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INMACULADA CONCEPCIÓN
Pastoral Educativa
Mateo 15, 2 Pilato le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús respondió: «Así es,
como tú lo dices.»
Objetivo: Abrir espacios de reflexión para que los jóvenes valoren los dones dados
por Dios, que somos seres únicos e invaluables.
Inicio:
d. Seguidamente:
Cantos: 10 minutos. Con la ayuda de la guitarra, se entonaran los siguientes cantos
para animar a los estudiantes, lograr la desinhibición y fomentar un ambiente alegre. Son
cantos que van acompañados de mímicas.
LLENO DE BENDICIONES
MI PIE… PISE
MI BRAZO… ABRACE
Inicio: Dinámica de integración:
Dinámica para agudizar los sentidos.
TIEMPO: 15 MINUTOS
EL CUADRO CIEGO
OBJETIVOS:
MATERIALES:
DESARROLLO:
Cuatro participantes voluntarios (o escogidos al azar) se vendan los ojos; se les entrega la
cuerda a los cuatro y se les da la consigna de formar un cuadrado con la cuerda. Los
demás gritan desde afuera instrucciones incorrectas y contrarias.
Se puede repetir con otros participantes hasta completar a todos los que se encuentran
allí.
Este tema ha sido seleccionado con el objetivo de concientizar a los alumnos sobre
los dones que tenemos cada uno, que somos seres únicos e irrepetibles, hechos a
imagen de Dios. Que debemos creer en nuestras capacidades confiados al amor de
Jesús, que siempre nos acompaña a lo largo de nuestra existencia.
ILUMINACIÓN BÍBLICA:
Carta a los Corintios (12, 4-12):
“Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay
diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es el
mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el
bien común. El Espíritu da a uno la sabiduría para hablar; a otro, la ciencia para enseñar,
según el mismo Espíritu; a otro, la fe, también el mismo Espíritu. A este se le da el don de
curar, siempre en ese único Espíritu; a aquel, el don de hacer milagros; a uno, el don de
profecía; a otro, el don de juzgar sobre el valor de los dones del Espíritu; a este, el don de
lenguas; a aquel, el don de interpretarlas. Pero en todo esto, es el mismo y único Espíritu
el que actúa, distribuyendo sus dones a cada uno en particular como él quiere. Así como
el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de
ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo”.
Mt 20, 24 y si alguno de ustedes quiere ser el primero entre ustedes, que se haga el
esclavo de todos. (Jesús nos invita a ser soporte de los demás, el que sirve al no estar se
nota su ausencia
Juan 18. 37 Pilato le dijo: « ¿Entonces tú eres rey». Jesús respondió: «Tú lo dices: yo soy
rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que
es de la verdad, escucha mi voz».
“A ti no se te manda: ‘Sé menos de lo que eres’; sino: ‘Conoce lo que eres’. Conócete
flaco, conócete hombre, conócete pecador. San Agustín
"En la medida en que los dones crecen en ti, haz que crezca también tu humildad de tal
manera que puedas considerarlo todo como si fuera un préstamo. El crecimiento de los
dones siempre debe ir de la mano del humilde reconocimiento del bienhechor excepcional
que los proporciona, para que de tu corazón brote como un estallido una constante acción
de gracias."
Esta dinámica consiste en responder una serie de preguntas, las cuales los estudiantes
de manera personal analizaran varios aspectos de su vida.
Material:
Hoja de cuestionario
Lápiz
Equipo de sonido.
Hojas blancas y plumones de colores.
Tiempo: 25 minutos
La autoestima.
Tiempo: 20 minutos
Desarrollo:
“La autoestima es un sensato y equilibrado afecto por uno mismo, que no tiene por qué
conducir al egoísmo ni a la vanidad”
Como señala Miguel Angel Martí, a veces parece como si sólo existieran dos tipos de
personas. Unas que se supervaloran, cayendo así en actitudes más o menos engreídas o
prepotentes. Y otras -que son quizá las menos-, que se infravaloran, que únicamente son
capaces de ver en su personalidad los aspectos negativos y las deficiencias. Y su relación
con ellos mismos es intrapunitiva, se sienten culpables de todos sus fracasos, aunque
éstos se deban a factores externos, y esto les lleva a una cruel inseguridad, y a valorar
siempre más la opinión de los otros que la suya propia. Son personas que, en casos
extremos, pueden terminar necesitando ayuda médica para entablar con los demás unas
relaciones de igualdad y sentir un mínimo de afecto por ellas mismas.
Un correcto sentido de autoestima debe estar presente en todo proceso educativo, tanto
familiar como escolar, y resulta fundamental para la propia maduración psicológica y para
formar el carácter. Cuando la persona aprende a respetarse a sí misma, y a no
compararse dañosa e inútilmente con los demás, tiene entonces mayor facilidad para
tomar conciencia de su propia singularidad y dignidad. Es decisivo comprender que cada
ser humano posee unas virtualidades propias que sólo él mismo -con la ayuda que sea
necesaria- puede llegar a hacer rendir, proponiéndose proyectos y metas a las que se
siente llamado y que llenarán de contenido su existencia.
Muchos afirman que las personas de mucho talento tienen más fácil caer en la vanidad o
la egolatría. Sin embargo, tengo la impresión de que las actitudes vanidosas o ególatras
no son cuestión de mucho o poco talento, sino que son más bien un problema de virtud,
de educación, de sentido común. Es más, podría incluso decirse que las actitudes
engreídas revelan, en cierta manera, poca cabeza: porque todo ese tórrido presumir de
talentos que uno ha recibido sin ningún mérito propio es bastante ridículo y carente de
sentido, y quizá venga a demostrar más bien que todo ese supuesto talento es bastante
escaso.
Tal vez el hecho de que en el mundo abunden los ególatras sea la causa de que se
insista tan poco desde los distintos ámbitos de la educación en la necesidad que tiene el
hombre de ser educado en un sensato principio de autoestima.
Como seres humanos, en ciertas ocasiones, nos sentimos inferiores, olvidando que para
Dios somos muy valiosos, que Él nos ha dado, dones, cualidades de los cuales podemos
hacer gala de ellos humildemente. La humildad no es carencia de cosas materiales o
pobreza, es, reconocer cuanto soy y tengo como dice San Agustín: “A ti no se te manda:
‘Sé menos de lo que eres’; sino: ‘Conoce lo que eres’. Conócete flaco, conócete hombre,
conócete pecador. Es reconocer que gracias a los dones que se poseen se pongan al
servicio de los demás. Es necesaria una buena auto estima, no puedo dar cosas buenas
si yo carezco de ellas
Material:
Hojas blancas
Plumones de colores.
Tiempo: 20 minutos.
Exposición de murales:
En este espacio los alumnos mostraran los murales realizados y los explicarán.
15 minutos