Sunteți pe pagina 1din 33

See

discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/305995917

Plagas y enfermedades del cultivo de la higuera

Book · June 2016

CITATIONS READS

0 1,273

6 authors, including:

Margarita López Corrales


Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura
81 PUBLICATIONS 251 CITATIONS

SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

Sweet Cherries Breeding Program View project

Ficus carica l. View project

All content following this page was uploaded by Margarita López Corrales on 09 August 2016.

The user has requested enhancement of the downloaded file. All in-text references underlined in blue are added to the original document
and are linked to publications on ResearchGate, letting you access and read them immediately.
HOJAS DIVULGADORAS Núm. 2146 HD

PLAGAS Y ENFERMEDADES DEL CULTIVO


DE LA HIGUERA

E. Casadomet; M. López Corrales; F. Pérez Gragera; M. Senero; J. Pérez Ross;


J. Del Moral
Centro de Investigación Científica y Tecnológica de Extremadura (CICYTEX-La Orden)

MINISTERIO
DE AGRICULTURA, ALIMENTACIÓN
Y MEDIO AMBIENTE
INTRODUCCIÓN
La higuera pertenece al género Ficus, de la familia de las moráceas. Es
un árbol que se cultiva en diferentes partes del mundo, si bien está espe-
cialmente ligado al área mediterránea y a su cultura. Sus frutos pueden
destinarse a la alimentación humana y/ o animal y pueden ser consumidos
frescos, secos o elaborados.
Tradicionalmente, en España esta especie se ha cultivado en determi-
nadas Comunidades Autónomas, principalmente en secano y en parcelas
de pequeña superficie o bien como árboles diseminados, aplicándose téc-
nicas de cultivo ancestrales (Fig. 1). Esto, unido a cambios en la alimen-
tación, sobre todo en la cabaña ganadera, ha provocado un descenso en su
superficie y producción. El incremento de la demanda internacional de
este fruto en los últimos años ha provocado un aumento del interés por el
cultivo de esta especie. Sin embargo, para su desarrollo se hace necesaria
la implementación de nuevas técnicas agronómicas y de manejo del cul-

Fig. 1. Higuera con un corral de piedra para el aprovechamiento de los higos por
el ganado, técnica ancestral mallorquina (Cortesía del Sr. Pons i Boscana).
2
25 70

60
20
50
miles de toneladas

superficie (ha)
15
40

30
10

20
5
10

0 0
1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

Fig. 2. Evolución de la superficie de cultivo y la producción de higuera


! en España. Fuente: MAGRAMA, 2015.

tivo, entre las que se incluye la Sanidad Vegetal, uno de los aspectos que
más preocupa a los agricultores y, aún cuando la higuera no es de los fru-
tales que soporte parásitos o patógenos limitantes de su cultivo, el hecho
de que actualmente esté en expansión exige conocer dichas especies, re-
visar su biología y contemplarlas con relación a las nuevas técnicas apli-
cadas en el cultivo de la higuera.

SITUACIÓN DEL CULTIVO DE LA HIGUERA


La superficie de cultivo de la higuera en el mundo supera las 358.400
ha, con una producción estimada de 1.117.912 t y un valor cercano a los
700 millones de dólares. Turquía es el principal país productor con un 24%
de la producción mundial seguido de Egipto, Argelia, Irán, Marruecos y
Siria. En Europa, España es el mayor productor con 23,285 t, que supone
el 25% de la producción europea y el 3% de la producción mundial.
A nivel nacional, tanto la superficie de cultivo como la producción han
experimentado oscilaciones en los últimos 50 años, con pérdidas paulatinas
de superficie en plantación regular y producción, estableciéndose un má-
ximo de 47.300 ha en 1965. Durante la década de los 70 fue disminuyendo
progresivamente hasta las 21.400 ha en 1983, incrementándose en más de
un 30% en 1984, año a partir del cual se inicia un descenso acusado hasta
la fecha actual (Fig. 2). Lo mismo ha ocurrido con los árboles diseminados,
que han descendido desde unos cinco millones que había en 1935, hasta
los 270.000 en 2013.

3
8000

7000

6000

5000

4000

3000

2000

1000

0
Extremadura Islas Andalucía Galicia C. Cataluña Castilla-La Castilla y
Baleares Valenciana Mancha León

Superficie (ha) Producción (t)

! Fig. 3. Distribución de la superficie y la producción del cultivo de la higuera en


las principales Comunidades Autónomas. Año 2013. Fuente: MAGRAMA, 2015.

Fig. 4. Las excelentes propiedades alimenticias y gustativas de los higos


han provocado su demanda en los mercados exteriores.
4
En la actualidad, la superficie en plantación regular en España alcanza
las 12.411 ha con una producción de 30.434 t.
El análisis de los datos de superficie y producción por Comunidades
Autónomas (Fig. 3) pone de manifiesto dos aspectos muy interesantes: el
tipo de producción (en secano o regadío) y el destino de dicha producción
(para consumo en fresco o secado) lo que supone la utilización de varie-
dades de diferentes aptitudes.
La producción de Extremadura, Andalucía y Baleares, con casi el 78 %
de la superficie, supone el 38% de la total nacional debido a que se trata
de plantaciones principalmente en secano, con higos destinados básica-
mente al consumo en seco o pasta de higo. En cambio, la Comunidad Va-
lenciana, Castilla León, Castilla La Mancha, Cataluña y Galicia, con el
19% de la superficie, producen el 57 % debido a que se cultivan princi-
palmente en regadío o secanos húmedos, con destino al mercado de con-
sumo en fresco.
En el apartado de comercio exterior, España es el quinto país exportador
de higo seco (Fig. 4) a nivel mundial y el segundo comunitario tras Grecia,
con 2.532 t por valor de 5,65 millones de dólares y el tercero en higo fresco
con 2.559 t por valor de 5,16 millones de dólares.
En cuanto a importaciones, España ocupa el puesto nº 16 a nivel mun-
dial respecto a higos secos, con 1.324 t, por valor de 4,9 millones de dó-
lares. Por lo que respecta a higos frescos, las cantidades son muy pequeñas,
117 t por valor 0,33 millones de dólares, no apareciendo entre los veinte
principales importadores a nivel mundial.

ÁCAROS PARÁSITOS DE LA HIGUERA


Los ácaros que han sido encontrados parasitando la higuera no parece
que hayan sido capaces de formar plagas con importancia económica; no
obstante, Aceria ficus (Fig. 5) sí puede considerarse peligroso al ser tras-
misor del virus del mosaico de la higuera, virosis que, aun sin mucha im-
portancia, está presente con mucha frecuencia en los higuerales.
Generalmente, no es recomendable aplicar ningún acaricida contra este
parásito, pero si fuera necesario controlarlo se pueden aplicar azufrados
después de la brotación.
5
Fig. 5. El eriófido Aceria ficus es un peligroso trasmisor del Virus
del Mosaico de la Hoja.

INSECTOS PRODUCTORES DE PLAGAS

Coleópteros
Entre las especies de insectos que viven sobre diversos órganos de la
higuera hay algunos coleópteros con capacidad de producir plagas impor-
tantes.
Carpophilus hemipterus, es una especie carpófaga que parasita los fru-
tos de la higuera, y en algunas ocasiones provoca daños considerables al
alimentarse de higos maduros, tanto si están todavía prendidos del árbol,
en el suelo previamente a su recolección o ya almacenados. Las lesiones
que producen son, a su vez, puerta de entrada de saprofitos que provocan
pudriciones e impiden la comercialización de los higos parasitados. Las
larvas son de color blanco pajizo (Fig. 6) y el adulto, de unos 4 mm. de
largo, se identifica muy bien por las manchas amarillentas que presentan
sus élitros (Fig. 7). C. hemipterus pasa el invierno en el almacén en forma
de adulto, y cuando llega la primavera lo abandona y reemprende su acti-
vidad, viviendo sobre una gran cantidad de frutos, pasando de unas espe-
cies a otras y entrando de nuevo al almacén acompañando a las partidas
contaminadas. No obstante, es posible que todas sus generaciones (de 3 a
5) se produzcan íntegramente en el almacén. Tiene un desarrollo muy rá-
pido y en España se han observado hasta 5 generaciones/año. Como pro-
filaxis es conveniente tener limpios los almacenes, pudiendo tratar los
6
Fig. 6. Larvas del coleóptero Fig. 7. Adulto de
Carpophilus hemipterus Carpophilus hemipterus.
parasitando un higo.

frutos y las naves donde estos se guarden con fluoruro de sulfurilo, fosfuro
de magnesio o piretrinas.
Otro coleóptero que también se alimenta del fruto es Gonocephalum
pusillum. La larva, de unos 12-15 mm de longitud, es cilíndrica, parduzca
y brillante; el adulto, de 8-9 mm de longitud (Fig. 8), es de color negruzco,
con el pronoto granuloso; los élitros presentan filas de puntos que forman
estrías longitudinales y paralelas a lo largo de los mismos. El adulto, visi-
ble en los meses estivales, se encuentra enterrado superficialmente, ali-
mentándose de los higos que caen al suelo para su almacenamiento en
seco, lo que provoca su inutilización para la comercialización. Los agri-
cultores extremeños suelen dar un pase de rulo al cultivo a fin de facilitar
la recolección de higos, procedimiento que impide o dificulta la salida de
los insectos del suelo.
Con el nombre de gorgojos, además de Carpophilus hemipterus, existen
numerosas especies parásitas de los vegetales almacenados, y entre ellos
los higos: Oryzaephilus mercator, Oryzaephilus surinamensis, Sitophilus
granarius, Tenebrio obscurus Tenebroides mauritanicus, Tribolium casta-
neum, Tribolium confusum, Tenebrio molitor (Fig. 9). Generalmente des-
7
Fig. 8. Fig. 9. Gorgojos que parasitan a los higos
Adultos de Gonocephalum almacenados: arriba a la izquierda, Sito-
pusillum alimentándose de un higo. philus oryzae; a la derecha, Tribolium
castaneum; debajo, Sitophilus granarius.

Fig. 10. Acúmulo de serrín en una rama afectada por barrenillo y


el adulto descubierto en su interior.
8
arrollan toda su actividad dentro del almacén, teniendo varias generaciones
a lo largo del año según la especie. Los frutos afectados por estos insectos
aparecen con agujeros, erosiones y llenos de excrementos, razón por la cual
las partidas afectadas suelen quedar inservibles para su comercialización.
Para controlar estos parásitos es conveniente tener limpios los almace-
nes, pudiendo tratar los frutos y las naves donde estos se guarden con fluo-
ruro de sulfurilo, fosfuro de magnesio o piretrinas.
Hypoborus ficus es un coleóptero pequeño que se alimenta de la madera
de la higuera y que los agricultores, por sus características –actúa como si
fuese una pequeña barrena–, lo denominan “barrenillo”. Los estudios que
hay sobre el mismo lo definen como un parásito de ramos debilitados, aunque
en plantaciones de Extremadura se le ha observado sobre ramas sanas y vi-
gorosas (Fig. 10). El insecto adulto es un barrenillo muy pequeño (1-1,5 mm
de largo). Los adultos y larvas excavan galerías en las ramas, lo que se aprecia,
a partir de la primavera, por los acúmulos de serrín en el exterior de las mis-
mas. En España tiene 3-4 generaciones al año. Para su control se recomienda
eliminar las ramas debilitadas y quemarlas. Cualquier medida orientada a vi-
gorizar el árbol es recomendable para evitar las plagas de este barrenillo.
Trichoferus fasciculatus es un coleóptero cuya larva se alimenta de la
madera de higueras debilitadas, aunque a veces se le ha observado sobre
ramas verdes. Los adultos tienen una longitud de 15-20 mm de longitud y,
como todos los Cerambycidae, poseen largas antenas. Estos vuelan durante
buena parte del verano, y su ciclo se desarrolla durante 1 ó 2 años, ciclo
que completa durante la mayor parte de su vida dentro de la madera (Fig.
11). Las larvas son ápodas, musculosas y con unas potentes mandíbulas.
Para evitar el parasitismo de esta especie es recomendable cultivar ade-
cuadamente las higueras a fin de incrementar su vigor, así como eliminar
y destruir las ramas que se pudieran debilitar por cualquier causa.

Dípteros
Existen tres especies de dípteros que, con frecuencia, causan plagas
sobre los higos: Ceratitis capitata –mosca de la fruta (Fig. 12) –, Silba vi-
rescens –mosca de los higos– y Drosophila melonogaster –mosca del vi-
nagre–. Como síntoma general, la fruta parasitada por estos insectos
aparece con manchas blandas y húmedas.
9
Fig. 11.
Tronco de higuera afectado
por Trichoferus fasciculatus
y ninfa del mismo extraída
de su interior.

Fig. 12. Adulto de Ceratitis capitata.


10
En Extremadura, la primera especie citada es la que causa daños con
mayor frecuencia. La mosca de los higos, aunque se captura en las trampas
cebadas con fosfato amónico, su presencia es muy escasa en los frutos de
higueras donde se captura. La mosca del avinagrado suele producir daños
de importancia en higos almacenados y mal conservados.
El adulto de C. capitata tiene 4-6 mm de longitud y se caracteriza por po-
seer unos ojos verdes fosforescentes; el abdomen es de color amarillento con
franjas oscuras y las alas son irisadas. Esta especie inverna en el suelo en
forma de pupa. En primavera, cuando las temperaturas son ya elevadas, se
transforma en adulto, y la hembra fecundada deposita los huevos en los frutos
más receptivos de numerosos vegetales que se encuentren cerca, ya que es
una especie polífaga. La larva se desarrolla alimentándose del fruto y, una
vez que ha completado su desarrollo, sale a la superficie y se tira al suelo,
donde se entierra para transformarse en pupa. Los adultos emergentes vuel-
ven a parasitar a los frutos o se trasladan a otros de distintas especies de fru-
tales, pudiendo tener hasta 8 generaciones al año entre las diversas especies
parasitadas. Las últimas larvas evolucionan en el suelo e invernan como pupa.
El adulto de S. virescens es una mosca negra de unos 4 mm de longitud
(Fig. 13) y las larvas y su biología son similares a las de la mosca de la
fruta, aunque su parasitismo parece ser exclusivamente sobre el higo.

Fig. 13. Adulto de Silba virescens.


11
Fig. 14. Higo descompuesto dentro del cual aparecen numerosos adultos de
Drosophila melanogaster.

La mosca del vinagre (Drosophila melanogaster), de unos 3 mm de lon-


gitud, es de color amarillento y posee unos ojos de color rojo (Fig. 14). Su
capacidad de reproducción es continua mientras son buenas las condicio-
nes de temperatura, humedad y sustrato.
La acción de estas moscas no es tanto por el daño directo que producen
sino por las fermentaciones que inducen al transportar microorganismos
que se desarrollan en la pulpa del higo, lo que altera el aspecto y las pro-
piedades organolépticas del fruto, produciendo, en algunas ocasiones, mi-
cotoxinas que pueden llegar a ser cancerígenas.
Contra las plagas de C. capitata se ha empleado con éxito el trampeo
masivo mediante feromona del insecto.
El uso de trampas con cebo para indicar cuándo se debe aplicar un in-
secticida es un buen procedimiento contra estos parásitos. Ese cebo puede
12
Fig. 15.
Captura de moscas de la fruta
y del higo en trampas cebadas
con fosfato amónico.

estar constituido por la feromona de C. capitata o por lufenuron, en cuyo


caso solo se atrae esta especie; si se utiliza fosfato amónico al 4%, se cap-
tura C. capitata y S. virescens (Fig. 15). Para controlar a estos parásitos es
fundamental no dejar abandonados en el suelo, sin enterrar, los frutos no
recolectados, ya que ellos son una fuente de multiplicación de las moscas
que harán peligrar la cosecha siguiente.
Los insecticidas autorizados contra C. capitata son: deltametrin, fosmet
y lufenuron (utilizado como cebo mediante trampas).

Hemípteros
Este orden es el que tiene más especies citadas como parásitos de la hi-
guera, la mayoría sin gran importancia. Entre estos predominan las llama-
das por los agricultores “cochinillas”, siendo Ceroplastes rusci la que
forma plagas de manera habitual en los higuerales.
El insecto adulto tiene forma hemisférica y color gris violáceo y se le
puede encontrar sobre ramas, hojas y frutos (Fig. 16) Sobre la melaza que
segrega abundantemente se pueden instalar diversas especies de hongos
que incrementan los daños del parásito. Los árboles afectados se debilitan,
pero el principal perjuicio que produce es la inutilización de los higos para
su comercialización.
El invierno lo pasa el insecto en forma de ninfa resguardada en las ru-
gosidades de la madera, aunque en algunas zonas lo hace en estado adulto.

13
Fig. 16.
Higo parasitado por
Ceroplastes rusci.

Al llegar la primavera reanuda su actividad, adquiere la madurez sexual y,


a mediados de esta estación, hace la puesta y nacen las larvas. Las hembras
ponen numerosos huevecillos debajo del caparazón, y las ninfas se instalan
en las hojas y ramas. Generalmente, tiene dos generaciones al año, apare-
ciendo los adultos de la segunda generación a finales de julio.
Para controlar esta plaga es recomendable aplicar un específico autori-
zado en invierno –polisulfuro de calcio– o en plena vegetación – fosmet–
, interviniendo cuando hayan eclosionado >90% de los huevos, fenómeno
que, en las zonas templadas de la Península Ibérica, se suele producir a
final de mayo y final de agosto. –El nacimiento de las larvas se constata
al levantar el caparazón de la hembra y comprobar que está lleno de una
pulverulencia de color blanco–.
Las cochinillas, que tan abundantes y peligrosas son en la mayoría de
los cultivos frutales, carecen de importancia económica en los higuerales,
si se exceptúa C. rusci. Ello puede deberse a que, hasta ahora, este cultivo
ha recibido un escaso número de tratamientos insecticidas, lo que ha de-
bido propiciar la proliferación de una valiosa fauna auxiliar cuya existencia
se puede comprobar en estas plantaciones (Fig 17).
En algunas plantaciones se han observado, en frutos iniciando la ma-
duración, ligeras depresiones de color más verde, en el centro de las cuales
hay una cochinilla del género Lepidosaphes sp. (Fig. 18) aunque hasta
ahora, los daños que produce esta cochinilla son insignificantes.
14
Fig. 17. Adulto de Chrysoperla carnea, eficaz parasitoide de cochinillas muy
frecuente en los higuerales donde la aplicación de insecticidas es moderada.

Fig. 18. Fig. 19.


Higo con depresiones producidas por la Adultos de la psila de la higuera
acción de la cochinilla Lepidosaphes sp (Homotoma ficus).
15
Fig. 20.
Oruga de Choreutis nemorana
sobre una hoja con el
parénquima destruido
por su acción.

Dentro de este orden de insectos, la psila de la higuera (Homotoma


ficus) se encuentra con frecuencia en el envés de las hojas. El adulto, de
3-5 mm, es de color verde grisáceo (Fig. 19) y la ninfa, de color verde, se
encuentra recubierta de pelos blancos. Tiene una sola generación al año y
pasa el invierno en forma de huevo. Los daños que provoca son escasos y,
como su producción de melaza es insignificante, no suele propiciar la apa-
rición de negrilla, razones que no aconsejan la aplicación de insecticidas.

Lepidópteros
Si exceptuamos las denominadas “polillas”, hay pocas especies de este
orden citadas como parásitos de la higuera. Entre estos se encuentra Choreutis
nemorana. Los daños que produce están ocasionados por la oruga, que se ali-
menta del parénquima de la hoja, el cual, al principio de ser afectado, aparece
como un encaje (Fig. 20), terminando por presentar grandes agujeros.
El adulto de Ch. nemorana, con una envergadura de hasta 20 mm, se
caracteriza por presentar sus alas de color marrón rojizo. La oruga, que
16
llega a medir 20 mm, es de color amarillento verdoso con puntos negros
bien marcados; la cabeza es amarilla con cuatro puntos casi negros en la
parte superior. En los higuerales meridionales de España se aprecian dos
generaciones anuales, observando orugas desde la mitad de primavera
hasta la mitad de otoño, pasando la diapausa invernal en estado de crisá-
lida. Actualmente, las plagas de este insecto afectan a plantaciones margi-
nales, por lo que no parece aconsejable su control con insecticidas.
Las polillas, insectos especializados en parasitar a productos vegetales
recolectados, también desarrollan plagas sobre los higos almacenados.
Entre estas se encuentran las especies Ephestia kuehniella, Plodia inter-
puctella, Sitotroga cerealella (Fig. 21) y Tinea granella. Entre los higos
almacenados, aquellos que están parasitados se caracterizan por presentar
mordeduras y sedas producidas por las larvas de estos insectos, igual-
mente, entre estos se ven unas mariposillas que corresponden a los adultos
de las polillas.

Fig. 21. Adulto de Sitotroga cerealella, una de las polillas


que parasitan los higos almacenados.
17
Fig. 22. Higo con encostramientos conferibles a la acción de los trips.

En el caso de Sitotroga cerealella, el insecto se desarrolla en los higos


dentro del almacén y, una vez que se ha formado el adulto, en primavera,
sale del almacén y se dirige a los higuerales, de tal manera que los higos
resultan parasitados, entrando en el almacén ya apolillados, en donde son
capaces de desarrollar hasta cuatro generaciones. Las otras especies com-
pletan todo su parasitismo sobre los frutos dentro del almacén.
La aplicación de un específico a los higos y almacén donde estos van a
ser guardados es recomendable para evitar el apolillado de los higos. Ac-
tualmente, los insecticidas autorizados son fluoruro de sulfurilo, fosfuro
de magnesio y piretrinas.

Tisanoptera
La especie Graphidotrips stuardoi ha sido denunciada como responsa-
ble de encostramientos del fruto (Fig. 22), sin que, hasta ahora, estos daños
hayan afectado de manera significativa la calidad de las producciones.
18
Fig. 24.
El estornino o tordo es, actualmente, el
mayor enemigo del cultivo en
los higuerales españoles.

Fig. 23. Fig. 25.


Breva inutilizada para su comercializa- El rabilargo produce pérdidas conside-
ción por la acción de un ave. rables en higuerales del sur de España.

AVES LIMITANTES DE LA CANTIDAD Y CALIDAD DE LAS


COSECHAS DE HIGOS
En España, las aves constituyen la principal plaga de los higuerales al
alimentarse de los higos, acción que afecta muy negativamente las cose-
chas, tanto en cantidad como en calidad (Fig. 23).
El estornino o tordo (Sturnus unicolor) es un ave de unos 20 cm de largo
y plumaje de color negro iridiscente (Fig. 24) que puede formar grandes
bandadas. Es omnívoro y aunque se le considera una especie beneficiosa
por la gran cantidad de insectos que ingiere, los frutos de las higueras les
atraen extraordinariamente y, en la actualidad, los agricultores los consi-
deran la plaga más peligrosa que soporta el cultivo, problema que actual-
mente es de difícil solución al no existir un medio verdaderamente eficaz
que los ahuyente.
19
El rabilargo (Cyanopica cyanus)
(Fig. 25) es un córvido presente en la
parte meridional de España que, aun-
que con menor incidencia que el S.
vulgaris, también limita el cultivo de
la higuera al alimentarse de los frutos.

PATÓGENOS PRODUCTO-
RES DE ENFERMEDADES

Bacterias
Agrobacterium spp. está citada
como bacteria productora de tumores
en la raíz de la higuera, aunque su
aparición tiene un carácter anecdó-
tico, sin que ella produzca daños de
consideración al cultivo.

Hongos de ramas
El chancro de las ramas es una en-
fermedad poco frecuente provocada
por el hongo Phomopsis cinerescens.
Los árboles enfermos presentan
ramas con un chancro fusiforme en
el cual la madera está hendida y res-
quebrajada (Fig. 26), lesión que
puede progresar en años sucesivos y
que puede llegar a ser anular, en cuyo
caso se produce la muerte de la vege-
tación situada por encima del mismo.
Estos chancros, que pueden llegar a
tener hasta 20 cm de longitud, se pre-
sentan a veces en el tronco, con lo
cual las consecuencias son más peli-
Fig. 26. grosas al afectar a la viabilidad del
Rama con un chancro producido por
el hongo Phomopsis cinerescens. árbol. El hongo sobrevive en la ma-
20
dera enferma y en los restos constituidos después de la poda y caídos al
suelo, propagándose mediante esporas que son transportadas por el viento
y afectando, principalmente, a árboles debilitados.
En plantaciones donde la enfermedad esté presente, a partir de la prima-
vera, es recomendable aplicar un específico autorizado con brocha sobre los
chancros formados, protegiendo los árboles vecinos mediante pulverización.
Los productos autorizados contra esta enfermedad son: hidróxido cú-
prico, oxicloruro de cobre, oxido cuproso, sulfato cuprocálcico y sulfato
tribásico de cobre.

Hongos de fruto
Botrytis cinerea es un hongo que provoca enfermedades en la higuera.
Los frutos enfermos muestran, desde el comienzo de la enfermedad, una
coloración amarillenta que comienza por la parte ostiolar y se va exten-
diendo hacia el pedúnculo, pudiendo llegar a la rama. A medida que avanza
la enfermedad, el tejido afectado pierde consistencia y se cubre de unos
filamentos grisáceos (Fig. 27).
Este hongo se encuentra en el suelo y protegido, como micelio, entre
las escamas de las yemas. La enfermedad está relacionada con heridas en
las flores y frutos recién formados coincidiendo con largos periodos (>10
horas) de superficie mojada a temperaturas de unos 18ºC.

Fig. 27.
Podredumbre de un higo
provocada por la acción
de Botrytis cinerea, cuyo
micelio ha fructificado
alrededor de la zona ostiolar.

21
Fig. 28. Fruto con manchas negras circulares en las cuales se aislan diversas
especies de Alternaria sp.

En parcelas donde esta enfermedad sea frecuente es necesario proteger


la vegetación con un específico autorizado a partir de la floración, siempre
que se produzcan las condiciones que favorecen su desarrollo o de que
aparezcan los primeros síntomas de la enfermedad.
Otra de las enfermedades que afecta a los frutos está inducida por diver-
sas especies de Alternaria spp., frutos en los cuales aparecen manchas cir-
culares bien definidas presentes en higos en fase de maduración (Fig. 28).
Los productos autorizados contra los hongos de ramas se pueden utilizar
también contra los del fruto.

Hongos de la parte radicular


En higuerales, sobre suelos superficiales, se produce una enfermedad
provocada por una inadecuada fitotecnia y a la cual aparecen asociados
algunas especies fúngicas.
22
La higuera tiene tendencia a desarrollar sus raíces superficialmente,
pero cuando por una fitotecnia incorrecta esta tendencia se exalta, se pro-
picia la aparición de hongos que desarrollan enfermedades en el árbol, por
lo cual este se debilita y puede llegar a morir.
En higueras cultivadas sobre estos suelos superficiales, cuando se uti-
lizan aperos pesados (gradas de discos) y se dan pases excesivos con los
mismos, se favorece la formación de una capa de suelo compacta (solera)
a pocos centímetros de la superficie. Esa solera impide o dificulta la per-
colación del agua, con lo cual esta se evapora, arrastra sales a la superficie
y, al concentrarse, se saliniza el horizonte arable del suelo; por otra parte,
al estancarse el agua durante mucho tiempo, las raíces agotan el oxígeno
del suelo y ello les induce a desarrollarse superficialmente, dando pié a
que alguna labor realizada en el suelo produzca una herida, puerta de en-
trada de microorganismos oportunistas (Fig. 29). Esta serie de hechos en
cascada suele finalizar con la pudrición de raíces de la cual se suelen ais-

D( <"=*&'(15>('5.&%?*+"4&'(
( ( (

E( !&'+$-&'(.$%(".&%$'(

!!"#$%&"'('..@(
"#$%&"'('..@(
'..
F( ()#*++&,&$-,*.$/%&0-
()#*++&,&$-,*.$/%&&0-
1-

!"#$%&'((&)*&'+,"'(
A( ;(0$1."*2"*+3-(/&4('5&4$((
( (
*$-(".&%$'(.&'"/$'( (

0%&"*+3-(/&('$4&%"((
6-*7"%*"1+&-2$(/&("85"(
B(
9+'1+-5*+-(/&4(:;(
(/&4('5&4$(

C( 0$-*&-2%"*+3-(/&('"4&'(

Fig. 29. Dibujo que muestra la secuencia de fenómenos –del 1 al 7– que conducen
a la aparición de microorganismos oportunistas sobre las raíces de la higuera.
23
Fig. 30. Extremo hifal de Aspergillus sp. Fig. 31. Dibujo de una fructificación de
aislado de higos mal conservados. Fusarium aislado de higos parasitados
por insectos.

lar diversas especies de Fusarium spp. y agregados micelianos de Rose-


llinia necatrix.

Hongos de los frutos recolectados


Existen hongos que no producen enfermedades en el cultivo de la hi-
guera, pero ellos están presentes en los frutos recolectados, siendo muy
peligrosos para los que se alimentan de higos debido a que estos producen
unas sustancias (micotoxinas) que pueden desencadenar enfermedades pe-
ligrosas como el cáncer. Estos hongos –Aspergillus spp. (Fig. 30) Fusa-
rium spp (Fig. 31)., etc.– se instalan en los higos lesionados por insectos
(coleópteros, moscas, polillas, etc.) (Fig. 32), por entrar en contacto con
el suelo, mal conservados, etc. razón por la cual la FAO ha desarrollado el
“Código Internacional de Prácticas recomendado para las frutas deseca-
das”, al objeto de impedir dichas contaminaciones secundarias. Evitar el
parasitismo de esos insectos y el contacto de los higos con el suelo es el
modo más seguro de librarse de estos hongos peligrosos (Fig. 33).
Las medidas profilácticas desarrolladas con el objeto de evitar conta-
minaciones fúngicas deben ser suficientes para producir unos higos exce-
lentes, pero a fin de garantizar su consumo con total seguridad, las partidas
24
Fig. 32. Fruto con una podredumbre fúngica inducida por la acción secundaria
de Carpophilus hemipterus (este se observa en la superficie del higo).

Fig. 33. La utilización de redes colocadas debajo de la copa de los árboles sirve para
recoger los higos y evitar su contacto con el suelo, lo que promueve su salubridad.

de higos, previamente a su venta, deben ser sometidas a un análisis que


garantice la ausencia de micotoxinas (Fig. 34).

Nematodos patógenos
Son numerosas las especies de nematodos fitopatógenos asociados a la
higuera, aunque las que realmente producen daños considerables en todas
las zonas donde se cultiva este frutal pertenecen al género Meloidogyne.
En Extremadura está identificada la especie Meloidogyne arenaria. Los
árboles afectados muestran, al principio de la enfermedad, una cierta de-
bilidad y disminución de la producción. En años sucesivos, a medida que
25
Fig. 34. Actualmente existen procedimientos eficaces y rápidos para determinar la
ausencia/presencia de micotoxinas en las partidas de higo producidas.

la enfermedad progresa, la debilidad se hace más patente, aunque rara-


mente se llega a la muerte del vegetal. El síntoma más evidente de la pre-
sencia del patógeno es la existencia, en las raíces, de nodulaciones o
engrosamientos de tamaño variable, tamaño que puede ir desde la cabeza
de un alfiler a una nuez, pudiendo formarse como un rosario de nódulos
que alteran totalmente la raíz (Fig. 35).
Estos nematodos (Fig. 36) viven en las raíces de los vegetales y también
en el suelo, bien en formas libres o protegidos dentro de un huevo. Su ac-
tividad está muy ligada a la de la planta parasitada y, consecuentemente,
a la humedad y temperatura del suelo, de tal manera que al finalizar el in-
vierno y producirse la brotación entran de nuevo en acción, aunque en cli-
mas templados pueden mantener su actividad durante todo el año. El
desarrollo óptimo de estos patógenos está ligado a temperaturas entre 20ºC
y 36º, suelo ligero y húmedo, en cuyo caso se puede completar una gene-
ración cada 3 semanas.
26
Fig. 35. Raíces con engrosamientos producidos por la acción de Meloidogyne.

Fig. 36. A la izquierda del dibujo, macho de Meloidogyne, en la parte superior, a


la derecha, cabeza del nematodo, en la parte inferior, extremo distal de la larva.
27
Existe una relación parasitaria de estos nematodos con otros patógenos
(Fusarium oxysporum, Agrobacterium tumefaciens..), cuestión que es con-
veniente considerar en el diseño de cualquier medida terapéutica.
Actualmente no hay ningún plaguicida autorizado contra estos nema-
todos patógenos, por lo que su control deberá hacerse mediante solariza-
ción o biofumigación.
La solarización empezó a utilizarse sobre suelos desnudos como pre-
paración de semilleros o viveros, aunque posteriormente se ha extendido
a plantaciones arbóreas.
El plástico utilizado varía según el suelo, clima, etc, siendo aconsejable
que sea transparente y de un grosor mínimo de 0,05 mm (200 galgas), de-
biendo tener 0,1 mm (400 galgas) si existe una alta probabilidad de rotura.
La época de solarización y su duración son cuestiones básicas para la efi-
cacia de la técnica. Los días largos del verano son los más adecuados, y
su duración no debe ser inferior a las 6 semanas.
La biofumigación es una técnica consistente en incorporar a un suelo
húmedo restos vegetales u otras materias orgánicas en un estado de poca
descomposición. La materia orgánica, al desintegrarse, libera determinadas
sustancias que son tóxicas frente a numerosos patógenos telúricos (nema-
todos, hongos y bacterias), favorece el desarrollo de antagonistas e incre-
menta la materia orgánica del suelo, así como diversos elementos

Fig. 37.
Hoja afectada
por el Virus del Mosaico
de la Higuera.

28
minerales, principalmente nitrógeno y potasio. Una vez distribuido el bio-
fumigante, se debe incorporar al suelo mediante un pase de rotovátor, re-
gando a continuación hasta la saturación del mismo y cubriéndolo con un
plástico, durante dos semanas, para retener las sustancias volátiles produ-
cidas. La época de aplicación de esta técnica es aquella en que las tempe-
raturas del día sean superiores a 20ºC.
El nematodo Xiphinema index, que vive y se desarrolla en las raíces de
la higuera, está considerado muy peligroso para el cultivo de la vid por ser
vector del virus GFLV, aunque ni el nematodo ni el virus provocan ninguna
enfermedad en la higuera. No obstante, hay que considerar ese fenómeno
dado que en algunas comarcas se suelen cultivar en la misma parcela la
higuera y la vid. En este caso, la higuera puede actuar como captador del
nematodo, al ser este vegetal un hospedador preferente, pero si por cual-
quier razón se decidiera arrancar las higueras y dejar solo la viña, en ese
caso los nematodos que pudieran habitar las raíces de las higueras busca-
rían las de la vid para sobrevivir, pudiendo provocar la trasmisión del virus
GFLV al viñedo.

Virus
El Virus del Mosaico de la Higuera, trasmitido por el eriófido Aceria
ficus, está citado en todos los lugares donde se cultiva la higuera, aunque
con importancia distinta. Los árboles afectados muestran un mosaico de
áreas cloróticas en sus hojas que, en algunos casos, pueden provocar su
necrosis (Fig. 37).
Los higuerales presentan con bastante frecuencia síntomas de esta vi-
rosis, aunque hasta el momento no se asocia su presencia con árboles de-
bilitados o pérdida de cosecha. Coincidiendo con este mosaico se observa
también otro tipo de clorosis, arrepollamientos de brotes y deformaciones
foliares que hacen sospechar que pudieran estar presentes otros virus, aun-
que hasta el momento no se asocia su presencia con árboles debilitados o
pérdida de cosecha.

ENFERMEDADES NO PARASITARIAS
Entre las fisiopatías más frecuentes que sufren las higueras, las quema-
duras por el sol son las más frecuentes. En plantaciones de secano, cuando
29
Fig. 38. Acorchado de una rama de higuera por acción del sol.

Fig. 39. Los tratamientos fitosanitarios de los higuerales deben limitarse


a los estrictamente recomendables.
30
llegan los días más calurosos del verano, los árboles sufren una gran de-
foliación y las ramas quedan desprovistas de la sombra que le proporcionan
estas, por lo cual, aquellas ramas que por su posición reciben una gran in-
solación, se deshidratan y resquebrajan (Fig. 38), fenómeno que los agri-
cultores evitan blanqueando con lechada de cal el tronco y las ramas más
expuestos al sol.

CONSIDERACIONES FINALES
El cultivo de la higuera en España está sometido a la acción de una con-
siderable cantidad de parásitos y patógenos, pero, afortunadamente, y aun-
que muchos de ellos son capaces de formar plagas y enfermedades,
ninguna de estas pueden ser consideradas peligrosas, probable consecuen-
cia de una reducida aplicación de plaguicidas de síntesis industrial.
Para conseguir una plantación sana y unos frutos exentos de residuos
plaguicidas es necesario identificar los agentes parasitarios que aparecen
en el higueral, seguir su evolución y adecuar la fitotecnia del cultivo a fin
de evitar o atenuar su desarrollo, utilizar medidas terapéuticas físicas o
biológicas, si fuera necesario y, en caso de tener que tratar con fitosanita-
rios de síntesis industrial, aplicar escrupulosamente las indicaciones del
asesor encargado de la sanidad de la plantación (Fig. 39).

AGRADECIMIENTOS
Al profesor Pedro del Estal (ETSIA. MADRID), por su ayuda en la
identificación de especies.
A Diego y José Del Moral Martínez, autores de los dibujos que aparecen
en la publicación.

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

ALFORD, D. V., 2014. Pests of fruit crops: a colour handbook, second edition. CRC
Press, Francis Group, U.S.A.
ASAN, A. 2011. Checklist of Fusarium species reported from Turkey. Trakya University
Faculty of Science Department of Biology. Balkan Campus, Turkey.
CASTELLANO, M.A.; G. GATTONI; A. MINAFRA; M. CONTI AND G.P. MARTE-
LLI, 2007. Fig Mosaic in Mexico and South Africa. Journal of Plant Pathology, 89 (3), 441-
444.

31
DE PRINS, W. AND J. DE PRINS, 2014. Choreutis nemorana (Hübner, 1799) (Lep.:
Choreutidae), a new adventive species to the British Isles. Entomologist’s Rec. J. Var. 126:
157-163.
DEL MORAL, J. La Sanidad de los Vegetales Cultivados. Caja Rural de Extremadura.
Badajoz.
GÓMEZ DE AIZPURÚA, C, 1997. Nota sobre Choreutis nemorana (HÜBNER, 1799)
(Lep. Chorentidae), parásito de las higueras (Ficus carica). Bol. San. Veg. Plagas, 23(2):
237-240.
GRAGERA-FACUNDO, F. 2014. Un falso gusano de alambre (Gonocephalum pusillum)
como plaga de la higuera. PHYTOMA España nº 255:26-30.
GRANARA DE WILLINK, M.C; I.B, SCATONI; A.L,TERRA Y M.I, FRIONI, 1997.
Cochinillas harinosas (Homoptera, Pseudococcidae) que afectan plantas cultivadas y sil-
vestres en Uruguay. Lista actualizada de plantas hospederas. Agrociencia. Vol 1. Nº 1. pago
96-100.
LÓPEZ GOÍCOECHEA, E.; D. ARRANZ; M. MÁRQUEZ; P. DEL ESTAL; E. VI-
ÑUELA, Homotoma ficus L. Psila de la higuera. Grupo de Trabajo de Laboratorios de
Diagnóstico. Serv. de Prod. y San. Veg. de Madrid. Ficha 5.
MIFSUD, D; A. FALZON; CHR. MALUMPHY; E. DE LILLO; N. VOVLAS & F. POR-
CELLI, 2012. On some arthropods associated with Ficus species (Moraceae) in the Maltese
Islands. Bulletin of the Entomological Society of Malta. Vol. 5 : 5-34.
PERAZA-PADILLA, W; J. ROSALES-FLORES; A. ESQUIVEL-HERNÁNDEZ; I.
HILJE-RODRÍGUEZ; R.MOLINA BRAVO; P. CASTILLO-CASTILLO, 2013. Identifica-
ción morfológica, morfométrica y molecular de Meloidogyne incognita en higuera (Ficus
carica L.) en Costa Rica. Agronomía Mesoamericana 24(2):337-346.

Impreso en papel reciclado totalmente libre de cloro

MINISTERIO
DE AGRICULTURA, ALIMENTACIÓN
Y MEDIO AMBIENTE

CENTRO DE PUBLICACIONES
Paseo de la Infanta Isabel, 1 - 28014 Madrid

ISBN: 978-84-491-0115-1 - NIPO: 280-15-241-2 - Depósito Legal: M-4.390-2016 - (500 ejemplares).


Imprime: Artes Gráficas Gala, S.L. - Miguel Yuste, 36 - 28037 Madrid.

32

View publication stats

S-ar putea să vă placă și