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Instrumentación de Procesos Industriales

Leandro Herrera Z., Ph.D.

Instrumentos de Proceso

Sensores y Transductores

3.2 Sensores comunes para Temperatura

Termocuplas

Termómetros por Resistencia Eléctrica


de Metales

Termistores

Generador de corriente en función de la


Temperatura

Pirómetros

Pirómetros de baja temperatura

Mediciones de Potencial

Electrodo de medición de Potencial de


Óxido Reducción (Eh)

Electrodo para la medición de actividad


de H+ (pH)

Medición de la Conductividad Eléctrica de


Soluciones

Instrumentos de medición de presión

Introducción

Manómetro de tubo en forma de "U"

Manómetro de Bourdon

Galgas de extensión (strain gauges)

Sensor de Presión Diferencial, análisis


dinámico

Instrumentos de Proceso
Para manejar (operar) una planta es necesario conocer el valor de las propiedades en
proceso, utilizar esta información para diagnosticar la mejor forma de operar el
proceso y disponer de medios de modificar el proceso en el grado deseado. Esta
secuencia:

1. medir;
2. decidir;

3. actuar.

es válida desde el manejo de una sola variable o propiedad (por ejemplo, para
obtener un cierto flujo es necesario medirlo, compararlo con el flujo deseado y
manejar una válvula o una bomba a fin de satisfacer el requerimiento) hasta una
planta completa donde la medición de una propiedad en el producto terminado
puede implicar acciones sobre operaciones al inicio de la línea de proceso.

Dado que la selección de las variables a medir y sobre las que actuar es un aspecto
empírico, se deberá disponer de una batería de conocimientos desagregados desde
donde realizar la selección de instrumentos. Se entiende por instrumento tanto los
sistemas de medición (sensores) como los de manipulación (actuadores: motores,
bombas, válvulas, agitadores, etc.).

Sensores y Transductores

Se llama sensor al instrumento que produce una señal, usualmente eléctrica (antaño
se utilizaban señales hidráulicas), que refleja el valor de una propiedad, mediante
alguna correlación definida (su ganancia).

En términos estrictos, un sensor es un instrumento que no altera la propiedad


sensada. Por ejemplo, un sensor de temperatura sería un instrumento tal que no
agrega ni cede calor a la masa sensada, es decir, en concreto, sería un instrumento de
masa cero o que no contacta la masa a la que se debe medir la temperatura (un
termómetro de radiación infrarroja, p.e.)
Existe, además, el concepto estricto de transductor: un
instrumento que convierte una forma de energía en otra (o
una propiedad en otra). Por ejemplo, un generador eléctrico
en una caída de agua es un conocido transductor de energía
cinética de un fluido en energía eléctrica; sobre esta base se
podría pensar, por ejemplo, en un transductor de flujo a
señal eléctrica consistente de un pequeño generador a
paletas movilizado por el caudal a medir. Los transductores
siempre retiran algo de energía desde la propiedad medida,
de modo que al usarlo para obtener la cuantificación de una
propiedad en un proceso, se debe verificar que la pérdida no
impacte al proceso sensado en alguna magnitud importante.

Para ilustrar la diferencia entre sensores y transductores se


discutirá un transductor y un sensor de velocidad de giro de
un eje, utilizado típicamente para manejar el grado de
mezcla de un reactor en el que cambian las propiedades
reológicas de un fluido no newtoniano. Para medir el grado
de agitación se utilizan correlaciones que indican,
finalmente, que el mezclado es función de la velocidad
angular del eje de impulsión (además del tipo de aspa, del
radio, la profundidad, etc.). Para medir la velocidad angular
del eje se utilizan tacómetros: instrumentos para medir
frecuencia angular de rotación (es decir, número de vueltas
en una unidad de tiempo, usualmente expresado en
revoluciones por minuto o RPM).

Tal como indica la figura, el giro del eje puede ser utilizado para mover un generador
de corriente continua y la medición del potencial generado será una medición de la
frecuencia de giro. En este caso, la energía cinética del eje de agitación es acoplada a
un transductor (el generador de corriente continua) que transduce su frecuencia de
giro a un voltaje medible. La propiedad se mide, finalmente, como un voltaje o
potencial voltaico. El generador eléctrico necesita, obviamente, una potencia que lo
moviliza; esta potencia será provista por el eje del agitador y, por ende, le reducirá la
potencia al fluido que se debe agitar. Por pequeña que sea la potencia absorbida por
el transductor, esta existe y es de alguna magnitud finita.

Alternativamente, se puede utilizar un sensor consistente de una fuente de luz y un


sensor luminoso. Bastará oscurecer un segmento del eje y hacer reflectante su
complemento para obtener una señal de frecuencia en el sensor luminoso. Esta señal
de frecuencia puede ser medida directamente por un medidor de frecuencia o
rectificada para ser medida como voltaje. El punto importante es que en lugar de
utilizar la energía del eje se utiliza un sistema que tiene su propia fuente de energía
(en la forma de luz). Este segundo sistema, que no absorbe energía ni potencia de la
propiedad a medir es un sensor en sentido estricto. Debe resultar evidente para el
alumno que el primer sistema (generador adosado al eje) debe frenar, en algún grado,
el eje para poder generar la señal proporcional a la velocidad de giro del eje.

En el terreno de la instrumentación y control se habla de sensores, para englobar tanto


transductores como sensores, dándose por sentado que cuando se utilizan
transductores, la potencia que se absorberá será mínima. Es decir, es responsabilidad
del diseñador asegurar que la medición de una propiedad no altere el proceso.
Sensores comunes para Temperatura

Termocuplas

En el año 1821, Seebeck notó que al junta


conductores de metales distintos, de man
se forme un circuito eléctrico cerrado, flu
corriente eléctrica que dependía de la dif
de temperatura entre las junturas.

La figura despliega una "termocupla" donde los cables metálicos A y B son distintos
(alambres de cobre y de constantan, por ejemplo) y T1 y T2 son dos temperaturas
distintas; la letra "i" representa la corriente que fluye (en la dirección indicada por las
flechas) cuando T1 < T2. En tal caso el metal A se dice termoeléctricamente positivo
respecto del metal B. El estudiante recordará el fenómeno, como propiedad de los
metales, de modo que ahorraremos aquí las explicaciones del principio de
funcionamiento de una termocupla y bastará destacar que es gracias a las
propiedades fundamentales de los metales que se puede construir una termocupla.

A pesar de lo anterior, es importante destacar que las termocuplas funcionan con un


punto frío y otro caliente. La "juntura fría" suele ser parte del instrumento amplificador,
asunto que debe ser verificado al seleccionar equipos.

Existen varios tipos de termocupla, puesto que cualquier par de metales conformaría
un tipo determinado. Sin embargo, la empírica ha llevado al uso de ciertos tipos
estandarizados, a los que se les cita por una letra (las más típicas son las tipo J, K y
T). Cada tipo difiere en el material de los metales A y B. Al diferir los materiales de
construcción difieren los rangos de trabajo, el voltaje generado por unidad de grado y
la máxima temperatura útil (antes que se funda).

Por su naturaleza, las termocuplas presentan una resistencia prácticamente nula y su


capacidad de generar potencia es muy débil. El amplificador a utilizar debe solicitar el
mínimo posible de corriente desde la termocupla.

Termómetros por Resistencia Eléctrica de Metales

La resistencia de los metales es función de la temperatura a que se encuentran. Para


los metales preciosos, la dependencia de la resistencia eléctrica con la temperatura
es prácticamente lineal, dentro de rangos más bien amplios. En particular, los
estándares de sensores de temperatura para instrumentación más tradicionales se
basan en la resistividad del platino, en el sensor conocido como "PT100". La precisión
de estos instrumentos puede llegar a la centésima de grado centígrado.

En particular, el estándar británico BS 1904 Industrial platinum resistance


thermometer elements, provee detalles constructivos y características eléctricas
para este tipo de termómetro, en el rango desde -220ºC a 1.050ºC (si bien no se les
suele utilizar más allá de unos 700ºC). El elemento más típico tiene una resistencia
de 100  a 0ºC (de allí el nombre: PT100) y su resistencia cambia a 10,45  a -220ºC;
138,50  a 100ºC y 446,3  a 1.050ºC (se podrá observar que no es estrictamente
lineal). La forma de la relación entre temperatura y resistencia (según el BS 1904) es:

donde T es la temperatura del elemento, R(T) su resistividad, R(T=T0) la resistencia a


100ºC, X1 un coeficiente de ajuste de valor 3,901X10-3 y X2 otro parámetro de ajuste de
valor 1,4923. Se observa que la corrección se debe, precisamente, a la no linealidad
de la relación de la resistencia del elemento con temperatura. Se denominará
ganancia del sensor a este tipo de correlaciones.

Termistores

Los termistores aprovechan, al igual que el ya visto PT-100, la dependencia que


presenta la resistencia eléctrica de cualquier material conductor con la temperatura. La
sensibilidad a la temperatura se ha exacerbado gracias a la utilización de materiales
semiconductores, específicamente diseñados para que su resistencia dependa
agudamente de la temperatura del elemento. Existen termistores de coeficiente
positivo (su resistencia aumenta con la temperatura) o negativo, siendo este último
más típico y de bajo costo.

En los termistores se observan relaciones de la resistencia con la temperatura que no


son lineales, sino más bien de carácter exponencial. Para termistores comerciales
comunes, la relación es del tipo

donde "R(T)" es la resistencia (en ohms, abreviado por la letra griega  ) observada a
temperatura "T", la que depende de un primer parámetro dado por la resistencia a una
temperatura conocida "R(T=T0)", típicamente 25ºC, y de un segundo parámetro de
ajuste "x". Como caso ejemplo, "x" valdrá del orden 4.000 y R(T=25ºC) valdrá del
orden 800 .

En ambos casos (PT100 y termistores), dado que se mide resistencia, se debe cuidar,
en primer lugar, que la resistencia de los cables de conexión (que también cambia con
la temperatura) no incida sobre la medición y, en segundo lugar, que la corriente que
circule por el elemento para medir su resistencia sea lo suficientemente pequeña como
para calentar sólo mínimamente el propio sensor. A ese fin se utilizan sistemas de
compensación que incorporan cables idénticos pero sin el sensor, en el brazo
adyacente de un puente de Wheaston, amén de circular una corriente nula por el
sensor.

Generador de corriente en función de la Temperatura

Se han desarrollado más recientemente (1992) circuitos integrados (por ejemplo, el


LM35A) que se comportan como una fuente de corriente en función de la temperatura.
El artefacto es lineal en todo su rango de operación (desde 0ºK hasta que se funde, en
el orden de los 150ºC) y genera, sistemáticamente, 10-6 A/ºK (si bien existen versiones
que generan 10-6 A/ºC y 10-6 A/ºF). Este pequeño circuito integrado ofrece excelentes
posibilidades de utilización, porque la transmisión de corriente significa la
independencia de la resistencia eléctrica de los conductores utilizados para su
conexión, si bien el artefacto incrementa su propia temperatura en algunas centésimas
de grado centígrado.

Pirómetros

Cabe, naturalmente, preguntarse cómo medir la temperatura en equipos de proceso


cuya temperatura exceda la de fusión del elemento sensor (por ejemplo, hornos de
fundición de metales). En tal caso, se recurre a los pirómetros ópticos. Estos sensores
se basan en la radiación de cuerpos negros y contienen en su interior un filamento que
debe poder alcanzar la misma temperatura del cuerpo medido (al menos). Al dirigir el
pirómetro al cuerpo caliente, se observa un filamento (frío) que destaca contra la
radiación del objeto observado. El filamento recibe potencia y se calienta hasta que
"desaparece" del campo visual. En ese momento la temperatura del filamento y del
cuerpo radiante son la misma. Si se gradúa el control de potencia (una perilla) en los
grados Kelvin del filamento a una u otra posición, se podrá leer la temperatura en esta
escala. En el caso de pirómetros automáticos, la temperatura se conoce por el voltaje
y corriente (es decir, potencia) que se aplica al filamento cuando las radiaciones son
iguales. (en el caso de cuerpos que viajan a alta velocidad se debe corregir su efecto
Doppler).

Pirómetros de baja temperatura

Gracias a los grandes avances en microelectrónica y en sensibilidad instrumental, se


comercializan comúnmente termómetros sin contacto, basados también en la radiación
infrarroja de los cuerpos según su temperatura. Este tipo de termómetros son muy
útiles para medir la temperatura de sistemas en movimiento (por ejemplo un
rodamiento) en los que no se podría instalar un termómetro que requiera equilibrio
térmico. La precisión actual (1999) de estos termómetros es del orden del grado
centígrado, lo que podría limitar sus aplicaciones.

Mediciones de Potencial

Electrodo de medición de Potencial de Óxido Reducción (Eh)

Una reacción de óxido reducción es aquella que implique intercambio de electrones


entre especies atómicas (i.e. se producen cambios de valencia). Estas reacciones
producen potenciales (voltajes) medibles y predecibles; como es sabido, las
concentraciones relativas de las especies oxidantes y reductoras puede ser medida al
determinar el potencial. La medición se puede realizar insertando en la solución un
electrodo conductor no reactivo (Pt, Au, etc.) y un electrodo de referencia; la fuerza
electromotriz establecida entre estos dos electrodos (medido con una mínima o nula
circulación de corriente) es una función del potencial de óxido reducción (POR o Eh).
Esta medición es la diferencia de los voltajes establecidos en cada electrodo y si la
referencia fuese un electrodo de hidrógeno gaseoso, la medición arrojaría,
precisamente, el potencial de óxido reducción real de la solución (porque hemos
establecido, por convención, que el potencial del electrodo de hidrógeno gaseoso es,
precisamente, cero y establece la escala de medición).

Como el uso de electrodos de hidrógeno gaseoso es dificultoso y caro, se utilizan


electrodos de referencia sólidos y bastará corregir el potencial medido mediante el
potencial de la referencia (una simple resta). La práctica común es utilizar electrodos
de referencia de "plata/cloruro de plata" o de "calomel".

Existen dos convenciones para la polaridad de la medición del Eh. La convención


americana considera el potencial de la solución que rodea al electrodo noble, mientras
que la convención europea considera el potencial del electrodo noble (que es
numéricamente idéntico pero de signo inverso). La gran mayoría de los instrumentos
de medición de Eh utilizan la convención europea.

Damos por sabido que los valores de Eh de muy diversas soluciones se encuentran
ampliamente reportados en la literatura. Sólo es necesario enfatizar que tales
tabulaciones se basan en referencia a un electrodo de hidrógeno, a 25ºC y 1 atm., y
deben ser corregidas por el Eh del electrodo de referencia, la temperatura y la presión
de operación que se utilice en la aplicación práctica.

La forma general de la ecuación de Nernst, especifica que el Eh que se observe, en


volts, será una función estricta de las actividades relativas de especies oxidantes y
reductoras:

Donde R es la constante universal de los gases, T es la temperatura de la solución, F


es la constante de Faraday, n es el número de electrones de la reacción de OR, ESTD
es el potencial estándar de la reacción, y E es el potencial de la reacción observada.
Puede ser útil recordar que, en condiciones estándar, RT/F=0,0591.

De Nernst sabemos que el potencial puede ser predicho, a partir de las actividades de
las especies oxidantes y reductoras, pues el potencial depende de sus actividades
relativas. Es más interesante, sin embargo, notar que la medición permite conocer la
relación entre ellas, en el proceso de OR.

Verificación de la Calibración de Electrodos de Eh

Como cualquier otro método instrumental, los sistemas de medición de Eh deben ser
calibrados contra soluciones de potencial conocido. Cualquier solución serviría, en
tanto se prepare de acuerdo a una relación definida de especies oxidantes a
reductoras. El problema resulta de la diferencia entre concentraciones y actividades.
Se debe destacar que, de acuerdo a Nernst, el potencial observado no requiere de
ninguna calibración. Sin embargo, las limitaciones típicas de los métodos
instrumentales rigen también para la medición de Eh (superficie del electrodo activo se
ensucia, electrodo de referencia se envenena, el amplificador ha variado su ganancia
en el tiempo, etc.), de modo que es necesario asegurar las calidad de la medición.
La "reacción conocida" más típica que se utiliza para calibrar o verificar sistemas
instrumentales de medición de Eh se basa en una solución de quinhidrona, preparada
en soluciones tampón a distintos pH. El electrodo se deposita en una solución tampón
a pH 4 en el que se han disuelto algunos gramos de quinhidrona (1 gr./L, p.e.) y se
verifica la lectura de Eh. Es deseable constatar un segundo punto, amén de observar
el comportamiento dinámico, mediante la posterior inserción del electrodo en un
tampón a pH 7 que también contenga quinhidrona. La tabla 3.1 especifica los
potenciales que deberán leerse. El estudiante observará que los potenciales dependen
de la temperatura (tal y como la ecuación de Nernst describe), del pH (debido a la
actividad de protones, que son especies iónicas positivas) y al tipo de electrodo de
referencia (puesto que cada referencia tiene su propio potencial respecto del
Hidrógeno molecular, H2, que conforma el cero de la referencia de la escala de
potenciales electroquímicos).

Tabla 3.1. Potenciales electroquímicos de soluciones de quinhidrona

pH = 4 pH = 7
Electrodo 20ºC 25ºC 30ºC 20ºC 25ºC 30ºC
Hidrógeno 470 462 454 295 285 275
Calomel 223 218 213 47 41 34
Ag/AgCl 268 263 258 92 86 79

Aplicaciones de la medición instrumental de Eh

Aparte de las aplicaciones evidentes que el propio estudiante puede pensar, se suelen
utilizar electrodos de Eh en el monitoreo y control de la oxidación de cianuro; en la
reducción de cromato (típicamente de potasio); flujo de soluciones de cloruro; etc.

Como se ha mencionado, los electrodos de Eh sirven de base para la medición de


concentración (actividad, en realidad) de iones específicos en solución, con tan sólo
limitar el paso de iones hacia el electrodo. Una de las principales aplicaciones ha sido
el electrodo de pH (que se discute en detalle más adelante) y, posteriormente, se
fabrican electrodos para sodio, potasio, cobre(II), cloruro, sulfito, sulfuro, etc.

Electrodo para la medición de actividad de H+ (pH)

El sistema actual (históricamente) de medición de pH es, por excelencia, el electrodo


de combinación. Su nombre deriva de la práctica inicial en que el electrodo sensor de
H+ estaba separado del electrodo de referencia; la combinación de ambos en una sola
estructura llevó a su nombre actual. Sin embargo, la práctica industrial sigue utilizando
electrodos de referencia y de pH separados, porque permite señales más confiables y
procedimientos de mantención que, en ciertos casos, resultan más controlables y de
menor costo.
Estos electrodos son, en realidad, sistemas para medición electroquímica del potencial
de hidrógeno, si bien comúnmente se les llama electrodos de pH.

Nomenclatura

El agua y las soluciones acuosas, se pueden considerar consistentes de partículas


cargadas (iones) y partículas no cargadas (moléculas). Los iones pueden ser positivos
o negativos. En cualquier caso, es sabido que las cargas positivas y negativas deben
estar en igual cantidad, de modo que la solución no presente carga neta.

El agua pura se disocia en hidrógeno ionizado (protones H+) e hidroxilos (OH-) y el


hidrógeno varía normalmente en concentraciones que van desde 1,0 molar hasta 10-14
molar. Naturalmente, es más fácil referirse al logaritmo base diez de tales
concentraciones, generando así la escala "pH", donde "p" significa potencial y se
expresa como el inverso aditivo (es decir, menos) del logaritmo base diez de una
concentración molar; en este caso de hidrógeno ionizado, es decir, se refiere a la
actividad del hidrógeno. Se debe enfatizar, en este punto, que no se debe confundir
la concentración de iones hidrógeno con la acidez de una solución, la que está dada
por la concentración molar de protones, mientras que el pH está dado sólo por su
actividad.

En el año 1909, Sorenson propuso la utilización de la escala de pH en lugar de la


concentración (actividad, en realidad) de hidrógeno. Propuso la expresión "potencial
de hidrógeno" que se debía expresar: pH = -log([H+]).

El pH de una solución se debía determinar midiendo el potencial de una celda voltaica,


conformada por dos alambres de platino, uno inmerso en la solución a pH desconocido
y el otro en una solución a pH conocido y con las dos soluciones conectadas mediante
un puente salino convencional y con gas hidrógeno en ambos electrodos (los alambres
son los electrodos) a un presión conocida. El voltaje de tal celda, de modo similar a
cualquier celda voltaica estándar, será dado por la ecuación de Nernst:

donde el subíndice C se refiere a la celda de concentración conocida mientras que el


sub índice M a la muestra de pH desconocido. Los paréntesis cuadrados indican
actividad molar. Obviamente, si las actividades de H+ y de H2 en la celda de
composición conocida (es decir sub "C") fuesen unitarias, se estaría trabajando con el
electrodo estándar de hidrógeno, así que el primer término de la ecuación se hace
cero. Además, si la presión del hidrógeno gaseoso fuese 1 atmósfera, el denominador
del término bajo logaritmo sería 1 y el potencial es solamente dependiente de la
concentración de hidrógeno ionizado en la celda que contiene la muestra. Así:

es decir:
que es una expresión útil para medir acidez. El estudiante sagaz observará que la
utilización de logaritmos en lugar de molaridades permite obtener una ganancia
(correlación entre estímulo y respuesta del sensor) de carácter lineal.

Naturalmente, dado que la constante de ionización del agua es 10-7, se podrá medir
también la actividad del ion hidroxilo.

Hoy en día, el electrodo de pH se ha estandarizado hasta lograr sistemas simplificados


en que la referencia puede ser dada por un electrodo de mercurio (en la forma de
calomelano) y el electrodo activo se encuentra dentro de un vidrio polarizable.

Los electrodos de pH se construyen, usualmente, en vidrio si bien ya se los encuentra


con cuerpo de plástico pero el electrodo activo sigue siendo de vidrio. Los electrodos
de vidrio se construyen con dos tipos de vidrio distintos.

La varilla de soporte del electrodo es de vidrio común (o plástico), no conductor de


cargas eléctricas mientras que el bulbo sensible, al extremo sensible del electrodo, se
construye con un vidrio de formulación especial, conocido como "vidrio sensible al pH"
(en realidad, es vidrio polarizable). El vidrio de pH es conductor de cargas eléctricas
porque tiene óxido de litio dentro del cristal, además de óxido de sílice, de calcio y
algunos otros. Según se puede observar en la figura 3.3, la estructura del vidrio es tal
que permite el intercambio de iones litio por iones de hidrógeno en solución acuosa, de
modo que se forma una capa (fina) hidratada. Se crea así un potencial (del orden
milivolts) a través de la interface creada entre el vidrio (en el "seno" del vidrio) y la
solución acuosa. El voltaje creado hacia el interior del bulbo es constante porque se
mantiene su pH constante (mediante una solución tampón de pH 7) de modo que la
diferencia de potencial depende sólo del pH del medio externo. La incorporación de un
alambre (usualmente de Ag/AgCl) permite conducir este potencial hasta un
amplificador (conocido como el "pé-achímetro").
Figura 3.3. Detalle de un electrodo de pH

Interferencias

En la práctica, el electrodo de pH es un sensor de iones positivos en solución, capaces


de producir un intercambio iónico con el litio del vidrio. En general, el electrodo resulta
extremadamente selectivo para iones hidrógeno pero puede ser interferido, en
principio, por cualquier otro. La magnitud de la interferencia depende del tamaño (radio
atómico) del ion. En este sentido, se pueden observar interferencias por litio, sodio y
potasio; pero, el potasio ionizado ya es suficientemente grande como para no interferir
significativamente; por otra parte, no es usual trabajar con soluciones que contengan
litio. Así, el interferente principal resulta ser el sodio.

La interferencia por otros iones, en particular sodio, se expresa cuando la actividad de


iones de hidrógeno es muy baja, por ejemplo, a concentraciones de 10-12 (i.e. pH 12,
soluciones alcalinas) o menos (también se podría decir pH mayor). Además, la fórmula
específica del vidrio sensible hace variar la sensibilidad al sodio. El efecto del sodio es
que la lectura obtenida indica un valor de pH mayor (es decir, se lee mayor alcalinidad
que la que efectivamente existe) que el de la solución, porque los iones sodio ocupan
sitios de intercambio, impidiendo que "se vea" (se suele decir "enmascarando") el
hidrógeno ionizado de la solución.

Si bien no existen electrodos de vidrio insensibles al sodio, si es posible encontrar


electrodos que no presenten fenómenos de "memoria" de sodio (es decir que quedan
con iones de sodio impregnados al bulbo de vidrio por mucho tiempo) y será tarea del
diseñador discriminar el tipo de electrodo que especifica en un diseño.
Riesgos en la aplicación

Naturalmente, la utilización de un electrodo de vidrio en soluciones que reaccionan con


vidrio significará que las propiedades del vidrio sensible cambien y, por lo tanto, que el
potencial generado no refleje el pH después de un tiempo de utilización. Tal es el caso,
por ejemplo, de la medición de pH de soluciones de ácido fluorhídrico. En estos casos
se debe recurrir a electrodos de antimonio.

Similarmente, la temperatura debe ser considerada con cierto cuidado. La mayoría de


los amplificadores para electrodos de pH tienen la posibilidad de corregir las
desviaciones debidas a la temperatura, ya que la ecuación de Nernst es dependiente
de T (a través del término RT/F). Sin embargo, un proceso a temperatura constante
podría no requerir corrección en el electrodo y, más bien, ser calibrado con soluciones
tampón a la temperatura de proceso; como puede ser difícil conseguir que las
soluciones tampón (que están fuera del proceso) estén a la misma temperatura que el
proceso suele ser preferible incorporar la corrección de temperatura como aditamento
estándar. En tales casos, se debe especificar que el sistema sensor tenga un sensor
de temperatura incorporado y que el amplificador incorpore la compensación del efecto
de la temperatura sobre la medición.

La evaluación de la ecuación de Nernst a cualquier pH para soluciones acuosas, arroja


un potencial de 59,2 mV por unidad de pH (a 25ºC). Sin embargo, por características
de fabricación, los electrodos presentan un "potencial de asimetría" que implica que no
se obtienen 0 volts en pH 7,00 (a pH 7.00, [H+] = [OH-] de modo que el potencial
debería ser cero). Tampoco es el caso que un electrodo entregue la misma respuesta
a lo largo de su vida; incluso tenues modificaciones de la calidad de la superficie de la
membrana de vidrio hacen que la respuesta esté en torno a la teórica pero no
exactamente. De allí que los electrodos de pH requieren de un amplificador con ajuste
de cero y ajuste de pendiente. En común con muchos otros instrumentos, los ajustes
de cero y de pendiente permiten la "calibración" del instrumento.

La impedancia de los electrodos de pH es del orden de los 1,5 M . Un amplificador


para tal electrodo debiera tener una impedancia de, al menos, unos 100 M , valor
típico de los llamados "peachímetros" (traducción de pH-meter). Por comparación, un
tester (o multímetro) moderno tiene una impedancia de entrada de 11 M , de modo
que es también posible utilizar un voltímetro moderno en conjunto con gráficas de
calibración (si bien esta sería una práctica poco aconsejable de utilizar con operadores
de planta).

Los peachímetros suelen proveer una función de milivoltímetro para utilizarlos con
electrodos de medición de potencial electroquímico en general (potencial REDOX o,
simplemente, Eh). Ya se ha destacado que la medición de pH es una medición
electroquímica particular, y se debe destacar que existen cada día más electrodos que
se basan en principios electroquímicos, con tan sólo disponer de membranas que
aíslen la actividad de las especies que no se desean medir. Además, el propio
potencial de Nernst (conocido como el Potencial de Oxido Reducción) es una variable
de procesos que se mide con bastante frecuencia.

Al igual que con muchos otros sistemas sensores, la medición deberá ser "ruidosa", es
decir, moverse permanentemente en torno a un valor central, debido a la actividad de
los protones en solución a la temperatura del caso.
El ruido de una medición puede ser visto como una propiedad útil para la mantención y
las garantías de calidad. Por ejemplo, si un sistema sensor de pH indica exactamente
el mismo valor numérico durante un tiempo (por ejemplo un minuto), es decir si la
desviación estándar de la medición fuese cero (o muy baja), se puede deducir que el
sistema sensor no está funcionando y se deberá reemplazar el electrodo o el
amplificador del caso. Esta noción permite desarrollar una estrategia precisa de
vigilancia de la calidad de los sistemas sensores en una planta, a través de memorizar
las características del ruido en un computador.

En el caso específico de los electrodos de pH, no es creíble una medición con mayor
precisión que unas 0,2 unidades de pH, al menos mediante electrodos hasta hoy
conocidos.

Calibración de electrodos de pH

Los electrodos de pH, según se mencionó antes, entregan un potencial eléctrico que
es perfectamente comprensible en términos teóricos. Aún así, se destacó que el
potencial se ve afectado por imperfecciones del vidrio sensible (que se polariza o se
ensucia) o por contaminación del puente salino, como factores principales; ambos
problemas producen un pequeño potencial fijo (positivo o negativo) que se suma al
potencial de hidrógeno que se desea medir. De allí que el amplificador (el
peachímetro) debe incorporar una regulación del cero, que permita compensar el
potencial que se pudiese generar en el electrodo en pH 7 (es decir, cuando [H+] =
[OH-]). Para mediciones precisas es necesario, además, que el peachímetro incorpore
un mecanismo de modificación de la ganancia.

Un peachímetro de alta calidad tiene, entonces, dos controles (que pueden ser perillas
o sistemas automáticos) que permiten ajustar la lectura adecuada a pH 7 y a otro valor
algunas unidades alejadas de 7 (típicamente pH 4 o 10). Otros instrumentos, de menor
calidad, tienen sólo un mecanismo de ajuste de la lectura a pH 7.

El procedimiento de calibración consisten en enfrentar el electrodo a una solución a pH


7 y utilizar el mecanismo de ajuste de 7,00. Naturalmente, si no se dispone de
compensación térmica automática, se debe operar a la temperatura de trabajo o se
debe indicar al instrumento la temperatura de la solución. Se debe asegurar que el
electrodo esté en equilibrio con la solución (tampón o buffer), recurriendo a lecturas
espaciadas cada medio minuto (i.e. si tres lecturas espaciadas medio minuto
coinciden, se dará por equilibrado el electrodo con la solución). Utilizando el regulador
de cero (suele ser una perilla marcada "buffer" o un botón similarmente rotulado) se
debe llevar la lectura a 7,00 (o cualquiera que sea el valor de la solución tampón).

Una vez ajustado el centro de la escala (en torno a 7,00), el electrodo se contacta con
una solución a algún otro valor, superior o inferior (e.g. pH 4 o pH 10) según sea el
rango esperado para las futuras mediciones. Cuando la lectura esté estable, se utiliza
el regulador de ganancia (rotulado "slope" o algún término similar) para asegurar que
la lectura coincida con el pH de la solución. Si el peachímetro en uso no dispone de
ajuste de ganancia, este segundo punto se utiliza para ratificar operación o para
corregir manualmente las lecturas.

La habilidad de preparar soluciones a pH conocido se da por conocida del estudiante,


si bien hoy en día tales soluciones se adquieren preparadas en el mercado de
reactivos.
Medición de la Conductividad Eléctrica de Soluciones

La conductividad eléctrica de una solución se define, simplemente, como el inverso de


la resistencia eléctrica que se observa en la solución, al circular corriente en
condiciones reguladas. Si bien las unidades bien podrían ser -1 (ohms inversos), por
razones históricas, se definió la unidad Siemens, abreviado "S" y se le encuentra a
menudo precedida de modificadores de orden, más frecuentemente micro (es decir,
una millonésima,  S) que mili (es decir, una milésima, mS). Al trabajar en soluciones,
es preciso identificar la longitud a través de la que se mide la conductividad, de modo
que la unidad habitual de conductividad de soluciones resulta ser  S/cm y la especie
se cita como conductividad.

A pesar de ser un parámetro muy general (pues la conductividad de una solución


depende de todas las especies iónicas en solución) resulta útil porque refleja la
salinidad total de una solución de proceso. Una aplicación clásica en el control de
pureza de aguas; por ejemplo, si se desea monitorear o controlar la pureza del agua
obtenida en un sistema de intercambio iónico (al que entra agua destilada), será puede
medir la conductividad de la solución producto para verificar que esté cerca del valor
mínimo teórico de 0,05  S/cm (que es lo mismo que decir que tiene una resistividad
de 18 M /cm Nota: M es la abreviación de "millones", se lee "mega ohms").

Se han tabulado las conductividades específicas de muchas soluciones y tal


información se puede encontrar en libros de datos como los ya citados (handbooks o
manuales).

La conductividad se define para un cubo de 1 cm por lado, donde dos lados


enfrentados son placas conductoras. La medición se debe realizar con un mínimo de
corriente, so riesgo de acarrear reacciones electroquímicas. Se recurre, por tanto, a
sistemas clásicos en puente de Wheaston (ya citado) y, habitualmente, alimentado por
corriente alterna.

La producción de reacciones electroquímicas en las placas, las corroe con cierta


celeridad así es que se suele recurrir a sistemas que miden la conductividad sin
electrodos. Tal sistema de basa en la inmersión de un transformador toroidal aislado
en la solución. El inducido (cable enrollado) primario recibe una señal de corriente
alterna, que induce una corriente alterna en el secundario (otro cable, enrollado
encima del primario). La corriente inducida en el secundario será función de la
conductancia específica del electrolito conformado por la solución bajo análisis.

La localización de un electrodo de conductividad en el proceso es crítica, porque la


distribución de sales disueltas en un volumen líquido puede cambiar si el mezclado se
aleja de la idealidad. Esta apreciación, sin embargo, es válida para el diseño de la
localización de prácticamente cualquier instrumento.

Se debe corregir la lectura por la temperatura de proceso ya que la dilatación térmica y


la aceleración del movimiento browniano afectan la conductividad. El efecto puede ser
sorprendente; considere por ejemplo que el agua deionizada, con una conductividad
de 0,05 ?S/cm a 25ºC se reduce a un 22% de ese valor a 0ºC y se incrementa en 3
veces a 50ºC.
Instrumentos de medición de presión

Introducción

Junto con la temperatura, la presión es la variable más comúnmente medida en


plantas de proceso. Su persistencia se debe, entre otras razones, a que la presión
pude reflejar la fuerza motriz para la reacción o transferencia de fase de gases; la
fuerza motriz para el transporte de gases o líquidos; la cantidad másica de un gas en
un volumen determinado; etc. Es también común medir la presión en una línea para
cuantificar caudal, cuando se conoce la pérdida de carga; o pérdida de carga cundo se
conoce el caudal.

La presión queda determinada por la razón de una fuerza al área sobre la que actúa la
fuerza. Así, si una fuerza F actúa sobre una superficie A, la presión P queda
estrictamente definida por la razón P=F/A. Dado que tanto la fuerza como el área son
de naturaleza vectorial, la presión es una magnitud escalar (es decir, sólo tiene
magnitud, no dirección).

Manómetro de tubo en forma de "U"

Los instrumentos utilizados para medir presión reciben la


denominación: "manómetros".

La forma más tradicional de medir presión en forma precisa


utiliza un tubo de vidrio en forma de "U", donde se deposita una
cantidad de líquido de densidad conocida (para presiones altas,
se utiliza habitualmente mercurio para que el tubo tenga
dimensiones razonables; sin embargo, para presiones pequeñas
el manómetro en U de mercurio sería poco sensible).

Este tipo de manómetros tiene una ganancia que expresa la


diferencia de presión entre los dos extremos del tubo mediante
una medición de diferencia de altura (es decir, una longitud).

La ganancia se puede obtener analíticamente, de modo que este


tipo de manómetros conforma un estándar de medición de
presión. Si el gas sobre el líquido en ambos extremos del
manómetro fuese de densidad despreciable frente a la del
líquido, si el diámetro del tubo es idéntico en ambas ramas, si la
presión en los extremos fuesen P1 y P2, si el líquido (a la
temperatura de operación) tuviese densidad  , si la diferencia
de altura fuese h, entonces la diferencia de presiones estará
dada por P2-P1= P= gh. ¿Cuál será la ecuación si la densidad del
fluido superior no fuese despreciable?
No es difícil obtener expresiones para este tipo de manómetros en condiciones de
operación en las que sobre el líquido de alta densidad está otro líquido, de densidad
no despreciable (ver, p.e. sección 5.3 de Perry, op.cit.).

El manómetro en forma de "U" conforma, según se especificó, un sistema de


medición más bien absoluto y no depende, por lo tanto, de calibración. Esta ventaja
lo hace un artefacto muy común. Su desventaja principal es la longitud de tubos
necesarios para una medición de presiones altas y, desde el punto de vista de la
instrumentación de procesos, no es trivial transformarlo en un sistema de transmisión
remota de información sobre presión.

Manómetro de Bourdon

Para cualquier tipo de carga, la relación entre la carga


y la deformación es una constante del material,
conocida como el módulo de Young: E=Carga/ . Por
ende, si la constante de deformación es conocida, se
puede obtener la carga según:

Carga = E*

De modo que frente a deformaciones pequeñas de


materiales elásticos, será posible obtener una
cuantificación reproducible de las cargas (fuerzas)
solicitantes.

El manómetro de Bourdon depende, precisamente, de


la elasticidad de los materiales utilizados en su
construcción. Este manómetro, tal vez el más común
en plantas de procesos que requieran medición de
presiones, consiste de un tubo metálico achatado y
curvado en forma de "C", abierto sólo en un extremo
(ver figura).

Al aplicar una presión al interior del tubo (se le infla, por ejemplo) la fuerza generada
en la superficie (área) exterior de la "C" es mayor que la fuerza generada en la
superficie interior, de modo que se genera una fuerza neta que deforma la "C" hacia
una "C" más abierta. Esta deformación es una medición de la presión aplicada y puede
trasladarse a una aguja indicadora tanto como a un sistema de variación de resistencia
o campos eléctricos o magnéticos.

Galgas de extensión (strain gauges)


Según se observó, las
propiedades de
elasticidad de los
materiales pueden dar
origen a sistemas de
medición de fuerzas (y,
por ende, también
presión). El manómetro
de Bourdon utiliza,
precisamente, la
propiedad de elasticidad
de los materiales sólidos
(en particular, metálicos
sólidos); pero, ese
manómetro no permite
producir una señal
eléctrica directamente,
si bien se podría adaptar
algún sistema. El
método de construcción
de sensores de presión
modernos depende del
principio de elasticidad
pero la deformación es
convertida en una señal
eléctrica mediante las
galgas de extensión,
conocidas a menudo
como "celdas de torsión"
o, en ingles, como strain
gauges.

Una galga de extensión


se construye sobre un
metal de coeficiente de
elasticidad dado,
adosándole un alambre,
una tira semiconductora
o pistas conductoras. Al
deformarse el soporte
de la galga, se "estira" o
se "comprime" el sensor,
variando así su
resistencia. El cambio de
resistencia será,
precisamente, el reflejo
de la deformación
sufrida. En términos de
su caracterización, dada
la resistencia R sin
deformación, la
aplicación de una fuerza
F deformante producirá
un cambio de
resistencia,  R, cuya
medición permite
calcular la fuerza
mediante:

donde se ha definido una constante "G", conocido como la constante de la galga y que
suele variar entre 2 y 2,2 para galgas de soporte metálico.

Naturalmente, la posibilidad de medir fuerza permite construir, con estas galgas,


balanzas electrónicas tanto como sistemas de medición de presión.

Habitualmente se utilizan circuitos en puentes, diseñados para los valores típicos de


estas galgas (resistencias nominales de 120 , 350 , 600 y 1000 ) utilizando
corrientes que no excedan los 10 mA.

Sensor de Presión Diferencial, análisis dinámico

Los sistemas discutidos antes, para medición de Presión (Bourdon, Tubos en "U" de
líquidos de alta densidad, Galgas de torsión [strain gauges], etc.) miden, en general, la
presión relativa a la presión atmosférica (si bien tanto P1 como P2 en el manómetro en
"U" podrían ser parte de un proceso). A menudo es necesario conocer la presión
relativa entre dos puntos; tales sistemas se conocen como sensores (o manómetros)
de presión diferencial.

La figura describe un sensor de presión diferencial, basado en una galga de extensión.

Las señales de presión, P1 y PR, se entregan a dos diafragmas aislantes, que impiden
que el fluido ingrese a la cámara sensible. La presión es transmitida a la sección
sensible (la galga propiamente tal) mediante capilares, que están llenos de un fluido
adecuado (usualmente aceite de silicona). Existen dos cámaras separadas por la
galga en el centro, conocida como el diafragma sensor, cuyo único requisito es que
impida el paso del fluido interno de un lado hacia el otro.

Uno de los diafragmas de aislación puede ser sujeto a una presión constante de
referencia, de modo que la posición del diafragma de referencia será una función de la
presión aplicada en un sólo lado. Similarmente, se pueden aplicar dos presiones y la
posición del diafragma sensor será una función de la presión diferencial. Para
introducir el análisis del comportamiento dinámico de este sensor, se considerará que
un lado está a presión constante, de referencia, denotado PR.

De acuerdo a la nomenclatura de la figura, un cambio en la presión P1 (en algún punto


del proceso) producirá un cambio en la presión P2, al final del tubo capilar (serán
idénticos en estado estacionario). El balance de fuerzas en el capilar resulta en:

es decir,

(A= área de corte del capilar de conexión, L= longitud del capilar de conexión, r =
densidad del líquido en el tubo capilar, x= desplazamiento del fluido o desplazamiento
del diafragma de aislación).

La fuerza sobre el diafragma de aislación, p2*A establece un segundo equilibrio de


fuerzas:

es decir,:

donde K es la constante de Hooke de la galga y C el coeficiente de amortiguamiento


del líquido viscoso en frente del diafragma.
Por reemplazos y despejes:

ecuación que, finalmente, indica que la respuesta del sensor (es decir, el
desplazamiento, x, del diafragma) sigue una dinámica de segundo orden, para
cualquier cambio en la presión de proceso P1. Si se define un tiempo de respuesta t
=A*L*r /(K*gC), un grupo de amortiguación 2x t =C/K y una ganancia KP=A/K, se puede
obtener la función de transferencia en el campo complejo:

que da cuenta del comportamiento dinámico una vez conocida la excitación (P1) que
impone el proceso al sensor (por ejemplo, ¿cómo es la respuesta dinámica, en el
tiempo, si la excitación fuese un escalón?, y ¿si fuese un impulso?, y ¿si fuese una
función sinusoidal?, etc.)

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