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Contexto Santiago

La epístola es 100% de carácter práctica de tal manera que se le llama “El Evangelio del Sentido Común” Porque los
Judíos dependían demasiado de la fe, y no vivían nada en la práctica u obras de fe. Por esta razón Santiago escribe a
los judíos esparcidos para corregirlos porque estaban en la tentación de querer enriquecerse por otros lados.

Lo que si es bueno recalcar que el autor si tenía en mente a un grupo de oyentes específicos que eran relativamente
pobres económicamente y explotados, 2:14–17.

Santiago 2.14–17 (RVR60) — "14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y
no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen
necesidad del mantenimiento de cada día,16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y
saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?17 Así
también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma."

Estos oyentes era los cristianos de origen judío, 1:1. También en 2:2 encontramos: “Porque si en vuestra
congregación entra un hombre…” aquí la palabra griega “congregación” es, “Sinagoga” que eran lugares en las
casa que usaban los judíos para reunirse a orar, cantar y enseñar la Palabra de Dios.

Martin Lutero, asumió una actitud de desconfianza y desilusión con el libro de Santiago pensando que el libro
estaba en total desacuerdo con la enseñanza de Pablo acerca de la justificación por la fe. Lutero pensó eso porque
él jamás discernió, ni estudio bien el libro de Santiago

A. Contexto histórico y propósito


Las siete cartas después de Hebreos son comúnmente conocidas como las *epístolas generales. Otro nombre
para estas, son las *epístolas católicas. En este sentido, la palabra católica significa “general, universal, o para
todos.” Estos libros incluyen Santiago, 1 y 2 Pedro, 1, 2, 3 Juan, y Judas. Estas siete cartas, salvo 2 y 3 Juan,
son generales en su naturaleza. Es decir, que fueron escritas para toda iglesia, en vez de haber sido dirigidas a
una sola iglesia local. En contraste, Pablo escribió a los santos en Corinto, o a las iglesias de Galacia, o a Timoteo.
También, observe que las epístolas generales, al contrario de las cartas de Pablo, se nombran por sus autores, del
mismo modo que los Evangelios.

CIRCUNSTANCIAS.
 Más de un siglo antes de esta época, el general romano Pompeyo había dividido el territorio de Judea e
hizo que muchos campesinos judíos quedaran sin tierras;
 Los exorbitantes impuestos por parte de Herodes el Grande deben haber llevado a la quiebra a otros
pequeños agricultores.
 En el siglo I, muchos campesinos trabajaban como arrendatarios en terrenos grandes o estados feudales
(como en cualquier otro lugar en el imperio).
 Otros, de los que se quedaron sin tierra, se convirtieron en obreros que trabajaban en los mercados por
un salario diario, donde encontraban trabajo solo esporádicamente (había más trabajo disponible en la
temporada de cosecha).
 El resentimiento en contra de los terratenientes aristócratas era muy fuerte en muchas partes del
imperio, pero no pagar las mercancías prometidas difícilmente era una opción; unos cuantos terratenientes
inclusive tenían sus propias bandas de asesinos a sueldo para tratar con los arrendatarios que no
cooperaran.
 La situación era menos crítica en las ciudades, pero aun allí las divisiones eran obvias (p. ej., la
aristocracia en la Ciudad Alta de Jerusalén ante los pobres que vivían soportando los vientos que soplaban
desde el alcantarillado de la ciudad).
 Cuando los sacerdotes aristócratas comenzaron a retener sus diezmos de los sacerdotes más pobres,
cuando este era su único medio de sostén, las tensiones económicas comenzaron a caldearse.

En Roma, la escasez de granos a menudo causaba disturbios. Las tensiones sociales y económicas en
Palestina se contuvieron un poco más, pero con el tiempo cedieron a la violencia. Por procurar la paz con Roma
a través de políticas prácticas, la aristocracia en Jerusalén se convirtió en objeto de desprecio para los *zelo-
tes y otros elementos de resistencia, quienes opinaban que solo Dios debía gobernar su territorio.

Con el tiempo, varios brotes de violencia culminaron en la revuelta del año 66 d. de J.C., seguida de una
masacre de los sacerdotes y de la guarnición romana en el Monte del Templo.

Los aristócratas y los patriotas del proletariado chocaron dentro de la ciudad mientras el ejército romano
la rodeaba, y en el 70 d. de J.C. Jerusalén cayó y su templo fue destruido. La resistencia final en la fortaleza de
Masada sucumbió en el año 73 d. de J.C.

Lectores.
Santiago se dirige especialmente a los judíos cristianos (y probablemente a cualquier otro judío que prestara
atención) enredados en la clase de tensiones sociales que finalmente produjo la guerra del año 66–70 d. de J.C.
(ver el comentario sobre Hech. 21:20–22).

Hechos de los Apóstoles 21.20–22 (RVR60) — "20 Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le
dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la
ley.21 Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los
gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las
costumbres.22 ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido."

21:20–22. Los cristianos de Jerusalén aceptan la obra de los *gentiles, pero al hacerlo se enfrentan a un
conflicto con su cultura. Jerusalén ya no es lo que solía ser en Hechos 2; surgen tensiones, y en el templo los
sicarii o asesinos están dando muerte a los aristócratas que supuestamente colaboraban con los gentiles. El
nacionalismo judío está aumentando, y la exclusividad nacionalista hace intolerante que los miembros
supuestamente fieles de su pueblo mantengan relación con miembros de otros pueblos. Por lo tanto, resulta
obligatorio para Pablo probar la integridad de su naturaleza judía. No podía comprometer la misión hacia los
gentiles, no obstante, a cualquier costo afirmaría de manera intencional su herencia judía a excepción del
exclusivismo no bíblico.

La *iglesia de Jerusalén está proporcionando un testigo nativo efectivo dentro de su cultura. Los gentiles
cristianos modernos que se oponen a que los judíos cristianos observen la *ley, mientras que estos cristianos
gentiles observan las tradiciones culturales y propias de la iglesia, no están de acuerdo con el espíritu del NT,
el cual llama a la gente a abandonar su pecado, no a elementos positivos o neutrales de su cultura. (En su
tiempo, el apologista cristiano del segundo siglo Justino Mártir advierte esta controversia, sin embargo,
mantiene claramente el punto de vista cristiano primitivo de que los judíos podían practicar la ley y también
seguir a Jesús, Diálogo con Trifón 47.)

Jacobo dice literalmente que “cuántos miles” han creído (v. 20), un mínimo de cincuenta mil, los cuales, si se
tomara al valor nominal, equivaldría a un décimo de la población judía estimada en Palestina y
aproximadamente ocho veces el número estimado de *fariseos. El propio Jacobo fue martirizado por la
aristocracia que estaba en favor de los romanos unos años después de este tiempo, pero su testimonio hacia su
cultura ha sido tan efectivo que la clase baja de Jerusalén demandó que su asesino fuera removido de su cargo

Aunque la situación se ajusta más explícitamente a la de Santiago en Palestina, también trata la clase de
tensiones sociales que se estaban esparciendo por todo el mundo romano (1:1). Durante la guerra entre los años
66–70 d. de J.C. en Judea, Roma descartó violentamente a tres de sus emperadores en un solo año (69 d. de
J.C.), e inmediatamente después de la guerra en Judea, fuerzas opositoras continuaron esparciendo sus puntos
de vista entre los judíos en el norte de África y Chipre. Pero como en el caso de la mayoría de las epístolas
generales, esta carta refleja especialmente la situación del escritor más que la de los posibles lectores en
cualquier otra parte.

Santiago escribió “a las doce tribus que están en la dispersión” en las naciones (Stg 1:1). Este versículo,
juntamente con Santiago 2:21, sugiere que los lectores eran creyentes judíos. La palabra griega para dispersión es
*diáspora. Se refiere a los judíos esparcidos fuera de su patria, Palestina. Algunos de estos creyentes judíos
probablemente huyeron desde Jerusalén. Recuerde que la persecución surgió después de la muerte de Esteban.
Los judíos no creyentes forzaron a los creyentes de Jerusalén a escapar a Judea y a Samaria (Hch 8:1). Algunos
de los esparcidos por la persecución viajaron tan lejos como hasta Fenicia (Líbano), Chipre, y Antioquía de Siria.
Santiago era líder de la iglesia de Jerusalén. Así que algunos de sus lectores eran probablemente sus ovejas
dispersas.
Recuerde que los lectores de Hebreos, Santiago, y 1 Pedro estaban sufriendo.

Santiago escribió por tres razones:


• Para alentar a los creyentes judíos que sufrían por su fe;
• Para corregir las ideas falsas sobre la naturaleza de la fe salvadora;
• Para enseñar a sus lectores cómo la fe se demuestra con la vida justa y las buenas obras.
Santiago tiene mucho para decir sobre el fruto y las pisadas de la fe. Esta epístola es concerniente en su
mayoría a la fe en acción.

Argumento. Santiago trata el orgullo del rico (1:9–11; 2:1–9; 4:13–17), la persecución por los ricos (2:6, 7; 5:6)
y la retención de salarios por parte de los ricos (5:4–6). Él también se dirige a los que sienten la tentación de
vengarse con palabras (1:19, 20, 26; 3:1–12; 4:11, 12; 5:9) o actos violentos (2:11; 4:2). Él responde con un
llamado a la sabiduría (1:5; 3:14–18), la fe (1:6–8; 2:14–26) y a resistir pacientemente (1:9–11; 5:7–11). Una vez
comprendido el contexto de la situación, sus supuestamente “desarticuladas” exhortaciones cuadran como una
parte esencial de su argumento.
¿Quién era Santiago?
“Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo…” (Santiago 1:1a)

Santiago 1.1 (RVR60) — "1 Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están
en la dispersión: Salud."

es la manera en que él mismo se presenta. Santiago era nombre muy conocido, y corresponde al nombre
Jacobo en otros pasajes. Hubo cuando menos cuatro hombres que llevaron este nombre en la historia del Nuevo
Testamento.

1. Jacobo, el hijo de Zebedeo y hermano de Juan. El fue uno de los más prominentes con este nombre. Fue un
pescador llamado por Cristo para que le siguiera y fuera su discípulo (Mateo 4:17–22).

Mateo 4.21 (RVR60) — "21 Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan
su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó."

Cristo les dio a él y a su hermano Juan el apodo de “hijos del trueno” debido a su carácter impulsivo (Marcos
3:17; Lucas 9:51–56). Jacobo fue el primero de los apóstoles en dar su vida por Cristo. Fue asesinado por
Herodes en el año 44 d. de C. (Hechos 12:1, 2).

Hechos de los Apóstoles 12.1–2 (RVR60) — "1 En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a
algunos de la iglesia para maltratarles.2 Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan."

2. Jacobo, el hijo de Alfeo. El fue otro de los discípulos (Mateo 10:3; Hechos 1:13), pero muy poco se conoce
acerca de él. Mateo (Leví) también se identifica como “hijo de Alfeo” (Marcos 2:14),

Marcos 2.14 (RVR60) — "14 Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos
públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió."

y algunos eruditos creen que los dos hombres fueron hermanos. No hay ninguna indicación de que este Jacobo
fue el que escribió la carta que vamos a estudiar.

3. Jacobo, el padre de Judas el discípulo. El es aun más desconocido (Lucas 6:16 en donde la palabra “hermano”
debió traducirse “padre”).

Lucas 6.16 (RVR60) — "16 Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser el traidor."

Este Judas fue llamado “el hijo de Jacobo” para distinguirlo de Judas Iscariote.

4. Jacobo, el hermano de nuestro Señor. El parece ser el más indicado como autor de esta carta. No se identifica
a si mismo de esta manera; humildemente se llama a sí mismo “siervo de Dios y del Señor Jesucristo…” El
hecho que Jesús haya tenido hermanos y hermanas se establece en Mateo 13:55–56 y Marcos 6:3,
Mateo 13.55–56 (RVR60) — "55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y
sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? 56 ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De
dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?"

en donde uno de los hermanos de Cristo se llama Jacobo. (Por “hermano” quiero decir, por supuesto, hermano
de madre. José no fue el padre de nuestro Señor, ya que Cristo fue concebido por el Espíritu Santo de Dios).

Santiago y los otros hermanos no creyeron en Jesús durante su ministerio terrenal (Juan 7:1–5; Marcos 3:31–
35).

Juan 7.1–5 (RVR60) — "1 Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en
Judea, porque los judíos procuraban matarle.2 Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los
tabernáculos;3 y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos
vean las obras que haces.4 Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas
cosas haces, manifiéstate al mundo.5 Porque ni aun sus hermanos creían en él."

Marcos 3.31–35 (RVR60) — "31 Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera,
enviaron a llamarle. 32 Y la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu madre y tus
hermanos están afuera, y te buscan. 33 El les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis
hermanos? 34 Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis
hermanos. 35 Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y
mi madre."

Pero los encontramos en el aposento alto orando con los discípulos (Hechos 1:14).

Santiago 1.1 (RVR60) — "1 Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están
en la dispersión: Salud."

¿Qué es lo que efectuó el cambio de la incredulidad a la fe?

1 Corintios 15.7–8 (RVR60) — "7 Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8 y al
último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí."

En 1 Corintios 15:7 se dice que Jesús se presentó a Jacobo (Santiago) después de la resurrección. Esto le
convenció de que Jesús era verdaderamente el Salvador, y Jacobo, a su vez, compartió este conocimiento con
sus otros hermanos.

Santiago llegó a ser el líder de la iglesia en Jerusalén. Pablo lo llama “columna” en Gálatas 2:9.
Gálatas 2.9 (RVR60) — "9 y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan,
que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de
compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión."

Aunque la Biblia no lo menciona, la tradición dice que Santiago murió como mártir en el año 62 d. de C.
La historia relata que los fariseos que vivían en Jerusalén odiaban tanto a Santiago por su testimonio que lo
arrojaron desde la parte superior del templo y finalmente lo mataron a palos. La historia también narra que
Santiago murió orando por sus enemigos, diciendo las mismas palabras de Cristo: “Padre, perdónalos, porque no
saben lo que hacen”.

¿Qué clase de persona era Santiago?


Debió haber sido un hombre profundamente espiritual para que obtuviera el liderazgo de la iglesia en
Jerusalén en tan corto tiempo.
Su grandeza se demuestra en Hechos 15, en donde él permite que todos los grupos se expresen
abiertamente, y luego los une con una solución basada en la Palabra de Dios. Pablo, en 1 Corintios 9:5, infiere
que Santiago era casado.

1 Corintios 9.3–5 (RVR60) — "3 Contra los que me acusan, esta es mi defensa: 4 ¿Acaso no tenemos
derecho de comer y beber? 5 ¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer
como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?"

De nuevo, la tradición dice que era un hombre de oración, y eso explica el énfasis que pone en la oración
cuando escribe esta carta. Se dice que oraba tanto que sus rodillas eran tan duras como las de un camello.

Santiago era judío, educado en la tradición de la ley de Moisés; por lo que sobresale en su carta su
legalismo judaico. (Ve también Hechos 21:18–24, donde Santiago le pidió a Pablo que le ayudara a apaciguar a
los creyentes legalistas de la iglesia en Jerusalén.)

Existen alrededor de 50 imperativos en la Epístola de Santiago. Santiago no sugiere—¡ordena! El


cita el Antiguo Testamento sólo cinco veces, pero hay muchas alusiones a pasajes del Antiguo Testamento en la
carta.
• Fue incrédulo durante el ministerio terrenal de Cristo (Jn 7:5).
 Pero más tarde, llegó a ser un líder muy conocido.
• El Señor se le apareció después de la resurrección (1 Co 15:7).
• Era un pilar en la iglesia de Jerusalén (Gá 2:9).
• Después de ser salvo Pablo, vio a Jacobo en Jerusalén (Gá 1:19).
• Años después, Pablo vio a Jacobo en su última visita a Jerusalén (Hch 21:18).
• Cuando Pedro quedó libre de la prisión, envió palabra a Jacobo (Hch 12:17).
• Jacobo era líder del gran Concilio de Jerusalén (Hch 15).
• Jacobo era tan bien conocido que Judas se refiere de sí mismo como Judas, el hermano de Jacobo (Jud 1).
Josefo, el historiador judío, dice que Jacobo fue apedreado en Jerusalén aproximadamente en el año 62
d.C.
C. Forma y estilo de escritura
*Santiago contiene dos tipos de escritura como las del Antiguo Testamento: profecía y sabiduría.15
Por un lado, escribe como los profetas. A veces es tierno como lo era el profeta Jeremías cuando lloraba.
Santiago llama a sus lectores, “hermanos” y “hermanos míos amados” (Stg 1:2, 16, 19; 2:1, 5; 3:1, 10, 12; 4:11;
5:7, 9, 10, 12).
Santiago 1.2 (RVR60) — "2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,"

Santiago 1.16 (RVR60) — "16 Amados hermanos míos, no erréis."

Santiago 1.19 (RVR60) — "19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar,
tardo para airarse;"

Santiago 2.1 (RVR60) — "1 Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de
personas."

Santiago 2.5 (RVR60) — "5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean
ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?"

Santiago 3.1 (RVR60) — "1 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos
mayor condenación."

Santiago 3.10 (RVR60) — "10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser
así."

Santiago 3.12 (RVR60) — "12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también
ninguna fuente puede dar agua salada y dulce."

Santiago 4.11 (RVR60) — "11 Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su
hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez."

Santiago 5.9 (RVR60) — "9 Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez
está delante de la puerta."

Santiago 5.10 (RVR60) — "10 Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que
hablaron en nombre del Señor."

Otras veces nos recuerda al profeta Natán, que reprendió al rey David cara a cara. Asimismo las palabras
de Santiago son fuertes y directas.
• “¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?” (Stg 2:20).
• “¡Oh almas adulteras! ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues,
que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (Stg 4:4).
• 8
“Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo,
purificad vuestros corazones. 9 Afligíos y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo
en tristeza” (Stg 4:8–9).
*Estas palabras fuertes nos hacen pensar que Santiago estaba tan enojado que en la cara se le notaba la ira
mientras escribía. Sus palabras nos recuerdan, con frecuencia, a Juan el Bautista o a Jesús. Por eso, decimos
que Santiago escribió como un profeta.
Hay 108 versículos en los cinco capítulos de Santiago. De estos versículos, hay más de 50 mandamientos
directos.
*Por otro lado, el estilo de escritura de Santiago nos hace recordar un libro de sabiduría como el de
Proverbios. Él toca un tema, y luego va a otro. Este estilo también nos recuerda de la manera que Jesús enseñó
su Sermón del Monte (Mt 5–7). Santiago se mueve rápidamente de pensamiento en pensamiento. Aún así, vemos
un tema por todo el libro: la fe que obra.

D. Bosquejo
Tema Santiago

Saludo 1:1

A. Enfrentar las tentaciones y pruebas 1:2–18

Reconocer el propósito de ellas. 1:2–4

Orar por la sabiduría para enfrentarlas. 1:5–8

Regocijarse en su resultado. 1:9–12

Discernir la fuente de la tentación. 1:13–18

B. Oír la palabra y obedecerla 1:19–27

C. Ser imparcial: no mostrar *favoritismo 2:1–13

D. Probar la fe por las obras 2:14–26

E. Reconocer y evitar el pecado 3:1–5:6

La lengua 3:1–12

Dos tipos de sabiduría: terrenal y de lo alto 3:13–18

Dos actitudes: amar al mundo y amar a Dios 4:1–10

Juzgar a un hermano 4:11–12

Jactarse del mañana 4:13–17

La riqueza egoísta 5:1–6

F. Vivir por los mandamientos de Dios 5:7–20

Ser paciente en el sufrimiento. 5:7–11

Ser sincero: que su sí sea sí. 5:12

Practicar la oración por los enfermos. 5:13–18

*Procurar hacer volver a los extraviados de la 5:19–20


fe.
Posible bosquejo del capítulo 1
Hay distintas formas de bosquejar este capítulo. Una de ellas es hacer una lista de características de los creyentes
redimidos y maduros en contraposición a los creyentes redimidos pero débiles:
Maduros Débiles
1. Gozo en medio de la prueba (1:2) (Sin gozo)
2. Piden sabiduría para soportar la prueba (1:5) (No piden)
3. No dudan en sus oraciones (1:6) Dudan
4. Se enaltecen en Cristo (1:9) Se enaltecen en la riqueza
5. Perseveran ante la tentación (1:12) Ceden ante la tentación
6. Rápidos para oír, lentos para hablar y lentos para la ira (1:19) (Lo opuesto)
7. Desechan toda inmundicia (1:21) (Lo opuesto)
8. Reciben la Palabra de Dios (1:21) (Lo opuesto)
Hacen la Palabra de Dios (1:22) (Lo opuesto)
Esperan en la Palabra y recuerdan la Palabra de Dios (1:24–25) (Lo opuesto)
9. Cuidadosos de su hablar (1:20) (Lo opuesto)
10. Ayudan al necesitado (1:27) (Lo opuesto)
11. Se mantienen sin mancha ante el mundo (1:27) (Lo opuesto)
Cuando todavía era incrédulo, Santiago debió haber puesto atención a lo que Jesús enseñaba; en su carta hay
muchas referencias a las palabras de nuestro Señor, especialmente al Sermón del Monte. Compare estos pasajes:
Santiago 1:2—Mateo 5:10–12
Santiago 1:4—Mateo 5:48
Santiago 1:5—Mateo 7:7–12
Santiago 1:22—Mateo 7:21–27
Santiago 4:11, 12—Mateo 7:1–5
Santiago 5:1–3—Mateo 6:19–21
Toma en cuenta que Santiago dirigió la iglesia en Jerusalén en un tiempo muy difícil. Era un período de
transición, de muchos problemas y trabajo. Había muchos judíos creyentes que todavía se adherían a la ley del
Antiguo Testamento (Hechos 21:20). El templo y sus servicios aún funcionaban, y la luz plena del evangelio de
la gracia de Dios no había alumbrado sus corazones. Los que hemos leído Romanos, Gálatas y Hebreos estaremos
predispuestos a criticar a estos primeros creyentes; pero no debiéramos hacerlo. Ellos eran personas salvas; pero
aún estaban bajo la sombra de la ley mosaica, andando hacia la luz brillante de la gracia de Dios. Aunque pudo
haber diferencias en grado de conocimiento espiritual y de experiencia, no existía rivalidad entre Pablo y aquellos
que dirigían la iglesia en Jerusalén (Gálatas 2:1–10).

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