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UNIVERSIDAD DE MEXICO 13

Siberia acompañando a Dellletrio para


expiar el parricidio que 1ván ha ins~ig~do.
Ante el problema del mal, el CrIstiano
Alioscha no se indigna sino que asume su
TU , USTED • • •
participaci~n en fa. culpa y. afirma la co- ( EL LENGUAJE y EL MEXICANO)
responsabilidad ul1lversal que' se expres.a
sintéticamente en el dogma del pecado on-
ginal, tal vez la única concepción del. mal Por Jaime ESPINOSA RAMOS
que hace pleno honor al hecho de la lIber-
tad humana. La idea del pecado original

E
no es sino la expresión de la responsabi- SAPIJ.:. define d lenguaje como "un lenguaje como medio de conocimiento.
lidad uni\'ersal concreta, la responsabili- método puralllt'nte humano 110-ins- quí surge una primera disidencia: "exis-
dad de todos los hombres en el mal que • tintivo de comunicación de ideas, ten dos modos, escribió el doctor \ Vhewell,
emociones y deseos, por medio de un sis- de comprender la naturaleza, uno, consis-
hay en el mundo. Pero el cristiano 110 se
tema de simbolos producidos voluntaria- tente en examinar sólo la palabras y lo
limita a afirmar teóricamente la respon- mente", en su obra Languagc, 1922, p. 7. pensamientos que estos suscitan; otro, en
sabilidad común. En la medida en que es Josotros partimos de su definición, por- pre tal' atención a los hechos y cosa que
efectivamente cristiano y no un maniqueo que debemos colocar a nuestra lengua den- dan ser a estos conceptos ... los griegos
disfrazado, tiene que afirmarla práctica- tro de todo un contexto cultural: el gran siguieron el primero, la línea verbal o
mente asumiendo la culpa; operación, en campo de la civilización clásica occidental. conceptual". Di yuntiva ya establecida por
verdad, dificilísima. Esto es lo que hacen Se ha dicho, atinadamente, que el len- la filosofía griega en general con su teo-
Alioscha y Zósima. El cristiano auténtico guaje en su aspecto dinámico 110 ha hecho ría del conocimiento, que al eñalar al
no devuelve el billete sino que lo paga. de las ideas su principal objeto, y sí ha idealismo como engendrador de realida-
El precio, el paradójico y misterioso pre- gi rado alrededor de las emociones y de las des, abandona un realismo más tarde
cio, es la sangre derramada del inocente, actitudes, desde el pasado mús nebuloso adoptado por el movimiento aristotélico.
que siendo inocente se hizo culpable por del hombre. Y a la vez se ha puntualizado Tal antinomia ha podido ser, si no supe-
todos hasta la muerte, muerte de cruz, y en Iq definición anterior y en otras, un rada, sí apreciada, hasta épocas modernas
la participación efectiva en su sufrimien- carácter especifico del lenguaje: su sim- en que el anúlisis psicológico ha alcan-
to y su muerte. El cristiano acepta la cuL bolisí110. Que por su aspecto mismo de zado un adelanto suficiente como para
pa y la expiación. enlace le da a éste su innata comunica- encargarse de e tudiar cien tí ficamente una
bilid~cl. Ahora bien, el hombre usa de! parte del proceso de comunicación; esto
Es evidente, sin duda, que existen mi-
llones de supuestos cristianos que rasgan es del mismo conocer, creando aSl una
sus vestiduras y les echan la culpa a los auténtica ciencia del simbolismo, que nos
otros como si ellos no tuvieran parte al- debe capacitar para elaborar después una
guna en el mal del mundo. Hay una ex- teoría asimismo cientí fica de la definición.
traña raza de cristianos-maniqueos, blan- Esta tarea de hacerle frente a los autén-
cos hermanos gemelos del negro Iván, tan ticos sianificados
b
verbales no ha halagado
peligrosos o más que éste para la salud mucho a la investigación humana, que con
espiritual del mundo. Porque son capaces aeneralizaciones pesimistas: "t o d o e
b
de aumentar inconcebiblemente el mal de cuestión de palabras", "hablar mucho y
los otros para proteger una buena con- no decir nada", ha dejado un fuerte sedi-
ciencia que no es sino la mús costosa y mento de nihilismo lingüístico, visible a
peligrosa de las ilusiones y porque, como lo largo de toda nuestra tradición occi-
dice San Pablo en alguna parte, se arre- dental. "Pero aunque todas las escuelas
molinan a la puerta del templo y no en- postaristotélicas, Y particul~rl11ente los
trando ellos impiden la entrada de los estoicos, cuyos puntos de vIsta sobre e!
demás. lenguaje influyeron consider~blementeso-
Alioscha Karamázov es realmente un bre los j mistas romanos, dec1tcaron a!gU1:a
cristiano al que no se le ocurre localizar atención a la teoría lingüística, en J1l11gUIl
la culpa de la muerte de su padre en la momento encontramos pruebas en la anti-
conciencia extraviada de su hermano 1ván aüedad
h
de que estos planteos . lleven a un
para irse después a dormir con la suya estudio de los símbolos, semejante por su
bien tranquila. El excepcional Alioscha índole al que Platón, en su diálogo Crá-
toma sobre sí la culpa de su hermano sin tilo, y Aristóteles, con sus Categorías y
esbozar siquiera la sombra de un contra- su De Interpl'elation e, parecen a veces
argumento, porque sabe que el camino que querer encarar. Como vemos se debe a
"portadora de -,"H palabra fultHral"
conduce a la plenitud y la reconciliación
no es un ejercicio lógico. sino el que que-
dó trazado en la memoria de la humani-
dad. como tope de sus más altas posibili-
dades. como modelo intrascemlible, en la
historia que relata el Evangcrio.
Claro que todo esto puede parecer de-
masiado patético, pero las cosas son así,
aunque resulte un poco emocionante de-
cirlas. Todavia mús patético sería confir-
mar lo dicho estableciendo un paralelo
entre otros pasajes de Dostoiewsky y San-
to Tomás, igualmente impresionantes en
su coincidencia, acerca de la un iversalidad
de la culpa y el sentido cristiano del su-
frimiento, que constituyen tal vez el pun-
to máximo de la aquiescencia de estos dos
hombres tan diferentes, y que revelaria
más claramente aún que los textos que
hemos examinado, la profundidad de los
cambios que tuvieron lugar en la concien-
cia europea entre el siglo XIII y el XIX.
Pero que revelarían tamb!én. de qu~ 1;1~­
nera, en medio de las varIaCIOneS hlston-
cas existe un campo permanente de cues-
tio~es últimas que permanece en esencia
"el lenguaje en SI! aspecto dinálllico"
invariable.
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que' no se intentó en absoluto tratar, a los


signos como tales, y comprender a.s,1 a las
funciones de las palabras en relaclOn con
las situaciones significativas más generales
de que depende todo pensamiento. Sin ,e~ll­
bargo, justamente antes de que el espmt.u
crítico fuera por fin estigmatizado y eh-
minado por el cristianismo, tuvieron lugar
notables discusiones en el mundo greco-
rromano, y se examinaba el problema cen-
tral con una agudeza que hubiera podido
conducir a desarrollos realmente cientí-
ficos. En efecto, toda la teoría de los
signos fue examinada por Enesidemo, el
vivificador del pirronismo en Alejandría.
y por un griego llamado Sexto, entre 100
y 250 D.C. El análisis que nos presen~an
es Jo más importante de todo lo apareCIdo
hasta el siglo XIX (El significado de lo
significado, pp. 58 a 63).
Mauthner y con él otros muchos, ata-
can duramente a Aristóteles por "La in-
fluencia de las pegadizas expresiones de
este hombre, influencia que ha tenido re-
sultados enteramente perniciosos" y que
desplegó éste en sus doctrinas de lo ne-
gativo y de las categorías; pero estudiosos
actuales han rebatido esta difundida creen- . -Grabado de Posada
cia al hacer notar que en su tratado De "hablar sill cesar de este "ll/undo Ilnestro para sentirnos de verdad en él"
lnterpretatione, Aristóteles opone al pro-
pio otro criterio verbal e insiste en que gesto o un dibujo. Sólo en estos casOS sí que tanto HaS pesa, y a la que todo pedi-,
las palabras son fundamentalmente signos se completa el triángulo, trazándose1e b mas, sintiéndonos en el fondo resentidos
de impresiones mentales, y sólo secunda- base. (Pensamientos, palabras y cosas, por nuestra total dependencia. Y hemos
riamente signos de las cosas a las que esas cap. 1.). apartado' así lo expresable dentro de un
se asemejan. Y que todo lenguaje signi- Toda nuestra cultura occidental se ha mundo material, y lo inexpresable dentro
ficativo, sólo 10 es por convención, y no visto empujada por esta falta de crítica de uno divino; ocupándonos en seguir re-
por naturaleza o como instrumento natu- lingüística a un uso místico del lenguaje pitiendo sin verificarlo lo ya expresado
ral -omite aquí la observación de Platón en sus múltiples tareas cognocitivas, Mul- y en tratar de expresar 10 reconocido co-
acerca de la onomatopeya como parte en titud de pensadores han calado lo hondo mo inexpresable. Les dimos categoría de
los orígenes del lenguaje. Y excluye deli- de esta desviación: "What do you read my liberales a estas forzadísimas actividades.
beradamente varias ramas del lenguaje lord'!" - "Words, words. words," J-lmn- personificando a los seguidores de tales
significativo. y 110S invita a considerar let, Frince of Denmark, Act II, se. 2. ~"F.n rutinas viciosas -e1licenciado y el cura-
solamente la variedad conocida c Om o S:1ma ... ateneos a las palabras, y llega- como prototipos "progresistas" en nuestra
enunciativa, la cual, al declarar la vcrdad reis por el camino más seguro al templo sociedad. Tuvimos que hablar sin cesar
o falsedad, es la única que pertenece a la de la certeza ... porque donde faltan las de .este mundo nuestro para sentirnos de
lógica; los otros modos del lenguaje: de- ideas, una palabra puede sustituirlas", verdad en él, porque en el fondo de nues-
precativo, imperativo, interrogativo, etc., tra conciencia no 10 hemos sentido capta-
Fausto, primera parte, p. 61, trad. L.
los considera más na tu ralmente como par- bIe. Y como consecuencia de esta insegu-
Aquarone, París. "La autoridad se com-
te de la retórica o la poética. A aquel ridad en 10 presente, hubimos de elaborar
pone de cierta lentitud de elocución o de
lenguaje se le llamó "apofántico". Y los a~n otros mundos, que, por su remoto,
cinco modos del lenguaje que se valen del una fuerza tranquila; siempre de la certi-
emplazamiento, evadan la prueba intolera-
lenguaje mismo sólo como instrumento dumbre de ser escuchado. Las palabras se
ble de nuestra duda y nos tranquilicen
pa ra producir un determinado efecto en desprenden del conversador y caen con to-
cotidianamente con el quieto rodar de sus
el auditorio, y que Aristóteles excluyó de do su peso. El hombre sin autoridad tiene
mensajes orales.
su lenguaje lógico, formaron las cinco siempre el aspecto de reprimir las su-
yas ..." La conversación, Andre Maurois, Como no hemos podido como grupo en-
clases de proposiciones peripatéticas que cararnos a' nuestra realidad' social, hemos
desarrollaron detenidamente los estoicos. trad. José Gorostiza, La Razón, México,
1931. "Y nadie piensa en revisar las pala- elaborado múltiples artificios que disimu-
Para esquematizar brevemente este pun- len el terreno de nuestra inseguridad y nos
to de partida dual en la concepción del bras, son aceptadas por un consentimíento
la sigan. ocultando; artificios que van en
lenguaje, nos valdremos del Diagrama del tácito, del cual ni siquiera estamos cons-
su gama desde 10 irónico hasta 10 trágico.
Lenguaje de los investigadores Ogden y cientes." Brial, Semantics, pp. 171-2.
Testigo fie1ele esto es nuestra expresión
Richards: El poder sugestivo de la palabra se ha artística en general. Pierde de este modo
encontrado siempre, a través de la historia el lenguaje, por obra de nuestra ideología
del mexicano, con un eco dentro de éste escapista, su poder vivificante que como
o pro.nto, inconsciente y por ello apasionad~ medio de expresión pensante tiene, y de-
correcto adecuado y VIolento. Brota el primer movimiento in- genera por falta de análisis y conocimien-
• dividualista de nuestro país -la Guerra to propios en un mero recurso que acu-
Símbolo Objeto de Independencia- de las palabras escri-
ycrdadero . mula enfáticamente conceptos sofisticas,
tas de los ensayistas franceses del siglo
galanos en sí, pero deso1adoramente im-
XVIII. Tomamos desde entonces a la pa-
"Lo correcto simboliza a una relación cau- l~?ra con ansias de defensa y reivindica- productivos. "Bergson se quejaba, casi
sal elltr~ el símbolo y el pensamiento o clan; tratando por medio de ella de crear con ¡-encor, de que el conocimiento de la
referencIa. Lo adecuado se refiere a otras gigantismos nacionalistas. Hemos venido l'ealidad adquirido con el lenguaje era
relaci?nes causales entre el pensamiento y escogiendo del lenguaje todo lo que en sí fraudulento" y este hecho ha llegado en
el objeto o refere·nte. Lo verdadero re- tiene de emotivo, cavendo a causa de esto nuestro devenir histórico, y por caminos
presenta una relación indirecta atribuida en innumerables posturas demagógicas, en dolorosos, a presentarse ante 'nuestra con-
entre el símbolo y el objeto. La falacl;~ desen frenos de prensa y de oratoria. ciencia, forzándonos a despreciár al len-
fundan:ent':l! ~ más pr~lí fica. en el campo N uestras divergencias no han pasado del guaje como a un malabarismo inútil, ne-
de lo lmgUlstlco. conSiste en que se re- escamoteo gramatical. Y hemos visto mo- cesario en lo intrascendente y ajeno. pero
llena la base del triángulo. Ocurre esto rir generaciones tratando de definír a una poco apropiado para poder tratal- con lo
como un caso excepcional cuando el sím- revolución, para que a la postre las asam- nuestro.
bolo utilizado es más o menos pa recido bleas constituyentes se tornen tumultuosas Esta inseguridad nuestra puede seguirse
al.objeto a. que se aplica, como puede ocu- convenciones retóricas. vislumbrando en la relación actual con
rnr por ejemplo cuando se trata de tina uestro mundo lo hemos orientado ha- el lenguaje, pues, aunque abusamos de·
palabra onomatopéyica, o una imagen, un cia esa palabra, mágica y omnipresente, él, 10 despreciamos y tememos. Como nos
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g.üisticos, el las son: la del N arte, la del clima propicio, la comodid<l:d ~n la? char~
duele por su impacto para con nues.tl:a las callejeras, en donde la 1l1vltaClOn esta
sensibilidad enfenl1lza, lo hemos venW0 Centro, la Oriental y Suroccidental, y la
de la Península de Yucatán. Concuerda pronta para calmar la sed. El de :una v~­
desarrollando como mera técn ica de rle-· o'elación abrumadora y rica para f mes ah-
fensa personaL Y na~a mejor que el usted e?ta divisió!: con la dada por Pedro Hen-
~1Cnticios. El de la presencia sedante del
usado por la burguesla o clase l?lecha me- nquez U rena. Basándonos en esta demar-
cación nos hemos fijado en zonas de tu- mar. Factores todos que dan en conjunto
xicana para enseñarnos esos ll1111tes ele- una laxitud social común en todos los
t~o francamente perceptible en conversa-
frnsivos. trópicos. Y por parte de la zona de me-
Deriva el usted de toda una tradición cIones casualf's.
setas -así hemos determinado l1amarla-,
cuitural europea de criterios regionalistas, ~\ la. z.ona o faja costera oriental se
el clima, que sus habitantes resienten ape-
que Ferdinand de Saussure ll~n:? "espí- la IdentIfIca por un estilo de hablar cali-
nas trasponen el umbral de sus casas.
ritu de campanario", por OpoSlclon al (k ficad? popularmente de '·jarocho". Aclara
Sus industrias que son actividades me-
'·intercambio". y de ideas derivadas de Hf'nnquez Ureila que en esta región "se
tód icas y sin trances épicos notables. Su
estas posiciones relativas a una cortesía sl.ente menos f'l influjo de la fonética in-
trabajo que es lento y abundante en lap-
que funcione como freno a un sobren- (hgena. La emisión tiene mayor fuerza
sos vacíos, en los que impregnan sus te-
tendido fOltdo pasional ten)ible elel hom- que en la capital: es menos delgada la
mores y ansias por el éxito siempre inse-
bre, y a una limitación en nuestra espon- voz; el tono es aguelo pero el lelllpo es
guro de sus empresas. Su tornar la vida
t:mea participación sentimental para con annnado. Las vocalf's son llenas; las con-
(0;110 Ul1 combate de suerte, y en que el
nuestros semejantes, reputada como peli- S~.ll1antes son débiles en final de sílaba
posición ~n que la mayoria IJueele alte~
ánimo está tenso, no siendo por el10 ca-
grosa mengua de nuestras calidades ('\,1 paces de responder al constante pulseo de
día en que te abochornes delante ele tu rarse, y aun desaparecer. Esta región sir-
ve de puente entre México y las Antillas: los momentos particularizados de su exis-
si rviente, no esperes más que te respete", tcncia. Y la planeación de! futuro por la
escribe Louise D'Alq en su libro Savoir I;ene pun tos de contacto con Cuba". En
ella se puede encontrar un hablar ele fran- ql:e pierden el sentielo ele lo concreto ac-
¡-ivre en Toutes les Circonstances de la huI.
Vico Este es el uso social que en suma co tuteo .casual, pleno de figuras picares-
cas alusl vas a lo personal y con abun- ¡\hora que tanto el habitante costeño,
aprueba en el usted una manipulación hi- como el de mesetas, comparten en sus há-
giénica propicia para nuestra inmuniza- dancia de términos familiares cariñosos
\"compae", "m<l:nito", "paisa", etc.). Bri- bitos el uso del usted. Si hemos marcado
riJn de ese exterior caótico y bestial. Toda antes una zona de diferenciación, 10 vol-
conversación debe ser "sólo un intercam- la su tono festIvo en competencias ver-
bales -los "albures"- que, aunque en V('I1JOS a repetir, débese más a un criterio
bio de cortesías banales". Si ello fuere
casos de ._ intoxicación alcohólica deo'ene-
b cuantitativo que a uno francamente cua-
posible hay que evitar, en los contactos
:dejados ele nuestro medio social, este uso ran ,en nnas mortales, guardan por lo litativo, porque el empleo de estas formas
comun un sabor de verborrea excitante pronominales está fuertemente impregna-
lejano ele impresiones. que el tuteo controla dentro de una atmós- do de una emotividad que se enraiza con
Todas estas ideas, redondeadas y esta- fera de camaradería recreativa. Se ha los moti vos más impulsivos de nuestra
blecidas por su uso en el viejo continente explicado e! desarrollo lingüístico de esta
nos llegaron durante nuestra servidumbre. personalidad como mexicanos. En nos-
zona COI~10 paralelo, que no igual, al de otros existe un substratum común, inal-
no colonial, sino la servidumbre intelec- Andalucla.
tual por nosotros mismos impuesta; y terable, herencia de nuestro desarro110 es-
Más semej ante por su mutismo al ha- ¡)iritual La superficie personal podrá
aquí, empero, hubieron de sufrir esa~ bitante peninsular castellano es el mora-
icleas algunos cambios perceptibles, otros tenl'l' variaciones locales, determinadas
dor de! centm de México. En e! lengua je POi- relaciones ecológicas ya brevemente
aún por notar. Porque si dentro de un
lenguaje común, como lo fue el español de Sil clase media o acomodada, señalada esbozadas, pero queda el mfraconsciente
:lInericano y el español ibérico. se marca- por Leopoldo Ramos como exponente de global, de un habitante de la porción te-
IOn distinciones al través de la historia, la auténtica cultura criolla. el tuteo pierde rlltorial a la que corresponde la nacio-
}Jor la innata diferencia en sus campos de su carácter espontánf'o para relegarse a llai:dad mexicana. Analicemos, entonces,
acción y de desarrollo, esto es, si hubo un uso hogareño y de con fianza. En este a México como a un país individual des-
una "americanización" en el lenguaje, es aspe~to aseméjanse una gran parte de la
de una etapa previa a su nacimiento es-
del todo plausible que el sistema de vida zona del N arte y la Península de Y uca- tatal. Juzguemos a sus padres sociocul-
extra-americano fuese ya desde antes co- tán. Le da sus perfiles lingüisticos a la turales: ambos no se u11leron comunica-
loreado por nuestra propia óptica en mo- zona del centro: "un habla donde se },ace tl\ a sino privativamente. ".fue el choque
dificaciones más o. menos prof~1l1das y poco gasto de aire en la emisión de los
dIversas, que floreCIeron no tan sólo en del jarm _con el caldero. El jarro podría
sJnicios. Y donde las vocales tienden al SeT l1luy fmo y hermoso, pero era el más
su n1:d.io ex~resivo, es decir en campes t;more cerraclo -caso semejante al de
ImgUlstlcoS, smo en numerosas reorgani- wudlladizo", dice Alfonso Reyes. Uno
las sl~rras del Perú y Bolivia-", Pedro
;;aciones sociales y políticas. "La sociec!ad ce ellos le transplantó Sll cultura al otro.
J!t'nrlquez Ureña. "]<ara vez se oyen en
hispanoamericana se puso a funcionar de esta tIerra voces desapacIbles o chil1onas. t.ste golpe por necesidad tuvo que haber
un modo peculiar desde el día en que se Habiamos en una tesitura como apagada, creado futuras inseguridades recónditas.
constituyó, y ello determinó una peculiari- casI como en secreto, y nos sorprende y UI?a . ~egll?da etapa de asimilación pre-
dad paralela en el funcionamiento del idio- dIsgusta la altura de tono que en la con- yaleCJO mas tarde. Pero Bolívar, con su
ma." (A. Alonso, Estudios lingüísticos). versación acostumbran la mayoría de los j lista visión de nuestra realidad excia-
En su libro Eti'mologías del español, extranjems" (Revilla). mó: "Nosotros no somos euro~eos ni
J. González Moreno divide a la Repú- Pueden contribt1lr parcialmente a la tamp:Jco indios, sino una especie inter-
blica en cuatro zonas de habla castellana formación de estas zonas, por lo tocante 121ellla entr: los aborígenes y los espa-
diferenciadas por sus diversos usos lin~ a la zona costera, factores como el de un nolcs ... as! nuestro caso es el más extra-

"ulla tutela apasionada" "todo es cU>estión de palabras"


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ordinario y el más complicado." Nace por manto, saco por americana, bol a por
nuestra nación sintiéndose repudiada por bolsillo, etc. (Memorias de la A.cade111ia
una de sus mismas partes y crece dentro M exicana de la Lengua, tomo: n, pp. 352-
de una tutela apasionada, con toda esa 367, 1910).
fuerza de religiosidad de una España de- Podemos reconstruir nuestro ambiente
fensora en ultramar de su fe, tan bam- de trato social en el siglo XIX por medio
boleada en esos tiempos por la Reforma de la obra de Joaquín Fernández Lizardi
Protestante. Géstase aquí nuestra "auto- La Quijotita y su Prima. Ahí encontra-
denigración", como la llama Leopoldo remos primero una zona de tuteo reser-
Ramos. vada a las relaciones personales neta-
Ser mexicano se ha creído que es ser mente dúmésticas de: a) Criados Viejo
en parte salvaje. Ya como derivación del a Patrones Jóvenes. "Haces muy bien ni_
romance español, en los últimos años de ña", cap. 1; b) de Patrones a Criados,
la Colonia, había comenzado a desarro- y c) de Patrones entre sí. "Hija no ha-
llar el mexicano una poesía virilista f-0- gas caso de las producciones de esas lo-
pular: el corrido, y en la actualidad el cas", cap. 1. Y otra zona, de usted, para
"pelado" conserva esta idea y la hace relaciones personales que aunque domés-
ondear gallardamente en manifestaciones ticas se ven alteradas por criterios socia-
de hombría. N uestras clases acomodadas les: a) Sirvientes al tratar con sus Pa-
huyen de esto que también consideran lo trones. "Niña, ~ por qué es usted tan perra
propio, y por esta razón cunde el "euro- y tan soberbia?" Cap. III. b) Patrones
peísmo" en todas sus formas, bajo pre- en su trato con operarios que no trabajan
textos de cultura superior. "El europeís- en su casa. "Maestro, solía decir al za-
mo, puntualiza Ramos, ha sido en México patero, i qué zapatos tan feos!" Cap. IlI.
una cultura de invernadero no porque su O por criterios de edad: a) A los con-
esencia nos es ajena, sino por la falsa currentes a una casa, de poca edad se les
relación en que nos hemos puesto con la llama usando sólo el apellido, a los "cu-
actualidad de ultramar. Lo que ha faltado rrillos". "Diga usted, Herrera". Cap. IIT.
es sabiduría para desenvolver ese espí- b) A los eclesiásticos y personas de dis-
ritu europeo en armonía con las condi- tinción, usando el usía o usted, según su
ciones nuevas en que se encuentra colo- clase. Y por último, por criterios de rela-
cado." Pero para conocer las condiciones "nueslra realidad social" ción interfamiliar: entre hermanos polí-
debemos rastrear los orígenes de ellas, y ticos o cuñados. "Usted, hermana, ctice
así podremos lograr una más o menos reno, de las antiguas formas reverenciales bien". Cap. IlI.
cabal comprensión de su presencia y una nahoas acabadas en "tzin", corroborán-
dose así nuestra idea simbolista: el me- Esos tratamientos desarrollados en
matización más afinada de sus innumera- aquel entonces por nuestra clase más
bles derivaciones. xicano procura congracia rse con lo te-
mido. conservadora, han quedado enredados a
Fue nuestra primera lección educativa la tradición del trato cortés mexicano en
la negación, y a fe que aprendimos tan Dentro de la dirección americanizante
muchos de sus puntos. En otros, como
por entero este paso negativo, que una dada al español, encontramos a un fenó- en el hablar doméstico para con los con-
vez que pudimos negarle su asistencia a meno idiomático: el olvido de las formas
tertulios hay un sinnúmero de matices
la política peninsular, volvimos a negar pronominales "vos" y '\-osotros" en Mé-
locales que van desde un llano "usted" a
a la portadora de su palabra cultural: la xico, sustituidas, aun en la oratoria, por
los diminutivos v alteraciones más curio-
religión. A nuestro principio negativo le "usted" y "ustedes". "Nunca hemos oído sas de los nomb~es. El uso de los apelli-
debemos el estar, hasta la fecha, caídos en México, ni en el campo, ni en las dos ha quedado reservado para el ti-ato
en una agotadora actitud iconoclasta. Por- ciudades, el uso de vuestro: debe estar masculino entre compañeros de trabajo.
que' el mexicano "no tiene ninguna reli- limitado a regiones muy arcaizantes, como La mujer aun en relaciones laborantes
gión, ni profesa ningún credo social o Tlaxcala" (Pedro Henríquez U reña). rara vez usa el usted y prefiere, tan pron-
político. liega todo sin razón alguna, -"Yucatán y Tlaxcala fueron los dos pri-
to la con fianza del trato se lo permite
porque él es una negación personificada" meros centros importantes de cultura in- pasar al tuteo. ("Según parece la "u" se
(Ramos, Psicoanálisis del mex'icano). dígena en que la lengua española, tal como consideraba entre los aztecas como sonido
la hablaban los conquistadores del siglo propio del habla de las mujeres." Ma-
El tuteo en el mexicano es usado para
XVI, entró en contacto con lenguas indias
señalar a personas de la familia y ami s- lina Anales del Museo Nacional de Mé-
altamente desarrolladas" (A. R. N ykil,
tad, o para distinguir a empleados y tra- xicd, IV, p. 128.)
"Notas sobre el Español de Yucatán, Ve-
bajadores al servicio propio. U sos estos Se puede con justeza decir que nues-
racruz y Tlaxcala", revista Modern Phi-
privativos, individualistas, 1imitadores de tros tratamientos sociales tienden a ser
campos conocidos, en donde se siente uno
lology XXVII, Univ. Chicago, 1930). N o
es extraño para el mexicano en general muy obsequiosos. Al mexicano le gusta
menos expuesto a ese destino que tan ser calificado como "decente"; huye in-
el repudio lingüístico: "muy pocos de los
vago y catastrófico a todos nos parece.
extranjerismos en el español de México conscientemente de la idea poco valorati-
Tutear es acercarse, identificarse. Dete-
pueden atribuirse a los extranjeros que va que de sí mismo tiene, y por eso en su
niéndonos en la noción de querer, ano- aquí viven. Tanto los galicismos, como los
tamos que los mexicanos queremos ins- habla abusa de los giros exquisitos.
anglicismos, únicos préstamos de impor-
tintivamente (a esto F. S. C. Northrop tancia, proceden de dos fuentes princi-
lo llama: componente erótico del mexi- pales: o han llegado de España a través BlBLIOGRAFIA
cano), queremos a lo que se nos antoja del libro, el periódico y el teatro, o los Samuel Ramos, .El perfil del homore y la wl-
fácil y promisorio de goces, a lo abierto mej icanos directamente los han recogido tu,ra en México, Espasa-Calpe Argentina,
a nosotros, a lo espontáneo, a lo emotivo en sus lecturas francesas o inglesas o en 1951.
sin causa cierta. Y no llegamos a querer sus viajes a París y a los Estados Uni- C. K. Ogrlen - J. A. Richards, El significado
<:9n facilidad a lo inmutable, a lo que no dos" (Pedro Henríquez Ureña, Notas). del sigllij¡:cado, Paidós. Buenos Aires.
se deja penetrar fácilmente, a lo que por Esta voluntad propia del español hispa- Trabajos de C. Carrol Marden, M. G. Revilla,
su integridad nos parece molesto y que noamericano para cambiar y conformar A. R. Nykil y anotaciones y estudios de
por su silencio nos empequeñece y ami- Pedro Henríquez Ureña. "El Español en
sus expresiones la podemos observar más México, lo Estados Unidos y la América
lana. La tierra de las mesetas es de tintes ampliamente en la lista de "provincialis- Central." B-iblioteea de Dialectología HispatlO-
hoscos, es avara con su riqueza y le rom- mos" de Manuel G. Revilla, lista en la ameriCO-tlO-, IV, Instituto de Filología, Buenos
pe la voluntad al trabajo del hombre. Aires, 1938.
que abundan los términos relacionados
Tanto la respeta su habitante, que, echan- con actividades hogareñas y familiares, ¡-\mado Alonso, Estudios lingüísticos. Temas
do mano a un recurso lingüístico ha acu- v. gr.: recamarera por doncella, joven o HispotlOamericanos, Románica Hispánica, Ed.
ñado otro artificio: el diminutivo, una Gredos. Madrid, 1953.
niño por señorito (muchacho es usado en
verdadera sonaja para espantar silencios. nuestras clases populares), 'cuadra por José Luis Martinez, "Las Letras Patrias de
Y la llamará "parcelita", "milpita", "tie- la Epoca de Independencia a nuestr'lS días".
manzana, banqueta por acera, chícharos Pub. en México '\1 la Cl{itUI'O, Secretaría de
rrita", "terrenito", "ranchito", etc. Este por guisantes, col por repollo, frijoles Educación Pública, México, 1946.
uso del diminutivo entre los mexicanos por judías, candil por araña, chulo por J. González Moreno, Etimolog·ías del Español,
ckriva, según el profesor González Mo- bonito, atarantarse por aturdirse, sarape Porrúa e Hijos. Méxíco, 1936.

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