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CADÁVERES EXCELENTES MAFIA Y POLÍTICA

Desde que iniciara su carrera en 1957, Francesco Rossi, italiano de 62 años,


ha intentado servirse del cine para investigar primero y denunciar después
las injusticias que sufre en sí mismo y las que contempla alrededor. El
mundo de la mafia, el de la guerra, el de los negocios o el de la pobreza han
sido analizados en. Sus películas con enorme minuciosidad y con una
capacidad de riesgo muy similar a la que acepta la Prensa o la literatura
más combativas, No es una comparación gratuita, puesto que buena parte
de las películas de Rossi se han estructurado como documentos
periodísticos, utilizando incluso, imágenes reales que sabiamente ha
combinado con las de ficción. Salvatore Giuliano, El caso Mattei, Lucky
Luciano, El momento de la verdad (rodada en España), Cristo se paró en
Éboli, son algunas de sus películas más conocidas. Una excelente novela de
Leonardo Sciascia

En 1975 adaptó una excelente novela de Leonardo Sciascia, El


contexto, rebautizada en el cine como Cadáveres excelentes. En su opinión
trató en esta película de "hacer un análisis de los sistemas de corrupción en
el mundo", y a tal fin no precisó el lugar donde la acción sucede ni, por
tanto, la identidad de las personas y partidos políticos que se representan.
"La capital", "el jefe del Gobierno", "el partido que lleva más de 30 años en
el poder", etcétera, son los términos que se usan.

La película se escapa así de una estética realista para acogerse antes a la


del símbolo, y creo que en esa perspectiva hay que considerarla. De otra
forma, tal como se dijo en algunas de las críticas que surgieron en el
Festival de Cannes de 1976, su mensaje político puede considerarse
ambiguo. La alargada primera secuencia del filme quiso precisar con
exactitud ese tono narrativo.

El espectador se encontrará representado por el honrado policía que quiere


investigar la sucesión de unos crímenes absurdos; como él, se sentirá
impotente para conocer la razón de esas muertes y, como es lógico, la
identidad de sus autores. "La auténtica mafia es la del poder", se dice en un
momento, y en esa seguridad Cadáveres excelentes denuncia sus
mecanismos ocultos y la incapacidad de los partidos de la izquierda para
saber combatirlos.

En este sentido, la frase que se pronuncia desde el partido comunista


cerrando el relato ("la verdad no es siempre revolucionaria") es toda una
acusación concreta, y quizá contra el partido que Rossi mejor conoce.
Sciascia había escrito en su novela algo similar: "No podíamos correr el
riesgo de que estallara una revolución".
Francesco Rossi ha viajado a España con frecuencia; aquí rodó El momento
de la verdad, sobre el mundo taurino, y ahora mismo filma su versión
de Carmen. Él se encargó personalmente del doblaje al castellano
de Cadáveres excelentes: no estuvo acertado.

A las dificultades del propio filme se añadieron unas voces distanciadoras


que, al menos ahora, en el recuerdo, nos hicieron añorar la versión original.
Es frecuente que no sean los directores extranjeros quienes mejor conozcan
las posibilidades del doblaje. En cualquier caso, aun siendo una dificultad
más, no empañó el interés, a ratos apasionante, de cuanto Cadáveres
excelentes se propuso contar.

Cadáveres excelentes se emite hoy a las 20.00 horas por la segunda


cadena, dentro del programa La clave.

El estadounidense Alexander Stille, profesor de periodismo en la universidad


neoyorquina de Columbia, escribió en 1995 uno de los más celebrados y
lúcidos libros sobre la mafia (con posterior documental). «Cadáveres
Excelentes» rendía homenaje a los jueces Giovanni Falcone y Paolo
Borsellino, dos hombres clave asesinados por su lucha contra el crimen
organizado en esa hermoso y excesiva ciudad llamada Palermo.

-Una de las frases más famosas del jefe de la mafia Giuseppe Guttadauro
es: «para resolver sus problemas, Berlusconi tiene que resolver los
nuestros». ¿Cuál ha sido el mayor esfuerzo del primer ministro en este
sentido?

-Su esfuerzo por debilitar el poder del sistema judicial y hacer más difícil
acusar a los criminales, con leyes como la que ahora se debate en el
Parlamento para limitar el uso de las escuchas, cruciales en las
investigaciones de la mafia. O la eliminación de las prisiones reservadas a
los jefes de la mafia más poderosos. En resumen, meter a la gente en la
cárcel por casos criminales es más difícil hoy en Italia. Por eso la frase de
Guttadauro es tan gráfica: lo que hace Berlusconi para ayudarse a sí mismo
tiene beneficios colaterales para los criminales.

-¿Tiene Berlusconi un acuerdo tácito con la mafia?

-No lo sé y no creo que sea la pregunta clave, precisamente por lo que dijo
Guttadauro: la mafia opera con el principio «los enemigos de mis enemigos
son mis amigos». Por eso Berlusconi y la mafia están en guerra con el
sistema judicial. El problema central con Berlusconi es el conflicto de
intereses. Sería obvio que dejara de legislar porque tiene un interés
personal en el resultado, ya que su amigo íntimo y ex jefe de campaña,
Marcello DellŽUtri, ha sido enjuiciado por connivencia con la mafia. Siendo
del norte, el primer ministro no entiende lo horrible que es la mafia en la
vida diaria de la gente del sur.

-¿La sociedad italiana hace lo suficiente?

-No lo suficiente. No se han tomado este problema seriamente desde la


muerte de Falcone y Borsellino. Hubo una época, dos años después de
ambos asesinatos, entre el 92 y el 94, en los que la gente entendió que era
un problema nacional. Pero después volvieron a la vida normal, esa
«normalidad» condicionada por el poder ilegal de grupos criminales. Ni la
izquierda ni la derecha ha visto que esto es una prioridad nacional. El sur
vive en un subdesarrollo perpetuo por culpa del crimen organizado. Debería
ser obvio que un político que habla por teléfono o va a la boda de un jefe de
la mafia debería ser eliminado de la vida pública .

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