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Es un felino de gran tamaño: mide entre 110 y 150 cm de longitud, a lo cual hay que añadir una

cola de entre 55 a 80 cm.7 Su altura a la cruz es de 74 a 90 cm y pesa entre 35 y 60 kg: los machos
son de un tamaño ligeramente mayor que las hembras.7

El guepardo posee una anatomía especializada para la carrera. Posee el mayor corazón en
proporción a su tamaño de todos los felinos,8 lo que le permite bombear la sangre con más fuerza
hacia todo su cuerpo. Sus pulmones y fosas nasales son muy amplios para absorber más oxígeno;
además, posee una larga cola, que puede alcanzar la mitad de la longitud de su cuerpo, lo cual le
da estabilidad en la persecución. Sus garras no son retráctiles, a diferencia de las de los demás
félidos: esta característica mejora su tracción en altas velocidades.[cita requerida]

Cuando nace, la cría tiene una abundante melena clara sobre el dorso, en contraste con la mayoría
de los felinos.

El guepardo es el animal terrestre más veloz del mundo: corre a una velocidad máxima de entre 95
y 115 km/h (puede alcanzar los 95 km/h en solo tres segundos),910 aunque, si no alcanza su presa
en menos de unos cuatrocientos metros, abandona la persecución.

Etimología

El nombre guepardo (guépard en francés, ghepardo en italiano y Gepard en alemán) proviene del
griego γατόπαρδος gatopardos y del latín medieval gattus pardus, con el significado de «gato
leopardo». Por otra parte, chita proviene del hindi chiitaa, que probablemente tiene su origen en
el sánscrito chitraka, o «el de los topos», de donde pasó al castellano a través del inglés "cheetah".
Los dos términos son ampliamente usados en español, con muchos documentos que lo avalan, a
pesar de que el Diccionario de la Academia Española sigue sin incluir la voz "chita" 11.

Historia evolutiva reciente

El guepardo inició hace 100 000 años una migración que lo llevó de Norteamérica hasta África, su
hábitat actual. El guepardo desciende de un ancestro del puma (Puma concolor) y su registro fósil
se extiende por Norteamérica, Europa y Asia.12 Esta migración representó un primer cuello de
botella genético debido a factores ambientales. El segundo cuello de botella ocurrió hace
aproximadamente diez mil años cuando el guepardo estuvo a punto de extinguirse, víctima de su
propia incapacidad para defender las presas que obtiene, e incluso a sus propias crías. Según los
estudios genéticos más recientes, su reproducción en aquella época se produjo desde un grupo
muy reducido, lo que en la actualidad les concede a todos un mapa genético muy parecido.13

Comportamiento de caza

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Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación acreditada.

Este aviso fue puesto el 11 de diciembre de 2015.

Acostumbrado a que los carroñeros de mayor envergadura o fuerza (como la hiena, el león, el
leopardo) o incluso el babuino, le roben las piezas que caza, el guepardo se ha habituado a cazar
en las horas centrales del día, cuando los otros depredadores duermen. Su estructura física
adaptada a la velocidad limita su capacidad de lucha y defensa, ya que su cuerpo es esbelto y fino
a expensas de una musculatura potente y la fuerza en sus zarpas lo limitan al momento de
enfrentarse a un oponente con dotes más defensivas. Así, es probable que el guepardo sufra una
fatal derrota. Por este motivo se retira antes de que esto suceda y de este modo evita ser herido.
A la hora de cazar, evita también la presencia de los turistas, que, en otros momentos menos
calurosos del día, suelen estorbar con su curiosidad en el momento decisivo de la caza. El calor
hará más corta su carrera, y luego todavía tendrá que arrastrar la presa hasta un escondite a la
sombra donde quede a salvo de los demás.

Tiene una vista privilegiada, que aprovecha para observar a sus víctimas desde la distancia,
tumbado en un promontorio o subiéndose a un árbol. Es paciente y tranquilo: sabe escoger su
presa y esperar el momento adecuado.

Guepardo corriendo.

El guepardo no se precipita durante la caza. Otros depredadores, como el león cuando está
hambriento, desperdician energías corriendo sin mucho tino detrás de las presas. El guepardo, en
cambio, espera. Y cuando finalmente empieza a correr, acierta en la mayoría de las ocasiones. Su
efectividad se ha estimado en un 60 %, frente a poco más del 25 % que consigue el león[cita
requerida]. El guepardo logra entre 150 y 300 presas anuales, frente a las 30 o 40 que consigue el
león.[cita requerida]

A diferencia del resto de los felinos, sus uñas no son retráctiles, sino que le sirven para aumentar
la tracción. Puede alcanzar velocidades de hasta 115 kilómetros por hora, pero durante su
formidable carrera no puede mantener esta velocidad más de 500 m. Se han verificado
velocidades en los guepardos de más de 114 kilómetros por hora, pero en casos muy aislados. La
velocidad media del guepardo oscila entre los 98 y los 108 kilómetros por hora.

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