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La inmensidad intima de Emilia Dupuy Purgatorio

Víctor Mauro Bermúdez Trejos.

En el presente trabajo, se pretende abordar el personaje de Emilia Dupuy de la novela


Purgatorio (2009) de Tomás Eloy Martínez, desde una mirada de La poética del espacio
(2000) de Gaston Bachelard. Apoyado en el capítulo la inmensidad íntima. Se establecerá
como el personaje vive de forma paralela dos mundos, en los que representa su universo
interno y externo, gracias a la inmensidad e intensidad que genera cada recuerdo, plasmado
en espacios posibles.

La novela Purgatorio (2009) hace referencia, al sufrimiento individual y colectivo que tuvo
que afrontar la sociedad argentina con la dictadura del 1976. Que por diversas razones de
pensamiento se desato una serie de desapariciones, donde se involucra las diferentes clases
sociales simpatizantes con el régimen y de aquellas que no hacían parte del pensamiento
nacional de turno.

Las diferencias políticas, llevo al estado a tomar acciones represivas (contra aquellas
personas que pensaban u opinaban diferente) para conservar su poder y estatus político,
que se veía amenazado por algún grupo interno o externo al gobierno.

Purgatorio (2009) es la novela que narra la esperanza de las voces que silenció una dictadura
desalmada. Donde los personajes y las historias conservan la convicción de hallar el mínimo
aliciente de respuesta del porqué fueron escogidos por un sistema que determino el futuro
individual, y la zozobra eterna como castigo de los que sobrevivieron a la tragedia.
Por esta razón, Emilia se convierte en el espejo que refleja la desgracia vivida, en el soporte
de una esperanza perdida; donde la existencia es el sufrimiento moribundo que la carcome
lentamente en ese medio día eterno, donde el ser, estaría condenado a vivir eternamente
del presente, porque ya no acepta la trascendencia de su tiempo.

Purgatorio (2009) es la obra que reaviva y eterniza el millar de voces perdidas y olvidadas
en el limbo del tiempo. Es memoria y conciencia yuxtapuesta de la sociedad actual, que
crece y vive en la indiferencia.

Por esta razón Tomás Eloy Martínez utiliza de forma estratégica una narrativa que lo
encamina a la construcción de un espacio que alterne con la similitud temporal e
intemporal, para representar las dos realidades vividas por el sujeto o personaje, que
trastoca su existencia.

El personaje de Emilia Dupuy, es la que expresa esa dualidad de la existencia al aceptar vivir
un pasado presente, donde el recuerdo la transporta a un espacio que la hace feliz; “pero
feliz en palabras, por lo tanto desdichado en hechos” (Bachelard. 2000.pág.21). Porque la
realidad que afronta es de sufrimiento, desolación, angustia; por hallar la tranquilidad
emocional y psicológica, donde ella lo representa conservando el orden de las cosas. Quizá
Bachelard es quien mejor argumenta está situación de la psiquis cuando dice:

“Nuestro inconsciente esta “alojado”. Nuestra alma es una morada. Y al acordarnos de las
“casas”, de los “cuartos”, aprendemos a “morar” en nosotros mismos” (2000.Pág. 29)

Esta realidad es la que atesora Emilia, porque “quería conservar el orden de las cosas tal
como cuando estaba Simón, yendo a trabajar por las mañanas al Automóvil Club y
ocupándose de la cena al volver, sin olvidar jamás que eran dos personas las que iban a
sentarse a la mesa”. (Martínez. 2009. pág 29).

Son imágenes que expresan el sentir interior del personaje, que vive esa dualidad del
espacio donde la casa representa varios sentidos: Primero, que la casa está en el personaje
y segundo, que el personaje está en ella. Es decir, como el sujeto tiene la capacidad de
trasformar el recuerdo en algo real-material-vivido, cuando expresa la evocación del
espacio- temporal. La casa, es el espacio generado desde la psicología para que el ser
humano se sienta confortado, seguro y de donde puede fluir la tranquilidad espiritual, a la
espera de que algo bueno va a suceder.

El espacio del hogar es evocado por el personaje en un esfuerzo de mantener la felicidad


perdida y la que le brinda la razón de la existencia por que alimenta el recuerdo y la
esperanza de ver llegar a Simón. Por esta razón “En la casa todo se diferencia, se multiplica.
La casa recibe… reservas de intimidad, finuras de intimidad” (Bachelard. 2000.pág.72). Este
espacio es tan íntimo que Emilia, en varias ocasiones experimento la sensación de compartir
su casa con alguien que ella, suponía era Simón, porque cuando regresaba a su aposento
sentía la presencia de alguien, sin importar de que todos sus objetos permanecieran en el
mismo lugar; presentía que nada estaba igual como ella lo había dejado.

Esa creación de espacios paralelos es lo que le permite al autor generar varias posibilidades
de entender la problemática del individuo en su contexto, generado por la violencia de la
dictadura, donde el territorio de la imaginación se alienta de los recuerdos encontrados,
que a su vez se tornan contradictorios. Como en el caso del personaje principal de la obra,
que no quiere entender o aceptar que su esposo fue asesinado hace 30 años por la
dictadura, de la cual, hacia parte su padre; es la imaginación la que preserva y construye la
esperanza en un espacio futuro de hallar con vida a su esposo.
Es quizá por esta razón que Emilia decide permanecer y buscar en cualquier espacio posible
la más mínima posibilidad de hallar la tranquilidad que busca o vive a través del recuerdo,
es encerrarse en si mismo y no aceptar las opciones que se le presenta. Emilia vive la
paradoja del bosque: cuando un sujeto se interna en el bosque y se va sintiendo que se está
encerrando en un lugar donde relativamente está abierto en todos los sentidos, tiene la
posibilidad de escoger un rumbo para salir de aquel encierro en el que se encuentra.

Pero es la inmensidad del espacio la que le genera la duda o la intranquilidad de encontrar


una alternativa real al mundo que está viviendo, o es quizá la intensidad del recuerdo la que
le permite encerrarse en sí misma y no reconocer la verdad de los acontecimientos.

Es claro que el ser humano está predispuesto a recordar y preservar los momentos más
especiales que hicieron agradable su vida, es tener la capacidad de acrecentar el espacio
interior, con toda la simbología exterior que es la que alimenta de símbolos la existencia.

Esta simbología es la que ha de perdurar en el recuerdo que se va transformando de manera


acelerada, que permea la intimidad a crecentando la inmensidad del espacio interior que
vive y que refleja en cada acto, porque son cúmulos de simbología que guía o muestra el
derrotero de su existencia interior, que plasma con cada imagen exterior, viviendo de forma
clara en su mundo. Es decir, toda esa fenomenología se apropia del estado psicológico, que
la lleva a vivir su propia realidad del mundo exterior, con base en el mundo interior que vive
y percibe Emilia en la novela.

Emilia Dupuy es un personaje que vive esos dos mundos paralelos por muchos años, donde
recrea y organiza su espacio íntimo, que lleva a todos los países que visita en su búsqueda.
Claro que se debe tener en cuenta que como se percibe el mundo de adentro, no es posible
calificarlo de la misma manera, de cómo se puede percibir el espacio exterior, ni mucho
menos conserva una relación idéntica; ya que son dos percepciones diferentes y por ende
opuestas.

Por lo tanto, está fenomenología indica que el ser humano o en este caso el personaje, está
en una constante discusión de la inmensidad de la simbología adquirida con la intensidad
vivida en el mundo psicológico. Bachelard dice que:

La inmensidad está en nosotros. Está adherida a una especie de expansión de ser que la vida
reprime, que la prudencia detiene, pero que continua en la soledad. En cuanto estamos
inmóviles, estamos en otra parte; soñamos en un mundo inmenso. La inmensidad es el
movimiento del hombre inmóvil. La inmensidad es uno de los caracteres dinámicos del
ensueño tranquilo. (2000. Pág. 221)

Esta inmensidad es la que Emilia manifiesta cada vez que se encuentra sola, porque es el
espacio que ella vive; si está en la calle, imagina caminar de la mano y hablar de diversos
temas con Simón, sí se encuentra en el apartamento, eran los momentos más felices para
ella, porque cocinaba para dos, tomaban vino, se reían, hacían el amor, compartía una vida
en pareja. Lo que no sucede cuando ella se encuentra en el trabajo, porque su realidad era
otra y estaba ocupada en diferentes actividades que no le permitía vivir esa otra realidad
de manera plena, porque estaba en constante movimiento. Su mundo se trasforma solo
cuando va a casa en el auto, en el metro, cuando camina, etc.

La soledad es la constructora de todos los artificios del ser humano, es allí donde realmente
el individuo saca sus locuras, pensamientos y actos que sobre pasan la “cordura”, es el
momento y el espacio permitido para trasgredir la norma. Por muy extraño que resulte
pensar sobre la inmensidad interior del ser, es allí donde se da el verdadero significado de
la diversidad de recuerdos que se sitúan en la existencia del individuo.
Miré por la ventana del restaurante y en vez de las siluetas grises de los edificios de
enfrente, el negocio de ropas baratas, la librería de la universidad y las sucursales de los
grandes bancos que siempre estuvieron allí, vi la planicie apenas ondulada de la pampa
bonaerense, con vacas que alzaban las testas al cielo y gemían como si ellas también se
fueran con el tren. (Martínez. 2009.pág 98,99).

La inmensidad interior es la que modifica la imagen concreta que se visualiza en el exterior,


dándole otra proyección o concepto a la existencia del individuo, porque este: “Solo recurre
a esas realidades fuertes y estables que son las imágenes materiales fundamentales, las
imágenes que se encuentran en la base de toda imaginación”. (Bachelard. 2000.pág.246).
Creando su propia realidad vivible en ambos espacios paralelos de la realidad.

Es el discurso interno del individuo lo que lo hace asimilar su pensamiento, con los
acontecimientos reales; es decir, como el sujeto convierte el recuerdo en una acción
existente, por medio de su dialogo. Como este hablar consigo mismo es el conducto para
reflejar, interpretar y discutir por medio de las imágenes el mundo exterior.

Ese razonamiento demostrativo que expresa Emilia al aseverar de que Simón aun esta con
vida en cualquier lugar del mundo es lo que la lleva a determinar una opción geográfica
construida por ella, que le brinda la certeza de que sí simón visita por casualidad algún lugar
en común, el regresara; por esta razón va dejando pistas cartográficas que solo él podría
leer de manera objetiva.

Llevándolo de regreso al hogar que aún se mantiene intacto por Emilia. Es quizá en este
momento donde el personaje a través de su dialéctica interna transforma el mundo de
afuera, porque “los sentidos nos van alimentando la memoria, y fuera de esa memoria no
hay realidad” (Martínez. 2009. Pág. 249). Son los momentos y espacios donde se percibe
que el personaje de Emilia está atrapado en ese mundo exterior. Ella vive en una cárcel
espacio – temporal.
Bachelard expresa que el “exceso de espacio nos asfixia mucho más que su escasez”
(2000.pág. 260). Sentir la grandeza del espacio que agobia, que deteriora y mata
lentamente la existencia del sujeto, es como estar condenado en su propia libertad
acuartelada donde solo se puede caminar, reír sin alegría, llorar para encontrar un motivo;
vivir a despensas de recuerdos fugases que ilusionan una muerte tranquila, porque ya no
se puede soportar el existir.

Emilia es la representación de miles de mujeres que han perdido un esposo, un hijo, unos
padres y hermanos. Ella es el símbolo de la desgracia de la dictadura. Es vivir con el miedo
de su ser, que busca refugio en una vida tranquila pero aislada de toda realidad, donde se
debe actuar de forma natural, olvidando el presente. para vivir el horror de sus recuerdos
desgraciados que la atormentan en una búsqueda de pista inciertas que la llevan a vivir
dentro de sí misma el purgatorio interminable.

Tomás Eloy Martínez, plasma de forma magistral en cada uno de los personajes las virtudes
necesarias para que cumplan con las vertientes de manejar los espacios de intensidad e
inmensidad que refleja por ejemplo el personaje de Emilia desde dentro y fuera, como se
desenvuelve en los dos mundos paralelos que vive.

Es la forma perfecta para que el escritor se involucre y exprese por medio de los personajes
esa voz de miles de desaparecidos representado en Simón, que queda entre abierto su
discurso para una variedad de interpretaciones. Y de una Emilia sumisa, que calla, pero que
busca insaciablemente a los desaparecidos, creando su propia cartografía, donde señala los
puntos donde puede hallar a Simón o que es la metáfora de las fosas de aquellos silenciados
por el estado.

Purgatorio (2009) es la metáfora de la puerta que se abre o se cierra, es la reflexión de la


imaginación del lector que tiene la voluntad de deducir su propio ensueño de las múltiples
realidades encontradas. Purgatorio (2009) es la palabra expresada que surge de lo más
profundo del individuo que desea denunciar las atrocidades de aquellos que vivieron la
violencia, el exilio, la tortura, la desesperanza.

Es la obra de un escritor que se toma su tiempo para dejar esa puerta entre abierta para
aquellos lectores que desean reflexionar sobre los diferentes regímenes que golpea y
destruye a una sociedad. Es la puerta de la conciencia porque “todo proyecto, es una
contextura de imágenes y pensamientos que supone un anticipo de la realidad” (Bachelard.
2000.pág. 264).

Realidad que personifico en cada uno de los personajes que integra el mundo de Purgatorio
(2009). Está novela es la declamación poética de la existencia de Tomás Eloy Martínez, ya
que él, expresa de forma tajante que “las novelas se escriben para eso: para reparar en el
mundo la ausencia perpetua de lo que nunca existió” (Martínez. 2009. Pág. 166). Es la mejor
expresión interna para reflejar la decadencia de la sociedad.

BIBLIOGRAFÍA.

Martínez. Tomás Eloy (2009). Purgatorio. Bogotá: Alfaguara. S.A.


Bachelard. Gaston (2000). La poética del Espacio. Bogotá: Fondo de Cultura Económica.

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