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Iconos, Revista de Ciencias Sociales No.

18
Flacso-Ecuador
Enero 2004
p.100-108

Edward
la periferia
Said,
y el humanismo
o tácticas para trascender
el postmodernismo
José Antonio Figueroa1 tinoamericanos. La paradoja a la que me re-
fiero es a la coexistencia en la obra de Said de
elementos teóricos y políticos fundacionales
El pasado 24 de septiembre falleció Edward del postmodernismo junto al humanismo. El
Said en la ciudad de Nueva York. Said dejó humanismo, sabemos, es el principal blanco
un legado intelectual y político sorprendente: de las críticas postmodernas y el objeto teóri-
más de una docena de libros y decenas de ar- co y político que los postmodernos se han
tículos; una historia de militancia política a propuesto destruir. Quisiera explorar, desde
favor de la causa Palestina; una serie de refle- ciertos elementos de la obra de Said y de otros
xiones prácticas sobre la independencia críti- autores postcoloniales, la génesis de un fruc-
ca del intelectual nutridas por su propia dis- tífero debate que revelaría la pertinencia de
tancia con la autoridad Palestina; fundador pensar y actuar desde premisas humanistas en
de los estudios postcoloniales. Said nos dejó los contextos periféricos. Para esto mostraré
un amplio legado intelectual marcado por las algunas de las propuestas de Michel Foucault
indelebles huellas de un humanista, crítico li- que son retomadas por Said y exploraré en el
terario y músico. impacto diferenciado que esta obra tiene en
En este artículo quisiera proponer una in- algunos autores que pueden identificarse co-
dagación en torno al valor del humanismo en mo postcoloniales; luego haré referencia a la
la obra de Edward Said. Quisiera realizar esta distancia crítica que Said establece con res-
indagación a través del recorrido por ciertas pecto a Foucault y al postmodernismo.
rutas intelectuales que nos llevan a situar a
Said en las antí-podas del postmodernismo.
Para esto quisiera mostrar cómo en la obra de Foucault, premisas postestructurales
Said encontramos una paradoja intelectual y del lenguaje y Orientalismo
política que podría arrojar frutos insospecha-
dos en el diseño de agendas académicas y po-
líticas en países sometidos a densas experien- En 1970, Michel Foucault dio su lectura
cias coloniales como sucede con los países la- inaugural en el Collège de France sobre el dis-
curso del lenguaje, lectura que constituiría un
Figueroa, José Antonio, 2004, “Edward Said, la perife- prolegómeno en la versión en inglés de la Ar-
ria y el humanismo o tácticas para trascender el postmo- queología del Saber. Igualmente, esta lectura
dernismo”, en ÍCONOS No. 18, Flacso-Ecuador, Qui-
to, pp. 100-108.
establece una serie de paradigmas que sinteti-
zan ejemplarmente ciertos elementos centra-
1 Antropólogo. PhD © Literatura y Estudios de la Cul- les de la obra de Foucault; una breve explora-
tura. ción de los conceptos emitidos en este texto

100 ICONOS
Exploró la relación de la verdad con los pro-
cesos de enunciación, con los significantes,
con las formas, con los referentes, lo que per-
mitió crear un proceso de institucionalización
y de creación de verdades que serían incorpo-
rados de manera definitiva en la sociedad
burguesa moderna.
En la modernidad burguesa se vivió uno
de los procesos de institucionalización mas
notables. En este sentido, la verdad en térmi-
nos de Foucault, no es un valor intrínseco a lo
enunciados sino el resultado de un proceso de
institucionalización. Esta institucionalización
se logró a través de la importancia crucial que
adquiere la repetición de los enunciados, como
se expresa en los comentarios. La función del
comentario, Foucault la ubica en la imperiosa
necesidad que existe de establecer nuevas for-
mulaciones y reformulaciones sobre un texto;
estas constantes formulaciones hacen del co-
mentario una actividad atrapada por el princi-
pueden servir para mostrar algunos de los ele- pio de la repetición. Es algo así como una no-
mentos teóricos que ejercieron mas influencia vedad que se establece en el canon de lo esta-
en el pensamiento de Edward Said, y especial- blecido. En este sentido, la canonización de
mente en Orientalismo, su obra mas conocida. una obra, que es una de sus máximas expresio-
Uno de los objetivos centrales del texto de nes de institucionalización, se logra a través
Foucault es el de proponer una lectura alter- del proceso de citar y recitar2. La función del
nativa a las visiones humanistas y modernas autor sería la de dar coherencia a la irregulari-
en torno a la noción de autor, y problemati- dad en los procedimientos en los que se mani-
zar las relaciones entre autor y obra desde una fiesta el lenguaje; el autor y el comentario con-
lectura específica de la relación entre discurso trolan el azar de la lengua a través de la repe-
y verdad. Para Foucault, a diferencia del ro- tición y por la imagen uniforme del narrador.
manticismo, el autor debe entenderse como Por su parte, las disciplinas, que aparecen
una subjetividad que está sometida a los lími- como opuestas a los principios del comenta-
tes que imponen los discursos a la obra. En rio y del autor, cumplen en los límites extre-
este sentido, el autor para Foucault no es mos la misma función legitimadora de la vo-
quien produce la obra, sino que es la obra la luntad de saber. Se oponen al principio de in-
que produce al autor. De otro lado, los dis- dividualidad que caracteriza la figura del au-
cursos los entiende como una producción de tor, ya que imponen un carácter grupal a los
enunciados regulados, seleccionados, organi- objetos y a los métodos que conforman un
zados y redistribuidos de acuerdo a un núme- campo, pero también las disciplinas se opo-
ro limitado de procedimientos que reducen nen a la noción de autor ya que promueven
las posibilidades de los discursos a las expec-
tativas del poder. 2 Véase al respecto el trabajo de De Certeau (1988) en
Foucault explora en la antigüedad clásica el que se indaga en las relaciones entre el citar y el re-
los momentos en los cuales la noción de ver- citar y la constitución de formas secularizadas de cons-
trucción de patrimonios culturales como las bibliote-
dad empezó a distanciarse de sus expresiones cas claves en el diseño de las nacionalidades. Véase
rituales y empezó a asociarse con el discurso. también al respecto (Figueroa 2000).

ICONOS 101
temas
sistemas anónimos; sin embargo, las discipli- mismo y cuya indagación permitiría conocer
nas para existir requieren la formulación per- secularmente el modelo de existencia del
manente de proposiciones nuevas y son, en mundo contemporáneo. La contribución cla-
sentido estricto, los campos que más legiti- ve de Edward Said en esta perspectiva fue la
man la voluntad de saber. Estos procedimien- de haber impulsado la apoteósica empresa de
tos enunciados sintéticamente, Foucault los indagar las relaciones entre cultura moderna
ha utilizado en los procesos de institucionali- y colonialismo.
zación de la verdad, que toman cuerpo en di- Interesado en rastrear genealógicamente las
versos espacios que van desde los manicomios imágenes producidas en el Occidente sobre
hasta las fábricas, pasando por las universida- Oriente, Said se propuso indagar en las rela-
des y Edward Said los utilizó para su estudio ciones existentes entre los procesos de institu-
del orientalismo. cionalización del saber erudito, y que se vin-
Said establece sus definiciones sobre cularían con una de las expresiones del huma-
“orientalismo” inspirado teóricamente en las nismo moderno, con el amplio saber funda-
nociones de discurso propuestas por Fou- mentado en las doctrinas raciales y con el
cault. En este sentido, en una de las primeras ejercicio práctico de las lógicas coloniales
definiciones de Said sobre el orientalismo, es- ejercidos sobre ese Oriente. Así, es importan-
tablece que éste consiste en una serie de dis- te tener en cuenta que Said problematiza de
cursos apoyados en unas instituciones, en un manera cuidadosa los procesos de articula-
vocabulario, en enseñanzas, en imágenes, en ción que hay entre las imágenes instituciona-
doctrinas e incluso en burocracias y estilos co- lizadas sobre Oriente y el ejercicio práctico de
loniales. El orientalismo, en la perspectiva de las lógicas coloniales en que se fundamentan
Said, es una serie de imágenes que Occidente esas imágenes. Las imágenes del orientalismo
ha creado sobre Oriente y que se apoyan en creadas en largos, sistemáticos y sostenidos
un conjunto de procesos de institucionaliza- procesos de institucionalización -que ocurren
ción. El orientalismo es un proceso de institu- desde al menos el siglo XVIII- son variadas y
cionalización que se refleja en la apoteósica se- heterogéneas e incluso aparentemente contra-
rie de informes consulares, en los informes de dictorias, pero finitas y con importantes pun-
viajeros, en la novelística, en los estudios et- tos de regularidad y convergencia: estas imá-
nográficos, en los informes de guerras, en las genes oscilan entre la sublimidad y la barba-
expediciones militares y científicas, en el cuer- rie, entre el espiritualismo y la rusticidad ma-
po de descripciones coloniales, etc. terialista, entre la insuperable lejanía cultural
Said, como Foucault en su obra en gene- y la monotonía, es decir, entre imágenes dico-
ral, intentó realizar en Orientalismo una ins- tómicas pero que coinciden todas en señalar
pección profunda sobre la relación entre cul- la incapacidad de los “orientales colonizados”
tura y mundo, intentando superar así los lí- de ejercer por sí mismos la soberanía política
mites que encontraba en la reducción que se y económica.
operaba en ciertas versiones del marxismo El orientalismo como un proceso discipli-
que consideraban la noción de ideología co- nar nos habla de un “Oriente orientalizado”,
mo mero reflejo de las condiciones materia- que es en realidad la encarnación material de
les. En este sentido, contribuyó también a los procesos enunciativos. No hay en Orien-
profundizar la tarea que habían impulsado al- talismo algo así como un Oriente real fuera de
gunos marxistas como Antonio Gramsci y los procesos enunciativos. El Oriente es una
Raymond Williams, así como de algunos verdad producida por el lenguaje, un lengua-
conspicuos representantes de la Escuela de je entendido en términos de Nietzsche, el re-
Frankfurt como Benjamín o el mismo Ador- ferente crucial de Foucault, y quien define al
no, para quienes la cultura y sus asociaciones lenguaje como un ejército móvil de metáfo-
con la ideología constituían un campo por sí ras, metonimias y antropomorfismos, como

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una suma de relaciones humanas que han si- dos por los expertos. El lenguaje experto san-
do mejoradas, transpuestas, embellecidas re- ciona con carácter de irrefutable veracidad las
tórica y poéticamente y que luego de un lar- imágenes de Oriente y, a la vez, el proceso
go tiempo de uso aparecen firmes, canónicas maduración del lenguaje experto acompaña
y obligatorias para la gente. En suma, el len- la sofisticación en los procesos de ingerencia
guaje construye verdades que son ilusiones y colonial. Nos encontramos, entonces, que a
que hemos olvidado que lo son (Said medida que avanzan el siglo XIX y el siglo
1979:203). XX, las imágenes sobre Oriente se modelan
El uso genealógico del lenguaje presupone, cada vez más desde actitudes instrumentales
entonces, que el lenguaje es capaz de producir que, a su vez, se acompañan de las formas es-
verdades que se naturalizan al olvidar su pro- pecíficas de la profesionalización de los deno-
pia génesis artificial. Esto permitió a Said des- minados orientalistas.
plazar el uso de una serie de nociones sobre el
lenguaje desde la crítica a la modernidad en
general -como lo hicieron Nietzsche y Fou- Del nihilismo foucaultiano a premisas
cault- hacia la experiencia colonial. Uno de universales postcoloniales
los ejes más provocadores de este desplaza-
miento lo encontramos en las definiciones Sabemos que la obra de Foucault es una obra
orientalismo latente y orientalismo manifiesto definitiva en la conformación del pensamien-
y en el papel que en estas definiciones cum- to postmoderno y hemos hecho referencia a
plen los representantes del lenguaje experto. ciertos elementos teóricos de Foucault que in-
Para Said, el orientalismo se divide en un fluyen notoriamente en la obra Orientalismo.
orientalismo latente, al que caracteriza por ser Sin embargo, Said no es un pensador post-
de una positividad inconsciente e incuestio- moderno; por el contrario, Said establece
nable, y un orientalismo manifiesto que se ex- grandes distancias tanto con el postmodernis-
presa en los enunciados explícitos que se ha- mo en general como con la obra de Foucault
cen, entre otros, sobre la sociedad, el lengua- en particular. Seguidamente quisiera estable-
je, la historia y las literaturas orientales. En cer algunos contrastes significativos entre los
esta dicotomía uno de los resultados más evi- legados de la obra de Said y el legado de Fou-
dentes que se producen es el de la continui- cault, intentando mostrar cómo la obra de
dad y la estabilidad de las imágenes que se Said puede ser una interesante fuente para
produce en el orientalismo como resultado de neutralizar el desasosiego y el nihilismo que
la supremacía del orientalismo latente. Los aproxima al postmodernismo con corrientes
cambios imperceptibles se pueden producir políticamente conservadoras. Para esto qui-
en las contradicciones que quizá pueda haber siera hacer una serie de referencias al papel de
entre ciertos enunciados manifiestos que se la ética, de lo universal y del humanismo en
hacen sobre Oriente. Es posible, entonces, la obra de Said y, a la vez, quisiera hacer refe-
encontrar imágenes ambivalentes y quizá rencia a una de las respuestas más interesantes
ciertos desplazamientos entre despotismo y que se han hecho desde el pensamiento post-
espiritualismo o entre degeneración y riqueza colonial al escepticismo político inherente a
espiritual, pero las imágenes inconscientes la obra de Foucault.
terminan fijando estas ambivalencias en las Quisiera empezar haciendo referencia a al-
concepciones de una inferioridad natural de gunos de los puntos de convergencia que exis-
Oriente respecto a Occidente. ten en la obra de Foucault y el pensamiento
El peso de estas imágenes se hace mayor postmoderno; luego quisiera ver la forma en
desde el siglo XIX cuando las expresiones la que Edward Said se posiciona ante estos
cientificistas del orientalismo otorgan un pe- puntos. Una de las obras de Foucault en don-
so cada vez mayor a los discursos pronuncia- de se hace explícita la nueva perspectiva sobre

ICONOS 103
temas
la política aparece en la Microfísica del Poder, una crítica radical a los estructuralismos vi-
sobre todo en la sección “Los intelectuales y el gentes en la década de los sesenta, Foucault y
poder”, que es una conversación a dúo entre Deleuze elaboran una retórica fuertemente
Foucault y Gilles Deleuze. Esta sesión es tam- influida por las nociones de Nietzsche sobre
bién particularmente interesante porque, a el lenguaje, que les lleva a decir que las teorías
partir de una lectura de este texto que hizo la no tienen nada que ver con los significantes y
teórica Hindú, Gayatri Spivak, se produjo que la vigencia de las teorías se da solamente
una de las más interesantes respuestas a las po- por su utilidad e, incluso, sostienen que en
siciones postmodernas sobre la política. El realidad ninguna teoría se refiere a otra teoría.
texto mencionado de Spivak (“Can the Subal- Desde su perspectiva, cada teoría surge en el
tern Speak?”) resultará especialmente perti- contexto de cada lucha parcial, por lo que re-
nente ya que podremos encontrar importan- sulta totalmente indiferente la pretensión de
tes coincidencias entre Said y Spivak respecto hablar por los otros o de pretender la existen-
a las nociones postmodernas de la política es- cia de teorías capaces de representar a otros.
tablecidas por los pensadores franceses. Al contrario de los supuestos en los que se
En el texto “Los intelectuales y el poder”, basan los enfoques que aceptan la vigencia de
Foucault y Deleuze se proponen redefinir la formas de representación política, para Fou-
política moderna desde un cuestionamiento cault y Deleuze, las luchas parciales y frag-
de las relaciones que los intelectuales de iz- mentadas de los sectores sociales muestran
quierda presuponían tener con las masas en que cada cual habla de manera práctica en los
contextos de una alta politización de la socie- asuntos que les concierne directamente. Para
dad, tal y como ocurría en la década de 1960. Foucault y Deleuze no existe ningún centro
A partir de esta redefinición, los autores pro- que aglutine las luchas de los sectores subal-
pusieron someter a juicio las relaciones entre ternos y más bien la política se define por las
teoría y práctica política. Este ejercicio busca- experiencias empíricas que ocurren en cada
ba cuestionar las bases de las nociones de la fábrica, en cada huelga, en fin, en cada lucha
representación política y las presunciones de parcial adelantada por los sectores subalter-
universalidad que habría en esas formas de re- nos. Foucault incluso llega a establecer que el
presentación. En últimas, Foucault y Deleu- carácter progresista de las luchas de los secto-
ze, buscaban cuestionar las bases de la repre- res subalternos se debe a la propia parciali-
sentación política expresadas a través de los dad. En su opinión, mientras los subalternos
partidos políticos así como en las pretensio- desarrollan luchas parciales, los poderes esta-
nes que los intelectuales creían tener de la re- blecidos se caracterizan por sus pretensiones
presentación de las masas. Para esto llevaron a de abarcar la totalidad. Las luchas de las mu-
cabo un cuestionamiento radical a la relación jeres, de los homosexuales, de los soldados en
entre teoría y acción política así como a las las barracas, de los prisioneros en las cárceles,
pretensiones de universalidad inherentes a las se caracterizarían por evitar la sustitución de
formaciones partidistas. un amo por otro y esto se expresaría en la ne-
De acuerdo con Foucault y Deleuze, las gación misma de las fuerzas que pretenden re-
luchas contemporáneas se caracterizan por ser presentarlos por fuera de su propia acción.
locales y fragmentarias. A su vez, las luchas Para Foucault y Deleuze el elemento de
muestran que las prácticas no son representa- emancipación real de las luchas de los subal-
ciones de las teorías sino que las prácticas y las ternos es aquel que se desarrolla por fuera de
teorías son por igual acciones: acciones teóri- las representaciones partidistas. Al establecer
cas o acciones prácticas. Otro de los criterios una relación entre la crítica a la representa-
centrales que sostienen es el de que las luchas ción partidista y a las críticas a las formas de
contemporáneas demostrarían que las masas expresión del lenguaje moderno, la visión
no necesitan de los intelectuales. Lanzando postmoderna de las luchas de los subalternos

104 ICONOS
sería una muestra del fin de humanismo y del
fin de los metarrelatos como uno de los luga-
res comunes del postmodernismo.
Antes de entrar directamente a algunos
criterios de Edward Said que permiten reco-
nocer una importante distancia crítica de su
obra respecto al pensamiento político de Mi-
chel Foucault, quisiera hacer una breve refe-

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rencia al texto de Spivak “¿Can the subaltern
speak?”, en el que esta autora postcolonial,
muy próxima a E. Said, ofrece una interesan-
te respuesta al texto de los franceses y a las re- Gesto inolvidable: Said, una piedra y la causa palestina
feridas nociones postmodernas sobre la políti- (Líbano, 2000).
ca. El aporte más significativo del artículo de
Spivak es su propuesta de llevar el razona- mina los elementos tropológicos- y los ele-
miento de Foucault y Deleuze al campo de las mentos persuasivos del lenguaje. Spivak in-
teorías del lenguaje y, a partir de ahí, ver las tenta superar este esencialismo reconsideran-
consecuencias políticas que estas teorías tie- do los elementos abstractos del lenguaje que
nen en contextos neocoloniales. En su artícu- inciden en la identidad de clase en el sentido
lo, Spivak muestra cómo la imagen de los su- marxista. Recordemos que para Marx, en el
balternos de Deleuze y Foucault es construida sentido hegeliano, las clases tienen una doble
al precio de definirlos en un modelo opuesto existencia, como clase en sí y como clase para
a los códigos lingüísticos heredados del hu- sí. Esta dualidad nos habla de un momento
manismo y desde una forma de concebir el en que las clases se representan de un modo
quehacer político por fuera de las formas de descriptivo mientras que en otros momentos
representación política centralizada, institu- los sectores subalternos se representan enfati-
cional o macro-social. En su argumentación, zando la necesidad de la transformación so-
Spivak considera la necesidad de re-introducir cial. Esto conduce a sostener que la simple ex-
un análisis del lenguaje y la representación. presión descriptiva de un sector social no es
Para ella, Foucault y Deleuze pretenden rom- garantía automática de su expresión política.
per las diferencias que existen entre las accio- Otra forma en la que se expresaría esta duali-
nes de los trabajadores y las formas en que es- dad sería en la diferenciación entre identidad
tas acciones se representan, a partir de una re- económica e identidad política. Para Spivak,
valorización del positivismo y de la noción de esta dualidad en sentido marxista contrasta
lo “real”, entendido como las “acciones puras con la imagen del sujeto único que Foucault
ejecutadas por los dominados”. y Deleuze definen desde el plano de la expe-
Spivak considera que en la posición de riencia positiva. Nos encontramos entonces
Foucault y Deleuze se esconde un viejo deba- con que la identidad -de clase, étnica, de gé-
te sobre las distintas percepciones acerca de la nero, etc- no constituye un elemento auto-
representación y la retórica como tropologías mático y natural sino que presupone la exis-
y como modos de persuasión. Según Spivak, tencia de un elemento discursivo y artificial
Deleuze y Foucault caen en una especie de que la lleve a cabo.
esencialismo utópico porque suponen que en Finalmente, Spivak considera que la defini-
las simples manifestaciones de los subalternos ción de acción política de Foucault y Deleuze
ya se hace explícito su lenguaje y sus intencio- ayuda al mantenimiento de estructuras inter-
nes políticas. Para Spivak, por el contrario, nacionales asimétricas ya que coloca en un
hay que establecer una diferenciación entre mismo plano la acción de ciertos estamentos
los elementos sustantivos -lo que ella deno- del capitalismo central que pueden estar habi-

ICONOS 105
temas
tuados al entrenamiento humanista, y la de los tuales en la vida pública y una crítica explíci-
desempleados o los trabajadores agrícolas de ta a la reclusión que los intelectuales nortea-
tercer mundo (Spivak, 1988:272). Esta pers- mericanos tienen en las universidades. Para
pectiva presupone una visión distinta al nihi- Said, el modelo de profesionalización que se
lismo postmoderno en relación a la participa- da en los Estados Unidos, en el que -señala-
ción política y a la función de los intelectuales. ba- no había siquiera un equivalente al pro-
grama de la BBC, incidía directamente en un
debilitamiento de la participación de los inte-
En la obra de Said Said: una lectuales en la actividad pública, como voce-
encontramos una paradoja lectura secular ros independientes de la ética y como vigilan-
intelectual y política que y humanista de tes del poder. En uno de los últimos capítulos
Foucault del libro, Said hace referencia al papel crucial
podría arrojar frutos de Foucault en la teoría contemporánea. Para
insospechados en el Como vemos, el re- Said, Foucault contribuyó al establecimiento
diseño de agendas conocimiento del de una perspectiva secular del conocimiento y
académicas y políticas en carácter artificial de de la autoridad a partir del serio cuestiona-
las identidades po- miento al que somete las presunciones de ob-
países sometidos a densas líticas está relacio- jetividad y de neutralidad del saber moderno.
experiencias coloniales: nado con el manejo Sin embargo, Said reconoce que las conse-
la coexistencia de elementos de una teoría mo- cuencias de las nociones de acción política de
derna del lenguaje. Foucault, especialmente las referidas a la per-
teóricos y políticos fundacionales Quisiera mostrar dida de referentes universales, se liga al apare-
del postmodernismo junto al cómo Said utiliza cimiento de los fundamentalismos contem-
humanismo. de la teoría de Fou- poráneos. De las contribuciones que toma de
cault los elementos Foucault sostiene que la crítica de la objetivi-
explícitamente mo- dad y de la autoridad son una importante
dernos de su teoría contribución ya que señalan como en el mun-
del lenguaje y, a la do secular los seres humanos construyen sus
vez, cómo deshecha verdades. Esta perspectiva le permitió al mis-
ciertas nociones mo Said desmontar el aparato conceptual y
que conducen a perspectivas esencialistas so- político sobre el que se fundamenta el colo-
bre la identidad. Para esto quisiera referirme a nialismo en base a verdades creadas por la
ciertos pasajes de la obra de Said Representa- propia lógica colonial. Sin embargo, para
tions of the Intelectuall, a una entrevista ofre- Said, el desmantelamiento del proceso de
cida a W.J.T Mitchell y aparecida en la revis- construcción de verdades no debe conducir a
ta Boundary 2 del verano de 1998, así como la destrucción de ciertos universales, lo que
al libro Cultura e Imperialismo en el que Said distancia a Said de dos consecuencias que
desarrolla su noción de “resistencia anti-colo- existen en la definición foucaultiana de la po-
nial”. lítica: del carácter supuestamente progresista
El texto Representations of the Intellectual que habría en la acción política de cualquier
ofrece una amplia reflexión sobre el papel que movimiento subalterno por su mera ejecu-
Said adjudica a los intelectuales en la sociedad ción y de la mimesis acrítica entre el intelec-
contemporánea, tomando como ejemplo tual y el movimiento en el que participa al re-
principal la sociedad norteamericana. El li- nunciar a la representación.
bro, resultado de la participación de Said en Para Said, nociones como justicia, libertad
1993 en las Lecturas Reith que anualmente o actitudes críticas ante la desigualdad o los
organiza la BBC de Londres, es una amplia manejos estereotipados, son armas con las
reflexión sobre la participación de los intelec- que cuenta el intelectual y le sirven como me-

106 ICONOS
canismos para insertar las perspectivas de un nos, infiltradas o influidas por él. Este es otro
intelectual a la vida pública (Said 1994:12). ejemplo de lo que he calificado de territorios
Otros elementos que considera fundamenta- superpuestos: la lucha sobre África a lo largo
les en un ejercicio intelectual diseñado para del siglo XX, por ejemplo, es una guerra por
un impacto público de carácter progresista, territorios establecidos y restablecidos duran-
serían aquellos relacionados con perspectivas te generaciones por exploradores europeos...”
seculares distantes de la revelación o la inspi- (Said 1996:327).
ración; a la vez, propone una visión del inte- Las luchas anticoloniales de la segunda mi-
lectual como alguien que apoye irrestricta- tad del siglo XX son releídas por Said como
mente la libertad de opinión y de expresión. uno de los legados intelectuales más impor-
Igualmente, Said enfatiza uno de los más im- tantes de la humanidad, ya que muestran el
portantes ejes de los intelectuales en la lucha carácter imprescindible de modelos políticos
que éstos deben establecer permanentemente que trascienden los elementos defensivos de la
contra las tendencias fundamentalistas con- simple resistencia cultural. Said muestra la
temporáneas, amparadas en la visión mistifi- crucial presencia de pensadores ligados a la
cada de valores particulares como los asocia- experiencia colonial o a la subordinación ra-
dos, entre otros, a sectores raciales, étnicos o cial antes de la segunda mitad del siglo XX,
nacionales. pero establece que sólo en la lucha anticolo-
Uno de los comentarios críticos más recu- nial contemporánea se generaron las condi-
rrentes sobre Orientalismo, señala que este li- ciones del pensamiento y la acción política
bro no tomaba en consideración los movi- que podían vincular la teoría del mundo peri-
mientos políticos desarrollados por los secto- férico a los destinos globales de la humanidad.
res sometidos en contra de los patrones im- En este sentido, figuras como Toussaint
pulsados por la dominación colonial. Como L’Overture en Haití desde fines del siglo
resultado de estas críticas, E. Said acometió XVIII, pensadores como Rabindranath Tago-
en la obra Cultura e Imperialismo (cuya pri- re o sociólogos negros como W.E.B. Du Bois
mera edición es de 1993) la empresa de estu- desde principios del siglo XX habían estable-
diar las formas a través de las cuales los colo- cido ya una serie de premisas en las luchas an-
nizados resisten al proyecto colonialista. En ticoloniales como las advertencias “contra los
esta obra Said desarrolla una noción de resis- ataques masivos e indiscriminados contra la
tencia radicalmente distinta a las imágenes de cultura occidental o blanca...” (Said
la cultura como lugar de la originalidad iden- 1996:334), pero estas propuestas alcanzan un
titaria de un grupo o como lugar de demos- grado de coherencia y sistematicidad sólo lue-
tración de la resistencia anti-colonial. Sus no- go de los fracasos de los nacionalismos en Ar-
ciones sobre lo cultural y sobre la resistencia gelia, Guinea, Palestina, entre otros lugares.
apuntan también a revalidar la noción de lo Es a partir del reconocimiento del fracaso de
universal entendiendo que las culturas nati- las proclamas nacionalistas de tipo funda-
vas, sometidas a experiencias coloniales, están mentalistas y xenofóbicas -impulsadas por las
atravesadas por la propia experiencia colonial elites nacionalistas y nativas de los países que
y que además están atravesadas por su carác- están viviendo los procesos de descoloniza-
ter siempre presente. La cultura nativa que ción- que surgen perspectivas explícitamente
propende hacia las luchas de liberación nacio- universalistas en pensadores periféricos. Es en
nal se diseña en una importante tensión con el contexto de las luchas anticoloniales del si-
el formato de la propia experiencia colonial. glo XX donde madura el pensamiento de
A esto Said le denomina la “tragedia parcial Franz Fanon, de C. L. R. James, de Amilcar
de la resistencia (en la que) hasta cierto pun- Cabral, de Aime Cesaire, entre otros, desde
to, debe esforzarse por recobrar formas ya es- las premisas comunes de establecer unas lu-
tablecidas por la cultura del imperio o, al me- chas anticoloniales que involucren una refle-

ICONOS 107
temas
xión global sobre el hombre moderno, sobre temprano abandonarán nuestro país, igual
las expectativas y demandas propias de una que tantas gentes a lo largo de la historia han
humanidad post-colonial. dejado tantos países. Los ferrocarriles, los bar-
Así, señala Said, mientras las retóricas de cos, los hospitales, las fábricas y las escuelas se-
los nacionalismos fundamentalistas fueron rán nuestras y hablaremos su lengua sin sentir
apropiadas por los sectores más obscurantis- ni culpa ni gratitud. Otra vez seremos lo que
tas de los países post-coloniales como Idi antes fuimos -gentes corrientes- y si somos
Amin o Sadam Hussein, el pensamiento pro- mentira, seremos una mentira inventada por
gresista de estos países estableció una resisten- nosotros mismo” (en Said 1996: 329-330).
cia nacionalista siempre crítica respecto a sí Quizás uno de los mayores legados del hu-
misma (Said 1996:341). manismo de Said, de ese humanismo prove-
Inspirado en teóricos e intelectuales del niente de las luchas anticoloniales del siglo
tercer mundo, que realizaron importantes re- XX, sea el reconocimiento del carácter transi-
flexiones sobre los alcances y los límites de la torio de las fijaciones territoriales. A su vez, el
lucha anti-colonial, Said considera, como reconocimiento de esa transitoriedad quizás
Franz Fanon, que la vinculación de las luchas permita comprender que los seres humanos -
anticoloniales a expectativas universales de la todos, sin excepción- puedan dudar legítima-
humanidad es la superación de los límites im- mente de las adscripciones a un territorio o a
puestos por el nacionalismo nativista que, en una tradición. Quizás permita imaginar la le-
el caso de África, repitió y a veces radicalizó gitimación del carácter nomádico de los
los patrones de exclusión originados en la hombres modernos y desmontar las fronteras
propia experiencia colonial. Las imágenes de territoriales y culturales que fijan los límites
un sujeto post-colonial, vinculado a las aspi- de las migraciones post-modernas.
raciones democráticas alternativas, a las pro-
movidas por los fundamentalismos y por los
postmodernismos en un mundo pos-colonial Bibliografía
cada vez mas conectado, las encuentra tam-
bién en C.R.L James, “desde siempre cam- De Certeau, Michel, 1988, The Practice of Every Day
peón del nacionalismo negro, (quien) conti- Life, University of California Press, California.
nuamente atempera sus proclamas con afir- Figueroa, José Antonio, 2000, “Ironía o fundamen-
maciones y exhortaciones a recordar las insu- talismo: dilemas contemporáneos de la intercul-
turalidad”, en Maria Victoria Uribe, Eduardo
ficiencias de la particularidad étnica, del mis-
Restrepo, editores, Antropologías Transeúntes,
mo modo que es insuficiente la solidaridad
ICANH, Bogotá.
sin critica” (Said 1996:341).
Foucault, Michel, 1972, The Archaeology of Know-
Con la imagen de un hombre concreto pe- ledge and the Discourse on Language, Pantheon,
ro capaz de hablar por encima de los límites New York.
raciales, étnicos o nacionalistas, Said evoca la Foucault, Michel, 1977, “Los intelectuales y el poder”
figura de Mustafá Said, personaje de Season of en Microfísica del Poder, Ed. La Piqueta, España.
Migration to the North de Tayeb Salih, quien Said, Edward, 1990, Orientalismo, Libertarias-Prod-
haría el viaje inverso al del personaje Kurtz hufi, Madrid.
del Corazón de la Obscuridad. Said, Edward, 1994, Representations of the Intellec-
“Allí es como aquí, ni mejor ni peor. Pero tuals, Pantheon Books, New York.
yo soy de aquí, como lo es la palmera en el Said, Edward, 1996, Cultura e Imperialismo, Anagra-
prado de nuestra casa, que ha crecido en nues- ma, España.
Spivak, Gayatri Chakravory, 1988, “¿Can the subal-
tra casa y no en la de cualquier otro. No se por
tern speak?”, en Cary Nelson y Lawrence Gross-
qué ha sucedido esto de que hayan venido a
berg, editors, Marxism and the interpretation of
nuestra tierra ¿Significa eso que envenenarán
culture, Macmillan, London.
nuestro presente y nuestro futuro? Tarde o

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