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LA JUVENTUD

Es la etapa comprendida aproximadamente de los 18 a los 25 años. Es la etapa en la que el


individuo se encuentra más tranquilo con respecto a lo que fue su adolescencia, aunque todavía no
ha llegado al equilibrio de la adultez. El joven es capaz de orientar su vida y de ir llegando a la
progresiva integración de todos los aspectos de su personalidad.

En el campo del conocimiento: El joven es más reflexivo y más analítico. Es la mejor época para el
aprendizaje intelectual, porque el pensamiento ha logrado frenar cada vez más los excesos de la
fantasía y es capaz de dirigirse más objetivamente a la realidad. Tiene ideas e iniciativas propias,
pero no deja de ser un idealista; sus ideales comienzan a clarificarse. De ahí nace el deseo de
comprometerse.

En el aspecto moral: Los valores empiezan a tener jerarquía en la que predomina la justicia y es
capaz de distinguir lo prioritario y lo urgente. Rechaza la imposición, no con agresividad sino con
una sana rebeldía. Asume una conciencia propia de sus actos y les da el valor moral que les
corresponde.

Su desarrollo puede desembocar en la autonomía y entonces sabrá integrar a sus convicciones


personales los valores presentados por la sociedad, la religión, el grupo y el ambiente de trabajo o
de estudio.

Pero también puede desembocar en la dependencia, entonces será arrastrado por lo que los otros,
será como un barco sin anclas en el que las olas le harán bailar hasta que la primera tempestad le
haga naufragar.

Nace en el joven el concepto de bien y de mal.

En el ámbito vocacional: Es el momento en el que el joven se orienta hacia una profesión, hacia el
mundo del trabajo, todo se concretiza en el PROYECTO DE LA EXISTENCIA. Ese proyecto es el
conjunto de valores en el que el joven crece, le da una orientación a la propia vida y lo orienta
dinámicamente hacia el futuro.

Puede el joven desviarse escogiendo un proyecto consumístico, egocéntrico; un proyecto válido ha


de tener en cuenta el hecho fundamental de la existencia, las convicciones religiosas, el
compromiso…

Todo esto supone una opción inteligente y libre. En esa medida será una opción que responda al
hecho fundamental de la existencia: "ser para el otro" será una opción de amor.

En la vida afectiva y sexual: Mirando hacia atrás, un joven se ríe de sus fracasos sentimentales,
porque empieza a descubrir lo que es realmente el amor. El joven varón, luego de sentirse atraído
por el físico de las chicas y por las chicas que llenaban determinadas cualidades, ahora necesita
amar a una sola persona con quien proyectar posteriormente una comunidad de vida.

La joven deja de soñar en su príncipe azul, para aceptar un muchacho como es, e iniciar un diálogo
de amor auténtico.
El amor ya no es para él o para ella un simple pasatiempo, una necesidad social, un escape, una
compensación, sino un compromiso serio y respetuoso con la persona a quien ama. Todo esto
implica que el joven es ya dueño de sí, controla sus impulsos y así se desempeña oportunamente.

Su socialización: Frente a los demás, el joven actúa responsablemente, es decir, haciendo uso de su
libertad es capaz de responder de cada uno de sus actos, de tener conciencia de lo que dice y hace
en orden a la realización del proyecto de vida. Esto significa que el joven:

1. Asume la vida como tarea

2. Es consciente de su solidaridad con los demás

3. Está convencido que su vida es para los demás

4. Está abierto a nuevas responsabilidades

El joven va concluyendo la emancipación de la familia mientras que se abre cada vez más a
múltiples relaciones sociales. Descubre las ideologías y se orienta por un ideario político, pero
también entra en conflicto ante diversas pretensiones totalizantes que lo llevan a relativizar todo
(para él vale tanto Julio César, como Mao, Jesucristo o Mahoma). Otro peligro es caer en la
politiquería.

Desarrollo religioso del joven: En el joven se verifican profundas transformaciones en el


pensamiento religioso. Así, el joven fundamenta críticamente la religión con mayor base
motivacional, pero también puede acentuar su crítica sobre determinadas formas institucionales que
se oponen al ideal de un pueblo de Dios en marcha.

Para algunos jóvenes la visión religiosa del hombre y del mundo puede servir de soporte a la
autonomía moral. A las antiguas motivaciones de origen parental (es malo porque está prohibido por
los padres) o de rigen social (es malo porque está prohibido por el grupo o la sociedad) se sustituye
la mueva motivación racional y religiosa (es malo porque está contra el orden establecido por Dios
para la realización del hombre).

En esta época se presentan las dudas religiosas. Aquí hemos de distinguir entre una duda positiva y
otra negativa. La duda positiva es de la persona que busca una más grande verdad, desarrollando
una función de ulterior maduración. La duda negativa, en cambio, es síntoma de una personalidad
religiosa en crisis fruto de un pasado religioso harto de dificultades.

El joven al ingresar a la universidad o a un centro de estudios superiores, se encuentra con una serie
de ideologías que pretenden dar una explicación exhaustiva del hombre y del mundo. Frente a este
fenómeno el peligro es el de querer relativizar todo.
LA ADULTEZ

Es la etapa comprendida entre los 25 a los 60 años aproximadamente, aunque como es sabido, su
comienzo y su término dependen de muchos factores personales y ambientales.

En esta etapa de la vida el individuo normalmente alcanza la plenitud de su desarrollo biológico y


psíquico. Su personalidad y su carácter se presentan relativamente firmes y seguros, con todas las
diferencias individuales que pueden darse en la realidad.

Así, hay adultos de firme y segura personalidad capaces de una conducta eficaz en su desempeño en
la vida; hay otros de una personalidad no tan firme ni segura; finalmente existen los que adolecen
de una pobre y deficiente manera de ser (personalidad) que los lleva a comportamientos ineficaces y
hasta anormales.

El adulto maduro se distingue por las siguientes características:

 Controla adecuadamente su vida emocional, lo que le permite afrontar los problemas con
mayor serenidad y seguridad que en las etapas anteriores.

 Se adapta por completo a la vida social y cultural. Forma su propia familia. Ejerce
plenamente su actividad profesional, cívica y cultural. Es la etapa de mayor rendimiento en
la actividad.

 Es capaz de reconocer y valorar sus propias posibilidades y limitaciones. Esto lo hace


sentirse con capacidad para realizar unas cosas e incapaz para otras. Condición básica para
una conducta eficaz.

 Normalmente tiene una percepción correcta de la realidad (objetividad), lo cual lo capacita


para comportarse con mayor eficacia y sentido de responsabilidad.

El adulto inmaduro presenta características completamente opuestas:

 Es contradictorio en su comportamiento (incoherente) y no controla sus reacciones


emocionales.

 No percibe la realidad tal como ésta es (falta de objetividad).

 Menos consciente, responsable y tolerante (falla en el trabajo)

 No se adapta adecuadamente a la vida social (inadaptado)


ETAPAS DE LA ADULTEZ

LA ADULTEZ MEDIA

Debido al impacto de los cambios socioculturales, las personas que han llegado a la adultez media
han sufrido grandes cambios en su vida en relación a las décadas pasadas; las dificultades para
superar las distintas crisis de tipo normativo como idiosincráticas podrían llevar a desajustes en las
áreas personal, laboral y social de considerable importancia. Es labor de la psicología estudiar estos
cambios en la vida del individuo, para entregarles herramientas adecuadas para lograr la adaptación
a todo nivel.

Conceptos:

 Crisis de la mitad de la vida: Crisis de la personalidad que se produciría entre los 35 y los
45 años, en la cual se produce una evaluación de la vida en base a la comparación entre las
metas fijadas y los logros.

 Establecimiento afortunado: Tipo de establecimiento laboral en que se encuentra una


ocupación que entrega satisfacción y tranquilidad, que puede proyectarse al área social y
familiar. Cada cambio es gradual y esperado.(Super, 1962)

 Establecimiento desafortunado: Tipo de establecimiento que se produciría cuando la


persona no ingresa en una ocupación adecuada, lo que produciría frustración y aislamiento
en la adultez media.(Super, 1962)

 Generatividad: en la teoría de las etapas psicosociales de Erikson, consiste en el deseo de


ser más productivo y creativo en beneficio de la sociedad que se produce en el adulto
medio; ya no se valora la propia persona en función de los estándares de la industria, sino
en cuanto se puede aportar a la sociedad. También se puede producir un cambio en al
profesión, ya sea como cambio de carrera o de rubro; esto puede traer complicaciones en la
seguridad, especialmente en lo financiero. (Sheehy, 1984)

 Inteligencia cristalizada: Capacidad de utilizar de manera práctica los conocimientos


adquiridos gracias a la experiencia.

 Inteligencia fluida: Capacidad del individuo para utilizar y procesar información nueva y
abstracta.
 Menopausia: Es el cese definitivo de la menstruación que ocurre entre los 43 y los 50 años,
que termina con la capacidad reproductiva de la mujer (Hofmann, 1996)

 Patrón clásico de envejecimiento: Disminución de los puntajes de CI presente en los adultos


de mediana edad, producto de la disminución de la inteligencia fluida(Hofmann, 1996)

 Presión del ciclo de vida: Estrés que sufren los adultos de edad media al tener que ayudar,
simultáneamente, a sus hijos y a sus padres (Hofmann, 1996)

Aspectos teóricos.

1.- Aspectos físicos:

Deterioro físico: la fortaleza y tonicidad muscular, así como el tiempo de reacción, disminuyen en
el adulto; esto puede ser compensado conductualmente, debido a que estos cambios no son
significativos (Hofmann, 1996).

Sexualidad: En los hombres, no se produce una pérdida significativa en la capacidad reproductiva,


pero sí una disminución en la velocidad de respuesta sexual. En las mujeres, el principal cambio en
esta edad sería la menopausia, la que supone el fin de la capacidad reproductiva, junto a molestias
de menor intensidad; no se produciría una pérdida en la respuesta sexual. (Hofmann, 1996)

2.- Aspectos de la personalidad:

La crisis de la mitad de la vida: Levinson y Gould postulan que entre los 35 y los 45 años se
sufriría una "crisis de la media edad"; Jung destaca la expresión de los aspectos masculinos en la
mujer y femeninos en el hombre, en tanto Erikson afirma que en la mitad de la vida se produciría la
lucha entre la generatividad y el estancamiento (Hofmann,1996). Entre las características que
Sheehy(1984) postula como características de la crisis de la edad media encontraríamos la
necesidad de reelaborar la imagen del yo debido a los cambios corporales y a la muerte de los
padres, el cuestionamiento de los logros y la percepción de los roles como estrechos y limitados.
Como crítica a la teoría de la crisis, Hoffman (1996) sostiene que la mayoría de los estudios no han
apoyado esta conjetura, apareciendo la personalidad como una entidad bastante estable, excepto
cuando las personas se tienen que enfrentar a cambios radicales en sus vidas. En general, se puede
afirmar que la "crisis de la edad media" no es un acontecimiento inevitable, ya que la existencia de
buenos recursos para enfrentar las exigencias del medio y las de crecimiento personal permitiría una
buena adaptación a la edad madura

La adultez media se caracteriza por la liberación de las grandes presiones y la búsqueda de placeres
más individuales, junto a una mayor experiencia, que será bien aprovechada si no se mantienen
sueños imposibles ni se mantienen posiciones muy rígidas(Sheehy, 1984).. El autoconcepto, la
confianza en uno mismo y el control del yo suelen aumentar en esta época y la salud mental
dependerá del buen ajuste entre las expectativas y la realidad. (Hofmann, 1996)

3.- Aspectos sociales:

3.1.- Familia:
Paternidad: Según Hofmann, existen diversos tipos de paternidad de acuerdo a la etapa en que se
encuentre la familia dentro de su ciclo. Los padres con hijos pequeños de clase media se abocan a
ellos. Los padres de adolescentes sufren conflictos familiares esporádicos, ya que éstos buscan
acercarse a sus hijos cuando ellos están en plena fase de autonomía y búsqueda de identidad. El
síndrome del nido vacío se presenta generalmente en las madres cuyos hijos han abandonado el
hogar demasiado pronto, porque éstas están demasiado involucradas con ellos, pero en la mayoría
de los casos las mujeres lo acogen bien, y lo ven como una instancia de libertad, propicia para una
nueva intimidad en su matrimonio.(Hofmann, 1996)

Matrimonio: Silvestre (1996) afirma que existe un reforzamiento de la pareja en la edad adulta,
producto de la libertad que otorga el alejamiento de los hijos, la renovación de intereses sexuales,
un aumento en la intimidad y una valoración de la relación en base a lo invertido en ella. Las
personas casadas tienden mayores niveles de salud física y mental que los solteros y divorciados,
aunque parece ser más satisfactorio para los hombres que para las mujeres. La naturaleza de los
conflictos maritales cambia con los años: de los 40 a los 50 predominarían los relacionados con la
crianza de los hijos, en tanto que después de los 50 predominan los problemas de comunicación en
la pareja y los de la distribución de tiempo y de actividades de ocio (Silvestre, 1996). Las relaciones
extraconyugales son relativamente comunes durante esta etapa. (Hoffmann, 1996)

Divorcio: Según Hoffmann (1996), la mayoría de los divorcios que se producen en esta etapa se
deberían a la no aceptación de los cambios de roles matrimoniales por parte de un integrante de la
pareja o por acontecimientos sorpresivos. El volver a casarse es más común en los hombres que en
las mujeres.

Relación con padres mayores: El adulto medio comúnmente debe cuidar a dos generaciones: sus
padres y sus hijos. Esto puede generar, en muchos de estos y especialmente en las mujeres, una
situación de "presión en el ciclo de vida"(Hoffmann, 1996)

Los abuelos: A esta edad la gente comienza a convertirse en abuelo. Los abuelos influyen sobre sus
nietos como cuidadores, compañeros de juego, historiadores familiares, consejeros, modelo de rol y
como intermediarios entre nietos e hijos.(Hofmann, 1996)

3.2.- Laboral

En esta edad, se llega a la llamada etapa de mantenimiento (Super, 1962), en la que disminuye la
tendencia a aventurarse laboralmente, prefiriéndose la seguridad que otorgan las áreas conocidas y
en las que mejor se ha desempeñado. Puede ser un período de satisfacción o frustración,
dependiendo de la existencia de un establecimiento afortunado o desafortunado. En ambos casos,
existe un conflicto de valores entre seguir esforzándose y la opción de descansar y disfrutar de lo
que se ha logrado, trabajando sólo para conservarlo.

Las mujeres, por su parte, tienden a cultivar los talentos que quedaron a medio terminar(Sheehy,
1984); muchas de ellas se comprometen fuertemente en lo laboral, especialmente las que recién se
incorporan al mundo laboral o las que sus hijos ya se han marchado de casa.(Hofmann, 1996).

4.- Aspectos cognitivos.

En la adultez media disminuirían los puntajes de CI, en el "llamado patrón clásico de


envejecimiento"; de todos modos, la inteligencia se mantendría estable, ya que disminuirían ciertas
capacidades básicas que podrían compensarse conductualmente, habría un aumento en la
motivación y la compensación de pérdidas por rapidez debido a la especialización selectiva. El
estilo de vida determinaría el mayor o menor deterioro de la cognición (situaciones de estrés,
enfermedades cardiovasculares y nivel de ejercicio, por ejemplo).

Investigaciones recientes.

I. Ansiedad y estilos de afrontamiento en mujeres con cáncer cérvico-uterino

Este trabajo tiene como objetivo identificar el impacto de estimulaciones aversivas, tanto física
como simbólica, sobre las esferas conductuales, emocionales, fisiológicos y los esfuerzos de las
personas para en una muestra intencional de 71 mujeres mexicanas con cáncer cérvico-uterino. Se
encontró que existe una población sometida a tratamientos médicos muy invasivos, con una
percepción de un nivel mediano de gravedad.

Una de las reacciones psicológicas más fuertes encontradas en las pacientes fue la preocupación.
Los pacientes utilizaron variados estilos de enfrentamiento, una variada gama de esfuerzos
cognitivos y conductuales para enfrentar el problema y sus consecuencias emocionales. De esta
forma, vemos que la enfermedad crónica degenerativa es fuente de ansiedad y que para lograr la
rehabilitación definitiva del paciente se requiere de trabajo multidisciplinario, incluyendo
especialistas en salud como el psicólogo.

Determinantes del éxito gerencial (Toro, 1996)

Este tema se llevó a cabo con el objetivo de identificar diversas condiciones personales
determinantes del éxito en gerente de oficinas de una organización financiera colombiana. El
desempeño exitoso está regulado por los conocimientos específicos del trabajo del sujeto, por sus
actividades intelectuales y motoras relevantes para la tarea, por sus condiciones motivacionales y
por diversos factores de la personalidad. Cada uno de estos determinantes interactúa con los demás
y regulan la actividad laboral.

Se formulan tres indicadores objetivos de éxito: colocación, captación y rentabilidad en la oficina.


Como variable independiente se midieron los conociminentos específicos para el cargo, las
habilidades intelectuales relevantes, factores motivacionales y de la personalidad. Los resultados
mostraron que los "conocimientos institucionales", una motivación de poder "algo baja", el interés
por la promoción, el espíritu emprendedor y mucha tensión érgica explicaban el 26% del éxito
gerencial.

III.- Los significados sociales en torno al trabajo

El objetivo de este informe es estudiar las imágenes que distintos grupos sociales organizan en
torno al trabajo. El estudio se realizó en 155 sujetos de cuatro estratos ocupacionales distintos:
empleados, nivel gerencial, profesionales y trabajadores independientes.

Los resultados arrojados a través del análisis de los factores de pragmatismo v/s autorrealización,
valorización y estereotipización del trabajo permitieron dividir a la muestra en 4 grupos, según su
concepción del trabajo. El primer grupo (6,45%), lo ve como un medio de expresión intelectual y
espiritual; el segundo grupo(60,5%), lo ve básicamente como un medio de supervivencia; el tercer
grupo (18,06%)lo concibe como un fin en sí mismo y al mismo tiempo como una necesidad;
finalmente, el cuarto grupo (15,45%) percibe el trabajo como un medio de autorrealización y logro
personal.
LA ADULTEZ INTERMEDIA

La adultez Intermedia es un periodo que abarca a las personas de edades entre los 45 y 65 años. Esta
es una etapa muy importante del ciclo vital, ya que las personas que se encuentran en esta parte de
sus vidas tienden estar más tranquilos debido a que ya tienen un trabajo fijo, entonces sus
preocupaciones se centran más que todo en sus hijos, ya que estos estarán en momentos importantes
de sus vidas.
En este momento donde sus hijos deciden formar una familia e irse, las personas en esta edad
se sentirán un poco libres, ya que la pareja revivirá momentos de intimidad y satisfacción que no
habían podido disfrutar tranquilamente debido a la presencia de sus hijos.
Al igual que en toda etapa del desarrollo humano, habrán cambios físicos, psicológicos y sociales.

En esta etapa, las personas empiezan a declinar en diferentes capacidades, las cuales en los años
anteriores estaban excelentes. El hecho de que el cristalino con el tiempo se vuelve menos elástico,
hace q se produzcan problemas de visión cercana y dinámica, también, las papilas gustativas van
perdiendo sensibilidad, lo que provoca que algunos sabores no se distingan, el oído también va
perdiendo sensibilidad, sobre todo con los sonidos agudos. Las capacidades motoras son menores,
pero si en las etapas anteriores la persona hizo el ejercicio necesario, y tuvo dietas balanceadas, su
motricidad no se verá tan afectada como si se tuvo una vida muy sedentaria. Otros posibles
síntomas físicos incluyen, resequedad vaginal, comezón, infecciones vaginales, disfunción urinaria,
disfunción sexual, hipertensión, puede haber también histerectomía debido a un sangrado uterino
anormal o endometriosis, la osteoporosis es también una característica importante en la cual lo
huesos se vuelven más delgados por causa del agotamiento de calcio. Desarrollo Cognoscitivo Los
adultos maduros combinan la lógica con la intuición y la emoción, integran hechos de ideas
conflictivas, así como la nueva información con lo q ya conocen. En esta etapa se cree que los
adultos intermedios son los que gozan por su trabajo, pero en esta época muchos tienden a trabajar,
cuidar a sus hijos y estudiar. Desarrollo Psicosocial Existen modelos de etapas normativas q son
Individuación: Integración de las partes en conflicto de la personalidad. Generatividad frente al
estancamiento: Los adultos desarrollan una preocupación por encaminar, orientar e incluir en la
siguiente generación o experimentan estancamiento. Interioridad: Interés por la vida interna, el cual
aparece en la madurez. El desarrollo de la identidad está vinculada a los roles y compromisos
sociales. Modelo de la identidad como un proceso: Se basa en los procesos de asimilación y
acomodación. Asimilación de la identidad: Es el esfuerzo por ajustar la nueva experiencia en un
autoconcepto existente. Acomodación de la identidad: Es el ajuste del autoconcepto para adaptar la
nueva experiencia. Estilo de identidad: Es la forma característica de confrontar, interpretar y
responder a la experiencia. En esta etapa el contacto social tiene variaciones. EL divorcio es muy
raro a esta edad. Cuando los hijos se van de la casa (el nido vacío) es una fase de transición que
sigue al momento cuando el último hijo abandona el hogar de sus padres, también se da el caso del
regreso de los adultos jóvenes a casa de sus padres, esto debido a problemas financieros ,
matrimoniales, o de otra índole. La autonomía de un hijo adulto es una señal del éxito de los padres.
Esta etapa es también el momento de convertirse en abuelos, las tendencias a la jubilación temprana
liberan a más abuelos para pasar tiempo con los nietos, muchos abuelos en los países desarrollados
y en desarrollo se encargan de manera parcial o completamente del cuidado de los niños y en
ocasiones son los únicos o principales cuidadores de sus nietos, muchas de las veces lo hacen por el
gran amor que sienten por sus nietos y no desean colocarlos en un hogar donde los cuiden extraños.
La ancianidad

La etapa final de la vida, conocida también como tercera edad, se inicia aproximadamente a los 60
años. Se caracteriza por una creciente disminución de las fuerzas físicas, lo que, a su vez, ocasiona
en la mayoría una sensible y progresiva baja de las cualidades de su actividad mental.

La declinación biológica se manifiesta por una creciente disminución de las capacidades sensoriales
y motrices y de la fuerza física; las crecientes dificultades circulatorias, ocasionadas por el
endurecimiento de las arterias; y en general, el progresivo deterioro del funcionamiento de los
diversos órganos internos.

El anciano va perdiendo el interés por las cosas de la vida, y viviendo cada vez más en función del
pasado, el mismo que evoca constantemente, ya que el presente y el futuro le ofrecen pocas
perspectivas. Por eso es predominantemente conservador y opuesto a los cambios, pues así se siente
seguro.

Como consecuencia de la declinación biológica, y por factores ambientales, también se van


deteriorando las funciones intelectuales (inteligencia, memoria, pensamiento, etc). Pero este
deterioro es muy distinto en las diversas personas, dándose el caso de ancianos de avanzada edad
que se conservan en excelente forma.

Los rasgos de la personalidad y del carácter se van modificando. Los ancianos que han tenido una
adultez inmadura no saben adaptarse con facilidad a sus nuevas condiciones de vida. Manifiestan
entonces una marcada tendencia a la desconfianza, el egoísmo, la crítica aguda (especialmente a los
jóvenes) y reaccionan agriamente contra sus familiares y el ambiente social.

En cambio, otros ancianos, que fueron adultos maduros, se adaptan mejor a su nueva situación y
muchos hasta parecen exagerar el optimismo, buen humor y generosidad. Esto se deba a que, en el
fondo, en la vejez se acentúan los rasgos que distinguieron el carácter en la adultez, por lo mismo
que el individuo ya no es capaz de ejercer un completo control y dominio de sus manifestaciones
psicológicas.

En los individuos especialmente dotados, la ancianidad es una etapa de gran comprensión,


equilibrio y productividad. Tal es el caso de personalidades ilustres que siguieron contribuyendo
activamente a la vida social y cultural de su época cuando ya la mayor parte de sus coetáneos
descansaban en sus cuarteles de invierno.
La ancianidad es la etapa final de la vida y debe merecer el más grande respeto, consideración y
protección.

La etapa de la vejez es particularmente difícil ya que señala las siguientes tareas:

a. Afrontar las pérdidas (amigos, cónyuge) y enfrentarse a la posibilidad de la propia muerte o


incapacidad.

b. Incorporarse a otro sistema familiar o social (Carter y McGoldrick, 1980; Haley, 1982; Herr
y Weakland, 1992).

El cómo se asuman estos procesos dependerá grandemente del contexto más amplio, es decir el
marco cultural-filosófico donde se inserta el individuo.

En el mundo occidental, donde se enfatiza el campo científico versus el campo teológico (Toynbee,
1968), trae como consecuencia un empobrecimiento de las creencias conceptuales profundas, sostén
filosófico y religioso que ayudaba al hombre a trascender su muerte personal. Así empezaron los
tabúes acerca de los procesos de la muerte y del duelo. La muerte y sus concomitaciones se
"aislaron" de sus cualidades ritualísticas vivenciales y solo así entraron en la era despersonalizada
de la tecnología (Weisman, 1975).

Del mismo modo a cómo se enfrenta una enfermedad grave, la amenaza de la muerte varía mucho
entre culturas y situaciones. Por ejemplo, los pacientes geriátricos difieren significativamente de los
pacientes con cáncer (Carter, Carter y Prosen, 1992) o con problemas cardíacos en la manera en que
manejan situaciones tensionales como competencia, discordia pérdidas económicas o empleo y el
proceso de hacer decisiones en general. (Berg-Cross, y Cohen, 1995)

Reacciones ante la muerte:

Hasta hace poco se habían hecho pocos estudios sobre la muerte, Kübler-Ross (1969, en Craig,
1990), fue uno de los primeros autores que investigaron sobre este tema. Centró sus estudios en
situaciones en las que la muerte pasa a ser una posibilidad inmediata, es decir cuando se descubre la
presencia de una enfermedad mortal. Así distinguió cinco etapas en el proceso de hacerse a la idea
de la muerte:

a. Negación

b. Ira

c. Negación –racionalización

d. Depresión

e. Aceptación.

De acuerdo con Bowen (1991), existen diferentes tipos de pérdidas que pueden llegar a trastornar a
la familia: físicas (cuando un miembro cambia de lugar de residencia, por ejemplo); funcionales
(cuando algún integrante queda inválido a raíz de una larga enfermedad o accidente) y emocionales
(ausencia de un individuo que alegra la vida del sistema). El tiempo que se requiere para que la
familia restablezca nuevamente su equilibrio emocional, dependerá de su integración emocional que
poseía antes de la pérdida y la intensidad con que viva el trastorno.

El mismo autor plantea que ante las pérdidas se presentará en la familia la onda de choque
emocional, entendida como un choque que actúa sobre la base de una red subterránea de recíproca
dependencia emocional entre los miembros del grupo, esto es: la dependencia emocional se ve
negada, presentándose frecuentemente en familias con un alto grado de fusión.

Algunos de los síntomas que se han observado incluyen enfermedades físicas (resfriados,
afecciones respiratorias, diabetes, alergias y hasta enfermedades que requieren intervenciones
quirúrgicas). Y si se recuerda que en la llamada etapa de vejez, soledad y muerte (Barragán, 1976),
algún (os) integrantes del núcleo familiar es (son) anciano(s), esto se complica pues el organismo se
encuentra deteriorado por la edad y es presa fácil de los altibajos y tensiones emocionales.

Pareciera ser como si la onda de choque activara el metabolismo del cuerpo, sin embargo también
suelen presentarse fobias, alcoholismo, fracasos escolares y de trabajo, abortos, accidentes, brotes
psicóticos, etc., en otros miembros del sistema

El dolor por el que se atraviesa en esos momentos dependerá de quien haya sido la persona que
falleció, la función instrumental y el rol emocional que jugaba dentro del núcleo.

Cuando un anciano(a) pierde a su cónyuge de casi toda la vida, es frecuente que presente niveles de
depresión importante, sin embargo la mayoría de las mujeres ancianas que hemos asistido en la
consulta privada, retoma con más facilidad las riendas de su vida; mientras que al anciano varón le
resulta más difícil integrarse a otros subsistemas de apoyo y compañía.

Sin embargo cuando llegan a sufrir la muerte de algún hijo, sobre todo si cumplía funciones de
sostén importantes, son las mujeres quienes presentan

–aparentemente- mayor dificultad para superar el dolor.

Sherr (1992) entrevistó a un grupo de viudas cuyos maridos habían muerto dos años antes y
encontró las siguientes manifestaciones: insomnio, deterioro de la salud, pérdida de contacto con la
realidad, sensación de la presencia del marido, apatía, falta de interacción social, apatía, hostilidad e
irritabilidad.

Mientras que Smith (1988) concluye que -tanto para el hombre como para la mujer- el duelo
representa una pérdida de seguridad que resulta en un estado de tensión y alarma. Esto se manifiesta
con inquietud, preocupación con pensamientos asociados a la imagen del difunto, falta de interés en
la realización de metas y en la apariencia personal.

En los procesos relacionados al duelo y sus efectos intervienen: la etapa de desarrollo individual-
familiar, el medio ambiente, la experiencia de vida y las actitudes de los familiares (Durán, 1991);
puesto que el duelo es la vivencia penosa y dolorosa que causa todo lo que ofende a nuestro impulso
vital. En el anciano se conjugan una serie de "duelos": En primer lugar la pérdida de uno mismo en
el envejecimiento, pérdida de cabello, de capacidad física, de memoria y lucidez. En segundo lugar,
la pérdida de estatus en la familia o en el ámbito laboral ante el empuje normal de la juventud o la
generación posterior y en un tercer espacio, todo el sistema de creencias desfavorables o negativas
sobre la muerte; apoyadas en algunos sectores de la población por una carencia de valores y apoyos
emocionales y espirituales.
Ante este panorama, surgen algunas reflexiones relacionadas con factores socioculturales, de género
y espirituales.

En nuestro contexto social la mujer realiza, por lo general, funciones de enlace o de mediación
dentro del grupo familiar, por ejemplo: trasmite cierta información que da el padre hacia algún hijo,
se encarga de la crianza en porcentajes altos, asiste a los servicios de salud y se pone en contacto
con la escuela, etc. En una investigación previa (Espinosa, 1992) se encontró que la mujer tiende a
girar en torno a las demandas de otros, le resulta difícil adoptar papeles más independientes y al
mismo tiempo tiene una mayor facilidad para acercarse o que se le acerquen hijos y nietos. Estas
circunstancias se convierten en un recurso importante ante la cercanía de la muerte, puesto que la
mujer tiene más redes de apoyo y cierta flexibilidad hacia sí misma y los demás.

Otro elemento se relaciona con el sistema de creencias sobre la prole, Alvarez (1987) evaluó la
responsabilidad familiar de los padres y concuerda con Espinosa (op. cit.) quien establece como
parámetro cultural la alta valoración que la familia da a los hijos y que incluye ciertas ideas de
sacrificio. Por tanto, es probable que el anciano viva procesos de duelo más difíciles ante la muerte
de un hijo o incluso el deceso de un nieto en particular, sobre todo –como ya se mencionó en
párrafos anteriores- si éste ocupaba un papel significativo en la interacción familiar. Estas
consideraciones señalan que el terapeuta debe tener la sensibilidad necesaria para trabajar los
procesos de duelo, en todos los casos, pero más aún cuando un hijo fallece en un contexto de
gerontes.

En cuanto al género, al hombre se le "educa" para que demuestre fortaleza (física y emocional) y
aleje por tanto cualquier manifestación contraria (Corsi, Dohmen, Sotés y Bonino, 1995). Mientras
que a la mujer se le encomiendan roles y actitudes expresivas, donde "lo femenino" puede ser débil
o plañidero.

Por tanto, al enfrentarse a la muerte (de otro o la propia) el varón longevo no cuenta con una
validación social que le permita la expresión del miedo y la angustia de manera directa, lo cual
puede agravar la situación; de tal manera la intervención psicológica debe propiciar el espacio de
construcción de realidades liberadoras, mediante el análisis de las interpretaciones, creencias y
explicaciones que la familia utilice ante la situación de interés. (Dallos, 1996)

Es necesario prestar la atención debida a la Tanatología, ya que la muerte es un fenómeno de todas


las estaciones de la vida humana. Esto quiere decir que su fuerza directiva está presente en todos
nosotros, sanos y enfermos, jóvenes y viejos. Por tanto se deben analizar y reformular las
connotaciones negativas de la muerte ya que suelen asociarse con sentimientos de desarraigo y de
enfrentamiento a lo desconocido.

Cuando el anciano está ante la muerte, está básicamente comunicando su necesidad de un cuidado
asegurado, que comprende la satisfacción de sus necesidades psicosociales y emocionales. Si el
contexto social (familia, profesionales de la salud física y psicológica, figuras y apoyo espiritual)
cubren esta necesidad, aparece, generalmente un comportamiento afectivo y responsable y un
aumento de la capacidad para participar en decisiones referentes a sí mismo. De esta manera, el
anciano se encuentra en la posibilidad de transitar hacia la muerte con toda la dignidad que merece
como ser humano. (Kübler-Ross, 1991)

Esto último es más bien un llamado hacia los profesionistas de la salud, ya que formamos parte del
proceso vida-muerte y por tanto se debe rescatar y retomar el aspecto ritual, el apoyo espiritual y
sentir comunitario en cuanto al duelo.

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