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La polémica figura del Coronel

Latorre, hombre del orden y LATORRE


la fuerza, personero de la Aso- Y SU TIEMPO
ciación Rural y también - o
principalmente - "sombrío dés-
pota", enfocada con· singular
pasión y honestidad a través José M. Fernández Saldaña
de una serie de crónicas que
nos llevan a una época crítica
del Uruguay, plena de color,
de bárbara rudeza y muchas
veces de sangrientas cruel-
dades.
f:l

LA TORRE
Y SU TIEMPO
LATORRE
Y SU TIEMPO

1 José M. Fernández Saldaña


,
Selección y notas
Jorge Trigo

@ 1968 - Arca Editorial


1 fu.,-,__c/a.,/ ~ H~tP~J-l!Ü.
Colonia 1263, Montevideo
Queda hecho el dep61ito que marca la ley
Impreco en Uruquav • Printed in Uruguay
Bolsilibr.os ARCA 62
PRóLOGO

Esta selección de artículos que tienen como co-


mún denominador la polémica personalidad del
dictador Lorenzo Latorre, continúa el plan de pu-
blicación de la obra periodística nunca antes reco-
gida en libro del historiador José María Fernández
Saldaña, que iniciara la editorial ARCA con los dos
volúmenes de Historias del viejo Montevideo ( 1967) .
Ni la inquietud, ni el procedimiento seguido en esta
ocasión, son nuevos en la producción de Fernández
Saldaña. En efecto, ya en 1940, éste había colec-
cionado un conjunto de artículos suyos publicados
en el diario "La Mañana", agrupados en torno a la
figura del Capitán General Máximo Santos, dotán-
dolos de un o_rdenamiento y de una redacción menos
periodística y más afín al régimen del volumen
impreso.
' \,
1
r

Dicho libro, El gobierno del General Máximo


Santos, nos ha servido de modelo para preparar la
presente selección sobre el dictador Lorenzo La-
torre. El interés de Fernández Saldaña por el pe-
ríodo militarista de la vida nacional y en particular
por la figura clave de Latorre, se testimonió en
múltiples ocasiones y a través de una cincuentena
de artículos que se publicaron en "La Mañana", en-
tre los años 1923 y 1933, y en "El Día", entre los años
1933 y 1946. Incluso llegó a programar al~ún volumen
independiente sobre sucesos de esa época, en espe-
cial el conocido como "La deportación a La Habana
en la barca Puíg". Otras tareas más ambiciosas, como
su Diccionario uruguayo de Biografías, 1840-1940,
lo apartaron del propósito de recoger orgánicamente
su nutrida producción.

7
I
Al manejar un material que fue publicado en dera no es esa historia simplista del manual, que
un lapso tan largo, y con un neto enfoque periodís- concluye por deformar los hechos y subvertir en
tico, encontramos frecuentemente temas sobre los definitiva los juicios ... ".
que el autor volvió una y otra vez, en un afán de Fernández Saldaña nos ofrece un enfoque sin-
perfeccionamiento y de búsqueda de la verdad his- gular. El de un hombre de partido, de profundas y
tórica. Asimismo, en algunas oportunidades sus pu-
blicaciones engendraron respuestas o colaboraciones
de sus lectores, que Fernández Saldaña solía utilizar
como base para artículos complementarios. Puestos
l
l
arraigadas convicciones políticas, que no oculta su
opinión personal, sino que busca fundamentarla en
los hechos. Para él, Latorre es sólo el "déspota som-
brío". Y sin embargo, el régimen dictatorial ofrece
a adecuar en un todo orgánico su extensa produc- al estudioso dos facetas, nítidamente diferenciadas.
ción, hemos preferido, por obvias razones, seleccio- Políticamente, se enmarca en un crudo despotismo,
nar .aquellas notas que son cronológicamente más a la sombra del cual las libertades aparecen limi-
recientes -pensando que así respetábamos la vo- tadas y hasta cercenadas. La disciplina cuartelera
luntad· del autor- e incluso nos hemos tomado la evade sus cauces, e inunda todo el ámbito de la
libertad de refundir, en algún caso, dos artículos de nación. Pero al amparo de este orden, basado en la
fecha distante que versaban sobre el mismo tema. fuerza y la coacción, la vida económica se robustece,
De trecho en trecho, se insertaron breve• apuntes y el país se recupera ( Zum Felde) .
aclaratorios para mejor comprensión del lector. Al Desde luego, las simplificaciones y generaliza-
margen de lo ya mencionado, sólo existen alteracio- ciones suelen obviar muchas cosas. Latorre inaugura
nes mínimas, tendientes a obviar la reiteración de la y preside el período de auge de la Asociación Rural,
presentación periodística de las notas. del triunfo del derecho de propiedad privada y la
El gobierno de Latorre, con el que se inicia el colateral concreción del poder estatal; el restableci-
período conocido como "El Militarismo", y que va miento del orden en el caótico medio rural, y la
de 1875 al 90, es uno de esos complejos fenómenos "revolución del alambrado"; la estabilización del
que se rehusan a las clasificaciones. Es menester signo monetario y la adopción del monometalismo;
ahondar en la raíz de los hechos, manteniendo en el progreso de la red ferroviaria y la educación, así
forma paradojal la amplitud de panorama y de jui- como la aparición o el resurgimiento de diversos ne-
cio, para poder expedirse con visos de verosimilitud gocios y empresas: frigoríficos, aguas corrientes,
al respecto. Fernández Saldaña, historiador, diplo- bancos, gas, tranvías, coitlpañías de seguros. Es la
mático erudito, escritor claro y ameno, objetivo y alianza del poder militar con las clases altas urba-
precisd, hace de esta época un enjuiciamiento ter-
minante y severo. Con difícil facilidad, nos presenta .
1
na y rural, y con el inversor extranjero. Es la exal-
tación de las virtudes burguesas del trabajo, el aho-
un vívido cuadro de los hechos más salientes y las rro, y la parsimonia en los gastos. Bancos, escuelas,
personalidades más destacadas de la dictadura, ana- Código Rural, son su emblema y su cimiento.
lizándolas con honestidad, pero también con el calor Pero paralelamente aparece acentuado, bajo su
de convicciones fuertemente arraigadas. Es que, co- égida el pr oblema social: la desocupación rural cau-
mo él mismo bien nos dice. . . "La historia verda- sada por el alambrado. Es la versión nacional de la

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desocupación tecnológica: al desaparecer la necesi- LA JUVENTUD DE LATORRE
dad de los rodeos y los apartes, gran número de peo-
nes fueron despedidos, así como de agregados y
puesteros; y los pequeños poseedores instalados en
los vagos límites de las grandes estancias fueron I
erradicados. Domingo Ordoñana, en 1882, decía que Nadie hubiera creído, juzgando por su físico y
las tres cuartas partes de los peones anteriormente por sus antecedentes de juventud que en aquel mu-
empleados se vieron sin trabajo; Barrán y Nahúm chacho de espaldas redondas, esmirriado y macilen-
estiman la desocupación en un 10 % de la población to, estaba el hombre que un día iba a ser -como
rural del país, alrededor de 40.000 personas. lo fue- dueño y señor de la República.
¿Cuál será en definitiva el juicio de la histo- Ni su modesto origen ni su ingreso en la ca-
ria? A Latorre no le importaba, y no se privó de rrera de las armas eran factores de contar al iniciar-
manifestarlo así. Sus propias palabras, ásperas y ter- se el recorrido de su vida.
minantes -como todo lo suyo- lo confirman ine-
Como militar se perfiló valiente en la campaña
quívocamente: "Me cago en la posteridad, y en lo del Paraguay, pero nada más.
que pueda decir la historia ... ".
Las páginas que siguen, aunque de época, nos Oficial subalterno del batallón Florida, tuvo bri-
conducirán a un ayer pleno de colorido, de pasiones llante cometido en la reñida batalla de Estero Be-
primitivas, de bárbaras rudezas, de olvidados odios ... llaco, famosa acción del 2 de mayo de 1866.
a veces de sangrientas crueldades. Sin proponérselo, El batallón Florida cargando a los enemigos que
Fernández Saldaña nos llevará a sentar opinión, a se presentaron de improviso entre la una y las dos
valorizar de algún modo los hechos. Tal vez enton- de la tarde, penetró literalmente como una cuña en
ces, cuando el fiel de la balanza se incline dema- las filas paraguayas, y por más de media hora tuvo
siado, debamos contabilizar los grandes procesos y que pelear solo, pues la carga no fue secundada por
recordar la opinión de Pivel Devoto.... "Puede afir- nadie.
marse que Latorre gobernó en función de la campa- Las dos compañías que encabezaban la colum-
ña, aproximándola a la ciudad, haciendo desapare- na tuvieron todos los oficiales y casi todos los sar-
cer entre ambas los antagonismos tradicionales, se- gentos fuera de combate.
llando de tal suerte la unidad del país, entorpecida "Las demás compañías quedaron diezmadas pe-
por un caudillismo decadente, y consagrando defini- no no tanto -escribió en su Diario el coronel Pa-
tivamente el principio de la autoridad." llej a, comandante del cuerpo-, de veintisiete oficia-
les sólo han quedado diez ilesos y si yo estoy vivo y

!
JORGE TRIGO sano es por milagro de la Providencia : hoy ha de-
bido ser el último día de mi vida".
Herido de bala en una pierna, casi a la altura
de la ingle, Lorenzo Latorre, oficial de la primera
compañía, figuraba entre los más graves.

10 11
Antes de sentar plaza como soldado voluntario
Creyeron que el balazo era mortal siendo cues- en el ejército colorado revolucionario del General
tión de días más o menos un desenlace funesto. Venancio Flores, el joven Lorenzo tenía desempeña- i
Y en esa inteligencia el joven militar fue eva- das diversas actividades, entre las cuales repartidor
• t
cuado del ejército conduciéndosele al Hospital de de cigarros elaborados por Carrillo Hermanos mar-
Sangre de la ciudad de Corrientes. ca muy acreditada en la época. . '
Ante la necesidad de extraer el proyectil los Los cigarros negros de Carrillo, alcanzaron fa-
médicos mostrábanse vacilantes. J
ma hasta en la República Argentina.
Finalmente el Dr. Blas Martins dos Guima- Antiguos militares, con sendas medallas de Ca-
raens Bilac, cirujano brasileño del Cuerpo de Poli- seros, Don Blás y Don Felipe Carrillo establecidos
cía de Río de Janeiro, enfrentó la operación sacando en el ramo de tabacos habían lanzado a la plaza,
el grueso proyectil con éxito pleno. como novedosa forma, el mazo de cigarrillos envuel-
Latorre conservó por vida cierto defecto para tos en papel de plomo y rodeados por una faja de
caminar que dimanaba del balazo de Estero Bellaco. papel blanco con el nombre de la manufactura lito-
grafiado en tinta azul.
• * * Curiosa evolución la de estos hermanos -no-
taré de paso- hijos del español liberal Manuel Ca-
El después Gobernador Provisorio, fue único hi- rrillo, que llegó a nuestro país huyendo de las per-
jo varón de la pareja Lorenzo Latorre, español, y secuciones de Fernando VII. Hombre de letras su
María Jampen. firma figura entre las de la antología del Par~aso
Tenía dos hermanas llamadas María y Hor- Oriental.
tensia. La fábrica estaba en las calles Reconquista y
Su padre desempeñaba un empleo subalterno en Cámaras (ahora Juan Carlos Gómez) y los dueños
la Aduana de la capital, como citador de la Vistu- sobre ser amigos de la familia eran medio vecinos
ría a cargo de Cesáreo Villegas y Luna. de los Latorre.
Por esa época, 1859, vivían en la calle Alzáibar Abandonó la plaza más tarde el futuro dicta-
número 66. dor, dedicándose a tareas más sedentarias como de-
El apellido de familia, original, debió ser Da pendiente de la casa de comercio de Nicolás Ojer,
Torre, estando a la nacionalidad del padre, oriundo establecida en la calle Rincón entre Cerro (hoy Mi-
de Galicia. tre) y Cámaras.
Por Da Torre lo conocían y lo llamaban la ma- .
Pronto se hizo conocer del vecindario el nuevo
yoría de sus paisanos españoles. dependiente por su carácter vivo y -principalmen-
Cuando el señor falleció en Montevideo el 27 te- por su decidida afición a las bromas, poniendo
de setiembre de 1871 aparece anotado en el libro apodos y todo el día maquinando chascos.
como Lorenzo de la Torre. Latorre conservó siempre esta modalidad sien-
En cambio, la invitación mortuoria dice Latorre do las burdas chanzas y las chocantes guarangadas
conforme firmaba el hijo y toda la familia. una de las típicas del Gobernador, torpemente co-

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readas por la bajeza de su grupo favorito, donde cha de las operaciones bélicas que hablaban en su
tampoco faltaban los bufones. espíritu despierto y aventurero.
Intencionado y acertador para los motes, tuvie- Un día supo que Alfredo Trianón, que servía
ron el suyo todos los del barrio, grandes y chicos. obligado por la ley en un cuerpo de Guardias Na-
Cuando, conforme a las normas de urbanismo cionales, había desertado, embarcándose clandestina-
en vigencia, le tocaba a Lorenzo salir a barrer la mente para la Argentina con otro muchacho amigo,
calle hasta la mitad de la calzada que correspondía Julio Muró, para ir a pelear junto con los compañe-
al frente de la casa, no era raro verlo revolear la ros de opinión.
escoba sobre la cabeza para tirársela a Alfredo Por otro lado no faltaban en Montevideo los
Trianón (El Franchute), dependiente de la ferrete- partidarios de Flores encargados de reclutar volun-
ría de Marques, Casarino y Cía. o a Jaime Mayal tarios y lograr adeptos.
(El catalán), que estaba en lo de Triay, o a cualquier Un antiguo legionario francés, el , capitán Tu-
otro muchacho conocido o desconocido. renne, era de los más activos agentes.
Pormenores nimios, detalles triviales en apa- Latorre, decidido a probar fortuna con un cambio
riencia tienen valor sin embargo, para fijar la fi- de actividades radical, ganó los alrededores de la
sonomía futura de un individuo. ciudad y después de permanecer oculto unos días
se presentó en el ejército revolucionario. Le dieron
.. * * destino en el batallón Florida, mas tarde 1Q de Ca-
zadores, donde, salvo pequeñas soluciones de conti-
En 1863, al producirse el alzamiento del Gene- nuidad, iba a hacer toda su carrera de armas.
ral Flores contra el gobierno de Berro, el aspecto Cuando la revolución de Flores triunfó, en fe-
de la capital fue poco a poco modificándose. brero de 1865, Lorenzo Latorre era sub-teniente de
La revolución prolongada despertaba a la vez la Compañía de Carabineros del Florida.
antagonismos y simpatías. En marzo de ese año le confirieron el grado de
teniente segundo con fecha 17 de marzo.
Hoy éste, mañana el otro, se iba sabiendo de
los que desertaban de la Guardia Nacional, para ir Dos meses más tarde embarcaba con el Florida,
a las filas revolucionarias, de los que se escapaban integrante de la División destinada a la campaña
del Paraguay.
para Buenos Aires, de los que ya estaban en cam-
paña con divisa colorada. En párrafos anteriores se habló del bizarro com-
portamiento de Latorre en aquella cruenta y for-
Las gentes mozas en gran mayoría, tenían pró- midable guerra.
xima una tradición de guerra, hijos -como eran- Su conducta y su terrible balazo de Estero Be-
de quienes habían servido en la Defensa o en las . llaco le valieron el grado de teniente primero, que
filas oribistas. se le dio el l 9 de agosto.
Yo no se si Latorre contaba entre ellos, proba- De regreso a la patria por exigirlo así la larga
blemente no, pero eso no fue óbice para que se convalecencia subsiguiente a la intervención quiriúr-
contagiase en el ambiente, interesándose por la mar- gica del doctor Bilac continuó revistando en el Flo-
14 15
rida hasta el mes de octubre en que pasa a la Plana
Mayor Pasiva. EL FATAL 10 DE ENERO DE 1875
Como no era ésta la situación digna de un oficial
de su destaque, casi inválido todavía, la superiori-
dad lo puso a sueldo íntegro en diciembre y ya res-
tablecido completamente, en febrero del 67, destinó-
sele a servir en el batallón Libertad donde perma- En 1891, Jacinto Albistur, respondiendo desde
neció hasta noviembre, en que vuelve a revistar en las columnas de "El Siglo" -que dirigía- a un
Pasiva. artículo de pluma de Pedro E. Carve referente a los
Los sucesos del 20 de febrero de 1868 lo halla- sangrientos sucesos del 10 de enero de 1875, le dijo:
ron en el batallón Constitucional, a órdenes del Co- "No sabemos, no queremos saber si el crimen
mandante Fonda, y estaba de servicio de puerta jun- que se cometió aquel día fue un crimen de partido.
to con su colega el Teniente Juan Soto Rodríguez en " Pero que se cometió un crimen no lo dude el
momentos en que se presentó al cuartel de Drago- señor Carve. En vano se esfuerza por atribuir a la
nes el primer jefe revolucionario blanco. fatalidad la sangre derramada en la plaza de la
Sofocado el movimiento a cuya cabeza perdió la Constitución. Para que esos hechos se realicen es
vida el ex-presidente Bernardo Berro, y en el que preciso que hayan agresores ...
fue muerto el General Flores, el Teniente Latorre se "¿Quiénes fueron los agresores?
vió elevado a Capitán, en el mes de marzo de 1868. "¿Quiénes habían de ser sino los que estando
En esta época, no tan sólo por la edad sino en minoría electoral para que no hubiera elec-
también por su grado en las filas, el Capitán Lorenzo . ' ....?
c1on
Latorre ya no podía ser considerado un joven. "El señor Carve quisiera que apareciese que el
paso terrible se dio simultáneamente por ambas par-
tes. Pero los hechos están ahí, muchos e implacables,
atestiguando que hubo quienes pistola o facón en
mano atropellaron la mesa electoral y que ese atro-
pello fué la señal de que salieran al aire los revól-
veres y los cuchillos ... "
El gran periodista se abstenía con razón de
atribuir los sangrientos disturbios del 10 de enero,
prólogo del drama del 15, al Partido Colorado y con
igual razón negaba la espontaneidad de la chispa
provocadora del incendio.
En 1875 los partidos históricos habían dado pa-
so prácticamente a dos agrupaciones accidentales
de circunstancias.
Por afinidades electivas, los elementos de los

16 17
partidos tradicionales, cada uno de ellos trabajado de la Cruzada Libertadora, "valiente, romántico y
por hondas divisiones, habían polarizado en dos gru- aventurero como el D' Artagnan de los Tres Mosque-
pos mixtos. teros, a quien se parecía física y moralmente" (pala-
Lo peor de ambos eran los colorados netos bras de Julio Herrera y Obes) y al Teniente Coronel
Isaac Villegas Zúñiga, segundo jefe del batallón de
y los blancos netos de un lado, unidos bajo la deno-
Gurruchaga, no menos valiente, no menos románti-
minación (aplicada por sus contrarios) de candom-
co y con la hermosa planta varonil que certifica el
beros. retrato.
Ellos se llamaban "los netos". Otro tanto se podría decir de los civiles, pero
Los de más valía, constituidos por los colorados he querido buscar el ejemplo entre los militares por
conservadores y los blancos nacionalistas de otro la- que era a ellos a los que se les atribuía más entu-
do, militaban bajo la denominación de principistas. siasmo y más pasión.
Con éstos se amalgamaban los radicales, gru~o
recién aparecido en el escenario político, futuro nu- :;: * *
cleo del partido Constitucional. El día señalado para elegir a votos Alcalde or-
Algo muy semejante a lo que aconteció cuando dinario, especie de Juez de Primera Instancia y De-
el alevoso golpe de estado de 1933. fensor de Menores, era el 19 de enero de 1875 y
Por ese motivo la cuestión política estaba plan- existían dos únicas listas, la llamada Popular, sos-
teada como una cuestión de fondo: apetitos contra tenida por la coalición principista cuyos titulares y
ideas, regresión contra principios, barbarie contra suplentes eran José Pedro Varela, suplentes Dr.
civilización. Leoncio Correa y Dr. Juan José Segundo; Dr. Adol-
Y eso precisamente fue lo que certificó el re- fo Artagaveytia, suplentes Dr. Aureliano Rodríguez
cuento de las víctimas de la luctuosa y despareja Larreta y Juan Manuel de Vedia ; y la otra lista,
lucha reñida alrededor de la urna electoral en el que votaban los netos.
atrio de la Iglesia Catedral, para recibir los boleti- Hablando de estas candidaturas escribió ·un emi-
nes de votación para Alcalde ordinario de la ca- nente contemp01·áneo:
pital. "Se hicieron dos listas: una de los candombe-
Calificando los caídos están califícados automá- ros bastante buena, otra de los principistas bastante
ticamente los bandos contendores. mejor, pero que no podía temerse que su lucha cau-
Tenía que haber, de obligación, un ,ideal ~upe­ sase disturbios".
rior que estrechase en un esfuerzo comun a ciuda- La designación de Alcalde había perdido en-
danos que tres años antes peleaban en filas contra- tonces toda importancia política, pues por una ley
rias durante la guerra de Timoteo Aparicio. nueva el Alcalde ya no era como antes el presidente
Tenía que existir un nexo patriótico más fuerte de la mesa central de elecciones.
que todos los entusiasmos de bandería para encon- Los diarios principistas "El Siglo" y "La De-
trar exánimes sacrificada la vida uno al lado del mocracia" llegaron a admitir y aconsejar la absten-
otro, al Mayo~ Eugenio Soto, formado en las filas ción de los suyos, fundándose en los vicios que ma-

18 19
culaban los padrones electorales, pero el elemento no que no acababa nunca de persuadirse que el buen
joven quiso presentarse a las mesas. derecho fenece si no es apoyado por una buena
fuerza".
Una incidencia que la exaltación de los ánimos
caldeados de uno y otro bando agravó, trajo como Las medidas de los principistas tomadas con
consecuencia un altercado entre Alfredo Castellanos toda formalidad y todo acierto para una lucha elec-
y el Coronel Francisco Belén, ya famoso por sus fe- toral ordinaria, no eran las que correspondían tomar
chorías, que actuaba en el atrio de la. Matriz como para una probable lucha armada.
caudillo candombero. Y fue en esto precisamente en lo que degeneró
Belén disparó dos tiros sobre Castellanos sin a poco de iniciarse el acto comicial del 10 de enero
herirlo, porque un Teniente Baduña, amigo de éste no obs.tante las medidas precaucionales tomadas po;
desvió la pistola; seguidamente hubo un entrever~ el gobierno del doctor Ellauri, algunas de las cuales
general, en que el malafamado Belén recibió en la no se cumplieron sino muy imperfectamente sea
espalda un balazo sin importancia, disparado según por incapacidad, sea por mala voluntad de los e~car­
opinión general recibida, por Federico Castellanos, gados de ejecutarlas.
hermano del agredido. Interrumpida la votación 1 el El jefe político de la capital, comandante Euge-
Ejecutivo resolvió que se verificara el acto el do- nio D. Fonda, a quien le incumbía enviar la forma-
mingo 10, contrariando la opinión del Ministro de ción de grupos en la plaza, parece que llegó a des-
gobierno doctor Saturnino Alvarez el cual enten- confiar de la obediencia y lealtad de la gente a sus
día que por estar los ánimos tan 'excitados debía órdenes.
diferirse la fecha eleccionaria. Las tropas debían estar acuarteladas rigurosa-
Lo que el 19 de enero había sido una lucha mente y sin embargo entre los que tirotearon a los
dejada al elemento joven, fue para el 10 una especie principistas en la plaza Matriz figuró un alférez
de cita de honor y un desafío. -cuyo nombre no quiero decir- pero que está
La prensa de ambos matices se desató en de- identificado. <t>
nuestos y amenazas de un tono tan subido que ha-
cía presagiar la!¡ cosas más graves. (1? A propósi~? de este articulo, apa_recido en el suplemento
En el fondo, a unos y a otros no se les oculta- del diario 'El Día (14/I/1940), el Sr. Rufmo T . Dominguez, consi-
derándos~ _aludido alli donde dice " ... entre los que tirotearon a
ban las contingencias que flotaban en la atmósfera, los prlnc1p~stas en la Plaza Matriz figuró un alférez -cuyo nom-
bre no qUiero decir, pero que está identificado-" deja <1clarado
pero las ventajas en el terreno de los hechos se por intermedio del diario "La Mañana•• del 17 de enero de 1940
inclinaban a favor de los candomberos, dirigidos que su grado era el de teniente; y que si estuvo presente en esas"
Instancias, lo hizo en cumplimiento de órdenes directas de Latorre.
por hombres de presa y sin sombra de escrúpulos, Y. que al así pro~eder, fue agredido a balazos. en la esquina de
a los cuales respondía un núcleo de militares de ~1!1cón_ e Itu:i:aingo. por Don Octavio Ramirez. Que repel_ió la agre-
s10n, sin herir a este. Y que posteriormente fue arrestado en la
pésimos antecedentes, capitanes a su vez de elemen- casa del Presidente, al ser denunciado por el doctor Ramirez en
presencia del Ministro de Gobierno. Pocas horas después aclarado
tos maleantes de la más temible extracción social. el punto, estaba nuevamente en libertad. Y en fe de la 'veracidad
El jefe y dirigente de los principistas era el ho- de sus asertos, asegura que, andando el tiempo, en oportunidad
de hallarse ambos en la vecina orilla combatiendo la dictadura de
nesto hombre público doctor José María Muñoz, de Latorre, el doctor Ramirez y él sellaron su reconcillación con un
quien alguien ha dicho con verdad: "buen ciudada- abrazo.

20 21
La elección iba perdida para los candomberos, ayudantes y votó "con aire de desafío" por la lista
cuando sonaron de improviso algunos tiros en el sec- candombera.
tor de la plaza Constitución, que mira a la calle El Comandante Lórenzo Latorre, conviene re-
Ituzaingó. Una rápida lucha se trabó enseguida al- cordarlo bien, era hasta esos momentos de la confian-
rededor del ombú que entonces existía en medio del za no sólo del Presidente de la República, sino del
triángulo libre
.
y a la sombra del cual estaban aaru-
. . o grupo de principistas, que lo creían no solamente un
pados los prmc1p1stas. valiente soldado, como lo tenía probado en la guerra,
Sorprendidos éstos, y no pudiendo ofrecer a los sino un militar de honor, tan noble y tan leal como
nume~osos agresores una resistencia proporcional a Romualdo Castillo o corno Carlos Lallernand.
su calidad y valor personal, batiéronse en retirada Cinco días después traicionó aquella confianza,
haci~ la esquina de la calle Rincón, mientras otros traicionando a su presidente y a sus amigos, pero
en numero mucho mayor y entre los cuales se conta- como el hombre del 31 de marzo, supo mantener
ba el doctor José M. Muñoz, buscaron refugio en la oculta su traición hasta lo último.
Matriz, cuyas puertas cerraron. Los rasgos que alguno en la redacción de "El
E~ Pr:sidente de la República doctor José E. Siglo" creyó ver dibujados en el rostro enjuto, ama-
Ellauri, as1 que tuvo conocimiento de lo ocurrido rillo y asimétrico de Latorre, no eran los signos
mandó el Teniente Coronel Lorenzo Latorre jefe deÍ de su preocupación por los destinos del país, sino los
19 de Cazadores que estaba preventivame~te en el lineamientos de la máscara del traidor que él mol~
Fue~te de Gobierno en . la ~laza Zabala, que con- deaba.
curriese a la Plaza Conshtucion a restablecer y man-
tener el orden.
El choque había ocasionado 10 muertos y 53
heridos.
Un grupo de forajidos intentaba forzar las puer-
tas, d~ la iglesia cuando llegó Latorre y reprimió
energrcamente ese y cualquier otro desmán.
El jefe del 11? invitó a los refugiados a aban-
donar la M~triz, pero éstos se negaron, no creyén-
dose garantidos con su sola presencia y requiriendo
la del propio Presidente Ellauri.
Avisado éste, se trasladó a la plaza y abiertas
las puertas salieron todos ante las turbas candom-
beras estacionadas en la plaza.
Los reparos de los principistas en aceptar la
~ola gar~nha de Latorre estaban justificados porque
este al ir a votar, concurrió acompañado por tres

22 23
EL MOTIN DEL 75 briedad expresiva pudo ser obra bocetada o revista
por Isaac de Tezanos.
Concluían diciendo :
"En nombre de la Nación, las armas que ella
ha entregado al ejército se ponen a su servicio.
Fue costumbre, mantenida muchos años en dia- "No abrigamos la mínima aspiración: simple-
rios independientes, la publicación en el aniversario mente soldados, no excusamos sacrificios por el bien
del Motín de enero de 1875 de aquel extraordina- público.
rio documento en que los militares fuera de la ley "Por el momento nuestra actitud será conser-
derrocaban los poderes constituidos para dar al país var el orden que no ha sufrido alteración: el ser-
un gobierno de hecho. vicio civil y el militar continúan en su marcha re-
"Señor D. Pedro Varela. gular. ·
"Reunidos los abajo firmados con motivo de los "Y para que todo sea completo, el movimiento
acontecimientos que acaban de tener lugar, y que efectuado no cuenta ni una sóla gota de sangre ver-
son de pública notoriedad, hemos determinado lo tida en nuestras calles, ni un solo peso extraído de
siguiente: los jefes de los cuerpos reunidos hemos las cajas de nuestro agotado Tesoro.
resuelto nombrar como Gobernador Provisorio al · "Ni la tranquilidad pública ha sido siquiera
ciudadano Don Pedro Varela, el cual esperamos sa- perturbada por un instante.
brá responder a la confianza que en él depositamos
en nombre del país a cuyos intereses y aspiracio- "El país podía cifrar en ellos -palabras fina-
nes legítimas ofrecemos nuestro más decidido con- les- la esperanza de que sabrían cumplir con su
curso. deber".
"Montevideo, enero 15 de 1875. * * *
"Miguel A. Navajas, Lorenzo Latorre, Casimi-
ro García, José Echeverry, Angel Casalla, Plácido Con la publicación reiterada del subversivo do-
Casariego, Zenón de Tezanos". cumento creían los periodistas de entonces cumplir
Considerándose en la obligación de justüicarse algo así como una obligación, reavivando, una y
de algún modo --o de intentarlo siquiera- los jefes otra vez, el estigma de motineros con que hubieron
sublevados de la guarnición dieron, en hoja suelta, de cargar por toda la vida los jefes y segundos jefes
un manifiesto al pueblo. de la guarnición de Montevideo.
Firmaron tal manifiesto, desde luego, pues no Esto, sin embargo, venía a ser como tomarla con
sólo ninguno de ellos era capaz de pergeñar nada 1 el ejecutor material del crimen o culpar al hacha
semejante, si no que, cabe decir que alguno ni si- por el brazo que la maneja, porque, al fin y al cabo,
quiera llegaba a entenderlo. los firmantes del papel, jefes y sub-jefes de los
Era un manüiesto de clásica factura política, cuerpos de línea, eran, excepción hecha de uno (o
que hasta hoy ignórase a que pluma pertenece, aun- tal ve.z de dos), meros instrumentos inconscientes,
que por la construcción de los párrafos y cierta so- mozos de poco más de treinta años o que no alean-

24 25
zaban a la treintena, formados en los cuarteles, fa- Alguien ha dicho que el primer jefe de bata-
miliarizados con la violencia de la guerra, de rudi- llón que oyó las sugestiones de las brujas fue Casi-
mentaria instrucción, algunos casi analfabetos. miro García.
¿A qué escuela militar habían ido? ¿Quién les Puede ser así: era hombre de pocas luces.
podría haber enseñado las rígidas normas de honor, Pero el espíritu malo encarnó indudablemente
norte de su instituto? ¿Habían ellos conocido nunca en Lorenzo Latorre, cuya figura se hace todavía más
por ventura el ejercicio de la libertad, la práctica antipática al destacarse con relieves de traidor.
de la democracia, la República hecha carne, la Re- .El jefe
,, ddel 19 de Cazadores , en efecto , era "la
pública Constitucional de 1917, auténtica y honesta? conf 1anza el Presidente Ellauri aue ni oor un
La historia verdadera no es esa historia sim- instante, hasta el estallido del ~otÍn, admitió si-
plista del manual, que concluye por deformar los quiera que se desconfiase de su amigo.
hechos y subvertir en definitiva los juicios. Creyendo mucho en la lealtad del Comandante
Historia que no voy a escribirla yo, seguramen- Carlos Lallemand, jefe del 3Q, creía tanto •en la
te, pero que contribuyo a hacer con aportes de bue- amistad honrada de Latorre.
na voluntad "sin amor y sin odio" -conforme a la Curiosa y funesta ofuscación tantas veces de
regla de Tácito,- con claro sentimiento de respon- manifiesto en los hombres públicos, que la sabidu-
sabilidad: historia que ha de verificarse línea a lí- ría antigua sintetizaba en aquello de: "Los dioses
nea, documentada del principio al fin, revisando se- ciegan a los que quieren perder".
renamente los valores y las cotizaciones, procuran- Porque los antecedentes de Latorre, si bien se
do que cada cual lleve su lote, bueno o malo; aus- mira, eran conocidos para que se le tomara con re-
tera y difícil historia contemporánea al fin. servas.
Hay que penetrar al fondo de la oscura trama El Presidente Gomensoro, antecesor de Ellauri,
y buscando en la entraña, colocar en la picota de había tirado con fecha 7 de noviembre de 1872 el
infamia no a los instrumentos sino a los verdaderos siguiente decreto:
responsables políticos, ambiciosos de mando, insen- El Presidente del Senado en ejercicio del Po-
satos sonoros, despechados rebosantes de odio, vul- der Ejecutivo de la República acuerda y decreta:
gares traficantes, que cruzaron la trama del golpe Artículo 1<:> Cesa en el mando del Batallón 1Q
de Estado. de Cazadores el Teniente Coronel D. Lorenzo La-
Colorados y blancos, los dos partidos tradicio- torre.
nales tienen participación directa en aquel gran Art. 2Q Nómbrase para remplazarlo en el
crimen institucional, conforme hubo también colo- mando en Jefe de dicho cuerpo al Teniente Coronel
rados y blancos allí donde se procuró cristalizar la D. José Etcheverry.
reacción, conforme murieron confundidos con una Art. 39 El señor General Jefe del E. M. pon-
divisa histórica en la campaña gloriosa de la Tri- drá en posesión al nombrado en la forma prevenida
color. por las ordenanzas.
Art. 4Q Comuníquese, publíquese y dése al

26 27
Libro correspondiente. - Gomensoro, Juan P . Re- seguía en la persuas1on de que Latorre, el militar
bollo. más caracterizado de la situación y la más presti-
Lo que Don Tomás, hombre bueno, enseñado giosa espada custodiante de las leyes, era una de
por la vida, oteó en el alma del futuro dictador,
quién sabe por que rendija, no pudo percibirlo el
Dr. Ellauri, hombre igualmente bueno pero que sólo
J las probables víctimas elegidas por los colorados y
los blancos netos.
"Hoy es Castillo (decía "El Siglo") , mañana se-
había aprendido en los libros . . . rá Latorre, después será Fonda, después será Klin-
Y por eso al abrirse en 1873 el registro de leyes ger".
y decretos suscritos por Ellauri, la primera resolu- * * *
ción gubernativa de su firma es ésta:
Montevideo, febrero 15 de 1873. Luego de entrar Latorre en el complot, los úni-
El Presidente del Senado en ejercicio del Poder cos jefes de la guarnición que contaban por real mé-
Ejecutivo acuerda y decreta: rito, eran Miguel Antonio Navajas, artillero distin-
guido en el Paraguay y Carlos Lallemand, por sus
Artículo l Q Vuelva a ejercer el mando del antecedentes militares y la entereza de su carácter.
Batallón 1Q de Cazadores el Teniente Coronel D. Navajas no supo resistir.
Lorenzo Latorre, cesando al mismo tiempo el Te- Al pundonoroso jefe del 3Q nadie osó insinuar-
niente Coronel D. José Etcheverry quien pasará al le siquiera una felonía de tal índole.
Estado Mayor General hasta nueva resolución. ¡Honor al Comandante Carlos Lallemand!
Art. 2Q El señor General Jefe del E . M. en el La República, desde hace 62 años, le debe una
día pondrá en posesión al Jefe nombrado en la for- estatua al único jefe del ejército que la noche ne-
ma prevenida por las ordenanzas. fasta del cuartelazo de enero negóse a volver su
Art. 3Q Comuníquese, etc. - Ellauri, Enrique espada contra las instituciones.
Pereda.
Nótese que sobre ser el primer decreto del nue-
vo magistrado, la reposición tenía que hacerse "en
el día", para que el desagravio fuese tan urgente
como amplio.
Nada alteró la orientación de ánimo de Ellauri
en el curso de su gobierno, aunque corresponde de-
cir que idéntica confianza en Latorre abrigaban los
amigos del presidente, colorados o blancos.
Cuando, ya en preparativos del motín'. ~e hizo
asesinar en Paysandú, la noche del 11 de d1c1embre
de 1874 al Comandante Romualdo Castillo, jefe del
29, la p;ensa montevideana que apoyaba al gobierno

28 29
LA DEPORTACION A LA HABANA (1) Recibidos por el Coronel Latorre, manifestó és-
te a Puig, sin mayores preámbulos, que el Gobierno
necesitaba de su barca, que era uruauaya para un
viaje a Cuba, con cargamento de car~e. '
_ ~o puso inconveniente el capitán y -justo,
De mañana, temprano, uno de los últimos días anad10- con carne he ido ya varias veces a la isla
de febr~ro de 1875, Don Juan Puig y Moré, capitán de Cuba.
de marma mercante española y natural de Lloret -Pero esta vez va a ser con carne viva inte-
e_sta~a vigilando el trabajo de los marineros qu~ rrumpió Latorre. '
hmpiaban el cobre de uno de sus buques, fondeado -Pues entonces no hay viaje -replicó Puig-,
en !ª~ahía de Montevideo, cuando vio enderezar no cargo yo ganado.
El Ministro se explicó diciéndole que no era
hacia el una falúa.
Acercóse el esquife y preguntó por el patrón para llevar ganado, sino para llevar unos presos po-
del barco el oficial que lo mandaba. líticos.
-Su servidor, capitán y propietario de éste y . , La c~estión hacíase más complicada ya: el ca-
de aquel otro- respondió Puig a la vez que señalaba pitan propuso vender el barco al Gobierno previa
e~ bergantín goleta "Isabel'', anclado a corta distan- tasación por peritos y entraron a tratar el p~nto.
cia y al mando de su hijo Juan. . Como pasara el día sin llegar a un acuerdo, La-
-~uy urgente era el llamado de la autoridad torre llamo otra vez al capitán para decirle que si
mantima, tai:to que no permitió al capitán ir dentro no se arreglaba el viaje "el no respondía de lo que
de un rato, smo que lo llevó la propia falúa. pudiera pasarle" ...
No era el Capitán de Puertos quien necesitaba Es natural que con esa advertencia, en tales
a Puig; el que tenía que hablarle era el Ministro días, el asunto quedó virtualmente concluído.
de la Guerra ... Puig corrió a poner en conocimiento de su mu-
jer y ~e su hijo mayor la prevención ministerial y
Más intrigado cada vez con la llamada, fue Puig r:g~eso a contestar afirmativamente, ajustándose el
a buscar para que lo acompañase al Ministerio a
. .
su amig?, paisano y corredor el señor Mata, y mar-
' v1a1e en 12.000 pesos libres, pagaderos en dos cuotas
la primera al llegar a destino. '
charo!l Juntos haci~ el Fuerte de Gobierno, el viejo Enseguida comenzaron los aprontes. "La Puig"
caseron que asento sobre lo que es hoy la Plaza fue invadida por carpinteros, soldados y embarcadi-
Zabala.
zos, unos clavando, otros cargando efectos, otros
(1) Una de las primeras medidas adoptadas por Don Pedro
atando velas y todos enrredando.
Varela. al acceder a la presidencia de la República en enero de Así se fletó "manu militari", la que pasó a ser
1875, fue proceder a desterrar a un grupo selecto de ciudadanos. famosa barca "Puig".
Al efecto, dic~ó orden de prisión i;ontra ellos; y aquellos que no
lograron evad1rl~ fueron embarcados en la barca Puig, al mando
de! Cnel. Courtm, y enviados a Cuba. Las autoridades españ.olas
se negaron a. deJar desembarcar a los presos políticos, y la barca
* * *
hubo de contmuar hasta Charleston. Allí recobraron finalmente su ¿Era "La Puig" un arnero, como generalmente
libertad, a los cuatro me,ses de haber partido de Montevideo.

30
1 se cree? ¿Era una embarcación miserable, un casco
31
Agustín de Vedia, hablando por sus compañeros,
inservible destinado nada más que a que lo tragara en el conocido libro donde relató la famosa odisea,
el mar? quéjase amargamente del tratamiento que les dio el
Nada de eso. capitán Puig.
Era un brick inglés, todo de roble, embarran- El capitán no fue precisamente un hombre
cado no hacía mucho en las costas del Este, que amable y desde el primer momento se colocó del
luego de conducido a la bahía y estando en cuestión, lado del Gobierno y compartió con el Coronel Cour-
lo había adquirido Puig. tin la tarea de vigilar a los deportados.
Después de haberlo comprado y haberle dado ¿Le resonarían en los oídos las palabras con
su nombre, presentóse al capitán catalán la dificul- que Latorre lo llevó a cerrar tratos?
tad de embanderarlo, pues teniendo conforme tenía, ¡Bien puede ser!
bandera inglesa, le decían estar obligado a embar- Del papel de coadyuvante de Courtin, asumido
car un capitán inglés. voluntariamente, vino a nacer, en la travesía del
Optó entonces por ponerle bandera uruguaya y mar, el incidente con el piloto Alsina, desembarcado
el "Babstorpe" se convirtió en barca nacional. a la fuerza en un puerto del Brasil. -
Uno de los deportados, José Pedro Ramírez, con Era dicho Alsina un paisano de Puig, que este
su habitual honradez, consignó ya, a bordo de la contrató aquí para qi{e aliviara las tareas ~e, su hij_?
misma barca, las siguientes palabras justificativas: Juan Puig y Austrich, primogénito del capitán Y pi-
-"A estar a lo que hemos oído, su construcción loto de la barca.
es sólida y tiene buenas condiciones de movimiento". Se trataba de un pobre mozo que iba a embar-
Y los hechos estarían siempre, al fin, para con- car aquejado gravemente de tisis para morir en
firmar esa solidez de "La Puig". Charleston al fin del viaje.
Resistió sin violencia no ya el largo viaje de los Alsina fue dejado en tierra en Cabedelho, puer-
políticos desterrados, con la turbonada final y todo, to sobre el Parahiba, donde los viajeros hicieron la
sino muchos viajes más. segunda y última escala, el 7 de abril
Llegados a Charleston, por lo pronto, el ,casco Pasó por cierto, y Vedia acoge la ':e~ión, que
fue armado en lugre, rebautizado con el nombre de el desembarco forzado de Alsina fue origmado por
"Agustina" -en homenaje a la mujer del dueñ~ agrias disputas surgidas entre él y Puig por motivos
y fletado para Barcelona con carga de algodón. de servicio.
Cruzó el Atlántico del Norte esa vez, volvió pa- La verdad acaso sea otra, a estar a ciertos in-
ra Méjico y continuó sirviendo hasta el año 1883, fe- formes concordantes.
cha en que Puig lo enajenó. Puig comenzó. a desconfiar de la ,lealtad de. Al-
¿Se concibe, por otra parte, que. ~l capitán. y sina cuando vio que el piloto asurrua una actitud
dueño, se embarcase con toda su familia, la muJer ben~volente para con los deportados y llegaba a te-
y tres hijos, en un buque podrido y próximo a des- ner conversaciones y apartes con algunos de ellos.
hacerse? Y que Alsina y los presos simpatiz~ban trasun-
ta del libro de Vedia, sin mayor violencia.
* * *
33
32
1

El capitán fue más adelante: quiso creer que RECUERDOS DEL ASISTENTE PRIETO
una noche Alsina embicaría la barca en alguna pla-
ya del Brasil, dando fin al viaje y la libertad a los \
deportados.
Fue entonces cuando Puig, violento como era,
relegó a Alsina a un rincón y lo conminó a desem- Todavía casi a sesenta años de aquel episodio
barcar en Cabedelho sin expresar causas, bajo la --que se ll;mó atentado célebre- la Deportación
amenaza de que haría conocer a Courtin las sospe- a La Habana es tema de interés entre nuestros te-
chas y sería fusilado "a bordo mismo". mas históricos.
* ,~ *
* * •
La deportación a La Habana, si realmente fue Uno de est os pasados días de prLmavera volví
tal, al fin y al cabo, no lo fue en su origen, según a encontrar en La Paz de Canelones, punto de su
va a verse por la publicación que paso a hacer de residenc.i a, ~l viejo conocjdo Francisco Pri;to? que
dos documentos inéditos hacia la fecha. participó en aquella peregrina aventur~ atlai;itica.
El Don Pedro Riva y Don J oaqum Pmg, for-
* * * man ~hora, el pequeñito núcleo supervivient~ de
El nombramiento del Coronel Courtin, en efec-
to, dice así: los viajeros del transporte de guerra nacional
"El Gobierno, con esta fecha, ha tenido a bien "Puig". . .
nombrar a V.S. para el mando de la Barca Trans- El primero era en 1875 un joven g;ua7diamarma,
porte Nacional "Puig" por requerirlo así el mejor y la travesía le sirvió de excelente pra~hca de, mar.
servicio público y a la vez de la custodia de los pre- Joaquín Puig, era hijo de Juan Pmg, patron de
sos políticos que se envían a Matanzas (Cuba) y la barca y contaba 16 años. .
los que ya se hallan a bordo". Francisco Pietro marchó en calidad de asIStente
"Se hace necesario -rezan, por otra parte, las del jefe militar de la expedición Coronel Cour~in.
instrucciones que acompañaban el oficio anterior- Nacid o en la villa de Rocha, era un moceton r~­
que trate V. S. de conducirlos directamente al punto busto y ágil que trabajaba de cuarteador de ~as di-
indicado salvo que obste fuerza mayor; también se ligencias de la carrera del Este c~~ndo up dia~ ~;u­
previene a V. S. que en caso que los referidos presos rante la guerra de Timoteo Apar.i~io, ·una ~o:rusion
no sean admitidos por las autoridades del paraje a del gobierno lo tomó -en la Umon- destmandolo
donde se destinan "trate por todos los medios posi- al servicio de las armas.
bles de desembarcarlos en el punto más distante Soldado a la fuerza esta vez y por toda la c~m­
que V. S. crea conveniente, a cuyo efecto se pone a paña, el viaje a La Habana y los Estados Umdos
su disposición una fuerza de 25 hombres de uno de lo hizo de voluntario.
los cuerpos de la guarnición." Para formar el piquete militar que debía c_usto-
Para nada, pues, se citaba "La Habana". diar a los 15 ciudadanos deportados por el gobierno
Era una travesía inmensa, "la más larga posi- extralegal de Varela habíanse preferido elementos
ble" y de incierto destino.
35
34
que hubieran tenido algún trato con el mar, un viaje Parece cierto que el fantasma del tósigo estaba
transoceánico siquiera, circunstancia concurrente en arraigado entre los viajeros de la "Puig": .
los extranjeros europeos. Desde luego en el libro en que Agus:m de Ved~a
Por lo pronto toda la plana mayor de transpor- narra la travesía se habla de que el teniente Barens
te estaba compuesta de extranjeros: Courtin, el je- había tomado a lo serio lo de una "conspiración de
fe, era francés; el teniente Nicasio Bareñs era ca- puñal y veneno". .
talán; el alférez de artillería -antiguo marino-- Los ciudadanos deportados, a su vez, abrigaron
Juan Ferreiros, era español (tal vez gallego); el mé- por largos días la sospecha de que doctor Campana
dico Dr. José Campana, era un italiano garibaldino; (en quien reconocieron después un ca~a~lero Y ~n
el practicante José de la Rocha, era un andaluz ale- amigo) pudiera ser algo así como un medico ~orgia,
gre y guitarrero; Puig, el patrón, era catalán; José encargado por el gobierno usurpador -o mas pro-
Alsina, práctico, también español. piamente por Isaac de Tezanos- de envenenarlos. a
Y entre los tripulantes y los soldados, varios ex- todos. Fue por eso que, al principio, se rieron1 ~m
tranjeros así mismo. aceptar los ofrecimientos profesionales del medico
La condición de embarcadizo no concurría en italiano.
Prieto. Prieto tenía - a causa de idéntica sospecha-
-A vos no te llevo porque te vas a marear, la severísima consigna dada por la señora esposa
dijo Courtin a su asistente. del coronel Courtin de dar razón de cuanto éste lle-
-Donde el coronel vaya yo también quiero ir, vara a la boca y, sobre todo, la de no dejarle tomar
respondió Prieto gritando, pues Courtin era muy ningún remedio del doctor de a bordo, aunque se le
sordo. recetara por los achaques de la enfermedad crónica
-Entonces aprontáte y te venís conmigo .. . que padecía.
El doctor Campana, según puede inferirse, era
• * :jo
sospechoso por tirios y por troy:anos. . . .
A las 12 horas y 50 minutos del sábado 27 de Cumpliendo la consigna dice el asistente que
febrero de 1875 la barca "Puig", remolcada por el tiró al agua todo lo que el doctor le recetó, fuese
vaporcito de guerra "Fé", dejaba el puerto de Mon- por cucharadas o en papelitos ...
tevideo con rumbo al S. E . _y vea lo que son las cosas, comenta Prieto, ~l
La despejada memoria de Prieto J?e~mítele re: doctor Campana era un hombre buenísimo y lo mas
cordar muchos pormenores de aquel viaJe que casi sencillo. ,
duró cuatro meses, pero yo no voy a hacer alto. sino El lo trató bien de cerca cuando le cuadro acom-
en ciertos detalles pintorescos y que rezan emmen- pañarlo la vez que el doctor fue de Cabedelho a Per-
temente con Prieto en calidad de ayudante del co- nambuco a llevar los telegramas y las cartas de los
ronel Courtin. viajeros, pues Courtin lo eligió para asistente de
Y en primer término mentaré la consigna es- Campana.
pecial de vigilar cuidadosamente "que no le enve- Saliendo del puerto de Cabedelho en una pe-
nenaran al jefe". queña embarcación, remontaron el río Parahiba has-

36 37
ta la población del mismo nombre, allí alquilaron vez a caballo, con obligada búsqueda y ajuste de
caballos contratando un guía que los llevó hasta una un guía, todo lo cual, dando paso a las horas, hu-
localidad cercana a Pernambuco o Recife, donde ocu- biera permitido recibir ya en Pernambuco, ya en
paron un coche y siguieron a destino. Parahiba, el telegrama del gobierno de Varela que
Los inmensos árboles tropicales que bordeaban ponía fin al viaje de la "Puig'', orden que le había
la ruta quedaron impresos -tal se constata- en la sido arrancada más por los buenos oficios personales
retina del asistente; los árboles y las bandas de mo- del caballero Andrada, ministro imperial en Monte-
nitos chillones que saltaban entre las ramas. video, que por lo que el imperio en sí mismo hubiera
En Pernambuco el Dr. Campana tuvo que ha- hecho para libertar a los presos políticos.
cer muchas diligencias -sabemos que se entrevistó Pero la orden de liberación, como se sabe, llegó
con las autoridades locales y con el cónsul urugua- sólo después que la barca había partido.
yo, que interesó por la suerte de los deportados al "¡Quién diría entonces -escribió melancólica-
periodista liberal José Vasconcellos: pero en esas mente Agustín de Vedia- que una dilación de vein-
circunstancias Prieto no pudo valerle ni para un ticuatro horas hubiera bastado para operar en nues-
mandado. Este, que por primera vez había comido tro destino la más completa transformación! La bar-
ostras - servidas en una posta del camino- era ca "Puig" huía, huía empujada por un viento ene-
víctima de una aguda intoxicación. migo, de la noticia que corría a nuestro encuentro!
-Todo fue, explica, porque no le quise hacer "¿Porqué, entonces, no fue encadenada por
caso al doctor, cuando me decía: "Tomá bastante ca- aquellas calmas que más tarde habían de abrumar
ña después de lo que has comido". nuestro espíritu? .. . "
Pero nuestro hombre sabía el feo delito de un
militar_ ebrio y le tenía miedo a la caña del país,
una cana -se acuerda bien- "clarita y muy livia-
na".
Por la tarde vino a la posada el Dr. Campana
con una noticia que parecía alegrarlo mucho. Horas
después salía el vapor brasilero "Pará", que iba has-
ta el Amazonas, y en ese vapor debían emprender
marcha y llegar a Cabedelho ahorrándose las mo-
lestias de la venida y sobre todo ·ganando tiempo.
Los deportados habían partido de su país bajo
un signo funesto que continuaba torciendo sus des-
tinos ...
Si no cuadra a la fatalidad ensañada aquella
salida tan justa del "Pará", el doctor Campana tie-
ne que permanecer toda una noche en Pernambuco
y disponer al otro día el retorno en carruaje o tal
39
38
EL MEDICO DE LA BARCA "PUIG" Era lo que imaginó el Dr. Julio Herrera y Obes
respecto al dictador Latorre : aprehenderlo, ponerlo
a disposición de la justicia ordinaria y hacer cum-
plir derechamente la sentencia de los jueces.
Obedeció a tan saludable propósito -y esto lo
No fue poca suerte la deparada a los deporta- oí yo de boca del mismo ilustre ciudadano- el ha·
dos de la barca Puig, cuando el gobierno motinero her seguido el hilo de los conspiradores del 11 de
de 1875 designó como médico del mal rebautizado octubre.
"Transporte de guerra nacional", al doctor José Pero Latorre, desconfiadísimo como era, no se
Campana. ·
movió de Buenos Aires, contra lo que esperaban sus
Gracias a ese nombramiento los ciudadanos en compañeros de complot.
camino de La Habana, llevaron consigo no sólo un
facultativo suficientemente capaz sino un hombre * • *
honrado y comprensivo, de ideas liberales, que no La nota prealudida de Campana, que el minis-
tardó en ser amigo de los presos políticos, converti- terio mantuvo en reserva, empezaba así : "En mi
do -puede decirse-- en el de:portado número 16. calidad de médico de a bordo del buque nacional
Antes de que los forzados viajeros hubiesen po- Puig que conduce a los deportados políticos Y pi-
dido descubrir a su médico, mirado con desconfian- quete que les sirve de custodia, es de mi deber, an-
za desde el primer día de marcha, el Dr. Campana tes de tomar definitivamente el mar, hacer presente
ya tenía mostrado su fondo moral en una comuni- al Gobierno a cuyo servicio estoy que, por lo que
cación enviada al gobierno desde el puerto de Mal- veo y experimento en los días de navegación que
donado el 1Q de marzo, tres días después de levar llevamos hasta este punto, no me es posible dejar
anclas en Montevideo. de augurar una travesía expuesta a muy se:ios d~
Bien se guardó el Ministro de Guerra, Coronel sagrados y accidentes en las gentes que estan baJo
Lorenzo Latorre, de dar publicidad al oficio del Dr. mi cuidado médico . . . Me refiero, Sr. Ministro, a
Campana, considerado en la época y con justa razón las condiciones de higiene en que la estrechez y nin-
"como una de las piezas más importantes del proceso guna comodidad del buque coloca a sus habitantes,
criminal a que debe sujetarse un día a los autores destinados a realizar en insuficiente y malsano es-
del grande atentado". pacio una travesía larga, durante la cual se han
de cruzar las latitudes más peligrosas, propensas al
Porque, a raíz del motín de 1875, los ciudada- desarrollo de enfermedades epidémicas y esporádi-
nos honestos abrigaban la esperanza de que la hora cas, peligrosas aún para los buques que reúnen to-
de la justicia llegaría y que a la condena~ión sin das las condiciones higiénicas necesarias, pero muy
levante de la historia tendrían que unirse mas tarde especialmente en casos como este en que nos vemos
o más temprano las penas que marca la ley a los colocados".
que atentan contra la Constitución y las libertades •,
En el caso "poco improbable" de que se desa.
de la República. rrollara cualquier enfermedad contagiosa, las con-
40 41
d1ciones anteriores darían al evento un carácter muy
horizontes y las escenas en que se desenvuelve su
serio. prodigiosa actividad.
Los deportados mal acomodados, continuaba
diciendo, al menos estaban bajo techo y al abrigo "Su imaginación inquieta no se detiene mucho
en días y noches de malos tiempos aunque no para tiempo en un objeto, pero bástale generalmente po-
el desdichado caso de enfermedades. co tiempo para darse cuenta de lo que reclamaría
"Pero la tropa -transcribo al doctor- viene en ~studio ~ meditación a la generalidad de los hom-
las peores condiciones y no es posible subsanar su bres. As1 nos explicamos su profesión científica en
situación. Esta gente está condenada a pasar su vida la que ha acreditado idoneidad y competencia, y a
a bordo arriba de cubierta o hacinados en condicio- cuyos recursos han tenido que apelar casi todos los
nes tales, llegado un caso de mal tiempo, que no d~p.ortados, el coronel Courtin y muchos de los in-
trepido en afirmarlo será de peligrosas consecuen- d1v1duos de la guarnición y de la tripulación de la
cias, no sólo para gentes como las que forman la barca".
tropa, sino por influencia que cualquier enferme- El viaje en la Puig le proporcionó ocasión de
dad desenvuelta en ésta, tenga sobre los demás tri- corre~ aventuras romancescas y al mismo tiempo ha-
pulantes y pasajeros de este buque". cer bien: Eso bastaba al altruista médico garibal-
El Dr. José Campana, que propugnaba con estas dino.
palabras por las comodidades y el bien generales, Los deportados demoraron en tratarlo una por-
no tenía a bordo de la barca Puig ni camarote ni ción de días.
techo ninguno bajo el cual abrigarse. Campana, refugiado en un estrecho comparti-
Sus compatriotas y sus amigos admirábanse de mento de popa, "parecía un ave en su jaula".
la tranquilidad no exenta de vaga satisfacción con Después de la comisión que Courtin le confió en
que recibió la orden de tomar sitio en la sucia barca Cabedelho apreciaron recién sus estimables calida-
del catalán Juan Puig. des de hombre y de médico".
Emigrado al Río de la Plata después de la de-
rrota de Mentana, era el Dr. Campana el año 75 ,¡, * *
médico de sanidad en la Capitanía del Puerto, y Juzgando por la constancia original que doy más
embarcó con los deportados antes que por deber abajo, copiada de los papeles del Ministerio de Gue-
de su cargo por fuerza de su temperamento íntimo. rra (mes de marzo de 1875. Archivo General de la
De no mediar esta última circunstancia no hu- Nación) el equipo sanitario del Dr. Campana 9.ebía
biera carecido de amistades e influ_encias -era muy ser poco abundante.
amigo del Coronel Gaudencio- para hacerse sus-
"A A. Demarchi Hnos. y Cía. $ 146.20, importe
tituir por otro facultativo auténtico o titulado.
del botiquín de la corbeta oriental Puig, pedido por
Hablando del médico que les deparó el destino,
el cirujano mayor del Ejército Dr. D. Carlos Que-
uno de los deportados lo retrató en esta semblanza: rencio, el 24 del ppdo. febrero."
"El sello de su carácter es una impaciencia fe-
bril que tiende a renovar, tanto como puede, los
* * (<

43
En calidad de practicante llevaba a sus órdenes estudiantes de medicina que se negaban a ser tales
a José de la Rocha, andaluz con algunos estudios, por no salir de las filas de fuego y tener que ir a
que había prestado servicios en la armada española retaguardia a curar heridos, en lo más vigoroso del
y por esa época empleado en la sanidad portuaria. ataque, encarnizados como perros en forzar las po-
siciones enemigas.
Este Don José de la Rocha, hombre de excelen-
te humor y guitarrero es el practicante D. José ama- Por tales servicios de armas llegó a tener el
blemente aludido por Agustín de Vedia en su clá- grado de teniente en el ejército de su país, y a os-
sico libro, aunque sin dar el apellido. tentar en el pecho las condecoraciones italianas de
"Este importante funcionario tenía a su cargo la independencia, y la francesa de la campaña de
-dice-- la desinfección del buque, la que se veri- Italia. El año de 1869, el doctor Campana arribó al
ficaba dos veces a la semana. Armado de un balde Río de la Plata, y habiendo ejercido la carrera en
de agua salada sobre el cual dejaba caer algun~s Montevideo unos pocos meses, al año siguiente se
gotas de ácido fénico, penetraba en la bodega, y, sm trasladó al Rosario argentino.
respetar colchones ni almohadas, esparcía a manos Sin embargo, la corta permanencia en nuestra
llenas su líquido bienhechor!" capital tuvo sobre su árumo una influencia decisiva,
De la Rocha, chancero como buen andaluz, co- y en 1872 tornó a la república, donde sus relaciones
laboró con los deportados en cierta broma a base lo acogieron de modo excelente, buscando la forma
de desinfectantes de que fue objeto la mujer de don de que pudiese arraigar en el país.
Juan Puig, aquella malhumorada Dña. Agustina, que Obtuvo, merced a esos buenos oficios, un cargo
tanto había hecho por infernarles un poco más el de médico en la Capitanía del Puerto.
maldito viaje. Tres años más tarde hizo la aventurada trave-
• • • sía de Montevideo a Charleston como médico de la
barca Puig, y regresó de Norteamérica el mismo año
El doctor Campana había nacido en Italia, en de 1875, a tiempo para curar los heridos gubernis-
Sabioncello, población del antiguo ducado de Fer:a- tas, destrozados por los fusiles Remington que los
ra, el 26 de julio de 1837, teniendo entonces 38 anos deportados habían comprado en Estados Unidos, y
cuando se embarcó para La Habana. que emplearon luego en la Revolución Tricolor.
En la Universidad de Ferrara obtuvo sucesiva- Se sabe el estrago que causó en las filas guber-
mente los títulos de farmacéutico y de médico. Alis- nistas la bala del Remington. En el combate de Per-
tado como voluntario a las órdenes de Garibaldi, severano, donde los revolucionarios del bravo y ca-
hizo la campaña libertadora de los Cazadores de los balleresco Coronel Julio Arrué derrotaron a los ba-
Alpes, el año 1859. tallones del Coronel Gaudencio, el campo de la lu-
En la expedición contra Rosina, trágicamente cha -según un testigo presencial- quedó como
terminada en Mentana, también sirvió a las órdenes arado.
del Libertador, y distinguióse como oficial del 89 La puntería un poco baja de los infantes de la
regimiento en la sangrienta jornada de Monte Ro- Tricolor ~rodujo en las extremidades inferiores de
tondo. Campana se contó entre aquellos médicos y

44 45
los pobres soldados -a la fuerza- del gobierno, im-
presionantes heridas, que aparejaban en notable por-
ción de casos, la amputación y la muerte.
¡ El gobierno del General Tajes, en 1890, en mé-
rito a sus servicios al país, designó al doctor Cam-
Luego de rendir buenos servicios a la Sociedad J pana teniente coronel honorario del ejército nacio-
nal, en el arma de infantería, dándole los correspon-
li'ilantrópica Masónica en días de epidemia, el doc-
tor Campana aparece de nuevo en el vecino país, ! dientes despachos.
acompañando al coronel Carlos Gaudencio en una
etapa revolucionaria en Buenos Aires, en junio de
1880.
Gaudencio, antiguo compañero de los "cando_m-
beros del 75", corrido por Latorre, andaba metido
en la política de su provincia, pues como sabemos,
el coronel Gaudencio era porteño.
Dueño un momento de cierta posición domi-
nante, designó al doctor Campana m~dico de la Co-
mandancia Militar de la Boca del Riachuelo ...
Es la última y breve etapa movimentada ~e la
existencia de nuestro médico. En 1880 el gobierno
del doctor Vidal extendió a su favor una patente de
cónsul del Uruguay en Génova.
Allí permaneció el doctor Campana 11n cuarto
de siglo, casi día por día, viniendo a fallecer el 11 l
de marzo de 1905 -decano del cuerpo consular-
en una villa de Quarto, frente a los gloriosos esc?-
llos de donde había partido la expedición de los Mil. '
1
1
Su adhesión y su amor a esta tierra que había 1
querido como suya y donde nació su hijo único, lla- 1
mado Américo, lo demostró el doctor Campana en 1
toda ocasión en que fue preciso.
Inspirado por esos sentimientos, escribió un
opúsculo "L'Uruguay, Appunti e note'', donde re-
l!
batía tendenciosas y equívocas afirmaciones hechas
en Francia y publicó reiterados artículos de propa-
i
ganda nacional en diarios y revistas. 1
Fue presidente de la Comisión Uruguaya de la
Exposición Internacional Americana de Génova en l
1892.
.1
46 47
EL SECRETO DE LOS DEPORTADOS No ignoraba el esdarecido redactor de "La De-
mocracia", que lo del sensible extravío, eran meras
palabras suyas.
Pero le constaba perfectamente al autor del
libro, que el sensible extravío del monito, no había
Con dos pedazos de verdad que andaban por sido, para los deportados, ni sensible ni extravío.
ahí deshermanados, conseguí reconstruir, casual- El monito de Courtin, viene a constituir el eje
me~te, este pequeño episodio curioso, acaecido . en de mi historia.
uno de los más sonados sucesos de nuestra vida Creo que lo compró en la escala brasilera de
contemporánea. Cabedelho, pero lo cierto es que el coronel aficio-
Muy distantes de la cordialidad estuvieron las nóse mucho al pequeño simio, mansito y gracioso,
relaciones entre los desterrados y el Coronel Ernesto por cuyo cuidado se preocupaba sobremanera.
Courtin jefe del transporte de guerra nacional Un día, fastidiados más que de ordinario ;1-os de-
"Puig'\' título pomposo que ostentó en el viaje el portados por alguna orden del Coronel Courtin, que
antiguo brick. , . no les pareció ni justa ni adecuada, maquinaban en
Courtin no era un hombre malo y los pohticos rueda sobre el modo de vengarse de él, mortificán-
confiados a su custodia --el mismo Agustín de Ve- dolo. Alguien propuso emprenderla con el inocente
dia lo confiesa en su libro- "no tuvieron, por lo mono y como los demás hallaron buena la idea, se
general motivos para sentirse personalmente agra- acordó condenar a muerte el "tití" por unanimidad
viados por el trato del Coronel Courtin". de votos.
Y luego añade : "Sea dicha la verdad en honor Y para que la cosa resultara más, se convino
de ella misma. Entre los hombres capaces de ha- que el ejecutor sería aquel de ellos que .P rimero ha-
cerse cargo de una comisión tan inicua, era él quien llase a mano el monito.
menos recelo infundía a las víctimas de la barca Como proposición complementaria y en medio
Puig". de gran jarana, juraron todos, con el br8:zo exten-
El coronel era un violento, cuyo genio ardía en dido, que ninguno, nunca y en .ning~?ª circunstan-
bruscos arrebatos y entonces tronaba y amenazaba cia revelaría el secreto de la eJecuc1on.
con escarmentar "al más pintado". ' Al aue le tocara la suerte, ése cumpliría la
Los deportados a su vez, hombres jóvenes casi cruel deéisión, pero a nadie lo diría, ni nadie debía
todos y alguno de ~xcelente hum~r, no de~pe!dicia­ inquirir al respecto, ni directa ni indirecta~!'mte.
ban ocasión de molestar a Courtin, con md1rectas Dos días después, el mono desaparec10 de a
alusiones y lo que hoy llamaríamos en argot corrien-
te, pequeñas "butifarreadas". , bordo.
La furia de Courtin y el regocijo oculto de los
Vedia dice en su "Historia de un atentado ce-
lebre", que Courtin -por ejemplo- estuvo enoja- -deportados eran semejantes. . .
dísimo "con motivo del sensible extravío de un mo- La sentencia estaba cumplida y en secreto, se-
nito que hacía las delicias del coronel". gún el juramento.

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49
Concluyó el accidentado viaJe, regresaron al
país los compañeros de peregrinación, ( 1) Carlos -De veras yo no fui, ni supe nunca quién fue ...
Gurméndez fue sacrificado, el mismo año, peleando Flores y Rodríguez Larreta tomaron camino
con la divisa tricolor en el kepí; Dupont falleció jo- p~a el g~all: viaje, y después los siguió Cándido Ro-
ven en el Salto, unos volvieron a los viejos partidos, b1do, el ultimo de los sobrevivientes del histórico
haciéndose blancos o colorados, tal cual entró, con los atentado del 75.
años, a servir a Santos; José Pedro Ramírez, presi- Con él debió irse el secreto del manito de
dió el Ministerio de la Conciliación; Fortunato Flo- Courtin ...
res, Osvaldo Rodríguez y Cándido Robido, ascen- Pero la otra mitad de la verdad andaba por
dieron a generales, Julio Herrera y Obes llegó a ser su lado.
presidente de la República. El secreto no existía ni existió nunca entre los
Dispersados en distintos campos de política, al deportados.
viento de la vida, el vínculo de la deportación a La C:ada. uno, ante los ojos de los demás, era el
Habana unió siempre a aquellos hombres. depositario del misterio.
Y cuando se tocaba el tema y se evocaban los Pero, al fin, ninguno de ellos poseía tal secreto.
episodios se solían preguntar sonriendo:
-¿Y del mono de Courtin, nunca llegaste a * * *
saber nada? Cierta ocasión, a bordo del transporte "Río
Con un sentimiento de orgullo, ante el honor Branca", en amable rueda de oficiales de marina
con que se había conservado aquel juramento hecho estaba el malogrado amigo y compañero salteño Be~
en broma, la respuesta era siempre la misma. leche y Carlos A. Olivieri, entre otros más hablan-
Ninguno había sido, ninguno tampoco sabía do del v~aje a La Habana d: la barca "Puig", de los
quién pudo haber echado al agua el mono ... que ha.b1an hecho la traves1a, del teniente Ferreiro
En los últimos tiempos, dos de los últimos so- Y del Joven entonces oficial Pedro Riva Zucchelli.
brevivientes de los desterrados de la "Puig", el an- El comandante Carrasco Galeano se acordó de uno
tepenúltimo y penúltimo, si no estoy equivocado, el de los soldados que habían sido de la custodia de
coronel Ricardo Flores y el doctor Aureliano Ro- los deportados, y q?e todaví~ ambulaba por el puer-
dríguez Larreta, ambos viejos ya, comentaban aquel to Y la <?omandanc1a de Marina, medio vago y dado
lejano sucedido y se admiraban del secreto conser- a la bebida ...
vado inviolable, entre quince personas. -:-El me ~a conta~o que una noche, enojado con
-De veras tú no fuiste, ni sabes quién pueda Court~n n~ se por que causa, agarró un mono que
haber sido ... J Courhn mimaba mucho y lo mandó al agua.
Al otro día todos buscaban el mono pero no
(1) El grupo de los deportados se apresuró a volver al Rio de
~
1 hubo caso... '
la Plata. En Buenos Aires, conjuntamente con los exilados que alli 1
residfan, organizaron la llamada "Revolución Tricolor.., que se ini-
ció en octubre de 1875. Las primeras acciones fueron favorables
1 * * *
a los insurrectos, pero finalmente la victoria correspondió a Ja¡
armas gubernamentales. En diciembre todo babia terminado. . Fácilmente nos explicamos de este modo que
runguno de los deportados diese, ni pudiera dar ra-
zón del monito. '
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51
Tristán Narvaja, Ministro de Gobierno y del Dr. An-
LA RENUNCIA AL GENERALATO drés Lamas, titular de la cartera de Hacienda e in-
terino de Relaciones Exteriores.
¿Qué le tocaría hacer en la dirección del país
a los nuevos ministros, como no fuese deslustrar an-
te la posteridad sus antecedentes cívicos?
Cuando el Coronel Lorenzo Latorre entró a for- Nada, absolutamente nada.
mar parte del Gobierno dictatorial de Pedro Vare-- El doctor Narvaja, que no tenía mayor pasado
la, en calidad de Ministro de Guerra y Marina en político, pudo ser salvado por su fama de juriscon-
el Gabinete del 15 de Enero de 1875, era una figura sulto, pero el doctor Lamas vino al fin a encontrarse
secundaria. hundido para siempre: mal con los vencidos oposi-
Por sobre todos los personajes, más o menos tores revolucionarios, a quienes alentó y con quienes
tales, que surgieron en aquel revuelto mar de la po- conspiró en Buenos Aires, y mal con los vencedores
lítica, y por sobre el mismo Gobernador Provisional, que lo arrojaron del ministerio, donde fracasó como
y después Presidente electo Pedro Varela, surgieron financista, escarneciéndolo todavía.
las personalidades de Isaac de Tezanos y de José La revolución Tricolor, en cambio, puso delante
Cándido Bustamante, Secretarios de Estado en las del Ministro de Guerra y Marina, un campo que el
carteras de Gobierno y de Hacienda y Relaciones ministro abarcó con mirada cierta y aprovechó sin
Exteriores, respectivamente. demora.
La cuestión financiera había sido la más ardua Los partidarios de la Reacción Nacional, que
y tremenda cuestión con que el gobierno derrocado era el nombre oficial de las huestes alzadas en ar-
del Dr. José E. Ellauri tuvo que luchar. mas contra aquel escandaloso gobierno de colorados
No podía suponerse que tan graves problemas y blancos de Montevideo (al que respaldaban de
se solucionaran con sólo cambiar la gente encargada mancomún los Generales José Gregario Graves y
de mandar en el país. Timoteo Aparicio) habían logrado varios triunfos de
Los asuntos ~e hacienda gastaron al ministro cruzas y un momento pudieron creerse dueños del
Bustamante en un término angustioso; la confirma- Norte del Río Negro.
ción latente y la desconfianza del país, liquidaron al Los viejos generales de la guerra del 70-72 no
ministro Tezanos en plazo más o menos igual. tenían ganas de pelear, algunos estaban mirando
Ambos concluyeron su mandato de una manera caer las pesas, otros simpatizaban, en el fondo, con
que nadie habría podido suponer en los días de ene- la revolución.
ro del 75, nombrados ambos ministros de la repú- Su espíritu se reflejaba en el sentido de las ope-
blica en el extranjero, Bustamante para el Brasil, raciones de los ejércitos: Borges se ocupaba en Pay-
el 30 de junio, como Enviado Extraordinario y Mi- sandú de organizar y equipar su fuerzas sin sombra
nistro Plenipotenciario; y Tezanos para España, en de prisa; Enrique Castro acampaba en la costa del
carácter de Ministro Presidente, el 6 de agosto. Yí, con idénticas miras, ordenándole a Timoteo Apa-
Solamente quedó el Coronel Latorre en el gabi- ricio, que esta vez servía a sus órdenes, que bajase
nete reorganizado el 31 de julio, colega del Dr. a Florida.
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Era el momento decisivo y Latorre lo aprove- Pronto la revolución, pese al heroísmo de los
chó. Muniz, los Saldaña, los Arrué, los de la Zeana, los
Simple coronel y sin mayor antigüedad, pero Puentes y los González, es.t uvo del otro lado de las
prevalido de su cargo de Ministro de Guerra y Ma- fronteras. ü'
rina, salió a ponerse al frente de las operaciones con Latorre recibía el envidiable título de Pac 1-
ánimo de llevar por delante prestigios y jerarquías. cador. .
El 7 de noviembre abandonó la capital, yendo Sus amigos y admiradores de Mo~te':'1deo, en-
a entrevistarse en Florida con el General Aparicio, cabezados por el Presidente de l~ ~epubhca Pedro
el cual desde ese momento pasó a convertirse en un Varela, que temblaba ante su Mm.1stro, se apresu-
cero. raron a brindarle los honores del triunfo.
Deteniéndose lo indispensable continúa su ca- Homenajes al modo romano, con arcos, laureles
mino rumbo al Norte y en Durazno toma a sus ór- frescos y multitudes clamorosas. . . ,
denes el mermado ejército del General Castro, a Pero el Pacificador, hombre sombno y de na-
quien no dejó sino su título de Comandante General turaleza torva, no las iba con esas cosas. .
del Sur de Río Negro. - Abandonando el ejército con una reduc1~a es-
Todas las divisiones departamentales que Cas- colta 1 el 20 de diciembre a media tarde presentose
tro tenía con licencia temporal fueron llamadas in- inopinadamente en Maroñas, mientras que todos lo
mediatamente a formar; el Coronel Miguel Antonio suponían en Cerro Largo.
Navajas, Ministro interino de la Guerra, se vió en ·El ejército quedó a órdenes del Coronel Eduar-
apuros para satisfacer los exigentes y reiterados pe- do Vásquez, jefe de Estado Mayor del Gobierno de
didos que el titular formulaba desde su campo re- Pedro Varela!
clamando plata, fusiles, equipos, municiones, ca- ¡Vásquez, todavía no pasados diez ~eses desde
ballos . .. que había sido M!nistro de G?erra y Marma de~ Dr.
A los diez días estaba Latorre en condiciones Ellauri, contribma a extermmar a sus companeros
de abrir la campaña de verano, con un ejército ali- y amigos de la víspera! . .
gerado hasta lo más posible, y con cuanto caballo El gobierno solicitó del Cuerpo Legislativo, man-
pudo juntarse, pasando por encima de todos merced so rebaño de hombres, las palmas de general para
a requisas de vigor inaudito. el coronel ministro. , ,
Confió la vanguardia al Coronel Simón Moyano, La Comisión ¡rermanente .de~oro mas en ente-
jefe duro y activo a la vez, y fue al encuentro de rarse del mensaje pidiendo la vema para el ascenso,
los revolucionarios a marcha rapidísima, que las que lo que demoró en acceder al reclamo.
lluvias no alcanzaron a obstaculizar de manera sen- El ministro, entonces, se quiso dar gus~o. de no
sible. aceptar el generalato y con fecha 23 de d~c~e.mbre
Aquella ofensiva fulminante no la podían con- de 1875 renunció a tan alto empleo en la mihc1a.
tener las columnas bisoñas y sin mayor coherencia Entre otras razones igualmente poderosas ex-
de la Reacción Nacional, deficientemente armadas a ponía al Presidente Varela, las dos principalísim~s:
costa de los mas grandes sacrificios. "la angustiosa y desesperante situación del ~rario,

54 55
incapaz en el momento, de soportar nuevos recar- UN PLAN DE 1876 PARA
gos, y la necesidad de dar una lección a esos mili- DESHACERSE DE LATORRE
tares y ciudadanos que sólo sirven a la República
por los atractivos de las recompensas individuales,
y no por llenar los deberes que tienen contraídos, •
ora como soldados, ora como simples particulares".
El futuro dictador encamaba así en su persona, 1 Sabido es que las fracciones coloradas y blancas
las virtudes militares de César y la austeridad de .
p
que prepararon y respaldaron el Motín militar del
Catón ... 15 de enero de 1875, que puso fin al gobierno cons-
titucional -intachable en todo sentido- del Dr.
José E. Ellauri, sustituyeron a este ilustrado ciuda-
dano por Pedro Varela, un hombre de inteligencia
menos que mediocre, desprovisto de carácter y que,
hinchado de vanidad, se consideraba a sí mismo, de
tiempo atrás, cor.io el heredero político del extinto
General Venancio Flores.
El oculto fin de esa elección no pasó desaper-
cibido a nadie: en cada uno de los grupos de presa
colaboradores en el atentado de enero, había quienes
esperaban ser los verdaderos árbitros de la situación,
dominando a su antojo al mandatario usurpador, en
plazo más o menos largo.
Una lucha se entabló, entonces, alrededor de
Pedro Varela para ver quien ganaba a quien.
Los más audaces, cuyos antecedentes los seña-
laban como justamente peligrosos, fueron los prime-
ros en mellarse en aquella porfía de ambiciones.
Isaac de Tezanos, alma negra de la conspira-
ción, y José Cándido Bustamante, desequilibrado
instrumento de la misma, nombrados por Varela el
propio día del motín, Ministros en el departamento
de Gobierno y en el de Hacienda y Relaciones Ex-
teriores, respectivamente, habían tenido que aban-
1 donar sus ministerios corridos apenas seis meses.
El 31 de julio, en efecto, Varela reorganizó al
gabinete sustituyendo a Tezanos por el doctor Tris-
tán Narvaja y a Bustamante por el doctor Andrés
Lamas.
56 57
Del ministerio del Motín -tres ministros-- sólo De donde se infiere que si el Dr. Lamas logra-
permanecía en su cargo el Coronel Latorre. ba sorte~~ pas.ablemente las tremendas dificultades
Los nuevos _-olaboradores traídos por Varela de la cr1s1s reinante era un candidato de p·
sigrúficaban bien distinta cosa de los que se marcha-
ban del gabinete y del país; Tezanos, nombrado mi-
, t't · V ' ie para
sus I m; a arela cuyo gobierno, a fuer de comple-
mentario del de Ellauri tendría fin el 1Q de
de 1877. • marzo
nistro en España y Bustamante, nombrado ministro
ante la corte del Brasil. Lamas conf~~raba así un enemigo posible que
El Dr. Narvaja era en la política de la hora un Latorre descubrio en seguida, por lo cual se dispuso
v:ilor comparable a cero. El Dr. Lamas, quebrado a acelera; sus planes de predominio futuro.
ante la opirúón desde hacía años, concluía de perder d ~l !mal del "Año Terrible", el avance político
las últimas consideraciones por el mero hecho de e1, llllmstro de la Guerra era evidente, como pronto
abandonar su retiro de Buenos Aires -donde tra- seri:i mayo~, para luego a principios de 1876 rayar
bajaba sin ocultarlo con los emigrados que prepara- en insolencia.
ban la revolución- para venir a integrar el gobier- . .Los dos ministros en pugna tenían cada cual su
no usurpador combatido la víspera. d1ar10.
Otras figuras de los primeros momentos, blan- El ministro de la Guerra "El Nacional" que
cas o coloradas de las fracciones netas, se tornaban r~dactaba .e~ jefe un aventurero ecuatoriano, perio-
cada vez más borrosas cualquiera fuese el plano don- dista alqmlon pero de talento llamado Tomás Mon-
de se movieran. cayo. '
Una sola ganaba posiciones a vista de ojos, y L A despecho de la bancarrota del erario público
esa figura era la sesgada y pálida del Coronel La- °
at rre le hacía dar mensualmente una subvenció~
d e 1 00 0 pesos al diario.
torre.
Varela creía en Lamas como financista y por ~l doctor. Andrés Lamas, era dueño de "La Tri-
eso lo había traído al Ministerio de Hacienda. b~na., cuya imprenta su antiguo propietario José
Las finanzas, que cuando van mal se prestan a Cand1do Bi;stamante, había entregado en pago al
preparar el espíritu público para las situaciones de Banco Maua.
fuerza, se convierten, producido el atentado, en el . ~uy vinculado a Lamas, el vizconde de Mauá
cáncer que devora y mata las situaciones de oríge- f1r;ia~c1aba de su bolsillo la publicación de su amigo
nes espúreos. m1mstro.
Así invariablemente. La que nació del motín ~n tercer órgano de prensa, aliado a "La 'rri-
del 15 de enero como la que se engendró por el golpe bun,a contr.a Latorre, era "La Política", dirigida por
alevoso del 31 de marzo. Jose Antomo, Tavolara, y sostenida gracias a 500
A los del 75 la cuestión económica se los devoró. pesos que s_al,ian cada mes de las cajas de la Jefa-
La catástrofe financiera se convierte -por ge- tura de Pohc1a de la Capital.
neral desespero- en el más poderoso e irresistible Este importantísimo cargo estaba confiado al co-
aliado de la reacción histórica que sólo necesita unas ronel <;arlos Gaudencio, militar que poseía toda
elecciones libres para dar su veredicto condenatorio. la confianza del Presidente Varela y perfilaba con

58 59
motivos como rival de Latorre en la lucha por pri- el 29 jefe, el Sargento Mayor Plácido Casariego, era
mar sobre el ánimc- agotado de aquel pobre hombre. hechura del ministro.
"El Nacional" -tan insolente como el que lo Además Gaudencio tenía a sus órdenes las fuer-
inspiraba- hacía fuego de artillería gruesa c~ntra zas policiales, muy remontadas por la agitación del
el Dr. Lamas (no obstante ser colega de gabinete ambiente político.
de Latorre) y contra el jefe político Gaudencio. Así las cosas, el 21 de febrero, Latorre obtuvo
Se apod~ba al diario, por su violencia, "el Re- señalado triunfo, con un nuevo cambio de ministerio.
mington" del nombre del fusil preciso y tnortífero Los doctores Narvaja y Lamas fueron sustitui-
recién en~ayado en la lucha de la Revolución Tri- dos por elementos o adictos personalmente al minis-
color. tro de la Guerr a , como José María Montero (hijo ) ,
* * * que ocupó el ministerio de Gobierno, o anodinos
como el Dr. Mateo Magariños Cervantes, nombrado
Cuando Gaudencio estuvo convencido de que no para Relaciones Exteriores y Hacienda. Los campos
era capaz de sustraer al Presidente Varela de la ór- se definían cada vez más, pero disimulando unos y
bita de influencia de su avasallador Ministro de la otros sus recelos, esforzábanse por mantener la ex-
Guerra cambió de plan, solicitando a la acción efec- terioridad de las buenas relaciones oficiales.
tiva lo ' que no lograría con argumentos m. con pa- Todas las noches, después de la sacramental re-
labras. corrida de los cuarteles, el ministro de la Guerra
Y se resolvió a proceder contra Latorre direc- pasaba por la Jefatura, -ubicada en el piso del Ca-
tamente. bildo-- charlaba un poco con el jefe y luego se re-
Unica vía probable, después de todo, porque la tiraba a su domicilio.
adhesión de los batallones de línea al Presidente Gaudencio concibió el plan de apoderarse de
Varela en caso de que Latorre quisiera dar un golpe Latorre en una de esas visitas, reduciéndolo a bue-
de mano, era dudosísima. nas o a malas, y dueño de la situación, desconcer-
Moncayo había estampado en "El Nacional" pa- tados los elementos del ministro por lo inesperado y
labras imprudentes : . fulminante del ataque, cambiar los jefes de los ba-
"El prestigio del Ministro de la Gue~ra reside tallones por hombres adictos.
en que él cuenta con los 8 batallones de linea y los La noche del sábado 4 de marzo debió ser la
comandantes milüares en campaña". del golpe.
Probablemente no contaría con todos los jefes Con tal fecha y mirando al futuro, Gaudencio
de la fuerza de línea. El Coronel Casimir? García Y dejó en manos del Presidente Varela una larga car-
los Comandantes Angel Casalla y Zenon de Te~ ta en la cual narraba el desarrollo de los avances
zanos, por lo pronto, eran hombres de Varela o s1 del Coronel Latorre, señalando la urgencia de po-
se quiere de Gaudencio. . . nerles punto.
Al Coronel Miguel Antomo Nava3as,, de la ª!- "Manifesté ayer a V. E. la imprescindible ne-
tillería, enemigo descubierto de Latorre, ~st7 hab1a cesidad de dar un corte a la muy especial y dificilí-
logrado alejarlo transitoriamente del reg1m1ento Y sima situación en que nos encontramos todos, em-

60 61
pezando por V. E. y concluyendo por el último de Llamó a un ayudante de su confianza Arístides
sus verdaderos y leales amigos". Bassiconi, y le mandó decir al Preside~te Varela
La administración -seguía diciendo-- resen- "que ya había llegado el ministro". Varela vivía en
tíase por su base -y particularmente la autoridad la casa de altos ~e. !ª calle Rincón, pasada Treinta y
presidencial- desde que se había hecho carne en Tres, donde res1d10 luego el Dr. Zorrilla de San
el público que el Ministro de la Guerra ejercía una Martín.
intolerable y absoluta influencia en el gobierno. El Presidente con toda premura le hizo contes-
"Todo el pueblo -palabras textuales- teme tar por el mismo mensajero ... "que era preciso es-
que amanezca cualquier día y haya desaparecido el perar hasta e l lunes y que fuese inmediatamente a
gobierno actual, sabe Dios suplantado cómo y por hablar con él".
quiénes". En presencia de Varela, Gaudencio lo halló mas
"Esto no es ya un secreto, porque hace mucho sombrío que de costumbre, evasivo en cuanto a lo
tiempo que viene hablándose de una dictadura que principal, divagando y mezclando en la conversación
reemplazará al gobierno de V. E.". a _Lamas, a Mauá, al Brasil y otras cosas que no ve-
. . . No era tampoco un secfeto que el Coronel man a cuento ...
Latorre hacía alarde de las fuerzas con que decía Latorre, entretanto, había salido de la Jefatura
contar, pero que en cambio obedecerían a las órde- como todas las noches, la noche, precisamente, en
nes del Presidente en cuanto diera sus órdenes. que con las máximas probabilidades debió haber sa-
"Es V. E. el Jefe del Estado ... V. E. tiene ami- lido con los pies para adelante.
gos y en su carácter legal de Presidente de la Re- "Y no volvió más desde aquel día".
pública el partido en masa lo rodearía en el mo- El lunes, Gaudencio, dimitida la Jefatura iba a
mento en que tomara con mano firme las riendas refugiarse en el Consulado argentino. '
del gobierno sometiendo al mismo tiempo a todos los . Cuando Casimiro García y Angel Casalla qui-
que, como sucede actualmente, ofrezcan resistencia". sieron entrar en sus respectivos cuarteles la guardia
"Resuélvase V. E. y quiera hacerlo, que basta les negó el acceso.
con quererlo y resolverse". Latorre en persona fue a dar posesión del man-
Indicaba luego algunas de las medidas más ne- do del 39 de Cazadores al Mayor Emilio Reynaud.
cesarias a tomar y ofrecía su renuncia de la Jefatura A Zenón de Tezanos le exigieron la renuncia
para el caso que S. E. no compartiese sus puntos de y a Navajas le quitaron el mando de la artillería que
vista, "garantía para el mismo gobierno y para los conservaba nominalmente.
amigos de S. E.". Para sustituir a Gaudencio se designó al Coronel
Contando, cuando menos en esos momentos con
el beneplácito de Varela, era cuestión de pro~eder
en seguida.
El sábado de noche, como siempre, llegó La-
torre de visita al Cabildo, pero Gaudencio tuvo un
¡ Juan P. Goyeneche.
Gaudencio, como era costumbre, dio un "mani-
fiesto a la población de Montevideo" e hizo pública
la carta dirigida el día 4 al Presidente.
Este, a quien la epístola de Gaudencio dejaba
increíble momento de estupidez que fue su pérdida. tan mal parado, sindicándolo como simple instru-

62 63
Así fluye sin la más mínima violencia de los
mento en manos de su ministro de Guerra, se creyó hec~os y e~ Coronel Gaudencio me lo confirmó en
en el caso de contestar públicamente con una pro- varias ocasiones.
clama tan ridícula como famosa. ~ntiguo amigo de mi padre, con el cual había
"En presencia de los acontecimientos que han traba~ado de compañero en la tienda de Máximo
obligado al P. E. a introducir modificaciones en el Gonzalez en el Salto, el año 60, frecuenté yo al ve-
personal de la administración, y para desvanecer terano coronel en sus últimos tiempos, -distrayendo
las intrigas de todo género que explotando la cre- con recuerdos y preguntas de cosas viejas algunas
dulidad pública, hacen presumir que el Presidente de las largas horas que sus males lo tuvieron cla-
de la República .se encuentra coacto, cúmpleme de- vado en un sillón.
clarar que en nmguna de las declaraciones que he
tomado desde que ocupo el puesto con que me hon-
raron los Representantes del Pueblo ha obedecido
a otras influencias que a las que legalmente deben
ejercer y ejercen en los acuerdos del Gobierno los
consejeros responsables, y que, antes haría dimÍsión
del cargo que subordinarme a exigencias indebidas
que f elizment.e no se me han hecho, puesto que reina
la mayor umdad en el propósito de consolidar el
orden de cosas existentes."

De la verdad de las afirmaciones de Pedro Va-


rela los hechos hablarían prestamente.
Cuatro días transcurridos, el 10 de marzo, tenía
que renunciar la presidencia, marchando a la ex-
patriación.
Su ministro de Guerra el Coronel Lorenzo La-
't orre, con título de Gobernador Provisorio, era dic-
tador de la República.
* .. ..
Sin que exista la prueba material --que dadas
las características morales del Presidente Varela no
se necesitan por otra parte- es evidente que este
hombre desdichado, pensando tal vez que así lo per-
donaría, descubrió a Latorre el plan del 4 de marzo.
65
64
EL EPISODIO DEL 10 DE MARZO DE 1876 Pretendía vanamente levantar la acusación for-
LATORRE DICTADOR mulada en carta del mismo día, por su mismo jefe
político el Coronel Gaudencio, al dimitir aquel cargo
de confianza.
Las palabras de éste no admitían dudas: "Na-
cido para hacer la carrera como los hcmbres decen-
Comprendo bien la posición de mis dedicados tes, he llegado al grado de coronel: con él entré a
lectores ante el desconocimiento general de algunos servir al Gobierno del 15 de enero, con él me voy
de los apasionantes . sucesos de nuestro pasado casi a mi casa, por no ver mas ignominias, por que las
próximo que suelen servirme de tema. del 21 de febrero y 5 de marzo son más que sufi-
A un desconocimiento casi total de ellos, añá- cientes para desilusionar a cualquiera".
dese la imposibilidad absoluta de hallarlos narrados La ignominia del 21 de febrero era Ja imposi-
con cierto detalle en ningún libro de historia nacio- ción del Ministro de Guerra Coronel Latorre, obli-
nal de cuantos van escritos y publicados hasta la gándole a Varela a eliminar del Gabinete al Dr. An-
fecha. drés Lamas.
Se quiere conocer en qué circunstancias asumió La del 5 de marzo era la que le impuso la se-
el Coronel Lorenzo Latorre la autoridad dictatorial. paración del propio Gaudencio de la Jefatura de la
Veremos, entonces, de narrar el que llamo far- Capital.
saico episodio del 10 de marzo de 1876. S. E. , pese a sus desmentidos, estaba coacto.
Farsaica y embustera pueblada a la cual sus Lo sabía todo el mundo que su permanencia en el
desaprensivos gestores y terrible usufructuante se Gobierno era cuestión de días, tal vez de horas.
apresuraron a calificar de plebiscito válido expresi- Se marchó hasta el 9 de marzo, día en que los
vo de la voluntad de la nación. más diversos rumores cruzaron la capital, destacán-
Nada más distante de la expresión del real sen- dose como verídico el de que Pedro Varela había
timiento público que estos movimientos incubados mandado su renuncia a la Asamblea General.
al calor oficial, para lanzarse a la calle a pordiosear Efectivamente la envió con esa fecha, pero el
dictaduras. cuerpo legislativo no tuvo tiempo de considerarla,
Así lo reconocieron los mismos ejercitantes del y Juan Antonio Magariños, Presidente del Senado,
poder discrecional, cuando f ueron hombres hon- se quedó con ella en el bolsillo.
rados. El viernes 10 de marzo la acefalía del Poder
"Estas manifestaciones públicas -dijo el Gene- Ejecutivo era total.
ral Venancio Flores a los que le preparaban una en El Ministro de la Guerra contribuía a acentuar-
los últimos tiempos de su gobierno - no sirven nada la por todos los medios, inclusive absteniéndose de
más que para formar tiranos". concurrir a su despacho so pretexto de enfermedad.
El Presidente Pedro V arela, en su proclama del A las 10 de la mañana, el Dr. Juan Andrés Váz-
6 de marzo de 1876, negaba que se encontrase quez, juez de comercio a quien sus sentencias ne-
coacto. gando la retroactividad del curso forzoso dieran pres-
66 67
tigio ante el comercio, reunió en su domicilio a un
grupo de personas de algún relieve en las distintas dos hermanos suyos; un cuñado y un concuñado de
esferas sociales, para cambiar opiniones acerca de la Latorre; algunos extranjeros de avería como Mon-
manera mas adecua~a de convocar al pueblo para cayo, director del diario latorrista y el "financista"
que, dada la solemnidad de la situación éste "satis- P?rtu~ués Da Cost~ Fortín?º• ciudadanos de larga
faciendo las aspiraciones de todo el pa~" propusie- historia como Gabnel T. Rios y Bernabé Rivera y
ra "al patriota coronel Latorre como un ~cto de es- un grupo de empleados públicos. '
clarecido patriotismo presidiera un gobierno de hon- Simultáneamente con la convocatoria, se hizo
radez, de libertad y de conciliación". pública esta fianza de la fuerza armada, que era en
En tal orden de ideas quedó suscrita una in- el fondo -y para cierta gente buena entendedora-
v~tac~ón, que ci:culó impresa profusamente, y cuyos una especie de segunda invitación.
termmos eran estos: "Los infrascritos Jefe Político del Departamen-
'.'Los aba~os firmados, ciudadanos naturales y ex- to y Jefes de los Batallones de línea de guarnición
tranJeros .~esidentes en Montevideo, por sí y en re- de la capital, garanten a sus habitantes el más com-
presentac10n de otros, y en resultado de la reunión pleto orden hasta que se organice el nuevo Gobierno.
que tuvo lugar esta mañana en la casa habitación Coroneles Juan P. Goyeneche y José Etcheverr y;
del Dr. J~?n Andrés Vázquez invitan al pueblo para Tenientes Coroneles Plácido Casariego, Juan José
una reumon popular hoy a las 3 de la tarde en la Gomensoro, Máximo Santos; Sargentos Mayores Ru-
Plaza Constitución. decindo Varela, Emilio Reynaud, Manuel Rodríguez,
Juan Andrés Vázquez, J. J . Irisa~ri, Manuel Pedro Callorda, Pablo Ordóñez".
Buxareo, Carlos M. Escalada, Ignacio Reybaud, Ma- Para . recalcarnos el carácter eminentemente po-
nuel Serón, Pedro Visea, Gualberto Méndez, Jorge pular de la manifestación proyectada -debe supo-
!barra, Feo. Nocetti, F . A. Rivero Joaquín Warnes nerse-- los organizadores esperaron a las masas en
Pedro Etchegaray, Carlos García Mon, J. E. Horne: el Cabildo, vale decir en la Jefatura Política.
Vols,sey. Labouse, Lin? Herosa, Irisarri y Cía., Ber- Y a la hora convenida, una columna integrada
nabe Rivera, B. Martmez, Eduardo Vázquez Tomás por más de cinco mil individuos, según ciertos
Moncayo, Melitón González, Gregorio Cast;o Lau- cálculos, y de más de seis mil, según otros, enderezó
delino Vázquez, Antonio Piaggio, Manuel L. Barre- hacia el domicilio del Ministro de Guerra, que era
to, J . da Costa Fortinho, Carlos S. Viana, Mariano en la calle Convención, casi esquina Soriano.
Yampen, Duncan Steward, Justiniano Salvañach Una casa de bajos invariada hasta la fecha, si
Manue~ Santurio, Rafael Fragueiro, Gabriel T. Ríos": se exceptúan los insignificantes balcones con que
Analizadas estas escasas firmas, muy pobre sal- hace algunos años fueron remplazadas las elegantes
do de popularidad arrojaría tal examen. rejas de las ventanas.
Poco más de una decena de comerciantes en una Latorre, que esperaba a los manifestantes (los
plaza eminentemente comercial como la de Monte- cuales en verdad serían unos dos mil quinientos) en
video; tres o cuatro universitarios, el Dr. Vázquez y la esquina, se replegó -diré así- hacia el zaguán
del domicilio y de allí dirigiéndose a los que forma-
68
69
ban ~~beza les rogó explicaran el motivo de aquella hacer un gobierno ilustrado haría por lo menos un
reumon tan numerosa y vocinglera. gobierno honrado".
i::ronto y en términos concretos, el Dr. Juan La nación tenía un amo, que como todos, iba a
Andres Vázquez le hizo saber que estando acéfalos c?menzar prometiendo mucho, para luego ir desmin-
los poderes públicos, el pueblo solicitaba y esperaba tiendo sus promesas.
que el Coronel Latorre asumiera el mando para sal- Ofreció, por lo pronto, en su manifiesto inicial,
var la situación. que el país sería llamado a elecciones en noviembre
Aun dadas las tristes circunstancias del país de 1876 o antes de esa fecha si el estado del país lo
-respondió éste-- no se habría animado a asumir permitía, y prolongó su gobierno personal hasta fe-
el mando mientras una comisión nacional delegada brero de 1879.
del pueblo no le hubiere demostrado que el pueblo En ese manifiesto, que lleva fecha 10 de marzo,
lo acompañaría como gobernante. pero que se hizo público días después, se contienen
Su deseo estaba ahora cumplido y prometía ha- ciertos párrafos dignos de ser recordados para la
cer un gobierno honrado y no de ' ladrones, empe- exacta filiación política de aquella etapa sombría y
ñando su palabra de que él sería responsable de vergonzosa de nuestra historia.
tal promesa. Era buen? que supieran todos, agregó, Se acostumbra cargar la dictadura de Latorre
que el Estado no tema recursos con qué marchar a la cuenta de los gobiernos colorados. Profundo
ni manera de hacer frente a ninguno de sus compro- error, que cultivan algunos historiadores de discu-
misos, y que por lo tanto el apoyo que solicitaba de- tible buena fe. Oigase al dictador en cambio:
bía ser efectivo y no de palabra, pues con hechos y "La nueva situación no es obra de facciones
no con promesas era que se gobernaba. turbulentas o inmorales, ni de partidos intransigen-
No hay versión escrita de las palabras con que tes. Más aún, tengo la convicción de que hoy el Po-
el dictador aceptó la suma del poder público, pero der de cuaíquiera de los partidos que dividen nuestra
del cotejo de las crónicas publicadas en la prensa de patria, no sería sino la tiranía en el gobierno, la emi-
la época en el resumen anterior es bastante aproxi- gración o la guerra civil en los gobernados y el mar-
mado, y traduce, cuando menos, el pensamiento ins- tirio para el país.
pirador. "Mis opiniones personales son conocidas; y así
Pocas frases más de alguna otra persona y se como me honro de haber sido y ser individualmente
emprendió marcha rumbo al Fuerte. colorado, tomando mi parte activa en las batallas que
Llegados al recinto del poder ejecutivo, el Co- han ensangrentado la República, así también me
ronel Lorenzo Latorre declaró asumir el mando su- hago un honor en declarar que mi gobierno prescin-
premo con el mismo título de Gobernador Provisorio dirá en absoluto de nuestras discordias anteriores y
que había usado el General Flores. de todo favoritismo de partido.
Instado nuevamente para que hablase, reiteró "Como partidista no quiero inaugurar en mi
los propósitos que concluía de exteriorizar en su país, sino el gran partido de la moral pública, de la
casa, sintetizados en la promesa dé que: "Si no podía honradez administrativa, de la libertad en el orden,

70 71
del respeto de las leyes, y a todos los derechos ga- A otros que se le acercaron por motivos más
rantidos por nuestra Constitución". tristes y más humanos, se encargó de contestarles
"Invito a mis conciudadanos a que se afilien a desde sus columnas el insolente "Nacional" que ha-
ese partido, porque patrióticamente me propongo I bía atribuido a un representante de Maldo~ado esta
no gobernar con otro y romper inexorablemente frase en refuerzo de sus argumentos en pro de la
dentro de la ley todo obstáculo que se oponga a su continuación de la legislatura:
consolidación". • "Como diputado tenía 10 pesos diarios y ahora
"El mundo nos contempla asombrado· de nues- no tendré con qué comer".
tros escándalos y ya es tiempo de que, reaccionando Entrando en tareas, el dictador principió por
sobre nuestro pasado, olvidando nuestros odios, fra- nombrar sus ministros. El 11 de marzo fue designado
ternizando en una sola familia, hagamos de esta Re- para la cartera de Guerra y Marina el coronel Eduar-
pública mártir de Sud América un modelo de unión do V ázquez, que ya la había desempeñado en el
y de virtudes". gobierntJ constitucional del doctor Ellauri.
:¡e * * Tres días más tarde se designaba para el de-
partamento de Hacienda al doctor Juan A. Vázquez,
¿Qué había sido entretanto de los hombres de hermano del coronel, para el de Gobierno, José
la víspera? ¿Qué se habían hecho las Cámaras inau- M. Moreno (hijo) , impuesto hacía pocos días al Pre-
guradas recién el 15 de febrero? sidente Varela, y para el de Relaciones Exteriores
Varela estaba aislado en el buque de guerra al doctor Ambrosio Velazco.
francés "Diamant", anclado en la bahía. Este último de filiación blanca, diría más tarde
Andrés Lamas se ausentaría para Buenos Ai- que el dictador lo llevó engañado sin cumplir nada
res el 13. de lo que le prometió.
Gaudencio había tomado pasaje en el "Villa del Don Ambrosio merece fe, pues aunque fue hom-
Salto" hacía cuatro días. bre de mal arrear, aquejado (segiún sus enemigos)
En cuanto a la legislatura XIII, su fin fue tan de estrafalarismo orgánico de ideas y enamorado de
ignominioso como su origen, disolviéndose automá- todas las vejeces y rutinas, era "hombre de ver-
ticamente en medio del desprecio universal. dades".
Senadores y diputados hubo que se interesaron José María Montero (hijo) y el Coronel Eduar-
por saber la opinión del dictador acerca de sus des- do Vázquez estaban destinados a acompañar a La-
tinos futuros y a esos les mandó decir "que si que- torre por el término de su gobierno.
rían podían reunirse para aceptarle la renuncia a El doctor Andrés A. Vázquez dejó la cartera de
Varela", pero que en tocante a él no les permitía que Hacienda el 5 de diciembre.
le hiciesen ningún nombramiento. El ya estaba Sobrevivió al dictador, a todos sus colegas de
nombrado. gabinete y puede decirse que a todos los hombres
Gobernador de hecho, por cuya boca hablaba la de su tiempo.
voz del ejército que lo sostenía, ¿para qué precisaba Retirado a Concepción del Uruguay, en Entre
una consagración ridícula? Ríos, en cuyo colegio se había formado, ganó una

72 73
gran fortuna negociando en tierras, y vino a falle- EL CORONEL HIPOLITO CORONADO
cer a los 99 años cumplidos.
El 19 de mayo de 1931, lo visitamos junto con
mi amigo, Ricardo Grille, en su casa de la calle
Congreso de Tucumán número 225.
No veía ya, pero gozaba de completa lucidez Mi primer ensayo biográfico pintando ya de
mental. medio bien hecho, fue un estudio biográfico del Co-
Al par del doctor Velazco hacía mucho que es- ronel Hipólito Coronado, el mismo que todavía per-
taba de vuelta. manece inédito sin perjuicio de haberlo utilizado
-Ahora he modificado mi opinión a su respec- antes de ahora fragmentariamente.
to, nos dijo hablando de Latorre, era un guar ango Dos factores influyeron en la elección del su-
y un hombre malo. jeto: conocerlo por tradición oral de mi casa, y tra-
tarse de un militar salteño, conterráneo cuya fama
tan desastrosa como su fin, vivía fresca en el solar
nativo cuando yo era muchacho.
Las referencias testificales que reuní hace trein-
ta años, se me presentan ahora como de un valor
inestimable.
Constituye lo que entonces llamé información
viva, los dichos de personas que lo conocieron y tra-
taron, como D. José M. Fernández Vior, mi padre;
el comandante correntino Hipólito Acuña, hacenda-
do vecino suyo en Artigas; D. Ignacio Ansorena, an-
tiguo comerciante de Santa Rosa; las señoritas de
Agulla, de Santa Rosa asimismo; el sargento mayor
Carlos Cordero y D. Sergio Guarch.
* * •
No he puesto mano sobre el papel que acredite
en forma cuándo y dónde nació y cómo se llamaba
realmente nuestro protagonista.
Creo que el año de nacimiento se halla entre
1830-32 y se tiene por cierto que era nacido en Be-
lén, y que su madre se llamaba Trinidad Medina,
natural de la misma antigua población salteña.
El apellido Coronado sería, entonces, de elec-
ción. La mayoría de los testimonios recogidos está

74 75
Con fecha 8 de enero de 1870, se le da de alta,
en que se apellidaba Cardoso. Carlos Cordero - y por orden de la superioridad con su antiguo grado.
sus fundamentos tendría- me dijo, así constan las Asciende a coronel graduado el 11 de octubre
respuestas por escrito en mis papeles, que su nom- de 1870, y no había ido más allá cuando Latorre lo
bre y apellido era Hipólito Giro. mandó matar seis años más tarde.
Mi padre insistió siempre en que era Cardoso y La última anotación de los libros respectivos
dice:
abonaba su afirmación en que un hermano que
vivía en la frontera del Brasil se llamaba Israel Car- 20 de junio de 1876. De baja por haber fallecido.
rloso y que otro individuo, al que trajeron preso de
Santa Rosa con motivo de los sucesos del 76 y el "' * *
cual pasaba asimismo por hermano del coronel Hi-
pólito, llamábase Maneco Cardoso. Inquieto y sin concepto de sus deberes milita-
res, la baja de 1869 se la ganó por haber abandonado
La suplantación del apellido, si la hubo, se po- el ejército nacional donde servía en la campaña de
día atribuir al deseo de evitar alguna cuestión eno- la Triple Alianza, para tomar parte en una revolu-
josa con la justicia, en el país, en Corrientes o en lución correntina, poniéndose al frente de la van-
Río Grande. Así mismo se podría estar en presencia guardia del Coronel Cáceres.
de un caso como el del Coronel Manducca Carbajal
(el viejo), cuyo apellido legítimo era de Brun y Hecho prisionero en el mes de junio, el vence-
usaba el de su padrastro Carbajal, con quien se ha- dor lo mandó de inmediato bien escoltado al otro
bía criado. lado del río Paraná, entregándolo al jefe de la Di-
visión Uruguay.
El coronel Adrián Fucó, yerno del prestigioso
caudillo minuano hizo, años más tarde, la rectifica- De baja en nuestro ejército, se mantuvo en esa
ción legal correspondiente. situación irregular hasta que le fue confiado el man-
do de la expedición aliada que debía apoderarse de
* * * la fundición y fábrica de armas de las minas de
Principió Hipólito Coronado a servir como mi- Ibicuy.
litar durante la revolución de Flores, entre la gente Esta operación militar, singularmente riesgosa,
de José Gregario Suárez, pero no existe ninguna Hipólito Coronado la llevó a cabo con un éxito igual
constancia de esos servicios. a la actividad desplegada, a la cabeza de una ligera
Recién a los tres años del triunfo de la revo- columna.
lución, muerto ya el General Flores, aparece en los Saliendo de Asunción del Paraguay el 5 de ma-
libros del Estado Mayor dado de alta con fecha 15 yo de 1869, el 15 por la mañana tomó la posición
de abril de 1868 por orden superior y como sargento enemiga, después de un recio ataque, haciendo pri-
mayor graduado.
El 25 de agosto del mismo año, lo ascienden a
teniente coronel graduado.
El 25 de abril de 1869, es dado de baja por
1 sionero al jefe, un capitán Julio Insfran, junto con
varios oficiales y una cincuentena de soldados.
El arsenal con todas sus máquinas y enseres fue
destruido y dado a las llamas y 87 prisioneros del
haber pasado a servir en el ejército argentino.
77
76
ejército aliado, así como 9 presos políticos paragua- Otra vez en nuestro ejército en 1870 sus ser-
yos recuperaron la libertad. vicios al gobierno combatiendo a Íos revol~cionarios
Un brillante hecho de armas, sin duda alguna, que encabezaba el Coronel Timoteo Aparicio le
que Coronado mismo empañó, pues dando rienda dieron, una situación espectable, sea al mando 'del
suelta a sus malos instintos, hizo matar al jefe ene- batallon Santa Rosa, a sus órdenes o de la misma
migo rendido a pretexto de los crueles tratos de que división Salto. '
se quejaban los prisioneros obligados a trabajo bru- Su actuación en la batalla del Sauce fue de
tal en las más duras condiciones. primer ord.e~, pero su conducta en toda la campaña
Prácticas de barbarie, ejercidas por el Presiden- se caracterizo por un matiz anarquizante que lo mez-
te del Paraguay Francisco Solano López en primer cla~ª. a todas la~ ,de~agradables luchas internas que
término y con caracteres atroces, podían paliar la deb1htaron los eJerc1tos del Presidente Batlle.
ejecución de este prisionero inerme, pero el esplén- Alguna vez pensó en abandonar la lucha yén-
dido resultado militar no sólo hizo olvidar aquel dose a la Argentina si no le daban el ascenso a co-
exceso sino que valió a Coronado un proyecto de ronel, según consta en una carta escrita a mi abuelo
premio presentado a la Cámara por el diputado Re- el Coronel Atanasildo Saldaña.
galía acordando una medalla de honor "a los va- Sus desplantes y su indisciplina hicieron que,
lientes orientales que a las órdenes del Teniente separado de toda función activa, al fin de la cam-
Coronel Hipólito Coronado, vencieron en el Estable- paña per~aneciese rel~gado en el extremo del país
cimiento de las minas de fierro de Ibicuy, en te- donde tema su estancia y sus haciendas o sea en
rritorio paraguayo". el rincón de Santa Rosa, noroeste del actual depar-
La medalla, que no pasó de proyecto, sería de tamento de Artigas, entonces todavía Salto.
oro para el jefe; de plata para los oficiales y de Desde allí con tanta inconsciencia como mala
cobre para las clases subalternas y soldados. fe, Hipólito Coronado perpetró el más asombroso
desmán internacional de que haya mención en los
Con motivo del triunfo de Ibicuy, se ha dicho anales históricos de nuestro país "donde no existe
que el Brasil reconoció a Coronado en calidad de barbaridad sin precedentes". '
coronel del imperio, pero carezco de la referencia Hablo del ,negociado del ~atallón Santa Rosa y
oficial que lo compruebe. de un escuadran de caballeria de Guardias Nacio-
No consiguió Coronado, pese a su hazaña, la nales para una revolución correntina.
reincorporación al ejército nacional, a la que habría Coronado se comprometía a pasar al otro lado
obstado un crimen cometido al regreso de la columna del río esas ~~er~as uruguayas de su mando, para
vencedora. Me refiero al asesinato del ilustrado Ca- sumarlas al eJerc1to de los revolucionarios Insaurral-
pitán compatriota Pedro Tehulé, crimen premedi-
tado cuyos autores el comandante en jefe ocultó,
permitiendo que se le sospechase de no ser ajeno a
esta tragedia en que los celos jugaron un rol pre-
j de y Reguera y pelear contra las del Gobernador
Dr. Agustín P. Justo, mediante una cantidad que se
dijo alcanzaba a 6.000 pesos patacones.
De acuerdo con el trato, los soldados vadearon
ponderante. el Uruguay, a las órdenes del Mayor Pedro Capurro,

78 79
hijo de italianos, que era el segundo de Coronado, y "Todos los elementos malos, el matrero el cua-
fueron a pelear en Corrientes por cuenta de su jefe. trero, ~l ~ago -ha escrito alguien- todo~ tenían
El primer combate serio trabóse en San Jeró- la hosp1tahdad y la protección en sus dominios"
nimo, campos de A valos, contra las fuerzas guber- Cuando la T~icol?~" en setiembre y octubr~ de
nistas del Coronel Santiago Baibiene, el 21 de enero 1875, estuvo en situa~1on comprometida aislados por
de 1872, saliendo derrotados los revolucionarios, no l~s fuerzas de S~ldana y la división gubernista ba-
obstante el buen comportamiento y la obstinada re- tida en Palomas iba en su auxilio al mando del Co-
sistencia de los infantes del Santa Rosa, núcleo serio ronel Simón Martínez. '
y primordial de aquéllos. ~~ mist?o Martínez, Jefe Político de Salto, era
Varios de nuestros pobres milicos quedaron ten- tamb1en el Jefe de otra columna que con el mismo
didos en el campo extranjero. ru~bo, reforzada con soldados del 5Q de Cazadores
Capurro escapó con vida del combate, pero no a ordenes del Mayor Máximo Santos salió de la
regresó más a la República, concluyendo por hacerse c~pi~al norteña con idéntico rumbo en Junio del año
s1gmente.
fondero en un pueblo de Corrientes. Coronado em-
bolsó la plata y la aventura internacional se arregló ~ero esta vez lo buscaban para matarlo, como
entre las respectivas cancillerías platenses. efectivamente lo mataron, a traición y sobre seguro.
Latorre, que desconfiaba en primer término de
Durante el gobierno de Ellauri, nuestro hom- los "semejantes'1 , señaló a Coronado a poco de ser
bre pasó a vivir un tiempo en el Brasil pensando que gobierno.
un gobierno tan honesto no le garantía la impunidad * • •
de sus crímenes.
Es un personaje definitivamente juzgado y los
Vino de nuevo cuando los motineros del 75, ~rminos de la condena los tengo formulados hace
entronizaron en la presidencia a un usurpador. tiempo en letras de molde.
Las afinidades de la barbarie son irresistibles y Lo único que en otras ocasiones pude oir a ma-
la lanza de Hipólito Coronado no podía faltar en nera de defensa de Coronado fueron frases más
defensa de una administración nacida de un cuar- o menos así:
telazo. Ud. no le tiene simpatía ... No hay que olvidar
Fue la época de su pleno auge, cuando más pesó que era valiente como las armas.
sobre el rincón salteño que tiranizaba campeando . Mi juicio, a la luz de todos los elementos y 'te-
por sus respetos dueño y señor de vidas y haciendas. rudos en cuenta sus hechos, coincide, por lo demás
Hizo apuñalear al honesto Capitan José Dubroca con el juicio de. vieja gente conterránea, cuando s~
y aparece responsable de las muertes de Vega y de l~ llamaba a opmar sobre el cruel episodio del ase-
Aguilar. sinato ordenado por el dictador Latorre.
El gobierno lo designó jefe de la división Salto, No h8;Y muerte bien hecha, decían, pero Coro-
y tuvo a su lado a Nico Coronel, uno de los asesinos nado acabo como debía acabar ...
de Urquiza, conjuntamente con el pardo Luna, otro Discrepancia en e l procedimiento pero de con-
de los componentes de la banda. formidad en cuanto al fondo. ·

80 81
Coronado fue el prototipo del caudillejo malo, Vio al Mayor Viera adehmtarse a su pequeña
para quien no hay defensa posible. fuerza, y salir al encuentro de Coronado; y los vio
El aforismo clásico "de los muertos, únicamente volver cabalgando apareados y hablando como
lo bueno", a título de que están juzgados por un tri- amigos.
bunal superior, importa un tremendo desconsuelo. La noche era serena y pese a lo avanzado de la
No nos interesa la sentencia misteriosa y pro- estación no hacía frío.
blemática del más allá sobre malos actos que se co- Acamparon junto a las casas de la estancia,
metieron en este bajo mundo, notorios y evidentes. resguardados por la espalda de unas h abitaciones de
La marca de fuego aquí, aunque más no sea que piedra que se continuaban por un cerco de palo a
en calidad de por las dudas ... Para Coronado y para pique.
los de su laya, de uniforme o de particular. El coronel no tenía prisiones, pero esta ba con
Si Dante los encuentra en el infierno en otro centinela de vista inmediato a la guardia.
viaje, mejor que mejor. Viera, Pollo y el resto de la gente permanecían
un poco alejados.
* * * Con la cabeza tapada con un poncho liviano de
vicuña Coronado daba la impresión de un hombre
Ahora veremos la versión de la trágica escena tranquilo. Los soldados -todos ellos infantes del
según la palabra del Sargento Justo Acosta, testigo 59- estaban allí no más.
de los hechos y cuya declaración no se ha hecho pú- Sentado a orillas del fogón, el Sargento Acosta
blica todavía, que yo sepa al menos. notó que uno de los soldados de la guardia había
Acosta, que murió hará. algo más de diez años sido sustituido.
en sus pagos natales de Constitución, Salto, era en Sí no tenía duda, aquel soldado petizón no es-
sus últimos tiempos un hombre de contadas pala- taba e~ la guardia cuando la guardia se cambió ...
bras, serio e incapaz de mentir; alto, de ojos pro- Y un rato -decía- dio en cavilar sobre ese
fundos. detalle irregular y rarísimo.
Se ganaba la vida como acarreador de ganados. A su turno el infante petizón entró de centine-
En tiempo de guerra reunía gente de armas y la y pasaba y repasaba junto al prisionero.
tenía el ~rado de teniente de guardias nacionales. De pronto, deteniendo el paso, abocó su Re-
Destinado a servicio militar por la ingerencia mington al pecho de Coronado e hizo fuego.
que le cupo en una pelea en que fue actor su her- Un tiro nada más - con .aquellas atroces balas
mano mayor llamado Antonio y de la cual resultó de RemingtoJl- que atravesó al hombre y dos de
un muerto, el año 1876. Justo Acosta era sargento los cojinillos del recado que le servían de cama.
del 59 de Cazadores. Pero no pasó más, porque en el pellón más
Contaba el antiguo sargento la marcha del Salto orueso de abaJ· o' la bala quedó enredada en las fibras
b •
en tren hasta Punta de Rieles y de allí a caballo como un bicho redondo y peludo, o tal vez con mas
hasta Santa Rosa. Volvía al pago, reconociendo si- propiedad de símil criollo que usaba el narrador:
tios y caras ... como un abrojo que ha estado metido entre la lana.

82 83
Un alboroto instantáneo, al grito de se dispara LA HORCA DE A VERIAS
el preso, siguió al disparo.
Confesaba Acosta que su primer ímpetu fue
matar al centinela allí mismo, no sabiendo como se
contuvo.
Nunca dudó que el soldado introducido en la
guardia, cosa que no puede hacerse por regla mi- Tal horca, la única que según mis noticias se
litar constante, traía la terrible consigna, pues él haya alzado en el país desde su independencia, tomó
no vio que Coronado se hubiera movido ni hecho ade- su nombre del manso arroyo Averías, en el depar-
mán de incorporarse. tamento de Paysandú, en cuya zona se levantó en
-Por lo demás, había sido .una cuestión de se- tiempo de la dictadura de Latorre.
gundos: un paso detenido y el tiro a quema-ropa.
* ·~ *
* "' * En los últimos días de diciembre de 1876, un
La versión del Sargento Acosta, aportante de crimen horrendo impresionó la zona sanducera, re-
detalles nuevos, se yuxtapone a todas las versiones partiendo después semejante sansación en toda la
que están en la verdad. República.
Enseguida no más, la falsedad, la novela y la Un negro, brasileño de nacionalidad y llamado
mentira oficial comenzaron a tejer. El primer des- Manuel Antonio de la Concepción, encendido en
pacho enviado por Santos al dictador y concebido apetitos intentó hacerse dueño de una señora de
en estos términos, ya desfiguraba las hechos: apellido González aprovechando la ocasión de no
Santa Rosa. - Señor Gobernador: Ayer fue haber personas ~ayores en la casa. Defendióse la
aprehendido Coronado y en la noche intentó fugar mujer, mientras alborotaba con sus gritos una chica
y fue muerto por el centinela . .Por primer vapor da- llamada Diana y burlado en sus planes, el negro dio
tos. Le desea salud. - Comandante Santos". de hachazos a las dos, puso fuego al rancho, sin
El corresponsal del diario salteño "El Progre- percatarse siquiera de que ya estaban muertas, y
so", que firmaba Juan Rodríguez, decía en su des- disparó hacia los montes del río Negro.
pacho: No consiguió escapar a la persecución policial,
"Santa Rosa, junio 20 de 1896. - 8.30 de la pues el comisario Francisco Barú, de la 4ª' sección,
mañana: Fue capturado Coronado y de noche huyó le dio alcance, llevándolo a la capital del departa-
con una bota y un poncho en la mano; fue sentido; mento, cuya jefatura política y de policía estaba
se encontró con el oficial de guardia, al cual quiso confiada al Coronel José Echeverry.
desarmarlo; el centinela le tiró un tiro y lo mató Corrían entonces los oscuros meses de la jus-
y el oficial hizo uso de sus armas". · ticia abreviada y barata, instaurada por la dictadura
La novela desde ya se complicaba a ojos vistas ... y, cada pocos días, llegaban partes de todos lados
comunicando al Ministro de Gobierno, que el preso
Fulano de Tal, el capitán X, el Clinudo o el Chin-
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golo, había disparado por el camino o atropellado a de un monstruo, los ciudadanos que la componen
la custodia y que lo habían muerto "cerrajándole" tienen bastante patriotismo para asumir la respon-
(textual en un parte) un tiro de Remington ... sabilidad de ese hecho y esperan tranquilos el fallo
La ocasión era apropiada para hacer un escar- de sus conciudadanos y de la historia". Algo quedó
miento sonado y Latorre no queriendo desaprove- en el tintero del Ministro Montero que el gobernador
charla, telegrafió a Echeverry, solicitando inmediata trasmitió a Echeverry en un telegrama subintrante:
respuesta sobre estos tres puntos: Si el negro estaba hacer públicas en Paysandú las órdenes recibidas,
preso; si había confesado su crimen y qué distancia comunicando al gobierno cómo las juzgaba la opi-
mediaría entre Paysandú y el teatro del asesinato. nión general.
Respondió Echeverry diciendo que el negro se- Según respuesta del jefe político, "t.odos los
guía preso y bien seguro, no esperando sino concluir vecinos de Paysandú que habían leído lo ordenado
el sumario para pedir al gobernador que lo dejara estaban ansiosos de que se cumpliera de una vez".
ejecutar en seguida, que estaba confeso y que si
bien el lugar del crimen no se hallaba muy cerca * • *
"se constituiría en él aunque fuese en los mismo~
infiernos". Paysandú presenció un espectáculo desagra-
En un nuevo despacho el gobernador le reco- dable.
mendó activar la investigación a espera de órdenes El negro criminal fue paseado por las calles
"que pronto irían". de la ciudad metido en un carro, que paraba en las
Pronto fueron, efectivamente, al otro día no esquinas, mientras un pregonero, que iba a la . ca-
más, trasmitidas por intermedio del Ministro de Go- beza de la comitiva, proclamaba el bando del Jefe
bierno, José María Montero (hijo). político en que trasmitía al pueblo la justicia y las
Daba comienzo el ministro a su lar/o telearama promesas y declaraciones del gobierno.
felicitando ardientemente al Jefe Político por la La segunda etapa -la traslación del asesino
captura del criminal, lo que mostraba que el depar- hasta A verías, duró dos días.
tamento de su destino estaba bien administrado y Allá fueron el procónsul Echeverry, que tenía
las autoridades no eran burladas. su compromiso pendiente "de ir hasta los infiernos"
"He recibido encargo de S. E. el señor Gober- y algunas personas conocidas de la ciudad, entre
nador, seguía diciendo, para ordenar a V.E. que, tan ellas el Coronel Pablo Ordóñez.
pronto como queden concluidas las últimas decla- No manifestó Manuel de la Concepción el me-
raciones que debe prestar el asesino, sea conducido nor arrepentimiento ni la menor caída de ánimo en
al sitio donde consumó el crimen y allí sea fusilado estas largas diligencias.
y expuesto su cadáver hasta que la putrefacción Frente ya a los ranchos incendiados se había
obligue a sepultarlo". construido una horca bien alta, para colgar de ella
. "Si en este caso, terminaba ~1 expeditivo mi- al asesino.
mstro, el Gobierno prescinde de las pesadas formas Concepción llegó al pie del palo sin inmutar~e,
judiciales para librar a la sociedad de la presencia examinando con mucha curiosidad el largo mama-

86 87
dor de cuero crudo, "la soga peluda", como dijo, en EL "VIAJE" DEL COMANDANTE BERGARA
que lo alzarían ...
Un pelotón de soldados de la custodia le pegó
los cuatro tiros, sin más trámite, y el cuerpo fue
suspendido de la horca, que vino a ser una picota.
Dirigióse el jefe a la concurrencia en una enér- Cada uno de los dramas de la dictadura tiene
gica alocución de circunstancias, diéronse vivas al un rasgo que lo particulariza más o menos.
"Superior Gobierno" y se emprendió el regreso, para El fondo únicamente no varía: es siempre la
comunicar, desde Paysandú, por telégrafo, todo lo misma nota espeluznante y la misma medida en
actuado según recomendaciones expresas del go- los cuchillos.
bernador. Cuando mataron al Comandante Lucas Berga-
* • • ra, no se misterió por el tirano la desaparición de
aquel oficial ilustrado y valiente, a despecho de sus
El Tribunal de Justicia por intermedio del viarazas de hombre turbulento.
Dr. Lindoro Forteza, camarista de feria, hizo pre- Muy al contrario: los corifeos del dictador y
sente a Latorre la invasión llevada a cabo a sus su prensa diaria encargáronse de "echar de menos"
atribuciones. --<:orno dice nuestra gente-- al inválido coman-
El gobierno, por su parte, reiteró a la más alta dante.
autoridad judicial las protestas de que estaba fuera Y la policía de Goyeneche y los serenos de
de su ánimo menoscabar al alto Poder; que era un Manolillo Aguirre, dieron en la tarea de buscar el
caso excepcional por la índole del crimen come- paradero de un hombre que acababan de asesinar
tido, y que en tales circunstancias la justicia or- en un cuartel, por orden del mismo Latorre.
dinaria venía a resultar morosa. He aquí lo que se puede saber de sus últimos
Por lo demás, se agregaba con buena punta de días.
ironía, la nota del Tribunal había llegado tarde, El jueves 22 de marzo de 1877 -poco después
pues al gobierno le constaba que ya el criminal es- de cumplir un año de gobierno discrecional- el
taba ejecutado. Comandante Bergara fue llamado al Fuerte de Go-
El nombre de Averías simboliza la justicia bru- bierno, para tratar de las reparaciones que se es-
tal, pero quien sabe si no también necesaria e im- taban haciendo o se proyectaban hacer en ciertos
puesta por la desorganización del país. cuarteles.
Eran los antiguos métodos de Portales, traídos r Bergara, separado entonces del ejército activo,
de Chile, ni más ni menos. ocupábase de negocios de construcción, teniendo una
Tal vez aquel viejo ejemplar que fue el doctor especie de empresa de esta índole.
don Domingo Ordoñana, cruzado de nuestra gran- Concurrió el comandante, ayudando con su mu-
deza rural, lo resumió exactamente en el párrafo leta la pierna derecha destrozada a balazos en la
famoso de su carta histórica: toma de Porongos, el 64, y en compañía de dos
"Gracias a Vd. la campaña es habitable ... " maestros albañiles.

88 89
Después de una corta espera, Bergara, llamado "Pronto sabremos lo que hay de cierto'' -aña-
por un sargento o conserje, pasó -él solo- al des- dían- y esto parece chiste.
pacho de Latorre. La familia de Bergara, que tenía motivos para
Como el tiempo corriera sin que el hombre tor- no estar tranquila, aprovechó una afirmación de los
nara por el salón de antesala, sus acompañantes em- diarios para hacer oir su voz, publicando algunas
pezaron a extrañarse, como es natural, y a dar se- aclaraciones tendenciosas.
ñales de impaciencia. "Ha venido a sorprenderme -decía doña Mar-
Entonces, otro subalterno, se acercó a ellos para tina M. de Bergara, señora del Comandante- el
decirles que podían irse, si querían, porque el co- decir que por insolvencia ha fugado ( Bergara) del
mandante hacía tiempo que ya había salido por otra país, cuando en estos momentos el apoderado de mi
puerta. esposo don Cándido S. Bustamante corr~ las precisas
Los albañiles, después de perder así la tarde, diligencias para el arreglo de cuentas en tramitación
marcharon cada uno según su rumbo. con el Gobierno de la República y particulares cuyo
Al otro día, 23, ya corría en los círculos bien resultado será perfectamente favorable al est~do fi-
informados el rumor de que no se hallaba por nin- nanciero de mi esposo, que desde ya garanto en vista
gún lado al Comandante Lucas Bergara. de los libros y comprobantes que existen en mi poder.
El 24 la noticia era pública y el 26 la recogieron "En esta parte, concluía diciendo la señora, pue-
den desde ya tranquilizarse los acreedores que pu-
de la calle los diarios gubernistas. diera tener mi esposo".
Se dice que desde el viernes o el sábado -re- Ahora bien, esa carta, que los interesados de-
zaban las gacetillas- no se encuentra el Comandante bieran creer concluyente, dio asidero a la argucia de
Bergara en Montevideo y, para explicar la ausencia, los voceros latorristas.
presentaban tres hipótesis igualmente verosímiles. De tal carta, parece desprenderse -decía uno
El comandante, apremiado por compromisos de ellos- que el Comandante Bergara tenía ya pre-
comerciales a los que no podía hacer frente, se había P:",rado su viaje, toda vez que hasta tomó la precau-
ocultado a sus acreedores a fin de evitarse disgustos. c10n de nombrar un apoderado para que entendiera
Podía ser también que hubiera salido del país, en sus negocios.
llamado por cuestiones de política entrerriana, con El apoderado señor Bustamante, hizo saber, en-
la que conservaba vínculos Bergara. tonces, que semejante suposición no podía tener base
Finalmente cabía la posibilidad que estuviese desde que el poder general con que actuaba por

¡
en campaña, por cualquier asunto particular urgente. Bergara, le había sido otorgado con fecha 19 de se-
Añadían a sus comentarios los cronistas pala- tiembre de 1874, ante el escribano D. Emilio Blanc.
tinos, lo que ya noté más arriba, o sea que, desde "En cuanto a la desaparición de mi amigo Ber-
la antevíspera la policía de todas las secciones es- ga:a, digo que las autoridades de la República, su
taba empeñada en dar con el paradero del desapare- senora esposa y yo ignoramos su motivo, como tam-
cido, y que se había telegrafiado, por la superioridad, bién el punto donde puede hallarse".
a los departamentos, inquiriendo acerca de lo mismo. El apoderado -tal vez queriendo- avanzaba

90 91
ALREDEDOR DE UNA CAUSA CELEBRE
de más. No todas las autoridades de la República
ignoraban el motivo de la desaparición: una, la más
alta de todas cuando menos, lo sabía.
No todos tampoco ignoraban el punto donde
podía hallarse a esas horas el comandante desapa- La causa que intento glosar, calüicándola de
recido: tal vez fuera imposible fijarlo exactamente, célebre, mereció del Fiscal que intervino en ella,
pero algunos sicarios sabían - metros más o menos- Dr. Alfredo Vázquez Acevedo, estas palabras tex-
dónde habían fondeado a Bergara, en el mar ... tuales:
"No ha de haberse presentado jamás, Excmo.
\e * * Señor al conocimiento de V. E . una causa más es-
candalosa que ésta, una causa en que más indigna-
Pero la vida azarosa y llena de episodios del mente se hayan violado las leyes y se haya escarne-
asesinado oficial, se prestaba a ma~~villas! pa~a des- cido la justicia".
viar la hipótesis de un crimen poht1co m1ster10so Y El historiador comentarista no adjetiva ...
cobarde hacia una fuga aventurera. Esta causa famosa, qu e por sí sola bastaría para
Lucas Bergara sin padecer de la "monomanía juzgar de una época y de sus hombres, es la causa
conspiradora" a q~e alude nuestro Ministro e?- . el criminal incoada con motivo de la muerte de Eduar-
Brasil Dr. Carlos Ma. Ramírez en una nota of1c1al do Beltrán, ex-diputado y ex-jefe del ejército,
a la c~ncillería del Imperio, era un inquieto espíritu, ocurrida en una calle céntrica de la capital, en pleno
sobre cuya tumba -de haberla tenido- podría ha- día y ordenada por el Gobernador Provisorio Coro-
berse escrito la conocida frase 'shakesperiana que nel Lorenzo Latorre.
llama a la paz.
Nadie creyó en la historia del viaje misterioso, * * *
conformes todos en que se trataba de la partida sin
retorno. Eduardo Beltrán, sacrificado a los terrores del
Solamente allá en el Salto, la viejita madre del Dictador Latorre, falleció el 13 de abril de 1876
comandante dueña de un horno de ladrillos en el -jueves santo- a consecuencia de las heridas que
extremo de '1a calle Daymán, cayendo al Ceibal, de- en la calle Washington, le infirieron el día 10, a las
fendió su dolor con la esperanza firme siempre en la tres de la tarde, el ayudante mayor Valentín Mar-
creencia de que su Lucas debía andar por Entre Ríos tínez, oficial del 59 de Cazadores y una plaza del
con López Jordán. mismo cuerpo, Inocencia Saavedra, que lo acom-
Nunca -la vasca flaca y alta- se llegó a con- pañaba.
vencer que Latorre le hubiera asesinado a su hijo. El grado de Martínez, intermedio entre tenien-
-No crea en eso Don José María ... No crea! ... te 1Q y capitán, no existe ahora en el ejército.
repetía siempre Doña Justa a mi padre. Consta en el libro de entradas N9 25 del Hos-
pital de Caridad, a fojas 324, el siguiente asiento:

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Ne? 145. Abril 10. 1876. Hora de entrada, cuatro mañana de aquí para allá, no fue posible dar con los
y cuarto. Habitación particular número 2. Eduardo prófugos.
Beltrán. Edad 55 años. Residencia, calle Colón ... El 11 a la hora de almuerzo todas habían re-
Profesión: militar retirado y comerciante. Estado: g_resa~o al cuartel con la misma nueva, pero Santos,
casado con Concepción Conde. Descendencia: un sm cejar en su fingido empeño, dispuso que salieran
hijo varón. Ascendientes padres: Cristóbal Beltrán otras, alegando que aún confiaba que serían posi-
(español) y Felicia Peña (oriental). bles las prisiones.
Salió de alta: abril 11 de 1876. Sobradamente debía constarles al Ministro y al
Dos heridas de bala en la cabeza y una puñala- jefe del 59 el fondo del asunto, de manera que lo
da penetrante en el tórax. Observaciones: Vino sin actuado y las esperanzas de captura sólo eran para
certificado, conducido en un catre por cuatro cela- guardar las apariencias. ~
dores, quedando más tarde en traer la baja, pero El!- la carta dejada a Santos, el ayudante mayor,
viniendo muy herido fue recibido. (firma) J. M. La- de_cl:irabase autor único de la agresión a Beltrán, ex-
torre y Zopico. p~cand~l,a por el hecho de que éste "hacía var ios
La misma noche del suceso, que conmovió la d1as valrendose de hallarse él ( Martínez) sin armas
capital, el Ministro de la Guerra, Coronel Eduardo Y por cuestiones personales, después de haberlo in-
Vázquez, en conocimiento de los hechos, ordenó ver- sultado y ajado hasta en sus ideas políticas llegó su
balmente al Comandante Máximo Santos, jefe del osadía hasta el punto de levantarle la ma~o".
59 -a quien halló en la calle- que procediera a la Que no pudiendo vengarse en ese momento se
prisión del ayudante mayor Martínez, sindicado co- la juró, emplazándolo para la primera oportunidad
mo agresor de Beltrán, a fin de ponerlo a disposición y donde quiera que fuese.
de la justicia. "Efectivamente -decía el párrafo textual de la
Cuando Santos llegó al cuartel, Martínez, como referida carta- ayer lo encontré y le dije que se
es de suponer, no estaba esperándolo. dispusiese a repetir sus insultos y a levantarme nue-
Después de despedirse de su hermano el Capitán vamente la mano.
Esteban, a quien entregó una carta cerrada dirigida "En vista de ello, indignado como estaba, hice lo
al jefe, se había marchado sin decir a dónde. que será del dominio público, es decir, vengué los
Enterado Santos del cpntenido de la epístola, agravios que se me habían inferido.
despachó -cumpliendo las órdenes del ministro "El soldado que iba conmigo -dice en otro pá-
Vázquez- varias comisiones milita.res encargadas rrafo- lo llevo para que no se le culpe de un hecho
de capturar a Martínez donde quiera que se hallase del cual no tiene culpa".
"pues - lo hizo saber por escrito a la superioridad- Y terminaba: : "Querido comandante, por aho-
le interesaba satisfacer la vindicta pública y deseaba ra le s~p~ico que no abra juicio sobre el suceso que
aprehender al delincuente para que el hecho no me obligo a abandonar mi patria. Serán inútiles
quedara impune". cuantas pesquisas haga para prenQ.erqie a mí y al
Pese a la real o aparente diligencia de las co- soldado. Tal vez a la hora que V d. lea mi carta ya
misiones que anduvieron toda la noche y la siguiente estaré muy lejos de la capital. '

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"Sin más asunto, querido comandante, se despi-
de su desgraciado amigo y subalterno, que le desea en .v~sta de l~ cual el Fiscal tornó a la carga, para
felicidad. SS. Valentín Martínez. Abril 10 de 1876''. solicitar de Vllaza que, con la urgencia del caso tra-
Mientras tanto el jefe político de la capital Co- tándose de un buque que no hacía escala en nu~stro
ronel Juan P. Goyeneche, procedía a levantar la puerto, se telegrafiara ese mismo día, 25, al Cónsul
instrucción sumaria de orden, tomando las primeras del Uruguay en Río de Janeiro, pidiendo la aprehen-
noticias, nombre de testigos, etc., etc. Todos los obra- sión de los prevenidos, allí o en punto del Brasil
dos, en su estación y con la carta de Martínez aña- donde tocara el transatlántico.
dida, lleváronse a conocimiento del Juez de Crimen Pero el "La France" era un vapor directo, de
de la 1~ sección, Dr. José María Vilaza. los que evitaban la escala en el Brasil por el temor
El parte policial habla de dos soldados como a la fiebre amarilla, y de Buenos Aires hasta Europa
acompañantes del ayudante mayor y eran dos las no era posible obtener contacto.
plazas que iban con él, efectivamente, pero Martínez No se desanimó el recto magistrado, pues con
no mencionó nunca más que uno y sólo ése, llamado fecha 29, "en vista de esto y cumpliendo el deber
Inocencio Saavedra, aparece en autos y es procesado. que la ley le imponía" solicitaba del juez se sirviese
Los testigos eran cuatro, cuyos nombres y do- oficiar al Ministro de Relaciones Exteriores a fin
micilios se expresaban. de que se lograran las prisiones en Barcelona, Mar-
No tenía mucha prisa el juez Vilaza en llevar sella, Génova o Nápoles.
adelante la causa -a lo que se ve-- pues dejó pasar Para mayor relieve novelesco del asunto, en esos
tres meses sin empezar el sumario. momentos se interrumpió el telégrafo a Europa . . .
Los testigos citados por primera y por segunda pero nada de esto era necesario y lo del viaje resultó
vez ni comparecieron ni se les hizo comparecer. invención de la gente.
Mientras tanto los diarios habían dado la noticia
de que Martínez y Saavedra hallábanse en Buenos * * *
Aires, en cuya capital los habían reconocido algu-
nas personas. Sucedió en cambio que, una buena mañana, el
Enterado de la novedad, el Fiscal 'Yázquez Ace- ayudante Martínez llegó de Buenos Aires, solo, y
vedo se dirigió con fecha 24 de abril al juez Vilaza fue a constituirse preso en el cuartel del 59.
solicitando se librara exhorto --en el día- a las Era el oficial, en aquella época, un hombre de
autoridades bonaerenses requiriendo el arresto in- 21 años, magro, bien parecido y con ese aire de sua-
mediato de los presuntos culpables y su entrega pos- vidad -tirando a simpático- que conservó toda
terior a las nuestras, conforme al tratado de extra- la vida.
dición en vigor. Anté la presencia de Martínez la conducta del
A esta noticia primera siguió en seguida otra, Juez del Crimen varió como por encanto.
destinada a complicar las cosas: El sumario tuvo un ritmo galopante; los testi-
Los prófugos estaban en vísperas de embarcar gos que no habían comparecido hasta entonces, com-
para Europa el 21, a bordo del vapor "La France", parecieron todos y o declararon bien o no aportaron
ningún esclarecimiento; otros varios, desconocidos o
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trariedad- contemporizaba procurando apenas sal-
ignorados hasta entonces, se dieron a conocer igual-
mente, para deponer favorablemente · a Martínez. var las fórmulas.
Con el expediente vertido de esta manera, la
El caso de legítima defensa iba configurándose causa se vio en juicio público el 28 de agosto de 1877.
cada vez más claro con las nuevas declaraciones del Vázquez Acevedo en nombre del Ministerio Pú-
inculpado, afirmando que Beltrán lo había agredido blico acusaba de firme a Martínez como reo de ase-
a mano armada, y la corroboración de los testigos sinato y conforme a la legislación española, entonces
instruídos. en vigor, pedía la pena de muerte.
Sin embargo, había en autos una prueba abru- En los días en que debía entablar la acusación,
madora contra Martínez y esa prueba era nada me- el Coronel Máximo Santos, jefe del 59 de Cazadores,
nos que la carta escrita a Santos de la cual, por con- le había dirigido la siguiente carta:
fesión propia, no surgía, precisamente, la defensa "Señor Fiscal del Crimen, doctor Alfredo Váz-
alegada ahora. quez Acevedo. Muy señor mío :
Pero en aquel gobierno de reparación, honrado "Habiendo tenido conocimiento de que la causa
y ágil, como suelen ser los gobiernos al margen de del Ayudante Mayor don Valentín Martínez, acu-
la ley, ¿qué podía importar, a la prosecución de sus sado de haber dado muerte a don Eduardo Beltrán,
elevados fines, carta más o menos? ha pasado a esa Fiscalía, me tomo la libertad de di-
Así fue como, sustraída del sumario la carta rigirme a usted suplicándole active el despacho de
original, se la sustituyó por otra muy distinta, en la esa causa.
cual Martínez decía que Beltrán le había abocado "Como estoy en la firme convicción de que, si
una pistola. bien es cierto que Martínez mató a Beltrán, tam-
¡La misma pistola, aparecida en su posterior de- bién lo es que lo hizo usando el derecho de legítima
claración y a la que se habían referido los testigos! ... defensa, y que cualquier otro, en lugar de él, hubie-
La carta suplantada, glosada a fjs. 5 y 6 de los ra hecho lo mismo; como estoy en esa convicción me
autos, adolecía de una falta insubsanable: le faltaba dirijo a usted para pedirle que active el pronto des-
la rúbrica del escribano actuario Miguel Furrio!, que pacho de esa causa, y evite de este modo las violen-
conforme al auto de Vilaza ordenándolo como es de cias consiguientes a la larga prisión que el citado
ley, rubricó la primera y auténtica. Martínez está sufriendo sin más causa para ello que
Descubierta la dolosa maniobra -"substitución no haberse dejado matar, haciendo uso de las armas
criminal" dice el Fiscal- éste puso el grito en el para evitarlo.
cielo, pero inútilmente. "Yo creo que usted ha de querer hacer algo de
Se instruyó · un sumario del que nada pudo sa- su parte para la terminación de esa causa tanto más,
carse en limpio. cuanto que siendo usted, como lo es, amante de la
El juez Vilaza estaba con el dictador, dispuesto justicia no ha de querer continúe sufriendo prisión
a llevar las cosas como éste deseaba. quien no tiene causa para ello.
El Tribunal Superior de Justicia -es de regla "Le suplico acceda a lo que le pido, que en ello
entre nosotros en los regímenes de fuerza o de arbi- a más de justicia hará usted un servicio que le

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agradecerá eternamente el que aprovecha esta oca- EL HOMBRE DE LA MINA
sión para ofrecerse de usted atento S.S. (firmado)
Máximo Santos".
El jurado de primera instancia compuesto por
los ciudadanos Juan Lema, Antonio Pitaluga, Clo-
domiro Arteaga y Marcelino Santurio, pronunció Eduardo Beltrán, eternizado en los fastos nacio-
un veredicto absolutorio, donde' a mayor abunda- nales por su vida agitada, sus violencias de carác-
miento declaraban "que el agresor procedió por ter, sus desplantes audaces, su valor personal y su
cuenta propia, sin premeditación ni alevosía". muerte trágica, era evidentemente un hombre anor-
Vilaza, con ese veredicto absolvió de culpa y mal, que antes que a un historiador parecería llamar
pena al prevenido ordenando suspender los proce- a un médico psiquiatra del talento y la penetración
dimientos en cuanto al soldado prófugo Inocencio suficientes para reconstruir con los fragmentarios
Saavedra. elementos que le suministrase la historia, el cuadro
En 2~ instancia el Tribunal Superior, que in- cerebral de Beltrán, y luego de estudiarlo como el
tegraban los doctores 'Conrado Rucker, Laudelino ver,d adero caso que configura, la encarrilase según
Vázquez, Carlos de Castro, Lindoro Forteza e Hi- la clasificación de su neurosis. No faltará quien crea
pólito Gallina!, confirmó la sentencia absolutoria que el pensar así tiene algo de mortificante para el
por no haber podido el Fiscal destruir la prueba de sujeto cuestionado, de irrespetuoso cuando menos,
autos, siendo sin valor legal la carta publicada pero tal creencia me toma de vuelta.
en "El Siglo" y demás diarios contemporáneos, ( co- Nuestro hombre está calificado de antigua data.
pia de la sustraída, aclaro), "no obstante surgir gra- Su copioso y desconcertante anecdotario, su ac-
ves sospechas de tal testimonio y de la sustracción tuación en el mundo de la sociedad y de negocios,
de la carta original". lo mismo que sus actitudes y sus desentonos en la
paz y en la guerra, todo lo que sus contemporáneos
sabían de memoria, traduciendo en una frase que por
familiar dejaba de ser ofensiva:
"¡Beltrán tenía cosas de loco!"
Tengo la certeza de que este diagnóstico popu-
lar sería ampliamente confirmado por el médico psi-
quiatra que lo hiciera objeto de su estudio.
Era hombre de fuerza hercúlea y de tan sor-
prendente presencia de ánimo, que herido de una
profunda puñalada en el pulmón, y refugiado un
momento en el zaguán señalado con el número 79
(viejo) de la calle Washington, reaccionó ensegui-
da como una fiera y volvió a asomarse a la puerta
para enfrentar, desarmado, a los asesinos que ni si-
quiera sabía cuántos eran.
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hace mucho demolida y con frente a la misma plaza
El Dictador Latorre quedó libre, mandándolo del lado sur, previamente ocupada por Beltrán.
matar, del hombre peligroso que un día lo había Frustr~,da la conspiración, Montevideo sintió
amenazado por la calle con expresivo movimiento una sen~acio~ de ~livio pensando lo que podía haber
de la mano derecha. acontecido si la camara cargada de pólvora llega a
Una amenaza al fin, descontado lo que tuviera estallar.
de insolencia, poco hubiera valido en sí misma. El c?-adro imaginado por el arquitecto-agrimen-
Pero proferida por Eduardo Beltrán, cambiaba sor Tomas Hawers, a quien se le encomendó el infor-
de especie. Algo tendría en la cabeza, seguramente me oficial sobre la construcción de la mina, era en
quien la formulaba con tanta soltura. Beltrán er~ verdad espeluznante y sobraba para que la gente
indiscreto. Algo así había acontecido en tiempo de de la capital se sintiera con carne de gallina La
Flores, según se afirma. cámara final, a la que únicamente faltaban dos. me-
Un día, poco antes de descubrirse la mina des- tros para llegar a la pared del Fuerte, caía entre las
tinada a volar el Fuerte del Gobierno con todos los dos ventanas del despacho de la Gobernación y me-
que pudieran encontrarse en él, le dijo a un em- día 0.65 metro de ancho por 0.40 de alto y 2.85 de
pleado cuya oficina estaba precisamente en el Fuer- largo.
te, y que se lamentaba de no adelantar en su ca- El efecto probable de la explosión -decía el
rrera: perito inglé~, ~e cuatro a cinco quintales de pól-
-No te aflijás, yo te voy a hacer ascender pron- vora- habria sido volar cuarenta o cincuenta varas
to y más de lo que podés suponerte . .. ! del edificio a cada lado, dejando todo en escombros
. "Sería difícil, continúa, dar una idea de la mag~
* * * rutud y fuerza de la explosión; basta decir que las
~andes losas de la vereda y las pesadas rejas an-
En el sumario instruído con motivo de la cons- tiguas de las ventanas habrían caído en lluvia horro-
piración llamada de La Mina, descubierta el 30 de rosa encima de las azoteas y en las calles alrededor
julio de 1867, los austriacos Pablo y Luis Ñeuma- de la casa y a grandes distancias, y que todas las
yer acusaron a Eduardo Beltrán de haber sido el di- pers~nas qu~ se encuentran en la casa de gobierno
rector del complot. habrian podido ser sepultadas vivas o enterradas mi-
Conforme se sabe, una mina cargada con pólvo- serablemente para s7r sofocadas en el humo o que-
ra debía estallar debajo de los departamentos del mad:i,s en el mcendio que habría seguido a la ex-
dictador en la antigua Casa de Gobierno, conocida plos10n".
por el Fuerte, que ocupaba el solar que hasta hoy Presos los Neumayer 1 Beltrán huyó a caballo ha-
ocupa la Plaza Zabala. cia el lado Este, logrando ganar la frontera del Bra-
El despacho del gobernador daba frente al tér- sil por el Chuy, mientras que la policía despistada
mino de la calle Washington y los conspiradores ha- l~ buscaba en dirección contraria con tanta segu-
bían utilizado para sus trabajos el caño maestro que ridad que se marcaron pistas exóticas en Buenos Ai-
rodea la plaza, después de introducirse en él por la res primero, y en el Rosario después.
conexión del .que servía a una casita pequeña, no
103
102
Los austriacos fueron condenados a destierro LA MUERTE DEL COMANDANTE
perpetuo después de permanecer en la cárcel seis FRESNEDOSO
años y medio.
Beltrán regresó al país en 1874, entregándose
a la justicia "porque no podía soportar por más tiem-
po la calumniosa imputación que sobre él pesaba". He reflexionado muchas veces sobre el caso pa-
Obtenida su libertad bajo fianza el proceso si- ra concluir todos las veces perplejo.
guió un lentísimo trámite. En la muerte del Comandante Felipe Fresne-
El 8 de abril de 1876, el interesado pidió al doso, debió existir algún fatal error.
Tribunal el pronto despacho de aquel ~sunto y el Pasada en revista toda su vida (que no era la
Tribunal proveyó en el mismo día conforme a lo de un santo), sácase en consecuencia que ningún
que solicitaba, perq a renglón seguido de notificar- juez, aun el más sev~ro, habría podido hallar causas
se al Fiscal de Crimen, aparece esta constancia: para condenarlo a la última pena.
"No se ha notificado a Don Eduardo Beltrán por Sin embargo, Latorre lo hizo matar.
haber fallecido como es público y notorio. Lo que Pese a la brutalidad alardosa del dictador, de-
anoto para dar cuenta a V. E. leitante del bandolerismo oficial e impune, no llego
Montevideo, abril 18 de 1876. - (Firmado) a excluir la hipótesis del error o del enconador
Castro". chisme.
Algo parecería entreverse en un documento ex-
traordinario que guardo en m_i archivo y que publi-
caré algún día.
Realmente extraordinario.
$ * *
Fresnedoso, no era un asesino ni un gaucho
malo.
Algo pendenciero, pechador si andaba mal de
plata, tenía un concepto poco cabal de sus deberes,
pero siendo al final y al cabo igual que muchos.
Aficionado a beber, era barullento cuando se
punteaba, pero últimamente los consejos y la auto-
ridad de mi abuelo, su coronel y jefe natural en la
División Salto, lo tenían muy corregido del vicio.
Una vez, ebrio, siendo jefe político del depar-
tamento Tomás Gomensoro, entró a caballo a la je-
fatura, réclamando un soldado de su escuadrón . . .

104 105
Era práctica corriente que caudillos y caudille- cos Timoteo Aparicio e Inocencia Benítez, intentaron
· os defendieran y mirasen por sus hombres. Enton- su audaz golpe contra la plaza del Salto, cruzando
~es y hasta hace poco todavía, si no es todavía hoy. el río Uruguay sigilosamente desde la vecina Con-
Treinta años atrás, en el mismo Salt? el Ge~e­ cordia, Fresnedoso estaba en su casa de la calle que
ral Feliciano Viera llegaba con, frecuenci~ ª . la Je- entonces se llamaba Sopas (y es la que va al La-
fatura preguntando "si no habia por allí ninguno zareto), a media cuadra de la calle Real, a la iz-
de esos indios. . . Longino o Santa-Cruz Mozo ... quierda rumbo al Ceibal.
muchachos muy colorados" que, lo sabía de antema- Un oficial o jefe de los blancos (algunos decían
no, estaban presos por tal o cual causa. . que el mismo Aparicio) fue a aprehenderlo en el do-
Protagonista en varios lances, Don Felipe tuvo micilio y habiendo topado en la puerta con el propio
un famoso duelo criollo con un coman~ante de ~a_r­ Fresnedoso, sin conocerlo, éste le informó que el co-
dias nacionales Manuel Bica, estanciero bras1leno mandante concluía de salir y acompañándolo hasta
de largo atrás avecinado en el Salto. . la esquina de la calle Daymán le indicó, aproxima-
Pelearon en la orilla del pueblo, cammo de la damente, para donde debía haber tomado.
quinta de la Blanqueada, residencia del comandan- Cuando los invasores tocaron retirada sin lo-
te Manuel cruzándose el facón de Fresnedoso y una grar su objeto, Don Felipe ya incorporado a los su-
especie de' daga a la que servía de mango el ar;ea- yos, salía a perseguirlos.
dor de plata en que estaba disimulada, companera Véase ahora cuál era, conforme a los datos cons-
inseparable de Bica. tantes en el Estado Mayor General del Ejército, la
y 0 tuve en mis manos ese arreador de doble foja de servicios de nuestro hombre.
fondo, con profundas señales dé los viajes pasad~s. De alta por orden superior el 22 de octubre de
Hombre ·de "manga ancha", la _f~lta de ~scru­ 1867, como Sargento Mayor.
pulos de Fresnedoso quedaría m~~fiest.a sabiendo Asciende a Teniente Coronel el 29 de enero
nada más que durante la revolu~1on Tricolor, ven- de 1872.
dió, por intermedio de un comerciante de la camp~­ De baja por haberse alzado en armas contra el
ña salteña, los equipos comprados con tanto .s~cr1- Gobierno, 25 de enero de 1876.
ficio para los soldados leg~listas entre el comite de Reincorporado por orden superior el 21 de se-
Buenos Aires y los companeros del Salto. . tiembre de 1876.
En la misma revolución -por su cuenta y ries- La última anotación dice textual :
go,- invadió a Santa Rosa ~el Cuareim desde _Co- "Por no presentarse a revistar de abril de 1878
rrientes sin más objeto que imponer una contribu- a febrero de 1879 se dá de baja al T. Coronel Felipe
ción al comercio y al vecindario. . . . Frenedoso".
Poseía las llamadas cualidades militares crio- La baja de enero del 76, que podría interpre-
llas por las que muchós his~oriadores y biógrafos tarse como un desmedro, es por el contrario la nota
suelen calificar a sus personaJes. más honrosa de la carrera militar del Comandante.
Desternido infatigable, sereno, astuto. Significa que militó en las filas del ejército de
Cuando el'10 de febrero de 1868, los jefes blan- la Reacción Nacional, que se puso la divisa tricolor

106 107
y que enfrentó a los soldados mercenarios del go- Llegó a la capital el 17 de febrero, en el "Jú-
bierno usurpador de Montevideo, engendro de un piter".
motín de cuartel. ''.El Siglo" del 7 de marzo registra un suelto de
Muchos de aquellos oficiales y jefes, formados gacetilla con esta noticia:
en las filas y endurecidos en la guerra, pudieron os- "El domingo (3 de marzo y de Carnaval) a las
tentar galardón semejante por idéntica honrosa ac- 11 a. m . apareció en la playa de Ramírez el cadáver
titud ciudadana. de u~ hombre vestido de negro con una piedra en
Porque, escasos de luces, desconocedores de la los pies amarrada a una cadena.
práctica de las libertades republicanas, iletrados o , "Fue conducido en una carretilla, sin tapar el
analfabetos, hijos del campamento, estos viejos mili- feret_ro, de manera que se produjo un espectáculo
tares perudos poseían una calidad y un fondo de horrible, pues a cada sacudida del vehículo se le-
honradez fundamental -que se ha ido perdiendo-- vantaban y caían los brazos".
y que los llevaba a jugarse la vida o a sacrificar sus Es !radici~~ en la familia de Fresnedoso que
mermados bienes, con una entereza simple y cabal Don Fehpe saho a flote decapitado pero esa tradi-
que los dignifica ante la historia ... ción contradice los hechos. '
Feo, aindiado y de nariz achatada, ese exterior . En agosto de 1918, visitamos con un apreciado
no precisamente simpático cambiaba al hablar con amigo, Don Francisco Pisano, al señor Ramón Mu-
él. Tenía voz suave de un leve dejo paisano y mo- rillo, ª!ltiguo comisario de la 5ª' sección de policía
dales pausados y correctos. en la epoca y que había intervenido directamente
En la última época sufría de una enfermedad en el asunto, según constábale a mi acompañante.
de la piel (llamada cientüicamente vitiligo) , . que Nos dijo Mu:i~lo que el sargento Barceló, negro,
consiste en la alteración del pigmento que, agrupa- le fue con l~ noticia, ese día de carnaval, que en la
do como en manchas, destaca sobre un fondo mate playa conocida por la de Ramírez, próximo a la Es-
blanquecino. c~el~ de Artes y Oficios, había aparecido un ahogado,
Notoria en las manos, por ejemplo, el rostro per- anad1endo, como particularidad curiosa, que el cuer-
manecía incólume. po en vez de presentarse con la barriga para arri-
~a como ac~ntece siempre, sacaba la cabeza del agua,
* • • igual que s1 estuviese haciendo pie.
Pensó el comisario -lo decía al menos,- que
Este fue el hombre que el Dictador Latorre hi- se tratara de un muerto de fiebre amarilla arrojado
zo venir del Salto, para hacerlo matar en un cuartel, de alguno de los. buques en cuarentena en la Isla de
en febrero de 1878. Flores y que las corrientes hubieran arrojado a la
Las circunstancias en que se le tendió el lazo, costa.
porqué y cómo bajó Fresnedoso a Montevideo, sur- Inmediatamente mandó avisar a la Jefatura y
gen patentes del documento original a que he alu- despachó un subalterno para la playa. De la Jefa-
dido. tura vino orden de que el cuerpo no fuese traído a
Los diarios del Salto anuncian que se embarcó la ciudad sino que, de la misma costa se le condu-
para Montevideo, por orden superior.

108 109
jera en un carro a la Comisaría de Pocitos,. espe- da en esos días,- del Comandante Felipe Fresnedo-
rando órdenes, y manteniéndose como detenido~, a so, cuyo equipaje quedó sin dueño en el hotel o
todos los que hubiesen participado en la extracc10n fonda donde se alojaba y ante el detalle delator
y conducción del aparecido. . . de la cadena atada a las piernas (práctica que tenía-
Sucedió que cuando las .m~trucc10nes de_ la su- se como la usual en los casos de Alta Justicia Dic-
perioridad llegaron a conocumen_to de Munl.lo, el tatorial, para que el mar no devolviera los muertos),
finado venía ya por la calle Constituye?te y P_1~dad, nadie puso en duda que el Comandante salteño era
rumbo a la comisaría en una carretilla facilitada el aparecido de la playa Ramírez.
justamente por el pad~e de Fra:r:cisco. P isano, testi- ¿Dónde y en qué circunstancias fue muerto
go de la narración del viejo func1ona~10. Fresnedoso?
Extraído, de oficio, por unos ~icapedrer?s, el Respecto a donde pudo haber sido hay distintas
muerto horriblemente hinchado, tema un tra3e n~­ versiones o hipótesis.
gro y en las piernas unas vueltas de cadena medio En qué circunstancias no se sabrá nunca.
anudadas. Latorre se fue del mundo con el dedo cruzado
(Y creo que también nos dijo maniatado). . sobre los labios después de sobrevivir a casi todos
Sabedor de lo que deseaba la Jefatura, Murillo los que podían saberlo, pero se habían ido en silen-
salió de la comisaría a gritos para detener el carro cio, entre avergonzados y temerosos de la infiden-
y hacerlo dar vuelta rumbo a Pocitos, según ór- cia de algún iniciado en los secretos.
denes. La versión más aceptada, y a la cual me incli-
Apestaba el finado. , . . naría yo, es que mi conterráneo fue ultimado en el
Enterrado en el Buceo sin mas tramite m pape- cuartel antiguamente conocido por de Dragones, en
les, los picapedreros llevaban dos día~ dete~i~.os. en el extremo sur de la calle Sarandí.
la comisaría de Pocitos cuando Murillo pidio m~­ El doctor Luis Melián Lafinur creía saber de
trucciones al respecto y entonces le mandaron decir buena fuente que lo habían muerto en el cuartel de
que los largara. , , . artillería.
La aparición del cadaver y su transito por las Hay quien supone que la tragedia ocurrió en el
calles del Cordón al Sur fue vista por muchas per- antiguo Cuartel de Bastarrica, demolido hace poco
sonas de ese modo testigos oculares de los hechos, en Rondeau y Agraciada.
pero ~orno entonces 1:1º se ju~aba con ci7rtas cos8:s Parece cierto que, a uno u otro cuartel, Fres-
y otros sucesos parecidos habian. conmovido la opi- nedoso fue por allí, antes de embarcar de regreso
nión pública, todos optaban por ignorarlo. para el Salto a buscar un muchacho, indiecito o
Al señor Horacio Fariña, uno de los que presen- pardo, que prestaba servicios en un cuerpo de línea
cio la extracción y se hizo eco del suceso, ::ilguien y que él pidió para llevarlo consigo como asistente.
vino apresuradamente a decirle que era me3or que Según tuvo ocasión de manifestárselo a persona
no repitiera lo que había visto ... conocida, todas las cosas le habían salido al coman-
Coincidente la aparición del cuerpo en la costa dante a pedir de boca, pues a todas había accedido
del mar con la misteriosa desaparición -compraba- sin dificultad el Gobernador.

110 111
Se le confiaría el mando de un cuerpo de poli- . La sanción del descuidado comandante estaba
cías volantes en el Salto, conforme a sus deseos y él I~puesta desde el .Primer momento, pero se esperó,
marchaba al pago para ir preparando sus hombres mientras el descuido no configurase un abuso in-
mientras le llegaba el nombramiento. Le iban a dar tolerable.
el dinero que necesitaba para concluir su casa de la ~as~a que _la empacadura de Fresnedoso no se
calle Sopas, y además se llevaba el pardito como a~r?x1mo al ano el Gobernador y las autoridades
asistente, sin más trámite que pasar a buscarlo el militares correspondientes permanecieron aJ· enas a
día de irse. todo.
De tal modo, mansito y satisfecho, cayó Don ¿Eran acaso Latorre o su Ministro de la Guerra
Felipe en lazo tendido con tanto artificio. Coro-'?-el Eduardo Vázquez, guardianes de Don Felipe
para mteresarse en saber dónde estaba y porqué no
* * • se presentaba a revistar?
La desaparición de Fresnedoso se supo en el ~l sa?~ía lo que hacía ... y el gobierno cumplía
1as dispos1c1ones.
Salto, -primera noticia,- por una carta de Don
Teófilo Díaz a su hijo César, entonces empleado de
la aduana allá, y de la cual fue portador el capitán
mercante Don Clímaco Beckar.
La nueva causó la impresión que es de imagi-
narse, allí donde Don Felipe era conocido vecino y
relación de todos.
Muchos pusieron la nueva en cuarentena, pero
los diarios de Montevideo no demoraron en llegar
para sacarlos de dudas.
A los que se aferraron en su no creer el tiempo
concluyó por convencerlos.
Hasta las autoridades militares hubieron de ren-
dirse y darse por convencidas por el tiempo. Trans-
curridos diez meses de la aparición del cuerpo del
comandante en la playa Ramírez, ordenaron se le
anotara como baja en el libro correspondiente ...
"por no presentarse a revistar desde abril de 1878".
A la verdad, bajo un gobierno que también era
"reconstructor" no era cosa de tolerar que un jefe
del ejército fuese a tal extremo omiso en el cumpli-
miento de la obligación de concurrir a la revista
mensual.

112 113
EL ASALTO AL ASILO DE HUERFANOS El jefe político del Salto y el comisario de la
sección rural presenciaron de prudencial distancia
esta ejecución sin forma de juicio efectuada en se-
tiembre de 1878.
Así, abundando tanto los bandidos sueltos cu-
El 8 de mayo de is77 tuvo lu~ar uno de los r,as fe~horías alarmaban, la opinión conserva'dora
sonados episodios sangrientos de la dictadura del Co- qu~ d~sculpa mejor al asesino que al ladrón", creía
ronel Lorenzo Latorre. a pie flrm~ que el sistema de garantías por la tre-
Episodio nada claro, por lo demás, que se pre- menda deb1a prolongarse como una necesidad.
senta mas bien como una emb~scada .cuya prepara- Pero . la sensación de que las seguridades las
ción corrió por directa cuenta dictatorial para lograr d?~ª el d1c~ador no bastaba que las sintiese o se le
con ella el efecto político que buscaba. . . . h1c1era sentir a la campaña: también en Montevideo
Todavía se repite por algunos para. J.ustiflca~ había facinerosos temibles conforme los hechos se
el régimen terrorista de.l gobernador, la v~~Ja frase· encargarían de demostrarlo.
"Purgó el país de bandidos y d": ladrones . . Elementos depravadísimos y audaces con aga-
Efectivamente, con frecuencia entre los. comm;u- llas para poner en peligro la seguridad de los hon-
cados que se daban: a la pr~~sa iban ~n. prrmer ter- rados habitantes metropolitanos.
mino partes de los jefes pohtico~. al M1mstro de Go-- En dar esa evidencia, entiendo yo, igual que mu-
bierno José María Monter,o (hiJo), ~ev~ndo a su chas personas de la época, está la verdadera clase del
conocimiento que la polic1a del co~sar~? Tal h~~ oscuro choque del 8 de mayo de 1877.
bía dado muerte al bandolero, ladron y cuatre~o La noche que amanecía para esta fecha, un gru-
Fulano "a pesar del empeño pu.est~ para que se rin- po compuesto de 12 o 14 individuos intentó asaltar
diera y conseguir capturarlo vivo . , e~ Asilo de Huérfanos con el fin de apoderarse del
Ninguno de los maleant7s de la. epoca renun- dmero que se llevaba a la casa de caridad mes a mes
ciaba a morir en circunstancias heroicas cuando se los días 8, para abonar los sueldos del personal d~
veía frente a las policías del Coronel Latorre; to~os nodrizas.
se resistían hasta el fin; todos, como Juan More1ra, Estando a la versión oficial -única por otro
peleaban con la partida "~err~jando" (palabra tex= lado- la víspera del día señalado para el asalto, a
tual en varios partes) algun tiro al sargent~, al ca eso de las 4 de la tarde, se tuvo la denuncia del plan
pitán 0 al milico, tiro que por suerte casi nunca criminal.
lograba el impacto. La noticia debió llegar a Latorre mismo pues
Otros eran ultimados al intentar escaparse una éste y el Ministro de Gobierno tomaron a su cargo
vez capturados por la policía. Alg.unos en~ayaron una tarea ordinariamente de resorte policial.
darse a la fuga atados y todo. A mi conterraneo el Así resulta de los partes que luego enviarían sus
Capitán Albarenque lo ultimaron a balazos, ª!adoso- subalternos al Jefe Político y de Policía de la capital
bre un caballo al caer al Paso de la Herrena en el Coronel Juan P. Goyeneche.
arroyo Mataojo. El jefe de serenos le comunicaba haber actuado

114 115
"por orden expresa de S E. el señor Gobernador"; bien, ante la -::orpresa, de atropellar a la policía con
el comisario secciona! Berrutti le dice que "por or- arma blanca en un cuerpo a cuerpo.
den expresa y verbal de S. E. el señor Ministro de Manuelillo, apenas oído el tiroteo, acudió a ga-
Gobierno". lope con sus serenos -gente cruda toda ella- y or-
Por el boletín de "La Tribuna", circulado en la denando "pie a tierra", llevó un ataque de flanco a
mañana del día del suceso, se sabe que Latorre y los asaltantes maltrechos de entrada.
Montero estuvieron ocupados del asunto desde las· ~o se_ n_ecesitaban refuerzos. El comisario y sus
primeras horas de la noche "recibiendo avisos, reno- guard1a.s c1vi~es eran suficientes: no se les opuso ma-
vando y modüicando medidas". yor res1stenc1a y cada cual buscó la salvación en la
El comisario de la sección L. P. Berrutti, conjun- fuga.
tamente con cuatro hombres de sus policías recibió Los que no quedaron en el campo escaparon
el encargo de permanecer oculto en un zanjón pró- "favorecidos por lo escabroso del terren~ y la pro-
ximo al edificio del aspo, pero el grueso de la fuer- ximidad del monte".
za lo constituía un piquete a caballo del cuerpo de ¡Había un. monte capaz de servir de abrigo a
serenos a órdenes de su famoso Comandante Manuel gente fugitiva en las inmediaciones del Asilo de
Aguirre, apodado popularmente Manuelillo Aguirre. Huérfanos, del Hospital Pedro Visea!
Este, siguiendo las instrucciones que tenía, se Cuatro asaltantes o presumidos como tales per-
situó en punto estratégico, en protección. dieron la vida en la aventura.
A eso de la una de la mañana, refiere el parte La po~icía recogió unas pistolas descargadas,
del comisario Berrutti, se percibieron así como se- unos , cuchillos, un cortafierro y un manojo de
ñales de luces que eran signos probables de enten- ganzuas.
dimiento entre los asaltantes y sus cómplices. En tarea de identificar los muertos uno resultó
Lo más cierto es que fueran señas de los agen- ser un tal Pedro Lanaro, sobrenombrado "Pedrín".
tes provocadores que habían atraído a una embos- La policía lo tenía' catalogado como jefe de gavilla
cada al grupo de sujetos de malos antecedentes que y prófugo de la cárcel de la Isla de Ratas.
cayó en el garlito, creyendo que se trataba de algo Otro era Miguel Mezzano (a) El Tuerto, sujeto
muy distinto a lo que les presentó luego la trágica de avería también con cuentas pendientes por un ho-
realidad. micidio en el pueblo de La Paz y algunos robos en
Poco después se percibieron los bandidos, pero Pocitos.
se les dejó avanzar hasta 6 o 7 metros de la pared . Los otros resultaron un tal Fortunato Copoli,
del fondo del Asilo. ~m a.ntecedentes policiales, y un desconocido cuya
Recién entonces, casi encima de la zanja que identidad no pudo deducirse por prendas que lleva-
disimulaba los celadores, estos hicieron una descar- ba encima ni por reconocimiento personal.
ga cerrada. Por el lado de la policía no hubo bajas. Sola-
Los asaltantes no parece que tuvieran armas de mente un· sereno resultó levement e herido de arma
fuego ni muchas ni buenas, pues apenas si dispara- blanca.
ron tres o cuatro tiros de arma corta, tratando más Al otro día, por el boletín del diario "La Tri-

116 117
huna" que mencioné más arriba, la capital supo el JUSTICIA BARBARA
peligro en que habían estado los pesos con que la
Sociedad de Beneficencia de Señoras pagaba a sus
nodrizas y servicio del Asilo.
La mano del dictador era tan necesaria aquí co..
mo en el más lejano departamento si se quería se- 1
'La Voz del Salto", publicación que veía l~ luz
guir viviendo a cubierto de malhechores. en mi departamento insertaba en uno de sus nume-
Ant e sucesos de tal gravedad tan eficazmente ras del mes de oct~bre de 1878, esta significativa
reprimidos "era que el pueblo confiaba en la auto- noticia: "El bandido Albarenque. - Arrestado en el
ridad y en sus delegados, que tan acertadamente acu- campo por un sargento y dos soldados, lo aseguraron
den donde es necesario para castigar a los culpables con un lazo para conducirlo a la ciudad; pero como
y defender la vida y la propiedad de los habitantes observaran que sufría demasiado le aflojaron las li-
de la República". · gaduras y continuó la marcha sin novedad.
J;o acontecido la madrugada del 8 de mayo era "Cerca de un monte Albarenque atropelló a sus
la mas elocuente prueba en favor del sistema de re- guardianes, quienes le acertaron dos balazos cau~
presión y castigo usados por el gobierno del Coronel sándole la muerte".
Latorre. He ahí la versión -casi el parte oficial- de una
Las señoras que formaban la Comisión de Bene- de las sumarias "justicias" de la época.
f~cencia c:eyéronse obligadas a manifestar su gra- Cambiando el nombre del "bandido" y el nom-
titud al dictador, celoso guardián de la Propiedad y bre del arroyo, idéntico episodio se desarrolló, unas
del Orden. cuantas veces, en cada uno de los departamentos de
Tomando la palabra en respuesta a las distin- la República.
guidas damas, expresóles el Coronel "que sólo ha- No variaban en cambio, si estamos a las ver-
bía creído cumplir con su deber, pura y simple- siones de las resp¿ctivas jefaturas, ni la acometividad
mente". temeraria del sujeto que, atado y todo, atropellaba
"Que realizaba de ese modo las promesas he- a la custodia y pretendía disparar, ni .~ª. cert~ra pun-
chas al país el 76 al ser elevado al Gobierno, de tería de las policías que "le acert~ban mfal.i~lemen­
que la vida y la seguridad de todos serían garan- te así estuviera el preso a distancia de un kilometro,
tidas ... " con aquellos Remington, estrenados por los revolu-
"Que continuaba firme en tal programa y que cionarios de la "tricolor" el 75, y que, como los
lo llevaría hasta los límites que le fuera posible . .. " "chassepots" del general francés, "hicieron maravi-
Los diarios gubernistas tenían razón: . faltaba llas" en el encuentro triunfal de Perseverano.
mucho que hacer todavía en favor del orden social
pero felizmente el Gobernador vigilaba. '
* * *
La ejecución extralegal del Capitán de .guard~as
nacionales Juan Albarenque, tuvo lugar a mmedia-

118 119
ciones del Paso de la Herrería del arroyo Mataojo, El sargento, sabedor de los antecedentes de la
jurisdicción del departamento del Salto, a fines de persona con quien trataba, procuró cerciorarse de
setiembre del año 78. que no había en la casa más hombre que Albaren-
Juan Albarenque era un oficial de antecedentes que, antes de "proceder" en términos policiales.
poco recomendables, sin ser el bandido calificado Conversaban, desmontados los milicos al costa-
de los diarios dictatoriales. Gaucho atrevido, propen- do de una enramada, a cierta distancia de los ran-
so a ganar el monte y a mantenerse por su cuenta chos y un sargento ofreció un cigarro al capitán.
en épocas de alteración del orden público, capaz de Aprovechando su distracción, y mientras aliña-
pelear, acaso con algún muerto en su cuenta, y poco ba la chala, lo atropelló de improviso, sujetándole
respetuoso de las haciendas ajenas, sobre todo. los brazos.
La tiranía dominante, apoyada en los ricos - in- Los soldados de la partida concluyeron el golpe
cluía la gran masa conservadora blanca-, detestaba "a traición y sobre seguro" que en nuestro código
el robo más que el homicidio, observación hecha ya penal quiere decir alevoso, y trincaron a Albaren-
por Sarmiento al hablar en su "Biografía de Vélez que sobre uno de los caballos.
Sarfield", de aquel tiranuelo argentino que se jac- Luego, en medio del griterío de las mujeres, lo
taba de haber hecho ajusticiar a un adolescente por echaron por delante, rumbo a Mataojo.
robar un chaleco, delito que por la ley tendría un De las casas un chiquillo salió a todo galope,
mes de prisión. en dirección opuesta, a dar aviso a un hijo del ca-
Mandaba en el departamento del Salto, con fa- pitán, que estaba allí cerca, de lo que habían hecho
cultades delegadas al pro-cónsul, como la mayoría con su padre.
de los jefes políticos de la época, Juan Cruz y Costa,
hombre de atrayente exterior, social y afable. * * *
Salió del Salto a recorrer las lejanas secciones
rurales, que entonces daban fondos al Brasil, con el Al caer al Paso de la Herrería la tragedia tuvo
plan de deshacerse del incómodo capitán, cuyo pro- su desarrollo, aunque no según las circunstancias
cedimientos abusivos tenían quejosos a los hacenda- referidas de "La Voz del Salto", pues no hubo aflo-
dos vecinos. jadura del maniador ni tentativa de atropellar la
Próximos a los pagos de Albarenque, el jefe po- custodia.
lítico y el comisario secciona! que lo acompañaba, Le pegaron los dos tiros de atrás y, con el ruido
quedáronse intencionalmente atrás, dejando avanzar de los fusiles disparó el caballo donde iba Albaren-
una pequeña partida de soldados de policía a las ór- que, dando contra el suelo al mal herido jinete que
denes de un sargento José. vino a quedar con la cabeza para abajo.
Llegó la fuerza hasta la casa de Albarenque, sin Cumplidas las órdenes del jefe político el sar-
ser sentida, encontrando al capitán ocupado en mar- gento no puso obstáculo a que un puestero vecino
car terneros -quien sabe si ajenos. socorriera al moribundo capitán, mientras el seguía
Lejos de la suspicacia del criollo diablo las in- con sus hombres "a dar cuenta".
tenciones de sus visitantes, los recibió como amigos. Pero luego, pensándolo mejor, le debió entrar la

120 121
duda en cuanto a la certeza de la muerte del herido SOBRE SUPUESTAS MUERTES MISTERIOSAS
y volvió sobre sus pasos, hacia la casa del forastero .
Ya estaba allí, al lado del capitán, _el ~ij~ que
había recibido oportuno aviso y los venia s1gu1endo Cuando la pasión de los contemporáneos, acica-
·
y un par de amigos más dispuestos a im~e d'ir, aunque
.
teada por lo duro y lo agrio del presente, ultrapasa
fuese peleando a la policía, que se ultrmara unpu- los límites de lo real y mismo de lo verosímil, es de-
nemente al herido. ber de los que vienen más atrás poner las cosas en
Las cosas iban a ponerse serias Y el puestero '·
su límite revisando aquellos asertos o aquellas im-
intervino como parlamentario. . putaciones para traerlas a la línea donde llega más
Era cuestión de esperar un poco Y nada mas, o menos justamente la verdad.
porque al fin y al cabo ya Albarenque estaba mu- También es cierto que en la mala cuenta abier-
riendo. ta a un gobernante, como a un individuo, nada más
fácil y propenso a tentaciones, que imputarle gra-
$ * $
tuitamente cargos chicos y grandes en la semi segu-
ridad de que pasarán entre el conjunto ...
Al rato efectivamente, el sargento José Y sus Es así como en la cuenta del Gobierno discre-
dos soldado~ pudieron irse tranquilos del todo.. cional del Coronel Latorre, fue cargado a su disfavor,
el rubro de los envenenamientos, que sólo con lige-
reza temeraria podría aceptarse en la actualidad, sin
estricto beneficio de inventario.
De lo malo de aquella dictadura -e incluyo el
apéndice constitucional del año de presidente- no
escasas veces he hablado yo en mis sucesivos ar-
tículos, pero justo es que se defienda al Goberna-
dor Provisorio cuando el Gobernador Provisorio me-
rezca ser defendido.
En aquellos varios años de los asesinatos de
cuartel de las desapariciones misteriosas y de los
presos que invariablemente se resistían a la autori-
dad o atropellaban la custodia, no era permitido que
muriera en su casa ningún personaje civil -y sobre
todo militar- cuya muerte no fuese atribuída a la
acción de un veneno.
La imaginación popular dando asidero fácil a
todo lo que sale del nivel común se encargaba de
bordar y detallar la historia del crimen.

123
122
Predominaba una tendencia marcada a achacar
al "mate'' la vía referida para llegar al funesto re- tes "en serie", para decir así, de personas de noto-
sultado. ria figuración.
Así lo envenenaron "con un mate", en la tra- . Suárez, muerto en su casa del Cordón en la es-

I
vesía de Buenos Aires a Montevideo, al Coronel quma d~ Municipio y 18 de Julio, calle ll~ada en-
Dionisia Irigoyen, que venía en viaje de Paysandú. tonces el gran boulevard de Sud Américá" 1 era
En el mate, pero no en uno, sino poco a poco, hombre de sesenta y seis a sesenta y ocho años bien
intercalando una dosis de tósigo entre cebadura y co~tados, muy trabajado por viejas dolencias y
cebadura le habrían abrasado las entrañas al Gene- SUJet? .ª ataques de fiebre intermitente, el "chucho",
ral José Gregario Suárez. adquirido en la campaña del Paraguay, del que no
No existe, sin embargo, ningún indicio de prue- pudo curar nunca.
ba material ni moral respecto a semejantes supues- .¿Qué interés podía despertar, por lo demás en
tos crímenes, que el doctor Angel Floro Costa tuvo el dictador la desaparición del General Suárez?'
la debilidad de estampar en lista, en su folleto titu- El, como casi todos aquellos veteranos de la
lado "Panfletos contra Puñales", opúsculo desbor- Cruzada y de la Guerra Grande, estaban definitiva-
dante de pasión y exento de equilibrio para servir mente anulados, por viejos y por cansados.
de elemento en un debate histórico. Latorre no hizo matar -repárese bien- sino
Es un opúsculo impreso en Buenos Aires, en a gente probadamente levantisca, de empresa y jo-
1879, aunque simula haber salido de las prensas de ven, sea de cuerpo o sea de espíritu.
una imprenta "La Redención · Social", de Montevi- , Coronado era ?ªPaz de cualquier audacia y te-
deo, con lo que adquiere mas interés y mas carácter ma una garra de tigre; Bergara poseía en su haber
de desafío al dictador. ~ntece~e~tes tan notorios como el asalto del vapor
Portena y las andanzas de Entre Ríos · Beltrán era
• * * el ~ombre de la Mina, y un reconocido impulsivo
furioso; por Carlos Soto hablan las circunstancias
Ni el Coronel Exequiel Fernández, ni Mundell, e~ que hubieron de matarlo, en una reunión de cons-
ni Suárez, ni Moyana, fueron envenenados por or- p1r~dores o supuestos conspiradores, cuando menos;
den de Latorre, como no lo fueron el Coronel lri- Fehpe Fresnedoso era hombre temible por sus arre-
goyen, fallecido en un interinato gubernamental del batos cuando se embriagaba; Ledesma no bebía y le
doctor Vida!, ni el Coronel Galeano, cuyo deceso daban por metido en una conjura.
ocurrido en 1887, quiso atribuirse al veneno san-
tista ...
Suárez, lo mismo que Moyano, murieron de en-
fermedad dolorosa, exacerbada al final. Uno el 7 de
setiembre de 1879 y el otro el 12 de noviembre del
mismo año. Estos decesos dieron mas asidero a la
¡ * * *
~l envenenamiento del comandante Exequiel
Fer~~dez, Jefe Político de Minas, fallecido el 13
de Jumo de 1876, en la ciudad del mismo nombre
especie, porque se estaba en presencia de unas muer- nada permite sospecharlo siquiera, como no sea e~
alas de una gran suspicacia o a mérito de una es-
pecie intencionada.
124
125
Exequiel Fernández era una hechura de Lato- LOS REAJUSTES DE LA DICTADURA (1)
rre, hombre que le respondía ciegamente, sin presti-
gio real en sus pagos, mientras no tuviera un cargo.
Militar tranquilo, aunque de mano firme, que no al-
canzó a ocupar su puesto sino cortos meses. El dic-
tador lo quitaba de la Jefatura con la señal de un "Jefe Político de Durazno a Ministro de Gobier-
dedo ... ¿iba a asesinarlo por veneno? no. - Con fecha 14 de mayo sometí a la jurisdicción
En la muerte del Coronel Dionisia Irigoyen, ocu- del i\_lcalde Ordinario departamental al hacendado
rrida cuando Latorre gozaba de licencia, el 6 de Fulano de Tal, por abigeo. .
enero de 1880, pudieron concurrir circunstancias "De las averiguaciones formales practicadas por
particulares y fatales, aptas para rodearla de mis- esta Jefatura resulta culpable y reincidente. El Juez
terio. ordena su libertad bajo fianza. El caso lo considero
Según dije antes, este coronel había llegado de grav~. ~e consta de una manera positiva que se
mañana de Paysandú en el vapor "Saturno", acom- quer1~ mterponer dinero para facilitar la causa. Es-
pañado sólo de su asistente y el mismo día de llegar, pero ordenes de V. E.
siendo como las 12, mientras esperaba turno en una Simón Moyano."
peluquería, -iba a prepararse para ir a los toros-
ocurrió la ruptura de una aneurisma, dolencia de * • *
que parece venía quejándose de tiempo atrás. "Ministro de Gobierno a Jefe Político del Du-
Junto con la noticia de que había muerto lri- razno. - Acabo de recibir su telegrama. No me sor-
goyen, tan inesperadamente, se corrió la voz de que prende, sucede lo de siempre. Mientras el Gobierno
había sido envenenado durante la travesía. hace es~uerzos ,Y ~acrüicios de todo género, dictan-
Nótese lo absurdo de un veneno a término; una do medidas energ1cas y poniendo a raya a los sal-
droga mortüera que obraba a las tantas horas, como teadores de la .P~opiedad, muchos que por escarnio
una bomba de tiempo, con aparato de relojería ... se llaI?an adm1mstradores de la justicia favorecen
Cuando falleció el Coronel Nicasio Galeano, el a aquellos, los apadrinan y en una palabra se bur-
23 de enero de 1887, en pleno auge de la lucha con- lal} del Gob.ierno, interpretando la ley en la forma
tra el Santismo, recién desalojado del poder, la su- mas .~onvemente P?ra sus intereses personales.
gestión del envenénamiento fue tan grande, que la , . Puedo garanbrle a V. S. que no sucederá esto
misma familia solicitó y obtuvo un permiso para ultrmo en el caso actual, pese a quien pese. Si el
exhumar el cuerpo y hacerle la autopsia. ~lc~lde Ordinari~ del Durazno pone en libertad ba-
Lo tardío de la solicitud impidió que se reali- JO flélnza al ladron reincidente de vacas Fulano de
zara la prueba cientüica pedida, pues el cuerpo en-
(1) El g?bierno de Latorre, más que inconstitucional fue una
contrábase al extraerlo en pleno estado de descom- vl'.rdadera dictadura. Una justicia expeditiva, fruto de s'u conoci-
posición. miento personal de que la situación imperante as! lo requería sus
tituyó ~ los trámites ~egales y al respeto por la vida y la libertad
de ~ ~1~dadania. El Taller de adoquines", los asesinatos politicoa
los Jmc1os sumarisunos, las desapariciones misteriosas fuero su:
cesos frecuentes. . . • n

126 127
Tal, no acate V. E. la orden y proceda a encarcelar dándole por reemplazante a un comisario del Paso
al Alcalde prevaricador. del Molino, el Capitán Francisco Pereira -hombre de
"Lo que venga después será bajo la responsabi- hierro-, "con encargo de proceder a la captura de
lidad del Gobierno. los individuos de la gavilla, los cuales serían some-
José M. Montero (hijo) ." tidos a un breve sumario para constatar el hecho"
Textos tan fulminantes y destemplados como y, probado éste, "hacerles ejecutar en el sitio del
éste eran cosa de todos los días y revelaban, ade- suceso."
más del modo de ser autoritario de quien mandaba Para buen desempeño del cometido, el nuevo
en el país, la inadaptación, para el momento histó- Jefe Político llevó consigo un escuadrón de caballe-
rico, de un mal mecanismo judicial relajado, lleno ría de línea y una compañía de infantería "a su
de formulismos vanos, servido por agentes inferio- disposición".
res, realmente inferiores, y de una administración No escapándose a los ojos del dictador el fondo
que no le iba en zaga. grave del asunto, pasó simultáneamente una nota al
Si la Constitución del año XXX era inaplicable Presidente del Tribunal, Dr. Conrado Rucker, en la
a la vida política del país hacía tanto tiempo, no que el Gobierno le manifestaba que no creía menos-
menos inaplicables eran las leyes y los procedimien- cabar, en lo mínimo, las atribuciones de la adminis-
tos legales en vigencia. tración de justicia al proceder como procedía, acon-
sejado por las circunstancias, mientras se formaban
El conflicto entre la Dictadura y el Tribunal las leyes en vigencia.
Superior de Justicia era permanente, y sólo podía El Tribunal aceptó la idea de la reforma del
subsistir este último organismo, merced a una pro- respectivo código (que mientras tanto se podría su-
digiosa facultad de equilibrio, limitándose a guardar plir con un reglamento provisorio) y, en lo demás,
las formas, pero desobedecido, desconocido y, si se proponía que el Juez de Crimen se constituyese en
quiere, humillado. Cerro Largo, así estuvieran aprehendidos los pre-
Las ocurrencias habidas en Fr~ile Muerto, de- suntos reos, para instaurarles proceso rápido.
partamento de Cerro Largo, en diciembre del 76, Latorre 1 concordando con las ideas del Tribunal,
pueden suministrar una buena prueba de este "modus le contestó -hipócritamente- que realizadas las
vivendi". prisiones, según esperaba, se le avisaría a fin de
Habiéndose producido en aquella lejana juris- que pudiera trasladarse a Cerro Largo el Juez del
dicción el asesinato de cuatro jornaleros españoles, Crimen. Es claro que éste no tuvo necesidad de in-
llevado a cabo por una cuadrilla de bandoleros que comodarse en un viaje largo, atravesando en diligen-
merodeaba por las inmediaciones de meses atrás, el cia media república.
Jefe Político, Juan A. Estomba, llevó el crimen a Desde que cayó en manos de la autoridad poli-
noticia de la superioridad. cial el primer bandido, empezó la liquidación.
El Gobierno le respondió con un decreto de A comienzos de enero el preso sindicado como
"cese en sus funciones el Jefe Político, que bajará más culpable, tuvo una veleidad de fuga, y la fuerza
inmediatamente a la capital para ser sumariado", de línea del Jefe Político Pereira lo mató a tiros.

1~8 129
A un comisario de Soriano se le destituye por
Una semana después, otros dos bandoleros que arbitrariedad y malos manejos de dine~o, destinán-
quisieron tentar fortuna, fracasaron de idéntico
modo. dosele por dos años al Taller de Adoquines.
A los militares se les obligó a cooperar en las
* * * tareas de la policía,' y por orden ge~eral del ejér~ito
del 24 de mayo de 1877, se dispoma que cualqu.1e,ra
Así se ins~it~yó, automáticamente y poco a po- fuese su grado "debían prestar apoyo a la P,ºh~1a,
co, un proced1m1ento desconocido hasta entonces
brutal, impresionante, que, en alas del telégrafo y como guardianes de la seguridad del orden publico,
dando auxilios de índole apropiada cuando se les so-
divulgado por la prensa, conmovió a fondo el país. licitasen.
Los jefes políticos rivalizaban en actividad para "Persiguirían, cooperando con la policía, matre-
"limpiar" sus departamentos, purgándose de vagos ros y criminales, se les daría de baja en caso de no
y ladro~es, sin que ninguno estuviera seguro de que hacerlo".
a lo meJor se le presentara un comisionado especial
a enterarse de cómo marchaban las cosas y traer a
Latorre impresiones directas. * * *
. Justo Pelayo, pariente de Latorre, y Jefe Polí-
tico departamental, desempeñó muchas comisiones Los resortes de la administr ación, del punto de
de esta clase. vista financiero ' no estaban menos resentidos.
El dictador mismo, no confiando a veces sino en Poner en tela de juicio, cuando Latorre asum10
.,
sí propio, tomaba a su cargo las tareas de inspección el poder discrecional, que la situación de la Repú-
y entonces era cuando tenían Jugar aquellos viajes blica era caótica, no sería justo.
secretos -marchas de felino-- llevados a cabo con Múltiples factores habían llevado las cosas a
sigilo tan desusado que, en octubre de 1878, dióse extremos inverpsímiles, así en lo político como en
el caso de conocerse en Montevideo Ja noticia de la lo financiero y en lo administrativo.
ausencia del dictador cuando éste, después de reco- Las cüras estadísticas de las postrimerías del
rrer de incógnito y a caballo seis departamentos lle- Gobierno de Pedro Varela serían siempre aterrado-
gó a San Eugenio, en Ja frontera del Brasil. ' ras en cualquier sentido.
' No había, además, ni quien mandara ni quien
* * * obedeciera.
Las destituciones de funcionarios y la consi- La gente cuando decía "no se puede vivir" de-
guiente sanción arbitraria estaban a la orden del cía la verdad más simple.
día. Quien sabe si algún procedimiento no heroico
Al Coronel Galeano se le manda presentarse in- hubiera sido el eficaz.
mediatamente a levantar los cargos formulados con- Nosotros, por nuestra parte, no n~s podemos fo;-
tra su administración policial en Minas, y tiene la mar una idea cabal de aquel desgobierno, por ~as
fortuna de levantarlos satisfactoriamente. que pretendamos vivir el ambiente de aquellos d1as

130 131
y rehacer, con documentos y publicaciones, el esce-
nario en que se debatía, los últimos días el presi- CARLOS SOTO Y SU SECRETA MUERTE
dente "incoacto".
Había siempre la diferencia entre lo vivido y lo
narrado, por más bien narrado que fuese.
Se explica así como ciertas cosas que, a nosotros
nos dejan sin saber que decir, sonaban con ruido dis- La desaparición de los hombres sacrificados a
tinto en el oído de nuestros abuelos o de nuestros los terrores de Latorre continúa siendo el más mis-
padres, y que hoy sea inconcebible, por ejemplo, que terioso caso de las tragedias que jalonaron el camino
el jefe de Gobierno pueda, ni soñando, decir a nadie, del gobierno totalitario de 1876-80.
lo que Latorre le decía a Luis Revuelta, ante los des- Fue por razones que se expondrán luego, el caso
falcos descubiertos en la Aduana del Salto, sin ma- más sensacional, sobre ser el más oscuro.
yor conmoción de los salteños. Pocas de las ejecuciones de alto mandat o fueron
"¡Estoy escandalizado con la conducta de los desembozadas, pero las hubo.
empleados de esa Aduana. . . Empezaré por esa lo- Eduardo Beltrán, con quien se inicia la serie de
calidad a castigar a los culpables y levantaré una homicidios fue todos lo sabemos, herido mortalmen-
horca para colgar de ella a los ladrones . . . ! " te de arma d~ fuego y de puñal .en la calle w as-
hington a plena luz del día por sicarios con instruc-
ciones precisas -un oficial y una plaza del 59 de
Cazadores que mandaba Máximo Santos- que no se
desempeñaron bien en el terreno.
El fin del Coronel Hipólito Coronado, sorpresi-
vamente aprehendido y atravesado de un tiro de
Remington, allá por mis pagos del Norte, está re-
construido para la historia como podría reconstruir-
lo en la hora actual, cualquier juez de instrucción.
Al Capitán Juan Albarenque, en el Paso de la
Herrería del -arroyo Mataojo, del Salto, lo balearon
de atrás con las piernas atadas debajo de la barriga
del cab~llo, alegando luego el socorrido cuento de
que pretendía fugar.
El jefe polític~ y el_ ,comisario .seccior_ial pr~sen­
ciaron la bárbara e1ecucion desde cierta distancia ...
Del último inmolado, que fue el caudillejo Se-
vero Ledesma, oficial de turbios antecedentes que
tenía su guarida por Fray Bentos, se conoce poco
más o menos, como pereció en manos de una comi-
sión especial enviada por vía fluvial a bordo de un
132 buque de guerra.
133
de la República, conmovió hasta la raíz sus ambi-
En los casos de Bergara, de Mallada o de Fres- ciones de caudillo.
nedoso, los tres desaparecid-:s sin saberse cómo, al- -Yo no he de parar hasta hacermé también
go se ha conseguido penetrar en el misterio, pose- Gobernador Provisorio -le dijo una vez en su cha-
yéndose aunque sea un hilo de luz insignificante, cra de Santa Rosa del Cuareim al coronel corren-
pero apreciable, o estableciéndose indicios de refe- tino, su tocayo Don Hipólito Acuña.
rencia incontrovertibles. Contaba el caudillo norteño, en el antecedente
En la desaparición y consiguiente muerte de violento, porque tenía garra de fiera, pero el fenó-
Carlos E. Soto el velo que oculta los hechos perma- meno espiritual se reproduce hasta en los inverte-
nece intacto, a juicio mío, a pesar de lo que pueda brados, en presencia del mal ejemplo y del antece-
pensarse en contrario, por los motivos que se ex- dente fresco.
pondrán en el curso de este artículo.
Todo plantea en la tragedia de este conocido * * *
ciudadano nacionalista características de excepción,
capaces de sindicarlo con relieves propios del san- , Carlos Soto tenía destaque intelectual y social.
griento grupo de sus compañeros de tragedia. Era hijo de Juan José Soto, hombre de notoria
Todo en el caso de Carlos E . Soto, repito, sale figuración en las filas del partido blanco y de Etel-
del padrón ordinario, empezando por el personaje en vina Calvo, de conocida familia de periodistas, ha-
sí mismo, para terminar en la pretendida elucida- bía nacido en Montevideo en 1844.
ción del episodio postrero. · Empleado en una secretaría de Estado, hizo sus
Por lo pronto, es el único de los victimados del primeras armas de prensa en las columnas de "La
régimen que contó como íntimo amigo y fue perso- Reforma Pacífica" ( 1863-64), para emigrar el año
nalmente adicto al Gobernador. siguiente cuando el triunfo del Gral. Flores.
Bergara, Beltrán o Coronado, para citar única- Después de un viaje al Paraguay , por negocios,
mente nombres de mayor entidad, pueden catalogar- volvió a la república como revolucionario integran-
se entre los enemigos reales o probables del dic- te de la expedición auxiliar de Timoteo Aparicio,
tador. que bajo las órdenes de J . P . Salvañach, hizo su des-
Ninguno de ellos pertenecía a su rueda próxi- embarco en las costas de la Agraciada.
ma, ni la mutua vinculación pasó nunca más allá de En el ejército blanco tuvo destaque por su valor
la camaradería de campamento o de cuartel. sereno y fue herido de gravedad en los combates
Además, para cualquiera de los tres ciudadanos librados a las puertas de Montevideo cuando las
precitados, --estoy cierto- Latorre había sido hasta huestes de la revuelta llegaron a posesionarse de la
la víspera un jefe insignificante y si se entraba a villa de la Unión.
una comparación de servicios y méritos, es posible Por ese tiempo se hizo pública una carta del
que al pensar de ese modo les asistiera razón. joven oficial, dirigida a sus padres en Buenos Aires,
en la cual para tranquilizarlos les decía que "ha-
Al Coronel Coronado la llegada de Latorre, por biendo en el ejército un compañero seriamente he-
obra propia a la suprema magistratura discrecional
135
134
rido, el cual tenía idéntico nombre y apellido, los los años de Inglaterra, la figura de Carlos Soto vino
ponía sobre aviso a fin de que no fueran a confun- a poner una pincelada de exotismo en la rueda crio-
dirlo con su conmilitón". lla que giraba en torno del dictador.
Después de la Paz de abril de 1872 el Presi- De dond: pudo nacer la simpatía que unió, por
dente Tomás Gomensoro, que iniciaba la política de u~ par de anos, a dos hombres en apariencia tan
coparticipación partidaria, designó a Soto para ocu- distintos, no he alcanzado a explicármelo.
par el consulado general de la República en Ingla- Como pudo extinguirse y terminando con el sa-
terra.
crificio sangriento del joven amigo, ultimado en un
. En ~uropa, Soto contr:ijo enlace con la compa- cuartel, a la vista, tal vez, de Latorre no he al-
tr1o~a, h1Ja del General Jose María Reyes, la señorita canzado a explicármelo tampoco. '
Pepita Reyes, cuya hermosura no desmerecía a la de
sus otras hermanas. * * *
Matrimonio de amor, concertado bajo los más
lisonjeros auspicios, la joven señora, "ángel de bon- Sobre la tragedia de Carlos Soto se ha escrito
dad que debía acompañarlo en esta vida de tantos mucho y se ha hablado mucl;to también.
afanes", falleció en Londres a los· dos meses de ca- Existe un folleto de bastantes páginas, impreso
sada y a los dos meses de llegar de España donde en Buenos Aires en los días del asesinato, donde se
según se dijo, había contraído una fiebre pe;niciosa'. narra arbitrariamente y por lo tanto con lujo de de-
La situación que trajo a la República el motín talles la vida de Soto y todo lo que es posible inven-
del 15 de enero del 75, situación a la cual, como tar alrededor de tema tan socorrido como una desa-
blancos netos se adhirieron los Soto, mantuvo al cón- parición inexplicable.
sul en su puesto y en él permaneció Carlos hasta No dudo que haya en el opúsculo tal o cual
setiembre de 1877, en que hizo renuncia del cargo detalle o tal o cual pasaje más o menos real o vero-
y le fue aceptada la misión con agradecimiento ex- símil, pero a título de documento histórico es im-
preso de los servicios prestados con asiduidad y celo. posible que la publicación referida se traiga a de-
Desde entonces se radicó en Montevideo y tuvo bate.
comienzo su vinculación con el dictador, vinculación Más popular aún que la narración folletinesca
sin más allá aparente, al iniciarse, pero que toman- porteña fue, algo mas tarde, la versión cuya paterni-
do cuerpo día por día, llegó a transformarse en es- dad atribuyóse siempre al Coronel Américo Fernán-
trecha y notoria cuanto rara, tratándose de una per- dez, dando exacto y circunstanciado relato del modo
sona del temperamento de Latorre. y circunstancias en que había concluído la vida del
Mezcla de consejero privado y de secretario un, día amigo del Dictador Latorre.
para ~o más íntimo, llegó un tiempo en que bie~ Considerando la cuestión de modo superficial y
pudo 3actarse de poseer la confianza de un hombre sin los necesarios conocimientos, el relato de Fernán-
que, orgánicamente, desconfiaba de todos y de todo. dez, con todo lo que tiene de teatral y suena en falso,
Simpático, dentro de cierto empaque natural, podría merecer cierto crédito.
que subrayaba una elegancia sobria, adquirida en La primera vez que yo lo oí fue de boca del ex-
Presidente Pedro Varela, según consta en mis apun-
136 tes históricos:
137
"El 15 de julio de 1905 (es decir el mismo día grupo de jefes militares que prestaban apoyo al go-
que hice esta anotación) Don Pedro V arela me re- bierno del doctor Vidal, la narración cuestionada
firió en casa del General Simón Martínez, en la calle pierde casi todo el crédito como relato verídico para
Daymán N9 66, la manera como había sido muerto convertirse en una relación envenenada y tenden-
Carlos Soto, en los términos que se expresan más ciosa.
abajo". Años más tarde, los enemigos políticos del Ge-
Según ese relato, Soto andaba en trabajos de neral Máximo Tajes exhumaron o actualizaron las
conspiración contra Latorre, pero éste negábase a afirmaciones de Américo Fernández para hacer caer
dar crédito a los díceres. sobre el magnánimo vencedor del Quebracho impu-
Para que se convenciera de una buena vez, los taciones gravísimas aunque sin nada nuevo que pre-
jefes a quien el amigo del dictador habían sondeado tendiese cuando menos reforzar aquellos dichos.
le tendieron un lazo y a pretexto de conversar del La relación del Coronel Fernández, hablando en
asunto lo invitaron para una reunión secreta en el términos jurídicos, prueba demasiado.
cuartel conocido por de Dragones en el extremo de Y el exceso de prueba y la falta de prueba se
la calle Sarandí. equivalen.
Latorre, convenientemente oculto, debía oír de * * *
labios del mismo Soto todo aquello que se resistía
a creer. Las circunstancias y forma en que fue muerto
Las cosas se desarrollaron conforme al plan y Carlos Soto, nunca se han de establecer de modo
cuando el confiado conspirador avanzando un poco claro según yo entiendo y en esa convicción, desa-
más, parecía que iba a comprometer a alguno de los parecidos hace tanto tiempo los que pudieron de-
circunstantes, éstos cayeron sobre él cortándole la poner como testimonios, creo tiempo perdido el que
palabra y la vida, en el preciso momento en que La- se empleara en la procura de la clave.
torre surgido de su escondite les gritaba: - En cuanto a que Soto pudiera haber sido sor-
"¡Déjenlo que hable, déjenlo que hable!" prendido en algún paso equívoco que lo presentase
En lo narrado por Pedro Varela, se incluyen como reo de inconfidencia, ya es otra cosa.
los nombres de las nueve personas que asistían al Era desde luego hombre de acción, lleno de am-
conciliábulo y fueron testigos o actores de la escena biciones, muy pagado de la propia superioridad y
final. capaz por lo mismo de mirar muy alto.
* * * Pero era asimismo proclive a dejarse llevar por
impulsos y falto, en ocasiones, de la dosis de pruden-
Ahora bien, si se tiene en cuenta que los. dichos cia indispensable para desarrollarse en el medio de
de Américo Fernández se divulgaron después de la sospechas y traiciones en que le tocaba accionar.
caída de Latorre, cuando éste, emigrado en- Yagua- El régimen latorrista había entrado en ese tiem-
rón donde Fernández vivía a su lado, hallábase em- po -fines de 1878 y principios de 1879- en el pe-
peñado en trabajos revolucionarios a la vez que en ríodo fatal de la descomposición espontánea, donde
una cruda campaña de difamación contra Santos y el vienen a concluir todos los gobiernos extralegales.

138 139
EL TALLER DE ADOQUINES
Imposible, de ese modo, que los planes ambicio-
os de Soto, si en verdad existieron, no interfirieran
de entrada otros planes de semejante tendencia fi-
nal, larga y cautelosamente anticipados.
Su red, por más finos que fueran los hilos, si Empeñado en hacer las cosas aunque fuera a palos,
principió a extenderlos, halló en el camino otros hi- el Gobierno de Latorre fue constructivo, según sue-
los más finos, y no blancos sino colorados, y por eso len serlo las tiranías.
mismo más fuertes. El famoso Taller de Adoquines constituyó un in-
El asesinato de Soto cabe fijarlo con uno o dos teresante ensayo de reforma en el régimen carce-
días de diferencia entre el 31 de enero y el 2 de lario del país. Separando de la faz meramente peni-
febrero de 1879. tenciaria la faz odiosa de prisión de Estado, se en-
El golpe santista que dio en tierra con el ensan- c.uentra en los métodos del taller, de modo más o
grentado dictador, tuvo lugar el 13 de marzo de menos embrionario, el mismo sistema de los penales
1880. considerados entonces como modelos.
¿Se puede suponer que el Coronel Máximo San- La cárcel radiada de la calle Miguelete, la pri-
tos por esa época no estuviera ya maquinando su mitiva Penitenciaría, no pasaba de una gran aspi-
plan y tuviera ganadas tal vez algunas voluntades? 1ración.
Soto, enfocándolo desde ese ángulo, era un com- A su obra fueron destinados por la dictadura
petidor que se ignoraba hasta dónde podía ir. los bienes que debían corresponder al fisco en la
Puesta la cuestión en ese terreno bastaba con sucesión intestada del doctor Octavio Lapido, con-
hacerlo sospechoso a los ojos de Latorre, por verdad juntamente con otros recursos, pero el gran penal no
o por mentira. Latorre se encargaría del resto. pudo ser inaugurado sino en el Gobierno de Santos,
Y fue lo que sucedió, ni más ni menos. en 1885, construido sobre los planos del ingeniero
Juan A. Capurro.
Mientras tanto se alzó la cárcel de la calle Yi,
a la que el Ministro de Gobierno, José M. Montero
(hijo) en una memoria oficial llama con razón, "es-
paciosa cárcel, que por sus comodidades, sólida cons-
trucción y perfectas condiciones higiénicas reúne las
exigencias reclamadas por la civilización, la moral
y la humanidad".
No pasaba el edificio de un conjunto de gran-
des cuadros accesibles por una gran entrada de me-
dio punto, todo ello macizo y desnudo.
¡Pero qué enorme avance representaba ya!
Los presos, hundidos en la miseria y en el ocio,

141
140
habían sido encerrados, con o sin grillos, en los ca- El sistema, hijo legítimo de la dureza de ca-
labozos coloniales del Cabildo, en el cuartel de La rácter de Portales, subsistió en Chile hasta la mitad
Unión, en la fortaleza del Cerro, en la Isla de Ratas, del siglo pasado.
en pontones fondeados en la Bahía.
Los presos eran a la par una pesadilla y una
lacra; en todas partes estaban mal.
Cuando los tenían en el Cabildo, los infelices Estando a su fama la nueva cárcel de la calle
sacaban las manos por entre las rejas de las venta- Yi (sólo popularmente denominada "Taller de Ado-
nas que miran a la calle Sara11-dí, pidiendo y reci- quines") , perímetro cerrado y en plena ciudad, debía
biendo limosnas de los transeúntes como en las ciu- ser una cancha movimentada y sonora, como una de
dades de Oriente . . . esas canteras de granito, en plena labor, que se ven
cruzando por La Paz, desde el alto terraplén del fe-
Entonces los llevaron a la Unión. r rocarril.
En Chile, buscando solución a un problema De la premisa cierta de que allí se trabajaba
idéntico, el Ministro Portales había ensayado los cé- llegóse a la atribución de un ·falso trabajo invero-
lebres y curiosos presidios ambulantes llamados po- símil.
pularmente "los carros". En 1877, se afirmó, por ejemplo, que para el mes
HConsistían éstos --dice un historiador- en só- de abril el taller tendría pronto todos los adoquines
lidas jaulas de fierro. que se colocaban de fijo sobre que hacían falta para pavimentar la ciudad vieja.
carretas un poco más grandes que las comunes, pero Ahora bien, si se toma nota de las calles ado-
de construcción firme y segura. Las jaulas fueron quinadas en la época, la exageración salta a los ojos.
construidas en una herrería inglesa que funcionaba Los adoquines del taller alcanzaron nada más
con gran crédito en Valparaíso. que para un limitado número de cuadras en los pa-
"Cada jaula estaba dividida en tres secciones ho- rajes más céntricos de la población.
rizontales, y en cada una de estas había capacidad El lado malo de este ensayo de penal a base de
para seis hombres, que debían permanecer tendidos, labor sistematizada y obligatoria -que lo desacre-
porque no había espacio para sentarse. Los crimina- ditó marcándolo de odiosidad- estuvo -como antes
les estaban ligados de dos en dos por fuertes cade- lo dije- en lo que tenía de prisión de Estado, abu-
nas sujetas a un sólido anillo de fierro remachado siva y brutal, proveniente del sistema político que
en una pierna, a la altura del tobillo. Los carros, lo creó.
tirados por bueyes, se trasladaban de un punto a La justicia excepcional que residía en el Poder
otro a distancias considerables para ser ocupados los Ejecutivo, ejercitado por el Gobernador, tenía atri-
presidiarios en la apertura o reparación de caminos. butos de plenitud soberana.
Por penoso que fuera este trabajo, que ordinariamen- Una palabra del dictador, dos líneas de su firma,
te duraba el día entero, era preferible a la deten- constituían una "carta de encierro" tan formal como
ción a que estaban sometidos los presos durante la las de la vieja monarquía francesa.
noche y los días ,festivos." Y su Bastilla fue el Taller.

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Cierto Fulano Tolosa, hermano de un finado y
famoso comandante del mismo apellido, decide efec- EL MINISTRO MONTERO <1 >
tuar un paseo por la Capital, dejando por breves días
sus pagos del departamento de Colonia.
Pues bien, el comisario Máximo Blanco le puso
la mano encima y por mala fama que le venía de la
familia y por "ser vendedor de cueros ajenos", To- Nada de extraño es, en el desconocimiento ge-
losa pasó al Taller sin la tl1ás elemental forma de neral de nuestras cosas del ayer, que la biografía de
proceso. José María Montero (hijo) el Ministro de Gobierno
Luego, como el régimen cultivaba los chistes, de Latorre, se haya reducido a veces a tres palabras:
según era amigo de ellos el Gobernador, supo el in- "Montero, corbata blanca ... ", aludiendo a una
teresado que si lo metían allí era para que se per- prenda de su vestido habitual.
feccionase en el noble arte de la fabricación de Ir un poco más lejos ya resulta difícil y algo
adoquines. más allá una cosa imposible.
Otro día, con asombro de todos, ingresaba en la De la cercana historia contemporánea sólo se
cárcel de la calle Yí, el antiguo y conocido comer- sabe por lo regular un número de nombres y unos
ciante Francisco Estevez, caído en falencia. cuantos relatos antojadizos.
Se hacía carne la igualdad ante la ley.
Estevez, figura de relieve montevideana, iba a * * *
trabajar granito frente a frente con el futuro c~
ronel nacionalista Ramón Martirena, -pongo por Latorre tuvo pocos ministros.
caso- prófugo de los calabozos del Cerro, por h~ Dos de ellos lo .acompañaron desde el primero
micidio y entregado al comisario de Artigas de Ya- hasta el último día d~ su dominación.
guarón por la policía brasileña. Fueron el Coronel Eduardo Vázquez, en Guerra,
Por delegación de autoridad y previa alta anuen- y José M. Montero, en Gobierno; 'ambos eran co-
cia, el Ministro de Gobierno y hasta los jefes políti- lorados.
cos enviaban pensionistas al Taller. La cartera de Relaciones Exteriores estuvo siem-
En m is papeles salteños hay una lista de re- pre en manos de los blancos: el Dr. Ambrosio Ve-
misión, hecha por el jefe político de allá, Juan Cruz
Costa, a raíz de una recorrida por San Eugenio y la
(1) En el momento en que Latorre se hizo cargo de la conduc-
región del N arte. ción del Estado el pueblo estaba desalentado y se mostraba escép-
En el Salto redimió a algunos comerciantes acu- tico frente al ;alor de los gobiernos constitucionales. El grupo. de
incondicionales del dictador difundía la n.ecesida d de. qu~ este
sados de abigeo, mediante fuertes multas y lo de- conservase el mando irrestrlcto. Pero a medida que la s1tuac16n se
más fue mandado aguas abajo, con una carta privada normalizaba, fue creciendo la inquietud por las elecciones. Latori-e
dispuso finalmente que se llevasen a cabo .e~ noviem~re de 1878.
al Gobernador en donde le dice que "son unos quin- El 19 de marzo de 1879, la Legislatu~ ~Ug1ó al ex-dictador pre-
ce matreros y vandallos ... ". s idente constitucional. Los cuadros prmc1p1stas -a pesar de ello--
se negaron a acompañar su mandato, sólo contó con el apoyo de
J M Montero Gualberto Méndez y José P. Varela. Y as!, el 13 de
~arz~ de 1880'. en forma inopinada, Latorre presentó su renuncia.

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Iazco la desempeñó de marzo del 76 a setiembre del deficiencias merced a una inteligencia despejada y
77, y el Dr. Gualberto M~ndez, desde este mes hasta a una actividad incesante.
marzo del 80, cuando cayo el dictador. . Julio Herrera y O bes escribió de él: "Sus opi-
En Hacienda hubo primero un colorado --deste- ruones eran i~transigentes y exaltadas, pero había
ñido y casi un extranjero por su desvinculación con en su exaltac1on algo ~e, exagerado y artificial, que
el país- el Dr. Juan Andrés Vázquez, hermano del sonaba a falso y permitia presentir en aquel dema-
coronel, que alcanzó a estar nueve meses, y luego pa- gogo al futuro ministro del dictador".
sando la cartera a los blancos, se hizo cargo de ella Empezó a hacer política al lado de los conser-
Aurelio Berro. vadores, siendo colaborador de "El Siglo" donde
Así el gabinete del dictador vino a ser, salvo po- alguna vez escribió los editoriales cuando l~ cárcel
cos meses, un gabinete mixto, mitad colorado y mitad o el destierro sacaban de casa a la dirección.
blanco. Era ~e co~ocida familia antigua y estaba ligado
De los dos ministros por el período completo, por matrimonio con una hermana política del doc-
Montero falleció en la expatriación, maldecido. tor Juan José de Herrera.
El Coronel Vázquez, irritante caso de supervi-
vencia política, envejeció en los honores para morir Durante la administración del General Batlle
en olor de santidad. el ministro J. C. Bustamante lo incluyó en una list~
¿Cómo explicarse esta dualidad de destinos? Fá- d~ desterrados y- Montero tuvo que irse a Buenos
Aires.
cilmente.
La misma pasividad moral que mantuvo cuatro De regreso al país y hecha la Paz de Abril acep-
años de ministro del tirano a Eduardo Vázquez, des- taba un cargo en la administración pública mientras
pués de haber sido ministro de Ellauri, le permitió daba al comercio el buen sobrante de su; activida-
venir en armas en 1886, contra el gobierno de la des, pue~to, al frente de una gran panadería a la que
época. no escatrmo propagandá.
Y las aguas del Quebracho habían resultado I:as galletas Méjico, las Numancias, al par que
hasta ahora, cuando menos, aguas lustrales. Pero no los bizcochos de Oriente se hicieron populares con
lo serán más ante la historia imparcial y verdadera. el consiguiente provecho.
Sólo en religión puede admitirse que un instan- Paulatinamente, en la medida que crecía su am-
te de arrepentimiento salve el alma. bición, se fue alejando de los antiguos amigos po-
La supervivencia del General Vázquez arranca líticos y después de los sucesos escandalosos del 15
de su debilidad cívica. de enero de 1.8~5 no. tuvo empacho en integrar la
José María Montero, en cambio, era un valor Junta E. Admm1strativa de Montevideo.
positivo. Presidente de la Comisión de Instrucción Pú-
Físicamente recio, no tenía una fisonomía adus- blica, .e? su . c~~áct7r de edil, desplegó en el cargo
ta : los ojos eran claros, la frente abovedada y am- una diligencia musitada, interviniendo en todo es-
plia, imperativo el mentón, ensortijado el pelo. cudriñando todo, empeñado en que todas las dosas
Carecía de estudios disciplinados, pero suplía las debían pasar por su mano y llevar su visto bueno.

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ri, transara y aceptara la alianza con el sombrío
Hizo allí una obra eficiente, comienzo de algo coronel sangriento que calzaba las botas de Mel-
que parecía ser mejor. garejo ...
Vinculado al Coronel Latorre, éste se lo impuso
al Presidente Varela, para Ministro de Gobierno, * * *
cuando el doctor Navajas abandonó el puesto.
En tal hora de una administración moral y ma- Cuando el 13 de marzo de 1880 Latorre, obligado
terialmente en bancarrota, el ministerio no signifi- por la presión de Santos sobre el .ejército, .~bandon,ó
caba nada, pero a los pocos días Latorre asaltaba el el poder, el ex Ministro de Gobierno de30 el pa1s
poder y Montero continuó a su lado. lo mismo que el ex dictador. ,
Ser ministro entonces, ya era otra cosa. Reunido primero con Latorre en Yag~aron del
Llevó Montero a las alturas del poder tal agre- Brasil, pasó a Europa residiendo un corto tiempo en
sividad desusada - puede ser que hiperbolizada España.
adrede en ocasiones- que Latorre necesitó con- Se dijo que el viaje respondía a una compra de
tenerlo. armas para traer una revolución al país, pero el
Quiso hacer tabla rasa con el Tribunal - ahí rumor carecía de fundamento.
está su carta al Dr. Rucker- y con la Universidad. De vuelta a Río de Janeiro a fines de 1880, pasó
Sus notas y sus telegramas, tajantes y desconsi- a radicarse en Pelotas Río Grande, para estar más
derado~, distribuidos sin tasa por el país, son el próximo a Latorre, q~e permanecía en Yaguarón,
mejor exponente de su absoluto irrespeto a todo y amenazando la paz con sus intrigas y sus posturas.
de su agresividad incoercible. El transcurso de los días fue serenando por
Montero fue un mal espíritu colocado cerca de arados la atmósfera política, a punto de darse como
otro espíritu malo. ~ierto, en 1883, que Montero tenía propósitos de
Y esa afinidad hizo solidario con su amo y su retornar al país. . .
amigo, en todo lo actuado durante la dictadura, a Negó el ex Ministro toda veracidad a la especie
quien, como Montero, no fue capaz de moderar un en un comunicado de prensa, breve y amargo, d,e-
rigor o poner traba a una demasía. nunciador del odio profundo abrigado en su corazon
Hasta se le acusa -no sabría si con mucho fun- contra el antiguo cómplice que los había dado con-
1damento- de haber intercalado en la renuncia de tra el suelo.
Latorre, el famoso párrafo de que los Orientales eran "Mientras dominara en ella Máximo Santos, no
ingobernables. regresaría a la patria".
En cambio fue el puente entre Latorre y José Para esperar el término de aquel dominio Y al~­
Pedro Varela, para que éste llegara a la dirección jadas las probabilidades de una revancha, ~l ex Mi-
de la enseñanza y pusiera en práctica sus planes re- nistro, dando paso al viejo comer~iante que mteg;·aba
formadores. su espíritu, volvió a sus negoc10s de panaderia. Y
Montero logró que el principista intransigente, las cosas marcharon en la ciudad de Pelotas tan bien
que había flagelado desde las columnas de la prensa como marcharon en Montevideo.
-¡con tanta justicia!- a l:ln presidente como Ellau-
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Po~ entonces podía tener la es eran
rar a1gun nuevo vuelco político
.
tof ,
, av1a.
za de espe- COMO Y POR QUE CAYO LATORRE
p ero e l d est mo disponiendo l
modo segaría la esperanza. as cosas de ot-~o
. Santos co:iciuyó de mandar el 86 .
Ta1es y despues Herrera y Ob f" Y Vlllo luego
tituciones. es ª lanzando las ins- Hoy no es ya un misterio el por qué de la re-
fviientras tanto Montero ent b nuncia de Latorre.
la oscuridad sin remedio d l ra a poco a poco en Los hombres de aquellos días pudieron sentirse
Pudo dejar el Brasil e os. que no son nada. perplejos un instante por lo inesperado del hecho.
na y pasar de la buena a ylarad1lcarfse en la Argenti- Prueba de ello es que el día en que la noticia
L , . ma a ortuna. se divulgó, el 13 de marzo de 1880, hubo en Monte-
e fue licito venir un d, ,
burgués cualquiera- a ent la a 1 pa1s -como un video un verdadero pánico: corridas, noticias espe-
tar a sus hermanos tan ina~rra~ ·~ su padre o a visi- luznantes, negros pronósticos.
1897 en Buenos AÍres ":'_er l o, como cuando en Ahora sabemos que la mayor parte de todo
• mur10 sexagenario. aquello era ficticio, preparado artificiosamente por
agentes provocadores que obedecían a un plan lato-
rrista muy bien urdido, al parecer, pero con sus
fallas, como todas _las cosas humanas.
El Coronel Lorenzo Latorre, que gobernaba des-
de el 10 de marzo de 1876 como dictador, con el
nombre de Gobernador Provisorio, se había hecho
elegir Presidente Constitucional de la República el
19 de marzo de 1879.
Era necesaria esa maniobra para dar una satis-
facción, siquiera aparente, a las exigencias del país
que pedía la vuelta al régimen legal, esperanzado en
que de ello se reportarían muchos bienes no halla-
dos en el régimen dictatorial, preconizado como
panacea.
Latorre pensó seguir siendo dictador disfrazado
de presidente, con lo cual, salvando las exteriorida-
des, el sistema podía continuar invariable.
Unas Cámaras matizadas de colorados y blan-
cos, insospechables ni de obstruccionismo, simulaban
la representación nacional: sólo eso había de nuevo
entre las dos épocas.
Sin embargo, esa sombra de legalidad fue in-
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soportable a aquel hombre violento y prepotente, Latorre presentaría su renuncia claramente,
acostumbrarlo a mandar en el país como cuando diciendo "que el país era ingobernable", para que
mandaba en el 1Q de Cazadores. desde ya lo fuesen sabiendo, exigiría su aceptación
Su naturaleza era incompatible con cualquier para que todos viesen que las cosas iban en serio;
freno o con cualquier respeto. sus agentes se encargarían de sembrar profundas
Una frase de entonces dio pintoresco nombre a alarmas en el ambiente, el Dr. Vidal iría a asilarse
ese respeto o esa consideración. en alguna legación o se refugiaría en un buque de
Al comunicarles Latorre a todos sus jefes políti- guerra extranjero, surto en el puerto, como Pedro
cos que había renunciado, el Jefe Político de Soriano, Varela. Entonces, contando con la adhesión del ejér-
Justo R. Pelayo, envió en seguida su renuncia, en cito las mismas turbas del 76 irían a solicitarle al
un tremendo telegrama, donde se hallaba el extra- ex dictador que salvara nuevamente al país - y él
ordinario párrafo que contenía aquella frase famosa: aceptaría la difícil misión, pero tomando las riendas
"Mientras he servido al gobierno del Coronel con manos de gobernador, sin exponerse a la sofo-
Latorre, serví al orden, a la moral, a la justicia, cación del dogal ...
fibras de verdadero porvenir, desgraciadamente so- Todo comenzó ajustándose es~rictamente al
focadas por el bonito dogal de las formas consti- programa, la renuncia llegó a la Asamblea General,
cionales". cayendo como una bomba; sus amigos se encargaron
Mucho tiempo se apodó a Justo R. Pelayo "el de ir a decir a los diputados y senadores que el
del bonito dogal" ... coronel estaba furioso y que debían aceptarle sobre
Pues bien, ansiando quitarse el dogal bonito o tablas la dimisión, pues no era hombre de gastar
feo, Latorre intentó repetir la aventura del 76, ima- bromas.
ginándose que una situación histórica puede repro- Esa misma tarde tenía que efectuarse una ma-
ducirse exactamente a cuatro años de plazo. zorcada que, descargando su furia contra los dia~i?s
En marzo del 76, Montevideo, amenazado por de la oposición, amedrentara a toda la poblac1on
el espectro de la anarquía, acéfalos los poderes pú- cult,a.
blicos, le había permitido asumir el poder dictatorial Se saquearían algunos almacenes para conven-
ofrecido por una turbamulta acaudillada por una cer por la tremenda al alto comercio, entidad deci-
veintena de sus amigos.
Ahora acontecía otro tanto: el Coronel Vázquez siva y muy bien cotizada entonces.
y José María Montero, Ministros de Guerra y de Los amigos del presunto dictador acudían a su
Gobierno habían pedido licencia al mismo tiempo domicilio a hacerle ambiente, demostrando la popu-
que Latorre, es decir, desde dos meses atrás. laridad y el prestigio que lo rodeaban.
El Presidente del Senado, Dr. Francisco Anto- Mientras tanto el Presidente Dr. Vidal, estaba
nino Vidal, que ejercía el poder ejecutivo, era un en el despacho del viejo Fuerte de Gobierno, sin
hombre sin carácter, carente a su lado de toda per- más compañía que tres personas, cuyos nomb_res ha
sona capaz de aconsejarle; no tenía nadie, ni siquie- conservado la historia y una de las cuales vive to-
ra un ministro. davía: los señores Eduardo Zorrilla y Osear Horde-

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ñana oficiales mayores de los Ministerios de Gobier- , Santos se opuso, diciendo que lo que correspon-
no v' Relaciones Exteriores, y Don Domingo Lanza. d1a era apoyar a la Asamblea y rodear al Presidente
· "-Aquí no hay hombres, dijo el doctor Vidal Vidal como encargado constitucionalmente del Go-
a Zorrilla, todo el mundo espera que otros hagan y bierno.
todos se mandan mudar ... " Latorre vino a encontrarse sin mayoría entre
La Asamblea, a esas horas había aceptado la los jefes: Rudecindo Santana V arela que mandaba
renuncia de Latorre y el terror era tanto en la ca- el 19 de Cazadores, y le era muy adi~to, estaba que-
pital que todas las casas de comercio tenían cerradas br~d.? por la dolencia de pecho que luego lo victimó;
sus puertas y los particulares, plantados en el za- Placido Casariego, jefe de la Artillería vivía im-
guán, esperaban el momento de meterse adentro y portándosele poco de su regimiento y de las cosas
cruzar la tranca. políticas.
El Vice P r esidente Vidal no quería continuar en En esa fecha no existían más que cuatro bata-
el gobierno y renunciaría a su vez. Se marchaba llones de Cazadores. El 49 estaba disuelto por ra-
derecho como lista de poncho, sin necesidad de re- zones de economías, de acuerdo con el decreto de
currir a los proyectados excesos; así fue que la ma- 29 de agosto de 1879.
zorcada quedó para el día siguiente si era preciso. Los otros dos cuerpos entraron en otra cuenta.
Nada varió durante la noche: Latorre seguía Santos tenía de su lado a Máximo Tajes, que
siendo dueño de la situación. comandaba el 39 de Cazadores, y personalmente era
Pero a la madrugada anclaba en el puerto un dueño del 59 cuerpo, que venía mandando desde su
buque proveniente del río Uruguay, que conducía nueva creación el 15 de enero de 1875.
al Coronel Máximo Santos, jefe del 59 de Cazadores El jefe de Serenos no se definió a favor de la
y al Comandante Manuel Rodríguez, que había em- dictadura, ni apoyó francamente a Vidal.
barcado en un puerto del litoral. El plan del Coronel Latorre estaba frustrado y
Aquel buque era la barca del Destino. Santos el doctor Francisco A. Vidal iba a gobernar aun
y Rodríguez habían conversado mucho en las horas contra su propio gusto.
del viaje y esa conversación fue decisiva en el áni- La ruina definitiva del ex dictador empezó a
mo del joven coronel, pequeño, pero enérgico, audaz labrarse, en una lucha sorda por dominar a Vidal.
y devorado por la ambición y sin sombra de es- La fuerza que da en nuestro país la posesión de
crúpulos. la Presidencia es increíble : ella asombró a Idiar-
Había sido el más duro .de los hombres de La- te Borda.
torre, el de los grandes y terribles encargues secre- Y como Vidal era, al fin y al cabo, el Presidente
tos, ahora iba a ser el cuchillo vuelto contra el amo, de la República, aunque mandaba Santos, todos se
que acabaría con él. iban acercando a S . E.
En la reunión de jefes militares que celebróse El 20 de marzo Vidal constituyó su primer mi-
en el Cabildo, local de la Jefatura Política, uno de nisterio en la siguiente forma :
ellos, Pablo Ordóñez, estuvo porque le fuera dado Gobierno : Eduardo Mac Eachen.
a Latorre el poder dictatorial. Hacienda : Juan Peñalva.

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Relaciones Exteriores: Doctor Joaquín Reque- vido a mi Gobierno y a mi persona.
na y García. la misma abnegación y patriotismo con que ha ser-
Guerra y Marina: Coronel Máximo Santos. "Réstame decirle, mi estimado señor general,
La situación se afirmaba: era un gabinete de que retirado a mí casa, en ella espero siempre la
esperanza. Latorre, no obstante notar que la posi- ocasión de ser útil a mis amigos entre los que usted
ción de Santos fortalecíase con el cargo ministerial, sabe tiene un lugar distinguido y merecido.
quería hacer ver que él era todavía el dueño de la ''Me despido de usted atento amigo y S. S . -
situación, mostrándose como que protegía a Vidal, L. Latorre".
y que éste obraba con acuerdo y bajo la inspiración ¿Qué significa esta tardía noticia de su renun-
suya. La prueba se halla en esta carta dirigida al cia, sino la ocasión traída por los cabellos, para no-
General Timoteo Aparicio, jefe militar del Partido tificarle al viejo caudillo blanco que él es el primer
Blanco, papel inédito hasta hoy, del que tengo cons- gubernista, que está obligado por tal,lto a prestigiar
tancia en mi archivo. el gobierno de Vidal que él mismo ha creado, que
"Señor General don Timoteo Aparicio. - Mon- él es, sin lugar a dudas, entusiasta vidalista?
tevideo, marzo 20 de 1880. - Mi estimado señor Santos le dejaba, mientras tant9, cierta exterio-
general: Ya sabe Vd. que cansado de trabajos y sin- ridad aparatosa: el 1Q de abril el ex-dictador y su
sabores de toda especie, he renunciado la Presiden- antiguo Ministro de Relaciones Exteriores el doctor
cia y me he retirado a buscar en la vida privada y Gualberto Méndez visitaron al Cuerpo Diplomático.
el regazo de la familia el descanso que tanto necesito. Otro día el Ministro brasileño les dio un ban-
"Como las causas que me han impulsado a dar quete de carácter ambiguo, entre oficial y oficioso.
este paso, nunca habrían sido bastantes a entibiar Las cosas de orden fundamental iban cambian-
mi ferviente anhelo por el bien de la patria, al re- do, entre tanto.
tirarme, he tenido una satisfacción al ver que la El 8 de abril se tiró un decreto por el cual el
Honorable Asamblea eligió para subrogarme al señor Coronel Plácido Casariego cesaba en el mando de la
doctor Don Francisco A. Vidal, mi particular amigo, artillería, yendo a su lugar, el Sargento Mayor Va-
cuyas virtudes cívicas son notorias, y a quien los lentín Martínez.
amigos hemos comprometido hasta hacerle aceptar Casariego era el jefe preferido de Latorre, que
tan pesada como ingrata carga, obligándonos, nos- llegó a consentirle cosas increíbles en punto a dis-
otros, a ayudarlo y prestigiar su Gobierno por todos ciplina y a descuidos en la atención de su regimien-
los medios a nuestro alcance. to: tenía debilidad por él, puede decirse.
"El doctor Vidal, pues, sube al poder bajo los Pero como era el jefe de cuerpo menos defen-
mejores auspicios, pues cuenta con el concurso de dible, y menos ·temible, se empezó por él.
todos los buenos: y como considero un· deber contar Latorre no tenía consigo más que a Santana
a usted entre éstos, pues que tantas pruebas de ello Varela, en el 1Q de Cazadores y al Coronel Nicasio
le tengo merecidas, aprovecho esta ocasión para pe- Galeano de Minas.
dirle preste todo su valioso concurso al Gobierno del Era como no tener a nadie, si uno estaba que-
doctor Vidal, sirviéndole con la misma lealtad, con brantado por la enfermedad y el otro aislado y lejos,
metido en las sierras.
156 157
En seguida de saltar Casariego y tomándole el Santos no fue "Héroe del 13 de marzo" , como
pulso a la situación con notable tino, Latorre comen- decían sus turiferarios, pero fue quien mantuvo el
zó, en secreto, a preparar la fuga. tono de los sucesos que acabaron con la dominación
El 10 de abril, sin haber pasado un mes del día de aquel tirano sombrío.
de su renuncia, Latorre tomó en la Estación Central La pasión de los opositores a su gobierno llegó
por la mañana, el primer tren ordinario que salí~ a negarle este mérito, y como aquellos odios anti-
para Florida. ' guos fermentan todavía en algunas cabezas, no está
La partida empeñada el 13 de marzo se había fuera de lugar ru de tiempo un relato frío de los
perdido definitivamente, pero el antiguo dictador no acontecimientos, en la tarea templada de comenzar
precipitó su marcha, dejando margen a lo que pu- -¡alguna vez!- a decir las cosas como fueron.
diera sobrevenir.
e!
E'.l 27 de . abril ~efe político de Cerro Largo,
Coraho Pereira, aviso al gobierno que Latorre
saliendo del país, estaba en el pueblo brasileño d~
Yaguarón. ,
A esa fecha sabía el ex dictador que el Teruente
Coronel Manuel Rodríguez había ocupado el puesto
de Santana Varela en la Jefatura del 19 con el Ma-
yor Pedro Callorda como inmediato.
El turno de Galeano no tardó en llegar.
Este, Plácido Casariego, Pablo Ordóñez Er-
nesto Courtin y algunos otros, fueron a juntars~ con
Latorre en Yaguarón.
Rudecindo Santana Varela emprendió viaje a
Europa por razones de salud, y al volver, Santos
lo hizo ~yudant~ del Ministerio de la Guerra, para
que pudiese morir con su sueldo de actividad.

* * *
El 13 de marzo, queda probado, no fue una jor-
nada, fue el primer acto de una serie de sucesos
concadenados. Latorre no cayó el 13 de marzo: fue
cayendo desde ese día.
Cuando pasó la frontera, entonces estuvo com-
pletamente liquidado, y tal fue la impresión que dio
en el Brasil.

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LATORRE CONSPIRANDO Gobierno, Mac Eachen, tuvo un telegrama del jefe
político de Cerro Largo, Coralio Pereyra, noticián-
dole que el ex dictador había pasado la línea fron-
teriza del Brasil, con propósito, según parecía, de
seguir hasta San Francisco de Pelotas.
La prensa adicta al vencedor del momento, la Pero, en lugar de continuar por el camino que
misma infalible, oportunista, abominable de siem- suponía el jefe político, el coronel fijó sus reales en
pre, que agotara los vocablos laudatorios al Dicta- el ·pueblo de Yaguarón, separado por el río del mis-
dor Latorre cuando era todopoderoso, lo llamaba mo nombre, de la población uruguaya que entonces
ahora -entre despectiva e irónica- el solitario de se llamaba Artigas -hoy Río Branco.
Yaguarón. No obstante su renuncia a la Presidencia de la
Sic transit ... República, aceptada tan inesperadamente por el
El 10 de abril de 1880, cuando faltaban tres Cuerpo Legislativo, el mismo 13 de marzo que la
días para cumplirse un mes de su inesperada y cé- presentara, el Coronel Latorre no podía, de acuerdo
lebre renuncia, en el primer tren que, por la ma- con las disposiciones constitucionales en vigencia,
ñana salía para Florida, tomó pasaje el ex dictador. abandonar el territorio nacional antes de transcurri-
Sus amigQs se encargaron de explicar los mo- do un año, y al entrar en el Brasil, incurría _en la
tivos del viaje: Latorre, mal avenido con la vida responsabilidad inherente a quebrantar el ano de
sedentaria de los últimos tiempos, necesitado de residencia fijado en la carta de 1830.
campo y de libertad tenía miras de dar un largo Al llegar a Yaguarón, Latorre era un hombre
paseo por los departamentos de Tacuarembó y Cerro completamente desmoralizado, "liquidado, ni más
Largo, visitando de pasada las minas de Cuñapirú, ni menos", según las palabras que me trasmitió per-
cuya excepcional importancia industrial estaba en sona que habló con él entonces y tenía motivos para
boca de todos. saberlo.
De Florida, el coronel siguió a caballo, despacito, Poco a poco empezó a reaccionar, sobre todo
a pequeñas etapas, vigilado a prudencial distancia, después que se le juntó el Coronel Nicasio Galeano,
y lo más sigilosamente, por las policías obedientes ex jefe político de Minas.
a Santos, Ministro de Guerra del Presidente Vidal, Luego se le reunieron otros amigos y tuvo mu-
y ya omnipotente. · chas cartas de gente de campaña expresándole su
El 19 llegó a una casa a diez leguas de Melo, invariable adhesión.
habiendo dicho a algunos hacendados del camino Alquiló para · sí y el séquito de ayudantes y
que pensaba hallarse de regreso en Montevideo para agregados, paulatinamente acrecido, un gran cas;-
fines de mayo. rón de dos pisos, conocido por la casa de "J.oaqum
Tengo entendido que rodeó la población de de las Máquinas", que integraba la masa falhda del
Melo sin visitarla, internándose en la campaña del comerciante Joaquín Fernández Gonzalves.
departamento. La familia del ex dictador no tardó en reunír-
Con fecha 27 del mismo abril, el Ministro de sele, llegando a Yaguarón el 24 de junio, en dili-
gencia, acompañada de Galeano.
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Esa noche la banda de música del pueblo, que gura en una publicación del distinguido historiador
dirigía el maestro Albino, fue a dar una serenata a doctor Varela, la tenía yo de boca del propio doctor,
los recién venidos ... desde la época en que tuve el honor de conocerlo en
En el piso alto del caserón instalóse Latorre y Río de J aneiro siendo yo secretario de la Legación
los suyos, siendo prohibido terminantemente el ac- del Uruguay.
ceso de la escalera a toda persona, excepción de Me dijo entonces Varela, a mayor abundamiento,
Galeano. que durante la revolución de Río Grande, el año no-
Este y los demás oficiales y amigos dormían y venta y tantos, había tenido ocasión de hablar en la
vivían en los bajos, acomodados como podían. frontera de este asunto con el entonces Coronel Fo-
Desplegábase por los adictos al antiguo dictador glia y Pérez, y que éste le confirmó con todos sus
una vigilancia severa, pues era voz corriente que detalles la fracasada tentativa.
Santos -siempre Santos, nunca Vida!- lo iba
a mandar matar. * * *
Parece que hubo a este respecto una tentativa
si estamos a la palabra de un historiador riogran~ La presencia del ex dictador en la línea fron-
dense, el ilustre doctor Alfredo Varela. teriza del Brasil, constituyó por largo tiempo una
Consigna el doctor Varela en uno de sus recien- pesadilla del gobierno 'uruguayo, que desarrolló una
tes ~ibros, . que el d~~pués Coronel Foglia y Pérez activa y no interrumpida acción diplomática para
lle~o en cierta ocas10n a Yaguarón, dándose por obtener del gobierno imperial que lo librara de tan
enugrado uruguayo, con el propósito de eliminar a indeseable y sospechoso vecino.
Latorre. Latorre, por su parte, aunque lo negara siem-
Un día, a la siesta, después de estar al tanto del pre por sistema, abrigaba propósitos de revancha
terreno y de las costumbres del habitante, subió -más o menos ilusorios,- procurando que los gra-
resueltamel?-te la escalera prohibida, pero por casuali- ves rumores y las intencionadas especies estuvieren
dad el_ ex dictador, no estaba dormido, como se espe- en la orden del día.
raba smo que hallabase de conversación con Galeano. A un punto llegaron tales maniobras ante la
Verlo desembocar de la escalera y atropellarlo benevolencia medio sospechosa del Imperio, que el
los dos, fue un acto simultáneo. Presidente Vidal creyó necesario reforzar las ges-
Foglia saltó hasta un descanso sin dar la es- tiones de su Ministro en la Corte, Dr. José Vázquez
palda y esa serenidad y su ligereza lo salvaron. Sagastume, con el envío en misión especial de~ pro-
Ganando la puerta, a escape, montó el caballo pio Secretario de Estado en la cartera de Gobierno,
listo allí, esperándole, y salió a toda carrera. Dr. Mateo Magariños Cervantes.
. Perseguido por ~lgunos amigos de Latorre que El 7 de mayo de 1881 nuestro plenipotenciario
le dispararon sus revolveres, tuvo que dejar la cabal- presentaba sus credenciales para iniciar de inmedia-
gadura y pasar el Yaguarón a pie, por el Paso de to las gestiones de internación de Latorre.
las Piedras. Antes de un mes volvió a Montevideo, satisfecho
La versión que concluyo de transcribir y que fi- -aparentemente- del resultado de su viaje.

162 163
Las autoridades del imperio quedaron persua- Una vez en Corrientes poco demoró allí, pasan-
didas ante las nuevas prt: ebas aportadas por Maga- do casi en seguida a la provincia de Entre Ríos, don-
riños que la conducta del ex dictador importaba una de se le tenía preparado hospedaje en una estancia
amenaza contra la tranquilidad del Uruguay y en del Chañar.
esa inteligencia diéronse las convenientes órdenes Allí fue a entrevistarlo en octubre de 1881 un
al presidente de la provincia de Río Grande del Sur. periodista de Salto que logró fijar con pluma fácil,
El ex dictador debería fijar su residencia en una serie de impresiones originales.
una localidad distante de la frontera, que se dejaba Llegó a la estancia -escribe- a eso de las 7 de
a su elección siempre que mereciese el conforme de la. noche. De lejos se divisaba como los fuegos de
las autoridades riograndenses. un vivac. Era, según lo dijo el guía, la gente que
En varias ocasiones habíase hablado de medidas churrasqueaba a campo libre.
semejantes que luego resultaron sin fundamento o "Una jauría, una verdadera jauría salió a re-
quedaron en nada, pero esta vez iba en serio. cibirnos· detrás de ella venía un hombre a caballo,
Así debió comprenderlo Latorre. Dióse cuenta, el cual ~e quedó esperando a cierta distancia".
de igual modo, que internado en el Brasil sus pro- Cuando se acercó más, el repórter reconoció a
pósitos de fomentar la intranquilidad, en amago de un amigo salteño del séquito de Latorre, a quien
una invasión que no llegaba nunca, se malograban hubo de explicar que no venía ni como conspirador,
definitivamente. ni como autoridad, ni como espía: "simplemente
Era el principio del fin. como curioso que sirve a otros curiosos".
Desconociendo la justicia de la medida que se Su propósito era visitar al coronel. Si lo quería
dictaba contra él y protestando de su inocencia, recibir bien y sino habría perdido el galope ...
optó por dejar el imperio, e ir a buscar domicilio en aunque, no creía que llegase tarde " para comer u~
la República Argentina. pedazo de churrasco con la gente y tomar un ci-
Con tal propósito, como los barcos tenían escala marrón".
obligada en Montevideo, el viaje fue emprendido El coronel recibe a todo el mundo, fue la res-
por tierra, a través de Río Grande para salir a la puesta que obtuvo, al mismo tiempo que le señala-
provincia de Corrientes. ban un bulto gris que sin inquietud iba y venía,
Con el pretexto de que su existencia se vería paseándose, "destacado sobre el cielo iluminado aún
amenazada durante el trayecto, solicitó el desposeído con los últimos reflejos del crepúsculo".
gobernador, las máximas garantías de las autorid"': Pocos momentos y lo presentaban a Latorre,
des de Río Grande. que no era ni la sombra de los retratos que había
En ciertas etapas de la marcha, realizadas con visto.
pausa, marchó Latorre, paralelo como si dijéramos, Le pareció más grueso; tal vez quemado por el
a un regimiento o batallón brasileño que iba en sol, y con rasgos de fisonomía menos duros,. sobre
idéntico rumbo, circunstancia que originó la inter- todo en aquel entrecejo fruncido y aquellos OJOS pe-
pretación errónea de que el gobierno imperial había netrantes "que se complacían en ponerle los pin-
puesto a sus órdenes un cuerpo de línea. tores".

164 165
Un tono parejo re,1artido por la fisonomía pres- octubre y desde ya imaginaba las mentiras que iban
taba a ésta un aire más burgués y un conato de a echar a correr los diarios y las curiosidades que
p tilla que sombreaba las mejillas antes afeitadas, tendría que satisfacer.
acentuaba de una manera extraña la expresión de "No hay más, siento de veras -concluyó y a
su rostro. modo de despedida- no haber hecho lo que el por-
Vestía de gris, con botas de montar y sombrero tugués del muñeco. . . Me habría evitado muchos
chambergo. disgustos ... Buenas noches y buen viaje".
Alrededor del cuello se anudaba estrechamente
un fulard a cuadritos negros y blancos.
Animada conversación sostuvieron el ex-gober-
nador y el periodista.
Aquél negó de modo absoluto que hubiese cons-
pirado nunca ni abrigado propósito de convulsionar
el país, sin disimular en ninguna ocasión cómo lo
contrariaban los interrogatorios y las visitas de la
clase que en ese momento recibía.
Ni grosero ni impertinente, sin em)Jargo, recu-
rrió de soslayo a este cuento:
"En Pelotas -dijo- no me dejaba ni a sol ni
a sombra, un portugués empeñado en sacarme el
molde para hacer un muñeco de cera.
"Yo le propuse que lo sacara a Pelayo en lugar
mío y el portugués se dio por resentido.
"Ahora me pesa no haber accedido a su peti-
ción¡ me habría ahorrado los inconvenientes de mu-
chas curiosidades . .. "
Luego se sentaron todos a una mesa frugal ab-
solutamente a uso de campo.
El coronel les rogó que conservasen el sombre-
ro porque él, desde luego, no, se lo sacaba.
"Ando mal, añadió, y tosió con una tosecita
breve y seca".
En la mesa reanudóse la charla, siempre alre-
dedor del mismo motivo, pero ahora con alusiones
personales agudas, a gentes del gobierno y a otras
que no lo eran, algunas ciertísimas.
Descontaba estar en Buenos Aires el día 13 de
167
166
EL EX DICTADOR EN MONTEVIDEO La interrupción del telégrafo trasplatino, a cau-
sa del fuerte temporal reinante, permitió la venida
sin que pudiera anticiparse la inusitada visita.
Era una noticia cierta: Latorre había llegado en
el vapor de la carrera acompañado de Sirio Fernán-
El Coronel Lorenzo Latorre vino a Montevideo dez y un señor Magariños, con ánimo de perma-
por tres veces durante la presidencia de Taj~s .. nencia.
La primera vez, fue luego de haber solicitado Un boletín, conforme se estilaba entonces, con-
de éste el permiso para hacerlo, a lo cual el gober- firmatorio de la presencia del antiguo Gobernador
nante respondió que no existiendo disposición legal Provisori~, hizo saber al público, al otro día, que
ni sentencia judicial que lo impidiera, ni él se podía éste se había dirigido por carta al Presidente Tajes,
oponer al viaje ni veía inconveniente en que reali- exponiendo los motivos de su presencia en la ca-
zara sus deseos. pital y cuáles eran sus planes.
La presencia en la capital de tan famoso y te- La carta, fechada en la ciudad el día 6, princi-
mible personaje conmovió a la gente, agitando la piaba de este modo: "Sr. Presidente: Respondiendo
opinión a punto que de inmediat~ nomás '.1-'aj:~· con a las reiteradas instancias de V.E. y a mis propios
quien había tenido una entrevista, lo mv1to con deseos he vuelto a mi país después de siete años y
buenas palabras - y a nombre de los intereses ge- no puedo quejarme del afecto con que fui tratado en
nerales- a que abandonara el país, perturbado con él por el General Tajes, que no olvidó vínculos de
tal motivo, postergando su regreso para cuando, amistad y compañerismo que liga a los militares de
consolidada por completo la recién comenzada obra un mismo ejército".
de reorganización política y social, pudiera hacerlo En nombre de este sentir -continuaba- y para
sin trastornos ni perjuicios para el orden imperante. corresponder a esas manifestaciones de sincera amis-
Reconoció Latorre lo justo de las observaciones, tad del magistrado, así como en virtud de razones
porque de in.mediato estuvo de regreso en la capital que eran de su conocimiento, había tomado la reso-
argentina. lución de volver a establecerse definitivamente en
Tanto el arribo como las conversaciones entre la Patria, al abrigo de sus leyes y de las garantías
los dos conm.ilitones de otrora, revistieron caracteres de un gobierno de paz y de conciliación como el que
privados que contribuyeron, por sí mi~mos, a restar presidía Tajes.
importancia a la corta estada del ex dictador, cuyos Teniendo en cuenta -añade-- que la elevada
procederes hay que reconocer bastante discre.tos. posición política que ocupé me pone en el caso de
La segunda vez, las cosas tomaron un cariz muy que mi conducta sea discutida, vuelvo Sr. Presiden-
distinto. te, dispuesto a soportar los cargos que aquélla im-
El 5 de agosto de 1887 -viernes- fue un día pone a los ciudadanos de países democráticos.
de extraña agitación en Montevideo. Se supo, sor-
presivamente y ·con carácter de noticia bomba, que
Latorre acababa de llegar, procedente, de Buenos Ai-
\' Mis derechos a vivir en mi país son claros, in-
discutibles. No hay disposición alguna que me con-
dene al destierro y en cuanto al temor de un abuso
res, dispuesto a fijar residencia en la capital.
169
168
de autoridad no entra en mis prev1s10nes, mientras un evidente sarcasmo al compararlos con la conduc-
presida los destinos de la República un ciudadano ta que había observado en los negros cuatro años
que respete la Coni:titución. en que tiranizó la República, haciendo tabla rasa
Mi largo alejamiento no tuvo origen en nin-
con lo mismo que en la actualidad consideraba ob-
guna disposición legal, ni permanente ni transitoria. jeto de culto y le merecía respetos superiores.
Hice acto de abnegación alejándome voluntaria-
mente por el cansancio que produce una larga y Tajes respondió signüicándole la sorpresa con
laboriosa administración, a pesar de las exigencias que, c.onjuntamente con la noticia de su llegada a
de las comisiones de la Representación Nacional, de la capital, había recibido su carta, en que le partici-
muchos ciudadanos distinguidos y .de los jefes de paba la resolución de venir a establecerse en el país
los cuerpos de línea -en cuyo número se hallaba al amparo de las instituciones.
V.E. entonces- para que retirara mi renuncia ... ". Y como en la carta se empezaba diciendo que
Durante sus largas residencias en el extranjero, su vuelta obedecía a instancias del mismo Presiden-
donde se le diera hospitalidad, ni sus palabras ni te, "y la forma ambigua de sus afirmaciones prestá-
sus acciones habían puesto obstáculo a la paz, ni base a apreciaciones infundadas", se veía en el caso
tendido a empeorar la situación de la República, y de rectificar sus afirmaciones, presionando la ver-
esperaba confiado en que habiendo llegado, por evo- dad de los hechos.
luciones pacíficas una época feliz para la patria, Remitíase entonces a lo ocurrido cuando su an-
en que existían garantías para todos y libertad de terior viaje, expresándole que su vuelta al país en
ejercicio de los derechos legítimos, se encontraba las condiciones y el modo que lo había hecho ahora
en el caso de regresar al país como cualquier otro -ocasionando alarmas y agitación pública que ame-
ciudadano. nazaban agravarse profundamente-- lo colocaban
"No pertenezco al ejército -se transcriben pa- en la necesidad de defender los intereses generales,
labras textuales- en cuyas filas he tenido el honor valiéndose de los medios coercitivos que la Consti-
de formar parte en los primeros años de mi vida, ni tución ponía en sus manos en casos análogos al pre-
ejerzo cargo público: soy uno de los tantos orien- sente. En consecuencia, había resuelto en acuerdo
tales que sólo ambicionan vivir trabajando en la general de Ministros, que saliera de inmediato del
patria que los vio nacer, cuidando de la educación país, "lo que le sería notüicado por el señor Jefe
y el porvenir de los hijos. En estas condiciones, se- Político para su cumplimiento".
ñor Presidente, respetando las leyes y las autorida- El respectivo decreto rezaba así:
des de la República creo tener los mismos derechos Ministerio de Gobierno. - Montevideo, agos-
que gozan todos mis conciudadanos: de reconstruir to de 1887.
mi hogar y ser respetado". Señor Jefe Político: El Poder Ejecutivo ha re-
Seguía a esto un largo alegato en defensa de suelto que el ciudadano Dn. Lorenzo Latorre salga
sus actos de gobernante y reiteraba su calurosa hoy mismo del territorio de la República y al efecto
adhesión al imperio de las instituciones y su devo- procederá V. S. a intimarle se traslade a bordo del
ción al culto de la libertad, en términos que eran paquete que sale en el día para Buenos Aires a
170 171
EN EL DESTIERRO
aonde lo acompañará V.S. si fuese necesario. Dios
guarde, etc. (Firmado) : Julio Herrera y O bes.

Al notificársele a Latorre la resolución, en su No vivía más allí; se había mudado hacía tiem-
domicilio, declaró que no se iría, pero cuando la au- po ... , no sabían para dónde, pero en la botica, en
toridad policial vino de nuevo acompañada del Te- la misma cuadra, le daban seguro la dirección. . . el
niente Alcalde, le informaron que el coronel ya no boticario sabía la casa. . . Y el hombre, un hombre
estaba. como de cincuenta años, de marcado acento italiano,
En verdad, enderezando sus pasos a la Legación me señalaba con el dedo la botica al fin de la cuadra,
brasileña, el ex dictador había pretendido asilarse en la vereda de enfrente.
bajo el pabellón del Imperio pero no obtuvo res- Pronto harán treinta y un años de. aquellos
puesta favorable del Ministro Ponte Ribeiro y -ante días, al comenzar el otoño de 1904, cuando yo, es-
esa negativa- resolvió embarcarse con sus dos ami- tudiante todavía, andaba en Buenos Aires procu-
gos volviendo a Buenos Aires, para no regresar a rando la dirección del ex dictador Lorenzo Latorre
la patria, sino en forma absolutamente distinta, para ir a visitarlo.
cuando pocos meses más tarde, el 23 de setiembre, En la botica, no se equivocaba mi interlocutor,
se le permitió que asistiera al entierro de su señora sabían la casa; un señor que parecía el dueño y oí
Doña Valentina González, cuyo fallecimiento aca- que llamaban Orsini, me dio las señas que yo nece-
baba de producirse. sitaba. La dirección era como para no equivocarse:
Finalmente, al decretarse el extrañamiento de calle Fray Cayetano N9 285, Flores, pasando las
Santos, en 1887 -9 de agosto- la medida se hizo barreras del ferrocarril, después de la esquina de
extensiva al antigo Gobernador Provisorio, que Bacacay.
sancionado desde entonces por una ley, no podía El ex . dictador, que llevaba 24 años de expa-
alegar las circunstancias excepcionales de antes. triación, vivía en una quinta y era un hombre rico.
Creo que se había retirado a vivir al pueblo de Flo-
res, en los alrededores de la capital porteña, después
de la pérdida de una hija, señorita, querida entre
todas.
Viudo de doña Valentina González, muerta en
Montevideo el año 1887, el antiguo Gobernador Pro-
visorio, casó en la capital argentina en segundas
nupcias con doña Amalia Buzetti, viuda de Piaggio,
y hubo de ese segundo matrimonio, para sumar a los
del primer lecho, dos varones y una niña.

172 173
Poseía campos en la provincia de Buenos Aires, gobierno de Latorre, prefiriendo una larga emigra-
comprados en épocas de crisis y luego valorizados ción que comprometió su salud y comenzó la ruina
chísimo. Era asimismo hombre muy ordenado en de su hacienda.
punto a finanzas, económico, de buena cepa gallega. * * *
• * * Cuando la puerta de la quinta se abrió de nue-
vo, Latorre en persona, de pie en el sendero que
Las verjas de la quinta de la calle Fray Caye- conducía a la casa, me invitaba a pasar.
tano estaban cubiertas con chapas de zinc de cana- -Adelante, señor . .. ¿qué se le ofrece?
leta, que no dejaban ver sino las puntas de plomo Mi visita, me apresuré a explicarle allí mismo,
de las lanzas. Las chapas, los pilares y el restante sobre el saludo, no tenía importancia; se trataba
cerco de material, todo pintado de amarillo. Desde nada más que de un compatriota, un oriental de
la calle no era posible ver ni el jardín ni la casa. paso por Buenos Aires que deseaba conocerlo.
El número de la quinta de Latorre, que dije era 285 Sencilla y amablemente el coronel me hizo pa-
me parece ahora que no es el número que me dio sar, ofreciéndose para guiar mis pasos.
el boticario en 1904, sino el número que tenía cuan- De primera vista me había llamado la atención
do fui a Flores por segunda vez, en marzo del 908. que Latorre no usase más la clásica pera recuadrada
Detalle de estricta honradez histórica, he de de los retratos corrientes. Era un hombre alto, flaco,
poner "el número viejo,, si constato mi sospecha, de espaldas redondeadas y piernas muy largas. Ves-
como halle los apuntes originales de la primera en- tía un traje negro de mucho uso, que a la luz cruda
trevista. de la mañana tomaba reflejos verdosos.
Entregué mi tarjeta a una mujer de servicio, Los pantalones un poco caídos, estaban arre-
medio vieja, que la llevó para adentro volviendo a mangados por el lado de atrás. Llevaba corbata ne-
cerrar el portón. La tarjeta no era una tarjeta mía, gra, ancha, atada con nudo marinero y cuello de
sino la de un primo, residente en Buenos Aires, que plancha, militar.
decía nada más que : Subió las escaleras de la casa, una casa de bajos,
cuadrada y amplia, con pie seguro y me introdujo
Esteban Fernández en una pieza que daba directamente al corredor.
Una habitación a la vez escritorio y dormitorio.
Al decidir la visita al exilado Gobernador, tuve A un lado una cama que cubría una colcha clara
la duda de que el Saldaña de mi apellido pudiera y juvenil, con un mosquitero color rosa. En el me-
chocar a los ojos de aquel personaje idioso y atra- dio, más cerca de la pared, una mesa escritorio, de
biliario, trayéndole al recuerdo el nombre de mi cedro, con unos cuantos papeles, un bloc, unos pocos
abuelo el Coronel Atanasildo Saldaña, que lo había libros apilados en los dos extremos y sobre el tin-
combatido con las armas en la mano y que irreduc- 1 tero grande, doble, pensaba serenamente un busto
tible en su oposición a la Dictadura no quiso ni si-
quiera regresar a la República durante los años de r de Minerva.
Conversamos uno frente al otro, sin prisa y sin

174 175
rumbo, una buena media hora. Entraban por la viejo militar, veterano, antiguo compañero de La-
Huerta abierta del jar~ín, un aliento de plantas y torre en la Campaña del Paraguay, conversando
l s silbidos sincrónicos de un pájaro. El cielo nu- 1 Biedma con éste de pasados tiempos y de los días
blándose por momentos cambiaba de pronto la en- que Biedma había vivido en Montevideo, hubo de
tonación del cuadro, diluyendo en tonos de penum- decirle:
bra suave la figura del yiejo dictador, que llevaba
la palabra.
El año 1904 fue en el Uruguay año de guerra
j -"¿Y por qué no escribe sus memorias, coronel,
con tanto como usted sabe y puede decir de todas
estas cosas?
civil y había temas fáciles que llevaban al comen- 1
-Para qué escribir memorias, replicó el ex dic-
tario político. J tador, si yo estoy seguro de que hice un excelente
Me manifestó que continuaba siendo ajeno a gobierno.
nuestros partidos tradicionales en lucha, y recalcó -Muy bien, insistió don Juan José, pero aún
luego sobre la urgencia de una negociación de paz, así, usted escribe para la posteridad, para la his-
porque la revolución no era posible que fuese ven- toria ... "
cida por las armas. Entonces Latorre, con los ojos instantáneamen-
Yo lo oía más bien que lo escuchaba, porque te rígidos y una voz metalizada, -aunque sin alzar
debo decirlo, estaba más atento al hombre que a lo el tono- le replicó encendido en furia:
que el hombre pudiera decir. -"¡Yo me cago en la posteridad y en lo que
Me habían prevenido que era lleno de recelos y pueda decir la historia!"
de reservas en todo lo atinente a los asuntos uru-
guayos, y sobre todo, en lo que se relacionara con * * *
los sucesos de su tiempo.
¿Qué cosas podía decir, entonces, hablando de Por eso me interesaba más el hombre que el
política superior, de tolerancia, de bien del país, que personaje y lo miraba con cuidado. Ya no llevaba,
no fueran blasfemias en boca suya? lo dije recién, la pera cuadrada de antes, sino tan
No había aprendido nada; vivió cultivando odios sólo unos bigotes caídos, sin guías, casi blancos con
antiguos, como v. gr. el odio inextinguible a Julio reflejos amarillentos.
Herrera y Obes; vivió y murió en la convicción de El cambio no debía de venir de muy atrás. En
que había hecho un buen gobierno, cierto de la 1898, un amigo mío lo encontró parado delante del
virtud de sus métodos y la eficacia de su barbarie escaparate de una ferretería metido en un largo so-
categórica. bretodo oscuro con vueltas de astracán y todavía
Mi extinto buen amigo argentino, el conceptua- usaba pera . ..
do historiador don José Juan Biedma, me refirió en El pelo bastante raleado y muy canoso partido
su casa, en una de nuestras últimas entrevistas, esta a la izquierda. Un entrecejo alto, con una doble
edificante anécdota del ex dictador, que corrobora profunda arruga de arriba abajo que parecía una
mis dichos. cicatriz, daba sombra a los ojos negros que me pa-
Una vez, en Buenos Aires, en el velorio de un recían, alguna vez, algo estrábico-convergentes.

176 177
La nariz desviada hacia el lado derecho, acu- INDICE
sada ya en algunos retre1tos del 75, se notaba ahora
pronunciadamente en el rostro acartonado y ama-
rillo del viejo. Las pocas veces que movía las ma-
nos, volvía casi en seguida a juntarlas entrelazando
los dedos y manteniéndolas atravesadas sobre el Prólogo 7
pecho. La juventud de Latorl'e 11
Cuando se sentó cruzó las piernas y así las El fatal 10 de enero de 1875 17
mantuvo inmóviles hasta levantarse . .. El motín del 75 24
La deportación a La Habana 30
* * * Recuerdos del asistente Prieto 35
El médico de la barca "Puig" 40
El pensamiento de que no podía volver a su El secreto de los deportados 48
país le obsesionaba, atormentándole ... La renuncia al generalato 52
Un día, al final, hizo cavar en el fondo de la Un plan de 1876 para deshacerse de Latorre
quinta un hondo pozo, y allí mismo quemó, él mis-
57
El episodio del 10 de marzo de 1876. Latorre
mo, todos sus papeles y documentos. dictador 66
-¿Para qué, dijo mientras revolvía los últimos
El Coronel Hipólito Coronado 75
restos, ha de saber la gente tantas cosas que no ne- La horca de A verías 85
cesita saber? ... El "viaje" del Comandante Bergara 89
Todo fue al fuego. Alrededor de una causa célebre 93
Unicamente reservó las medallas del Para- El hombre de La Mina
guay .. . Las hondas cicatrices de una pierna pudie- 101
La muerte del Comandante Fresnedoso 105
ron recordarle todos los días si las tenía bien ga- El asalto al Asilo de Huérfanos . 114
nadas o no . . . Justicia bárbara 119
Sobre supuestas muertes misteriosas 123
Los reajustes de la dictadura 127
Carlos Soto y su secreta muerte ] 33
El Taller de Adoquines 141
El Ministro Montero 14-5
Cómo y por qué cayó La torre 151
Latorre conspirando 160
El ex dictador en Montevideo ~f.B
En el destierro 173

178
BOLSILll!ROS ARCA

1 , Renedetti, Mario: El país de la cola de paja (3• edición)


:? Pup110, Julio C.: Crónicas de El Hachero { 2• edición)
3. Viana. Javier de: Con <livi!'!a bJnnca
.¡ . Snárez, Julio E.: Comentarios lnterruicionales de El
.Puli;ta
:; . Benvenuto, Luis C.: Breve historia del Uru.gw1y
6. Assunl;ao, Fernando O.: El mate
7. Amorim. Enrique: Los mejores cuentos
~. Onetti, Juan C.: Para una tumba sin nombre ( 2"' Ed.)
~. García, Serafín J.: Los me,iore11 rnentos
10 . Rernández Saldafia, J. M.: Historias del viejo Monte-
'tideo {Tomo I)
l 1 Arena •..Domingo: "Don Pepe" Batlle
12. Onetti, Juan c.: El pozo (3• edición)
U. De la Torre, Rodríguez, Sala: Artigas: tlerra y revo·
htdón
J 4 . :.fónica: Mónica { 2• edición)
15. Vidart, Daniel: Oaballos y jinetes
16. Amorim, Enrique: Tangarupá
17 . Marmier, Xavier: Buenos Airee l"' !l[ontevideo en 18:>0
18. Wettstein. Germán: Nuestra tierra. 1) El paisaje
19 . Puppo, Julio C.: Ese mundo del bajo { 2• edición)
20. Damocles (Benedetti, Mario): Mejor es meneallo
'.?1. Silva, Clara: Aviso a la población
2 2. Fernández Saldaña, J. M.: Historias del viejo Monte-
video (Tomo U)
:?3. Suáre_!. Julio E.: Diccionario del disparate (2• edición)
24 . Campal, Est~ban F.: Hombres, tierras y ganados
2 5 . Ferrán, Antonio: La mala vida en el 900
!!G. Maggi, Carlos: Cuentos de hnmoramor
:l '7..: Benedetti, Mario: Esta mafiana y otros cuentos ( 2"- Ed.)
28 . Ayestar~n, Lauro: El folklore musical uruguayo
!l9. de las Carreras, Roberto: Psalmo a Venus CavaJieri
3 o. Vilarif¡o, Idea: Tangos
31. Traibe~, José M.: J!reviario artiguiata
32 . Faraone, Roq14e: El Uruguay en que vivimos ( 2~ Ed.)
33. Sclavo, Jorge: Acto de humor
3 4 . Alonso y Trenes, J oeé: Paja. br""ª
36 Rivera, Fructuoso: Cartns a Be1'1l.ardina
3G. Galeano, Eduards>: Su Majestad el fútbol
37. Rappalini, César: Aves del U~a.y
38. Wettetein, Gerll!án: Nueatra tier1•a. II) Lo11 hmnbre8
9. Pendle, George: Urui::uay
o. Reyles, Carlos: Cuentos c-0mplet0fl
H. Rosiello, Jullo (Pangloss): Con los lent("s roto"'
42. Dotti, Vlcto1·: Los alambradore&
43. Peretla ·valdés, Ildefonso: ::ua:;os y clll'anderos
14. ~\morim, Enrique: Ho!'izontes y boc_a.calles
45. Darwin, Charlea: Un natn.rnllsta en el ~ío de Ja Plat-1\
46. Conteris, Eyherabide, Galeano y otros: lllontevideo,
gentes y lugares
-17. Pig~ataro, Jorge: El teatro independiente uruguayo
·18. Gutiérrez, Carlos M. (GUT): El agujero en la vared
49. Ibarbourou, Juana: Los mejores poemas
50. Arregui, Benedett1, Qonteris y otros: La otra tn.ita.d
del amor
51. Zorrilla de San Martín, Juan: La Leyenda Patrln
..
, •) Porta, Eliseo Salvador: lnt~mperfo
~

53. Ayesta.rán, Lauro: Teoría y práctic& del folklore


51. Conteris, Hiber: El nadador
55. Bou tón, Jorge: Bien campero
5 6. Mónica: Mónlcas prontas de seguridad ( 2ª' Ed.)
;:,7 . ·Herrera, Luis Alberto de: !Ja tierra cba1Tña
58. Lago Silvia: La última rnron
5!). Bañales. Carlos y Jara. Enrique: J .a l'('belión ""'t11di>t.nti1
60. Tiobadilla, Simplicio ( Garcia, Sera.fin J.): Los -partes de
non Menchaca
61. Gilio, l\Iaria Estar: Profagonista,. :r sobrerivicntet1

Eate volumen de la coleccJ6n


Bolo!Ubroe Arca, fue lmpreeo
en loo Talleres Gráficos d•
A. Montsverd& y Cia. S. A.
Treinta y Tre• 1475, Monl<>-
video, en el mes de marzo
de 1969.
Comisión del Papel, Edlc::l6n
amparada en •l art. 79 de la
ley 13.S49.

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