, no se deja
describir así. En ella aparecen continuamente “casos difíciles” donde jueces,
abogados y ciudadanos están inmersos en “desacuerdos teóricos”. Estos
desacuerdos no versan sobre qué leyes, estatutos o precedentes judiciales
regulan una cuestión en particular, sino cuál es la base que sirve para determinar
el Derecho en ese caso concreto. Los abogados y jueces de un caso pueden estar
de acuerdo, en el sentido empírico, sobre qué afirman los textos legales y
las decisiones judiciales pasadas respecto a las cuestiones concretas que plantea
dicho caso, y sin embargo estar en completo desacuerdo sobre si dichos
textos y decisiones agotan las fuentes pertinentes del Derecho.

En este caso, los actores directos de la práctica legal discutirán sobre qué
es, o qué requiere o permite, realmente el Derecho de su comunidad jurídica
para el caso concreto.

2. COMENTARIO – INTERPRETACIÓN CRÍTICA

El Derecho como integridad es una interpretación, no una descripción neutral


del Derecho. Y lo que es más importante, no hay integridad posible fuera de un
Estado de Derecho constitucional. La integridad es el valor fundamental sobre el
que reposa la mejor justificación del tipo de Derecho que existe y se practica en
las democracias liberales. Según Dworkin, esto es así debido a la conexión que
existe entre el valor de la integridad jurídica y el principio moral de la
igualdad en consideración y respeto.

El derecho puede ser efectivamente un concepto interpretativo pero para


formarnos una visión sobre el derecho y su interpretación debemos hacer algo más
que interpretar el concepto de derecho y los textos que pertenecen a lo que
conceptualizamos como derecho. En última instancia, nos movemos en la esfera
más amplia de la argumentación práctica.

Debemos reflexionar sobre los valores y principios adecuados a las instituciones de


las sociedades, los estados y las comunidades internacionales y supranacionales en
las que habitamos. Necesitamos pensar sobre el significado del constitucionalismo,
la democracia, el principio de legalidad, la separación de poderes, la justicia
procedimental, la equidad, los derechos humanos y la integridad de las
instituciones del Estado. Todo ello, junto a otras cuestiones, entra en juego cuando
buscamos una visión completamente explicada y justificada de la mejor
aproximación a la interpretación jurídica en los casos problemáticos.

En conclusión, la teoría de la interpretación como tema intrínseco al estudio de la


argumentación práctica nos conduce necesariamente a las aguas más profundas
de la normativa constitucional y la teoría política; es decir, a la libre argumentación
práctica aplicada a las instituciones políticas y jurídicas básicas. Desde esa
perspectiva, no es sorprendente que un breve escrito sobre argumentación e
interpretación ofrezca sugerencias y no conclusiones sobre la mejor aproximación
a la resolución de las dificultades interpretativas en el derecho. Sin embargo, nos
permite decir que incluso si el derecho pudiera regular eficazmente su propia
creación, nunca podría regular su propia interpretación.

En todo caso, las teorías de la argumentación poseen una relevancia fundamental


ya que, a través de ellas, es posible contribuir al desarrollo de las disciplinas
jurídicas, orientar la producción, interpretación y aplicación del Derecho, así como
establecer parámetros para criticar al Derecho. En efecto, el estudio de la
argumentación permite perfeccionar y conocer mejor los procesos normativos, ya
sean de producción o de aplicación. Además, facilita la crítica a la decisión de
planteamientos de técnica jurídica. Pero también, el estudio de la argumentación
posee un importante papel tanto en la formación teórica y práctica de los juristas.

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