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Prólogo
Careciendo de cualidades que puedan asemejarse a las evidenciadas por el Dr. Lluís Cuatrecasas en su
brillante trayectoria empresarial y universitaria, cabe pues imputar sólo a la indulgencia del autor el
encargo - a saber, el honor - de prologar esta obra. Debo por ello llevar a término esta tarea de forma
concisa haciéndole partícipe, amigo lector, de mi modesta opinión, colegida después de aplicar, y
también explicar, reiteradas veces la metodologia desarrollada en el presente volumen.
Este libro no versa sólo sobre técnicas previsionales, de control y de análisis “ex post” de la gestión
económica y financiera a corto y largo plazo, sino que abraza además un buen número de temas
complementarios, elegidos cuidadosamente, que el autor considera de conocimiento indispensable para
disponer de una correcta formación en esta área. Nos encontramos, pues, ante un manual de gestión
empresarial muy completo y original, que se me antoja como de incuestionable interés para responsables
de pequeñas y medianas empresas.
Fundamento la afirmación anterior en el hecho de que el texto recoge minuciosamente tanto nuevas
concepciones, de introducción más tardía en el área financiera, tales como la gestión de flujos de caja
o “Cash-management”, como aportaciones sobre las últimas tendencias que se manifiestan en la ciencia
empresarial, cuya formalización teórica es muy incipiente y cuya formulación no suele abundar aún en
este tipo de publicaciones. Me refiero a las interesantes y singulares contribuciones teóricas que
Cuatrecasas integra en los capítulos dedicados a los procedimientos desarrollados recientemente cara
una mayor flexibilidad de la gestión, surgidos como respuesta frente a un entorno empresarial cada vez
más cambiante; en concreto, la gestión basada en las actividades (A.B.M.) y los nuevos indicadores no
estrictamente económicos de gestión.
Pero más destacable es, a mi entender, la evidente pero no explicitada voluntad del autor de editar
trabajos que no se alejen de la pràctica empresarial actual, sin renunciar a un ápice del rigor científico
por el que se le conoce y aprecia. Así, en esta obra se ve compendiada la experiencia obtenida en su
espléndida carrera docente como catedrático en la Universidad, así como las incontables reflexiones que
acumuló en su larga etapa de empresario y, que actualiza constantemente como asesor de grandes
compañias.
Cabe citar, para poner un ejemplo de ello, el enfoque utilizado por Lluís Cuatrecasas al abordar la
explicación de un instrumento tan utilizado como los ratios. A diferencia de la mayoria de la literatura
sobre este aspecto, él complementa la exposición teórica con la concreción que tan necesaria resulta para
© los autores, 1998; © Edicions UPC, 1998. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del "copyright", bajo las sanciones
establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento
informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos, así como la exportación e importación de ejemplares para su
distribución y venta fuera del ámbito de la Unión Europea.
II Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
la gestión empresarial diaria. El autor alcanza esta solución al estructurar los ratios en forma de
pirámide, cuya interconexión está tan bien diseñada que permite llevar a cabo de forma muy sencilla un
rápido diagnóstico de cualquier empresa.
Con esta misma filosofía de aunar la experiencia docente con la profesional el autor ha puesto una
atención especial en la idoneidad del temario de este libro. Muy a menudo publicaciones similares
reciben la acusación de resultar demasiado “académicas” porque centran su análisis en un nivel de
abstracción tan elevado que hacen inviable la aplicación directa de su contenido a una situación real.
Esta crítica no es válida en este caso, porque el grado de detalle que se utiliza convierte al presente
volumen en un tratado eminentemente práctico y útil. Basta, para confirmar esta aseveración, fijarse sólo
en el capítulo destinado a analizar los puntos críticos de la empresa y en concreto en el cálculo del
capital mínimo necesario para el correcto funcionamiento de una empresa o bien en el apartado referido
a los márgenes de oscilación de los costes para una facturación prefijada.
Como colofón a esta misma idea, debo reseñar que el contenido de este libro se ha concretado en un
aplicación informática integrada, sumamente flexible, pensada para que se pueda adaptar fácilmente a
la especificidad de cada empresa en particular. No por ello son necesarios para la correcta utilización
de dicha aplicación conocimientos informáticos profundos. Concebido como instrumento de gestión para
gerentes de empresa se ha implementado en varios de los lenguajes y programas informáticos básicos
de uso más generalizado. He podido comprobar de manera fehaciente que, gracias a su gran facilidad
de empleo, trabajan habitualmente con ella responsables de pequeñas y medianas empresas establecidas
en sectores productivos tan diversos como el metalúrgico, el textil o el de la construcción
En fin nos encontramos ante de una obra que participa de las virtudes, refrendadas en sus numerosos
escritos anteriores, a las que nos tiene felizmente acostumbrados el Dr. Lluís Cuatrecasas: un escrupuloso
rigor metodológico, una envidiable claridad en la exposición de los diferentes temas y materias que
integran su contenido, junto a la originalidad en el planteamiento y al interés y a la actualidad del
temario.
Índice
5.1 Análisis global de la evolución de las magnitudes económicas de la empresa a largo plazo
66
7 La inversión en la empresa
10.1 Cálculo del capital necesario para el funcionamiento de una empresa . . . . . . . . . . . . . 177
10.2 Elaboración de los presupuestos de explotación y financiero de la empresa . . . . . . . . . 177
10.3 Análisis de la rentabilidad y punto muerto previstos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
10.3.1 Análisis gráfico de B y F y sus variaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185
10.3.2 Márgenes de incremento de costes a facturación dada . . . . . . . . . . . . . . . . 185
10.4 El presupuesto financiero de la empresa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 188
10.4.1 Objetivos y previsiones estimativas para el próximo ejercicio . . . . . . . . . . . 189
10.4.2 Cuenta de resultados presupuestaria para el próximo ejercicio . . . . . . . . . . 190
10.4.3 Presupuesto financiero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191
10.4.4 Balace previsional: preparación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191
15 El Cash management
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 401
En efecto:
a) Es una unidad económica por encima de otra calificación. No es pues una unidad jurídica, en cuyo
caso sería una sociedad, ni una unidad técnica, que correspondería a una simple explotación de una
tecnología y sin las características que como veremos la empresa tiene, mucho más allá de tales
actividades.
c) Dedicada a la producción, concepto que en economía (y la empresa sabemos que es una unidad
económica), es más amplio que desde un punto de vista tecnológico: Cualquier actividad que
comunique o aumente *utilidad+ a un bien, será *producción+ y, por tanto, lo mismo la manufactura
que el comercio, el transporte o la prestación de un servicio, son susceptibles de ser actividades
de producción de una empresa.
La empresa además, da a nivel de toda una nación o un grupo económico, y a través de la actividad
agregada de todas aquellas que la componen, la Producción de todo el colectivo, por lo que pasa a ser
un instrumento de gran importancia en la distribución del producto y renta nacionales.
Existen, sin embargo, multitud de definiciones de empresa y aunque en todas se podrán observar los
aspectos que hemos destacado anteriormente, debe en especial señalarse que la empresa tiene como
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establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento
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2 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
objetivo la producción que, como actividad económica, deberá suponer la obtención de un valor
añadido sobre un producto que ofrece a la sociedad a partir de aquellos que adquiere. Así, por
ejemplo, Andrés Suárez da la definición que sigue. La consideramos de interés porque da una visión
muy completa: *Unidad económica, jurídica y social de producción formada por un conjunto de
factores productivos, bajo la dirección, responsabilidad y control del empresario, cuya función es la
creación de utilidad mediante la producción de bienes o servicios y cuyo objetivo vendrá determinado
por el sistema económico en que se encuentre inmersa+.
La empresa está integrada, además, por una serie de elementos cuyo papel será muy importante desde
distintas perspectivas: empresario, factor humano, bienes de capital, recursos económicos y
financieros, organización, relaciones con el mundo externo, marco técnico, económico, político y
social y, por supuesto, sus objetivos que, en último término, consideraremos la obtención y
distribución de lucro.
Aunque habría muchas formas de clasificar las empresas, nos gustaría finalmente presentar una clasifi-
cación que avalara cuanto acabamos de decir y, en particular, lo referido a la amplitud del concepto
de producción. Por ello dividiremos las empresas de acuerdo con la clasificación breve, pero muy
general, que sigue:
Ya hemos visto que la empresa asume el papel de producir para el consumo a partir de los elementos
que la componen y, en particular, los factores de la producción. Para cumplir tales objetivos la
empresa ha de asumir las funciones que siguen:
1. Interpretar al sector consumidor para comprender cuáles son sus necesidades y exigencias, lo que
evidentemente va a exigirle realizar cuantos estudios sean precisos acerca de ello, con los consi-
guientes análisis previsionales, puesto que cumplirá mejor esta función si se anticipa a la demanda
de este sector.
2. Organizar el proceso productivo (en el amplio sentido ya citado) que permita satisfacer la anterior
demanda de los consumidores, para ejecutar, correctamente dirigido y con la coordinación y
control necesarios, el citado proceso productivo, a fin de obtener el producto requerido al menor
coste y en el plazo más breve posible.
3. El fruto obtenido de la producción efectuada, deberá repartirse entre aquellos sujetos que han
intervenido en la obtención de dicho producto. Estos son los llamados *factores de la producción+,
de los que nos ocuparemos más adelante. Pues bien, es función de la empresa pagar anti-
cipadamente la parte que corresponda a los "factores" que han colaborado con ella en la obtención
de la producción (normalmente sujeta a pactos previos), independientemente de la remuneración
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La empresa, objetivos y funciones 3
real con la que el sector consumidor vaya a satisfacer a la empresa por el producto.
4. De la función anterior se deduce con claridad que la Empresa deberá asumir una nueva función que
consistirá en el riesgo inherente a la anticipación de remuneraciones y en cuantías generalmente
independientes de la auténtica valoración que el sector consumidor haga del producto. El riesgo
total que asume la empresa es pues doble:
5. De todo lo anterior se deduce que la empresa tiene una evidente e importante función de previsión
de los deseos del sector consumidor que no se resume sólo en la ya anticipada referente a qué
productos deseará este sector, sino en qué cantidades y cuál va a ser la remuneración que el citado
sector estará dispuesta a efectuar por ellos.
Aunque no es aún nuestro objetivo, digamos a modo de consideraciones generales sobre este tema,
que existe una diversidad de formas, de complejidad asimismo diversa, de realizar tales previsiones.
Independientemente de que se hayan desarrollado procedimientos distintos, hay una cuestión que es
obvia: un sistema de previsión complejo probablemente será más aproximado a la realidad pero
también más costoso. Si asimilamos el riesgo que pretendemos eliminar en mayor o menor grado con
la previsión, a un coste, es evidente que no será acertado emplear un sistema de previsión cuyo coste
supere los costes por riesgos que deseamos eliminar. Por tanto es justo que el sistema de previsión
empleado tenga una complejidad y un coste en consonancia al riesgo, y en consecuencia que haya
distintos sistemas de previsión cuanto menos por lo que hace referencia a su complejidad.
Así por ejemplo, si queremos hacer previsiones para una variable V, cuya evolución con el tiempo
será la que presenta la figura 1.1, pueden emplearse procedimientos de previsión que permitan
conocer:
Fig. 1.1
Es evidente que la complejidad, la aproximación a la realidad y el coste crecen del primero al tercero de
estos enfoques de previsión, sea cuál sea el sistema empleado para llevarlos a cabo (que pueden ir desde
procedimientos puramente estadísticos, a sistemas en los que se simula el comportamiento por medio de
modelos, pasando por aquellos en que por asociación de comportamientos de sectores de consumo puede
preverse la demanda de uno de ellos según lo acontecido en otros que condicionan a los primeros).
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4 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
Las funciones de la empresa a las que hemos hecho referencia, se llevan a cabo a través de lo que
llamaremos actividades funcionales que, a su vez, vienen condicionadas por limitaciones y factores
internos y externos a la empresa y que permiten configurar el conjunto de la misma y su organización
de acuerdo con el esquema que muestra la figura 1.2.
Fig 1.2
Como puede apreciarse representamos a la empresa por un marco limitado, pero con tendencia a
expansionarse a medida que le sea posible (flechas que se incluyen en el marco), dentro del cual y al
nivel que la dimensión de este marco le permite, tienen lugar las actividades funcionales citadas
anteriormente, y que en este primer esquema, muy resumido, reducimos a cuatro:
2. Adquisición y/o contratación de los que hemos denominado factores de la producción, con cuyo
concurso se llevará a cabo la misma. En una primera enumeración forzosamente general,
hablaríamos de recursos materiales, mano de obra y bienes de capital (maquinaria, instalaciones,
etc.), como factores.
4. Suministro del producto al sector consumidor, que comporta las actividades de comercialización
y distribución, siempre supeditadas a los estudios de previsión de comportamiento de este sector.
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La empresa, objetivos y funciones 5
El marco limitativo del nivel o volumen a que pueden llevarse a cabo tales actividades, viene
condicionado por las disponibilidades de recursos de la empresa, y que constituirán el Capital de que
dispone la misma (concepto que introduciremos más adelante), el cual está supeditado al conjunto de
recursos financieros disponibles (concepto al que también nos referiremos y que determina la
"capacidad financiera").
Pero no son los recursos de capital y financiación propios de la empresa los únicos límites a la
expansión del nivel de sus actividades funcionales. Existen otros marcos limitativos constituidos por
factores externos a la propia empresa. Dichos factores limitativos, los hemos resumido en cuatro
categorías:
1. Factores económicos. Son los que proceden más directamente del sector destinatario de la produc-
ción, los *consumidores+, cuyo conjunto constituye lo que se denomina el mercado, y que tiene un
poder económico de adquisición de productos determinado y una valoración (o nivel de deseo de
remunerar el producto) que son condicionantes económicos importantes. Existen otros factores
económicos, tales como la disponibilidad de capital y recursos financieros en general, situación
del comercio, etc.
3. Factores orgánicos. Estos factores se refieren al entorno político y legal en el que se desenvuelve
la empresa, y van desde la propia legalización de la actividad productiva y comercial de la empresa
a la forma en que ésta ha de ser desenvuelta, pasando por las facilidades o dificultades que
expresamente o por medio de reglamentaciones establezca la sociedad en la que actúa la empresa.
Presentaremos a continuación un esquema (Figura 1.3) mucho más detallado de las actividades
funcionales que deben desarrollarse en la empresa y el flujo que siguen éstas.
El esquema está dividido en cuatro bloques correspondientes a los cuatro grandes departamentos en
que puede dividirse la actividad empresarial: comercial, productiva, económica y financiera, con un
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6 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
Fig. 1.3
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La empresa, objetivos y funciones 7
nexo común a través de la organización y la dirección general (triángulo central) que estructura y
controla cada una de las citadas áreas.
El punto de partida sigue siendo el producto, este elemento que la empresa ha decidido producir tras
interpretar el sector consumidor, como se viene diciendo desde el principio, y que condiciona por una
parte el conjunto de actividades del departamento comercial que debe analizar los deseos de los
consumidores (tipo de producto, volumen y precio que están dispuestos a pagar), y por otra condiciona
todo el proceso de producción que estará evidentemente supeditado al producto. El departamento de
producción será el responsable de dicho proceso, estableciendo, como se aprecia en el esquema
referido, la capacidad de producción a partir de los estudios de ingeniería y las inversiones
correspondientes, pero sobretodo a partir del potencial de mercado existente. Los volúmenes de ventas
que se den, permitirán planificar la producción y luego llevarla a cabo.
A partir de ahí entramos propiamente en las funciones de los departamentos económico y financiero
que tratarán de evaluar y maximizar el rendimiento económico (mayor o menor grado de ganancias
vinculadas al riesgo técnico y económico ya mencionados y que la empresa asume como una de sus
funciones) y el rendimiento financiero (de generación de recursos).
El departamento económico será el responsable de gestionar y evaluar la producción y sus costes (que
en principio haremos coincidir con los que hemos llamado "variables"), para obtener el beneficio que
permitirá obtener la rentabilidad que, aunque bruta, es la directamente derivada de la actividad
productiva de la empresa. Deducido el beneficio bruto del montante total de los costes fijos, se
obtendrá el beneficio neto que permita obtener la rentabilidad de la empresa en su conjunto.
Gestionar optimizando dichos márgenes de beneficio de forma que puedan maximizarse además de
evaluarse, es la tarea del departamento económico; la contabilidad será el instrumento que permita
la citada evolución y el control de tales resultados.
El departamento financiero por su parte, deberá ocuparse de obtener los recursos monetarios que
permitan cubrir los costes y las inversiones que se deban realizar (necesidades financieras), y menor
coste financiero posible. Estos recursos pueden proceder de los beneficios netos obtenidos
anteriormente, siempre y cuando se reinviertan en la empresa (reservas y fondos) y que, junto a las
aportaciones de los propietarios de la empresa (caso de las ampliaciones de capital) constituirán las
fuentes de financiación propia. Por su parte las necesidades financieras pueden cubrirse con lo que
no haya alcanzado el monto de la financiación propia, por medio de la financiación ajena, lo cual
supondrá, sin embargo, un coste adicional, ya que cualquier forma de financiación ajena supondrá un
tipo u otro de crédito con los intereses correspondientes, que aumentarán a su vez los costes fijos y
reducirán el beneficio neto.
El esquema anterior y su división en departamentos junto a la dirección general que afecta a todas
ellas, puede resumirse ahora en una serie de actividades que consideraremos estratégicas para el desa-
rrollo de la empresa y que además presentan estrechas vinculaciones entre sí. Se trata del esquema
correspondiente la figura 1.4 en el que, partiendo de una función directiva central, hemos destacado
para cada departamento cuatro actividades estratégicas y vinculadas (a través de las flechas curvadas
blancas y negras).
Las flechas curvadas se refieren a actividades de áreas distintas que están relacionadas, y que suponen
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8 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
Más importantes aún son las relaciones que se deducen de las flechas curvadas en negro, y que en
definitiva suponen la búsqueda de la *magnitud de equilibrio+ en la actividad productiva de la
empresa: el volumen de ventas condiciona la capacidad de producción (si crece uno debe hacerlo el
otro). Ésta, a su vez, supone costos distintos, que darán lugar a precios distintos, de forma que
también si crecen los costes crecerán los precios. Sin embargo, si crecen éstos, se reducirá el volumen
de ventas según las leyes de comportamiento de la demanda del consumidor, por lo que es necesario
que el crecimiento de la capacidad de producción venga acompañado de una reducción en los costes,
que a su vez permita reducir los precios a un nivel en consonancia con el volumen de ventas y según
las leyes citadas. Se trata de lograr un difícil pero muy importante equilibrio en la empresa, y ahí la
dirección que figura en el centro de todas estas actividades y sus relaciones, tiene un papel muy
destacado.
FUNCIÓN
COMERCIAL
Productos
Mercados
Red comercial
Volumen de ventas
FUNCIÓN
DIRECTIVA
FUNCIÓN FUNCIÓN
PRODUCTIVA ADMINISTRATIVO
FINANCIERA
Fig. 1.4
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La actividad económica de la empresa y su desarrollo 9
El objetivo fundamental de la actividad de toda empresa es, como ya se ha visto, llevar a cabo la
producción de los bienes o servicios que se haya propuesto, obteniendo con ello un valor añadido, que
generará un beneficio para la empresa, que se deberá tratar de maximizar. La producción y su valor
añadido serán, pues, el motor auténtico de los resultados de la empresa.
El valor añadido procedente de la producción se consigue por la diferencia entre el valor del producto
obtenido (que lo determinará el consumidor) y el consumo de recurso y bienes con un valor dado en el
proceso de producción. Por ello resultan de la mayor importancia los costes, las inversiones que implica
dicha producción y su rentabilidad, optimizar la duración de los equipamientos que confieren una
capacidad de producción determinada a la empresa, obtener unos ingresos procedentes de la venta del
producto obtenido que asegure y optimice los beneficios y procurar que tales ingresos no sean de una
magnitud que impidan realizar las ventas al nivel óptimo dada la estructura de la empresa, entre otras
muchas cosas que hacen referencia a los aspectos de carácter económico de la gestión de la empresa.
Pero de todos los aspectos económicos de la actividad de la empresa destaca en primer lugar el control
de los costes de la producción. Una producción técnicamente correcta con unos costes fuera de los límites
admisibles, no será de interés para la empresa. De ahí que los aspectos técnicos de la empresa,
desarrollados normalmente por ingenieros, estén estrechamente vinculados con los económicos, y que
a los responsables técnicos de la producción en la empresa se les exija ante todo un control sobre el coste.
Nosotros también comenzaremos el análisis económico de la empresa haciendo hincapié en el aspecto
de los costes, y antes de entrar de lleno en la gestión económico-financiera de la empresa real, veremos
algunos aspectos de teoría económica de la empresa que nos serán necesarios.
Si nos remontamos a los inicios del desarrollo de la organización como ciencia, a principios del presente
siglo, se decía que la tarea del ingeniero era la de crear el producto y la(s) tecnología(s) para su
obtención, dando por supuesto que el coste era un elemento inevitable e incluso difícil de controlar, lo
que nos lleva a decir que los aspectos económicos tenían hasta entonces escasa relevancia. Con el
desarrollo de la organización y administración sobrevino pues un cambio importante y el desarrollo de
las empresas ha sido fulgurante; por supuesto que como puede apreciarse, los aspectos económicos
pasaron a tener una importancia creciente y a quedar estrechamente vinculados con los desarrollos
tecnológicos. Ya en 1886, poco antes del inicio del desarrollo de las ciencias ya citadas, Henry Towne
decía que el ingeniero debe preocuparse por la rentabilidad de sus decisiones. Iniciado ya el presente
siglo, J.C. Fish se quejaba de que la ingeniería no se ocupara debidamente de los costos, y añadía que
era deber del ingeniero obtener el máximo rendimiento financiero de sus desarrollos.
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10 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
Actualmente nadie duda de la enorme importancia de los aspectos económicos en el desarrollo de las
empresas. Citando textualmente a J. L. Riggs1, podemos decir que *se espera ahora que los ingenieros
no solamente generen soluciones tecnológicamente nuevas, sino que también hagan análisis financieros
bien fundados acerca de los efectos de la implementación. En las relaciones actualmente tan estrechas
y confusas entre la industria, el público y el gobierno, los análisis de coste y valor se supone que han de
ser más detallados y amplios+; y también *la mayoría de las definiciones de la ingeniería reconocen que
la misión de los ingenieros es transformar los recursos de la naturaleza en beneficio del género
humano+.*Una conciencia cada vez mayor de los límites finitos de la tierra, agrega dimensiones
apremiantes a las evaluaciones de la ingeniería. El enfoque sobre lo limitado de los recursos une a la
ingeniería con la economía+.
El mismo Riggs cita a E.L. Grant como el padre de la ingeniería económica, cuyos límites fueron
trazados en su obra principios de ingeniería económica, en la que se analizaban las inversiones a corto
y largo plazo, en bienes de capital y basadas ya en cálculos que utilizaban la matemática financiera a
través del interés compuesto.
Establecido ya que los aspectos económicos cobran una especial relevancia en el desarrollo de las
empresas y que los aspectos técnicos de tales desarrollos están estrechamente vinculados a los
económicos, apresurémonos a decir que todo cuanto se ha visto en el tomo precedente de esta obra,
dedicado a la organización y planificación de la empresa actual, tendrá especial aplicación en todo
cuanto veamos en el presente, desde la fijación de objetivos, pasando por la toma de decisiones y
culminando en la Planificación (en este caso económico-financiera) en forma de los presupuestos y sus
control.
En esta obra distinguiremos y nos ocuparemos por separado de la optimización económica a corto y largo
plazo y tendremos ocasión de comprobar cómo los planes para el primer caso deben estar dentro de una
estrategia planificada para el largo plazo, y abordaremos en la medida de lo posible el equilibrio
necesario entre los posibles objetivos de cada área de la empresa en los aspectos económico-financieros.
Así por ejemplo, nos encontraremos con los difíciles equilibrios calidad versus coste, comprar cantidad
para obtener descuentos versus coste financiero de las compras, programas de producción grandes, a bajo
coste debido a las economías de escala versus coste de creación y mantenimiento de stocks importantes,
reducción del capital propio de la empresa para mejorar su rentabilidad versus coste y riesgo financiero
de la operativa a bajo nivel de capital, y otros que serán desarrollados a lo largo de esta obra dedicada
a la gestión económico-financiera de la empresa.
1
J.L. Riggs, en su obra *Ingeniería Económica+, prólogo titulado *Campo de la Ingeniería Económica+.
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La actividad económica de la empresa y su desarrollo 11
Como se vio, en la propia definición de la empresa, el objetivo fundamental de la misma es lograr una
*producción+ en sentido económico, que como se dijo es un concepto más amplio que el de la producción
técnica.
En este capítulo introductorio, nos referiremos únicamente a aspectos generales de la producción y más
concretamente a los tipos generales y factores técnico-económicos que la determinan.
El tipo de producción que supone la máxima eficiencia económica, que como veremos se traduce en una
mayor productividad, es la producción en serie o en cadena. Comporta simplificación de productos,
elevado grado de normalización en productos y procesos, máxima utilización de equipamientos automati-
zados para desarrollar la producción y una gran dosis de planificación, coordinación y sincronización
de las operaciones; pero sobre todo, la producción en cadena supone la producción en flujo unidad a
unidad, con un tiempo, unos costes y unos desperdicios mínimos.
Por su parte, los factores que inciden más directamente en la producción pueden ser una vez más
técnicos y económicos, aunque admiten también clasificarse en internos (que dependen
fundamentalmente de la planificación dentro de la propia empresa) y externos (dependen en grado
elevado de circunstancias ajenas a la empresa y dependientes del entorno de la misma). Así clasificados,
los más importantes serían:
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12 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
La producción se lleva a cabo por medio de los factores de la producción. Son los elementos encargados
de que ésta pueda realizarse y se deben repartir entre ellos el producto obtenido. Recursos naturales,
trabajo y bienes de capital serían los factores que resultarían de la clasificación más simple que pueda
realizarse. En la práctica convendrá desglosar más o menos los factores que se consideren de acuerdo
con la finalidad del análisis que se esté llevando a cabo.
Cuando la producción se modelice de forma analítica y sea representada por medio de una función de
varias variables, éstas podrán ser asimiladas al concepto dado para los factores de la producción, (por
ejemplo, un trabajo, un tiempo, etc.). Así sí podemos expresar un proceso productivo de forma que el
producto obtenido sea la función
P = F (f1,f2,...,fn)
Sin embargo, y volviendo al concepto de *elementos generadores de una producción+, clasificaremos los
factores productivos en:
La existencia de factores incontrolables es un hecho real y que hay que afrontar, dado que el hecho de
que no puedan ser controlados no significa que puedan ignorarse. Sería el caso, por poner un ejemplo
muy descriptivo, de la lluvia en la producción agrícola.
Sin embargo, y tal como se desprende del cuadro anterior, nos ocuparemos de aquellos factores que
pueden ser controlados y los clasificaremos en fijos y variables, con un escalón intermedio de factores
paramétricos (fijos pero que en determinadas circunstancias pueden cambiar). Por ejemplo, la
producción horaria obtenible de un trabajador es fija hasta que se decide sustituirlo por otro.
Por lo que a los factores variables hace referencia, clasificaremos como vinculados a los que deben
contribuir al producto en una cuantía ligada a la de otro u otros. Así, fi y fk son vinculados si las
cantidades de uno y otro están ligadas por una relación tal como fi = F (fk).
Los factores limitativos son aquellos cuya contribución a la producción está vinculada a la cantidad de
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establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento
informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos, así como la exportación e importación de ejemplares para su
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La actividad económica de la empresa y su desarrollo 13
producto obtenido. Sería el caso del factor fj que cumpliese que si Q es la cantidad de producto, fj = '(Q).
Los factores sustituibles son, por el contrario, aquellos cuya contribución en la producción se admite, sea
mayor o menor, en función de que otros factores (sus sustitutos) entren en función, es decir, que uno
pueda cumplir con la misión del otro.
Para poner un ejemplo, en el producto televisor, el tubo de imagen es un factor limitativo (ha de haber
uno por aparato necesariamente); tubo y mueble que lo soporta son vinculados; y finalmente plástico y
madera son sustituibles en la confección del mueble del televisor.
Asimismo un factor puede ser limitativo sustituible respecto de otro u otros, cuando sean en principio
sustituibles, pero solamente dentro de ciertos límites. Es decir, que cualquiera de ellos debe contribuir
en la producción en una cantidad mínima y a partir de ella puede sustituirse por otro. Por ejemplo, la
mano de obra puede sustituirse por equipos de producción, respetando unos mínimos para aquélla.
Finalmente los factores independientes son aquellos que pueden contribuir a la producción sin ningún
tipo de vinculación o sustituibilidad por otros, ni en general condición alguna.
Para plantear y determinar la producción más económica partiremos, en principio, del supuesto
simplificado de que sólo existan dos factores de la producción (por ejemplo, trabajo y bienes de capital
tales como máquinas y equipamientos), para así poder representar en el plano y en un sistema cartesiano,
las curvas a las que nos referiremos.
Por otro lado, los puntos a los que nos hemos referido y cualquiera que se obtenga igualmente, tienen
una particularidad común: se refieren a una misma cantidad de producto. Uniéndolos, se obtendría una
curva, en este caso la correspondiente a x2, que por unir puntos cuya producción es la misma, se
denomina isocuanta. Con una combinación de los dos factores a y b mayores ambas que las del punto
P lograríamos, lógicamente, una producción superior a la anterior y con ambos factores en menor
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14 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
cantidad otra menor. Así podríamos lograr otras curvas isocuantas, correspondientes a cantidades de
producto superiores a medida que nos alejamos del origen (x1, x2, x3, ...).
Por otra parte en este conjunto de curvas sólo tendrán sentido los tramos dibujados en trazo continuo,
que son los comprendidos entre las tangentes paralelas a los ejes, para cada curva. En efecto, fuera de
estos límites, se llevaría a cabo la misma producción con igual cantidad de un factor pero más del otro
que para otro punto de la curva (así M y N corresponden a igual producción x4, pero con igual cantidad
del factor b y mayor del a que para N).
Introduciremos ahora el coste, concepto que ya hemos venido diciendo que era fundamental en la
producción y la gestión económica de la empresa. Por el momento, lo definiremos como el precio que
habrá que pagar por el consumo de factores productivos (salario de los trabajadores, precio de los bienes
de capital, etc.). Si llamamos pa y pb a los precios que deben pagarse por cada unidad consumida de a
y b respectivamente, el coste de cualquier combinación de ambos, tales como las ya expuestas al
determinar las isocuantas, sería:
C = a.pa + b.pb
Todas las combinaciones de a y b, tales que C permanezca constante, estarán sobre una recta (dado que
la expresión es lineal) que llamaremos isocoste. La recta AB que pasa por P es una de ellas.
Para optimizar la producción desde el punto de vista económico, podemos plantearnos lograr una
producción con el mínimo coste posible, sustituyendo convenientemente los factores productivos, o bien
lograr la mayor producción posible con igual coste. Los planteamientos serán idénticos, excepto que en
el primer caso partiremos de una isocuanta dada y en el segundo de una isocoste. Nosotros lo haremos
partiendo de la isocoste, por ejemplo la I, y trataremos de lograr la mayor producción posible.
Si nos detuviéramos en la combinación del punto E1, lograríamos una producción x1 , pero deteniéndonos
en E2, con el mismo coste logramos una producción x2 >x1 , y en E3 otra x3 superior a las anteriores. Pero
a partir de ahí, ya no es posible alcanzar una isocuanta mayor sino que volveríamos a las de menor
producción, así que E3, el punto en que isocuanta e isocoste son tangentes resulta ser el óptimo
económico (al mismo resultado hubiéramos llegado partiendo de una producción y minimizando el coste,
es decir, partiendo de la isocuanta).
En el óptimo, pues, ambas pendientes son iguales, y a partir de ello lograremos la expresión matemática
del citado óptimo:
*b
La pendiente de la recta: 0 ' pa % pb@
*a
*b &Pa
Es decir, '
*a Pb
Así que: *F *F *b
% · ' 0
*a *b *a
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La actividad económica de la empresa y su desarrollo 15
es decir, *b *F / *a
' &
*a *F / *b
es decir:
*F/ *a *F / *b
'
Pa Pb
Si hubiéramos trabajado desde el comienzo con más de dos factores de la producción, se apreciaría, y
se podría demostrar que el resultado de optimizar económicamente la producción sería:
Es decir, que en el óptimo los factores de la producción participarán de forma que la derivada parcial
de la producción respecto a cada uno (lo que llamaremos más adelante productividad marginal),
ponderada por el precio de dicho factor, sea igual para todos ellos.
Aunque estamos abordando la producción económica desde un punto de vista teórico, no deja de tener
su interés considerar cómo se llevaría a cabo la construcción y optimización que hemos efectuado en la
realidad. En efecto, en la práctica no cabe pensar que aumentando de forma infinitesimal la cantidad
aportada de un factor y reduciendo, consecuentemente, la de otro, tengamos otra posible combinación
de factores que den lugar a una producción, y de esta
forma obtener una curva continua con infinitas
posibilidades de producción.
Igualmente, supongamos que existe al menos una, dos o varias técnicas más (que corresponden a
combinaciones básicas distintas de los factores a y b) que son posibles en la práctica. En el caso de la
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16 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
figura 2.2 existirán la Técnica 2 y la Técnica 3, que sujetas a los mismos principios que la Técnica 1,
responderán a otras tantas rectas que parten del origen.
Pues bien, sólo los puntos situados sobre estas rectas (3 en nuestro caso) que parten del origen, responden
a posibilidades reales de producción. Si los unimos por segmentos de recta, las curvas constituidas por
estos segmentos, serán las isocuantas, en el buen entendido, que sólo los vértices responden a una reali-
dad, mientras los segmentos intermedios, son ficticios. Sin embargo, es bien claro que cualquier recta
isocoste, tal como la AB, que sea tangente a una isocuanta lo será en uno de los vértices, por lo que la
resolución del problema tal y como lo hemos hecho no diferirá en absoluto en la realidad de como se hizo
en la teoría.
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La actividad económica de la empresa y su desarrollo 17
En efecto, sea el conjunto de curvas isocuantas correspondiente a dos factores productivos, que
adjuntamos. Vamos de determinar la productividad del factor a, para lo cual haremos, ante todo,
constantes las cantidades de todos los demás factores (en este caso sólo será el b, que lo mantendremos
al nivel k). Los puntos que se obtienen del corte de la recta horizontal de ordenada k, con las diferentes
isocuantas, serán los que determinarán las cantidades de producto (x1, x2, x3 y x4) que se obtendrán para
diferentes contribuciones del factor a (a1, a2 , a3 y a4 respectivamente). Trasladado ello al gráfico inferior
de la figura 2.3 y haciendo corresponder las citadas cantidades ai de factor productivo con las corres-
pondientes xi (ahora en ordenadas) de producción, obtendremos los puntos que configuran la curva de
productividad P(a) de dicho factor al nivel citado del otro (u otros si los hubiera).
Lo que acabamos de expresar deja entrever con claridad que el concepto de productividad de un factor
es relativo, ya que de haber sido otro el nivel tomado como fijo para los otros factores, hubiéramos
obtenido otra curva distinta de productividad. Así puede verse en la figura ya comentada, que de haber
sido k1 el nivel del otro factor que mantenemos fijo, la curva, trazada como antes, sería ahora la P1(a),
que no solamente es distinta a P(a) (es decir, la productividad ha variado), sino que representa un nivel
de productividad inferior (puede verse en el punto Q, que la misma producción precisa más consumo del
factor a, o que, con igual consumo de a, es decir a3 en este caso, obtenemos menos producción), siendo
así que el nivel del factor fijo ha sido asimismo inferior. Con todo ello deducimos que la productividad
varía con el nivel de factores fijos y lo hace en el mismo sentido que el citado nivel.
En el mismo gráfico de la figura 2.3 puede apreciarse que existen otras dos curvas. Veamos que en
efecto, el concepto de productividad, puede definirse de tres formas:
1. Productividad total: Producción que puede obtenerse con diferentes niveles de un determinado factor
productivo. Responde a la curva P(a) ya obtenida.
2. Productividad media: Se define como la media aritmética de la productividad total de cierto factor
productivo, en relación con la cantidad empleada de dicho factor. Es decir que será:
Pm = P(a)/a
3. Productividad marginal: Se trata de otra medida de productividad por unidad de factor productivo,
pero determinada por la cantidad de producto adicional que puede obtenerse con una contribución
adicional del factor correspondiente, y referida a la unidad de dicha contribución. Nos referiremos
a dichas cantidades adicionales como sus diferenciales dP(a) y da, y por tanto la Productividad
marginal será: dP(a)/da, es decir la derivada de la Productividad total, respecto a la cantidad de
factor productivo.
Puede apreciarse en la figura 2.3 que la productividad marginal corta a la curva de productividad media
en su máximo. Ello es así pues, en efecto, el máximo de la productividad media lo podemos obtener
derivando ésta e igualando a cero dicha derivada:
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18 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
dx df
Ef ' ( ) / ( )
x f
dx x
Ef ' ( ) / ( )
df f
que puede considerarse como el cociente entre la productividad marginal y la media y, por tanto, según
se ha visto, si la productividad es tal que una nueva unidad hace crecer la media (P. marginal > P.
media), la elasticidad será superior a uno, y será inferior en caso contrario. Además, en el punto en que
la productividad media es máxima y que, según hemos visto, es el óptimo técnico OT, la elasticidad será
uno y, por contra, nula la elasticidad en el máximo técnico MT, ya que en este punto la productividad
2
También podría demostrarse por razonamiento deductivo. En efecto, mientras la productividad marginal está por encima
de la media, una nueva unidad de factor aportada a la producción hace incrementar la media, pero en el momento en que
la productividad marginal pase a ser inferior a la media, cualquier nueva unidad hará decrecer la media. Luego la media pasa
por un máximo cuando la productividad marginal pasa de ser superior a inferior a ella, es decir, cuando la corta.
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La actividad económica de la empresa y su desarrollo 19
marginal es nula. Así pues, en el tramo OT - MT, desde el óptimo técnico al máximo técnico, la
elasticidad oscila desde uno a cero. Entre ambos puntos deberá llevarse a cabo el análisis de la
participación óptima de un factor productivo en una determinada producción. Por otra parte no hemos
de olvidar que esta evolución mostrada por el gráfico visto de la figura 2.4, se refiere a un factor
productivo (f), y que cada uno tendrá su curva.
El hecho de que cada factor pueda ser sometido a un análisis de su productividad independientemente,
pero que luego en la producción intervengan todos simultáneamente y que deba optimizarse la misma
en su conjunto (como ya se hizo), nos replantea el problema en su dimensión real: son múltiples los
factores que colaboran en una determinada producción. La adecuación de la estructura de la empresa y
de los mercados que puede abarcar y la organización de los procesos productivos, harán que el óptimo
citado pueda llevarse a término en mayor o menor grado.
Generalizando aún más, la empresa podría proponerse optimizar no una producción dada en la que
intervienen unos factores productivos fi, sino un conjunto de producciones distintas xj que hay que
compaginar, a través de ciertas funciones de producción, en las que intervendrán los factores disponibles,
alternando incluso las producciones y tratando, por supuesto, de optimizar el rendimiento conjunto. Se
aprovechará, si es posible, lo que llamaremos productividades de escala, o mejora del rendimiento
conjunto de varias producciones por reducción de costes de factores debidas al volumen consumido de
los mismos (por ejemplo, los materiales pueden tener un precio inferior si se adquieren en cantidades
grandes que cubran varias producciones). En todo caso, el planteo general pasaría de una función de
producción a un sistema:
x1 ' x1 ( f1 ... f n )
....................
x m ' x m ( f1 ... f n )
Ahora nos encontraremos con que habrán varios (y probablemente distintos) óptimos y máximos técnicos
para cada uno de los factores y, necesariamente, en la solución final de esta producción múltiple, cada
factor quedará en un nivel distinto de productividad y con un valor de su elasticidad que sólo tendrá
sentido considerando la producción en su conjunto. El problema podrá plantearse y resolverse en su
conjunto aplicando la técnica de la programación lineal sobre una función global para optimizar:
producción total que deberá lograr menos coste total de los factores integrantes, teniendo en cuenta las
productividades de escala, junto a las ecuaciones de limitación (por ejemplo, disponibilidad global de
factores productivos que habrá que repartir entre las diversas producciones).
A título orientativo, podemos decir que si empleamos las cantidades de factores que siguen para cada
producción:
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20 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
donde pxi son los precios de los productos y pfk los de los factores productivos.
Las funciones de limitación de disponibilidad de factores (entre otras que pueda haber, como el límite
del empleo simultáneo de técnicas de producción), serán del tipo:
Puede observarse en la figura 2.4 anterior que la curva de productividad total crece pero cada vez con
menor pendiente, o lo que es lo mismo, que la productividad marginal, puesto que la hemos definido
como la derivada, es decreciente.
Ello sucederá así, en cualquier caso, por lo menos a partir de cierto valor de la cantidad de factor
productivo aportada. Veamos a qué es debida esta ley conocida como la ley de la productividad marginal
decreciente.
Por definición, el concepto de productividad mide de qué forma incrementa el producto obtenido, cuando
aumentamos las aportaciones de un factor, manteniendo fijas las aportaciones de los demás. Es evidente
que en esta situación, el producto no podrá crecer, por lo menos a partir de cierto punto, al ritmo que lo
hagan las aportaciones del factor, mientras los demás permanecen a nivel constante. De no ser así,
podríamos encontrarnos con paradojas, como por ejemplo que con una estructura dada e incluso
pequeña, una empresa pudiera tener producciones tan grandes como quisiera con sólo aportar más mano
de obra.
La productividad marginal, pues, decrecerá a partir de cierto punto e incluso puede hacerse negativa.
Podría darse el caso que nuevas unidades de un factor no sólo no aportaran nada a la producción, sino
incluso *estorbaran+, por problemas de espacio u otros. En tal caso, la curva de productividad total
pasaría por un máximo en el punto en que la productividad marginal se hiciera nula.
¿Dónde podríamos situar pues el óptimo de la aportación de un factor productivo con una cierta curva
de productividad P(a)? En principio, deberíamos buscar la máxima productividad y para ello deberíamos
evaluar económicamente la productividad (podría hacerse por el valor del ingreso I(x) procedente de la
venta del producto obtenido) pero, además, dicho factor productivo tendrá un coste, y deberíamos evaluar
el *beneficio+ o diferencia entre el ingreso-productividad y su costo, y maximizarlo:
B = I(x) - C(a), sería el beneficio, donde C(a) es el coste del consumo de factor productivo.
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La actividad económica de la empresa y su desarrollo 21
dx
dB / da ' I ) (x) . & C )(a) ' 0
da
Y como F'(a) es a todos los efectos una productividad marginal, en el óptimo, la productividad marginal
deberá ser igual al coste marginal (entendiendo por tal su derivada tal y como se definió para la
productividad).
En el caso particular de que el ingreso por producto vendido (medida de la productividad total) fuera el
resultado de un precio fijo por unidad de producto y el coste de la aportación de factor productivo se
debiera a un costo unitario o precio de dicho factor, asimismo fijo, tendríamos:
Si la función de producción puede expresarse analíticamente como función de ciertas variables que serán
los factores de la producción
x = x(a,b,c,...)
(*x/*a)/pa = 1/px
Recordemos el óptimo económico de la producción, para el que se llegó a la conclusión de que las
productividades marginales de cada factor ponderadas por el precio del mismo debían ser iguales para
todos ellos. Ahora hemos obtenido una expresión, en la que figura este cociente para un determinado
factor (no importa cuál, lo que nos conduce de nuevo a la igualdad de tales cocientes), y además llegamos
a la conclusión de que, para el caso que estamos tratando, dicha expresión debe ser igual al inverso del
precio del producto.
La técnica de producción resulta evidente que viene dada por el conjunto de procesos por medio de los
cuales se lleva a cabo. Sin embargo, siguiendo el modelo analítico de la producción, ya utilizado en el
apartado anterior, podemos considerar como técnica la función que a través de las variables-factores
productivos, nos expresa la cantidad de producto obtenido.
Así, supongamos por ejemplo que podemos expresar la producción de tarjetas electrónicas por medio
de determinada máquina, de acuerdo con:
x = 40.k.m1.(t - m2)
donde k es un factor paramétrico que depende de la calidad del materialque se deba integrar, m1 es una
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22 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
variable que expresa la productividad de la máquina empleada, t es una variable que indica el tiempo
empleado y m2 es otra variable referida a la máquina empleada, que indica el tiempo perdido en la
preparación de la misma.
Considerada así, la técnica, influye decididamente en la productividad, tal y como ya se ha visto. Dicha
técnica puede verse alterada y con ella la productividad de cualquier factor, de diversas formas, entre
ellas:
Muy importante, también, es tener en cuenta el volumen de producción previsto al elegir la técnica y los
factores. Así, supongamos que dos máquinas diferentes pueden hacer la producción a la que nos hemos
referido y cuyas variables son:
En el gráfico de la figura 2.5 puede verse una representación de la producción para ambos tipos de
máquinas. Se aprecia cómo inicialmente es M1 la que tiene mayor productividad, pero para un volumen
de piezas (o tiempo de trabajo) de cierta envergadura será M2 la máquina más productiva. Concretamente
a partir del tiempo correspondiente al punto de corte de ambas rectas tc, la segunda máquina pasará a
ser más productiva.
La influencia de los factores productivos en las alteraciones de la técnica resulta un factor más, que
favorece la ley de los rendimientos decrecientes.
En efecto, cuanto mayor es el volumen producido, no sólo cualquier factor reduce relativamente su
eficacia productiva por mantenerse los demás a un nivel fijo, sino que además, lo más probable en una
buena organización, es que a medida que se precise más cantidad del factor cuya productividad medimos,
se echará mano de aquellas porciones del mismo, menos productivas y que, inicialmente, no se
utilizaban. Es a lo que nos referíamos al hablar de variar la calidad de algún factor entre los medios de
alterar la técnica.
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La actividad económica de la empresa y su desarrollo 23
Fig. 2.5
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24 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
Por lo que hace referencia a la medición de la productividad, y tratando ahora además, de situarnos en
la problemática de la producción real de las empresas, podemos encontrarnos con problemas derivados
de medir la producción lograda, en especial, si la misma está constituida por varios productos y éstos no
son homogéneos. Es evidente que, en tal caso, difícilmente podemos agregar las producciones parciales
para obtener la total. Habrá que recurrir a convenios de cálculo como, por ejemplo, utilizar los precios
de los diferentes productos para obtener la producción agregada. El mismo problema puede presentarse
con los factores productivos empleados ya que, pueden ser tan diferentes como lo son el trabajo y los
bienes de capital (a efectos de medir su *valor+ agregado).
Por otra parte hemos de recordar que la productividad es una magnitud relativa y, como tal, interesarán
medidas comparativas entre dos momentos o situaciones en lugar de las mediciones absolutas. Por ello
vamos a proponernos en esta sección tratar de medir la mejora de la productividad que, como se ha
dicho, ha de venir de la mano de la mejora en la organización y planificación de la empresa en general
y su producción en particular, en la que deberán tratarse de emplear tecnologías y procesos cada vez más
avanzados. Utilizando el convenio de medición a través de los precios, podemos tratar de evaluar las
mejoras en la productividad a través de las variaciones relativas de la misma entre dos momentos dados
(que diferenciaremos expresando el primero con el subíndice o) a través de índices que nos midan el
*valor+ del producto total y nos relacione el mismo para el segundo momento con el correspondiente al
primero. En este sentido, dos son los índices que usualmente se utilizan que, para evaluar aumentos
relativos de productividad total, en los que p es indicativo de precio y x de cantidad de producto, serán:
Como es evidente, ambos índices ponen de manifiesto variaciones relativas a las cantidades producidas.
Los precios de referencia no varían en ninguno de los dos: el primero toma los iniciales y el segundo
toma los del segundo momento. También pueden construirse, por supuesto, tales índices para recoger
las variaciones en los precios.
Índice de Laspeyres: Ep @ x o
Epo @ x o
Índice de Paasche: Ep @ x
Epo @ x
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La actividad económica de la empresa y su desarrollo 25
Finalmente, un índice compuesto puede recoger, si interesa, las variaciones relativas que incluyan
simultáneamente las referentes a cantidades y precios. Se obtiene por el producto del referido a
cantidades y el referido a precios. Pero para que el resultado sea coherente, debe tomarse el de Laspeyres
para uno de ellos y el de Paasche para el otro:
Ep . x o Ep @ x Ep @ x
Índice global: @ '
Epo . x o Ep @ x o Epo @ x o
Para mediciones de la mejora en la productividad media aplicaremos los mismos índices a los factores
productivos (sujetos a los mismos problemas de medición) y los utilizaremos como denominador de los
anteriores, ya vistos para la producción, de forma que tendremos el producto obtenido en relación a la
cantidad de factor empleado que, ha quedado establecido, era la forma de medir la productividad media.
Para no extendernos demasiado nos referiremos directamente al factor global (que incluye variaciones
en las cantidades y precios simultáneamente) lo mismo para el producto que para el factor cuya
productividad medimos:
Ep @ x Ec @ f
/
Epo @ x o Ec o @ f o
donde c significa coste del factor productivo por unidad del mismo y f la cantidad empleada de él.
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Los costes de la producción en la empresa. Curvas de coste y puntos críticos 27
De una forma general, podemos establecer que el coste responde al concepto de *pago o cesión de un
valor con la finalidad de lograr otro que se considera superior o más conveniente+. En particular y
refiriéndonos a la producción en la empresa, el pago o cesión será para los factores que directa o
indirectamente intervienen en la producción, y el nuevo valor obtenido será el producto.
Ante todo, vamos a considerar tres términos que se utilizan en la empresa y que de acuerdo con la
definición anterior encajan en el concepto de coste:
- Coste (propiamente dicho): se refiere al consumo de los factores productivos que se precisan en
una determinada producción para poder ser llevada a cabo. Por ejemplo, costes de materiales.
- Gasto: Suele referirse a aquellos costes soportados para lograr que la empresa tenga una estructura
organizativa que permita llevar a cabo la producción y la colocación de ésta en el mercado (venta).
No suele utilizarse, por contra, este concepto para referirse a los costes de la producción en sí. Por
ejemplo, los gastos de publicidad.
- Cargas: Se trata de conceptos de coste que pueden ser del tipo de los dos anteriores (aunque
normalmente serán del tipo *gasto+) que no son objeto de un pago o cesión directa o tangible y
ello los hace difícil de identificar. Por ejemplo, cantidades añadidas al coste del producto a cuenta
del mayor o menor deterioro de los equipos de producción (que más adelante veremos que se
denominan amortizaciones); descuentos efectuados en el precio de venta del producto obtenido,
que por tanto tienen el mismo efecto de un coste adicional; impuestos que tendrán lugar más
adelante debidos, al menos indirectamente, a la producción, etc.
Por otra parte, los costes, sean del tipo que sean, pueden clasificarse en dos grandes grupos:
- Fijos: serán aquellos que permanecen invariables independientemente de que se produzca o no, o
del nivel de producción que exista.
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establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento
informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos, así como la exportación e importación de ejemplares para su
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28 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
- Variables: contrariamente a los anteriores, variarán según el nivel de producción que tenga lugar.
Relacionada con esta clasificación, puede hacerse ésta otra, en cuanto a grupos importantes de coste
se refiere:
En principio, puede asociarse la idea de coste fijo a la de indirecto, en el sentido de que ambos se
refieren a los costes que tienen que afrontarse por una cuantía que no guarda relación con la
producción y aún en el caso de que no se desarrolle la misma. Igualmente, puede asociarse la idea de
coste variable a la de directo, ya que ambos se refieren a aquellos costes generados por la propia
producción y por una cuantía que guardará lógica relación con el volumen producido.
En esta obra y atendiendo a los objetivos que pretende, podremos realizar normalmente tales
asociaciones de conceptos, aunque teniendo presente que existen diferencias entre los conceptos
asociados. Así, por ejemplo, a muy largo plazo todos los costes pueden considerarse variables (ya que
los fijos, que hay que afrontar aunque no haya producción alguna, pueden eliminarse) y, contrariamen-
te, a muy corto plazo todos pueden considerarse fijos. En cambio, el plazo de tiempo considerado no
afecta en absoluto al hecho de que determinados costes sean directos o indirectos. Además, entre estas
dos últimas categorías puede intercalarse aún la de costes semidirectos, que son aquellos que sólo se
producen en función de que exista una parte determinada de la producción, pero no se alteran al
hacerlo el resto de la misma.
El concepto de coste puede abarcar un amplio abanico de clases que lo constituyen, según el objetivo
para el cual se calcula dicho coste y el tipo de resultado económico (beneficio) que trate de
establecerse.
Por ejemplo, veremos los niveles de coste que pueden lograrse con el desglose por conceptos que se
deben incluir, adjunto en la página siguiente.
Así pues, al evaluar el coste, podemos referirnos desde el mínimo nivel que es el definido por el coste
directo y constituido por los materiales y el trabajo precisos para llevar a cabo la producción (también
llamado Direct Costing) hasta el mayor de ellos, el coste completo, que incluye todas las posibles
partidas de coste (también llamado Full Costing).
En efecto, existen diferentes valoraciones del coste y distintas situaciones en las que pueden ser
aplicadas. Así, por ejemplo, en una empresa con una producción compuesta de múltiples productos,
puede resultar de interés calcular para cada uno el Direct costing exclusivamente, para conocer así el
margen de beneficio (aunque sea bruto, es decir, no deducidos todos los gastos) que aporta cada uno
independientemente, para deducir luego el conjunto de los gastos no contabilizados en tal beneficio,
del total de margen aportado por todos los productos a la vez. Este procedimiento de evaluación del
coste, con las matizaciones que veremos, ha dado lugar a lo que se denomina precisamente sistema
del Direct Costing.
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Los costes de la producción en la empresa. Curvas de coste y puntos críticos 29
La existencia de distintos procedimientos o niveles de valorar el coste ha de dar lugar, como resulta
evidente, a distintos niveles de beneficio, ya que éste se obtiene del ingreso tras deducir el coste. En
principio, y a fin de simplificar la exposición, hablaremos sólo de beneficio o margen *bruto+ o *neto+
según no se hayan deducido o sí se haya hecho, todos los costes posibles. La misma simplificación nos
llevará a polarizar los sistemas de obtención del coste en Direct Costing (que dará lugar al margen
bruto) y Full Costing (que dará lugar al margen neto).
La siguiente es una clasificación general de costes a que está sometido el proceso global que
comprende la actividad de la empresa:
a) Costes variables1
Materiales:
1
Aparte de los citados, pueden existir gastos variables de carácter comercial (p.e. comisiones o descuentos) o de
estructura (p.e. financieros). Sin embargo, en la mayoría de ellos puede elegirse entre considerarlos como auténticos
gastos o deducir su importe del ingreso y valorar el margen como si dicho ingreso fuera menor.
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30 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
b) Energía:
[En aquella fracción de los gastos que siguen que no hayan sido incluidos ya en partidas de coste
anteriores]
2
Los gastos fijos de uno o varios productos, deben incluir, los de investigación y desarrollo de los mismos, así como
su industrialización.
3
Algunos de estos conceptos, pueden tener lugar por personal ajeno a la empresa (en especial los servicios) y, según
el caso, pueden valorarse como un coste de la empresa o asimilarlos a un servicio externo.
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Los costes de la producción en la empresa. Curvas de coste y puntos críticos 31
Si algunos de los gastos incluidos en esta clasificación entre los fijos, no lo fuera, o lo fuera sólo en
parte, deberá asignarse al apartado que corresponda (o repartirse en el último caso considerado).
Todos los costes permitirán que sea evaluado su rendimiento en función del incremento de beneficios,
tanto al estudiar su posible implantación (por ejemplo, un departamento de control de calidad devenga
un coste que, se supone, se *recuperará+ con creces en el conjunto del resultado de la empresa) como
si se destina a la sustitución de otro (por ejemplo, puede adquirirse una máquina para hacer el trabajo
de uno o varios hombres y su coste estará justificado si su rendimiento - a igualdad de coste - supera
al de la mano de obra sustituida).
Sin embargo, existen partidas de gastos difíciles en cuanto a la medición de su rendimiento se refiere.
Tal es el caso de la publicidad que tiene un coste y sus efectos no son fáciles de medir. En todo caso,
trataremos de encontrar un procedimiento de evaluación de su rendimiento (por ejemplo, el aumento
de demanda e ingresos y beneficios consecuente, en el caso ya citado).
El coste y, en concreto, el coste medio o por unidad de producto es el elemento determinante del
precio de venta que puede aplicarse a dicho producto. Su reducción supondría, por tanto, una mayor
competitividad para la empresa.
Así pues, resulta que el coste es un elemento determinante de competitividad. Veamos ahora que, a
su vez, la productividad es el elemento determinante por excelencia del coste de la producción.
En efecto, consideremos por el momento que la producción se lleva a cabo consumiendo un único
factor productivo x el cual puede adquirirse a un coste unitario C. El coste de la producción podrá
obtenerse de la relación:
Es decir, Cp= X · Cx
En la figura 3.1 puede verse cómo podemos obtener el coste de la producción a partir del consumo
de factor y de la productividad y la curva resultante para aquél, de acuerdo con la forma que ya
conocemos que hace la curva de productividad.
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32 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
Podemos entonces evaluar dicho coste por medio de las adecuadas transformaciones, como sigue:
x 1
CP ' X · CX ' · q ·CX ' · q ·CX ,
q P m (X)
Existe pues un nexo muy importante entre la productividad y el coste de forma que en general:
Fig. 3.1
Además se observa que sólo aumentando la productividad podrá aumentarse el precio de coste del
factor (por ejemplo, salario para el factor trabajo) sin aumentar el coste del producto de forma que no
haya un aumento de valor añadido (y por tanto, de forma inflacionista).
Considerando la existencia de varios factores productivos, cada uno con su consumo y coste, el coste
de la producción podrá obtenerse por suma de los de cada factor de forma idéntica a como se ha hecho
para cada factor:
1 Cxk
CP ' EK · q ·Cxk ' q · Ek · .
Pm(xk) Pm (Cxk)
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Los costes de la producción en la empresa. Curvas de coste y puntos críticos 33
CP Ckx
CPm ' ' Ek
q Pm(xk)
y llegamos a la misma conclusión que antes para cada sumando: necesidad de maximizar las
productividades medias de cada factor.
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34 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
En el tercer diagrama y en virtud de lo apuntado al comienzo de este apartado, referente a que el coste
es, en cierto sentido, el concepto inverso de productividad, nos hemos limitado a reproducir el
diagrama segundo con las coordenadas intercambiadas: ahora tenemos factores productivos en
ordenadas y producto en abscisas. Hemos representado sólo la curva de productividad total P(a), es
decir su simétrica (a), cuyo significado es el consumo de factor variable a en función de la producción.
Dado que bo es una constante que representa el consumo de los demás factores (en este caso uno, pero
igual cederíamos si fueran varios) cuyo consumo se lleva a cabo en una cuantía fija. La curva, igual
a la mencionada, desplazada hacia arriba en bo, que hemos representado y denominado a+bo en el
diagrama, representa el total de consumo de factores productivos en función del producto, al variar
la cantidad aportada de uno de ellos.
En este tercer diagrama, xo es el óptimo técnico tal y como corresponde, al ser la curva a la de
productividad total en las nuevas coordenadas. Sin embargo, en el momento en que queramos
representar el consumo total de factores de la producción (incluidos los fijos), lo que corresponde,
según se ha dicho, a la curva a+bo, y tratamos de obtener de la misma manera el nuevo óptimo
técnico, éste corresponde al punto xto, desplazado a la derecha en la cuantía indicada por la flecha,
como consecuencia de la consideración de los consumos de factores fijos.
Se observa ya que las nuevas curvas a y a+bo, tienen la forma y posición relativa de las curvas de
coste variable y total respectivamente, según se expuso anteriormente y realmente corresponden al
consumo de factor variable y total de factores respectivamente, lo que deja de manifiesto el
paralelismo entre el concepto de coste y el inverso de la productividad.
En el cuarto y último diagrama, hemos pasado del consumo de factores a su coste real, multiplicando
dichos consumos por sus precios. Las nuevas curvas obtenidas son las de coste variable Cv y coste total
CT. Son en todo iguales a las ya estudiadas, teniendo en cuenta que en los consumos sólo consideramos
un factor productivo como variable y los demás son todos fijos. Ya hemos visto como un desplaza-
miento de la curva de consumos nos desplazaba a la derecha el óptimo técnico. Al multiplicar los
consumos por los precios de los factores es fácil que haya un desplazamiento de este tipo (dependerá
de tales precios) y este desplazamiento nos lleva el nuevo óptimo técnico a la posición xco, desplazada
del anterior en la cuantía que indica la flecha.
Completando este diagrama con las representaciones de los costes medios y marginales vemos que,
para éstos, sigue habiendo un paralelismo, inversión de por medio, con respecto a las productividades
medias y marginales. En efecto, la curva de coste medio, tanto para coste variable como para coste
total, presenta un mínimo en lugar de un máximo (cosa normal si el concepto de coste representa el
inverso del de productividad); en este mínimo encuentra al coste marginal y corresponde a la abscisa
del nuevo óptimo técnico, obtenido también por tangencia con una recta desde el origen, todo ello
según ya se expuso, y con claro paralelismo con lo que ocurre con la productividad.
Las diferencias que presenta el concepto de coste real C, con la inversa de la función de productividad
a, han sido, pues, la inclusión de consumo de factores fijos y la valoración de los precios de éstos y
del factor variable. Estos tres factores han desplazado en mayor o menor cuantía el óptimo técnico de
la empresa, lo que es muy importante tener en cuenta, así como controlar lo más estrictamente posible
el consumo de factores productivos fijos y los precios de los factores fijos y variables que, dejando a
un lado el paralelismo con el concepto de productividad donde sólo había un factor variable, diremos
ahora que hay que controlar los consumos de factores productivos fijos y los precios de éstos y los
variables.
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Los costes de la producción en la empresa. Curvas de coste y puntos críticos 35
Para terminar este apartado en el que, además del paralelismo por inversión entre los conceptos de
productividad y de coste, hemos destacado el desplazamiento del óptimo técnico, apuntaremos
solamente que la función de coste puede presentar variaciones que lleguen incluso a que tenga más de
un óptimo técnico, ya que a veces debido especialmente a *efectos de escala+, es decir, reducciones
del coste de materiales y otros factores debidos a la magnitud del volumen de producción, el coste total
sufre descensos que lo conducen a nuevos óptimos a niveles altos de producción. Asimismo también
es posible y precisamente en la medida de que ocurra justamente lo contrario (es decir, que a ciertos
volúmenes no aparezcan reducciones por el efecto de escala pero sí aumentos excesivos por
insuficiencia de estructura de empresa), puede sobrevenir otro punto muerto después de haber entrado
en la zona de beneficios (en la figura 3.1 en que definíamos el punto muerto, así sucedía en efecto).
Sea una empresa, cuya actividad económica de producción se compone de un conjunto de costes fijos
CF (que supondremos absolutamente invariables con el nivel de producción) y unos costes variables
CV, cuya evolución se presenta en la figura 3.3 que sigue.
CT
CF
CV
A B C
Fig 3.3
La curva CT será la suma de las dos anteriores y, por tanto, el coste total.
Sea, además, para evaluar el beneficio, la curva de ingreso total I (recta, si el precio es uno dado fijo),
procedente de la venta del producto. Tres son los puntos de operatividad de la empresa que representan
distintos niveles de actividad productiva, pero que significan situaciones absolutamente distintas para
la empresa y que es de la mayor importancia conocer y controlar:
a) El punto B de corte de la función de costes totales e ingresos totales, también llamado punto
muerto. En él, como puede apreciarse, no hay ni beneficio ni pérdida para la empresa en su
conjunto y, lo que es verdaderamente importante, a partir de él, con mayores ventas se entra en
la zona de beneficio, pero con un volumen de ventas inferior se entraría en pérdidas.
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36 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
b) Si la empresa se halla situada a un nivel de actividad a la izquierada del punto muerto B, nos
preguntaremos si debe o no mantener su actividad productiva. El punto A es el corte de la función
de ingresos y la de costes variables que denominaremos de mínima actividad. Es la respuesta, pues
si el nivel de actividad sobrepasa a este punto, los ingresos superan a los costes variables,
diferencia que enjuaga parte de los costes fijos y merece la pena seguir produciendo, pues en el
caso de pérdida, mayor sería ésta en caso de detener la actividad productiva.
c) Finalmente, en la zona de beneficios (en principio por encima del punto muerto, pero no
necesariamente para cualquier nivel de actividad), existe un punto C, cuyo nivel de actividad
corresponde al máximo beneficio para la empresa. En él, la diferencia entre ingreso total y coste
total es máxima, para lo cual la diferencia de sus derivadas será nula, es decir, que ambas
coincidirán: el ingreso marginal será igual al coste marginal.
Apalancamiento operativo
Si designamos por:
q: volumen ventas
F: coste fijo
P: precio venta
v: coste variable
B= q · P - F - v · q · P = q · P (1-v) - F.
Con lo cual el punto muerto, correspondiente al volumen de producto que no aporta beneficio alguno,
será:
q0 = F / P · (1-v).
AB
B
AO ' .
Aq
q
q · P · (1 &v) q·K
AO ' ' >1
q· P· (1& v)& F q· K& F
donde K = 1-v.
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Los costes de la producción en la empresa. Curvas de coste y puntos críticos 37
Así pues, el valor superior a 1 que presenta el apalancamiento operativo en torno al punto muerto da
lugar a las siguientes consecuencias:
- Aumento (reducción) de beneficios superior al de las ventas (coeficiente mayor que 1 por efecto
de los costes fijos).
- Para el punto muerto el denominador se anula y AO = 4.
- Para cantidades grandes de producto la relación tiende a 1 (valor de q grande, y para muy pequeñas
tiende igualmente a 1).
Así pues, el apalancamiento se produce por el efecto de los costes fijos y aumenta su efecto con éstos
y se reduce con el volumen de ventas.
Téngase en cuenta que el auténtico sentido del apalancamiento supone un valor mayor que 1, es decir,
que un cierto incremento relativo de las ventas da lugar a un incremento superior del beneficio, lo que
según se ha visto, se da de forma mayoritaria alrededor del punto muerto y tiende a desaparecer al
alejarse de él hacia adelante o hacia atrás. La figura 3.4 lo ilustra:
AO
1 1
AO
q0
Fig. 3.4
Una vez más, hacen su aparición las magnitudes medias y marginales y asimismo se definen igual, en
función de los costes totales:
CT dCT
Cm ' (X ' nº unidades); C ) '
X dX
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38 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
A partir de la curva de coste total pueden obtenerse como antes, aunque aquí, al tratarse de una curva
cada vez más creciente, también lo serán a partir de cierto punto los costes medios y marginales. Cabe
también aquí hablar de costes variables CV y costes medios CVM que son los que hacen variar el total.
El coste medio encontrará en su mínimo al coste marginal, por la misma razón que ello ocurría con
las magnitudes utilidad y productividad (aunque allí era en el máximo), pues la magnitud marginal
pasaba de ser mayor a menor que la media y aquí es al revés. Lo mismo ocurre con el coste variable
medio y el marginal, ya que el valor de éste último es puramente aumento del variable, y no del fijo.
Sean las secantes OP y BP a un punto cualquiera de la curva de costes P. Sus pendientes serán:
PA CT
Pendientes OP ' ' ' Cm (Costes totales medios)
OA X
PD CV
Pendientes BP ' ' ' CVM (Costes variables medios) .
BD x
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Los costes de la producción en la empresa. Curvas de coste y puntos críticos 39
Q es el óptimo de explotación. En él, el coste unitario (medio) es mínimo. Es, pues, un óptimo en
sentido de costes y por ello nada tiene que ver con el de máximo beneficio antes definido que se refiere
a beneficios.
Sólo si el precio fuera ahora pb, correspondiente al coste medio mínimo en xb, coincidirían ambos
puntos.
En efecto, obsérvese que ahora el mínimo de explotación xb ya no coincidiría con el mínimo A para
no cerrar la fabricación que sería Xm y además la recta de ingresos sería tangente a los costes totales
CT. También en xb coincidiría el punto muerto, ya que los óptimos beneficios para un precio pb serían
nulos.
Finalmente, para un precio superior pc, el óptimo beneficio sería Xc, el punto muerto XM, y el óptimo
de explotación seguiría siendo xb. El beneficio para xc sería la diferencia de ordenadas de ingreso total
a coste total o el área rayada en la figura 3.4 de magnitudes unitarias. (Hemos hecho además que el
precio fuera = C' según figura anterior, ya que la curva de ingresos es recta y con ello, precio = C'.)
Existen algunos casos de producciones múltiples (es decir, que se obtienen varios productos) en las que
la contribución de los factores de la producción a los diferentes productos no puede cuantificarse
claramente y, por tanto, los costes tampoco pueden evaluarse fácilmente. Veamos los más importantes.
En este tipo de producción múltiple, se obtienen de forma simultánea y en un proceso único, varios
productos diferenciados. En el caso más general los productos pueden estar ya semielaborados antes
de entrar en este proceso único y ser sometidos a otros procesos independientes para cada uno en una
fase posterior. Estas fases en las que cada producto está sometido a procesos diferenciados, las
llamaremos parte independiente del proceso general. El esquema correspondiente al caso más general,
que puede tener una parte independiente del proceso antes y después de la producción conjunta, es para
dos productos A y B:
Fig. 3.6
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40 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
El problema que se presenta no es otro que evaluar el consumo de factores de la producción en la parte
conjunta del proceso que tiene cada producto y, en consecuencia, cómo se desglosaría el coste total
de dicho proceso en las partes que corresponden a cada producto.
Adelantemos ya que el problema no tiene solución real, ya que no existe tal desglose, pero a efectos
de contabilizar un determinado coste para cada producto, se han ideado varios procedimientos para
solucionar el problema, que obviamente son arbitrarios. Entre éstos destacaremos:
Este procedimiento sólo puede aplicarse cuando la cualidad física elegida es realmente
representativa del coste (por ejemplo, nunca podría emplearse el peso obtenido como cualidad para
la distribución si un producto fuera de acero y el otro de platino, cuyos valores por unidad de peso
son muy diferentes).
b) Distribución proporcional a la parte independiente del proceso productivo global de los productos.
En este caso se toma como base el coste de la parte independiente de cada producto y, como es
natural, se entiende que no existen trabas para evaluarla. De una forma parecida a la anterior, se
reparte el coste de la parte conjunta del proceso en proporción al montante de cada parte
independiente.
Existe dentro de la producción conjunta una situación especial: los subproductos. Se trata de
producciones en las que realmente pretendemos lograr un único producto, pero el proceso conlleva la
producción de una cierta cantidad de determinados productos no pretendidos y que incluso pueden
carecer de valor o tenerlo muy bajo (como se sabe es muy frecuente en la industria química, a
consecuencia de los productos que se obtienen de las reacciones químicas).
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Los costes de la producción en la empresa. Curvas de coste y puntos críticos 41
El caso de los subproductos tiene una serie de posibilidades de tratamiento, que va desde considerarlos
como integrantes de una producción conjunta (y aplicar los métodos de evaluación del coste ya vistos)
a reducir el coste de la producción conjunta en el importe obtenible de la venta de los subproductos,
para obtener el coste del producto principal.
En cualquier caso, la realidad es que existe un proceso único con un coste único, del que se obtienen
varios productos, de forma que éste es el auténtico coste que puede realmente asignarse, el cual
procede de considerar los productos ligados y sometidos a un coste único.
Otro problema que presenta la producción conjunta es el de las cantidades de producto logradas, pues
como se ha visto, los resultados para la empresa varían de forma importante con el nivel de producción
y existe un volumen de producción óptimo. Pues bien, en los procesos conjuntos de producción (las
proporciones estequiométricas de las reacciones químicas son un buen ejemplo de ello) suelen dar los
productos resultantes en una cierta proporción, de forma que resulta muy difícil modificarlas y, por
tanto, no podemos obtener una cantidad determinada por óptimos económicos para cada producto.
Habrá que buscar una solución de compromiso que variará, desde optimizar uno de ellos y dejar que
otro producto se fabrique en una cantidad insuficiente o, por el contrario, excesiva (y almacenarla),
a fabricar a un nivel de producción que ni uno ni otro satisfagan el óptimo (uno quede por debajo y
otro por encima), pero se optimice el balance conjunto de la producción.
Sin embargo, más adelante veremos que en algunos casos podremos obviar este problema y producir
la cantidad que económicamente resulte óptima para cada producto.
Es ésta una situación muy distinta a la anterior en la que la producción es asimismo múltiple y
vinculada, pero puede realmente asignarse un coste a cada producto y, de haber complicación, radica
en todo caso en el cálculo.
Se trata del caso de que un producto o varios se produzcan partiendo de otro u otros que, a su vez,
pueden ser obtenidos partiendo de los primeros. Incluso puede llegarse a la situación de que un
producto pueda ser obtenido partiendo de sí mismo (por ejemplo, es el caso del yogur que, para obte-
nerlo, precisa entre otros ingredientes, de una porción de yogur).
Para exponer el planteamiento y la solución, comenzaremos por considerar dos productos A y B tales
que cada uno es ingrediente de la producción del otro. En tal caso, dividiremos el coste de producción
de cada uno en dos partes: la parte independiente CI recoge la parte del coste que no depende del otro
producto y la parte que sí depende -cuyo coste evidentemente será el producto del coste de dicho
producto por las unidades utilizadas del mismo como ingredientes-. De esta forma, si Ca y Cb son los
costes de ambos productos, deberá cumplirse:
Ca = CIa + xb.Cb
Cb = CIb + xa.Ca .
Este problema, como ya hemos adelantado, tiene solución, solución que da el coste real de cada
producto y, que en todo caso, exige resolver un sistema de ecuaciones que aquí, al haber sólo dos
productos, es sencillo:
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42 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
En el caso más general, es decir, con varios productos que pueden ser ingredientes para la producción
de otros varios, el planteo del sistema que resolvería el coste de cada uno, es:
Evidentemente que no es preciso que los n productos sean ingredientes de todos los n mismos
productos. En los casos en que no sea así, bastará con que el coeficiente correspondiente sea nulo y
si determinados productos no son, en ningún caso, ingredientes (caso de que sólo m de los n productos
estén interrelacionados) todos los coeficientes xik tales que el segundo subíndice corresponda a tales
productos, no existirán en ninguna ecuación del sistema.
La solución del mismo puede realizarse por los procedimientos habituales para resolver sistemas de
ecuaciones, tales como el de Kramer.
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Los costes de la producción en la empresa. Curvas de coste y puntos críticos 43
oferta -recordemos que relaciona precio con cantidad ofrecida- nos dará para cada punto el precio igual
al coste marginal y, por tanto, la curva de oferta coincidirá con la de coste marginal, lógicamente a
partir del volumen de producción correspondiente al óptimo de explotación (que recordemos que es
donde corta a la curva de costes medios), ya que a este nivel, el coste medio es igual al marginal y
coincide con el punto en que la tangente desde el origen toca a la curva de costes totales, es decir, que
como esta recta sería ahora también la de ingresos, ya que sería la única *paralela+ posible a la tangente
a la curva, habremos descendido la pendiente de la recta de ingresos hasta el punto en que el beneficio
máximo ser nulo, nivel que por supuesto es el mínimo al que la empresa ofertaría. La oferta será, pues,
una curva creciente, en un sistema cartesiano que en ordenadas tendremos los precios y en abscisas
los volúmenes de producción. Si el precio no es constante y el ingreso no es una recta, la igualdad
ingreso marginal - coste marginal será:
Ingreso = P(x).x
Coste = C(x)
y la curva de oferta que nos dará el precio para cada volumen de producción ya no será igual al coste
marginal, sino a la expresión obtenida, que es igual al coste marginal, deduciendo de él el producto
de la derivada de la función precio por la cantidad producida. Podemos apreciar que si el precio fuera
constante, P'(x) sería nulo y obtendríamos, como se ha dicho, que la oferta nos daría para cada valor
de x un precio igual al coste marginal.
En el mercado, los consumidores recibirán, pues, la oferta tal y como la hemos construido, aunque en
realidad tendrán opción a elegir entre la oferta de un productor o las de otros. Para ser más exactos,
elegirán dentro de la oferta conjunta de todos los productores, que se llamará oferta de mercado,
constituida por una curva cuya construcción se lleva a cabo como indican los gráficos de la figura 3.8,
en el primero de los cuales se muestran las curvas de oferta de cada empresa que concurre; en el
segundo obtenemos la oferta conjunta que se ofrece al mercado.
Observamos en la parte superior las curvas de oferta de cuatro empresas, constituidas por su coste
marginal Ci' (suponemos que el precio de venta es fijo y el ingreso una recta); con la referencia del
coste medio CMi para conocer a partir de qué punto la oferta será efectiva, es decir, por encima de
dicha curva de coste medio.
Ello significa que para el volumen de producción A1 sólo la Empresa 1 ofrecerá producto, y hasta B1
los precios, es decir la curva de oferta del mercado, serán los de la Empresa 1 ya que hasta este nivel
de precios (p2) no entra en liza la Empresa 2, con un volumen de producción ofrecido A2.
Para este precio, la cantidad que ofrece el mercado sufre un aumento brusco (el correspondiente a la
cantidad de A2), y por esto la curva de oferta del mercado, representada en la parte inferior del gráfico,
comienza con una cantidad Q1 (la correspondiente a A1), y hasta la cantidad Q2 (correspondiente a B1)
los precios evolucionan desde p1 a p2 de acuerdo exclusivamente con la curva de oferta de la Empresa
1; pero, al nivel de precio p2, la oferta aumenta en horizontal hasta Q3, con el desplazamiento Q2Q3
correspondiente a la cantidad adicional representada por el punto A2 que viene a ampliar la oferta. A
partir de ahí y hasta el precio p3, en que entra en liza la Empresa 3, la cantidad ofrecida a cada precio
© los autores, 1998; © Edicions UPC, 1998. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del "copyright", bajo las sanciones
establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento
informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos, así como la exportación e importación de ejemplares para su
distribución y venta fuera del ámbito de la Unión Europea.
44 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
(abscisa) será la suma de las ofrecidas por las empresas 1 y 2. Continuando de este modo, completa-
ríamos la curva con un nivel de escalonamiento cada vez menor y además tendría, como puede
apreciarse por su construcción, una pendiente más baja que la curva de oferta de las empresas que la
integran.
Fig 3.8
Para concluir el análisis de los costes y la curva de oferta y, volviendo a la consideración de una sola
empresa productora, veamos cuáles serían sus curvas de costes y su oferta a largo plazo. Sea el gráfico
de la figura 3.9 que representamos a continuación.
Fig. 3.9
En él observamos, como antes, cuatro curvas de coste marginal y su referencia de coste medio, para
indicar el punto mínimo a partir del cual serán efectivos el coste marginal y la oferta (para el caso de
que se base en éste). Ahora, sin embargo, las cuatro curvas corresponden a la misma empresa en
cuatro momentos diferentes de tiempo. Observamos además que, por lo menos hasta la curva corres-
pondiente al momento 3, los precios mínimos de la oferta han descendido y, por tanto, también los
costes medios mínimos de los momentos correspondientes. Aumenta, sin embargo, la cantidad mínima
que corresponde a tales costes medios y, por tanto, ofertada (para el momento 4 la cantidad sigue
aumentando pero el coste medio mínimo también).
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Los costes de la producción en la empresa. Curvas de coste y puntos críticos 45
Ello significa que la empresa ha acomodado su estructura de forma que, por efecto de las economías
de escala a las que ya nos hemos referido, ha conseguido variar sus curvas de costes4, aumentando las
cantidades mínimas producidas (de lo contrario no podría tener lugar el efecto de escala) pero, con la
contrapartida de un descenso en los costes, al menos hasta cierto nivel.
Fig. 3.10
Ello significa que, a largo plazo, el coste medio en lugar de seguir una determinada curva *salta+ a la
siguiente y en el límite seguiría la curva CML envolvente de las curvas de coste medio en el gráfico
de la figura 3.10. Esta curva CML, sería la curva de costes medios a largo plazo.
Por lo que hace referencia a la curva de oferta a largo plazo, se tratará de la curva C'L formada por
puntos tales como el B, que corresponden a la curva de costes marginales del momento (en el caso en
que la oferta se construya sobre el coste marginal) para las cantidades de las curvas de coste medio que
coinciden con su envolvente que, a fin de cuentas, es la nueva curva de costes medios considerando
el largo plazo.
Las nuevas curvas obtenidas para el coste y la oferta a largo plazo, puede apreciarse que tendrán una
pendiente normalmente muy inferior a las correspondientes a las curvas de un momento dado.
La posibilidad de cambios en las propias funciones de magnitudes económicas como el coste, es lo que
marcará la diferencia entre el análisis de la empresa a corto y largo plazo en los próximos capítulos.
4
Como veremos, a largo plazo y como resultado de modificaciones en la estructura de la empresa, las curvas de coste
de la empresa podrán modificarse cambiando y desplazándose. A corto plazo, por el contrario, consideraremos las
curvas que correspondan a la estructura actual de la empresa y no podrán cambiarse.
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Planificación y optimización de la actividad económica de la empresa a corto plazo 47
Ya nos hemos ocupado de determinar la productividad, los costes y su mínimo, y el beneficio y su óptimo
según los ingresos para unas funciones económicas dadas.
Por ello, partiremos del conocimiento de los óptimos de coste y beneficio de la empresa a corto plazo,
lo que supone arrancar con el planteamiento y resolución de su problemática de base, ya conocida por
el lector.
El concepto de beneficio adolece del inconveniente que no es una medida clara. Así, una misma cifra
de beneficio puede ser mejor o peor, según la estructura de la empresa, su capital y el tiempo de logro.
Por ello creemos más completo el concepto de rentabilidad, que se refiere a la relación entre el beneficio
obtenido en un período de tiempo dado (normalmente anual) y el capital invertido en la actividad
económica que ha dado lugar a tal beneficio. Es frecuente expresarlo en %.
Beneficio período
Rentabilidad '
Capital invertido
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48 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
Si desglosamos esta relación podremos evaluar los componentes de rentabilidad y conocer el origen de
cualquier desviación respecto al óptimo que queremos lograr o, en general, respecto a su objetivo
propuesto.
Y aún:
Hemos desglosado la rentabilidad en cuatro relaciones o ratios. Éstas nos revelarán el rendimiento de
los cuatro elementos básicos para la optimización del resultado económico de la empresa y nos
explicarán el porqué de la rentabilidad global:
1. Ingresos/Producción: nos informa, de la rentabilidad parcial del área de ventas, ya que relaciona los
ingresos obtenidos con la producción que ha sido necesaria vender para obtenerlos. Evidentemente,
cuanto mayor sea este ratio, mejor será la rentabilidad de este área.
2. Costes/Producción: ésta nos da a conocer la rentabilidad del área de producción, ya que relaciona
el coste soportado con la producción obtenida con él y, en definitiva, pone de manifiesto la
productividad. Es evidente que cuanto menor sea, mejor será la rentabilidad del área de producción.
El concepto de rentabilidad, igual que el de los costes, puede tener varias acepciones, dependiendo del
objetivo de evaluación de los beneficios considerados al calcularla y de capital invertido.
Por lo que se refiere al beneficio, dado que acordamos clasificarlo en beneficio bruto (no comprende
todos los costes de la empresa) y neto (sí los comprende), al expresarlo en la rentabilidad, nos dará lugar
a la rentabilidad bruta y a la rentabilidad neta.
En cuanto al capital de referencia de la rentabilidad, podemos considerar entre otros los siguientes tipos
de capital y de rentabilidad consecuente:
Esta última es un tipo especial de ratio de rentabilidad, dado que el denominador no se refiere a un
concepto de capital. Sin embargo, es de gran interés y representa el % o, más exactamente, el tanto por
uno de beneficio restante (deducidos los costes) de cada unidad monetaria de producción vendida. Es
decir, el margen que tienen las ventas expresado en fracción de éstas.
Las ratios de rentabilidad referidas al capital normalmente no presentan dificultad para evaluar su
adecuado nivel. Basta con comparar el % que significan con el que puede obtenerse de los recursos
monetarios (ya hablaremos más adelante a propósito del interés). Por el contrario, la rentabilidad de las
ventas es de más difícil calificación. Lo que interesa es conocer cuál será la rentabilidad del capital a que
dará lugar. Para ello, hay que analizarlo conjuntamente con otra ratio que puede ser muy variable y que
lo transformará en una rentabilidad sobre el capital. Si RC es la rentabilidad sobre el capital total, RV
es la rentabilidad sobre las ventas, B el beneficio, V el volumen de ventas y C el capital total invertido,
tendremos:
B B V V
RC ' ' · ' RV · ,
C V C C
donde V/C = r es el llamado coeficiente de rotación, que indica el número de veces que hay que
multiplicar C para obtener V. Es decir, el número de veces que se reinvierte el capital C en un período
para que con esta cifra se logre hacer un volumen de negocio en dicho período V. Así, por ejemplo, una
empresa cuyo capital C es de 10 millones de ptas. pero consigue realizar, en el período referido, un
volumen de ventas de 100 millones de ptas., es como si hubiera reinvertido 10 veces el capital
disponible. De ahí que a este coeficiente se le llame de rotación.
Pues bien, la rentabilidad del capital es igual a la de las ventas por el coeficiente de rotación:
RC = RV. r
1
El capital nominal o total de la empresa es el total de su pasivo, es decir, los recursos totales de la empresa.
2
El capital propio es la parte del pasivo que representan los recursos propios de la empresa.
3
El capital social es el invertido por el propietario o propietarios de la empresa que, en definitiva, son los inversores que
deben sacar un rendimiento a su inversión.
Y si la rentabilidad de las ventas es baja, pero el coeficiente de rotación es elevado, podemos obtener de
todos modos una correcta rentabilidad sobre el capital.
- Aumentando el beneficio:
- Aumentando las ventas.
- Aumentando los precios.
- Reduciendo los costes.
Para el caso de una empresa que produzca un solo producto, este análisis puede cubrir el objetivo de
determinar los costes y beneficios y fijar el nivel de producción que maximice este beneficio.
Vamos ahora a tratar de analizar la producción desde un punto de vista más complejo. Consideremos
la posibilidad de obtener varios productos y que cada uno de éstos pueda tener su curva de costes
variables, mientras que la función de costes fijos sea una sola, correspondiente a la estructura de la
empresa (aunque pueda haber costes fijos de un producto o varios de ellos, lo que también vamos a tener
en cuenta). El estudio realizado hasta ahora no permite el análisis producto a producto. Ni podemos
determinar de cuáles interesa aumentar su producción y de cuáles reducirla, ni a qué niveles. Hasta ahora
se ha efectuado más bien un análisis de los costes conjuntos y su comparación con los ingresos.
Una forma conveniente de abordar el problema de la evaluación de costes y márgenes que incluya la
posibilidad de analizar estos modelos más complejos, en especial, la producción múltiple, puede basarse
en utilizar sólo los costes variables de cada producto. Así se determinarán los puntos clave y en particular
el de máximo beneficio, tal y como se aprendió a hacer, dado que cada uno tiene su curva de costes
variables y existe, en principio, una sola para los costes fijos de la empresa. El volumen de producción
óptimo no se verá afectado por la no consideración de los costes fijos, pues se obtiene de igualar las
derivadas de las funciones de ingreso y coste, y la de éste último será igual, incluya o no la parte fija,
porque su derivada es nula. Los ingresos se descompondrán en los correspondientes a cada producto con
una función de ingresos distinta, que es la que se comparará con sus propios costes variables.
Evidentemente, la comparación de dichas curvas de costes variables con los ingresos dará márgenes que
serán brutos porque no incluirán todos los costes.
El coste fijo puede deducirse luego del conjunto de márgenes brutos agregados. Ello dará lugar al sistema
llamado Direct Costing que expondremos a continuación. También puede fraccionarse el coste fijo en
tantas partes como productos. En tal caso, se añade la parte correspondiente a cada una de las curvas de
coste variable y se obtienen así los costes y márgenes, y se optimizan para cada producto, tal como se
vio para el conjunto de la empresa. Ello dará lugar al sistema llamado del Full Costing. Finalmente,
habrá que considerar la posibilidad, ya apuntada, de existencia de costes fijos a nivel de uno o varios
productos y su tratamiento.
Vamos a exponer a través de un ejemplo (en primer lugar con costes fijos a nivel de toda la empresa),
los sistemas mencionados. Partiremos de los costes, ingresos y márgenes a determinado nivel de
producción, normalmente el de óptimo beneficio (aunque puede repetirse el estudio para tantos niveles
distintos como se desee).
Sea una empresa fabricante de microordenadores que produce dos tipos de ordenadores, el PC-1 y el PC-
2. Resumiremos el proceso en la creación de las tarjetas de circuitos integrados y su ensamblaje en las
carcasas correspondientes. Elegidos los trabajadores óptimos para cada operación, se tarda 12 unidades
de tiempo para cada tarjeta elaborada y 30 para el ensamblaje en carcasas. Los PC-1 requieren 6 tarjetas
y 1 operación de ensamblaje y los PC-2, 8 tarjetas y 2 operaciones de ensamblaje. Tenemos unos
márgenes resultantes por producto sobre el coste del trabajo de 48 mptas para el PC-1 y 34 mptas para
el PC-2. Se fabrican 160 PC-1 y 30 PC-2 en el período de tiempo considerado.
Vamos a suponer que la empresa en cuestión amplía su producción también a los modelos PC-3 y PC-4.
En conjunto, los cuatro tipos de ordenador tendrán asignados los datos que se muestran en la tabla
siguiente. Como puede apreciarse, están constituidos por los ya dados, que hacen referencia a los
microordenadores PC-1 y PC-2, y por todos los correspondientes para los equipos adicionales que se
propone fabricar (PC-3 y PC-4).
PC-1 PC-2 PC-3 PC-4
Nº ensamblajes precisados 1 2 2 3
Veamos ahora cuáles son los costes totales, y para los PC-1 y PC-2, cuáles deben ser los precios de venta,
teniendo en cuenta los márgenes brutos que daban sobre el coste del trabajo:
Total de costes:
Dado que el margen sobre el coste de trabajo es de 48.000 ptas. para el PC-1 y de 34.000 ptas., para el
PC-, tendremos:
(Los precios de venta de los PC-3 y PC-4 ya han sido dados en la tabla anterior).
Finalmente, y por lo que se refiere a los costes fijos que soportará la empresa, además de los propios de
cada producción ya expuestos, tendremos:
En total, pues, la estructura de la empresa supone una carga de 7.500.000 ptas. que será soportada por
los márgenes resultantes de las producciones efectuadas.
Veamos, a partir de estos datos, cómo se lleva a cabo la evaluación y el diagnóstico de costes y márgenes
a través del Direct Costing para una producción múltiple como ésta. Luego se utilizará el Full Costing
y estableceremos las oportunas comparaciones entre ambos.
El sistema del Direct Costing permite obtener y analizar la rentabilidad aislada de cada producto, lo que
supone dos ventajas:
1. Obtener y analizar la rentabilidad de cada producto de forma separada y poder emitir así un
diagnóstico independiente para cada uno.
2. Obtener la rentabilidad de los productos sin que sean incluidos los costes de estructura de la empresa,
antes de calcular la rentabilidad neta de ésta, que sí incluye todos estos costes. Es decir, podemos
analizar la rentabilidad de los productos y, en caso de que la empresa en conjunto no presente una
rentabilidad adecuada, saber si es debido a los productos o, por el contrario, a la existencia sobre la
empresa de una estructura excesivamente pesada.
En nuestro caso, podemos concluir que los productos PC-1 y PC-3 son muy rentables, el producto PC-4
es medianamente rentable y el PC-2 tiene una rentabilidad muy baja. Todo ello antes de sobrecargar
estos márgenes con los costes fijos de la empresa y obtener su rentabilidad neta de forma global (es decir,
referida a su producción global y no individualizada), como corresponde a este tipo de costes.
Si concretamos cantidades, la rentabilidad sobre las ventas por productos (bruta) sería:
Está claro que el producto PC-2 apenas aporta rentabilidad. Sin él, la rentabilidad bruta total sería más
alta, ya que los ingresos ascenderían a 64.000 mptas. y los costes directos totales a 54.960 mptas. Esto
daría lugar a una rentabilidad bruta del 14.1 %, superior al 13.0 % que teníamos. En cuanto a la
rentabilidad neta, sería ahora del 2.4 %, algo superior a la anterior, pero las cifras de beneficio
descenderían, ya que, aunque fuera poco, el producto PC-2 aportaba beneficio. Así, el beneficio neto
global sería de 1.540 mptas. frente a los 1.600 mptas. de antes.
Las rentabilidades que pueden calcularse para los márgenes obtenidos por productos, el total bruto y el
neto, deben permitir optimizar la producción de la empresa y su propia organización. Así, puede suceder
que, con los resultados del Direct Costing, para algún producto (optimización de la producción) interese
reducir su producción e incluso eliminarlo y, para otros incrementar su producción y actuar sobre los
costes directos y sobre los fijos (optimización de la organización). Eso dependerá de que la rentabilidad
bruta por productos o bruta total sea más correcta que la neta, que estará condicionada por los costes
fijos, o al revés.
En todo caso, pueden utilizarse las técnicas de toma de decisiones para lograr una optimización global.
Según las reglas del Full Costing, debe determinarse un procedimiento que permita repartir entre los
productos logrados el total de costes fijos de la estructura de la empresa. El sistema será arbitrario, ya
que no pueden asignarse realmente a uno u otro producto estos costes. En este caso, dicho sistema se
determinará en función de los fines perseguidos.
Para ver la diferencia de resultados logrados, podemos arbitrar, por ejemplo, repartir dichos costes entre
todas las unidades producidas, de forma que correspondiera un incremento de coste por unidad de
7.500.000 / 340 ptas. El cuadro de estos cálculos sería ahora:
Los márgenes calculados en las columnas Full son, por definición, netos, y el total de ellos coincide con
el ya obtenido de 1.600.000 ptas.
Podemos apreciar que, con este reparto arbitrario de costes fijos, los productos PC-2 y PC-4 han pasado
a generar pérdidas a la empresa. En general, excepto la rentabilidad neta final que debe coincidir con
la obtenida según se ha dicho, las demás no coinciden en absoluto con lo analizado por el Direct
Costing. Además de no poder discernir la rentabilidad propia de los productos de la estructura de la
empresa.
En efecto, además de que los productos PC-2 y PC-4 han pasado a tener una rentabilidad (aunque ya es
neta) negativa, las de los otros son ahora también netas:
El producto PC-3 pasa ahora a ser más rentable que el PC-1, al contrario de lo que hemos visto según
el Direct Costing. Además percibimos el hecho, ya citado, de que los otros dos *han dejado de ser
rentables+. Evidentemente, los resultados quedan en mayor o menor grado desfigurados (según el criterio
adoptado). A pesar de esto, este sistema puede utilizarse según el propósito de empleo de los resultados.
Por otra parte, la información obtenida es a todas luces menor que con el Direct Costing.
La información obtenida por medio del Direct Costing puede ser aún mayor, si se incluyen, cuando los
haya, los costes semidirectos. Éstos serán tratados de manera especial, de forma que permitan obtener
márgenes semibrutos, entre los brutos y el neto.
Así sería, por ejemplo, si en el caso anterior existiera algún coste que afectara globalmente a PC-1 y PC-
2. Es decir, si sólo desapareciera al dejar de producirse ambos y existiera cuando se produjera cualquiera
de los dos. Esto, por ejemplo, podría ser el coste fijo de un departamento de verificación de calidad para
cualquiera de ambos, pero que no se utilizara para los otros dos productos. Y el importe de este coste
fuera de 150.000 ptas. y el otro de 200.000 ptas. que afectara globalmente a los PC-3 y PC-4, tendríamos
(véase cuadro siguiente), además de los márgenes brutos correspondientes a cada producto, otros
márgenes - también brutos - pero por grupos de productos llamados semibrutos. Éstos afectan a produc-
tos que tienen costes fijos comunes, pero no afectan a la empresa por completo.
Esta nueva información hace más valioso el método del direct costing, ya que permite obtener nuevas
ratios de rentabilidad (márgenes semibrutos) por grupos de productos, sin detrimento del margen neto
final (ahora es menor para el caso analizado, al haber introducido nuevos costes sobre los existentes sin
eliminar ninguno).
(Pt/Ud)
Uds Precio Margen Margen Costes Márgenes
Prod Mes venta bruto bruto semi semi
Total
unidad total direct brutos
En este caso, los márgenes semibrutos o brutos por grupos de productos serán:
Las rentabilidades brutas por productos o la total son las ya conocidas, puesto que no han sufrido
modificaciones.
Ya que hemos aprendido a plantear y resolver la optimización de la actividad económica de una empresa
incluso con producción múltiple, creemos oportuno añadir ciertas consideraciones adicionales, relativas
a la casuística en la que puede desenvolverse este proceso de optimización.
Estos productos serán los que ocupen a la empresa en su actividad normal actual para los procesos
de su producción.
La producción que da lugar al máximo margen para cada producto es la que iguala ingreso y
coste marginales. Así, una forma de lograr el margen bruto óptimo global se expone en el
siguiente apartado dedicado al caso de mercados múltiples, sólo con particularizar al caso de un
mercado único.
C(x) es el coste del producto (función que consideraremos invariable, aunque cambiemos de
mercado); p1(x1) y p2(x2) son los precios de venta de los posibles mercados (que resumimos en
dos), en los que se venderán las cantidades x1 y x2 tales que x1 + x2 = x. La condición de margen
bruto máximo se logrará a partir del valor de dicho margen y maximizándolo:
Es decir, los ingresos marginales son iguales para todos los mercados (sean dos como en este caso
o más, pues se hubiera procedido igualmente).
Una vez logrado esto para cada producto, deberemos proceder a igualar los márgenes brutos de
cada producto. No permitiremos que ello nos rompa la optimización lograda para los mercados
de cada uno de ellos. Una forma de conseguirlo sería basarse en módulos de cantidades de cada
producto de forma que el coste-módulo fuera igual para todos. Después se procederá como antes,
es decir, a igualar los ingresos marginales, ahora para todos los productos, en todos los mercados,
es decir, considerando cada combinación producto-mercado como un ente diferente e igualando
los ingresos marginales para todos ellos.
En este caso, si la capacidad de producción está saturada o puede saturarse con la producción
actual, los nuevos productos deben asegurar un margen bruto (siguiendo las reglas ya vistas) igual
o superior a los actuales y lanzarse en la medida que así suceda. Habrá que tener en cuenta que
tendrán además gastos adicionales propios del lanzamiento.
Además, y aunque sea un apunte cualitativo, estos productos nuevos pueden dar lugar a la
retirada, actual o en un futuro próximo, de otros productos con un margen bruto inferior. Por eso,
es interesante prever que los nuevos no sólo conlleven un margen bruto mayor, sino que se prevea
más duradero que el de los productos substituidos, así como que los nuevos productos cubran
mejor en cantidad y calidad las necesidades de los consumidores.
íntegramente sobre las producciones anteriores. De todos modos, de no abordarse las nuevas
producciones de menor margen, hubiéramos tenido que hacer ésto. En tal caso, procede tratar de
saturar la producción, para que el margen bruto sea positivo.
Cuando se actúe así, deberemos tener la precaución de que los nuevos productos aportados con
menor margen (con menor precio de venta, si se trata de productos que ya se vendían en el mercado),
no estropeen el resultado obtenido por los anteriores. Para ello, convendrá ofrecerlos a mercados
distintos, en condiciones especiales (rebajas, liquidaciones, etc.), con marcas diferentes, etc.
Ya se vio al hacer referencia a la producción y a sus costes que existían tipos de producción especiales,
y entre éstos destacamos la llamada producción conjunta. Éste es un caso especial para el que no podían
determinarse los costes reales de cada producto y no podía admitirse en principio la posibilidad de
obtener mayor cantidad de un producto o menor de otro de forma independiente. Esto que haría inviables
los procedimientos que hemos visto para optimizar la producción de una empresa, ya que nos hemos
basado en ajustar las cantidades a producir de cada producto, dando por supuesto que no existen trabas
para lograrlo.
Vamos a dedicar nuestro esfuerzo o sacrificio para producir dos bienes A y B. Una misma cantidad de
sacrificio global, repartida en la producción de ambos, puede dar distintas combinaciones de cantidades
de A y B. De la misma forma, una misma cantidad de producto puede proceder de distintas cantidades
de factores combinados en las curvas isocuantas. Estas combinaciones de cantidades de A y B
provenientes de aplicar el mismo sacrificio, pueden reunirse en una curva o función llamada
isosacrificio, como cualquiera de las que se observan en la figura 4.1 (igual que con las isocuantas a
diferentes cantidades de sacrificio global corresponden diferentes curvas).
Fig. 4.1
Como puede apreciarse, las curvas isosacrificio tienen la concavidad en sentido inverso a las isocuantas.
En efecto, dichas curvas tendrán esta forma (tendencia a mayor paralelismno respecto a los ejes al
acercarse a ellos). Es lógico pues que haya de prescindirse de una cantidad relativamente elevada del
producto del que se tiene poco, para aumentar, aunque sea algo, aquél del que se tiene ya mucho, con
el mismo sacrificio global.
Sin embargo, el producto total logrado (a unidades de A y b unidades de B) podrá enajenarse y obtener
un ingreso cuyo importe será I = a.pa + b.pb (donde pa y pb son los precios de venta de A y B). Para unos
ingresos constante (función isoingreso) obtendremos una recta como la de la figura 4.1. Igual que con
las curvas isocuantas, el óptimo vendrá dado por la curva isosacrificio que sea tangente a la recta
isoingreso. Así para este punto, con el mismo ingreso logrado, se realizará el mínimo esfuerzo o
sacrificio (se alcanza la curva isoingreso más cercana al origen).
Fig. 4.2
Supongamos ahora una producción conjunta de dos productos X e Y, y que dos son los factores de la
producción que intervienen en la producción conjunta de ambos: U y V. Consideremos un sistema
cartesiano que tenga en los ejes las cantidades u y v de ambos, utilizadas en el proceso, cuya producción
-de tipo conjunto- dé lugar a los productos X e Y en diferentes combinaciones. En este caso, cada curva
isocuanta que dibujemos en este sistema, se referirá a una producción de una combinación constante de
dos productos conjuntamente (véase la figura 4.2 donde la dibujada corresponde a la producción xo-yo).
Las rectas representadas son las isocostes y el punto de tangencia marcado, el óptimo económico, según
se vio.
Propongámonos resolver ahora el problema inverso: cómo varían X e Y para una combinación de factores
dada, que en definitiva, será un sacrificio (pues es un consumo de factores productivos). Si X e Y
pudieran obtenerse en cantidades independientes, la figura 4.2 de curvas isosacrificio e isoingreso nos
daría el óptimo para una combinación dada de recursos utilizados, tal como uo-vo.
Las curvas isosacrificio, al mantener constante la cantidad consumida de recursos, pueden considerarse
como isocostes. Podrían haber muchas combinaciones ui-vi de recursos (los que están sobre la recta
isocoste de la figura 4.3 adjunta), que representen un coste total idéntico. Sin embargo, cada una, da
lugar a una curva isosacrificio distinta, aunque todas ellas representen combinaciones con el mismo coste
global dentro de cada una y unas con otras (véase figura 4.4 adjunta para tres de las combinaciones de
la recta isocoste anterior).
Obtención de las cantidades deseadas de cada producto en una producción conjunta a partir de
envolventes isocostes
El esquema que acabamos de presentar adolece del defecto, ya mencionado, de suponer que las
cantidades de X e Y logradas pueden ser independientes. En efecto, si a cada cantidad de X le
correspondiera una sola de Y, la envolvente isocoste que hemos obtenido, sólo tendría un punto con
representatividad real: aquél para el cual, las proporciones de ambos productos fueran las que pueden
obtenerse de la producción conjunta.
En realidad, así es en principio para una producción conjunta. Sin embargo, cabe la posibilidad de que
exista más de un procedimiento o variante (por ejemplo, en la industria química, con el uso de
catalizadores), para obtener ambos productos conjuntamente, cada uno de los cuales, obtenidos en
proporciones diferentes. En tal caso, en lugar de un punto, la envolvente isocoste tendrá varios de ellos
realmente representativos.
La figura 4.5 que se adjunta trata de expresar cuanto acabamos de exponer. La envolvente isocoste (se
han dibujado varias, ya que a cada nivel de coste puede definirse una diferente, como envolvente de las
correspondientes isosacrificio), se presenta ahora como formada por segmentos de recta con varios
vértices (tres en el caso expuesto), que de hecho son los únicos puntos válidos. De éstos debe haber tantos
como tecnologías posibles haya para obtener la producción conjunta con proporciones distintas de los
productos obtenidos. Las rectas que unen tales vértices con el origen representan las proporciones
propias de cada tecnica posible. Como puede observarse, existe aquí un paralelismo total con la
exposición que se hizo de las curvas isocuantas al considerar su forma para la realidad en la que existían
un número de técnicas limitado.
Fig. 4.5
Supongamos ahora que la producción conjunta que intentamos lograr con proporciones predefinidas de
productos, sea la representada en la figura citada en cuanto a las isocostes constituidas por segmentos
de recta. Dispone, por tanto, de tres variantes de proceso con tres proporciones posibles de producción.
Sean ahora x 1 e y1 las cantidades que exigen los procedimientos de optimización y la producción
económica de la empresa obtenida de acuerdo con los métodos ya vistos. Por tanto, se programarían para
producir, si no se tratara de una producción conjunta. El punto P representa la combinación
correspondiente. Hemos trazado la isocoste que pasa por este punto y hemos sombreado el área para la
cual se obtienen por lo menos las cantidades citadas de ambos productos. Ante todo, vemos que no
podemos obtener la proporción deseada de X e Y, ya que se halla en un tramo de recta de la isocoste y
no en un vértice, que son los únicos puntos que en realidad representan proporciones factibles.
Sin embargo, en este caso podemos llegar a producir realmente la proporción deseada. Ello será posible
en todos aquellos casos en que exista más de una técnica y el punto representativo de las cantidades que
se quieren obtener se halle entre dos de ellas.
En efecto, tracemos desde P las paralelas a las dos líneas representativas de técnicas diferentes que sean
adyacentes. Serán AP y BP. Pues bien, producir según la técnica 3 al nivel de A y luego producir según
la técnica 2 al nivel de B, tendría como efecto el mismo que si hubiéramos logrado la producción prevista
para el punto P. Para que ello pueda asegurarse, deben cumplirse dos condiciones:
- Que las cantidades totales producidas de X y de Y conjuntamente entre los puntos A y B den como
resultado las cantidades que se obtenían en P (x1 e y1).
- Que el coste total también sea el mismo, ya que, de lo contrario, el análisis económico de costes e
ingresos que dio como óptima la combinación x1 - y1, ya no sería válido.
Por lo que se refiere a las cantidades, y al analizar el caso del producto X (para Y sería lo mismo), A nos
dará xa y B nos dará xb (OA' y OB' respectivamente en la figura). Sin embargo OB' es igual a A'P' por
paralelas comprendidas entre paralelas, por lo que la producción realmente obtenida es:
Por lo que hace referencia a los costes, veamos que, en efecto, tendrán el mismo montante que en P. Para
ello, deberemos comprobar si este es el valor que tendrá la suma de los costes en A y B.
Dado que P se encuentra en una isocoste, el coste de la producción en P será el mismo que en M y que
en N. Por contra, cualquier punto situado sobre una de las rectas que partiendo del origen representan
una técnica, supondrá una producción (siguiendo esta técnica) proporcional a la de otro punto de la
misma recta, según la relación de distancias de ambos puntos al origen. Así que los costes cumplirán:
Así que:
CA + CB = CN.(OA/ON) + CM.(OB/OM) = CP.(OA/ON + OB/ON)
= CP.(OA/ON + AP/OM) = CP.(OA/ON + AN/ON)
= CP.[(OA+AN)/ON] = CP.(ON/ON) = CP ,
El planteamiento y la resolución del problema no hubiera variado, si los factores productivos hubieran
sido más de dos. De hecho, una vez se haya planteado el problema desde las curvas isosacrificio, cada
una de ellas puede representar una combinación de factores en el número que se desee, que signifiquen
un sacrificio global igual a lo largo de toda la curva. Son los productos obtenidos en la fabricación
conjunta los que están ahora en los ejes y deben seguir siendo dos. E incluso en caso de que éstos sean
más, cabe plantear el problema en más de dos dimensiones o suponer uno de ellos como un producto y
todos los demás como uno solo (y definir las técnicas en este sentido), y luego si se desea, desglosar de
nuevo estos últimos.
Así pues, todas las curvas que hemos visto pueden desplazarse y cambiar (mientras que a corto plazo
debíamos movernos a lo largo de ellas). Por ejemplo la demanda, la oferta, los ingresos y los costes
pueden sufrir alteraciones tal y como se manifiesta en la figura 5.1.
Fig 5.1
Los factores que pueden dar lugar a estos cambios, pueden ser de carácter interno o externo a la empresa
y desde otro punto de vista, económicos o tecnológicos. Éste podría ser un resumen de los mismos:
ECONÓMICOS TECNOLÓGICOS
Por otra parte, las variaciones que afectarán a las funciones económicas haciendo desplazar las curvas
que hasta ahora habían permanecido fijas, pueden tener lugar mediante cambios de dos tipos:
Fig. 5.2
a) Estructurales: Dan lugar a variaciones que se mantendrán por afectar a la propia estructura.
En función de este doble sentido en los cambios, las curvas representativas de las magnitudes correspon-
dientes pueden tener una variación global descomponible en variaciones de sentido cambiante, tal y
como muestra la figura 5.2.
5.1 Análisis global de la evolución de las magnitudes económicas de la empresa a largo plazo
Ya ha quedado establecido que las magnitudes económicas de la empresa pueden sufrir alteraciones a
largo plazo en la propia función que las representa. Veamos ahora cómo serán estas variaciones, cómo
vienen ligadas las de unas magnitudes con otras y, sobre todo, cómo se modificarán de acuerdo con la
política que la empresa decida adoptar a largo plazo. Todo ello desde una perspectiva global y sin entrar,
por el momento, en detalles de evaluación de los cambios habidos.
Para ello, nos basaremos en la figura 5.3. En ella se solapan dos sistemas cartesianos. Si partimos del
cuadrante superior derecho, la curva que representa la evolución de la demanda (precios-cantidades)1
al igual que la de la oferta de la empresa (en los mismos ejes) pueden desplazarse (tal y como a quedado
establecido). El punto de encuentro de oferta (que provisionalmente suponemos conocida) y demanda,
determinará el precio de cada momento, de acuerdo con las leyes del análisis de mercados en economía.
que de momento desconocemos y en realidad es la magnitud final que trataremos de determinar, así como su evolución a
largo plazo.
Fig. 5.3
A raíz de dicha evolución deducimos que en dos momentos del tiempo t1 y t2, el tándem precio-cantidad
vendida que se dará vendrá dada por los puntos A y B. Trasladado ello a un sistema tiempo-cantidad
(vendida), es decir, trasladándonos al cuadrante de la izquierda del sistema representado, podremos
construir así la demanda que recibirá la empresa a largo plazo (con ventas V y V' en los momentos t1 y
t2).
Suponiendo que, a largo plazo, la producción sea igual a las ventas (si no hay un motivo muy especial,
así debe ser lógicamente cuando consideramos el largo plazo) en el siguiente cuadrante a la izquierda
en el que representamos la evolución demanda-producción, trazaremos la bisectriz del cuadrante y
trasladaremos las cantidades V y V' simétricamente respecto a ella hasta el eje de producción, obteniendo
las producciones a efectuar p y p', iguales a las ventas.
Esta producción se utilizará en el siguiente cuadrante, el inferior izquierdo de la figura, para obtener las
posibles curvas de costes correspondientes. En este cuadrante, pues, representaremos los costes en
función de la producción.
La empresa puede plantearse, en este punto, diferentes alternativas de estructura, que darán lugar a
diferentes funciones de coste, es decir, diferentes curvas que en este caso serán de coste medio, ya que
nos interesará el coste unitario, su evolución y su mínimo. Las representadas en el cuadrante citado C1,
C2 y C3, pueden ser las correspondientes a tres estructuras de empresa, de magnitud creciente14.
Si proyectamos el nivel de producción obtenido en el cuadrante anterior sobre las posibles curvas de coste
medio, obtendremos, en el eje de ordenadas, el coste unitario correspondiente y podremos elegir así la
estructura de costes (y por tanto de capacidad de producción de la empresa) óptima (que nos minimice
el coste medio), no sólo para el momento actual o un momento próximo, sino incluso para momentos
alejados en el tiempo, de forma que pueda preverse que una estructura actualmente idónea, no se quede
corta en un plazo no muy largo. Así, por ejemplo, en el momento t1, al que corresponde la producción
p, le sería más correcta la estructura de la curva C1, que daría un coste C1, mientras la C2 daría un coste
superior C2. Sin embargo, esta estructura en el momento t2 , al que corresponde la producción p', tendría
un coste unitario C2' con la estructura de costes C2, que ya sería menor que el coste C1' que tendría con
la estructura C1, la cual ya empezaría a quedarse pequeña. Ahí pues, la empresa debe decidir qué
estructura productiva adoptará.
Sea cual sea la estructura que finalmente se adopte, tendremos un coste unitario para cada momento del
tiempo. En el siguiente cuadrante a la derecha (sistema tiempo-precios) obtendremos el precio, que
representado sobre el mismo eje que los costes nos dará la evolución de los precios a largo plazo, de
forma que, haciendo un traslado por giro de 90º en el cuadrante inferior derecho, obtendremos los
precios de oferta de la empresa en diferentes momentos del tiempo.
Por la comparación de precio y coste medio, ambos sobre el eje de las ordenadas del cuadrante inferior
derecho, obtenemos las expectativas de beneficio y su evolución con el tiempo.
Con ello se cierra el ciclo y tenemos ya, pues, una visión de conjunto de la magnitudes económicas y su
variación a largo plazo, así como las relaciones entre las variaciones de unas y otras. Por supuesto,
14
Vimos en el último apartado del capítulo 3, que las curvas de coste a largo plazo presentaban normalmente una evolución
como la aquí representada, es decir, con mínimos de coste cada vez más bajos y con un volumen de producción mayor, a
medida que crecía la estructura de la empresa.
hemos podido decidir los valores de aquellas que interesaba prever y la estructura productiva de la
empresa que permita su consecución.
La consideración del largo plazo obliga a plantearnos de forma inaplazable el problema de la diversa
valoración que tienen las mismas cosas en momentos diferentes del tiempo. Nos referimos a la
problemática basada en el concepto de interés, que nos aconseja abrir un paréntesis para obtener las
expresiones que nos darán estas distintas valoraciones en el tiempo, antes de proseguir con el análisis de
las estructuras productivas y las inversiones correspondientes, indispensables para dicho análisis.
Para cualquier persona resulta elemental que una misma cantidad de dinero tiene mayor valor si puede
disponerse actualmente de ella que dentro de un tiempo, y que para que pudiéramos otorgarle una
valoración similar, la cantidad disponible en un futuro debería ser superior. Esta diferencia es lo que se
conoce como interés, que es la cantidad que cobra, por ejemplo, un banco cuando presta una cantidad de
dinero, que se devolverá al cabo de cierto tiempo, o, por el contrario, paga por el dinero que se haya
ingresado en él.
El interés se mide en tanto por ciento o por uno, aplicado al importe de dinero o valor presente, a obtener
al cabo de un período de tiempo, habitualmente un año. Es lo que se conoce como tipo de interés. De
hecho, el interés es, pues, el precio que se paga por el dinero, como cualquier otra mercancía. Sin
embargo, como esto supondría un pago de una cierta cantidad de unidades monetarias por unidad
monetaria, en lugar de ser por un objeto cualquiera, resulta más sencillo acabar por medir en porcentaje.
Así, por ejemplo, si se pagan 150 pesetas por disponer de 1.000 ptas. durante un año, este precio es
equivalente a un 15%, que será el tipo de interés.
Existen dos formas comúnmente aceptadas de calcular el pago correspondiente al tipo de interés: el
interés simple, que se utiliza para cálculos excepcionales, y el interés compuesto, universalmente
utilizado en las operaciones en que interviene un tipo de interés.
© los autores, 1998; © Edicions UPC, 1998. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del "copyright", bajo las sanciones
establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento
informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos, así como la exportación e importación de ejemplares para su
distribución y venta fuera del ámbito de la Unión Europea.
72 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
A continuación, vamos a determinar las leyes por las que se rigen uno y otro y obtener las fórmulas de
los distintos valores que interese determinar.
Si llamamos i al tipo de interés expresado en tanto por uno, P al valor presente o actual del capital al que
se aplica y n al número de períodos de tiempo (normalmente años), tendremos que el montante total del
interés a percibir I será para el primer año:
I = P.i
F = P + I = P + P.i = P.(1 + i)
F = P.(1 + n.i).
P = F / (1 + n.i).
El interés compuesto se basa en considerar que el capital inicial de un año se convierte al final de este
período en su valor más los intereses, y que éste es el valor que debe considerarse como inicial para los
cálculos del año siguiente.
Según este supuesto el valor futuro al final del primer año sigue siendo:
F = P.(1 + i)
pero al final del segundo año, será:
F = P.(1 + i)n.
P = F.(1 + i)-n.
El interés compuesto equivale a un interés directamente aplicado sobre el capital inicial, es decir, un
tipo de interés simple igual a
de donde
(1 i)n 1
e .
n
Además de calcular el valor futuro en función del actual y de éste en función del valor futuro, existe un
nuevo concepto que nos dará otras fórmulas fundamentales para los cálculos en interés compuesto.
Entendemos por anualidad aquella cantidad fija que percibida o pagada con periodicidad, normalmente
por años (de ahí su nombre) equivale a la percepción o pago del valor futuro correspondiente a un capital
inicial dado. Es decir, substituimos la cantidad única al final, el valor futuro, por una cantidad fija cada
cierto período, a partir del momento inicial. Éste, por ejemplo, es el caso de un préstamo recibido que se
devuelve no en un pago único al final del tiempo para el que se ha concedido, sino en pagos fijos anuales.
Este cálculo no nos llevará a dividir el valor futuro en n anualidades, dado que éstas se pagan antes que
el valor futuro y, por tanto, su conjunto es menor; tampoco puede obtenerse dividiendo el capital inicial
en n partes iguales, de forma que cada anualidad se componga de dicha fracción y sus intereses. Así no
daría lugar a anualidades iguales, porque los intereses variarían al corresponder a un número de años
desiguales. El procedimiento, sin embargo, sería correcto, en este último caso, siempre que se aceptaran
anualidades distintas cada año.
Veamos el procedimiento correcto para obtener anualidades iguales. Éste sería el correspondiente a
considerar cada anualidad como una operación independiente de valor futuro en función del valor actual
sobre una parte del capital inicial total, de manera que la suma de estas partes sea dicho total:
1. Si a es la anualidad y F el valor futuro, a debe ser la suma de sus importes en cada período más los
intereses que generen hasta el final den lugar al importe de F:
a . (1 i)n i a . (1 i)n 2 ... a . (1 i) a F .
a) Multiplicamos por (1+i):
a . (1 i)n a . (1 i)n 1 ... a . (1 i) F . (1 i) .
F = a.[(1 + i)n - 1] / i.
P (1 i) P P . i a a . (1 i) n .
Por tanto, obtenemos ya
P = a.[1 - (1+i)-n] / i.
n
O también al multiplicar por (1+i) , obtenemos:
a = P.i / [1 - (1+i)-n]
o también
a = P.i.(1+i)n / [(1+i)n - 1].
Veamos cuál sería el valor presente o actual que daría lugar a una anualidad dada a de forma perpetua
expresión, la encerrada entre corchetes, que tendría infinitos términos, cuya suma sería la de una
progresión geométrica de infinitos términos, de razón (1+i)-1, y cuyo primer término sería esta misma
expresión. Tendríamos:
P a . (1 i) 1 / [1 (1 i) 1] a . 1 / (1 i) .
i / (1 i)
P = a / i.
Cuando se trata de operaciones sometidas al interés compuesto, cuyos pagos son, por ejemplo,
trimestrales en lugar de anuales, sería una aberración suponer que cada pago será una parte proporcional
(en el ejemplo, una cuarta parte) del correspondiente pago anual obtenido por las fórmulas anteriores.
Si los períodos considerados provienen de dividir el año en m períodos, podemos inferir que cada uno
de ellos está sometido a un interés i/m (siendo i el interés anual), pero luego tendrán que aplicarse las
fórmulas ya conocidas para cada período, como si se tratara de una anualidad. Los valores obtenidos
deberán ser inferiores a los correspondientes de dividir un único valor final, porque se pasa a una
situación en la que se adelanta el pago en el tiempo. Veamos ante todo que el tipo de interés que debemos
aplicar será i / m.
En efecto, si consideramos el año dividido en m períodos, al final de cada uno de los cuales corresponde
un pago a un interés anual i, los intereses y valores finales resultantes por dichos períodos serán:
I1 = P · i · 1/m (interés anual pagadero por sólo la fracción 1/m del año).
F1 = P + P · i · 1/m = P ( 1 + i/m).
I2 = P ( 1 + i/m) · i · 1/m.
El valor final F2 será pues
F2 P (1 i / m) P (1 i / m) . i . 1 / m P (1 i / m) . (1 i / m) P (1 i / m)2
Al final del año, es decir, transcurridos m períodos, el valor resultante será:
Fm = P ( 1 + i/m) m,
es decir, la conocida fórmula del valor futuro después de m períodos aplicando a cada uno el interés i /
m tal y como habíamos dicho.
m
F = P.(1 + i/m) ,
y al cabo de n años
m.n
F = P.(1 + i/m) .
Veamos que, en efecto, existe una importante diferencia entre ambas consideraciones:
Con un préstamo por importe de 1.000.000 ptas. a 3 años, sometido a interés compuesto de tipo 16% y
pagadero por trimestres:
2. Calculada por períodos trimestrales, la anualidad sería la correspondiente a aplicar la misma fórmula,
pero con un interés del 16/4 = 4% y un total de 3x4 = 12 períodos:
-12
a = 1.000.000x0.04/(1 - 1.04 ) = 106.552 ptas.
Aunque sólo tenga una importancia teórica, el interés compuesto da lugar a un planteamiento según el
cual no debería esperarse todo un período (anual u otro) para que el nuevo valor obtenido con los
intereses sea el inicial para los cálculos del siguiente período. En realidad, a cada momento el valor inicial
(del instante anterior) ya se ha convertido en un nuevo valor inicial al que aplicar el tipo de interés. Es
decir que al rebajar la duración del período para el cual determinar el nuevo valor final e inicial de la
etapa siguiente, en el límite, dicho período sería instantáneo y llegaríamos a lo que se denomina el interés
continuo.
Para obtener el valor futuro de acuerdo con este planteamiento, basta con hacer m -> en las fórmulas
del apartado anterior y calcular el límite:
Es decir:
F P . Lim (1 1 / h)h . i . n P . e i . n .
h >
El concepto de amortización responde, en una primera definición (nos ocuparemos ampliamente más
adelante) al importe que se recupera en cada período (generalmente anual) del valor del coste de los
equipamientos que una empresa tiene en su capital fijo, para poder efectuar su producción. Este importe
debe añadirse al coste del producto fabricado como una carga (ya se definió este concepto a propósito
del coste).
Se trata, en definitiva, de recuperar en el total de años que va a estar trabajando el equipo (lo que
llamaremos su vida en el epígrafe siguiente), el importe total de su coste de adquisición y puesta en
marcha.
Esto puede hacerse, si prescindimos de la problemática del tiempo y, por tanto, sin tener en cuenta el
interés (los importes recuperados se efectúan, en efecto, en períodos diferentes de tiempo, y es lógico que
para hacerlo correctamente se tenga en cuenta el interés). En este caso hablaremos de métodos no
financieros o, por el contrario, pueden utilizarse métodos que tengan en cuenta el interés, los llamados
financieros.
Vamos a considerar que los equipos que han supuesto un coste inicial C, y que parte del mismo puede
recuperarse al venderlos, cuando se prescinda de ellos, por un importe Cr (valor residual). Asimismo,
llamaremos m al tanto por uno que suponga la amortización, Ai al importe amortizado en el período i, y
n al total de períodos en que se utilice el equipo y se haya recuperado por amortización todo su coste.
En este sencillo método, los importes amortizados cada período, son todos iguales. En tal caso
Ai = (C - Cr) / n
Vi = C - i.(C - Cr) / n
En este caso m será constante, pero aplicado a una base (valor residual actual de cada período)
variable, lo que dará importes de la amortización de cada período variables. Así,
A1 = C.m V1 = C.(1 - m)
A2 = C.(1 - m).m V2 = C.(1 - m) - C.(1 - m).m = C.(1 - m)²
y en general,
i-1
Ai = C.(1 - m) .m Vi = C.(1 - m)i
con lo cual obtenemos cuál será la tasa m que cumplirá que, al final, la amortización cubra el coste
que se quiere amortizar:
m 1 n
(C r/C) .
Las amortizaciones que resulten pueden significar importes decrecientes o crecientes, según se tomen tal
y como los obtengamos o en orden inverso (el total, que es lo que importa, no variará). El ritmo de
crecimiento o decrecimiento podrá incluso alterarse por medio de un artificio consistente en suponer que
el coste inicial es C + K ( K será un valor cualquiera y dependiente del nuevo ritmo deseado) y el residual
que se recupera Cr + K, con lo cual el total a amortizar seguirá siendo C - Cr. Como estamos utilizando
métodos no financieros, no afectará al resultado y, por tanto, el producto será equivalente al cálculo
anterior. En este caso, el nuevo valor de m será:
CK
m 1 n
.
CrK
Las progresiones nos suministran otro procedimiento que nos permitirá obtener amortizaciones
anuales variables, con un elevado grado de flexiblidad, debido a su tipo (aritméticas o geométricas)
y a la razón.
a) Progresiones aritméticas
Podemos elegir A1 o la razón r y calcular la otra magnitud, lo que nos da la flexibilidad anunciada.
b) Progresiones geométricas
El método que sigue esta pauta tiene gran libertad para lograr que las amortizaciones periódicas no
sólo puedan ser crecientes o decrecientes, sino que puedan seguir ritmos con fuertes variaciones. Por
ejemplo, unas amortizaciones proporcionales a 1,2,4,10,20,100 nos dividen el coste del equipo a
amortizar en 6 importes con unas variaciones que tienen un ritmo muy oscilante.
Para este método, si Q es uno cualquiera de los valores de la serie (en total habrá n de ellos), la
amortización correspondiente al período que representa (que es el lugar que ocupa en la serie), será:
AQ = (C - Cr).Q / Q.
Estos métodos, que pueden seguir las pautas de cualquiera de los anteriores en cuanto a la distribución
de los importes, tienen en cuenta el interés compuesto, por el hecho de que cada importe de amortización
se da en un período de tiempo diferente.
Estos métodos se basan en que los importes de las amortizaciones más sus intereses den como resultado
global el coste total a amortizar, incrementado asimismo con sus intereses.
Es decir:
Por su parte, las amortizaciones Ai pueden calcularse siguiendo cualquiera de los métodos ya vistos.
En el caso de que las amortizaciones fueran todas iguales, nos encontraríamos además en el caso ya visto
de cálculo de una anualidad fija que sería, por tanto,
i
A [ C (1 i)n Cr ] · .
[(1 i)n 1]
El elemento central de este análisis es, pues, el conjunto de equipos que determinan esta estructura
productiva, y por tanto su selección, su coste tanto de adquisición e instalación como de funcionamiento
y mantenimiento, y su vida o duración estimada en producción.
Por su parte, la optimización de la actividad productiva a largo plazo comportará el análisis de los costes
de tales equipos, su producción y la determinación de la duración óptima. Según los costes y su
evolución, así como de los ingresos que sean devengados por el producto obtenido, se estudiará que el
beneficio conjunto sea el máximo.
El análisis de la optimización económica a largo plazo se compondrá, pues, de dos partes muy
importantes: el estudio de los equipamientos industriales y su duración o vida óptima y, por otra parte,
el análisis de las inversiones realizadas por la empresa para implantarlos, a fin de determinar su rentabi-
lidad. Éstos serán las aspectos que trataremos en éste y el próximo capítulo, respectivamente.
I) Causas físicas:
2. Envejecimiento biológico producido por el transcurso del tiempo, aunque no se haya desgastado
por producción.
3. Envejecimiento ambiental producido por las condiciones del medio ambiente o clima, con efectos
de producción defectuosa o incorrecta como en los casos anteriores.
1. Obsolescencia técnica o retraso tecnológico respecto a otros equipos más modernos cuya producti-
vidad es más alta.
2. Obsolescencia sociológica debida a un desfase respecto a condiciones sociales (como por ejemplo
la moda), del proceso que tiene lugar en el equipo.
3. Economías externas debidas a que, por instalación de ciertos equipamientos, ya no son necesarios
los que son objeto de análisis (por ejemplo, un generador de corriente eléctrica por gasolina para
una zona a la que no llega la electricidad, deja de tener objeto cuando la compañía instala la
acometida eléctrica).
Lo dicho anteriormente podría determinar que la vida óptima de un equipo industrial se medirá por causas
físicas (vida física) o técnicas (vida técnica). Sin embargo, en la práctica puede prevalecer una u otra
(desgastarse antes de que técnicamente el equipo esté superado o viceversa). Aunque analizaremos los
dos tipos de vida por separado, en realidad la duración de un equipo vendrá más o menos determinada
por una mezcla de ambos tipos de causas (por ejemplo, con unos costes por desgaste fuertes, cualquier
pequeño avance tecnológico puede justificar un cambio de equipo). Nos basaremos en lo que llamaremos
vida económica, determinada por el beneficio conjunto obtenido de la actividad del equipo.
El beneficio que puede obtenerse del equipo puede llevarse a cabo por medio de varios enfoques. En
principio, podríamos decir que se aconsejaría seguir produciendo por medio del equipo mientras el bene-
ficio acumulado fuera creciente, es decir, hasta que el beneficio unitario fuera nulo debido a que los
costes, definitivamente crecientes, no pudieran ser ya inferiores a los ingresos. Otro enfoque, que en esta
primera exposición preferiremos (pues como veremos permitirá centrar, de momento, nuestra atención
sólo en los costes), será el de utilizar el equipo mientras los beneficios unitarios que genere crezcan, es
decir, hasta el máximo de los beneficios unitarios. Cuando éstos empiecen a decrecer, el equipo deberá
ser sustituido, por lo que no se utilizaría ya en la fase de decrecimiento como antes, lo que no dejaría de
estar justificado cuando el beneficio unitario fuese ya muy exiguo.
Dado el carácter técnico del análisis de la vida óptima de los equipos, y para vincularla a los costes que
genera, vamos a suponer en un primer estudio que los ingresos son lineales, debido a que el precio
(ingreso unitario) es constante, hipótesis plausible. De esta manera, hablar del máximo de los beneficios
unitarios será hacerlo del mínimo de los costes unitarios (que vendrán dados por la curva de costes
medios), dado que el ingreso unitario es constante.
Fig.6.1
Si observamos la figura 6.1, cuya hipótesis partimos para precisar la vida óptima de un equipo industrial,
es decir, utilizarlo hasta que los costes medios sean mínimos, veremos que la vida del equipo la determina
una recta trazada desde el origen hasta el punto en que sea tangente a la curva (ya se vio que en este punto
los costes medios son mínimos y coinciden, además, con los marginales).
Así pues, si C es la curva de costes totales generados por la producción con el equipo cuya vida queremos
determinar, Tm será el término de la vida económica óptima del equipo, y si C' es la curva de costes, Tm'
será la vida óptima.
Así llegamos a la conclusión de que la vida económica óptima de un equipo no depende sólo de él , sino
también de la estructura productiva de la empresa y sus costes. Es decir, todos los factores que puedan
influir en la curva de costes totales (por ejemplo, C y C' podrían corresponder al mismo equipo en
estructuras productivas de empresa diferentes) influirán en el coste medio del producto fabricado.
De acuerdo con lo expuesto, un equipo retirado de la producción en una empresa por haber concluido su
vida económica óptima, puede ser utilizado en otra. Ésta lo adquirirá de usado, y cumplirá un nuevo ciclo
de vida (véase figura 6.2), si consideramos que esta segunda empresa lo comprará con un coste inferior
al de la primera, puesto que será un equipo de segunda mano.
Fig. 6.2
En la figura citada, la primera empresa tiene una curva de costes totales C y la segunda C'; C1 y C1' son
los costes de adquisición de ambas (costes existentes antes de producir). Es Tm la vida óptima del equipo
en la primera empresa, momento a partir del cual el equipo puede seguir prestando servicio en la segunda,
hasta el momento Tm'. Luego podría incluso ser vendido a una tercera, y así de forma sucesiva.
La vida del equipo se terminará, pues, al haber producido aquella cantidad de producto xv, tal que:
xv = C(xv) / C'(xv).
6.3.2 Análisis de los costes de la producción por medio de un equipo y su repercusión en su vida
óptima
- C1: Coste de adquisición, que incluye compra, instalación y puesta en marcha del equipo.
- C2: Coste de explotación de éste, que medido por unidad de producto o de tiempo, nos da cuenta del
coste de funcionamiento de la producción.
- C4: Gastos generales inherentes a la producción con el equipo al que nos referimos.
Los anteriores costes pueden responder a las funciones que siguen, de acuerdo con su naturaleza:
- C1: No dependería de x, la variable que seguimos considerando, y por tanto sería constante.
- C2: Dado que es el coste de la explotación, podemos definirlo, bajo el supuesto ya mencionado de
linealidad, como proporcional a la producción x:
- C3: Este coste aumentará, por lógica, con la cantidad de producto realizada y el correspondiente
envejecimiento del equipo (más reparaciones y mantenimiento más costoso). Por tanto el coste por
unidad podría aumentar con la cantidad de producto, con lo cual podría ser C3 .x, y así el coste total
por este concepto sería:
- C4: Dado que se trata de gastos generales, esta magnitud será mejor definirla ya como función del
tiempo, en principio como función lineal:
De todos modos si k es la producción por unidad de tiempo programada para este equipo, tendremos:
Con lo que la vida económica óptima se produciría para aquel valor de x que cumpliera:
C(xv) C1 (C2 C4 / k) . xv C3 . x 2 v
xv
C (xv) C2 C4 / k 2 . C3 . xv
resultado que nos muestra que no dependerá de C2 ni de C4,, ni tampoco de la producción por unidad de
tiempo, k .
Por otra parte, el coste inicial C1 podría sustituirse por las amortizaciones periódicas correspondientes.
Fig. 6.3
En este caso, la curva de costes totales partirá del origen, habiendo cargado en cada período la
amortización correspondiente. A partir del momento que, según se ha calculado, corresponde a la vida
prevista (xv), al estar ya totalmente amortizado, seguirá la curva anterior de costes (véase en la figura 6.3
la nueva curva CR(x)).
Como puede observarse, hasta este punto de coincidencia, la curva, aunque partirá del origen, crecerá con
una pendiente mayor, al haberse añadido a los costes de cada momento, la amortización correspondiente.
Ésta, suponiendo una distribución lineal (repartida por igual a lo largo de la vida del equipo), representa
un coste adicional de C1/xv por unidad de producto fabricado, y por tanto un coste de (C1/xv).x a añadir
al coste total desde el origen hasta el momento xv. Con ello la función de coste total será ahora:
Supongamos ahora que, tras haber evaluado la vida del equipo en función de sus costes, de forma que
finalizaría en xAM, aparece en el momento xo un equipo tecnológicamente superior. En xo no ha concluido
la vida prevista (xo < xv) y el equipo no está totalmente amortizado. Se trata del problema de analizar si
debe prevalecer la vida física o la técnica, en la determinación de la vida económicamente óptima.
El problema es si debe ser abandonado el equipo en xo o por el contrario proseguiremos con él. Las
magnitudes de este segundo equipo serán xBM, CB(x) y CRB (x). En el momento xo , queda por amortizar aún
del primer equipo el importe:
(xAM - xo).CA1/xAM ,
cantidad que habrá que añadirse al coste del segundo equipo, como si su verdadero coste de adquisición
fuera:
CB1 + (xAM-xo).CA1/xAM ,
que repartido por medio de las amortizaciones, significaría añadir al coste de cada período:
Y si el equipo, además, puede tener un valor residual al final de su vida, cuyo importe es CR, será:
hasta que x - xo sea igual a xBM, aunque la comparación sólo nos interesará hasta xAM.
Con el nuevo origen xo, podemos ahora trazar la curva de costes del nuevo equipo CB(x), de la que
también extraemos su repartida CRB(x). Ésta se traslada al punto P, por el que también pasa CRA(x). Para
el volumen xo, compararemos ambas curvas hasta xAM y dilucidaremos a partir de ahí cuál es la alternativa
mejor.
Fig. 6.4
{ [CB1 + (CA1/xAM).(xAM - xo) - CR]/xBM + CB2 + CB4/kB }.(xAM - xo) + cB3.(xA²M - xo²)
bastará ver si
Si resulta que prevalece la desigualdad como >, deberemos adquirir el equipo nuevo en xo.
Si prevalece la desigualdad con <, deberemos seguir con el equipo antiguo hasta xAM.
En el caso singular de que la expresión resultara una igualdad, la solución sería indiferente.
Así, pues, un equipo cuyo coste de adquisición sea de CA, y cuyo valor residual al año n (consideraremos
períodos anuales) sea de VRn, con una función de costes por explotación, mantenimiento y generales de
producción Cn, si los ingresos obtenidos por la producción obtenida con dicho equipo, son In (ambas
también para el año n), el beneficio acumulado y actualizado será:
B [(In Cn) . (1 i) n] [CA VR . (1 i) ] .
1
Es decir,
B [(In Cn) . (1 i) n] VR . (1 i) CA .
1
- Lograr una producción durante un período de tiempo determinado, que puede suponer la renovación,
incluso varias veces, del equipo productivo.
- Optimizar el resultado global a través del beneficio generado por toda esta producción. Por tanto, se
tratará de una optimización económica que además se referirá al plazo de tiempo programado para
llevarla a cabo.
- Dado que introduciremos la influencia del interés, es obvio que la producción que tratamos de
optimizar puede abarcar de forma correcta un plazo largo de tiempo.
De acuerdo con ello, plantearemos el problema general utilizando las técnicas para la toma de la decisión
óptima entre las distintas alternativas posibles. Así pues, representamos el árbol de decisión que sigue, como
planteamiento más general del problema de optimización expuesto, con los métodos de optimización basados
en la toma de decisiones, y con todas las posibles alternativas o estrategias que ofrece.
El problema en su dimensión más general se plantea, como puede verse, con una elección inicial entre
las dos alternativas que siguen:
[A1]: No fijar un plazo o período de tiempo para la realización de la producción, que es tanto como decir
que se considera en principio que ésta se llevará a cabo de forma indefinida (o en su caso hasta que no
proceda continuarla).
[A2]: Fijar un plazo de tiempo final para cesar la actividad productiva. En este caso la planificación a
largo plazo puede abarcar este período por completo.
Ambas alternativas, a su vez, pueden llevarse a cabo de dos formas, que suponen otras tantas estrategias:
[B1] o [C1]: No renovar en ningún caso el equipo, lo que significa mantener el plazo óptimo y luego
colocar el beneficio resultante a un cierto interés en el caso de plazo prefijado y conservarlo así hasta
el final, o indefinidamente en el caso de que no haya plazo prefijado, si procede.
[B2] o [C2]: Renovar cíclicamente el equipo, de forma que el resultado económico sea óptimo.
Las estrategias de no renovación tienen a su vez las posibilidades, que serán otras tantas alternativas de
decisión a un tercer nivel, de utilizar el equipo 1 año, 2 años, etc., con un máximo del plazo prefijado,
para las ramas del árbol que parten de esta alternativa:
Entre las estrategias que suponen una renovación cíclica de los equipos cuya vida se agote, mientras se
pretenda seguir llevando a cabo el proceso productivo, se encuentran también ahora nuevas ramas
decisorias de tercer nivel. Éstas están referidas al número de años que durará cada ciclo de vida del equipo
antes de ser renovado:
En el primer caso, los ciclos se repetirían de forma indefinida, pero en el segundo, sólo podrían efectuarse
completamente si el plazo prefijado de tiempo fuera múltiplo de la duración del ciclo. Por ejemplo, si
i1 ,j1
[A1] SIN PLAZO [B1] SIN RENOVACIÓN [D1] 1 AÑO i 2,j2
PREFIJADO PRODUC.
i1 ,j1
[D2] 2 AÑOS i 2,j2
PRODUC.
i1
[B2] RENOVACIÓN [E1] CICLO
CÍCLICA 1 AÑO
i2
i1
[E2] CICLO
2 AÑOS i2
i1,j1
[C1] SIN RENOVACIÓN [F1] 1 AÑO i 2,j2
[A2] CON PLAZO
PREFIJADO PRODUC.
i1 ,j1
[F2] 2 AÑOS
PRODUC.
i 2,j2
i1
[C3] RENOVACIÓN [G1] CICLO
CÍCLICA 1 AÑO i2
i1
[G2] CICLO
2 AÑOS
i2
i1
[G3] 3 [H1]
i2
i1
[H2]
i2
i1
[H3]
prefijamos un plazo de producción de 12 años, y nos planteamos la alternativa de ciclos de vida del
equipo de 3 años, llegaremos a realizar 12/3 = 4 ciclos completos. Sin embargo, si el plazo prefijado fuera
de 13 años, podríamos realizar 4 ciclos completos y utilizar durante un solo año un de 5º ciclo. En este
expuesto habría que estudiar más alternativas, ya que por ejemplo podría resultar económicamente mejor
realizar sólo 3 ciclos completos (9 años) y dos ciclos de 2 años, e incluso 3 ciclos completos y un último
equipo que se utilizaría durante 4 años en lugar de 3.
En otras palabras, cuando el plazo de producción se halla prefijado, o es múltiplo del ciclo considerado,
o hay una diferencia entre este plazo y el múltiplo del ciclo inmediatamente inferior. A esta diferencia
la llamaremos excedente de plazo. Esta divergencia es la que da lugar a que, para las alternativas de
renovación cíclica con plazo de producción prefijado, se nos presente un cuarto nivel de opciones entre
las que elegir (por lo menos a partir del ciclo de 3 años). Éste se refiere a la forma de distribuir el
excedente de plazo, que por definición, siempre será inferior a la duración del ciclo. Por esto en el caso
de ciclos de un año, no puede haber tal excedente (cualquier número es múltiplo de 1), y en el de ciclos
de 2 años el excedente sólo puede ser, si lo hay, de un año.
Sin embargo, a partir de ciclos de tres años, existe en el nuevo nivel de elecciones, al menos dos de ellas:
completar el plazo prefijado con dos años (o uno según el valor del excedente), o con ciclos de un año.
Todo ello sin contar las alternativas derivadas de utilizar menos ciclos completos de los que permite el
excedente de plazo, tal y como se ha expuesto en el ejemplo anterior, es decir [H1],[H2],[H3]...
Llegados a este punto, el árbol presenta, para cualquiera de sus ramas finales (sea cual sea, el grupo de
preferencias que consideremos), la posibilidad de utilizar para los cálculos el tipo de interés compuesto,
más acorde con la realidad de su aplicación.
En el caso de no renovación, hemos añadido un segundo tipo de interés (j), que sería el derivado de
colocar en el mercado de capitales el beneficio obtenido, en caso de finalizar la vida del equipo sin
terminar el plazo prefijado de actividad.
Veamos cuál es el valor que puede asignarse a cada rama del árbol de decisiones, para luego poder
resolver el problema de decidir el conjunto de alternativas óptimo. Siempre de acuerdo con las técnicas,
ya conocidas, para la metodología de resolución utilizado en los problemas de toma de decisiones.
Las alternativas que se derivan para el caso de no renovación, es decir, [D1],[D2]... y [F1],[F2]... según
el plazo de actividad de la empresa no esté o esté prefijado, y que equivalen a utilizar el equipo 1,2,3,..
años antes de dar por finalizada su vida, se valorarán según la fórmula, ya vista, para determinar el
beneficio acumulado y actualizado:
B [(1n Cn) . (1 i) n] VR . (1 i) CA
n 1
donde es el número de años de cada opción a calcular. Lógicamente, y según lo ya expuesto, elegiremos
la alternativa que nos dé un beneficio acumulado y actualizado B máximo. Dado que no es posible la
renovación, daremos por terminada aquí la vida del equipo y colocaremos el beneficio, así obtenido, en
el mercado de capitales.
El tipo de interés utilizado estará para cada estado de naturaleza asociado a la estrategia considerada. Sin
embargo, a partir del momento en que se dé por finalizada la vida, será, según se ha dicho, el tipo j el que
prevalecerá.
Esto último supone que hemos de añadir los intereses generados por la inversión al tipo j. De forma que
en el caso de plazo prefijado de producción, si éste es F, el beneficio global será para cada alternativa
B [(In Cn) . (1 i) n] VRn . (1 i) n CA . [1 (1 i) . (1 j)F . (1 i) F] .
n 1
(El producto de éstas tres últimas exponenciales proviene de calcular el valor final al tipo i que
colocaremos al tipo j, el valor resultante de éste, y a su actualización, que como siempre será al tipo i.)
O sea,
En el caso de no haber plazo prefijado, hablaríamos de una renta perpetua para esta segunda inversión
si procediéramos a realizarla. En este caso, la anualidad que se percibiría, a partir del momento de
efectuar la inversión, sería, de B.(1+i).j. Esta anualidad, percibida desde el año de forma indefinida,
significaría un aumento de valor actual (al interés i como siempre) de:
B [ [(In Cn) . (1 i) n] VRN . 1 i n CA] . [1 B j / i] .
1
6.5.2 Alternativas correspondientes a producción sin plazo prefijado, con equipos a renovables
cíclicamente
En este caso procederemos como antes, con la diferencia de que utilizaremos equipos que cesarán y se
renovarán. Para cada uno de éstos podemos calcular el beneficio acumulado y actualizado de acuerdo con
el número de años de cada ciclo (o vida de cada equipo, que además será la variable de cada alternativa
considerada ahora, es decir [E1],[E2]...). Este beneficio deberá actualizarse de nuevo en el momento
inicial de la producción (considerados de forma independiente, los hemos actualizado sólo al momento
de comienzo del ciclo).
Si representamos como B la expresión desarrollada en el apartado anterior, que nos dará el beneficio
acumulado y actualizado al momento de su adquisición de cada equipo que se renueva cíclicamente, para
cada alternativa el beneficio final será:
BC B B . (1 i) B . (1 i) 2 ... B . (1 i) k ...
es decir,
BC B . (1 i) k B [1 / (1 (1 i)) ] .
K 0
Por tanto:
BC B / [1 (1 i) ]
donde B es la expresión del beneficio acumulado y actualizado por cada equipo e i es el tipo de interés,
sujeto a los condicionantes y toda la operativa expuesta en el apartado anterior.
Una vez más hemos de añadir que la alternativa (que se define por o número de años del ciclo) que dé
un beneficio acumulado y actualizado máximo será la que elegiremos.
6.5.3 Alternativas correspondientes a producción con plazo prefijado, con equipos renovados
cíclicamente
Este caso es en principio idéntico al anterior en su planteamiento general. Incluso para aquellas alterna-
tivas derivadas de la presente, en que el plazo prefijado F sea múltiplo del ciclo de vida del producto ,
no debe variar el planteamiento, excepto en que, en lugar de renovarse indefinidamente, el equipo deja
de producir al concluir el período F. Así pues, y para este caso, el beneficio acumulado y actualizado de
cada alternativa (que como antes vendrán definidas por el valor de , y que ahora serán las [G1],
[G2],...), será, para =F/, que, como se ha dicho, será entero al ser F múltiplo de :
1
BCF B · (1i)k B · 1(1i) .
0 k0 1 (1i)
Así, por ejemplo, si F=12 y =3, se podrá renovar hasta =12/3 =4 veces cada equipo dentro del
horizonte temporal de su producción. Cuando F no sea múltiplo de , si llamamos ahora a la parte
entera del cociente F/, existen, por lo menos a partir de la renovación cada 3 años, las siguientes
posibilidades. Para mayor comprensión, a continuación aclararemos con ejemplos:
a) Renovar, como antes, veces el equipo y mantener en una nueva renovación un equipo F-. años.
b) Renovar, igualmente, veces el equipo y pasar a efectuar para el período restante de F-. años
varias renovaciones - con diferentes combinaciones, y por tanto alternativas, para ensayar, incluida
la alternativa de renovar cada año en este período-.
c) Renovar menos de veces el equipo (normalmente serán entonces -1 veces) y hacer cualquiera de
los dos ensayos anteriores para el período restante de F-(-r). años (donde r es el número de ciclos
completos eliminados, que según se ha dicho normalmente será 1). En principio optaríamos por una
única renovación, especialmente cuando F-. fuera muy pequeño (un año, por ejemplo), con lo que
F-(-1). (suponemos ahora r=1) sería muy poco mayor que el período de renovación normal y
el rendimiento del último equipo sería similar al de los anteriores.
Así, por ejemplo, podríamos contemplar para cada horizonte de 14 años con renovaciones cada = 3
años, las posibilidades que se ajustan a los apartados anteriores:
Sea cual sea la alternativa que queramos evaluar de entre estas últimas, es decir, cuando el plazo prefijado
no es múltiplo, el beneficio acumulado y actualizado se calculará como sigue, si son 1, 2, etc., los ciclos
de equipos que, en número de q, se utilizarán después de las renovaciones completas que en una primera
evaluación consideraremos en un número de veces (casos a y b de los antes expuestos):
1
BCFq B · (1 i) K B1 · (1 i) · B2 · (1 i) · 1 B3 · (1 i) · 1 2 ...
KO
es decir,
h 1
donde debe cumplirse que 1 + 2 + ... = F - ., dado que el total de años consumidos en los ciclos
finales debe ser igual a los que restan para ello.
Si, además, existen alternativas para las cuales no se consumen los ciclos de años, sino que como se
donde ahora deberá cumplirse: 1 + 2 + ... = F - (-r). por las mismas razones de antes y habida cuenta
del período que queda por cubrir después de terminarse los ciclos iguales de años.
Con ello, este cuadro-resumen nos suministra un planteamiento global del problema de determinar la
duración óptima de un equipamiento productivo a partir de sus alternativas y con ello pone a nuestra
disposición:
1. Los valores del beneficio acumulado y actualizado de todas y cada una de las alternativas de
utilización.
2. La base para acceder a la evaluación de la duración óptima del equipo y la alternativa que le
corresponda, problema que afrontamos a continuación.
La optimización de cada una de las alternativas de segundo nivel del árbol ha dado lugar a un grupo de
alternativas de tercer nivel para cada una. Éstas representan un número de años de duración o de ciclo
de renovación distinto, a partir de las cuales han surgido para la última de ellas un grupo de alternativas
de cuarto nivel.
La resolución del árbol puede efectuarse por los métodos habituales en la toma de decisiones y sólo con
elegir la alternativa con mejor resultado (a partir de las últimas o de mayor nivel) para cada nudo. Así
procedemos, de forma que al llegar al segundo nivel quedarán cuatro alternativas:
Todas ellas se han caracterizado por el hecho de que las alternativas de tercer nivel, que nacían de éstas
no han sido en un número determinado, sino que se añadía una nueva, hasta que su solución daba lugar
a un máximo (que correspondía al beneficio acumulado y actualizado). A partir de ahí ya no interesaba
añadir alternativas nuevas para la de segundo nivel correspondiente.
Nº de ciclos =(F/)+m
(con m<) h1
Nº de renovaciones=
1(1i).(r)
q (r) n
-r(ciclos de años)+q(con ciclos BAAFcrq B . Bh.(1i) n1
Sin embargo, para continuar la resolución del árbol y tomar la decisión que corresponda al primer nivel
no resulta aconsejable comparar directamente los resultados de las alternativas de segundo nivel
obtenidas.
En efecto, cada una de ellas, supone el valor óptimo individual de la alternativa que expresa el máximo
beneficio acumulado y actualizado que puede conseguirse. Sin embargo al aplicarlo en un número de
años que, en el mejor de los casos, será infinito en dos de las alternativas y finito y con valor F en otras
dos, pero incluso puede ser diferente en las cuatro. Si en la primera, en la que no hay plazo prefijado y
no va a renovarse, no se reinvierte el beneficio obtenido, su duración será un número de años sólo
referido a esta alternativa. En las dos últimas, aún tratándose de un plazo prefijado, nada nos impedirá
que sea distinto en ambas, especialmente si queremos dar generalidad al planteamiento.
Así pues, no es aconsejable comparar directamente los resultados obtenidos en cada una de las cuatro
alternativas, ya que aunque todos ellos son beneficios acumulados y actualizados, se refieren a un número
de años muy dispar y difícilmente comparables.
Para que los resultados de las cuatro alternativas sean realmente comparables, será conveniente calcular
la anualidad correspondiente al resultado obtenido, ya que entonces compararemos resultados referidos
siempre a un año. Por tanto, será necesario reducir los valores de beneficio acumulado obtenidos, que
recordemos son actuales, a la anualidad correspondiente.
Para lograrlo, y de acuerdo con lo visto a propósito de las fórmulas del interés compuesto, multiplicare-
mos el beneficio obtenido por1:
1. Alternativa [C1]:
i(1 i)F
A B . .
(1 i)F 1
i . (1 i)F
ACF BCF .
(1 i)F 1
i . (1 i)F
ACFq BCFq .
(1 i)F 1
1 Ahora se nos presentará el problema de precisar el tipo de interés, necesario para determinar la anualidad a partir del valor
actual, como se sabe ya por las fórmulas del interés compuesto. En todo caso, y dado que debemos elegir uno, puede
aplicarse el más probable, o simplemente aquél que consideremos más oportuno para los efectos de determinar la anualidad.
i . (1 i)F
ACFr q BCFr q . .
(1 i)F 1
b) En caso de plazo de actividad no prefijado y suponiendo una duración indefinida, sabemos que la
anualidad es igual al valor actual, multiplicado por el tipo de interés de actualización expresado en
tanto por uno. De ahí que las fórmulas sean ahora para la anualidad correspondiente al beneficio:
1. Alternativa [B1]:
A' = B' . i.
2. Alternativa [B2]:
AC = BC . i.
Ahora ya serán comparables los valores resultantes de las alternativas de segundo nivel y podrá resolverse
por completo el árbol de decisión.
La vida de los equipos industriales puede finalizar por diferentes causas que nosotros hemos agrupado
en dos: físicas y técnicas. También hemos apuntado que la vida puede evaluarse desde el punto de vista
de las primeras (vida física) referida fundamentalmente a la incapacidad del equipo para seguir produ-
ciendo correctamente debido a diferentes tipos de desgaste, o bien evaluarse desde la perspectiva de la
obsolescencia, también de diversas clases (vida técnica). Finalmente hemos expuesto que debería privar
la vida económica, que significa utilizar el equipo hasta que por las causas que sea deje de generar
beneficios.
Esta concepción de la vida de un equipo nos ha conducido a los resultados que hemos obtenido. Creemos
de interés completar el estudio realizado con un análisis y una comparación de la intervención de causas
físicas y técnicas y su interrelación en la duración de la utilización de un equipo industrial y hacer una
consideración especial de aquellas situaciones en que antes de que un equipo esté amortizado y sin que
físicamente esté en condiciones de dejar de utilizarse, aparece otro técnicamente superior que nos obliga
a preguntarnos si no sería mejor retirar antes de tiempo el equipo que se está utilizando. En las fórmulas
vistas no ha estado especialmente contemplada esta posibilidad, ya que los equipos no se renovaban. O
si se hacía, hemos dado por supuesto que completarían el ciclo previsto, e incluso presuponíamos en
principio que los nuevos equipos eran iguales que los sustituidos.
Podemos, por supuesto, dar más generalidad a las fórmulas vistas, para que incluyan la posibilidad de
sustituir equipos antes de concluir su vida prevista, por otros técnicamente mejores. Esto sólo debería
realizarse en las alternativas con posibilidad de renovación (en las demás ya no hay lugar por definición).
Sin embargo, preferimos abordar esta problemática, con un planteamiento especialmente estudiado para
la situación de la sustitución de equipos físicamente capaces por razones técnicas, dejando tal y como ha
quedado expuesta la casuística de la sustitución normal. Se trata, pues, de considerar los efectos de la
innovación tecnológica, un hecho de gran importancia en la actualidad.
Al exponer, al comienzo de este capítulo, el concepto de vida de los equipos, expusimos la función de
costes que éstos comportaban, compuesta de las cuatro funciones que siguen:
Y como caso concreto para construir la función de costes, utilizamos, justificando sus valores, valores
constantes o lineales para estas funciones. De forma que si C es el coste total, x la producción en un
momento dado, k la producción prevista por unidad de tiempo y xv la producción prevista para la vida del
equipo, las anteriores funciones serán:
CT1= C1 (valor fijo) que podíamos sustituir por una amortización (constante) sobre cada unidad fabri-
cada de C1/xv. El valor de C1 será menor cuanta mayor innovación tecnológica exista para este tipo
de proceso.
CT2 C . x (coeficiente fijo por unidad producida, cuyo valor será más bajo cuanto más perfecto sea
tecnológicamente el equipo).
CT3= C3.x.x, función lineal C3.x por unidad producida, creciente con la cantidad producida consecuencia
de los mayores costes de mantenimiento y reparaciones al estar más desgastado. Aquí la influencia
de la innovación tecnológica radicará en que la pendiente C3 de esta recta sea menor.
CT4 C .t, función de gastos generales de producción con el equipo, que redujimos a un coeficiente
constante por unidad producida C4/k, para el que también el progreso tecnológico podía llevar a
reducir su valor disminuyendo el de C4.
C C1 (C2 C4 / K) . x C3 . X 2 .
C (C1 / xv C2 C4 / K) . x C3 . x 2 .
Consideremos, ahora, un equipo A cuyos costes pueden evaluarse por las cuatro funciones del tipo que
acabamos de exponer, C1a, C2a, C3a, C4a, de forma que la primera es un valor fijo inicial, C2 y C4 cons-
tituyen una recta y C3 es la exponencial de pendiente creciente que puede observarse. Finalmente Ca será
la curva de coste total constituida por la ordenada en el origen C1a y la curva suma de las expresiones de
los otros tres términos.
Supondremos, además, que para las producciones x1 (correspondiente al momento t1 tal que x1 = k.t1) y
x2 (momento t2 tal que x2 = k.t2), aparecen nuevos equipos (B y C) tecnológicamente mejores. Lo que
supone las reducciones en las cuatro funciones ya apuntadas, y cuyas curvas Cb (cuya ordenada en el
origen será C1b) y Cc (con ordenada en el origen C1c), son las asimismo representadas. La Línea LC1 que
une los puntos de arranque de las posibles curvas de coste a medida que se producen innovaciones
tecnológicas, será la que nos muestre la variación de costes de los equipos (funciones C1i). Con el tiempo,
de producirse un auténtico progreso tecnológico, será descendente.
Si trasladamos cualquiera de ellas (en la figura 6.5 se hace con Cb), paralela, pero conservando la misma
ordenada en el origen hasta que arranque desde la abscisa cero, la curva muestra la mejora de costes reales
debida al progreso tecnológico. Esto ocurre por la diferencia de ordenadas en el momento de su posible
adquisición, - abscisa x1 - (aunque procediendo idénticamente podríamos determinarla para otro momento
posterior a la aparición del equipo). En efecto, para el momento en que aparece el equipo B, T es la
diferencia de coste a igualdad de producción realizada y, por tanto manifiesta una mejoría debida al
progreso tecnológico, fruto de la suma de las mejoras en las cuatro funciones del coste.
Veamos cómo podemos desagregar, dentro de la diferencia de costes generados por un equipo y otro
tecnológicamente mejor, lo debido al desgaste físico y lo motivado por obsolescencia técnica.
Fig. 6.5
En la figura 6.6 que se adjunta, representamos ahora las curvas de coste por unidad producida para los
tres equipos anteriores. Consideramos ahora el coste de adquisición representado por una amortización
uniforme con valores C1a/xva, C1b /xvb y C1c /xvc respectivamente que, igual que los costes de explotación y
generales, son coeficientes fijos por unidad producida (representados los tres por rectas horizontales).
Fig. 6.6
Sin embargo, el coste por mantenimiento y reparaciones por unidad producida la representamos por la
recta ascendente que corresponde a la función C3.x.
El coste unitario integrado por los cuatro componentes será, para cualquiera de los equipos, la suma de
las correspondientes cuatro funciones. Es decir, una recta cuya ordenada en el origen será la suma de los
tres coeficientes fijos y que, partiendo de este punto, será paralela a la correspondiente función C3.x.
Es preciso decir que, aunque hayamos tomado este modelo de costes, desarrollado al principio de este
capítulo, la exposición no variaría en su esencia con otro modelo diferente.
Las curvas de coste global por unidad producida serán para los equipos considerados, Ca, Cb y Cc. Como
antes, podemos unir sus puntos de arranque por una línea LCF que representa la evolución de los
coeficientes fijos para cada nuevo equipo que aparezca. Por supuesto, según lo indicado al exponer el
contenido de estos coeficientes, será descendente a medida que incidan en estos equipos las innovaciones
tecnológicas.
Si nos situamos en la abscisa x1 que corresponde al momento t 1 aparece el segundo equipo el coste
unitario entre el primer equipo y éste segundo presenta una diferencia ab. Éstos pueden descomponerse
en dos partes: fab y tab, (cuya suma es ab ) que se obtienen de partir ésta por medio de la recta horizontal
a nivel de la ordenada en el origen de C1.
Por su parte, fab es el aumento de coste habido, desde que se adquirió el equipo A, por el envejecimiento
de éste. Por tanto su coste se debe a causas materiales y es motivo de reducción de su vida física.
En cambio tab, es la reducción de costes totales por innovación tecnológica, también desde que se
adquirió el equipo A,. El coste que representa se debe a obsolescencia de A, que, a su vez, es motivo de
reducción de su vida técnica.
La diferencia total de costes en este momento para el equipo A respecto al equipo B supone la suma de
ambos componentes, es decir fab + tab = ab , que lo llamaremos coste combinado compuesto de un coste
debido a causas físicas (fab) y otro a causas técnicas (tab), lo que supone haber logrado descomponer el
exceso de coste actual respecto al mejor que podríamos obtener en este momento, en sus componentes
físicos y técnicos, como nos proponíamos.
Por supuesto, podemos plantearnos la diferencia de costes entre la producción utilizando A y haciendo
uso de B para cualquier otro momento a partir del actual, así como su descomposición en sus
componentes físicos y técnicos. Éste es el caso de las dos flechas indicativas de diferencia en ordenadas
para la producción correspondiente al momento tq, a la derecha de las consideradas. Incluso vienen
complementadas por una tercera en trazo discontinuo, indicativa de una nueva diferencia de coste
(técnico, pues estamos en la zona por debajo de la divisoria horizontal de ambos tipos de coste) debida
a la posibilidad de utilizar el equipo de coste Cq que aparecería en este momento.
Lo expuesto hasta ahora nos presenta el dilema de si, como consecuencia de la diferencia de costes
unitarios obtenidos para un momento dado, entre la utilización de un equipo en funcionamiento y otro
tecnológicamente más avanzado será conveniente o no sustituir el equipo en funcionamiento, aunque no
esté amortizado y físicamente esté en condiciones, por el nuevo.
Erich Schneider presenta un método analítico para dilucidar el dilema, que exponemos a continuación.
Las variables a considerar serán:
va: Vida (física) restante para el equipo en funcionamiento desde el momento actual.
Ra: Valor residual del equipo actual, previsto al final de su vida física.
Ante todo, calcularemos las anualidades correspondientes a los valores residuales para el período va del
equipo actual:
v v
AR R . i / [(1 i) 1] AR R . i / [1 (1 i) 1] .
La anualidad correspondiente al coste actual del equipo nuevo, es decir el coste anual equivalente al
conjunto de costes que comporta, será:
Vb V 1b
ACb Cb CAb . i / [1 (1 i) ] Rb . i / [1 (1 i) ].
Si tomamos a partir de ahora, para las expresiones obtenidas, las denominaciones de las variables
definidas y consideramos los ingresos procedentes de los valores residuales como costes negativos,
podemos establecer un cuadro comparativo de costes anuales de ambos equipos para los diferentes años.
Al reunir valores obtenidos como anualidades, serán completamente comparables:
Puede observarse que hemos considerado incluido en el coste del equipo nuevo su amortización junto a
los costes de explotación (puesto que el coste anual tomado para éste, junto a los costes de explotación
Cb, incluye la anualidad derivada de su coste inicial CAb menos la que proviene de su valor residual Rb).
Sin embargo no se ha tenido en cuenta la amortización del equipo antiguo en forma de la anualidad
correspondiente (en la parte derivada de su coste inicial, aunque sí en lo referente al valor residual, que
como veremos debía hacerse).
Si bien debería añadirse como un coste a Ca, igual que se hizo con Cb, para los años que restan hasta va,
también hubiera tenido que incrementarse al equipo nuevo, cuya mejora en costes debería ser suficiente
para cubrir su coste, su amortización, y la amortización pendiente del equipo antiguo. Por tanto, y
teniendo en cuenta que el cuadro presente se ha construido para comparar los costes de ambos equipos,
no se ha tenido en cuenta dicha amortización en la parte derivada del coste inicial del citado equipo anti-
guo. Ésta debería estar incluida para ambos en igual cuantía, puesto que la diferencia de costes con la que
operaremos será la misma, tanto si se añade como si no, para ambos costes.
Por el contrario, sí se ha tenido en cuenta en el cuadro el término derivado del valor residual (que para
el equipo nuevo ha formado parte de la amortización, reducido coste al valor del importe inicial a
amortizar). Así se ha hecho, ya que el importe que se debe tener en cuenta por este valor residual es
diferente para ambos equipos. Para la alternativa de pasar a usar el nuevo equipo, será el valor residual
que tiene ahora el equipo que se está utilizando en la actualidad, mientras que para la opción de seguir
utilizando el equipo actual, el valor residual será el del final de la vida de éste.
Repartiendo ahora por anualidades equivalentes los valores residuales del cuadro anterior, éste quedará
así:
Eq. nuevo - R 'a AC b -AR´a ACb -AR´a .... AC b -AR´ a ACb -AR´a ...
Ahora todos los términos de coste anual son iguales y comparables por lo que bastará ver si ACb - AR'a
es menor, igual o superior a Ca - ARa:
1. Si es menor, es obvio que se recomendará renovar el equipo de inmediato, ya que los costes del nuevo
serán mejores, incluidas las amortizaciones correspondientes.
2. Si es mayor, por el contrario, convendrá seguir con el equipo antiguo y prescindir de la tecnología
más avanzada.
3. En caso de ser iguales los costes puede tomarse cualquiera de las dos decisiones.
Así pues, tenemos un criterio para determinar si para un equipo con una vida prevista, a renovar o no al
final, merece la pena adelantar su sustitución, en el caso de que aparezca otro tecnológicamente superior.
Esto no sólo por mejorar los costes del actual, sino incluso por hacerlo en cantidad suficiente para
absorber la amortización a añadir por la utilización del nuevo equipo, sin olvidar la correspondiente
pendiente por el equipo en uso, como ha quedado establecido, aunque no estuviera añadida en el cuadro
comparativo.
Una vez estudiados los equipos que conforman la estructura productiva de la empresa y su duración
óptima, vamos a considerar su implantación en la estructura productiva de la empresa y los cambios que
podrán sucederse en ella con las renovaciones de dichos equipos y concluir así su planificación
económica a largo plazo y su optimización. Consideraremos las implantaciones y cambios estructurales
en la producción de la empresa en su conjunto, lo que nos llevará al análisis de las inversiones y su
rentabilidad.
La productividad nos informa de la eficacia técnica. Ahora nos interesa la eficacia económica, que la
mediremos por la rentabilidad: relación entre el beneficio obtenido en el período de tiempo del capital
financiero invertido, es decir:
Beneficio obtenido
Rentabilidad ' .
Capital invertido
La rentabilidad de un proyecto será tanto más elevada, cuanto más racionales sean las decisiones que
lo han desarrollado (objetivos o fines que se quieren alcanzar y medios empleados). Para esto se intentará
lograr el mayor resultado posible con unos medios dados, o alcanzar un resultado dado con los mínimos
medios. Como la rentabilidad se ajusta a este principio, será una forma de dilucidar la racionalidad y
eficacia de las decisiones, pero lo mismo ocurre con la productividad. De ahí que ambos sean aspectos
parciales de un concepto genérico que suele conocerse como economicidad.
Sin embargo, dado que el óptimo técnico y el óptimo económico no tienen porque coincidir ni
evolucionar paralelamente, lo mismo ocurrirá con la productividad y la rentabilidad.
Productividad y coste sabemos que evolucionan inversamente y lo mismo que éste tiene un mínimo,
© los autores, 1998; © Edicions UPC, 1998. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del "copyright", bajo las sanciones
establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento
informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos, así como la exportación e importación de ejemplares para su
distribución y venta fuera del ámbito de la Unión Europea.
106 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
aquélla tiene un máximo. Sin embargo, el óptimo económico, dado por la rentabilidad máxima, puede
ser distinto y mejorar ésta, empeorando la productividad.
7.2 La inversión
*Inmovilización de medios financieros durante cierto período de tiempo para obtener unos
ingresos que superan dichas inmovilizaciones.+
En toda inversión hay aspectos cuantitativos y cualitativos; además debe preverse la corriente de pagos
y de ingresos (más difícil ésta) con el riesgo que ello comporta.
Para nosotros será objetivo primordial el cálculo provisional de la rentabilidad de una inversión y
compararla con otras. Según cuál sea su valor, decidiremos si no sería mejor dedicar los fondos que la
inversión requiere a otro empleo.
De todas formas, en los cálculos de rentabilidad, más que referirnos a los beneficios globales (dos
inversiones pueden dar el mismo beneficio a lo largo de su vida útil, pero no tienen por qué ser
igualmente *rentables+), lo relacionaremos con los movimientos de caja. De ahí la necesidad de prever
la corriente de pagos e ingresos, así como el momento en que se producen.
Reposición,
Racionalización,
Ampliación.
Sustitución o reemplazo.
De expansión (de mercados).
De productos (mejora o ampliación de la gama).
Estratégicas (para evitar riesgos, competencia, etc.)
Pero veamos una clasificación más desglosada de objetivos, criterios y condicionantes de toda inversión:
a) Objetivos
- Complementarios a los actuales
- Creación de nuevas - Nuevos productos - Indistintos
plantas - De integración vertical
- Cambios de dimensión
- Otros: - Sociales
- Suntuarios etc.
Independientemente del objetivo directo de la inversión, ésta puede obedecer al seguimiento de una línea
de política empresarial. De acuerdo con este criterio, las inversiones pueden ser de:
- Aspectos - Organización
complementarios - Imagen de empresa
- Autonomía
- Aspectos sociales
- Proveedores - Limitaciones
- Exigencias
Toda inversión trata de lograr una mejora en el margen bruto del proceso productivo. Ésta produce una
corriente de ingresos, derivada de la enajenación del producto (o aumento en ella) y unos gastos que,
como ya vimos, se componen del coste de adquisición y puesta en marcha, los de funcionamiento, los
de mantenimiento y reparaciones, y los generales vinculados a la inversión, en el más completo de los
casos en equipos industriales. La apropiada comparación de las corrientes de ingresos y gastos (o
aumentos o reducciones éstos) será lo que nos permitirá conocer la rentabilidad de la inversión. Como
tales corrientes deben preverse, ello comporta un factor de riesgo de desviaciones.
- Estáticos: Tienen en cuenta los ingresos y gastos, prescindiendo del momento en que tienen
lugar, y con ello del interés.
Comenzaremos por los primeros, que son más sencillos de aplicar, aunque tengan menor exactitud.
Podrán, sin embargo, aplicarse cuando sea suficiente una idea sólo aproximada de la rentabilidad, para
comparaciones entre inversiones en situaciones en las que el tiempo tenga una influencia similar y en
general siempre que pueda ser conveniente aplicar este tipo de sistemas para un primer filtrado de
alternativas de inversión.
Métodos estáticos
Llamemos Ek a los técnicos (derivados del funcionamiento del equipo), n será el número de años de
duración, Vo el importe de la inversión y Vn el valor residual del equipo:
Como puede verse, esto exige conocer de antemano la vida o duración óptima de la inversión.
Aquí operaremos con costes medios, independientemente de que los mayores se produzcan al
principio o al final. El resultado es el mismo, puesto que se trata de un método estático.
Si N fuera el número de unidades de producto fabricadas por año, el coste unitario sería:
Vo & Vn % E E k
Cu ' / N.
n
Este coste unitario se compara luego con el de las otras posibilidades de inversión y se deduce cuál
tiene Cu mínimo. Ello sólo permite, pues, comparar inversiones, pero no establecer su rentabilidad.
Además los ingresos deben ser iguales en cualquiera de ellas para que la comparación sea válida.
En cuanto a los beneficios, tomaremos 1/n EBk; la inmovilización financiera media será Vo - VS /2,
de existir un valor residual VS , y con ello la tasa media de rentabilidad será:
1 / n · E Bk 2 · E Bk
Rm ' ' .
(Vo & Vs) / 2 n · (Vo & Vn)
La cifra de beneficios puede ser por ahorro de costes o por ampliación de beneficios, en los casos en que
éstos sean los objetivos de la inversión.
No se trata de un método de cálculo de tasa de rentabilidad, sino que establece en cuántos años (u
otro período de tiempo) el beneficio obtenido en cada uno llegaría a acumular una cantidad suficiente
para reembolsar la inmovilización financiera que ha supuesto la inversión. El período de
recuperación es:
PR ' Vo / B
donde B es el beneficio anual. Si éste varía cada año, será entonces la n que haga:
n
E1 · B k ' Vo .
Más clarificado queda aún en los dos casos de curvas de beneficio acumulado de la figura para dos
inversiones I y II, cuyos períodos de recuperación son t1 < t2. Parece hacer preferible la I, pero en
cambio a partir del momento t3 se demuestra que la II resulta más interesante que la I.
Fig. 7.1
Métodos dinámicos
Ya hemos dicho que éstos son mucho más exactos. Uno de los puntos clave radica en la tasa de interés
que se debe aplicar, ya que para que las corrientes de ingresos y gastos sean comparables, actualizaremos
sus valores mediante el interés compuesto. Este tipo de interés dependerá de:
Ello sin contar que otros factores, como el grado de riesgo, la inflación, etc., pueden hacerse influir en
su determinación o considerar aparte sus efectos.
De acuerdo con Schneider supondremos además que los cobros y pagos tienen lugar al final de cada
período.
De acuerdo con este método, se halla el valor capital actual de los ingresos y desembolsos que
paulatinamente exige la inversión. El VAN es la diferencia entre ambos y por supuesto debe ser
positivo y cuanto mayor, mejor.
Por supuesto, no existe un VAN único, ya que depende del tipo de interés. Así pues, si Ik es la
corriente de ingresos y Ck la de desembolsos para una inversión inicial I, tendremos:
Ya hemos dicho qué aspectos influyen en el tipo de interés i. En general, está relacionado con el
denominado coste del capital que podemos definirlo de forma sencilla como el coste por intereses
que deberá asumirse por la disposición de capital para llevar a término la actividad productiva.
Si determinamos que i es el tipo que dará lugar a la rentabilidad mínima aceptable, el valor del VAN
nos determinará en cuánto excede la rentabilidad al mínimo aceptable considerado. Por supuesto que al
variar i, cuando se comparan inversiones alternativas, pueden aparecer en un caso unas y en otro otras,
las más atractivas.
Sea, por ejemplo, el caso de las inversiones que se presentan en el cuadro que sigue. Vamos a determinar
el VAN de cada una a dos tipos de interés diferente, y determinaremos el orden de preferencia que
resultará para cada caso:
Además de los cambios en orden de preferencia generados por el tipo de interés considerado, obsérvese
cómo la situación en el tiempo de una misma corriente de ingresos y gastos produce efectos diferentes.
Así, por ejemplo, la tercera y cuarta inversiones tienen como cash flows anuales, 700, 400 y 200 y las
mismas cifras en orden inverso (y por tanto el mismo total). Sin embargo, la primera genera siempre
mayor VAN, dado que cantidades grandes producen efectos mayores en el VAN, si se producen a un
plazo más corto.
El significado del VAN con i = coste del capital sería la cantidad máxima que una empresa estaría
dispuesta a pagar para realizar el proyecto en ausencia de riesgo, o la cantidad mínima por la que la
empresa cedería sus derechos sobre el proyecto a un tercero.
Las tablas financieras que se adjuntan en el apéndice I de este volumen permitirán conocer los valores
actuales en función de i y de n y facilitarán la resolución de los cálculos con mayor rapidez.
Este método se basa en actualizar las corrientes de ingresos y desembolsos como en el VAN. Aquí
ya no podrá elegirse el tipo de interés, ya que consiste en determinar precisamente aquel tipo de
interés que iguala el valor actual de dicha corriente con el de la inversión inicial (en el supuesto que
dicha inversión no se halle incluida en la corriente de ingresos y desembolsos).
También puede plantearse para el caso en que dicha corriente de ingresos y desembolsos incluya la
propia inversión (o sus amortizaciones correctamente planteadas de acuerdo con métodos financieros).
De forma que ahora la tasa de interés que determinaremos será la que haga que el valor de esta corriente
actualizada sea nulo. En efecto, consideremos la inversión como un desembolso más, efectuado en el año
cero. Si I es la inversión (como desembolso que es, en la expresión deberemos poner -I) y bk son los
beneficios anuales, deberá cumplirse:
Ésta es precisamente la primera forma de definición de la tasa interna de rentabilidad, y por tanto ambas
expresan el mismo concepto.
El TIR representa el tipo de interés equivalente obtenido de la inversión de capital realizada, que
generará los beneficios anuales.
En tal caso, el criterio de comparación consistirá en cotejar las tasas internas de rentabilidad y por
supuesto eliminar aquellas cuya rentabilidad TIR equivale al tipo de interés aplicable al desembolso neto
que cada año queda pendiente de recuperar y es comparable al coste del capital, ya que ambos equivalen
a una capitalización a interés compuesto.
El problema de este sistema es que normalmente exige tanteo, a menos que las corrientes de ingresos
y pagos anuales sean iguales.
En efecto, si I es la inversión inicial e bk ' Ik & Ck son las corrientes anuales de ingresos y pagos, la
TIR será la r tal que:
b1 b2 bk bn
I ' % % ... % % ... % .
1%r (1%r)2 (1%r)k (1%r)n
Pero en el caso de que todas las bk sean iguales con valor único b tendremos:
donde la expresión entre corchetes es calculable y tabulada para cada r y n (véase tabla del apéndice II
de esta obra, de suma de los valores actuales, de la inversión de una unidad monetaria anual, durante
n años).
Veamos un caso:
Es decir, que el sumatorio debe ser igual a 6,8. Según la tabla, el valor r que corresponde a 6,8 se
encuentra para 10 años entre 6,7101 y 6,8641 (que corresponden a 8 y 7,5%). Por interpolación lineal,
obtendríamos: r = 7,7% (aunque el resultado no es exacto, no importa, dado que se trata del ajuste final).
Veamos, en la tabla que sigue, qué diferente hubiera sido el mismo caso con bk distintas, en el supuesto
de que su media fuera igualmente de 1.250.000 como en el caso precedente:
Los coeficientes de actualización se han tomado de las tablas del apéndice I. Dado que la suma de valores
actuales de los beneficios anuales para el 6% y el 7% están respectivamente por encima y por debajo
del valor de I (que es de 8.500.000), sabemos que r estará entre el 6% y el 7%. Podríamos seguir
tanteando, pero dado que ya hemos aproximado bastante, por interpolación calcularemos r = 6,75%, que
como puede verse es inferior al 7,7% calculado antes (con este r = 6,75% podríamos llenar una última
columna del cuadro anterior). Veamos qué ocurriría aplicando el método estático de comparación de
beneficios medios (tasa media de rentabilidad):
8.500.000
' 850.000
10
Amortización anual :
1.250.000 & 850.000
Rm ' ' 9,4 % ¡ nada menos !
850.000 / 2
La distribución en el tiempo de los beneficios anuales, aún con la misma media global, influye en el
método TIR (igual que ocurría en el VAN), de modo que los proyectos son más rentables cuanto menos
alejados en el tiempo estén los terminos de más elevado beneficio anual.
La rentabilidad de una inversión, calculada por medio de la tasa interna de rentabilidad, puede
compararse finalmente como el tipo máximo de interés que puede pagarse por un préstamo sin perder
ni ganar dinero. Por ello, no deben aceptarse inversiones cuya TIR sea inferior al coste del dinero.
Para concluir y comparar los métodos VAN y TIR, digamos que ésta última viene a ser el tipo de interés
a aplicar para que el VAN sea nulo.
t
E Ck ·[ 1 / (1%i)] k
y el capital medio C sería C ' .
[ 1 / (1%i)]
Aplicando logaritmos:
t
Log E Ck · [1 / (1%i)] k ' Log C % t · Log E [1 / (1%i)] ,
t
Log E Ck · [1 / (1%i)] k
que permite obtener t ' & Log C .
Log [1 / (1%i)]
b) Vencimiento medio
Es aquella temporalidad t tal que C es a un tiempo financiero, pero también algebraicamente igual
a la suma C1 + C2 + ... + Cn (con lo que los intereses de las cantidades anteriores a t se compensan
con los que siguen).
t
Log E Ck · [ 1 / (1%i) ] k
t ' & Log E Ck .
Log [ I / (1 % i)]
Como sabemos, el método del VAN y el de la TIR se relacionan de forma que ésta es la tasa que anula
a aquél.
En favor del VAN se suele decir que fijado i, hay un único VAN, pero pueden haber diferentes TIR
(depende del grado de la ecuación), o incluso que no haya TIR real.
Sin embargo, con una relación de resultados normales la TIR también daría una solución y sólo una. Si
b o , b1, b2, ..., bn son los flujos de caja netos anuales, cuando bo sea negativo (normal, ya que en el
momento inicial hay preponderantemente pagos) y las restantes b positivas (normal, si los ingresos ya
compensan) existirá un único valor de la TIR, pues:
T ) (r) ' & b1 · (1%r)&2 & 2 b2 · (1%r)&3 & ... & n · bn · (1%r)&n&1 ,
T ))(r) ' 2· b1· (1%r)&3 % 6· b2· (1%r)&4 % ... % n· (n%1) bn· (1%r)&n&2
Se tratará de una curva decreciente, sin máximos ni minimos, asintótica a la paralela al eje de las abcisas
de ordenada -bo, por lo que cortará una vez y sólo una a dicho eje, y dará un valor ro tal que T(ro) = 0,
que será la TIR.
Por otra parte, si bo fuera positivo y los demás negativos, aunque se trataría de la situación, opuesta
seguiría siendo un caso análogo, ya que tendría una solución y sólo una.
Si los beneficios negativos existen sólo en los primeros años, es probable que también haya una solución
y sólo una. Será así si además los flujos son luego ya invariablemente positivos.
En los casos de más de una solución puede ocurrir que para una r no sea aceptable y para la otra sí. En
tal caso, si dibujamos la curva T(r) completa, que será la sucesión de valores del VAN a diferentes tasas
de interés, se aclara en que casos la TIR es aceptable. En el gráfico se dan para ésta dos soluciones: r1
y r2, pero la curva muestra que si el tipo de rentabilidad de referencia está entre ambos, el VAN es
positivo y el proyecto es aceptable.
Fig. 7.2
Las críticas más comunes acerca del empleo de la TIR podemos resumirlas según sigue:
1. Mientras el VAN da un único valor (a cada i), la TIR puede tener varios. Sin embargo ya hemos visto
que para proyectos estructurados lógicamente, la TIR también da una sola solución.
Por otra parte, si se trata de elegir entre alternativas de equipos análogas, ambos métodos nos lleva-
rán a los mismos órdenes de preferencia.
Una solución es *convertir en análogas+ las alternativas y aplicar el método que se prefiera. En
realidad, ello no supone una auténtica limitación, ya que sólo las alternativas comparables que
cumplan estas condiciones podrán considerarse auténticamente.
2. El VAN puede calcularse a un tipo de interés distinto cada año (según las circunstancias). Sin
embargo, la TIR también puede calcularse para un tipo de interés diferente cada año. Así, puede
plantearse como sigue:
donde el parámetro k, que anularía la expresión, sería la relación entre la TIR y el coste del capital, si
este respondiera a los tipos ij empleados. Por esta razón rechazaríamos todos aquellos en que: k <1.
Sin embargo, aunque el VAN puede calcularse a un coste de capital diferente cada año, hay que tener
en cuenta que, si ya es difícil evaluarlo, más lo será elegir uno distinto (o recalcularlo) cada año.
Por otra parte, las críticas más comunes a los métodos VAN y TIR son:
1. Para calcular el VAN hay que suponer un interés arbitrario, aunque en realidad, si éste no se conoce,
de poca referencia sirve la TIR. De hecho, el coste del capital es importante conocerlo en ambos
métodos: a priori en el VAN, y a posteriori en la TIR (aunque en éste, si la TIR obtenida es muy alta,
tiene menor importancia el conocimiento del coste del capital).
4. Finalmente, la inclusión del riesgo con un % que debe superar el coste del capital, favorece a la TIR,
junto a la posibilidad de que exista una limitación de recursos.
La necesaria actualización de los métodos dinámicos hace más importantes los cash flows poco alejados
en el tiempo. Por esto, en cuanto a los métodos de amortización se refiere, serán ventajosos los
regresivos, pues las cantidades alejadas en el tiempo sufrirán reducciones mayores.
Lo mismo ocurre con los intereses de préstamos obtenidos para financiar la inversión. Si bien no deben
ser incluidos en el cálculo de la rentabilidad de ésta, influyen en el beneficio contable.
De existir un tipo de inflación previsto sobre nuestros costes e ingresos del d%, el nuevo valor actual de
una corriente Cn en el año n será:
Cn
.
(1%i) · (1%d)n
n
Así pues, habrá dos TIR: la nominal, calculada hasta ahora (r) y la real (r'), cuya relación es:
(1%r&1&d) (r&d)
(1%r) ' (1%r )) (1%d) » r ) ' ' ,
(1%d) (1%d)
con lo que si r < d (TIR menor que la inflación), r' será negativa. Esto es sólo aparente y no debe
despreciarse por ello la inversión, pues, de no realizarse el capital no empleado en ella, sufrirá la misma
depreciación, y en caso de que el capital esté prestado, su coste también estará depreciado.
Otro caso muy distinto es la comparación de diferentes proyectos, en especial si su vida es diferente
también. Y, aunque no sea sí, ello representa actualizar a tipos de interés diferentes, al considerar o no
la inflación. Ya sabemos que esto da lugar a resultados diferentes. A un coste del 10%, A puede ser prefe-
rible a B, y al 18% B puede serlo sobre A. Ello es especialmente importante si el tipo de interés es crítico
(en él cambian las preferencias), como puede observarse en el gráfico para ik, o cercano a él. Así, es el
caso de ic para un tipo de inflación d (Fig 7.3).
Fig. 7.3
Hasta ahora hemos considerado la rentabilidad de una inversión aislada, pero al igual que ocurrió con
la vida de los equipos, la decisión que queremos adoptar llevará a elegir la óptima entre varias
alternativas.
Ante todo, hay que tener en cuenta el caso de inversiones que puedan llevarse a cabo simultáneamente.
Será sí:
Además, en caso de que al llevar adelante dos inversiones el resultado global no se correspondiera con
la suma de los obtenidos de cada una, habrá que considerar una tercera formada por la agregación de
las dos primeras. Es decir, lo que realizará será el estudio de las alternativas A/B/A+B y considerarlas
como alternativa entre las que elegir. En el caso de 3 (A, B y C), las alternativas entre las que elegiremos
serían A/B/C/A+B/A+C/B+C/A+B+C. Y así sucesivamente.
Analicemos la selección de varias alternativas de inversión entre las que elegir la óptima. Si tomamos
como criterio la TIR, calculamos la de cada una de las inversiones y seleccionamos aquellas que son
superiores a un mínimo estipulado (por ejemplo, el coste de capital). La selección de la óptima puede
realizarse mediante la técnica del análisis diferencial. Efectivamente, no puede tomarse sin más la de
mayor TIR, ya que la forma de producirse los flujos de ingresos y pagos o el montante de la inversión
(y suponemos que la duración es la misma por el momento) pueden distorsionar la elección. Veámoslo
con un ejemplo, de dos inversiones cuyos flujos y TIR son:
0 - 500 - 200
1 0 50
2 300 150
3 440 85
Como se ve, la TIR de 2 es superior a la de 1. Sea ahora la inversión diferencial obtenida restando los
flujos de la 2 de los correspondientes de la 1:
AÑO Inversión 1
0 - 300
1 - 50
2 150
3 355
Si este resultado sigue superando el coste del capital (o la referencia adoptada), tomaremos como mejor
la alternativa 1, ya que puede descomponerse, en una primera parte, con los flujos de caja, iguales a las
de 2 (y con ello una TIR del 18.5%) y, una segunda, con un exceso de flujos de caja que nos dan una TIR
del 15.6% también aceptable (y el conjunto es del 16.5%). Es decir, es como si se efectuara la inversión
2, y además una nueva inversión a un tipo de TIR también aceptable. Ello ha ocurrido porque las cifras
de cash flow de 1 eran superiores a las de 2. Hay que resaltar que en esta exposición no se tiene en cuenta
el problema de las limitaciones financieras, o del mayor o menor riesgo, lo que cuando proceda, habrá
que tenerlo en cuenta, e incluir o no la inversión diferencial según el caso.
Si realizamos el análisis mediante las curvas del VAN, nos permite obtener las TIR de cada alternativa
e incluso la diferencial. Véase como queda reflejado en la figura 7.4 adjunta, donde la TIR de la
inversión diferencial es la tasa a la que se igualan los VAN de ambas curvas.
Fig. 7.4
Si elegimos un tipo de interés mínimo aceptable, será mejor aquel proyecto que tenga un VAN superior
a este tipo de interés. Así vemos, que A sólo supera a B hasta el 9%. Además, a partir del 15% (A) y del
17% (B) sus VAN son negativos y la inversión no interesará en ninguno de los dos casos para tipos
superiores. Esto es muy ilustrativo, pues muestra que una alternativa mala puede no parecerlo si se
compara con otra peor.
El procedimiento gráfico es en muchas ocasiones el mejor, en especial si se desea comparar más de dos
alternativas, y se ve la auténtica influencia de i.
Veamos, sobre un ejemplo, un caso que resume cuanto se ha expuesto, acerca de la selección de
inversiones:
Una empresa puede invertir un máximo de 350 millones de pesetas y puede realizar las inversiones
que siguen:
C y D son sustitutivas, mientras que A y B pueden llevarse a cabo simultáneamente entre sí y con las
demás. La vida estimada es de 5 años, y consideraremos que no existe valor residual. El coste del dinero
es del 8% para todos los casos. Veamos cuál es la combinación óptima de alternativas de inversión,
teniendo en cuenta el carácter de ellas (substitutivas o no), para lo cual calcularemos ante todo las
rentabilidades por separado:
A 12.5 11.8
B 14.1 19.7
C 14.4 25.7
D 13.8 31.5
La TIR diferencial de D sobre C es del 12.4% (mayor que el 8%, que es el coste del dinero), por lo que,
según ya se ha visto, D es preferible a C, pese a tener una TIR menor. (Obsérvese además que el VAN
de D supera al de C.)
El método podría ser, ahora, buscar la mayor de las combinaciones de D, con las alternativas
independientes: CA, CB y CAB, la última de las cuales se autoelimina por superar la limitación global
de recursos.
Sin embargo, este método podría llevarnos a una conclusión errónea, pues aunque D sea preferible a C,
al existir otras alternativas compatibles y además una limitación al montante total de la inversión, es
posible que, al considerar todas las alternativas factibles, dentro de la limitación de recursos, la mejor
sea alguna de las no tenidas en cuenta (recordemos que D era preferible a C por la rentabilidad
diferencial, pero obliga por ello a una mayor inversión). Veamos todas las posibles con un montante que
no sobrepase los 350 millones de pesetas (cifras en millones de pesetas):
De lo que puede deducirse que la mejor combinación es la BD (VAN más elevado). Si alguna otra tuviera
mayor TIR, pero no agotara los recursos, calcularíamos la TIR diferencial, en el caso que éste fuera el
criterio de cálculo elegido.
En el caso de alternativas de inversión de distinta duración podríamos comparar también las TIR de cada
una, junto a la de la inversión diferencial.
Si las inversiones pueden renovarse, otra solución sería renovar la de corta duración hasta que tuviera
la misma duración que la otra y aplicar ahora los métodos anteriores. Si la vida del proyecto corto no
es divisor del otro, pueden renovarse ambos por una vida igual al mínimo común múltiplo de ambas
vidas.
En la sustitución de equipos en uso, deben absorberse las amortizaciones pendientes para el equipo
antiguo.
Por el contrario, en la creación de nuevas inversiones o ampliaciones de las existentes, basta con hallar
su rentabilidad y ver si es suficiente.
Aumento o ampliación:
- Hallar su rentabilidad y comparar con el coste del capital. Téngase en cuenta el riesgo.
- Cuando la inversión está en marcha, no es fácil detenerla, aunque no cubra el coste del capital.
- En tal caso, realmente si se cubren gastos fijos, aunque sea en parte, se suele proseguir.
- Convendrá partir de una rentabilidad prefijada y deducir de ella el precio de venta, de este mismo
producto desconocido. Un estudio nos podrá, más o menos, confirmar su validez, la capacidad
de venta y otros datos. Además la rentabilidad mínima debe fijarse teniendo en cuenta el alto
grado de riesgo.
Las decisiones acerca de llevar a cabo proyectos de inversión están sometidas a un riesgo mayor o menor,
debido a que los valores de todos los elementos integrantes del cálculo de la rentabilidad sufren una
estimación de la evolución futura: el cash flow manejado son cifras esperadas.
Una base equilibrada de cálculo de elementos de coste y de ingreso nos podría ser dada por la suma de
los productos de sus valores probables aunque no siempre se dispone de este dato.
- la vida útil,
- los precios de venta,
- los volúmenes de venta.
El tomar cifras conservadoras (por ejemplo, eliminar el valor residual o acortar la vida prevista) puede
traer como contrapartida el que proyectos que posiblemente sean rentables aparezcan como irrealizables.
técnica que da mayor utilidad al sistema de la TIR sobre el VAN. También puede operarse multiplicando
la TIR obtenida por un coeficiente < 1 de riesgo, de forma que la nueva TIR tenga más posibilidades de
darse.
El procedimiento mejor para incluir el efecto del riesgo trata de estudiar la evolución de la rentabilidad
midiendo los efectos de circunstancias cambiantes.
De esta forma se identifican las variables críticas que se deben vigilar más estrechamente (aquéllas cuya
alteración repercutirá en un cambio directo de los resultados).
y descubrir las variables en potencia más peligrosas. Incluso permite ordenar los factores clave por orden
de importancia y decidir en los que hay que concentrarse. También puede operarse calculando las
desviaciones máximas tolerables en la TIR y las correspondientes de cada variable y así obtener el
margen de seguridad.
Puede procederse determinando primero el intervalo que puede tomar cada variable y asignarles una
probabilidad, para luego escoger dentro de tales intervalos, valores para cada variable y determinar con
ellos la TIR.
El cálculo expuesto debe repetirse varias veces y hacer un gráfico de frecuencias de los valores
resultantes de la TIR (el método de Montecarlo, que veremos con más detalle, permite asociar una
probabilidad a cada TIR).
Operando con las frecuencias relativas, se hace un cuadro como el que sigue:
R0 - R1 f1
R1 - R2 f2
R2 - R3 f3
... ... ... ...
Luego se pasa al diagrama de frecuencias. Así sabemos que existe (por ejemplo) una probabilidad f1 +
f2 + f3 de que la TIR esté entre Ro y R3 . Este diagrama lo podemos aproximar a una curva de frecuencia
CF (Fig. 7.5).
R0 100
R1 F1
R2 F2
R3 F3
... ... ... ...
Hay variables que no se pueden escoger de una forma aleatoria, pues su valor depende del de otra (por
ejemplo, volumen de ventas y precio). En tal caso, sólo se escoge una, y la otra debe determinarse.
Fig. 7.5
- p = precio de venta
- V = volumen de ventas
- CF = costes fijos derivados de la inversión
- CV = costes variables derivados de la inversión
- I = inversión total
100
RDCF superior a
Ro Rn
Fig. 7.6
El riesgo radica en que cualquiera de los factores V, CT (=CF+CV) e I no pueden evaluarse exactamente,
sino que cada uno de ellos tiene una sucesión de valores probables con una curva acumulada similar a
la anterior, de la que podemos tomar cuatro valores y sus probabilidades. En el gráfico tenemos la curva
de la variable V y los valores de la curva de frecuencia acumulada VA, VB, VC, y VD para probabilidades
0,25/O,5/O,75/1 y lo mismo haríamos con las demás variables CT e I. De manera que tendríamos, según
se ve en el árbol adjunto, hasta 4x4x4= 64 valores a manejar, y con ello 64 valores posibles de R.
Podemos obtener la curva de frecuencia acumulada de R, transcribiendo como sigue los valores del
cuadro que reproducimos a la curva trazada debajo:
12 % a 13 % 3 3 / 64 3 / 64
13 % a 14 % 4 4 / 64 7 / 64
14 % a 15 % 6 6 / 64 13 / 64
... ... ... ... ... ... ... ...
El inconveniente de este método es que pueden llegar a salir demasiados valores para manejar. En efecto,
con tres variables y cuatro valores para cada una, se han dado 43=64 valores, una cantidad ya
significativa, pero que con una variable más ascendería a 256 valores.
Ahí es precisamente donde incide el método de Montecarlo. En él, el problema se resuelve con un
número de valores de las variables, independientemente del número de éstas, y de la cantidad de valores
probables de éstas. Efectivamente, el número de datos se fija aleatoriamente, construyendo una tabla de
números aleatorios del 0 al 1 en la cantidad que queramos (cuantos más mejor, desde luego). Para cada
uno se busca el valor de cada variable en la curva acumulada (en nuestro caso, se halla cada valor de V,
CT e I) y con ellos se calcula R. A partir de ahí se construye igual que antes la curva de frecuencia
acumulada de R. En el epígrafe que sigue resolveremos un caso con este método.
1
Son combinaciones de los 64 valores.
La forma de la curva de frecuencias es muy importante, así como su dispersión (amplitud de la base),
que crece con el riesgo. Bajo este aspecto, resulta más interesante la curva a. A igualdad de dispersión
interesará más aquella en que la probabilidad de rentabilidades altas no cae bruscamente (c) y no el caso
contrario (b). (figura 7.9)
Fig. 7.9
Cuando comparamos proyectos, hay casos en que no hay duda: B es mejor que A en la fig. 7.10, pero en
otros las curvas acumuladas no son tan claras: así C permite mayores probabilidades para valores
frecuentes, pero D consigue alcanzar valores de la TIR mayores ...
Fig. 7.10
La empresa RADIO ELECTRONIC fabrica aparatos para la comunicación por teléfono y está estudiando
la posibilidad de comenzar la fabricación de aparatos de comunicación sin hilos tipo duplex.
Prepararemos el caso para que cada una tenga una construcción distinta de su curva de probabilidad
acumulada.
Para hacer una previsión de las ventas, se ha solicitado a 15 distribuidores que den su cifra prevista en
condiciones normales, así como la mínima y la máxima. El resultado de esto es el cuadro que incluimos
a continuación, cuyas cifras son centenares de pesetas de ventas previstas, para cada una de las tres
situaciones:
Mínima 6 9 6 10 9 5 14 3 4 7 6 3 2 16 13
8 12 7 16 10 10 15 8 6 9 13 10 5 17 14
Normal
9 15 8 20 11 15 19 9 8 12 14 11 6 22 20
Máxima
La estimación de la inversión obedece a las cifras que siguen asignadas a las probabilidades indicadas:
El coste variable por unidad fabricada se calcula que estará entre 1.200 y 1.600 pesetas, sin que exista
ninguna apreciación sobre su probabilidad.
Se trata de evaluar la probabilidad que existe de superar el 10% de rentabilidad tras el primer año.
Veamos cuál sería la solución:
1. Ante todo obtendremos la media y la desviación típica de las ventas de cada delegación, suponiendo
que se siga una ley normal con dispersión de 3F por banda (véase cuadro 1 de la figura 7.12 de la
página que se adjunta al final):
Con esto, en el cuadro 3 de la citada página, obtenemos la distribución P(V#K), tipificando a una
distribución normal reducida de las ventas de media:
K = 15592
2. Coste variable:
Al haber incertidumbre total, todos los resultados serán equiprobables (entre 1.200 y 1.600) por lo
que la posibilidad acumulada será la recta del cuadro 4 de la citada página final.
que nos permitirán (esta vez por puntos) construir su curva de la probabilidad acumulada del cuadro 5
de la figura 7.12.
Cálculo de la rentabilidad
Con los datos del cuadro 2 de la figura 7.12 tomamos los valores aleatorios para cada variable incierta
y en sus correspondientes curvas de probabilidad acumulada los correspondientes a la variable para cada
uno (método de Montecarlo). Cuando se trate de una distribución normal (caso de las ventas) podemos
ir directamente a una tabla normal reducida. Con tales datos calculamos la rentabilidad en cada caso
(cuadro 7 de la figura 7.12), representamos su función acumulada (cuadro 6 de la figura 7.12) y
obtenemos el cuadro de la probabilidad acumulada (cuadro 9 de la citada figura).
Finalmente, llegamos a la conclusión de que la probabilidad de que la rentabilidad sea inferior al 10%
es del 80 %, por lo que la probabilidad de superar este nivel de rentabilidad es del 20%.
Fig 7.12
*La contabilidad es el nombre genérico de todas las anotaciones y cálculos llevados a cabo en una
empresa para proporcionar:
Una imagen numérica de lo que ocurre en ella (a través del balance y la cuenta de resultados).
Una base de cifras para la actuación futura (por medio del presupuesto).+
Los fines que persigue la contabilidad en la empresa actual son de índole cuantitativo y cualitativo. Por
lo que que se refiere a los de índole cualitativo, los más importantes, y durante mucho tiempo puede
decirse que los únicos, hacen referencia a la evaluación de costes y rendimientos en general, a la
situación económica y financiera de la empresa, aunque puede asimismo incluir aspectos técnicos y de
productividad, jurídicos, administrativos, etc.
Toda agrupación de elementos del patrimonio en grupos económicos homogéneos recibe el nombre de
"masas patrimoniales", es decir, grupos económicos con la misma significación o funcionalidad. Pueden
ser:
Constituidas por los elementos que integran el patrimonio que la empresa dispone a fin de poder
desarrollar su actividad económica y lograr los objetivos propuestos.
Constituidas por el conjunto de recursos que posibilitan la existencia misma y la financiación de las
masas patrimoniales de activo.
© los autores, 1998; © Edicions UPC, 1998. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del "copyright", bajo las
sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el
tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos, así como la exportación e importación de ejemplares
para su distribución y venta fuera del ámbito de la Unión Europea.
132 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
Se dice que dos masas patrimoniales son correlativas cuando pertenecen a un mismo nivel económico,
una del activo y otra del pasivo (por ejemplo, acreedores a corto plazo por salarios, comisiones, alquileres
u otros gastos devengados pero pendientes de liquidar).
Entendemos por hecho contable, todo suceso jurídico o económico susceptible de ser introducido en la
contabilidad, al influir en la situación hacendal. Pueden ser:
a) Modificativos, que implican una variación cuantitativa del patrimonio. El total del activo [A] es igual
al total del pasivo [P] en todo balance empresarial, lo que resulta lógico a la luz de que el pasivo es
el conjunto de recursos financieros que respaldan en su valoración al total del activo. Así pues, si un
balance con un, activo A0 y un pasivo P0 se transforma en otro con activo A1 y pasivo P1 , después de
contabilizar un hecho modificativo, se dará:
A0 = PO ; A1 = P1
donde AO … A1 ( y con ello Po … P1), para el caso que el hecho sea modificativo.
Para que pueda llevarse a cabo la contabilidad, no basta con unos hechos para contabilizar. Debe existir
además un nexo entre estas anotaciones que constituye la coordinación contable o conjunto de
relaciones, conexiones, y enlaces entre los instrumentos conceptuales de la contabilidad para expresar
o reflejar las relaciones en el ámbito económico y a las que la contabilidad debe hacer necesaria
referencia para lograr su fin. Instrumentos para ello son:
La contabilidad se lleva a cabo por medio de los sistemas contables, que son principios de reglas
adecuadas según un criterio en relación al fin de la contabilidad (conocer, medir y representar la
situación). Se concretan en un "método" el cual a su vez precisa de un "procedimiento".
- Sistema: patrimonial.
- Método: partida doble.
- Procedimientos: diarios múltiples.
Esquemáticamete, se representan por una T, en la que se escriben las cantidades correspondientes a los
conceptos denominados debe y haber, distribuidos al lado izquierdo y derecho de la T, respectivamente.
DEBE HABER
a) De activo, que representan elementos de la estructura económica y que reflejan los aumentos de valor
en el debe (caja, bancos, clientes, etc.).
b) De pasivo, que representan elementos de la estructura financiera y que reflejan los aumentos de valor
en el haber (proveedores, capital, pérdidas y ganancias, etc.).
2. Histórica: recogen las variaciones en los mismos que permiten explicar la evolución.
Por lo que se refiere a su utilización, podemos concretar el siguiente tecnicismo terminológico respecto
a las cuentas:
8.3 Elaboración de la contabilidad sobre las cuentas: teoría del cargo y del abono
La contabilización de los hechos contables en las cuentas, se lleva a cabo según el tipo de éstos:
- Si son aumentativos (hacen crecer activo y pasivo), se contabilizan cargando una o varias cuentas
de activo y abonando una o varias de pasivo.
- Si son disminutivos, se contabilizan con una o varias cuentas de activo, que se abonan, y otras de
pasivo, que se cargan.
b) Cuando son permutativos se cargan y abonan sólo cuentas de activo o pasivo. En todo caso debe
tenerse en cuenta que el total de las anotaciones que se hagan en el activo debe coincidir con el total
de las que se hagan en el pasivo. Ello supone que la doble anotación realizada en la contabilidad (al
que debe su nombre el sistema de "partida doble"), asegura la contabilización de la causa y el efecto
del hecho contable y por el mismo importe, además de mantener la igualdad necesaria del total del
activo y pasivo.
Ejemplos:
Compra de materias primas por 10.000 ptas. pagando la mitad al contado (modificativos, aumentativos
y disminutivos respectivamente).
Caja Clientes
2.500 250
(Cuentas de activo) (Cuentas de activo)
Como puede verse, el total cargado y abonado por cada hecho es siempre el mismo ( método de la
partida doble).
Cuentas de movimiento son las que recogen los hechos contables que no afectan al patrimonio
empresarial (caja, bancos, etc.). Las que sí afectan son las especulativas (ventas, mercaderías, etc.), y
generan, por tanto, beneficios o pérdidas.
o su equivalente:
Cada uno de los tres miembros de la igualdad está integrado por un conjunto de cuentas (las de activo
y pasivo ya vistas). Si desglosamos éstas últimas obtendremos los siguientes grupos homogéneos de
cuentas:
a) Cuentas de activo:
b) Cuentas de pasivo:
Exigible a largo plazo, cuyo vencimiento sería superior al año. Un criterio, técnicamente adecuado
para fijar una frontera flexible entre el corto y largo plazo podría ser el período de maduración, o
tiempo transcurrido desde que se normalizan las necesidades de capital circulante, hasta que se
recuperan con la venta y el cobro del producto.
- Toda cuenta consta de dos partes (debe y haber) con términos correlativos, pero antitéticos.
- En todo sistema de cuentas que lo utilice existen al menos dos series de cuentas de tipo opuesto (de
activo y pasivo).
- Todo hecho contable se refleja en dos o más cuentas de signo contrario (causa-efecto), una en el debe
y otra en el haber.
Las expresiones monetarias globales de las que reciben anotaciones en el debe, deben coindicir con el
haber, como ya se ha expuesto.
Los libros son los instrumentos de la contabilidad (aspecto material de la representación contable y su
coordinación). Responden a la clasificación de los hechos contables en tres órdenes de ideas, que se
llevan a cabo en la práctica contable, en el mismo orden en que los vamos a enumerar, representado,
cada uno, un libro distinto.
En él se registran los hechos tal y como suceden, anotando en cada lado los elementos patrimoniales que
han intervenido en una cuenta única para todos ellos.
- La causa y el efecto del hecho que se traducirán en sendas anotaciones en el debe y el haber.
Veamos, por ejemplo, el asiento (compuesto, al estar constituido por más de dos elementos patrimoniales
afectados), que corresponde a una venta de producto por 110, cuyo coste era 100, abonando la mitad al
contado.
DEBE HABER
55 Caja
55 Clientes a almacén 100
Pérdidas y ganancias 10
110 110
Como sabemos y podemos apreciar en el ejemplo expuesto, la suma de los debes y haber de todos los
asientos deberán coincidir .
Concluido el diario de un ejercicio se procede a pasar sus asientos al mayor, libro integrado por el
conjunto de cuentas representativas de los elementos patrimoniales, de modo que la situación de cada
uno se refleje en el saldo de su cuenta. Existe una cuenta para cada elemento patrimonial.
Así pues, un asiento del diario, da lugar a movimientos en varias cuentas a la vez.
55 55 100 10
El libro mayor estará integrado por el conjunto de cuentas de cada elemento patrimonial. Sus cuentas,
sin embargo, deben saldarse y regularizarse antes de trasladarlas al balance, que nos dará la situación
de la empresa, operaciones todas, que llevarán al libro de inventarios y balances.
- Balance de comprobación de sumas. Las sumas de los debe y haber de los libros diario y mayor deben
coincidir.
- Balance de saldos: saldadas todas las cuentas del mayor, la suma de saldos acreedores debe coincidir
con la de deudores.
b) Inventario
Es la relación detallada, cuantificada y valorada del conjunto de bienes, derechos y obligaciones que
constituyen el patrimonio de la unidad económica. Se realizará de acuerdo con los principios:
- Permanencia de criterios (para que los resultados sean comparables a los de otros).
- De actualidad de la valoración.
Además, habrá que tener en cuenta los denominados principios contables, correspondientes al Plan
General de Contabilidad, que es un conjunto de normas vinculantes para las sociedades a la hora de
realizar su contabilidad, al que haremos referencia posteriormente desarrollando el nuevo Plan
Revisado vinculante desde 1991. Entre estos principios contables figura, precisamente, el de
prudencia como principal y más importante de ellos, aunque referido a un contexto más amplio que
es el del desarrollo de toda la contabilidad.
Otra cuestión importante es la variación del inventario. La problemática que presenta la misma se
refiere a la forma en que las diferentes mercaderías en stock deben estar valoradas, teniendo en
cuenta que han podido entrar en la empresa en momentos diferentes, y que habitualmente, ha dado
lugar a varios sistemas de valoración. Aunque, como normas generales de valoración del nuevo Plan
General de Contabilidad al que acabamos de aludir, se dice, expresamente, que la norma general es
valorar las existencias al precio de adquisición o al coste de producción de las mismas, la realidad
es que existen diversos procedimientos, cada uno con sus ventajas e inconvenientes, para valorar los
stocks. Los dos más importantes son los siguientes:
Lifo (Last in - First out), que supone que el último material llegado es el primero en salir, con lo que
en almacen queda el más antiguo. Es un criterio conservador que pretende no incluir la influencia
de la inflación en el resultado.
Fifo (First in - First out), que opera sobre la base de que los materiales salen en el mismo orden que
llegan al almacén, criterio que pretende imbuir de lógica la valoración de los stocks. Existe una
tendencia más progresiva que pretende valorar el stock, no al último precio adquirido, sino al que
deberíamos adquirir hoy de querer comprar el material. Es efectivamente realista en cuanto al valor,
pero provoca una fuerte influencia de la inflación en los resultados.
La contabilidad puede cerrarse en cualquier momento u obtener los documentos que nos dan el
resultado de la misma, a partir de los saldos del libro mayor. Las cuentas que hemos denominado
especulativas tienen las contrapartidas adecuadas a la cuenta de” pérdidas y ganancias” de la
empresa, de forma que ésta, cuando se cierra la contabilidad, recoge el conjunto de los saldos de las
citadas cuentas y, por tanto, de todas aquéllas que originan, precisamente, pérdidas o ganancias para
la empresa. El paso de todos los saldos de las cuentas especulativas a un único saldo en la cuenta de
pérdidas y ganancias, se lleva a cabo por medio del llamado asiento de regularización.
Así pues, las cuentas especulativas ven trasladado el saldo que presentan a una cuenta que recoge
todas las pérdidas y ganancias. Por tanto, dichas cuentas no aparecen en absoluto con un saldo al
cerrar la contabilidad; solamente la cuenta de pérdidas y ganancias, en representación de todas ellas,
presenta un saldo en el documento que permite sintetizar el resultado de la contabilidad: el balance
de situación del que vamos a ocuparnos seguidamente.
d) Balance de situación
Este documento no es otra cosa que la presentación en dos columnas de los saldos resultantes en las
cuentas del mayor en el momento en que se desea cerrar la contabilidad, después de efectuar el
asiento de regularización, junto con los que se deducen de la realización del inventario. Estos saldos
pueden ser acreedores o deudores, de ahí que la presentación del balance se realice a dos columnas
correspondientes a las cuentas, cuyos saldos deberán ser normalmente deudor, y aquéllas cuyo saldo
deberá ser normalmente acreedor. En realidad, estas dos columnas son las correspondientes al activo
y al pasivo, es decir, el conjunto de recursos financieros o pasivo que han hecho posible la existencia
de todo el patrimonio que constituye el activo.
Las cuentas que aparecen en el balance se definen como cuentas de activo y de pasivo según el tipo de
cuentas de que se trate, es decir, correspondiente a la estructura económica o financiera de la empresa.
El total por el que cada una de estas cuentas figura en el balance será el saldo del mayor en el momento
del cierre de la contabilidad que, como se ha dicho, deberá ser normalmente deudor para las cuentas de
activo y acreedor para las cuentas de pasivo. Así pues, el balance estará constituido de la forma que
sigue:
- Activo, que refleja la situación económica por masas patrimoniales y constituido por los saldos
obtenidos.
- Pasivo, que refleja la estructura de los recursos financieros propios y ajenos que permiten la
existencia del activo (cuyo conjunto es igual a éste) y está constituido por los saldos acreedores
obtenidos.
El balance es el resultado contable expresado que se ha dicho y que refleja la situación patrimonial de
un ejercicio, pero que a la vez es el punto de partida del siguiente.
En el apartado donde se expone el Nuevo Plan General dedicado a las cuentas anuales de la presente
obra, se muestra en doble página un modelo de balance adaptado a la normativa del nuevo Plan General
de Contabilidad vigente desde 1991, que corresponde a las partidas de activo y pasivo y su codificación,
de acuerdo con dicho plan contable. En el balance, además, para cada partida, sea de activo o de pasivo
se reserva el espacio para escribir el saldo de la correspondiente cuenta y también otro para indicar el
porcentaje de dicho importe respecto al total de activo o pasivo según corresponda; además, también se
reserva un espacio adicional para poner los mismos datos así presentados de la empresa y tener las
correspondientes conclusiones.
Presentamos a continuación un cuadro del balance en el que activo y pasivo quedan divididos en
bloques de masas patrimoniales, para los que definimos la terminología que emplean, su significado y
las relaciones entre dichos bloques, todo lo cual, además, facilitará el estudio analítico que veremos a
propósito de la gestión económico-financiera de la empresa, siendo este cuadro un importante punto de
partida para la citada gestión.
e) La cuenta de resultados
Es éste un documento que se obtiene, asimismo, a partir de la contabilidad. Podríamos decir en una
primera apreciación que nos da aquella información que no está contenida en el balance, es decir,
los saldos de las cuentas especulativas que, como se sabe, no aparecen en el balance de situación al
haber sido transferidos y agrupados sus saldos en la cuenta de pérdidas y ganancias que engloba los
mismos en uno único que aparece en el balance, representando de forma global, el conjunto de
pérdidas y ganancias que ha tenido la empresa.
Los saldos de las cuentas especulativas antes del asiento de regularización, junto con el consumo de
materiales, derivado de la realización del inventario y de operar con las cuentas de variaciones de stocks
y de compras, permiten configurar la cuenta de resultados como un conjunto de partidas de ingresos y
de costes y gastos; se obtiene finalmente un resultado que deberá coincidir con el saldo de la cuenta de
pérdidas y ganancias que también figura en el balance de situación.
En doble página, que se muestra al igual que el balance dentro de la exposición del Nuevo Plan en el
apartado de cuentas anuales, podemos ver el modelo de la cuenta de resultados que sigue las pautas del
nuevo Plan General de Contabilidad vigente desde 1991 y que, siguiendo las líneas del anterior, está
constituido por el conjunto de partidas que permiten obtener el resultado de la empresa partiendo de
aquellas cuentas que lo han generado, estando cada una de ellas identificadas por un código que
corresponde lo mismo que para el balance de situación al del Plan General de Contabilidad, de forma
que, para una de las partidas de dicho documento se presentará el valor de la misma correspondiente al
ejercicio presente, su porcentaje respecto al total de los ingresos de explotación y la desviación de dicho
porcentaje respecto del que se había previsto para el presupuesto de la empresa, también expresado en
tanto por ciento, y todas estas magnitudes repetidas asimismo para el ejercicio anterior.
No cabe duda que también este documento, y más aún la forma en que está presentado aquí, va a ser de
gran utilidad para el control de gestión económico-financiera de la empresa en el momento en que
vayamos a buscar procedimientos para evaluar los resultados de la misma y establecer un diagnóstico
acerca de la situación de la empresa y de la forma en que se han generado sus resultados.
Refleja lo que realmente ha generado como liquidez el ejercicio. Es evidente que no coincide con el
beneficio, pues no deberíamos haber deducido en tal caso el montante de las amortizaciones y sí, en
cambio, entradas y salidas de recursos financieros no contempladas en la explotación.
En el caso más general, el cash-flow nos llevaría, pues, al flujo de caja o conjunto de entradas y salidas
de dinero. Así, por ejemplo, si se compra una mercancía sin pagarla en el momento se altera el cash flow
(pues se ha generado una alteración de la liquidez), pero no el flujo de caja, ya que no ha habido
movimiento en la misma. Nos ocuparemos más adelante del mismo.
Además de las cuentas normales ya vistas pueden existir en el balance las siguientes cuentas especiales:
a) Activo ficticio
Activos desaparecidos que no deseamos que sean amortizados en un solo ejercicio, pues podría llegar
a sesgar el auténtico resultado de la explotación: es el caso de un incendio que destruye de un
plumazo una parte importante del activo, aunque no exista un seguro que lo ampare.
Son también activos ficticios que están constituidos por gastos, que, por determinadas razones, no
se considera adecuado que sean cargados en un solo ejercicio, pues sus efectos se extenderán más
allá: es el caso de una fuerte campaña publicitaria cuyos efectos pueden perdurar varios ejercicios.
Estas cuentas que, hasta la vigencia del actual Plan General de Contabilidad han sido llamadas
cuentas de orden, son aquéllas que añaden información al balance y se habían incluido junto a éste
por un importe igual en el activo y en el pasivo, aunque fuera bajo epígrafes distintos, de forma que
no afectaban al equilibrio general del balance. En la actualidad su información se halla contenida
en el documento memoria de la contabilidad. Sea de una forma o de otra, dichas cuentas, añaden
información no contenida en el balance como, por ejemplo, el hecho de disponer de un crédito y no
haber sido utilizado, el cual no figurará, por tanto, como un pasivo en la empresa ni su correspon-
diente activo. Algunas de estas operaciones han sido recogidas por nuevos aspectos que contiene el
nuevo Plan General de Contabilidad al que haremos referencia, seguidamente, como es el caso de
los descuentos de efectos o del fondo de comercio entre otros.
La ley 19/1989 del 25 de julio, referente a la reforma y adaptación a las directivas de la Comunidad
Económica Europea, a la que España pertenece desde 1986, ha adaptado la legislación que rige las
sociedades mercantiles a las directrices de la CEE, y por lo que hace referencia al derecho contable, se
rige por el citado Plan General de Contabilidad, que no es otra cosa que un conjunto de normas que
determinan la forma en que debe ser llevada la contabilidad y presentarse los documentos que emanan
de la misma. El Plan General de Contabilidad vinculante para las sociedades de España data de 1973,
aunque tal y como se ha indicado, a raíz de la inclusión de España en la Comunidad Económica Europea
y de la actualización de la legislación mercantil, se ha elaborado un plan revisado en 1990 al que vamos
a hacer referencia a continuación.
Por otra parte, la pertenencia a la CEE ha hecho necesaria la armonización del derecho de sociedades
en España con el del resto de los miembros de dicha comunidad; dicha armonización ha sido llevada a
cabo mediante las llamadas directivas, dos de las cuales se refieren concretamente a materia contable;
se trata de la cuarta directiva referente a las cuentas anuales de las sociedades de capital y la séptima
directiva que regula las cuentas consolidadas de los grupos de empresas. La ley 19/1989 de 25 dejJulio,
anteriormente mencionada, armoniza nuestras normas contables con la cuarta y séptima directiva.
El Plan General de Contabilidad, actualmente en vigor, está estructurado de la forma que sigue:
- Principios contables.
- Cuadro de cuentas.
- Definiciones y relaciones contables.
- Cuentas anuales.
- Normas de valoración.
Como novedad más importante está la presentación de los denominados principios contables, cinco de
los cuales son nuevos; entre ellos, el principio de prudencia prevalecerá siempre sobre los demás. El
objetivo fundamental del nuevo Plan y sus principios es que la información contenida en las cuentas
anuales sea comprensible, relevante (contendrá la información verdaderamente importante para la
comprensión de los resultados de la contabilidad), fiable (es decir, la ausencia de errores significativos),
comparable (es decir, debe seguir criterios homogéneos tanto en el tiempo como en las empresas) y
finalmente oportuna (lo que nos lleva a que la información se produzca en el momento que sea precisa).
Por lo que hace referencia al cuadro de cuentas, el Plan General revisado en 1990 contiene, como
novedades más importantes, la supresión de dos de los diez grupos en que está dividido en plan original
de 1973 numerados de 1 al 9 y luego el 0, de los que han desaparecido el grupo 8 que agrupaban los
resultados de las cuentas especulativas para constituir la cuenta de pérdidas y ganancias en un grupo que
reclasificaba los saldos de las mismas y también el grupo 0 que agrupaba cuentas de orden y especiales,
que como ya se ha dicho anteriormente en la actualidad no se utilizan. Sin embargo, en determinados
casos podrán seguir utilizándose los grupos 8 y 0.
El grupo 9, que ha estado tradicionalmente reservado para la contabilidad interna, analítica o de costes,
queda en el nuevo Plan sin desarrollar aunque podrá ser utilizado de forma libre por la empresa. Vamos
a exponerlo en esta publicación tal y como estaba en el Plan General de Contabilidad vigente hasta 1990.
En realidad, y como se verá más adelante, la polémica desatada recientemente entorno a la contabilidad
analítica de costes tradicional, que ha quedado absolutamente en entredicho a raíz del desarrollo de los
nuevos sistemas de gestión flexible y con la filosofía Just in Time como telón de fondo, ha propiciado
que emergiera un nuevo sistema de gestión basado en las actividades (ABM ) y su correspondiente
sistema de contabilización de costes, basado asimismo en las actividades (ABC) del que nos ocuparemos
en la parte final del libro dedicado a los sistemas de gestión más recientes.
En este capitulo, sin embargo, expondremos la contabilidad de costes tradicional, ya que pese a todo está
aún muy ampliamente utilizada y el Plan Contable otorga libertad respecto a su utilización, no habiendo
estado fijada, por el momento, ninguna otra alternativa y menos aún con carácter obligatorio.
Por lo que hace referencia a las cuentas anuales, el Plan General de Contabilidad contempla las ya
expuestas correspondientes al balance y cuenta de pérdidas y ganancias y una tercera que es la memoria,
a la que nos hemos referido al mencionar la posibilidad de incluir en la documentación contable una
información adicional. Ante esta información destacaremos el llamado cuadro de financiación,
documento no recogido en la cuarta directiva en el que ha sido basado el Plan Contable, pero que con
muy buen criterio ha sido desarrollado en el P.G.C. actual. Dicho cuadro de financiación constituye una
descripción de la estructura financiera de la empresa y sus inversiones con especial incidencia en las
variaciones del capital circulante y al igual que se ha hecho con el balance y la cuenta de pérdidas y
ganancias, y se refiriere al ejercicio actual y también al anterior; se trata, pues, de un documento que
forma parte de los que permite un análisis de la situación y resultados de la empresa y que estudiaremos
en el apartado dedicado al control de gestión cuyo título es "Análisis de origen y aplicación de fondos".
a) La atención especial que se presta a las normas de valoración y amortización de bienes, de créditos
y deudas, y la distinción clara que se hace entre el corto y el largo plazo, hasta el extremo que una
deuda a largo plazo será considerada parcialmente a corto plazo en aquella parte cuyo vencimiento
está por debajo de los doce meses.
b) La consideración especial que se da a las relaciones que vinculan diferentes empresas, consideradas
como partes integrantes de un grupo o asociadas, según se trate de empresas cuya vinculación emane
de una relación de participación directa o indirecta que permita el ejercicio de la decisión en la otra
empresa o bien que sin que se trate de una empresa del grupo permita que se ejerza sobre ella una
influencia notable (participación del 20% de capital o del 30% si es una empresa que cotiza en bolsa).
c) Objeto de referencia especial ha sido el apartado dedicado a las provisiones de riesgos y gastos para
cubrir los que se produzcan en el ejercicio u otros anteriores en forma de pérdidas o deudas, pero que
no estén exactamente determinados en la fecha del cierre del balance. Así como hasta el actual
P.G.C. no había otras correcciones valorativas del inmovilizado que las amortizaciones, ahora se
distinguirá en el inmovilizado, material e inmaterial, las depreciaciones irreversibles que puedan
tener lugar en el mismo así como aquéllas que se puedan considerar reversibles.
d) El impuesto sobre sociedades también ha sido objeto de una novedad en cuanto a tratamiento en el
actual P.G.C., ya que el mismo permite que figure como uno de los gastos de la empresa, aunque los
principios contables exigen que el impuesto de sociedades que deba de ser contabilizado sea el que
corresponde al beneficio contable.
e) Otro aspecto que ha tenido una consideración especial es el llamado arrendamiento financiero,
denominado normalmente leasing, que en realidad es un sistema de financiación de adquisición de
inmovilizado que utiliza un procedimiento basado en el arrendamiento de los equipos. Ello implica
que no son propiedad de la empresa que los utilizará, sino de la empresa arrendataria y por tanto la
primera no debería en teoría tenerlos en su activo, al ser por otra parte el importe total de los recibos
correspondientes al arrendamiento un gasto deducible íntegramente por la empresa. Sin embargo,
las normas de valoración del actual P.G.C. indican claramente que cuando el arrendamiento
financiero se lleve a cabo con la finalidad de ejecutar la opción de compra, que necesariamente, debe
estar incluida como cláusula y ligada con el último pago, los bienes adquiridos por este procedimien-
to de financiación deben contabilizarse como un activo de la empresa.
Los principios que rigen el proceso contable de acuerdo con el Plan General de Contabilidad de 1990,
y que tienen una gran importancia según ya se ha indicado, son los que se exponen a continuación, de
los cuales, los cinco primeros son nuevos de esta versión revisada:
Principio de prudencia: deben contabilizarse únicamente los beneficios realizados a la fecha del cierre
del ejercicio. Las pérdidas que, eventualmente, hayan tenido lugar en el ejercicio u otro anterior, así
como los riesgos previsibles habrán de ser contabilizados tan pronto como sean conocidos; asimismo
deberán tenerse en cuenta las depreciaciones correspondientes. Este principio prevalecerá sobre todos
los demás.
Principio de registro: los hechos económicos serán registrados cuando nazcan los derechos y
obligaciones que se deriven de los mismos.
Principio de correlación de ingresos y gastos. Según este principio el resultado del ejercicio será el que
se derive directamente de los ingresos correspondientes al mismo, menos los gastos realizados para
obtener los citados ingresos.
Principio de no compensación: en ningún caso se podrán compensar las partidas del activo y del pasivo
del balance, ni tampoco los gastos ni ingresos en la cuenta de pérdidas y ganancias, por lo que deberán
valorarse de forma independiente.
Principio de importancia relativa. De acuerdo con este principio podrá admitirse la no aplicación
estricta de alguno de los principios contables, siempre y cuando la importancia relativa en términos
cuantitativos y la variación producida no resulten significativas. En cualquier caso, de tener lugar un
conflicto entre diferentes principios, prevalecerá el que nos lleve a una imagen más correcta de la
situación patrimonial y financiera así como de los resultados de la empresa a través de las cuentas
anuales, debiéndose insistir una vez más en el carácter preferencial del principio de prudencia sobre
todos los demás.
Principio de precio de adquisición: como norma general, los bienes y derechos serán contabilizados por
su precio de adquisición o su coste de producción en caso de que hayan sido producidos por la misma
empresa, mientras las deudas deberán ser contabilizadas por su valor de reembolso.
Principio de uniformidad: los criterios por los que se aplicarán los principios contables, dentro de las
posibilidades que los mismos permitan, se mantendrán mientras no se alteren las motivaciones que han
dado lugar a estos criterios.
De una forma general, el Plan de Cuentas (Plan Contable para el caso español) puede recogerse en el
cuadro de la página siguiente, que como puede verse, está integrado por 7 grupos de cuentas (para la
contabilidad general), cuya codificación es la que se deduce del mismo.
Por otra parte, los grupos del Plan de Contabilidad están clasificados, a su vez, en subgrupos numerados
del 0 al 9 cada uno de los cuales están divididos en cuentas denominadas principales, también numeradas
del 0 al 9 y que a su vez deben constituir, cada una de ellas, un conjunto de subcuentas o cuentas
personalizadas que pueda tener cada una de las cuentas principales; para ello podemos utilizar, por
ejemplo, 4 dígitos, numerándolas desde 0000 a 9999. La cantidad de éstas, que estará definida en el Plan
Contable de una empresa, dependerá de las cuentas denominadas personalizadas que deban incluirse en
el mismo y que, por supuesto, no tienen una denominación concreta de acuerdo con el Plan General de
Contabilidad como, por ejemplo, la tienen los grupos y subgrupos, sino que, muy al contrario, por el
hecho de ser cuentas personalizadas tienen una denominación en función de las relaciones económicas
y financieras de la empresa; por ejemplo dentro de los proveedores o de los clientes habrá cuentas para
cada uno de ellos con los nombres correspondientes a las sociedades que representan.
5 Financieras
Exponemos junto con estas líneas el cuadro del conjunto de Cuentas del Plan General Contable revisado
de 1990; pueden apreciarse los grupos y subgrupos que forman el mismo con los nombres de cada uno
de ellos. El balance de situación y la cuenta de resultados, obtenidos a raíz del cierre de la contabilidad,
que se encuentran dentro del apartado "cuentas anuales" de la presente exposición tienen, asimismo, sus
cuentas precedidas de la correspondiente codificación de acuerdo con el actual P.G.C. De este modo,
además de códigos correspondientes de cada grupo y subgrupo que se observan en el citado cuadro del
conjunto de cuentas del P.G.C., también presentamos las codificaciones de las principales cuentas de
dicho Plan General y son las que aparecen en los documentos balance de situación y cuenta de pérdidas
y ganancias.
En el cuadro que seguirá a continuación puede apreciarse esquemáticamente cómo tiene lugar el proceso
contable para las cuentas de los grupos de la contabilidad general (incluido aquí el grupo 8 como puente)
y muy en especial para las del grupo 9 (contabilidad analítica) y sus relaciones con los grupos anteriores
que se aplican al análisis de la explotación, quedando expuestas, por lo que a sus cuentas y relaciones
entre ellas se refiere.
SITUACIÓN PATRIMONIAL
CUENTAS DE BALANCE
1 2 3 4
FINANCIACIÓN ACREEDORES
BÁSICA INMOVILIZADO EXISTENCIAS Y DEUDORES POR OPERA-
(Recursos-Capitales) CIONES DE TRÁFICO
5 6 7 9
CUENTAS FINANCIERAS COMPRAS Y VENTAS E ANALISIS DE LA EXPLO-
GASTOS INGRESOS TACIÓN
Básicamente, la contabilidad nos dará lugar, como ya sabemos al balance de situación y la cuenta de
pérdidas y ganancias. El balance de situación, por su parte, nos permitirá conocer el estado de cada una
de las cuentas de los grupos 1 al 5, que son las que hemos denominado en la exposición acerca de la
mecánica de la contabilidad, como cuentas de movimiento así como la cuenta de pérdidas y ganancias.
Las del grupo 6 y 7 reflejarán las especulativas y el resultado se reflejan en el grupo 1 y concretamente
en las cuentas del grupo 12 (las denominadas resultados pendientes de aplicación) que figurarán siempre
en el pasivo del balance, dentro del neto patrimonial como fondos propios con signo positivo o negativo,
según se trate de ganancias o pérdidas, todos ellos, antes de ser repartidos o aplicados a otras cuentas
tales como reservas, dividendos, etc; así pues, este grupo de cuentas recogerá los resultados que aún no
estén asignados ni distribuidos. Dentro de este grupo la cuenta 129, denominada de pérdidas y
ganancias, recogerá, por tanto, los beneficios o pérdidas del ejercicio para el que estemos cerrando la
contabilidad y pendientes de aplicación. La mecánica de las principales cuentas que intervienen en la
formación del resultado que reflejarán los documentos contables es la que se recoge de forma
esquemática a continuación:
a) La cuenta 129 denominada pérdidas y ganancias recogerá el resultado global obtenido por la empresa
tras haber cargado o abonado, según proceda, las cuentas de los grupos 6 y 7 que representen al final
del ejercicio un saldo deudor o acreedor respectivamente.
c) Las cuentas especulativas integradas en los grupos 6 y 7 nos permitirán contabilizar y trasladar, como
ya se ha dicho, a la cuenta de pérdidas y ganancias los costes y gastos de la empresa. Las compras
de mercaderías, materias primas y otros aprovisionamientos, correspondientes a los subgrupos del
grupo 3 de existencias, reflejarán la cuantía de las adquisiciones por parte de la empresa (que no de
los consumos por cuanto ya se ha mencionado que la variación de stocks implica una variación entre
las compras y el consumo) y se cargarán por el importe de dichas compras, abonando a su vez las
cuentas de los proveedores (subgrupos 40) y/o tesorería (subgrupo 57), en la medida en que quede
pendiente el pago o se haya hecho efectivo.
d) Las cuentas de los subgrupos correspondientes a las variaciones de existencias acogidas en el grupo
6, y más concretamente las correspondientes a los subgrupos 610 a 612, registrarán al cierre del
ejercicio las variaciones que hayan tenido lugar entre las existencias finales y las iniciales
correspondientes a los subgrupos 30, 31 y 32 como ya se ha dicho. En el debe de las mismas
reflejaremos el importe de las existencias iniciales y en su haber las finales, abonando y cargando,
respectivamente, las cuentas de los citados grupos 30, 31 y 32; finalmente el saldo resultante a la
cuenta se cargará o abonará según el signo del mismo en la cuenta 129 de pérdidas y ganancias.
e) De igual modo las cuentas 700 a 705, correspondientes a ventas de mercaderías, productos
terminados, productos semiterminados, subproductos y otros, formarán parte importante, integrante
de las operaciones que determinan el resultado de la contabilidad. Estas cuentas se abonarán por el
importe de la correspondiente venta, y se cargarán a la cuenta de clientes (subgrupo 43) y/o tesorería
(subgrupo 57).
f) Asimismo, las cuentas 710 a 713 que registrarán al cerrar el ejercicio la variaciones entre las
existencias iniciales y finales, correspondientes a los subgrupos 33, 34, 35 y 36, seguirán un proceso
parecido al mencionado para el grupo 6, es decir se cargarán por el importe correspondiente en el
haber y debe, respectivamente, de las cuentas de los subgrupos 33 a 36; finalmente el saldo resultante
de las mismas se cargará o abonará, según corresponda, a la cuenta 129 de pérdidas y ganancias.
1. Financiación básica: este apartado se refiere al conjunto de los recursos propios y ajenos de la
empresa a largo plazo, así como al que se refiere a las participaciones propias, ingresos a distribuir
en varios ejercicios y otras situaciones especiales de financiación.
En este apartado ya no se incluyen los créditos a corto plazo, pues aparecerán ahora en el grupo 5
de cuentas financieras; por lo que hace referencia a los créditos y deudas a largo plazo, deberá
distinguirse la parte de las mismas cuyo vencimiento sea inferior a doce meses, que entra en el
concepto de corto plazo.
Hay un apartado especial para las provisiones, tanto en lo que se refiere a pérdidas como a riesgos,
y corresponde al subgrupo 14. Además, se introducen cuentas especiales de capital privilegiado,
capital con derechos restringuidos y capital sin derecho a voto. Por su parte la cuenta de capital
amortizado formará parte, ahora, de las reservas. Por lo que se refiere a las subvenciones de capital
deberán valorarse por el importe concedido; se verán imputados a los resultados de cada ejercicio,
de acuerdo con la depreciación que hayan experimentado los activos financiados.
El aspecto más destacado, por lo que hace referencia a este grupo, es la inclusión de la cuenta de
pérdidas y ganancias en este grupo, y más concretamente en el subgrupo 12, en el que encontraremos
los resultados pendientes de aplicación. El resultado del ejercicio, después de deducir los impuestos,
quedará incluido como una partida del subtotal de los fondos propios; a su vez éstos se verán
aminorados por el importe del dividendo a cuenta entregado durante el ejercicio.
Los gastos financieros correspondientes a tales adquisiciones podrán ser capitalizados, como si de
un mayor precio de adquisición se tratara, en condiciones especificas que determina el P.G.C.;
además, el mismo contempla la creación de cuentas especiales para anticipos correspondientes a la
adquisición de inmovilizados materiales o inmateriales.
Por lo que hace referencia a las amortizaciones deberán establecerse de forma predeterminada y se
crearán las cuentas de provisión para la depreciación del inmovilizado inmaterial, correspondientes
al subgrupo 29. Dentro del inmovilizado inmaterial se preverá una cuenta especial para los gastos
de investigación y desarrollo, que deberán presentarse de forma separada por cada proyecto y
amortizarse en el plazo máximo de 5 años. El fondo de comercio y los derechos de traspaso, que en
el actual Plan pueden estar considerados dentro del inmovilizado, se amortizarán en un plazo
máximo de 10 años; finalmente, los gastos de establecimiento se amortizarán en el máximo de 5
años.
Entre las cuentas especiales que contempla este grupo están la cuenta de acciones propias y el
arrendamiento financiero, más conocido como leasing, y que en el caso que suponga una auténtica
adquisición se registrará convenientemente como un activo inmovilizado material, aquella parte de
las cuotas satisfechas que correspondan al valor del bien obtenido por arrendamiento financiero para
cada una de ellas.
3. Existencias: este grupo del P.G.C. contempla las existencias comerciales de materias primas y otros
aprovisionamientos, así como las de los productos en curso, semiterminados, terminados y
subproductos; también residuos y materiales recuperados. La operativa en todos ellos es similar.
Estas cuentas se abonarán al cierre del ejercicio por el total del inventario de existencias iniciales,
abonando la cuenta correspondiente a la variación de existencias del subgrupo 61 o 71, según
corresponda a materiales o productos semiterminados o terminados. Además, en esta misma fecha
deberán cargarse, por el importe de las existencias finales, con abono a las cuentas de los grupos
mencionados. Las cuentas que recogen la depreciación de las existencias deberán abonarse también,
al cierre del ejercicio, por el importe correspondiente a las existencias finales y con cargo a la cuenta
de dotación, a la provisión de existencias (693), al tiempo que se cargarán, por el importe establecido
del ejercicio anterior, abonándose a cuenta de provisión de existencias aplicadas (793).
La valoración de las existencias se realizará, por norma general, por el precio de adquisición o coste
de producción de las mismas, según proceda. Por lo que se refiere a los productos en curso, la
valoración corresponderá a la de la realización de los productos terminados que corresponda y a la
deducción de los que todavía estén pendientes de imputar y cualquier otro gasto pendiente.
Por lo que se refiere a productos que ya estuvieran sometidos a un contrato de venta por un precio
determinado, éste será el importe de la valoración de los mismos, siempre que cubra el precio de
adquisición o coste de producción, según proceda, y no será objeto de ninguna correción valorativa.
Por lo que se refiere a las depreciaciones de las existencias, aquéllas que correspondan se dotarán de
la correspondiente previsión y se tendrá en cuenta si la misma tiene un carácter irreversible.
4. Acreedores y deudores por operaciones de tráfico: en este grupo se contabilizarán los movimientos
correspondientes a cuentas tanto activas como pasivas, originados por el tráfico habitual en la
explotación de la empresa y también por las administraciones públicas. Las cuentas afectadas serán
las de proveedores, acreedores, clientes y deudores en general; recogerán el valor nominal de los
créditos y débitos que representan; aquellos intereses correspondientes a estas operaciones y cuyo
vencimiento sea superior a un año, deberán registrarse como ingresos o gastos, según corresponda,
distribuibles en varios ejercicios.
Dado que el grupo 0 ha desaparecido del actual plan contable, ahora no se contabilizará el riesgo
correspondiente a las operaciones de tráfico en base a cuentas de orden; se establecerán cuentas de
efectos comerciales a cobrar y a pagar, para deudores y acreedores varios, que hasta el momento
estaban previstas para clientes y proveedores exclusivamente; para recoger las operaciones de
descuento de efectos, éstos se contabilizarán abonando las cuentas de efectos comerciales en cartera
y cargando las cuentas de efectos comerciales descontados, al tiempo que, por el importe del
descuento, se cargarán a las cuentas de tesorería y gastos financieros abonándose a la cuenta de
deudas por efectos descontados la cual, finalmente, se cargará por el importe correspondiente al
llegar el vencimiento.
Además, en este grupo la correspondiente cuenta de provisión para otras operaciones de tráfico
deberá efectuar la cobertura de las ventas, garantías y servicios derivadas de las mismas; además,
deberán dotarse las provisiones correspondientes a las insolvencias que puedan existir, de acuerdo
con una estimación correcta de las mismas.
Por lo que hace referencia a cobros y pagos diferidos, este grupo los recoge en las correspondientes
cuentas de acreedores y deudores. Asimismo, se recogen los correspondientes ajustes por
periodificación, es decir, aquellos ingresos y pagos que se efectúen en un momento determinado, pero
que sea aconsejable imputarlos de forma distribuida o en el momento que corresponda, de acuerdo
con un tratamiento correcto. Así, las cuentas de gastos anticipados, e ingresos anticipados recogerán
los pagos o ingresos realizados en el ejercicio u otros anteriores, pero que correspondan a pagos o
ingresos de ejercicios futuros.
Ante todo, hay que insistir en la necesidad, que se desprende del actual P.G.C., de prescindir de la
parte de deudas que tienen vencimiento a corto plazo y de aquéllas cuyo vencimiento es superior a
un año, siendo así que éstas últimas han sido consideradas en el grupo 1.
Por lo que se refiere a los créditos y deudas no comerciales, se tendrán en cuenta los mismos criterios
que han sido aplicados para el largo plazo; sin embargo, no existirá en el actual P.G.C. el subgrupo
correspondiente a acreedores no comerciales.
Referente a las deudas a liquidar por medio de efectos comerciales, susceptibles de operaciones de
descuento, el P.G.C. establece cuentas de efectos comerciales a pagar a corto plazo, correspondientes
a las deudas instrumentadas por medio de efectos. Además, este grupo establece una consideración
especial para las empresas del grupo y asociadas cuyas deudas a corto plazo quedan recogidas en el
subgrupo 51, así como las inversiones financieras a corto plazo para ese tipo de empresas que quedan
recogidas en el subgrupo 53.
Los intereses pagados por anticipado y los intereses cobrados por anticipado también tienen cuentas
especiales en el subgrupo 58.
6. Compras y gastos: con este grupo entramos en las cuentas llamadas de gestión y que recogen las
operaciones en que la empresa puede generar pérdidas o ganancias. El grupo 6 se refiere
concretamente a aprovisionamiento de materiales y bienes adquiridos para la producción o venta, con
o sin proceso de elaboración intermedio y todos los gastos que supongan las adquisiciones
correspondientes, la variación de las existencias adquiridas y las pérdidas extraordinarias del
ejercicio en curso. Los movimientos contables correspondientes a este grupo han sido, en lo que se
refiere a los más esenciales, expuestos en las características generales de la contabilización de
acuerdo con el actual P.G.C. Como sabemos, queda eliminado el anterior grupo 8 correspondiente
a los resultados, de forma que todas las cuentas del grupo 6 deberán abonarse al cerrar el ejercicio
cargando la cuenta 129 de pérdidas y ganancias, con lo cual, estas cuentas no formarán parte del
balance de situación.
La variación de las existencias, cuyo tratamiento ya ha sido expuesto entre las características de la
contabilización del resultado del actual Plan Contable, recoge como se sabe, la diferencia entre las
existencias iniciales y finales adquiridas por la empresa y es como ya se dijo, una cuenta importante
para la determinación del resultado del ejercicio.
También recoge este grupo el conjunto de gastos financieros devengados cuyas operaciones han
comportado costes y gastos para la empresa, en particular los descuentos sobre ventas, las pérdidas
en la enajenación de valores mobiliarios a corto plazo, las pérdidas por insolvencias o cobros que
deberían haber sido efectuados y otros gastos financieros. Asimismo, el subgrupo 65 correspondiente
a otros gastos de gestión corriente recoge los créditos comerciales incobrables, gastos no
comprendidos en otros subgrupos, siempre y cuando no tengan un carácter extraordinario, ya que
éstos serán objeto de un tratamiento especial.
También recoge el grupo 6 los gastos derivados de la tributación, tales como el impuesto sobre
beneficios devengado, los ajustes negativos y positivos de la imposición indirecta, los ajustes
negativos y positivos de la imposición sobre beneficios y otros tributos.
Las pérdidas procedentes del inmovilizado y gastos excepcionales son recogidos en un subgrupo
especial (67), mientras que en el P.G.C. de 1973 eran recogidos en la cuenta de resultados
extraordinaria. Las pérdidas y gastos que en el actual P.G.G. tienen consideración de extraordinarios
son aquéllos que se derivan de hechos no comprendidos en la explotación propiamente dicha de la
empresa, aunque, la concurrencia tenga lugar de una forma esporádica.
7. Ventas e ingresos: este grupo, como el anterior, corresponde a cuentas de gestión y especulativas y
por tanto dan lugar a pérdidas y ganacias para la empresa; en este caso se refieren a aquéllas que
permiten obtener ingresos para la empresa, así como la variación de existencias de productos y
beneficios extraordinarios.
Para este grupo tiene también una especial incidencia el hecho de la eliminación del grupo 8 del
anterior P.G.C., de forma que las cuentas del grupo 7 se cargan por su saldo al cierre del ejercicio
abonando la cuenta 129 de pérdidas y ganancias y, por tanto, lo mismo que para las cuentas del grupo
6, no aparecerá saldo alguno de las mismas en el balance de situación. Los movimientos esenciales
que tiene cualquier cuenta de este grupo han sido recogidos en la exposición básica de la generación
del resultado de acuerdo con el actual P.G.C., al referirnos a las características del mismo y junto a
los movimientos del grupo 6; en general, se refieren a ventas de productos de la empresa e ingresos
en general, pero existe además un subgrupo especial (75) para otros ingresos de gestión corriente,
siempre y cuando no tengan un carácter excepcional, ya que al igual que en el grupo 6, éstos son
agrupados en una cuenta especial.
Para la revalorización de las existencias, hecho que ya ha sido abordado para las cuentas del grupo
6 y anteriormente al hablar de la generación del resultado de acuerdo con las directrices del actual
P.G.C., se ha creado en este grupo la cuenta de variación de existencias (71), de igual denominación
que la correspondiente del grupo 6 (61).
Por lo que se refiere a los ingresos financieros se contabilizarán entre otros los descuentos sobre las
compras, los beneficios obtenidos en la venta de valores inmobiliarios a corto plazo y otros ingresos
financieros.
También en este grupo se tendrán en cuenta las correspondientes provisiones y se contabilizarán los
excesos y aplicaciones para las mismas que correspondan, tales como la anulación de las provisiones
dotadas anteriormente por depreciación de existencias, para cubrir insolvencias y otros riesgos, así
como la eliminación o reducción de provisiones para correcciones del inmovilizado, valores
inmobiliarios y créditos en general.
Igualmente, este grupo recoge los llamados beneficios o ingresos extraordinarios, referidos
exclusivamente (lo mismo que los gastos extraordinarios del grupo 6) a las transacciones que no sean
objeto de la actividad de explotación de la empresa, o que puedan ocurrir de una forma esporádica.
Por lo que hace referencia al grupo 9, se compone de los grupos que integran la contabilidad
analítica, tal y como se expone en el esquema referido al Plan Contable vigente desde 1973 y que por
lo que a este grupo se refiere ha dejado de ser vinculante:
9. Contabilidad analítica:
9.1 Aplicación de cargas: registran las cargas o gastos de todo tipo incorporados a la explotación.
9.2 Inventario permanente de materiales: registran los stocks de materiales comprados para su
explotación o venta directa, en todo momento y sus variaciones.
9.3 Clasificación de cargas o gastos: proceso de ordenar y analizar las cargas o gastos de explotación (de
forma que puedan imputarse sobre el costo de los productos y repartirse entre las secciones
productivas).
9.4 Costo de secciones: realización del reparto de cargas (indirectas) entre las secciones a que acabamos
de aludir.
9.5 Costo de los productos: imputación mencionada de las cargas directas sobre el costo del producto.
Éstos, junto a los costes de las secciones ya realizados, nos conducen al cálculo del costo total de la
producción.
9.6 Inventario permanente de productos: son cuentas con la misma función que las del subgrupo 91, pero
para productos producidos y terminados en el ciclo de explotación.
9.7 Rendimiento de productos, trabajos o servicios: en estas cuentas se añade el coste total de producción
ya calculado, el coste de distribución para obtener el costo total de venta, el cual, comparado con el
importe neto de las mismas, nos permitirá obtener el beneficio generado.
9.8 Aplicación de ingresos: cuentas destinadas a servir de contrapartida de los ingresos que se
produzcan, con motivo de la explotación.
9.9 Resultados de la explotación: en estas cuentas se reúnen los rendimientos obtenidos en el subgrupo
96, con los resultados habidos ajenos a la explotación pero inherentes a la misma, lo que en conjunto
nos dará el resultado del período, que debe ser igual en el balance generado por la contabilidad
general.
9.10 Desviaciones: en este subgrupo se reflejan los ingresos o cargas no incluidos en el rendimiento
de los productos, bien sea por la forma de evaluar los costes o por el carácter atípico o
extraordinario de tales cargas o ingresos.
Cuentas anuales
Este apartado recoge aquellos documentos que se derivan del cierre de la contabilidad, que permiten
reflejar la situación económico-financiera de la empresa y la forma en que se ha generado la misma, y
en concreto los resultados obtenidos.
Por lo que se refiere al balance de situación y a la cuenta de pérdidas y ganancias, su estructura ha sido
debidamente expuesta, con motivo del apartado correspondiente al cierre de la contabilidad. Así pues,
nos limitaremos a presentar aquí un modelo acorde con el Plan General de Contabilidad de 1990 para
ambos documentos, los cuales, tal y como ya se expuso al hablar de los mismos, contienen las cuentas
correspondientes y su codificación respectiva de acuerdo con dicho P.G.C.; contienen además, los
apartados correspondientes para presentar los importes, así como los porcentajes, respecto al total del
activo o pasivo para el balance de situación o el total de los ingresos de explotación para la cuenta de
pérdidas y ganancias (para este documento, además, también la diferencia en porcentaje con el
presupuesto de la empresa), y todo este conjunto de datos presentado asimismo para el ejercicio anterior,
a fin de poder establecer las oportunas comparaciones. Esos dos documentos se adjuntan en doble página
cada uno.
Un documento que forma parte de las cuentas anuales es la llamada memoria, que amplía la información
contenida en los documentos anteriores y que permite tener un conocimiento más cabal de la situación
de la empresa y la forma en que se ha alcanzado la misma. De una forma resumida, los contenidos más
importantes de la memoria serán los siguientes:
b) Fases de presentación de las cuentas anuales: apartado en el que se describirán los principios
seguidos, la forma de agrupar las partidas, los elementos que recogen partidas especiales y la forma
en que puede compararse la información presentada.
c) Distribución de resultados: esencialmente este apartado presentará la forma en que las pérdidas o
beneficios obtenidos por la empresa serán distribuidos, especificando las cuantías que se pasarán a
reserva legal, a reservas especiales, a reservas voluntarias, a otras reservas, a pérdidas de otros
ejercicios, a dividendos y a compensación de pérdidas de ejercicios anteriores.
d) Normas de valoración: se indicarán aquí los criterios contables aplicados en relación con las partidas
sujetas a criterios de valoración y entre los que se destacan, el inmovilizado material, las existencias
y otros.
h) Fondos propios. Por lo que se refiere a este apartado, la memoria especificará el número de acciones
y valor nominal de cada una de ellas, cualquier ampliación de capital que esté en curso, circunstan-
cias especificas que restrinjan la disponibilidad de las reservas y otras informaciones de interés.
i) Subvenciones. Aquí la memoria nos informará del importe y las características de las subvenciones
recibidas, así como incluirá el tipo total de las subvenciones recibidas.
BALANCE
ACTIVO VALORES Y % TOTAL PARA EJERCICIOS
RESERVAS:
112 Reservas legales
114-116 Reservas estatutarias y para acciones
111 Reservas por revalorarización
113/7/8 Otras reservas
RESULTADOS:
129 Pérdidas y ganancias del ejercicio
120 Remanente de ejercicios anteriores
121 Resultados negativos ejercicios anteriores
122 Aportaciones compensación pérdidas
Total no exigible:
ACREEDORES COMERCIALES:
160-165 Deudas con empresas del grupo y asociadas
171-174 Deudas varias y efectos a pagar a largo
180-185 Fianzas y depósitos a largo plazo
ACREEDORES COMERCIALES:
510-517 Deudas con empresas del grupo y asociadas
437 Anticipos a clientes
400/10/19 Proveedores (compras de bienes o servicios)
401/11/ Deudas varias y efectos a pagar a corto
521-27
ACREEDORES NO COMERCIALES:
475-479 Entidades públicas
465 Retribuciones pendientes de pago
560-561 Fianzas y depósitos a corto plazo
INGRESOS EXPLOTACIÓN
OTROS INGRESOS:
708-709 Rappels sobre ventas y devoluciones
71 Aumento stocks productos semi y acabados
73 Inmovilizado creado por la propia empresa
74-75 Otros ingresos explotación y subvenciones
790 Regularización de provisiones (excesos)
INGRESOS FINANCIEROS:
INGRESOS EXTRAORDINARIOS:
774-775
BENEFICIOS Y SUBVENCIONES DE
CAPITAL/VALORES
770-773
BENEFICIO POR VENTA DE
INMOVILIZADOS/CARTERA
778-779
OTROS INGRESOS EXTRAORD. EJERCICIO
Y ANTERIORES
COSTES DE EXPLOTACIÓN:
COSTES FINANCIEROS:
GASTOS EXTRAORDINARIOS:
IMPUESTOS DEVENGADOS:
Total impuestos
k) Impuesto de sociedades. Debido a que las normas de contabilización del resultado del ejercicio y la
base imponible fijada para éste no tienen por qué coincidir, se podrá generar una diferencia entre el
resultado contable y el fiscal, que se expondrá debidamente en la memoria.
m) Consideraciones finales. La memoria solicita, asimismo, un desglose de las cuentas de gastos que
conformen el resultado de explotación, que aquí no hemos considerado, ya que será expuesto junto
a otros documentos de gestión más adelante, al referirnos a la cuenta de resultados. Considerada ya
en el Plan General de Contabilidad, para dar la información correspondiente de forma más
estructurada y completa y que nosotros expondremos también con un grado de detalle aún mayor, en
lo que se refiere al desglose de gastos, dará lugar a la cuenta de resultados analítica.
Junto a éste, la memoria puede completarse con otro documento adicional: el cuadro de financiación
(Análisis de origen y aplicación de fondos). Estos dos documentos entran ya de lleno, en el análisis de
la gestión económico-financiera de la empresa, que en realidad es un objetivo que pretende asumir la
memoria, en lo que sea posible.
En esta obra incluimos también ambos documentos, pero lo hemos hecho en la parte dedicada a la
gestión y su control, en el capítulo correspondiente y junto a otros documentos de análisis de los
resultados y diagnóstico de la empresa.
Como sabemos, los elementos que integran el activo fijo o inmovilizado, sufren una depreciación de valor
por:
- Desgaste físico.
- Desgaste técnico por el paso del tiempo (obsolescencia).
- Variación de la demanda.
a) Directa: reduciendo la cuenta de activo del elemento depreciado, cargando la cuenta de costes o
resultados y abonando la del activo fijo del citado elemento.
Ej: amortización de una máquina cuyo coste fue de 500.000,- ptas. en un 1%:
b) Indirecta: Se crea una cuenta nueva en el pasivo llamada “fondo de amortización”, que corrige el
activo de cada elemento depreciado. El valor del elemento en el activo se conserva igual al inicial,
y su verdadero valor es la diferencia entre el valor fijo y el del fondo.
Así, por ejemplo, en el caso de contabilización anterior, ahora procederíamos como sigue:
En definitiva, se han inmovilizado parte de las reservas de la empresa (pérdidas y ganancias) en una
nueva cuenta del pasivo, y se ha creado un fondo, en previsión de que cuando el activo quede depreciado,
esta cuenta tenga los recursos necesarios para substituirlo. Como parte integrante de reservas y fondos,
en realidad esta cuenta es una fuente de financiación que a menudo se utiliza para financiar el circulante.
Tanto en uno como en otro caso, puede procederse a ajustar, mediante asientos análogos, en caso de que
al terminar de amortizar aún funcionara el activo, o que al terminar la vida de éste no estuviera
totalmente restituido el fondo.
Todos estos problemas y la elección del tanto de amortización (% del valor del activo), que por cierto no
tiene por qué ser fijo, ya se han tratado en el tema dedicado a las inversiones y a su amortización.
Cuando sale un equipo mejor, antes de agotar el actual, y se sustituye uno por otro, debe procederse a una
amortización *extraordinaria+, valorada en la diferencia entre lo que quedaba por amortizar y el valor
del producto líquido de la venta del viejo.
a) Cargos diferidos: ciertos desembolsos efectuados sin contrapartida en la vida de la empresa (como
los gastos de constitución), fortuitos y no ligados a la misma, los cuales para no afectar a los
resultados de un ejercicio solo, pueden considerarse como desembolsados en varios de ellos, tal y
como se hace con una amortización (se amortiza este gasto).
b) Análogamente puede decirse de ciertos quebrantos o pérdidas fortuitas de valores del activo (por
ejemplo un incendio o robo). Pueden conservarse en activo (ficticio) e ir contabilizando su
desaparición en varios ejercicios.
c) Gastos a amortizar: como ya se vio, determinados gastos pueden tener una amortización extendida,
más allá del ejercicio en que son devengados, por causas de la duración de sus efectos. Por ejemplo,
la edición de un material publicitario que se utilizará durante varios ejercicios.
Ya vimos, en otro tema, lo que era la rentabilidad y cómo era interesante distinguirla entre actividad
interna y externa (resultados internos y externos). Sin embargo, la plasmación numérica de tales
resultados nos la ha de dar la contabilidad; en este caso distinguiremos, siguiendo al profesor Schneider,
también entre los internos y externos a través de las cuentas:
En definitiva, los resultados internos vienen determinados por el coste de la producción y los veremos
a continuación bajo la denominación de contabilidad de costes.
Los resultados externos vienen determinados por los ingresos procedentes de las ventas. Una y otra nos
darán la rentabilidad global, que será la diferencia entre ingreso y costes, partido por la inversión
realizada o aportación de capital.
Así como la contabilidad externa, que es la del conjunto de cuentas que afectan a los resultados externos
(inversiones, créditos, ventas, cobros, bancos, etc), no presenta grandes dificultades, la interna, que
recoge las cuentas que afectan a los resultados internos, es más compleja, ya que debe suponer precios
fijos (para no influir en elementos externos), tipos de amortizaciones dados, etc.
La contabilidad de costes abarca el estudio de los procedimientos contables y aún estadísticos dirigidos
al conocimiento del coste. Va ligado al cálculo de rendimientos y el estudio de los mismos también se
incluye en la contabilidad de costes.
Procederemos a exponer la denominada contabilidad analítica de costes, sistema que ya hemos calificado
de "tradicional" y con muchas limitaciones en el contexto de los sistemas de gestión flexibles, en boga
actualmente. Sin embargo, su todavía muy amplia utilización nos aconseja exponer los principios en que
se basan sus características y su funcionamiento; además, como ya se dijo, al final de esta obra se
exponen los sistemas actuales basados en las actividades y su comparación con la contabilidad analítica.
a) Registrar los hechos económicos que dan lugar a la determinación contable de costes.
b) Establecer un control sobre las actividades de la empresa, en este orden.
c) Medir la eficiencia de las operaciones realizadas.
Ya vimos anteriormente cuán ambiguo es el concepto de coste y con ello el de beneficio. Por ello, la
contabilidad de costes tenderá a dar unos resultados u otros, según el coste definido como base. La
tendencia que ha habido hasta el momento es la de incluir en el coste todos los gastos, directos o no, y
así, los que no lo son, deberán repartirse entre las unidades producidas para obtener un precio de coste
unitario. Los métodos existentes para ello, en orden cronológico de aplicación y a la vez de creciente
complejidad, han sido:
a) Métodos empíricos
Se consideran como gastos generales todos los que no pueden cargarse en el producto y se cargan a
éste con un coeficiente que afecta la hora de mano de obra o algún otro elemento que incida
directamente al producto, como:
- Pieza homogénea.
- Kg de materia prima.
- Ptas. de materia prima.
- Ptas. de mano de obra.
- Ptas. de coste primo en base a los datos del último ejercicio.
Se basa en repartir gastos no directos entre las secciones de la empresa, según su peso en el producto
y éstas sobre los productos o parte del producto que han hecho.
Aquí se introduce el nuevo concepto de unidad de obra, que mide en una unidad común (hora
trabajada, Kg de materia prima, etc.) sobre la que carga la parte correspondiente de costes no directos,
y a partir de ahí el de toda la sección, tras computar en unidades de obra de producción de cada una.
Ello significa que, bajo el aspecto contable, la producción no hace ya piezas, sino unidades de obra.
Los gastos semidirectos se cargan directamente a la sección homogénea.
Hay que anotar que el poder efectuar el estándard a priori exige 2 o 3 años de contabilidad pura por
el método de las secciones homogéneas. Si las desviaciones son muy fuertes, habrá que recalcular el
estándar.
El coste tipo o estándar se confecciona asignando unos consumos y precios a los factores de la
producción en función de las condiciones técnicas y su grado de su utilización. Suelen confeccionarse
dos tipos:
- Medio o base, que refleja una situación media de consumos y precios.
- Efectivo, que refleja la situación óptima.
La contabilidad de costes por el estándard permite destacar, además del coste, los rendimientos
anormales.
El coste precalculado puede abarcar sólo los costes directos y comunes proporcionales (costes
planificados proporcionales) o incluir también la parte de costes no directos que quedan, lo que puede
hacerse en función de la producción que sature la capacidad, o de la que supone el factor que esté
antes saturado.
Ya hemos dicho que éste es el objetivo contable del método; las desviaciones pueden ser de los dos
tipos antes citados, según se alteren las cantidades o los precios respecto al estándard previsto.
Cuando aparezcan éstas, variará C pero no P, y se abrirá una nueva cuenta con el título de
*diferencias económicas+, que se contabilizarán éstas en el diario así:
donde Pi son los precios anteriores y p'i son los nuevos, y con ello el cargo total de la cuenta de coste
será el previsto Exi.pi.
Ahora quien varía es P, y las desviaciones técnicas vienen medidas y son el saldo de la cuenta de
costes en formación (depurada ya de las desviaciones económicas, si las hubiese). Abriremos una
nueva cuenta con el título de *desviaciones técnicas+ y las anotaciones en el diario serán:
Según sea el origen y la cuantía de las desviaciones, se operará de forma distinta. Así, podremos
recoger los casos:
e) Control presupuestario
Como el anterior, es un método de contabilización apriorístico, pero no del coste de un producto, sino
de toda la explotación.
Dos sistemas:
f) Direct Costing
Es un sistema que, como ya pudo apreciarse en la primera parte de esta obra, permite un análisis
preciso de la rentabilidad por productos y de la empresa por separado. Veámos ahora sus aspectos
contables.
Aquí ya no deben repartirse los gastos no directos en el producto (reparto a todas luces artificioso),
como ya tuvimos ocasión de apreciar. Así por ejemplo, si el costo del producto no incluye sólo lo que
realmente es del producto, no podemos saber qué ocurrirá si variamos, supongamos la cantidad
producida, a menos que rehagamos todo el reparto de costes no directos.
El Direct Costing, pues, sólo toma en cuenta los costes ligados al producto. Sumados, nos dan el
margen bruto (que ya fue presentado anteriormente), el cual se obtiene de restar dichos costes del total
de los ingresos. Si al margen bruto le restamos los gastos no incluidos antes, nos dará el margen o
beneficio neto.
Entre los gastos propios del producto se distinguen los de producción y los de comercialización del
mismo.
En las empresas de producción múltiple, la distribución de gastos fijos entre los productos de los
mismos es precisamente lo que impide utilizar el razonamiento de maximización - para cada producto
en particular - del beneficio. Para ello, se calculará un margen bruto para cada producto y en caso de
actuar en varios mercados, para cada uno de éstos. El margen bruto de cada producto nos dice hasta
que, punto es rentable, y una arbitraria inclusión de gastos fijos en él puede hacer aparecer al mismo
como no rentable, cuando lo es. Todas estas consideraciones de la empresa múltiple adquieren más
fuerza si consideramos que todas tienden a serlo para ampliar sus mercados. Para ellas, la suma de
márgenes brutos es lo que debe enjuagar los costes fijos.
El Direct Costing permite, pues, ver la rentabilidad real de cada producto. Cualquiera de ellos, por
pequeña que sea su rentabilidad, colabora a enjuagar gastos fijos, cuando en realidad, si se los
asignáramos previamente, podría resultar no rentable.
Pero para que el Direct Costing refleje los costes que acarrea un producto, habremos de considerar,
junto a los directos (o relativos directamente a su producción), los fijos propios del producto, que son
los que, sin tener una cuantía dependiente de la producción de éste, están únicamente ligados a él,
pero de no existir el producto, no existirían los gastos (por ejemplo, los fijos de un departamento sólo
dedicado a este producto). Es lógico que éstos se consideren, junto a los directos, como integrantes
del coste del producto, aunque hemos de subrayar que sólo tendrá sentido en empresas de producción
múltiple, ya que si se fabrica un solo producto, todos los gastos fijos de producto se referirán a un
único producto.
De acuerdo con ello, ampliaremos el esquema del sistema al que sigue:
Esquema que debería repetirse para cada producto y cada mercado para llegar a la obtención del
margen semibruto global y sumar éstos entre sí y deducir de esta suma los gastos fijos a nivel de
empresa.
Puede, asimismo, existir un gasto que sea propio, no sólo de un producto, aunque tampoco de toda
la empresa, sino de un grupo de productos, en cuyo caso, el cuadro anterior podríamos ponerlo
partiendo ya de los márgenes de cada producto y obtener los resultados sobre cuentas tal como se
muestra a continuación:
Comparación entre el Direct Costing y los métodos que incluyen los gastos fijos en el coste del producto
(Métodos de Full Costing)
Aunque en su momento se hizo referencia a esta comparación, veamos sobre un ejemplo cómo la
rentabilidad puede aparecer distinta según ambos procedimientos, lo que es capital a la hora de elegir
los más rentables o desechar los que no lo son:
a) Direct Costing
Como puede observarse, los productos 1 y 2 tienen realmente la misma rentabilidad, al menos en
valor absoluto.
(*) Se han repartido los gastos fijos de 15.000 de acuerdo con el número de unidades producidas y como
el producto 1 tiene el doble que 2, cargará con 10.000 y el 2 con 5.000.
El resultado es que el producto 1 no da beneficios, cosa totalmente errónea; aunque el beneficio total de
la empresa sigue siendo +5.000 como antes, parece como si todo lo aportara el 2.
Otra ventaja del Direct Costing es que aporta varias cuentas de pérdidas y ganancias (netas, brutas y
semibrutas), cada una con aplicaciones determinadas.
Aunque su valor se entiende mejor en relación al capital invertido y el tiempo empleado en obtenerlo (lo
que da lugar al concepto ya expuesto de rentabilidad) vamos a considerarlo ahora en sí mismo. Su valor
es el de los ingresos del ejercicio (IP) menos los gastos del mismo (GP):
B = IP - GP.
Pero tales ingresos y gastos deberán ser los devengados en el período y no los devengados por la
contabilidad como cobrados y pagados.
IP = I + IA - IB GP = G + GA - GB
En ambos casos se añade a lo contabilizado en el período como cobrado o pagado, lo que corresponde
a él, pero que se ha contabilizado en otros y los que estando contabilizados en él, corresponden a otros,
los deducimos.
A su vez, entre los gastos distinguiremos los que afectan a producción y los que afectan a ventas:
- Diferencia entre el valor del patrimonio de la empresa al terminar y empezar el ejercicio, restando
las aportaciones de capital durante éste y sumando los reintegros de capital.
- Considerar las dos corrientes de signo contrario que concurren en la formación del resultado y
valoradas adecuadamente (procedimiento más perfecto para permitir seguir las evoluciones).
Como puede verse, a través de los conceptos con recuadro doble, los determinantes esenciales son el
estudio de mercado previo, que determinará el volumen que se deberá producir, y en definitiva la
magnitud de la empresa, las inversiones a llevar a cabo para configurar la estructura de la empresa, y
los recursos financieros que son precisos para poder llevarlos a cabo. Los tres, además, acaban por
determinar la rentabilidad de la explotación a través de los ingresos que puedan lograrse y de los costes
el primero, y de elementos de coste interno y externo respectivamente el segundo y el tercero.
Son los aspectos en que nos concentraremos en este tema. Pero veamos de qué forma están relacionados
y determinan la rentabilidad.
Hemos comenzado, en efecto, el esquema general arrancando de una fase anterior a las que componen
propiamente el área económico-financiera, pero que nos suministrará la información que precisamos
para iniciar una correcta gestión en este área: un adecuado estudio de mercado que nos permitirá conocer
el volumen de ventas que podemos realizar y los precios a que podemos efectuarlas. El volumen de
producción determinará asimismo el volumen de inversiones.
La primera hace referencia a las operaciones destinandas a controlar los costes y beneficio y, en
definitiva, la rentabilidad de la empresa, mientras por el contrario el área financiera trata de asegurar
la existencia de los recursos precisos para asegurar correctamente el funcionamiento de las actividades
económicas, aspecto éste, el financiero, que además incidirá sobre la rentabilidad.
Las necesidades de recursos financieros vienen dadas, en efecto, por el volumen de inversiones que se
quieran llevar a cabo y los costes fijos y variables que hay que abordar (inversión total en capital fijo y
circulante) y se verán satisfechas por la financiación propia, compuesta por las aportaciones que en parte
pueden provenir de los beneficios no distribuidos que quedan como reserva en la empresa, y la
financiación ajena sometida a intereses que actuarán sobre el margen neto, menguándolo y afectando
pues la rentabilidad de la empresa; ésta no podrá, por tanto, establecerse de forma definitiva hasta haber
acordado la forma de financiación.
ESTUDIO DE MERCADO
PRECIOS
VOLUMEN DE
PRODUCCIÓN
VOLUMEN DE
INVERSIONES
COSTES COSTES
FIJOS VARIABLES
Rentabilidad
MARGEN BRUTO
producto
Area económica
Area financiera
DIVIDENDOS
INTERESES
INVERSIONES
NECESIDADES EN EXTERIOR
FINANCIERAS
RESERVAS
NUEVAS
INVERSIONES APORTACIONES
Todo ello, como se ha dicho, puede verse plasmado en el esquema general que hemos visto presentado
en forma de diagrama de bloques con la separación entre las dos grandes áreas mencionadas: La
económica y la financiera.
Vamos a pasar a la práctica de la gestión económica-financiera y lo vamos a hacer a través de una serie
de documentos especialmente concebidos para realizar la misma, de forma muy completa y abarcando
todas las fases de gestión y control, y agruparemos en los tres conjuntos que nos permitirán planificar,
controlar y analizar toda la gestión antes, durante y después, de la ejecución de la actividad por parte
de la empresa, de forma que las conclusiones obtenidas del último de estos grupos sirvan realmente para
introducir correcciones en la gestión previa del período que sigue de acuerdo con un proceso de
retroalimentación, como el de la figura:
Los contenidos de cada uno de estos tres grupos de gestión y los documentos a través de los cuales se
llevará a cabo, son en síntesis:
Sin embargo, este grupo incluirá además documentos de control de gestión, tales como las
desviaciones sobre los presupuestos, de control de la tesorería y del riesgo, etc.
- Diagnóstico del resultado de la empresa (fase posterior) a través de los documentos que permiten
analizar los resultados obtenidos y establecer las oportunas correcciones en las previsiones del
próximo período.
*HVWLyQHFRQyPLFRILQDQFLHUDSUHYLVLRQDOORVSUHVXSXHVWRV
([SOLFDUHPRV HQ HVWH FDStWXOR ORV GRFXPHQWRV TXH QRV SHUPLWHQ HVWDEOHFHU SUHVXSXHVWRV \ HVWXGLRV
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(VWD VHULH GH GRFXPHQWRV TXH SHUPLWLUiQ XQD JHVWLyQ FRPSOHWD D QLYHO SUHYLVLRQDO VRQ
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$FWLYR FLUFXODQWH \ SDVLYR FLUFXODQWH \ FRQ HOOR HO IRQGR GH PDQLREUD GHSHQGHUiQ IXQGDPHQWDOPHQWH
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(VR QRV SHUPLWH REWHQHU GH IRUPD UD]RQDGD \ FDOFXODGD ORV UHVXOWDGRV SUHYLVLRQDOHV DVt FRPR XQ
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GRFXPHQWR FRQWLHQH FXDWUR EORTXHV GH PDJQLWXGHV SDUD WUDWDU
© los autores, 1998; © Edicions UPC, 1998. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del "copyright", bajo las
sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el
tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos, así como la exportación e importación de ejemplares
para su distribución y venta fuera del ámbito de la Unión Europea.
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El presupuesto financiero de una empresa recoge sus previsiones para un determinado período de tiempo,
según sus necesidades de recursos financieros y la previsión de las fuentes; también trata de prever las
necesidades de recursos financieros deducible de dicha actividad, así como las fuentes de tales recursos
y sus aplicaciones. En realidad, el presupuesto financiero es el balance de situación a nivel previsional.
El principal inconveniente respecto a otro tipo de presupuestos es que técnicamente no es posible
cualquier montante de fuentes de recursos (entradas) y aplicaciones que se darán a dicho montante. Así
pues, ambos deberán igualarse forzosamente, lo que conducirá a que activo y pasivo se igualen también.
En realidad, las auténticas fuentes de fondos de un ejercicio serán los aumentos de pasivo o reducciones
de activo del balance, al final y al de comienzo del ejercicio. Las aplicaciones o empleos de tales fondos
serán, asimismo, los aumentos de activo o reducciones de pasivo que se den entre ambos balances. Como
es obvio, por igualdad de activo y pasivo en ambos balances, el total de fuentes de recursos obtenidas se
igualará al total de sus aplicaciones o empleos (que se impondrá como una condición técnica del
presupuesto financiero).
Veamos, con un ejemplo, cómo elaboramos el presupuesto financiero de la empresa. Comenzaremos con
la exposición del balance y la cuenta de resultados inicial:
DATOS DE PARTIDA
BALANCE
Activo
Circulante: Caja y bancos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1.000
Cuentas por cobrar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24.000
Stocks . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68.000
Fijo inmovilizado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103.000
196.000
Pasivo
A corto plazo: cuentas por pagar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26.000
Créditos corrientes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10.000
A largo plazo: créditos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50.000
1HWR
&DSLWDO
5HVHUYDV
%HQHILFLR QR GLVWULE
)GR $PRUWL]DFLyQ
CUENTA DE RESULTADOS
9HQWDV
&RVWR YHQWDV FRPSUDV
6WRFNV
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101.000
Beneficio bruto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99.000
Para poder llevar a cabo el presupuesto financiero de la empresa para el próximo ejercicio nos va a ser
necesario
prever todas las magnitudes precisas para obtenerlo. Tales magnitudes podrán ser de dos
clases:
- Magnitudes que se ha propuesto la empresa como objetivos a lograr. Por tanto, son fijadas
expresamente por la dirección de la empresa y se convierten en sus objetivos. Se supone, desde luego,
que la empresa está en condiciones de fijarlas, es decir, que su logro depende de unos medios que la
empresa tiene a su alcance. Por ello, actuará para alcanzar tales objetivos.
- Magnitudes que por su naturaleza o debido a condicionantes impuestos por los objetivos fijados
anteriormente, la empresa no puede fijar a su antojo. Su valor deberá ser estimado por la dirección
de la empresa, para poder disponer de todas las magnitudes económico-financieras precisas.
Veamos, en nuestro caso y como ejemplo, cuáles podrían ser las magnitudes de las dos clases citadas:
Objetivos:
Antes de continuar recordemos que, si fijamos las magnitudes del presupuesto libremente como se ha
hecho, nos llevará al problema técnico de falta de equilibrio entre fuentes y empleos de recursos
financieros. En definitiva, nos dará lugar a un balance con activo y pasivo desiguales. Desequilibrio que
deberá corregirse adecuadamente cuando se nos presente.
Veamos ahora cómo obtener, a partir de objetivos y precisiones dadas, la cuenta de resultados y balance
presupuestarios.
'HWHUPLQDUHPRV SUHYLDPHQWH ORV YDORUHV GH ORV EORTXHV GHO DFWLYR \ SDVLYR FLUFXODQWHV
Stock final
- Período de almacenaje = × 360
68.000 × 360
242,3 días .
Coste ventas 101.000
ð
6WRFN ILQDO
60 × Compras
60 × (consumo stocks)
60 x (161.000 107.333 68.00)
33.421 .
360 360 360
Antes de pasar a planificar las necesidades financieras y su cobertura, prepararemos el balance provisional
que nos aportará directamente el flujo de fondos.
$FWLYR
&LUFXODQWH &DMD \ EDQFRV
&XHQWDV SRU FREUDU
6WRFNV
)LMR LQPRYLOL]DGR
7RWDO
3DVLYR
&RUWR SOD]R &XHQWDV SRU SDJDU
&UpGLWRV FRUULHQWHV
En el citado cuadro, reproducido en la página siguiente, repartiremos la cantidad mencionada entre las
necesidades a corto y largo plazo. Luego procederemos a determinar las fuentes definitivas y el reparto
entre ellas.
En efecto, puede apreciarse que la propuesta presentada se ajusta a las necesidades financieras que
faltaban por cubrir, repartida entre fuentes a corto y a largo plazo. Así las necesidades se cubren en las
adecuadas proporciones de empleos, en capital circulante y fijo, ya que no solamente buscaremos el
equilibrio fuentes-aplicaciones de recursos, sino incluso el de los tipos de cada uno (por ejemplo, no
financiaremos con fuentes a corto, aplicaciones a largo plazo).
Para que la propuesta sea finalmente lo más coherente posible, deben repartirse dichas fuentes de recursos
nuevas entre capital propio y ajeno de forma racional. En nuestro caso ha existido una fuente, claramente
ajena (que es el crédito a corto plazo). La tercera, el aumento del período de pago, es desde luego ajena,
aunque hay que tener en cuenta que, en el conjunto de cuentas a cobrar y pagar, habíamos hecho una clara
reducción de utilización de recursos ajenos, que ahora con esta tercera fuente recuperamos en mayor o
menor proporción. (Es decir, que desde el último ejercicio no representa un claro aumento de utilización
de recursos ajenos, ya que las cuentas a cobrar pasarán de 43,2 a 60 días y las cuentas a pagar de 80,6 a
100 días.)
Con todo lo cual, estamos ya en disposición de obtener el presupuesto financiero a través del:
ACTIVO PASIVO
Circulante: A corto plazo:
Caja/bancos 500 Cuentas pagar 55.769
Cuentas cobrar 53.333 Crédito ctes. 38.797
Stocks 107.733 A largo plazo: crédito 40.000
Fijo: Neto:
Inmovilizado 103.000 Capital 75.000
Reservas 15.000
Fdo. amortizaciones 30.000
Beneficio n/dis. 10.000
Totales 264.566 264.566
Ahora las fuentes de fondos ya cubren las necesidades. Además, se ha planificado de forma coherente en
su distribución corto/largo y propio/ajeno.
En este documento se presentan sintetizados los distintos presupuestos que deben realizarse para el
próximo ejercicio. Se indican, con flechas, las relaciones de las partidas y los totales de cada uno con los
demás, de forma que los resultados deben cuadrar finalmente en el balance presupuestario. En él
convergen las previsiones encadenadas de todos los presupuestos, de suerte que el total activo debe
coincidir con el total del pasivo. De lo contrario, debe revisarse de nuevo el circuito hasta detectar el error.
- Presupuesto de explotación.
- Presupuesto de tesorería.
- Presupuesto financiero o balance presupuestario.
- Presupuesto de capital.
- Presupuesto de financiación del circulante.
- Presupuesto de inversiones.
- Presupuesto gastos financieros.
- Presupuesto de inversiones financieras.
- Presupuesto de distribución de resultados.
Los presupuestos con recuadro doble (explotación, tesorería y financiero) son los más importantes, ya que
contienen las principales magnitudes económico-financieras de la empresa, para analizar sus valores y
variaciones.
La forma de construir el documento se deduce de las previsiones de ingresos, costes y financiaciones (ya
previstas en el documento 1.2) y de las flechas que recorren el presente documento, que relacionan todas
y cada una de las magnitudes de los distintos presupuestos.
En este documento (en función de las previsiones realizadas en el documento 1.2 y de la distribución de
la facturación anual prevista por meses y su incidencia en el presupuesto flexible) vamos a realizar la
previsión de las magnitudes económicas y financieras de importancia, desglosadas por meses.
b) Deducción de la tesorería generada por la diferencia de partidas que comportan generación de fondos
y las que representan aplicación de fondos.
c) Un último bloque nos permite introducir, mediante cambios de política económica-financiera, las
modificaciones que sean necesarias en cualquiera de los meses, para las magnitudes que se considere
oportuno hacerlas y obtener los nuevos valores de éstas.
Este documento supone entrar en detalle de las diferentes partidas presupuestarias por meses. Ello puede
ser muy conveniente para acabar de dar por buenas todas y cada una de ellas en un último y definitivo
rastreo de posibles desequilibrios. En efecto, puede ocurrir que determinadas partidas comiencen y
terminen el ejercicio equilibradas, y en el conjunto aparezcan como correctas, pero que en su transcurso,
manifiesten desequilibrios que luego se corrijan. Ello ocurriría, por ejemplo, con la tesorería de una
empresa que comience el año con superávit, lo termine de esta forma y así resulte en el global del año,
pero que en los meses de julio y agosto, por ejemplo, presente un importante valor negativo. Entonces,
podría solicitarse una póliza de crédito por seis meses en junio que vencería antes de terminar el ejercicio
y dejaría el presupuesto de tesorería como estaba previsto al final.
El importe de la cantidad tomado en póliza aparecería en las líneas disponibles para magnitudes afectadas
y sus valores en los meses correspondientes.
Gastos directos (% F)
Total Gastos
Fondos directos (% F)
Total fondos
Beneficio neto
Tesorería generada (con signo menos cifras con carácter de fondos aplicados)
Aportación neta capital
Gastos a amortizar
Dividendos pagados
Cobros no negoc. o
aplazados
Variación impagos en
curso
valores
Magnit. afectadas
valores
Políticas a adoptar y
momentos Magnit. afectadas
valores
Magnit. afectadas
valores
Beneficio neto
(VWH GRFXPHQWR FRQWLHQH SUHYLVLRQHV TXH SXHGHQ DOFDQ]DU KDVWD DxRV (VWi VXEGLYLGLGR HQ EORTXHV
TXH VH UHILHUHQ D ODV SUHYLVLRQHV VLJXLHQWHV
(VWH GRFXPHQWR DO FRQWUDULR TXH HO DQWHULRU QR VXSRQH XQ JUDGR GH GHWDOOH DGLFLRQDO GH QLQJ~Q
SUHVXSXHVWR $O FRQWUDULR \ DXQTXH OR SUHVHQWDPRV DKRUD FXDQGR \D VH KDQ H[SXHVWR WRGDV ODV PDJQLWXGHV
TXH VLQWHWL]D HV XQD YLVLyQ DJUHJDGD \ D ODUJR SOD]R GH ODV SULQFLSDOHV PDJQLWXGHV HFRQyPLFRILQDQFLHUDV
GH OD HPSUHVD $Vt SXHV SHUPLWLUi FRQRFHU KDFLD GyQGH GHEH LU \ SUHYHU PDJQLWXGHV JOREDOHV GH ORV
SUHVXSXHVWRV GH XQ VROR HMHUFLFLR TXH OXHJR VH GHVDUUROODUi VHJ~Q OR H[SXHVWR
(OOR VXSRQH TXH HVWH SUHVXSXHVWR JOREDOL]DGR \ D ODUJR SOD]R VHUtD FRQYHQLHQWH HIHFWXDUOR DQWHV GH
DERUGDU WRGD OD SUHVXSXHVWDFLyQ GHO HMHUFLFLR \D H[SXHVWD HQ HVWH FDStWXOR
VENTAS (Facturadas)
Inversiones
Inc STOCKS
Tesorería Generada
Así, el documento de control económico-financiero contiene para el de control mensual, los mismos
bloques que aquél:
Para llevar a cabo el control, el documento tiene, a su vez, cuatro bloques de datos:
2. Presupuesto flexible que transforma el anterior al auténtico, al tomar como base de comparación
el mes, según la facturación real habida. De dicho presupuesto se obtiene también el acumulado
hasta el mes objeto de control para el ejercicio en curso.
3. Valores reales habidos para cada partida a controlar y su % sobre la facturación. También ambas
magnitudes para el acumulado real-año hasta el mes actual.
4. Desviaciones apreciadas en el acumulado año para sus valores reales obtenidos de la contabilidad,
resultantes por diferencia de:
- Para los ingresos: partidas de ingresos reales por producto, o línea de producto, deducidas de
las del presupuesto de explotación.
- Para las cifras de costes o gastos correspondientes a la misma partida del presupuesto flexible
acumulado del año, deducidos los valores reales correspondientes.
© los autores, 1998; © Edicions UPC, 1998. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del "copyright", bajo las
sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el
tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos, así como la exportación e importación de ejemplares
para su distribución y venta fuera del ámbito de la Unión Europea.
Control presupuestario y del balance PRESUPUESTO PRESUPUESTO FLEXIBLE VALORES REALES DESVIACIONES ACUMUL. año
Mes: ------------------------------------- DE
EXPLOTACIÓN Valores invariables Previsiones a facturación real: Valores mes: Acumulado año: Ingres. real-explotac. Destacar
a facturación real Cost. real-flexibl. desviación
Importes Mes: Acumulado año:
mpts/año % Fct
EXPLOTACIÓN mp/% Valores mptas % Fct mptas % Fct mptas % Fct mptas % Fct mptas % Fct */**/***
Ingresos financieros
- Intereses descuento efectos y gastos impagos
- Intereses/gastos financ. otr. operaciones corto
- Intereses/gastos financ. otr. operaciones largo
TESORERÍA
VARIACIÓN ACTIVO mpts/mes mptas. Acumul. año Desviación Dest:*/**/*** VARIACIÓN PASIVO mptas/mes mpts acum. año Desviación Dest:*/**/***
Tesorería Proveedores
Realizable financiero Acreedores
Stocks materiales y productos Céditos entidades financieras
Inmovilizado Capital propio
Los valores de cada partida del balance se obtienen por adición (o substracción) de las partidas numeradas
referenciadas.
Existe una columna final para catalogar las diferencias (por ejemplo, con *, ** o ***), o para señalizar
las que deben ser objeto de atención especial (por ejemplo, las que superen un 1% de diferencia entre
el presupuesto flexible acumulado y los valores reales). Será muy importante tenerla en cuenta para
analizar las causas de las desviaciones más importantes y actuar en consecuencia.
En este grupo de documentos presentamos una sencilla forma de llevar a cabo la contabilidad de una
empresa de tipo medio, con la obtención del balance y la cuenta de resultados, basada en determinar
sólo los movimientos de:
- Compras.
- Ingresos.
- Ventas.
- Pagos.
- Ingresos.
- Pagos.
- Compras.
- Ventas
- Gastos (sólo de forma opcional).
- Varios (sólo de forma opcional).
Según se produzcan, se otorgará un número de referencia a cada asiento contable y se indicará la(s)
cuenta(s) afectada(s), mediante su código, poniendo las cifras de cargos y abonos en las columnas de
las cuentas correspondientes. A continuación, podrán pasarse ya al balance y a la cuenta de explotación
directamente cada una de estas cuentas (pues en los documentos de éstos ya vienen las cuentas que los
integran con sus códigos). Una vez saldadas las cuentas, se obtendrá aparte el consumo de materiales
a partir del inventario de stocks según la fórmula:
Para mayor facilidad de construcción del balance y de la cuenta de resultados, las cuentas de cada
documento que integran aquél están tituladas en mayúsculas y las que componen la cuenta de resultados
en minúsculas. Cada anotación se refiere a una cuenta. La que no aparezca expresamente titulada en
el documento, utilizará la columna de otros con el código de la cuenta referida.
El documento de varios sirve para anotar los asientos que no representan un movimiento normal de
cualquiera de los demás.
Los documentos de ingresos y pagos conviene que no concentren todos los movimientos de esta índole
en uno solo de cada clase, sino que exista uno para ingresos y otro para pagos para cada caja o banco.
En tal caso, convendrá que para las anotaciones de traspaso entre ellos (de un banco a otro, por
ejemplo) se haga intervenir una cuenta ficticia de transición. De manera que, para la caja o el banco
que pague el importe, salga de éste a la cuenta de transición y se ingrese en la caja o el banco (de lo
contrario duplicaríamos la anotación contable).
Como dato complementario, también queremos recordar que en el balance puede (y está previsto que
así se haga) calcularse el fondo de maniobra, como diferencia entre el activo y pasivo circulante.
Finalmente, el documento opcional de gastos se utilizará de forma optativa para contabilizar aquellos
que, al igual que las compras, no se hagan efectivos inmediatamente. Cada gasto se abonará en una
cuenta del pasivo (que no sea de proveedores o acreedores como las compras, ya que si no se utilizaría
el documento de compras) que refleje el gasto pendiente. De esta forma cuando un gasto se haga
efectivo de forma inmediata, se utilizará el documento de pagos. Éste tiene dos clases de cargo, uno
para pagos directos, que son a los que nos estamos refiriendo, y el otro utilizable para los
anteriormente expuestos, que estaban pendientes. Estos últimos, como es lógico, están sujetos a un
doble asiento de contabilización: de gastos devengados a gastos pendientes (documento gastos) y de
gastos pendientes a caja o banco (documento pagos).
R D PROVEEDOR C A R G O
e í /ACREEDOR
f. a CONCEPTO Códi- Compra Suministro Útiles y Maquinaria Instalaciones Inmuebles Mobiliario Patentes y Otros Código Proveedor Acreedor
go material exterior herram. marcas
TOTALES
R D CARGO ABONO
e í CLIENTE PRODUCTO
f. a Código CLIENTE Descuento Comisión Otros Código Ventas Impuesto Comisión Otros
efectuado devengada Ventas pendiente devengada
TOTALES Hoja
TOTALES Hoja
TOTALES Hoja
TOTALES Hoja
TOTALES Hoja .
La finalidad de este conjunto de documentos es prever y controlar la situación financiera, los costes
de financiación de la empresa y de la tesorería en particular, producidos en la evolución de su
actividad.
En este documento se prevé para un mes determinado su conjunto de cobros y pagos, con la previsión
de la liquidez resultante.
Las columnas de cobros y pagos disponen de otras para anotar las alteraciones que se produzcan sobre
las previsiones. También, con ello, existirá una columna para anotar la liquidez real resultante.
Las columnas de pagos y cobros previstos y reales tienen, al final, las casillas para anotar la suma para
cada una.
- Pagos y cobros a largo plazo, que por su aplazamiento no pueden incluirse aún en las previsiones,
pero que interesa tener en cuenta.
En el documento ya se anotarán los pagos previstos (según se espera en la estructura del documento)
normalmente agrupados por *días de pago+ de la empresa durante el mes. Por ejemplo, pueden
preverse:
A partir del volumen de pago diario y las necesidades de liquidez, y según el saldo de la columna de
ésta para el final del anterior día de pago, se preverán para este día los cobros e ingresos. Si ello
resulta insuficiente, deberán completarse los cobros con algún tipo de crédito, a menos que puedan
alterarse las cifras de cobros e incluso pagos, mediante nuevas negociaciones.
Cuanto se ha dicho, vale para las cifras de pagos, cobros y liquidez prevista, pero también la real,
finalmente resultante. De esta forma, las cifras de pagos, pero también las de cobros, será suficiente
con evaluarlas para unos pocos días cada mes.
SALDOS BANCOS
INICIO A
Bancos c/c c/a c/p
Totales
PAGOS A LARGO
PLAZO
Concepto mp Vt
Totales
COBROS L. PLAZO
O NO NEGOCIADOS
Concepto mp Vt
Totales
Para ello, para cada banco o entidad financiera, se registra el límite máximo concedido y el previsto
disponible a principio de cada mes (por cálculo de previsiones de aumento de disponibilidades en
función de los vencimientos habidos anteriormente). Asimismo, se anotan en la casilla correspondiente
las variaciones habidas durante el mes (en principio consistentes en nuevas remesas o disposiciones).
Finalizada esta anotación podrá obtenerse la disponibilidad real a comienzo del siguiente mes, que se
anotará en la casilla correspondiente.
El documento permite además conocer los totales de todos estos montantes para cada mes.
1 de 1 de 1 de
Límite utilizado Previsto Variación prevista Previsto Variación prevista Prevista Variación prevista
Variación real Variación real
Límite concedido Real Real Real Variación real
Banco
Límite concedido
Banco
Límite concedido
Banco
Límite concedido
Banco
Límite concedido
Este documento nos permite conocer, para cada banco y entidad financiera, los costes totales,
compuestos de intereses, comisiones y otros gastos e impuestos, de la financiación utilizada.
Asimismo, nos permite saber el líquido remanente para una remesa dada.
En este documento, los valores se determinan por medio de expresiones matemáticas que se deducen
de los cálculos y fórmulas que se adjuntan, con las explicaciones pertinentes, en un anexo del mismo.
*: valores ?????? si interesa *: las casillas son para los tipos ed interés a: 30 días/60 d./90 ./hasta 1 año/más de 1 año respectivamente
Para este análisis, disponemos ante todo de los propios documentos del balance y de la cuenta de
pérdidas y ganancias (reproducidos en el capítulo anterior), que tal y como están estructurados
permitirán conocer y comparar en un primer estudio:
- El valor de cada cuenta y los subtotales del activo y del pasivo del balance, y sus totales para el
ejercicio actual.
- El porcentaje del valor de todos ellos respecto al valor total del activo o del pasivo según proceda.
- El valor de cada cuenta y los resultados por grupos de la cuenta de pérdidas y ganancias y su
resultado para el ejercicio actual.
- El porcentaje del valor de todos ellos respecto al total de los ingresos de explotación.
- Todas las magnitudes hasta aquí expuestas se repiten para el ejercicio anterior a fin de poder
comparar.
Este documento nos permitirá conocer los componentes del resultado de la empresa, sus porcentajes
respecto al total de ingresos de explotación y los porcentajes en relación al total de ingresos de
explotación, y los porcentajes de desviación para los ingresos y costes presupuestados, todo ello para el
Pero además, nos permitirá saber cómo y por qué se ha generado el resultado que se ha obtenido en la
empresa, agrupando ingresos y gastos por partidas homogéneas.
Para ello se sigue el modelo y la codificación del Plan General de Contabilidad obligatorio desde 1991,
actualmente en vigor, y que se muestra en el documento que se adjunta.
Según el citado Plan General, el documento que refleja *oficialmente+ los datos correspondientes a las
cuentas especulativas y la pérdida o ganancia final (este último también reflejado en el balance), es la
cuenta de explotación (sentido estricto) o la cuenta de resultados (sentido amplio), que tiene un formato
prefijado y es de obligada presentación.
El formato que mostramos aquí para este documento, presenta alguna modificación respecto al propuesto
por el Plan General. En concreto, tiene un mayor número de agrupaciones y totales parciales (lo que
creemos, facilita la gestión) y desagrupa algunas cuentas en gastos directos e indirectos (caso de la de
personal).
El gráfico se construye de forma que se pueda apreciar la evolución de cada uno de los cuatro bloques
diferenciados y la comparación de los dos de activo (que nos permitirá determinar el fondo de maniobra
y su evolución), o de los dos de pasivo.
Las conclusiones que pueden obtenerse a partir de este documento, como puede verse aplicado a tres
ejercicios de una empresa supuesta, son:
Ejercicio 1. La empresa tiene un activo (y un pasivo) total de 600 U.M., pero el pasivo circulante excede
en 100 (total 400) al activo circulante (300). Esto supone un fondo de maniobra negativo
de 100 U.M., con todos los inconvenientes de tal situación. Por parte del pasivo, puede
apreciarse, la nueva situación: el inmovilizado (300) excede a los capitales permanentes
(200) en 100 U.M.
Ejercicio 2. La empresa mantiene el mismo activo circulante total de 300 U.M. (aunque con distinto
desglose), pero ha aumentado su activo fijo (inmovilizado) a 400 U.M. lo que da un total
para el activo, de 700 U.M., lo que significa que la empresa se ha expansionado. Por lo que
se refiere al pasivo, ha logrado reducir el circulante hasta que el fondo de maniobra se ha
hecho nulo (superando la situación). En el pasivo, los capitales permanentes han
aumentado por medio del exigible a largo, hasta igualar por su parte al inmovilizado. En
resumen, la empresa se ha expansionado y ha mejorado su posición financiera.
D ACTIVOS a: PASIVOS a:
I
S Ej 1 Ej 2 Ej 3 600 Ej 1 Ej 2 Ej 3
P
O E
N X
I I
B G
L I
E 500 B
+ L
R E
E
A A
L 400
I C
Z 8 O
A R
B FM T
L O
E 9 300
D
EC N
O
I 200
N R E
M X
O I
V G.
I 100 +
L E
I X
Z I
A 0 G.
D
O NE L
A
100 R
G
O
I EL
200
8
FM
300 9
400
500
600
Los documentos expuestos hasta el momento, la cuenta de resultados analítica y el análisis gráfico del
balance, nos han dado una visión descriptiva de los resultados del ejercicio en la empresa. A través de
ellos, hemos conocido la situación económica y financiera por valoración de bloques de la cuenta de
resultados y del balance, así como el montante de las partidas que componen uno y otro (con mayor
detalle, como resulta evidente, en el documento analítico que en el gráfico).
Así pues, hasta el momento tenemos información acerca de los valores de partidas y agrupaciones
resultantes del ejercicio. Si bien éstas nos permitirán extraer ciertas conclusiones, no suponen, todavía,
un auténtico estudio analítico de los resultados, del que se derivan forzosamente importantes
conclusiones.
Este estudio analítico se llevará a cabo por medio de ratios (coeficientes obtenidos por la relación entre
dos magnitudes), entre los valores más relevantes de la información suministrada por los anteriores
documentos, entre otros. Así, se obtendrán conclusiones acerca de la situación o evolución económica
y financiera de la empresa.
Pueden crearse una gran cantidad de ratios posibles, por relación entre magnitudes resultantes de un
ejercicio. Sin embargo, nosotros elegiremos ratios que sean auténticamente representativas y útiles para
extraer conclusiones. Para que ello sea así, entendemos que una ratio debe cumplir:
a) Mostrar una situación o evolución relevante. Para ello debe relacionar magnitudes así mismo
relevantes, dando lugar a un coeficiente, asimismo representativo. Este es el caso, por ejemplo,
de la rentabilidad que relaciona el beneficio obtenido (magnitud sin duda importante) con el
capital invertido en el activo de la empresa (otra magnitud de primer orden).
b) Abarcar todas las áreas de interés para obtener conclusiones de gestión lo más completas posible,
y por disgregación llegar al nivel de detalle necesario. Así por ejemplo, deberán existir ratios
(suficientemente representativas) de las áreas económica y financiera y por desagregación de estas
últimas, las habrá que analicen la liquidez y otras el endeudamiento.
c) Tener relaciones entre las ratios que permitan que los valores normales o anormales que tengan
unas puedan ser explicados por los de otras. En este sentido, y también recogiendo la citada
necesidad de disgregación, será conveniente que cada ratio se descomponga en otra u otras que
detallen la composición del valor de la primera. Éstas se descomponen, a su vez, en otras y así
sucesivamente hasta obtener el nivel de detalle que permita una labor analítica completa de los
resultados. Ello nos llevará a una estructura piramidal de las ratios.
d) Tener la información más completa posible. Así, además de su valor, puede acompañarse,
también, el del ejercicio anterior, para establecer comparaciones y un valor referencia (si lo hay),
del valor que correspondería a una estructura económico-financiera equilibrada.
A continuación, exponemos una extructura de ratios piramidal, que creemos cumple al máximo nivel
estas condiciones, sin ser, ni demasiado parca, ni demasiado extensa, partiendo de la ratio de
rentabilidad del capital propio.
Este diagrama es un complemento del anterior. Analiza, en conjunto, magnitudes y ratios de mayor
relevancia para las conclusiones globales del análisis económico y financiero y, sobre todo, las relaciones
que existen entre ellas.
Debido a que se le ha querido imprimir un marcado carácter dinámico, se ha previsto para cada
magnitud/ratio, tres casillas para tener el valor comparativo de tres ejercicios.
Los resultados que corresponden al análisis de magnitudes están dibujados en recuadros de trazo doble
y se refieren a:
- Ventas.
- Beneficios.
- Fondos financiación.
- Costes financieros.
- Activo fijo y total.
- Fondo de maniobra.
Los recuadros simples se refieren a las ratios, generadas por las magnitudes, de acuerdo con las líneas
direccionadas que las unen y parten de ellas (en trazo continuo para adiciones y discontinuo o punto y
raya para los cocientes).
CAPITAL FIJO Actual %Tot Anterior %Tot Actual %Total Anterior %Total
CAPITAL CIRCULANTE
Reducción desembolsos de capital propio exigidos Aumento desembolsos capital propio exigidos
Aumento inversiones financieras Reducción inversiones financieras
Aumento de existencias Reducción existencias
Aumento deudores Reducción deudores
Reducción acreedores Aumento acreedores
Aumento de tesorería Reducción de tesorería
Ajuste por periodificación Ajustes por periodificación
Total capital circulante Total capital circulante
Variación capital circulante Variación capital circulante
Total aplicaciones 100% Total orígenes 100%
Este documento llamado también análisis de fuentes y empleos de recursos financieros pone de
manifiesto la variación de la estructura del balance a lo largo de un ejercicio (lo que le da un carácter
dinámico). Todo ello mediante el análisis de la variación por sus partidas agrupadas en dos bloques:
- Fuentes: Recursos financieros generados, que serán las variaciones en aumento de partidas del pasi-
vo y reducción para las del activo.
- Empleos: Recursos financieros utilizados o consumidos, que por tanto corresponderán a reducciones
en el pasivo y aumentos en el activo.
Es obvio que para que el Balance comience equilibrado y termine también equilibrado, ambos bloques
deben ser iguales.
El punto de mayor interés de este análisis estriba en la separación de fuentes a corto y largo plazo y de
empleos en capital circulante y fijo. Éstos constituyen cuatro bloques que se deben sumar por separado
y deben compararselos resultados de forma que resulten equilibrados (así por ejemplo, en general no
conviene que se generen menos fondos a largo plazo que se produzcan empleos en capital fijo, porque
se generaría una reducción del fondo de maniobra).
Finalmente, como ya hemos mencionado, los totales globales de fuentes y empleos deben coincidir.
1) Cubrir las necesidades de capital para poder desarrollar con normal su actividad, y por tanto llevar
a cabo las inversiones en capital fijo y circulante que precise, cubriendo a su vez los costes fijos y
variables que sus actividades conlleva.
El capital total necesario (fijo y circulante), deberá evaluarse, como veremos seguidamente, de forma
que corresponda al necesario para el volumen de actividad desarrollada, de acuerdo con los
principios del equilibrio financiero para el cual el capital puesto a contribución del proceso
productivo, no sea ni insuficiente ni excesivo.
2) Lograr la cobertura de las necesidades financieras al menor costo posible, lo que nos conduce a
definir como estructura financiera óptima aquella que dé como resultado una composición del pasivo
de la empresa (volumen de recursos financieros disponibles), tal que el coste del capital medio
referido al volumen del mismo, sea mínimo.
En realidad, y con una perspectiva más amplia, deberemos referirnos a la estructura financiera
idónea, como aquella que permita alcanzar de forma mejor y más completa los objetivos de la
empresa y los de los propietarios de su capital en concreto (maximizar el valor global de la empresa
y sus participaciones).
El volumen de financiación global que precisará una empresa dependerá de su nivel de negocio y de la
magnitud de su estructura y equipamientos. Ambas cosas convendrá que guarden las adecuadas
proporciones y nos definirán la composición del volumen de capital, es decir, la parte correspondiente
al capital circulante y la referida al capital fijo, que a su vez variarán con el tipo de empresa y el sector
(así por ejemplo, una empresa cuya actividad esté basada en la industria pesada, tendrá normalmente
una proporción mucho mayor de capital fijo y para unos almacenes comerciales la proporción de capital
circulante será fácilmente mayor).
Independiente de esta descomposición técnica en capital fijo y circulante, el total del capital utilizado
por una empresa, se dividirá, atendiendo a su procedencia, en capital propio y capital ajeno; éste último
constituirá el pasivo propiamente dicho del balance, que es el que tiene a terceros como propietario.
Además el capital ajeno, los fondos ajenos, las deudas o lo exigible, como también se le conoce, como
© los autores, 1998; © Edicions UPC, 1998. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del "copyright", bajo las
sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el
tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos, así como la exportación e importación de ejemplares
para su distribución y venta fuera del ámbito de la Unión Europea.
230 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
el lector ya sabrá, se compone de las partidas que constituyen el exigible o pasivo a corto (pasivo
corriente o créditos de funcionamiento) y el exigible o pasivo a largo (capitales permanentes o créditos
de financiación).
El cuadro que sigue permitirá una presentación previa de la problemática que representa la financiación
de la empresa y el equilibrio financiero por lo que hace referencia al volumen de financiación y a la
composición del mismo:
Como puede apreciarse, una reducción de capital propio que no suponga una reducción de las ventas y
consecuentes beneficios, empeorará la situación financiera y sin embargo mejorará el rendimiento
económico, y viceversa. Asimismo, la sustitución de capital propio por ajeno (aumento del
endeudamiento), cuando la rentabilidad de la empresa supera al coste del capital ajeno, supone un nuevo
aumento de la rentabilidad económica, lo que tendrá una gran importancia en la política financiera y lo
llamaremos apalancamiento financiero. En definitiva, la *salud financiera+ oscila a menudo de forma
inversa a la *salud económica+, y el encontrar el punto de equilibrio entre ambas tendencias, supondrá
el esperado equilibrio financiero que nos hemos propuesto lograr en este capítulo.
La cuantía de capital necesario para la correcta financiación de la empresa se evaluará de acuerdo con
la que se precise de capital fijo y capital circulante. Éste último tendrá una evaluación más compleja y
sometida a fluctuaciones que el primero, dado que por su carácter se invierte y desinvierte continuamen-
te; el capital fijo, por el contrario, constituido por las inversiones en inmovilizado material e inmaterial,
inmovilizado financiero, stocks de seguridad y gastos a amortizar por períodos, se invierte y ya no se
recupera: su cuantía desciende al ritmo que se acumulan *amortizaciones+, todo lo cual tiene una
evaluación fácil.
La evaluación del capital circulante, se lleva a cabo a partir de sus necesidades por unidad de tiempo,
normalmente por día, para luego multiplicarlo por el período de maduración o tiempo (días) que estará
invertido, lo que además variará de una partida a otra de entre las que lo componen.
Los factores que influirán, en principio, en el volumen de capital circulante necesario, serán de acuerdo
con lo expuesto, el volumen de ventas o nivel de negocio de la empresa, el período de maduración, y
también habremos de tener en consideración la facilidad de movilización de la fracción realizable.
La gestión de los créditos que afectan al volumen de circulante y su período de maduración serán
elementos asimismo determinantes. Así, por ejemplo, cualquier aumento de crédito concedido (por
ejemplo a clientes), sea en cantidad o en tiempo, aumentará la necesidad de circulante, y lo contrario
ocurrirá si se trata de crédito recibido (por ejemplo de proveedores). Todo ello tendrá una importancia
muy grande en la estructura, financiación y resultados de la empresa. El capítulo destinado al cash-
management, se expondrá ampliamente todo ello. Ahora veamos sólo a grandes rasgos la influencia de
la variación de tales créditos.
Un aumento de la cantidad de crédito concedido (u obtenido), por una cuantía V mantenida durante un
período de tiempo m, para un volumen total de capital circulante C cuyo período de maduración es M,
supondrá un incremento del circulante concedido (U obtenido) de:
m
)C ' V x .
M
)C V m
' x .
C C M
Es decir que el aumento relativo de capital circulante, es igual al aumento relativo de importe de crédito
por el aumento relativo del período de maduración.
Así, una empresa con un montante total de capital circulante de 10 millones de ptas., y un período de
maduración medio de 75 días, que concede un nuevo crédito a sus deudores por un total de 2 millones
de ptas. durante 30 días, sufrirá un aumento relativo de sus necesidades de capital circulante, de:
2 30
x ' 0,08 ' 8% ,
10 75
lo cual habrá de tenerse en cuenta para cada nueva fracción de capital circulante (con importes y tiempos
distintos, como se ha podido ver), que se añada o se deduzca del total, según sea a crédito concedido
u obtenido. En general se aplicará a:
Por otra parte, el montante total del circulante disponible será el fondo de maniobra o working capital
resultante del volumen conjunto de activo circulante - pasivo circulante del balance de la empresa, y las
partidas que los componen:
TESORERÍA PROVEEDORES
A C T I V O P A S I V O
CIRCULAN- DISPONIBLE CIRCULANTE EXIGIBLE A
TE CORTO
Los objetivos perseguidos al tratar de optimizar la estructura financiera de la empresa y lograr una
política financiera equilibrada, serán más amplios que lo referido y podrán alcanzar a:
Las fuentes de financiación de la estructura de una empresa y los empleos dados a los mismos podemos
esquematizarlos según sigue:
De acuerdo con lo que puede apreciarse en esta representación esquemática, hay dos grandes
clasificaciones de fuentes de recursos para la financiación de la empresa:
El equilibrio entre fuentes a corto y largo, aunque importante, ha sido ampliamente tratado a propósito
del análisis de orígenes y aplicaciones de fondos. El equilibrio entre los volúmenes de ambos tipos de
fuentes financieras, se dará en función de sus *aplicaciones+ y sus volúmenes, repartidos entre circulante
y fijo (inmovilizado), de forma que, como ya se dijo entonces, el fondo de maniobra no sea negativo;
todos estos elementos aparecen esquematizados en el cuadro anterior.
Pero el equilibrio que trataremos con mayor profundidad aquí, es el que existirá entre fuentes propias
y ajenas de financiación, la composición de las cuales tendrá gran importancia para la rentabilidad y el
riesgo financiero, tal como se ha expuesto en la tabla-ejemplo, más arriba, y en definitiva, será
determinante del equilibrio financiero. Tratemos de cuantificar la importancia de la relación entre los
volúmenes de fuentes de financiación propias y ajenas.
Sea una empresa cuya estructura financiera (pasivo del balance), coste del capital y rentabilidad, serán
denominados como sigue:
P: Fracción del total de recursos (pasivo total), compuesta por capital propio.
A: Fracción del total de recursos, compuesta por capital ajeno.
i: Tipo de interés a aplicar sobre esta última fracción.
r: Rentabilidad sobre el total del capital utilizado (pasivo total).
R: Rentabilidad sobre el capital propio (fracción P).
Por su parte:
(P % A)·r & A·i 1· r & A · i r & A·i
R ' ' ' ,
P P P
Por lo cual, con r - i > 0 , R teóricamente siempre crece con A, es decir, a mayor proporción de
capital ajeno, mayor rentabilidad.
Por su parte, la rentabilidad del capital total neta, es decir, deducidos intereses, será:
r & Ai
Rt ' ' r & Ai
P%A
r & A·i
R ' .
P
que demuestra que si bien R crece con A (según se ha visto), r deberá crecer al mismo ritmo que A.i
para mantenerse la rentabilidad R.
Es evidente que interesa, desde el punto de vista del inversionista (cuya rentabilidad es R) que crezca
el endeudamiento D. Pero ello comporta un riesgo financiero mayor a medida que crece D, aunque más
soportable cuanto mayor sea r - i, pues más merecerá la pena arriesgarse. Si midiéramos este riesgo
como un coste creciente con D, entonces ya no interesará aumentar indefinidamente D, pues R tendrá
un máximo:
( r - i - F = 0 , con lo que: F = r - i)
Con lo cual no depende de A sino sólo de i y de r. Uno de los estudios realizados en este sentido es el
NI (net income) de David Durand, que trata de hallar la estructura financiera óptima. Se trata de capitali-
zar los ingresos netos de la empresa (net income), con una tasa decreciente a medida que aumenta el
riesgo de endeudamiento, de manera que si a una tasa fija crecería según la recta descontinua, ahora
lo hace según una curva que pasa por un máximo que Durand sitúa sobre el 33,5% de endeudamiento
o leverage (Véase figura 13.2).
En la medida que una empresa pueda financiarse con capital propio, se dice que practica la
autofinanciación.
Tanto la autofinanciación como la financiación
con capital ajeno tienen ventajas y desventajas.
Así ante la necesidad de una nueva inversión de
capital, éstas serían, al decidirlo hacer mediante
créditos o aportaciones:
El plan de inversiones I que interesará a una empresa dada está compuesta por aquellas inversiones que
suscitan interés por tener una tasa de rentabilidad superior a un nivel dado. I deberá tener un mínimo
en la cuantía precisa para mantener la actual capacidad de beneficio (normalmente su mínimo deberá
coincidir con las amortizaciones).
En realidad el estudio de política financiera que nos lleve a una distribución óptima entre el empleo
de los recursos propios y ajenos de las necesidades I, nos fijará de alguna manera la política de
dividendos. Si Ip son las inversiones de capital propio y IA las de capital ajeno:
I = IP + IA ; IP = R ± C - D ; D = R ± C - IP,
También la política de amortizaciones tiene su papel en el plan financiero, pues en el caso p.e. de una
amortización acelerada se constituye un fondo superior a lo preciso y puede hablarse de una auténtica
*autofinanciación+.
Lo mismo ocurre con algunos de los *fondos+ que si no son deudas o vencimiento fijo, o partidas
correctoras de inversiones del activo, son auténticas *autofinanciaciones+, al ser verdaderos beneficios.
La retribución del capital, por otra parte, ha de ser más o menos constante (proporcionada al capital),
por lo que podría calificarse de un auténtico *costo rígido de la gestión+ que a veces incluso prevalece
sobre otros (y a costa de las amortizaciones, pero ello sólo puede hacerse a corto plazo). Si se hiciera
de forma continuada, podría hablarse de una verdadera redistribución del capital o restitución del
patrimonio social y en cualquier caso, descapitalización de la empresa.
Por el contrario, cuando los resultados de la gestión lo permitan, puede crearse una reserva destinada
a retribuir el capital social cuanto y como sea conveniente hacerlo.
Una política financiera eficaz es la que nutre la actividad de la empresa del conjunto de recursos que
precisa en parte propios y en parte ajenos, de manera que se logre a la vez:
Para llevar a cabo el análisis que nos permita diagnosticar la eficacia del reparto de recursos entre los
propios y los ajenos, utilizaremos las magnitudes:
Es evidente que una política financiera eficaz debe lograr RP > RT y cuanto mayor sea la diferencia
entre ambos, mejor. De acuerdo con ello, definiremos el leverage factor o apalancamiento rp/rt,
como:
RP
a ' , que deberá ser n > 1.
RT
B
RP P B . (P % A) B . (1 % e)
a ' ' ' ' .
RT B % GF (B % GF) . P B % GF
Si llamamos ahora coeficiente de rendimiento r a la relación GF/B entre lo que podemos denominar
beneficios ajenos y los propios y que es un factor de gran importancia para el apalancamiento,
tendremos:
1 % e
a ' .
1 % r
De lo que se deduce que a crecerá más con el mayor endeudamiento e, en la medida que e > r y por
tanto de que los beneficios propios se mantengan muy por encima de los ajenos.
Con todo lo dicho, una nueva inversión o proyecto a financiar en la empresa apalancará favorablemente
el rendimiento de los capitales propios, si mejora la relación a.
Si r = GF/B fuera una curva función de e como la del gráfico en un punto dado Q de la función r =
r(e) tendremos que si eo y ro son los valores de las variables, 1 + ro será QS, y 1 + eo será AS, con
lo cual:
1 % e
' tg " ,
1 % r
que para una política financiera eficaz debe ser máxima, lo que se logrará para el punto en que la recta
QA trazada desde A sea tangente a la función r = r (e).
En tal caso:
Es evidente que esta optimización solo tendrá lugar si la curva r = r (e) discurre por la zona inferior
de la diagonal OB, o sea tal y como hemos dicho, que se cumpla e > r, es decir:
A/P B/P
> 1, es decir , > 1, o sea , B / P > GF / A ,
GF/ B GF / A
en el que los beneficios de los recursos propios superan a los del capital ajeno. Si la función r = r (e)
fuera recta o una curva convexa en lugar de cóncava, el óptimo crecería indefinidamente con e
(siempre que discurriera por debajo de la diagonal OB, es decir que e > r, pues sino el óptimo estaría
en e = 0. Sin embargo, ello podría conducir a una situación financiera inestable y fallaría una de las
condiciones de la política financiera eficaz.
El grado de riesgo adicional podría traducirse en la función r = r(e), haciendo que a partir de cierto
valor de e tomara la concavidad de la figura.
+1 B
(
Q
(o
0 "
eO
-1 +1
e
A -1 s
Fig. 13.3
El apalancamiento favorable de un nuevo proyecto de inversión se producirá si nos sitúa en una zona
mejor de la curva r = r (e). Si el proyecto altera la curva, y si e y r son los valores anteriores al
proyecto y e' y r' son los posteriores, deberá ser:
1 % e) 1 % e
>
1 % r ) 1 % r
e ) ' e % *e
Llamando:
r ) ' r % *r
1 % e % *e 1 % e
deberá ser: > ,
1 % r % *r 1 % r
y llamando E = 1 + e; R=1+r
E % *e E
deberá llamarse: > ,
R % *r R
para lo cual deberá ser *e/*r > E/R = a, o sea, que el apalancamiento incremental de la inversión
supera a la relación del apalancamiento anterior a ella.
Es lógico que uno de los objetivos de una empresa sea la máxima expansión, pero hay que mantener
un equilibrio entre los beneficios y la estructura financiera.
Si * es la tasa de rendimiento de las inversiones de la empresa, y i el interés que paga por el exigible,
la tasa de beneficio será:
expresión similar a la obtenida anteriormente, con la diferencia de que entonces E y P eran fracciones
y su suma era 1 ( ahora es A).
Con lo que si F - i es positivo, o sea F > i, r crece indefinidamente con E (ya lo habiamos visto
antes). Pero la ratio E/P es un índice de solvencia que no conviene aumentar mucho, con lo que la
política combinada de crecimiento y rentabilidad tendrá un tope, a menos que se aumente el propio p.
En resumen:
Así pues, el activo puede crecer en proporción (1 + K) con el propio y la tasa de rentabilidad r tiene
un techo que no depende del propio, con lo cual hemos conjugado las políticas de expansión y
rentabilidad.
Sin embargo, lo dicho contiene la simplificación de considerar unos F e i fijos y constantes, pero en
realidad no lo son:
- F lógicamente decrecerá con el volumen de inversiones (se empieza eligiendo las más rentables),
a menos que surjan nuevos aspectos (economías de escala, nuevas posibilidades de inversión, etc.).
- i crece con el volumen de recursos ajenos (se empieza eligiendo los créditos más baratos), a
menos, de que intervengan otros aspectos (a veces depende más de la ratio de solvencia que del
exigible, etc.).
El apalancamiento operativo, al que nos referiremos a propósito del análisis del punto muerto de la
empresa supone, que en ciertas condiciones, un incremento de ventas provoca un aumento del
beneficio de explotación superior en % al de las ventas (sobre todo alrededor del punto muerto).
Por otra parte, un incremento del beneficio de explotación puede provocar un aumento del beneficio
neto final (según el apalancamiento financiero existente, dado que en el beneficio de explotación BE
no se deducirán los gastos financieros GF, en los beneficios netos BN, sí).
Tratemos de calcular el incremento de beneficio neto por incremento de ventas (efecto combinado del
apalancamiento financiero y operativo) que nos definirá el coeficiente combinado:
BE dBN dBN / BN
dBN / BN BN dBE dBE / BE CAF
CFO ' ' ' ' ' CAF . CAO
dQ / Q BE dQ dBQ / Q 1 / CAO
Q dBE dBE / B
BE = Beneficio Explotación = Q (P-cv) - CE; es decir: [Cantidad x (Precio - Coste variable) - Coste
Estructura]
Q. (P & CV)
Así pues: CFO ' CAF . CAO ' .
Q. (P & V) & CE & F
Con lo cual un aumento del 1% en las ventas da lugar a un aumento del 5% en el beneficio de
explotación y del 10 % en el beneficio neto y se da con ello el doble apalancamiento ( 1% --> 5% -->
10% ).
Un cuadro de presupuesto financiero, a largo plazo, con las directrices dadas, puede ser el que
adjuntamos a continuación, previsto para tres años.
Desde el punto de vista de la planificación financiera es también un cuadro de gran interés el del
análisis de fuentes y empleos de recursos deducido, según ya se vió de las variaciones de las partidas
de balance (aumentos en el pasivo o reducciones en el activo, son fuentes y en caso contrario, empleo
de recursos).
Dicho cuadro puede, además, adoptar diversas formas, según interese destacar un aspecto u otro. Así, por
ejemplo, para obtener la variación ocasionada en el activo líquido neto (activo líquido-deudas con los
bancos) puede procederse de acuerdo con el nuevo cuadro de magnitudes que intervienen según sigue:
FUENTES: EMPLEOS:
Aumentos de pasivo circulante. Aumento de inmovilizado.
Reducción del activo circulante. Aumento de stocks.
Amortizaciones. Aumento de clientes.
Beneficio explotación. Aumento de otros créditos concedidos.
TOTAL [1] Reducción deudas consolidadas.
Distribución de beneficios.
Impuestos pagados.
TOTAL [2]
De otro modo también puede presentarse reagrupando fuentes y empleos por masas patrimoniales del
balance:
EMPLEOS FUENTES
Activo circulante. Deudas a corto plazo.
Reducción neta deudas. Créditos a largo plazo.
Inmovilizado. Amortizaciones.
TOTAL Autofinanciación neta.
TOTAL
Activo circulante y pasivo circulante pueden, además, presentarse desglosados o realizar un desglose
comparativo aparte.
Finalmente veamos un cuadro global detallado por partidas del balance sin agrupar, con el total según sea
fuente o empleo de cada una y el % de cada uno de éstos sobre el total de fuentes y empleos. Dicho
cuadro lo expondremos con un ejemplo de cifras, para que podamos establecer a partir de él las
conclusiones y el diagnóstico procedentes, y plasmar así la forma en que el cuadro de fuentes y empleos
1
RFI son los recursos financieros iniciales (de partida)
puede ser de utilidad para diagnosticar la situación financiera de la empresa y realizar una planificación
financiera consecuente:
ACTIVO
PASIVO
En este cuadro quedan reflejados no sólo los saldos tipo fuente o empleo por partidas más o menos
desglosadas, sino que además se nos revela el % de cada uno de ellos respecto al total de fuentes y de
empleos y la procedencia de dicho saldo, lo cual es muy interesante y nos permite obtener conclusiones
tales como:
1. Caja y bancos han actuado de fuente, lo que significa que se ha reducido la tesorería al no haber sido
ésta generada por las cuentas que debieron hacerlo a los empleos excesivos en otras.
2. Clientes y deudores se han reducido, lo que resulta lógico en una empresa en expansión en la que
debería aumentar cualquier cuenta de realizable.
3. Los stocks han incrementado. Lo que debe analizarse es si este aumento está en consonancia con la
expansión de la empresa.
5. Proveedores y acreedores han incrementado como corresponde a una empresa en expansión. Debe
calibrarse la cuantía de este aumento y en todo caso los % pueden ayudarnos.
6. Los créditos de financiación han estado mal gestionados, pues se han amortizado dentro del mismo
ejercicio.
7. Capital, fondos y reservas resultan una fuente neta cuya magnitud puede calificarse respecto al total
de empleos en inmovilizados (empleos a largo) que deberán verse cubiertos por este tipo de fuentes
o por capitales financiados a largo plazo; la diferencia nos dará el fondo de maniobra generada que
deberá ser positivo. En este caso, sin embargo, no lo es. Podría, para las fuentes de capitales
permanentes y los empleos en capital fijo, realizarse un cuadro aparte y obtener de él la variación del
fondo de maniobra. Sería un cuadro con un nuevo nivel de detalle.
Otro estudio de la evolución financiera interesante es el que contempla los empleos en amortizaciones
financieras, con las amortizaciones económicas que nos dan un reflejo de cómo se desarrollan y amortizan
las inversiones. Las diferencias revelan los desequilibrios en este sentido.
AMORTIZACIÓN FINANCIE-
RA
AMORTIZACIÓN ECONÓMI-
CA
DIFERENCIA
DIFERENCIA ACUMULADA
CASH-FLOW
AMORTIZACIÓN FI-
NANCIERA
DIFERENCIA
AUTOFINANCIACIÓN
TOTAL
Se obtiene ahí una primera diferencia por ejercicios partiendo del cash-flow, que se puede calcular y
analizar año a año. Luego convertimos estos excedentes de liquidez generada, en los reales, tomando la
autofinanciación por el cash-flow, para lo cual deduciremos los beneficios distribuidos (y cualquier otra
variación que se produjese). El nuevo total nos da para cada año liquidez real generada, que puede
compararse con la anterior y servir para obtener las conclusiones pertinentes.
La autofinanciación está constituida por el conjunto de recursos financieros que aporta la propia empresa.
Los recursos que la empresa aporta pueden clasificarse en dos tipos:
- La reposición: fuentes de recursos financieros constituidas como fondos para compensar pérdidas del
neto patrimonial (previsiones y provisiones en general).
- El crecimiento: fuentes de recursos financieros que aportan un aumento neto del capital propio de la
empresa (reservas).
La autofinanciación aumenta el volumen de recursos propios de la empresa, por lo que si existe una
relación máxima establecida por su efecto sobre la solvencia, para la relación capital ajeno / capital
propio, al aumentar el capital propio con la autofinanciación, podrá aumentar el capital ajeno y con ello
el capital total ( propio + ajeno ) en un montante superior a la autofinanciación; esto constituye el llamado
efecto multiplicador de la autofinanciación.
Consideremos, en efecto, el capital propio constituido por el capital social C y la autofinanciación A; este
montante junto al pasivo exigible E dará lugar al total del pasivo:
P = C + A + E.
Sea un aumento del capital propio por autofinanciación ( )A) al que acompaña un aumento en el exigible
)E. El nuevo pasivo será:
P + )P = C + A + )A + E + )E,
suponiendo que exista, según se ha dicho, un límite para la relación E , de forma que E pueda crecer sólo
P
lo que permite la expresión E ' K . Con lo cual: E = K.P.
P
Tendremos con un aumento en E y P: E + ) E = K· ( P + ) P )
)P = )A + K ·)P
Dado que K variará desde 0 a un máximo de 1 (cuando todo el pasivo llegara a estar constituido sólo por
capital ajeno), el factor multiplicador 8 = 1 / 1 - K podrá, por tanto, llegar a ser muy elevado puesto que
oscilará entre 1 e infinito. Veamos algunos valores:
E
K '
P 33 % 50 % 66 % 75 % 80 %
1
8 '
1&K 1,5 2 3 4 5
O sea que, por ejemplo, con igual capital propio que ajeno (K = 50 %) el factor multiplicador es 2 y con
un 80 % de capital ajeno en el pasivo, el factor multiplicador, llegará a ser de 5.
La autofinanciación presenta, pues, evidentes ventajas para la empresa, como la citada de poder aumentar
la financiación de forma multiplicativa con respecto al montante de la autofinanciación, sin menoscavar
la solvencia y por tanto la capacidad de endeudamiento futuro de la empresa. La autofinanciación también
presenta otras ventajas, aunque no escapa a presentar algunos aspectos negativos. Veamos un resumen
de unos y de otros:
VENTAJAS INCONVENIENTES
POR CONTRAPARTIDA
El coste que suponga no está afectado de comisiones Pero sin embargo tendrá un coste, como mínimo
ni gastos propios de cualquier crédito. de pérdida de oportunidad de inversión, que podrá
llegar a ser superior al crédito.
Veamos ahora de abordar el importante aspecto del coste que como toda financiación tendrá, ya que en
efecto, la autofinanciación no supone un conjunto de recursos financieros gratuitos para la empresa; en
efecto, en ausencia de otros tipos de coste directamente imputables, la autofinanciación tiene al menos
el coste derivado de la oportunidad de pérdida de inversiones alternativas con su rentabilidad, la más clara
y directa de las cuales es la del accionista que percibiera los correspondientes dividendos, o de forma más
general, una inversión de un grado de riesgo similar a la de la reinversión en la empresa, que pudiera
llevarse a cabo como alternativa.
Para abordar la problemática del coste de la autofinanciación podemos distinguir entre la de reposición
y la de crecimiento dado que cuando menos existirán entre ambas las siguientes diferencias:
REPOSICIÓN Hasta que los co- Inversión de riesgo similar Coste del capital propio sin
(Fondos) rrespondientes fon- en el mercado y acudir al cargas por impuestos de socie-
dos deban utilizarse crédito cuando se precisen dades a tipo t:
para su objetivo. recuperar los fondos para CP ( 1 - t ),
su objetivo. Pues amortizan como otros fon-
dos que se consideran un coste,
y no tendrán gravamen por im-
puestos sobre beneficios.
CRECIMIENTO Ilimitado. Rentabilidad del accionista. Coste del capital propio pero
(Reservas) sin la deducción por el tipo de
impuesto que grava el benefi-
cio: CP.
Si exceptuamos el factor (1 + t ) que diferencia claramente los costes de los dos tipos de autofinanciación,
podremos buscar un modelo único de inversión alternativa de riesgo similar que nos identifique el coste
de oportunidad imputable a la autofinanciación. Sin embargo, para el caso de la autofinanciación por
crecimiento (es decir, por transvase de beneficios a reservas), podemos partir de la rentabilidad alternativa
del accionista como la más clara.
Considerando un dividendo dado que conforme al tipo de financiación que puede observarse de la
autofinanciación por crecimiento (es decir, ilimitada), puede reinvertirse dando lugar a una renta perpetua.
Si i es el tipo de interés al que puede invertirse, si CP es la tasa de rentabilidad mínima aceptable para los
beneficios reinvertidos por autofinanciación, es decir, el coste de capital, podrá cumplirse:
i > CP ; i = CP ; i < CP .
En el primer caso será lógico convertir los beneficios en autofinanciación, mientras que en el segundo no
habrá preferencias especiales y en el tercero, será preferible convertirlos en dividendos.
Sin embargo, el dividendo cuando llega la accionista deberá tributar por renta (a un tipo variable puesto
que habitualmente es progresivo). Si podemos identificar un tipo medio de tributación por renta con un
valor r, en tal caso será preferible la aplicación a la autofinanciación para el beneficio, cuando:
i > ( 1- r ) · CP.
Para la autofinanciación por reposición no existirá en general una alternativa sometida a una suposición
especial por lo que sería valida en principio la expresión:
i > CP
para utilizar tales fondos para la autofinanciación. Sin embargo, hemos visto que su coste real no es CP
sino CP (1-t) con lo cual tenemos que la tasa de rentabilidad mínima de la autofinanciación será:
y según r sea menor o mayor que t dicha tasa será más alta o más baja para la autofinanciación por
crecimiento que por reposición.
Finalmente observamos que el coste real final de la autofinanciación deberá tener ciertas correcciones
sobre el coste de oportunidad obtenido de cualquier inversión alternativa debido a factores que son
específicos de este tipo especial de recursos financieros y muy especialmente si su coste se compara con
el de algún tipo de crédito como financiación alternativa. Estos factores son consecuencia de las ventajas
e inconvenientes ya mencionados para la autofinanciación, y entre ellos destacamos:
- Coste derivado de comisiones y otros gastos de cualquier tipo de crédito formalizado, que no
existirán para la autofinanciación.
- Valoración de la mayor solvencia y capacidad de endeudamiento futuro que proporciona la
autofinanciación.
- Valoración del menor riesgo financiero.
Este último supone para la empresa, además de un aumento del endeudamiento, un coste directo (que no
de oportunidad como en el caso de la autofinanciación), que convendrá evaluar adecuadamente a efectos
de lograr el ya mencionado objetivo de obtener la mayor financiación.
Los tipos de crédito utilizados de forma más habitual por la empresa podrían responder a la clasificación:
- Préstamos: se otorga a la empresa un montante dado que ésta devuelve en partes alícuotas con sus
correspondientes intereses.
- Cuentas de crédito: se otorga a la empresa un límite máximo de crédito disponible del que hace uso
de la cantidad que precise en cada momento y paga el interés que corresponda.
- Acreedores materiales: obtenido por adquisición de equipo y materiales con pago diferido con o sin
interés por la demora.
- Leasing: para la financiación de equipos, por compra de los mismos y posterior arrendamiento
al usuario. El carácter de arrendamiento de este tipo especial de financiación merece que le
dediquemos un apartado especial más adelante.
Veamos ahora cómo puede detenerse el coste efectivo del crédito utilizado por una empresa. Para un
determinado tipo de crédito (y acabamos de ver que hay muchos tipos de créditos), podemos evaluar su
coste a partir de su importe, duración, tipo de interés, comisiones, otros gastos e impuestos, utilizando la
fórmula más adecuada de entre las que se elaboran en el capítulo dedicado al control de la gestión en
curso, precisamente a raíz del control de disponibilidad del crédito para cubrir necesidades de tesorería.
Sin embargo, en el próximo capítulo, dedicado al análisis de la composición del capital de la empresa, se
expondrá la metodología detallada del cálculo del coste del crédito.
De entre el conjunto de los tipos de crédito utlizado por una empresa, algunos tendrán un coste
directamente asignable, tal y como acabamos de exponer, pero para otros no existirá (la autofinanciación,
por ejemplo según se ha visto); el total de crédito que utiliza una empresa tendrá un coste global que
conviene controlar y será el resultante de la amalgama de tipos de crédito utilizados.
Veamos cómo conocer este coste, al que podemos comparar, una vez conocido, el de cualquier tipo de
crédito nuevo que se nos plantee utilizar, o al suponer una cierta rentabilidad para terceros no interesará
que supere la de la propia empresa; lo calculamos a partir de:
- Gastos financieros globales que genera actualmente este montante: GF, que se seguirán dando año
tras año mientras se mantenga la deuda RA (por ejemplo, n años).
RA ' j
n
GF
K' 1 (1 % e ) k
RA ' j
4
GF
.
K' 1 (1 % e ) k
En tal caso:
1
1 %e GF
RA ' GF· ' .
1 e
1&
1 %e
Con lo cual:
GF
e ' .
RA
Como los gastos financieros actúan como coste para la empresa, en realidad sólo supondrán una carga
GF · ( 1 - t ), si t es el tipo de imposición sobre el resultado del balance; así pues en definitiva el tipo de
interés compuesto equivalente al coste financiero global de todo el capital ajeno que utiliza la empresa,
será:
RA ' j
n
GF· ( 1 & t )
.
k' 1 (1 % e ) k
GF
Con horizonte temporal ilimitado, sería: e ' · (1 & t ) .
RA
El coste financiero global, pues, puede evaluarse según acaba de exponerse; el coste financiero de un
crédito se evaluaría de acuerdo con las fórmulas ya referidas que se expusieron en el capítulo dedicado
al control de la gestión en curso, aunque resumiendo todos los gastos que generan (intereses, comisiones,
impuestos, etc.) en un montante GF, si el nominal de dicho crédito fuera N, el coste final equivalente
podría evaluarse de acuerdo con la metodología que acabamos de dar:
N ' j
n
GF· ( 1 & t )
(para una duración del crédito de n años)
k' 1 (1 % e ) k
GF
e ' · (1 & t ) con horizonte temporal no limitado.
RA
Un caso especial de determinación del coste de un crédito sería el que se recibe de un proveedor en forma
de aplazamiento del pago de la deuda con o sin interés, o por descuento en forma de pronto pago. En el
caso de aplazamiento sin pago de interés estaremos en presencia de un crédito que aparte de gastos
menores que puedan existir, será gratuito. Pero en los demás casos, existirá un coste que deberá evaluarse
y que puede incluso llegar a ser más caro que otras formas de crédito. Tratemos de obtener el coste
efectivo que representa este tipo de financiación y así podremos compararlo con el de cualquier otro tipo
de crédito.
El planteamiento será: obtener un descuento por anticipar el pago sobre el vencimiento previsto, o pagar
un recargo por demorar el pago sobre dicho vencimiento. Veamos cuál será el coste efectivo del crédito.
Como datos de partida para el cálculo utilizaremos los que siguen, aunque no siempre se darán todos a
la vez:
- Descuento que se otorga sobre el precio de la mercancía, o recargo en su caso, en tanto por uno: d.
- Tiempo de demora para su pago (en días de un año comercial de 360 días), en el caso de recargo,
o de adelanto de dicho pago para el caso de descuento.
La mercancía, cuyo precio supongamos que es P, tendrá un descuento efectivo sobre el valor real de la
misma, y será en realidad de:
d×P d
de ' ' .
P & de × P 1 &d
El tanto por uno efectivo anual será el que corresponda teniendo en cuenta que el concedido d lo ha sido
por un tiempo t. Con ello el descuento o recargo ( según el caso) efectivo anual será de:
360 d 360
dea ' de· ' · .
t 1&d t
Este tipo de descuento o recargo, transformado en el que se deriva de utilizar el interés compuesto
aplicado a un período base de duración t, o si se quiere el que se deduce de dividir el año en 360/t
períodos, será el dc que se obtiene de:
360
(1 % dc) l ' ( 1 % dea) t
.
Con ello:
360 360
t 360d t
dc ' (1 % dea) &1 ' 1% .
(1 & d )· t
Finalmente, nos encontramos una vez más con que el coste efectivo deberá tener en cuenta el impuesto
que grava el beneficio, que reducirá dicho coste, de forma que si r es el tipo impositivo, en realidad se
dará:
d · (1 & r )
de '
1&d
y con ello:
1 & r 360
dea ' d · ·
1&d t
y finalmente:
360
360 d( 1 & r ) t
dc ' 1% .
(1&d ) · t
Para terminar, hagamos referencia a que en el próximo capítulo dedicado a analizar en detalle el capital
de la empresa, se expondrá la metodología para la determinación detallada del coste de los créditos.
El leasing es un tipo especial de crédito para la financiación de la empresa, dado que supone la
adquisición de un bien de activo fijo que trata de financiarse para arrendarlo a un tercero, por parte de la
empresa de leasing, que es quien realmente lo adquiere. El arrendatario utiliza, pues, el equipo sin llegar
a adquirirlo, al menos al principio.
Cuando los pagos por arrendamiento suponen un total que permitan satisfacer todas las cuotas (incluidos
capital e intereses) que pudieran costear la compra del bien en cuestión en el plazo transcurrido, el bien
puede pasar a propiedad del usuario-arrendatario, con el pago de la última quota, aunque en régimen de
arrendamiento éste puede retrasar a formalizar la adquisición, lo que transformaría la operación en
arrendamiento puro, e incluso entonces puede prorrogar el arrendamiento por más tiempo en lugar de
devolver el equipo.
Como resultado de este especial sistema de financiación, el bien no aumenta el patrimonio de la empresa-
en tanto no haya sido adquirido en firme por el usuario-arrendatario, aunque tampoco supone un
endeudamiento para el mismo, que mantendrá así intacta su capacidad para endeudarse. En realidad, ello
supondrá que el bien no aparecería en el activo del balance, ni el crédito para su financiación no lo haría
en el pasivo, aunque en realidad la actual normativa del plan contable vigente pretende que uno y otro
afloren en el balance cuando la intención del arrendamiento es la de financiar lo que acabará siendo una
adquisición.
Otra característica específica muy importante es la de que como el leasing transforma la adquisición en
arrendamiento, todo el importe del mismo pasa a ser un costo y deduce impuestos íntegramente, mientras
que en el caso de una adquisición sólo resulta ser coste la parte correspondiente a la amortización anual.
El leasing ha tenido en los últimos tiempos un desarrollo muy importante debido a que además de lo ya
expuesto (sobre todo no reducir la capacidad de endeudamiento y de poder ser considerado íntegramente
como un coste) se ha encontrado con un "terreno abonado" por:
- El progreso tecnológico cada vez mayor que hace cada vez más corta la vida de los equipos, sin que
lleguen a ser obsoletos.
- La dificultad en encontrar créditos a largo plazo reales (no créditos a corto plazo prorrogables).
- Una legislación limitativa para las amortizaciones de los equipos adquiridos por compra.
Así pues, el leasing es un sistema en el que de forma excepcional intervienen tres elementos, la empresa
que vende el equipo, la de leasing que es quien realmente lo compra y el usuario final que lo arrienda.
Dicho arrendamiento puede ser de dos tipos:
S Operativo: cuando el alquiler es el objeto real de la operación; en este caso, normalmente el contrato
es revocable cuando se considere que ya no interesa arrendar por más tiempo o puede solicitarse la
sustitución del equipo por otro.
Es evidente en este caso, que el propietario-arrendador es quien soporta mayor riesgo.
S Financiero: es el caso de que el objetivo real sea la financiación de una compra, en condiciones y
duración fijadas y difícilmente revocables. El arrendatario es aquí quien soporta mayor riesgo.
Este sistema especial de financiación tiene, por sus características diferenciales, ventajas e inconvenientes.
Veamos las más destacadas:
- Ventajas:
- Es una forma de crédito a largo plazo real y no difícil de obtener ya que la garantía en teoría está
en el equipo.
- No aumenta, en teoría, el endeudamiento.
- No reduce, también en teoría, la solvencia y capacidad de solicitud de crédito.
- Puede deducirse íntegramente como un coste.
- Reduce, según se ha dicho, el riesgo de obsolescencia.
- Inconvenientes:
- Su coste suele ser elevado (aunque compensable según se verá luego por los menores impuestos
a que da lugar). Ello es debido a que el propietario-arrendador debe cargar además de los intereses,
la amortización, el coste de gestión y el riesgo.
- Sólo es aplicable a los bienes de equipo (inmobilizado) y en muchos casos requisitos dados.
- Los derivados de no figurar como bien integrante del activo de la empresa.
Por lo que se refiere al costo de este tipo especial de financiación, también debemos de efectuar un
procedimiento de cálculo específico para el mismo, dado que diferirá de cualquier otro tipo de crédito.
Aquí lo que prevalecerá es calcular su interés frente a otro sistema de financiación evaluando si se
compensa su mayor coste con la reducción del costo efectivo que se derivará de la reducción de impuestos
obtenida, al poder considerarse íntegramente como menor beneficio el importe de los recibos abonados.
Para evaluar el coste efectivo real del leasing y su conveniencia, partiremos de los datos que siguen:
- VO: Valor inicial o costo del equipo por compra, instalado y en funcionamiento.
- GK: Pagos correspondientes al año k derivados de dicha explotación que no de la adquisición o del
arrendamiento, según sea el caso.
- GPK: Gastos derivados del equipo a cargo del propietario, para el año K.
- GAK: Gastos derivados del equipo a cargo del usuario, para el año K.
- i: Tipo de interés a aplicar para determinar los valores actuales de las corrientes de ingresos y pagos a
efectos de poder compararlas (estipulables de acuerdo con el criterio que se considere adecuado ).
Con estos datos el valor capitalizado y actualizado del equipo adquirido por compra, será:
VC ' j
n (IK & GK & GPK & GAK & AK ) ( 1 & t ) Vn
& Vo %
K
K'1 (1 % i ) (1 % i )n
Por el contrario para un equipo adquirido en régimen de leasing, el valor capitalizado y actualizado será:
Vc ' j [
n ( IK & GK & GPK & GAK ) ( 1 & t )
]
K'1 (1 % i) k
Si consideramos:
n ( IK & GK & GAK ) ( 1&t )
VV ' E
k'1 ( 1%i )K
VC ' VV & j
n (GPK%A K) · ( 1&t ) Vn
% VO &
k' 1 (1 %i )k ( 1 % i) n
V L ' VV & j
n L K (1&t )
.
K
k'1 (1%i )
Lógicamente, interesará decantarse por el sistema de adquisición que reporte un mayor valor capital, por
lo que:
Como VC y VL tienen una parte común VV dependerá la decisión, de los valores relativos de la parte
restante.
j j
n ( GPK % AK) · ( 1&t ) Vn n L K (1&t)
Así, si % VO & > .
K n
k'1 ( 1%i ) ( 1%i ) k'1 (1%i)K
Interesará arrendar el equipo (recuérdese que ambas expresiones están como sustraendos de VV).
En el próximo capítulo, y dentro de la metodología de determinación del coste de los créditos, se detallará
la determinación del coste del leasing y su comparación con el coste de otros tipos de crédito.
El lector ya conoce a estas alturas de la presente obra, que el fondo de maniobra o working capital es el
primer indicador de la salud financiera de una empresa, ya que, en efecto, un valor positivo y más aún si
es elevado significa que:
- Los capitales permanentes tienen un volumen superior al del inmobilizado del activo que deben
financiar.
Por el contrario, un valor nulo significa que no hay exceso de activo circulante ni de capitales
permanentes, y un valor negativo, supondrá un déficit de recursos financieros en ambos aspectos. La
importancia del fondo de maniobra o working capital para la política financiera es, pues, extrema.
También consideramos así mismo claro, a raíz de lo expuesto en capítulos anteriores, que el análisis de
orígenes y aplicaciones de fondos, también denominado cuadro de financiación, permite conocer el
montante global del fondo de maniobra (a partir de la diferencia entre fuentes y empleos a coste, y lo
mismo, aunque con signo opuesto, entre ambos conceptos a largo plazo); y no sólo permite conocer el
fondo de maniobra, sino su composición a través de los montantes de cada fuente de orígen de fondos y
su carácter de corto o largo plazo, y lo mismo para los empleos o aplicaciones. Por tanto permitirán
conocer las causas de tales importes y la forma de mejorarlos.
Agrupando estas componentes racionalmente y de forma que pueda analizarse cada agrupación a efecto
de extraer conclusiones, podemos considerar que el fondo de maniobra puede extraerse de la tabla de la
siguiente página.
Finalmente, la bondad del fondo de maniobra puede obtenerse a partir de las ratios adecuadas, ya que si
bien en efecto sabemos que no conviene que sea negativo y en general será insuficiente para que sea nulo,
no existen pautas universales sobre su cuantía para una política económico-financiera correcta.
Fondo de maniobra
- Cobertura del capital total:
Total activo
de interés pues es más asimilable a un % del capital total de la empresa que a una cifra correcta.
Fondo de maniobra
- Cobertura de las deudas que debe amparar:
Pasivo a corto
Fondo de maniobra
- Cobertura de la inversión a financiar:
Inmovilizado
FM explotación
- Fondo de maniobra derivado de la explotación :
Fondo de maniobra
FM complementario
- Fondo de maniobra complementario:
Fondo de maniobra
Proveedores y gas-
Clientes por ventas Cuentas a cobrar
tos por ventas (a
(a cobrar) Cuentas a pagar
Explotación pagar)
Compra Variación
Venta inmobilizado
inmobilizado inmobilizado
Total FM
Total fuentes Total empleos
generado
Si el fondo de maniobra era una manifestación directa de la salud financiera de la empresa como
consecuencia de las fuentes y empleos de capitales y su distribución a corto y largo plazo, el aspecto
inmediato de dicha salud financiera viene dado por la liquidez generada en la empresa y su evolución, lo
que significa que si un fondo de maniobra negativo puede conducir a problemas financieros a un plazo
más o menos corto, un saldo de liquidez insuficiente puede suponer problemas de pagos de forma
inmediata.
La tesorería, como el fondo de maniobra, puede obtenerse a partir de un conjunto de "fuentes" (ingresos)
y "empleos" (pagos) de disponibilidades líquidas, y así mismo en ambas la doble clasificación: la derivada
de la explotación y la complementaria, tal y como se hizo con el fondo de maniobra. La tesorería derivada
de la explotación se obtendrá a partir del beneficio que la misma genera con alguna variación (fondos e
impuestos) que los convertirán en el llamado cash-flow.
Así pues, el esquema de composición de la tesorería será en todo similar al ya visto para el fondo de
maniobra y se compondrá de las agrupaciones de fuentes y empleos de tesorería siguientes:
Al igual también que con el fondo de maniobra, la bondad o no de la tesorería podrá medirse por medio
de ratios específicas:
Tesorería
- Cobertura del capital total: .
Total activo
Tesorería
- Cobertura de fondo de maniobra: .
Fondo de maniobra
Variación de tesorería
- Variación experimentada en período: .
Tesorería
La insuficiencia de medios económicos del empresario aislado para acometer negocios de gran capital,
fue lo que le impulsó a asociarse, cosa que dio origen a los empresarios sociales o sociedades.
- civiles: de las que no nos ocuparemos como de interés para la economía empresarial (fundaciones,
corporaciones, instituciones, etc.)
- mercantiles: que son las que tendrán interés para nosotros. Veamos cuáles son a través de la siguiente
clasificación:
PERSONALISTAS Colectivas
[Basadas en la persona del empresario] Comanditarias sin acciones
El capital social es la aportación global de los socios propietarios en una sociedad. En el caso de las S.A.
(y comanditarias por acción) está dividido en títulos denominados acciones, y en todos los casos el
capital está representado por una cifra inamovible en el pasivo, a menos que se proceda a un aumento
o reducción oficial del mismo como veremos.
En los casos en que es preceptivo y que ya hemos citado, el capital está dividido en partes iguales
denominadas acciones, las cuales se ponen a la venta mediante una "emisión" de sí mismas por un valor
igual al nominal que figura en ellas o superior (acciones con prima). El nominal es el capital de la
sociedad dividido por el número total de acciones de la sociedad.
© los autores, 1998; © Edicions UPC, 1998. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del "copyright", bajo las sanciones
establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento
informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos, así como la exportación e importación de ejemplares para su
distribución y venta fuera del ámbito de la Unión Europea.
262 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
Pueden ser:
Los accionistas pueden participar en el reparto de dividendos sobre las ganancias reales, en el patrimonio
resultante de liquidar la sociedad, tienen derecho preferente de suscripción en nuevas emisiones
(proporcionalmente al número de acciones que posean), tienen derecho a voto en las juntas si poseen el
mínimo de acciones estipuladas y no están moroso en el pago, tienen derecho de usufructo, prenda y
propiedad; puede darse la tenencia de acciones en copropiedad. Por otra parte, el accionista debe
desembolsar el capital que puede reclamarse por vía ejecutiva.
Las acciones pueden tener un valor real o de mercado distinto del nominal, lo que viene dado por su
cotización, que depende mucho de los beneficios actuales de la sociedad. Las transacciones se harán a
través de agente de cambio/bolsa.
Son préstamos de terceros a la sociedad (es, pues, capital ajeno o prestado), y generalmente reciben un
interés fijo a cambio, independientemente de los beneficios y de la marcha de la sociedad.
Características:
Dejando aparte los casos en que la misma viene impuesta por Ley, lo normal es elegirla de acuerdo con:
El primero y tercero son, sin duda, los factores mas decisivos. Así:
1. Las sociedades industriales, que deben manejar un gran capital, que por una adecuada política
financiera no interesa que sea prestado en una porción excesiva, interesará que sean sociedades
anónimas (S.A.) ya que las sociedades limitadas (S.L.) no pueden superar un tope de capital propio.
2. Las empresas comerciales, como manejan un capital que en su mayor parte es de tipo circulante, que
por tanto se recupera tras una rotación, pueden adoptar, y es frecuente que lo hagan, la forma de S.L.
Capital propio y prestado son la fuente de financiación de las empresas. Veamos con mayor
detenimiento, aspectos de uno y otro que nos muestran su evolución y formas de financiar con ellos la
actividad productiva de las empresas:
Ya hemos dicho que el capital viene representado por las acciones cuyos valores nominales suman el
capital "social" de la sociedad. Ya sabemos que el valor real en el mercado de dicha acción, es decir, su
cotización puede diferir del nominal.
Además de la aportación dineraria, el capital de una empresa puede estar formado por aportaciones no
dinerarias de los socios, materiales o inmateriales, algunas de valoración muy difícil como puede ser una
patente, fondos de comercio (good will) o una concesión.
Un aspecto muy importante del capital de una empresa es que tan pronto ésta comienza a operar, obtiene
beneficios y contrae deudas, con lo que el capital real de que dispone la empresa varía, de la misma
manera que el valor real de una acción difiere del nominal nada más ponerse a la venta. Por ello, si bien
el capital social de una empresa es una cifra fija que figura en la escritura y que está reflejada en el
pasivo del balance, en ocasiones, cuando llega a diferir mucho del capital real propio o por necesidades
de una adecuada política financiera, que pueden ir desde la necesidad de una cantidad mayor de capital
propio para acometer nuevas inversiones o para equilibrar la cuantía de capital prestado a una necesidad
de "saneamiento financiero", se hace preciso variar la cifra de capital social, lo que obliga a modificar
los estatutos, tras acuerdo en reunión de junta, siempre en presencia de aquellos accionistas cuyas
obligaciones aumenten y dando 3 meses de plazo a aquellos que posean acciones cuya transmisibilidad
se vea afectada. Veamos pues:
Para lo cual deben estar previamente desembolsadas por completo las anteriores. Naturalmente se
reservará derecho de preferencia a adquirirlas a los antiguos accionistas. Si no fuera así y además se
emitieran a la par (mismo valor nominal) que las primeras los accionistas actuales perderían en un
negocio próspero. En efecto, sea una sociedad con un capital social de 1.000.000 repartido en 1.000
acciones de 1.000 ptas. cada una, que además tiene unas reservas de 1.200.000 de pesetas.
- El valor actual real de las acciones es: (1.000.000 + 1.200.000) / 1.000 = 2.200.
- El valor tras una emisión a la par: (1.000.000 + 1.200.000 + 1.000.000) / 2.000 = 1.600, con lo que
perderían los socios primitivos, al tiempo que ganarían los nuevos al pagar sólo 1.000 ptas. por
acción.
Por ello resulta lógico que la nueva emisión sea “con prima”, es decir, por un valor superior al nominal,
es decir, al nominal más la prima, llevándose ésta a los fondos de reserva de la sociedad para que el
capital social sea el correcto.
Ello no quiere decir que no puedan ofrecerse acciones al valor nominal o a uno incrementado en una
cuantía inferior a la prima teórica, con lo que se logrará atraer suscriptores.
El “derecho de preferencia” permite que ante una emisión de nuevas acciones, los socios accionistas
actuales puedan optar preferentemente a la adquisición de las nuevas, en proporción a las antiguas que
tenían, de modo que no pierdan así su participación ni mayoría.
Cuando los antiguos accionistas no quieran o no puedan ejercer este derecho por sí mismos, pueden
cederlo, pero no por préstamo de los títulos, sino mediante la emisión de un "cupón" o "bono de suscrip-
ción". Así, el “derecho de suscripción” preferente se ejercerá contra la entrega de cupón o bono. El dere-
cho de suscripción tiene, pues, un valor que dependerá evidentemente de la diferencia entre el nominal
y el real de la nueva acción (el real puede ser la cotización de las antiguas) y del número de acciones
nuevas en comparación con las antiguas, o sea, el número de éstas que da derecho a suscribir una nueva.
Así, sea una sociedad cuyas acciones actuales de nominal 500 se cotizan a 1.500 ptas. Una nueva
emisión, en una cuantía exactamente igual a la actual, se efectúa con una prima de 300 ptas. (emisión
a 800), con lo que el nuevo valor real, será:
(1.500 + 800) / 2 = 1.150 ptas.
Con lo que es justo que el derecho de suscripción valga 1.150 - 800 = 350 ptas.
Si el número de acciones no coincidiera, sino que se emitiera una acción por cada tres actuales, el valor
de una acción de la sociedad tras la emisión sería:
y el derecho de suscripción sería: 1.325 - 800 = 525 ptas. por cada 3 acciones actuales, o sea 525/3 = 175
ptas. cada una.
aA % N
& N
a % 1
x ' ,
a
Ello no quiere decir que el valor de mercado del derecho de suscripción difiera y sea función de otros
factores.
Se trata aquí de convertir capital prestado en capital propio, o sea, de obtener la relación entre ambos
sin alterar el capital total empleado, de acuerdo con las exigencias de una buena política financiera.
En España se distingue el caso de convertir obligaciones y convertir otros créditos. Mientras el primero
tiene una legislación especial, el segundo se considera como un aumento de capital con aportación no
dineraria. Una y otra constituyen de hecho operaciones de "saneamiento financiero" que luego veremos.
En el caso de las obligaciones, los propietarios de éstas deben estar conformes y la conversión no puede
superar al número de obligaciones convertibles.
- Aportación no dineraria
En este caso se valorarán los bienes aportados en nuevas acciones a un determinado nominal, y no
existirá derecho preferente de suscripción.
Desde el punto de vista financiero, esto no es más que una operación contable que transmite saldo de
reserva a capital, pero ello, si bien no aumenta la liquidez de la empresa, lleva a aumentar el nominal
de las acciones o a crear nuevas a entregar gratuitamente a los accionistas según las que posean.
Naturalmente la contrapartida de ello es dejar de cobrar beneficios, con lo que la gratuidad de la acción
es aparente. Lo que sí viene afectado favorablemente, es la situación financiera de la empresa y su
estabilidad, y el prestigio y la solvencia a la sociedad.
Otra cosa que se debe tener en cuenta es que la sociedad con unas abundantes reservas tendrá una
cotización de sus acciones altamente superior a la que éstas tendrán una vez convertidas reservas en
capital; es decir, que el accionista tendrá más acciones o más nominal en ellas, pero con una diferencia
al valor de mercado menor.
El aumento es similar al anterior, con la diferencia de que será a cargo de aumentos de recursos
generados por regularizaciones del propio activo, reflejados según corresponda en el pasivo, en lugar de
hacerse con cargo a cantidades del pasivo, procedentes de las reservas existentes.
También este caso es similar al de transformación de reservas, ya que unas *reservas+ destinadas a pagar
unos privilegios pueden emplearse en reforzar el capital empresarial.
b) Reducciones de capital
Como las reducciones de capital, disminuyen la garantía de la sociedad frente a los acreedores, quedan
reguladas por ley.
- Restitución a los accionistas, de parte de su aportación, sea en efectivo o sea en otra clase de bienes
del activo social
En caso de que las acciones no estén totalmente desembolsadas, se libera al accionista del compromiso
de desembolsar parte o todo lo que adeudaba. En caso de existir acciones preferentes, se las reembolsa
con prioridad.
Esta solución se halla justificada cuando la sociedad comprueba que está trabajando con un capital
excesivo, que no puede ser debidamente remunerado, ya que los beneficios importan un porcentaje bajo
del capital. Un caso similar es la reducción de la actividad de la empresa, la reducción de precios, etc.
Como hemos dicho, ello reduce la garantía frente a los acreedores, por lo que en nuestra legislación no
puede realizarse sin haberlo publicado en el BOE y en 3 de los periódicos de mayor difusión del lugar,
y hasta transcurridos 3 meses, para que los acreedores satisfagan sus créditos o logren garantías.
- Saneamiento financiero
Consiste en la reducción de capital sin reembolso alguno, consecuencia de pérdidas experimentadas que
han reducido el capital real. Aportaciones sobreestimadas, inmovilizaciones excesivas, capital circulante
escaso, instalaciones anticuadas, disminución de la demanda, etc., pueden ser las causas.
El saneamiento financiero puede alcanzar no sólo a enjuagar pérdidas, sino incluso a una constitución
de reservas y a amortizar cuentas de activo.
En nuestra legislación ello es obligatorio desde el momento en que las pérdidas alcanzan una suma igual
a un tercio del capital líquido y haya transcurrido un año sin recuperación. En realidad aquí no se
perjudica a los acreedores ya que el haber social no se ha disminuido, aunque indirectamente sí puede
perjudicarlos, ya que el transformar parte de las pérdidas en reservas puede dar lugar a un reparto de
beneficios.
No todas las situaciones de pérdidas son de saneamiento financiero aconsejable. Así, en el caso de operar
con capital ajeno que se está amortizando, puede haber pérdidas en este período. Veámoslo con un
ejemplo.
Balance inicial:
Activo Pasivo
1.400.000
Tras una reducción de capital de 400.000 sin reembolsos, puede quedar así:
Activo Pasivo
- Saneamiento puro, consistente en unas anotaciones contables como las vistas, que por reducir el
capital, afectará al nominal o cuantía de las acciones, de una de las formas:
- Saneamiento por aportación de nuevo capital, por creación de nuevas acciones o desembolsos suple-
mentarios de las acciones.
Este caso suele darse cuando las pérdidas son tan cuantiosas, que un saneamiento contable o de
conmutación de créditos no es suficiente. La nueva aportación no será para aumentar el capital, sino
que será para enjuagar pérdidas, en lo que se verá afectado el capital de forma contable, reduciéndo-
se.
Otra forma de reducir el capital es restituir a los accionistas su aportación, pero mermando los beneficios
obtenidos en la explotación, lo que constituye un reembolso del capital sin reducción o “amortización
financiera”.
Para poder llevar a cabo esta operación deben existir unos beneficios considerables, dado que han de
atender simultáneamente a:
Un caso importante de este tipo es la amortización financiera de las empresas con activo defectible, es
decir, aquéllas en las cuales dicho activo debe revertir al cabo de un determinado número de años en una
tercera persona (caso, por ejemplo, de las autopistas, que construidas y explotadas por sociedades
privadas, deben revertir al Estado al cabo de un número de años prefijado), lo cual obliga a amortizar
el capital antes de que así sea, de forma que la desaparición del activo defectible no permita que la
sociedad deje de ser económicamente buena.
La amortización financiera no exige, pues, una reducción de la cifra de capital y en ello se distingue del
saneamiento financiero, pero sí un desglose del capital en dos cuentas, la del capital por amortizar que
se va reduciendo, y la del capital amortizado, que abarca el resto. En este caso, queda asimismo reducida
la cuenta de reservas en la medida que una cuenta del activo lo haya sido también, que normalmente será
la de caja o bancos. Veamos un ejemplo:
SITUACIÓN INICIAL
Activo Pasivo
13.300.000 13.300.000
Activo Pasivo
En caso de ser defectible el activo, éste aparecerá diferenciado en el balance, como en el caso:
Activo Pasivo
La desaparición en este momento del activo defectible por finalizar la concesión, dejaría la empresa con
un pasivo muy superior al activo. En este caso la amortización puede llevarse a cabo por:
- Reembolso de las acciones con cargo a los ingresos y sin amortizar el defectible.
- Reembolso de las acciones con cargo a beneficios y sin amortizar el defectible.
- Amortización del defectible sin reembolso de capital.
- Amortización del defectible y reembolso de las acciones con cargo a ingresos.
- Amortización del defectible y reembolso de las acciones con cargo a beneficios.
Cuando una empresa puede obtener con facilidad y a bajo interés capital prestado, puede aumentar el
rendimiento de su capital propio, la cual cosa puede ser una buena medida de política financiera.
Además, recordemos que por el efecto del apalancamiento financiero, puede ser aconsejable una cierta
proporción de capital ajeno.
Por ejemplo: Una empresa con un capital propio de 200.000 ptas. obtiene un beneficio del 15%, o sea,
30.000 ptas. Con un préstamo de 300.000 ptas. al 8% asciende la cifra de capital a 500.000 ptas. que le
rinden 75.000 ptas. Como tiene que pagar 24.000 ptas. en concepto de intereses, el beneficio se reduce
a 51.000 ptas., que de todas formas es superior al anterior.
En realidad, el coste del préstamo y su destino, junto a las garantías exigidas por los acreedores,
determinan la conveniencia o no del préstamo.
Los préstamos suelen clasificarse a corto, medio y largo plazo y su principal fuente es el crédito
comercial y bancario. Veamos algunas de las fuentes y la forma adecuada de financiación con cada una.
14.6 El crédito
Ya hemos dicho que son la principal fuente de capital ajeno. Podemos definirlos como el resultado de
poner a disposición de una determinada persona, cierto capital a un coste dado, mediante compromiso
al que pueden hallarse anejas ciertas garantías de restituir el capital o su equivalente. Suele basarse en
garantías reales y actuales, no futuras.
Este tipo de crédito suele concederse mediante el giro de efectos a un plazo máximo de 90 días. Lleva
consigo los riesgos de una posible crisis del deudor en el intermedio, que puede arrastrar a otro.
Es el que conceden los bancos y puede ser más caro que el anterior, pues pagando al contado, pueden
obtenerse unos descuentos superiores al interés bancario, además de que ligan a una determinada
empresa.
El crédito a corto plazo se otorga de forma corriente, mediante el “descuento” bancario de los efectos que
el cliente del banco tiene contra sus propios clientes, de modo que el banco le paga el importe de estos
efectos, deducidos unos intereses (descuento y los gastos que se ocasionan). Así, el empresario convierte
el crédito concedido a sus clientes en crédito recibido del banco, aunque éste, a su vez, puede convertir
el crédito que otorga al empresario en crédito recibido del banco central al *redescontar+ los efectos de
éste.
El banco puede conceder también, *apertura de crédito+ a un empresario que presenta en su cuenta un
saldo deudor, o sea, que *se halla en descubierto+, hasta cierto límite.
No debe confundirse ello con la *concesión de crédito+ que es la concesión de una cantidad fija y
determinada, que se debe reembolsar en un plazo máximo preestablecido.
Aparte de la banca privada otros organismos e instituciones oficiales de crédito conceden créditos a
medio y largo plazo, que operan por interés nacional más que con ánimo de lucro.
Son contratos por los que una entidad financiera pone dinero a disposición del prestatario en cantidad
y plazo fijados, y que obligan al prestatario a liquidar intereses y concesiones y a devolver el principal
a su vencimiento. Créditos y préstamos se diferencian en que en los primeros el prestatario dispone de
un importe en cantidades y momentos variables, y en los segundos del total y en una sola vez.
Los créditos se formalizan por póliza (intervenida por corredor de comercio, cosa que le da su fuerza
ejecutiva) y los préstamos pueden hacerse por póliza o por efecto, que se hará efectivo por descuento.
(Ver en la figura 14.1 aplicaciones lógicas de cada uno.)
CRÉDITOS DE RESERVA
necesidades de
financiación
PRÉSTAMOS
AUTOFINANCIACIÓN
Fig. 14.1
Los costes (que ya evaluaremos), suelen ser más elevados para los créditos (por su flexibilidad de utili-
zación) y se componen de gastos anticipados y otros, fraccionados en diversos períodos (para negociación
por efecto todos son anticipados).
Los cuatro parámetros fundamentales y que determinarán las condiciones de crédito o préstamo son:
cantidad, plazo, destino y costes.
La cantidad vendrá fijada por las necesidades financieras (véase gráfico), pero a su vez ello es el
resultado de un sistema complejo de factores: volumen de negocio, tasa de crecimiento, política de
inversiones, política de dividendos, política de precios, etc. En cuanto al plazo, puede ser corto o largo
y con período de carencia de intereses e incluso del principal. El plazo también debe fijarse
adecuadamente según los factores que influyan en las necesidades de la financiación. Además de créditos
a corto y largo plazo, los hay de campaña, rotativos o renovables, y créditos puente (de espera de otros
créditos en trámite).
En el momento de cursar una solicitud de un crédito o préstamo, hay que tener en cuenta que la entidad
financiera solicitará una documentación y recabará la información precisa y se planteará el préstamo
analizando sus condicionantes (cancelación, capital y condiciones), el carácter de los solicitantes y el tipo
de negocio y sus perspectivas. Poder (capacidad de negociación), tiempo (mayor o menor premura), e
información son las claves de una mejor negociación por uno y otro lado. El prestatario, además de
ofrecer ciertas garantías, tiene los recursos de dar compensaciones (cesiones en la rentabilidad, directas
o indirectas) o incluir la operación en un paquete de un conjunto de ellas.
Las condiciones en que se otorgue el préstamo dependen de cuatro factores fundamentales: endeuda-
miento actual, plazo de la operación, rentabilidad económica y nivel de activo válido como garantías.
Así, con créditos a corto plazo pueden financiarse stocks, cuentas a cobrar, necesidades de tesorería, etc.,
y en general el activo circulante.
Utilizaremos el interés compuesto para este cálculo, pues es así cómo se evalúan los intereses de los
préstamos. Si sólo hubiera un concepto de coste (el tipo de interés i) y el reembolso fuera en una sola vez,
el cálculo de la cantidad a reembolsar P' para un préstamo P a t años sería muy sencillo:
Pero habitualmente hay varios conceptos de coste y el préstamo se devuelve en varios pagos fraccionados.
El cálculo de cada uno de ellos cuando fueran iguales y en la cuantía de uno por año, nos llevaría al
cálculo de la anualidad equivalente según nos enseñan las matemáticas financieras:
a a a
P ' % % ... %
2
1 % i (1 % i) (1 % i)n
donde i es el tipo de interés equivalente que haría indiferente colocar el importe del préstamo los n años
que está colocado, o poner sucesivamente las cantidades que se recuperan por los años que quedan. Este
enfoque tiene la ventaja de que podemos incluir aquí cualquier concepto de coste e incluso de ingreso
que se produzca, sea cual sea (ya que las a pueden ser cualquier variable, negativas o positivas, no tienen
porque ser iguales ni tampoco a razón de una por año) y siempre encontraremos el tipo de interés
equivalente al conjunto de la operación y que coincide con el concepto ya expuesto de la *tasa interna
de rentabilidad+ (TIR) y la designaremos por r.
Debemos recordar al respecto de calcular la TIR, que cuando los conceptos de ingresos y costes sean
varios, diferentes e irregulares, el cálculo deberá hacerse por tanteo (o con un programa adecuado en un
ordenador).
Así pues, la TIR a coste efectivo de un crédito P que implicará desembolsos anuales a,b,c, ... sería:
n n-1 n-2
P(1+r) = a (1+r) + b(1+r) + ...
Veamos ahora cuáles son los componentes del coste de un préstamo, que mediante el uso de la TIR
pueden incluirse en un solo cálculo.
Finalmente añadamos que cuando tratemos de calcular la TIR, puede ser de utilidad un cuadro como el
siguiente:
0
1
2
Ya nos hemos ocupado anteriormente del leasing y sus características así como de determinar si es de
mayor interés que la compra. Veamos ahora de evaluar su coste real así como su TIR (en la línea de
determinación de costes de otros tipos de crédito utilizada en este capítulo) y la comparación del coste
del leasing no con la compra sino con otro tipo de crédito.
Ante todo vamos a realizar el cálculo del coste real del leasing y compararlo con el coste de un préstamo,
para la compra del equipo que sea equivalente.
Sea el caso de un equipo a financiar por leasing, por ejemplo un ordenador compuesto de una CPU con
soporte de disco duro, tres terminales con pantalla y teclado y una impresora, así como otros periféricos
adicionales.
Estudiaremos el problema a través de los flujos de caja, creados y compuestos por flujos positivos, debido
a los ahorros de impuestos diferenciales (entre leasing y compra).
Como base para ello tomaremos para el ahorro de impuestos el 35% del beneficio rebajado (cuota actual
para las sociedades), que en el caso de leasing es el importe total de las cuotas pagadas por leasing y en
el caso de compra es la amortización (tomaremos un 10 % anual del valor de adquisición del equipo).
Para realizar los cálculos de ahorro de coste según lo expuesto, vamos a desarrollar el cuadro que sigue
(importes en miles de ptas.), en donde se entrarán los importes de cada período que permiten obtener
los ahorros mencionados y que pasaremos a exponer a continuación del citado cuadro con sus cifras:
Calculemos ahora la TIR de esta sucesión de flujos de caja. Para ello procederemos, para simplificar la
expresión, a agrupar los términos con el mismo coeficiente numérico, y entre ellos, el que tiene por
coeficiente 241.8. Dado que se repite en grupos de tres términos, se sacará factor común de las
expresiones que corresponda hacerlo:
A partir de ahí se procederá, como es habitual en los cálculos de la TIR, a ensayar diferentes tasas r, para
que se cumpla la expresión.
Veamos, por ejemplo, la actualización a tres tipos de interés distintos, de forma que nos acerquemos
paulatinamente al valor deseado final cero.
Como puede apreciarse empezaremos por un interés del 5% que dará un resultado positivo, para luego
ensayar el 3% que resulta negativo, pero en valor absoluto bastante menor que con r = 5%. Es por ello
que finalmente probaremos un valor intermedio (estamos entre un resultado positivo y uno negativo),
pero más cercano al 3%: El 3,5%. Su resultado es un valor muy cercano ya al cero.
Este valor, que como puede verse es de -2,04, será suficiente para nuestros propósitos; téngase en cuenta
que estamos partiendo de un cash flow de 2578 Mpts. que con los términos negativos que siguen debe
anularse.
Por supuesto que todos los cálculos realizados tienen sentido si existe un volumen de beneficio (que daría
lugar a sus correspondientes impuestos), y que fuera suficiente para detraer las cantidades que permite
el leasing.
EXPRESIÓN A r = 5% r = 3% r = 3.5%
ACTUALIZAR
(1+r)-2 37 55 50
14.7.4 Comparación del coste del leasing con la de un préstamo normal, para la compra del equipo
Veamos ahora qué tipo de interés tendría un crédito normal, cuyo coste real fuera el calculado para el
leasing.
Sea i el tipo de interés anual de este préstamo, el cual además está sujeto a comisión de apertura del 0,5%
y a un IVA del 5%, y que lógicamente y para que sea comparable con el leasing, se concede por el
mismo importe de éste, a un plazo de 5 años y liquidado por trimestres:
que sería, pues, el interés del crédito cuyo coste fuera equivalente al del leasing.
Ya hemos visto en qué consisten. Permiten dirigirse al ahorro privado, obtener importantes cantidades
que se reembolsan a largo plazo, pueden ser amortizados por anualidades y no se requiere forzosamente
la contraprestación de garantías especiales.
A veces es preferible aumentar el capital manejado por medio de obligaciones, que por su emisión de
acciones, siempre y cuando la carga que representa, no merme la obtención del beneficio.
Las obligaciones pueden emitirse a la par, por debajo o por encima de la par, según lo que el
obligacionista pague en relación al nominal del título. Al calcular los gastos que supone, hay que añadir
a los intereses, los gastos de emisión y los impuestos, aunque éstos pueden trasladarse al obligacionista.
La garantía del pago de los intereses y del capital se halla en el activo y la rentabilidad de la sociedad
emisora. Sin embargo, el largo plazo de cobro y lo aislado de la posición del obligacionista, le coloca con
un riesgo mayor que el del deudor. Por ello, y por la posibilidad de que la sociedad realice modifica-
ciones en el contrato de emisión de las obligaciones, interesa a los tenedores de éstas estar representados
colectivamente. En la legislación española, es preceptiva la formación de una asociación de
obligacionistas y la designación de un comisario por la sociedad emisora.
La amortización de las obligaciones, lo mismo que la del inmovilizado, se realizará a cargo de las
reservas, de modo que en el pasivo afectarán las cuentas:
En España ello viene regulado. Si no estuviese prevista la conversión, entonces para hacerla se
precisa la conformidad de los obligacionistas y que el nominal de las acciones no supere al de las
obligaciones al tipo de canje. Si la sociedad tuviera pérdidas, debería sanearse previamente el
patrimonio de la misma.
- Obligaciones con participación, son las que además de recibir un tipo fijo, tienen un suplemento
variable, según los beneficios de la sociedad.
Es muy corriente hoy día la participación de unas sociedades en otras de una forma más o menos directa
y profunda, de forma que unas financian las actividades de otras. Distinguiremos en este ámbito:
Son muchas las empresas de todo tipo que poseen en su activo, valores de otras. Las formas más
corrientes de llevarse ello a cabo son:
Participaciones
Es el caso de las empresas que tienen simplemente valores de otra u otras, en su activo, con las que
tienen alguna conexión en general. Es una forma de reducir el riesgo o por lo menos diseminarlo. A
veces puede haber motivos de tipo fiscal.
Filiales
Son aquellas sociedades de las que otra posee la mayoría de las acciones. Puede tratarse de una o varias
sociedades. También aquí interviene el deseo de limitar el riesgo.
Sociedades de cartera
Son aquéllas cuyo activo está integrado exclusivamente por títulos de otras sociedades a cuya posesión
destinan el capital. Pueden ser de dos tipos:
Sociedades de control, holdings, trusts o konzern, que actúan directamente en las empresas asociadas,
para someterles a directrices comunes.
b) Fusiones
Cuando la colaboración llega a este punto, desaparecen ya las empresas participantes como tales, para
dar paso a una nueva.
Normalmente se llevan a término cuando la producción, administración y venta pueden efectuarse mejor
y los gastos generales reducirse; pueden tener lugar de dos maneras:
Responde al verdadero concepto de fusión y comporta la reunión de los activos y los pasivos de las
empresas encartadas.
Las empresas deben ser convenientemente valoradas, bien sea por cotización en bolsa, o directamente
por valoración de las mismas, a través del rendimiento obtenido hasta el momento, así como el esperado
en el futuro y su capitalización.
Se trata de la unión de los esfuerzos de dos o más empresas con un objetivo muy concreto y por el tiempo
que requiera el mismo. Las empresas matrices, por su parte, continúan su operativa normal al margen
de la marcha de la empresa objeto de la unión.
Podríamos definir la bolsa como aquellos establecimientos legalmente autorizados para concertar
operaciones mercantiles, para valores mobiliarios que puedan estar sometidos a cotización oficial.
Se trata realmente de un puente entre ahorradores que quieren invertir su dinero y las empresas que
precisan capitales.
Las operaciones las lleva un agente de cambio y bolsa y pueden ser al contado y a plazo (éste último poco
usado, por favorecer a los especuladores).
En España, la bolsa se gobierna por una junta sindical presidida por el síndico.
La metodología del funcionamiento del mercado de valores tiene dos variantes: el mercado clásico de
valores en el que la compraventa se lleva a cabo con horario limitado y se cierra y concreta en un acta,
y el mercado continuo vía ordenador que permite la compraventa continua por medio de la informática.
En cualquier compraventa, los títulos que tienen un valor nominal, su capital nominal, se transfieren con
un cambio en porcentaje sobre el nominal (porcentaje que también expresa el cambio en lo que se
denomina enteros). Por ejemplo:
La cotización se expresa, pues, en enteros (% sobre el nominal). Si las acciones son de 1.000/500 ptas.
bastará multiplicar el cambio por 10 ó 5 (por eso, para nominal de 500 ptas., que fue muy corriente
tiempo atrás, el cambio expresado en duros: un entero es un duro). Los derechos de suscripción, en
cambio, se expresan en pesetas.
El índice bursatil expresa en % las variaciones de las cotizaciones en función a las de determinada fecha
(normalmente el último día del año anterior). Se calcula diariamente y se refiere a un buen número de
títulos escogidos cada uno con su coeficiente de ponderación (índice ponderado).
Cambio de inventario: cambio a que resultan en conjunto las acciones que se posean. Supongamos que
hemos comprado 100 acciones a 500 ptas. al cambio de 900% (=450.000).
Baja la cotización y tenemos ocasión de comprar otras 100 a 700% (350.000 ptas).
800.000
/ 5 ' 800 % (ha mejorado costes) .
200
Luego hay ampliación de capital de 1 a 5 a la par y nos tocan 40 acciones que suscribimos
desembolsando 20.000 ptas.
820.000
/ 5 ' 683 % (mejorado)
240
En una nueva ampliación decidimos no acudir y vender los derechos de suscripción que se cotizan a 600
ptas., con lo que obtenemos 600 x 240 = 144.000 ptas.
Ello nos da idea de que cuando baja la cotización, no siempre hay que vender.
Puede también haber operaciones de acciones gratuitas, etc. En general, lo que nos cuesta dinero se suma
al precio y lo que cobramos se resta (caso de los derechos de suscripción, por ejemplo), excepto los
dividendos, que tienen consideración aparte.
Con el cambio de inventario, ante una operación, la cotización al alza o a la baja de ciertos valores, o
ante la necesidad de vender, sabremos si merece la pena, mejor que mirando simplemente la cotización
actual, conociendo cuál es *nuestro cambio+ actual.
Una forma teórica de obtener la cotización de un título es la capitalización de los beneficios futuros para
un tiempo indefinido, que como sabemos, si son de B ptas. anuales y para un tipo de interés i:
La dificultad de adoptar un tipo de interés puede subsanarse acordando que no depende del tipo de acción
(lo cual no es del todo cierto) y eliminándolo, constituyendo la ratio:
cotización
PER '
beneficio anual / acción
que nos informa de los años precisos para amortizar la acción con los beneficios anuales que supone.
Sea la figura 14.2. Supongamos que las curvas B y C representan los beneficios acumulados con los años
por dos títulos X e Y de nominales OA, siendo el beneficio anual por acción actual de MN para ambas.
por lo que parece interesar el Y cuando, sin embargo, la evolución de los beneficios hará que el X se
amortice antes (OL < OQ).
B
B'
C
C'
M
A
N
1 año Años
O
LQ
Fig. 14.2
14.11.1 La bolsa como mercado de valores. La cotización de los títulos y sus variaciones
La bolsa hace de centro de inversión y de relación entre ahorradores que quieren colocar su dinero y
empresas que precisan capitales (especialmente a largo plazo). La bolsa permite, además, colocar y
recuperar con rapidez el dinero, debido a su elevado volumen de transacciones, aunque los títulos que
negocia son sólo los que cotizan de forma oficial.
Para fijar un cambio y cerrar una operación, se exige un mínimo número de títulos a ofrecer o pedir,
aunque éstos puede reunirlos el agente de cambio y bolsa de entre muchos de sus clientes. También
puede haber un tope en las oscilaciones del cambio.
Cotizaciones
Ya hemos dicho que el cambio o cotización se expresa siempre en % sobre el valor nominal del título
(los derechos de suscripción, en cambio, se expresan en ptas.) y cada 1% en este cambio, se dice que es
1 entero.
Cuando se anuncia que va a producirse una ampliación de capital, puede derivarse un efecto alcista en
las cotizaciones, aunque, de ser muchas, el efecto puede ser bajista.
La bolsa, además, se resiente de cualquier fenómeno, especialmente económico, que se produzca. Así,
una baja en el tipo de interés de las imposiciones a plazo produce un efecto alcista y, en cambio, una con-
gelación de precios o cualquier medida antiinflacionaria produce un efecto a la baja en la cotización en
bolsa, lo mismo que una reducción en la liquidez bancaria (pues la gente vende sus acciones cuando no
encuentra dinero en el banco). Como se sabe, los cambios en las cotizaciones se reflejan en el índice
bursatil, y los valores que entran a formar parte de él se revisan anualmente.
Como se sabe, en las ampliaciones de capital por emisión de acciones, puede hacerse:
El derecho de suscripción o derecho preferente a suscribir nuevas acciones en una ampliación es tan
importante que llega a serlo más que el dividendo en el rendimiento de las acciones que coticen en bolsa.
En este período, las altas y bajas en la cotización de las acciones corresponden con gran aproximación
a las altas y bajas de la cotización del derecho, aunque a veces este paralelismo se da con desfase, en
especial cuando los cupones no están al valor que deberían tener teóricamente (si están más baratos se
impulsará la compra de acciones).
El valor teórico del derecho de suscripción sería el descenso que experimentaría la cotización de la
acción con la ampliación (diferencia entre la cotización y el valor de emisión de las nuevas acciones).
La fórmula de cálculo del valor o precio teórico del derecho de suscripción es, según ya se vio,
A & N
x '
a % 1
donde A, recordemos, es la cotización actual de las acciones, N el valor de emisión (con prima) de las
nuevas acciones, y a el número de accione, actuales por cada nueva.
En una emisión, a veces resulta más ventajoso adquirir acciones mediante la compra de cupones o
derechos de suscripción.
Ejemplo:
El propietario de las acciones puede optar, si lo cree oportuno, por vender los cupones o utilizar estos
derechos para adquirir nuevas acciones, o también en una operación mixta, en que parte de las acciones
que posee, las utilice para comprar nuevas (pagará), y el resto para vender los correspondientes cupones
(cobrará), e incluso puede ligar la operación para que acabe pagando lo mismo que cobra, por lo que
optará en parte por la ampliación, pero sin desembolso alguno.
Así por ejemplo, sea el caso de una emisión de 1 nueva por cada 10 antiguas de nominal 500; cotización
298% (1.490 ptas.); suscripción a la par; valor del cupón 90 ptas. El accionista posee 600 acciones.
Utiliza 380 derechos para suscribir 38 acciones a 500 ptas.: Paga = 19.000 ptas. Vende los 220 derechos
restantes a 90 ptas. cada uno: Cobra 19.800 ptas. y le quedan 19800 - 19000 = 800 ptas. disponibles para
otros gastos.
Dadas las condiciones que, en general, definen el entorno financiero de la empresa, resulta de la mayor
relevancia dedicar especial atención a la financiación del corto plazo, y más aún del día a día. Es
necesario poner una especial atención a la gestión de flujos de caja y de la tesorería en particular, con
un gran énfasis en el día a día. Y también es preciso observarlos en los fondos que entran y salen de la
empresa, dado que las citadas condiciones hacen que esta gestión pueda dar lugar a una importante
generación de beneficios o pérdidas para la empresa.
Así, por ejemplo, poder disponer, a través de una adecuada gestión de cobro, de una suma de 500.000,
ptas. 10 días antes de lo previsto, evitará la utilización de una póliza de crédito al 13,5% durante este
plazo. Esto supondrá un beneficio para la empresa de:
10
B ' 500.000 x 0,135 x ' 1.849 ptas.
365
Más aún, si las ventas de una empresa asciende a 850 millones de ptas., con una previsión de cobro
de 60 días, pero lo hacen efectivo en un plazo medio de 75 días, por acumulación de retrasos y
valoraciones de las entidades financieras, la empresa soporta, con un coste del crédito igual al anterior,
y sólo por esta causa, una pérdida anual de:
15
P ' 850 x 0,135 x ' 4,72 millones / ptas.
365
Además la empresa deberá aumentar el capital circulante necesario en un importe que, sólo por este
concepto, ascenderá a:
75 & 60
)CC ' 850 x ' 35 millones / ptas.
365
© los autores, 1998; © Edicions UPC, 1998. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del "copyright", bajo las
sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el
tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos, así como la exportación e importación de ejemplares
para su distribución y venta fuera del ámbito de la Unión Europea.
286 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
La importancia de la gestión del flujo de fondos en una empresa y sus repercusiones económicas y
financieras han dado lugar al desarrollo y fuerte implantación de la ciencia económica que se ocupa de
ello: El cash management.
El control de flujos de cobros, pagos y tesorería en general es el centro de atención del cash
management, y muy en especial la influencia de los días transcurridos para ingresar, pagar, obtener
valoraciones, etc. La importancia de los días puede apreciarse si consideramos por ejemplo el coste de
una operación de un millón de ptas. al 14% que debe ingresarse en 70 días. Una reducción del coste al
13% vendría compensada por la *insignificante+ diferencia de cobrar a los 75 días.
El cash management trata, por tanto, de la parte de la gestión de los flujos de entrada y salida de
recursos monetarios. Su importancia ha llegado al extremo de considerarlo como una *visión de negocio+
consistente en considerar una empresa -sea del tipo que sea- como un conjunto de flujos monetarios y
basar en ello el resultado de su gestión.
El C.M. se centra en la gestión financiera a corto e incluso a muy corto plazo. En ningún caso en la
financiación a largo, que constituirá la financiación propiamente dicha. Su acción se localiza en la
gestión de la tesorería y del capital circulante en general, por una adecuada política y gestión de cobros
y pagos. También trata de que la liquidez generada esté adecuadamente invertida y los déficits existentes
sean convenientemente financiados.
El ámbito temporal del C.M. es el corto plazo, si consideramos la gestión de la tesorería como la parte
del plazo muy corto y la del capital circulante en general, la que limita el horizonte temporal de la
gestión correspondiente. Más allá de un año, deberíamos hablar de planificación financiera de la
empresa, lo cual está absolutamente fuera del ámbito del C.M. Esto se refiere al equilibrio patrimonial
y financiero que debe presidir la correcta gestión de la empresa, es decir que las inversiones llevadas
a cabo con la empresa se deben corresponder con el montante de recursos financieros disponibles. Dicho
de otra forma, el fondo de maniobra debe ser positivo. El C.M., lejos de poder sustituir una correcta
política financiera, puede complicarse mucho si ésta falta.
1. El plazo inmediato, que puede extenderse a un máximo de 10 días, en el que se gestiona el *día a
día+. Trata de ganar días en cobros, pagos y valoración en los cargos y abonos en los bancos y
gestión de la tesorería en general.
2. El plazo de provisión con un límite alrededor de los 30 días, para el que debe tratarse de tener
provisionados todos los cobros, pagos y movimientos de fondos, recursos financieros necesarios,
previsión de importe y colocación para los excedentes, y dispuestos sistemas y medios para llevar
todo ello a cabo.
3. El plazo de previsión cuyo horizonte temporal podría situarse en los 90 a 180 días, horizonte
normalmente máximo para tener la información necesaria para poder llevar a cabo previsiones de
cobros y pagos por los pedidos servidos en curso y, aún en el límite, previstos realizar.
4. El plazo presupuestario constituye la etapa que llega al límite de tiempo que abarca la gestión del
cash management, es decir, un año. En etapa se podrá disponer de un presupuesto de tesorería y
gestión del circulante, de acuerdo con las previsiones y normas de actuación de la empresa y no
sobre información concreta, es decir, como corresponde a todo presupuesto.
Cuatro son también los elementos que deben plantearse y resolverse correctamente:
a) Las cantidades a gestionar. En cada etapa se tendrá que prever correctamente qué cantidades
deberán cobrarse, pagarse, ser cargadas, abonadas, financiadas o invertidas. Desde luego, con
mucha mayor precisión en las primeras etapas.
b) El tiempo en forma de momentos y plazos. Está normalmente expresado en días, tanto por lo que
hace referencia a los momentos de llevar a cabo las acciones de gestión, como la determinación y
el control de los plazos.
c) Los medios. Como se verá, los instrumentos utilizados para la gestión de todo cuanto queda en el
ámbito del C.M. serán de gran importancia y, por tanto, deberán ser analizados y elegidos
cuidadosamente (por ejemplo, cobrar por cheque, pagar por recibo, utilizar pólizas de crédito, etc.).
d) Las entidades con quienes financiaremos nuestras necesidades de tesorería que, aunque normalmente
serán entidades financieras, pueden ser los propios proveedores o clientes, o las entidades en las que
invertiremos nuestros excedentes de caja.
- La obtención de los menores plazos para los cobros y los correspondientes ingresos, abonos y
valoración de los mismos.
- La obtención de los mayores plazos de pago, cargos para los mismos y su valoración.
- La determinación de los medios más económicos para tener la financiación necesaria, obtenerlos y
controlarlos. Asimismo, se determinarán, obtendrán y controlarán los instrumentos más adecuados
para la inversión de excedentes.
- El control de todos los gastos que genere la actividad sometida a la gestión por C.M.: intereses,
comisiones, y gastos de todo tipo. Capítulo especial merecen las operaciones con divisas.
Todo ello supone que el responsable de la gestión de la tesorería en la empresa debe estar en relación
con el de la política comercial por una parte, y con el de las finanzas de la empresa, por otra.
También se deduce de esto que el responsable de la tesorería de una empresa ha pasado a tener funciones
decisivas, que van mucho más allá del clásico *cajero+.
Sin embargo, es justo decir que la gestión de los flujos monetarios ha pasado a tener la importancia
actual, en la medida en que se han producido (o se den, si aún no es el caso) las circunstancias
siguientes:
- La estructura de los negocios y la competitividad actual. Éstos exigen la máxima atención a cada
partida de la explotación y lleva a moverse con márgenes de beneficio muy pequeños, de forma que
beneficios o pérdidas marginales que en otras circunstancias tendrían una importancia relativa,
pueden ser decisivas para el resultado final.
Ya hemos visto que la mejora o empeoramiento del coste financiero por pagos y cobros y gestion de la
tesorería en general, llevados a cabo con mayor o menor rapidez y corrección, es el resultado de la
operación que combina los elementos:
Esta expresión recoge, por tanto, los elementos esenciales de la correcta gestión del cash management,
que, como se verá, implica a otros departamentos.
El volumen de dinero, que sea objeto de la gestión, es un elemento cuyo importe será directamente
proporcional a los resultados en las operaciones en que intervenga, que las clasificaremos en:
a) Volúmenes de cobros y pagos: las cantidades que la empresa tenga pendientes por estos conceptos,
dependerán en primera instancia de la política comercial de la empresa, en cuanto a volúmenes y
condiciones de ventas (para los cobros) y compras (para los pagos). Esto nos lleva al primer caso
de departamentos de la empresa relacionados con los responsables del C.M. Sin embargo, y una vez
establecidas éstas, los volúmenes de cobros pendientes dependerán, llegado el vencimiento, de la
correcta gestión desde la tesorería lo mismo para los pagos, sin embargo para éstos el interés de la
empresa es, lógicamente, mantener alto el volumen, lo contrario que en el caso de los cobros.
Veamos un ejemplo comparativo: una empresa tiene un excedente de caja durante 200 días del año,
por un saldo medio de un millón de ptas. en cuenta corriente con pacto de retribución al 3%
(normalmente sería mucho más baja). El resto del año (165 días) precisa disponer para sus pagos de
este saldo y además de otras 750.000 ptas, que obtiene financiándolas por medio del descuento de
una remesa de efectos (cuyo vencimiento se supondrá al cabo de los 165 días que debe cubrir) a un
precio global del 12%. El coste neto efectivo de la financiación será:
165 200
750.000 x 0,12 x & 1.000.000 x 0,03 x ' 24.246 ptas.
365 365
Si esta empresa decide tomar una póliza de crédito flotante para financiar los déficits, cuando los
haya, es decir de 1.750.000 ptas. durante 165 días, con un coste efectivo del 14% (superior al del
descuento de la remesa) aplicado a los días en que se utilice, y busca una alternativa de inversión
para todo el año para el millón que tenía en excedente, con una rentabilidad neta aunque sólo sea del
10%, el coste neto efectivo de su financiación será ahora:
165
1.750.000 x 0,14 x & 1.000.000 x 0,10 ' 10.753 ptas.
365
El coste efectivo de esta última opción, en la que se opera con tesorería negativa será netamente
inferior, con un ahorro neto de 13.493 ptas.
c) Volumen de los déficits de caja a financiar que, según se acaba de exponer, pueden depender de la
política que se aplique a la tesorería. Es decir, que procederá de situaciones en las que existan
déficits o de situaciones en las que pudiendo existir excedentes, se opera forzando el disponible
negativo. En cualquiera de los dos casos, debe operarse de forma que los volúmenes a financiar sean
los más adecuados.
A fin de enlazar los volumenes de saldos de tesorería excedentaria o deficitaria con los de cobros y
pagos, debemos añadir que lo mejor es aplicar una política conjunta a todos estos volúmenes. Por
ejemplo, generar excedentes de tesorería por una adecuada política de pagos dilatados.
15.2.2 Tiempo
Tan importante es el tiempo, que se ha desarrollado un concepto especial para definir cualquier
decalaje de tiempo que pueda producirse en alguna actividad que afecte a la tesorería. Se trata del
llamado período de flotación, también llamado float, que mide tales decalajes (por ejemplo, entre el
momento de cobrar un cheque y su ingreso en cuenta, o entre este ingreso y su abono por parte de la
entidad financiera). Veámoslos por etapas de los procesos de gestión de la tesorería:
a) Período de cobro y pago: este lapso de tiempo, en el caso de los cobros, depende fundamentalmen-
te de la política comercial de ventas de la empresa. Una vez más debemos insistir en que su
determinación se lleve a cabo con un consenso entre ambos departamentos.
El período de cobro tiene su float, de carácter comercial. También, por consenso entre ambos
departamentos, debe procurarse reducirlo al máximo. El período de float comercial será el que
media entre el momento en que debería producirse el cobro hasta que se lleva a cabo efectivamente.
Por ejemplo, si una factura que debería cobrarse a 90 días, se acaba por obtener el período medio
de pago de ésta, a los 96 días (sea por retrasos, desorganización, correo, día de pago fijo, etc.).
Con ello, habrá habido un período de flotación comercial de 6 días.
Todo cuanto se ha dicho con referencia al período de cobro deberá aplicarse, en sentido contrario,
a los pagos: interesa alargar el período de pago. Por ejemplo, si se paga un día fijo al mes, puede
*arañarse+ un alargo sobre el período de pago por efecto float de bastante importancia.
b) Período de gestión de la tesorería: una vez obtenido el medio de cobro o dispuesto el de pago, debe
llevarse a cabo la correspondiente operación (ingresar en cuenta el medio de cobro, por ejemplo
un cheque, enviar el de pago, etc.).
En esta etapa, juegan un papel decisivo los períodos de flotación que llamaremos floats financieros.
Por ejemplo, enviar el cheque por correo permite ganar de dos a tres días por término medio en
los pagos, que se pierden si se cobra de idéntica manera.
c) Período de valoración: importante período que depende de las entidades financieras, pero cuyo
control está en nuestras manos. Esto ocurre porque las normas dictadas por el Banco de España y
la obligatoriedad de información por parte de la entidad hacia nosotros, permiten que sea así. Nos
estamos refiriendo al período transcurrido desde que se ejecuta la orden de ingreso, pago o
reintegro en una entidad bancaria hasta que ésta aparece registrada en el saldo de la cuenta. Éste
es comúnmente llamado *día de valor+, que, aunque sometido a las normas ya citadas, no tiene
porque corresponder con el que se ha realizado la operación. Por definición, este período es en sí
mismo y por completo un float. Sin embargo, es justo decir que mientras los floats por valor en
los ingresos juegan en contra nuestro y hay que reducirlos al máximo, los correspondientes a los
pagos, perjudican en general a terceros (los que han de cobrar). Éstos, para nosotros, no son más que
"negocio que se da" al banco y que puede hacerse jugar convenientemente a favor nuestro con otras
compensaciones. Un caso claro son los pagos de impuestos y seguridad social, donde pueden haber
para el Banco períodos de flotación favorables de hasta quince días. Por este motivo, aunque no nos
afecten, podemos negociar otorgar estas operaciones a la entidad para obtener otras ventajas.
El tercer gran elemento de la gestión propia del cash management es el coste. Por supuesto, da sentido
a la importancia de los volúmenes monetarios y los plazos, y ha hecho que se hablara del cash
management como una manera de concebir el negocio que proporciona una empresa. La consideración
del tipo de coste o de rentabilidad, tiene dos vertientes muy definidas:
a) Interés de la operación financiera: derivado del hecho de que se dispone de un volumen de dinero
inmovilizado durante un lapso de tiempo. Ésto supondrá directa o indirectamente un coste o una
rentabilidad (según se trate de ingresar o pagar).
Este coste/beneficio será directo si comporta un pago/cobro efectivo basado en un tipo de interés,
como sería el caso del aplicado a una póliza de crédito, o el otorgado por descuento a un cliente
que paga anticipadamente. Sin embargo, será indirecto, porque una suma de dinero inmovilizada
un cierto tiempo tiene un coste de oportunidad, ya que, aunque no esté generándolo, podría estar
invertido de forma que lo hiciera. El caso más claro es el de los períodos de flotación: por ejemplo,
si se tardan 6 días en cobrar una cantidad de un cliente, este importe genera un coste de
oportunidad, que se valorará otorgando el interés correspondiente al que podía haber generado, de
haber dispuesto de dicho importe.
b) Gastos que comportan las operaciones financieras: Además del interés, las operaciones financieras
comportan otros muchos gastos que deben controlarse y minimizarse: comisiones, cargos o gastos
de operaciones como aperturas de crédito, compra-venta de divisas, negociación de recibos, gastos
generados por impagados, etc.
La actividad generadora de la liquidez con que opera la tesorería de la empresa es el cobro de las
cantidades que ésta debe percibir.
Una vez más, debemos insistir en las tres variables que se deben controlar en una correcta gestión de
cash management: volumen de dinero, plazos y coste. Un control exhaustivo nos llevará a subdividir
en etapas el tiempo que controla el proceso de cobros. Estas etapas deben reducirse al máximo para
que el coste de los recursos inmovilizados sea mínimo. Cada uno de estos plazos, además, podrá tener
su período de flotación, que debe someterse a un control estrecho, ya que supone evidenciar las
desviaciones netas de plazos sobre las previsiones. Estas etapas serán:
1. Venta: plazo que transcurre desde que se recibe el pedido del cliente hasta que se convierte en una
orden de producción-entrega de la mercancía correspondiente.
2. Envío: momento que abarca desde la situación anterior hasta el envío efectivo de la mercancía al
cliente.
3. Vencimiento: etapa que va desde el envío de la mercancía y su factura hasta que llega el momento
de hacer efectivo su cobro.
4. Cobro: tiempo que hay entre la situación de poder hacer efectivo el cobro y su hecho.
5. Abono: este último plazo termina con el importe del cobro abonado efectivamente y engrosando
la tesorería de la empresa.
Algunos de estos plazos pueden no existir en algún tipo de negocio. En el extremo, no existe ninguno.
Podría ser el caso de una venta al contado en un comercio, en el que llega una persona, pide un
artículo, se lo entregan en el acto, se le hace la nota de cargo y recibo de forma inmediata, y antes de
marcharse ha pagado en efectivo. Finalmente puede suponerse que el efectivo de las ventas diarias es
llevado al banco o se le da un destino (por ejemplo hacer efectivo un pago previsto) en el mismo día.
Sin embargo, en la mayoría de los casos se dan tales plazos e incluso existe un float indeseable. Éstos
se pueden alargar por: falta de organización y/o coordinación, lentitud en la propia empresa, por una
parte, o acciones que producen el efecto de alargar plazos por parte de terceros. En especial, el cliente
en la etapa cuarta (cobro) y la entidad bancaria en que se ingresa el cobro en la quinta (abono), ésta
por motivos de valoración.
Para cada etapa del proceso de cobro deberán calcularse las inversiones que se realizan en capital
circulante. Esto, por el hecho de la inmovilización de dicho capital circulante durante un plazo de
tiempo (la duración de la etapa). Dichas inversiones suponen a su vez unos costes, según el volumen
de capital invertido, que deben minimizarse. Se determinarán como sigue:
Convendrá analizar las variaciones de capital circulante invertido al alterarse el número de días de
duración de la etapa:
)d
)C=Vx .
365
2. Costes a soportar
a) Coste de oportunidad
Para p = tipo de interés al que sería posible invertir el capital inmovilizado en el circulante de
cada etapa:
V
) CC = (p'd' - pd) x .
365
b) Coste financiero
dk dk
CT = E V (p x + gk) = V x E (p + gk)
365 365
Dado un coste financiero de oportunidad (tipo de interés p), según el coste financiero, el máximo
descuento (tipo D) que podría otorgarse por un anticipo de d días en el cobro sería el que se obtendría
del:
1 1
va = = .
p d
1 % 1%p x
365 365
d
Con lo que el descuento máximo por peseta, es decir, que en tanto por uno sería:
1
D = 1 - va = 1 - .
d
1 % p x
365
La rentabilidad financiera por anticipo del cobro de una factura de valor F, cuyo cobro se anticipa
en a días con un descuento D, se obtendría:
1 r
VN = VN (1 + ).
1&D 365
a
D 365
Con lo cual r= x .
1 & D a
2. Por aplazamiento de la fecha de cobro, con un recargo
Igualmente si se supone un recargo R (en tanto por uno) sobre una factura por aplazarla a a días:
Consideraremos los siguientes elementos como aquellos que deben tenerse muy en cuenta en todo
sistema de cobros, por su gran importancia en la efectividad del cash management:
1. Condiciones de venta
Las ventas realizadas por la empresa, que deben ser cobradas y cuyo proceso de cobro deber ser
gestionado de forma adecuada, se llevan a cabo bajo unas condiciones, impuestas por el
departamento comercial. Éste debería estar de acuerdo con el de tesorería en los aspectos que le
afecten.
Además, existe la costumbre de fijar uno o unos pocos días de pago de facturas al mes. Esto es
muy conveniente para el que paga, que suele ser por otra parte el que lo impone. Debe tratarse de
limitar al máximo este nuevo alargamiento del período de cobro (auténtico float), por ejemplo,
entregando las mercancías teniendo en cuenta los días fijos que son inevitables. Debe pensarse que
este float supone por término medio
30
2 x n
días adicionales para el cobro que se otorgan al cliente, si n es el número de días de pago al mes
que puedan utilizarse.
El volumen de crédito concedido a los clientes supone, como ya se ha dicho, un capital circulante
invertido, que reporta, por tanto, un coste por la oportunidad de tenerlo invertido de otro modo.
Pero además el volumen de crédito concedido a los clientes supone un riesgo que se asume por la
posibilidad de no ser cobrado, o de no hacerlo a tiempo y/o por su totalidad.
Este riesgo es tomado en principio por el departamento comercial, que debe establecer unas normas
que limiten al máximo el riesgo y actuar, en todo caso, de acuerdo con el departamento de
tesorería. Además, deberá considerarse adicionalmente, el grado de concentración del citado
riesgo. Es decir si está dispersado con un límite máximo razonable para clientes distintos o, por
el contrario, está concentrado en pocos clientes, o existen unos pocos clientes que concentran una
fracción importante de riesgo.
Si se conoce estadísticamente, o puede hacerse una previsión del porcentaje del crédito otorgado
a los clientes que resultará incobrado, puede utilizarse este porcentaje i como un coste más. Así,
el coste total del volumen de cobros pendientes sería ahora:
dk
V x E (p + gk + i ) .
365
(Es decir, coste de oportunidad + coste financiero + coste por riesgo)
gestionar y controlar unas pocas facturas de importe elevado, que un número elevado de ellas con
un importe pequeño.
Además el riesgo inherente a las dos situaciones es distinto, puesto que ya se ha dicho que cuando
el volumen de crédito por cobros pendientes está dispersado (sería el segundo caso de los citados),
el riesgo es menor. Asimismo los instrumentos y la forma de llevar a cabo el cobro serán distintos
para situaciones diferentes: un sistema de cobro que exija mayor trabajo y un seguimiento, pero
que puede ser más efectivo y menos costoso, puede ser bueno para el caso de pocas facturas de
elevado importe.
4. Forma de facturación
La facturación puede hacerse en el momento de despacharlo o más tarde. En este último caso se
hace indispensable un documento justificativo de la entrega del material: el albarán. De acuerdo
con ello y del cálculo del vencimiento de la factura, podremos considerar las situaciones:
- Que el vencimiento final no se haga con fecha entrega, sino con fecha factura u otra
posterior a la entrega.
- Que sea el cliente, tras su necesaria conformidad a la factura, quien condicione y alargue
el período de cobro.
- Que se agrupen varias entregas por sus albaranes para hacer una sola factura (práctica
bastante corriente, incluso las de todo el mes facturando al finalizar éste). Esto trae como
consecuencia un nuevo alargamiento del plazo de cobro a todas luces evitable, aunque pueda
conllevar también simplificación de algunas tareas administrativas.
5. Instrumentos de cobro
Los medios que se utilicen para hacer efectivo el cobro deben determinarse de forma minuiciosa,
en función de:
- La rapidez con que puede hacerse efectivo el cobro, que incluye un float pequeño o nulo y
facilidad de control de dicho cobro.
En este sentido existen instrumentos con características diferenciadas pero, en general, aquellos que
serán aconsejables para instrumentar cobros serán los menos aconsejables cuando nuestra situación
sea la de pagar.
a) El cheque: destacamos ante todo este instrumento, dado que su uso se está imponiendo mucho.
En un mundo en el que suele prevalecer el criterio del que paga, supone que es un buen
instrumento para pagar y no tanto para cobrar, ya que en efecto, adolece de los siguientes
inconvenientes:
- Precisa un control muy exhaustivo sobre el que debe pagar, ya que se depende excesivamen-
te de él.
- Tiene un período de flotación propio que puede ser bastante elevado, si sigue un circuito
complejo de firmas, si es enviado por correo normal, etc.
- Conlleva un trabajo administrativo y de gestión importante, hasta ser ingresado y abonado
por el banco, a menos que se instrumente muy bien este aspecto. Puede llegar a tener un
float importante, por el plazo que transcurre desde que se recibe (ya no depende ahora del
que paga), hasta que se ha ingresado efectivamente.
- Puede existir también un float de abono en cuenta por valoración, sobre todo si es de un
banco con el que no se trabaja y de fuera plaza (valor: primer día hábil después de otros
dos. Con banco distinto pero de la plaza, sería después de uno).
- No es en sí un instrumento de cobro negociable, a fin de financiar la venta cuando interese.
Debe esperarse a que llegue y en todo caso buscar otro medio de financiación.
Como características adicionales del cheque están, entre otras, que puede hacerse efectivo
de forma inmediata sea cual sea la fecha que conste en él, que es un documento ejecutivo,
y que puede ser endosado (aunque en tal caso puede devengar comisiones). Además
podemos distinguir dos tipos de cheque:
- El cheque personal para el que también se utiliza la denominación de talón, aunque cada
vez menos, y que tiene como garantía, los fondos de una cuenta *personal+.
- El cheque bancario, extendido por la propia entidad bancaria, que tiene como garantía la que
ésta proporciona. Puede equivaler en este sentido a un pago en efectivo.
b) El pagaré: se trata de un instrumento de cobro con algunas de las características del anterior.
Es un documento de un formato muy similar al del cheque que se *extiende+ igualmente contra
una determinada cuenta, como reconocimiento de un pago a efectuar. Sin embargo, difiere del
cheque en que se emite con una fecha de vencimiento y que aquí sí que es obligado respetar.
La empresa o persona que recibe este documento para cancelar un cobro pendiente deberá, en
principio, esperar a que llegue la fecha de vencimiento para poder cobrarlo. También podrá
negociarlo con una entidad bancaria para que le anticipe el importe, previo descuento de los
intereses y otros costes que se consideren oportunos.
Como medio de cobro, el pagaré reúne, junto a la de no poder ser cobrado en el momento de
recibirlo, salvo negociación, algunas de las características ya citadas para el cheque:
- Precisa igualmente un control muy exhaustivo sobre la empresa o persona que debe pagar,
ya que depende excesivamente de él que envíe el pagaré a tiempo y sin que modifique
cantidades ni vencimientos por su cuenta.
- Tiene asimismo un período de flotación propio que puede ser bastante elevado, si sigue un
circuito complejo de firmas, si es enviado por correo normal, etc.
- Conlleva también un trabajo administrativo y de gestión importante, hasta ser ingresado y
abonado por el banco, y un float importante de gestión propia, independientemente del que
paga.
- Puede existir también un float de abono en cuenta por valoración, en este caso, además,
superior al del cheque, si su abono se lleva a cabo tras negociación para abono anticipado
sobre la fecha de vencimiento.
c) Efectivo: este medio de pago supone utilizar directamente el dinero en efectivo paga cancelar
deudas. En realidad no difiere excesivamente del cheque, a efectos de la gestión de cobro, pues
es también dinero directo contra una cuenta corriente y pagadero en el mismo acto de
entregarse. Salvo que no pueden utilizarse los medios habituales para enviarse (por ejemplo,
el correo), ya que debe entregarse personalmente o remitirse por giro. Además el manejo de
cobros al contado es incómodo, y apenas se utiliza como no sea para operaciones directas y
personales en que el pedido, la entrega de la mercancía y el pago se lleven a cabo en el mismo
acto (por ejemplo, una compra en unos grandes almacenes). Y aún para estos caso existen otros
sistemas de pago más cómodos.
d) Transferencia: este medio de pago supone un envío del importe de una factura directamente por
una entidad bancaria a otra (o a la misma), con cargo a una cuenta, para ser abonado
directamente en otra, aquella que tiene que recibir el cobro.
Sin embargo, en la actualidad, su uso está todavía muy restringido. Exige un control
exhaustivo, como en el caso del cheque y del pagaré, en el sentido de que el que debe pagar
ejecute la orden de transferir y de que el banco no se "entretenga" en la transferencia y la
correspondiente valoración. En principio, demasiada dependencia de la correcta y ágil gestión
de terceros. De todos modos, insistimos que, con la progresiva creación de sistemas de tele -
pago, este instrumento debe implantarse cada vez más, ya que su operativa es técnicamente
sencilla y poco costosa.
Un aspecto especial que se debe tener en cuenta, una vez más, es el correcto abono en valor.
Un día hábil si la cuenta del que paga está en la misma entidad del que cobra, y tres desde su
realización en origen, en caso contrario.
e) Efectos y recibos: éste ha sido, y aún lo es, el medio más tradicional de llevar a cabo las
operaciones de cobro de facturas. El ente que debe cobrar emite, junto a la factura, un
documento de justificación del cobro que entrega contra recepción del importe de la factura.
Este documento puede ser un efecto timbrado o un recibo emitido por la propia entidad que
debe cobrar, que además también puede timbrarse (de ahí que estamos considerando ambos
instrumentos simultáneamente, aunque habrá algunas diferencias de utilización). El timbre
estará justificado cuando quiera negociarse o dotarlo de capacidad ejecutiva.
1. Como comprobante del cobro, en operaciones al contado o aplazadas en las que se recibe el
importe en efectivo, cheque u otro medio, y no se ha gestionado o negociado documento alguno
previamente.
2. Como documento a entregar a una entidad bancaria para que gestione el cobro sirviéndose de
él. La entidad lo abonará en la cuenta del que le libró el documento, cuando lo haya cobrado.
Esto tiene un float total a controlar.
3. Utilizando el documento para negociar la financiación del cobro, cuando éste se lleva a cabo
de forma aplazada, por medio del descuento y cobro anticipado del importe. Como ya se ha
dicho, en tal caso, y si se trata de recibos, deberán abonarse además los correspondientes timbres.
Tres grandes ventajas de los efectos y recibos negociables han hecho que sean hasta el momento
los instrumentos más utilizados como medios de cobro. Sin embargo, en la actualidad asistimos
a una progresiva utilización de otros como el cheque, por ser muy buenos instrumentos para
pagar. La tres características citadas son:
- El librador, es decir, el que ha emitido la factura y debe cobrar, emite el documento, con
el importe, vencimiento y detalles que interesen. Cuando y como crea oportuno y lo
presenta al cobro el día del vencimiento, sin retrasos por parte del que debe pagar.
- Es un documento negociable por excelencia, y las entidades bancarias ponen menos
inconvenientes a financiar las ventas instrumentadas con efectos o recibos negociables que
con ningún otro medio, especialmente si están aceptados.
- Además, si están debidamente timbrados, tienen fuerza ejecutiva. Y en el caso de los
efectos, pueden tener más, si son aceptados por el librado, es decir, el que tiene que pagar.
Éste suele ser el principal motivo de utilizar efectos en lugar de recibos.
Por la gestión de cobro de efectos o recibos, las entidades bancarias suelen cobrar comisiones,
cuyo importe, aparte de ser negociable, depende de si están domiciliados, lo que facilita la
gestión de cobro, y en ocasiones de si además están aceptados. Como referencia estas
comisiones suelen ser del cuatro por mil para efectos domiciliados y del siete por mil de no
estarlo.
f) Tarjetas magnéticas: con ellas entramos de lleno en los sistemas de cobro electrónico que, junto
a la utilización de las telecomunicaciones, serán sin duda los instrumentos más utilizados en el
futuro. Mediante ellas pueden hacerse pagos por bienes o servicios adquiridos, lo mismo al contado
que a crédito. Permiten instrumentar una cantidad cada vez mayor de operaciones bancarias
automáticamente, como por ejemplo, el ingreso en la correspondiente cuenta. Si vamos más allá
de lo que son estrictamente los cobros y pagos, pueden hacerse movimientos de saldos, obtener
dinero en efectivo, etc.
Sin embargo, su uso todavía no está muy generalizado como instrumento de cobro. Se restringe
al cobro de bienes o servicios que se adquieren y se entregan y pagan en un solo acto, aunque con
la diferencia, respecto al caso de pagar en efectivo o cheque, de poder pagar a crédito (compras
en almacenes, comidas en restaurantes, viajes, etc.).
g) Factoring: este medio es algo más que un instrumento para los cobros. Supone toda una actividad
profesional de gestión y en su caso, pero no necesariamente, la financiación de cobros pendientes,
a partir de las facturas utilizadas como auténtico instrumento de negociación.
Es un sistema todavía muy poco implantado en España, cuya aplicación está más justificada para
empresas con elevados volúmenes de facturación y cierta complejidad de gestión de cobro. Los
servicios de las empresas de factoring suelen ser más caros que otros sistemas y conviene utilizarlos
de forma que se pueda encontrar su rentabilidad.
La problemática generada por los cobros fallidos, es decir aquellas cantidades que debían haberse
cobrado y no lo han sido, tiene connotaciones de muchos tipos. Principalmente son de política
comercial, pero aquí lo que nos importa es el que afecta a la tesorería y todos los aspectos financieros
de la empresa de una forma directa.
La situación puede provocarse bien sea porque el que debía pagar no ha llegado a enviar el instrumento
de pago, o si lo ha hecho no ha podido realizarse efectivamente el cobro (ha sido "no conforme"), o
bien si se le ha presentado documento al cobro, ha sido devuelto sin pagar.
- Gastos que genera directa e indirectamente, el impago de una factura, de forma especial si ha
estado negociada en una entidad bancaria.
Respecto al primer punto, la recomposición es absolutamente necesaria, aunque se prevea que acabará
por ser cobrado el correspondiente importe n días más tarde. Desde luego mucho más si no se preve
una solución inmediata o a un plazo concreto.
Respecto a la necesidad de una financiación sustitutoria, lo mejor es ante todo tratar de ver si hay una
posibilidad de recuperación rápida del impagado. O mejor aún, implantar un sistema automático de
recuperación que sea válido para los casos "normales" (fallos administrativos, etc., e incluso déficits
muy puntuales de tesorería del librado). Por ejemplo, presentar de nuevo y de forma automática el
recibo impagado por parte de la empresa o de la entidad financiera, e incluso con un plazo adicional
en el vencimiento, que se compensaría con un nuevo cargo.
En tercer lugar, es preciso hablar de los gastos generados por el impagado, especialmente si ha
intervenido una entidad financiera o si se ha tenido que refinanciar (como en el ejemplo que acabamos
de exponer). Estos gastos, en principio, recaen precisamente sobre el que tiene que cobrar, el cual
si ha actuado de forma correcta debe trasladarlos a quien corresponda, normalmente el librado, en el
caso de la refinanciación, o si procede sobre la entidad bancaria que puede haber cometido algún error.
Además debe vigilarse la imputación en valor del impagado por parte de la citada entidad.
En cualquier caso, será importante para los resultados financieros de la empresa recomponer la
situación con la mínima incidencia negativa sobre ellos. Esto supone rehacer adecuada y rápidamente
las previsiones, disponer de la mejor y más económica financiación sustitutoria (si puede ser, por
recuperación rápida del cobro impagado) y finalmente, cargar en lo posible, sobre terceros los gastos
generados por el impagado.
Para terminar, digamos que es conveniente prever y evitar en lo posible que se produzcan situaciones
de impagos de facturas emitidas. Para ello será conveniente tener en cuenta las siguientes normas:
1. Emitir las facturas correctamente en importe, vencimiento y cualquier otro aspecto que pueda
considerarse importante. También haber librado un material correcto, según las especificaciones
del cliente.
2. Utilizar, en lo posible, los sistemas e instrumentos para el cobro que mejor puedan evitar
situaciones de impago o de retraso del pago (que sería un período de flotación perjudicial). Para
poner un ejemplo evidente, utilizar efectos aceptados en lugar de recibos.
Si la actividad que genera la liquidez con que opera la tesorería de la empresa es el cobro, los pagos,
adecuadamente gestionados, permiten consolidar dicha liquidez y los saldos que la representan.
También aquí debe actuarse sobre las tres variables ya citadas, para la correcta gestión de cash
management: volumen de dinero, plazos y coste. Y también aquí, como en el cobro, una vigilancia
exhaustiva nos llevará a subdividir en etapas el tiempo que debe estar controlado en el proceso de
pago. En este caso, debe ampliarse al máximo para aprovechar en lo posible los períodos de flotación
que se presenten. Las etapas que se deberán tener en cuenta en el caso de los pagos serán las
siguientes:
1. Pedido de material: plazo que transcurre desde que el material es enviado por el proveedor hasta
que llega a nuestro poder. Puede aprovecharse para condicionar su recepción en una fecha, si esto
puede servir de ayuda en el pago, siempre y cuando no contravenga las condiciones de compra (por
simple cuestión de ética).
2. Conformidad de recepción: período que transcurre desde la situación anterior hasta que el material
ha sido recepcionado y conformado por nuestros servicios correspondientes. También aquí es
válido cuanto se ha dicho a propósito del período anterior. Además debemos añadir que esta etapa
debe ser aprovechada para poner de manifiesto cualquier anomalía o disconformidad con el material
recibido y aprovecharlo en beneficio de la empresa. Debe exigirse la sustitución del material
defectuoso, su devolución sin más, o compensaciones económicas, como mejoras en el precio y/o
condiciones de compra, por ejemplo el plazo de pago. Esta etapa puede servir, siempre bajo una
correcta negociación con el proveedor, para alargar el período de pago, contando el plazo de
vencimiento desde la recepción conforme.
3. Contabilización de la factura: período que transcurre a partir de la recepción del material conforme
hasta que el departamento contable ha recibido la factura y ésta ha sido conformada y ha
contabilizado en sus previsiones el pago correspondiente. También aquí debemos decir que según
la capacidad de negociación, la conformación de la factura puede servir de momento inicial para
determinar su vencimiento. En general, no es difícil que sea así cuando el pago deba ser al contado
(ya que se supone que debe pagarse tras recibir la correspondiente factura y ser conforme), lo que
supone de facto un cierto aplazamiento, hasta cumplirse esta tercera etapa.
4. Envío o conformidad al medio de pago: plazo de tiempo que transcurre desde la situación de tener
la factura conforme hasta que se envía el instrumento de pago (por ejemplo, cheque) o se da
conformidad al efecto, recibo u otro instrumento presentado al cobro, es decir, cuando se paga.
5. Cargo en cuenta: plazo que culmina el proceso de pago, con la anotación en cuenta del
correspondiente cargo y su valoración.
Igual que se dijo a propósito de los cobros, algunos de estos plazos pueden no existir en algún tipo de
negocio. También aquí, en el extremo, puede no existir ninguno, aunque aquí es altamente indeseable,
a menos que exista una importante compensación, como por ejemplo un descuento por pronto pago
interesante. El caso citado, a propósito de los cobros, de la venta al contado en un comercio, en el que
llega una persona, pide un artículo, se lo entregan en el acto, se le hace la nota de cargo y recibo de
forma inmediata, y antes de marcharse ha pagado en efectivo, sigue siendo perfectamente válido como
ejemplo ilustrativo, aunque desde la óptica del que paga.
Finalmente, añadir que si se producen períodos de flotación que prolonguen el plazo efectivo de pago,
darán lugar en este caso a resultados deseables y que (siempre respetando las reglas de la ética), deben
fomentarse.
Para cada etapa del proceso de pago, plantearemos las inversiones en capital circulante correspondien-
tes, así como los costes derivados de ellas, partiendo de las cantidades para las que se hará efectivo
un pago en cada una. Es decir, se supone que en cada etapa podrá efectuarse el pago de una fracción
del importe total de la factura a pagar. Bajo este supuesto, los importes de capitales invertidos y sus
costes serán los que siguen:
Capital circulante = Compras anuales x fracción pagada en etapa x díasetapa (incluido el float)/
365
Es decir,
d
C = CM x f x
365
(CM = Total compras período; f = Fracción de compras pagada en la etapa; d=días etapa).
Convendrá analizar las variaciones de capital circulante por alteración del número de días de
duración de la etapa:
)d
)C = CM x f x .
365
2. Costes generados
Para p = tipo de interés al que sería posible invertir el capital inmovilizado en el circulante de
cada etapa:
d
Coste del capital circulante: CC = p x C = p x CM x f x .
365
De alterarse la duración de la etapa de d a d' días habría una variación de
d )&d
) CC = p x CM x f x .
365
Los mismos cálculos que acabamos de efectuar para determinar el capital circulante invertido
y su coste para cada etapa, podemos aplicarlos a la fracción pendiente de pago de cada etapa
para determinar la rentabilidad que se está obteniendo por la posibilidad de realizar una
inversión alternativa con el importe aún no pagado. Las fórmulas serían exactamente las
mismas, siendo ahora f la fracción de las compras efectuadas que aún está pendiente de pago.
b) Coste financiero:
CF = g x CM.
d d
C = p x C + g x CM = p x CM x f x +g x CM = CM x (p x f x + g) .
365 365
Uno y otros serán los correspondiente a la suma de los de cada etapa. Si suponemos el caso más
general en el que haya pagos fraccionados por etapas, por fracciones fk sobre las compras del
período para la etapa de duración dk, su forma será:
dk CM
Capital circulante: CI = E CM x fk x = x E fk x d K .
365 365
Coste alternativo del capital circulante:
dk p x CM
CC= E p x CM x fk x = x E fk x d k .
Coste total: 365 365
dk dk
CT = E CM (p x fk x + gk) = CM x E (p x fk x + gk) .
365 365
Dado un tipo de interés p para la inversión alternativa de capital circulante, el mínimo descuento (tipo
D) que podría aceptarse por un anticipo de d días en el pago, sería el que se obtendría de:
Con lo que el descuento mínimo por peseta, es decir, en tanto por uno sería:
1
D = 1 - va = 1 - .
d
1 % p ·
365
La rentabilidad financiera por anticipo del pago de una factura de valor F, cuya anticipación sea de
a días con un descuento D, se obtendría, al igual que se procedió con ocasión de los cobros, por:
1
Valor neto factura: VN = F (1-D); Es decir: F = VN .
1&D
1 r
VN = VN (1 + ).
1&D 365
a
D 365
Con lo cual: r= x .
1 & D a
r
VF = F (1 + ).
365
a
VF r
Es decir, que =1+R=1+ .
F 365
a
El sistema de pagos puede permitir grandes ventajas económicas y financieras, si está correctamente
gestionado. Bajo unas condiciones de compras adecuadas, con el plazo de pago más largo posible y
utilizando los medios de pago más adecuados, puede lograrse el control de esta gestión y que
proporcione un período de flotación lo más largo posible.
Consideraremos los siguientes elementos como aquellos que deben tenerse muy en cuenta en todo
sistema de pagos, por su gran importancia en la efectividad del cash management:
Las condiciones de ventas resumen todas las ventajas que pueden obtenerse de una adecuada
gestión de compras y pagos:
Una adecuada gestión comienza por adquirir aquello que se precisa, que se ajuste lo más posible
a las especificaciones de cómo se precisa, en la cantidad necesaria y en el momento adecuado.
Gestionar correctamente el producto, la cantidad y el momento es altamente decisivo para el resultado
de la gestión global de la empresa. Todo esto es responsabilidad del departamento de compras de la
empresa e incluso de la alta dirección, pero afectará a las gestiones de cash management.
- La tesorería y con ella los déficits que se puedan generar. Si hay un exceso relativo de pagos,
o los superávits, en caso contrario.
- La financiación de la empresa y, por tanto, la estructura y medios con que cuenta para la
financiación (pasivo del balance). Hay que considerar que todos los pagos devengados, pero
pendientes, son fuentes de financiación para la empresa.
La gestión de los pagos puede diferir en varios aspectos, según los tipos de pago a efectuar y los
sistemas que se utilicen. Interesará diferenciar especialmente los que siguen:
Con probabilidad las compras de bienes y servicios supondrán el volumen mayor de pagos por
parte de la empresa y, por tanto, deben planificarse cuidadosamente. Por ello las condiciones
de adquisición y pago, los medios elegidos y desde luego los plazos y demás condicionantes ya
citados, deben elegirse y ser gestionados con el mayor aprovechamiento de las posibilidades que
brinden.
Además de una adecuada política de compras y pagos, debe tratarse de gestionar correctamente
ambos aspectos. Un apartado especial es la gestión de compras cuando existe descentralización
en compras y/o pagos, ya que ello hace más compleja la gestión y el control de las decisiones.
Sin embargo, la problemática que suele traer la descentralización referente a los alargamientos
de plazos, en este caso de conformidad a la factura, a la orden de pago y al pago final, suele
tener consecuencias positivas, ya que se trata de pagar.
b) Pagos al personal
Los pagos al personal ocupan una posición destacada entre las acciones relativas a la gestión
de contrataciones y sus pagos correspondientes. Además la negociación de condiciones es muy
diferente y más delicada que, por ejemplo, la referente a compras. Se arbitran sistemas
específicos para la cumplimentación de los correspondientes pagos.
Así pues, es habitual tener una entidad bancaria con una concertación especial para el pago de
nóminas, que suelen hacerse efectivas a través de transferencia a la cuenta del asalariado. Las
ventajas que para la entidad bancaria tiene la domiciliación de las nóminas son importantes. No
sólo por el float de las transferencias, sino por la oportunidad de gestionar los saldos de
cuentas, que puedan tener abiertas las personas que han de cobrar. Ello supone, para la empresa
que paga, una capacidad de negociación de compensaciones.
También este tipo de pagos tiene características especiales, aunque suele utilizarse el mismo
sistema de pago a que nos acabamos de referir: la transferencia bancaria. También aquí la
entidad bancaria con la que se opera como intermediaria tiene ventajas importantes, derivadas
más del período de flotación (que puede llegar hasta quince días hasta que no liquidan a la
administración pública), que de otro de tipo. Naturalmente, sigue siendo de interés negociar
compensaciones.
Existen pagos que deben realizarse periódicamente, casi siempre correspondientes a suministros
(electricidad, teléfono, etc.) y servicios (gestorías, seguros, etc.), y que por comodidad se
domicilia de forma automática su pago con autorización única inicial. Así, vienen cargados en
cantidad y momento desconocidos para el que debe pagar. Esto puede traer consecuencias
desagradables en los saldos y debe controlarse además que esta "conformidad automática" no
sirva para que nos hagan cargos incorrectos.
La forma de pago poco menos que universal es el cargo a una cuenta sobre la que se ha
realizado la autorización, y como se ha dicho, sin previo aviso. Desde el punto de vista del cash
management, este tipo de operativa debería ser muy desaconsejada, ya que C.M. es sinónimo
de control total y continuo de saldos. Sin embargo, es una práctica muy extendida para
determinado tipo de servicios, la citada domiciliación automática.
El pago que se deriva de las operaciones de crédito o los servicios prestados por las entidades
financieras debe ser objeto de negociación en todos los aspectos posibles, incluidas, como se
acaba de ver, la existencia de compensaciones. Debe ponerse especial atención en los importes
(sobre todo en crédito), los costes de intereses, las comisiones y otros gastos, y en el momento
de liquidar el pago (vigilar las operaciones en las que se pagan los intereses por anticipado, por
ejemplo en descuento de remesas, y controlar también las fechas valor).
En cuanto a los sistemas y medios de pago, existe menos margen ya que el propio banco se
encarga de auto - cobrar. Esto ocurre porque normalmente es nuestro intermediario para
muchas otras operaciones, pero sobre todo porque maneja nuestros saldos, y por tanto ya nos
carga en cuenta automáticamente.
Destaquemos que los medios de pago que se han expuesto, según lo dicho, son:
El cheque es un instrumento muy adecuado para realizar pagos, por las mismas razones que se
consideraba inadecuado para cobrar. Su uso se está imponiendo mucho, como ya se dijo, en un
mundo en el que suele prevalecer el criterio del que paga. Las razones son múltiples y
recordaremos seguidamente las que pueden afectar positivamente al que debe pagar:
- Precisa un control muy exhaustivo sobre el que debe pagar, ya que se depende excesivamente
de él.
- Tiene un período de flotación propio que puede ser bastante elevado, si sigue un circuito
complejo de firmas, si es enviado por correo normal, etc.
- Conlleva un trabajo administrativo y de gestión importante, hasta ser ingresado y abonado por
el banco, por lo que puede llegar a tener un float importante, por el plazo que transcurre desde
que se recibe (ya no depende ahora del que paga), hasta que se ha ingresado efectivamente, y
naturalmente hasta que no se ha ingresado en la cuenta del que debe cobrar, no se cargará en
la del que paga.
La liquidez generada por cobros y pagos que han superado todas las etapas, sus float correspondientes
y, por supuesto, en la fecha de valoración deberá ser controlada de forma exhaustiva. Si bien en las
previsiones y control de tesorería de la empresa nos limitábamos a un control de los saldos resultantes
para los días de pago por compensación con los cobros correspondientes, ahora al tratar de cash
management se deberán prever, controlar y optimizar los saldos día a día.
El apartado de previsiones deberá ajustar de forma correcta cada cobro y sobre todo su valoración. Por
eso será conveniente subdividir los cobros por sistemas y procedencias con fecha de valoración
distintos. Por ejemplo, por ingresos en efectivo, cheques o transferencias de la misma entidad
financiera por una parte (con la misma fecha del ingreso), por otra los ingresos en cheques o
transferencias de otra entidad (con valor a dos días hábiles del ingreso) y por otra los efectos o recibos
negociados (con valor según pactado). De esta forma, podemos tener los saldos procedentes de los
cobros, día a día, en fecha valor.
A estos saldos deduciremos los pagos previstos para cada día, para obtener el saldo de tesorería
resultante.
Si la empresa tiene con ello un saldo con excedente sostenido o le interesa operar con saldo negativo
por medio de una póliza flotante u otro modo adecuado para invertir el excedente (según ya se vio, esta
es una operativa que puede resultar muy adecuada), la empresa puede decidir invertir o desinvertir en
determinados momentos el saldo que crea conveniente a un tipo de interés dado. Con ello, la gestión
de tesorería diaria se remitirá al saldo restante después de deducir el montante a invertir, que si es
negativo, requerirá una financiación adicional por medio del instrumento y la entidad más adecuados.
Esto debe gestionarse día a día, de acuerdo con los importes requeridos y mejor disponiendo de
sistemas automáticos.
Los excedentes que se considere oportuno invertir, retirándolos del saldo de tesorería, de acuerdo con
la política que aconseja el cash management, deberán imponerse para obtener el máximo rendimiento,
como se exigiría a cualquier inversión.
Sin embargo, no será lo mismo la empresa que disponga de un saldo excedentario permanente e incluso
elevado, que la que disponga de excedentes sólo de forma ocasional e incluso en cantidades moderadas.
En el primer caso, la empresa deberá buscar inversiones en las que prive una elevada rentabilidad, aún
a costa de no poder disponer del montante de la inversión en un lapso largo de tiempo. Por contra,
para la inversión de saldos ocasionales, no podrá aceptarse esta última situación, sino que, muy al
contrario, deberá prevalecer la liquidez por encima de la rentabilidad. En ambos casos, será de gran
importancia, sin embargo, asegurarse del riesgo de las correspondientes inversiones. Es decir, la
capacidad de recuperar el montante invertido, cosa que supondrá asegurarse de la solvencia de la
entidad o proyecto en que se ha realizado la inversión.
La moderna gestión que pregona el cash management es operar con tesorería negativa, invirtiendo
adecuadamente, si es necesario, los excedentes generados en la misma, para gestionar el saldo restante.
La escasa rentabilidad de las cuentas corrientes con saldo positivo, la poca conveniencia de mantener
en una misma entidad inversiones y tesorería diaria, aconsejan actuar de esta manera. También deben
cubrirse los déficits de forma automática con una correcta financiación, como puede ser una póliza
*flotante+ que devengue intereses sólo por la parte utilizada.
Además de la posibilidad de invertir externamente los saldos excedentarios, existen otras causas que
pueden generar saldos disminuidos, cuando no negativos o por lo menos un cierto descontrol. Esto
puede conducir a una posición debilitada o negativa de los saldos de la tesorería diaria:
- Cargos imprevistos, como es el caso ya citado de los recibos domiciliados de cobro automático,
en cantidad y fecha poco controlada.
- Impagados que, además, pueden acarrear un problema de valoración al ser cargado su importe en
fecha muy anterior al conocimiento por parte del librador. Los gastos que acarrean los impagados
que, de forma automática asume normalmente de entrada el librador, pueden ser además difíciles
de prever en importe y fecha de imputación.
- Problemas de valoraciones aunque las entidades financieras están muy condicionadas por la circular
15/87 del Banco de España, conviene que sean controladas en su aplicación, en especial en abonos
de ingresos.
- Los gastos que se cargan en caso de incurrir en descubiertos pueden ser relativamente complejos
de prever en su conjunto (intereses altos, comisiones especiales y otros gastos).
Así pues, una gestión de tesorería basada en saldos negativos y su adecuada y flexible financiación,
además de ser más rentable nos pone a cubierto de imprevisiones como las referidas. El problema se
centra en encontrar la más adecuada financiación, que no sólo cubra los saldos a un coste correcto,
sino que sea la adecuada a cada tipo de financiación y no provoque distorsiones negativas en el fondo
de maniobra. Así pues, prevalece no sólo el importe, plazo y coste, aspectos que ya han sido
suficientemente tratados incluso con ejemplos numéricos, sino que importa mucho el tipo de
financiación (crédito puro, póliza flotante, descuento de remesas de efectos o recibos, anticipos de
clientes o aplazamientos con proveedores, etc). Y también, por supuesto, la entidad financiera o
comercial (proveedores de materiales o equipamientos o clientes) y las condiciones que puedan o estén
dispuestos a conceder al correspondiente crédito.
Con referencia al coste de la financiación de déficits de tesorería, podemos establecerlo como sigue:
el coste financiero se calculará día a día, ya que para cada día pueden cambiar los saldos en valor
determinados correctamente. Este se obtendrá evaluando el correspondiente al día d, a partir de los
importes financiados QK para cada línea k disponible utilizada y de su coste pK en tipo de interés
equivalente que supondremos constante dentro del mes. En el cálculo incluiremos la retribución de los
saldos excedentes Qde, cuya retribución en cuenta corriente será al tipo pe. Este coste financiero para
el dia d será, si en total disponemos de m líneas de financiación, el calculado a continuación:
m
Cd = E Qdk x pk - Qde x pe .
k
Para todos los días del mes será (para un mes de n días):
n m
C = E [(E Qdk x pk)&Qde x pe] .
d k
El coste global, incluida la rentabilidad del saldo invertido de forma permanente S al tipo p, será
para el mes en cuestión:
n
CG = C - S x p x .
365
Si se trata de utilizar una financiación sustitutoria de la de entidades financieras, obtenida de las
entidades comerciales con que operamos (proveedores y acreedores por aplazamiento del pago, o
clientes por anticipo del cobro), podemos hacer un estudio comparativo. Sus fórmulas se desarrollaron
a propósito de los expuesto en los apartados de cobros y pagos, al referirnos a la rentabilidad
financiera equivalente de aplazamientos de pagos o anticipos de cobros. La rentabilidad financiera
obtenida podrá compararse directamente con las propuestas de financiación bancaria para elegir la
mejor alternativa.
15.6 Las relaciones entre el departamento de tesorería de una empresa y las entidades
financieras: equilibrio y compensaciones
Las empresas están obligadas a trabajar en comunión con entidades financieras, y cada día en una
cantidad mayor de operaciones. Si añadimos que la filosofía del cash management aconseja operar con
saldos de tesorería negativos y depender así de la adecuada financiación externa, esta *comunión+
empresa-entidad financiera será mayor aún.
Las entidades financieras, que deben entender que su papel es el de actuar de forma correcta en la parte
que les corresponda en la operativa con las empresas, pugnan por hacerse con muchos y buenos
clientes entre ellas, para lo cual han mejorado mucho su imagen y la calidad de sus servicios. Además
de aplicar e informar de cómo se instrumentan las operaciones financieras que contratan (de acuerdo
con la circular 15/88 del Banco de España) y actuar en el tema de las valoraciones que se aplican,
tratan de retribuir de forma creciente los saldos en cuentas corrientes, amparar con mayor facilidad
los descubiertos por medio de pólizas y ofrecer más y mejores servicios con la banca electrónica.
Sin embargo, la empresa, que debe conocer cuál es el valor de las prestaciones que está recibiendo de
la entidad financiera, también importa que esté al corriente del negocio y compensaciones que se
proporciona. De forma que pueda cuantificar el interés que ésta pueda tener en mantenerla como
cliente, la posición que ocupa como tal y en definitiva, la fuerza negociadora que la empresa tiene con
la entidad financiera. Ello puede obtenerse evaluando los costes, beneficios y rentabilidad que obtienen
cada una con los saldos que se invierten mutuamente (de forma general, créditos de entidad a empresa
y saldos en cuentas de empresa a entidad financiera). Todo ello referido a un período dado, aunque
todos los cálculos de coste, beneficios y rentabilidad se harán referidos a un año, para que sean
significativos y comparativos con los de otros períodos.
Podemos ver en la página siguiente, un cuadro que permite hacer tales evaluaciones.
BE < Beneficio medio obtenido por la entidad por los fondos: 13,50%
CE < Coste medio arrostrado por la entidad por los fondos: 8,75%
CRÉDITO OBTENIDO Saldo medio Interés (%) Coste crédito Coste CE Beneficio neto
SALDO ACREEDORES Saldo medio Interés(%) Beneficio saldo Beneficio BE Beneficio neto
Como magnitudes que debemos estimar previamente están la rentabilidad, en tipo de interés compuesto
BE, que la entidad financiera podrá obtener por término medio a partir de los saldos que mantenemos
con ella; y los costes de capital, como tipo de interés compuesto CE, que por término medio debe
arrostrar para obtener los recursos que nos cede en forma de créditos.
A partir de ahí, se reúnen las cantidades que la empresa nos ha cedido como créditos por una parte y
los saldos que mantenemos con ella por otra. El primer apartado, que hemos denominado crédito
obtenido, reúne las cuantías que hemos recibido en descuento, pólizas, préstamos, crédito en divisas
y descubiertos. Para cada una, así como para los totales de todas ellas, se anotará el saldo medio del
período que tomamos como base de análisis y el interés real de cada operación de crédito. Obtenemos,
entonces, para cada concepto de crédito el coste que supone para nosotros, aplicando el tipo de interés
al saldo medio. Conseguimos también el coste que para la entidad financiera ha supuesto la obtención
de estos recursos aplicando el tipo CE al mismo saldo medio. Por diferencia entre ambos resultados
de coste (recordemos que nuestros costes serán sus ingresos), alcanzaremos la rentabilidad que
supuestamente está recibiendo la entidad bancaria al concedernos todo el crédito referido.
Además de los importes derivados del volumen de crédito recibido y de los saldos que mantenemos
con la entidad, existen otros conceptos que generan beneficios y costes para ambos. Ante todo están
los servicios del banco, de los que obtiene a costa de nuestra empresa una rentabilidad adicional por
valoración. Es decir por el período de flotación que se genera (que cargará sobre nuestra empresa o
sobre terceros). En este apartado se consideran los conceptos de los que pueda derivarse un float:
cheques abonados, efectos descontados, transferencias, recibos a nuestro cargo, pagos por impuestos
y a la Seguridad Social, nóminas domiciliadas, ingresos por exportación y pagos por importaciones.
Para cada uno de ellos, consideraremos el importe medio por período al que se refieran los cálculos
y se evaluará el saldo medio derivado de los días de flotación que por término medio tenga cada
concepto. Este saldo generará una rentabilidad adicional para el banco, aplicando el tipo BE, para cada
concepto y para el total.
En último lugar, la entidad bancaria obtiene una rentabilidad adicional con nuestra empresa, derivada
de las comisiones y otros gastos que nos son cargados por conceptos varios. Como puede apreciarse,
aquí se consideran las operaciones de crédito (comisión de apertura), cobros de efectos, ingresos que
produzcan gastos, gastos de impagados, cobros por exportaciones, pagos por importaciones, compra-
venta de divisas y, si la hay, la comisión por el montante no dispuesto en pólizas de crédito. Para cada
uno de los conceptos, así como para el total, determinamos el importe medio, el coste correspondiente
asimilado a un porcentaje. Y calculamos por aplicación de éste sobre aquél, el coste que supone para
nuestra empresa, que será un beneficio directo para la entidad financiera que se deberá añadir a los
obtenidos a partir de los apartados anteriores.
Ahora podemos pasar a realizar ya el resumen de costes, beneficios y rentabilidad que se deriva de
nuestra relación con la entidad bancaria y con ello la fuerza de negociación que podemos tener con
ella. Todo ello puede verse en el cuadro que se adjunta.
Ante todo evaluamos los saldos medios netos empresa-entidad financiera. Para ello se calcula el
volumen neto de recursos que la entidad financiera mantiene en la empresa, obtenido a partir del total
de crédito. De éste se deducen los totales de saldos mantenidos en la entidad, directamente o derivados
de un float.
También se calculan los costes soportados por la empresa para poder disponer de este volumen, por
suma de intereses y comisiones totales pagados, deduciendo los intereses recibidos por los saldos
acreedores de la empresa.
El coste financiero que supondrá para la empresa la operativa con la entidad financiera, será el que
resulte del cálculo:
Coste soportado
.
Saldo medio neto empresa & entidad
Por otra parte, evaluaremos los beneficios obtenidos por la entidad financiera, como suma de los
obtenidos por operaciones de crédito, inversiones de los saldos de la empresa, los derivados de los
floats por servicios y las comisiones y otros gastos. La rentabilidad global podrá obtenerse por la
fórmula:
Estos dos coeficientes de coste y rentabilidad financieros obtenidos pueden orientar mucho sobre la
conveniencia de las relaciones empresa-entidad financiera. Por parte de la empresa, el primer
coeficiente, el coste financiero global, ayudará a decidir mantener o no y a un cierto nivel, las
relaciones con la entidad financiera. El segundo coeficiente, la rentabilidad financiera obtenida por la
entidad bancaria a partir de la relación con la empresa, permitirá orientar sobre el interés que pueda
tener la entidad para operar con la empresa.
Además, también juegan un papel muy importante las cifras absolutas que hemos calculado como base
de los coeficientes: volumen medio de saldos, total de costes y total de beneficios. Estos permitirán
posicionar a la empresa dentro de la entidad, cosa muy importante, pues no es lo mismo ser una parte
muy pequeña del negocio de una entidad financiera, que ser una parte que tiene cierto peso, tema este
último, que también puede condicionar en el momento de negociar.
Vamos a terminar la parte que hemos destinado al cash management, exponiendo un conjunto de
normas-resumen que permitirán auditar el estado de la empresa por lo que se refiere a la gestión de
cobros, pagos y tesorería, las líneas de acción correspondientes y todo cuanto se refiere al cash
management.
Las siguientes normas pueden constituir en conjunto una auditoria muy completa:
1. Dividir la empresa por centros responsables de flujos de ingresos y pagos y de saldos generados,
así como períodos de flotación, y asignar a cada uno los flujos y floats que correspondan.
2. Analizar los flujos anuales producidos en cada uno y los plazos en que se dan, así como las causas
que los generan y la posibilidad de mejorar los flujos y sus floats.
3. Analizar a la luz de estos ciclos, los volúmenes de capital circulante invertidos en la empresa, y la
posibilidad de reducirlos a través de un menor período de maduración.
4. Revisar especialmente los períodos de cobro y los floats que incorporan. Ya se sabe que los
correspondientes a pagos no tienen efectos directos negativos.
5. Revisar los pagos y su periodificación para ver si es posible alargar los períodos de pago dentro
de las normas de la ética.
6. Revisar los instrumentos utilizados para efectuar cobros y pagos. Analizar los cambios que los
harían más eficaces. Estudiarlos por centros responsables y decidir conjuntamente, ya que pueden
afectar a la política comercial. Recordar que la implantación de los medios de pago más efectivos
es uno de los objetivos importantes del C.M.
7. Analizar los saldos mantenidos en tesorería y la forma en que están invertidos o financiados, según
el caso. Puede obtenerse la rentabilidad global de todos ellos, para disponer de alternativas de
inversión-financiación. Revisar los saldos de las cuentas una a una y determinar si alguna de ellas
puede cerrarse.
8. Analizar los elementos del activo de la empresa, que afectan a la tesorería y la rentabilidad
financiera de los flujos controlados por la empresa. Revisar para ello, las cuentas de deudores,
especialmente los morosos, las inversiones de cartera efectuadas, los stocks mantenidos y la política
al respecto, e incluso las inversiones en activos fijos.
9. Y por último pero muy importante, hacer una cuenta de resultados especial para la gestión de la
tesorería, en la que figuren los ingresos y los costes derivados de los flujos de dinero que se han
gestionado, como consecuencia de todo cuanto afecta al cash management: cobros y pagos, con sus
importes, medios y plazos por una parte y los saldos derivados y su gestión por inversión-
financiación por otra. Todo ello, además, sería de gran interés que estuviera imputado por centros
responsables, para que de la información se pudiera deducir, además, su participación en los
resultados de la empresa, por lo que se refiere a los flujos que gestiona.
La actividad desarrollada por una empresa y que se traduce en la realización de una actividad productiva
debe estar organizada de manera que logre los objetivos previstos de producción óptima, técnica y
económicamente, con el empleo de los sistemas de gestión más adecuados y avanzados.
En efecto, tan importante como obtener el producto adecuado, es hacerlo con el mínimo empleo de
recursos, por medio del proceso oportuno. Todo ello convenientemente gestionado, con unos costes,
tiempo y volumen de stocks mínimos y la máxima calidad posible. En lo referente a los costes, habrá que
tener en cuenta no sólo los derivados del proceso y consumo de recursos, sino también los fijos y las
amortizaciones de las inversiones correspondientes del proceso.
En este aspecto, debemos hacer hincapié en que una producción técnicamente correcta pero con un
volumen de coste más allá de lo admisible, no tendrá interés alguno para la empresa. De ahí, que los
aspectos técnicos de la empresa, desarrollados por ingenieros, estén vinculados con los económicos, y
que a los responsables técnicos de la producción, se les exija ante todo un control sobre el coste y las
inversiones.
Sin embargo, no siempre ha sido así. Hasta el nacimiento de la organización como ciencia, en los albores
del siglo XX, los aspectos económicos y de organización no tenían relevancia alguna. Sólo así pudieron
llevarse a cabo grandes obras como las pirámides de Egipto sin tener en cuenta ningún aspecto
organizativo ni de coste (ni siquiera, en aquel entonces, en vidas humanas). Hasta que se introdujo la
metodología científica en la organización del trabajo, los esfuerzos estuvieron dirigidos hacia el
desarrollo de más productos, tecnológicamente mejores, sin contar con aspectos como el coste, la
productividad, los métodos de trabajo, los tiempos de producción, la calidad, etc.
Con el desarrollo de la organización como ciencia y con la utilización del método científico aplicado a
ella, la producción en todos y cada uno de sus aspectos ha evolucionado con resultados espectaculares,
con la introducción, como se verá, de métodos científicos de trabajo, cadenas de producción,
especialización, formación y motivación de las personas, equipamiento y maquinaria automatizados y
aún autorregulados, así como sistemas avanzados de gestión.
© los autores, 1998; © Edicions UPC, 1998. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del "copyright", bajo las sanciones
establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento
informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos, así como la exportación e importación de ejemplares para su
distribución y venta fuera del ámbito de la Unión Europea.
320 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
Pueden encontrarse antecedentes, incluso en épocas remotas, de las técnicas organizativas aplicadas a
la producción. Sin embargo, hasta que no se impuso la revolución industrial y se creó el clima propicio
para la aparición de la llamada *dirección científica+ y, en definitiva, el desarrollo de métodos científicos
de trabajo a partir de F. W. Taylor, no se considera entrada la era de la implantación de la misma y sus
espectaculares avances.
El principal precedente lo impuso Adam Smith, con la división del trabajo y su consiguiente
especialización, preconizado en su obra La riqueza de las naciones de 1776. Las ventajas que de ello se
derivaban fue un claro precedente de la organización y los métodos aplicados a los procesos de
producción y muy especialmente a los organizados en cadena.
Los cambios económicos, culturales, tecnológicos y de la estructura del tejido industrial, junto con los
avances que se han dado en los últimos tiempos en los ámbitos tecnológico y de gestión, han configurado
el entorno en el que se desenvuelve la situación actual.
Taiichi Ohno y los sistemas de gestión japoneses rehúsan la máxima productividad sin más, y la
consideran en ciertas situaciones un despilfarro. Con ellos, y ya en la segunda mitad del siglo XX, se
rompe con la especialización del trabajador y se defiende la polivalencia. Así, han llevado al límite los
sistemas de sugerencias y grupos de mejora con los trabajadores, a fin de que éstos participen también
en el desarrollo y mejora de procesos de producción, etc.
En todo caso, un importante cambio ha supuesto la entrada en liza de un nuevo elemento en la situación
actual: la complejidad de los mercados actuales, con los cambios principales que siguen:
Cambia a:
A todo ello hemos de añadir un nuevo elemento que concede también mayor importancia y complejidad
al factor demanda-mercado: su expansión y creciente internacionalización.
Los resultados obtenidos por las industrias japonesas en los últimos años, frente a las occidentales, son
evidentes para cualquiera. Pero por encima de todo, un hecho de enorme importancia es que han sabido
adaptarse a la gran flexibilidad que exige el mercado en la actualidad. Ya hemos dicho que éste es el
elemento diferencial con respecto a épocas anteriores, en las que las rigideces propias de los sistemas
occidentales no eran un inconveniente.
Las industrias japonesas acometen, con sus nuevos sistemas de organización y gestión, gran cantidad
de mejoras muy frecuentes en su extensa variedad de modelos de producto ampliamente personalizado
(prefieren estudiar a fondo los deseos del consumidor más que invertir en publicidad imponiendo el
producto). Todo ello se obtiene con sus sistemas de producción flexible: rápida adaptación al volumen
de la demanda (cuentan con los equipos adecuados para ello).
El sistema taylorista, al amparo del cual nació la organización científica del trabajo, la eficacia y el
aumento espectacular de la productividad, partió de una situación de desconcierto absoluto, en el que
su primera incidencia fue poner orden, autoridad y organización en las estructuras y en los métodos de
trabajo. En definitiva, permitió a las empresas organizarse y prepararse para crecer y mejorar su
productividad. La división del trabajo llevada al extremo y, por tanto, la especialización absoluta
permitieron el milagro de lograr un sistema productivo a partir de un “ejército” de personas sin
cualificación.
El sistema se extendió en el mundo civilizado y toda evolución fue siempre sobre las ideas tayloristas.
Éstas llegaron a su cenit con la entrada de los EEUU en la segunda conflagración mundial, pues de
pronto se encontraron con una gran producción a llevar a cabo y con un gran mercado que había que
abastecer rápida y eficazmente. El sistema siguió funcionando con igual eficacia y por las mismas
razones (mercado con grandes necesidades) en la obligada reconstrucción tras el conflicto. Es decir, que
el sistema iniciado por Taylor, con sus posteriores evoluciones y refinamientos, siguió funcionando y lo
hizo mientras se estaba ante mercados con demandas grandes, y de productos no complejos ni variados.
Y hasta aquí el modelo probablemente era el más adecuado. Los problemas aparecieron cuando debía
haberse cambiado y se continuó con él.
Su adaptación a la corriente que ha dominado los últimos 30 años se ha llevado a cabo de una forma
machacona, parcelando la empresa en centros, divisiones e incluso secciones especializadas, en cada
una de las cuales debe lograrse la máxima productividad, de forma independiente de las demás. Este
hecho supone encerrarse más aún en la rigidez del sistema y su control, y por tanto lo contrario a la
flexibilidad que precisa la gestión de la producción actual.
La solución de esta gestión tradicional es la acumulación de stocks de todo tipo que aseguren la
independencia de acción de cada entidad, y el poder dar servicio al cliente sin incurrir en plazos de
entrega excesivos. Los stocks y muchos otros despilfarros según catalogación de la nueva gestión actual,
se han derivado imparablemente de la persistencia en el empleo de los principios taylorianos.
A pesar de la acumulación de stocks y toda suerte de despilfarros las empresas que funcionaban bajo el
sistema de gestión tradicional pudieron seguir funcionando hasta los años 70. Esto fue porque el lastre
que éstos suponían podía ser compensado por una amplia deuda a corto plazo y tipos de interés, que en
los países occidentales más desarrollados estaban por debajo de la inflación. Pero en un momento dado
(crisis de los años 70) la situación se invirtió y la carga financiera de los stocks y demás despilfarros
empezó a pesar como una losa. La solución inmediata no fue, en general, cambiar el modelo de gestión,
sino acciones que debieron ser en todo caso complementaria, tales como reducir gastos aisladamente,
eliminar los productos menos rentables, reducir inversiones y, con ello, renunciar al crecimiento que
había presidido la situación hasta entonces, tecnificar los equipos de producción y eliminar con ello
personal. Con la llegada de los años 80, las empresas japonesas que ya se habían desmarcado claramente
del modelo tradicional pasaron a tener todo el protagonismo y las occidentales, la americana en
particular y su estandarte, la industria automovilística, quedaron relegadas como modelo a seguir y se
vieron superadas en todos los terrenos por aquéllas. A lo largo de esa década y en lo que llevamos de la
presente han conseguido recuperar terreno a base de renunciar a muchos de los principios de la gestión
tradicional tayloriana.
Por el contrario, Taiichi Ohno y la empresa japonesa Toyota, percibieron que en el futuro iban a poder
construir automóviles en lotes pequeños y modelos variados, pero manteniendo un nivel bajo de costes.
Ello sería posible suprimiendo los stocks y toda suerte de despilfarros, incluidos los de aprovechamiento
de las capacidades humanas que el sistema en los EEUU tenía y no podía evitar, fruto de sus evidentes
limitaciones. Y en ello estribó la base de los nuevos sistemas de gestión Just in Time (Justo a tiempo).
Es decir, producir sólo lo que se demanda y cuando se demanda por parte del cliente final o simplemente
en el proceso que viene a continuación en la cadena de valor del producto. Un conjunto de técnicas de
gestión que se expondrán más adelante se han convertido a la luz del JIT y los postulados de Ohno en
un sistema mucho más flexible y participativo.
En Japón, como en el resto del mundo industrializado, se siguieron los canones de la que hemos
denominado gestión tradicional, especialmente en el período de crecimiento fuerte que precedió a la
crisis de los años 70. Fue entonces cuando las tesis de Ohno encontraron resonancia generalizada no sólo
en Toyota, donde llevaban ya tiempo implantándolas, sino en todo el tejido empresarial nipón.
En los EEUU y países occidentales, los nuevos modelos de gestión de los sistemas productivos se han
ido imponiendo en la medida que la situación ha presionado y que la idiosincrasia de cada país lo ha
permitido. Desde la pasada década, existe en los Estados Unidos, la American Production and Inventory
Control Society (APICS), que dedica sus esfuerzos a la implantación de los nuevos sistemas de gestión
y, en especial, en las técnicas basadas en el JIT.
Todo cuanto acabamos de exponer configura la característica de la empresa actual de acuerdo con el
esquema que sigue en el que puede apreciarse que sus objetivos organización, gestión gestión y control
de la empresa, se apoyan en 3 elementos interdependientes y sometidos a fuerte evolución:
PRODUCCIÓN
PRODUCTO
EMPRESA
RECURSOS
MERCADO HUMANOS
Fig. 16.1
La organización de los sistemas productivos, tal y como ha estado evolucionando hasta tiempos recientes,
se ha basado en las cadenas de producto fuertemente normalizado que ya postulaba Ford, con el objetivo
de minimizar así los costes, y tratando de maximizar la productividad por operaciones (puesto de
trabajo). Este tipo de organización y las limitaciones que presenta, junto a la problemática que se ha
suscitado alrededor de la que llamaremos *gestión tradicional+, pueden exponerse a través de lo que se
ha dado en llamar despilfarros.
El despilfarro ha sido definido en Toyota (Fujio Cho), como "todo lo que no sea la cantidad mínima de
equipo, materiales piezas, espacio y tiempo del operario, que resulten absolutamente esenciales para
añadir valor al producto".
De acuerdo con los sistemas de gestión flexible actuales desarrollados desde el Japón, se contemplan
siete tipos de despilfarro en la actividad empresarial:
Este último tipo de despilfarro exige un comentario especial. El exceso de existencias es uno de los
más graves y consecuencia de muchos de los ya citados, por no decir de cualquiera de ellos. Pero lo
que es más grave, un elevado nivel de stocks puede enmascarar problemas y despilfarros de todo tipo
que puedan producirse.
Suministros Esperas
Averías Tiempo Fallos de Fallos de
excesivo de equilibrado Calidad
Preparación de flujos
Planificación
Incorrecta Fallos de Fallos de Fallos de
Coordinación
Distribución Organización
Fig. 16.2
Como se aprecia en la figura 16.2, el nivel de stocks es como la del agua de un lago por el que debe
atravesar el "barco" del proceso de producción. Un fondo con gruesos obstáculos podrá ser evitado con
un buen nivel de agua. Por ejemplo, un fallo de aprovisionamiento no impide que el proceso continúe
si hay una cantidad de stocks de materia prima disponible.
Esta comparación permite aseverar que el exceso de existencias permite enmascarar muchos despilfarros,
problemas y fallos de gestión en general y por tanto puede considerarse como fuente de muchos
problemas.
Los sistemas tradicionales de gestión han tendido a gestionar y controlar cada operación para obtener
la máxima productividad de ella pero de forma aislada.
Como resumen de todo mostramos, en la página siguiente, un cuadro comparativo de las directrices de
gestión del sistema tradicional y el nuevo enfoque de acuerdo con la eliminación del despilfarro y la
flexibilidad.
Ello nos lleva a aclarar el concepto de Just in Time (JIT), tras el cual está el por qué de las nuevas
directrices de producción y, por extensión, de la gestión de toda la empresa incluida, como se verá, la
gestión económico-financiera. Efectivamente, JIT, cuya traducción es *justo a tiempo+, constituye la
filosofía básica de las citadas directrices (JIT es ante todo una filosofía). En la actualidad, está
ampliamente aceptado el gran potencial que tiene el enfoque JIT, que, como se ha mencionado, surgió
en el seno de Toyota. Este enfoque de gestión propugna que los materiales y productos deben ponerse
a disposición de cada proceso o del cliente final, justo en la clase, el momento y la cantidad precisos y,
por tanto, está en la base de una eficiencia sobre el producto, tal y como hemos propugnado por encima
de todo objetivo. La producción en flujo continuado, la ausencia de stocks de materias primas, materiales
en proceso y producto acabado, y la flexibilización de los elementos básicos del proceso serán, asimismo,
necesarios de acuerdo con esta filosofía, según ha quedado expuesto.
JIT es una filosofía para la gestión. No es, como se ha querido decir en ocasiones, ni una solución al
problema de los stocks, ni al logro de la producción cero-defectos. Es un nuevo concepto para la
dirección de la producción que trata de integrar y aún sincronizar los aspectos de gestión que surgen en
la actividad productiva y, que de hecho, están conexionados (especialmente los siete despilfarros ya
expuestos). Trata asimismo de eliminar barreras a la flexibilidad de los sistemas productivos (máquinas
y trabajadores especializados en particular). Asimismo, pretende dar protagonismo al papel de la
persona, por lo que la formación, los círculos de calidad, las sugerencias y todo cuanto conlleve
motivación están en el ánimo de este enfoque tan de actualidad.
Sin embargo, las directrices inspiradas en el JIT van más allá de la gestión productiva, y extienden su
influencia al control de la gestión de toda la empresa, y se constituyen asimismo como un nuevo enfoque
del management. Su flexibilidad y dinamismo han derivado en la necesidad de nuevos sistemas de
gestión económica de la producción, y muy en particular en el establecimiento del coste de producción.
El sistema JIT ha convertido en actuales las directrices de gestión pull, es decir, que el cliente "tira" de
la producción en la empresa y gobierna su planificación. En contraposición de la gestión push, según
la cual la empresa produce de acuerdo a sus propios planes, para forzar luego la penetración del producto
en el mercado, para dejar claro que el valor añadido en la actividad productiva de la empresa es el que
vale si concuerda con el que acepta el cliente.
El propio Taiichi Ohno ha reconocido que el JIT surgió del esfuerzo por la superación, la mejora de la
productividad y en definitiva de los costes. El comienzo fue la eliminación de funciones y actividades
no necesarias en la empresa, utilizando en principio el procedimiento de prueba y error.
16.3 Los nuevos instrumentos de gestión para el entorno de los sistemas de producción
flexible y el entorno cambiante
Concretamente, las nuevas corrientes de gestión de la empresa y de sus áreas funcionales en particular
abarcan dos ámbitos:
En particular, deberán analizarse y planificarse un abanico más amplio de indicadores (sean magnitudes,
ratios o incluso valoraciones de tipo cualitativos) que los meramente económicos y financieros, para
tener en cuenta otros de carácter operativo (estructura comercial y de distribución, prestigio de marca,
calidad de sus fabricados, fondo de comercio, etc.). Así, si por ejemplo se desea valorar una empresa para
venderla, será importante tener en cuenta su capacidad de generar beneficios en un futuro a medio plazo.
Esto, por supuesto, dependerá de su situación económico-financiera y, en especial, de su capital propio
neto (activo menos pasivo exigible), pero también de su gama de productos, la idoneidad y actualidad
tecnológica de sus equipos de producción, el prestigio de marca, la calidad, la red de distribución, etc.
El profundo cambio que se ha operado en los sistemas productivos y su entorno, por su flexibilización
y su ajuste a la demanda, está provocando, según se ha dicho, importantes cambios en la gestión y el
control de las mismas.
Entre los factores determinantes de estos cambios, destacaremos los que siguen:
1. La capacidad y estructura de los mercados que han dejado de expansionarse de forma ilimitada. Esto
ha invalidado los sistemas de planificación de las ventas y producción basados en obtener el máximo
volumen de producto y con ello maximizar de esta forma la productividad, características de los
mercados con expansión ilimitada.
2. El comportamiento del consumidor que ha pasado a un primer plano en un mercado en el que *puede
elegir+ y, por tanto, ha forzado que la producción de las empresas se caracterice por la diversidad de
productos y modelos, su personalización, un elevado nivel de calidad y lead-times de entrega muy
cortos.
4. Progresiva reducción del ciclo de vida de los productos y de los sistemas de producción que, junto
a la necesaria flexibilización de su planificación, han supuesto:
5. Cambios cada vez más rápidos y acusados en el entorno de la empresa. Éstos están derivados del
comportamiento variable y exigente del consumidor, de las variaciones operadas en los mercados y
de la citada reducción de los ciclos de vida. A su vez, todo ello crea dificultades cada vez mayores
para ajustar las políticas de empresa a la realidad cambiante, y añade una no despreciable dosis de
incertidumbre y complejidad del entorno al que debe acomodarse la empresa.
Los cambios a que se está viendo obligada a incurrir la empresa actual en sus estrategias de
planificación y dirección y en sus sistemas de control, tienen una doble vertiente:
b) Externos: la planificación y ejecución con elementos externos a la empresa están, por supuesto,
sometidos a fuertes y permanentes cambios. En especial, cuanto se refiere a clientes y proveedores,
políticas y estrategias de marketing, compras y distribución.
Las empresas que han adaptado en mayor o menor medida sus estructuras, políticas y actuaciones a esta
nueva realidad reciben comúnmente la denominación de World-Class.
Los sistemas de planificación, gestión y control de la empresa, y de sus resultados medidos en términos
económicos en particular, tienen que buscar nuevas formas de implementación más ajustadas a la
realidad, y a las continuas mutaciones que ésta sufre y, por supuesto, con mucha mayor flexibilidad de
la que han hecho gala en sus *versiones tradicionales+. De ahí han nacido los sistemas que se basan en
el estudio, mejora y control directo de las actividades que desarrolla la empresa para llevar a cabo su
producción, como elementos clave del desarrollo de la empresa.
En concreto, nos referimos a los sistemas de dirección basados en las actividades o Activity Based
Management (ABM) y los sistemas de determinación de los costes de la producción, que sirven para
conocer la posición competitiva de la empresa, basados en las actividades o Activity Based Cost (ABC).
El punto de referencia de todo ello son los condicionantes de la implantación de los sistemas Just in
Time (JIT) y sus exigencias. Estos suponen el máximo grado de ajuste de la empresa a las realidades del
entorno actual y la máxima exigencia en cuanto a la flexibilidad de los sistemas productivos, de gestión
y control económico y comercial. En realidad, el JIT supone eliminar toda suerte de despilfarro, lo que
sitúa a la empresa en una correcta línea de actuación. Así, pretende eliminar toda actividad que no
suponga un valor añadido a sus productos y, por tanto, utilizar sólo los costes estrictamente necesarios.
Esto sitúa a la empresa en una línea de mejora máxima de su competitividad, por una parte, y centra la
actuación en este sentido, en el control de la actividades, por otra. Así se ajusta a los preceptos de ABM
y de ABC, sistemas que por ello han ganado mucho protagonismo.
- Los tradicionales sistemas basados en la producción en cadena de grandes series de producto con
poca variedad y elevada normalización, y con lead times largos, den paso a otros que, aunque
igualmente basados en la producción en cadena, tengan la flexibilidad necesaria para producir series
cortas de producto variado y mezclado, y lead times cortos.
- Los despilfarros que caracterizan en mayor o menor medida los sistemas tradicionales (producción
excesiva, niveles altos de stocks, calidad poco controlada, procesos susceptibles de importantes
mejoras, tiempos de espera evitables, transportes excesivos en volumen, recorrido y movimientos
innecesarios). Cualquiera de éstos supone actividades que no añaden valor, y deben dar paso a nuevos
sistemas de gestión y control basados en los elementos que permitan controlar más directamente el
valor añadido (como es el caso de las actividades) y que tengan la eficacia necesaria para eliminar
o reducir al mínimo los despilfarros.
Los sistemas de planificación, gestión y control tradicionales están necesitados de una urgente
adaptación a la nueva realidad, no sólo por la dificultad de ajustarse a los condicionantes que acabamos
de citar, sino porque su rigidez y ausencia de dinamismo les ha llevado a basar sus planteamientos y
conclusiones en magnitudes cuya relevancia es en la actualidad cuanto menos cuestionada. En efecto,
y sólo a título de muestra, veamos cómo los dos condicionantes anteriores, y cuanto hace referencia a
la ausencia de adaptación a la realidad cambiante, hacen que los sistemas tradicionales de evaluación
del coste, y con ello, del valor añadido de la actividad empresarial, precisen de una urgente revisión en
todos estos aspectos:
- Flexibilidad de los sistemas de producción: trabajar con *costes estándares+ invariables, que en caso
de ser completos tienen repercutido los costes indirectos según una distribución de éstos con un
volumen de producción prefijado, supone un nivel muy bajo de flexibilidad. Además, el análisis de
las variaciones sobre el estándar y su tratamiento como *variaciones+ ya producidas resulta
insuficiente en un sistema de producción flexible.
- Los despilfarros no sólo no tienen un tratamiento específico y, menos aún, las bases de determinación
de coste permiten detectarlos y “penalizarlos”, sino que incluso pueden llegar a verse *premiados+.
Éste es el caso de la producción excesiva y que genera stocks, dado que al repartirse los costes
indirectos entre un mayor volumen de producción, el coste resultante por unidad es menor (lo que
se supone bueno) y sin ningún tipo de penalización.
- Los costes, cuya determinación se basa en la contabilidad analítica tradicional, utilizan bases en
muchos casos inadecuadas por no tener una relación causa-efecto constatada con respecto al coste
originado y lo mismo los criterios de reparto de los costes indirectos. Sin embargo, las magnitudes
que tradicionalmente han sido utilizadas y consideradas aceptables han podido dejar de serlo por
efecto de los cambios habidos en la implantación de los sistemas productivos. Así, por ejemplo, el
volumen de mano de obra, factor considerado de forma tradicional como muy relevante y por ello
como criterio *de peso+ en la distribución de costes de difícil asignación, ha perdido en la actualidad
una gran parte de su peso, puesto que en los sistemas productivos actuales con elevado nivel de
automatización, la cantidad de horas-hombre es un factor mucho menos relevante que en tiempos
precedentes.
Por otra parte en el JIT es un objetivo prioritario la mejora continuada. Esto supone utilizar las
magnitudes-base adecuadas que reflejen los *puntos negros+ del sistema actual y las posibilidades de
mejora. Para ello, será primordial basar la determinación del valor añadido y del coste en particular, en
magnitudes para las cuales la relación causa-efecto quede patente, es decir, que identifiquen los orígenes
de los costes. Por ello será de sumo interés la gestión basada en las actividades, que además trate de
encontrar para cada una la relación entre el valor añadido y el coste que genera. Y más aún encontrar
el elemento determinante de la generación de costes en cada actividad, del que nos ocuparemos más
adelante y que denominaremos Cost Driver.
La gestión basada en las actividades ABM y la determinación del coste con la base ABC deberán tratar
ante todo de:
1. Identificar las actividades y la relación entre su valor añadido y su coste, intentando eliminar aquéllas
para las que tal relación no sea adecuada y más aún si su valor añadido es ínfimo o nulo.
2. Identificar las causas que originan el coste para las actividades (Cost Drivers), y asignar una
magnitud que permita medirlo, agrupando y clasificando las actividades en función de éstas.
4. Identificar las magnitudes más significativas por lo que a la asignación del coste por actividades se
refiere. Esto, como ya habíamos anticipado, puede llevarnos a referir los costes por actividades a
magnitudes financieras u operativas (no financieras).
El objetivo final, por tanto, es la minimización del coste que evidentemente es la consecuencia directa
de la productividad y eficiencia optimizadas y, en definitiva, supone una utilización (gestión) eficaz de
los mencionados recursos. El control del coste se ejerce a través de la contabilidad analítica, que de
forma tradicional lo ha obtenido por análisis de las desviaciones de los costes reales respecto a objetivos
estándar. Veremos que con la entrada en escena de sistemas de gestión flexibles y dinámicos como los
que hemos expuesto, el concepto de estándar fijo sobre el que ejercer el control de gestión es una idea
susceptible de ser revisada.
necesaria evolución paralela. Además la tendencia actual de los sistemas para la determinación del coste
de la producción nos acercan a los *centros de coste+, de forma que se puede identificar dónde se
producen los costes y por tanto dónde centrar los esfuerzos por mejorar la productividad del sistema.
Efectivamente, la contabilización del coste a partir de los sistemas tradicionales (contabilidad analítica)
presenta inconvenientes graves, según ya hemos anticipado, para ser aplicado a una gestión flexible y
dinámica. Recapitulando lo ya expuesto podemos señalar los siguientes inconvenientes:
- Los costes indirectos, que deben repartirse entre las unidades producidas, tienen una incidencia cada
vez mayor y son de una distribución cada vez más compleja.
- Los sistemas para cargar el coste indirecto de la contabilidad analítica tradicional pueden conducir
a posibles resultados erróneos, se tome el patrón que se tome para ello, pues la incidencia que puede
tener en cada producto puede ser diferente.
- El sistema de contabilización tradicional peca del mismo problema que la llamada gestión
tradicional, que trataba de optimizar aisladamente operación a operación. De la misma manera la
contabilización se refiere a resultados parciales por sección.
- La información que permite corregir desviaciones sobre el estándar se recibe a posteriori, puesto que
éstas ya existen. Es más un sistema para saber cuán mal estamos trabajando, que para trabajar
adecuadamente.
- No permite controlar todas las posibilidades de operativa inadecuada, al menos de acuerdo con los
sistemas actuales de gestión expuestos. Así, una producción en una cantidad de producto más allá
de lo necesario dará lugar a un resultado "excelente" por la productividad lograda, sin tener en cuenta
que esto "ya no vale", dado que, sin vender una sola unidad más, han aumentado los stocks.
- Analizar los costes por actividades de la cadena de valor y su aportación en valor añadido, que nos
ayudará a eliminar los que tengan una aportación baja.
- Las nuevas técnicas para la determinación del coste nos permitirán "perseguir" los centros de coste
del proceso y localizar su origen. Adecuar de una forma especial, todo tipo de despilfarro, etc.
- Rastrear el origen de los costes indirectos, como tarea preferencial sobre la de encontrar una forma
de distribuirlos.
Como ya ha sido expuesto, la base de los nuevos sistemas de control del coste está en el control de las
actividades que se desarrollan en un proceso. Cada una compuesta por tareas elementales, dado que en
las actividades se genera el coste, en la medida que utilizan adecuadamente los recursos. Además tienen
una marcada influencia en el coste generado por otras nuevas actividades.
El control sobre las actividades permitirá, además, definir planes de gestión y evaluación de alternativas
estratégicas. También provocará la mejora continuada que propugna la nueva gestión pero, sobre todo,
la ansiada integración de los datos económicos y operativos en la determinación del coste.
A partir de estas premisas se han originado: la gestión basada en las actividades (ABM o Activity Based
Management) y la determinación de costes en las actividades (ABC o Activity Based Costing). Esto ha
supuesto, ni más ni menos, la necesaria renovación de los sistemas de control y contabilización del
coste, como consecuencia de la innovación en los sistemas de gestión. La adecuada integración ABM-
ABC será determinante para medir sus resultados y optimizarlos.
La figura 16.3 muestra la comparación entre la determinación del coste de cada producto de acuerdo al
sistema clásico y la obtenida con el sistema ABC.
En el modelo clásico los recursos consumidos en cada centro de coste (secciones), materias primas, mano
de obra y gastos generales de producción, para la obtención de cada producto, determinan en esencia el
coste asignable a éste.
M1
CENTRO
M M2
M3
N1
CENTRO
N N2
N3
P1
CEBTRO
P
P2
P3
Fig. 16.3
En un sistema ABC, los consumos de recursos por centros alimentan una matriz en la que aparecen las
actividades a las que se asignan los costes procedentes de los centros, para obtener, a partir de los costes
totales por actividad, los correspondientes a los productos. El sistema se basa en que la actividad
trasciende el ámbito del centro o sección y puede abarcar varios de ellos, pasando a ser las actividades
los auténticos agentes que originan el coste. Así pues, la cadena determinante del coste será:
CENTRO
M MA MB MC
CENTRO
N NA NB NC
CEBTRO PA PB PC
P
COSTE COSTE
PRODUCTO PRODUCTO
1 2
Fig. 16.4
Las actividades, a su vez, se estructuran en unidades generadoras de coste llamadas Cost Drivers, que
permiten focalizar los orígenes y montante de los costes que se trasladarán a sus outputs (productos en
proceso o finales). Véase la figura 16.5.
CENTRO CENTRO
N P
CD CD CD CD CD CD CD CD CD CD CD CD
CVA CVA CVA CVA CVA CVA CVA CVA CVA CVA CVA CVA
Eliminar
Computary mejorar
CD: COST DRIVER: CVA: con valor añadido
( SVA: sin valor añadido
Fig. 16.5
En los modelos clásicos de determinación del coste, se da la asignación de un coste estándar con
inclusión de coste indirecto distribuido según el volumen de producción, determinante positivo del coste,
y distribuido casi siempre linealmente. Estos modelos han dado paso a otros en los que lo que importa
es la fuente del coste (actividad) y determinar el coste en la propia fuente, muy importante para lograr
mejorarlo, sustituyendo a su vez el estándar fijo por un coste dinámico como exige la flexibilidad de las
nuevas tendencias de gestión.
PRODUCTO MEDIOSY
RECURSOS
CENTROS
Con valor
añadido
COST
DRIVERS ACTIVIDADES
Sin valor
añadido
Coste
Fig. 16.6
16.5 La determinación del coste por medio de la asignación por actividades (ABC)
Según lo expuesto, parece conveniente en los momentos actuales encontrar una alternativa mejor a los
sistemas convencionales de contabilidad analítica de costes, a fin de hacer más correcta y adecuada la
determinación del coste, y facilitar así la obtención del auténtico valor añadido para los productos de una
empresa y, consecuentemente, conocer de forma más fiable su auténtica competitividad.
De acuerdo con ello, el coste de un producto se determina según el propio de cada centro directamente
imputable a cada uno (coste directo). Luego, se añade la proporción correspondiente de los llamados
costes indirectos, de acuerdo con patrones estándares y, a menudo, poco relacionados con la distribución,
como es el volumen de producción (coste completo).
Los nuevos sistemas para determinar el coste pretenden utilizar, como ya se ha expuesto, bases más
adecuadas y fiables para la asignación de costes. Esto ha llevado determinar el coste a partir del que
corresponda a las *actividades+, cuyo desenvolvimiento forma parte del valor añadido al producto. La
determinación de éste se lleva a cabo de acuerdo con su valoración a partir de magnitudes financieras
o no financieras, pero adecuadas para su asignación. Los denominados costes indirectos, se tratará
asimismo de asignarlos a actividades y utilizar para ello las magnitudes de referencia adecuadas. Por
ejemplo, los costes de preparación de una serie, que se podrían imputar en función del número de series
realizadas.
Para calibrar la aplicabilidad y la mejora que pueda acarrear este tipo de sistemas, será conveniente
además tener en cuenta factores que han cambiado respecto a épocas anteriores. Estos hacen más
necesaria, si cabe, esta *remodelación+ de la sistemática de la determinación de los costes. En este
aspecto destacaremos los cambios que han sufrido algunos de los componentes importantes del coste:
1. Los llamados costes indirectos, dentro de la propia producción incluso, que la contabilidad
tradicional pretende distribuir de forma arbitraria entre los productos obtenidos. Convendría, con este
tratamiento, que tuvieran una escasa importancia en peso relativo dentro del coste total. Sin embargo,
y dada la evolución que ha sufrido la tecnología de los procesos de producción, sus costes generales
han pasado a ser un componente muy importante del coste final.
Para paliar esta pérdida de ventajas, pueden llevarse a cabo planificaciones de compras a largo plazo,
a ser posible con el mismo proveedor. Esto traerá además otras ventajas (calidad, servicio,
repercusión de la planificación de sus entregas con tiempo, etc.), así como la gestión de forma
sencilla, la globalizada, y con utilización de medios informáticos, de cuanto hace referencia a la
tramitación de pedidos.
4. Las amortizaciones del inmovilizado han de ceder en su evaluación en función de su utilización real
ante la posibilidad cada vez mayor de caer en la obsolescencia de los productos fabricados y los
equipos con los que se producen. Aquí será de interés, una vez más, la introducción de sistemas de
contabilización del coste, que incluyan una fuerte dosis de flexibilidad.
Los sistemas convencionales de contabilización del coste hacen énfasis, como parece lógico, en los
elementos que se consideran básicos en las directrices de la gestión tradicional de los sistemas
productivos: obtener la máxima productividad de cada operación en lugar de optimizar la eficiencia de
la producción como sistema global. Se enfatiza la productividad, y por tanto el coste de la mano de obra
y los equipos productivos. Por ello, se reparten entre el producto obtenido, los gastos generales de
producción.
Los sistemas que pretenden introducirse según la determinación del coste por evaluación a partir de las
actividades, por el contrario, tratarán de ajustarse a las nuevas directrices de la producción flexible y
ajustada a la demanda con patrón JIT. Para ello, se tratará de lograr la máxima eficiencia sobre el
producto obtenido, no sobre operaciones aisladas, a partir de la minimización del trabajo y demás costes
necesarios para su obtención, en un volumen que se ajuste lo máximo que sea posible al que precisa el
*cliente+.
También queremos aquí, entre los elementos que incorporan los nuevos sistemas para la determinación
del coste, resaltar la relevancia que se dan a los sistemas de medida *no financieros+, como la cantidad
de series o de pedidos, mediciones de tiempos diversos, etc.
Por todo ello, los nuevos sistemas basan su evaluación del coste en la asignación de cada uno de sus
componentes, incluidos los costes generales, a las denominadas *actividades+. Han dado, con ello, lugar
a sistemas de gestión de la empresa basados en las actividades (ABM) y para la determinación del coste
en particular (ABC). En el caso de los sistemas ABM, la atención puede centrarse más allá de las
actividades que intervienen en la producción, como son las que tienen lugar a nivel de empresa y su
gestión. Además, no importa tanto el coste como los factores que lo determinan y su evolución.
Así pues, las nuevas formas de gestión de la empresa y de la producción, la necesaria flexibilidad, la
mayor complejidad, el mayor dinamismo y la mayor incertidumbre del entorno de la empresa, los
avances tecnológicos que han alterado las relaciones entre las magnitudes base de distribución del coste
(menor volumen de horas-hombre y costes directos en general y mayor proporción de costes catalogados
como indirectos), y las transformaciones de los mercados y actitudes del consumidor han sido los factores
que han introducido la gran cantidad de importantes cambios en la empresa y su dirección y gestión.
Estos han supuesto replantear los sistemas de gestión y de evaluación de su valor añadido, y han
desembocado en el desarrollo de nuevos sistemas de gestión (ABM) y de determinación del coste (ABC)
basado en las actividades.
El punto de partida del sistema para la determinación del coste correcto ha de ser el de que cualquier
coste debe distribuirse entre los productos, según el auténtico consumo de recursos de cada uno. Ello ha
provocado que se haya enfocado la determinación del coste en la identificación de las actividades que
lo generan y las magnitudes que originan y miden el mismo para cada actividad (Cost Drivers).
Una comparación de la operativa por lo que a la fijación del coste se refiere podría resumirse como sigue:
Con los cambios y la flexibilización que caracteriza a los nuevos sistemas de gestión, tales repartos
pueden dar una idea errónea de la realidad. Así, la mayor cantidad de producción obtenida puede dar
lugar a una imputación menor de gastos generales de producción sobre cada unidad de producto. Sin
embargo, si se lleva a cabo como aconsejan los sistemas de producción actuales en series cortas, y
por tanto con muchas preparaciones, los costes derivados de éstas (que son gastos generales de
producción) sería mejor repartirlos según la cantidad de serie y no el volumen de producción (donde
no influiría en absoluto el hecho de trabajar en mayor cantidad en series de menor volumen).
En un sistema de contabilidad basada en las actividades (ABC) se trata, ante todo, de evitar los repartos
inadecuados de gastos generales. Para ello, se orienta la determinación del coste sobre las actividades
que la empresa realiza en su proceso de obtención del producto, agrupadas por centros de coste. La
asignación de costes por actividades se hace según las magnitudes que se consideren origen y causa del
coste y permitan medirlo adecuadamente, que llamaremos Cost Driver.
Como ejemplo, hagamos uso del que hemos dado a raíz de la contabilidad convencional, el de
preparación de una serie. Con un enfoque correcto, se analizaría la preparación de máquinas como una
actividad generadora de costes por una parte, pero formando parte de la cadena de actividades que
permiten obtener el valor añadido de la producción. La medición de su coste se haría según el mejor Cost
Driver que seamos capaces de asignar a tal actividad, que podría ser el número de series y, por tanto,
de preparaciones. Con la distribución según el Cost Driver elegido, se repartirá finalmente el coste de
la actividad a los productos, de acuerdo con las unidades que correspondan a cada producto para este
Cost Driver.
La elección de los Cost Drivers es una característica especial de los sistemas ABC. Se basará en la
determinación de los factores causa-efecto que reflejen la variabilidad del coste de una actividad, y la
cantidad de ocasiones en que se dan (número de series en el ejemplo anterior), el de las comúnmente
denominadas *transacciones+.
Así pues, las actividades y sus Cost Drivers son las características esenciales de los sistemas ABC. Su
aplicación trata de asignar los costes a los productos de acuerdo con sus características:
- Los costes indirectos de producción se fijarán a través de las actividades y sus Cost Drivers a los
distintos productos.
- Los costes generales de la empresa también se distribuirán para una determinación del llamado *coste
completo+ de cada producto, pero para considerarlos como una actividad más.
1. Distribución racional de los costes por centros de coste, concepto éste que no tiene por qué coincidir
con elemento físico alguno (como en la contabilidad convencional), sino que es un criterio de
agrupación, por lo que se denomina preferentemente “agrupación de costes” (Pool Cost).
La asignación de costes por agrupaciones a veces puede presentar dificultades cuando se quieren
agrupar determinados conceptos de coste para dilucidar si deben asignarse a cierta agrupación,
asignarse a agrupaciones distintas o incluso crear una agrupación especial para ellos. Por ejemplo,
los costes de preparación de las series de producción, pueden incluirse con los gastos generales de
producción o constituir una agrupación aparte.
2. Asignación de los costes de cada agrupación por actividades, que son los que deberán repercutirse
sobre los productos. Si ante el dilema que acabamos de exponer de asignar o no por separado los
distintos conceptos de coste a agrupaciones diferentes, optáramos de forma sistemática por esta
última opción, podría ocurrir que cada agrupación de coste constituyera una actividad y esta segunda
etapa podría obviarse.
3. Determinación de la magnitud más adecuada para asignar los costes a las actividades y distribuirlas
a cada producto (Cost Drivers). Cuando una misma actividad puede tener más de un Cost Driver,
se desagregará para dar lugar a agrupaciones de coste por actividades con un Cost Driver claro cada
una.
Así, por ejemplo, los gastos generales propios del proceso puede asignarse según los tiempos de
producción de cada serie (éste sería en principio el Cost Driver). Sin embargo, analizando correctamente
las actividades en que se pueden agrupar, es posible que algunas de ellas tengan más relación causa-
efecto con los tiempos de operario (horas-hombre), como por ejemplo los costes de verificación del
trabajo. Por el contrario, otras actividades pueden estar mejor relacionadas con los tiempos de las
máquinas (horas-máquina), como, por ejemplo, las tareas de mantenimiento preventivo de éstas. Así lo
haremos, por ejemplo, en un caso práctico que se expondrá más adelante.
A título orientativo, veamos algunas bases (Cost Drivers) utilizadas para la determinación del coste por
actividades, de acuerdo con el objeto de referencia:
- Materiales.
- Mano de obra directa.
- Otros costes directos de la producción de un producto.
- Coste global de la producción.
- Ingresos o volumen de ventas.
- Valor añadido en la producción.
Para concluir, digamos que la flexibilidad de los actuales sistemas de gestión y de producción, en
particular, lleva a no utilizar este sistema para establecer estándares de coste, sobre los que se determinen
las desviaciones que la realidad dé lugar, como se hace en la contabilidad clásica, sino que los costes y
también sus bases (valor de los Cost Drivers) pueden actualizarse permanentemente y, con ello, calcular
siempre sobre valores actuales. Para ello, puede operarse con datos correspondientes a un período dado
(por ejemplo, un año) pero calculados sobre medias móviles (por ejemplo, de enero a diciembre, de
febrero a enero, de marzo a febrero, etc.), actualizando así automáticamente el coste, en lugar de
determinar desviaciones sobre un estándar fijo.
Veamos finalmente un caso práctico de determinación del coste y apliquemos los principios que rigen
los sistemas convencionales y los que se refieren a la metodología ABC:
Sea una empresa dedicada a la producción de equipos de sonido, cuya producción está integrada por
equipos compactos tipo *cadena+, con tres gamas:
- CAD-CPR: cadena con disco compacto, pletina para casete, radio, amplificador y bafles.
- CAD-PR: cadena con pletina para casete, radio, amplificador y bafles.
- CAD-C2PR: cadena con disco compacto, doble pletina, radio, amplificador y bafles.
En cada uno de ellas trabajarán los operarios correspondientes, con un coste-hora (incluidas cargas
sociales) único: 2.000 ptas.
Las cifras globales correspondientes a cada producto para el período a contabilizar son las del cuadro
que sigue:
Nº centros de distribución 20 20 25
Cantidad de pedidos 10 5 5
Máquinas (horas) 4 3 3
Los costes indirectos a distribuir entre los productos, sean gastos generales de producción o a nivel de
toda la empresa, han sido los que se exponen en el cuadro:
Vamos a proceder a la determinación del coste, para lo cual ante todo determinaremos los ingresos por
ventas, que han sido:
Los costes directos, que se evaluarán de la misma forma para la contabilidad convencional que para el
método ABC, determinando directamente el correspondiente a cada producto, serán:
- Costes unitarios:
- Costes totales:
Mano obra: Secc. CCE 2x500 = 1.000 1x1.000 = 1.000 1x2.000 = 2.000 4.000
Máquinas: Secc. CCE 4x500 = 2.000 3x1.000 = 3.000 3x2.000 = 6.000 11.000
Su distribución por secciones se haría, de acuerdo con un criterio común en la contabilidad tradicional,
por medio de las horas-hombre de cada uno:
- Total horas-hombre: 9.500, que corresponden a: Sección. CCE: 4.000 (42,1 %).
Con lo cual se repartirán los gastos generales de producción por secciones así:
Establecidos y distribuidos los costes indirectos de producción, podemos determinar ya el coste completo
por lo que a la producción se refiere (faltarán asignar los de la empresa):
- Costes unitarios:
Materiales: 31.250.000.
Para determinar el coste completo, queda solamente añadir los costes indirectos de la empresa que
ascienden a:
Este importe es el 12,84 % del montante total de costes. Tomando como criterio para aplicar los gastos
generales de la empresa este coste total obtenido hasta ahora, de 58.800.000 ptas, vamos a incrementarlo
en este porcentaje para incluir los gastos generales de la empresa:
Determinación del coste por medio del sistema basado en las actividades (ABC):
Ante todo, el primer paso será definir las *agrupaciones de coste+, y para cada una delimitar a su vez las
*actividades+ que la componen y que dan lugar a la generación de costes. A continuación se deberán
decidir los Cost Drivers de cada actividad.
El cuadro siguiente contiene las agrupaciones, actividades y Cost Drivers definidos para nuestro caso,
incluidos también los que corresponden a los costes directos (que de hecho pueden asignarse
directamente a cada producto). Así, todos los costes estarán comprendidos dentro de alguna agrupación
y asignados a actividades:
De acuerdo con ello y los cálculos ya efectuados para los costes directos e indirectos, asignaremos los
costes de las actividades y sus bases de distribución (magnitudes asignables a los cost drivers), como
puede apreciarse en el cuadro siguiente:
De acuerdo con ello, podemos ya evaluar todos los costes distribuyendo los correspondientes a cada
actividad según los Cost Drivers, y distribuirlos entre los productos, para así obtener el coste completo
de cada uno:
G.G relación horas mano obra 5x421 = 2.105 3x421 = 1.263 2x421 = 842
G.G relación horas máquina 7x102 = 714 7x102 = 714 7x102 = 714
Total coste de actividades variables 20.975 x500= 16.287 x 1.000 = 14.888 x 2.000 =
por volumen 10.487.500 16.287.000 29.776.000
Con lo cual, finalmente, los ingresos, costes y márgenes derivados de la actividad de la empresa,
distribuidos por productos, por aplicación del sistema de determinación de costes por actividades ABC,
será:
Tras esta exposición, podemos apreciar que a través del sistema de determinación de costes por
asignación de los mismos a actividades, puede determinarse el coste completo de cada producto de forma
mucho más adecuada. De modo que, realizados con la debida corrección, todos los costes pueden
distribuirse entre los productos de forma adecuada. Con ello, el coste completo podrá ser una auténtica
base para determinar su competitividad y el margen real a que su producción da lugar; bastará con elegir
las actividades y sus Cost Drivers adecuadamente.
Por otra parte, con un coste completo que no resulte de una distribución de los costes indirectos arbitraria
e irreal, como ocurre con los sistemas convencionales de contabilidad de costes, éste será una mejor
medida que los costes variables para determinar el margen y la competitividad de cada producto. Así,
el interés despertado por trabajar con los costes variables por considerarlos más reales, que tuvo lugar
en décadas pasadas, ha dado paso, desde la década de los 80, a operar con costes completos pero
determinados. Ello ocurre porque éstos responden mucho más adecuadamente a una realidad y a los
permanentes cambios que la flexibilidad de la actividad empresarial y el entorno imponen. Así,
empezaron a gestarse los sistemas ABC para la determinación de los costes basados en las actividades
y sus Cost Drivers. Su auténtica valía y la de la utilización de los costes completos estará en función de
que se sepa implantar, de forma que actividades y Cost Drivers se determinen correctamente.
Los nuevos sistemas de gestión de la empresa, que como sabemos se mueven en un contexto más flexible
y complejo, tanto por lo que se refiere al ámbito externo (entorno y, en especial, los mercados) como al
interno (sistema de producción), precisan para su correcta ejecución de *indicadores+ de la gestión y su
desenvolvimiento, que van más allá de los meramente económicos y financieros, para abarcar también
el terreno de los indicadores *operativos+.
Entenderemos por indicadores las magnitudes cuantitativas (y en ocasiones cualitativas), sean absolutas
o relativas (ratios), que permiten cuantificar un factor crítico que caracteriza una situación, su causa o
su efecto, para obtener información de la empresa y su previsible evolución.
Son pues herramientas que permiten acceder a una información completa acerca de la situación
competitiva de una empresa, para lo que, como se ha dicho, interesa que dicha información tenga un
componente financiera (magnitudes y ratios clásicas de gestión económico-financiera), pero que vaya
más allá y también se refiera a aspectos operativos.
Como ya se dijo en la presentación de lo que suponían las nuevas técnicas de gestión de la empresa, lo
que importa es la competitividad y con ello la capacidad de generar beneficio. Es cierto que ello puede
depender de las siguientes variables financieras:
- Resultados contables.
- Activo de la empresa.
- Composición de sus recursos financieros (pasivo).
- Fondo de maniobra.
- Endeudamiento.
- Situación de la tesorería.
- Etc.
- Productos.
- Variedad de los mismo (modelos).
- Plazos de entrega o lead-times.
- Calidad de sus productos.
- Prestigio de marca.
- Red de ventas y distribución.
- Etc.
Todos ellos podrán ser medidos por medio de indicadores operativos o no financieros.
© los autores, 1998; © Edicions UPC, 1998. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del "copyright", bajo las
sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el
tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos, así como la exportación e importación de ejemplares
para su distribución y venta fuera del ámbito de la Unión Europea.
350 Gestión, diagnóstico y control económico-financiero de la empresa
Veamos, ante todo, las características de un buen indicador, sea o no financiero. Básicamente le
exigiremos, ante todo, que sea:
- Relevante, es decir, que se refiera a algún factor o magnitud, medida de alguna situación, causa o
efecto, que sea realmente significativo e importante para la gestión y la correspondiente toma de
decisiones.
- Concreto, para que permita definir claramente la situación que trata de representar, y obtener fácil
y rápidamente las conclusiones oportunas.
- Evaluable (cuantificable si es de carácter numérico), es decir, que pueda medirse sin problemas ni
errores.
- Accesible, es decir, que exista información o medios (por ejemplo, electrónicos) que permitan
obtenerlo fácilmente.
- Objetivo, es decir, que el valor que presenta esté lo menos posible sujeto a subjetividades.
- Evidente, para que la información que transmite y las conclusiones que permita extraer, puedan
obtenerse de forma fácil y directa.
- Fiable, para que refleje realmente la situación que trata de representar, con exactitud (su valor se
acerque lo más posible al real) y precisión (que diversas mediciones no den lugar a valores
dispersos).
Los buenos indicadores permiten prever, diagnosticar, corregir y mejorar los elementos de todo sistema
de gestión, para encaminarla hacia metas que sitúen a la empresa en una posición global cada vez mejor
y más competitiva. El posicionamiento supondrá la fijación de objetivos y el análisis de su consecución.
De hecho, una de las tareas más comprometidas y diferenciables de una empresa a otra es la de definir
qué indicadores concretos deben utilizarse para lograr cuanto se expuesto. Es más, deben obtenerse por
acuerdo entre los responsables y con la participación de todo el equipo humano involucrado en la
empresa. Para lo cual deberá decidirse:
- Qué es lo que deben medir los indicadores, y sobre qué productos y variantes.
- Determinar qué deben representar y descomponer las magnitudes adecuadas en sus componentes más
elementales y fáciles de medir.
- Estudiar las relaciones entre los distintos indicadores de forma que se puedan establecer conclusiones
para unos con la información de otros (ello ya se hizo con la clásica pirámide de ratios).
- Establecer una sistemática para definir y determinar los indicadores, para lo que puede servir de
ayuda, establecer algún cuestionario tipo (qué se pretender controlar o seguir, qué magnitudes pueden
ser las más representativas y por supuesto relevantes, cómo debe valorarse, qué mediciones pueden
ser más simples y cómo llevarlas a cabo, etc.).
La matriz que se representa a continuación, puede sintetizar por medio de su doble entrada, los tipos de
indicadores que pueden ser la base de un sistema adecuado de los mismos que pueda llegar a tener un
alcance amplio y completo.
El estudio y establecimiento de indicadores conviene llevarlo a cabo, distinguiendo entre las actividades
primarias (los procesos ante todo), y las actividades de soporte de la organización, y determinar las
relaciones entre las que componen cada uno de estos conjuntos, su secuenciación y/o simultaneidad, y
en todo caso identificar los procesos críticos y las actividades que aporten escaso o nulo valor, para
actuar ante todo sobre éstos.
La especialidad funcional de la actividad productiva de la empresa podrá indicar cuáles deben ser los
procesos que la estrategia de la empresa aconseja controlar más fuertemente y probablemente se
encontrarán ahí los puntos críticos (por ejemplo, para la empresa especializada en ofrecer calidad y
prestaciones, éstos constituirán los aspectos que se deberán controlar mejor, o aquélla para la que
importan los costes, pues su estrategia de ventas se basa en los costes, la productividad será un elemento
central a controlar). Todo ello no hace más que reforzar el hecho de que no hay indicadores más
importantes si no se define la empresa, su entorno y su estrategia.
En esta línea, es preciso identificar los procesos (internos) más relevantes en la empresa y su sistema
productivo, los aspectos susceptibles de medición e interés de la misma, y la forma de efectuarla. Los
procesos y sus rendimientos deben poder evaluarse de manera que puedan compararse internamente,
respecto a otros productos, otros departamentos e incluso otros momentos, y también externamente,
respecto al sector y a las empresas destacadas del mismo, lo que en la actualidad está constituyendo una
importante disciplina denominada benchmarking, que puede llevarse a cabo de una forma global
(organización, productos, etc.), que por cierto es la modalidad de benchmarking que más impera, a nivel
de procesos, de cada proceso en particular, que es el auténtico camino de la mejora.
La mejora consiste en mirar hacia adelante, marcarse objetivos (ahí ya deben haber indicadores),
analizar a la luz de los mismos los propios procesos (nuevos indicadores), marcarse pautas de actuación
controlables y medibles como resultados de los citados estudios (indicadores de evolución) o a la luz de
ideas tomadas *prestadas+ de otras empresas líderes o representativas del buen hacer en el sector
(indicadores de benchmarking). Las comparaciones con los objetivos permitirán evaluar la mejora real
(nuevos indicadores), y las que pueden hacerse con los valores acometidos por empresas imitables
también (esta vez serán nuevamente indicadores de benchmarking). En ambos casos, debe resolverse o
mejorarse el dónde actuar, qué hacer, por qué y cómo hacerlo.
De una forma más o menos general, el análisis centrado en los aspectos estratégicos y sus puntos críticos,
así como en las actividades con escaso o nulo valor añadido, llevará a delimitar los procesos
correspondientes dentro de la cadena de valor acometida por la empresa y su producción; a partir de ahí,
deberá distinguir el *producto+ (qué se obtiene o aumenta de valor en ellos) y el *cliente+ de cada uno
(quién lo recibe; por ejemplo, otro proceso), para evaluar los resultados a tener en cuenta, y hacerlo a
la luz de los tres aspectos generales que hemos destacado para los indicadores: valor-coste, calidad y
tiempo-flexibilidad. El análisis de las actividades de los procesos, elemento que como sabemos ha
adquirido un gran protagonismo en los sistemas de gestión actuales, deberá, siempre que sea posible,
llevarnos a eliminar las que sea posible (y sobretodo en función del valor añadido) o al menos
simplificarlas.
Identificados los procesos que deben estar sometidos a un estudio más exhaustivo, deberán establecerse
los indicadores correspondientes, de acuerdo con las posibles fuentes de informatización utilizable. El
cuadro de doble entrada que sigue podría ilustrar los tipos de indicadores y las fuentes que podrían
utilizarse, y definir así los más idóneos en cada caso (que obviamente aquí no se ha hecho ya que
variarán en cada caso).
CLIENTES
INFORMACIÓN PROPIA
ENCUESTAS-
MUESTREOS
BENCHMARKING
Para cada proceso podría crearse un cuadro de indicadores como el anterior. Identificados los procesos
críticos y las actividades a controlar, conocidas las fuentes de información, definidos los parámetros que
se podrá medir y los indicadores correspondientes, estará abierto el camino hacia la implantación de las
estrategias competitivas y la consecución de la mejora continuada.
Como ha quedado claro en el apartado anterior, ante todo deberán definirse los objetivos que convenga
establecer y ser identificados los procesos que forman parte de la organización empresarial; a
continuación deberá identificarse la situación y carencias de cada uno y, en especial, los que están en el
centro de la estrategia de la empresa y su producción, y en cualquier caso, sean o no de éstos, los factores
críticos a controlar.
Por otra parte, las modificaciones (se supone que mejoras) a que dé lugar esta metodología, y otros
elementos que introduzcan alteraciones, causarán un impacto en la organización, sus procesos, la
tecnología y los recursos humanos, que deberá poderse medir.
- Estilo: imbricaciones de los elementos, riesgo asumido, papel de los recursos humanos y su
formación, comunicaciones, estrategia competitiva, etc.
Además, la mejora continua puede lograrse combinando diferentes niveles y horizontes en los cambios,
como puede apreciarse en el cuadro que sigue.
A largo plazo, como puede apreciarse en el mismo, la implantación de la mejora puede provenir de una
acumulación de cambios a corto plazo en los métodos de trabajo (mejora paulatina en la organización)
o por innovación (mejora tecnológica e inversión económica). De hecho son compatibles y pueden
utilizarse de forma complementaria, una y otra, reforzándose mutuamente (véase cuadro), aunque como
puede apreciarse el impacto de la innovación es más fuerte y rápido.
Innovación
Mejora
TIEMPO
Las etapas para la implantación de la mejora continuada en los procesos y el comportamiento global de
la empresa podrían resumirse en la cadena:
ALTERNATIVAS < EVALUACIÓN < REINGENIERÍA < REDISEÑO < ELABORACIÓN < IMPLANTACIÓN
Las etapas clave son las de replanteo de la organización y sus estructuras y procesos (reingeniería) y la
del nuevo diseño fruto de ello.
Los indicadores que se establezcan para medir los cambios en la implantación de mejoras tratarán de
obtener medidas absolutas y relativas (respecto a la situación anterior) de la capacidad y funcionalidad
de los procesos mejorados, su adaptación a las necesidades de sus *clientes+ y a la estrategia competitiva
de la empresa.
El ABM (Activity Based Management), ya abordado anteriormente, está entre las técnicas que han de
permitir la implantación de mejora en los procesos y organización de la empresa. El benchmarking
puede utilizarse como referencia de la orientación a implementar.
De acuerdo con lo que hemos dado en llamar la gestión tradicional, las empresas miden su eficiencia y
su competitividad fundamentalmente a partir de su resultado (indicador financiero); en términos
relativos el indicador, en este caso la ratio, más adecuada es la de la rentabilidad del capital propio o
sobre el total (del activo); finalmente su capacidad de seguir funcionando adecuadamente puede medirse
a partir del fondo de maniobra y desde el punto de vista operacional, por la situación de la tesorería. Pero
todo ello son indicadores financieros.
Sin embargo, tal y como se ha visto, los distintos procesos que componen la operativa de la empresa
precisan de otros indicadores para dilucidar determinados planteamientos y tomar las decisiones más
adecuadas; éste sería el caso de decidir el producto y sus modalidades, su especialidad funcional, el tipo
de proceso y la tecnología a emplear, la capacidad a implantar y las inversiones a realizar, el tamaño de
las series a programar, la política comercial y de descuentos, etc. En muchas de estas decisiones, cuanto
menos, la llamada gestión tradicional hubiera decidido en función de indicadores económicos
exclusivamente; muy especialmente, por ejemplo, éste hubiera sido el caso de:
- Volumen de las series: determinación del llamado *lote económico+ de producción, en función
exclusivamente de la determinación y la minimización del coste global de la producción, su
preparación y el mantenimiento de los stocks generados.
Sin embargo, bajo una amplitud de miras mayor, de acuerdo con las nuevas directrices de gestión
flexible, este volumen estará sujeto a las necesidades reales del cliente, a la evitación de despilfarros
en forma de excesos de producción y stocks, y dará lugar a un replanteo de los procesos para ajustarse
a la flexibilidad necesaria, sin perjuicio de la productividad, pero sin que éste sea el único objetivo
como ocurría con la gestión convencional.
- Política de descuentos sobre el precio de venta: el análisis del incremento de las ventas en función
de los mismos y, por tanto, el ingreso total a obtener decidiría asimismo un óptimo de carácter
exclusivamente económico.
Las nuevas directrices de gestión, por contra, concentran su estrategia de marketing en producir lo
que demanda el mercado, con las características, calidad, variantes y plazos que requiera, antes que
en forzar la venta con descuentos (filosofía pull frente a la push).
la calidad, los plazos de ejecución, la política de personal, etc., que son indicadores operativos. Un
indicador-puente tiene una significación especial: el coste, que podríamos considerarlo a caballo ente
ambos tipos de indicadores y, de alguna forma, enlace o nexo entre ellos; en efecto, aunque medida en
términos económicos el coste permite medir a su vez la eficacia del sistema considerado globalmente,
y aúna la eficiencia económica con la operativa, ya que permite obtener el resultado de ambos tipos de
estrategias: por una parte la consideración de los consumos de recursos en función de los lotes
procesados, pero de otro la operativa flexible, adaptada a la demanda, sin despilfarros, ajustando la
capacidad a las necesidades del cliente que, a su vez, sean de tipo dependiente o independiente, han
tenido que evaluarse previamente.
Para emprender la integración de los indicadores financieros y operativos, puede utilizarse el coste como
indicador, que obtenido en función de una visión no exclusivamente económico-financiera, dé lugar al
establecimiento de los procesos, las capacidades y la utilización de los mismos, con una evaluación
integradora de estrategias económicas y operativas. Ello podrá llevarse a cabo *explosionando+ el
indicador en otros varios que respondan a diferentes aspectos del coste. En el esquema siguiente,
sintetizamos un posible enfoque de ello, en el que partiendo de los indicadores financieros clásicos ya
enumerados más arriba, pasamos a indicadores de coste decisivos en cada uno, que a su vez
descomponemos en componentes financieros y no financieros que contemplaría un tratamiento más
completo que el tradicional.
Los indicadores operativos utilizados conjuntamente con los financieros, conviene que no sean
numerosos, tengan asignados los responsables de su evolución, se gestionen permanentemente y que
dirijan su atención prioritariamente a los factores críticos.
Un procedimiento para su gestión puede basarse en un diagrama de Ishikawa sobre el que se vayan
indicando en distintas entradas, los problemas u objetivos, y a cada uno se le vayan *colocando+
soluciones. Adjunto al mismo, un diagrama de evolución del correspondiente indicador nos irá
visualizando la mejora obtenida (ver figura 17.1).
Este sistema tiene las ventajas de actuar directamente por la relación causa-efecto, permite volcar y aún
acumular experiencias de cualquier fuente que puedan ser útiles, y permite plasmar en resultados todas
las *terapias+ ensayadas, de forma inmediata y proseguir o no con su aplicación. Por supuesto que,
además, responde directamente a los requerimientos de una mejora continua.
Objetivo:
REDUCCION DEFECTOS
DE ACABADO SUPERFICIAL
Problemas
detectados
( Causas ) Plasmación
Resultado
Soluciones
aportadas
DIA
Fig. 17.1
De cuanto se ha expuesto puede deducirse que el logro de la eficiencia de acuerdo con los nuevos
enfoques de gestión es más amplio y complejo que con el empleo de técnicas clásicas de gestión de
enfoque claramente financiero, y ello es debido precisamente al creciente peso que tienen los aspectos
operativos, por la creciente influencia y complejidad de los condicionantes internos (que determinan el
coste) y externos o de entorno de la empresa (que a partir de la satisfacción del consumidor determinan
el valor del producto de la empresa, el otro gran componente, junto al coste, de la eficiencia).
Para afrontar con indicadores la eficiencia de la empresa como sistema completo, deberá evaluarse qué
debe medirse y qué tipos de indicadores serán adecuados. En principio, el grado de acercamiento y
cumplimiento de los deseos del consumidor, que no olvidemos que es quien decide el valor añadido de
la empresa y, por tanto, un importante componente de la eficiencia. Tres son los posibles niveles de
satisfacción del cliente, que pueden darse simultáneamente en un único producto que adquiere. Son:
- Insatisfacción: elementos que le imponen un sacrificio que no desea pero que es preciso asumir para
alcanzar una satisfacción mayor posterior (si ésta no existe, el producto está condenado al fracaso).
Pongamos por ejemplo el caso de la adquisición de un ordenador personal; el usuario no está ducho
en informática, y debe pasar por el trance de leer un grueso manual, aprender y practicar.
Es evidente que la mejor política para este caso es la de minimizar esta faceta, facilitando al máximo
su superación (producto muy bien dotado, cursos de aprendizaje, servicio de ayuda posterior a la
venta, etc.).
- Satisfacción: lo que el consumidor espera del producto, que lógicamente éste debe aportar en la
mayor medida. En el ejemplo del ordenador, permitir al usuario que lo utilice con provecho para todo
cuanto tenía programado resolver con él.
La política aquí es clara: dotar al producto de aquellos elementos funcionales que le permitan
satisfacer al consumidor en lo que éste espera exactamente.
- Entusiasmo: Se trata de aquellos elementos *sorpresa+ que el producto incorpora, más allá de las
expectativas del consumidor. El ordenador de nuestro ejemplo, puede venir dotado de complementos
adicionales, como un filtro protector, programas adicionales, etc.
En este aspecto la política que debe llevar a cabo la empresa es, asimismo, clara: lograr el máximo
excedente entre el valor añadido (producto del *entusiasmo+ del cliente) y el coste que cualquier
elemento adicional que ello comporte suponga tener que arrostrar.
Cualquiera de los tres elementos citados puede ser fuente de ventaja competitiva para la empresa, sea
maximizando los resultados positivos (satisfacción y entusiasmo junto a valoración) o minimizando los
negativos (insatisfacción y costes), es decir, una vez más nos hallamos ante una integración de factores
de índole económica y operativa.
En el esquema que sigue, pueden apreciarse los elementos que componen el sistema productivo (en el
centro) y de gestión global de la empresa, los factores determinantes de cada caso, y los elementos
determinantes de un resultado óptimo con la máxima satisfacción de los clientes. Debajo tenemos los
indicadores generales que podrán evaluar, controlar y medir el resultados.
Capital Productos
Información Servicios
Medios Retribuciones
Materiales Formación
Ventas reales
EFICACIA VENTAS '
Ventas previstas
Cuota actual
EFICACIACUOTA '
Cuota potencial
Programas implantados
EFICACIAPROGRAMAS '
Programas previstos
Personal indirecto
RENDIMIENTO PERSONAL '
Personal directo
Espacio utilizado
RENDIMIENTO ESPACIO '
Espacio previsto
Indicadores de detalle:
Producto rechazados
CALIDAD '
Total producción
Materiales rechazados
CALIDAD APROVISIONMIENTO '
Total aprovisionamientos
Cantidad reclamaciones
GRADO SATISFACCIÓN '
Cantidad ventas
Resultado
PRODUCTIVIDAD '
Consumo factores
Indicadores de detalle:
Ventas
PRODUCTIVIDAD VENTAS '
Personal ventas
Producción total
PRODUCTIVIDAD TRABAJO '
Nº trabajadores
Nº servicios asistencia
PRODUCTIVIDAD SERVICIO '
Cantidad personal asistencia
Cantidad Eventos
INDICADOR SOCIAL '
Cantidad personal
Indicadores de detalle:
Personal ausente
ABSENTISMO '
Total personal
Cantidad sugerencias
ÍNDICE SUGERENCIAS '
Cantidad trabajadores
Cantidad accidentes
ÍNDICE ACCIDENTES '
Cantidad trabajadores
Cantidad innovaciones
INNOVACIÓN '
Magnitud base innovación
Indicadores de detalle:
Beneficio
RENTABILIDAD CAPITAL '
Capital
Beneficios
RENTABILIDAD VENTAS '
Volumen ventas
Resultado obtenido
EFICACIA PRESUPUESTARIA '
Resultado presupuestado
Exigible
ENDEUDAMIENTO '
Capital total
Y, como resulta lógico, podríamos extendernos mucho más con las ratios de tipo financiero, que ya nos
son conocidas.
Por otra parte, la consecución de los objetivos globales a perseguir con una acción completa de gestión
a todos los niveles y de acuerdo con unos objetivos económicos y operativos, tratará de alcanzar una
triple meta:
Las acciones que podrán llevarse a cabo, abarcan todos los frentes posibles, pero también pueden tener
efectos enlazados. Así:
Para medir estos efectos concatenados y sus causas, pueden preveerse ratios-indicadores en cascada, que
configurarán una pequeña pirámide de ratios. Por ejemplo:
Tiempo preparación
Inversiones preparación
Ventas ( resultados )
Lead - Time entrega Ventas ( resultados ) Costes ( resultados )
Prestaciones - Gama Prestaciones - Gama
Por lo que a la producción y su valor añadido se refiere, los indicadores básicos son el coste, el tiempo
y la calidad. Como indicadores complementarios para alcanzar aquéllos, destacan por encima de otros
(de hecho ya se han expuesto los más importantes) los que permiten lograr el control del flujo de
producción y su equilibrado, la duración del ciclo, la flexibilidad de la producción, aumentar el valor
añadido (control de coste, tiempo y calidad sobretodo), y todos cuantos permitan medir los niveles de
simplificación de procesos logrados.
INDICADOR
Inversiones realizadas
1,5 2,2
Inversiones programadas
Lead - Time ejecución medio
Lead - Time ejecución previsto 2,5 2
Fig. 17.2
A partir de ahí, podrían definirse indicadores específicos, y utilizar técnicas que permitan diagnosticar
la situación y las acciones de mejora. Una de ellas, cuya utilización en la actualidad se ha generalizado,
y que será útil siempre que se desee analizar una familia de indicadores comparativamente, vamos a
Se define una familia de indicadores, concretamente los 8 que figuran en el cuadro. Los resultados se
disponen radialmente alrededor de un punto y de acuerdo con su valor relativo ajustado a la escala que
figura sobre círculos concéntricos, y los puntos representativos de cada ratio se unirán por segmentos
de recta que en conjunto darán un perfil de comportamiento del proceso, que por sus *puntas+
conoceremos dónde puede y debe mejorarse y luego podremos medir la mejora (con el nuevo diagrama
que se haga). Por supuesto interesará que la magnitud de cada inicador sea comparable con los otros para
dar sentido al gráfico, lo que se facilitará al operar con valores relativos, que en este caso son porcentajes
de aumento o reducción.
17.6 La gestión por indicadores y los sistemas de gestión basados en las actividades
(ABM)
Para terminar, veamos cómo los nuevos sistemas de gestión basados en las actividades y su control están
en la línea de las nuevas metodologías de gestión, y pueden incorporar indicadores de tipo financiero
y operativo, en la misma línea ya expuesta de mejorar los resultados.
En efecto, centrar el control en las actividades supone centrarlo en el comportamiento del sistema de
procesos operativos mismo y determinar la relación causa-efecto, para lo cual será lógico utilizar
indicadores operativos.
A través del sistema ABM, se descompone la organización en sus procesos a todos los niveles
(productivos y estructurales), los cuales se descomponen en sus actividades, que se analizan como causa
directa del resultado que son, y luego se deducen las mejoras que se deberán implantar. Para ello, y con
referencia a las actividades, deberán:
Los indicadores mejores para analizar los procesos y sus resultados a través de las actividades nos los
puede proporcionar el ABC, que al determinar el coste a partir de las mismas, define los llamados Cost
Drivers que en definitiva pretenden ser la verdadera y mejor medida de la causa del consumo de recursos
u origen del coste. Así pues, estas magnitudes serán muy buenos indicadores financieros en unos casos,
operativos en los más (recordemos que ya hemos utilizado cantidad de series, cantidad de pedidos,
volumen de producción, horas de trabajo, etc.).
En todo caso, y una vez más puede interesar su medida relativa (ratio) respecto a sus propios valores en
otros momentos o lugares, o respecto a medidas globales. Por ejemplo, puede interesar utilizar:
Volumen ventas
PEDIDO MEDIO '
Cantidad pedidos
y así sucesivamente.
También puede ser de interés relacionar las unidades físicas con sus costes, como por ejemplo, cantidad
de preparaciones de series respecto al coste de las mismas, etc.
Los valores de los Cost Drivers o los indicadores a construidos a partir de ello, darán una eficaz medida
de la posible mejora, para lo cual pueden establecerse, además, objetivos a alcanzar para cada uno de
ellos y medir el grado en que se logran.
))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))
APENDICE I
TABLAS FINANCIERAS A
INTERÉS COMPUESTO
))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))
))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))
APÉNDICE II
Bibliografía
Libros
SEPULVEDA, PEDRO H., *¿Qué debo saber de finanzas para crear mi propia empresa?+
Marcombo-Boixareu (1992)
AMAT, ORIOL y PUIG, XAVIER, *Estratègia de gestió financera per a empreses industrials+ Generalitat de
Catalunya-Direcció General d'industria (1995)
SUAREZ SUAREZ, ANDRES S., *Decisiones óptimas de inversión y financiación en la empresa+ Pirámide (1993)
BREALEY, RICHARD y MYERS, STEWART, *Fundamentos de financiación empresarial+ Mac Graw Hill (1993)
WESTWICK, C.A., *Manual para la aplicación de los ratios de gestión+ Deusto (1986)
Artículos
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ALTA DIRECCION
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