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Moisés y Elías en la transfiguración del Señor

(Nota: Este artículo es parte del estudio titulado: ¿Resurrección o vida


inmediatamente después de la muerte? Se le aconseja al lector leer también los
otros artículos de este estudio.)
Otro registro que algunas veces es fuente de confusión en el tema de si los muertos
están en realidad hoy vivos o no es el registro de la transfiguración del Señor, y
de este la gente algunas veces concluye que estos profetas debieron haber estado
vivos para poder aparecer en la escena de la transfiguración. Este no tiene que ser
el caso, como veremos en un muy cuidadoso análisis del texto. El registro de la
transfiguración viene en el evangelio de Mateo en los versos 1 al 9 (también lo
podemos encontrar en los evangelios de Marcos y Lucas). Ahí leemos:
Mateo 17:1-9
“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó
aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro
como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les
aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor,
bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas:
una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube
de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo
amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Al oír esto los discípulos, se
postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. Entonces Jesús se acercó y los
tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis. Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino
a Jesús solo. Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a
nadie la VISIÓN, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos.”
En este pasaje viene que Moisés y Elías habían tenido una conversación con Jesús y
la pregunta es: ¿significa que estos dos profetas estaban vivos?, aunque por lo
menos de Moisés leemos explícitamente en Deuteronomio 34:5-6:
Deuteronomio 34:5-6
“Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de
Jehová. Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y
ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy.”
Y en Josué 1:2 Dios dijo:
“Mi siervo Moisés ha muerto”
De acuerdo a lo que acabamos de ver en el artículo principal los muertos NO están
vivos ahora. Todos están durmiendo esperando la resurrección. El único que estaba
muerto y ahora está vivo es el Señor Jesucristo, a quien Dios levantó de los
muertos. Por lo cual, Moisés no podía estar vivo, ni físicamente hablar con Jesús
el día de la transfiguración. Las resurrecciones no habían sucedido, así que Moisés
no estaba vivo ese día. ¿Entonces qué pasó en la transfiguración? La palabra clave
para entender esto es “visión” en Mateo 17:9, donde Jesús les dijo a los discípulos
que “no contaran la visión a nadie”. Cuando Moisés y Elías hablaron con Jesús era
una visión sobrenatural y por eso no requería ni significaba que esos dos profetas
estuvieran vivos en ese momento. Esto lo podemos entender aún mejor viendo las
apariciones en el Nuevo Testamento de la palabra en griego que se traduce aquí como
visión. Esa palabra es “horama”.

Apariciones de la palabra “horama” – visión en el Nuevo Testamento

El caso de Pablo y Ananías

En Hechos 9:10-12 leemos:


“Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo
en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. Y el Señor le dijo:
Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno
llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón
llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.”
Pablo había visto a Ananías en visión, ¡sin que ni siquiera Ananías lo supiera! El
Señor se lo dijo a Ananías después. En otras palabras, el hecho de que una persona
aparezca en una visión no significa que esa persona está ahí físicamente. Dios
puede usar la imagen de alguien para comunicar un mensaje. Pero eso no significa
que esa persona está ahí en el momento de la visión. Consecuentemente, el hecho de
que Moisés y Elías aparecieron en la visión de la transfiguración no significa que
estaban ahí físicamente ni que estaban vivos en el momento de la visión.

El caso de Pedro y el lienzo con los animales

Hechos 11:5-10 (ver también Hechos 10:17 y Hechos 10:19 )


“Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión; algo semejante
a un gran lienzo que descendía, que por las cuatro puntas era bajado del cielo y
venía hasta mí. Cuando fijé en él los ojos, consideré y vi cuadrúpedos terrestres,
y fieras, y reptiles, y aves del cielo. Y oí una voz que me decía: Levántate,
Pedro, mata y come. Y dije: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda entró
jamás en mi boca. Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: Lo que
Dios limpió, no lo llames tú común. Y esto se hizo tres veces, y volvió todo a ser
llevado arriba al cielo.”
El gran lienzo bajó del cielo y su contenido le fue mostrado a Pedro en una VISIÓN.
Al leer este pasaje todos entendemos que Dios no tuvo que traer a todos esos
animales físicamente, ponerlos en la mesa y mostrárselos a Pedro. Entendemos
leyendo la palabra “visión” que lo que Pedro vio no requirió la presencia física de
esos animales. La conclusión es la misma que con Ananías: el hecho de que algo o
alguien sea demostrado en una visión no requiere su presencia física en la visión.
Es una imagen que Dios da para comunicar un mensaje a aquel a quien le da la
visión.
De la misma manera necesitamos entender que el hecho de que Moisés y Elías
aparecieron en la visión de la transfiguración, no significa que esos dos profetas
estaban vivos o físicamente presentes en la visión.

El caso de Pedro y su liberación de la prisión

Hechos 12:6-10
“Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre
dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta
custodiaban la cárcel. Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz
resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo:
Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. Le dijo el ángel:
Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y
sígueme. Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel,
sino que pensaba que veía una visión. Habiendo pasado la primera y la segunda
guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió
por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él.”
Ahora, eso no es una VISIÓN. Un ángel vino literalmente y despertó a Pedro y lo
liberó de la prisión. Eso sí requirió la presencia física del ángel y fue una
presencia física. Mira ahora lo que Pedro pensó inicialmente:
“Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino
que pensaba que veía una visión.”
Pedro inicialmente pensó que lo que estaba sucediendo NO ERA VERDAD SINO UNA
VISIÓN. Eso hace una comparación entre una visión y una realidad: Si este hecho
hubiera sido una visión, no hubiera sido físicamente real. Si fue físicamente real,
no hubiera sido una visión. Cuando Pablo vio a Ananías sanándolo en una visión, no
fue físicamente real, esto es, Ananías no estaba ahí ni sanó a Pablo en el momento
de la visión. Sin embargo, cuando Ananías fue, tocó la puerta de Pablo, le puso las
manos en los ojos y lo sanó ya no era una visión sino físicamente real.
Aplicando esto a lo que sucedió en la transfiguración del Señor nos dijeron que eso
fue una visión, algo que Dios mostró, un mensaje que Dios quería hacer llegar, y
era importante tener en ese mensaje a Moisés y a Elías apareciendo ahí. Pero Dios
no tuvo que ponerlos ahí físicamente vivos para tenerlos en la visión. Su aparición
en esta visión no requirió su presencia física.

El caso de Pablo y el varón Macedonio

Hechos 16:9-10
“Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie,
rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, en seguida
procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que
les anunciásemos el evangelio.”
¿A caso este varón vino todo el camino desde Macedonia y estuvo parado ahí
literalmente? Nadie de nosotros lo cree así, ¿verdad? Todos entendemos, puesto el
texto dice, que apareció en una visión no estaba ahí literalmente, físicamente. De
la misma manera, y aunque parezcamos repetitivos, es de nuevo obvio que Elías y
Moisés no tuvieron que estar ahí físicamente en la visión de la transfiguración.
Dios puede presentar lo que sea y a quien sea que Él quiera en una visión para
hacer llegar Su mensaje. Lo que se presenta en una visión de ninguna manera tiene
porque estar físicamente ahí.

El caso del Señor hablándole a Pablo

Hechos 18:9-11
“Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no
calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte
mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. Y se detuvo allí un año y seis
meses, enseñándoles la palabra de Dios.”
Ahora, la persona que está hablando aquí es muy importante, porque es el Señor
Jesucristo. Esta persona ESTÁ VIVA porque Dios lo levantó de los muertos. Él es el
único muerto que ahora está vivo y se le apareció a Pablo en una visión diciéndole
que continuara predicando el evangelio en Corinto. No tengo razón alguna para
discutir si Jesús estaba físicamente ahí o no, porque Jesús está VIVO y tiene un
cuerpo espiritual con habilidades sobrenaturales. Este es un caso muy distinto a
los demás.

El caso de Moisés y la zarza ardiente

Hechos 7:31
“Entonces Moisés, mirando (la zarza ardiente), se maravilló de la visión; y
acercándose para observar, vino a él la voz del Señor”
Este es el único caso donde la palabra “horama” se traduce como “vista” y no como
“visión”. Leyendo el registro detallado de este incidente en Éxodo vemos que “lo
llamó Dios de en medio de la zarza” (Éxodo 3:4) y se dio toda una conversación
entre Dios y Moisés (ver Éxodo capítulos 3 y 4). Algunas visiones se dan de noche,
tal vez durante el sueño, como cuando Dios le habló a Pablo para que continuara
predicando en Corinto y en el caso del macedonio a través del cual el Señor le
habló a Pablo y le dijo que fuera y predicara el evangelio ahí. Otras sucedieron
con los ojos abiertos, como en el caso de Pedro y el gran lienzo con los animales.
Lo que es importante entender es que una visión es una manera sobrenatural la cual
Dios puede escoger para comunicar un mensaje a Su pueblo. El hecho de que algo
aparece en una visión no significa que está físicamente ahí. Lo que aparece en una
visión es importante en relación con el mensaje que Dios quiere hacer llegar. Es
parte del mensaje. También se nos pueden mostrar visiones a ti y a mí. Como dice en
Hechos 2:17:
Hechos 2:17
“Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y
vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y
vuestros ancianos soñarán sueños”
Entendemos que estas visiones son mensajes sobrenaturales que Dios puede mostrarnos
y cualquier cosa que esté involucrada no tiene que estar físicamente ahí, ni
físicamente existir para que todos nosotros lo veamos.
Podemos continuar y examinar el uso de la palabra visión en el Antiguo Testamento
pero creo que ya hablamos lo suficiente del tema. Sabemos de la Escritura que
Moisés y Elías aparecieron en la transfiguración y que fue una visión. De lo que
hemos visto, me parece que es obvio que el hecho de que hayan aparecido en esta
visión no significa que estaban vivos en el momento de la visión.

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